Formas de Gobierno Contemporaneas

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FORMAS DE GOBIERNO

CONTEMPORANEAS
PARLAMENTARISMO

CARACTERES
El sistema parlamentario que ha tenido origen en
Inglaterra, toma su nombre del Parlamento que es su
esencia. Esta forma de gobierno constituye el modo de
adaptación progresiva y empírica de la institución
monárquica a las exigencias determinadas por la
participación popular en la gestión del Estado, que
condujeron al predominio del Parlamento, y dentro de su
ámbito, al de la Cámara de los Comunes.
No es un tipo de gobierno uniforme u homogéneo
ya que comprende una variedad de modalidades que tienen
en común la real preeminencia del Parlamento sobre el
órgano ejecutivo y una dependencia política e institucional
del órgano ejecutivo frente al Parlamento.
En los sistemas parlamentarios la constitución y
subsistencia del titular del órgano ejecutivo dependen de la
voluntad del parlamento. Se trata de una doble elección
donde la asamblea, elegida para hacer leyes, tiene en
realidad como función principal, crear y conservar el Poder
Ejecutivo.

PODER EJECUTIVO
El Poder Ejecutivo es agente del Parlamento porque
necesita que le preste su apoyo o respaldo, el cual se
exterioriza a través del voto de confianza. Si, por el
contrario, el voto es de censura, el Poder Ejecutivo debe
presentar su dimisión.
Dentro del Poder Ejecutivo existe una dualidad de jefaturas:
por un lado encontramos el Jefe de Gobierno y por el otro,
el Jefe de Estado.
Jefatura de Gobierno: encontramos al Gabinete o

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Ministerio presidido por el Primer Ministro, que es quien
traza la dirección política general pero con responsabilidad
ante el Parlamento. Es el Poder Legislativo el que elige al
personaje encargado de ser nominalmente el Primer
Ministro y ese personaje es el líder de la Cámara de los
Comunes.
El Primer Ministro difiere del Presidente en el sistema
presidencialista en cuanto no es elegido directamente por el
pueblo, sino por los representantes del pueblo. Este
Gabinete resulta extremadamente sensible a las
fluctuaciones de la opinión pública.
Junto a él comparte el ejercicio de la función
ejecutiva un Jefe de Estado políticamente irresponsable,
dotado de funciones prevalentemente formales.
Este otro órgano que es el Jefe de Estado, puede ser un Rey
si es una monarquía como Gran Bretaña, Dinamarca,
Noruega, Holanda, etc. o, si se trata de una Republica, se
llama Presidente (por ejemplo Italia, Alemania, Francia).

RESPONSABILIDAD POLITICA
 El Gabinete tiene responsabilidad política
ante el Parlamento.
 El Jefe de Estado no tiene responsabilidad
política frente al Parlamento. En los
regimenes parlamentarios republicanos es
designado generalmente por el
Parlamento, cuyos componentes son los
únicos que revisten un mandato conferido
por elección popular.
 El Gabinete refrenda los actos del Jefe de
Estado y asume las responsabilidades
políticas.
 El Jefe de Estado puede disolver el
Parlamento. Una nueva composición
parlamentaria dará lugar a la formación de
otro Gabinete distinto al anteriormente
censurado.

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PRESIDENCIALISMO

CARACTERES
Encuentra su origen en la Constitución de Estados
Unidos de 1787, donde la forma de gobierno presidencial
ha obtenido éxito con su sistema bien construido de frenos
y contrapesos.
Concentra la función ejecutiva en un órgano
Independiente del Legislativo y Judicial. No existe dualidad
de Jefaturas como en el sistema parlamentario ya que la
Jefatura del Estado y la Jefatura del Gobierno son asumidas
por el Presidente de la Republica.
Los mandatos del Presidente no son afectados por
los votos en la Legislatura.

PODER EJECUTIVO
El órgano ejecutivo es unipersonal. Es elegido en
forma directa o indirecta por los ciudadanos y permanece en
su cargo con prescindencia de la confianza del órgano
legislativo.
El presidente no necesita del apoyo ni de la confianza del
Parlamento. El Presidente gobierna, administra y ejecuta
libremente.
La independencia entre los órganos gubernamentales es
mucho mas clara e intensa que en el parlamentarismo.
Los integrantes del órgano legislativo no pueden ser
designados para ejercer cargos ejecutivos en forma
simultánea.

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En los sistemas presidencialistas la continuidad en su cargo
por parte del presidente no puede ser alterada por el órgano
legislativo salvo a través del mecanismo del juicio político.
El Primer mandatario nombra a sus Ministros.

EL PRESIDENCIALISMO ARGENTINO

Al establecer el sistema presidencialista, nuestros


constituyentes de 1853/60 abrevaron en la fuente más
importante que es la Constitución de los Estados Unidos de
América. Pero también tuvo gravitación el pensamiento de
Juan Bautista Alberdi quien propicio la creación de un
Poder Ejecutivo fuerte como un modo de consolidar la
unidad nacional.
Asimismo la creación de un órgano ejecutivo
Unipersonal respondió a las tradiciones y necesidades del
país. Los adelantados, capitanes generales, gobernadores y
virreyes ejercieron las funciones ejecutivas del gobierno
colonial.
Los proyectos constitucionales preveían un
Ejecutivo unipersonal y fue la Constitución de 1826 la que
impuso al titular del órgano ejecutivo, por primera vez, el
nombre de Presidente que recayó en Bernardino Rivadavia.
Pero al ser rechazada dicha Constitución por la mayoría de
las provincias, no llego a ser presidente de un estado
consolidado.
Los constituyentes de 1853/60 adoptaron el sistema
presidencialista que se opone al sistema parlamentario y a
cualquier otro que tuviera una responsabilidad ejecutiva de
tipo colectivo. En cuanto a su titularidad el Poder Ejecutivo
es unipersonal y su ejercicio corresponde al Presidente,
elegido mediante el sufragio.
El primer presidente del Estado argentino fue
Bartolomé Mitre quien ejerció su mandato, entre 1862 y
1868.
La incorporación de la figura del Jefe de Gabinete

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con la reforma Constitucional de 1994, en modo alguno
significa que se hubiera abandonado la tradicional
organización presidencialista.

PRESIDENCIALISMO Y PARLAMENTARISMO: UN
DEBATE PENDIENTE

En este trabajo se abordan las problemáticas más


salientes que, a nuestro juicio han conducido a la
desnaturalización de la forma de gobierno presidencialista
en el país.
Como modo de contribución se intentan
recomendaciones para cada uno de los temas tratados, en la
inteligencia de que acentuando el institucionalismo en
detrimento de la hegemonía de los liderazgos, el apego a las
leyes y su cumplimiento y el debido control, no cabe pensar
en una nueva forma de gobierno.
El presidencialismo es el sistema que mejor se
adapta a nuestras tradiciones e idiosincrasia, pero resulta
necesario reestructurarlo con límites precisos para evitar los
desbordes de los personalismos que puedan desvirtuarlo
poniendo en peligro la República.

I.-Introducción

Daremos comienzo a estas reflexiones acerca de la


forma de gobierno presidencialista citando al célebre
maestro Paolo Biscaretti di Ruffia quien, con respecto al
sistema que encontrara una clara definición en el texto
constitucional redactado en el año 1787 en la Convención
de Filadelfia, nos decía:
“Se debe reconocer que el único país en el cual la forma de
gobierno presidencial ha obtenido un éxito indudable, a
pesar de los inevitables defectos de toda experiencia
humana esta representado por los EEUU con su sistema

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bien construido de frenos y contrapesos, idóneo para
concentrar en el Presidente las facultades en las
particulares situaciones de emergencia, pero con la
posibilidad de reestablecer un balance mas equilibrado en
los periodos de administración normal.
En los otros Estados, tanto americanos como africanos o
asiáticos, en los cuales la misma forma de gobierno ha
encontrado aplicación, las circunstancias ambientales
inadecuados han producido distorsiones mas o menos
acentuadas en su funcionamiento, haciendo que sean muy
difíciles los juicios globales sobre los resultados de
conjunto obtenidos en cada caso particular, en relación con
los múltiples y graves obstáculos que han sido necesario
afrontar. …Factores ambientales como el bajo nivel social,
el amplio analfabetismo, la debilidad y el carácter
meramente personalista de los partidos, la actitud
conservadora que observo el clero por largos decenios, que
han llevado a conferir a las personalidades de cierto
prestigio elevadas al cargo de Jefe de Estado, una
preeminencia absoluta en el plano de los valores
políticos”...

Resultan pues por demás esclarecedoras y vigentes


las conclusiones del autor sobre todo si tomamos en
consideración que fueron expresadas hace nada menos que
40 años…
Y en las actuales circunstancias de nuestro país
cobran especial significación, resurgiendo ante nuestros
ojos los males que han contribuido a que esta forma de
gobierno se haya desnaturalizado y nos encontremos frente
a la disquisición de su reemplazo o su aggiornamiento.
Efectivamente esta es la diatriba: ¿deberíamos estar
pensando en la adopción de una nueva forma de gobierno o
más bien, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en
erradicar todos aquellos factores que han contribuido con el
paso del tiempo a aniquilar los principios fundantes del
sistema presidencialista?.

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Desde ya adelanto mi postura favorable a esta segunda
alternativa que implica un rediseño del presidencialismo,
atento que constituye el sistema de gobierno que mejor se
adapta a nuestra idiosincrasia y nuestras tradiciones
institucionales. Sin que ello signifique desdeñar el liderazgo
político que subyace en el sistema presidencialista, sino
ajustarlo en su ejercicio dentro del marco del estado de
derecho, apuntando a la calidad institucional.
Y este nuevo diseño debe ser enfocado desde una
doble perspectiva: desde lo estructural – normativo,
adecuando las regulaciones en aquellos aspectos que así lo
requieran pero también, y sobre todo, incrementando los
controles que la Constitución les asigna al Congreso y al
Poder Judicial, asumiendo el compromiso ineludible por
parte de los poderes del Estado del cumplimiento efectivo
de las instituciones.
Requiere de un esfuerzo tanto por parte del
gobierno como también de la oposición para tornar posible
el equilibrio del que da cuenta la doctrina de la división de
poderes pergeñada por Montesquieu y completada por Karl
Loewenstein con su teoría de los controles.
La oportunidad histórica que se presenta
seguramente se convertirá en el elemento facilitador del
ajuste que requiere inexorablemente nuestra forma de
gobierno presidencialista.
Nos hallamos frente a un peculiar escenario institucional al
haber perdido el Gobierno los comicios el 28 de junio de
2009. Ya no existe un Poder Ejecutivo fuerte, avalado por
mayorías ciudadanas y por consiguiente el presidencialismo
se desplaza hacia las formas parlamentarias, en las que
deberá jugar un rol preponderante el Jefe de Gabinete de
Ministros, tal como fuera concebido en la reforma
constitucional de 1994.-

II.-Recomendaciones
A modo de contribución para este rediseño de

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nuestra forma de gobierno presidencialista, sugerimos
algunas medidas a adoptar tendientes a una mayor calidad
institucional, a saber:

1.-ROL PROTAGONICO DEL JEFE DE GABINETE:

Ante el veredicto de las urnas se impone que la


figura del Jefe de Gabinete creada por la Reforma
Constitucional de 1994 deje de ser intrascendente y asuma
el rol preponderante para el que fue concebida esto es, ser el
nexo entre el Ejecutivo y el Congreso.
Recordemos que la CN prevé en su Art. 101 que
pueda ser interpelado a los efectos de una moción de
censura y removido por el voto de la mayoría absoluta de
los miembros de cada cámara, situación que cabria
interpretar como una censura contra las políticas del Poder
Ejecutivo.
A partir de ahora, frente a un Congreso controlado
por la oposición, el Jefe de Gabinete deberá asumir las
atribuciones que la Constitución le asigna de un modo
responsable y activo. Ya no podrá continuar con su esquivo
accionar de los últimos años omitiendo la obligación de
concurrir en forma personal mensualmente a cada una de
las cámaras para informar la marcha del gobierno.
También deberá presentarse ante la Comisión
Bicameral Permanente cuya composición se habrá
modificado con mayor presencia opositora, para consensuar
políticas con relación a la sanción de los decretos de
necesidad y urgencia y aquellos que reciben veto parcial, tal
como prescribe el Artículo 99 inciso 3 de nuestra Ley
Fundamental.
Por lo tanto será el Jefe de Gabinete quien deberá
desplegar sus habilidades para arribar a consensos
parlamentarios, no solo para el dictado de nueva legislación
sino para destrabar políticas de iniciativa gubernamental
debido a los mayores controles que ejercerá el Congreso
sobre el Ejecutivo.

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Nos parece que esta es la vía adecuada, que permite
evitar una crisis política derivada de los adversos resultados
electorales y fortalecer la gobernabilidad, tal como fuera el
propósito de la reforma constitucional de 1994 al incorporar
esta figura.

2. –LA DELEGACION DE FACULTADES


LEGISLATIVAS

Siendo que la delegación legislativa autorizada por


nuestra Ley Suprema constituye una solución excepcional,
limitada y de interpretación restrictiva, hemos asistido, no
sin perplejidad, en la última década, a la práctica
irresponsable por parte del Congreso de la renovación
automática de las facultades transferidas a favor del
Ejecutivo. Así ocurrió en el año 2002 con la ley 25.645 que
prorroga la ley 25.148 del año 1999, en el 2004 con la ley
25.918 y en el 2006 con la ley 26.135 que es la prorroga
que vence el 24 de agosto próximo.
Para ahondar mas en la irregularidad, dichas
facultades legislativas que han sido delegadas al Ejecutivo
no se encuentran unificadas en un único cuerpo legal, sino
que están diseminadas en más de 1900 leyes, lo que
dificulta su detección, procediendo las Cámaras a disponer
las prorrogas a ciegas.,sin el debido análisis ni debate.
Entre esas atribuciones se halla el Art. 755 del
Código Aduanero que ha posibilitado el cobro de las
retenciones a las exportaciones por parte del PE. merced a
esta cláusula cuya validez fenecerá el 24 de agosto de este
año junto al resto de la delegación legislativa.
Aquí se impone abrevar en las fuentes
constitucionales para resolver la situación de descontrol a la
que se ha llegado respecto de este tipo de leyes.
Por una parte, en aras del buen gobierno
republicano, poniendo fin a esta modalidad de la renovación
automática de facultades legislativas a favor del Ejecutivo y
por otro lado estableciendo claramente que materias pueden

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ser delegables y cuales, por sus características, nunca
podrán serlo, así como también, abocándose al análisis del
mejor camino y el menos dañino para los intereses de la
republica respecto de la delegación de facultades
impositivas.-

3.- EL CONTROL DE LOS DECRETOS DE NECESIDAD


Y URGENCIA:

La proliferación de los decretos de necesidad y


urgencia contribuyo a fortalecer el sistema presidencialista,
otorgando una envergadura que jamás había sido propuesta
por los constituyentes de 1853/60.
Ello debido, en gran medida a que se contaba con una
mayoría parlamentaria casi automática, con lo que el
Congreso desempeñaba un papel relativamente subalterno.
Pero la situación postelectoral nos enfrenta a un
nuevo escenario donde la Comisión Bicameral Permanente
tendrá una composición con más presencia opositora para
someter a tratamiento la sanción de decretos de necesidad y
urgencia.
Como dejamos expuesto ut supra la acción del Jefe
de Gabinete será crucial en esta materia donde además la
oposición deberá ejercer sus controles imponiendo el
estricto cumplimiento de las disposiciones constitucionales
y fijando límites precisos a estos decretos de necesidad y
urgencia.-

4.- EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA

El Consejo de la Magistratura, incorporado con la


Reforma constitucional de 1994 e instalado efectivamente
en 1998, encontraba su fundamento en el doble propósito de
mejorar la calidad de la integración del Poder Judicial con
el ingreso de individuos altamente capacitados para la

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función jurisdiccional y asimismo, liberar a la CSJ de tareas
administrativas y económicas.
Pero con desazón hoy podemos afirmar que en lugar de
eficientizar, transparentar y mejorar la justicia, agudizo
muchos de sus problemas.
En efecto, no ha resultado para nada eficiente la
administración del Poder Judicial por parte de este
organismo. Baste observar que no cuenta con un plan
edilicio que resuelva los graves problemas que este Poder
padece desde años. Al extremo de que, por ejemplo, jueces
en lo penal tributario trabajando en un edificio en peligro de
derrumbe han debido ser mudados a un edificio de la AFIP
!!!...
También se observan serios retrasos en la
informatización de los juzgados en desmedro de la agilidad
en la tramitación de las causas.
En cuanto a la integración de los tribunales
inferiores tampoco ha actuado con la eficacia que era de
esperar, demorando injustificadamente la cobertura de
vacantes, tal el caso de la Cámara del Trabajo que tiene
tantas vacantes que le impide realizar acuerdos generales.
Muchos jueces, además, son victimas de presiones
por parte del estamento político que compone este
organismo.
Nadie ignora que en función de la actual
composición del Consejo y merced a una manipulación de
los mecanismos de acceso, promoción y remoción de
magistrados y del manejo del presupuesto judiciario, es
factible consumar un eficaz sistema de no independencia
del Poder Judicial, quebrando el equilibrio de poderes base
de la Republica.

Por estas consideraciones creemos que:


-La Justicia debe contar con autarquía presupuestaria que le
permita dar respuestas rápidas y eficientes a sus demandas,
sin ingerencia de ningún otro poder.

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-La elaboración del presupuesto judicial debe estar a cargo
de la Corte Suprema, así como también la ejecución del
mismo.
-Se recomienda la urgente modificación de la actual ley
reglamentaria del Consejo de la Magistratura a efectos de: -
alcanzar, como dispone el Art. 114 de la CN, una
composición equilibrada, en la que no tenga una clara
preponderancia el poder político sobre el estamento
judicial,
- garantizar la transparencia de los concursos, para lo cual
deberá devolverse al jurado la facultad de evaluar los
antecedentes de los postulantes, así como también
- devolverle la presidencia del organismo al Presidente de la
CSJ, perdida a partir de la nueva ley del año 2006.-

5.- EL FEDERALISMO Y LA COPARTICIPACION


FEDERAL DE IMPUESTOS

La actual ley 23.548, aun sin reglamentar, ha


resultado funcional a la concentración hegemónica del
poder y esa ha sido la razón más fuerte de su continuidad y
de evitar el debate.
Pero la alarmante situación económico-financiera
de nuestras provincias muestra la imprescindible necesidad
de un nuevo pacto federal para la reasignación de los
recursos, entre Nación y Provincias, utilizando los
mecanismos proporcionados por nuestra Constitución
Nacional.
En el año 1992 las provincias recibían el 56 % de
los impuestos coparticipables, pero actualmente esa porción
se ha reducido al 40%. Leyes aprobadas sin las mayorías
requeridas, así como decretos del Poder Ejecutivo
permitieron al gobierno central apropiarse de fondos.
Tampoco la Nación ha cumplido con el piso
mínimo de coparticipación que debe girar a las provincias y
que el ultimo pacto fiscal fijo en un 34% del total de los
recursos tributarios.

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Por estas razones las provincias cuentan con muy
pocos recursos para afrontar sus graves problemas
económicos y sociales, lo que puede conducir a muchas de
ellas a la cesación de pagos y, como otrora, a la reaparición
de las cuasi monedas. Los numerosos juicios promovidos
contra la Nación en la Corte Suprema dan prueba de ello.
Hoy no alcanza solo con la ley de presupuesto
nacional para la determinación de los recursos (que
requerirá políticas de aliento a la inversión, especialmente
en materia agropecuaria) y la reasignación del gasto
público; además debe atenderse la reestructuración de sus
respectivas deudas, externa e interna.
La gravedad de la situación requiere de un modo
urgente negociar un nuevo pacto fiscal de índole federal que
reasigne recursos entre Nación y Provincias.
El Gobierno Nacional será quien deberá articular
políticas consensuadas con el Parlamento, de modo tal de
armar esquemas institucionales estables y no sujetos a los
vaivenes políticos coyunturales, que alejen definitivamente
el fantasma de constituir la ley de coparticipación
impositiva el instrumento político por naturaleza para
disciplinar a los gobernadores.-

6.- ALENTAR LOS MECANISMOS DE DEMOCRACIA


SEMIDIRECTA.

La democracia autentica es participativa. El poder


compartido incluye el debate y la transparencia. Las formas
de democracia semidirectas permiten al ciudadano ejercer
un control político sobre sus representantes, a la vez que
decide y se compromete sobre los problemas más
importantes del país.
Estos valiosos instrumentos que moderan las
rispideces del sistema indirecto han sido explicitados en
nuestra Carta Magna en su ultima reforma y, a 15 años de
esa incorporación, nos hallamos imposibilitados de evaluar

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su eficacia por la simple razón de que no han sido
utilizados.
Es lamentable que esto ocurra siendo que
constituyen un parámetro ideal para monitorear la opinión
publica, sus necesidades, el mayor o menor grado de
satisfacción con las políticas públicas, sirviendo tanto al
Gobierno como a la oposición para medir y eventualmente
corregir el rumbo de su accionar.
Esta es una deuda pendiente para toda la clase política.

7.- ÓRGANOS DE CONTROL

No basta con tener nuevas regulaciones. Como


dijimos mas arriba es imprescindible que los poderes del
Estado se comprometan a cumplir con ellas y a establecer
órganos eficaces de control (de legalidad, financieros y
políticos) que garanticen su observancia e impidan la
impunidad en caso de incumplimiento.
La sociedad demanda políticas de transparencia
para detectar las irregularidades y los hechos de corrupción
como un medio para reestablecer la confianza en sus
representantes.-

8.- REFORMA DEL SISTEMA ELECTORAL

El sistema electoral argentino presenta graves fallas


que recomiendan su modernización de modo de dar
respuesta a la crisis de representación.
Es necesario dotar a la democracia de mejor calidad
institucional y fortalecer el régimen republicano y el estado
de derecho.
Algunas recomendaciones:
- Incorporación de la boleta única o el voto electrónico
como un modo de garantizar la transparencia, evitando los
gastos en impresión de boletas y agilizando la votación y el
escrutinio.

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- Impedir las listas testimoniales.
- Reducción del nivel de fragmentación de los partidos.
- Mayor transparencia del financiamiento de los partidos
políticos.-

III.-Conclusión

Hemos pretendido a través de estas páginas plasmar


algunas recomendaciones que creemos necesarias de
tratamiento, sobre problemáticas que desnaturalizan el
sistema presidencialista. Ajustadas adecuadamente en
cuanto a su regulación y control, nos inclinamos por
mantener la forma de gobierno presidencialista como la mas
apropiada a nuestras tradiciones y la que mejor se adapta a
nuestra idiosincrasia, pero enmarcada dentro del estado de
derecho, con menos personalismo y mas institucionalidad y
sobre todo con un fuerte apego a las leyes.
Nos permitimos, al respecto, hacer nuestras las
palabras de Norberto Bobbio acerca del gobierno de las
leyes.
“No tengo ningún empacho en decir que prefiero el
gobierno de las leyes y no el de los hombres. El gobierno de
las leyes celebra hoy su triunfo en la democracia.
Que cosa es la democracia sino un conjunto de reglas (las
llamadas reglas del juego) para solucionar los conflictos
sin derramamiento de sangre? ¿En que consiste un buen
gobierno democrático si no y sobre todo en el respeto
riguroso de estas reglas?
Personalmente no tengo dudas sobre la respuesta a estas
preguntas y precisamente porque no tengo dudas puedo
concluir tranquilamente que la democracia es el gobierno
de las leyes por excelencia. En el mismo momento en el que
un régimen democrático pierde de vista este principio
inspirador que le es propio , cambia rápidamente en su
contrario, en una de las tantas formas de gobierno

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autocrático, del que están llenas las narraciones de los
historiadores y las reflexiones de los escritores políticos.

IV. BIBLIOGRAFIA

BADENI, GREGORIO (2004): “Poder Ejecutivo” en


Tratado de Derecho Constitucional. Tomo II. Buenos Aires:
Editorial La Ley.

BIDART CAMPOS, GERMAN (1973): “Formas de Estado


y formas de Gobierno” en Lecciones Elementales de
política. Buenos Aires: Editorial Ediar.

BISCARETTI DI RUFFIA, PAOLO (1975): “Las formas


de gobierno” en Introducción al Derecho Constitucional
Comparado. México: Editorial Fondo de cultura económica.

BOBBIO, NORBERTO (2005): El futuro de la democracia.


México: Editorial Fondo de cultura económica.

CONSEJO PARA LA CONSOLIDACION DE LA


DEMOCRACIA; Dictamen Preliminar y Segundo
Dictamen. Buenos Aires: Editorial EUDEBA.

GARCIA LEMA, ALBERTO MANUEL: La Hora del


semipresidencialismo, Articulo del Diario La Nación del 13
de julio de 2009.-

LINARES QUINTANA, SEGUNDO V. (1987)


Presidencialismo en Tratado de la Ciencia del Derecho
Constitucional. Tomo IX. Buenos Aires: Editorial Plus
Ultra.

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