Historias, Mitos y Leyendas Colombianos
Historias, Mitos y Leyendas Colombianos
Historias, Mitos y Leyendas Colombianos
Mitos y
Leyendas
Colombianos
"...Todo lo que usted quiera, si señor, pero son
las palabras Las que antan, las que suben y
bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo,
OCAMPO LÓPEZ, Javier. Mitos Colombianos, El Án- las adhiero, las persigo, las muerdo, las de-
cora Editores, 1997. rríto... Аmo tanto las palabras... Las inespe-
radas... Las que glotonamente se esperan, se
PERRIN, Michel. El camino de los indios muertos.
Monte Ávila Editores, 1993.
acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos
amados... brillan como piedras de colores, sal-
SOLARTE LINDO, Fernando. El hombre con cola de tan como platinados peces, son espuma, hilo,
león. Mitos y Leyendas Indígenas de Colombia. Pana- metal, rocío... Persi о algunas palabras... Son
mericana Editorial, Bogotá, 1997. tan hermosas que las quiero poner todas en
mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van
UHIÁ PINILLA, Agustín. Mitos y Leyendas Colombia-
nos. Educar Cultural Recreativa, Bogotá, 1989.
zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo,
me preparo frente al plato, las siento crista-
WALTER, Krickeberg. Mitos y leyendas de los Aztecas, linas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceíto-
Mayas y Muiscas. Fondo de Cultura Económica, Mé- sas, como frutas, como algas, como ágatas,
xico, 1971. como aceitunas... Y entonces las revuelve, las
agito, me las bebo, me las zampo, las trituro,
ZAPATA OLIVELLA, Manuel. El hombre colombiano.
Canal Ramirez - Autores. Bogotâ, 1974.
las « emperejilo, las liberto... Las dejo como
estalactitas en mi poema, como pedacitos de
Fuentes orales: distintas versiones de personas de es- madera bruñida, como carbón, como restos de
tas regiones, especialmente de adultos mayores. naufragio, regalos de la ola...”
PABLO NERUDA
194
Bibliografía
193
Nacuco...........................................................99
El judío errante........................................... 101 Introducción
La sirena de Hurtado.................................. 105
La llorona loca............................................ 111
El color de los hombres.............................. 115 Las historias, los mitos y leyendas forman parte de la
El oro.......................................................... 119 vida de los pueblos, razón por la cual, están relacio-
Tzazitzetze y Caragabí................................123 nados con creencias de otras latitudes; sin embargo,
La Madremonte...........................................127 para tener un mejor conocimiento sobre la vida y las
La Candileja................................................131 costumbres de nuestros antepasados, es necesario es-
culcar en lo que ha sido su entorno cultural y el legado
La Llorona...................................................135 que hemos recibido de ellos, generalmente, a través de
El Mohán.....................................................139 la transmisión oral por generaciones en las distintas
La madre de agua........................................143 manifestaciones culturales, sociopolíticas y de creen-
La Patasola..................................................147 cias religiosas.
El Mandigas................................................151
Los duendes................................................155 Las historias, mitos y leyendas son producto de la ima-
ginería y las creencias de los pueblos, —para bien о
La Muelona................................................ 159 mal— a las que se han ido agregando el castigo divino
Las brujas................................................... 163 o maligne, según la conveniencia, por lo que éstos no
El Fraile...................................................... 167 son más que actos de fe heredados, en los que creemos,
El Silbador.................................................. 171 sobre todo nuestros campesinos, porque aún perciben
El Guando.................................................. 173 en los atardeceres, las noches y las madrugadas, la
La Gaitana.................................................. 177 aparición de esos enigmáticos seres, que rigen vien-
tos, lluvias, desobediencias y hacen apariciones para
Armero....................................................... 181 castigar a incrédulos, borrachos y mugeriegos con ex-
Glosas..........................................................185 traordinarias manifestaciones de poder.
Bibliografía................................................ 193
5
ÍNDICE
Los mitos cuentan hechos sagrados, reales o ngina-
rios, enriquecidos y exagerados metaforicamerzte, por
lo general referidos a los orígenes del hombre, a la
creación del mundo, a las transformaciones de los se-
Introducción.................................................. 5
res humanos y sus castigos por desobediencia a los El hombre...................................................... 9
designios de los dioses. Por tanto y, de acuerdo con la El diluvio..................................................... 11
creencia generalizada, los acontecimientos que narra El más allá................................................... 13
se han dado en un tiempo y en un lugar determina- Bochica.........................................................15
dos, en el pasado, el presente y, se seguirán dando, de El hijo del sol.............................................. 19
manera fabulada, trágica o para “castigar” la des-
obediencia de los hombres, por la creencia de éste de
La creación u origen Chibcha...................... 25
atribuirle origen divino a sus fracasos, guerras, frus- Leyendas de El Dorado............................... 29
traciones y demás calamidades. Asi, en el mito se des- Los ticunas pueblan la tierra........................ 35
criben y castigan los acontecimientos por las distin- El Sol y la Luna........................................... 39
tas manifestaciones de poderes sagrados que, poco a Niño y trueno............................................... 43
poco, se convierten en historia, referidas а realidades. La creación.................................................. 47
Es el caso delfenómeno cosmogónico, que es la crea-
Kimaku........................................................ 53
ción y origen del mundo y del hombre. Ésta es, sin Namaku: hombre y tigre.............................. 57
duda, la razón por la cual éste, desde sus orígenes has- Seinekan...................................................... 61
ta hoy, vive inmerso en lo sagrado; de esta forma, los El viento...................................................... 65
personajes de los mitos, sean benévolos о malévolos, El niño serpiente.......................................... 67
adquieren dotes sobrenaturales, carentes de principio Creación de los indios vaupés..................... 71
y fin, por lo que son eternos en el tiempo, de manera
recurrente.
El tigre......................................................... 75
Toros.............................................................79
Dinari y Yamacar......................................... 83
El Autor Yuruparí........................................................87
El hombre caimán.........................................91
Origen de las lluvias.....................................95
6
...Me di cuenta que la realidad es
también los mitos de la gente‚
es las creencias, en sus leyendas;
son su vida cotidiana e intervienen
en sus triunfos y en sus fracasos.
189
El hombre
Dios puso al primer
hombre solo en la tierra.
El hombre estaba formado
de un soplo de barro,
vivía a plenitud y gozaba
de todo, pero su piel,
19. El judío errante es una leyenda de origen biblico,
su cuerpo y su sexo
que cuenta el castigo que le puso Jesús, desde la cruz
se agitaban en la
а Samuel de Meliveo, por haberle gritado cuando in-
soledad donde soñaba.
tentaba descansar sobre una piedra en el camino al
Entonces, Dios lo
calvario.
sumió en un sueño
profundo,
20. Leyenda del Valle de Upar, que cuenta la historia
perforó sus costillas,
de Rosario, quien desacatô una vieja creencia de su
formó a la mujer
padre la cual consistía en no bañarse en el río los días-
y le colocó una
jueves y viernes santo porque se convertiría en pez.
manzana en las piernas
Tiempo más tarde de su desaparición la verían con-
para que él
vertida en sirena.
la comiera allí;
si lo lograba,
21. La llorona loca es una leyenda de la población de
podría poblar el mundo.
Tamalameque, en el Departamento del Cesar. Según
El hombre emprendió
el relato, una mujer sale a llorar sus penas por las ca-
su tarea y desde es día
lles del poblado. La leyenda ha dado origen a diversas
se alimenta con el sudor
crónicas, cuentos y canciones populares.
de su frente.
188 9
12. Los Huitotos, indígenas de la región amazónica
colombiana, que creen en el dios solar Huisaniamuí y
lo representan сото ип hombre con el solpor corona.
187
5. Chibchacum, báculo de los Chibchas, condenado a
cargar el mundo. Era dios de los comerciantes, labra-
dores y de los pobres. Protector de Bacatá.
El diluvio
6. Los Muiscas о Chibchas del altiplano cundiboya-
cense, creían en los caciques Sogamoso y Kamiriqui
como creadores del sol y la luna. Hicieron a las muje-
res de hierba y tallos. A los hombres de tierra amarilla.
186 11
Glosas
185
El más allá
Los hombres ciegos y ensimismados en los asuntos
cotidianos olvidan la sentencia en desafiante actitud,
considerando inútiles los presagios repentinos y ma-
Cuando los hombres mueren
inician el viaje al más allá,
nifiestos en las columnas de vapor, en las cenizas que
a las profundidades del
cubren árboles y techos con capas destilantes de tris-
mundo que es la tierra,
tezas y aromas de azufre. De súbito, el sacerdote se
de donde viene. Antes,
retuerce en su caverna, los vientos se vuelven fuertes,
mucho antes en el tiempo
el volcán emana violento y se eleva en llamas infinitas
de la inocencia los antepasados
que deshielan el nevado y cuajan el rio, provocando
dotaban al difunto de
avalanchas y olas inmensas que arrastran consigo lo
alimentos, enseres y compañía
que encuentran. El pueblo ya no existe y los que sobre-
para que emprendiera
viven mueren de pánico.
el viaje de regreso.
Todas las almas deben
O M A I R A.- En la oscuridad, fuiste arrastrada con
pasar por el infierno
los tuyos, para ungirnos en el silencio, desde la más
donde hay fuego,
inútil lucha que la sombra de los espiritus hayan li-
por eso su regreso
brado.
nunca se lleva acabo.
Los muertos arden en
O M A 1 KA. - Con el rostro cristalizado, fijas inten-
pena, sofocados
samente los ojos en el Supremo para inquirirle por la
en sed infinita; entre tanto,
violencia del sacerdote y la natura convirtiéndote en
nosotros esperamos invocando
símbolo del sosiego, mientras nos señalas el camino
al buen Dios el día de la
inexorable al más allá, imbuida en el lodo y la mente
resurrección en los
de los hombres con una ternura que se prolonga hasta
brazos de las mujeres,
el cielo.
urdiendo, siempre urdiendo
sus cuerpos en posición fetal.
184 13
Los hombres cierran los ojos y olvidan deliberadamen-
te sus debilidades tratando de salvaguardar su destino,
pero aquí todo es como al principio: la maldición del
sacerdote continúa latente y vuelve de tiempo en tiempo
más violenta trayendo consigo enormes desgracias a la
tierra blanca en el aturdimiento repentino provocado
por avalanchas de lodo, piedras y árboles que empu-
jan y rugen monstruosos, abriéndose paso en medio del
eco de pájaros agoreros que vislumbran de nuevo la
erupción, la invasión de cada rincón del espacio, hasta
arrastrar con fuerza devastadora а Агтего, susjardi-
nes y sus veinticinco mil almas en pena, sepultadas а
todo lo largo y ancho de su brutal lengua de fango.
183
bras de los señuelos premeditados, para seducirlo con
voz suave y corazón renacido, apretujado de simulados Bochica
amores a través de las constelaciones del tiempo, vive
momentos difíciles que oscilan entre la supervivencia y
el presagio. Volcados en los temores del alma prepara
un cálido ambiente ornado de flores y grandes peñas- Mito Musica
cos, como de purgatorio, colocados estratégicamente
sin la mâs minima dificultad entre la paciencia y la in-
termitencia necesarias, logrando que el gran sacerdote
ingrese a la cueva. Al pasar la puerta de la misma, en
Chiminigagua fue un poderoso dios Chibcha, temido
y adorado, dedicado a dirigir, guiar y lograr conquis-
posiciön ventajosa, calcula el tiempo y el sueño de éste tas para su pueblo por largos años para lo que tenia
y bajo la complicidad de sus amigas le taponan la en- consejeros de distintos rangos entre ellos a Chibcha-
trada con rocas, piedras, arenas y escombros, asegu- cum, encargado de velar por el progreso y el bienestar
rándose que no existan salidas, dejándole abandonado de los mercaderes, procurando aliviar las diferencias
a su suerte para buscar, en el vacío del silencio, el ol- que se presentaban entre ellos, castigando con severi-
vido absoluto de lo ocurrido, a fin de evitar cualquier dad y sin consideración alguna las rebeliones, lo que
enjuiciamiento a la única determinación posible que la llevaba a muchos a las tristezas y angustias. Esto gene-
libraria para siempre de las avasalladoras garras del ró, al tiempo, voces de protesta, criticas y desobedien-
cautivo. cia civil, lo que provocó su ira, por lo que se lleno de
dolor e impaciencia. Así, miró al cielo e hizo llover to-
El sacerdote no encuentra forma de escapar para sal- rrencialmente durante días y noches, hasta lograr que
varse de aquel encierro. Asfixiado en la oscuridad de la el desbordamiento de las aguas de ríos y quebradas
cueva, lanza su última voluntad a través de poderosas arrasaran e inundaran todas las tierras acabando con
magias que hacen temblar el mundo quebrantando la cultivos, caseríos y animales. Entonces los hombres y
tierra y las montañas para que salgan de sus entrea- las mujeres, con sus hijos tuvieron que correr y refu-
biertas entrañas intensos quejidos lastimeros con in- giarse en las tierras altas para salvarse, en medio de
mensas columnas de humo negruzco formando ríos de espantosos rayos y centellas. La superficie de la tierra
azufre en lenguas de barro nacidas de los siglos. era invisible. Los pájaros y los animales entraron en
un silencio profundo y misterioso. A lo lejos, a lo lejos,
La entrada de la caverna se frunce y del suelo húmedo sólo existía agua, desolación y cielo.
brotan tres manejos o hilos de corriente de agua: una
azufrada, una hirviente y otra extremadamente fría.
182 15
Armero
16 181
En lo alto de las montañas los hombres elevaban ora-
ciones e imploraban al gran dios para que cesara su
castigo. Un día, un día cuando casi no quedaba nada y
hasta las ilusiones se habían perdido, apareció de súbi-
to el gran enviado: Bochica. Su presencia constituía la
aceptación de los ruegos y la satisfacción a todos, pues
este gran hombre-dios, de abundante cabellera, bar-
bas blancas y ojos azules, era la esperanza y la vida.
Pero las aguas no cedían, por lo que las tierras seguían
inundadas.
Entonces, cuando amaino la claridad del cielo, Bochica
se dirigió a la región del Tequendama, alzó La mirada
y en el horizonte descubrió una inmensa roca, caminó
hacia ella y encontró que represaba el agua, ensegui-
da sacó su vara mágica, la tocó e invocó a su dios, de
inmediato la enorme roca se partió en dos y provocó
una descomunal caida de aguas buenas, al tiempo que
se formaba el salto, por donde corren los cauces ince-
santes que dejan la tierra despejada, acogedora y fértil
para los cultivos, la vida del hombre y los animales, al
formarse una deslumbrante superficie.
17
La Gaitana le toma prisionero, invoca la vida a su hijo
en los follajes de las plantas cuando se abre una flor
con el estruendo de la tarde, exacerbada por el pesi-
mismo y la angustia incesante reflejada en los arrepen-
timientos del hombre que destrozara los frutos tejidos
en su laboriosa madeja; le castiga más allá del incons-
ciente, donde los sueños fluyen violentos y golpean con
fuerza el inerme cuerpo del infeliz verdugo ahogado en
susurros que se aferran a la vida. El tirano, arrogante
de ayer, es el equilibrista de hoy con los pelos crispa-
dos por las zary'as del tiempo suspendido en los absur-
dos de la existencia arrojada a brazos que prosiguen el
cortejo impreciso que le espera tras los clarines de las
luciérnagas en las furias de la natura.
179
ansiosos, sin rambo, y se esparcen espantados para
embutir la cabeza en los nichos, con el repique repenti-
no de la muerte pisoteada en los montes, donde las ma-
El hijo del Sol
riposas les sobrevuelan con alas de libertad, mientras
fecundos cantos de pájaros les incitan a luchas inex-
presadas, pintadas de sangre en el horror de los siglos. Mito Chibcha
178 19
Después, nueve meses después, logra parir a la vera
de los caminos cerca de donde pasan los ríos y se oye La Gaitana
abajo el crepitar de las profundidades de las cordille-
ras, donde explosiones torrentosas la confunden, entre
tanto, toma en sus brazos a La criatura: una enorme y
desarrollada piedra, о guacata como la llaman en su “¡Pueblo mío, pueblo quemis magros
tierra, que quiere decir esmeralda grande y rica. pensamientas alimentan con migajas,
Al principio tuvo temor, pero, convencida y segura de su con exhaustas imágenes репosamente
maternidad, con la fiereza y la ternura de una loba, la extraídas de la piedra!
toma en sus manos, la limpia y le da calor en sus senos.
Intrigada por lo sucedido, esperó con paciencia hasta OCTAVIO PAZ
que un día, un día se dio la metamorfosis, por lo que
percibieron sus ojos un hermoso niño al que llamaron
Goranchacha, entonces, todos confundieron los senti-
mientos de nobleza, lo criaron y educaron en casa del
cacique llamándolo hjo del sol, asi vivió los primeros
El alma de la Gaitana Cimbra cuando infinitos rayos
que le atemorizan estremecen el mundo en las arenas
años hasta que decidió ir а Ramiriqui por lo que cami- de viento, al ver a su hijo colgado a un árbol, mientras
nó mucho sin perder fuerzas, atravesando ríos, dejando hogueras inmensas lo envuelven en nubes de humo que
de lado rayos y centellas. Cuando Ramiriquí se enteró se balancean con su cuerpo y lo consumen al compás
de su llegada, le ofreció recibimiento con abundante y de cabalgatas inspiradas en indolentes infelices enca-
pomposa gala. Encontrándose allí se levanta como im- bezados por Pedro de Añasco.
pulsado por un cielo mágico, …con la ilusión el deseo
de ir a Sogamoso, ansioso de conocerlo por su fama e El cru-crú del corazón altera su dolorido y estoico si-
insistió en descubrir nuevas experiencias y sobre todo lencio de madre, confundida por fantásticas y violentas
compartir con quienes parecía llevar vidas comunes, imágenes en las que se van perdiendo las ilusiones, la
hasta que unos violentos deseos de volver a los suyos vida del hjo encadenado con colleras y tirado de un
lo encaminaron de nuevo а sus horizontes, con fatal caballo, como símbolo de escarmiento a los indios que
suerte porque en el viaje por los montes de Paipa supo se mantienen parados, enraizados en las invocaciones
que el cacique, en una lamentable tragedia, torturó y de sus figuras celestes para resistir la conquista, for-
ahorcó a uno de sus hombres, por lo que encendio en mando bosques, nubes de hombres que los españoles
ira con deslizamientos de locura al punto de eliminar derriban sin piedad como una aglomeración de mur-
a su llegada al cacique de Ramiriquí asentándose allí, ciélagos embestida por hambrientos halcones.
demostrando gran podery prolongando sus dominios. Azuzadas bestias les atropellan y manotean, а las que
Había allí un vistoso indio con una inmensa cola que atribuyen poderes sobrenaturales por lo que corren
20 177
21
se orientaba según las corrientes de aire, pero que era aún así, éste se resistió imposibilitando se le conduje-
sensato y gozaba de aprecio en su ofício de pregonero. re haciéndose estremadamente pesado por lo que era
Así había construido un inmenso imperio Gorancha- imposible caminar sin relevos efectuándose éstos cada
cha, caracterizado por la tiranía, la crueldad, la humi- cuadra hasta llegar al puente de madera donde ocurrió
llación, los azotes y el desprecio por los suyos. que el cuerpo estaba aún más pesado provocando la
ruptura del mismo cayendo el cuerpo al río donde des-
Los vientos fuertes son malos presagios que atraviesan apareció en segundos.
y generan zozobra, asombro en el pueblo, en medio de
crepitaciones terribles por lo que en la llamada cuadra Todavía se siente rondar por las noches una sombra
de Porras, construyó un edificio para honrar y cele- con titilantes luces que producen pânico а los que vi-
brar al padre sol con aterradores sacrificios humanos ven en estas tierras, especialmente la víspera de difun-
en un ir y venir lento de la condensación abnosférica, tos haciendo penitencia en procesión con sacrificios a
calentando ceremoniosamente los pasos que debía dar cuestas.
en tres días, empezando el recorrido desde su palacio
de su trono, hasta quedarse otros tres días en retiro,
donde expresaba en voz alta profundas oraciones que
terminaban en un dejo lastimero y promisorio de la ca-
tástrofe anunciada.
22 175
Entre tanto llegó la devastación ibera con explosiones,
escombros, muertos y heridos, todos a una con tras-
tornos físicosy mentales en los devastados habitantes
sometidos a los destrozos y la barbarie, en medio de
un silencio impenetrable donde se ve pasar de vez en
cuando entre las tinieblas de la oscuridad las almas en
pena y agonizantes.
174 23
El Guando
173
La creación
u origen Chibcha
Mito Musica
+
172 25
El Silvador
26 171
De los páramos y neblinas surge la laguna de Igua-
que, bordeada de cordilleras, peñascos y sierras. De
las profundidades de sus aguas, cuando el sol arrecia
en el mes de enero, un día, un día al amanecer, salió de
sus entrañas un hermoso y maravilloso ser que se lla-
mó Bachué, que quiere decir “mujer buena”, trayendo
consigo un niño de brazos, luego nadaron hasta llegar
a la orilla, se ubicaron cerca de la sierra y construye-
ron una choza donde queda Iguaque. Cuando eljoven
creció se casaron y se multiplicaron, porque ella tenía
partos de cuatro а seis hjos, poblando de manera rápi-
da toda la tierra.
Años, muchos años después de haber poblado la tie-
rra y estar sumamente viejos, volvieron a la laguna,
haciendo antes llamados a las gentes para que les es-
cucharan en sus últimos deseos y recomendaciones con
cantos y exhortaciones a la paz y el amor, así mismo les
pidieron que guardasen los preceptos, credos y leyes
que se les habían otorgado. Concluida la ceremonia
de despedida, los dos ancianos padres del mundo, se
fueron metiendo lenta y cuidadosamente en las aguas
de la laguna, hasta convertirse a lo lejos en dos inmen-
sas serpientes que fueron desapareciendo ante los sor-
prendidos, tristes y temerosos ojos de quienes le vieron
partir en el fragor fantástico de la revelación.
Por siempre, lospobladores de la tierra van al adorato-
rio sagrado a cumplir con ofrendas y plegarias en las
suaves aguas de la laguna.
27
por los bosques hasta perderse todo rastro suyo. Entre
tanto, el borracho irrumpió una vez más en la “Elba”,
mostrando el hábito como gran trofeo en medio de bur-
las y alaridos hasta que concluyó que éste no le era útil
para nada por lo que determinó arrojarlo al rio.
169
Leyenda de
El Dorado
168 29
Cientos de ojos curiosos y expresivos vigilan ansiosos El Fraile
desde las alturas de los cerros, ubicados en chozas se-
cretas para observar los distintos ofrecimientos que
se hacían de tiempo atrás 6 incrementados de manera
sigilosa y tormentosa al diseminarse por todos los rin-
cones de El Dorado el coro de voces que van contando
una y otra vez las andanzas y los favores que recibía un
caballero de la corte de una de las mujeres del cacique
de Guatavita, preciosa y extraña, que conmovía a los
hombres hurgando en lo profundo de sus sentimientos.
El adulterio fue castigado con la condena а muerte del
D ice Ia historia de los naturales y antiguos poblado-
res que en la medida en que fueron muriendo los dioses
desdichado, empalândolo primero y cortándole, a ma- de nuestros antepasados, los conquistadores trajeron
nera de escarmiento, los testículos en presencia de la a nuestras tierras sacerdotes para “ciuilizarnos”, ad-
amada, los que fueron cocidos y luego se le obligó a la ministrar los sacramentos y oficiar la misa. En una de
infortunada a comérselos, maniatada de pies y manos. esas misiones llegó un fraile al que le gustaba eljuego
Destrozada, con el rostro ensangrentado, no pudo con- de azar más que la comida о evangelizar, por lo que
tener la repulsa, quedando desmayada ante la mirada cada vez que tenia ocasiòn edificaba una pirámide de-
de deleite, delirio y dolor de quienes presenciaban tan juegos con los beodos y tahúres en las casas de las
macabro espectáculo. afueras conocidas como “Elbas”; por lo que no había
día en que el fraile no se juntara con dichos persona-
De lo profundo del alma y el cuerpo de la mujer brota- jes allí, apostándole a todo, así, una noche antes del
ron fuerzas volcánicas, vertiginosas, fantasmales, que amanecer en un día que parecía iba а ser muy opaco
arrastraban a la muerte secreta, presagiada por vigo- y como si no se pudiera ir de un lugar a otro por dar
rosas nubes, por eso un día, aprovechando el descuido la sensación de perder la vista, por oscurecimiento ne-
de sus vigilantes se fugó con su hija y se lanzó con ella buloso y rojizo a causa de rayos y centellas que caían
en brazos a las profundas aguas, ofrendando con ello por todas partes, dicen que antes de que amaneciera,
la falta, por lo que la terrible tragedia conmovió a to- como consecuencia de haber apostado a ип borracho
dos, provocando procesiones a la lagunapara implorar su hábito, el fraile, obligado por este desnaturalizado
ál dios supremo Chibchacum, a la diosa de las aguas, con arma еп mano para que se lo entregase, comenzô
Badini, y a los mohanes, súplicas que nunca fueron a suplicarle le permitiera hacerlo en el campo а fin
atendidas porque su caída en las aguas solo dejó dolor, de no pasar la pena de quedar en ropa íntima en pú-
humillación e impotencia. Entonces el cacique entró en blico, después de muchas súplicas aceptó la petición
la escala de los mortales, ofendido, desgraciado con la del fraile, quedando éste a la interperie y deambulando
30 167
31
muerte de los seres queridos en los abismos del alma, sobre el techo con su disfrazado bartoleo que deja en
donde sombras, profundas e inciertas atravesaban su el último rincón la parada de la escoba, los interio-
mente perdida en los relámpagos glaciales del tormen- res contrahechos о la camuflada mostaza; extendidos
to, así, con fuerza, con fuego, con decisión, acude al al soplo de los vientos de las hostias en los azahares
hechicero rastreador de ensortijos para que cumpla la de la dormidera, en la pesquera de la luna picoteando
orden de búsqueda, acompañado de ayudantes y pes- granos con las alas trenzadas, en las olas que pasan
cadores expertos. el tiempo sin mover las sombras, en el hechizo de los
tenebrosos ritos de las misas negras, en la salvación de
La antigua serenidad del cacique había dado paso a un culto sexual arrimalgado a un tijeretazo indeseable,
lа angustia, su piel estaba pálida, sus ojos profundos, en el candor de la novicia atrapada, en los inclinados
perdidos, acribillados por noches de dolor e insom- desfiladeros de la luna con un desmayado vuelo de pi-
nio, de esta forma implora a los dioses por la vida tonisa envuelta en bruscas lluvias, granizos y lloviz-
de la hija y la mujer, e invoca pidiendo compasión, nas; en el cántaro delirante de las lejanas nebulosas,
comprensión, justicia, clemencia y bondad, rogando en la vigilia de las luciérnagas y el ajetreo del alba.
encontrarlas con vida. Después de muchos intentos, el
cuerpo sin vida de la niña es localizado por el hechice-
ro rastreador que manifiesta al cacique que ésta se en-
cuentra bien en compañía de la madre cumpliendo con
la voluntad del dragoncillo en la búsqueda del centro
de la tierra, origen de la vida y las cosas, por lo que es
necesario dejarlas en paz, ya que la causa para estar
alli es él.
De esta forma, se divulgó por la región este suceso de-
jando rastro en cada sentimiento, generando romerías
y sacrificios en la laguna por considerar, los morado-
res, que alli vivían madre e hlja y, según la creencia
generalizada, ésta se aparecía en ciertas épocas con el
torso desnudo y una manta colorida de las caderas ha-
cia abajo, con la que cubría a la pequeña, indicando
cuándo iban a suceder hambrunas, guerras, enferme-
dades, crecientes y sequías. Términado su recorrido,
desaparecía en una balsa ornada y de su cuerpo, to-
cado por el sol, salían distintos reflejos de oro y esme-
raldas… Entre tanto, las alma en pena se purifican, los
32 165
materiales preciosos atraen a los creyentes que hacen
ofrendas e invocaciones, los avarientos saquean los
preciosos metales tomando posesión de los montes y
valles.
164 33
Las brujas
“Había allí una docena de brujos que
comían sopa de cerveza, ycada uno
de ellos manejaba el hueso del antebrazo
de un muerto а modo de cuchara”
ALOYSIUS BERTRAND
163
Los Ticunas
pueblan la tierra
35
Monstruo, víctima de la pasión lujurial que desconoce
el juicío a su debido tiempo quiere, con las fuerzas del
rencor, vengar su muerte desenmascarando la menti-
ra, la pasión y el adulterio; con rondas de sufrimientos
voluptuosos acariciados en las miradas propagadas
por el fuego del silencio que arrastra la melancolía im-
precisa, adherida a la herida lujuriosa de talismanes
agüerados a los dientes que aprieta un equilibrista del
vacío, mientras se invocan infinitos ritos de muerte al
son de cantos de cuervos en las conjeturas sombrías
incrustadas en la orfandad de los espectros de muerte,
presagios de vida.
36 161
De la natura brota el arroyo que prolonga sus már-
genes detenidas en el sol, donde va a bañarse un día
Yuche en su cotidiana costumbre. Se mete lento en el
rumor de las aguas hasta quedar semisumergido como
un inmenso pez deslumbrado en el reflejo que copia su
rostro surcado. A1 verse viejo e íngrimo, se deprimió
de tal forma que en silencio ceremonioso se dijo: “¡He
envejecido, estoy viejo y solo! ¡Muero y la tierra flori-
da quedará aún más sola!”. Triste, regresó a la Choza.
El rumor de las aguas, el trepidar de la selva y el canto
furibundo de las aves lo sumían en una profunda y lar-
ga depresión. De camino, percibió un pequeño dolor
en la rodilla, parecido а la picadura de un insecto, no
supo con exactitud qué seria, pero pensó que tal vez
era la pinchadura de una abeja, sintió que un gran
sopor le invadía el cuerpo y decidió acostarse una vez
llegara a la Choza.
160 37
descubrir, asombrado, la imagen de un hombre y una
mujer. El hombre disparaba un arco y la mujer tejía La Muelona
un chinchorro con paciencia sublime. Ellos continúan
entregados a su oficio, intrigado, Yuche les pregunta:
¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen? ¿Cuándo llega-
ron? ¿Cómo llegaron? Ellos lo miraron silenciosos y
continuaron en su oficio. Al no recibir respuesta algu-
na, él multiplica sus esfuerzos procurando ponerse de
pie, pero, sus fuerzas le fallan y cae al suelo, tendi- Al anochecer aparece esta singular criatura, de es-
do sobre la tierra donde se fija con atención profunda belto traje fiestero e irresistible encanto, con un res-
en lo que va ocurriendo hasta quedar inconsciente. plandory sensualidad que iluminan sufigura de diosa
Al caer, su pierna se revienta, entonces salen de allí de atrayente sonrisa y delicados ademanes que se pa-
los dos pequeños seres que crecen rápido mientras él sea por jardines, carreteras y caminos, donde simula
muere. esperar a alguien о recoger flores para adornar los
rizos que resaltan sus inmensos ojos, ora negros, ora
En seguida, una nube ennegrecída con una cola quе se carmelitas. Su rubia cabellera y radiante cutis le sir-
arrastra por la tierra cubre los cielos dejando solos e ven para ilusionar a los hombres que deambulan soli-
inmersos como flotando en la nada, a los Ticunas que tarios, sumergidos en el devenir.
estuvieron así un largo tiempo, mientras tanto tuvieron
muchos hijos con los que poblaron el mundo. Después Incierta y cautelosa en sus misterios apuesta al azar,
se marcharon en una procesión inmensa porque que- al amor y a los gallos, y se fuga en el tiempo por los
rían conquistar más tierras. campos al llegar la penumbra, buscando los goces de
la vida terrenal; vagando por ríos, quebradas y cami-
Desde entonces los Ticunas buscan el lugar eterno, nos, donde acecha a sus víctimas para dcvorarlas en
oloroso, ardiente y fulgurante perdidos en el tiempo, horrible orgia. Desgarrándoles la garganta, tritura sus
en la nada. cabezas, les hace brotar los ojos, los que semejan dos
enormes bolas de fuego con la lengua pendiendo, tra-
tando de escapar y a la vez volver a su lugar impedida
por los enormes colmillos de la transformada figura,
que sale de repente del cielo, del infierno, con aparien-
cia humana.
38 159
El Sol y la Luna
Mito Ticuna
40 157
montañas, cultivos, ahogaron animales y desaparecie-
ron poblados. A continuación, el sol resplandecíó con
furia y respondió enviando enrojecidos rayos donde se
hundió el cielo; los ríos, las Lagunas y los mares se
sacaron; los árboles y las plantas producían incontro-
lables incendios, los animales y los hombres morían
insolados, la tierra era un infierno y todo, todo era
desolación, muerte y tristeza, el sol era el señor de la
muerte con interminables hogueras.
156 41
Los duendes
155
Niño y trueno
Mito Ticuna
44 153
152 45
El Mandingas
48 149
148 49
La Patasola
En la noche sagrada nació el sexto mundo en las al-
turas de los relámpagos. La madre fue Bunkuáne-He-
Huláng y el padre Sai Chaká. La vida tomó forma,
tomó extensión y semilla en los cuerpos enteros con
brazos, cabeza y boca. Germinó, germinó la vida y
nacieron los dueños del mundo entre las zarzas y los
tejones husmeando por doquier. Eran dos : El Bunkua
En las sombrías estancias de la cordillera, bajo el
imponente universo de los enmarañados montes y en
se Azul y El Bunkua-se Negro, que dividen el mundo en el sigiloso dominio de las llanuras habita, como una
dos sistemas, como dos lados del mismo río, corrien- mancha de infmítos colores, La Patasola; misterioso
te equivocada en dos polos: azul y negro, cada uno ser que avanza a veloces saltos sobre su estrafalaria
con nueve Bánkua-Se. Asombroso : los de la izquierda pata de oso о elefante, como alma en pena, persiguien-
eran azules y los de la derecha eran negros. do a los hombres del campo, caminantes y mineros,
que llegan a sus predios; por detestar las peinillas,
Creció el mundo, los pensamientos y las soledades, hachas y herramientas agrícolas. Los aterroriza y se
mientras se formaba el séptimo mundo en la fibra de desdobla en esfuerzo de maldades para dañar plantíos
lá arcilla de la madre Ahunyíka. El cuerpo aún no te- y cultivos, provocando súbitos vendavales en locos ins-
nia sangre, pero ya iba surgiendo de los contomos pal- tantes de delirio, para que no se dé ni una flor sobre los
pitantes y germinantes de las sangrientas venas. Sin fragmentados silencios de la noche.
cesar, nacieron más gusanos en la noche, en el crepús-
culo sin fuerzas. Eran hombres con vida corta y larga Para algunos, es una hermosa princesa de campo que
cargada de espejismo, de todo, de la nada, en una pro- atrae y conduce a los hombres а aventuras y enamo-
cesión temblorosa en el peso de su cruz. ramientos de despechos, dirigiéndolos siempre hacia
La bruma y la oscuridad de los arcabucos, sin mediar
palabras, utilizando sólo ensoñadoras miradas; has-
ta convertirse en espantosa mujer con fuego en los
tornasolados ojos, inmensa boca con dientes fieros
y cabellos largos, rojizos, que le cubren los perlados
huesos del rostro.
50 147
El tiempo enreda torrenciales desfiladeros de amor for-
mando el octavo mundo con la madre Kenyajé y el pa-
dre Ahuina-Katana. De esta forma nacieron los padres
del mundo, dedicados a la germinación de la vida, sin
embargo, todavía las aguas cubrían la tierra y aün no
había amanecido.
51
Rememoran los ribereños, que grita y se agita frené-
tica en encantadora letanía atrayendo a los niños en
cautelosa enajenación del misterio de la aurora, donde
prosigue la búsqueda incansable de sus amados con
lamento de paloma herida.
145
Kimaku
Mito Kogi
54 143
Creador y padre del ancho rumor, cantaba y bailaba
por las mañanas y tardes hasta que se encontró con
una mujer hermosa. Él, sonriente, se dirigió a ella, la
galanteó, pero ella no le puso atención. Estaba flecha-
do y no ocultaba el resplandor de sus ojos enamorados.
Por eso se decidió a conquistarla con cantos, rosas,
la exuberancia y la danza de los dioses porque al ver-
la de cerca se dio cuenta que ella era buena. Estando
juntos la hizo su esposa cuando la luna acariciaba a su
raza, soplando vientos de mares sagrados para poblar
la Sierra Nevada
55
Expresa su poderío presentándose como un inmenso
hombre de vivaces y picarescos ojos rojizos, gigantesca
boca con asombrosos dientes desiguales cubiertos en
oro, enorme cabellera rubia y espesa barba.
141
Namaku:
hombre y tigre
Mito Kogi
140 57
El Mohán
58 139
Hombre de la luna, sigiloso y temerario, con el rumor
de las conjeturas, se deja provocar y como una estam-
pida se abalanza por las sombrîas calles donde una
niña comentaba el cuento de los rezos que le estaban
haciendo. Desconcertados y temerosos los hombres es-
condieron sus ng'eres, observando de lejos qué haría.
De lo alto los pájaros y los animales miraban acucio-
sos lo que iba ocurriendo, asustados, nadie se movía;
todos estaban sigilosos, asomados por puertas y venta-
nas Maltratado en su orgullo se mira y se va con frus-
tración y fatiga a las afueras del pueblo, toma aliento,
se rasca la cabeza temblando de ira, confuso decide
regresar y entonces sufre un trastorno fantástico, cae
sin provocarse ningún daño. Al levantarse, asombra-
dos los pobladores pudieron ver cômo misteriosamente
se había convertido en enorme tigre que va furibundo
a la Sierra; los hombres le persiguen para obtener el
beneficio de la piel y cuando están a punto de cogerle
se convierte nuevamente en Namaku, que busca afano-
so las mujeres. Los hombres huyen despavoridos, pero
cuando está a punto de entrar de nuevo al pueblo se
convierte una vez más en tigre.
59
abandona a la noche, a la tormenta, con la avidez del
agua que le golpea sobre la cara y el cuerpo remontan-
do caminos y cañadas; ansiosa y equivocada presume
que la lluvia cesará, conservando un hálito de esperan-
za. Las torrenciales aguas hacen saltar de sus cauces
ríos y quebradas, arrastrando todo y arrebatándole el
hijo de los indefensos brazos, sin dejar rastro ni seña-
les en las confusas sombras, en la inmisericordia de la
tormenta, que la convierten en la Llorona implorante
de campos y ríos, en el silencio húmedo de las flores.
137
Seinekan
Mito Arhuaco
62 135
Cuando el mundo fue creado, los hombres poblaron la
tierra, crearon y soñaron formando otros mundos con
imágenes fantásticas, guerras, desigualdades y ham-
brunas alargadas por los siglos en pesadillas sin fin,
ocultas en la ambición delirante, el rumor de poderes,
vanaglorias, con un dios circulante que cobra con la
came y los huesos de los hombres y Las mujeres en el
infortunio y la desgracia, con llamados a las palomas
en la histeria de bombas y fusiles.
63
Bajo su influencia, los montes se cubren en mantos de
fuego, por lo que los temerosos hombres le hacen can-
tos celestiales invocando alfirmamento el alivio de sus
penas.
133
El viento
Mito Guambiano
132 65
La Candileja
U na luz fantástica ilumina por enésima vez los ca-
minos de los campos, deslizándose por la piel de los
árboles. Ensimismados en la superficie cósmica, en las
anchas alamedas donde se levantan sierras y colinas
flanqueadas por crestas de cerros, al preludio de la no-
che o en el oscuro caos del amanecer, entre el cielo y la
tierra, como una gigantesca pesadilla, vemos cerca о
en el poniente una fulgurante antorcha que ondea con
tal fuerza que empuja al infinito. Es la Candileja. Para
algunos, alma en pena de una mujer quemada viva con
sus hijos en remotas épocas de violencia; para otros,
el espíritu errante de una extraña anciana, condena-
da apenarpor alcahuetear а sus nietos permitiéndoles
todo tipo de desafueros, al punto de convertirla en el
cuadrúpedo favorito de sus cabalgatas vespertinas;
por eso se le ve al amanecer con el canto de los ga-
llos cuando aparece, según la brújula, en forma de un
inmenso ovni con titilantejuego de luces en la cima de
los montes, cerca a las ceibas о al pie de los cámbulos
en el entorno del silencio, donde se agita sigilosa en
los matorrales y camina silenciosa entre el pasto, bor-
deando los caminos en las marañas del tiempo.
Atrapada en una bola de fuego, le viene la tentación de
buscar riberas о ríos para despojarse del letárgico ex-
ceso de calor y envolventes llamas que la carcomen en
un rito que destruye y revive el ciclo apacible y violen-
to de luces lenticulares, rojizas, con ruidos de tiestos,
mientras persigue borrachos e infieles desolados con
el espeso aire de la condena conminando quisquillosa
y profunda a los complacientes padres.
66 131
El niño serpiente
Mito Guambiano
68 129
128 69
La Madremonte
En los hervores de La tarde apareció la madre del niño
y se dirigió rápido a la hamaca donde estaba. Al no
verlo le preguntó a su progenitora, la que le contó, sin
rodeos, lo sucedido, habiendo desaparecido el niño
como poseído por espíritus extraños y fantasmas en lo
profundo del monte convertido en terrible y temerosa
serpiente. Entonces la madre se Sintió venerada y se-
gura, entró en un largo letargo, después caminó sere-
na, con los ojos fijos en el firmamento, mientras de su
Sobre la alborada, las sombras de los tiempos sostie-
nen sus dioses en una larga luz vestida de líquenes, ho-
cuerpo iban brotando gotitas y gotitas como lluvia que jas frescas y un sombrero alón extendido en la soledad
formaron pronto quebradas, ríos y una inmensa laguna de los montes y playas, para que nadie mire las varian-
que lo cubría todo. Había llegado el agua buena, así, tes de su rostro encendido, sonriente, vivido, resbalan-
cada vez que llueve, es porque ella absorbe la laguna do alaridos de tristezas en noches de ternporales.
y después riega los montes, cordilleras y valles, des-
pejando la tierra para que se críen los animales y las Sola, la escuchamos entre los ârboles perderse sigilosa
plantas den fruto. Cuando las tierras estân secas apa- y prematura, condenada a no dejar ver su rostro con la
rece en lo alto de la montaña una gran planta cubierta lumbre.
de un follaje inmenso, llamando la atención de todos
los que la miran y les cortan las hojas, entonces brotan Su cabellera, como rosal, fluye ardiente y radiante en
gotas de sangre; es la madre del niño convertida luego confusos llanos о frecuentadas Laderas donde semeja
en árbol, afirman los guambíanos. Se dice que duerme fantasmas enigmáticos; es espíritu, memoria y pensa-
y sueña poco y que en días muy especiales, al amane- miento en los estremecidos campos enmarañados.
cer, se les puede ver a los dos, madre e hijo, bordeados
de fragmentados rayos, mientras а lo lejos se vislum- Alejada de la civilización, entretenida con el canto de
bra un sol regocijado y caen las aguas de los buenos las aves, imitándolas a veces en las tardes de verano
tiempos para que florezca la tierra. con luna liviana y virgen al lado de su aposento rosa o
amarillo, en ese otro mundo arriba о abajo, detrás de
un peñasco triste en el melodioso templo de descono-
cidos cantores confusos, tras oscuras tempestades se
distrae.
70 127
Creación de
los indios Vaupés
72 125
el temor sin horizonte, busca refugio en las cisternas,
en las cuevas, en las grutas atemorizantes por un sin-
fin parpadeante y brujeril de estrellas que le producen
incertidumbres. No sabe aún Si el día volvera en forma
de fuego y el sol sea devorador y dador de fulgurante
vida, erôtica en los animales y en el.
124 73
Tzazitzetze
y Caragabí
123
El tigre
Leyenda Llanera
75
golpe acertado caían pedacitos de sol que eran espar-
cidos por los vientos о se los tragaban los rios.
Muchos golpes más recibió el astro rey, pero ninguno
parecía hacerle daño por lo que una enorme desilusión
al cabo de los dias se iba apoderando de Oro, entre
tanto, el viento alejaba rápido las boronitas que se des-
prendían como fuego artificiales con cada uno de los
golpes, los que fueron formando a lo lejos en el infinito
poco a poco la luna, las estrellas y las nubes que son
las que hacen ahora las noches y las lluvias.
76 121
Cuando ha pasado la tormenta, cuando los hombres no
sienten ruidos, temores, ni nada sale, ni se mueve en
los caminos y en las orillas de los ríos, sigilosos y velo-
ces como los rayos irrumpen, acechan, capturan y dan
muerte al tigre. El acontecimiento va de boca en boca
hasta que se reúne un sinnúmero de pobladores en tor-
no al cuerpo inerte que va siendo desollado lentamen-
te por los expertos cazadores. A lo lejos, por caminos
desconocidos una luz que se pierde en el infmito desata
un palpitar precipitado en el follaje fosforescente de un
devorador fuego.
120 77
El oro
119
Toros
Leyenda Llanera
79
Después de un receso entró otro grupo y se bañó pero
la leche ya estaba un poco sucia, como negruzca, de tal
manera que los hombres que salieron ahora eran ama-
rillentos, enseguida surgió una nueva raza, los indios.
80 117
Por las tardes, cuando el sol reposa en la llanura, de
repente un intruso llega al rebaño sagrado; violento
y agresivo el padrón sevuelve contra él, lo enfrenta y
persigue en feroz combate sin detenerse escarbando la
tierra y cubriendo los lomos de arena y pasto, entonces,
entonces las frentes chocan y producen un ruido como
de trueno o de tierra que se estremece, a su alrededor
los árboles cimbran y las hembras se paralizan de te-
mor. Cuando uno vence, el otro se va como un espanto
en la tarde tenebrosa y pululante de la tragedia con-
certada. En los ramales, grupos de micos atemorizados
husmeanjunto al nido de la garza de ojos despavoridos.
El toro va ahora moviendo las ancas y la cola, mientras
sacude la cabeza y mueve las orejas haciendo distintos
ademanes que tal vez señalan de nuevo el orden de las
jerarquías.
116 81
El color de
los hombres
115
Dinari y Yacamar
84 113
yacamares tenían asignadas tierras donde hacían sus
moradas en los árboles con frutos, allí debían fecun-
darse y multiplicarse, pero, como el yacamar se trans-
formaba en hombre, iba a visitarla. Después, cuando
los hijos crecieron salieron de caza, buscaron en los
montes los pájaros, cuando encontraron un grupo de
ellos los mataron con sus cerbatanas, mucho de estos
quedaron atrapados en las ramas de los árboles. Cuan-
do volvieron donde la madre, por la tarde, ella se dio
cuenta que habían dado muerte al Yacamar padre. Len-
ta y silenciosa entra en profunda depresión, escarba en
la tierra y mira al infinito, mientras corta pedacitos da
pasto que refriega en sus dedos, enfurecida y frustrada,
hasta comprender en el corazón de la noche que los
hjos eran inocentes.
112 85
La llorona loca
111
beza ligeramente, enseguida los hombres se lanzaron
a las aguas desde donde vieron perder de sus ojos los
brazos, pechos y sensuales ojos de lajoven sirena. Yuruparí
Desde entonces y sin mayores preámbulos, cada año,
igual a un rito, el señor Hurtado mandó а се1еbrаr una
misa en aquel lugar, solamente interrumpida el día en Mito Guambiano
que un sacerdote falló a la cita.
110 87
vez las esperanzas se frustraban. Ya no se coordinaba,
ya no había pensamiento, pero continuaba la persis-
tencia por superar el dificil momento, por eso, de re-
pente hacia las cinco de la tarde los distintos grupos
se encontraron, enseguida se desprendiô un torrencial
aguacero, caía tanta agua que parecía que todas las
lluvias del mundo se hubieran puesto de acuerdo para
juntarse en los cielos de Valledupar y caer de manera
borrascosa rayos, centellas y tempestades espantosas
que suspendían La respiración. De repente, en medio
de la lluvia, unos quejidos lentos, profundos, por mo-
mentos vivaces llevaron al señor Hurtado a reconocer
а su hija. Pasada la tormenta, los hombres alistaron
mechones y linternas, ordenaron a los mejores nadado-
res para buscar en el pozo pero no se logró nada, sólo
se escuchaban los quejidos de Rosario. Al día siguien-
te, en medio de una romería de tristezas, los hombres
salieron en busca de Rosario, silenciosos, mirando por
todos los lugares hasta encontrar grabado en una roca
restos: la jabonera, el peine y señales de su cuerpo; las
ilusiones se iban perdiendo en las contradicciones de
los sucesos mientras los hombres, agitados, resoplaban
sin saber qué hacer, pues aún no se conocía el destino
de la hermosa y extraña mujer, agotados, en medio de
la incertidumbre suspendieron la misión.
88 109
verdaderos engolosinamientos; deseos de los ojos, las
bocas vueltas agua, que unos rezos sin cesar obligan a
esperar para su degustación hasta el domingo de re-
surrección, cantando el Ave María, rezando el Padre
Nuestro; golpeando el pecho con el Yo Pecador... Yuruparí, agradeció yprometió cumplir conjusticiapa-
ra lo que volvió fértiles a hombres y mujeres y les orga-
Pero un día la bien delineada mujer, la de las curvas nizó sus obligaciones y deberes en el mundo. Las mu-
perfectas y el rostro de virgen, la doncella favorita de jeres tenían vedado conocer los rituales ceremoniosos.
la comarca, sobrepuso su soberbia а la fe con la fuerza Curiosas, desobedecieron al moverse en sombras para
de un huracán, por lo mismo, no le importó que fue- fisgonear. Desbordado por la furia, las convirtió en
ra jueves Santo. Su cabeza y su alma ardían ofendidas piedra cósmica, incluso a su propia madre. Después
porque había visto en la procesión de la Virgen del Ro- mira a su alrededor y se da cuenta que está solo en
sario a bellas mujeres con hermosos vestidos, entoncas los bosques y en el mundo por haber impartido el cas-
con envidia, como un perro furioso refunfuñaba, hasta tigo a los hombres. Frenético, invoca a los dioses en
que de manera metódica y parsimoniosa igual a ипа las alturas de las montañas, elevando plegarias. Entre
gata consentida con la impotencia del regaño en el te- tanto, los hombres lo siguen de cerca, sigilosos y en las
jado, caminó al río, entre el sigilo y la desconfianza. profundidades de la noche lo matan, ensangrentándolo
todo, por lo que deciden incinerarlo con hojas de Ingá.
Pasado un rato, sus padres la echaron de menos, en- Con ello destruyeron el orden, la fertilidad y desobe-
tonces la buscaron en la casa, en los alrededores, en decieron a los dioses, los que convirtieron sus cenizas
todas partes con ansiedad y desesperación, pero todo en Pachuba para que los humanos hicieran con ella la
fue inútil, había desaparecido Sin saberse por qué, flauta de los tiempos de donde sale la voz de Yuruparí.
dejando confundidos а todos, además, nadie hubiera
sospechado mientras caminaba al río que hubiera to- Un rumor hundido hay en el escalofrío secréto de la
mado la determinación de ir a bañarse, hasta que una noche, cercano a La cordillera adonde regresa Yuru-
anciana vecina contó a sus afligidos padres que la ha- parí y organiza a hombres y mujeres para ordenar de
bía visto pasar para el río. Entonces, el desesperado nuevo al mundo en el reino de los bosques con frenético
padre formó comisiones del vecindario para encon- canto de aves en el más confuso suceso en medio de
trarla, ahora no había más alternativa, pensaba para una sonrisa entre la luz y el azul del cielo. Yuruparí, se
sí mismo el atribulado hombre mientras los vecinos convierte ahora en mata de yuca brava para que brote
hacían conjeturas rastreando los distintos rincones del la chicha de su sangre lechosa.
paraje, agarrados a la fe de encontrarla en los Pozos
del Monito, los Caballos о el de Hurtado, sin embargo
y a pesar de mirar con detenimiento en las boyas cada
108 89
107
nombre de la patrona de Valledupar: Rosario, espejo
de las alegrías, virgen de la devoción, princesa de los
milagros. La traviesa niña, en las navidades, engaña- El hombre caimán
ba a sus padres haciéndoles creer que estaba dormida
al momento de éstos entregarle los regalos, igualmente
Leyenda de El Plato
se ocultaba tras las puertas a fisgonear a su madre en
su arreglo íntimo y después a escondidas, entraba a
su cuarto e imitaba lo que ésta había hecho, incluso Las mujeres van a las orillas del río a lavar la ropa,
los modales frente al espejo, con el uso del pintalabios. sus vestidos mojados son transparentes, sus pies están
De esta forma creció con carácter fuerte e irritable, hundidos en las aguas, mientras golpean con sus ma-
queriendo ser doncella pronto, por lo mismo, siempre nos las piedras obsidianas cubiertas porjabón de la tie-
estaba íntranquila, agobiada, pensando que debía ser rra, que va dejando un rastro espumoso como si fuera
la mujer más linda vista por los hombres, vestida de baba de sapos. El sol va engarruñando la piel morena,
sedas rojas en las mañanas y de blanco en las noches, mientras ellas fuman el tabaco y los niños chapalean
para ser la atracción de los caballeros y la envidia de en medio de tonadas lejanas.
las damas.
Por la atmósfera sosegada se expanden los cantos y la-
En la ciudad, igual que en toda la región y el país, la mentos profundos de los pájaros agoreros que van ras-
gente recatada no trabaja, hace poco ruido, deja la guñando el agua. Los hombres ennegrecidos y tozudos
búsqueda de los placeres mundanos en arrepentimiento las observan con pasos lentos hasta perderse, a lo lejos,
y procura del reino de Dios, los dias anteriores a Sema- sin sospechar peligros, cuando el rio va cambiando su
na Santa, los dedican al almacenamiento de alimentos, canto según la fuerza de las aguas. Cerca, un hombre
arreglo de la ropa, abandonando distintos quehaceres; fornido y bien presentado se ha quedado en solapada
incluso los árboles se tornan serenos, las lluvias cesan, actitud, primero caminó lento, balanceándose entre las
parece que por una semana el mundo cambiara y se piedras, luego extiende los brazos y comienza a nadar,
tiene la impresión que en adelante todo será distinto, con los qjos enclavados en la otra orilla aguantando la
incluso la voz y los actos de la gente son más suaves respiración, hacia la mitad de las aguas, donde flotan
y ceremoniosos, entonces, casi todo es de una tran- trozos de árboles. De repente surge un enorme caimán,
quilidad ociosa en donde Las crisis espirituales de los lo atrapa еп sus mandíbulas y lo lleva al fondo del
arrepentidos llega a su climax el Viernes Santo con la río, río y arena, arena y selva, hasta que las fuerzas lo
laceración de los fanáticos temerosos, que para enton- abandonan sin dejar huellas ni rastro; entre tanto, las
ces han ayunado toda la semana, incluso noprueban mujeres gritan y los hombres miran impávidos desde
si quiera los dulces y manjares de toronja, anís, maíz los barrancos. Las aguas siguen su curso.
con queso, envueltos, suspiros y otros que provocan
106 91
La sirena de
Hurtado
Relato de María Antonia Flórez
92 105
Con los ojos puestos en el río, los hombres y las muje-
res buscan, de remanso en remanso, aguas abajo, sin
encontrar rastro de nada, tal vez el animal lo devoró
todo. Una noche, cerca de la orilla donde se escucha-
ban los pasos y quejidos de un alma en pena, como
si alguien vivo estuviera alli, los pescadores, atónitos,
presenciaron, en medio de una atmósfera especial, una
extraña sombra de una dimensión excepcional y rara;
se trataba de un inmenso caimán con cara de hombre
que ondulaba, candoroso, mostrando sus doradas es-
camas y su poderosa cola, procurando cubrir la ca-
beza; sin duda se trataba del sujeto que había sido
arrastrado aquella tarde, lo que atemorizó mucho а los
moradores.
93
Después de los siglos de los siglos llegaron unos con-
quistadores con sus credos, guerras, dioses, violencia
y el alma en pena, que va dejando rastros por el nuevo
mundo; por la Costa, por Antioquia, donde sus pobla-
dores creen en sus apariciones y le dicen a la gente
cuando no tienen tranquilidad que se parecen al judío
errante; el mismo que paraliza con su mirada y deja sin
sentido a quien lo ve porque lo recuerda como un ser
descomunal con un tabaco encendido en la boca y los
ojos parecidos а dos inmensas llamaradas.
103
Origen de las lluvias
Mito Huitodo
102 95
El judío errante
96 101
Ahora, el delfín rosado anuncia, con su presencia, la
llegada de las lluvias para que germine por las noches
la vida sagrada en forma de plantas, animales y en la
ternura del hombre y la mujer quienes aprouechan el
relámpago y el frío para acariciarse y prolongar la es-
pecie.
100 97
Nacuco
Mito Pijao
99