Teoria Ecofin4eso Productos Financieros y Ahorro

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PRODUCTOS FINANCIEROS

Los productos financieros son aquellos contratos que adquirimos con entidades como bancos, cajas y cooperativas de ahorro para
gestionar, ahorrar e invertir nuestro dinero. Aunque esto pueda sonar algo abstracto, es algo con lo que todos nos relacionamos en
nuestro día a día en mayor o menor medida. Así que por eso hoy os traemos algunas definiciones de educación financiera para
que podáis tener claras las diferencias entre los productos financieros más habituales.
Podemos dividir los productos financieros en tres categorías:
 Ahorro: cuentas corrientes y de ahorro, depósitos y otros.
 Inversión: planes de pensiones, fondos de inversión o acciones.
 Financiación: créditos y préstamos, hipotecas, etc.
Los más presentes en nuestro día a día
El Banco de España realiza de manera regular estudios de competencias financieras que contienen datos sobre los productos más
habituales entre la población española. En su último estudio, se establecía que estos eran, en este orden, las tarjetas de crédito,
los préstamos personales y las cuentas de ahorro, seguidos por los seguros, principalmente de vida y de salud.
 Cuentas bancarias
Son el producto más esencial y pueden ser corrientes o de ahorro. No dejan de ser un tipo de depósito (depositamos nuestro
dinero en una entidad), llamados “depósitos a la vista” ya que su característica esencial es que nos permiten disponer de nuestros
fondos de manera inmediata.
Tradicionalmente la diferenciación entre ambas es que en una cuenta corriente se puede disponer de los fondos mediante
cheques y en la de ahorro se utiliza una libreta. Actualmente esta diferencia no es significativa ya que ambas suelen usar las
tarjetas como método para hacer pagos.
Las cuentas corrientes son las más comunes y son donde vinculamos nuestros ingresos (nóminas, pensiones y otros),
domiciliaciones, tarjetas de crédito y débito, etc. Las pequeñas diferencias entre corriente y ahorro suelen radicar en el tipo de
productos, como préstamos y amortizaciones, que podemos vincular a ellas y, en algunos casos, el tipo de interés que recibimos
por mantener fondos en ellas, siendo algo más alto en el caso de las de ahorro, aunque muy bajo comparado con otros productos
de ahorro.
 Depósito bancario
A diferencia de las cuentas corrientes y de ahorro que hemos visto, los depósitos suelen ser a un plazo de tiempo determinado,
fijado en nuestro contrato con la entidad. Esto quiere decir que durante ese plazo no podremos disponer del dinero depositado o,
en el caso de hacerlo, deberemos pagar una comisión.
Es una opción de ahorro con un riesgo muy bajo o nulo, y de características sencillas al alcance de todos. Entregamos nuestro
dinero a la entidad durante un plazo determinado y a su finalización obtenemos la cantidad entregada más los intereses pactados.
Estos intereses que ofrecen los depósitos a plazo fijo son generalmente superiores que los que encontramos en las cuentas de
ahorro.
 Préstamo personal
Cuando necesitamos financiar algún gasto elevado o imprevisto, es habitual que recurramos a préstamos o créditos.
Generalmente los préstamos personales se utilizan para la financiación de necesidades como la compra de un coche, reformas,
estudios, viajes, etc.
En el caso de un préstamo, recibiremos de una única vez, al inicio del contrato, la cantidad de dinero solicitada o acordada con la
entidad y, a partir de ese momento, comenzaremos a devolverla de forma financiada, junto a los intereses y comisiones marcados
en el contrato, en los plazos pactados en forma de cuotas. El importe de la cuota mensual dependerá principalmente de tres
elementos: dinero solicitado, plazo de devolución y tipo de interés.
Los préstamos personales y los créditos al consumo son los productos que nos permiten financiar la adquisición de bienes
duraderos (un coche, muebles, etc), pagar un máster, realizar un viaje, etc... Suelen ser más fáciles de obtener que un préstamo
hipotecario, aunque resultan más caros porque los intereses que hay que pagar al banco son más elevados.

Los préstamos personales o al consumo se formalizan en un contrato en el que se establece la cantidad concedida y las cuotas
periódicas que tendremos que pagar, en las que se incluyen los intereses, comisiones y gastos conforme a las condiciones
pactadas.
 Crédito al consumo
Los créditos al consumo son un tipo de préstamo que oscila entre los 200 y los 75000 euros y en el que podemos disponer del
dinero en la cantidad y tiempo que necesitemos mientras dure el contrato, y no en una única vez al inicio como en el caso de los
préstamos.
Aunque como en el caso de los préstamos deberemos devolver el dinero concedido, más intereses y comisiones, en forma de
cuotas, tendremos la opción, con un crédito, de devolver parcial o totalmente el importe antes de su vencimiento y, si así se pacta,
volver a disponer de ese importe.
Préstamo o crédito
Crédito y préstamo son contratos diferentes. Si tienes un crédito, puedes disponer del capital facilitado por el banco según lo vas
necesitando, mientras que si tienes un préstamo, recibirás el capital de una sola vez.
En un contrato de crédito:
Podrás ir disponiendo del dinero en el momento y en la cantidad que vayas necesitando, dentro del límite y plazo acordado.
Deberás devolver el dinero junto a los intereses y comisiones, en los plazos acordados.
Podrás devolver parcial o totalmente el importe dispuesto antes de su vencimiento y si así se pacta, volver a disponer de ese
importe.
Es frecuente que los créditos, utilicen como soporte una cuenta corriente donde se anotan las disposiciones y reintegros, por lo
que se les da el nombre de “contrato de crédito en cuenta corriente”.
En un contrato de préstamo:
Recibirás de una sola vez, al inicio del contrato, la cantidad de dinero acordada.
Deberás devolver el dinero junto a intereses y comisiones en los plazos pactados.
Tipos de préstamos personales
Para satisfacer las distintas necesidades de financiación, el mercado ofrece diferentes tipos de préstamos. Debemos informarnos y
comparar las ofertas para elegir la opción más conveniente:
 El crédito al consumo
Es una categoría de préstamo personal que cuenta con una regulación que da a los consumidores una protección especial.
La Ley 16/2011, de 24 junio, de contratos de crédito al consumo se aplica a los contratos en los que la entidad concede un crédito
a un consumidor para sus necesidades personales y por un importe superior a 200 euros e inferior a 75.000 €.
Con carácter previo a la firma del contrato
Presta atención a la publicidad y a la información normalizada europea, INE, entregada por la entidad antes de asumir ninguna
obligación y donde podrás comprobar y comparar, en un formato idéntico para todos los países de la UE las condiciones de las
distintas ofertas.
Pide una oferta vinculante por escrito en la que se expliquen todas las condiciones. Es gratuita y su plazo, salvo circunstancias
extraordinarias no podrá ser inferior a 14 días naturales.
La entidad deberá darte las explicaciones adecuadas para que puedas evaluar si la oferta se ajusta a tus necesidades y situación
financiera.
Una vez celebrado el contrato, puedes desistir del mismo en un plazo de 14 días naturales desde su firma, sin que sea necesario
justificación y sin penalización. Deberás devolver el dinero entregado más los intereses acumulados hasta la fecha de devolución
aplicando las condiciones contractuales y antes de los 30 días naturales de la notificación de desistimiento.
Créditos rápidos
Son préstamos o créditos que se caracterizan por la rapidez en su concesión si bien a un precio que suele ser superior a otras
operaciones de financiación.
Con nuestro DNI, nómina, algún recibo, los datos de una cuenta y rellenando un sencillo formulario podemos solicitar este tipo de
créditos.
Ventajas:
 Reducidos trámites y gestiones para su concesión y confidencialidad
 Rapidez en la contestación y concesión
 Flexibilidad para devolver el dinero al banco
Inconvenientes:
 El tipo de interés que se aplica suele ser superior al habitual en los créditos personales.
 Suele ser obligatorio suscribir un seguro para cubrir el riesgo de impago del crédito en determinados casos.
Microcréditos
Son préstamos de reducido importe cuyo destinatario no cuenta con los recursos o garantías suficientes para acceder a una
financiación suficiente para la puesta en marcha de su proyecto.
La finalidad de este tipo de créditos es la puesta en marcha de un proyecto o negocio y, aunque las características de cada
programa dependen de la entidad que lo ofrece, resulta común a todas ellas el importe reducido, condiciones preferentes y la no
exigencia de avales u otras garantías.
El origen de los microcréditos se personaliza en Muhammad Yunus, empresario de Bangladesh, Premio Nobel de la Paz en el año
2006 y Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998. Yunus comenzó a prestar pequeñas cantidades de dinero a personas
desfavorecidas de su país para la puesta en marcha de pequeños proyectos y con excelentes resultados. De ello derivó la
creación del Banco Grameen.
Préstamos subvencionados
Es un préstamo a un tipo de interés inferior al de mercado que normalmente se concede para una actividad o proyecto
determinado.
La financiación a través de un préstamo subvencionado implica la participación además de la entidad de crédito, de otra empresa,
normalmente pública.
Normalmente será este ente público quien pone las condiciones para acceder al préstamo y subvenciona el tipo de interés,
mientras que la entidad de crédito analiza la viabilidad del préstamo, gestiona el dinero prestado y asume el riesgo en caso de que
dejemos de pagar.
Como en cualquier otro préstamo, tenemos la obligación de devolverlo en el plazo de tiempo estipulado, junto con el interés
asociado.
 Planes de pensiones
Son un tipo de producto financiero que situaríamos entre el ahorro y la inversión ya que nos permite hacer aportaciones puntuales
o de forma periódica a un fondo que será invertido, con los perfiles de riesgo pactados, por la entidad que gestione el plan de
pensión.
Estas aportaciones gozarán de importantes deducciones fiscales, a diferencia del resto de fondos disponibles como inversión.
El objetivo es que, llegado el momento necesario (la jubilación, por ejemplo), podamos retirar tanto el total del capital aportado
como la rentabilidad que este haya generado a lo largo del tiempo en que hayamos mantenido activo el plan de pensiones.
 Seguro
Todos, inevitablemente, podemos sufrir las consecuencias imprevistas de diferentes riesgos en algún momento de nuestra vida, ya
sea un pequeño accidente de tráfico, una avería en nuestro hogar o cuestiones más complejas como largas enfermedades. Sea
cual sea el tipo de riesgo y sus consecuencias, existe un producto financiero que nos protege: el seguro.
Esta forma de protegernos de los riesgos imprevistos implica pagar regularmente una cantidad a una entidad aseguradora, lo que
nos permitirá, llegado el caso de ser necesario, recibir una compensación o servicio siempre que se presente una situación que
hayamos establecido en la póliza (el contrato que establecemos con esa entidad. Esta aseguradora se encarga de reparar o
indemnizar todo o parte del perjuicio producido.

 Fondo de inversión
Si disponemos de unos pequeños ahorros que queremos invertir, uno de los productos financieros que podemos considerar
sencillo para hacerlo es el llamado fondo de inversión. Esta forma de invertir diversificada tiene un perfil de riesgo y complejidad
mucho más bajo que otros productos.
Se trata de una inversión colectiva, compuesta tanto por individuales como por empresas. El dinero de todas las aportaciones será
gestionado por una entidad (por ejemplo, un banco) que decidirá qué inversiones se realizan y se encargará de gestionar las
participaciones y beneficios en esas operaciones en base a las aportaciones de cada uno.

 Tarjeta de crédito vs tarjeta de débito


Tipos de tarjetas
Existe una gran variedad de tarjetas con distintas denominaciones comerciales y diferentes funcionalidades. Conocer sus
principales características te ayudará a contratar la que más te conviene en función de los servicios que te ofrezca.
Según quien las emita, distinguimos:
 Tarjetas bancarias: son las emitidas por los bancos. En España los movimientos generados por las tarjetas son gestionados
por Sistemas de Tarjetas y Medios de Pago, S.A.
 Tarjetas no bancarias: son las que únicamente pueden usarse en aquellos establecimientos asociados (tiendas, franquicias,
grandes almacenes, etc.) No obstante, en España, una parte importante de los grandes centros comerciales tiene acuerdos
con un banco principal, siendo el banco el emisor de la tarjeta y no el centro comercial.
 Tarjetas de fidelización: son las emitidas por establecimientos comerciales o de servicios (p.ej. líneas aéreas) y con ellas se
acumulan puntos que sirven para solicitar descuentos en la compra de los artículos o pago de los servicios del
establecimiento emisor.
Son el producto financiero más común y numeroso, y con el que más nos relacionamos en nuestro día a día de forma regular. Aun
así, siguen existiendo confusiones sobre las características que diferencia a las tarjetas de crédito y las de débito.
Ambas tarjetas son herramientas prácticas para hacer pagos, retirar dinero y, en general, son mucho más seguras que el dinero
en efectivo.
La diferencia principal es que, en el caso de las tarjetas de débito, estas actúan como un modo de pago vinculado directamente a
los fondos disponibles en la cuenta a la que la tarjeta esté vinculada. Esto quiere decir que el cargo se hace directamente sobre
nuestros fondos en el momento del pago y, si no hay disponibilidad, el pago no puede realizarse. El importe de la compra o el
dinero retirado en un cajero se carga en la cuenta de forma inmediata.
Las tarjetas de crédito, sin embargo, son métodos de pago que cuentan con un crédito asociado definido por (o pactado con) la
entidad bancaria emisora de la tarjeta. Estos permiten los pagos con la tarjeta (hasta el límite acordado) de forma independiente a
los fondos reales disponibles en nuestra cuenta en el momento de hacer ese pago. La deuda puede liquidarse totalmente a final
de mes o parcialmente mediante una cuota fija. Esto permite flexibilidad en los pagos, como fraccionamientos, pero también
incurrir en el pago de intereses cuando deban pagarse los gastos realizados. Las comisiones que te cobran por el uso de esta
tarjeta deben figurar en el contrato y cualquier modificación siempre debe haber sido comunicada.
Tarjeta de débito
Es una tarjeta que sirve para utilizar los fondos depositados en la cuenta corriente o de ahorro a la que está asociada. Por eso, si
eres titular de una tarjeta de débito, deberá existir una cuenta a la que esté asociada.
Las tarjetas de débito pueden emplearse para realizar pagos en comercios y para sacar dinero en oficinas y cajeros automáticos,
así como para consultar saldos y movimientos de la cuenta. En este tipo de tarjetas la operación se registra instantáneamente en
la cuenta. Esta es la principal diferencia entre las tarjetas de débito y crédito.
Por razones de seguridad suele fijarse un límite diario, sobre todo para la retirada de fondos de los cajeros automáticos.
Tarjeta de crédito
En este tipo de tarjetas es posible hacer pagos u obtener fondos, hasta cierto límite, a crédito. A cambio el dinero deberá ser
devuelto en los plazos previstos.
Muchas entidades bancarias la ofrecen sin necesidad de tener una cuenta corriente abierta en ellas girándole los recibos
correspondientes a la cuenta corriente y entidad que se indique. En el caso de las emitidas por los establecimientos financieros de
crédito o entidades de pago será siempre así, ya que no pueden abrir cuentas corrientes al público.
Recuerda que utilizar una tarjeta de crédito tiene las mismas consecuencias que disponer de cualquier otro crédito o modalidad de
financiación: estás obligado a devolver el dinero y pagar los intereses establecidos.
El límite del crédito disponible debe figurar en el contrato de la tarjeta. Puede ser modificado tanto por el banco como por el titular.
Si bien las entidades pueden ajustarlo, atendiendo a su política de riesgos y a las características personales y de solvencia
económica del cliente, tú también puedes solicitar cambiar tu límite de crédito. Si lo quieres bajar, la entidad no te pondrá pegas. Si
lo quieres subir, necesitarás su autorización. Suele existir un límite de crédito máximo para cada categoría de tarjeta («normal»,
«plata», «oro»...).
La devolución del dinero que se ha utilizado debe hacerse de la forma y en los plazos previstos, normalmente en los primeros días
de cada mes. Se pueden elegir distintas modalidades de pago.
Tarjetas revolventes, revolving o de pago aplazado
Son tarjetas de crédito en la que se ha elegido la modalidad de pago flexible. Te permiten devolver el crédito de forma aplazada
mediante el pago de cuotas periódicas que varían en función de las cantidades dispuestas. Dentro de unos límites prefijados por tu
banco, podrás fijar el importe de la cuota, pero sé consciente de que con cada cuota pagada el crédito disponible de la tarjeta se
reconstituye, es decir, puedes volver a disponer del importe del capital que amortizas en cada cuota.
Tarjetas de prepago o monedero
Permiten realizar pagos, en general de pequeño importe u obtener dinero hasta el límite que hayas entregado previamente a la
entidad emisora, importe que una vez agotado podrá recargarse.
Tarjetas contactless o sin contacto
Son las tarjetas, tanto de débito como de crédito, que disponen de esta tecnología. Pueden realizar los pagos sin necesidad de
introducir la tarjeta en el datáfono, sino simplemente acercando la tarjeta al aparato y, en caso de que se trate de operaciones por
importe superior a 20 euros (temporalmente 50 euros desde abril de 2020), introduciendo el pin. Cada vez más comercios
disponen de datáfonos o TPVs adaptados que permiten una mayor rapidez a la hora de pagar. En aquellos cajeros automáticos
que incorporen esta tecnología no hace falta introducir la tarjeta en el cajero, tan solo acercándola al lector contactless
accederemos al menú principal. Antes de realizar una operación se te pedirá el pin.

Es importante usarlas con seguridad, por eso te dejamos por aquí algunos consejos que pueden serte muy útiles:
No anotes nunca el número secreto junto a la tarjeta y que tampoco se encuentre cerca, como en la cartera o en el bolso.
Tampoco dejes a la vista tu número de tarjeta, ni lo facilites a un desconocido.
No uses un número secreto con datos demasiado fáciles como tu cumpleaños, D.N.I. o similares.
Conserva siempre los justificantes y revísalos con los cargos cuando recibas el extracto mensual. Si recibes algún cargo que no
reconoces, comunícalo enseguida a tu banco.
Apunta bien el número de teléfono del banco o usa la web/app de tu entidad para poder comunicar la pérdida de la tarjeta.
Almacena bien y/o destruye toda documentación que contenga tu nombre y número de tarjeta, como los recibos.
¡Y por último! Recuerda que tu entidad nunca te llamará pidiéndote el número secreto de tu tarjeta, así que desconfía si esto te
sucede y nunca se lo facilites a nadie.
 Hipoteca
El préstamo hipotecario nos permite disponer de una importante cantidad de dinero, habitualmente, para comprar una vivienda o
rehabilitarla. Esta es una decisión financiera muy importante, por lo que conviene tener muy claro qué es y qué modalidades nos
ofrece un préstamo hipotecario.
Si estamos interesados en la contratación de una hipoteca, debemos analizar la oferta que nos propongan, compararla con otras
del mercado y sopesar nuestras necesidades y posibilidades de afrontar los pagos durante un periodo largo de tiempo.
Hipoteca a tipo fijo o variable
El tipo de interés es el precio que los bancos cobran por prestar dinero. Elegir un tipo fijo, variable o mixto, dependerá de lo que
resulte más favorable, en función de factores como la evolución de los tipos o el plazo de amortización previsto.
Hipotecas a interés fijo
El tipo de interés y, por lo tanto, la cuota mensual a pagar permanece fijos durante toda la vida del préstamo.
Ventaja: saber de antemano cuánto pagarás cada mes, sin preocuparte por las subidas o bajadas de tipos.
Inconveniente: en el momento de la contratación se suele establecer un tipo superior que para las hipotecas a tipo variable. Los
plazos de amortización suelen ser más cortos, en torno a un máximo de 20 años.
Hipotecas a interés variable
El tipo de interés, que se revisará normalmente de forma anual o semestral, variará en función de la evolución del índice al que
esté referenciado y suele expresarse como la suma del índice y un porcentaje constante, por ejemplo, Euríbor+2,1. No podrán
establecerse límites a la baja y el interés del préstamo no podrá ser negativo.
Ventaja: En el momento de contratación el tipo de interés inicial suele ser inferior al de las hipotecas a tipo fijo y se suele ofrecer la
opción de plazos de amortización más largos, normalmente entre 20 y 30 años o incluso más.
Inconveniente: Con un tipo de interés variable, podrías pagar una cuota mayor si los intereses suben, aunque puedes beneficiarte
si bajan
Hipotecas a interés mixto
En este caso, se cobra un interés fijo durante un período inicial, para luego pasar a ser un tipo variable. La cuota podría subir o
bajar en función de la evolución del índice de referencia utilizado para calcular el tipo de interés.
Desde la entrada en vigor de la Ley 5/2019, en las hipotecas a tipo de interés variable no se puede fijar un límite a la baja del tipo
de interés.
En los préstamos a interés variable, era habitual la inclusión de un límite mínimo de tipo de interés, así como también de un límite
máximo: son las conocidas como cláusulas 'suelo' y 'techo'.
Las cláusulas de limitación a la baja de la variación de los tipos de interés ('cláusula suelo') son aplicables siempre que las
hubieras pactado con tu banco y se encuentren recogidas en el contrato. El banco debe extremar las cautelas de forma que te
aseguren el conocimiento de su existencia y la comprensibilidad real de las mismas, en particular acerca de las consecuencias de
su aplicación y con antelación a la firma del contrato y otorgamiento de escritura pública. Lo mismo puede decirse de las cláusulas
limitativas al alza del tipo de interés 'cláusula techo'.
Período de carencia
Es el periodo durante el cual podrías pagar una cuota mensual más reducida, si pagas únicamente los intereses, o incluso nula si
aplazas el pago total de las cuotas.
Si durante los primeros años de tu hipoteca tienes dificultades para afrontar su pago, es posible que una hipoteca con periodo de
carencia, meses o incluso años, te ayude, pero has de tener en cuenta que:
 Si sólo pagas intereses, la cuota mensual se reduce, pero el capital prestado no disminuirá durante el periodo de carencia.
 Si no pagas ni intereses ni capital, los intereses se acumularán y la deuda crecerá.
Préstamo o crédito hipotecario
Aunque la finalidad de ambos es obtener financiación, hay diferencias importantes. Mientras en el préstamo el dinero se facilita
desde el principio, en el crédito se concede una cantidad de dinero de la que se podrá disponer según ciertas condiciones.
En un préstamo, la entidad entrega una cantidad fija de capital que te comprometes a devolver mediante cuotas periódicas en un
plazo previamente pactado. De esta forma, ambas partes tienen claro cuál será el coste total de la operación, el importe de los
intereses a pagar y la vida de la deuda.
Cuando se trata de un crédito hipotecario, tu banco establece el límite máximo que está dispuesto a prestar, del que puedes hacer
uso o no en su totalidad durante un tiempo determinado o indeterminado.
Ejemplo de crédito:
El banco pone a tu disposición 120.000 euros y dispones de su totalidad. En el año 6 de la vida del crédito, momento en que ya
habrás amortizado 5.000 euros de principal, te surge una nueva necesidad financiera (ej. comprar un coche, reformar la casa…).
Tu contrato te permite volver a disponer de los 5.000 euros amortizados, en las condiciones que se hubieran pactado para
disposiciones “posteriores” al momento inicial.
Productos vinculados al préstamo
Es habitual que las entidades mejoren las condiciones de su oferta, por ejemplo, bonificando el tipo de interés, si se contratan
determinados productos.
Tu banco puede ofrecerte un tipo de interés más favorable si:
 Domicilias la nómina
 Domicilias recibos
 Contratas tarjetas
 Contratas un plan de pensiones
 Contratas algún tipo de seguro
La venta vinculada del contrato de préstamo con otros productos o servicios financieros está prohibida, a no ser que el banco
demuestre que el producto vinculado acarrea un claro beneficio para el cliente.
Si vas a contratar un seguro de daños, el banco tendrá que aceptar pólizas alternativas a la que él ofrece, sin que ello perjudique
las condiciones de tu préstamo ni te suponga un coste adicional.
El banco podrá vincular el préstamo a que tengas una cuenta para atender los pagos (reembolsos, intereses,…) del mismo.
Cobertura del riesgo del tipo de interés
Al contratar un producto de interés variable, la entidad está obligada a ofrecer, al menos, un instrumento adecuado al cliente que
cubra el riesgo que supondría el aumento de las cuotas en caso de una eventual subida de tipos (Ley 36/2003 de medidas de
reforma económica).

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