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Si bien estos reyes utilizaron el sistema provincial romano para justificar sus
derechos sobre ciertos territorios (ya que algunos de ellos se habían asentado como
federados del Imperio) y después los reyes medievales utilizarían la configuración
política de los primeros para justificar sus propias ambiciones, hay que recalcar
que no hay ninguna conexión entre los modernos estados-nación y estos reinos más
allá de la nominal, ya que este término nació en el tratado de Westfalia de 1648
(siendo las fronteras y culturas europeas de ese momento distintas a las de los
últimos años de la Antigüedad tardía).
Situación de los reinos germánicos hacia el año 526. El reino suevo de Braga en el
noroeste de Hispania, el reino de los francos que ha desplazado a los visigodos al
sur, convertido en Reino visigodo de Toledo, pero aún no ha absorbido a los
burgundios; mientras que el reino de los ostrogodos y el reino de los vándalos
todavía no han desaparecido por la expansión del Imperio bizantino de Justiniano I.
En Gran Bretaña los anglos y sajones han desplazado a los britanos al oeste, y aún
no se ha producido la llegada de los daneses.
Índice
1 Los distintos reinos
1.1 Los godos
1.1.1 El reino visigodo
1.1.2 El reino ostrogodo
1.2 Reino lombardo de Italia
1.3 El reino suevo de Braga
1.4 Reino vándalo de Cartago
1.5 Inglaterra anglosajona
1.6 Francia en época merovingia
1.7 Rus de Kiev
1.8 Danelaw
2 Bárbaros
3 Las transformaciones en el mundo romano
4 Las instituciones
4.1 La cristiandad latina y los bárbaros
5 Notas
6 Referencias
Los distintos reinos
Artículo principal: Período de las grandes migraciones
Las invasiones bárbaras desde el siglo III habían demostrado la permeabilidad del
limes romano en Europa, fijado en el Rin y el Danubio. La división del Imperio en
Oriente y Occidente, y la mayor fortaleza del imperio oriental o bizantino,
determinó que fuera únicamente en la mitad occidental donde se produjo el
asentamiento de estos pueblos y su institucionalización política como reinos.
Fueron los visigodos, primero como Reino de Tolosa y luego como Reino de Toledo,
los primeros en efectuar esa institucionalización, valiéndose de su condición de
federados, con la obtención de un foedus con el Imperio, que les encargó la
pacificación de las provincias de Galia e Hispania, cuyo control estaba perdido en
la práctica tras las invasiones de 410 por suevos, vándalos y alanos. De estos,
solo los suevos lograron el asentamiento definitivo en una zona: el Reino de Braga,
mientras que los vándalos se establecieron en el norte de África y las islas del
Mediterráneo Occidental, pero fueron al siglo siguiente eliminados por los
bizantinos durante la gran expansión territorial de Justiniano I, con las campañas
de los generales Belisario, de 533 a 544, y Narsés, hasta 554. Simultáneamente, los
ostrogodos consiguieron instalarse en Italia expulsando a los hérulos, que habían
expulsado a su vez de Roma al último emperador de Occidente. El Reino Ostrogodo
desapareció también frente a la presión bizantina de Justiniano I.
Los godos
Artículo principal: Pueblo godo
Sin embargo, la presión hostil en los confines del Imperio se hizo cada vez más
fuerte por obra de los visigodos, siendo una de sus causas el explosivo aumento
poblacional de los bárbaros y el simultáneo ocaso de la capacidad militar del
Imperio. Hacia el año 247, los visigodos completaron la ocupación y conquista de
Dacia, venciendo y asesinando al emperador Decio en la batalla de Attrio. Al mismo
tiempo comenzaron con la invasión de los Balcanes hacia Bizancio, por una parte, y
la de Italia y Panonia, por otra.
El reino visigodo
Artículos principales: Visigodo, Reino visigodo, Reino visigodo de Tolosa y Reino
visigodo de Toledo.
En 401, el rey visigodo Alarico I marchó contra Italia pero fue vencido cerca de
Pollentia (6 de abril de 402) y después en Verona. Probablemente el general romano
Estilicón negoció con Alarico su ayuda contra otros bárbaros, como Radagaiso, y se
cree que le fue ofrecida la confirmación como Magister Militum y gobernador de
Iliria, con unos límites que entraban en contradicción con las reivindicaciones
territoriales de Oriente.
Pero Atalo no quiso o no pudo cumplir sus promesas y el rey visigodo regresó a
Roma, depuso al usurpador (14 de agosto de 410) y sus hombres saquearon la Ciudad
Eterna durante tres días, tras lo cual la abandonaron llevándose con ellos a Atalo
y a Gala Placidia, hermana de Honorio. De Roma pasaron al sur devastando Campania,
Apulia y Calabria. Alarico murió en el sitio de Cosenza (410) y le sucedió su
cuñado Ataúlfo. Este pactó con Honorio la salida de Italia a cambio de la concesión
del gobierno de las Galias (territorios que escapaban del control de Roma, pues se
habían sometido a Constantino).
Los visigodos bajo Ataúlfo dejaron Italia (412) y fueron al sur de la Galia y el
norte de Hispania.
Las largas y complejas luchas de Ataúlfo para dominar el sur de las Galias le
ocuparon varios años (411 a 414). En el 414 el rey Ataúlfo, que tras una alianza
con Honorio y con el Magister Militum Constancio había vuelto a actuar por su
cuenta, se casó con Gala Placidia, hermana de Honorio. Constancio fue enviado a la
zona y los visigodos fueron derrotados en Narbona. Constancio logró desviar a
Ataúlfo hacia Hispania (lo que le permitía conservar el sur de la Galia), y los
visigodos entraron en la Tarraconense el 415. En 416 Ataúlfo propuso una alianza
con el Imperio romano, en nombre del cual se encargaría de combatir a los suevos,
alanos, vándalos asdingos y silingos que ocupaban las provincias de Hispania. Con
tal motivo Ataúlfo se trasladó a Barcino (415 o 416), pero allí fue asesinado por
el esclavo Dubius, a quien se supone instigado por su sucesor Sigerico o bien por
el noble Barnolfo, supuesto amante de Gala Placidia.
El reino visigodo fue debilitado por las guerras con los francos y los vascos, así
como la penetración bizantina en el sur de la actual España. El reino recobró su
vigor al final de la sexta centuria bajo Leovigildo y Recaredo. La conversión de
estos dos reyes al catolicismo facilitó la fusión de las poblaciones visigoda e
hispanorromana. El rey Recesvinto impuso (hacia 654) la ley visigótica común a
ambos súbditos godos y romanos, que hasta entonces habían vivido bajo diferentes
códigos legales. Los Concilios de Toledo se convirtieron en la fuerza principal del
Estado visigodo, como consecuencia del debilitamiento de la monarquía.
El rey Wamba, sucesor de Recesvinto, fue depuesto por una guerra civil, que luego
se tornó en una contienda generalizada a todo el reino. Cuando el último rey,
Roderico, alcanzó el trono, sus rivales se avocaron al líder musulmán Táriq Ibn
Ziyad, quien, con su victoria (711) en una batalla cerca de Medina Sidonia, la
batalla de Guadalete, terminó con el Reino visigodo e inaugura el período islámico
en la historia de España.
El reino ostrogodo
Artículo principal: Pueblo ostrogodo
En 488, Teodorico conquista la península itálica por orden del emperador de Oriente
Zenón I, de manera de sacárselo de las cercanías de Constantinopla, donde sus
tropas ya habían mostrado su fuerza. En la península gobernaba Odoacro, quien en
476 había destronado al último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo. En
493, Teodorico conquistó Rávena, lugar donde murió Odoacro en manos de Teodorico en
persona. El poderío de los ostrogodos estaba en ese momento en su cima en Italia,
Sicilia, Dalmacia y en las tierras al norte de Italia. Al momento de esta
reconquista, los ostrogodos y los visigodos comenzaron a colaborar y esa
colaboración se estrechó con el tiempo haciendo de ostrogodos y visigodos una sola
nación. El poder de Teodorico se extendió sobre gran parte de Galia e Hispania al
convertirse en regente del reino visigodo de Tolosa.
Ninguno de los dos soberanos pudo solventar los conflictos que sobrevinieron en el
seno de las élites godas. Teodato, primo de Amalasunda y sobrino de Teodorico por
parte de la hermana de este último, le sucedió luego de haberlos asesinado
cruelmente. No obstante, esta usurpación desencadenaría mayores matanzas aún. Tres
reyes godos se sucedieron en el trono en el espacio de cinco años.
Widhin, el último jefe del ejército godo del que tenemos testimonio, se rebeló a
finales de los años 550 con una ayuda militar mínima de francos y alamanes. La
sublevación no tuvo consecuencias: los ostrogodos se sublevaron en Verona y
Brescia, pero la revuelta terminó con la captura de su jefe en 561. Finalmente,
Widhin fue conducido para ser ejecutado allí en 561 o 562. Una minoría, sumisa a
los bizantinos y convertida al cristianismo, sobrevivió en Rávena.
Algunas regiones nunca estuvieron bajo el dominio lombardo, como Lacio , Cerdeña ,
Sicilia , Calabria , Nápoles y el sur de Apulia . Cualquier legado genético de los
lombardos se diluyó rápidamente en la población italiana debido a su número
relativamente pequeño y a su dispersión geográfica para gobernar y administrar su
reino.2
Para ello contaban con el gran puerto de Cartago y con la flota imperial en él
apresada. Sobre la base de esta última, Genserico consiguió apoderarse de bases
marítimas de gran valor estratégico para controlar el comercio marítimo del
Mediterráneo occidental: las islas Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia.
Como en otras partes del Imperio romano, contingentes germanos de unos pocos miles
hábilmente pasaban a controlar poblaciones muy superiores.5
Sin embargo, el dominio vándalo del norte de África duraría solo algo más de un
siglo y se caracterizó por un progresivo debilitamiento militar del ejército
vándalo, una gran incapacidad de sus reyes y aristocracia cortesana para encontrar
un modus vivendi aceptable con los grupos dirigentes romanos y por la paulatina
vida aparte de amplios territorios del interior, más periféricos y montañeses,
donde fueron consolidándose embriones de Estados bajo el liderazgo de jefes
tribales bereberes más o menos romanizados y cristianizados.
Véanse también: Vándalos, Vándalos asdingos y Vándalos silingos.
Inglaterra anglosajona
Esta sección es un extracto de Inglaterra anglosajona.[editar]
La llegada de los vikingos al final del siglo viii trastornó Gran Bretaña. Las
costas de la isla fueron saqueadas por flotas danesas y noruegas antes de que
comenzara un verdadero proceso de colonización en el norte y este de Inglaterra,
una región más tarde llamada Danelaw. La victoriosa resistencia del rey de Wessex
Alfredo el Grande (r. 871-899) preparó la unificación de Inglaterra bajo la
autoridad de la casa de Wessex, un proceso continuado por su hijo Eduardo el Viejo
(r. 899-924) y completado por su nieto Æthelstan (r. 924-939), a menudo considerado
el primer gobernante del reino de Inglaterra.
Las incursiones vikingas se reanudaron con fuerza al final del siglo x y abocaron a
la conquista de Inglaterra por el danés Canuto el Grande en 1016. Su imperio, que
también incluía Dinamarca y Noruega, se derrumbó a su muerte en 1035, y la casa de
Wessex se restableció en el trono en la persona de Eduardo el Confesor. La muerte
de este sin descendencia, el 4 de enero de 1066, sirvió de pretexto para la
conquista normanda de Inglaterra por Guillermo el Conquistador, en un momento en
que las relaciones con el continente ya eran importantes.
Véanse también: Anglos, Sajones, Jutos y Heptarquía Anglosajona.
Francia en época merovingia
Esta sección es un extracto de Reino de los francos en la época merovingia.[editar]
De entre todas las tribus en que se dividían los francos, fueron los salios —que se
habían asentado dentro del limes (frontera) como pueblo federado ocupando la Galia
Bélgica— los que lograron eliminar toda competencia y asegurarse el dominio para
sus líderes: primero, aparecen como «reyes de los francos» en el ejército romano
del norte de la Galia; luego, hacia 509, y encabezados por Clodoveo I, ya habían
unificado a todos los francos y galorromanos del norte bajo su dominio; y,
finalmente, desde su establecimiento inicial en el noroeste de la actual Francia,
Bélgica y los Países Bajos, se extendieron conquistando las antiguas diócesis
romanas —Diocesis Viennensis y Diocesis Galliarum—, previamente ocupadas por otros
reinos germánicos: derrotaron a los visigodos en 507 y a los burgundios en 534 y
también extendieron su dominio a Raetia en 537. En Germania, los pueblos no
romanizados de alamanes, bávaros, turingios y sajones aceptaron su señorío.
El nombre dinástico, en latín medieval Merovingi o Merohingii ('hijos de Meroveo'),
deriva de una forma fráncica no atestiguada, similar a la acreditada Merewīowing,
del inglés antiguo,7 siendo la «–ing» final un típico sufijo patronímico germánico.
El nombre deriva del rey Meroveo, a quien rodean muchas leyendas. A diferencia de
las genealogías reales anglosajonas, los merovingios nunca afirmaron descender de
un dios, ni hay evidencia de que fueran considerados sagrados. El pelo largo de los
merovingios los distinguía entre los pueblos francos, que por lo general se
cortaban el pelo. Los contemporáneos a veces se referían a ellos como los «reyes de
pelo largo o cabelludos» (en latín reges criniti). Un merovingio a quien se le
cortara el pelo no podía gobernar, y un rival podía ser eliminado de la sucesión
siendo tonsurado y enviado a un monasterio.
Durante el último siglo del dominio merovingio, los reyes, no teniendo más tierras
que distribuir entre sus guerreros, fueron abandonados por estos siendo relegados
cada vez más a un papel ceremonial. El poder lo ejercerá la aristocracia franca y
sobre todo los mayordomos del palacio (major domus), una especie de primeros
ministros, funcionarios del más alto rango bajo el rey. En 656, el mayordomo
Grimoaldo I trató de colocar a su hijo Childeberto en el trono en Austrasia.
Grimoaldo fue arrestado y ejecutado, pero cuando se restauró la dinastía merovingia
su hijo gobernó hasta 662. La familia de los Pipínidas, originaria de Austrasia, se
apoderó de las mayordomías de palacio de Austrasia y posteriormente de las de
Neustria y colocó nuevamente a Provenza, Borgoña y Aquitania, regiones entonces
casi independientes, dentro de la órbita merovingia y emprendió la conquista de
Frisia, al norte del reino. Uno de los mayordomos de palacio más famosos, Carlos
Martel, rechazó en 732 a un ejército musulmán no lejos de Poitiers, considerada la
batalla decisiva que impidió la conquista de toda Europa. Para recompensar a sus
fieles, Martel confiscó inmensos territorios a la Iglesia y los redistribuyó. Esto
le permitió asegurar la fidelidad de sus hombres sin deshacerse de sus propios
bienes.
Al fallecer el rey Teoderico IV en 737, Martel estaba tan seguro de su poder que
continuó gobernando los reinos sin necesidad de proclamar un nuevo rey nominal
hasta su muerte en 741. La dinastía fue restaurada nuevamente en 743, pero en 751
el hijo de Carlos, Pipino el Breve, depuso al último rey merovingio, Childerico
III, al que encerró en un convento, y se hizo elegir rey entre los guerreros
francos. Pipino tomó la precaución de ser coronado en 754 por el papa Esteban II,
en la abadía real de Saint-Denis, evento que le proporcionó una nueva legitimidad,
la de ser elegido por Dios, inaugurando la dinastía carolingia. Será especialmente
a partir de la coronación imperial de Carlomagno en el año 800, cuando la
denominación historiográfica habitual del reino franco pasará a ser de Imperio
carolingio.
El bautismo de Clodoveo I por san Remigio con el milagro de la Santa Ampolla. Placa
de encuadernación de marfil, Reims, último cuarto del siglo IX. Amiens, museo de
Picardía.
Mapa con las principales rutas de comercio varegas: las rutas comerciales del Volga
(en rojo) y de los varegos a los griegos (en púrpura). El resto de las rutas
comerciales de los siglos VIII al XI aparecen en color anaranjado.
La Rus de Kiev tiene sus orígenes en la fundación de la dinastía rúrika en 862. Sin
embargo, fue durante el reinado del príncipe Oleg (r. 879-912), quien en el año 882
extendió su control de Nóvgorod al valle del río Dniéper con el fin de proteger el
comercio de las incursiones jázaras en el este y trasladó su capital a la más
estratégica Kiev, cuando se estableció el país.1014 Sviatoslav I (?-972) llevó a
cabo la primera gran expansión territorial de la Rus de Kiev. Vladimiro el Grande
(980-1015) introdujo la Cristiandad en 988 con su propio bautismo y, por decreto, a
todos los habitantes de Kiev y más allá.15 La Rus de Kiev alcanzó su mayor
extensión bajo Yaroslav I (1019-1054); sus hijos prepararon y publicaron su primer
código legal escrito, la Justicia de la Rus (Rúskaya Pravda), poco después de su
muerte.16
El declive del Estado empezó a finales del siglo xi y durante el xii, cuando se
desintegró en varios territorios rivales.17 Se debilitó aún más por factores
económicos, tales como el cese de los lazos comerciales de la Rus con Bizancio
debido a la decadencia de Constantinopla18 y la subsiguiente disminución de las
rutas comerciales en su territorio. El Estado cayó finalmente con la invasión
mongola de 1240.
Mientras los germanos percibían con admiración a los romanos, a su vez eran
percibidos por estos con una mezcla de desprecio, temor y esperanza
(retrospectivamente plasmados en el influyente poema Esperando a los bárbaros de
Constantino Cavafis),22 e incluso se les atribuyó un papel justiciero (aunque
involuntario) desde un punto de vista providencialista por parte de autores
cristianos romanos (Orosio y San Agustín). La denominación de bárbaros (βάρβαρος)
proviene de la onomatopeya bar-bar con la que los griegos se burlaban de los
extranjeros no helénicos, y que los romanos —bárbaros ellos mismos, aunque
helenizados— utilizaron desde su propia perspectiva. La denominación invasiones
bárbaras fue rechazada por los historiadores alemanes del siglo XIX, momento en el
que el término barbarie designaba para las nacientes ciencias sociales un estadio
de desarrollo cultural inferior a la civilización y superior al salvajismo.
Prefirieron acuñar un nuevo término: Völkerwanderung ('Migración de pueblos'),
menos violento que invasiones, al sugerir el desplazamiento completo de pueblos con
sus instituciones y culturas, y más general incluso que invasiones germánicas, al
incluir a hunos, eslavos y otros.
Los problemas de convivencia entre las minorías germanas y las mayorías locales
(hispanorromanas, galo-romanas, etc.) fueron solucionados con más eficacia por los
reinos con más proyección en el tiempo (visigodos y francos) a través de la fusión,
permitiendo los matrimonios mixtos, unificando la legislación y realizando la
conversión al catolicismo frente a la religión originaria, que en muchos casos ya
no era el paganismo tradicional germánico, sino el cristianismo arriano adquirido
en su paso por el Imperio Oriental.
El cristianismo fue llevado a Irlanda por san Patricio a principios del siglo V, y
desde allí se extendió a Escocia, desde donde un siglo más tarde regresó por la
zona norte a una Inglaterra abandonada por los cristianos britones a los paganos
pictos y escotos (procedentes del norte de Gran Bretaña) y a los también paganos
germanos procedentes del continente (anglos, sajones y jutos). A finales del siglo
VI, con el papa Gregorio Magno, también Roma envió misioneros a Inglaterra desde el
sur, con lo que se consiguió que en el transcurso de un siglo Inglaterra volviera a
ser cristiana.
A su vez, los britones habían iniciado una emigración por vía marítima hacia la
península de Bretaña, llegando incluso hasta lugares tan lejanos como la costa
cantábrica entre Galicia y Asturias, donde fundaron la diócesis de Britonia. Esta
tradición cristiana se distinguía por el uso de la tonsura céltica o escocesa, que
rapaba la parte frontal del pelo en vez de la coronilla.
Notas
En realidad, habría que hablar de reinos francos, como títula acertadamente el
propio artículo de la Wikipedia en francés (Royaumes francs) ya que fueron en
muchas etapas varios los reinos gobernados por los francos que surgieron de las
sucesivas particiones del reino para que cada uno de los herederos tuviera su
parte: primeros los reinos de de Soissons, de Orleans, de París y de Metz (y luego
de Reims); luego Austrasia, Neustria, Burgundia y Aquitania.
En época de los merovingios desapareció la noción de Estado —o sea el «bien
público» heredado de la Roma antigua—, una institución desconocida entre los
pueblos germánicos e imperó la confusión entre los bienes del Tesoro del Estado y
los bienes privados del soberano. Eso provocaba que a la muerte de un rey, el reino
fuera dividido entre sus hijos, un bien patrimonial más objeto de herencia. No será
hasta mucho más tarde cuando se recupere el Derecho romano y aumente el poder del
monarca para que renazca la noción de Estado y la monarquía sea hereditaria.
Referencias
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Wikisource-logo.svg Pfister, Christian (1910-1911). «Encyclopædia Britannica». En
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Britannica, Inc.; actualmente en dominio público.
Babcock, Philip (ed). Webster's Third New International Dictionary of the English
Language, Unabridged. Springfield, MA: Merriam-Webster, Inc., 1993: 1415
(en francés) Clovis dans l'Histoire de France, Lycée Polyvalent Privé Le Rebours,
URL último acceso el 15/04/2008
La cronología del reino de Clodoveo I es incierta, en vista de la mediocridad de
las fuentes históricas. Esta fecha se basa en la Historia Francorum, libro II de
Grégoire de Tours, pero es discutida en la actualidad (Lucien Musset, Les
Invasions, les vagues germaniques, PUF, collection Nouvelle Clio – la historia y
sus problemas, Paris, 1965, 2.ª edición 1969, p 390-391)
John Channon & Robert Hudson, Penguin Historical Atlas of Russia (Penguin, 1995),
p.16.
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Ukrainian Studies.
See Historical map of Kievan Rus' from 980 to 1054.
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Paul Robert Magocsi, Historical Atlas of East Central Europe (1993), p.15.
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original el 22 de enero de 2010.
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differences between these three post-Soviet nations, they have much in common when
it comes to their culture and history, which goes back to Kievan Rus', the medieval
East Slavic state based in the capital of present-day Ukraine.»
Laia San José Beltrán, Vikingos, una guía histórica de la serie de History
Channel, guía no oficial de las temporadas 1 y 2, Quarentena, 2014, ISBN 978-84-
16229-07-9 p. 26.
Texto seleccionado por Claudio Sánchez Albornoz y Aurelio Viñas (1929) Lecturas de
Historia de España, Madrid, p. 24 Archivado el 9 de julio de 2008 en Wayback
Machine., citado en Cervantesvirtual.
Texto del poema Archivado el 16 de julio de 2016 en Wayback Machine.. El tema fue
convertido en novela por John Maxwell Coetzee. Esperando a los bárbaros (traducción
de Concha Manella y Luis Martínez Victorio), Debolsillo: Barcelona, 2004 Comentario
de la novela.
Daniélou, Jean y otros (1982) Nueva historia de la Iglesia Ediciones Cristiandad,
ISBN 84-7057-038-2 p. 542. En el ámbito hispánico resultan ya clásicos los estudios
de Manuel Díaz y Díaz referidos a las transformaciones en la educación de las
elites y al renacimiento visigodo (en Gerardo Rodríguez, reseña de Rosamond
McKitterick (ed.) (2002) La alta Edad Media. Europa 400-1000, Barcelona, Crítica;
en Temas Mediev. v.13 n.1 Buenos Aires ene./dic. 2005.
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Categoría: Alta Edad Media
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