Virginia Woolf
Virginia Woolf
Momentosde vida
Unahabitación propia
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vivir bajo la cima. ocupada poc cl (Ic<pacliopaterno,
fuc algo que Virginia tíctnpo
Ella podía scr .nitjycrítica con su padre y poco
las ilusiones que cl propio l»cslic «Stcpljctjge hacía
y su trabajo, Dice: 'l'enía cl desco ft'tjqtrado dc scr
de genio, pero tatnbién la CCHCZ,A dc (10cen realidad tio
intelectual de pt"injeracategoría, y csa ccrtc'/.a qtlc Ic provoca},
4
un gran desaliento se titiló a un cgocentristno toás
hizo codiciar curnplidos cotii() si fuera titi titño'
La vida cotidiana, con su sotnbría decoracion dc la platita
por la presencia de lánnparasdc gas y una luooe,atnadcra
puede reconstruirse en los escritos autobiográficos posttitnosde
Virginia y también en las escenas dc la novela Los años, publicada
en 1937,su libro más popular.
Al morir Leslie Stephen, que cn cierta forma mantcnía cohesio-
nada a la familia, los hermanos Virginia, Vanessa, Adrian y
Stephen se mudaron al barrio dc Bloomsbury y rotaron por trcg
domicilios diferentes: Gordon Squarc, Fitz Roy Squarc y, final.
mente, Tavistock Square, todos relativamcntc ccrcano.s, Pero al
poco tiempo murió Toby, quizá cl inventor dcl grupo Bloomsbury,
Bloomsbury no sólo es un barrio de la ciudad, ubicado cntrc
Tottenham Court Road, New Oxford Strcct, Grays Inn Roady
Euston Road. También fue un mítico grupo dc intclcctualcsquc
tomaron este territorio en algun momento industrial y Ic dieron
un toque de bohemia. Eran escritores, pensadores y artistas britá-
nicos que apostaban por luchar contra la moral y la sociedadvic-
torianas desde posturas liberales y humanistas, cn los terrenosdc
la religión, el pensamiento, la economía, cl fcmintsmo o la scxua•
lidad. El grupo, que tomó su nombre de ese barrio londincnsccn
el que residía buena parte de sus integrantes, se formó cn torno
a las figuras de las hermanas Vanessa y Virginia, Duncan Grant,
Lytton Strachey, Roger Fry, Desmond MacCarthy y Clivc Bcll,
Otras personalidades relevantes fueron John Maynard Kcyncs,
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Russel), M, Ikott;tcry
hizo •qoeintrodujeran cn curi0J
la coropeei,
lo de ellos nuevo
que revolu-
El estilo cra desenvuelto y poco Ijolictnio y Qicrn
dc buen tono, Se hablaba Con libertad, ctnplc,iban palabras
crudas,pero Sietnpt-ccon un acctito atl%tocrático,A pesar dc
sos
opiniones políticas liberales, un clan cerrado, una casta
dentro dc otra casta,
Toby cra aniigo de l,ytton Strachcy y Clivc
Ihcll,entre otros,
quienes habían ennpczado a concurrir a su casa _para
participar dc
reuniones,a las que luego sc Incorporaron laq hermanase
Allí se
generaban esos debates y discusiones quc tanto gustaban
a Virgi-
nia, verdaderos torneos de ingenio, donde se hablaba dc
pintura,
del arte moderno, de literatura, sc criticaba, sc cotillcaba. Sc
ma-
nejabauna gran libertad, tanto de lenguaje como de expresión;
se
mencionaban temas íntimos, sexuales, que cn aquella época
toda-
vía eran prácticamente tabú. De alguna manera se estaba inventan-
do lo que luego fue la modernidad europea para todo el mundo.
Otro amigo de Toby, también de sus épocas en el Trinity Colle-
ge de Cambridge, que concurría a las tertulias era Leonard Woolf.
Tercerode una familia de diez hermanos, Leonard era un buen
representante de la burguesía judía no religiosa.El flechazo con
Virginiafue inmediato. Decía que se había enamorado de ella por
"su aspecto, sus modales, su mente, la manera en que hablaba y se
movía",pero la relación tardó años en concretarse.Entre 1904v
1911cumplió servicio civil en Ceylan, desde donde mantuvo una
profusa correspondencia con su futura esposa. Consumido por la
pasión, le propuso matrimonio a principios de 1912, provocando
en Virginia una gran crisis por la que estuvo en cama y se negó
a verlo hasta que hubiera pensado bien la respuesta. Finalmente,
Virginiay Leonard se casaron y formaron una de las parejas más
emblemáticas de Bloomsbury, y quizás de la literatura mundial. Su
unión fue de gran ternura y dependencia mutua. Leonard la cuidó
con aniof durante los cada vez más largos y frecuentes
dc depresión dc Vifigina, acompañándola y cargo
todos los detallcs dc la vida cotidiana, d
La casa dc Tavistock Squarc, ahora convertida cn hotel, do
vivieron los Woolf dcsdc mediados dc los años vcintc hasta
dc los treinta, fuc uno dc sus emplazamicntos más cstablcsdeI
zona de Bloomsbury. Aquí escribió alguna de sus obras más
portantes, torturada por el recuerdo dc su madre, cuya muerteI
había dejado muy marcada. Esc recuerdo duró mucho tiempo,
fue
muy intenso a lo largo de su vida, y concluyó cuando escribió
Al faro, una especie de despedida.
A Virginia le fascinaban las calles de Londres. Se percibe
amor en las páginas de La señora Dalloway, donde Clarissab
lloway camina por St. James's Park para comprar flores,
biendo el aire, meditando sobre un centenar de cosas y Confesan_
do, al detenerse en el cordón de la vereda mientras pasan los taxis
que tiene la perpetua sensación "de estar fuera, muy afueraen el
mar, y sola", lo cual, sea como fuere, enfatiza el placer de caminar
hacia la atestada Bond Street esa mañana soleada. "Amo caminar
por Londres", dice la señora Dalloway.
Londres es una ciudad de contradicciones entre aspectosque
imitan al pasado o lo conservan de una manera casi maniáticay
zonas nuevas adaptadas al traumatismo de la vida moderna.Vir-
ginia Woolf, en sus reflexiones sobre la ciudad, captó muy bien
esta dualidad y también el encanto de esa nueva Londres, queno
pretende ser ni tan perdurable ni tan venerable como la clásica.
En The Ivy
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sos casas, en privado, pero no en locales públicos. parc-
co
eran alguno« restoranes situados cn IAzona dc los teatros, o
National Gallery, que por su ubicación convocaban a gcntc
esos espectáculos y después cenaba,
iba
lugares que frecuentaba cl grupo dc Bloomsbury
Uno de los
situado en el área de Covent Garden, es decir, cerca
Royal Opera House. Y aquí hay constancia de que Virginia
de la
numerosas veces. Una anécdota cuenta que un día quc había
Vino
gente y hacía mucho calor, ella se desmayó, como solía
inocba
ocurrirleen ocasiones, y tuvieron que llevarla con cterta presura
tasi a su casa.
en un
Fernando Peire, afamado cocinero y actual director del exclusi-
restaurant, nos cuenta algunos detalles de esa época.
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Horas en una biblioteca
décadas, cl Brttánico es el
cultural dc Albcty,Agrandes exposictoncg y
extraordtnathA ttAídÁde todA< parte < del rnundos E.n la
dc VirgiOiA.el contenía una importante cantidad dc volú.
menes en cl Salón dc cl Rcading Room, que fue
vado cn 1857con CUAtcntA kilótnctro« de anaquclcs y que
en 1997,sc trasladó a un nuevo edificio en la calle Pancras.
centro del propto tnusco está la gran Biblioteca kNacional,don.
de tantos libros itnportantcs sc han documentado y donde tantos
cscntorcs han tornado sus notas. Incluso la han utilizado como
despacho, empezando por personalidades tan ilustres como
Marx y tantos otros.
Una de las personas que vivió asiduamente en la biblioteca del
Museo Británico fue Virginia Woolf. Aquí leyó de una manera
exhaustiva a casi todos los grandes novelistas de su época. Era
muy perceptiva sobre la importancia de los escritores precedentes
en su obra. No ha habido en ella ningún resentimiento o despre-
cio sobre otras escritoras; por el contrario, siempre destacó que la
labor de una novelista mujer era extraordinariamente difícil en un
mundo de hombres. Solamente por las críticas que escribióVir-
ginia Woolf sobre obras que había leído, bastaría para asegurarle
un puesto en la intelectualidadbritánica. Aquí, en la biblioteca
del Museo Británico, ella recibió el bagaje intelectual que luego
desarrolló en sus novelas, consciente de la herencia que recibía de
las pioneras de la literatura. Virginia dice en su hermoso ensayo
Un cuarto propio:
"Para una mujer, hasta principios del siglo XIX, tener un cuar-
to propio, para no hablar de una habitación tranquila o a prueba
de ruidos, era inconcebible,a menos que sus padres fueran ex-
cepcionalmentericos o muy nobles. Su dinero para gastos,que
dependía de la buena voluntad de su padre, le alcanzaba solamente
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s,cstif's viéndose dc
I alcance de 'tecnny«on o CArlyle,
todoq hombrcy pobres:
a un viayccito a l:tanc'A, un
lina 1, Alojamiento Independtrn
tc por quc fuera, los protegía de
l.aQ dificultades log tcclAroosy tira
dc sus
(lias matctialcs cran fortni(lablesí
nitjcho peores cran las
Kcats, Flaubert indiferencia dcl mun
do, y otros dc genio han hallA(.lo
dc soportar, cra en su Caso tan
difícil no indifcrcociasino
hostilidad.
El nitjndo no 1c decía a la como les decía a loq
,Escribc,si qutcrcs, me da lo tiustno', El .mundo hombres:
le decía con una
risotada '¿Escribir? ¿Para qué quieres escribir?"
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dc escribir cn«ayos y dc haccr crítica litcrariae Rin embargo
tnodo
cstaba interesada cn crear un nuevo Icnguajc; su cxpcrirncnta
no
forrnal opera en la dimcnsión dc la rctórica y cn cl ritmo.
ción
como sus hcrmanos, pero su padre
Ella no fuc a la untvcrsidad
y permitía a sus hijas Iccr todo lo
tenía una amplísima biblioteca
condiciones: primero, debían justifi.
quc quisieran. Pcro con dos
dctcrminado libro, es decir, justificar
carlc por qué habían elegido
un cscrlto analizando lo que
sus gustos literarios, y luego, hacer
habían leído. Yo crco que esto convirtió a Virgima en una de las
mayores universitarias de Gran Bretaña.
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la corno tal genio creativo, Yo creo cn cicttAtendencia dc
a las dcprcsionc«, algo quc boy llamaríamos bipolaridad,
dccifquc su carácter pasaba dc un extremo a otro, dc depre-
niás profunda a su tnáxtma cxprcsión creativa, Incluso a ella
Sión
Ic prcocupaba quc la cnfcrmcdad retornara, ya quc en esos
motncntosno cra capaz ni siquiera dc lecr. De hecho, creo que el
suicidioocurrió cn uno dc csos lapsos dc oscuridad, y que se quitó
la vida, como dicc cn cl escrito dirigido a su marido, porque sentía
le estorbaba, quc no lo dejaba vivir tranquilo, que él se había
convertidoen su cuidador, su enfermero, y ella, en un peso para
fue un acto dc generosidad.
él, En el fondo,
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The Voyagc Out (Fin de viaje), publicada
su primera novela, física como en
tanto mentalmente
1915,y había quedado exhausta,
maníaco-deprcsiva, y si bicn durante años mantuvo su cnfer_
Era podía haber una recaíd
control, sabía que siemprc
medad bajo
con los libros podría ayudarla a
Leonard pensó que esa relación
sobrellevar su inestable situación.
Woolf publicó autores impor-
En su editorial, cl matrimonio
también cometió algunos errores. Por ejemplo, haber
tantes, pero
de James Joyce. De hecho
rechazado el manuscrito del Ulises,
No sentía el deseo de Conocer_
ella nunca llegó a conocer al autor.
completo el manuscrito del
lo. Quizá nunca haya llegado a leer
libro, y Joyce la inquie_
Ulises.Nunca le gustó verdaderamente el
taba. Ni él ni D. H. Lawrence formaban parte de lo que Blooms_
bury aceptaba con espontaneidad.
El Castillo de Sissinghurst, en el corazón del condado de Kent,
era uno de los lugares vinculados al grupo de Bloomsbury y a la
vida de Virginia Woolf. Como se mencionó, el grupo fue una es-
pecie de piedra de escándalo en su época por las relaciones sexua-
les promiscuas que mantenían sus miembros, donde había mucha
homosexualidad,tanto de mujeres como de hombres. Uno de los
personajes más provocativos fue Vita Sackville-West. Estaba casa-
da con el escritor y diplomático Harold Nicolson y fueron pre-
cisamenteellos dos quienes compraron ese castillo medieval en
ruinas,lo reconstruyeron, y ella, que era una gran jardinera, hizo
un jardín que probablemente sea uno de los más hermosos e imi-
tados de Inglaterra. Se lo puede visitar todo el año y está ubicado
en Kent, a pocos kilómetros al sudeste de Londres.
Una de las más singulares novelas de Virginia Woolf, muy
di-
ferente del resto de su obra, es Orlando, dedicada a Vita.
Orlando
es una historia fantástica,pero también un romance
con clave.
La crónica de un andrógino que se convierte
en mujer, que luego
vuelve a convertirse en hombre, y que
vive a lo largo de trescien-
tos años en la historia inglesa, desde
los tiempos de Shakespeare
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la ni0dctnid,'d; que por de Arnoríos,de arnbos
trata dc deQAtfollhta cl intelecto y IAsensuali-
Sc puedc cotno cotop€'ti(lto(le loq conflictos tanto
cepiritualcgque tuvo propia Vita
Nicol«on, cl hijo dc i y de Vita q,ickvillc-Weqt,
cs la lict\ii0RAcarta dc que yamÁq•c ha escrito,
scrdadct•aofrenda que hizo Virginia a Vita, Pata 109lectores
ticnc cl plu« dc haber sido traducida por Jorge
dc lenguacspañola,
Borges.
I vis
desplegadas
Conlas banderas
A partir de 1919 los Woolf se instalaron a setenta y cinco kiló-
metrosdc Londres, cn el pueblo dc Rodmell, en Sussex.Monk's
Housese convirtió en su refugio, primero por breves temporadas
y luego d e manera permanente.
En un típico ritual matinal Virginia desayunaba, conversaba
un poco con Leonard sobre los chismes del pueblo y luego daba
una lenta caminata hacia su choza del jardín, donde escribía. En
eselugar, ella se dejaba caer sobre la última oración que había
escritoel día anterior. Luego, tal vez después de veinte minutos,
veía,como ella decía, "una luz en las profundidades del mar, y me
aproximaréfurtivamente; porque mis frases son sólo una aproxi-
mación,una red lanzada sobre alguna perla marina que puede
desaparecer;y si la izo no será de ninguna manera como era cuan-
do la vi bajo el mar"
Sobre las casas de los escritores, Virginia escribió uno de sus
capítulosde Londres: "Por esas casas conocemos a estos hombres,
y pareceun hecho cierto que los escritores imprimen su persona-
lidaden sus posesiones con más fuerza que otros hombres. Qui-
zá carezcan de todo sentido estético, pero causa la impresión de
poseerun don más insólito y más interesante, a saber, la facultad
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de alojatQcadccuadamcntc, cn don de crear la mcsa, la silla, la
tina, la A propia itnagcn", Estas conqidcracioncs
sin duda válidas la Monk'« I lougc, dondc vivieron
v convivtctontanto tictnpo I conard y Virginia. ta casa, con
pcqucño jardín, cs discrcta, nada llamattva, entrañáble diríamos
incluso cn su sobr;cdAd,y está habitada por una cspccic dc
dad creadora, quc cs la que caracterizaba a la propa 'Virginia.
abierta al público algunos días dc la «etnana. Es un lugar
ro, nunuctosamcntcconservado, quc conmucvc a todos loq que
amamos a Virginia. Cicrtamcntc puede scnttrse su presencia y
pucdc imaginarlos, a clla y a Leonard, cn su cálidad vida cotidiana.
También poscc un precioso jardín y cl pueblo es entrañable.
Durante la década de 1930,y con mayor énfasis a medida que
se acercaba la guerra, Virginia había trazado su propia forma de
exilio interior. En marzo de 1941 escribió en su diario: "No: no
tengo la intención de volverme autista. Observar la llegada de la
vejez. Observar la codicia. Observar mi propio abatimiento. A
través de ese medio todo se vuelve aprovechable. O así lo espero.
Insisto en pasar esta época obteniendo la mayor ventaja posible.
Me hundiré con todas las banderas desplegadas"
La SegundaGuerra continuaba y hubo un momento en que
en Inglaterra muchos estaban esperando la invasión y la
posible
victoria alemana.Esto sin duda hubiera significado para
Virgi-
nia tener que dejar de escribir. Las listas de los nazis
de aquellas
personalidades públicas que iban a ser llevadas a campos
de con-
centración o ejecutadas la incluían a ella. Había
escrito contra el
fascismo, y además era una figura destacada
casada con un judío.
Su temor ante la posible invasión no era
exagerado. Lo mismo
ocurría con sus allegados; sus hermanos
incluso habían hecho un
pacto suicida si los nazis desembarcaban
en Inglaterra.
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fin de viajo
En nuestro Viajepor esta tcgión al sur dc Inglaterra rccorrcmos
poco más dc seis kilómctros y llegamos hasta Charleston, la
dc campo que cra rcsidcncia dc eu hermana Vancssa,y su
casa
oco convencional familia, quc adcmáq dc su esposo Clive Bell
sus hijos incluía a su amigo, socio y amante ocasional, cl pintor
escocésPuncan Grant, que sc convcrtlría cn un gran artista.
Es una visita muy recomendable, donde sc pucdcn admirar el
imponente jardín y cl estanque creados por Vanessay hasta cs
osible ingresar a la casa, donde se exponen bellas obras de arte y
decoración.
Vanessafue una de las personas que mayor contención le brin-
daron a Virginia en los momentos más dramáticos de su vida. El
1941, Virginia viajó a Londres para discutir cues-
14de marzo de
tiones de negocios sobre la editorial. El editor John Lehmann es-
Entre actos, pero Virginia, a quien le
taba muy entusiasmado con
desprolija
temblabanlas manos, aún la consideraba"demasiado
incompleta". Un extraño episodio ocurrió cuatro días después.
e
regresó de uno de sus largos paseos por el campo com-
Virginia
empapada, "sintiéndose enferma y temblando", y dijo
pletamente
había caído en una zanja. Esto preocupó a Leonard. Ella
que se a hacer
muy poco, continuaba bajando de peso y se negaba
comía
puedo escribir. He perdido el arte", decía.
reposo. "No (así como una pa-
como su hermana Vanessa
Tanto Leonard
Octavia Wilberforce, quien fue una de las primeras
riente lejana, que la visitaba a
recibidas en la Facultad de Medicina,
doctoras aire libre, a des-
instaban a disfrutar del
menudo y la atendía) la su fatalismo y por
la reprendió por
preocuparse.Un día Octavia calmarse, dejar de
excusa". Decían que debía
"usar la guerra como problemas de su familia.
y olvidar los
obsesionarsepor el pasado a todo.
le resultaba imposible. Y un día puso fin
Pero eso a ella relativamente próxi-
río Ouse, que estaba
Salió a pasear, hacia el
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mo a -Vsonk*sHousre, aunque cra una larga caminata. Cuando llegó
a}curso de agua, llenó sus bolsillos con piedras y se hundió en
como había dicho, con todas las banderas desplegadas. Tardaron
casi quince días en encontrar su cuerpo.
En sus canas de despedida, Virginia fue muy clara respecto de
decisión»A su marido Leonard le decía: "Estoy segura de que
me vov a volver loca de nuevo. Siento que ya no podemos atravesar
otro de esos espantosos períodos. Y esta vez no me curaré. Empie-
zo a oir voces, ya no puedo concentrarme. Así que voy a hacerlo
gue creo que es mejor. Tú me has dado la mayor felicidad posible.
Has sido para mí todo lo que una persona puede ser para otra.No
creo que otras dos personas hayan podido ser más felices hasta que
sobrevino esta terrible enfermedad. Ya no puedo luchar más. Sé
que estoy destrozando tu vida y que sin mí podrías trabajar. Y vas
a hacerlo, estoy segura. ¿Te das cuenta?, ni siquiera puedo escribir
esto correctamente. No puedo leer. Lo que quiero decirte es que te
debo toda la felicidad de mi vida. Has sido increfrlemente paciente
conmigo e increfrlemente bueno. Quiero decirlo, todo el mundo
lo sabe. Si alguien hubiese podido salvarme, habrías sido tú. Todo
me ha abandonado, salvo la certidumbre de tu bondad. No puedo
seguir destrozando tu vida por más tiempo"
Leonard la sobrevivió veintiocho años. Con cariño y dedicación
cuidó su legado, supervisando la edición póstuma de sus textos y
manteniendo viva su memoria. Falleció a los ochenta y ocho años,
cuando prácticamente todo el grupo Bloomsbury ya había muerto.
Virginia Woolf fue una autora revolucionaria, imprescindible,
necesaria. Espero que este recorrido por los lugares de su vida y
de su obra los haya conmovido como a mí.
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