Presentación Clase 6
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RESUMEN
Los beneficios de la lectura, así como el pensamiento crítico, son indispensables en la
educación superior, especialmente para el desarrollo óptimo profesional de los alumnos en la
era del conocimiento. El no ayudar a los jóvenes a prepararse adecuadamente para enfrentar
la vida profesional en la educación superior resultará en una seria desventaja que los
incapacitará a lo largo de su formación académica y, por ende, en su búsqueda de un buen
trabajo, o bien en la participación de actividades cívicas y sociales. La lectura y el
pensamiento crítico son habilidades necesarias para enfrentar los desafíos que los
estudiantes tendrán en un mundo globalizado.
INTRODUCCIÓN
Para entender mejor los beneficios de la lectura, es necesario identificar los problemas o
rezagos que enfrentamos en la aplicación de estas habilidades. En los países de la OCDE,
un promedio del 37% de los estudiantes informó que no leían por placer. En promedio en los
países de la OCDE, el 72% de los alumnos socioeconómicamente aventajados (los alumnos
de la cuarta parte superior del índice PISA de situación económica, social y cultural en el país
evaluado) informó que lee diariamente por placer, mientras que solo el 56% de los alumnos
desaventajados señalaron lo mismo (OCDE, 2011). En México, de acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 74% de los hogares mexicanos posee al
menos un libro, dedican 3 horas durante la semana a la lectura y lo hacen en similar
proporción los hombres (50.9%) y las mujeres (49.1%). Sin embargo, de una lista de 108
naciones de la UNESCO sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar. En
promedio, los mexicanos leen 2.8 libros al año, y solo 2% de la población tiene como hábito
permanente la lectura, mientras que en España se leen 7.5 libros al año y en Alemania, 12,
de acuerdo con el organismo (INEGI, 2014). Adicionalmente, Parametría (2013), en un
estudio realizado, nos dice que solo 21% de los entrevistados este año en el país dijeron
haber empezado a leer un libro en los últimos seis meses. Incluso 2% menos que lo registrado
en 2012. La Encuesta Nacional de Lectura 2012 reportó una disminución en torno al hábito
de la lectura que se tiene en México en comparación con la muestra realizada en 2006, donde
se registró que 56% de los mexicanos leían libros, mientras que el actual estudio arrojó que
la cifra actual es de 46.2%. Es decir, la lectura en México ligeramente ha sufrido un declive.
No es de extrañar entonces que México hasta haya sido nombrado “el país que dejó de leer”
(Toscana, 2013). De acuerdo con la OCDE, la lectura por placer está asociada a la
competencia lectora. Por ejemplo, Programme for International Student Assessment (PISA)
encuentra que una diferencia crucial entre los estudiantes que tienen un buen rendimiento en
la evaluación de lectura y los que tienen un mal rendimiento reside en el hecho de que lean
diariamente por placer en lugar de cuánto tiempo dediquen a leer. En promedio, los alumnos
que leen diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de
escolarización a los que no lo hacen (OCDE 2011). Un estudio realizado por la Sociedad
Española de Neurología (SEN) recuerda la importancia de fomentar el hábito de la lectura
entre la población como una de las actividades más beneficiosas para la salud de nuestro
cerebro. El mismo nos dice: “Un cerebro activo no solo realiza mejor sus funciones, sino que
incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a
pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo
que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas” (Sociedad
Española de Neurología, 2013, en línea). Entonces, la lectura es la puerta al conocimiento,
imaginación, innovación y creatividad, características de un pensador crítico, así como
requerimientos de un mundo globalizado para ser deseable y permanecer competitivo. Más
aún, la lectura en todos los niveles académicos es necesaria para el óptimo aprovechamiento
de los alumnos, así como para el mejoramiento de su desempeño intelectual y cognitivo en
todos los aspectos de la vida. Las exigencias del siglo XXI y de un mundo globalizado nos
demandan habilidades como el pensamiento crítico, que es necesario para una lectura
analítica y académicamente aceptable. Sabemos del impacto que se tiene cuando se enseña,
promueve y nutre el pensamiento crítico, lectura y escritura en la educación de las personas.
Por ejemplo, en Reading Next (Biancarosa & Snow, 2004), la escritura intensiva fue
identificada como un elemento crítico de un programa efectivo para combatir el analfabetismo.
El reporte menciona que dicha instrucción ayuda a mejorar la comprensión lectora y que la
enseñanza de habilidades en redacción, como la gramática y ortografía, ayuda a mejorar la
habilidad lectora. De la misma manera, la escritura ayuda a los estudiantes en las conexiones
que hacen entre lo que leen, saben, entienden y piensan (Carr, 2002). De hecho, el mismo
reporte indica que los estudiantes a los que se les da la oportunidad de escribir junto con la
lectura muestran más evidencia de usar el pensamiento crítico cuando leen.
Se lee para comprender el texto que uno lee, así como para poner ese entendimiento en uso.
Un alumno en la escuela superior lee para poder ser competitivo y lograr tener éxito en su
desempeño académico. No obstante, el propósito de la lectura está estrechamente conectado
con la motivación para leer de la persona. Es decir, la motivación o falta de la misma afectará
si lee o no y, en consecuencia, si entiende o no el texto en cuestión. Es por eso que los
educadores necesitan estar pendientes e identificar las necesidades de aprendizaje de sus
alumnos, incluyendo su motivación por la lectura y el propósito que la misma tiene. Los
maestros deben ayudar a los jóvenes a descubrir por ellos mismos dicho propósito para que
puedan aplicar estas habilidades no solo en el aspecto académico, sino en todos los aspectos
de sus vidas. Más aún, en el ámbito de educación superior, la escritura académica es
requerida para trabajos de investigación y publicación de los mismos (Hall, 2007), por
ejemplo. En el mismo contexto y de manera similar, tanto la lectura académica como el
pensamiento crítico son indispensables para la argumentación, que es “…una condición
intrínseca del discurso que le aporta solidez al escrito y prestigio personal al productor del
texto” (Rodríguez, 2004, p. 3). Sin embargo, para llegar a ser un pensador crítico y, por ende,
lograr una buena redacción, se necesitan desarrollar, nutrir, y promover estas habilidades.
Hay muchas maneras de lograrlo, por ejemplo, el hablarles a los alumnos de los diferentes
propósitos de la lectura les ayudará a concentrarse mientras leen; el uso de diferentes tipos
de lectura como artículos, historias, textos informativos; etcétera, promoverá diferentes
propósitos y formas de lectura; asimismo, el uso de libros y todo tipo de material de lectura
que resulte interesante y relevante para los alumnos los motivará a leer más (Pang, Muaka,
Bernhardt, & Kamil, 2003, p.15). Los profesores harían bien en enseñar y promover la lectura
al seleccionar temas pertinentes e interesantes para sus alumnos, y al enseñarles palabras y
conceptos para que participen activamente, y, así, discutan al respecto. De esa manera, se
estimula no sólo la lectura y comprensión, sino el pensamiento crítico también. Mientras los
alumnos aprenden y practican dichos conceptos y vocabulario, y se familiarizan con ellos,
pronto estarán listos para, por ellos mismos, explorar más aspectos y subtemas relacionados
con los temas (Adams, 2011).
HABILIDADES INDISPENSABLES
CONCLUSIONES
La lectura es, sin lugar a dudas, esencial en el desarrollo y formación óptima de los jóvenes
para poder enfrentar a los desafíos en la era del conocimiento. Además, muchos estudios
instrumentalizan la lectura y la escritura como actos inherentes a la vida educativa (Méndez
Rendón, Espinal Patiño, Arbeláez Vera, Gómez Gómez, & Serna Aristizábal, 2014). La
ciencia, investigación y demás evidencias así lo indican. De igual manera, en la formación
académica, así como en todos los aspectos de la vida, el pensador crítico podrá transformar
su vida al ser más analítico y calculador con sus pensamientos, al mismo tiempo que
procurará una producción del conocimiento que le ayudará a la consecución de una vida
mejor (Altuve, 2010). Más aún, hoy en día los conceptos de globalización, tecnología de
comunicaciones y pluralidad hacen necesario asumir diferentes paradigmas para los nuevos
problemas de la actualidad (Olivares, Silvia, & Heredia, 2012). El pensador crítico, cualquier
persona dentro o fuera del aula, es aquella que es intelectualmente curiosa, aquella que
busca argumentos verdaderos y, de esa forma, decidir en qué creer. En vez de aceptar ideas,
conceptos o creencias de forma pasiva, el pensador crítico cuestiona, busca problemas
interesantes y, a su vez, intenta encontrar argumentos a los mismos. Desde luego, nadie es
curioso sobre todo, es decir, algunos pueden ser curiosos sobre la historia del béisbol, por
ejemplo, y otros simplemente no. Sin embargo, un pensador crítico es curioso sobre muchas
cosas diferentes, disfruta del análisis de argumentos y desea aprender cosas nuevas. Si
queremos alumnos, gente, sociedades, civilizaciones creativas, que cuenten con la habilidad
intrínseca de solucionar los problemas de hoy en día, necesitamos nutrir y verdaderamente
enseñar la lectura, la escritura y el pensamiento crítico en las aulas. Por último, el impacto de
nuestra pasión por la lectura trascenderá el éxito académico en los alumnos.
Flores Guerrero, D. (2016). La importancia e impacto de la lectura, redacción y
pensamiento crítico en la educación superior. Zona Próxima, (24), 128 – 135.
http:/www.redalyc.org/articulo.oa?id=85346806010
El artículo se divide en 6 secciones de fácil entendimiento, las cuales son separadas por
subtítulos.
El primer apartado se denomina “Introducción”, en éste, Flores indica que el siglo XXI ha
traído consigo grandes retos, problemas y obstáculos, pero, igualmente oportunidades
para todo aquel que desee tomar parte activa de la era del conocimiento. La organización
para la cooperación y el desarrollo económico, formula las siguientes preguntas: ¿Están
los estudiantes bien preparados para responder a los retos del futuro? ¿Son capaces de
analizar, razonar y comunicar con eficacia sus ideas? ¿Pueden razonar, analizar y comunicar
sus ideas eficazmente? ¿Han encontrado los intereses en los que persistirán a lo largo de
sus vidas como miembros productivos de la economía y la sociedad? Por ello la lectura es
indudablemente una de las habilidades indispensables en la promoción y desarrollo del
pensamiento crítico.
En “La lectura y el pensamiento crítico”, tercer apartado, flores señala que para entender
los beneficios de la lectura es necesario identificar los problemas o rezagos que
enfrentamos en la aplicación de estas habilidades. En México, el 74% de sus hogares
poseen al menos un libro, se dedican 3 horas durante la semana a la lectura. En España
se leen 7.5 libros al año y en Alemania 12. En tal sentido los alumnos que leen
diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de
escolarización a los que no lo hacen, es así que un cerebro activo no solo realiza mejor
sus funciones, sino, que incrementa la rapidez de la respuesta. La lectura en todos sus
niveles académicos es necesaria para el óptimo aprovechamiento de los alumnos, así
como para el mejoramiento de sus desempeño intelectual y cognitivo en todos los
aspectos de la vida.
La cuarta sección, “¿cómo promover la lectura?” Flores señala: que los maestros deben
ayudar a los jóvenes a descubrir por ellos mismos dichos propósitos, para que puedan
aplicar estas habilidades, no solo en el aspecto académico, sino en todos los aspectos
de sus vidas. También menciona que los profesores harían bien en enseñar y promover
la lectura al seleccionar temas pertinentes e interesantes para sus alumnos, de esa
manera, se estimula no solo la lectura y comprensión, sino el pensamiento crítico.
En la quinta parte, “habilidades indispensables”, el autor indica que una persona que
logra utilizar su habilidad de pensamiento crítico puede poner los hechos en contextos,
interpretarlos, darles significados y trascendencia, en suma, el pensador crítico puede
ver como están conectados unos con otros. Es necesario promover y desarrollar el
hábito de la lectura y la escritura, así como el pensamiento crítico. Una vez que se logre
una lectura competente y un pensamiento crítico, los estudiantes podrán hacer uso de
lo que saben, puesto que en la era del conocimiento y de los avances tecnológicos, las
habilidades del pensamiento crítico y lectura analítica proporcionarán a los jóvenes las
herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la actualidad, así como las del
campo laboral.