Presentación Clase 6

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La importancia e impacto de la lectura, redacción y pensamiento

crítico en la educación superior

David Flores Guerrero

RESUMEN
Los beneficios de la lectura, así como el pensamiento crítico, son indispensables en la
educación superior, especialmente para el desarrollo óptimo profesional de los alumnos en la
era del conocimiento. El no ayudar a los jóvenes a prepararse adecuadamente para enfrentar
la vida profesional en la educación superior resultará en una seria desventaja que los
incapacitará a lo largo de su formación académica y, por ende, en su búsqueda de un buen
trabajo, o bien en la participación de actividades cívicas y sociales. La lectura y el
pensamiento crítico son habilidades necesarias para enfrentar los desafíos que los
estudiantes tendrán en un mundo globalizado.

Palabras claves: Pensamiento crítico, lectura, mundo globalizado, habilidades, educación.

INTRODUCCIÓN

La globalización ha sido caracterizada, sin lugar a dudas, por la creciente integración de


diferentes economías y, en consecuencia, una mayor interdependencia entre sociedades,
grupos e individuos. A este crecimiento económico, cultural y político que trae consigo la
globalización es importante añadir su relación intrínseca con habilidades que hoy en día son
indispensables para toda sociedad que desea ser o mantenerse competitiva, ya no solamente
a nivel nacional, sino especialmente en el ámbito internacional. Todos los días nos
enfrentamos con desafíos y oportunidades de vivir en un mundo plano como Thomas
Friedman (2005) argumenta, donde los efectos e impacto que la globalización ha desatado
en estos últimos tiempos, en aspectos económicos, comerciales y políticos, que han pasado
de ser verticales a horizontales, ocasionan que el mundo se vuelva plano. Dicho aplanamiento
del mundo ha originado una nueva manera de colaboración más interdependiente y, más aún,
una manera nueva de pensar, satisfaciendo los retos de la actualidad y del mañana. El siglo
XXI ha traído consigo grandes retos, problemas y obstáculos, pero, igualmente, vastas
oportunidades para todo aquel que desee tomar parte activa en la era del conocimiento. Por
lo tanto, para mantenerse competitivo y atender dichas demandas, es de vital importancia
promover y desarrollar las habilidades requeridas para lograrlo. Por ejemplo, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, (2011) formula las siguientes
preguntas: ¿Están los estudiantes bien preparados para responder a los retos del futuro?
¿Son capaces de analizar, razonar y comunicar con eficacia sus ideas? ¿Pueden razonar,
analizar y comunicar sus ideas eficazmente? ¿Han encontrado los intereses en los que
persistirán a lo largo de sus vidas como miembros productivos de la economía y la sociedad?
Es por eso que, en el ámbito educativo, especialmente en la educación superior, la
importancia e impacto de la lectura es indudablemente una de las habilidades indispensables
hoy en día, así como la promoción y desarrollo del pensamiento crítico para la formación
académica y profesional de los estudiantes, y así satisfacer los retos de la actualidad y del
mañana.
ANTECEDENTES

Suficientes razones existen ya para promover, nutrir y desarrollar la lectura, la escritura y el


pensamiento crítico entre las personas de cualquier sociedad en el mundo. De hecho, la
lectura es posiblemente una herramienta a veces subestimada para promover y mejorar la
redacción y el pensamiento crítico. No obstante, tanto la lectura como la redacción son
actividades funcionales, las cuales se pueden combinar para cumplir metas específicas, como
el aprendizaje de nuevas ideas presentadas en un texto (Fitzgerald & Shanahan, 2000).
Asimismo, la escritura acerca de información en un libro de ciencia puede facilitar la
comprensión y aprendizaje. Además, la lectura y la escritura están relacionadas, puesto que
se desprenden del conocimiento en común y los procesos cognitivos (Shanahan, 2006). Por
último, estas habilidades son actividades de comunicación, lo cual significa que aquellos que
desarrollan las mismas podrán ser capaces de redactar sus propios textos (Tierney &
Shanahan, 1991), llevándolos a una mejor comprensión de textos producidos por otras
personas. Las empresas más competitivas e innovadoras los solicitan y las mejores escuelas
los reclutan. Para poder encontrar buenas oportunidades de empleo y ser ciudadanos activos
e informados en nuestra democracia (Wagner, 2008), necesitamos adaptarnos a las
exigencias de un mundo globalizado, así como a la era del conocimiento. Los costos sociales
y financieros de una educación pobre han sido bien documentados (Greene, 2000). Más aún,
los avances en tecnología y la globalización hacen necesarias personas altamente calificadas
en la lectura y la escritura, así como en el pensamiento crítico. Dichas habilidades son
esenciales para las exigencias de la era del conocimiento. Los beneficios de la lectura y
redacción académica, así como el pensamiento crítico, son indispensables en la educación
superior, especialmente para el desarrollo óptimo profesional de los alumnos. El no ayudar a
los jóvenes a preparase adecuadamente para enfrentar la vida profesional en la educación
superior resultará en una seria desventaja que los incapacitará a lo largo de su formación
académica y, por ende, en su búsqueda de un buen trabajo, o bien en la participación de
actividades cívicas y sociales.

LA LECTURA Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO

Para entender mejor los beneficios de la lectura, es necesario identificar los problemas o
rezagos que enfrentamos en la aplicación de estas habilidades. En los países de la OCDE,
un promedio del 37% de los estudiantes informó que no leían por placer. En promedio en los
países de la OCDE, el 72% de los alumnos socioeconómicamente aventajados (los alumnos
de la cuarta parte superior del índice PISA de situación económica, social y cultural en el país
evaluado) informó que lee diariamente por placer, mientras que solo el 56% de los alumnos
desaventajados señalaron lo mismo (OCDE, 2011). En México, de acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 74% de los hogares mexicanos posee al
menos un libro, dedican 3 horas durante la semana a la lectura y lo hacen en similar
proporción los hombres (50.9%) y las mujeres (49.1%). Sin embargo, de una lista de 108
naciones de la UNESCO sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar. En
promedio, los mexicanos leen 2.8 libros al año, y solo 2% de la población tiene como hábito
permanente la lectura, mientras que en España se leen 7.5 libros al año y en Alemania, 12,
de acuerdo con el organismo (INEGI, 2014). Adicionalmente, Parametría (2013), en un
estudio realizado, nos dice que solo 21% de los entrevistados este año en el país dijeron
haber empezado a leer un libro en los últimos seis meses. Incluso 2% menos que lo registrado
en 2012. La Encuesta Nacional de Lectura 2012 reportó una disminución en torno al hábito
de la lectura que se tiene en México en comparación con la muestra realizada en 2006, donde
se registró que 56% de los mexicanos leían libros, mientras que el actual estudio arrojó que
la cifra actual es de 46.2%. Es decir, la lectura en México ligeramente ha sufrido un declive.
No es de extrañar entonces que México hasta haya sido nombrado “el país que dejó de leer”
(Toscana, 2013). De acuerdo con la OCDE, la lectura por placer está asociada a la
competencia lectora. Por ejemplo, Programme for International Student Assessment (PISA)
encuentra que una diferencia crucial entre los estudiantes que tienen un buen rendimiento en
la evaluación de lectura y los que tienen un mal rendimiento reside en el hecho de que lean
diariamente por placer en lugar de cuánto tiempo dediquen a leer. En promedio, los alumnos
que leen diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de
escolarización a los que no lo hacen (OCDE 2011). Un estudio realizado por la Sociedad
Española de Neurología (SEN) recuerda la importancia de fomentar el hábito de la lectura
entre la población como una de las actividades más beneficiosas para la salud de nuestro
cerebro. El mismo nos dice: “Un cerebro activo no solo realiza mejor sus funciones, sino que
incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a
pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo
que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas” (Sociedad
Española de Neurología, 2013, en línea). Entonces, la lectura es la puerta al conocimiento,
imaginación, innovación y creatividad, características de un pensador crítico, así como
requerimientos de un mundo globalizado para ser deseable y permanecer competitivo. Más
aún, la lectura en todos los niveles académicos es necesaria para el óptimo aprovechamiento
de los alumnos, así como para el mejoramiento de su desempeño intelectual y cognitivo en
todos los aspectos de la vida. Las exigencias del siglo XXI y de un mundo globalizado nos
demandan habilidades como el pensamiento crítico, que es necesario para una lectura
analítica y académicamente aceptable. Sabemos del impacto que se tiene cuando se enseña,
promueve y nutre el pensamiento crítico, lectura y escritura en la educación de las personas.
Por ejemplo, en Reading Next (Biancarosa & Snow, 2004), la escritura intensiva fue
identificada como un elemento crítico de un programa efectivo para combatir el analfabetismo.
El reporte menciona que dicha instrucción ayuda a mejorar la comprensión lectora y que la
enseñanza de habilidades en redacción, como la gramática y ortografía, ayuda a mejorar la
habilidad lectora. De la misma manera, la escritura ayuda a los estudiantes en las conexiones
que hacen entre lo que leen, saben, entienden y piensan (Carr, 2002). De hecho, el mismo
reporte indica que los estudiantes a los que se les da la oportunidad de escribir junto con la
lectura muestran más evidencia de usar el pensamiento crítico cuando leen.

¿CÓMO PROMOVER LA LECTURA?

Se lee para comprender el texto que uno lee, así como para poner ese entendimiento en uso.
Un alumno en la escuela superior lee para poder ser competitivo y lograr tener éxito en su
desempeño académico. No obstante, el propósito de la lectura está estrechamente conectado
con la motivación para leer de la persona. Es decir, la motivación o falta de la misma afectará
si lee o no y, en consecuencia, si entiende o no el texto en cuestión. Es por eso que los
educadores necesitan estar pendientes e identificar las necesidades de aprendizaje de sus
alumnos, incluyendo su motivación por la lectura y el propósito que la misma tiene. Los
maestros deben ayudar a los jóvenes a descubrir por ellos mismos dicho propósito para que
puedan aplicar estas habilidades no solo en el aspecto académico, sino en todos los aspectos
de sus vidas. Más aún, en el ámbito de educación superior, la escritura académica es
requerida para trabajos de investigación y publicación de los mismos (Hall, 2007), por
ejemplo. En el mismo contexto y de manera similar, tanto la lectura académica como el
pensamiento crítico son indispensables para la argumentación, que es “…una condición
intrínseca del discurso que le aporta solidez al escrito y prestigio personal al productor del
texto” (Rodríguez, 2004, p. 3). Sin embargo, para llegar a ser un pensador crítico y, por ende,
lograr una buena redacción, se necesitan desarrollar, nutrir, y promover estas habilidades.
Hay muchas maneras de lograrlo, por ejemplo, el hablarles a los alumnos de los diferentes
propósitos de la lectura les ayudará a concentrarse mientras leen; el uso de diferentes tipos
de lectura como artículos, historias, textos informativos; etcétera, promoverá diferentes
propósitos y formas de lectura; asimismo, el uso de libros y todo tipo de material de lectura
que resulte interesante y relevante para los alumnos los motivará a leer más (Pang, Muaka,
Bernhardt, & Kamil, 2003, p.15). Los profesores harían bien en enseñar y promover la lectura
al seleccionar temas pertinentes e interesantes para sus alumnos, y al enseñarles palabras y
conceptos para que participen activamente, y, así, discutan al respecto. De esa manera, se
estimula no sólo la lectura y comprensión, sino el pensamiento crítico también. Mientras los
alumnos aprenden y practican dichos conceptos y vocabulario, y se familiarizan con ellos,
pronto estarán listos para, por ellos mismos, explorar más aspectos y subtemas relacionados
con los temas (Adams, 2011).

HABILIDADES INDISPENSABLES

En la educación superior, frecuentemente, los alumnos se enfrentan a situaciones y tareas


que involucran la lectura, y la escritura analítica y argumentativa, así como el desarrollo del
pensamiento crítico para resolver problemas académicos cognitivamente demandantes. El
dominio progresivo en un campo disciplinario requiere el uso competente de los
procedimientos de las características de elaboración y comunicación en ese campo, por lo
cual se hacen necesarias propuestas educativas donde los alumnos, como miembros de la
comunidad académica, puedan aprender a entender y elaborar textos escritos a través de la
práctica en diferentes actividades que propicien ese desarrollo (Castelló, Mateos, Castells,
Iñesta, Cuevas, & Solé, 2012). Una persona que logra utilizar su habilidad de pensar
críticamente puede poner los hechos en contexto, interpretarlos, darles significado y
trascendencia; en suma, el pensador crítico puede ver cómo están conectados unos con
otros. Por ejemplo, compañías altamente competitivas e innovadoras a nivel mundial, como
Google, buscan a personas curiosas intelectualmente (Wagner & Compton, 2012) como la
habilidad más importante al momento de contratar a alguien. Friedman (2014) hace referencia
muy clara con respecto a compañías como Google, que buscan personas con habilidades
cognitivas como el pensamiento crítico, que puedan enfrentar los problemas de un mundo
globalizado; en otras palabras, al mundo laboral altamente competitivo le interesa qué puedes
hacer con lo que sabes y no lo que sabes. Es por eso que es necesario para los educadores,
instituciones educativas y demás actores involucrados promover y desarrollar el hábito de la
lectura y la escritura, así como el pensamiento crítico, el que ayudará a la creatividad,
imaginación e innovación de los alumnos. Los beneficios del uso del pensamiento crítico en
las aulas son varios. En la escritura, por ejemplo, los alumnos no son los únicos beneficiados,
pues los maestros que, de forma efectiva y eficaz integran en sus cursos tanto la escritura
como actividades del pensamiento crítico, reportan un aumento satisfactorio en su
experiencia educativa: los estudiantes están mejor preparados para la clase, son más
enriquecedoras las discusiones y, en general, el desempeño del alumno es mucho mejor
(Bean, 2011). La misma OCDE (2010) reconoce a las naciones más productivas y
desarrolladas al aseverar que los sistemas educativos más exitosos están poniéndose metas
curriculares y para el logro de los alumnos que enfatizan en el cumplimiento de habilidades
complejas, de un orden superior del pensamiento, así como la habilidad de aplicarlas a
problemas jamás vistos en vez de dominar el tipo de habilidades básicas que con anterioridad
se fijaban como un mínimo estándar. Una vez que se logre una lectura competente y un
pensamiento crítico, los estudiantes podrán hacer uso de lo que saben. El mundo necesita de
jóvenes profesionistas que puedan resolver los problemas de la actualidad y que, de la misma
forma, presenten nuevos paradigmas. En la era del conocimiento y de los avances
tecnológicos, las habilidades del pensamiento crítico y lectura analítica proporcionarán a los
jóvenes las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la actualidad, así como
las del campo laboral.

CONCLUSIONES

La lectura es, sin lugar a dudas, esencial en el desarrollo y formación óptima de los jóvenes
para poder enfrentar a los desafíos en la era del conocimiento. Además, muchos estudios
instrumentalizan la lectura y la escritura como actos inherentes a la vida educativa (Méndez
Rendón, Espinal Patiño, Arbeláez Vera, Gómez Gómez, & Serna Aristizábal, 2014). La
ciencia, investigación y demás evidencias así lo indican. De igual manera, en la formación
académica, así como en todos los aspectos de la vida, el pensador crítico podrá transformar
su vida al ser más analítico y calculador con sus pensamientos, al mismo tiempo que
procurará una producción del conocimiento que le ayudará a la consecución de una vida
mejor (Altuve, 2010). Más aún, hoy en día los conceptos de globalización, tecnología de
comunicaciones y pluralidad hacen necesario asumir diferentes paradigmas para los nuevos
problemas de la actualidad (Olivares, Silvia, & Heredia, 2012). El pensador crítico, cualquier
persona dentro o fuera del aula, es aquella que es intelectualmente curiosa, aquella que
busca argumentos verdaderos y, de esa forma, decidir en qué creer. En vez de aceptar ideas,
conceptos o creencias de forma pasiva, el pensador crítico cuestiona, busca problemas
interesantes y, a su vez, intenta encontrar argumentos a los mismos. Desde luego, nadie es
curioso sobre todo, es decir, algunos pueden ser curiosos sobre la historia del béisbol, por
ejemplo, y otros simplemente no. Sin embargo, un pensador crítico es curioso sobre muchas
cosas diferentes, disfruta del análisis de argumentos y desea aprender cosas nuevas. Si
queremos alumnos, gente, sociedades, civilizaciones creativas, que cuenten con la habilidad
intrínseca de solucionar los problemas de hoy en día, necesitamos nutrir y verdaderamente
enseñar la lectura, la escritura y el pensamiento crítico en las aulas. Por último, el impacto de
nuestra pasión por la lectura trascenderá el éxito académico en los alumnos.
Flores Guerrero, D. (2016). La importancia e impacto de la lectura, redacción y
pensamiento crítico en la educación superior. Zona Próxima, (24), 128 – 135.
http:/www.redalyc.org/articulo.oa?id=85346806010

David flores, licenciado en estudios culturales internacionales y magíster en Educación,


revisa un conjunto de investigaciones realizadas acerca de la importancia e impacto de
la lectura, redacción y pensamiento crítico en la educación superior, con el objetivo de
resaltar la importancia y beneficio de la lectura y pensamiento crítico, ya que nos
menciona que son habilidades necesarias para enfrentar los desafíos que los
estudiantes tendrán en un mundo globalizado.

El artículo se divide en 6 secciones de fácil entendimiento, las cuales son separadas por
subtítulos.

El primer apartado se denomina “Introducción”, en éste, Flores indica que el siglo XXI ha
traído consigo grandes retos, problemas y obstáculos, pero, igualmente oportunidades
para todo aquel que desee tomar parte activa de la era del conocimiento. La organización
para la cooperación y el desarrollo económico, formula las siguientes preguntas: ¿Están
los estudiantes bien preparados para responder a los retos del futuro? ¿Son capaces de
analizar, razonar y comunicar con eficacia sus ideas? ¿Pueden razonar, analizar y comunicar
sus ideas eficazmente? ¿Han encontrado los intereses en los que persistirán a lo largo de
sus vidas como miembros productivos de la economía y la sociedad? Por ello la lectura es
indudablemente una de las habilidades indispensables en la promoción y desarrollo del
pensamiento crítico.

En la segunda sección, “Antecedentes” el autor afirma que la lectura es una herramienta


que mejora y promueve la redacción, así como el pensamiento crítico, por lo que
menciona también que podrán ser capaces de redactar sus propios textos y comprender
textos producidos por otras personas.

En “La lectura y el pensamiento crítico”, tercer apartado, flores señala que para entender
los beneficios de la lectura es necesario identificar los problemas o rezagos que
enfrentamos en la aplicación de estas habilidades. En México, el 74% de sus hogares
poseen al menos un libro, se dedican 3 horas durante la semana a la lectura. En España
se leen 7.5 libros al año y en Alemania 12. En tal sentido los alumnos que leen
diariamente por placer tienen una puntuación superior a un año y medio de
escolarización a los que no lo hacen, es así que un cerebro activo no solo realiza mejor
sus funciones, sino, que incrementa la rapidez de la respuesta. La lectura en todos sus
niveles académicos es necesaria para el óptimo aprovechamiento de los alumnos, así
como para el mejoramiento de sus desempeño intelectual y cognitivo en todos los
aspectos de la vida.

La cuarta sección, “¿cómo promover la lectura?” Flores señala: que los maestros deben
ayudar a los jóvenes a descubrir por ellos mismos dichos propósitos, para que puedan
aplicar estas habilidades, no solo en el aspecto académico, sino en todos los aspectos
de sus vidas. También menciona que los profesores harían bien en enseñar y promover
la lectura al seleccionar temas pertinentes e interesantes para sus alumnos, de esa
manera, se estimula no solo la lectura y comprensión, sino el pensamiento crítico.

En la quinta parte, “habilidades indispensables”, el autor indica que una persona que
logra utilizar su habilidad de pensamiento crítico puede poner los hechos en contextos,
interpretarlos, darles significados y trascendencia, en suma, el pensador crítico puede
ver como están conectados unos con otros. Es necesario promover y desarrollar el
hábito de la lectura y la escritura, así como el pensamiento crítico. Una vez que se logre
una lectura competente y un pensamiento crítico, los estudiantes podrán hacer uso de
lo que saben, puesto que en la era del conocimiento y de los avances tecnológicos, las
habilidades del pensamiento crítico y lectura analítica proporcionarán a los jóvenes las
herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la actualidad, así como las del
campo laboral.

Finalmente, en la sección “conclusiones”, el autor determina que la lectura es sin lugar


a duda esencial en el desarrollo y formación óptima de los jóvenes, para poder enfrentar
a los desafíos. El pensador crítico es aquella que busca argumentos verdaderos y de esa
forma decidir en qué creer, por eso menciona que nadie es curioso, sobre todo lo que los
rodea, sin embargo, un pensador crítico es curioso sobre muchas cosas diferentes,
disfruta del análisis de argumentos, y desea aprender cosas nuevas, por ello si queremos
alumnos, gente, sociedades, civilizaciones creativas, que cuenten con habilidad
intrínseca de solucionar los problemas, necesitamos nutrir y verdaderamente enseñar la
lectura, la escritura y el pensamiento crítico en las aulas. Por ello el impacto de nuestra
pasión de la lectura trascenderá el éxito académico de los alumnos.