Devocional 3
Devocional 3
Devocional 3
OBJETIVOS:
INTRODUCCION:
Al iniciarse el proceso del crecimiento Espiritual, todos los creyentes deben tener muy
claro, que debemos llegar a tener una comunión con el Espíritu Santo de Dios.
Esta búsqueda debe ser continua en la oración en todo tiempo y con toda oración.
Velando en todo tiempo o conectado con El en todo momento.
Dando gracias por todo lo que hacemos en todo momento al Espíritu Santo de Dios.
Guiados por el Espíritu Santo de Dios en los momentos que deseemos ser guiados.
Obedeciendo en todo al Espíritu Santo de Dios. Haciendo su buena, agradable y perfecta voluntad.
Viviendo como un buen siervo.
DESARROLLO:
Tener comunión con el Espíritu Santo es tener comunión con Cristo mismo, porque cuando se
recibe a Cristo como único Señor y Salvador personal, se recibe es a su Espíritu Santo en el
corazón. Además, el Espíritu Santo vino a glorificar a Cristo, según el mismo Jesús lo afirmó.
Por lo tanto, si usted está en comunión con el Espíritu, significa que usted está en plena
comunión con Cristo Jesús.
Significa “Ser lleno y controlado” por el Espíritu (Efesios 5:18). Porque el Espíritu de Verdad que
Dios le ha dado al creyente al momento de su conversión, nunca le será quitado como sucedía en
el Antiguo Testamento. Por otra parte, tener comunión y ser controlado por el Espíritu Santo, no
es ser manipulado como una máquina inanimada, sino dinamizado en toda la personalidad, por la
sobrenatural y preciosa presencia del Espíritu del Señor Jesucristo.
El grado de comunión que tenemos con el Espíritu Santo determina el grado de victoria y de
plenitud que alcanzamos. El Espíritu Santo fortalece nuestro ser interior para tener autoridad para
resistir a la carne y para servir en el Poder del Señor.
2. Nos trae santidad y nos ayuda en nuestras debilidades: “Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).
3. Enseña a los creyentes: Antes de partir Jesús, prometió que el Espíritu Santo vendría para
enseñarnos toda la verdad, y para capacitar a los creyentes para comprenderla y
soportarla, “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan
16:12-14). Esta promesa se cumplió después de Pentecostés. Con nuestras propias
energías y esfuerzos sin la ayuda del Espíritu Santo solamente leeremos
palabras que no comprenderemos y andaremos desorientados y estériles.
4. Guía a los creyentes: Le debemos permitir al Espíritu Santo que obre a través de nosotros
todo lo que le plazca a Dios. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son los hijos de Dios” (Romanos 8:14).
5. Nos confirma que somos hijos de Dios: Sólo nacemos como hijos de Dios cuando nacemos
de nuevo por el poder de su Espíritu Santo. “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la
palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18). La
Escritura da testimonio de la paternidad de Dios hacia nosotros. “Y por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su hijo, el cual clama ¡Abba,
padre!” (Gálatas 4:6).
6. Nos capacita para administrar los diferentes dones y discernir: Al tener una vida de
comunión ahora podemos administrar apropiadamente los diferentes dones que están
prometidos para los creyentes. Lo que realmente importa es el fruto del Espíritu. La
comunión estará marcada por una vida de oración, de estudio de las Escrituras y
obediencia a la voluntad de Dios por medio de la dirección del Espíritu Santo.
DEVOCIONAL III
CONCLUSION: