Los Jóvenes Por MSG

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Los Jóvenes

De acuerdo con el censo de población y vivienda 2020, residen en


México, 31 millones personas entre 15 y 29 años representan
el 25% de la población en el país. Para el 2024, se estima que
podrán votar el 29.7% de las personas jóvenes que cuentan
con credencial para votar vigente.

México es un país proyectado a ser una potencia mundial. Sin


embargo, enfrenta, una de las peores crisis de su historia en
todos los órdenes de gobierno. Su frágil democracia, los altos
índices de corrupción, de violencia y el nulo estado de Derecho;
los déficits en materia de gobernabilidad, por haber abandonado
tareas y responsabilidades propias de la administración pública,
las cuales han perjudicado la salud, la educación, la economía, el
desarrollo, la seguridad, la paz, la tranquilidad de los mexicanos.

Al hablar de los jóvenes, es necesario remontarse a la década de


los 60´s, cuando el crecimiento económico y los notables avances
científico-tecnológicos permitieron un mejoramiento de las
condiciones de vida de importantes sectores de la población
mundial. La educación secundaria y universitaria se amplió a
nuevos sectores y las mujeres empezaron a entrar al mundo del
trabajo. Es notable también, reconocer que, el extraordinario
desarrollo de los medios de comunicación en aquel momento
permitió conocer muy rápido los acontecimientos que ocurrían en
distintos lugares del planeta.

Era un mundo optimista, dentro de las posibilidades humanas


para dominar la naturaleza. No obstante, ello, era también un
mundo lleno de encrucijadas en la vida pública, al que los jóvenes
se unían para participar. Existían dos formas contrapuestas de
organización de las sociedades: una capitalista, que alcanzaba su
máxima expresión en los Estados Unidos y en los países de
Europa Occidental; y otra socialista, representada
fundamentalmente por la Unión Soviética, los países de Europa
Oriental y China. Cada bloque luchaba por extender su influencia
y casi ninguna región del mundo quedó al margen de estas
corrientes ideológicas. Los debates en torno a las ventajas y
desventajas de cada sistema eran intensas.

Había, además, muchos otros temas en discusión que alentaban


la organización y la lucha. Los regímenes autoritarios, el
colonialismo, las relaciones patriarcales en la familia, la
discriminación contra las minorías raciales, las desigualdades
entre los sexos, la eventualidad de una guerra nuclear...
Asimismo, estaban las luchas exitosas de muchos pueblos por
independizarse de la dominación colonial, la resistencia del
pueblo vietnamita, primero contra Francia y luego contra los
Estados Unidos, la emergencia de un régimen socialista en Cuba
a los pies del coloso estadounidense pareció a muchos
contemporáneos demostraciones tangibles de la capacidad de los
pueblos para vencer los obstáculos más enormes y transformar la
realidad.

En la década de 1960, por primera vez en la historia


contemporánea, la juventud tomó conciencia de sí misma como
generación y levantó la voz contra la sociedad adulta de su
época. Su principal deseo fue vivir de la manera más auténtica
posible, sin la hipocresía del mundo adulto.

Dentro de este contexto los jóvenes se socializaban. Era un


contexto virgen, en el que la vida y sus componentes estaban a
debate. En el que la gente consideraba que el mundo de la
política era parte de su realidad. Por esta razón, los jóvenes de
aquella época irrumpieron en la vida pública. Se convirtieron en
protagonistas. Ingresaron a los partidos políticos para participar
en los debates y en la acción política. Ellos mismos, elaboraron
una cultura propia que cuestionaba “el orden público vigente”.

En la vida social, los varones se atrevieron a usar los famosos


jeans en señal de protesta, rompiendo con la seriedad de “los
trajes formales”, como también a usar el pelo largo en señal de
rebeldía. Surgió la píldora anticonceptiva para brindar mayor
libertad a las mujeres en su sexualidad. La música era estridente
y cuyo signo más visible fue el rock and roll... Cultura que nació
en Europa, se expandió hacía toda América y después, fue
adoptada por las juventudes de importantes zonas en todo el
planeta. Los jóvenes apostaban a dirigir su destino. Esa era su
lucha. Pretendían construir aquel mundo que ellos mismos
anhelaban. Su preocupación consistía en pretender ser los
arquitectos del porvenir.

Por ello, ser joven es sinónimo de cambio, de progreso, de recrear


un futuro promisorio para toda la humanidad. Por ello, ser joven
es, enfrentar los desafíos que significan construir, desarrollar o
reconstruir el espacio público, con una plena visión de largo
plazo. Tenían en sus manos la capacidad de transformar los
problemas en oportunidades, en hallar soluciones, para ser los
motores de la proyección humana y convertirse en impulsores,
vigorosos y energéticos, de la realización en las sociedades.

Los jóvenes son el futuro de los países. Son los principales


agentes de cambio de la sociedad y el elemento fundamental
para el progreso. Los jóvenes son la gran incidencia en el
desarrollo económico. Despliegan, en esta etapa de la vida, un
conjunto de relaciones sociales con distinta formación que les
permite conformar grupos con personalidades sui generis que
definen a las nuevas generaciones. A sabiendas de que, lo que se
hace hoy, repercutirá en la vida adulta.

El rol de la juventud es el mismo en todos los tiempos. El joven


pretenderá hacer que las cosas mejoren a lo que se hacía e
impregnan fuerza y quizá una buena dosis de esperanza y de
felicidad. Por tanto, la mayoría se suma a las causas más sentidas
de su comunidad, así como a los reclamos de autonomía y de
independencia.

El papel del joven es crucial en todas las sociedades. Pretenden


transformarlo todo, ya sea en la Universidad o tecnológico, en el
trabajo o en los diferentes espacios, aportando una visión
novedosa en cualquier actividad. Los jóvenes son los
responsables de hacer evolucionar a las sociedades y luchan para
hacer valer criterios de transformación en el mundo que los
rodea.
Por tanto, la juventud es el pilar fundamental de todos los
pueblos. Son el relevo generacional. Tienen el reto, sin renunciar
al pasado, de luchar por lograr un mundo mejor y más justo.
Algunos de los desafíos que están aún pendientes de combatir, se
pueden mencionar como: la intolerancia, las fobias y
discriminaciones, el machismo, la violencia contra las mujeres y el
racismo. Estos y otros pendientes deberían retomarlos como
banderas de la juventud. Porque el joven, desde sus espacios de
acción, estudio o trabajo debe seguir luchando para lograr sus
propias conquistas. Serían muy bien aceptados por la comunidad
en general, la ciudadanía se los reconocería y les daría el lugar
que se merecen.

A partir de la entrada al siglo XXI, presenciamos grandes


fenómenos poblacionales en el mundo. Observamos, gracias a los
avances de la ciencia, en especial de la medicina y la tecnología,
el arribo de personas que logran cumplir 60 años y más, con
buena salud y calidad de vida. Al mismo tiempo, observamos, de
manera sorprendente, otro fenómeno poblacional producido
también en el mundo entero. Es el ingreso pleno de las mujeres a
todas las universidades, a cursar todo tipo de carreras, inclusive
aquellas que estaban reservadas a los hombres. Del mismo modo,
ingresan al universo laboral, al cual, poco a poco escalan a todos
los puestos de las administraciones públicas, así como a los altos
consejos directivos y a las direcciones generales en el mundo
empresarial.

Como un hecho actual, sin precedente en la historia de México


estamos ante el suceso inédito. Es posible que pueda llegar, por
primera vez, una mujer, a ocupar la Presidencia de la República
en el 2024. El poder político le será entregado a una de las dos
mujeres que compiten actualmente en diferentes frentes para
manejar los destinos de un país de 140 millones de habitantes y
que tiene como frontera al país más poderoso del mundo.

El tercer fenómeno poblacional que estamos presenciando en


estas primeras décadas del siglo XXI, también es de carácter
mundial. Es el de una nueva generación de jóvenes que suelta los
libros, que abandona poco a poco las universidades, que no desea
casarse ni quisiera tener hijos. Que tampoco quiere “ser
empleado” sino propietario o emprendedor de una empresa por
pequeña que esta sea; que se proyecta para emanciparse y salir
del núcleo familiar, a fin de desarrollar su propio negocio, ganar
dinero y vivir su propia vida sin la necesidad de cursar una
carrera universitaria. Es la llegada del individualismo, dejando
atrás todo esfuerzo de colectividad.

Por esta nueva forma experimental de vida, los jóvenes de hoy


suelen preocuparse por cuestiones netamente personales, como
lo es, su futuro laboral independiente. Es la llegada del home
office o del esfuerzo único con algunos compañeros/as, realizando
algún oficio o servicio, que les permita mantenerse. Es evitar
sumarse a los grandes consorcios, despachos o corporaciones. Es
adoptar nuevos valores en su educación. Es, insistir en conseguir
la apertura de carreras tecnológicas cortas.

Es el impulso de jóvenes progresistas que hacen una reflexión


introspectiva para tomar decisiones a corto plazo sobre su vida; y
con base en ello se preocupan, en lo posible, del medio ambiente
que los rodea, de su salud mental, de la aportación a la igualdad
social y al desarrollo de las tecnologías. Son pocos los interesados
en la política de su país. Buscan apoyar situaciones concretas
como respetar la tolerancia, la diversidad, así como encontrar el
equilibrio entre su vida personal y social.

Algunos jóvenes de hoy aún optan por continuar estudiando,


siguiendo la línea trazada por sus padres y contribuyen con su
comunidad. Sin embargo, la diferencia que existe entre la
mayoría de los los jóvenes actuales del siglo XXI, a los anteriores,
de los años 60´s es notable. Es otra manera de ser, de vivir, de
participar en la vida pública, es una transformación abismal. Por
tal motivo, muchas veces son incomprendidos por sus padres o
por los adultos que los rodean.

Los jóvenes de hoy han crecido en contextos culturales,


tecnológicos y sociales muy diferentes a los de épocas pasadas.
Las diferencias que presentan ahora, con sus experiencias y
perspectivas, incluyen aspectos antes imposibles de imaginar,
como los avances en tecnología. Los jóvenes del siglo XXI han
crecido en la era digital con acceso a dispositivos electrónicos,
internet y redes sociales desde temprana edad. Esto ha moldeado
su forma de comunicarse, aprender y relacionarse con el mundo.

Asimismo, aprendieron a vivir en un mundo globalizado. Los


jóvenes del siglo XXI tienen una mayor disposición a diversas
culturas y perspectivas, debido a la globalización y a la facilidad
de acceso a la información de todo el planeta. Por esta razón, no
son como las generaciones anteriores. Su reto es valerse por sí
mismos, y por eso, participan menos en tareas de su comunidad,
presentan menos activismo político y se encuentran en plena
reestructuración de su conciencia social.

Los jóvenes del siglo XXI, por su acceso a la información


instantánea deberían estar más involucrados en temas sociales y
políticos, así como los jóvenes de mediados del siglo XX; pero no
lo están porque tienen que resolver sus problemas de
supervivencia. Sin embargo, como ya se mencionó, si debieran
involucrarse en los temas de justicia social, sostenibilidad y
cambio positivo.

En lo referente a la educación y al empleo, nuestra misión como


adultos es comprenderlos en primer lugar y abrirnos a la
“educación dual” como lo hacen en otros países de Europa con
gran éxito y proponerles oportunidades, así como prepararlos al
mundo globalizado, ofrecerles idiomas, a fin de conocer sus
aptitudes, e inducirlos a tomar la mejor decisión con base a sus
intereses, por sencillos que estos sean. Crear casas de la cultura o
centros cívicos para que los jóvenes tengan acceso a actividades
recreativas interesantes como; aprender a tocar instrumentos
musicales, tomar clases de pintura, baile o teatro. Tener acceso a
distintos deportes.

Por tanto, los jóvenes del siglo XXI enfrentan un panorama laboral
y educativo diferente debido a la automatización y a la evolución
de las industrias. Las habilidades digitales y la adaptabilidad son
más importantes que nunca. Por esta gran aportación, la
tendencia es mayor hacia “el individualismo empresarial”, en el
cuál ellos sienten que son “empresarios”, “emprendedores”
aunque empiecen con una sencilla pyme. Así, tanto el gobierno
como el sector empresarial debería proporcionarles los insumos
necesarios para desenvolverse.

Es importante reconocer que, la forma de comunicación se ha


transformado radicalmente en esta generación de la juventud. Es
decir, los jóvenes del siglo XXI se comunican de manera diferente,
utilizando mensajes de texto, redes sociales y plataformas de
mensajería instantánea en lugar de las formas de comunicación
más tradicionales, que se puede traducir como platicar
personalmente.

Las dinámicas familiares y sociales han evolucionado tanto, que


los cambios en la familia y la estructura social, los ha llevado a
proponerse nuevos retos personales que les exige enfocarse a
diferentes y variados nichos de interés en educación, en el
desarrollo de su nueva forma de trabajar y en adaptarse a los
cambios en su vida personal.

Los jóvenes del siglo XXI en todo el mundo se han retirado de la


política por los escándalos de corrupción, por los abusos de los
jefes de los gobiernos nacionales y locales y por sentir una gran
decepción en los políticos de sus propios países. Lo que sí es
común observar en los jóvenes del siglo XXI es la gran conciencia
ambiental, que a menudo, por el interés que manifiestan,
desarrollan mayor sensibilidad hacia las cuestiones del cambio
climático y de los recursos naturales, sintiendo el compromiso de
apoyar estos temas, dándole mayor importancia a proyectos de
sostenibilidad.

Las diferencias entre los jóvenes de los 60´s y los jóvenes


actuales del siglo XXI son abismales y determinantes. Los que
debemos cambiar somos nosotros, los adultos que estamos a su
alrededor, y tener una actitud de comprensión y apoyo, a fin de
que se les permita desarrollar sus capacidades. Apoyarlos en sus
proyectos individuales, los cuales deberán estar involucrados en
el gobierno para darles facilidades e inscribirlos en el Seguro
Social, (en el IMSS) a fin de empezar a cotizar en sus planes de
jubilación y de esta manera, encarrilarlos hacia el camino de la
formalidad económica.

Es una realidad que en México y en el mundo que el


corporativismo empresarial ha estado evolucionando debido a
cambios en la tecnología, economía y cultura empresarial.
Muchas empresas están adaptando modelos flexibles y
descentralizados. Los sindicatos se adaptarán a las necesidades
cambiantes de los trabajadores en un entorno laboral en
evolución y otras formas de agremiarse, las cuales, han dado
paso al individualismo. Aunque los cambios varían de persona a
persona, el mundo se encuentra experimentando otras formas de
vida, en especial las que se percibe en la juventud actual. Es un
hecho también que se vive una transformación profunda en la
forma de relacionarse, de convivir, de trabajar, de interesarse por
el mundo que los rodea y hasta de soñar.

Para ello, es necesario seguir con los programas de “Jóvenes


construyendo el futuro” aunque este cambie de nombre, con la
finalidad de no perder su débil entusiasmo, así como también,
protegerlos de no caer en la pobreza o peor aún en manos de los
negocios del crimen organizado.

por Margarita Sánchez-Gavito

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