Articulo Naturaleza Humana y Divina de Cristo

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LA NATURALEZA HUMANA Y DIVINA DE CRISTO

Angélica Castro y Débora Cabrera

Introducción

En los últimos años, ha surgido un creciente interés en la vida de Jesucristo,

especialmente en su naturaleza divina y humana. La afirmación de que Jesucristo es

completamente Dios y completamente hombre no es meramente un dogma abstracto,

sino que tiene profundas implicaciones para la vida y la práctica cristianas.1

A lo largo de la historia de la teología cristiana, la doctrina sobre la naturaleza de Cristo

ha enfrentado varias críticas y desafíos. Uno de los críticos más prominentes fue el

teólogo unitario Michael Servet, quien en el siglo XVI rechazó la doctrina de la

Trinidad y, por lo tanto, la plena divinidad de Cristo. Según Servet, la noción de que

Jesús pudiera ser simultáneamente Dios y hombre era incompatible tanto con la razón

como con las Escrituras.2

Además, algunos teólogos modernos, como John Hick, argumentan que la doctrina de la

encarnación es más un mito teológico que una realidad histórica. Hick sostiene que la

concepción de Jesús como completamente divino y humano es una construcción

posterior de la Iglesia, influenciada más por la filosofía helenística que por el mensaje

original de Jesús.3

En respuesta a Servet, es crucial considerar los contextos históricos y bíblicos en los que

se desarrollaron las doctrinas de la Iglesia. Los concilios ecuménicos, como el de

1
Ana Baldeon, “Jesús Verdadero Hombre Y Dios”, Academia,
https://www.academia.edu/35410917/JESUS_VERDADERO_HOMBRE_Y_DIOS_docx (consultado: 20 de
mayo, 2024).
2
Michael Servet, Chrisitianismi Restitution (Viena del Delfinado, Francia: Instituto de Estudios
Sijinenses,1553), 169.
3
John Hick, Jesus and the World Religions, (Londres: SCM Press,1977), 168-181.
Calcedonia, no surgieron en el vacío, sino como respuestas a profundas reflexiones

teológicas y a la necesidad de mantener la coherencia doctrinal frente a varias herejías. 4

En relación con las críticas de John Hick, es fundamental destacar que la interpretación

de la encarnación como un mito no logra explicar de manera satisfactoria la coherencia

y el impacto transformador del testimonio de la Iglesia primitiva. Los primeros

cristianos, muchos de los cuales fueron testigos oculares de la vida de Jesús,

proclamaron con fervor su divinidad y humanidad, lo cual condujo a la expansión

explosiva del cristianismo, a menudo a expensas de sus propias vidas.5

En resumen, la exploración de la naturaleza divina y humana de Cristo no solo es

crucial para la teología cristiana, sino también para nuestra comprensión de la identidad

y misión de Jesús. A lo largo de este artículo, responderemos las siguientes preguntas:

¿Cómo se refleja la naturaleza humana y divina de Cristo en las escrituras? Además,

¿Cómo han tratado los teólogos la relación entre la divinidad y la humanidad de Cristo,

y por qué lo consideran importante? Todo esto con el propósito de invitar a una

reflexión más profunda sobre la singularidad de Cristo y su relevancia para nuestra vida

espiritual hoy en día.

4
Ana Baldeon, “Jesús Verdadero Hombre Y Dios”, Academia,
https://www.academia.edu/35410917/JESUS_VERDADERO_HOMBRE_Y_DIOS_docx (consultado: 21 de
mayo, 2024).
5
Andrés Corson, “Divinidad y humanidad de Jesús”, Youtube, https://youtu.be/TmKKue66Om4?
si=9cfBHFbhRknG42FO (consultado: 22 de mayo, 2024).
La naturaleza humana y divina de Cristo

Los versículos como Juan 1:1-3 y Colosenses 2:9 destacan la preexistencia y divinidad

de Jesucristo. En Juan 1:1-3, Jesucristo es identificado como el Verbo eterno que estaba

con Dios desde el principio y que es Dios mismo, implicando su papel creador y su

naturaleza divina inseparable del Padre. Por su parte, colosenses 2:9 afirma que en él

reside toda la plenitud de la Deidad de manera corporal, enfatizando que Jesucristo no

solo es una persona divina, sino también se encarnó.

Filipenses 2:11 y Hebreos 1:3 añaden a esta comprensión al declarar que Jesucristo es

Señor y la imagen exacta de Dios, quien sostiene y gobierna toda la creación con su

palabra poderosa. Estos versículos subrayan su supremacía divina y su función como el

mediador entre Dios y la humanidad, revelando tanto su soberanía como su capacidad

redentora. Así mismo, Hebreos 2:14 explica que Jesucristo participó plenamente de

nuestra naturaleza humana para derrotar al diablo y liberarnos del poder de la muerte a

través de su sacrificio en la cruz. En Mateo 1:22-23 cumple la profecía del Antiguo

Testamento al indicar que Jesucristo nació de una virgen, cumpliendo así la promesa de

que sería llamado Emanuel, que significa, Dios con nosotros, destacando su

identificación completa con la humanidad y su venida como el Salvador prometido

desde tiempos antiguos. También en 1 Timoteo 3:16, nos enfatiza que Dios mismo fue

manifestado en carne, refiriéndose a la encarnación de Cristo. Aquí se destaca cómo la

divinidad se hizo visible en la humanidad de Cristo.

Estos textos bíblicos revelan tanto la profundidad de la divinidad de Jesucristo como la

cercanía de su humanidad, proporcionando una base teológica robusta para comprender

su obra redentora y su papel central en la fe cristiana como el mediador perfecto entre

Dios y la humanidad.
Según Patricia Mejía, Jesucristo, siendo hombre, fue criado por María y José, sus padres

terrenales, demostrando así su origen divino y eterno. Además, el libro de Isaías

anticipó que el Hijo de Dios, sería llamado Emmanuel (Dios con nosotros) y Dios

invencible, lo cual señala su naturaleza divina desde tiempos antiguos.6

Ana Steiner explica que compartir la naturaleza divina de Cristo implica desarrollar

cualidades como la bondad y el amor a través de la fe y la obediencia a Jesús. Esta

transformación es guiada y efectuada por el Espíritu Santo.7

Robert Peterson resalta la importancia crítica de la deidad de Cristo para la iglesia,

afirmando que la vida y salud espirituales de la comunidad cristiana dependen del

reconocimiento de Cristo como Dios. Por otro lado, John Piper subraya cómo la

divinidad de Cristo impacta profundamente la piedad personal y el crecimiento

espiritual. Piper argumenta que comprender a Jesús como Dios profundiza la adoración

de los creyentes, aumenta su dependencia de la gracia divina y los capacita para vivir las

virtudes cristianas de manera más plena en su vida cotidiana.8

Estos autores enfatizan que la doctrina de la divinidad de Cristo no es meramente una

cuestión teológica abstracta, sino una verdad esencial que moldea todos los aspectos de

la vida cristiana, desde la espiritualidad personal hasta la adoración comunitaria y el

comportamiento ético.

Además, otros autores destacan la humanidad de Jesucristo. Atanasio de Alejandría

argumenta que la encarnación de Cristo es crucial para la redención humana, siendo la

6
Patricia Mejía, “La naturaleza divina de Jesús”, Scribd,
https://es.scribd.com/document/626956650/La-Naturaleza-Divina-de-Jesus (Consultado: 21 de mayo,
2024).
7
Ann Steiner, “¿Que significa ser partícipes de la naturaleza divina?’’, Cristianismo Activo,
https://cristianismoactivo.org/que-significa-ser-participes-de-la-naturaleza-divina (Consultado: 20 de
mayo, 2024).
8
John Piper, “Dios es el evangelio”, Librería Kyrios,
https://libreriakyrios.com/product/dios-es-el-evangelio-john-piper/ (Consultado: 11 de junio, 2024).
auténtica asunción de una naturaleza humana por parte del Hijo de Dios. Atanasio

defiende que Cristo experimentó completamente la condición humana, viviendo una

vida sin pecado y ofreciéndose como sacrificio para restaurar la relación entre Dios y la

humanidad. También refuta las herejías que negaban la humanidad real de Cristo,

enfatizando que en él se unen perfectamente la divinidad y la humanidad para la

salvación.9

Por otro lado, Karl Rahner profundiza en la encarnación divina de Jesucristo y su plena

humanidad, destacando cómo estas dos naturalezas se unen en la persona de Cristo de

manera hipostática. Rahner explora las implicaciones teológicas de esta unión,

subrayando que la humanidad de Cristo es crucial para comprender su capacidad de

identificarse con la humanidad, actuar como mediador ante Dios y redimir a la

humanidad caída.10

Este enfoque no solo clarifica la doctrina cristológica central, sino que también revela la

importancia de Cristo como un ejemplo fundamental de obediencia y sacrificio,

elementos esenciales para la salvación según la fe cristiana.

Otro autor relevante es Walter Kasper, quien en su libro Jesus the Christ, profundiza en

la naturaleza humana de Cristo al explorar cómo la encarnación implica que el Hijo de

Dios asumió completamente la humanidad, incluyendo emociones y experiencias

terrenales. Kasper enfatiza la importancia de esta plenitud humana de Cristo como

modelo y mediador perfecto entre Dios y la humanidad, demostrando cómo su vida y

sacrificio revelan el amor y la solidaridad divina hacia nosotros.11

9
Anastasio de Alejandría, “On the Incarnation", New Advent,
https://www.newadvent.org/fathers/2802.htm (Consultado: 20 de mayo, 2024).
10
Karl Rahner, The Humanity of Christ (Londres: Burns & Oates, 1963), 2.
11
Walter Kasper, Jesus the Christ (Barcelona: SAL TERRAE, 2013) 45.
Este enfoque no solo refuerza la doctrina de la redención, sino que también invita a los

creyentes a reflexionar sobre su propia humanidad a la luz de la vida de Cristo.

La naturaleza humana de Cristo continúa siendo fundamental en la teología cristiana,

proporcionando una sólida base para la espiritualidad y teología de los creyentes. La

comprensión de Jesucristo como totalmente divino y totalmente humano es crucial en la

fe cristiana. Su divinidad revela su poder creador y redentor, mientras que su humanidad

muestra compasión y un ejemplo de vida sin pecado. Estas doctrinas impactan

profundamente nuestra vida diaria, dando forma a nuestra adoración, obediencia y

relaciones con Dios y los demás. Jesucristo actúa como el puente que une a la

humanidad con Dios, ofreciendo salvación y esperanza a todos los que lo reciben como

Señor y Salvador.

Conclusión

La naturaleza de Cristo, tanto divina como humana, no solo es un misterio teológico,

sino también una fuente inagotable de esperanza y consuelo para millones de creyentes

en todo el mundo. En él encontramos la encarnación perfecta del amor divino y la

comprensión plena de nuestras experiencias humanas. Su vida y enseñanzas nos

inspiran a buscar la unidad con Dios y entre nosotros, recordándonos que, en Cristo, lo

divino se hace accesible y lo humano se eleva hacia lo trascendente. Que esta verdad

perdure como fuente de fortaleza y guía en nuestra fe y vida diaria.

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