TRANSFORMADOS A LA IMAGEN DE CRISTO

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Texto: ROMANOS 12 y 13

Introducción

Es un gozo y un privilegio poder compartir el evangelio nuevamente en la casa de

Nuestro Dios. A Dios la gloria y el honor por todo lo que hace en medio nuestro.

Nos encontramos actualmente iniciando este nuevo año 2019, y estamos a una
semana de celebrar nuestro campamento de ICC familiar 2019 con el tema HACIA
LA MADUREZ CRISTIANA. Y para ir calentando los motores para nuestro campamento
me he motivado a estudiar y predicar este pasaje de Romanos 12 que nos da la
clave para transformarnos a la imagen de Cristo y nos detalla nuestros deberes como
creyentes para vivir una vida en santidad bajo la voluntad de nuestro Dios.

Este pasaje nos hace un llamado a la consagración al Señor, y nos da una serie de
recomendaciones que son parte de nuestro deber como cristianos para cumplir con
la voluntad agradable y perfecta de Dios.

ROMANOS 12:1
Este es un pasaje muy conocido por todos los cristianos:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:1

El Apóstol Pablo le hace una rogativa a la iglesia de Roma, a los creyentes gentiles,
lo que nos incluye a nosotros como gentiles, como adoptados, agregados al plan
de Salvación de nuestro Dios, el cual era originalmente solo para el pueblo de Israel.
Esta rogativa es una petición que proviene de nuestro Dios para nosotros utilizando
a Pablo como instrumento.

Esta rogativa está fundamentada en “las misericordias de Dios”. Esta es la razón por
la cual debemos obedecer a esta rogativa.

1. LAS MISERICORDIAS DE DIOS

DEFINICION MISERICORDIA: La misericordia es la disposición a compadecerse de los

sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado,
especialmente en el perdón y la reconciliación.

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Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica. En el cristianismo es uno de

los principales atributos divinos. La misericordia es también un sentimiento de pena o
compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas
ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. Su
etimología, del latín misere (miseria, necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los
demás); significa tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad.

Para entender las misericordias de Dios, debemos ir a los capítulos anteriores a este
pasaje Romanos 9:30-10:21 el cual nos habla de cómo Israel comete un grave error
al rechazar al Mesías Prometido, tropezaron con la piedra de Tropiezo quien es
nuestro Señor Jesucristo y pensaron que por solo ser “Judíos” “cumplidores de la ley
son merecedores de la Salvación, cuando el Señor de múltiples maneras siempre
mostró que su plan de salvación es por la fé. El mismo Abraham padre de la nación
de Israel, a quien se le hizo la promesa, fue llamado el Padre de la Fe.

El deseo de Dios, era que su pueblo pusiera su fe en ese Mesías que vendría. Pero al
llegar el Mesías prometido el pueblo de Israel se llenó de orgullo, de tal manera que
se desvió del plan de Dios, al concentrarse en obedecer la ley, y creer que por tan
solo ser judíos, eran merecedores de la salvación; cometiendo el error de olvidarse
de poner su fe en el Salvador prometido. Isaías 64:6 Lo cual estaba advertido por el
profeta Isaías quien nos recuerda que nuestras obras son como trapo de inmundicia
al Señor.

Este error de Israel abrió paso a la nueva era de los gentiles como pueblo adoptado
por Dios para compartir con nosotros el regalo de la Salvación y la vida eterna por
medio de la fe puesta en nuestro Señor Jesucristo. Este regalo inmerecido de parte
de Dios a nosotros como pueblo adoptado es algo que debe motivarnos a estar en
deuda con Dios y por siempre agradecidos.

Si algo nos vamos a llevar de esta prédica, debe ser esta razón que se nos da para
consagrarnos, que no éramos dignos de la salvación, pero que en las grandes
misericordias de Dios, Dios nos injertó en Cristo para hacernos parte de la Salvación,
de la vida eterna, del cuerpo de Cristo y de la familia de Dios, y es por esto que El
tiene todo el derecho de pedirnos que nos consagremos a El. Entonces viene la
pregunta: ¿Cómo podemos consagrarnos a Dios?

BUSCAR LA MISERICORDIA DE DIOS: Según la Biblia, los que desean disfrutar de la

misericordia de Dios deben buscarle con una buena predisposición de corazón y
abandonando sus malos caminos y pensamientos perjudiciales (Isa 55:6, 7); no solo

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es preciso, sino propio, que le teman y le muestren aprecio por sus preceptos justos
(Sl 103:13; 119:77, 156, 157; Lu 1:50); y si se desvían del proceder justo que han estado
siguiendo, no deben intentar encubrirlo, sino confesarlo y arrepentirse con un
corazón contrito. (Sl 51:1, 17; Pr 28:13.) Otro factor imprescindible es que ellos mismos
deben ser misericordiosos. Jesús dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque
ellos alcanzarán misericordia.” (Mt 5:7.)

2. PRESENTANDO NUESTROS CUERPOS EN SACRIFICIO VIVO, SANTO AGRADABLE A

DIOS = CULTO RACIONAL

Dios nos llama a presentarnos delante El, sometiendo nuestros cuerpos a su voluntad
perfecta de Dios, sacrificando nuestros deseos de satisfacer nuestra carne, por un
corazón dispuesto a servir al Señor. Para este cambio es necesario pedirle a Dios que
haga esta metamorfosis en nosotros, ya que por nosotros mismos no podemos, pero
como esta es Su Voluntad, si se lo pedimos, El nos va a dar las herramientas y nos
ayudará a ser transformados en siervos útiles a Dios. Lucas 9:23 “Y decía a todos: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame”.

Esto representará nuestro culto racional: Lo cual consiste en presentar todo nuestro
ser (espíritu, alma y cuerpo), a Dios. Es fácil decirlo y predicarlo, pero al momento en
que nuestro Dios, nos pida algo de valor, y tengamos que entregarlo
voluntariamente, sabiendo que estamos ofreciendo un servicio espiritual, entonces
ahí comprobaremos que somos verdaderos creyentes. (Recordemos cuando se le
pidió a Abraham entregar su único hijo, y aun así él lo hizo, sabiendo que Dios aún
era poderoso de levantarlo de entre los muertos, o como lo hizo de buscar un
cordero sustituto).

Es tiempo de que nos evaluemos, de que miremos al pasado y pensemos en esos

momentos en que escogimos hacer algo por encima de lo que sería la voluntad de
Dios. Yo puedo decirles que me he equivocado y que en ocasiones he tomado
decisiones equivocadas sustituyendo la voluntad de Dios. Meditemos cuantas veces
hemos ofendido al Señor, o hemos escogido hacer lo que deseamos por encima de
lo que el Señor nos pide. De ser este el caso debemos mirar al único Dios, Señor y
Salvador, y rogarle perdón por nuestros pecados, y pedirle un corazón limpio
dispuesto a Servirle a amarle, a someterse a Su perfecta voluntad. No todo está
perdido, la Biblia nos enseña que Dios es amplio en perdonar y así como perdonó a
la mujer que derramó el frasco de alabastro en sus pies y los enjugaba con sus

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lágrimas y besaba sus pies y los ungía con el perfume, Nuestro Señor Jesús nos
enseñó: Lucas 7:47 “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados,
porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.”

Al recibir el perdón del Señor, tenemos más razones para consagrarnos más al Señor,
porque aparte de morir por nosotros en la cruz, nos ha perdonado mucho. Siempre
veamos el ejemplo de Pedro y David que ambos se reconciliaron con el Señor y Dios
les restableció y les fortaleció y volvió a usarles con poder para su Voluntad.

Una vez hemos confesado nuestros pecados a Dios, nos reconciliamos con el Señor
y nos ponemos a cuenta con El, estamos preparado para lo siguiente:

3. NO CONFORMARNOS A ESTE SIGLO SINO TRANSFORMARNOS

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de

vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta“, Romanos 12:2

No podemos dejarnos conformar por este siglo, por el mundo, por la corriente
mundana, que nos arropa constantemente, vendiéndonos que lo bueno es lo malo,
y que lo malo es lo bueno, debemos transformarnos, debemos día tras día actualizar
nuestra manera de pensar a la manera de Dios, para ser capaces de obedecer a
Dios en cada acción de nuestras vidas. Efesios 5:8-10
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como
hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
comprobando lo que es agradable al Señor.

Este es un llamado a la obediencia, que demanda un cambio total en nuestra vida:

- De mi mente a la mente de Cristo,
- De mi imagen a la imagen de Cristo,
- De mi carácter al carácter de Cristo.

4. COMPROBANDO LA VOLUNTAD DE DIOS

Al pensar como Cristo, al tener el carácter de Cristo y al vivir como Cristo es que
estaremos obedeciendo a Dios y comprobando su voluntad perfecta para nuestras
vidas, Efesios 5:1, Efesios 5:14-17.

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5. SOMOS EL CUERPO DE CRISTO

Antes hacíamos lo que queríamos, solo pensábamos en nuestros propios intereses, y

en nuestra autosatisfacción, mas ahora sabemos que somos parte del cuerpo de
Cristo y que Cristo es la cabeza que debe gobernar nuestra vida.

Romanos 12:3-5 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está
entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino
que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada
uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no
todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un
cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

Somos un cuerpo que en el cual estamos unidos a nuestros hermanos, donde todos
nos servimos unos a los otros, y todos estamos bajo la autoridad de nuestro Señor
Jesucristo. Y al igual que un cuerpo tiene miembros con distintas funciones así
también en la iglesia encontramos miembros con distintos dones dados por el Señor.

6. DONES DADOS POR DIOS A SU IGLESIA

Romanos 12:6-8. Dios sigue añadiendo gracia a su iglesia y nos dota de dones para
servirle, cada hermano debe conocer su don, cada hermano es responsable de
ejercer su don, de forma tal que todos seamos útiles al Señor en el área donde el
desea que trabajemos.

Recordemos que el campamento pasado hablamos sobre cómo debemos poner al

servicio de nuestro Dios los dones y talentos que Dios nos ha dado.

7. DEBERES CRISTIANOS

En este punto veremos un listado de los deberes cristianos que deben definir nuestra
vida bajo la perfecta voluntad de Dios. Esto es lo que necesitamos para vivir vidas
santas que glorifiquen a Dios y exalten su nombre. Hemos sido salvos por medio de
la fé en Jesucristo, no por obras. Ahora una vez salvos, la evidencia de nuestra
salvación son las buenas obras. Es por esto que debemos prestar especial atención

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a este listado de las cosas que debemos hacer para agradar a Dios con nuestras
acciones.

- Conocer nuestros dones

- Poner al servicio de Dios nuestros dones
- Amarnos sin fingimiento
- Servir al Señor con diligencia
- Gozarnos en la esperanza
- Sufridos en tribulación
- Siendo constantes en la Oración
- Gozarnos con los que se gozan
- Llorar con los que lloran
- Unánimes entre los creyentes
- No seamos sabios en nuestra propia opinión
- No pagar mal por mal sino procurad lo bueno de todos los hombres
- No nos venguemos de los demás, sino tratemos bien a nuestros enemigos
- No seamos vencido de lo malo, sepamos vencer el mal con el bien.
- Someternos a las autoridades
- Pagar nuestros impuestos
- No debamos a los demás
- Amemos a nuestro prójimo lo que es igual a:
- No adulterar
- No matar
- No robar
- No hablar mal de nuestro prójimo
- No codiciar lo del otro
- Levantémonos del sueño porque estamos cada vez más cerca de nuestro
encuentro con el Señor
- Desechemos las obras de las tinieblas:
Glotonería, borrachera, lujuria, lascivia, contienda y envidia.
- Vistamos las armas de luz, vistámonos de Cristo.

En la medida en que Día a día recordemos estas cosas, permaneceremos fieles al

Señor cumpliendo su perfecta voluntad.

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CONCLUSION

Recordamos que nuestro entendimiento debe estar consciente de que somos hijos
de Dios, adoptados e injertados a Cristo, que hemos recibido perdón por nuestros
pecados, y que Cristo nos está preparando una morada eterna, que Dios sigue
siendo nuestro Padre Dios y nuestro castillo fuerte, y que nos espera un futuro eterno
al lado de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Por igual recordar que hemos ofendido el nombre de Cristo y que aun así Él nos ha
perdonado y desea restaurarnos para que sigamos en su camino. Lo que nos debe
motivar aún más a consagrarnos a Él.

Una vez nos proponemos consagrarnos al Señor debemos estar preparados a poner
en primer lugar al Señor cuando se nos pida algo de valor para nosotros, ya que en
todas nuestras acciones Dios debe reinar y su voluntad siempre será el camino que
debemos escoger para nuestro bien.

Pidamos a Dios que nos dé corazones limpios y dispuestos a consagrarnos a Él y serle

fiel hasta su encuentro. Dios les bendiga!!!!!

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