Artículo #3 Sobre La Historieta
Artículo #3 Sobre La Historieta
Artículo #3 Sobre La Historieta
Un poco de historia…
Suele fijarse la aparición de la historieta, tal como se la conoce actualmente,
hacia 1895, en el diario New York World, con la publicación de unas viñetas cuyo
protagonista era un chino de los barrios populares de Nueva York, vestido con un largo
camisón amarillo. Así nace la serie del Yellow Kid, cuyos cuadros bien separados y
marcados señalan las características de estructura que hoy distinguen a este género. La
historieta se desarrolló rápidamente, ganó un público numeroso y se difundió en
traducciones por otros países.
Las primeras historietas son cómicas; luego aparecen las que reflejan la vida
familiar, las aspiraciones de la sociedad de consumo (Trifón y Sisebuta) y se imponen
los animales como personajes (el Gato Félix, el Pato Donald, el Ratón Mickey).
Más adelante, la trama narrativa se desarrolla en torno de un héroe o
superhéroe, por ejemplo Superman, Batman, Spiderman.
Después de la segunda Guerra Mundial, se recurre a la simplicidad de líneas y al
esquematismo. Finalmente, se llega a una situación contradictoria y estimulante. Por
una parte, el género sigue produciendo obras de consumo masivo y, por la otra, ciertos
refinamientos en las técnicas de construcción crean mayor complejidad de lectura y
hacen surgir otro tipo de lectores, guiados por un interés estético, no sólo de
entretenimiento o de escapismo.
En la Argentina, la historieta tiene sus precursores en las caricaturas de El
Mosquito (1862-1893) y en las historietas comerciales publicadas en Caras y Caretas.
En 1912, con Viruta y Chicharrón, se publican las primeras tiras con personajes fijos y
el consabido “globo” que encierra las líneas del diálogo. Otras revistas difundirán el
género, como El Hogar, que publicó Pancho Talero a partir de 1922 durante más de 20
años.
En 1928, la aparición de la revista El Tony dedicada a la historieta marca un
hecho significativo. Diversos personajes van haciéndose célebres y los siguen en sus
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c) plano normal
**Ruidos y ruiditos…(II)
¿Qué creen que representan estas onomatopeyas (sonidos escritos)?
¡¡Aajj!!.................................. Hmmm…:…………………….
¡Brrraaom!!!:……………… ¡Lup dup, lup, dup!:………….
¡Clic!:…………………….. ¡Mucha!:……………………..
Chas, chas, chas…:………. ¡Plonck!:……………………
¡Fsshhhh!:………………… Rick, rick…:……………….
Glub, glub:........................... ¡Zzwamm!:...........................
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En: www.fotolog.com/elrincondeangie/50275596
En: navarrobadia.blogspot.com/2008/12/historieta-...
En: www.todohistorietas.com.ar
**¿Quién no conoce a Mafalda? (II)
Mafalda, la genial creación de Quino (Joaquín Lavado) es una nena curiosa,
inquieta y terriblemente irónica, nacida de una típica familia porteña. En un cuerpo de
niña despunta la rebeldía juvenil marcada por el progresismo. Es contestataria, con una
cabeza abierta y propensa a filosofar a partir de cualquier hecho cotidiano. Es una niña
que sabe qué es lo que busca, y que, al mismo tiempo, es una gran pesimista sobre la
situación del mundo.
*Señala en esta tira todos los elementos que caracterizan a una historieta.
*Averigua quiénes son los amigos de Mafalda, elige uno y escribe su biografía.
*¿Qué es un diario íntimo? ¿Alguna vez tuviste uno? ¿No te animas a ser
Mafalda y escribir una página de su diario?
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En: www.todohistorietas.com.ar
**Un héroe de barrio: EL ETERNAUTA
En palabras del autor, Héctor Oesterheld, fue una obra que comenzó siendo un
cuento de apenas 70 cuadros y luego se transformó en una larga historia, en una suerte
de adaptación del tema de Robinson Crusoe. El Eternauta presenta al lector una Buenos
Aires inusual y original. Invadida por extraterrestres, sus habitantes responden con
solidaridad y valentía a un enemigo muy poderoso y mortal, que utiliza la tecnología
para invadir civilizaciones menos dotadas para la conquista.
La obra, publicada por primera vez en 1957 en la revista semanal Hora Cero,
tenía a Héctor G. Oesterheld como guionista y a Solano López como dibujante.
Comenzaba con un prólogo escrito por el propio Oesterheld, que nos acerca una vez
más a su futuro destino:
“Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me lo regalaron siendo muy
chico, debo haberlo leído más de veinte veces. EL ETERNAUTA, inicialmente, fue mi
versión del Robinson. La soledad del hombre, rodeado, preso, no ya por el mar sino por
la muerte. Tampoco el hombre solo de Robinson, sino el hombre con familia, con
amigos. Por eso la partida de truco, por eso la pequeña familia que duerme en el chalet
de Vicente López, ajena a la invasión que se viene. Ese fue el planteo. Lo demás… lo
demás creció solo, como crece sola, creemos, la vida de cada día. Publicado en un
semanario, EL ETERNAUTA se fue construyendo semana a semana; había, sí, una idea
general, pero la realidad concreta de cada entrega la modificaba constantemente.
Aparecieron así situaciones y personajes que ni soñé al principio. Como el “mano” y su
muerte. O como el combate en Rever Plate. O como Franco, el tornero, que termina
siendo más héroe que ninguno de los que iniciaron la historia. Ahora que lo pienso, se
me ocurre que quizá por esta falta de héroe central, EL ETERNAUTA es una de mis
historias que recuerdo con más placer. El héroe verdadero de EL ETERNAUTA es un
héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir
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íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe
solo”.
Héctor G. Oesterheld
El Eternauta; Ediciones Record, Buenos Aires, 1996 (frag.)
castigo corporal era acorde con una sensibilidad popular que imponía la disciplina
mediante la coacción física. Si bien estas nociones populares estaban cambiando y las
autoridades educativas consideraban que era necesario erradicarlas, debieron pasar
varias décadas para que los nuevos principios se convirtieran en parte del sentido común
educativo. De este modo, las prácticas educativas se transformaron lentamente y
muchas escuelas no sintieron el impacto de las novedades surgidas de la Ley de
Educación Común hasta después del 1900.
BIBLIOGRAFÍA
Kaufman, Ana María y María Elena Rodríguez, La escuela y los textos, Editorial
Santillana, Buenos Aires, 1993.
Vázquez, José Antonio y Osvaldo Alfredo Dallera, Para leer las viñetas
humorísticas, “Colección Comunicación Nº 8”, Ediciones Don Bosco Argentina y Proa,
Buenos Aires, 1993.
La Ferla, Franco; Cómo leer las historietas. Una propuesta para enseñar a leer
y a crear historietas, “Colección Comunicación Nº 7”, Ediciones Don Bosco Argentina
y Proa, Buenos Airer, 1993.
www.imaginaria.com.ar
Historietas mudas
www.fotolog.com/elrincondeangie/50275596
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