Monedas
Monedas
Monedas
para México
HUGO SALINAS PRICE: Buenos días, muchísimas gracias a todos. Creo que lo que ha dicho Luis
Carlos Rodríguez respecto a las carencias es muy importante y es precisamente el tema que
abordaré el día de hoy. Con su paciencia, elaboraré mis ideas al respecto de la principal carencia
de todas. Con mucho gusto estoy aquí, es un honor.
MODERADORA: Hugo Salinas Price nació el 11 de marzo de 1932. Hizo sus primeros estudios en
México, concluyó bachillerato en los Estados Unidos y cursó estudios en Warthon, así como en el
Instituto Tecnológico de Monterrey y en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Autónoma de México. En 1952 fungió como director general de la compañía ‘Elektra’, fundada
por su padre dos años antes, puesto en el que permaneció por 35 años; en 1987 dejó esta
dirección a uno de sus hijos. Actualmente Hugo Salinas Price es presidente honorario de ‘Grupo
Elektra’, compañía dedicada a la venta de artículos de consumo duradero para el hogar, que
cuenta con mil tiendas distribuidas a lo largo del territorio nacional. Desde su experiencia como
hombre de negocios y como pensador económico durante muchos años, Salinas Price ha publicado
numerosos libros y artículos señalando las consecuencias ruinosas de las políticas económicas
basadas en el papel moneda. En 1995 llega a conclusión que para evitar nuevamente el impacto
dañino de las devaluaciones es necesario dotar a la población de una moneda de valor intrínseco,
y propone que la moneda de plata entre a la circulación de forma paralela y complementaria al
sistema fiduciario. A partir de la publicación de su primer libro titulado ‘La plata, el camino para
México’, se ha dedicado a difundir esta propuesta e impartir conferencias ante diversos foros,
entre los que destacan importantes universidades y varias asociaciones académicas. En 1997
funda la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, A.C., de la cual es actualmente presidente. En el
año 2000 publica su segundo libro, ‘Más sobre la plata’, y en 2003 el tercero de la serie, titulado
‘La plata y la zozobra del papel moneda’, ambos publicados por Editorial Diana. Su tesis sobre la
introducción de la onza ‘Libertad’ al sistema monetario sirvió de base para la elaboración de la
Iniciativa de Ley que se discute actualmente en la Cámara de Diputados, donde cuenta con el
respaldo del 72 por ciento de los diputados de todos los partidos políticos.
HUGO SALINAS PRICE: Señor representante del Presidente de México, y representante del
Gobernador del Estado de Yucatán, don Patricio Patrón Laviada, autoridades del municipio, de la
Universidad Autónoma, del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas de Yucatán,
universitarios y amigos todos: es para mí un honor participar en este ‘Tercer Foro Nacional de
Economía y Comercio Internacional’ que lleva el título ‘Hacia un Proyecto de Nación Incluyente’.
Y es motivo de particular reconocimiento de mi parte el que los organizadores hayan considerado
el tema de moneda de plata para inaugurar este importante evento.
2
Antes de comenzar, quiero compartir con ustedes una anécdota. Hace algunos años publiqué un
libro que se llamó ‘La plata: el camino para México’, del cual se vendieron más de 100 mil
ejemplares, lo cual me alentó mucho, debido a que el tema monetario no es quizá de la
predilección de los lectores en México. Pero antes de publicar ese libro, publiqué un pequeño
folleto titulado ‘La solución es la plata’, y ese folleto, posteriormente lo hice más grande para
hacer el libro. Quiero que sepan ustedes, que ese primer folleto fue a dar nada menos que a
todos los socios o miembros del IMEF, del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas. Así que es
con mucho gusto que estoy aquí ahora, invitado por los jóvenes del IMEF de Yucatán, para
hablarles sobre esto que ha sido mi pasión durante los últimos once años.
En realidad siempre me interesó el tema monetario; fue tema de discusión en la familia desde
que yo era joven. Sin embargo, no fue sino hasta después de la debacle del 94-95, cuando ocurrió
el famoso ‘error de diciembre’ y se colapsó todo, con consecuencias tremendas para la clase
media, que quizá ya se están olvidando -lo que se sufrió en aquel entonces fue una calamidad
espantosa- que empecé a reflexionar sobre lo que está sucediendo. Me pregunté: ‘¿Qué es lo que
nos pasa? ¿Por qué tenemos esta serie de problemas? Debe haber alguna explicación’. No es
natural que tengamos estas crisis periódicas que destruyen no solamente el bienestar, sino
también la moral. Porque cuando sobreviene un colapso, la población siente que tuvo alguna
culpa, o que la nación tiene algún defecto; pensamos que los mexicanos tenemos algún defecto,
y por eso tenemos crisis.
Comencé a reflexionar acerca de ello, y llegué al tema que hoy trataré con ustedes: qué es lo
que nos falta, o dicho en otras palabras, cuál es la carencia que tenemos, como lo mencionó Luis
Carlos Rodríguez. La carencia que tenemos, no solamente nosotros, sino el mundo entero, es la
carencia de verdadero dinero.
Lo que usamos como dinero hoy en día en todo el mundo, no es realmente dinero. Decimos que es
dinero y lo tratamos como si fuera dinero, nos imaginamos que es dinero, pero en realidad no es
dinero.
Esos vales servían como un ‘medio de cambio’. Al terminar la feria, los comerciantes acudían al
centro donde habían recibido los vales y debían entregar todos los vales que habían recibido.
3
Obviamente, si habían entregado unos y recibido otros, lo ideal era que terminaran igual, tablas,
con la misma cantidad de vales que habían recibido. Si les faltaban vales, los tendrían que pagar
en alguna forma, y si les sobraban vales, estos tenían que redimírselos en dinero. Todos
procuraban terminar la feria sin deber vales. Luego todos partían para sus lugares de origen, cada
quien con la mercancía que había obtenido. O sea, que todos los que se iban de la feria ya se
consideraban ‘pagados’; se consideraban pagados porque nadie les debía nada, habían cambiado
su mercancía y habían comprado otra, y estaba pagada la mercancía que habían vendido con la
que habían comprado, ese era el pago. El pago de la mercancía vendida es el cobro en mercancía
recibida.
Ahora bien, eso quiere decir que lo que se usaba en la feria, el vale, era un ‘medio de cambio’,
no era ‘un pago’; el pago era la mercancía, no el vale. La mercancía cobrada, recibida, era el
pago.
En aquellas épocas el oro y la plata fungían no solamente como medio de cambio, sino también
como medio de pago, porque eran una mercancía; una mercancía que se usaba como medio de
cambio y también como medio de pago. El oro y la plata eran efectivamente un ‘pago’, no un
vale.
¿Qué sucedió más adelante en la historia? Resultó que solamente una moneda en el mundo era
redimible por oro: las promesas de Estados Unidos, el dólar, que efectivamente era redimible,
pero con una limitación muy importante: solamente ante la exigencia de algún banco central
extranjero; el dólar no era redimible ante sus ciudadanos ni a nadie en el mundo, sólo a los
bancos centrales les daban el oro si lo solicitaban.
Esa promesa dejó de cumplirse a partir de agosto de 1971. El dólar, que fue una promesa de pago
en oro, dejó de ser promesa y se convirtió en simple medio de pago, en simple vale. Y al mismo
tiempo, como el oro y el dólar juntos eran la base de todo el sistema monetario, entonces todas
las monedas del mundo comenzaron a ser únicamente vales.
Aquí tengo algo que les puede interesar. Vemos una de las publicaciones más importantes en
asuntos financieros mundiales: junto con el ‘Wall Street Journal’, el ‘Financial Times de
Londres’, sumamente prestigiado. En la página 25 del número de ayer aparecen 50 monedas, 50
países que emiten sus propios vales. Esto no es ‘dinero’, son vales, porque no se puede conseguir
nada a cambio, no son títulos que den el derecho de exigir nada a cambio de estos vales. Y
además existen otros ciento y tantos vales, no todos están listados, pues ocuparían demasiado
espacio y no se consideran de suficiente importancia. Hay inclusive una moneda que tiene un
4
nombre muy curioso, se llama el ‘kwacha’; no sé quién emita los ‘kwachas’, pero no me gustaría
mucho ser dueño de alguna cantidad de kwachas.
Sin embargo, no son diferentes los kwachas que ninguna de las demás monedas, no son distintos
al dólar, al euro, a la libra esterlina, o al yen, pues todos son, por igual, vales irredimibles, y se
pueden emitir en cantidades sin límite. Los resultados son los que causan hoy en día una enorme
angustia a la humanidad.
Ahora se pueden ustedes sorprender. Eso resuelve el misterio de por qué los mexicanos no
ahorramos: en realidad, porque somos muy inteligentes. Queremos cobrar, no queremos
quedarnos con papeles, ni con cuentas de banco. Queremos cobrar, y eso solamente se logra
cuando nos dan algo a cambio de lo que vendimos, no cuando nos dan un papel.
Esa es la idea que yo quisiera dejarles a ustedes: se cobra cuando se recibe algo tangible, una
mercancía o un servicio, a cambio de lo que uno ha entregado, no cuando se recibe un vale.
Este billete que tengo aquí, del Banco de México, es muy curioso. Todavía conservo algunos de
estos, y los he guardado porque tienen una leyenda que ya desapareció. Cuando los banqueros
centrales del mundo producen una moneda, tratan de darle aspecto interesante para que la
gente lo acepte. Porque el único mérito que tiene cualquier billete, de cualquier parte del
mundo, es que es aceptado. En el momento en que no es aceptado, entonces ya no es dinero.
Como dijo el presidente del Banco de Reserva Federal de Dallas, hace unos meses: ‘nuestra
moneda es asunto de fe’. Así se refirió al dólar, imagínense ustedes.
Los banqueros centrales son muy cuidadosos de no cambiar mucho el aspecto del dinero, para
que siga siendo aceptado. Y una de las cosas que se mantuvo por un tiempo en nuestros billetes
mexicanos fue esta leyenda, que significaba algo en su tiempo, y luego la seguían imprimiendo
aunque ya no significara algo. Dice: ‘el Banco de México pagará a la vista al portador: 200 pesos’.
Noten ustedes: es un vale. Sin embargo, como el Banco de México ve que no pagará nada, ni
tiene la obligación legal de pagar nada, pues entonces dijeron: ‘vamos a ahorrarnos la tinta de
imprimir eso, y que la gente ya se olvide de aquello de pagar los billetes’. Ya no aparece esa
leyenda; si ustedes examinan los billetes que traen en la bolsa, lo más probable -sólo que sean
5
muy viejitos- es que ya no dirá
‘pagará a la vista al portador’. Esto
es recuerdo de lo que una vez fue el
buen dinero, el dinero serio. Antes de
la Revolución, todos los billetes eran
redimibles, y si el banco emisor no
podía redimir un billete, quebraba;
muchos bancos tuvieron esa historia
en México, porque acudían los
tenedores a redimir sus billetes y no
los podían cobrar. En ese entonces,
había muchos bancos, no había sólo Billete de 1992 con leyenda
un banco central, no existía esa
institución.
Es por ello que he estado abogando por la reintroducción a la circulación de una moneda de
plata, aunque al principio fuese muy poca la cantidad que pudiéramos tener en circulación. Lo
importante, es empezar a suplir esa carencia en forma paulatina.
¿Por qué es importante que sea en forma paulatina? Porque, verán ustedes, estamos adictos al
crédito; el mundo entero está adicto al crédito y vive a base de crédito. Un adicto a la droga, no
puede dejar la droga de la noche a la mañana, tiene que someterse a un tratamiento lento para
ir disminuyendo las dosis que requiere, y sólamente así tiene esperanza de dejar la droga. De la
misma forma nosotros debemos introducir la plata para ir aumentando poco a poco el circulante
de plata, de tal forma que lo resista nuestra economía, que nos vaya haciendo bien, que el bien
que nos haga sea mucho mayor que algún posible daño y así lograr los beneficios que se lograrían
con la moneda de plata.
¿Qué es lo que estamos proponiendo? Proponemos utilizar nuevamente la moneda de plata como
dinero, que ingrese a circular en complemento al actual sistema monetario y sin sustituir a las
monedas y billetes que ya utilizamos.
Cuando fui a ver al presidente Vicente Fox en el año 2000 -era todavía presidente electo y no
estaba en funciones- le hablé sobre este tema. Sin embargo, en esa época todavía no llegaba a
descubrir la medida esencial, necesaria, y muy sencilla, para convertir la onza en dinero, lo cual
explicaré más adelante.
Veamos cuál es uno de los problemas que tenemos por delante. Tenemos un problema inminente,
sobre el cual en México se ha hablado, si leen ustedes los periódicos: el problema de fondos para
el retiro de la gente, de los que han ahorrado en el Seguro Social, el ISSSTE, las pensiones de
empresas que también se verán afectadas.
6
Vean ustedes lo que dice ‘El Universal’ el 5 de junio, de la Ciudad
de México: ‘Déficit de pensiones se triplicará”. En otras palabras,
¿qué quiere decir? Lo siento mucho, pero quiere decir que no va a
haber pensiones que alcancen; se va a tener que imprimir mucho
dinero y devaluar el peso para poder cumplir con la cifra
numérica de pensiones. ¿Y qué se va a poder comprar con esos
pesos? Muy poco. ¿Por qué lo digo? Miren ustedes lo que pasa con
la base monetaria. En marzo de 1995, M-1, todo el dinero en
circulación en México eran 128 mil millones de pesos. ¿Ahora en
dónde estamos? En marzo de 2006, 1,047 miles de millones de
pesos. Y para el año que entra, habremos multiplicado por diez la
suma de dinero en circulación.
Pero la masa de la gente no tiene esa alternativa, se los está llevando la corriente en forma
irresistible hacia abajo, hacia la pobreza durante la vejez. Mientras puedan patalear y mientras
puedan remar, si tienen suerte, se quedan en el mismo lugar, o avanzan quizá un poco. Pero tan
pronto como se retiran y dejan de remar: adiós, se los lleva la corriente.
Estoy abogando por una medida que va a renovar la cultura del ahorro
en forma absolutamente segura y sin necesidad de coacción;
espontáneamente los mexicanos vamos a ahorrar más.
7
propio, que son útiles para comprar cosas, pero no sirven para conservar
valor a través del tiempo.
Eso es lo bello de la moneda de plata, que es una cosa muy sencilla. He hablado de la moneda de
plata en Estados Unidos y, ¿saben ustedes que en Estados Unidos están muy pendientes de lo que
estamos haciendo aquí? Sí, están muy atentos a lo que se está haciendo en México, respecto a la
plata. Y cuando les hablo a los europeos de una moneda de plata en circulación se quedan
boquiabiertos. Toda la gente reconoce estas cosas, todos reconocen que algo anda mal, pero
nadie les dice precisamente qué es lo que anda mal. ¿Y por qué no les dicen? Les diré algo que es
muy importante que sepan: los bancos centrales, que trabajan para los bancos individuales, para
salvarlos cuando entren en problemas, cuentan con una enorme cantidad de dinero disponible
para pagar toda clase de investigaciones que favorecen el papel dinero. Hay un gran número de
investigadores hablando de toda clase de cuestiones financieras y económicas, y en las páginas de
estas publicaciones, por ningún motivo le dan cabida a una serie de artículos que critiquen el
dinero de papel. No tienen cabida, porque hay un interés en que no se sepan estas cosas. Hay
interés en mantener ese aspecto callado y fuera de la pantalla del radar, que no se vea, que no
se hable de la calidad del dinero que estamos usando.
Ahora me encuentro con un auditorio como ustedes, que es verdaderamente un milagro, porque
en otras partes del mundo no se puede hablar de esto. Simplemente, ya mucha gente piensa que
el papel dinero es lo único que hay y lo único que puede haber, y que per sécula seculorum el
papel será lo único que vamos a usar como dinero.
Podría decir que eso es una mala noticia. Pero, como buena noticia, les digo que en México hay
un gran interés que he logrado despertar a través de once años de trabajo. Hay una conciencia de
que existe una alternativa y que esa alternativa es factible y ese interés ha llevado nuestra
iniciativa de la moneda de plata hasta el Congreso; está muy cerca de aprobarse, quizá en esta
legislatura no, pero en la próxima puede ser que se logre.
¿Cuáles son los antecedentes de este proyecto? México es reconocido por su moneda de plata
desde hace siglos. El Banco de México ha acuñado diversos pesos con plata desde su creación en
1925 y en nuestra historia moderna es recurrente el esfuerzo político por volver a utilizar la plata
en nuestra moneda. México no ha olvidado el dinero de plata, eso es un gran logro. En Argentina,
donde estuve el año pasado, ya no tienen memoria de la moneda de plata, absolutamente está
fuera de la conciencia del público. Y recordemos que ese país se llama Argentina por la plata,
pues el ‘argento’ es el nombre científico de la plata, y el río más importante del país se llama Río
8
de la Plata; pero ya se les olvidó a los argentinos que en un tiempo fueron quizá el segundo o
tercer país más próspero del mundo; esos tiempos han desaparecido.
Entonces resolvieron seguir acuñando el peso, pero con menos plata. El siguiente peso entró a
circular en 1947 y duró hasta 1949, contenía solamente 7 gramos de plata. El siguiente tenía 4
gramos de plata, y el último, que se dejó de acuñar en 1967, tenía 1.6 gramos de plata, es decir,
prácticamente nada. Pero tampoco persistió este peso, porque llegó el momento en que 1.6
gramos de plata ya valían más de un peso; aunque le quitaron plata, no podían continuar
acuñándolo porque estaban creando mucho papel dinero, y estaban subiendo los precios, de
manera que ya no podían incluir en el peso ninguna cantidad de plata.
Posteriormente López Portillo acuñó el ‘Morelos’ de 100 pesos con plata, pero le sucedió lo
mismo. En 1993 Salinas de Gortari acuñó pesos con plata, de 10, 20 y 50 pesos, al mismo tiempo
que quitó tres ceros del enorme cúmulo de papel que se había emitido. Posteriormente sucedió el
‘error de diciembre’ de 1994, se desplomó el valor del peso y ya no fue posible poner estas
monedas a circular, la mayor parte de estas monedas nunca llegaron a manos del público.
9
Ahora, ¿cómo vamos a poner a circular una moneda de plata? Esta es una moneda de plata pura
de una onza troy, pesa 31.1 gramos. ¿Cómo se puede convertir en dinero? Como dijo Einstein: ‘las
cosas hay que hacerlas lo más sencillo posible’. Y esto lo hemos hecho, es lo más sencillo.
Primero: que el Banco de México determine su valor oficial, es decir, que el Banco de México
‘cotice’ la onza. Por ejemplo, puede decir el día de hoy: esta moneda vale 200 pesos y esa es su
cotización. Pero noten ustedes que no está grabada, lo cual es una ventaja, pues se incrementará
la cotización conforme suba el precio de la plata. Sin embargo, también proponemos que
conserve la última establecida en caso de que baje el precio del metal. Esa es la clave de todo lo
que estoy diciendo. Y no saben qué curiosa es la mente, cómo me tardé en llegar a esa
conclusión. Pero al fin, no sé cuándo fue, comprendí que para que esta moneda pueda ser dinero
necesita tener una cotización que funcione como un piso, que no baja, porque si la cotización
está subiendo y bajando entonces es una mercancía, no es dinero.
Segundo: Para que sea dinero y se use como medio de cambio, necesita tener una cotización que
funciona como un piso, que pueda subir, para que no salga de circulación, pero no pueda bajar.
Se conservaría para propósitos de ahorro, con un valor totalmente líquido en pesos y sin que se
cobrara descuento a su tenedor, tal como hoy se le cobra, cuando revende la moneda para
obtener pesos. O sea, ya no sería como una simple moneda mercancía de éstas que pueden
ustedes comprar en cualquier tienda ‘Elektra’.
Esta idea de vender onzas de plata en Elektra me la dio un estudiante en una conferencia; me
dijo: ‘¿Por qué no vende usted monedas?’ Y primero dije: ‘No, no se puede, eso está muy difícil’.
Pero se me quedó la inquietud y unos meses después me pregunté ‘¿Por qué no?’. Entonces
establecimos un sistema para la venta y recompra de estas monedas y en todas las tiendas, salvo
10
que no estén haciendo su trabajo quienes deben hacerlo, van a encontrar que pueden comprar
esta moneda a la cotización del día. Y también la recompramos, con un margen de descuento, ya
que tiene que haber una diferencia entre compra y venta.
Una vez cotizada, ésta sería una moneda indevaluable, porque si se devalúa el peso, sube la
cotización, porque la plata se cotiza en forma internacional en dólares y si sube el precio en
dólares, también aquí reconocemos que subió el precio de la plata y se incorpora en una nueva
cotización. De manera que esta moneda nunca saldría de la circulación; esta moneda la tendrían
ustedes, que hoy son jóvenes. Podrían empezar a ahorrarla, y podrían dejarla como una
propiedad a sus nietos, sin ningún problema. Y es una forma magnífica de transmitir el ahorro, el
esfuerzo de una generación, a la siguiente generación; a los hijos o a los nietos transferirles una
propiedad, algo tangible, un valor. Estas monedas jamás van a ir a dar a la fundición; se van a
ahorrar y dentro de mil años van a estar apareciendo en tesoritos aquí y allá.
Yo tengo una pequeña colección de monedas antiguas, de tiempos de antes de Cristo, cada una
de las cuales, alguien conservó. Fíjense nada más qué importante: alguien guardó esas moneditas
porque eran valiosas y por eso han llegado hasta nosotros; 2,500 años más tarde todavía existen.
Sobre el piso de cotización: nada que temer. Algunos se preguntan: ‘¿Quién va a perder si baja el
precio de la plata, ya que la cotización no baja?’. Pues nadie pierde, no pierde el dueño de la
moneda y no pierde el Banco de México; al contrario, si baja la plata puede seguir acuñando más
onzas, con menos costo, porque le cuesta menos la plata con qué hacer las onzas.
¿Pérdidas fiscales? ¿Alguien pierde? ¿Quién absorbe la diferencia? Son preguntas que realmente no
son pertinentes, porque no se refieren a ningún problema real.
Aquí, por ejemplo, tenemos la ‘Moneda de los Estados’: es moneda de curso legal, vale cien
pesos, contiene media onza de plata, y su valor de cien pesos no disminuye, aunque baje el
precio de la plata. Ahora, ahí nos está dando la razón el Banco de México. Ellos me hicieron estas
preguntas, y pues aquí mismo las están contestando: ¿Quién pierde cuando baja la plata que
contiene la Moneda de los Estados? Se quedan callados, no tienen nada que decir. Porque nadie
pierde, al contrario, le va a resultar al Banco de México más barato acuñarlas. ¿Pérdida fiscal?
También, silencio. Si aquí están emitiendo la Moneda de los Estados, ¿Cuál es el problema?
¿Quién absorbe la diferencia? Silencio. No hay ninguna diferencia que absorber. Aquí está la
prueba de que puede haber una moneda cotizada en circulación y que no afectan las bajas en el
valor de la plata. La prueba la están dando ellos mismos con la Moneda de los Estados.
11
pasó. Ahora veamos, si tuviéramos una
cotización para la onza de plata, ¿qué
ONZA LBERTAD COTIZADA
hubiera sucedido? Si la hubiéramos empezado Ejemplo 1995 - 2005
a cotizar en 1995 hubiera iniciado a 50
pesos. Luego hubiera subido a 60. Y hubiera
continuado valiendo lo mismo, aunque
durante un lapso bajó el precio de la plata.
Luego vuelve a subir de valor. Vuelve a bajar
el precio de la plata, pero la cotización sigue
igual, una línea horizontal; como en el peso
0.720, no disminuye la cotización. Vuelve a
subir el precio a 90, 95, 100, 105, 110, 115,
120. Sigue subiendo el precio, y ahora ya
estaría como en 200 pesos la cotización.
Imagínense que los mexicanos tuviéramos
esta moneda cotizada, convertida en dinero
para propósitos de ahorro.
El ahorro de esta moneda es natural, es decir, no habría una persona que recibiera un pago con
esta moneda, que quisiera deshacerse de ella. Bueno, habría una que otra, pero muy pocas, casi
toda la gente que recibiera un pago con esta moneda la guardaría, el ahorro en ella es instintivo,
natural. Sigue una ley elaborada por primera vez allá por el año 1500, por Sir Thomas Gresham,
que dice que el dinero bueno se guarda y se usa el dinero menos bueno para hacer pagos. Es una
ley. Así es que este dinero, siendo el mejor del mundo, se va a ahorrar. Y ahí tenemos la solución
para el futuro de México y de sus ahorros, entre otros beneficios.
12
desmorone. Nuestro peso se basa en el dólar, si se desmorona el dólar, ¿dónde va a quedar
nuestro ahorro?
La iniciativa en el Congreso va muy bien, sabemos que la mayoría, 72 por ciento de los diputados
de esta última legislatura, están a favor, pero los coordinadores de los partidos no tienen la
confianza, tienen miedo de darle la orden a los diputados de que voten a favor. Están
presionados por la influencia oculta de los que proponen el monopolio del papel dinero, sin la
competencia que significaría tener una moneda de verdadero valor.
Aquí, sabemos por una encuesta de TV Azteca, en la cual se recibieron llamadas telefónicas del
público respondiendo si prefieren la onza como medio de ahorro, en vez del peso y del dólar y si
la quieren utilizar como dinero, y 96 por ciento dijo que sí.
El siguiente beneficio: unidad nacional. Esto es muy importante, porque regreso al tema de esta
serie de conferencias en general: un México incluyente. La moneda de plata no solamente es
idónea para el ahorro de la gente menuda, es la mejor forma de tener una expresión tangible de
nuestra nacionalidad en la mano. Es un factor unificante de la nación, porque nos da orgullo
saber que México es el primero y único país -yo sospecho que si lo hacemos nosotros vendrán
otros que van a seguir nuestro ejemplo- es el primer país en contar con moneda real, después de
un intervalo de casi cien años que no tuvimos verdadera moneda.
La plata que hemos tenido ha salido de circulación, no pudo seguir en manos de la gente. El plan
que proponemos permite un regreso de la plata a la circulación, en forma permanente. Esto tiene
13
un efecto político enorme, por el orgullo nacional que motivará. El orgullo es un factor, jóvenes
inteligentes, que no aparece en las gráficas; en ninguna parte van ustedes a encontrar al orgullo
en las gráficas del desarrollo nacional, del crecimiento y del producto bruto. Y, sin embargo, el
orgullo es un enorme factor de motivación, sumamente importante.
Estamos en un peligro muy grande: somos vecinos de un país que es como un gran hoyo negro; ya
saben ustedes qué son los hoyos negros: dicen los astrofísicos que existen hoyos negros en el
universo que están absorbiendo materia y conforme se va acercando la materia a esos enormes
hoyos negros, que tienen un poder gravitacional enorme, desmoronan todo. Pues a nosotros nos
puede suceder lo mismo frente a este vecino que tenemos, que como un hoyo negro nos está
atrayendo y conforme nos atrae nos va pulverizando, va haciendo migaja todas nuestras
instituciones, nuestra cultura, nuestros valores, nuestros negocios, todo lo quieren absorber;
especialmente los recursos no renovables le interesan mucho.
Los dejo con una idea: la excelencia. Todos los Orgullo nacional
países, tienen su excelencia. Los italianos tienen
la excelencia en el diseño, en los automóviles, en la moda, en el calzado, ustedes sabrán más que
yo qué cosas excelentes tiene Italia. Y Alemania, sus automóviles, el BMW, el Mercedes, el
Vocho, son su excelencia, amén de otras cosas. Y los franceses sus vinos, sus quesos, sus patés, y
muchas otras cosas más, quizá más importantes, como la moda. Inglaterra también se ufana de la
moda. Y los americanos pues, ¿cuál es su excelencia?: las armas, porque, ¿qué otra cosa?, saben
matar mejor que nadie.
Entonces, ¿cuál es nuestra excelencia? Debemos tener una excelencia. Tenemos muchas, pero
debemos de tener una sobresaliente, que nos va a hacer notar en todo el mundo. Porque cuando
México ponga a circular la plata habrá dado un paso trascendente de importancia mundial, va a
señalar el camino para salir de este pantano de papel dinero en el cual se encuentra el mundo
actualmente.
Por eso abogo por la plata para México, y deseo que entre en circulación; esa es mi pasión, mi
sueño, y seguirá siendo mi sueño hasta que me muera o lo vea realizado.
MODERADORA: Esta interesante propuesta que nos ha hecho el señor Hugo Salinas Price ha
despertado inquietudes entre los jóvenes. Le pedimos unos minutos para abrir un espacio de
preguntas y respuestas, para intercambio y aclaración de dudas. Las personas que están en los
pasillos tienen los micrófonos, va a ser de viva voz la sesión de preguntas y respuestas. Aquí hay
una pregunta.
PREGUNTA: Buenas tardes, mi nombre es Ricardo de Jesús Martínez, vengo de la Escuela Superior
de Comercio y Administración, Unidad Santo Tomás, del Distrito Federal. Mi pregunta es, y
14
retomando los puntos que el Banco de México le hizo a usted y que supuestamente quedaron sin
respuesta, o que ellos mismos contestaron. Si usted maneja como una constante el precio de la
plata, obviamente cuando haya un alza y haya una baja alguna de las dos partes que se presten
para cualquier negociación tiene que absorber el costo. La cotización diaria, y si utilizamos la
onza como moneda de curso legal, significaría un costo verdadero para la nación, y para el
tenedor. Al día de hoy la plata se comercia y no te la pagan a un precio justo, siempre hay una
diferencia, donde yo gano tú pierdes. Entonces las monedas han ido desapareciendo, se han ido
afuera, es el mismo problema, porque obviamente alguien tiene que absorber el costo de la
diferencia. Si usted dice que podemos utiliza la plata como moneda...
HUGO SALINAS PRICE: Un momentito. Déme por favor una pregunta y se la contestaré, porque si
no me tengo que pasar aquí mientras usted termina su discurso; con mucho gusto contestaré
cualquier pregunta concreta.
HUGO SALINAS PRICE: Este es un misterio que lo invito a que lo medite; una vez que una pieza
de metal cualquiera recibe una cotización de la entidad que es respetada y que es reconocida
como la autoridad monetaria, una vez que esa pieza de metal recibe una cotización, su valor en
cambio, su valor como medio de pago, en circulante, ya no depende de la materia de la cual está
hecha. Aquí tenemos un billete de 200 pesos, está hecho de papel; sin embargo, lo recibimos
como 200 pesos y compramos y pagamos cosas, lo usamos como medio de pago, aunque sea
‘papel’. ¿Por qué? Porque está emitido por la autoridad monetaria y el papel no forma parte de
su cotización. La ventaja de la moneda de plata es que, si se cotiza, aunque no toda la cotización
esté respaldada por la plata que contiene, sí tendría una parte importante de valor, lo que
llamamos valor intrínseco. Es decir, que si esta moneda se cotiza en 200 pesos, 150 pesos de esos
200 están ahí adentro; el público reconoce eso y eso le da más calidad que ninguna otra moneda,
porque ninguna otra moneda en el mundo tiene ningún valor intrínseco. Así es que cuando se
cotiza una onza no hay ni perdedor, ni ganador, es como cuando se cotiza un papel en 200 pesos.
Con la diferencia de que la onza es mejor, porque sí tiene algo de contenido, y el papel no tiene
contenido. Así es que ésta es una moneda que podríamos llamar ‘híbrida’, porque una parte de su
valor es intrínseco y una parte de su valor se lo da en forma fiduciaria el Banco de México. Si baja
la plata no sucede nada, ni hay perdedor, y tenemos a nuestro favor 25 años de historia del peso
0720, que circuló sin problema, sin que hubiera una sola onza regresada a nadie, sin que nadie
dijera que perdió algo porque la plata que contenía valía menos de un peso. Por 25 años los
mexicanos estuvimos perfectamente felices usando los pesos 0.720. Así es que no hay problema.
Tiene que usted que meditarlo un poco, porque esta pregunta la he escuchado muchas veces.
Esto es algo nuevo, hay que estirar la mente un poco para entenderlo. Gracias.
PREGUNTA: Hola, qué tal, buenas tardes, soy el licenciado Milton Martínez. Algo que me
preocupa es que, como somos 100 millones de mexicanos, de los cuales casi 40 millones de
mexicanos están en pobreza extrema. ¿Cómo solucionaría o cómo ayudaría la moneda de plata a
esos pobres, no pensemos en las pensiones, o en los que ahorrando en plata ya tienen un futuro
seguro, sino en aquellas personas que están en el campo que viven del salario mínimo, cómo la
moneda de plata ayudaría a esos pobres, los más de 35 millones que existen?
HUGO SALINAS PRICE: Señor, no me aboco a ese problema, no puedo darle a usted solución, es
un problema que está fuera de mi alcance. Sólamente le digo que la base de toda prosperidad
real ha sido siempre el ahorro y la moneda sana, y por moneda sana quiero decir ya sea billetes
redimibles o moneda físicamente tangible, que tenga un verdadero valor. Eso es lo fundamental.
Después, a partir de eso, han surgido todas las naciones que han alcanzado la prosperidad. Y a la
inversa, el papel siempre ha tenido un fin catastrófico, todos los billetes del mundo tienden a
valor cero. Así es que yo me estoy yendo a la raíz misma de la prosperidad, que es la necesidad
absoluta de que una sociedad cuente con un medio de cambio verdadero, estable, que sea de
valor intrínseco y que sirva por lo tanto para el ahorro. Esa es la base. Y los invito a que en el
resto de este evento se acuerden de mi, cuando escuchen a los demás ponentes, cada uno
15
eminente en su ámbito y en el tema que va a tratar: dudo mucho que haya uno solo de ellos que
toque el problema de que no tenemos una moneda, no tenemos dinero real, sino ficticio. Esa es
una de las causas de las devaluaciones. Usted se queja de los pobres, de tanto pobre, tiene usted
razón, pero cuando tenemos una devaluación, señor, es como si a una persona le pasa por encima
un tren de ferrocarril, pasa la máquina, y le corta las piernas; y eso nos ha estado pasando,
¿desde cuándo? La primera vez nos tocó en ‘54, luego vino el ‘76, luego vino en ‘82, luego vino el
‘95, cada equis años nos pasa el tren por encima, y nos vuelve a cortar las piernas. ¿Cómo no
vamos a tener pobres así? Tenemos una devaluación de 89 mil por ciento en los últimos 30 años,
el peso se ha devaluado 89 mil por ciento, ¿cómo queremos no tener pobres? Hay que empezar
por la moneda.
PREGUNTA: Exactamente. Y dentro de este tipo de ventaja relativa sería interesante también,
no sé si ya se hizo, si ya se promovió, informar cuáles son nuestras reservas reales y potenciales
de plata en el país, y quiénes son los propietarios de las minas, o sea de esa materia prima que
requerimos; esa sería mi pregunta, si esa información también ya está disponible, y también se
está recabando para que pueda convencer de la bondad de este proyecto.
HUGO SALINAS PRICE: Yo considero que lo principal es que tengamos la voluntad política para
convertir la plata en moneda. Es una cosa secundaria si va a estimular la minería. Yo lo
menciono, que ayuda a la minería, porque no es por demás mencionarlo, pero no es lo esencial,
porque un país, aunque no tuviera minas de plata puede tener la plata en circulación, puede
conseguirla. Si no manufacturamos tractores, pues podemos importar tractores. Se puede hacer
eso también con la plata. Ahora, quienes empezaron a proponer el uso del papel en vez del oro o
la plata dijeron: ‘¿Por qué gastar tanto esfuerzo humano en sacar plata u oro de una mina?’ Pues
sí, nos hemos ahorrado el problema de sacar el oro y la plata de la mina para convertirlo en
dinero, pero, ¿qué otros males hemos alcanzado? Infinidad de males horrendos. Así es que ese
consejo, esa idea realmente no estaba tomando en cuenta las consecuencias de adoptar el papel
moneda. Yo creo que la propiedad de las minas no es tan importante, porque lo importante es
qué se va a hacer con la plata; eso es lo importante, no quién está produciéndola. Creo que eso
es de secundaria importancia. Y las reservas de plata de México, por lo que sé, son muy grandes,
la cantidad de plata que está todavía en el suelo es enorme. Sobre eso podríamos hablar más,
pero voy a dar oportunidad a otras personas.
PREGUNTA: Muchas gracias; su servidor, Arturo Martínez, profesor jubilado. En los estudios que
hizo el Barón de Humboldt en relación a la mina La Valenciana, ubicada en Guanajuato, dice que
con todo el saqueo de ella pudo haberse hecho un cinturón a la tierra de diez centímetros de
espesor por un metro de ancho, es decir, darle vuelta al Ecuador. ¡Qué dolor! Si no hubiera
sucedido esto, estaríamos punteando entre los países más ricos del universo. Ahora bien, yo
todavía tuve le privilegio de conocer los Tlálocs, los Quintos, los centavitos, después los 0.720,
las monedas de los Hidalgos, los Morelos, que se atesoraban como algo codiciable, y no así los
pesos en moneda de papel, que no tenían gran valor. Nuestro México fue saqueado, llegó el
bandidaje y la gente guardaba su dinero en ollitas; en fin, se despertaba la codicia, la ambición,
nadie quería trabajar por dedicarse mejor al asalto. ¿Hasta dónde nuestro México se volverá
fuente de codicia para otros países o para otras personas si nosotros retomamos la plata como
medio de cambio? Yo a veces pienso que incluso cuando se ha fundido la plata para coronas de los
reyes, para decoraciones de iglesias, aún así, todo el tiempo tendrá valor. Mi pregunta es
preventiva, ¿estamos preparados para contar con los grandes valores morales necesarios para
este cambio?
16
HUGO SALINAS PRICE: Yo creo que somos más vulnerables por ser pobres y estar postrados en el
polvo, con una economía que es susceptible todavía hoy de grandes trastornos; somos muy
vulnerables por no tener moneda verdadera y somos más fuertes teniéndola. Pues sí, la codicia
no la vamos a poder eliminar, pues hay mucho aquí en México que es deseado por otros, pero
creo que seremos más resistentes a las intenciones aviesas que puedan tener otros países del
mundo si tenemos orgullo en nuestro país y si tenemos esperanza en nuestro país; esperanza que
nace de una prueba tangible que nuestros gobernantes y nuestro Congreso velan por los intereses
más importantes de los mexicanos; si nos dan una moneda de plata, eso nos refuerza también en
contra de la codicia. Creo que siendo pobres somos más vulnerables que teniendo algo que
defender.
Bueno, creo que ya no los entretendré, porque ya nos pasamos de tiempo. Una pregunta más.
PREGUNTA: Dice usted que el problema del papel moneda es que uno realmente cobra cuando lo
cambia por un bien o servicio. Si yo tuviera dinero de plata, yo cobraría igual, no veo qué haría
yo con la plata que no hago con el billete. ¿Entonces qué es lo que le da valor intrínseco a la
plata?
HUGO SALINAS PRICE: Bueno, la diferencia es que, cuando yo compro algo, cuando yo pago algo
o cuando me pagan algo con un billete, yo no he recibido realmente el pago, he recibido un
medio de cambio, un vale que lo tengo que cobrar entregándolo por otra cosa. Pero cuando
recibo una moneda de plata de 200 pesos en pago, ya recibí ‘algo’, esa es la diferencia. La plata
sí es algo, tiene un valor, es una cosa. En cambio, 200 pesos en un billete de papel, no son una
cosa; nadie ha definido lo que es un peso, ni nadie lo puede definir; es una entidad sin
existencia; no existe; es un valor numérico enteramente, pero no tiene un valor realmente
intrínseco. Cuando se recibe plata, entonces se ha recibido verdaderamente pago y más está
dispuesto a almacenar estas monedas en su ahorro, porque son algo.
-0-
17