Celemin
Celemin
abstract | Is there a relationship between peoples’ socioeconomic level and the quality of
the environment in which they live? To answer this question, spatial autocorrelation was used
to associate a social and economic index with an environmental one, using the census tracts of
Mar del Plata (Argentina). This demonstrated a positive answer to the question, i.e. those who
possess economic resources have the capacity to live in a healthy environment. The integration of
the variables of these two indices in a cluster analysis showed a spatial configuration similar to
that obtained with the spatial autocorrelation. This reflected the need to improve environmental
conditions in those less favored sectors as, in addition to the economic context, a healthy environment
is one of the factors necessary for good quality of life.
Introducción
exclusiva de una disciplina específica, de manera que cada una la entiende y examina
de acuerdo con sus lenguajes y metodologías A su vez, la mayoría de los conceptos
asociados a la temática (vulnerabilidad social y segregación, por nombrar algunos)
también son multidimensionales, están en permanente discusión y su delimitación
continúa abierta. No obstante, se reconoce que la fragmentación repercute en la
configuración urbana, y en particular en la de las ciudades de América Latina, se-
gún las modalidades que adquiere el impacto del capitalismo internacional en las
diferentes culturas de los países dependientes de la región.
La diferenciación espacial ha existido siempre; sin embargo, en la actualidad se
observa con mayor nitidez y amplitud en los espacios de ciudades en desarrollo. Par-
ticularmente se presenta una clara distinción entre los que tienen mucho y los que no
tienen; es decir, se exhibe un espacio más fragmentado y segregado. En este marco,
Alvarado Rosas, Medrano & Lozano (2008) y Janoschka (2002) mencionan que
existe una gran fragmentación de los usos del suelo como nuevas formas de la expre-
sión espacial de las ciudades de América Latina a finales del siglo veinte y principios
del veintiuno. Asimismo, es común que el suelo público se vea cada vez más afecta-
do por el fenómeno de la privatización, proceso que ha trascendido varios espacios
de la economía de las ciudades. Ello es especialmente notorio en las áreas donde se
han promovido fuertemente las inversiones inmobiliarias, enfocadas a los fraccio-
namientos cerrados de alto nivel, que prácticamente construyen pequeñas ciudades
dentro de otra gran ciudad. A la vez crecen los espacios de pobreza, zonas margi-
nadas destinadas a la población de bajos ingresos, que se encuentran aislados por
grupos de población de nivel socioeconómico mayor. Esta característica también es
mencionada en los trabajos de Meyer y Bähr (2001) y De Mattos e Hidalgo (2007).
Por su parte, Sabatini, Cáceres y Cerda (2001) discuten teóricamente la rela-
ción entre desigualdad social y segregación espacial, rechazando el enfoque usual
que ve la segunda como un mero reflejo en el espacio de la primera, mientras que
Borsdorf (2003) sostiene la necesidad de recurrir a nuevos modelos para el análisis
urbano, que deben ser generalizaciones de la realidad fragmentada de la ciudad la-
tinoamericana actual.
La gran mayoría de los trabajos que analizan la fragmentación lo hacen, como
es de esperar, desde una perspectiva socioeconómica y aplicando técnicas estadís-
ticas tradicionales (correlación entre variables, por ejemplo). Consiguientemente,
son escasas las publicaciones que contemplan el uso explícito de procedimientos
de análisis espacial para el estudio de la segregación urbana y también son pocas las
producciones que vinculan el ambiente urbano como un elemento más que pue-
de ser considerado al momento de estudiar la fragmentación. Entre las primeras
se puede mencionar los recientes trabajos de Linares (2008, 2010) sobre ciudades
intermedias argentinas; a Groisman y Suárez (2006) con el estudio de la segrega-
ción residencial en Buenos Aires; Kaztman y Retamoso (2007) con el análisis de la
segregación educativa en Montevideo; y Martori, Hoberg y Surinach (2006) para
Barcelona. Todos ellos recurren a la autocorrelación espacial —por ejemplo, los
habituales coeficientes de correlación— como medida para mensurar la fragmen-
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con todos los servicios que los avances técnicos permiten, con una sana situación
de legalidad y, en la mayoría de nuestras ciudades, con un medioambiente circun-
dante con pocos signos de deterioro. La otra ciudad es inundable, sin servicios ni
equipamientos, sin una seguridad en la situación legal, con un entorno ambiental
deteriorado. La polarización cada vez mayor que se da en la sociedad se refleja, así,
en la apropiación y construcción del ambiente urbano (Clichevsky, 2002, p. 12).
La contribución empírica que puede realizarse desde el análisis de los datos geo-
rreferenciados consiste en reconocer que la localización en el espacio tiene mucha
importancia en las condiciones de vida de las personas. En tal sentido, las diferen-
cias territoriales son un reflejo de las inequidades de la población dentro de una
sociedad definida temporal y espacialmente.
Argentina 64°W
Partido del General
Pueyrredón n
24°S
56°W
57°37´W
32°S 37°48´S
Provincia de
Buenos Aires
40°S
64°W
48°S
escala
0 400 800 km
72°W Mar del
Plata
38°04´S
Provincia de Buenos Aires
57°50´W
34°00´S n
62°00´W
36°00´S
escala
0 10 20 km
38°00´S
Metodología
Elaboración de índices
El proceso metodológico de construcción de un índice presenta una gran comple-
jidad, dado que deben seleccionarse variables representativas de la situación que se
pretende mostrar. Además, su implementación varía según los ámbitos geográficos
para los cuales está propuesto y diseñado. Este tipo de agrupación es una forma
de organizar mejor la información de acuerdo con la similitud existente entre las
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Porcentaje de población de 15 años o más que ya no asiste y con nivel de instrucción 1,25
menor a primario completo.
Educación
Porcentaje de población de 20 y más años que ya no asiste y con nivel de instrucción 1,25
universitario completo.
Porcentaje de población que posee obra social o cobertura médica asistencial. 1,50
Salud Porcentaje de población con provisión de agua por cañería dentro de la vivienda. 1,50
Total 10,00
* CALMAT: Calidad de los materiales de la vivienda. CALMAT I: La vivienda presenta materiales resistentes y sólidos en to-
dos los parámetros (pisos, paredes o techos) e incorpora todos los elementos de aislación y terminación. Véase Municipalidad
de La Plata, Estadística y evaluación de programas especiales. En http://www.estadistica.laplata.gov.ar/paginas/CENSO/3%20
Viviendas/v3-6.pdf
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Total 10,00
Los valores para cada variable y unidad espacial fueron estandarizados de acuerdo
con las siguientes fórmulas matemáticas y su sentido positivo o negativo.
M - xi
PEI=
M-m
M - xi
PEI= 1
M-m
siendo PEi = puntaje estándar de i-esimo dato, xi = el dato original por ser estandarizado.
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Autocorrelación espacial
Los índices de autocorrelación espacial permiten relacionar en forma conjunta la
dependencia entre lugares y valores de variables o atributos que interesan. A la vez,
resultan muy adecuados para observar la configuración espacial fragmentada pro-
pia de nuestros tiempos.
Definida de una manera estadística, se considera autocorrelación espacial de
primer orden aquella influencia que ejerce un punto i sobre sus vecinos contiguos,
mientras que hay autocorrelación espacial de un orden mayor cuando también se
consideran los vecinos a las observaciones j. También se pueden considerar los ve-
cinos que se localicen a cierta distancia d de la observación i.
Según lo expuesto con anterioridad, queda claro que la intención del análisis es
medir la asociación entre lugares distintos según atributo o variable de interés, pero
teniendo en cuenta cuál es la posición relativa de los lugares involucrados.
Si se intenta medir la correlación que una misma variable tiene en diferentes
unidades espaciales contiguas en una perspectiva horizontal, se puede registrar una
de las siguientes tres posibilidades:
Con base en el estadístico general se crearon diferentes índices para medir la au-
tocorrelación espacial. El primero, establecido por Moran en 1950 y perfeccionado
en el transcurso de los años, es análogo al coeficiente de correlación usual entre dos
variables. A pesar de su antigüedad no fue muy utilizado, debido a que el cómputo
manual era sumamente laborioso; fue necesario contar con programas informáticos
para poder realizarlo. Es por ello que recién en la década de los noventa fue rescatado
del olvido y comenzó a utilizarse en trabajos de investigación de manera consistente.
El programa utilizado para aplicar la autocorrelación espacial es el GeoDa, ela-
borado por la University of Illinois, Urbana-Champaign, de carácter gratuito, que
se enmarca en lo que se conoce como un software para el Análisis Exploratorio de
Datos Espaciales (ESDA, por su sigla en inglés). Este programa busca crear una
interfaz intuitiva y fácil de usar para estudiar la información geográfica, que aliente
la exploración y permita a los usuarios descubrir patrones y anomalías en los datos
que de otro modo no serían aparentes. Como tal, las pruebas de su éxito parecen
estar más asociadas con los programas de análisis estadístico tradicionales que con
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los SIG, más reconocidos por su complejidad y por el largo aprendizaje necesario
para poder manejarlos.
Análisis cluster
El segundo procedimiento es más conocido. Se lo denomina análisis cluster y es
utilizado para obtener grupos homogéneos de unidades espaciales y maximizar la
heterogeneidad entre los grupos formados. Por lo tanto, desde el análisis espacial
se le podría incluir el concepto de regionalización, dado que los objetos por cla-
sificar son unidades espaciales que, una vez unidas, generan regiones en el espacio
(Buzai, 2003, p. 186). Asimismo, la excelente capacidad de clasificación que este
procedimiento presenta permite identificar claramente las relaciones multivariadas
que difícilmente son accesibles a partir del análisis de las unidades espaciales indi-
viduales. En este estudio se empleó un cluster jerárquico ascendente, considerando
como medida de distancia la euclídea al cuadrado, y el método de mínima variación
intragrupo (método de Ward). El mismo se diferencia de otros por realizar en cada
etapa todas las uniones posibles, eligiendo aquella que genera una menor variación
en el interior de los grupos. En este caso se recurrió al Philcarto 5.xx para el análisis,
un software francés que, como el anterior, también es gratuito y puede ser conside-
rado como un ESDA.
Resultados
37°56’ S 37°56’ S
57°38’ O 57°30’ O
57°38’ O
ISE
0.174 - 0.449
0.449 - 0.573
0.573 - 0.666
0.666 - 0.839
2 0 2 kilómetros
38°08’ S 38°08’ S
57°38’OO
57°38’ 57°30’ O
37°56’ S 37°56’ S
57°38’ O 57°30’ O
ICA
0,328 - 0,605
0,605 - 0,758
0,758 - 0,856
0,856 - 0,998
2 0 2 kilómetros
38°08’ S 38°08’ S
57°38’ O 57°30’ O
cantidad de
cuadrante cantidad de radios
población
% población
II 83 55.759 10,50
2 0 2 kilómetros
Consideraciones finales
El trabajo buscó aportar al vínculo entre calidad ambiental y las características so-
cioeconómicas de la población desde una visión mayoritariamente empírica. Para
ello se construyeron dos índices, uno de índole socioeconómica y otro sobre la cali-
dad ambiental de la ciudad de Mar del Plata (Argentina).
Para su confección y posterior estudio se recurrió a las herramientas desarrolladas
en los últimos tiempos en el campo de la información espacial: Sistemas de Informa-
ción Geográfica (SIG) y programas para el Análisis Exploratorio de Datos Espacia-
les (ESDA), que permiten mensurar, localizar y estudiar en el territorio las distintas
configuraciones resultantes del proceso de fragmentación que se viene registrando
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