Resumenes Semana 8
Resumenes Semana 8
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La medición y la gestión en la era de la información
Ante estas exigencias, gestionar solo con base en datos financieros pasados ya no es
suficiente. El Cuadro de Mando Integral (CMI) se presenta como una solución que
complementa los indicadores financieros tradicionales con inductores de acción futura. Este
enfoque permite medir tanto la creación de valor presente como futura, proporcionando una
visión integral para una gestión estratégica más efectiva a largo plazo. De hecho, el CMI
brinda a los directivos las herramientas necesarias para dirigir la organización hacia el éxito
competitivo futuro.
Más que una herramienta de medición táctica u operativa, el CMI es utilizado por empresas
innovadoras como un sistema de gestión estratégica que facilita la sostenibilidad y
competitividad a largo plazo. A través de su sistema de medición, el CMI abarca una serie
de procesos de gestión clave, tales como:
Las mediciones son importantes para la gestión en una empresa, ya que influyen en el
comportamiento tanto interno como externo de las personas. Para asegurar su éxito y
permanencia a largo plazo, las empresas deben implementar sistemas de medición y
gestión alineados con sus estrategias y capacidades. Aunque históricamente los
indicadores financieros han sido los más utilizados, el Cuadro de Mando Integral (CMI)
amplía este enfoque al integrar mediciones más amplias que vinculan la experiencia del
cliente, los procesos internos, el desarrollo del personal y la eficiencia de los sistemas con el
éxito financiero a largo plazo.
Tradicionalmente, las empresas han priorizado las métricas financieras como principal
herramienta de evaluación. Sin embargo, centrarse excesivamente en estos indicadores
puede llevar a una búsqueda de resultados inmediatos que comprometa el valor futuro,
especialmente en lo que respecta a activos intangibles y el crecimiento. Esta presión por
obtener beneficios financieros a corto plazo puede perjudicar la lealtad y satisfacción del
cliente, exponiendo a la organización a la competencia. Además, las métricas financieras
tradicionales no son suficientes para evaluar el desempeño en mercados cambiantes y
competitivos.
El CMI funciona como un marco que convierte la visión y estrategia de una empresa en un
conjunto coherente de indicadores organizados en cuatro perspectivas: finanzas, clientes,
procesos internos, y aprendizaje y crecimiento. Esto permite a las organizaciones comunicar
su estrategia de manera efectiva y coordinar sus esfuerzos hacia un objetivo común. A
diferencia de los sistemas tradicionales que se centran en el rendimiento pasado, el CMI
debe usarse como una herramienta de comunicación y aprendizaje, promoviendo el
equilibrio entre los objetivos a corto y largo plazo, con un enfoque tanto en medidas
objetivas como subjetivas.
Un CMI eficaz no solo reúne diversos indicadores, sino que establece relaciones de causa y
efecto entre ellos, ayudando a la organización a entender cómo las acciones actuales
impactarán su rendimiento futuro. Es clave que las métricas de desempeño se combinen
con indicadores que reflejen los factores impulsores del éxito, logrando un equilibrio entre
resultados y las acciones necesarias para alcanzarlos.
Si bien algunos críticos sugieren prescindir de los indicadores financieros, estos siguen
siendo cruciales para evaluar el desempeño a largo plazo. Las métricas financieras deben
coexistir con indicadores no financieros que capten el valor potencial de las mejoras en
calidad, satisfacción del cliente y eficiencia operativa.
El CMI debe verse como una herramienta flexible que puede adaptarse a las condiciones
del sector y la estrategia del negocio. En ocasiones, puede ser necesario incorporar
perspectivas adicionales para reflejar mejor la realidad organizativa.