Ensayo Sociolíngüística
Ensayo Sociolíngüística
Ensayo Sociolíngüística
La sociolingüística y
su aporte a la
enseñanza de la lengua.
JUNIO, 2024
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Escribía el lingüista austriaco Michael Halliday, creador de la Lingüística sistémica
funcional (1974) que lo más importante que debe considerarse cuando se estudia una lengua
no es que el hombre habla, sino que los hombres hablan entre sí. Esta frase deja a la vista el
carácter social de la lengua, el hombre al fin y al cabo no se expresa sin motivos, detrás de
un escrito, de un discurso, de un diálogo, de un recurso multimedia, hay una motivación y
un objetivo el de comunicar, por esto, cuando se estudia la lengua, surge la necesidad de
profundizar en su inserción dentro de la sociedad. A partir de los años 70 el análisis
sistematizado de los discursos por parte de expertos como Chomsky concedió de cierta
manera una visión amplia a nivel pragmático y sintáctico de la lengua, pero cercó límites con
respecto a la funcionalidad que tiene esa lengua entre sus hablantes, ¿acaso existe algo en
este plano que pueda aportar? ¿es realmente necesario un estudio sociolingüístico de la
lengua? ¿cuál es la funcionalidad de la lengua dentro de la sociedad? ¿Qué teorías se han
desarrollado en este ámbito? Y ¿realmente son aplicables a la enseñanza de la lengua en el
aula? Estos son solo algunas de las preguntas que surgen al respecto.
Asimismo, la lengua es aplicada, esto quiere decir que se rige por una adecuada
articulación entre teoría y práctica, al tener un carácter interdisciplinar (Santos Gargallo,
1999), por tanto, la finalidad al utilizarla varía, la teoría podría explicarse como las reglas
elementales a nivel gramatical, sintáctico y semántico que permiten la manifestación sea oral
o escrita de la lengua, este estudio podría llamársele formal y estructural donde, tal como lo
plantea Chomsky (1975), el hablante-oyente ideal tiene de su lengua, en una comunidad
lingüística del todo homogénea, que sabe perfectamente su lengua y al que no afectan
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condiciones sin valor gramatical, como son limitaciones de memoria, distracciones, cambios
de centro de interés, y errores (característicos o fortuitos) al aplicar su conocimiento de la
lengua al uso real. Es decir, plantea la competencia lingüística como la forma perfecta de la
lengua usada por el hablante, esta teoría deja fuera aspectos sociolingüísticos mencionados
con anterioridad.
Ahora, en la década de los 80, Michael Halliday (1925-2018) traza una nueva
perspectiva del habla donde la funcionalidad es el principio que la rige, su teoría presenta la
idea de ‘usos del lenguaje’ y los ‘tipos de situación’ que no son más que los contextos sociales
y los entornos conductuales en que actúa el lenguaje (1982). Pero también, hace su aporte
a nivel de la lengua exponiendo que cada persona posee un ‘potencial de significación’ y un
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‘potencial formal’, el primero entra dentro del nivel semántico donde posibilita el habla en
los diferentes contextos según sea necesario para el hablante, y el segundo se encuentra
dentro del nivel gramatical donde el hablante tiene diversas posibilidades para realizar sus
expresiones. Para Halliday (1975), la lengua posee una función ideacional que permite tratar
realidades tangibles o abstractas, posee además una función interpersonal que facilita la
interacción con su contexto cultural y social, y una función textual, donde se concibe el texto
como unidad básica, y es el conjunto de opciones merced a las cuales un hablante o un
escritor puede crear textos, es decir, usar el lenguaje de manera apropiada al contexto.
En base a esta última teoría, Cassany (1990) expone que la lengua no es un conjunto
cerrado de conocimientos que el alumno tenga que memorizar, sino una herramienta
comunicativa útil para conseguir cosas: Pedir un café en un bar, leer el periódico, expresar
los sentimientos, pedir información, mostrar amabilidad, etc. Ofrece entonces una nueva
perspectiva donde la lengua se convierte en un medio y aprenderla significa aprender a
hablar, a escribir y a leer para diferentes situaciones. Este método es muy común en el aula,
a los estudiantes se les presenta una explicación y aprenden a hacer algo para lograr alguna
cosa, van practicando hasta que sin darse cuenta comienzan a utilizar el léxico y la gramática
que aparecen en dicha función. Sus fundamentos se encuentran en la tradición de los
métodos nocional-funcional, en la filosofía del lenguaje y en la sociolingüística. Una de sus
características es que se enseña la lengua tal como se habla, con sus imperfecciones y no
como debería ser, y para ello se toma en cuenta el contexto en el que se aplica la lengua, el
propósito, el destinatario y la ocasión, por ejemplo: En un mensaje de texto escrito para un
amigo cercano, se puede tomar el atrevimiento de romper con ciertas reglas, lo que no se
puede hacer por ejemplo en un discurso formal o en un trabajo de investigación. Se debe
tener en cuenta las diferentes formas dialectales, un estudiante debe tener la capacidad de
poseer y utilizar palabras coloquiales y formales en su vocabulario, y así también el método
toma referencia de las necesidades del alumno, pues cada uno vive experiencias y contextos
diferentes. Este método difiere con el gramatical, mientras que en el primero se enseñan las
mismas reglas sin importar el alumno, en el segundo se enseñan según las funciones y
necesidades del alumno. Por tanto, podría enseñarse a redactar según el ámbito: Si es
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familiar (postales, cartas), laboral (informes, currículos), personal (notas, agendas),
académico (redacciones, apuntes, resúmenes), y social (anuncios, publicidades, artículos). O
según la función: De descripción (objetos, personas), narración (chistes, cuentos), instrucción
(recetas, instrucciones para usar…), de argumentación (ensayo, opinión), entre otros
contextos.
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obligan a pensar que realmente la enseñanza de la lengua, al menos en Hispanoamérica, está
necesitada de una nuevo programa actualizado y adaptado a la variedad formal con respecto
a las demás variedades, partiendo de la idea de la diversidad y los nuevos procedimientos de
enseñanza. Como resultado, la escuela deberá manifestar un equilibrio entre su tarea
uniformadora y el respeto a la diversidad individual (Obregón, 1988).
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Bibliografía.