La necesidad de los distintivos
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Finalmente, la pregunta natural que uno tiene que hacer es: ¿cómo puede la Iglesia llevar a cabo la responsabilidad de
retener
,
proteger
y
proclamar
la verdad? Tenemos la respuesta en el versículo
16:
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en carne, vindicado en el Espíritu, contemplado de los ángeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
La palabra que es traducida como «indiscutiblemente» es la palabra griega
!"#$#%#&"'()*
/
homologouménos
/, la cual viene del verbo
confesar
(gr.
!"#$#%')
, /
homologéo
/). Esta palabra se refiere a un asunto sobre el cual hay un acuerdo general y, por lo tanto, es algo incuestionable, innegable, ciertísimo, sin lugar a dudas.
11
Por eso algunos sostienen acertadamente que una forma correcta de traducir esta expresión sería:
Confesadamente grande es el misterio de la piedad
.
12
Esta expresión es la respuesta práctica a nuestra pregunta. Pablo va a escribir ahora en qué
11
William Arndt, et al.,
A Greek–English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature
{trad. no oficial:
Diccionario griego–inglés del Nuevo Testamento y otra literatura cristiana de los primeros siglos
} (Chicago: University of Chicago Press, 2000), 709.
12
El Dr. James Renihan en su clase «Confession in Scripture» {trad. no oficial: «La Confesión en la Escritura»}, impartida en la Community Baptist Church of Fargo el 27 de septiembre de 2013, utiliza la expresión inglesa «confessedly great» (confesadamente grande). William Hendriksen hace una explicación muy similar en
Comentario al Nuevo Testamento: 1
y 2
Timoteo y Tito
(Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), p.
156.
El dilema de la separación
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consiste ese «misterio» que la Iglesia ha recibido y, al confesarlo de manera concreta en frases, nos enseña que la Iglesia cumple su responsabilidad en la Tierra al «confesar» las verdades que ha recibido, las cuales tiene que proclamar. Lo que Pablo escribe aquí son aquellas verdades reconocidas por la Iglesia de una manera ciertísima e innegable, expresadas a través de su testimonio diario, su enseñanza y sus himnos. Es como si Pablo nos dijera: ¡Esta es la verdad que recibimos! ¡Esto es lo que tenemos que proclamar! En la descripción confesional que encontramos en este pasaje, podemos ver el ejemplo de la claridad doctrinal que la Iglesia de Cristo está llamada a tener. Permíteme hacer una breve exposición de cada frase confesional que Pablo utiliza aquí con el propósito de evidenciar la exactitud doctrinal a la que el apóstol llama a Timoteo, y con él, a todas las iglesias de Cristo.
Él
13
fue manifestado en carne
!
Esta afirmación está directamente relacionada con Jesucristo, el Verbo hecho carne, y específicamente con referencia a Su verdadera humanidad. Se sabe que uno de los grandes desafíos de la Iglesia primitiva fue defenderse de los grupos gnósticos que la asechaban. Partiendo de su filosofía pagana, pregonaban un dualismo entre la carne y el espíritu, considerándolos completamente opuestos. Creían que las cosas espirituales, creadas por el dios supremo, eran buenas; y las cosas físicas o materiales, creadas
13
En los manuscritos más antiguos no se encuentra la palabra
679)
(Dios), sino
:)
(pronombre relativo
!
Aquel que
o
Quien
). Sin embargo, hay un acuerdo general en torno al entendimiento de que, aunque no esté la palabra «Dios», es a Él a quien se refiere esta cláusula.
La necesidad de los distintivos
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por un dios inferior (el Demiurgo), eran malas. Incluso, algunos creían que este dios inferior era el principio del mal.
14
Por causa de esta dualidad, una de las doctrinas que estos falsos maestros atacaron fue la encarnación de Cristo. ¿Cómo podía ser que el dios supremo (quien es bueno intrínsecamente) haya tomado un cuerpo físico (que es malo intrínsecamente)? Esto hizo que ellos comenzaran a pregonar entre los cristianos que Cristo realmente no había tenido un cuerpo físico, sino una apariencia de carne. ¿Qué tan importante es la doctrina de la encarnación? ¡Es fundamental! Si Cristo no fue verdaderamente hombre, entonces nuestra fe es digna de conmiseración porque Él no nació, ni murió, ni resucitó, como dicen las Escrituras; y, por lo tanto, seguimos en nuestros pecados (1
Cor.
15:1-4). Si Cristo no fue verdaderamente hombre, entonces Él no vino en la misma condición de Adán; y, por lo tanto, no puede ser nuestra Cabeza federal, ni nos representa, porque no puede identificarse con nuestra humanidad (Rom.
5:19). Si Cristo no fue verdaderamente hombre, entonces no puede ser nuestro Sumo Sacerdote ni compadecerse de nuestras debilidades, porque no sabe lo que es ser hombre (Heb.
4:15). Pero, ¡no es así! La Iglesia ha confesado desde el principio que Dios se manifestó en carne. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Esa es la fe de la Iglesia y no existe cristianismo bíblico sin esa confesión.
Vindicado en el Espíritu
!
La palabra
+,-./-012
/edikaióthe/ que LBLA traduce como «vindicado», en algunas versiones en
14
Kelly, J. N. D.;
Early Christian Doctrines
{trad. no oficial:
Doctrinas cristianas de los primeros siglos
} (New York, NY: HarperCollins Publishers, 1978), 57.
El dilema de la separación
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español es traducida como «justificado». Esta palabra transmite la idea de algo que es demostrado como verdadero o correcto.
15
Como hombre
!
puesto que se identificó completamente con nosotros en todo, pero sin pecado
!
, Cristo fue cuestionado por Sus palabras y enseñanzas, porque era imposible que un hombre común como Él hablara las cosas que Él hablaba y afirmara las cosas que Él afirmaba. Por esta razón, los Evangelios nos muestran que Cristo fue vindicado o ratificado por los milagros que hacía. Él dijo: «las obras que yo hago en el nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí» (Jua.
10:25). Sin embargo, si consideramos las cosas aún más específicamente, la gran vindicación que Cristo recibió fue en Su resurrección, la cual fue obrada poderosamente por el poder del Espíritu Santo (Efe.
1:19-20; 1
Ped.
3:18). Durante Su ministerio terrenal, Él fue acusado de ser pecador y, al final, ejecutado como uno de la peor clase. Se puso sobre Él la marca de un impostor mundano y blasfemo; aun en medio de Su sufrimiento en la cruz fue acusado insolentemente de haber engañado al pueblo, porque mientras salvó a otros, no podía salvarse a Sí mismo. Sin embargo, al resucitar, todas las calumnias fueron disipadas ante la luz de la evidencia.
16
Su resurrección es la marca indubitable de que «en verdad éste era Hijo de Dios» (Mat.
27:54). Esta declaración doctrinal es la confesión de que la Iglesia de Cristo proclama la veracidad de Sus milagros, Su vida sin pecado y Su resurrección.
15
Arndt, et al.,
Greek–English Lexicon
, 249.
16
Véase Matthew Henry,
Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible: Complete and Unabridged in One Volume
{trad. no oficial:
Comentario de Matthew Henry a toda la Biblia: Versión íntegra en un solo volumen
} (Peabody: Hendrickson, 1994), 2354.