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Civilización mesopotámica

El término “civilización mesopotámica” hace referencia a las distintas poblaciones y


culturas que vivieron en la antigüedad en un territorio fértil entre los ríos Tigris
y Éufrates (en el actual Irak, en Asia). Mesopotamia significa “entre ríos” y hace
referencia a dicha ubicación geográfica.

Aunque sus orígenes se remontan al período Neolítico, la civilización


mesopotámica comenzó con el surgimiento de las primeras ciudades durante el
período Uruk, alrededor del 3500 a. C. Simultáneamente surgieron los primeros
núcleos urbanos y estatales en Egipto.

Debido a las transformaciones que introdujeron las civilizaciones mesopotámica y egipcia


(como la organización estatal, las ciudades y la escritura), tradicionalmente se las conoce
como la “cuna de la civilización” (término que muchos historiadores rechazan porque
ofrece una mirada simplista y lineal de la historia).

Entre las principales poblaciones de la antigua Mesopotamia se destacaron la sumeria,


la acadia, la babilónica, la asiria y la caldea. Estas culturas desarrollaron sofisticadas
técnicas de agricultura, establecieron ciudades con gran densidad de población y
monumentales obras arquitectónicas.

Además, implementaron la escritura cuneiforme para elaborar textos administrativos,


religiosos y literarios, impulsaron la matemática y la astronomía, formaron grandes
ejércitos que les permitieron fundar imperios y adoraron un panteón de dioses
compartidos.

Ver además: Civilización cretense

Origen de la civilización mesopotámica


El origen de la civilización mesopotámica se remonta a la prehistoria, en especial
al período Neolítico, cuando se asentaron las primeras poblaciones sedentarias entre los
ríos Tigris y Éufrates, en el actual Irak, dedicadas a la ganadería y la agricultura.

Las primeras culturas neolíticas en el norte de Mesopotamia datan de los


milenios VII y V a. C. Fueron identificadas por sus restos materiales (principalmente la
cerámica) y recibieron los nombres de Hassuna, Samarra y Halaf. Posteriormente, se
expandió desde el sur (una región conocida como Baja Mesopotamia) la cultura Ubaid,
que dio nombre al período Ubaid y que algunos autores identifican como perteneciente al
período Calcolítico.

La Baja Mesopotamia era una región con un gran potencial productivo pero que
requería la construcción de obras para drenar zonas pantanosas y facilitar el riego de las
tierras de cultivo mediante canales. La elaboración de estas y otras innovaciones durante
el período Ubaid, como la introducción del arado de tiro animal, favorecieron la
agricultura intensiva y la producción de excedentes. Esto permitió dedicar más tiempo a
la producción de manufacturas, la construcción de edificios y los intercambios a larga
distancia.

Luego del período Ubaid comenzó el llamado período Uruk, que también surgió en la Baja
Mesopotamia pero extendió su influencia más allá. Abarcó el IV milenio a. C. y fue el
momento en el que surgieron las ciudades, la escritura, la especialización
artesanal, la dominación estatal y otras características de la civilización mesopotámica.
La lengua hablada por estas poblaciones era el sumerio y la región recibió el nombre de
Sumer o Sumeria. A partir del 3000 a. C., la cultura sumeria se consolidó en el sur de
Mesopotamia.

Ver también: Revolución neolítica

Pueblos mesopotámicos

La civilización mesopotámica estuvo conformada por múltiples culturas.


La civilización mesopotámica estuvo conformada por distintos pueblos, con orígenes
diversos y que tuvieron mayor o menor importancia política a lo largo de los períodos que
marcaron la historia de la antigua Mesopotamia. Sin embargo, las culturas de estos
pueblos solían tener algunos puntos en común que justifican su estudio como parte de
una misma civilización mesopotámica.

Entre los principales pueblos mesopotámicos se destacan los sumerios, los


acadios, los babilónicos, los asirios, los caldeos y los persas.

Los sumerios
Los sumerios constituyeron la primera cultura urbana de Mesopotamia. Su origen preciso
se desconoce, pero se sabe que se instalaron en el sur mesopotámico y desarrollaron
muchas de las innovaciones que se extendieron a lo largo de los siglos, como el
sistema de escritura, la medición del tiempo, la construcción de grandes templos
dedicados a divinidades y los avances en medicina, matemática o astronomía.

Este pueblo hablaba el sumerio, una lengua no semítica que utilizaba un sistema de
escritura llamado cuneiforme (que fue también usado por otras culturas mesopotámicas).
Además, los sumerios se destacaron por crear canales que permitían aprovechar el agua
de los ríos y desarrollar una agricultura de mayor escala.

Fueron llamados “sumerios” por los acadios del norte de la Baja Mesopotamia, pero ellos
llamaban a su tierra Kengi. Sin embargo, no conformaron un solo país sino que su
organización social estaba formada por varias ciudades-Estado amuralladas que eran
independientes entre sí.

Tras quedar sometidos a la dominación de los acadios entre 2350 y 2150 a. C., vivieron
un breve “renacimiento sumerio” bajo la hegemonía de la Tercera Dinastía de Ur (2100-
2000 a. C.).

Los acadios
Los acadios fueron los responsables de fundar el primer Estado territorial unificado en
Mesopotamia, o Imperio acadio. Esto fue llevado adelante por Sargón de Acad en torno a
2350 a. C. Durante doscientos años, la dinastía acadia dominó desde la ciudad
de Acad, en el norte de la Baja Mesopotamia, un territorio que llegó a abarcar la mayor
parte de la Alta y la Baja Mesopotamia.

A diferencia de los sumerios, los acadios hablaban una lengua semítica, el acadio, cuyo
uso se extendió a lo largo del Oriente Próximo en los intercambios epistolares y otros
documentos oficiales.

Los babilónicos
Los babilónicos impusieron en el sur de Mesopotamia una dinastía de origen amorreo
poco después de la caída del Imperio acadio en 2150 a. C. y del derrumbe de la Tercera
Dinastía de Ur en 2000 a. C.

Estuvieron liderados por el rey Hammurabi (a quien se atribuye un código legal y


celebrativo conocido como Código de Hammurabi), quien fundó el Imperio
paleobabilónico que se extendió a lo largo de la Baja Mesopotamia y llegó a algunas
zonas más al norte. Su final estuvo marcado por el saqueo de la ciudad de Babilonia por
parte de tropas hititas de Anatolia en 1595 a. C.

Los asirios
Los asirios se instalaron en el norte de Mesopotamia (región llamada Alta Mesopotamia).
En un primer momento, se destacaron como mercaderes que mantuvieron circuitos de
intercambio con Anatolia, donde fundaron barrios comerciales (esta etapa es conocida
como período paleoasirio). Durante el período medioasirio, entre 1400 y 1050 a. C.,
establecieron un imperio que dominó gran parte de la Alta Mesopotamia.

Sin embargo, el mayor período de expansión tuvo lugar durante el período neoasirio,
entre 934 y 609 a. C., cuando la maquinaria militar asiria permitió la conformación
de un imperio inmenso que abarcó la Alta y la Baja Mesopotamia, Elam (en el actual
Irán), el Levante mediterráneo, partes de Anatolia y Arabia e incluso Egipto. En esta
época se destacó el rey Asurbanipal, quien alcanzó importantes éxitos militares y fundó
una gran biblioteca en Nínive.

Los caldeos
Los caldeos eran tribus semíticas del sur de Mesopotamia que desde el siglo VIII a. C.
tuvieron enfrentamientos con los asirios, quienes habían extendido su imperio a la Baja
Mesopotamia.

En 626 a. C., un rey caldeo llamado Nabopolasar fundó una nueva dinastía gobernante en
Babilonia y a lo largo de su reinado logró vencer a los asirios, cuyo imperio se
desmoronó. Este hecho marcó el inicio del Imperio neobabilónico, también conocido
como Imperio caldeo, que llegó a dominar un territorio casi tan extenso como el del
Imperio asirio.
Durante esta etapa, el rey Nabucodonosor II conquistó Jerusalén y se destacó por su
actividad constructora en Babilonia. Sin embargo, en 539 a. C. el Imperio neobabilónico
cayó ante los persas.

Los persas
Los persas dominaron un extenso territorio que incluyó Mesopotamia, aunque no eran un
pueblo mesopotámico. Eran un pueblo iranio, de origen indoeuropeo, que desde la región
de Persia (en el actual Irán) fundaron un imperio bajo la dinastía aqueménida.

Esto ocurrió luego de que Ciro II, apodado “el grande”, conquistó en torno a 550 a. C. el
Imperio medo (que abarcaba gran parte de las regiones al norte y este de Mesopotamia),
el reino de Lidia en Anatolia y el Imperio neobabilónico (que comprendía Mesopotamia y
otros territorios como el Levante).

Los sucesores de Ciro continuaron las conquistas y llegaron hasta Egipto, Libia,
el valle del Indo y el Egeo, donde se enfrentaron con los griegos. Uno de ellos, Darío I,
fundó la ciudad de Persépolis, en la que aplicó un ostentoso programa arquitectónico. El
Imperio persa aqueménida perduró más de doscientos años y se organizó sobre la
base de una estructura basada en provincias, llamadas satrapías. Su derrota frente al
ejército macedónico de Alejandro Magno en 331 a. C. marcó el final de la dinastía
aqueménida.

Características de la civilización mesopotámica

La
civilización mesopotámica inventó el sistema de escritura cuneiforme.
La civilización mesopotámica se caracterizó por:

 La introducción de sofisticadas técnicas de agricultura y ganadería.


 Una nueva estructura social (diferenciada de la que caracterizaba a las poblaciones
neolíticas y calcolíticas anteriores), con una población numerosa concentrada en ciudades
y un sistema estatal de recolección de tributos y división del trabajo.
 Una diversidad de pueblos que habitaron esta región y que tuvieron una mayor o
menor influencia política según el período, como los sumerios, los acadios, los
babilónicos, los asirios y los caldeos.
 La formación de grandes imperios que se sostuvieron en una poderosa maquinaria
militar, como el Imperio neoasirio, el Imperio neobabilónico y, originario de la meseta
iraní, el Imperio persa.
 El desarrollo de importantes conocimientos sobre matemática, astronomía y
arquitectura.
 La creación de uno de los dos primeros sistemas de escritura de la historia (junto
al jeroglífico egipcio): el sistema de escritura cuneiforme.
 La creación de los documentos jurídicos más antiguos, especialmente el Código de
Hammurabi, conformado por un conjunto de leyes escritas sobre piedra.
 La religión politeísta, por la que adoraban a varios dioses que tenían diferentes rangos
de importancia. Cada dios era venerado en un determinado templo, administrado por
sacerdotes, y las ciudades tenían sus respectivos dioses tutelares.
 La elaboración de textos religiosos y literarios que en muchos casos sobrevivieron
hasta la actualidad, como los poemas Enuma Elish y Atrahasis o la Epopeya de
Gilgamesh.

Organización social y política de Mesopotamia


A lo largo de la historia mesopotámica, la estructura política y social de sus habitantes
experimentó cambios. Por ejemplo, los sumerios del período dinástico temprano (2900-
2350 a. C.) se organizaban en ciudades-Estado independientes que en ocasiones se
enfrentaban entre sí, mientras que los acadios, babilónicos, asirios y caldeos fundaron
entidades políticas más amplias mediante la conquista de varias ciudades y regiones. Sin
embargo, algunos aspectos de la organización social y política perduraron a través del
tiempo.

La sociedad mesopotámica estaba organizada de manera jerárquica. Se trataba de


un orden estatal en el que el rey estaba en la cúspide, seguido de la corte y el resto de la
élite. En la base, por su parte, estaban los campesinos, artesanos, soldados y, finalmente,
los esclavos.

 Rey. Era la máxima autoridad terrenal en una ciudad, una región o un imperio. Además
de cumplir tareas políticas y militares, era considerado un intermediario entre los seres
humanos y los dioses.
 Corte. Era el entorno más inmediato del rey y estaba formado, generalmente, por su
familia y su séquito de confianza.
 Nobles y sacerdotes. Pertenecían a familias distinguidas o eran personas que se habían
ganado el favor del rey y cumplían funciones muy estimadas. Los cargos de mayor
importancia eran los de sacerdote y sacerdotisa, escriba, arquitecto, mercader y general
del ejército.
 Trabajadores libres. Formaban parte de los sectores bajos de la sociedad
mesopotámica y eran los campesinos, artesanos, soldados y otros trabajadores libres
que, además de mantener a sus familias con su trabajo, estaban obligados a pagar
tributos al templo o al palacio. Algunos miembros de las clases bajas podían ascender
socialmente.
 Esclavos. Eran prisioneros de guerra o personas que caían en la esclavitud por haber
contraído deudas. Se ocupaban de diversos trabajos al servicio de un amo y podían ser
vendidos o comprados, y también liberados.

Si bien la sociedad mesopotámica era patriarcal y concedía a la mujer un rol de madre y


esposa, las mujeres podían ejercer trabajos valorados, comprar, vender o
administrar tierras y desempeñarse como sacerdotisas. Las mujeres de la corte
real también podían tener influencia política.
Religión mesopotámica

La religión
mesopotámica creía en la existencia de dioses y demonios.
La religión mesopotámica era politeísta (centrada en el culto a varios dioses). Si
bien Mesopotamia estuvo habitada por diversos pueblos y atravesó diferentes períodos,
las creencias, las deidades y los rituales fueron en gran medida compartidos, aun cuando
algunos dioses fueron más importantes en unos períodos que en otros.

El panteón principal surgió durante la época sumeria y se mantuvo a lo largo del tiempo,
aunque los nombres sumerios fueron generalmente reemplazados por nombres acadios,
seguramente junto a un proceso de fusión de creencias.

Los principales dioses eran:

 An (en acadio: Anu), dios del cielo y autoridad suprema de los dioses.
 Enlil (en acadio: Elil), dios del viento.
 Ninhursag (también llamada Nintu y Ninmah), diosa terrestre y de la creación.
 Enki (en acadio: Ea), dios de las aguas, la sabiduría y la creación.
 Nanna (en acadio: Sin), dios de la luna.
 Utu (en acadio: Shamash), dios del sol y la justicia.
 Inanna (en acadio: Ishtar), diosa madre y deidad del amor, la fertilidad y la guerra.

Las distintas ciudades-Estado tenían dioses tutelares que en ocasiones adquirieron


mayor relevancia en toda la región, como Enlil de Nippur, Enki de Eridu, Marduk de
Babilonia o Assur de la ciudad asiria del mismo nombre. También se creía en la existencia
de dioses menores y demonios (benévolos o malévolos) que podían tomar distintas
formas, como Pazuzu o Lamashtu.

Los dioses solían formar parte de relatos míticos sobre la creación del mundo y otras
temáticas. Muchos de estos relatos pervivieron en tablillas de escritura cuneiforme,
especialmente a través de copias conservadas en la biblioteca de Asurbanipal en Nínive.
El culto a los dioses era realizado por sacerdotes en templos, cuyos ejemplares más
monumentales fueron los llamados zigurats. Los sacerdotes realizaban rituales como
sacrificios, adivinaciones y adoración de estatuas, además de encargarse de la
administración de los recursos dirigidos al templo. Por su parte, los gobernantes
mesopotámicos solían ser considerados representantes de los dioses en la tierra.

Legado de la civilización mesopotámica

El Código de Hammurabi fue uno de los primeros códigos legales de la historia.


Entre los principales aportes de la civilización mesopotámica se destacan:

 El sistema de escritura. Los primeros usos de escritura de la historia se documentaron


en Mesopotamia y en el valle del Nilo a mediados del IV milenio a.C. En el caso de la
escritura mesopotámica, se la llamó escritura cuneiforme por la forma de cuña que tenían
los signos, realizados mediante la presión de un estilete sobre arcilla fresca.
 El código de leyes. En Mesopotamia se elaboraron los primeros códigos legales. El más
conocido fue el Código de Hammurabi, de la época paleobabilónica, que fue escrito en
una estela de diorita. Consistió en un conjunto de leyes escritas en lengua semita que
presentaba diferentes castigos para distintos delitos (o incluso para un mismo delito pero
según la posición social del que los cometía). Según varios historiadores, estos códigos no
tenían un valor jurídico normativo sino que tenían la finalidad de demostrar que el rey era
justo y hacía cumplir la ley.
 El calendario mesopotámico. En general, los calendarios variaban entre ciudades y
períodos. Uno de los calendarios que se destacó fue el calendario babilónico, basado en
otro de origen sumerio, que contabilizaba doce meses (más un mes intercalado) y
establecía el comienzo del año con el equinoccio de primavera.
 Los conocimientos de astronomía y matemática. Los sacerdotes y escribas
mesopotámicos se dedicaron a observar y calcular el movimiento de los astros,
especialmente desde el período paleobabilónico. Si bien estas observaciones estaban
motivadas por la creencia en la capacidad adivinatoria de la interpretación de los astros
(es decir, eran prácticas astrológicas más que astronómicas), contribuyeron a un mayor
conocimiento astronómico. Un ejemplo son los diarios astronómicos del período
neobabilónico. El estudio de los astros se realizó mediante la aplicación de cálculos
matemáticos, lo que demuestra que los estudiosos mesopotámicos tenían amplios
conocimientos en aritmética y geometría, particularmente del sistema sexagesimal que
usaba como base el número sesenta y pervive en la actualidad para medir grados y
tiempos.

Enciclopedia de humanidades
https://humanidades.com/civilizacion-mesopotamica/

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