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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

~1~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

TRADUCCIÓN:

Cris St
Iphi
Sora Hatori
Klaus

CORRECCIÓN:
Sora Hatori

DIRECCIÓN Y MAQUETACIÓN:
Klaus
~2~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

SINOPSIS:

Necesitaba un héroe...

Mientras el virus devasta la ciudad, los hermanos Morgan están decididos a


proteger la granja. Cuando un interlocutor es descubierto, Devon Morgan
investiga aturdido al encontrar un hermoso pero maltratado Thrall.

Aterrorizado de ser utilizado por un grupo de calientes y hambrientos


slammers, Karsten Jones se entrega a Devon, con la esperanza de tener su
protección, pero apaciguar la lujuria de un hombre podría ser más de lo que
Karsten puede manejar.

Devon siempre ha disfrutado de la idea de ser un héroe, pero teniendo la


oportunidad de convertirse en uno en la vida real le deja dividido entre llevar
sus sueños a la vida real y seguir sus instintos. Mantener en su mente los
intereses de Karsten le ayuda a tomar las decisiones correctas, pero cuando
la sed de sangre lo golpee por primera vez, ¿destruirá la frágil confianza que
han construido?

Mientras que los dos hombres luchan para llegar a un acuerdo, Caleb y
McBride tratan de llegar a un acuerdo, pero cuando ninguno de los dos está
dispuesto a doblarse, uno de ellos toma una decisión desgarradora.

~3~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

DEDICATORIA:

Para aquellos que tienen la fuerza para sobrevivir.

~4~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

GLOSARIO

GENTRYMAN: especie dominante

SLAMMER: especie sometida que sirve para trabajar en los campos y como
alimento a los gentryman.

TALLOS: planta que se cultiva en las granjas

THRALL: esclavos que pertenecían a la casta mas baja de la sociedad, sin


derechos.

BOT: androide

ZOOKS: Exclamación similar a maldición.

DRESSITER: Animal de 6 patas que con montura que se usa de transporte.

COOKBOT: androide cocinero.

SEXDROID: también llamado sexbot, androide para uso sexual.

GRINDHOUSE: casa de recreo sexual donde los gentryman no emparejados podían


satisfacer sus deseos sexuales y de sangre.

GRINDER: hombres que servían para recreo sexual.

RESTRICTOR: sistema de correas que sujetaban al slammer para la alimentación


del Gentryman.

~5~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 1

McBride entraba y salía de la conciencia. Cada vez que abría los ojos, el dolor
explotaba en su cabeza, pero tenía que mirar a su alrededor para saber dónde estaba
y qué había sucedido. Lo último que recordaba era que había estado en la casa de
Caleb, discutiendo con él sobre su ultimátum. Caleb quería que Jonas se fuera de la
granja, o Caleb tomaría lo que pudiera llevar e irse. McBride no quería que ninguna
de las dos situaciones sucediera. McBride no podía exiliar a Jonas a menos que
estuviera preparado para dejar ir a Ollie también, y él no lo estaba. Ollie era el único
que sabía cocinar. Además, había dado a los dos hombres su palabra de que los
protegería a pesar de que estaban involucrados en una relación ilegal. Jonas era un
gentryman como el propio McBride, y Ollie era un slammer. Los slammers daban sus
cuellos para que los gentrymen pudieran beber su sangre, pero eso era todo lo que
se les permitía hacer. Jonas había llevado su relación con Ollie hasta caminos mucho
más íntimos. Pero no era lo que pensaba Caleb. Caleb estaba bajo la noción equivocada
de que Jonas había seducido a Ollie para poder follarlo. De hecho, Jonas era
totalmente sumiso con Ollie en el dormitorio. Esa información pasó por la cabeza de
McBride aunque no pensó que eso importara tanto a Caleb. Estaba tan lleno de odio
hacia Jonas que no le importaba quién estaba haciendo qué a quién. Todo lo que Caleb
quería era haber estado allí para proteger a Ollie de Jonas en primer lugar. Cuando
McBride señaló que los dos hombres estaban completamente vinculados por sangre
y separarlos los mataría, Caleb declaró que podría solucionar ese problema matando
a Jonas. Era otro dolor de cabeza que McBride simplemente no necesitaba. Con el
mundo colgado de un hilo, quería mantener a todos sus hombres en la granja y
trabajar hacia el objetivo común de la supervivencia. Las luchas internas, los
desacuerdos mezquinos y las peleas de larga duración no tenían cabida en su tierra.
McBride estaría más que dispuesto a poner su pie abajo y hacerse cargo, pero había
estado enfermo y enfermó más. Peor aún, no tenía ni idea de lo que le pasaba.

Aunque McBride era el sheriff de Woven Spire, no arrestaría o detendría


a nadie, no mientras no tuviera un lugar donde ponerlos. La mayor parte de la

~6~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

población del condado había huido, llevándose todo lo que podían con ellos.
Afortunadamente, la granja de tallos era casi totalmente autosuficiente, pero
McBride necesitaba que todos llevaran la misma dirección para que eso sucediera. Si
McBride sólo pudiera hacer que Caleb entendiera que Jonas y Ollie estaban
profundamente enamorados, pensaba que él podría renunciar, pero considerando que
ni siquiera podía manejarse el mismo en este momento, tratar con los problemas
entre los hombres que llamaban a la hacienda su hogar estaba más allá de él.

Además, las relaciones ilegales de cualquier forma no importaban ahora que


el mundo estaba desordenado por la propagación de otro patógeno transmitido por
la sangre. Todo el mundo lo llamaba la enfermedad de la sangre. Llamaron a esos
gentrymen que fueron contagiados locos de sangre. Hasta donde él sabía, sólo los
gentrymen tenían la enfermedad. Pero a pesar de todo eso, McBride era un hombre
de palabra no importaba lo que pasara con la sociedad en general. Había dado su
protección a los amantes desafortunados, y no iba a rescindir eso ahora, aunque le
costase al hombre que desesperadamente quería.

—¿McBride? —Caleb le llamó por su nombre y golpeó en su puerta—. ¡Déjame


salir ahora mismo!.

La memoria regresó, recordando a McBride lo que había sucedido. Para


evitar que Caleb saliera de la granja o matara a Jonas, McBride lo encerró dentro
de su casa después de amenazar con forzarlo a un lazo de sangre con Jonas. Sólo
pensar en la horrible amenaza hizo que McBride se encogiera. Sólo la había emitido
porque había estado desesperado por salirse con la suya. Avergonzado de sí mismo,
había salido al porche y encerrado a Caleb cuando el dolor de cabeza que le había
estado persiguiendo durante días explotó en un dolor tan salvaje que se había caído.
Luchó por levantarse, pero descubrió que no podía. Sus piernas se negaron a
obedecer las órdenes de su cerebro. Mientras estaba allí incapacitado, Caleb
continuó golpeando la puerta, haciéndola vibrar contra la espalda de McBride.

En la casa grande, McBride vio a Jonas. Le había gritado algo momentos


antes, pero McBride no podía recordar lo que había dicho, salvo que era algo
importante. Tenía que ser significativo porque Jonas ahora estaba corriendo a
través del campo hacia donde McBride estaba con todos los otros hombres pisándole
los talones. Sólo la más terrible de las circunstancias haría que Jonas se moviera en
cualquier dirección donde Caleb estaba. En cuanto a por qué los otros hombres lo
seguían, McBride no tenía ni idea.

—¡Déjame salir para que pueda ayudarte! —El puñetazo de Caleb era tan
fuerte que sacudía toda la casa mecánica. A pesar de su vacilante dominio de la

~7~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

conciencia, McBride tuvo que maravillarse de la fuerza del cuerpo de Caleb. Era
poderoso, complejo y tan seductor que McBride habría violado la ley de buena gana
sólo para tener unos pocos momentos robados en sus brazos.

Atormentado por sus anhelos inapropiados, McBride había luchado para


mantener sus manos fuera de Caleb sin importar cuanto lo quería. En última instancia,
había fracasado, pero cuando el mundo comenzó a desmoronarse, pensó que
finalmente podrían estar juntos, sólo para que Caleb pusiera otro obstáculo en su
camino.

Justo cuando el gris comenzó a invadir su conciencia, Caleb se estrelló a


través de la ventana de su salón. La pantalla metálica estaba electrificada para
mantener a raya a los alimañas y mantener dentro a los slammers, pero Caleb se abrió
camino a través de ella con apenas una mueca de dolor. Su tolerancia al dolor era
asombrosa.

Mirando hacia arriba, esperando a que Caleb se fuera a encontrar a Jonas


en medio del camino para que pudiera despedazarlo con sus propias manos, McBride
quedó atónito cuando Caleb se arrodilló a su lado. ¿El deseo de Caleb por él era mayor
que su odio hacia Jonas? Si lo fuera, todavía podría haber una oportunidad de estar
juntos.

—¿Qué te pasa? —La mano enorme de Caleb era calmante contra el cuello
de McBride.

—No lo sé. —A pesar del aire fresco de la mañana, McBride se sintió tan
caliente que juró que se estaba derritiendo en los ásperos tablones del porche. Trató
de ponerse de pie, pero aún así no podía poner sus piernas en marcha.

—Déjame ayudarte. —En lugar de ayudarlo a permanecer de pie, Caleb estiró


cuidadosamente a McBride para que ahora estuviera de espaldas. El mareo
disminuyó, y McBride se encontró capaz de respirar sin dolor.

Era mucho más cómodo que la complicada postura en que quedó, pero él luchó
por sentarse para poder tratar de evitar una pelea entre Jonas y Caleb.

—Deja de luchar. —Caleb apretó la mano contra el pecho de McBride,


manteniéndolo tumbado—. No estás en condiciones de ir a ninguna parte.

Dándose cuenta de que por una vez simplemente no era capaz de hacer nada,
McBride cedió y se derrumbó. Mirando hacia arriba, el rostro de Caleb llenó su campo
de visión. Los malvados ojos verdes estaban tan intensamente enfocados en él que

~8~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

era casi físico. Cuanto más miraba McBride, más veía la preocupación y la compasión
de Caleb. —¿Cómo podría estar tan equivocado? —McBride pensó que no quería que
Caleb se fuera porque necesitaba su ayuda con la granja, pero eso no era así en
absoluto. Quería a Caleb aquí porque se estaba enamorando de él.

Ningún hombre sería capaz de incitar sus pasiones como Caleb. —¿Cuándo
te has equivocado? —Caleb sonrió.

—Te quiero.

La sonrisa se deslizó tan lentamente de la cara de Caleb. Estaba claro que


quería decir algo porque sus labios se separaron, pero era tan obvio que no iba a
permitirse confesar la verdad en su corazón porque cerró la boca con fuerza. Para
ganarse un momento, Caleb se metió el pelo largo y negro detrás de las orejas. Una
silenciosa batalla pareció arrasar detrás de su expresiva mirada. Por un momento,
pensó que Caleb se agacharía y lo besaría, pero frunció el ceño y siguió aliviando a
McBride con tierno contacto.

—Por favor, no… —comenzó McBride, pero no tuvo el aliento para terminar.

—¿Por favor, no qué?

—No me dejes. —McBride se odiaba por parecer débil y necesitado, pero


tampoco podía dejar ir a Caleb sin tratar de mantenerlo aquí. No era sólo por él, sino
por todos los que llamaban a la granja hogar. Caleb era un buen trabajador, pero
también sabía arreglar lo mecánico. Perderlo lo dejaría vulnerable a los fallos de lo
mecánico.

Caleb no habló. Se quedó acurrucado junto a McBride, cuidando de él lo


mejor que pudo, pero ¿cuánto tiempo tardaría en darse cuenta de que podía matar a
Jonas o simplemente marcharse? No mucho tiempo dado lo inteligente que era.
Debido a su tamaño, Caleb podía ser catalogado como matón sin ningún cerebro, pero
McBride sabía que no era ni remotamente cierto. Como la superficie tranquila de un
lago de una milla de profundidad, la exhibición exterior de Caleb de ira y agresión
oscurecía su profundidad.

—¿Qué ha pasado?.

McBride giró la cabeza y se dio cuenta de que Jonas y los otros hombres
rodeaban el porche. Débilmente, trató de agarrar la mano de Caleb para retenerlo,
pero no estaba en condiciones de hacer nada. Con un temor lento, observó cómo Caleb

~9~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

se elevaba a toda su altura. Con dos metros y ciento treinta y seis kilos, Caleb era
tan grande como el propio McBride.

Jonas dio un paso atrás, pero en vez de esconder la cola y correr, mantuvo
su mirada clavada en Caleb mientras maniobraba a su compañero detrás de su cuerpo.
Ollie era fácilmente más de veinte kilos más pesado, pero Jonas estaba decidido a
protegerlo.

McBride sintió el momento a cámara lenta. Vio la mirada de miedo en los


ojos de Jonas, pero también había una intensa determinación por proteger al hombre
que amaba. Poco sabía Jonas que Caleb no tenía intención de lastimar a su hermano.
Poner a Ollie detrás de él sólo hizo a Jonas un objetivo mejor. Prestando su atención
a Caleb, McBride sintió un parpadeo de esperanza cuando una expresión curiosa
alteró los temibles rasgos de Caleb. ¿Le impresionó Jonas?

El tiempo aceleró, y el momento se perdió.

—¿Qué le pasa a McBride? —Jonas parecía listo para dar un paso hacia él,
pero un gruñido de Caleb lo mantuvo donde estaba.

—No lo sé, pero tú no vas a tocarlo. —Caleb tomó una postura delante de
McBride. Se puso las manos en las caderas, dejando claro si alguien ponía un pie en
el porche, iba a luchar contra ellos. Sabiamente, nadie aceptó el desafío de Caleb. Y
cualquier intento de mantener su atracción hacia el otro en secreto estaba
claramente terminado. Ningún hombre hacia lo que Caleb estaba haciendo a menos
que estuviera completamente herido. Tan preocupado como estaba por la verdad,
McBride no pudo detener un sentimiento de orgullo. Independientemente de lo que
decía Caleb, todavía estaba realmente atraído por McBride.

Jonas miró de McBride a Caleb pero luego volvió su atención por el largo
camino. —El valet dijo que venía alguien.

Y ahora McBride recordaba lo que Jonas le había gritado. El valet estaba


apostado en la cúpula de la casa grande para poder vigilar la granja y advertirles si
alguien venía. Debido a que la unidad de comunicación de McBride parecía estar sobre
el fuego, McBride le había dicho que le dijera al mayordomo y a Jonas si veía algo
para que la cadena de mando estuviera completamente cubierta. Tuvo que advertir a
Jonas verbalmente, ya que él, a diferencia de la mayoría de los gentrymen, no tenía
una unidad de comunicación instalada en su lóbulo derecho de la oreja. Era una buena
cosa haber dado esa orden, o no tendrían ninguna noticia sobre su visitante
inminente.

~ 10 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Caleb miró hacia el camino, y McBride siguió su mirada. A lo lejos, por donde
el camino del condado se convertía en el camino privado de McBride, había pequeños
mechones de polvo en el aire. Era tan débil que McBride pensó que sus ojos podrían
estar jugando con él. No había podido confiar mucho en lo que veía últimamente.

—¿Cuántos? —preguntó Caleb.

—Uno.

Una larga nota de silencio siguió. McBride se esforzó por emitir órdenes,
pero al igual que la mala conducta de las piernas, su boca se negaba a seguir sus
órdenes, también. Había una manera simple para que los hombres comprobaran quién
era y cuáles eran sus intenciones, pero McBride no pudo comunicarse.

Caleb miró a McBride, su mirada alternativamente tierna y luego frustrada.


Después de lo que pareció eterno pero probablemente fueron sólo segundos, Caleb
soltó un largo suspiro y apartó su atención de McBride.

—Devon, ve a ver quién se dirige hacía aquí.

—¿Esperas que salga con las manos vacías? —Los ojos de aguamarina de
Devon mostraban su miedo—. ¿Y si está armado?

—¿Ha dicho el valet que lo estaba? —preguntó Caleb.

Los ojos de Jonas se abrieron mucho, y estaba claro que lamentaba no haber
preguntado por más detalles. Peor aún, McBride no podía decirles que había una serie
de armas en el gran cobertizo del equipo. —Sólo dijo que un hombre solitario estaba
subiendo por el largo camino.

—No creo que sea prudente dirigirse allí, con el arma en la mano. —Caleb
miró a McBride, que era capaz de asentir en acuerdo—. Simplemente toma un
dessiter y ve tan cerca como sea necesario para evaluar la situación. Si es hostil,
vuelve y decidiremos qué hacer. Si es amistoso, comprueba si hay armas y luego
tráelo a la casa grande.

—No podemos permitir que nadie de la ciudad vea al sheriff así. —Jonas
seguía manteniendo a Ollie detrás de él.

Tan obvio como era que Caleb no quería estar de acuerdo con Jonas en
términos generales, tampoco era un tonto cabezón. —No, no podemos. —Caleb se
arrodilló, dando a McBride un soplo de su endiablado aroma. Incluso empapado de

~ 11 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

sudor, el hombre no olía a otra cosa que a bueno—. Voy a recogerte y llevarte a la
casa grande.

McBride trató de sacudir la cabeza, pero estaba demasiado débil para hacer
cualquier cosa, así que dejó que Caleb lo recogiera y lo colocara sobre su hombro.
Era la posición más indigna en el mundo. El único beneficio de ser arrojado sobre el
hombro de Caleb como un saco de grano era que tenía una vista fantástica de sus
nalgas apretadas. Resistir el impulso de palmear y apretar los montículos de músculo
fue fácil sólo por el hecho de que su cuerpo simplemente no estaba respondiendo a
cualquiera de sus comandos.

—Mientras acuesto a McBride, quiero que el resto de vosotros preparen las


cosas aquí en caso de que haya un problema con quien viene.

—¿Preparar las cosas cómo?

McBride no tenía que ver para saber que la voz era de Bailey. También se
dio cuenta de que necesitaba poner un plan en marcha en su casa para defenderlos
si alguien en la ciudad intentaba invadir la granja. Si no hubiera tenido tantas cosas,
tal vez se hubiera encargado de un detalle tan importante hace días. —Yo me
encargaré de eso —dijo Jonas.

Un largo latido de silencio hizo que McBride se preguntara si Caleb lo


arrojaría al suelo para que finalmente pudiera tomar a Jonas y golpearlo hasta
convertirle en una pulpa sangrienta. Pero al parecer, Caleb se dio cuenta de la
naturaleza delicada de su situación y se mantuvo en jaque.

Caleb salió a toda prisa con McBride sobre su enorme hombro. Un hombre
menor habría caído bajo el peso de McBride, pero no Caleb. Sus zancadas estaban
comiendo tierra.

McBride se balanceaba de lado a lado y se sentía casi como si estuviera


montando en un bote sobre las olas. La náusea se apoderó de él, pero se negó a
vomitar sobre Caleb. Todo lo que llevaba era un par de pantalones cortos que
mostraban sus nalgas fuertes. De arriba a abajo se movieron con gracia hipnótica,
acallando a McBride en una extraña clase de resolución. No podía hacer nada, por lo
que luchar contra ello en su mente era un desperdicio inútil de su energía.

—Su habitación es…

—Ya sé qué habitación es la suya. —Caleb cortó a Jonas sin perder un paso.
Bajando la voz, murmuró —¿Crees que sólo porque apagues las luces, no puedo verte

~ 12 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

sentado en la ventana? —Se río entre dientes—. Incluso si no puedo verte,


ciertamente puedo sentir que me observas.

McBride se había preguntado a menudo si Caleb sabía que él estaba sentado


en el umbral noche tras noche observándolo. Por mucho que tratara de mantenerse
alejado, ¿algo?, ¿el destino? contestó tirando de él hacia Caleb. Justo cuando cedió
a la tentación, Caleb fue el que se hizo fuerte y mantuvo a McBride a raya. Parecía
que lo que estaba empujando y tirando de ellos tampoco podía decidirse.

La enorme puerta de entrada apenas frenó el paso a Caleb, y luego estaba


llevando a McBride por las escaleras y hacia su dormitorio. Uno de sus antepasados,
probablemente el que construyó la casa, había hecho toda la habitación de azul. Era
una habitación abiertamente masculina con grandes muebles de caoba y apliques azul
oscuro. Era una habitación relajante. McBride se sentía mucho más cómodo aquí que
en el dormitorio principal.

Caleb llevó a McBride a su habitación como si McBride no pesara más que un


montón de tallos recogidos. Con cuidado, Caleb se inclinó para que McBride se pusiera
de pie, pero no lo soltó. Se levantó y luego lo introdujo en la cama para que estuviera
de espaldas. El colchón se sentía pecaminosamente suave después de los ásperos
tablones del porche.

Cuando Caleb se inclinó para situarlo mejor, McBride pudo oler el jabón de
pino que él prefería. McBride tuvo un súbito impulso de morderlo para saborear esa
esencia mezclada con el rico y espeso placer de su sangre, pero no creía que tuviera
la fuerza suficiente para abrir la boca y mucho menos para alimentarla.

Otro relámpago de memoria le golpeó, recordándole que se había ofrecido a


hacer de Caleb su compañero y que Caleb había declinado aunque admitiera que
quería a McBride. Caleb simplemente se negó a intercambiar sus necesidades por la
protección de su hermano. Si no podía liberar a su hermano de Jonas, entonces él
quería irse y así no tenía que verlos juntos. Eso era Caleb en pocas palabras.
Preferiría alejarse de él antes que enfrentarse a una situación intolerable. Incluso
el señuelo de tener finalmente una relación con McBride no era suficiente para
mantenerlo en la granja. Cuando se dio cuenta de la verdad, McBride se había
enfurecido. Después de superar todos sus conflictos y luchas internas para
mantener sus manos fuera de Caleb, cuando finalmente se dio cuenta de que podían
estar juntos, Caleb ahora lo empujaba lejos en lugar de acercarlo. En su hambre,
McBride se había acercado peligrosamente a tomar ventaja de Caleb. —Lo siento. —
Las palabras apenas eran un susurro.

~ 13 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Por qué? —Caleb no encontró su mirada. En vez de eso, se molestó en


quitar las botas de McBride.

—No debería haberte atado e intentado morderte.

Caleb asintió con la cabeza, pero todavía no miró hacia arriba.

—¿Vas a…? —McBride se tragó el resto de su pregunta. Se preguntó qué


haría Caleb, pero tristemente se dio cuenta de que no estaba en condiciones de hacer
nada acerca de su decisión.

—No te dejaré. —Después de un momento, Caleb levantó la vista. Sus ojos


eran tan feroces como siempre, pero había una suavidad en sus rasgos que nunca
habían estado allí antes.

—¿Vas a matar a Jonas?.

En lugar de responder, Caleb se dio la vuelta con las botas de McBride en


sus manos. Incapaz de hacer cualquier cosa excepto mirar, McBride se quedó sobre
su espalda, observando a Caleb meter sus botas en el armario.

—¿Por qué te quedas en esta pequeña habitación cuando la suite principal


está al otro lado del pasillo? —Caleb se mantuvo de espaldas a McBride mientras
enderezaba las pocas cosas que había en el armario.

McBride debería haber mantenido la boca cerrada, pero encontró que la


verdad caía en contra de sus mejores intenciones. —Porque esta habitación tiene una
vista mucho mejor de tu casa.

Caleb se volvió. —Eso no es el por qué.

Débilmente, McBride se echó a reír. —Eres el hombre más veleidoso. Discutí


conmigo sobre decirte la verdad sólo para rendirme y hacerlo, pero te niegas a
creerlo.

—Esto no es así —sus manos fueron hacia sus caderas, expandiendo su pecho
hasta que parecía llenar toda la habitación.

—¿Entonces qué es?.

—Soy yo siendo yo mismo.

McBride sintió que una oleada de náuseas le invadía, forzando los ojos a
cerrarse. —¿Qué puedo hacer?.

~ 14 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Cuando McBride parpadeó, descubrió que Caleb estaba arrodillado junto a


su cama. Se movía rápido y en silencio para un hombre tan grande. —Sinceramente,
no lo sé.

—Encontraré a un médico y lo traeré aquí. —Caleb colocó su mano contra la


frente de McBride y le apartó el pelo.

—Estoy seguro de que el médico lleva mucho tiempo junto con todos los
demás de la ciudad. —McBride permitió que Caleb se preocupara por él por un
momento—. Ve a ver quién está subiendo por el camino —Un destello de memoria lo
golpeó entonces— Puede ser Quintus.

—¿Quién? —Los celos arrojaron fuego a los ojos de Caleb, dándole a


McBride la esperanza de que aún podrían superar sus dificultades.

—Quintus es mi criminólogo. Él no quiso huir cuando sospechamos que la


enfermedad está en todas partes o pronto lo estará. —McBride se había olvidado
por completo del hombre después de invitarlo a venir a la granja. Claramente,
necesitaba hacer una lista para que pudiera controlar todo lo que tenía que hacerse.

—¿Crees que eso es lo que tienes?

—No. —McBride sinceramente no pensó que eso era lo que le pasaba—. Esa
enfermedad hizo que los gentrymen bebieran sangre con anhelo insaciable. No tengo
interés en alimentarme.

—¿Es por eso que sigues mirando a mi cuello? —preguntó Caleb, levantando
la ceja.

—No estoy ansiando cantidades masivas de sangre. —McBride trató de


sonreír, pero él simplemente no tenía la fuerza—. No tengo hambre al azar sino una
lujuria muy específica.

El anhelo acercó a Caleb, pero la determinación lo empujó. —Te prometo que


no me iré hasta que estés mejor, y antes de que me preguntes, no tocaré a Jonas.
Pero una vez que estés mejor, lo voy a matar, o me voy a ir.

~ 15 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 2

Devon deslizó una silla de montar sobre el dessiter más rápido del establo
y se subió a él, aunque una parte de él quería ir a su casa, cerrar la puerta y perderse
en uno de sus libros. Enfrascado en una historia, Devon podría pretender ser un
héroe valiente sin tener que soportar ninguna dificultad. Hace mucho tiempo había
descubierto que la fantasía era mucho más divertida que la realidad. Tanto como la
seguridad le llamaba, estaba decidido a hacer lo que Caleb le dijo que hiciera. Más
que nada, incluso su propia seguridad, Devon quería ayudar a proteger la granja
porque era su hogar. No sólo eso, sino que McBride era un generoso amo. Devon haría
todo lo posible por ayudarlo. Lo que asombró a Devon fue lo rápido que podrían
cambiar las cosas.

McBride pasó del hombre más grande, más fuerte y más poderoso del
condado a un montón arrugado en menos de una semana. Lo que aterraba a Devon era
que en cuestión de días, McBride empezaba a parecerse a su padre, que temía
abandonar la gran casa. Devon no era alguien religioso, pero lanzó una oración que
cualquier desorden mental que había golpeado al padre no dañara al hijo. McBride, el
hijo, era una de las personas más genuinamente amables que Devon había conocido.
Incluso si él no fuera su amo, Devon pensó que él querría ayudarlo.

Pero la mala salud de McBride no era lo único que ahora era diferente.
Cuando Devon se enteró de que el mundo estaba cambiando y que tal vez no
conseguiría nunca al compañero que tan desesperadamente anhelaba, había estado
enojado y luego terriblemente triste. ¿Por qué las cosas no podían mantenerse unidas
lo suficiente como para tener a alguien con quien compartir sus fantásticos cuentos?
Si sus hermanos hubieran estado más abiertos a sus costumbres, Devon podría
haberles contado sus historias, pero se burlaban de él, diciendo que preferiría tener
su nariz enterrada en un libro que entre las piernas de un dulce thrall.

~ 16 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Devon había soportado las bromas aunque sabía que eso no era cierto en
absoluto. Devon quería leer a su compañero hasta que estuviera excitado más allá de
la creencia y luego perderse en la felicidad del amor físico. Los sueños de hacerlo
condujeron a Devon a ahorrar tanto dinero como pudo, así que cuando consiguiera un
compañero, podría satisfacer su anhelo de vestirse como los personajes sobre los
que había leído. A menudo, él fingía ser ellos y actuaba en pequeñas viñetas en su
mente, pero anhelaba profundizar en hacer que la fantasía cobrara vida.

—Nada de eso puede pasar ahora. —Devon había comprado telas y algunos
trajes que luego ocultó. No se avergonzaba, pero había sufrido tantas bromas sobre
los libros que no quería dar a sus hermanos más municiones. Devon no había ido
demasiado lejos en ese mundo de fantasía porque no sabía de qué tamaño sería su
compañero. Siempre había deseado un thrall que fuera pequeño y bonito, pero con la
forma en que el mundo había cambiado, sería feliz sólo por tener un hombre de
verdad en su cama.

Ese pensamiento le hizo volver al hombre mecánico que Jonas había


comprado para los hermanos Morgan cuando llegaron a la granja. Devon había dicho
algo tan crudo y sucio que cuando pensó en ello ahora, se sonrojó y se dio una palmada
en la boca. Sus hermanos se habían quedado boquiabiertos y dieron un paso atrás.
Devon los había sorprendido tanto que ni siquiera hicieron nada mientras el mecánico
se agachaba sobre él y hacía lo que decía. Le había dicho que montara su polla, y el
robot lo había hecho. Aunque, no era exactamente como Devon había expresado su
deseo. Desde que había estado leyendo Raw Ride en Rallon, Devon había usado los
crudos términos del héroe Varrto Narruto. En el momento, Devon se había sentido
como un pistolero intergaláctico contratado que tomaba lo que quería, deseaba sin
preocuparse y seguía sin mirar hacia atrás. En la vida real, Devon no tenía ningún
deseo de dejar el pequeño pedazo de tierra que ahora llama hogar. Le encantaba la
granja tallos por la sencillez de la vida y los consistentes ritmos de los campos. Pero
por un breve y brillante momento, era alguien completamente diferente a él. Ese era
el motivo por el que amaba los libros tanto como lo hacía. Convertirse en alguien más
en ese lapso de tiempo era apasionante.

Ese pensamiento lo volvió a traer a la realidad. Si quería conservar la tierra


que amaba como su hogar, entonces tenía el deber de protegerla. Devon se enderezó
un poco para hacerse sentir más en control. La bestia de seis patas se desplazó suave
y rápidamente hacia la curva. Una vez que doblaron la esquina, se dirigieron hacia
abajo a lo que todo el mundo llamaba el largo camino.

Devon miró adelante, esperando ver al intruso mucho antes de que el intruso
lo viera. Tenía las manos sudorosas y el corazón le latía con fuerza. Devon se dio

~ 17 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

cuenta que en la vida real que no era un buen héroe. Tenía miedo, y cualquiera que lo
mirara lo sabría. En sus pensamientos llegó una línea de Shakespeare sobre un
cobarde muriendo mil muertes y un héroe muriendo solo una. O algo así. Básicamente,
los cobardes morían de su vergüenza a menudo porque simplemente no podían ser
valientes donde un héroe se apresuraba a serlo, bueno, todo heroico. Cuando moría,
usualmente lo hacía siendo un campeón. Devon no podía recordar una sola historia en
la que un héroe muriese porque se cayó en la ducha o fue pisoteado por un dressiter.
Murieron gloriosas muertes, y sus descendientes cantaron sus alabanzas por
generaciones.

—Pero había una historia en la que fue un daño colateral en una estampida.
—Sin embargo, él había estado tratando de detener a las bestias rampantes de
destruir la granja de su amada. Devon había llorado la muerte del hombre, y luego se
había enojado porque el personaje había sido engañado en su feliz para siempre.
Afortunadamente, no había dejado de leer, porque el héroe era tan desinteresado
que los dioses le concedieron un nuevo cuerpo y una segunda oportunidad. Incluso
ahora, sólo pensar en ese momento lo hacía sentir cálido y difuso por dentro.

Sus sentimientos de paz se desvanecieron mientras seguía mirando hacia el


largo camino. Devon podía tener la cabeza en las nubes la mayor parte del tiempo,
pero no era un tonto. Sabía que no habría ninguna segunda oportunidad para él. Los
dioses eran tan míticos como la noción de una segunda oportunidad. Una vez en este
gran viejo mundo fue concedido a todos por igual. No importaba de qué clase fuera
alguien, desde amoladora, esclavista, thrall, gentryman, todo el mundo sólo recibía
una oportunidad en la vida. Todos ellos tenían que inclinarse ante el dios del tiempo.
Una hora era la misma para todos los hombres. La única esperanza de Devon era que
tendría muchas más horas para poder experimentar todo lo que había en la vida,
especialmente el sexo.

En sus libros, los personajes le habían mostrado lo que podría ser tener
sexo, pero cada hombre lo experimentaba a su manera. Devon se preguntó cómo sería
para él. Lo que había hecho con el mecánico no contaba. Era tan falso como el robot
mismo. No había nada allí en términos de calor o emoción. A pesar de que había
encontrado la liberación, Devon se había sentido extrañamente insatisfecho.
Semanas después, atrapado en medio de una larga serie, se había dado cuenta de por
qué no había encontrado la experiencia más agradable.

—Necesito sentir una conexión.

Devon nunca podría ser como Varrto Narruto, que caminaba a través de la
galaxia con una pistola en la cadera y una polla que nunca dejaba de empalmarse.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Varrto podía follar a una docena de hombres en una noche y nunca llamar a ninguno
de ellos por su nombre. Le parecía a Devon que al personaje nunca le faltaba un
cuerpo cálido para llenar su cama, pero nunca se quedaban mucho tiempo. Apenas
estaban las sábanas calientes cuando Varrto estaba fuera, hambriento por la
próxima aventura y la próxima cosa joven caliente en la que hundir su polla. Mientras
Devon disfrutaba leyendo sus hazañas, se dio cuenta de que no era lo que él quería
en absoluto. Devon quería un hombre. Quería que ese hombre compartiera su cama,
su mesa, su ducha... todo. Más que nada en el mundo, Devon quería amor.

Mientras seguía mirando por el largo camino, con hambre de ver quién era
este misterioso hombre, Devon sintió más miedo que excitación. Las cosas ya estaban
bastante tensas sin que otro hombre se agregara a la mezcla. Si McBride continuaba
empeorando, entonces Jonas tendría que tomar el relevo, y aunque a Devon le
gustaba bastante Jonas, no creía que fuera el mejor hombre para estar a cargo. Pero
eso no era lo que realmente preocupaba a Devon. Si Jonas empezara a manejar las
cosas, Caleb nunca lo defendería. Trataría de hacerse cargo, y Devon no tenía ni idea
de lo que ocurriría si Caleb dirigía la granja.

A veces, Caleb podía ser muy considerado y amable, pero también podía ser
despiadado y brutal. Si Devon sólo pudiera tener una palabra para describir a Caleb,
tendría que usar impredecible. Sin embargo, lo único que Devon sabía con certeza
era que no quería estar a cargo. El liderazgo no era algo por lo que luchar ni le hacía
ilusión tenerlo. Leer sobre las cargas pesadas del hombre que lidera lo había
convencido de que era algo que no era muy adecuado para él. Si el mundo hubiera
permanecido como debería, la cuestión sería inmaterial. Los gentrymen gobernaban
mientras sus slammers hacían lo que les decían. Las líneas de autoridad eran muy
claras. Pero ahora todo era un desastre. Caleb nunca debería emitir órdenes a nadie,
pero él era el más grande y el más fuerte desde que McBride estaba mal. Incluso
Jonas, que por nacimiento tenía mucha más autoridad que Caleb, no cuestionó sus
órdenes.

Ese pensamiento provocó otro. ¿Por qué estaba Jonas frente a Ollie? Como
compañero de McBride, debería haber estado en el porche, arrodillado sobre su
compañero, llamando a médicos y encontrando maneras de ofrecer consuelo. En su
lugar, se había quedado en el polvo negro, protegiendo a Ollie de todas las personas
mientras Caleb rondaba sobre su amo. Nada de eso tenía sentido para Devon.
Determinado a resolverlo, consideró a cada hombre alternativamente, repasando lo
qué él sabía del carácter y de las metas de cada uno de ellos.

Justo cuando las nubes de confusión comenzaron a levantarse, Devon tuvo


su primera visión del extraño. Todavía estaba lejos, pero Devon fue capaz de

~ 19 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

distinguir su forma. Parecía alto y parecía tener hombros enormes. Devon tomó un
vacilante aliento. Lo último que necesitaban era otro hombre enorme en la granja.
Entre él y sus hermanos, que eran todos de constitución grande, y su enorme amo,
tenían más que suficientes espaldas fuertes. Lo que necesitaban eran thralls más
delicados como Ferris, Alden y Easton.

Aunque Devon estaba decepcionado, no relajó su guardia. Un hombre grande


podría tener planes de entrar y tomar el lugar. Si él tuviera armas, podría ser capaz,
pero no sería capaz de mantener lo que había tomado por mucho tiempo. Matar a
todo el mundo lo dejaría sin nadie para manejar la maquinaria o atender las cosechas.
Esclavizar a todos no funcionaría a largo plazo, tampoco, porque eventualmente se
rebelarían. No es que este hombre pudiera haber pensado cosas tan lejanas. Devon
notó que muchos hombres simplemente hacían cosas sin pensar en ellas hasta el final.

Sin embargo, no sabía lo suficiente como para dar la vuelta y llevar un


informe completo a la casa grande, así que siguió avanzando por el largo camino. El
dressiter debajo de él era grande, pero era rápido. En un abrir y cerrar de ojos,
Devon podía voltear a la bestia y regresar a salvo. En el momento en que este extraño
le alcanzara, estarían listos para cualquier asalto que pudiera estar considerando
hacer.

Eso hizo que Devon pensara en la probabilidad de un evento de este tipo.


¿Un hombre contra una granja llena de hombres? Nah. Eso simplemente no parecía
correcto. Pero tal vez este hombre estaba enfermo. ¿Y si él fuera un gentryman
conducido por el hambre insaciable de sangre? Eso podría inducirlo a intentar algo
tan necio porque no sabría que era una locura. ¿Pero no estaría corriendo? Por la
forma en que su cuerpo se movía, Devon pensó que estaba dando pasos muy lentos,
incluso. ¿Un loco caminaría de esa manera? Devon no lo creía. Estaba tentado a
golpear las riendas y a acelerar su montura, pero no quiso hacerlo. Ir hacía el hombre
lentamente le daba a Devon mucho tiempo para decidir que era lo mejor.

Cuanto más se acercaban al encuentro, más desconcertado se volvía Devon.


El hombre pareció encogerse. Se fue de alto y esbelto a desproporcionadamente
bajo y gordo. Rascándose la cabeza, Devon parpadeó varias veces, pero la imagen
confusa no se aclaró. ¿El hombre se encogía? Eso era una locura. En sus libros había
leído sobre todo tipo de enfermedades, y también había enfrentado algunas
enfermedades bastante extrañas en la vida real, pero nada causaba que un hombre
se encogiera.

Cada paso que daba el dressiter lo acercaba y aclaraba lo que estaba viendo.
Era un hombre, pero no era grande y fuerte, ni bajo ni gordo. Era alto, delgado y

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

encorvado. Era tan rubio que su pelo era casi blanco, y como era tan bajo, Devon
pensó que llevaba un sombrero. Por encima de sus hombros llevaba algo que le cubría
los brazos. Por eso, desde lejos, parecía tan ancho de hombros y alto.

Ya que su cabeza estaba abajo, Devon ni siquiera pensó que el hombre sabía
que alguien se acercaba a él, lo que le dio a Devon una clara ventaja. Pero cuanto más
miraba, más se daba cuenta de que el hombre no era una amenaza para nadie. Sus
pasos eran lentos y constantes porque había algo atado alrededor de sus tobillos. Un
grito de horror escapó de Devon cuando se dio cuenta de que el hombre estaba atado
a algo, pero había logrado liberarse. Casi. Sobre el ancho de sus hombros había un
tablero al que todavía le ataban los brazos y las manos, forzándolo a mantener la
cabeza baja. Lo que parecía cuerda alrededor de sus piernas eran en realidad
cadenas. Grilletes le rodeaba los tobillos. Sus pies no estaban cubiertos de botas
negras, sino que de hecho estaban incrustados en polvo negro.

Cada célula en el cuerpo de Devon aullaba por ayudar a este hombre. Si no


lo hacía, sería el cobarde que moriría mil muertes, la mayoría de ellas por doloroso
arrepentimiento. No sabía quién era, ni cómo había caído en su suerte, todo lo que
sabía era que era malo atar a cualquier hombre de tal manera. En ese momento, Devon
se dio cuenta de que el hombre tenía que ser muy valiente y muy decidido. Quien lo
ató claramente no quería que se escapara, y sin embargo lo había conseguido. No sólo
eso, sino que también había encontrado la fuerza para venir hasta aquí. Tenía que
ser fuerte porque no había otra casa en kilómetros.

Devon detuvo su montura y cayó al suelo, pero el hombre siguió avanzando


como si estuviera solo. Tal vez pensaba que lo estaba. Dado el estado de su forma,
podría estar completamente desorientado.

Temeroso de asustarlo, Devon llamó suavemente, —Hey. —Justo lo último


que esperaba era que el hombre levantara la cabeza tan rápido que perdió el
equilibrio. Devon consiguió un destello de los ojos azules brillantes más hermosos
justo antes de que el hombre cayera sobre su espalda. Devon trató de detener su
caída, pero ya era demasiado tarde. Cayó, golpeándose la cabeza en el tablero que
mantenía sus manos atadas. Victorioso Devon se acercó a él, pero estaba frío.

El falso traje rojo que llevaba se rompió en el centro y se abrió, revelando


que estaba desnudo por debajo. Una mirada a su cuerpo le dijo a Devon que era un
thrall. Su cuerpo era ligeramente musculoso pero completamente sin pelo. Decidido
a no mirarle y por lo tanto tomar ventaja de él, Devon volvió su mirada hacia el rostro
del hombre.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Las lágrimas habían caído por la tierra de sus mejillas. En algún lugar bajo
ese polvo había un muchacho terriblemente guapo. Con su cabello rubio platino y sus
brillantes ojos azules, debió ser un thrall muy buscado. Ese pensamiento atrajo la
mirada de Devon hacia su cuello.

Zooks. Un collar rosado rodeaba su cuello, pero estaba claro que alguien, o
varios alguien, había luchado para quitarlo. Las sangrientas huellas dactilares y
marcas de mordeduras ásperas cubrían la porción de cuero rosa que Devon podía ver.
Pero eso no era lo que le hizo lanzar un juramento. Las cicatrices irregulares de
marcas de mordedura hicieron un anillo horrible alrededor de su cuello. Si no fuera
por el collar protector, Devon temía que lo hubieran mordido hasta la muerte.
Temiendo lo que vería, miró a lo largo de su cuerpo. Al principio, todo lo que vio era
una piel pálida y hermosa, pero cuanto más se veía, más magulladuras en forma de
manos veía. La única gracia salvadora que Devon pudo ver fue que no habían mordido
su cuerpo. No era mucho, pero era algo.

Y entonces el peor pensamiento hizo que Devon tragara. ¿Y si no se hubieran


contentado con beber su sangre? Devon no quería saberlo casi tanto como si que lo
quería saber. Para inspeccionar su cuerpo, iba a necesitar quitar las esposas de sus
piernas. Una mirada rápida le dijo que la única manera que iban a salir sin la llave era
usando herramientas poderosas.

Levantando la mirada, se dio cuenta de que lo mismo era cierto para sus
manos. No había manera de que Devon lo liberara o incluso lo subiera a su montura,
no sin herirlo. Dado lo débil que estaba respirando, Devon no pensó que pudiera durar
mucho más. Por desgracia, ni siquiera podría regresar a la casa grande. Si Devon
tuviera un implante, podía llamar para pedir ayuda, pero no lo tenía. Sólo los
gentrymen tenían unidades de comunicación. Sin embargo, si Devon no regresaba,
eventualmente enviarían a alguien más. O eso esperaba. Porque una cosa que Devon
sabía con certeza era que no iba a herirlo tratando de ponerle en el dressiter, pero
tampoco había manera en el infierno de que lo dejara aquí para morir solo.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 3

Karsten Jones sentía que estaba flotando. Subió al calor del sol. Finalmente,
él estaría lo suficientemente cerca como para tocarlo, y lo quemaría en cenizas. Más
que nada en el mundo, él quería ser vaporizado de nuevo en nada más que sus
elementos. Después de lo que había sucedido, no quería volver a caminar nunca por
la Tierra ni abrir los ojos.

Pero la atracción de la gravedad era mucho más fuerte que la del sol. Karsten
se sintió rechazado y se estrelló contra su cuerpo. El dolor le golpeó, haciéndole
gritar, pero su garganta estaba tan seca que todo lo que emergió fue un débil suspiro.
La brillante luz del sol hizo que sus párpados brillaran en rojo, dándole una visión de
una existencia cubierta de sangre. Pronto, se había quedado sin sangre y los hombres
malvados lo dejarían para que pudiera morir lentamente.

Una sombra pasó por su rostro, ofreciéndole una delgada comodidad contra
el calor y la luz que le golpeaban. Después de una gran lucha, Karsten abrió los ojos.
Por encima de él había un hombre de cabello negro muy corto y unos ojos de color
turquesa inusuales. Seguramente, Karsten estaba alucinando. De ninguna manera su
salvador sería el hombre más guapo que jamás había visto. Pero quizá después de
todos los abusos que había sufrido, los dioses eran bondadosos con él. O tal vez no.
Karsten no creía en ningún dios, así que no podía entender por qué alguno de ellos
estaría interesado en su destino de un modo u otro. Este hombre, quienquiera que
fuese, si era real o no, era sólo otro bebedor de sangre que se metería en el cuello
buscando un lugar para morder. En su prisa, no habían probado herramientas para
quitar el cepo que encerraba su cuello. Sólo sacaron el collar rosa del camino y lo
mordieron lo mejor que pudieron. El dolor había brotado hasta la agonía, pero ahora
que le dolía todo el cuerpo, apenas se daba cuenta de un lugar más.

—Siento no poder hacer mucho sino mantener el sol fuera de tu rostro.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Karsten se esforzó por comprender. Tardó un momento en darse cuenta de


que lo que el hombre había hecho era quitarse el sombrero y sujetarlo para que
proyectara una sombra sobre el rostro de Karsten, bloqueando la aspereza del sol.
Era el más insignificante de los gestos, pero daba a Karsten el sabor de la esperanza.
¿Le ayudaría este hombre?

—Soy Devon. Yo vivo aquí. Es una granja de tallos. —Sonrió, pero estaba
claro que no estaba contento, y Karsten se dio cuenta de que Devon no estaba triste
por sí mismo o donde vivía, pero apenas podía mirar a Karsten sin estremecerse.
Karsten pensó que debía verse más allá de lo terrible—. Bueno, era una granja de
tallos, pero dado lo que ha pasado con el mundo, ya no estamos cultivando eso.

—¿No? —preguntó Karsten sólo para mantener a Devon hablando. Tenía una
voz baja que era de alguna manera poderosa pero calmante al mismo tiempo.

—No. Bueno, vamos a cosechar lo que se ha plantado ahora para usarlo para
nosotros, pero Jonas está enseñando a todos a plantar y cultivar alimentos. No es
que no tengamos suministros, porque lo hacemos, pero necesitaremos más.
Especialmente si tenemos más hombres aquí. Necesitamos unos cuantos hombres
más.

Karsten miró como un rubor aparecía sobre las facciones del hombre grande.
De alguna manera, se las arregló para verse aún más viril en su vergüenza. Fuerte
pero dulce. Karsten no podía creerse lo que estaba viendo. Había pensado que la
muchedumbre de gentrymen que lo habían sacado de la casa de thralls lo estaba
rescatando de los slammers saqueadores, pero lo habían acorralado y lo usaron
salvajemente. En muy poco tiempo, Karsten había aprendido a no confiar en nadie.
Incluso este gentil extraño podría estar planeando todo tipo de perversidades
enfermas detrás de sus ojos convincentes.

Devon soltó el sombrero y lo puso sobre el pecho de Karsten. Se echó hacia


atrás y se quitó la camisa. Karsten iba a gritar, a luchar, pero Devon solo la dobló y
metió el rollo de tela detrás de la cabeza de Karsten. —Sé que no es mucho, pero
tendrá que valer por ahora.

Para Karsten, era todo. En los últimos dos días, nadie había hecho nada por
él. Habían tomado lo que querían de él, la sangre, sin importarles que lo podían matar.
Ni siquiera podía recordar cómo se había ido.

Devon cogió su sombrero y lo usó para proteger la cara de Karsten del sol
otra vez. El respiro del dolor le dio un destello de memoria. Los slammers y

~ 24 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

gentrymen habían cambiado. Mientras estaban peleando, Karsten había logrado


liberarse y se apresuró a alejarse. Se preguntó si se habrían dado cuenta.

—Supongo que es bastante malo por ahí. —Devon levantó la cabeza y miró
hacia atrás presumiblemente por el camino Karsten había llegado.

—Cada calle estaba llena de locura.

Devon asintió, lo que hizo que el sombrero de su mano vacilara. El sol golpeó
la cara de Karsten, haciéndole parpadear rápidamente. Pensó en cerrar los ojos, pero
si este hombre pensaba aprovecharse de él, quería verlo venir. No es que pudiera
hacer nada para protegerse, sino que prefería saberlo.

—Lo siento. —Cuando Devon se dio cuenta de que Karsten estaba cegado, se
movió para que su enorme cuerpo bloqueara el sol. Se colocó el sombrero en la
cabeza, protegiéndose los ojos, pero de algún modo haciéndolos resaltar. —No tengo
las herramientas para liberarte.

Karsten quiso llorar, pero no tenía agua en su cuerpo para hacerlo. Además,
no podía llegar a ser más miserable de lo que ya era. —Por favor, no me hagas daño.

—Yo nunca lo haría. —Devon se acomodó en el polvo negro en sus rodillas—.


Pronto los otros vendrán y ...

—¡No! —Karsten luchó por levantarse para poder correr, pero todo su
patético intento lo hizo herir sus ya maltratadas muñecas.

Devon puso su gran mano sobre el pecho de Karsten para mantenerlo inmóvil.

De alguna manera, su toque lo contenía pero no le asustaba. ¿Cómo era


posible? Cuando alguno de los otros lo había tocado, gritó con miedo e ira impotente.
Karsten se detuvo cuando sus gritos no trajeron ayuda, sino que sólo trajeron a más
hombres que lucharon por usarlo.

—Mis hermanos no son hombres sin mente que buscan aprovecharse de


otros. Tres de ellos tienen thralls propios.

—¿Tú también?

—No. —La mirada de Devon se alejó y volvió—. Pero tampoco te haría daño.

—Yo no... no te creo. —Karsten se dio cuenta de la estupidez de enojar a su


supuesto socorrista justo después de hablar.

~ 25 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Créeme, entiendo por qué. —La mano de Devon estaba centrada en el


pecho de Karsten, pero sus dedos estaban haciendo movimientos suaves y calmantes.
Era como si lo estuviera atrapando, pero tratando de consolarlo al mismo tiempo.
Cuando Devon se dio cuenta de lo que hacían sus dedos rebeldes, sus ojos se abrieron
de par en par. Tiró de su mano, y él apresuradamente juntó los bordes de la bata de
Karsten—. Después de lo que has pasado, dudo que vuelvas a confiar en nadie.

Karsten no habló porque estaba demasiado atragantado para hablar. A pesar


de su ruda apariencia, Devon parecía ser un hombre genuinamente amable. Pero él
era un slammer, y cuando su hambre de sangre lo golpeara, él iría de la preocupación
a la necesidad de beber.

Algo... ¿un sonido? ¿Un destello por el rabillo del ojo? Devon volvió la cabeza.
—Por fin.

—¿Por fin qué?

—Viene uno de mis hermanos.

Karsten ni siquiera se molestó en luchar. No tenía dónde ir y ninguna manera


de llegar allí, incluso si lo hacía.

—Nadie te hará daño. —Devon frunció el ceño hacia Karsten—. Dime lo que
necesitas para creerme. —Karsten pensó en una docena de cosas que necesitaba,
pero ninguna de ellas lo convenció de la sinceridad de Devon. Y entonces, la respuesta
vino a él. Era una locura, y potencialmente muy tonto, pero no sentía que tuviera otra
opción.

—¿Dijiste que no tienes un thrall?.

Devon bajó la cabeza y la sacudió lentamente de lado a lado. —Hazme tu


thrall, y confiaré en que me mantendrás a salvo.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 4

McBride se despertó solo en su cama. Estaba vestido excepto por sus botas,
y su dolor de cabeza había pasado de la agonía a un latido sordo. Se tomó un momento
para mirar a su alrededor. Todo estaba donde pertenecía. Era bastante fácil evaluar
cuándo él realmente no tenía mucho de nada en la habitación. A McBride le gustaban
las cosas ordenadas y guardadas. Una mirada a la ventana le dijo que era mediodía
dada la luz que había fuera. ¿Por qué diablos estaba durmiendo cuando el resto de
los hombres se esforzaba sin duda por conseguir plantar el campo de alimentos?
Tenía suerte de tener a Jonas, o todo se iría al infierno muy rápido.

Bajó las piernas de la cama y luchó contra una oleada de náuseas. ¿Cómo
diablos podía tener el estómago tan revuelto cuando no había comido nada? Tal vez
ese era el problema. ¿Cuándo fue la última vez que comió algo? Eso lo llevó a intentar
recordar la última vez que bebió. Un horrible montaje de imágenes vino a él. Había
atrapado a Caleb y había jugado con él, lo había amenazado y, en última instancia, lo
había liberado y había tropezado avergonzado por lo que había hecho.

McBride se dio cuenta de que no había sido él mismo últimamente. Lo único


bueno era que sabía que no tenía el patógeno transmitido por la sangre que había
diezmado a la sociedad. Si se hubiera vuelto loco, sería conducido a beber sin parar
de sus slammers. En este momento, la única sangre de la que tenía hambre era la de
Caleb, y eso era algo más que un alimento.

Como si lo hubiese llamado, Caleb entró en la habitación de McBride.

—Muy audaz eres para entrar a mi habitación sin llamar. —McBride se puso
de pie y se quedó allí a pesar del dolor de cabeza más intenso que había
experimentado. Claramente, necesitaba comer algo y pronto.

—Estoy a punto de ser más audaz. —Caleb cerró la puerta detrás de él—.
Vuelve a la cama.

~ 27 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Contra sus esfuerzos por detenerla, una sonrisa cruzó la cara de McBride.
—Estaría feliz de hacerlo. Siempre que entres allí conmigo.

Caleb parecía muy tentado por la oferta, pero al final suspiró y puso sus
manos en sus caderas. —Vuelve y vas solo.

—Oblígame.

—No fuerces mi paciencia, McBride. No puedo manejarlo todo y hacer que


te quedes.

—¿Manejarlo todo? ¿Desde cuándo diablos estás a cargo de mi granja? —


McBride se elevó a toda su altura, aunque eso le costó caro. Aparentar era
seguramente la muerte de la mayoría de los gentrymen.

—Me pusieron a cargo cuando empezaste a decaer.

—Bueno, ahora estoy mucho mejor. —Pero él no lo estaba, y lo sabía, pero


estaría condenado dos veces si dejaba que sus hombres lo vieran débil.

—No lo estás —la voz de Caleb era suave y triste. De repente, fue claro para
McBride que no había usurpado su poder por diversión. Caleb sinceramente no quería
tener que estar a cargo de todo, pero también sentía que no tenía elección—. Por
favor regresa a la cama y déjeme cuidar de ti.

Tan tentador como era, McBride simplemente no podía permanecer ocioso


mientras todos los demás trabajaban. Cuando se lo dijo a Caleb, frunció el ceño y
sacudió la cabeza.

—No eres bueno para nosotros si te estás cayendo de dolor.

—Lo que me molesta ha... —Otro pinchazo de dolor atacó su cabeza hasta
que pensó que su cráneo simplemente explotaría. Una parte de él deseaba que lo
hiciera porque entonces se liberaría de su miseria.

Caleb estaba allí, guiándolo hasta que estaba sentado en el borde de su cama.
Sus grandes manos eran suaves, sus palabras absurdas y tranquilizadoras.

—Así que así es como meterte en mi habitación. Sólo tengo que fingir estar
enfermo, —McBride agarró los hombros de Caleb, pero no con lujuria. Estaba
aterrorizado de que si lo soltaba, iba a rodar como una bolsa llena de tallos.

—Si esto es una falsa enfermedad, no me gustaría ver lo real. —Caleb


empezó a tirar de las mantas, pero McBride las apartó.
~ 28 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—No puedo dormir con toda esta ropa.

—Parecías estar bien con eso antes.

—Puede que lo estuviera, pero si voy a pasar todo el día aquí, lo haré
mientras esté lo más cómodo posible. —McBride luchó para sentarse hasta que Caleb
le puso una mano en la espalda, estabilizándolo. Con su ayuda, McBride consiguió su
camisa desabrochada y fuera. Luego se pusieron a trabajar en sus pantalones. En
lugar de comérselo con los ojos y presionarlo por favores sexuales como lo había
hecho durante meses, Caleb parecía desapegado y casi clínico en sus movimientos.
Decepcionado, McBride miró hacia abajo, y aunque no se sentía perfectamente bien,
no pensó que había cambiado tanto como para ser repentinamente poco atractivo. —
¿Y Jonas sigue vivo?.

Caleb quitó las mantas y esta vez McBride lo dejó. —Te he dado mi palabra.

—Verdad. Lo siento. Lo olvidé. —En realidad, McBride no le había creído,


pero lo hizo ahora. No podía recordar una sola vez que Caleb le había prometido algo
de lo que se retractara más tarde. Lamentablemente, eso significaba que una vez
que McBride estuviera mejor, se iba a ir si McBride no se deshacía de Jonas—.
Lamento haberte amenazado con unirte en sangre a él.

—Sé que lo haces —Caleb colocó su mano contra la frente de McBride.

—¿No estás enojado?.

—Lo estaba, pero tú no eras tú mismo. —Caleb frunció el ceño mientras


apartaba la mano—. Estás ardiendo.

—Tengo mucha sed.

—Voy a buscarte comida, y entonces uno de mis hermanos subirá para que
puedas alimentarte.

—No.

—¿No?.

—Comeré lo que traigas, pero eres el único de quien quiero alimentarme.

Caleb se levantó antes de que McBride pudiera agarrarlo y sostenerlo. No


es que tuviera mucha fuerza para hacerlo. —Tienes que alimentarte de alguien que
no sea yo.

~ 29 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—No lo haré. —McBride cruzó los brazos. Estaba débil y completamente a


merced de los demás, pero iba a poner su pie en las pocas cosas que controlaba. De
quién bebía y cuándo bebía eran las únicas cosas que todavía podía manejar.

Caleb regresó a la cabecera de McBride, pero en lugar de sentarse en el


borde, se agachó. —Tengo noticias para ti, McBride— su voz era suave y
peligrosamente alegre—. No estás en condiciones de hacerme ninguna demanda.

—Esta sigue siendo mi tierra.

—Y lo es. Pero soy el hombre que la dirige en este momento. —Caleb acarició
sus dedos sobre el borde de la manta, haciendo contacto intermitente con el pecho
expuesto de McBride. Su toque provocó calor y anhelo profundo dentro del cerebro
y el cuerpo de McBride—. Vas a hacer lo que digo, o vas a tener problemas.

—¿Eso es cierto? —preguntó McBride tratando de sentarse, pero Caleb lo


mantuvo plano con casi ningún esfuerzo.

—Muy cierto. Voy a conseguir el restrictor si tengo que hacerlo.

McBride pensó en cómo había atado a Caleb para contenerlo para que
pudiera alimentarse, pero luego lo había atormentado con demandas escandalosas y
lo había amenazado con castigos aplastantes. Nunca se había avergonzado más de su
comportamiento ni sido tan completamente incapaz de explicarlo. Pero nada de eso
importaba ahora. Caleb estaba a cargo, y estaba claro que lo amaba.

—Ahora, déjame decirte cómo van a ser las cosas.

Antes de que Caleb pudiera llenarlo con el nuevo orden de cosas, el


mayordomo entró sin llamar. —¿Así que ahora todo el mundo puede entrar?.

—Perdóname, señor, pero estaba enfermo y Jonas me dio instrucciones de


encontrar a Caleb.

McBride odiaba perder su puesto como el indiscutible amo de la casa, pero


no podía quedarse con el título si seguía teniendo ese dolor. Tan avergonzado como
estaba por su enfermedad, también era inminentemente práctico. Si a Caleb no se le
daba el mando, simplemente lo tomaría, y lo haría matando a Jonas. Cuando McBride
sopesó todo, decidió que era mejor dejar las cosas exactamente como estaban,
especialmente si había una tregua entre Caleb y Jonas.

~ 30 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Quieres cambiar esas órdenes, señor? —El rostro metálico del


mayordomo permaneció inmóvil, pero su preocupación programada por el protocolo
llegó a través de la voz fuerte y clara en el tono de su voz.

Caleb miró hacia abajo en McBride, una ceja elegante levantada. Era obvio
que esperaba que McBride recuperara el mando, pero estaba equivocado.

—No. Por ahora, sigue la cadena de mando que te dio Jonas. Te dejaré saber
cuando quiero cambiar las cosas.

—Muy bien señor. ¿Quiere que el encargado de la guardia siga estas nuevas
ordenes también?

—Sí. —Le dolía en el orgullo quedarse fuera, pero él no era muy bueno para
nadie en este momento. Hasta que se dieran cuenta de lo que estaba mal con él,
estaba más seguro en la cama, donde no podía caer más allá del suelo. —Muy bien,
señor—El mayordomo se volvió y miró a Caleb—. El valet informa que Devon está en
el camino con el desconocido. Parece que hay algún tipo de problema.

—¿Problema? —preguntó Caleb—. ¿Qué clase de problema?

—Pídele al valet que te lo enseñe. —McBride cogió la segunda almohada y la


removió detrás de su cabeza para que estar un poco más vertical. Se sentía menos
como un inválido cuanto más derecho se ponía.

—Muéstrame cómo.

Dado que el mayordomo no salió de inmediato para hacer lo que pedía Caleb,
McBride aprovechó la oportunidad para recordarle a Caleb que su regla era sólo
temporal.

—¿En serio vas a dejar a mi hermano allí bajo circunstancias desconocidas


para que puedas afirmar tu autoridad?.

Maldición, Caleb era muy bueno en señalar los momentos menos que
estelares de McBride. —Tiene un dispositivo de grabación que puede proyectar en
la pared. —McBride no pudo evitar una descarga de poder ya que aparentemente era
el único que sabía eso.

—Vamos. —Caleb empezó a alejarse, pero se volvió— Te quedarás aquí, o te


amarraré a esa cama. ¿Lo entiendes?

~ 31 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

McBride tenía la intención de levantarse tan pronto como se había ido.


Desnudarse era sólo una maniobra para hacer que Caleb pensara que tenía toda la
intención de permanecer en la cama cuando no lo hacía. Un millón de cosas
necesitaban su atención, y él no sería capaz de hacer nada desde aquí.

—Lo digo en serio. Te voy a atar. Si quieres hacer pis, tendrás que pedir
permiso.

Sería humillante, y Caleb aparentemente lo sabía. A regañadientes, McBride


asintió. —Pero no creas que no veo lo mucho que te gusta esto.

—¿Crees que estoy disfrutando esto? —Caleb se acercó y se agachó para


poder susurrar con su voz baja y seductora—. ¿Te refieres a tener las tornas giradas
para que yo sea el que ahora te mantiene encerrado?.

McBride abrió la boca para protestar, pero Caleb levantó un dedo grande y
lo colocó sobre sus labios, cortando su racha de indignación.

—Me ibas a mantener preso en mi casa y dar mi sangre a un hombre que odio.
—Determinado a defenderse, McBride apartó su cabeza del dedo de Caleb, pero
esta vez cubrió la boca de McBride con la suya. El beso fue tan inesperado, tan
intensamente apasionado que McBride se sintió mareado. Mientras Caleb se alejaba,
se dio cuenta de que su mareo no tenía nada que ver con su misteriosa enfermedad.
El beso irresistible de Caleb le había quitado el aliento y lo había puesto duro como
una roca.

Sonriendo, Caleb miró las mantas levantadas. —Si eres un chico muy bueno,
yo podría ser persuadido para volver y atender eso por ti.

Por mucho que quisiera atrapar a Caleb por tratarlo de esta manera,
McBride estaba mucho más interesado en conseguir que Caleb le diera la recompensa
de una liberación. —¿Con la boca?.

—Ya veremos. —Se levantó y se alejó rápidamente antes de que McBride


pudiera decir algo.

Cuando Caleb se fue, McBride lo oyó emitir órdenes. Caleb le dio al


mayordomo instrucciones muy específicas sobre lo que debería traer para que
McBride comiera. En lugar de gritar que él podía escoger su propia comida, dejó que
eso sucediera. Con su energía menguante, se dio cuenta más que nunca de la
importancia de elegir sus batallas. Además, había algo increíblemente dulce en que
Caleb se preocupara por él. El único problema era que tan pronto como McBride

~ 32 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

mejorara, Caleb se mantendría fiel a su amenaza. Si McBride no se deshacía de


Jonas, Caleb iba a irse.

~ 33 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 5

Cuando oyó el sonido de la actividad detrás de él, Devon se había aliviado.


Finalmente, tendría ayuda.

Sin embargo, ese sentimiento fue de corta duración cuando la primera cosa
que salió de la boca de Caleb fue una orden de que Devon no quería seguir.

―Aléjate de él, Devon. No sabemos si está enfermo.

―No está enfermo. ―Devon hundió sus rodillas más adentro en la suciedad
negra como si se plantara. No tenía ninguna intención de irse. ―Nunca pregunté tu
nombre.

―Karsten.

―Karsten, ―Devon repitió, amando el sonido. Era tan impresionante como


sus brillantes ojos azules y cabello rubio platino.

―Vas a retroceder, y él se va a levantar y volver por el camino que ha venido.

―No, no lo hará. ―Bajando la voz cuando se inclinó más cerca de Karsten,


Devon dijo― Nada puede arrastrarme lejos de ti.

Karsten miró a Caleb y sus ojos se abrieron.

―Sé que es grande, pero no puede obligarme a irme.

―Puedo y haré que te vayas. ―Caleb todavía estaba en el segundo dressiter


más rápido. Desde la distancia que mantuvo y la forma en que tenía las riendas en
sus manos, estaba claro que no iba a estar más cerca de lo que ya estaba. En una
manera, eso era bueno. Devon no quería que Caleb le hiciera daño a su thrall. Sin
embargo, de otra manera, eso era malo, porque Devon no podía mover a Karsten sin
ayuda.

~ 34 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Necesito herramientas para liberarlo.

Cuando Caleb no habló, Devon se volvió. Caleb no parecía engreído, que era
lo que Devon estaba esperando, en su lugar, Caleb parecía exhausto y preocupado.

―No está enfermo ―dijo Devon.

―No lo sabemos.

―Lo sé. ―Devon se volvió. Karsten no se había movido. De hecho, apenas


podía pestañear. Dándose cuenta que la muerte estaba cerca, Devon quería llorar,
pero se dio cuenta de que era el momento en que tenía que endurecer su columna
vertebral y convertirse en el héroe que sólo había leído. ―No voy a dejar que muera
aquí en la tierra como un animal herido.

―Eso es lo que es, Devon. Si no lo has tocado, te sugiero que no lo hagas.

―¿Por qué?

―Porque no te contagiarás de lo que tenga a menos que lo hagas.

―¡No está enfermo! ―Devon se dio cuenta de que finalmente Caleb bajaría
de su montura y lo arrastraría de vuelta a la casa grande. Eran hermanos, pero Caleb
era definitivamente más grande y más fuerte que Devon. Peor aún, Caleb era un
luchador y Devon no lo era. Era fuerte, pero no tanto como su hermano. Si Caleb
quería que él fuera a la casa, él ciertamente podría conseguirlo.

Karsten abrió lentamente los ojos y miró a Devon.

―Está bien. No creo que vaya a vivir mucho tiempo de todas formas.

―No está bien, y no te voy a dejar. ―Devon se inclinó y besó a Karsten. Sus
labios estaban secos, pero a Devon no le importaba. La excitación no era el punto del
beso. Se volvió y miró a Caleb. ―Si él tiene algo, ahora lo tengo yo, también.

Claramente asombrado, Caleb se sentó en su montura mirando a Devon


durante un minuto antes de hablar.

―Eso fue increíblemente estúpido.

―Lo voy a mantener, y eso es definitivo.

―No puedes reclamar un thrall solo porque quieres. McBride tiene que
dártelo.

~ 35 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Esa era la vieja costumbre. ―Devon acarició su mano sobre la frente de


Karsten. Estaba caliente pero no sudaba. De toda la información recogida en los
libros, Devon sabía que era una muy mala señal. Karsten se deshidrató de la pérdida
de sangre y probablemente sólo por respirar el aire caliente y seco. Necesitaba
fluidos. Tristemente, Devon no tenía para darle― El mundo ha cambiado.

Caleb guardó silencio durante tanto tiempo que Devon tuvo que volverse para
mirarlo.

―¿Sabes siquiera qué le pasó a él?

―Se llama Karsten. Y no pedí detalles, pero es bastante obvio.

―Devon, realmente no tenemos opción aquí. No sólo tú y él, sino todos los
hombres de la granja.

―Tenemos una opción. Ya lo he besado y conseguido lo que tiene si tiene


algo, que no lo tiene ―Devon pensó que lo que había hecho era poderosamente
heroico, y peligroso. Podría muy bien morir en su intento de proteger a su nuevo y
frágil compañero― Preferiría morir con él que morir solo.

―Tan romántico como suena, no es nada menos que estúpido.

―Deja de batir tus labios y ve a buscarme un poco de agua y herramientas.

Caleb negó con la cabeza.

―No estoy enfermo.

Devon miró a Karsten.

―¿Qué?

―Los hombres que me ataron no tenían la enfermedad de la sangre.

―¿Cómo lo sabes? ―preguntó Caleb.

―Sus ojos se ponen rojos cuando están enfermos de sangre.

Devon levantó suavemente uno de los párpados de Karsten. Sus ojos estaban
pegajosos pero no rojos. Dio esta información a Caleb.

―No sabemos si está diciendo la verdad.

―¿Por qué mentiría?

~ 36 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Para obtener tu ayuda.

―Es un thrall. No se volvería loco por beber sangre cuando los esclavos no
beben sangre.

―Podría ser un portador. No sabemos cómo se propaga. Por eso lo vamos a


dejar aquí.

―No. ―Devon encontraría una manera de llevarlo a su casa donde él podría


cuidarlo adecuadamente.

―No voy a ayudarte a destrozar tu vida por este thrall enfermo.

Devon se puso en pie de un salto.

―Si no vas a ayudar, moriremos aquí en paz.

Por un momento desgarrador, Devon pensó que Caleb haría precisamente


eso. Levantó las riendas y estaba a punto de dar una palmada en el lado del dressiter
a su alrededor con la bestia, pero algo detuvo su mano. Devon no sabía lo que era.
¿Compasión? Recordó la noche en que Caleb salió al campo para acabar con las filas
de Ollie cuando Ollie estaba demasiado enfermo para terminarlas él mismo. Caleb
había trabajado a la luz de la luna hasta que el amanecer vino. Caleb se negó a tomar
el crédito por lo que había hecho. Devon no entendió hasta que pensó en cómo a veces
los héroes hacían las cosas pero no aceptaban el crédito porque intentaban reparar
algo malo.

Devon no tenía idea de si ese era el caso de Caleb y Ollie. No sabía que Caleb
hiciera nada malo a Ollie, pero no estaba con sus hermanos todo el tiempo. ¿Quién
sabía lo que pasaba cuando él no estaba mirando?.

―Volveré. ―Caleb volvió su montura. Con otro movimiento de la muñeca,


obligó a la bestia a correr.

Dejando atrás una lágrima de gratitud, Devon volvió a su posición de rodillas


sobre Karsten. Utilizó su cuerpo para bloquear la luz del sol, dándole la mayor
comodidad posible.

―Aférrate. Voy a liberarte y luego llevarte a la casa.

Los párpados de Karsten revolotearon.

―Voy a cuidarte hasta devolverte la salud. ―Devon lo dejó en eso. Quería


hacer que Karsten mejorase y luego reclamarlo plenamente como suyo. A pesar de
~ 37 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

que el mundo había cambiado, muchos de los sueños y anhelos dentro de Devon no lo
habían hecho. Quería un compañero completo que estuviera atado a él de todas las
maneras en que un compañero podía estar atado― Cuerpo, alma, y sangre.

Los ojos de Karsten se abrieron de repente y tanto que fue casi aterrador.

―¡Sin sangre!

Asustado, Devon sacudió la cabeza.

―No quise decir eso.

Lentamente, los ojos de Karsten se cerraron. Por un momento, Devon pensó


que había muerto, pero mientras observaba atentamente, el pecho de Karsten se
levantó y luego cayó. El ritmo fue parado y agonizantemente lento, pero él todavía
estaba respirando.

―Juro, que no quise decir que te robaría la sangre. ―Devon miró el desastre
en el cuello de Karsten. Se veía absolutamente horrible. No se podía hacer nada más
que cubrirlo. No es que a Devon le importara eso. Siempre había soñado con un thrall-
de-escaparate, pero ahora, considerando cómo lo radicalmente diferente que era
todo en el mundo era, decidió que no iba a preocuparse de algo tan inmaterial. Lo que
mas importaba era que estar con alguien con quien pudiera compartir su vida. No
sabía mucho de Karsten, pero sabía lo suficiente como para saber que admiraba su
fuerza, su fortaleza y su descarado sentido común. Un hombre débil se habría
rendido y se hubiera quedado colgando allí hasta morir por la pérdida de sangre. No
Karsten. Su instinto de supervivencia entró tan fuerte que había caminado por
kilómetros con un enorme tablón de madera a través de sus hombros y cadenas
impidiendo sus pasos. Pero no había renunciado.

―No te rindas ahora, Karsten. Voy a ayudarte a sanar. Lo juro.

Karsten no respondió.

Finalmente, Caleb regresó, pero no se acercaría. Tan enojado como estaba


Devon, comprendió la reluctancia de Caleb. Si Karsten realmente tuviera algo, lo cual
Devon todavía no creía, Devon seguramente no quisiera extenderlo a todos sus
hermanos. Ya que McBride era ya vulnerable debido a su enfermedad, algo más
probablemente lo mataría.

―He traído agua y herramientas. ―Caleb sacó todo fuera del dressiter y lo
puso a mitad de camino entre donde esperaba su montura y donde Karsten estaba
acostado.

~ 38 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Gracias. ―Devon esperó a que Caleb se retirara antes de moverse para


recogerlo todo. Él estaba esperando que Caleb regresara, pero no lo hizo. ―¿Vas a
sentarte allí y ver?

―Vas a hacer lo que tienes que hacer, y luego voy a escoltarte de vuelta.

Devon consiguió el agua primero.

―Tú y…

―Karsten ―contestó Devon.

―Tú y Karsten seréis puestos en cuarentena en tu casa. ―Caleb suspiró


―Maldita sea mejor que tengas razón acerca de esto, porque no sólo estás poniendo
a todos en riesgo, sino que vas a estar fuera de servicio hasta que determinemos qué
está pasando.

―Entiendo. ―Devon miró a Caleb directamente a los ojos― Pero hice lo


correcto. Si tuvieras medio corazón, entenderías eso.

―Ni siquiera lo conoces, así que no me vengas con ninguna tontería romántica
sobre el amor.

―No dije amor. ―Devon se volvió antes de que Caleb pudiera ver la mirada
esperanzada en su rostro. Él no estaba allí, pero una cosa que él sabía con certeza
era que no podía enamorarse a menos que tuviera un hombre en el que fijar sus
esperanzas.

―Ni siquiera sabes si vivirá.

―Él lo hará. ―Devon se arrodilló y abrió el agua. Dado que Karsten estaba
de espaldas con la cabeza girada torpemente y el frasco tenía forma extraña, él no
vio ninguna manera de darle el agua sin verter la mitad hasta su nariz. Después de
todo lo que había pasado, Karsten no necesitaba eso. La inspiración golpeó cuando él
recordó un poco de una de sus novelas. Devon echó el agua en su propia boca, se
inclinó, presionó sus labios en los de Karsten, y poco a poco lo alimentó con el agua.

Karsten parecía confundido al principio, pero una vez que se dio cuenta de
que Devon le estaba dando agua, abrió la boca y bebió.

―Probablemente ha sido violado una docena de veces.

Devon ignoró a Caleb. No le importaba lo que se le había hecho a Karsten.


Bueno, eso no era cierto. Le importaba, pero no iba a dejar que eso afectara su
~ 39 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

determinación de traerlo de vuelta a la salud. De una manera u otra, él iba a poner a


Karsten en pie y luchando. O en su cama y amoroso. Devon suspiró. Él no debería
poner cualquier demanda sobre Karsten. A pesar de que se había ofrecido a ser el
thrall de Devon, pensó que sólo lo había hecho para la protección. Eso ponía a Devon
alternativamente orgulloso y triste. Orgulloso de que Karsten creyera que podía
protegerlo, pero triste de que no podría estar realmente interesado en él.

―Cualquier puerto en una tormenta ―era una frase que Devon había leído
media docena de veces, pero nunca la había entendido hasta ahora. Karsten era el
barco a la deriva, y Devon era la cala de la comodidad.

―Por lo que sabes, él...

Devon no lo dejó terminar. Levantó la cabeza, escupió la poca agua que había
allí y gruñó.

―¡Cállate! Yo no quiero oír nada más que tengas que decir. Si vas a sentarte
allí y mirar, entonces no hables. He decidido, y no necesito que vomites tu odio.

―No me importa. De todos modos, no escucharías la razón. Todo lo que ves


es un rubio muy pequeño bajo todo ese desastre y tu polla se hace cargo.

―Mi polla no tiene nada que ver con esto. ―Devon volvió a alimentar a
Karsten con pequeños sorbos de agua bajo el ojo vigilante de Caleb.

―Eso sería más creíble si no estuvieras duro.

Después de terminar de darle agua, Devon se volvió.

―Si dices otra palabra, te voy a cargar, te tiraré fuera de ese dressiter, y
luego voy a besarte, pasándote cualquier enfermedad que podría tener. Así que
cállate.

Caleb suspiró, pero se calló.

En su mente, Devon estaba lanzando agradecimientos. Más o menos la última


cosa que él alguna vez quiso hacer era besar a uno de sus hermanos. Él amaba a todos
ellos y los amaba con ferocidad, pero no así. La mera idea prácticamente hizo
revolver su estómago. Preferiría besar a Karsten. Aunque lo había besado en desafío
a Caleb, y luego de nuevo para darle agua, que no era en absoluto el tipo de beso que
Devon quería experimentar. Lo que él quería era la participación voluntaria de
Karsten. Devon quería ver sus ojos cerrarse suavemente mientras sus labios

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

dibujaban más cerca y luego oírlo hacer un gemido inadvertido de sumisión. Devon lo
empujaría más fuerte, y Karsten se rendiría por completo.

Un gemido de dolor arrancó a Devon de su fantasía. Debajo de él, Karsten


estaba parpadeando y mirando alrededor como si acabara de despertar. ¿El agua
había sido suficiente para revivirlo?

―Mantente quieto. Te voy a dejar libre.

Por un momento, Devon pensó que Karsten iba a luchar y tratar de escapar,
pero aparentemente recordó dónde estaba y qué estaba pasando. Él asintió
débilmente, desalojando la camisa que Devon había puesto detrás de su cabeza.
Devon se reasentó y luego se levantó. Sin mirar a Caleb, recuperó lo que parecía una
pesada pinza. Dado que Caleb era el que más a menudo arreglaba las cosas alrededor
de la granja, sin duda eligió la herramienta justa para dejar a Karsten libre. Devon
regresó a donde estaba acostado y comenzó a trabajar en las esposas alrededor de
sus muñecas mientras masticaba pedacitos del metal, vio que las esposas habían
magullado y ensangrentado una buena porción de la parte inferior de los brazos de
Karsten. Considerando cómo su mano derecha estaba posicionada de una manera
extraña al lado, podría estar rota. Él no podría decirlo hasta que lo soltara.

―¿El mayordomo tiene formación médica? ―preguntó Devon a Caleb.

―¿Cómo lo voy a saber yo?

En lugar de enojarse, Devon suspiró. Eso era Caleb. Podía pasar de compasivo
a cruel en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, había traído las cosas que Devon
necesitaba. Supuso que le debía las gracias por eso.

―Gracias por traer las herramientas y el agua.

Caleb no respondió durante tanto tiempo que Devon no pensó que iba a
hacerlo, pero finalmente dijo ―De nada.

―Algún día conseguirás un thrall. ―Devon lanzó un vistazo encima y


descubrió que Caleb estaba sacudiendo la cabeza.

―No, no creo que lo haga. ―Caleb levantó su sombrero, cepilló su pelo largo
atrás, luego bajó el ala sobre sus ojos, protegiéndolos del alto sol.

―Claro que lo harás. Una vez que McBride se mejore y las cosas se
tranquilicen en la ciudad, seremos capaces de encontrar...

~ 41 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Solo termínalo, Devon. Preocúpate por tu hombre allí ya que


probablemente dejaste tu vida por el placer de su compañía. En el mejor de los casos,
tal vez tengas sólo un día o dos con él.

Devon liberó el brazo derecho de Karsten. Con lenta precaución, Karsten lo


bajó a su pecho.

―Gracias.

Devon lo miró y se dio cuenta de que no estaba roto, sino profundamente


magullado. Se puso a trabajar en el otro, pero el metal no quería ceder. Devon pasó
a las esposas alrededor de sus tobillos, liberándolo de aquellas con relativa facilidad,
pero cuando volvió a trabajar en su muñeca izquierda, simplemente él no pudo romper
el metal.

―Ayúdame.

―No voy a llegar a ninguna parte cerca de él. ―Caleb se quedó donde estaba,
en lo alto de su dressiter, la mano en las riendas listo para alejarse si veía a Devon
acercarse.

―Va a morir aquí.

―Tal vez eso es lo que debería ser.

No había suficientes palabras sucias en el mundo para que Devon vomitara


su furia. Estaba desesperado por conseguir a Karsten libre para que pudiera sacarlo
del sol abrasador, remendar sus heridas, y conseguirle más agua y algo de comida.
Todo lo que necesitaba era un poco más de fuerza. Caleb probablemente podría
hacerlo con facilidad, pero no se iba a acercar a Karsten. Devon estaba realmente
solo.

Atacando de nuevo el metal, canalizó toda su furia, miedo y frustración en


un último crujido con la herramienta. Lo que lo impulsó a cavar aún más profundo fue
el grito de agonía de Karsten. Agarrando los bordes de la herramienta la empujó
hasta que los dientes inferiores finalmente se encontraron el medio. Había tomado
todo lo que tenía, pero finalmente había liberado a su compañero.

Jadeando, Devon se retiró, dejó caer la herramienta, luego se agachó para


poder levantar a Karsten en sus brazos. Para su conmoción, Karsten gritó y rodó
sobre su lado.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 6

―¡No! ―Karsten se dio la vuelta, tratando de llegar a la seguridad, pero


estaba tan confundido. El peso del tablero sobre sus hombros y las cadenas que
habían atado a sus pies se habían ido, pero él no entendió qué les había pasado. Todo
lo que sabía era que tenía que escapar antes de que se cansaran de beber su sangre
y lo giraran así ellos podrían...

―Karsten, ¡para!.

La voz vibró de preocupación, obligando a Karsten a mirar por encima del


hombro. Un hombre con el pecho desnudo se arrodilló allí, su rostro retorcido de
tormento. Él extendía la mano para Karsten, pero no parecía querer dañarlo. En todo
caso, parecía dispuesto a ofrecerle consuelo. Pero eso no podía ser. Desde que el
mundo se había ido volviendo loco, Karsten sólo había conocido a hombres que querían
usarlo y abusar de él. Este hombre, incluso con su muy amable cara, no sería
diferente.

―Te vas a lastimar más de lo que ya estás.

Karsten respiró hondo y miró a su alrededor. Por lo que él podía decir, estaba
en el medio de un campo de tierra negra. Mirando hacia abajo, descubrió que estaba
en un camino que cruzaba la tierra cultivada a ambos lados de él. El hombre del pecho
desnudo estaba a un lado y a… ¡Zooks! Había un gigante subido en un dressiter de
seis patas. Tenía el sombrero inclinado hacia abajo, y su mirada perversa parecía tan
remachada en Karsten que se sentía fijado en el lugar.

De alguna manera había caído de un grupo de gentrymen sedientos a dos


slammers enormes. Temiendo que ellos simplemente lo echasen de un lado a otro
hasta que estuviera completamente agotado, Karsten estaba tratando de determinar
cuál dirección sería la mejor para correr. Ninguna parte parecía prometedora porque
estaba en medio de ninguna parte. Temiendo su fallecimiento, Karsten se dio cuenta

~ 43 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

de que uno de ellos, el que carecía de camisa e hipnóticos ojos aguamarina, le había
llamado por su nombre. Seguramente, si él lo iba a vender como un juguete sexual,
no iba a molestarse en aprender su nombre. Ese pensamiento llevó a otro que no
podía conocer el nombre de Karsten a menos que él se lo hubiera dado.

―¿Me conoces?

―Si. ―Él se relajó sobre sus rodillas dobladas, lo que hizo que su enorme
pecho no pareciera tan aterrador. Karsten tenía un insano impulso de apoyar la
cabeza contra sus pectorales y llorar hasta que quedarse dormido― Soy Devon. He
estado aquí afuera toda la mañana tratando de liberarte.

―¿Por qué? ―Hasta ahora, nadie le había hecho ningún favor.

Claramente, la pregunta cogió a Devon con la guardia baja, porque sus ojos
se abrieron y se encogió de hombros.

―Porque nunca deberías haber estado atado en primer lugar. ―Devon


extendió su mano― Dije que te protegería, y soy un hombre de palabra.

Karsten miró detrás de él y vio parte del dispositivo al que había estado
atado. ¿Este hombre lo había acompañado y luego le había liberado? Esto no tenía
sentido en absoluto. Y entonces, mientras se sentaba allí sintiendo el sol golpeando
en su espalda y el fresco sabor del agua en su boca, comenzó a recordar.

―Me acorralaron contra un edificio. Había algún tipo de decoración en el


frente, y me ataron a ella para poder alimentarse. ―Karsten recordó la oleada de
adrenalina que lo empujó a darse a la fuga o luchar. Cuando él se dio cuenta de que
no podía hacer eso tampoco, entró en pánico y se desmayó― Tomaron turnos y luego
lucharon unos con otros.

―¿Gentrymen? ―preguntó el gigante del caballo.

Karsten asintió.

―Al principio, los slammers entraron en la casa de thralls. Estaban robando


hombres, así que me escondí, pero llegaron los gentrymen.

―¿Por qué iban a ir detrás de un thrall? ―Era obvio por la mirada de


disgusto en su rostro, que pensó que Karsten estaba mintiendo.

~ 44 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Ese es Caleb, mi hermano. Puedes ignorarlo. ―Devon se acercó cada vez


más, haciendo que Karsten instintivamente retrocediera, pero Devon le ofreció una
botella de agua.

Debatiéndose si debía tomarla o no, la sed de Karsten lo llevó a arrebatarle


el frasco y luego abrirlo. Después de descorcharla, echó el agua fría y clara en su
boca. El sabor trajo de vuelta una vaga memoria de Devon inclinándose sobre él y
dándole agua con su boca. El pensamiento surgió como un rayo sorprendiendo el
placer por su cuerpo, recordándole que todo lo que llevaba era una bata de seda.
Después de un trago largo, volvió a tapar la botella y cerró su bata.

―Quiero saber por qué los gentrymen irían detrás de un thrall si había
slammers alrededor. ―Caleb no parecía hablar directamente con Karsten, pero él
respondió de todos modos.

―Porque los slammers se habían rebelado contra sus amos.

―¿Estaban enfermos? ―preguntó Devon.

―No. Sólo los gentrymen tenían la enfermedad de la sangre.

―¿Cómo lo sabes?.

Karsten fulminó al gigante.

―Lo sé porque estaba allí. ¿Y tú?.

―No me hables así, chico. Creo que no eres más que un trozo de carne
contaminada.

―¡Caleb! ―Devon se puso de pie― Si no vas a escuchar, solo vete.

―No voy a ir a ninguna parte hasta que los pongan en cuarentena.

―¿En cuarentena? ―Karsten estaba desconcertado― ¿Por qué?.

―Porque creo que te has contagiado de alguna enfermedad que está


volviendo a los hombres locos y creo que se la has contagiado a mi tonto hermano. La
única manera de estar seguro es encerrarte hasta que aparezca.

―Sólo los gentrymen...

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Eso es lo que dices, pero no lo sé. Incluso si sólo los gentrymen padecen la
locura de sangre, eso no significa que no lo atrapen de los slammers o de los thralls.
―Caleb sacudió su cabeza y reasentó su sombrero.

―Cuando padecen la enfermedad, sus ojos se tornan sangrientos. Estaban


tan hambrientos de sangre que atacaban a cualquiera, todo el mundo, sin prestar
atención a su clase. Tan pronto como eran descubiertos, fueron asesinados.

―¿Derramando su sangre? ―La voz de Devon era muy baja y sin aliento.
Karsten no tuvo que preguntar para saber que estaba asustado. Si la enfermedad se
transmitía por la sangre, extendiendo la sangre contaminada le daría más
oportunidades para infectar a otros. Y ahora entendía por qué Caleb lo llamaba un
trozo de carne contaminada. Él pensó que Karsten había sido infectado, pero no lo
había sido. Hasta donde él sabía, sólo los gentrymen padecían la enfermedad.

―Ellos les pegaban un tiro a una distancia y luego usaban ganchos para
arrastrarlos lejos.

―¿A dónde? ―preguntó Caleb, su duda aún más evidente.

―No vi esa parte ya que estaba atado. ―Pero Karsten había visto enormes
torres de humo en el borde lejano de ciudad. Estaba bastante seguro de que ellos se
llevaban los cuerpos y los quemaban.

Caleb tuvo la gracia de parecer avergonzado, pero nunca apartó la mirada


de Karsten.

―¿Qué más has visto? ―Devon se inclinó hacia delante un poco, claramente
deseoso de oír más, pero rápidamente retrocedió― No importa. Probablemente lo
último que quieres hacer es revivirlo.

―No. Necesito contárselo a alguien. Podría ser uno de los únicos


sobrevivientes.

―Vamos a ir a la casa primero. Necesitas atención médica. ―Devon se


levantó y ofreció su mano.

Durante mucho tiempo, Karsten lo miró. Deseaba desesperadamente creer


que sus intenciones eran puras, pero nunca había conocido a un hombre que no fuera
egoísta hasta cierto punto. Sin embargo, si se negaba, iban a enviarlo de vuelta a la
ciudad. Karsten no tenía ni idea de cuántos seguían vivos, pero no creía que duraría
mucho. Él no era lo suficientemente grande o lo suficientemente agresivo como para
luchar. Ese pensamiento lo llevó directamente a la memoria de darse a sí mismo a

~ 46 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Devon con el fin de obtener seguridad personal. Tragó saliva con dificultad. Como ya
había cambiado su cuerpo para la protección, él no tenía ninguna opción sino ir con
Devon y hacer su mejor intento para complacerlo.

Levantando la mano, Karsten se apoderó de la de Devon. Su mano era fuerte,


callosa, pero poderosamente reconfortante.

Una vez que estaba de pie, se estremeció y habría caído, pero Devon lo
levantó en sus brazos.

―Te tengo.

Karsten se aferró a sus hombros. Por primera vez en días, se sintió seguro.
Le preocupaba lo que él tendría que hacer por Devon, pero mejor en los brazos de un
hombre en lugar de un grupo frenético. Además, si él era cuidadoso, podía mejorar
y luego huir si Devon resultaba ser cruel.

―Mueve esas cosas de la carretera.

―Lo haré. ―Devon gruñó a su hermano― Déjame llevar a Karsten a mi


montura.

Usando extrema precaución y cuidado, Devon levantó a Karsten arriba sobre


el dressiter. La bestia estaba bien entrenada y se mantuvo firme. Karsten se sentó
y esperó, observando cómo Devon tiró de la tabla y las cadenas a un lado de la
carretera. Cuando lo hizo, todos los músculos de su espalda y brazos se tensaron,
mostrando lo increíblemente poderoso que era. Tomó su camisa, la cepilló, luego se
la puso, pero no la abrochó. De alguna manera, eso lo hizo aún más sexy. Confuso,
Karsten se volvió y sacudió la cabeza. ¿Cómo podía sentirse atraído por alguien
después de lo que había pasado? Devon era sólo otro bebedor de sangre que exigiría
que Karsten descubriera su cuello por su sed. El pensamiento solo le hacía sentirse
enfermo. Después de todo lo que había visto y sufrido, Karsten no tenía intención de
dejar a nadie beber de él de nuevo.

Tan pronto como los artículos estaban fuera del camino y Devon puso las
herramientas en las manos de Karsten para asegurarlas, Devon subió al dressiter,
sentado detrás de Karsten. Él era cálido y olía a suciedad, sudor, y algún tipo de
jabón. Era una agradable mezcla que relajó a Karsten hasta que sintió la dureza de
su polla presionando contra su trasero. Estaba semi duro, y su respiración, que
Karsten sintió contra su cuello devastado, se aceleró, indicando su excitación.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Tenso, porque temía que Devon simplemente bajara la cabeza y mordiera,


trató de hacer algo para distraerlo. Ya que contar la historia de lo que había visto
parecía mantener a ambos slammers entretenidos, Karsten continuó con eso.

―Me preguntaste qué más había visto.

―No tienes que hablar de eso ―Devon le calmó― No, a menos que quieras.

―Quiero. ―Karsten pensó que necesitaban saberlo, y distraer a Devon con


cuentos de terror mantendría su excitación controlada― Creo que llevaban a los
muertos y los quemaban.

Caleb se volvió y miró hacia atrás, pero no hacia Karsten. Pensó que Caleb
estaba mirando hacia donde estaba la ciudad, probablemente buscando humo.

―Veo un poco de humo, pero nada como si cuerpos estuvieran siendo


quemados.

―Depende de cuántos queden. ―Devon había retorcido la parte superior del


cuerpo para mirar hacia atrás, pero se dio la vuelta y colocó sus manos a ambos lados
de Karsten para agarrar las riendas.

―Cierto. Para cada pregunta, tiene una respuesta.

―No tienes que creerme ―ofreció Karsten― Siempre podrías ir a la ciudad


y ver por ti mismo.

Caleb hizo una mueca y volvió su atención. Con un clic y un chasquido de sus
muñecas, Caleb puso su montura en movimiento y Devon siguió su ejemplo. Dado que
la bestia tenía seis patas, siempre había dos conjuntos de pies en la tierra en
cualquier momento en particular, haciendo el viaje increíblemente suave.

―Ellos no renunciaron a sus slammers voluntariamente. Los slammers se


rebelaron.

Eso hizo que Caleb volviese su cabeza con tanta rapidez que casi se quitó el
sombrero. Se las arregló para salvarlo teniendo reflejos rápidos. Cogió el sombrero
entre dos gruesos dedos, pero en lugar de colocarlo en su cabeza, lo sostuvo en su
regazo. Su largo cabello negro brillaba a la luz del sol. Era obvio que los dos hombres
eran hermanos, pero donde Devon había cortado sus cabellos casi hasta la raíz, Caleb
permitió que el suyo creciera hasta el centro de su espalda.

~ 48 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―¿Se volvieron contra sus amos? ―Caleb estaba claramente horrorizado


por la idea como lo demostraba su cara.

―Los que yo vi lo hicieron.

―Descríbeme lo que viste.

―No dejes que te intimide, ―Devon susurró en el oído de Karsten,


haciéndole temblar todo el camino hasta sus dedos desnudos

―Está bien. Por lo menos lo mantendrá ocupado. ―Karsten esperaba que lo


mismo pudiera decirse de Devon. Pero él no estaba acariciando a Karsten o tratando
de presionarlo más fuerte en su pene erecto. Devon tenía los brazos alrededor de
él, sosteniéndolo centrado en la montura mientras que él instaba a la criatura. Para
todos los efectos, Devon estaba simplemente dándole un paseo y nada más. Era
curioso para Karsten que temiera que Devon intentara seducirlo pero también se
sintió molesto cuando no lo hizo. Voluble, tu nombre es Karsten.

―¿Y bien? ―Caleb miró hacia atrás.

―Supongo que los slammers se dieron cuenta de que eran muchos y los
gentrymen eran pocos. ―Karsten recordó la mirada de libertad jubilosa en los ojos
de los slammers mientras vagaban por las calles― Algunos eran tan atrevidos que
arrojaron a sus amos en los cepos y se turnaban en para usarlos.

―¡Zooks! ―La mano de Devon apretó las riendas― Yo nunca le haría eso a mi
amo.

Karsten se sorprendió al ver una sonrisa tortuosa girar hasta el borde de la


boca de Caleb. Oh, no. ¿Había puesto la idea de rebelión en su mente? Era lo último
que Karsten quería. Esperaba que la granja a la que lo llevaran fuera un pequeño trozo
de normalidad en un mar de caos.

―¿Pero la ley no intentó detenerlos? ―preguntó Devon.

―Ellos... ―Karsten se calló, inseguro si debía decirles la verdad. No quería


dar al gigantesco Caleb más ideas de las que ya tenía, especialmente cuando se hizo
muy claro que era tan inteligente como intimidante.

―¿Qué? ―preguntó Devon.

―Fueron los primeros en irse, ¿no? ―preguntó Caleb mientras miraba


directamente a los ojos de Karsten. Si mentía, Caleb lo sabría. En vez de contestar,

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Karsten asintió― Ya me lo imaginaba. De lo contrario, no podrían escapar con sus


merodeadores.

―Por favor, dime que tu granja no es así. ―Karsten temió que se hubiera ido
de la sartén al fuego cuando ninguno de los dos habló.

~ 50 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 8

―Sé que parece un poco abrumador, pero yo creo que es la mejor manera de
empezar. ―Devon levantó el cortador de cuero de nuevo. Él estaba sentado en su
mesa de la cocina al otro lado de Karsten con la luz del sol por la tarde que entraba
por la ventana. Sería un hermoso día si no fuera por toda la tragedia― Juro que no
voy a intentar nada.

Karsten asintió y luego hizo una mueca, levantando la mano a su garganta.

―Yo sé lo que significa para un thrall ir sin collar, pero no podemos empezar
la curación hasta que consigamos el tuyo fuera. ―El viaje de regreso a casa había
sido sin complicaciones y en silencio después de que Karsten preguntó si su granja
era tan anárquica como la ciudad de Woven Spire. Ni Devon ni Caleb habían ofrecido
una respuesta cuando su amo estaba fuera de combate y Caleb daba órdenes a
petición del compañero de su amo. Devon no quería que Karsten se preocupara por
una situación que estaba perfectamente bien. Caleb estaba manejando las cosas de
forma temporal. Pronto, McBride estaría de vuelta, y él tomaría las riendas de la
granja con su habitual mano firme y mente abierta.

―No lo quiero fuera. ―Karsten alcanzó arriba y probablemente se habría


aferrado a la pieza estropeada de cuero de color rosa, pero no podía sin lastimarse.

―Lo sé. Pero tu cuello... ―Devon se apagó debido a que no estaba seguro de
cómo decir a Karsten que su cuello parecía una cicatriz acribillada de carne cruda―
Me comprometo a conseguirte otro.

Karsten bajó la cabeza y frunció el ceño.

―Cierto. Porque ahora eres mi dueño.

―No. Yo no. ―Devon quería extender la mano y poner una mano


tranquilizadora sobre el hombro de Karsten, pero temía que cualquier contacto sería

~ 51 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

tomado por el camino equivocado. Teniendo en cuenta lo que había pasado, Karsten
era terriblemente frágil justo ahora. Devon juró que no haría nada para que su
situación empeorase.

Levantó la cabeza de Karsten.

―Pero me di a ti.

―Tú hiciste eso porque estabas asustado por la posibilidad de ser utilizado
por una granja llena de slammers lujuriosos. ―Devon no se hacía ilusiones sobre la
oferta de Karsten― Tienes un increíblemente fuerte sentido de auto preservación.

―Si soy tan fuerte, ¿cómo es que terminé atado al edificio en primer lugar?
―Karsten se dejó caer, su derrota estampada claramente en su lenguaje corporal.

―Eso no fue tu culpa. ―Devon lo interrumpió antes de que Karsten pudiera


ir más lejos― Ellos eran muchos, y tú eres sólo un hombre

―Chico. Eso es lo que tu hermano siguió llamándome.

―Caleb puede ser un culo total. ―Devon estaba molesto con Caleb por su
comportamiento áspero. McBride podría haber hecho lo mismo, pero desde luego lo
hubiera manejado de manera diferente― Sin embargo, su opinión es sólo eso, su
opinión. No es mía y de nadie más. Creo que eres increíble.

Un ceño fruncido dudoso arrugó la cara de Karsten.

―Tuviste que ser fuerte para venir aquí después de lo que pasaste. ―Devon
ofreció más comida, pero Karsten negó con cabeza.

―Estoy lleno.

Devon no pensaba que era del todo cierto. Dada la lentitud con que
masticaba, y cómo él hizo una mueca cuando tragó, Devon pensó que le dolía comer
ahora mismo. Pero pronto, estaría mejor, y luego Devon tendría a Ollie haciéndole
todo tipo de alimentos ricos para engordar. No es que hubiera algo malo con el cuerpo
de Karsten, sólo que sus verdugos claramente no se habían molestado en darle de
comer en días.

Karsten envolvió su bata un poco más apretada alrededor de sí mismo, por


lo que se dio cuenta de que Devon lo estaba mirando.

Avergonzado, no por mirar, sino porque le había dado la impresión


equivocada a Karsten, Devon se levantó y tomó los platos de la mesa hasta el borde
~ 52 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

del fregadero. Su cookbot limpiaría, pero mover las cosas de la mesa le dio a Devon
algo que hacer.

―Creo que se puede cortar. Si de verdad quieres.

Devon dio un suspiro de alivio. Era una pequeña muestra de confianza, pero
él la tomaría. Karsten iba a ser difícil de manejar, pero siempre y cuando Devon
pusiera primero sus necesidades, él sería capaz de ayudarlo a curarse. Y luego un
tirón sobre su corazón lo hizo agarrar el vaso en su mano. ¿Y si estaba haciendo a
Karsten todo mejor para que pudiera ir a otro hombre?

Ollie dijo que no quería un compañero porque quería centrarse en la cocina,


pero eso fue antes de que el mundo se volviera loco. Además, Renner y Caleb no
tenían compañeros. Ambos eran grandes y bien parecidos. Incluso aunque a Karsten
no le gustara Caleb, él no había conocido a Renner, que era mucho más guapo que
Devon. O él siempre lo había creído.

―¿Devon?

―Cierto. Lo siento. Estaba pensando en qué más necesitas. ―Se volvió y fue
tomado por sorpresa por la belleza de Karsten. El sol estaba brillando en el suelo de
color beige, iluminando su cabello rubio claro y oscureciendo todas sus heridas.

Cuando fuera así, estaría a un paso de ser perfecto. Dada la oportunidad,


sus hermanos, probablemente, lucharían hasta la muerte por él. Cuando Devon
levantó la herramienta, puso en duda su brillante idea dejar a Karsten sin collar. Si
hubiera cerrado la boca, el impresionante esclavo sería suyo por siempre. Pero su
corazón heroico se negó a dejarlo aprovecharse. Incluso cuando vio su deseo más
profundo escabullirse, él no podía obtener sus sueños mintiendo, engañando, o
robando. Karsten sólo se había ofrecido a él porque no tenía nada más para negociar.

―Tú no lo harás... ―Karsten se fue apagando, su amplia, curiosa mirada


saltando de la cara de Devon a la mesa.

―No lo haré. ―Devon juró que se cortaría el pene antes de hacer algo en
contra de la voluntad de Karsten― Estamos atrapados aquí por el tiempo que sea
necesario para demostrar que no estamos enfermos, entonces nosotros deberíamos
ser honestos el uno con el otro. ―Después de colocar la herramienta bajo el collar
tan suavemente como pudo, Devon mordió lentamente en el cuero. Al igual que todos
los collares de thralls, había una cinta de metal que les hacía más difícil de eliminar.
Las casas de thralls instalaron la cinta para impedir que alguien robara sus

~ 53 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

mercancías, pero si ellos eran bastante valientes para robar a un hombre, entonces
no tendrían ningún problema cortando su señal de protección.

―¿Honestos?― Preguntó Karsten.

―Creo que eres muy hermoso.

Karsten tiró de los bordes de la túnica más estrechamente juntos.

―Pero yo soy un hombre de palabra.

―¿Lo eres?

―Lo soy.

El ceño fruncido de Karsten sólo se profundizó.

―¿Por qué te pones triste? ―Devon había estado esperando tranquilizarlo,


pero sus palabras tuvieron claramente el efecto contrario― Porque quiero ser un
hombre de palabra, también. ―Karsten miró hacia Devon, sus ojos azules tan
brillantes que eran como un cielo de verano lleno de estrellas― Me entregué a ti.

Devon anuló la herramienta y se puso en cuclillas para que él y Karsten


estuvieran más a la altura.

―Lo sé. Y yo pienso que eres un hombre de palabra.

―Pero…

―Te voy a hacer una propuesta. ―Devon no quería que Karsten gastara su
energía limitada preocupándose― Una vez que estés bien, tú puedes darte a mí otra
vez, pero sólo si realmente quieres.

―Eso suena como hacer trampa.

―Yo no lo creo. ―Devon colocó su mano sobre el hombro de Karsten,


satisfecho cuando él no se inmutó― Creo que es justo darte tiempo para sanar, y
luego tú mismo puedes darte a mí. De esta manera, tú sigues siendo un hombre de
palabra, pero no tienes que preocuparte por ello en este momento. ¿Está bien?.

Una lenta sonrisa levantó los bordes de los suaves labios de Karsten.

―Está bien.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

―Ahora. ―Devon se levantó y recuperó su herramienta― Vamos a quitarte


esto.

Con su trato acordado, Karsten se relajó, lo que hizo cortar el collar mucho
más fácil. Tristemente, cada incremento de progreso reveló más del daño horrible.
Marcas de dientes eran excavadas hacia arriba, casi como si ellos hubieran cavado
un diente en el collar para levantarlo encima entonces usaron otro diente para
extraer la sangre. Karsten eventualmente se curaría, pero llevaría un anillo de
cicatrices alrededor de su cuello, y Devon dudaba que alguna vez daría la bienvenida
a la mordida de un amante. Mientras que Devon estaba reflexionando sobre la idea
de tener un compañero al que nunca morder, él golpeó la parte metálica del collar.
Para su sorpresa absoluta, la banda comenzó a estrecharse.

―Qué… ―La voz de Karsten se cortó cuando el collar siguió encogiéndose.


Horrorizado, Devon no cedió ante el miedo. Él empujó la herramienta debajo de lo
que quedaba del collar y derramó toda su fuerza en cortarlo del cuello de Karsten.
Después de gastar su energía liberándolo de las esposas, no creía que le quedase
energía, pero sabía que Karsten moriría si no se empujaba a profundizar en sus
límites. Justo cuando pensaba que iba a perderlo, la banda se rompió, volando del
cuello de Karsten y golpeando el suelo.

Jadeante, Karsten extendió la mano, envolvió con sus brazos alrededor de


la cintura de Devon, y se echó a llorar.

Después de lanzar la herramienta a un lado, Devon lo levantó.

―Ahora estás bien.

Karsten siguió llorando mientras todo su cuerpo temblaba.

Devon iba a tener que lavarlo para poder vendar sus heridas, pero en este
momento pensó que Karsten necesitaba confort y dormir mucho más. Unas cuantas
horas más no iban a importar de una manera u otra. Dado que él había crecido en la
cárcel, pasó un breve tiempo en la casa del pueblo de Jonas, y luego vino aquí a la
granja, Devon no había visto una gran parte del mundo. Pero ni una sola vez en sus
sueños más salvajes había imaginado alguna vez algo tan horrible como un collar que
aplastaría la vida de un thrall si fuera manipulado. La única razón de hacer algo tan
vil era o impedir al thrall fugarse, que era poco probable dada la forma en que fueron
condicionados para ser completamente sumisos al amo thrall y a su compañero
definitivo. Lo que significaba que la verdadera razón de hacer algo como eso era que
preferirían matar al thrall antes que dejar que alguien lo tuviera de forma gratuita.
Eso era bárbaro. Devon imaginó a algún slammer robando a un thrall y luego cortando

~ 55 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

el collar para que pudiera poner el suyo propio para demostrar su condición de
propietario sólo para darse cuenta demasiado tarde que había matado lo que había
codiciado.

Si no fuera por una herramienta muy fuerte y una fuerza extraordinaria,


Karsten habría muerto en su cocina. Devon lo sostuvo un poco más apretado,
agradecido de que él había sido capaz de salvarlo. Pero más que nada, el collar
recordó a Devon que él habría preferido dejar a Karsten ir que estrangularlo para
mantenerlo como su posesión.

~ 56 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 9

Karsten nunca había estado tan asustado. Incluso cuando los gentrymen lo
acorralaron y se turnaron para morderle, no fue tan aterrador como la fracción de
segundo cuando sintió que su collar le estaba matando. Si no hubiera sido por la
reacción rápida de Devon, Karsten sabía que habría muerto. El alivio le hizo llorar,
pero luego saber que Devon no era el tipo de hombre que se aprovecharía de él sólo
le hacía llorar más.

Karsten todavía no entendía a Devon, pero suponía que eso no importaba


tanto como saber, saber absolutamente, que podía confiar en él. Cuando Devon llevó
a Karsten a su dormitorio y colocó a Karsten en su cama, sabía que Devon ni siquiera
intentaría nada raro. Devon no era ese tipo de hombre. Tal como sospechaba, cuando
Devon le acomodó, se volvió para irse.

—Por favor, quédate conmigo. —Karsten apenas pudo hablar entre jadeos.

—Estaré justo al final del pasillo.

—Por favor.

Devon asintió y después se metió bajo las sábanas. Tan pronto como se
tumbó sobre su espalda, Karsten se acurrucó contra él, apoyó la cabeza en su pecho
y lloró hasta que sus ojos se secaron y sus jadeos se suavizaron a ocasionales
suspiros. Después de mucho tiempo de silencio, Devon preguntó —¿Te sientes
mejor?.

Karsten se levantó y pasó la mano por la piel de Devon. —Te he puesto


perdido.

—No me importa. —Devon se secó las lágrimas con las sábanas— Ya está.
Ahora está todo mejor. —Se palmeó el pecho.

~ 57 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Karsten se sentó de nuevo con gratitud. —Gracias.

—De nada.

—Lo digo en serio. —Karsten besó impulsivamente el pecho de Devon—.


Habría muerto dos veces sin ti.

—De verdad quiero decir que de nada. —Devon besó la parte superior de la
cabeza de Karsten. Fue un gesto dulce que logró transmitir atención y respeto en la
misma medida.

Si Karsten no había aprendido nada más en la casa de los thralls, había


aprendido que todos tenían aristas. Los hombres no hacían cosas por la bondad de
sus corazones. Hacían cosas porque querían algo. Karsten había dado su persona a
Devon, pero Devon había puesto esa oferta en espera hasta que Karsten estuviera
bien. ¿Estaba cuidando de él para que en última instancia pudiera usar a Karsten para
apaciguar sus lujurias? La idea de que el poderoso cuerpo de Devon se elevara sobre
él, llenándolo, complaciéndolo no era tan espantosa. De hecho, la idea hizo que
Karsten se estremeciera de deseo. Pero la idea de que él empujara la cabeza de
Karsten hacia un lado para poder morder su cuello y beber su sangre, esa visión
quería sacar a Karsten de la cama y colocarlo en la pared más lejana. La única razón
por la que Karsten no cedió a ese impulso fue porque confió en Devon. Seguramente,
si él fuera un slammer malvado y egoísta, no habría hecho ni la mitad de lo que había
hecho. La acción que habló más fuerte fue cuando Devon le dio agua con su propia
boca. No tenía miedo de contagiarse de ninguna infección. La única preocupación de
Devon era darle a Karsten lo que tanto necesitaba.

—¿Estás solo? —Karsten pensó que eso podría explicar por qué Devon había
ido tan lejos para salvarlo.

—No más que los demás, supongo. Desde siempre he sido yo y mis hermanos,
pero nos hacemos buena compañía.

Karsten asintió contra su pecho. —¿Todos ellos tienen thralls?.

—No todos. Pero casi.

Otra pregunta vino a la mente, pero Karsten se durmió antes de poder


preguntar. Cuando despertó, la habitación estaba oscura, y Devon ya no lo acunaba.
Karsten se encontró acurrucado en una almohada. Su aguda decepción dio paso a la
curiosidad cuando oyó el sonido de las salpicaduras de agua. Tocó bajo el almohada y
encontró que la cama estaba caliente, lo que indicaba que Devon se acababa de

~ 58 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

levantar. Se levantó y cerró los bordes de la bata, pero luego los soltó. No tenía el
lazo de la prenda. Además, no creía que el fino escudo de seda lo protegiera de
Devon.

Justo fuera de la puerta del dormitorio había otra puerta. Estaba cerrada,
pero por los sonidos, Karsten sabía que era un cuarto de baño y Devon estaba dentro.
Inclinando la cabeza, apretó la oreja hacia la puerta. Él no estaba duchándose pero
parecía estar chapoteando en la bañera. La imagen del hombre grande y duro en un
baño lleno de burbujas hizo sonreír a Karsten.

Sin pensar en lo que estaba haciendo, Karsten levantó la mano y golpeó la


puerta. —¿Devon?.

—¿Si?.

—¿Puedo entrar?.

—Um... claro. —Devon le dio permiso después de algunos sonidos apresurados


de salpicaduras.

Karsten abrió la puerta y descubrió que no había burbujas, pero Devon no


las necesitaba.

—Sé cómo se ve esto.

—¿Cómo se ve? —Karsten se esforzaba por no reír, pero unas risitas se las
arreglaron para salir de todos modos.

—Parece que soy una especie de... pato extraño.

Ese comentario hizo que Karsten se riera tanto que casi se dobló. Devon
estaba en una tina muy grande rodeada de patos flotantes de amarillo brillante.

—¿Puedo meterme? —Karsten casi arrepintió, pero de nuevo, se sintió a


salvo con Devon. Un hombre que tomaba baños en vez de duchas y permitía que un
batallón de patos llenara la superficie del agua no era un hombre propenso a lastimar
a nadie.

Devon apartó algunos de los patos a un lado. —Ven.

Karsten se quitó la bata y luego se metió en el agua. Al principio, se sentía


tan caliente que casi parecía picar, pero luego se acostumbró y encontró que el calor
era calmante.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Entra despacio —Devon estaba tratando de mantener a los patos


acorralados en su lado de la bañera, pero ellos se las arreglaron para deslizarse y
flotar hacia Karsten.

Mientras los patos se apretaban contra sus piernas, soltó una risita. —
Pequeñas cosas amigables.

Devon dejó de tratar de dirigir a los patos. En su lugar, se volvió hacia el


grifo que estaba montado en el lado de la bañera. —¿Quieres que enfríe el agua?.

—No. —Lentamente, Karsten se hundió hasta que se sentó con las piernas
cruzadas en el agua frente a Devon. La bañera debe haber sido personalizada ya que
era bastante profunda. Ahora que estaba completamente sumergido, los patos
parecían perder el interés en él y se movían sin rumbo fijo.

—Siento la necesidad de explicarme.

—Bueno. Pero creo que encontrarte en una bañera llena de patos es lo más
lindo del mundo.

Una sonrisa transformó la cara de Devon. Pasó de lindo a devastadoramente


apuesto tan rápido que fue como magia. —¿Es eso así?.

—Claro que si. —Karsten extendió la mano y empujó uno de los patos hacia
Devon.

—Los encuentro muy calmantes. —Devon gentilmente empujó un pato para


que se moviera hacia Karsten.

Verlos moverse sobre la superficie del agua era como ver caer las hojas. —
Durante el otoño, me gustaba sentarme junto a la gran ventana en el salón y ver las
hojas caer de los árboles. Dado que la casa de thralls tenía docenas de diferentes
tipos de árboles, las hojas eran de diferentes tamaños y colores. Era como el confeti
de la naturaleza, y era muy reconfortante verlo.

—Suena hermoso.

—Lo era.

—¿Extrañas la casa de thralls?.

—De alguna manera si, pero no tanto. —Karsten tiró de uno de los patos bajo
el agua y luego observó como salió disparado a la superficie—. Echo de menos la
camaradería. Mis compañeros thrall y yo pasábamos mucho tiempo juntos, hablando
~ 60 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

de lo que habíamos aprendido y especulando sobre a qué clase de slammer se nos


podría dar.

—Por eso me gusta vivir con todos mis hermanos. —Devon tomó una botella
de un lado y se echó champú en su cabello. Ya que era muy corto, no tomó ni mucho
tiempo ni producto en absoluto—. Tuvimos suerte de ser comprados en grupo.

—¿Hablabais de conseguir compañeros?.

Devon asintió. Sacó una copa grande del lado de la bañera, la llenó de agua y
luego la dejó caer sobre su cabeza, lavando las burbujas. Karsten observó cómo la
espuma se deslizaba por sus hombros y luego por su pecho bronceado. Mirando a
Devon, Karsten se dio cuenta de su propio cuerpo.

Cuando Devon le entregó la botella, Karsten pensó primero que quería que le
enjabonase, pero se dio cuenta de que Devon quería que se lavara el cabello al
entregarle la taza también. Karsten se humedeció el cabello y luego lo removió. De
acuerdo con el tono de su baño compartido, se peinó el cabello con los dedos como
rastrillo. La risa de Devon llenó la pequeña habitación, haciendo sonreír a Karsten.

—Necesitas unos pequeños rizos para enmarcar tu cara. —Devon se acercó


y hizo círculos con la punta de sus dedos—. Pareces una de esas estatuas en la plaza
del pueblo.

—¿La del chico griego? —Era la única estatua en la que Karsten podía pensar
que tenía rizos en la cara.

—Sí. Me recuerdas a él.

Eso hizo que Karsten bajara un poco la cara. No era de extrañar que Devon
le diera una respuesta a su promesa. Le veía como un niño y no como un hombre. —
Tengo dieciocho años. —Apenas había cumplido de edad salió a subasta, pero el hecho
era que era mayor. A Karsten no le gustaba la idea de ser rechazado por algo que no
era cierto. O tal vez no le gustaba la idea de que Devon lo rechazara. Los otros
hombres en la plaza lo querían desesperadamente, pero este slammer no. Era confuso
que cuanto menos le perseguía Devon, más lo deseaba Karsten.

—No lo pareces.

Karsten levantó la cara desafiante. —Bueno, pero lo soy.

~ 61 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Los ojos de Devon se abrieron de par en par, revelando su sorpresa ante la


reacción de Karsten. —Bueno. Supongo que te ves más joven ya que eres más pequeño.
Tengo veinticuatro años.

Karsten se dio cuenta de que no estaba dando cuenta de su madurez a Devon


por comportarse como un niño petulante. Se llenó el vaso con agua y se enjuagó el
cabello.

—Tengo un buen jabón también. Devon ofreció la pastilla verde.

—Parece nuevo.

—Quería oler agradable para ti. —Una mirada de culpabilidad horrorizada


cruzó la cara de Devon—. Quiero decir, ya que estamos atrapados en mi casa quién
sabe cuánto tiempo, pensé que sería algo bueno. Oler bien. Por ti y por mí.

Karsten asintió. Buscó el jabón pero de repente cambió de opinión.

Por un momento pensó que Devon iba a decir que no, ya que dejó caer el
jabón en el agua, pero tomó el jabón en sus manos temblorosas. Karsten se dio la
vuelta, preguntándose por qué Devon temblaba. Obviamente no era miedo, ya que
Karsten era probablemente menos de la mitad de su tamaño.

Con tierno cuidado, Devon acarició la barra de jabón sobre los hombros de
Karsten. Después de acumular un poco de jabón, soltó el jabón y ahora sólo sus manos
pasaban sobre la piel de Karsten. El temblor se había ido, pero Karsten sintió que su
respiración no era tranquila ya que estaba soplando erráticamente contra su piel
húmeda.

—¿Tienes frío? Tienes la piel de gallina.

Karsten no pudo responder porque toda la sangre de su cuerpo fluía lejos de


su cerebro y hacia su polla.

Devon no parecía preocupado. Utilizó la taza para verter agua caliente sobre
los hombros de Karsten, lo que sólo le hizo temblar más fuerte. Ahora entendía por
qué las manos de Devon temblaban. Estaba excitado. Y también lo estaba Karsten.

Girando, Karsten encontró que las pupilas de Devon estaban dilatadas y sus
labios estaban entreabiertos y brillantes, dejando claro que los había estado
lamiendo. Ambos eran signos de excitación. Karsten no sintió absolutamente ningún
miedo mientras flotaba hacia Devon. Descubrió que estaba sentado con las piernas
cruzadas, haciendo un asiento perfecto para que Karsten se instalara una vez que

~ 62 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

deslizó sus piernas alrededor de la cintura de Devon. Una vez que estuvo más cerca,
supo que su suposición sobre el estado de excitación de Devon era correcta cuando
su polla, su muy dura polla, se balanceaba contra Karsten bajo el agua.

—¿Estás duro también? —preguntó Devon, aunque era evidente que Karsten
lo estaba— No haré nada...

Levantándose, Karsten apretó la boca contra Devon, besándolo antes de que


pudiera decir algo más. Su resistencia se derritió bajo la persistencia de Karsten.
Tal vez era el hecho de que su honorabilidad contrastaba con su jugueteo infantil, o
tal vez era sólo la forma en que lo miraba con compasión y cuidado. Fuera lo que fuera
lo que atrajo a Karsten de Devon, lo estaba acercando cada vez más y haciéndolo
querer aferrarse más fuerte.

Finalmente, Devon abrió la boca, permitiendo que Karsten deslizara su


lengua dentro. Al mismo tiempo gemían. A diferencia del beso en desafío directo a
su hermano o cuando le había estado alimentando con agua, este beso se llenó de
pasión. Karsten estaba despierto y consciente lo suficiente como para poder
saborear, oler y sentir a Devon. Devon acercó la mano a la pequeña espalda de
Karsten, acercándole, pero no con fuerza indebida. Parecía que lo acunaba como si
fuera rompible. Tal vez lo era, dado todo lo que había sucedido. Pero no se sentía
débil en absoluto. Karsten se sintió fuerte. Él estaba a cargo. Había hecho el
movimiento sobre Devon, no al revés. Si se sentía abrumado y necesitaba detenerse,
sabía que Devon lo liberaría de inmediato y no diría ni una palabra áspera. Eso, en sí
mismo, era el sentimiento más poderoso que Karsten había tenido jamás. Con los
gentrymen, él no tenía ningún poder en absoluto, pero aquí y ahora él estaba a cargo
completo de lo que le sucedía. Lo que prácticamente le tambaleó fue el hecho de que
Devon le dio de buen grado el control. Retrocediendo, Karsten abrió los ojos y miró
a los ojos de Devon. Él parecía felizmente aturdido, pero después preocupado con
líneas arrugadas en su frente.

—Por favor, no pongas esa cara.

—¿Qué cara?.

—Te ves muy preocupado cuando no deberías estarlo.

—Es que no tienes que hacer esto.

—No. No tengo que hacerlo. —Karsten sonrió y le dio otro beso—. Debe
significar que quiero. —Después de otro beso preguntó—, ¿Quieres que me detenga?.

~ 63 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Devon se rió entre dientes. —Esto es mucho mejor de lo que iba a hacer.

—¿Qué ibas a hacer?.

El rostro ruborizado de Devon lo dijo todo.

—¿Te ibas a masturbar en una bañera llena de patos?.

—No son reales.

Karsten no pudo resistirse a burlarse de él. —¿Así que son los patos los que
te excitaron?.

—Oh, sí. —Devon asintió—. En realidad es el color amarillo. Algo sobre su


brillante alegría me pone muy duro.

Karsten rió y cogió uno de los patos. —Supongo que siempre podría tratar
de vestirme como uno. —Algo brilló en los ojos de Devon, pero se fue tan rápidamente
que no estaba seguro de lo que significaba—. Si que podrías.

—Prefiero vestirte con otra cosa.

Y ahora Karsten entendía la mirada. Hace mucho tiempo cuando empezó su


entrenamiento, estaba fascinado por los juegos que practicaban los hombres.
Algunos eran muy creativos en sus escenas sexuales, llegando a tener trajes e incluso
habitaciones enteras decoradas para explorar su fantasía particular. Él y sus colegas
esclavos se habían reído de algunos de los escenarios más populares, pero Karsten
no se estaba riendo ahora. Después de todo lo que Devon había hecho por él, quería
hacer algo él.

—¿De qué me disfrazarías? —Karsten lanzó el pato a un lado para poder


moverse un poco más cerca de Devon. Su respiración era inestable y su mano estaba
en la espalda de Karsten. —Yo... bueno... ¿estás bien con eso?

—Por supuesto. Soy tu compañero después de todo.

—Te dije que no tienes que preocuparte por eso ahora mismo.

—No estoy preocupado. —Karsten lo besó de nuevo. Esta vez se esforzó en


frotarse las pollas. No estaba seguro si era el agua, su escapada de la muerte dos
veces, o el encanto puro del hombre con él que estaba, pero algo tenía a Karsten listo
para estallar—. Déjame ayudarte a hacer lo que planeabas hacer.

—¿Quieres verme masturbarme?

~ 64 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Mirar? No. —Karsten sonrió y envolvió su puño alrededor de la polla de


Devon—. ¿Y si lo hago por ti? —Antes de que Devon pudiera decir que no por algún
sentido del honor, Karsten deslizó su mano hacia arriba y hacia abajo unas cuantas
veces y luego lloriqueó. Justo como había dicho el maestro de thralls, el sonido de la
rendición empujó las necesidades sexuales primitivas de su slammer. En lugar de
seguir resistiéndose, Devon cedió, pero no dominó a Karsten.

Siempre tan cuidadosamente, Devon se levantó, llevando a Karsten con él


para que ambos estuvieran de pie en la bañera. Como el agua estaba tan caliente, sus
cuerpos desprendían vapor. Incluso sin eso para mantenerlos calientes, estaban
creando suficiente calor propia frotando lentamente sus cuerpos.

Karsten se apartó y agarró el jabón. Después de conseguir una buena


espuma, dejó caer la barra y envolvió sus dos puños alrededor de la polla de Devon.
Poniendo en práctica lo que él había leído, procedió a trabajar él en un estado de alta
pasión. Cuando llegó a ser demasiado para él, Devon empujó las manos de Karsten a
un lado, lo acercó y deslizó su pene entre los muslos de Karsten.

Devon no hizo ningún movimiento para penetrarle. Se limitó a dejar la polla


en la estrecha zona donde se encontraron los muslos de Karsten. Cuando Karsten
inclinó las caderas hacia adelante, fue capaz de sentir la polla de Devon frotando sus
bolas. El jabón le dio toda la lubricación que necesitaba para ir más y más rápido. Un
rico olor de especias masculinas llenó el aire, provocándole hambre de más.

—Usa tus dedos en mí, —animó Karsten.

Después de un momento, Devon deslizó su mano por la espalda de Karsten y


luego movió sus grandes dedos alrededor de su agujero. La sensación hizo que a
Karsten se debilitara en las rodillas, pero Devon lo sostenía. Moviéndose y
toqueteándose, Devon también estaba presionando a Karsten contra él para que su
polla se frotase contra el vientre peludo de Devon. —Voy a... no puedo contenerme
—la voz de Devon era desigual, su control claramente se deslizaba.

Karsten se apoyó en los hombros de Devon. Estaba listo para unirse a él en


una poderosa liberación. Justo cuando la polla de Devon tembló entre los muslos de
Karsten, la polla de Karsten se liberó en todo el vientre de Devon. Después de todo
el miedo, el placer que sentía con Devon era profundo. Karsten se elogiaba por dejar
el pasado detrás de él tan rápidamente. Todo fue perfecto hasta que Devon bajó la
boca al cuello de Karsten. Cuando sus labios tocaron las cicatrices, Karsten gritó.

~ 65 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 10

—Voy a cumplir mi palabra, pero a pesar de lo que piensas, cuando llegue el


momento, podré alejarme de ti. —Caleb parecía y sonaba completamente sincero,
pero McBride todavía no le creía. Le pareció que Caleb estaba decidido a
tranquilizarse en vez de convencer a McBride de su sinceridad.

—Sigue diciéndote eso hasta que lo creas.

—Es la verdad. —En lugar de seguir sentado, Caleb se levantó de la silla y se


paró con sus pies separados en postura de un luchador.

—Estoy seguro de que sí. —En lugar de discutir más, McBride se acurrucó
en la cama—. Ahora déjame alimentarme o vete.

Caleb se puso rígido. Su mirada se dirigió desde donde McBride estaba a la


puerta cerrada del dormitorio.

—¿Qué vas a hacer, Caleb? ¿Aprovecharte? —McBride se rió ligeramente,


sabiendo que irritaría a Caleb más allá de las palabras. Sabía que había conseguido
el efecto deseado cuando Caleb cerró el puño— ¿Creía que me estaba protegiendo
contra la misteriosa enfermedad a la que podrías haber estado expuesto?

—Deja de burlarte de mí.

—¿Burlarme? No, yo te estaba tentando. —McBride sonrió y empujó las


sábanas, exponiendo su pecho. Se sentía horrible hace unas horas, pero después de
una buena siesta con Bailey, se sentía mejor—. ¿Por qué no vienes aquí y me das una
lección?

—Para.

~ 66 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Por un momento, McBride tuvo una curiosa sensación de déjà vu, pero con
los papeles cambiados. Recordó que estaba de pie en la casa de Caleb, deseándolo
tanto, pero diciéndose que no podía tener al peligroso slammer porque hacerlo
violaba la ley. Y ahora aquí estaban, sus papeles invirtieron, con McBride jugando el
papel del seductor y Caleb que jugaba el hombre respetuoso de la ley de la moral.

—No se lo diré a nadie —McBride mantuvo su voz baja y callada, imitando el


tono exacto que Caleb había usado con él—. Y ambos sabemos que quieres.

—Sé lo que estás haciendo. —Caleb cruzó sus brazos sobre su pecho desnudo
como si eso pudiera protegerlo de su deseo de ceder. McBride sabía Caleb lo quería
debido a la forma en que sus ojos se oscurecieron y a que el abultamiento en sus
pantalones cortos seguía creciendo. Su deseo no podía ser más claro si llevase un
cartel proclamando la verdad.

McBride apartó del todo las sábanas.

—¿Qué estás haciendo? —Caleb dio un paso atrás, poniendo distancia entre
ellos y efectivamente bloqueando la puerta.

—Voy a lavarme. —McBride se estiró, asegurándose de que Caleb tenía una


muy buena vista. No creía que le hubiera visto completamente desnudo. O al menos
no podía recordar un momento en que lo había hecho. Bits y pedazos aquí y allá, pero
había algo que decir sobre estar totalmente desnudo y totalmente sin vergüenza.
Caleb dio un paso hacia él, su hambre clara, pero de repente, se detuvo y miró a
McBride como si lo hubiera engañado. —No. No quiero unirme a ti.

—Mentiroso. —McBride se llevó la mano a su polla y la acarició


distraídamente—. No creo que haya estado tan excitado después de una siesta.

El comentario produjo el efecto deseado cuando los ojos de Caleb echaban


fuego. —¿Así que ahora me estás diciendo que quieres a Bailey?.

—¿Querer? No no. Tu no entiendes. Estaba diciendo que la siesta me excitó


a mí, no a él. —McBride continuó acariciándose a sí mismo, amando la manera en que
Caleb no podía apartar su mirada de lo que estaba haciendo—. Creo que estaba
soñando contigo.

—¿Conmigo?.

—Algo sobre ti y sobre mí. —McBride suspiró—. Tristemente, no puedo


recordar los detalles, sólo que fuera lo que fuera me excitó. Oh bien. Supongo que
solo tendré que lidiar con esto por mi cuenta.

~ 67 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Caleb se lamió el labio inferior. Su mirada estaba clavada en los movimientos


de McBride. No hizo ningún esfuerzo por apartar la vista, detenerlo o marcharse,
incluso cuando McBride cogió la loción de la parte superior de la mesilla. Después de
verter una generosa cantidad en su mano, él la pasó sobre su polla palpitante.
Apretando el puño más fuerte, forzó su polla entre sus dedos apretados. Mientras
hacía esto, pensó en la boca de Caleb. Cuando miró hacia arriba, Caleb acariciaba la
suya a través de sus pantalones cortos.

—Toma —McBride le lanzó la loción. Caleb cogió la botella y le fulminó con


la mirada— Ya que no podemos tocarnos, esto podría ser lo siguiente mejor.

McBride no pensó que iba a unirse a él, pero una nueva apariencia, una
especie de mirada de qué-podría-dañar, se acercó a la cara de Caleb. Adoptando una
postura para que su espalda estuviera contra la puerta, protegiéndolos contra
cualquier persona que entrase accidentalmente, Caleb tiró del sujetador de sus
pantalones cortos. No llevaba nada por debajo, así que una vez que se quitó los
pantalones, su gruesa polla sobresalía de su cuerpo.

McBride quería probarlo, pero cuando dio un paso hacia él, Caleb movió el
dedo.

—Cada uno de nosotros se queda en su lado de la habitación.

McBride quería estar enojado, pero la razón de Caleb para poner distancia
entre ellos era protegerlo si Caleb estuviera infectado. Era dulce, y probablemente
innecesario, pero era más revelador de lo que Caleb pensaba.

Después de arrojar algo de loción en su mano, tiró la botella a un lado y luego


envolvió un puño manchado de loción alrededor de su polla. Mantuvo la cabeza baja
pero alzó la mirada hacia McBride. La expresión en su rostro era sumisa y alfa al
mismo tiempo. Empujó otra sacudida de placer por la columna vertebral de McBride,
endureciendo su polla y aumentando su deseo de finalmente reclamar a Caleb como
su compañero. Pero el deseo de afirmar su dominio sobre Caleb se hizo casi
irresistible cuando Caleb emitió un gruñido gimiendo. El sonido era gutural y crudo.
Mientras McBride lo observaba, todo lo que podía pensar era escuchar a Caleb hacer
ese ruido mientras McBride le metía la polla dentro de su culo.

—Puedo ver lo mucho que me deseas. —Caleb miró a los ojos de McBride.

—No tienes que buscar pistas cuando te lo he dicho directamente. —


McBride enlenteció sus golpes porque no quería ir demasiado rápido—. Si necesitas
mayor confirmación, también podría dártela.

~ 68 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Caleb se rió entre dientes y levantó la cabeza —¿Que me harías?.

—¿Tiempo de cuentos?.

—Compláceme.

—No creo que te guste lo que tengo en mente.

Una ceja negra se elevó. —¿Oh? ¿Qué tan rudo y pervertido planeabas ser?

—Nada tan oscuro y torcido. —McBride debería haber contado un cuento


de depravación madura, pero no estaba en eso—. Necesito tres velas para hacer lo
que realmente quiero hacer. Negra para el cuerpo, blanca para el alma, y roja para
la sangre.

Un destello de deseo transformó el calor sexual en la mirada de Caleb en un


deseo de algo mucho más profundo y más profundamente emocional. Tan pronto como
salió a la superficie, la chispa había desaparecido, aplastada cuando Caleb cerró los
ojos y sacudió la cabeza. Cuando volvió a mirar a McBride, había una pared entre
ellos que no había estado allí apenas momentos atrás.

—Ahora sabes exactamente lo difícil que era para mí resistirte.

—Siempre lo supe. —Caleb cerró los ojos—. Sólo quiero terminar esto e irme.

—Bien. —En lugar de empujar a Caleb diciéndole la forma en que siempre


había imaginado su enlace de sangre, McBride lo dejó ir por ahora y en su lugar se
centró en completar su sesión de masturbación mutua. Todavía quería llegar al
clímax, pero ya no sentía la poderosa conexión con Caleb, y eso iba a hacer su
liberación mucho más débil de lo que podría haber sido. Al darse cuenta de que lo
que estaba haciendo ya no le excitaba, McBride se detuvo. Hace unos momentos
pensó que esto le satisfaría, al menos temporalmente, pero ahora sabía que no— Esto
es absurdo.

Antes de que Caleb pudiera responder, McBride salió del dormitorio y fue a
su cuarto de baño. Las baldosas y todos los accesorios eran blancos, pero los
muebles, toallas, cortina de ducha y alfombra eran todos de un carmesí
impresionante. La habitación era pequeña, y habría parecido chillón o abrumador,
pero el baño era grande, ya que era compartido por dos habitaciones. El otro
dormitorio estaba vacío, al igual que el resto de las habitaciones en este lado de la
casa.

~ 69 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Vas a ponerme nervioso y luego a marcharte? —La voz sedosa de Caleb


estaba justo detrás de él.

—¿Creía que tenías miedo de infectarme?.

—A lo mejor ya no me importa.

—Te importa. —McBride giró el agua y luego jugueteó con las perillas para
obtener la temperatura perfecta—. Habrías matado a Jonas o te habrías ido si no lo
hicieras.

—Deja de lanzar eso en mi cara, o simplemente podría irme escaleras abajo


y solucionar el asunto. —Caleb estaba apoyado contra la puerta, tirando de los
cordones de sus botas. Una vez que los liberó, se quitó los pantalones cortos—. No
hemos terminado.

—Yo si. —Ignorándolo, McBride se metió en la ducha. Cerró los ojos y dejó
que el agua fluyera sobre él. Curiosamente, se sintió mejor casi al instante. El impulso
al clímax seguía allí, pero no era tan apremiante.

—He dicho que no hemos terminado. —Caleb entró en la ducha, ocupando el


poco espacio que había después de que McBride entrara.

—Creo que estás llevando esto de ser el jefe temporalmente un poco…

Caleb le cortó con un beso que hizo a McBride culminar. Era duro pero tierno,
diciendo todas las cosas que Caleb no parecía poder decir con palabras. Era lujuria,
anhelo, y… oh, Dios, ¿podría ser amor?.

Sin prestar atención al peligro, McBride lo abrazó, amando la forma en que


las nalgas de Caleb encajaban en sus palmas como si estuviera hecho para él. Alto y
apretado, su culo era tan perfecto que McBride quería construir un altar para él.
Puesto que no tenía el conocimiento o las herramientas para hacerlo, pensó que
todavía podía adorarlo con alabanza silenciosa. Con ese fin, McBride pasó sus manos,
acariciando el borde mismo de su culo, luego levantándolo, presionando a Caleb contra
él.

Caleb agarró las nalgas de McBride en sus manos e hizo lo mismo, lo que
obligó a sus dos pollas frotarse juntas y luego se aplastarse entre sus vientres.
Cuando Caleb sacudió sus caderas, McBride siguió el ejemplo. Pronto volvieron al
calor del momento que habían perdido. El impulso de encontrar la liberación presionó
fuertemente en McBride, apretando su agarre en Caleb, profundizando sus empujes.

~ 70 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Quiero estar dentro de ti.

—Aquí no. No ahora. —Caleb inclinó la cabeza hacia un lado—. Aliméntate.

Los caninos de McBride se extendían tan rápido que era casi doloroso. Bajó
la cabeza al cuello de Caleb. Por mucho que quisiera tomarse el tiempo y burlarse de
su cicatriz, estaba demasiado hambriento para hacerlo. Abriendo la boca de par en
par, mordió con fuerza y dio un gran trago justo cuando llegaron al clímax. La sangre
de Caleb era más dulce y más caliente de lo que recordaba McBride. No podía
imaginarse alimentarse de nadie más que él, no importaba lo sediento que estuviera.
Mientras McBride bebía profundamente de la sangre de Caleb, juró que, sin importar
lo que tuviera que hacer, reclamaría a Caleb como suyo.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 11

El grito de Karsten devastó a Devon. Casi se resbaló, pero se agarró a la


barra de la pared de la bañera. Siempre se había preguntado por qué era la barra de
metal, pero ahora estaba eternamente agradecido de que estuviera allí, o se habría
caído y habría llevado a Karsten con él. El grito de Karsten lo sacudió de su dicha y
truncó su liberación. Había estado justo en medio de derramarse entre los pequeños
muslos de Karsten cuando gritó.

—Karsten, ¿qué ocurre?.

Sus brillantes ojos azules eran tan grandes que dominaban su rostro. Su
boca se abrió y se cerró, pero no pudo decir nada. Cuando alcanzó y agarró su cuello,
Devon comprendió rápidamente.

—Lo siento. Oh, Karsten. Lo siento mucho. No sé qué me sucedió. —Pero eso
no era cierto. La lujuria había descartado su preocupación. En ese momento de
liberación, había estado ciego a todo menos a sus propias necesidades. Había querido
alimentarse cuando llegara al clímax. Fue así de simple. Y esa reacción insensata
había destruido la confianza que había construido con Karsten.

Cuando alcanzó a Karsten, retrocedió y empezó a deslizarse. Devon lo


agarró, lo que le hizo lanzar otro grito, pero si Devon lo dejaba ir, Karsten se iba a
herir mas por golpearse en la porcelana.

—Detente. No quiero que te hagas daño. —Devon perdió el control sobre


Karsten y sobre el piso muy resbaladizo de la bañera. No fue capaz de agarrar la
barra, ya que estaba tratando de recuperar su control sobre Karsten. Cayeron
juntos. Lo único que Devon podía hacer era caer bajo Karsten, así que en lugar de
golpear la bañera, aterrizó sobre él. Afortunadamente, Karsten era ligero, y el golpe
en la cadera de Devon dolió, pero no tanto como Karsten se habría lastimado de lo
contrario. El agua y los patitos de goma salieron volando de la bañera, haciendo un

~ 72 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

lío en el suelo. Le tomó un momento rehacerse a sí mismo y a Karsten, pero una vez
que lo hizo, miró alrededor el destrozo.

—Lo siento mucho. —Karsten estaba mirando el suelo del baño.

—No me importa eso. —Devon buscó la mano de Karsten, aliviado cuando no


se alejó ni gritó—. ¿Estás bien?

—Estaba tan asustado cuando te sentí en mi cuello. —Él no alcanzó a tocarse,


pero estaba claro que quería—. Sé que no me harías daño, pero de repente pensé en
esos hombres. Yo reaccioné exageradamente.

—Has entrado en pánico. Está bien. —Devon temblaba de una combinación


de adrenalina y piel helada por la pérdida del calor del agua.

—Arruiné tu cuarto de baño.

—Es sólo agua.

—Y los patitos. —Karsten lo miró.

Lo absurdo de la situación hizo reír a Devon. Después de un momento de


sorpresa, Karsten rio con él.

Devon encendió el agua y ajustó la temperatura. Se quedó con dos toallas


para que pudieran secarse, pero el resto de la pila la tiró al suelo. Las utilizó para
limpiar el desorden. Cada vez que golpeaba un patito, lo tiraba a la bañera con
Karsten. Una vez que las toallas estaban empapadas, las llevó a la cocina, tirándolas
al fregadero. Las estrujó y luego volvió al cuarto de baño para quitar más agua.

—Debería ayudarte.

—Debes quedarte donde te puse. —Devon trató de parecer duro, pero


Karsten parecía saber que no estaba hablando en serio. Pero él se quedó en la
bañera—. Tienes que cuidar a los patitos. Estoy seguro de que eso los asustó.

Karsten soltó una risita. —¿Cómo es que no estás enojado?

—Porque no fue tu culpa.

—Lo fue.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Bien, vale. Fue tu culpa. Pero no podías evitarlo. Debería haber recordado
que hacer algo así te asustaría. —Devon hizo una pausa mientras limpiaba el suelo
con las toallas—. No sé qué pasó. Nunca he tenido una sed de sangre así.

—Porque nunca has estado con alguien. ¿O no es así?

—No. Nunca. —Devon levantó la vista—. ¿Ellos ...? —No estaba seguro de
cómo preguntar.

—Me habían atado con la espalda a la pared. Si hubieran podido llegar, lo


habrían hecho.

—Pero no lo hicieron.

—No.

—Me alegro.

—Yo también.

Devon se alejó antes de que Karsten pudiera leer la preocupación en su


rostro. —No tienes que apartar la vista. Sé lo que quieres pedir.

—Nada. Estoy bien. —Devon quitó la última toalla y se quedó un momento en


la cocina. Afortunadamente, su pene estaba flácido ahora, por lo que no tuvo que
recordarle a Karsten lo que había sucedido. Pero, su hambre de sangre. Eso no iba a
desaparecer tan fácilmente. Sus dientes salieron de sus encías por primera vez en
su vida. El lugar donde emergían estaba sensible, y los dientes mismos picaban hasta
el punto que estaba chupando las puntas con su lengua.

—Está bien.

Devon levantó la cabeza y encontró a Karsten en la puerta de la cocina.

—Sé que no puedes evitarlo. Por lo que dijo el amo thrall, es instintivo. La
sangre y el sexo siempre estarán indisolublemente unidos en tu cuerpo.

—Puedo controlarlo.

—No puedes.

—No voy a morderte en contra de tu voluntad. —Devon pondría algo sobre


sus dientes o el cuello de Karsten, una especie de protección, si tuviera que hacerlo.

~ 74 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—No dije que hicieras nada en contra de mi voluntad. Es instintivo que te


deje. Incluso incliné la cabeza, pero luego... —Karsten no necesitó terminar. Ambos
sabían lo que pasó después. Recordaba estar atado y mordido. Karsten sostenía un
patito en la mano, sus dedos tocando el plástico casi como si estuviera acariciándolo.
Devon se dio cuenta de que no estaba confortando el juguete, sino intentando
consolarse a si mismo— Pero necesito que me muerdas en otro lugar.

Devon pensó que tendría que conformarse con toda una vida sin sangre.
Mientras jugaba al héroe dedicado, eso sonaba posible, pero cuando era él mismo y
la lujuria empezó, todo cambió.

—Sé que el impulso de morder mi cuello es fuerte porque ese es el lugar más
conveniente cuando nos apareamos.

Devon quería interrumpirlo, pero no tenía nada que decir. Parte de él no


quería oír lo que diría Karsten, porque Devon todavía se aferraba a la visión de sí
mismo como el noble héroe que siempre hacía lo correcto y nunca hacía que su amante
gritara de terror.

—Podrías morderme aquí. —Karsten extendió su brazo, ofreciendo su


muñeca.

—No entiendo. ¿Quieres que te muerda?

—Te mostraré si vuelves a la bañera conmigo. —Karsten se volvió pero no


avanzó hasta que estuvo seguro de que Devon lo seguía. En el baño, entró en la bañera
y apagó el agua. Estaba llena de nuevo a donde había estado antes de que decidieran
fregar el suelo.

Un poco vacilante por estar tan cerca de Karsten cuando se dio cuenta de
que no podía confiar en sí mismo, Devon entró en el baño sólo porque Karsten sonrió
y señaló que él y los patitos estaban solos. Eso hizo a Devon sonreír y entrar a la
bañera. Después de que su cuerpo se enfriara limpiando el suelo, el agua se sentía
casi demasiado caliente, pero lentamente se acostumbró.

Él y Karsten se sentaron frente a frente durante mucho tiempo,


simplemente navegando los patitos uno hacia el otro. —Ahora me di cuenta de que
son todos diferentes— Karsten cogió dos y los comparó.

—He estado recogiéndolos durante mucho tiempo.

—¿Por qué?

~ 75 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Ah, pensarás que es tonto. —Los hermanos de Devon ciertamente lo habían


hecho.

—No lo haré. Probablemente piense que es lindo. Como tú.

—Aw. Está bien, pero no puedes reírte.

—No lo haré.

—Una vez leí una historia sobre este patito de goma que atravesó toda la
ciudad a través de zanjas de drenaje y alcantarillas, en todas partes había agua. Era
corto, pero fascinante porque era una ciudad al borde del colapso.

—Eso suena muy triste.

—De alguna manera, sí, pero aun así era fascinante.

—¿Fue sobre nuestra civilización? ¿Cuando había mujeres, caballos y


perros?

—No, este era uno donde todos los seres humanos se estaban fusionando
con los extraterrestres. Fue una fusión lenta y siniestra que les hizo hacer cosas
locas.

—¿Como?

—Ellos comían polvo. Y al principio nadie en la historia sabía por qué, pero el
patito flotó por donde dos científicos hablaban y especulaban el porqué la presencia
alienígena necesitaba minerales.

—¿Así que todo estaba contado desde el punto de vista del pato?

—Sí. Eso fue lo que lo hizo tan fascinante. Él no interpretó lo que oía porque
no participaba de ninguna manera.

—Bueno. Era sólo un juguete de plástico. —Karsten pareció fascinado por la


idea.

—Podría leértelo algún día. Si quieres. —Era el mayor deseo de Devon tener
un compañero al que le pudiera leer. Quería que alguien compartiera los mágicos
paisajes mentales que lo cautivaban literalmente. Puesto que Karsten ya parecía
abierto a la idea de vestirse, también podría acoger esta noción.

~ 76 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Me gustaría eso. —Karsten envió el patito que había flotado a Devon—. Y
esa historia provocó tu colección.

Devon describió cómo había logrado conseguirlos incluso mientras estaba en


prisión— Es increíble lo que puedes conseguir si estás dispuesto a esperar y pagar
bien, y yo tenía ambos. —Pasó mucho tiempo contándole a Karsten sobre todos los
patitos de su colección. Se sintió raro al principio, pero luego se relajó porque
Karsten parecía genuinamente interesado.

—¿Y realmente no puedes escoger un favorito?

—Hmm. Bueno, si tengo que hacerlo... —Devon buscó a través de los juguetes
flotantes y encontró el patito amarillo brillante que llevaba gafas de sol—. Supongo
que éste. Porque es el único que tiene gafas de sol.

—Es muy lindo. —Karsten examinó el juguete y luego lo soltó. Él flotó sobre
la superficie hacía sus hermanos—. Y ahora probablemente deberíamos terminar.

Devon no estaba seguro de lo que Karsten tenía en mente hasta que se


levantó y obligó a Devon a ponerse de pie, también. Una vez que se levantó, Karsten
procedió a frotar el jabón sobre él. Contra sus mejores esfuerzos, Devon se puso
duro, pero Karsten no pareció darse cuenta. O si lo hacía, no parecía importarle.

—Date la vuelta.

Cuando lo hizo, Karsten le enjuagó desde de hombros hasta la parte de atrás


de sus rodillas. Su toque fue sorprendentemente fuerte.

—Relájate. No tienes que avergonzarte de estar duro. —Karsten se acercó,


presionando su cuerpo contra el de Devon. Estaba resbaladizo por la espuma, lo que
le permitió a Karsten balancear su polla a lo largo de la grieta del culo de Devon. El
movimiento debilitó sus rodillas, hundiéndolo abajo, dando a Karsten mejor acceso.
No estaba intentando penetrarlo. Parecía que Karsten sólo estaba disfrutando
frotando sus cuerpos juntos. Esto se hizo más evidente cuando se acercó y agarró
la polla de Devon. —¿Te molesta?

Devon se aclaró la garganta y volvió a intentarlo. —No. Se siente muy bien.

—Para mí, también. —Karsten tuvo a Devon completamente enjabonado y


luego le dio la vuelta—. Ahora tú me lo haces. —Devon procedió a enjabonar s su
amante en todas partes, excepto su cuello.

—¿Es realmente feo?

~ 77 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—De ningún modo. No quería hacerte daño.

—O conseguir más agua en el suelo. —Karsten rio, obligando a Devon a reír—


Está tan limpio como puede estar.

—¿Estás seguro de que no me hace ...

—Es una parte de ti, pero no eres tú. ¿Sabes a lo que me refiero? Si hubiera
desaparecido, nadie sabría a lo que sobreviviste. —Devon pasó delicadamente un
dedo por las capas de tejido cicatricial. La única gracia salvadora de todo el desastre
era que las mordeduras se habían curado por sí mismas o Karsten se habría
desangrado hasta la muerte—. Es un testimonio de lo increíblemente fuerte que
eres.

Karsten lo miró al borde de las lágrimas.

—Oh no. Lo he hecho de nuevo.

Karsten lo abrazó con cautela, dándose cuenta de lo resbaladizo que era el


fondo de la bañera, por no mencionar sus cuerpos enjabonados.

—Soy un hombre dulce con el pecado en mi mente.

Eso hizo que Karsten se alejara lo suficiente para poder mirar hacia arriba.
—No es pecado si ambos lo consentimos.

—¿No lo es? —Devon fingió considerarlo—. Creo que tienes razón. —Él
sonrió a Karsten—. ¿Pero estás seguro de que estás listo?

Karsten le instó a arrodillarse en el agua donde se enjuagaron. —Al igual que


el suelo, estamos tan limpios como podemos estarlo.

Usando las dos toallas que había reservado, Devon se secó a sí mismo y a
Karsten. No estaba muy seguro de qué hacer después, pero Karsten se ocupó de eso
cogiéndole la mano y guiándolo hacia el dormitorio.

—No esta habitación. —Devon lo llevó a la habitación que mantuvo cerrada.


Se acercó a la parte superior de la jamba de la puerta, cogió la llave, la abrió y la
devolvió.

—¿Tienes una habitación secreta?

—Sí. —Devon se enfrentó a él—. Por favor no te rías de mí.

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ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—No lo haré. —Karsten apretó su mano—. Abre la puerta.

—Esta bien. —Devon abrió la puerta lentamente.

—Oh. —Karsten se detuvo en el umbral, casi como si tuviera miedo de entrar.

—¿Es demasiado? —Devon miró a su alrededor, la pintura se arremolinaba


en giros poderosos en las paredes y el techo. La moqueta y la ropa de cama cubrían
lo que quedaba de la habitación.

—Déjame adivinar. ¿Es de otra historia?

—Sí. Bueno, un libro de historias basadas en pinturas. —Devon se ruborizó—


. Leí mucho.

—Entonces tendré que unirme a ti.

—Me gustaría eso. Me gustaría mucho.

—¿Dejas la luz encendida aquí todo el tiempo?

—Voy a mostrarte por qué. —Devon apagó la luz para que Karsten pudiera
obtener el efecto completo. La pintura brillaba muy sutilmente, dando a la habitación
una cálida luz amarilla—. Se basa en La noche estrellada de Vincent van Gogh. Si
tomas la pintura y la doblas en una caja, obtendrás mi habitación secreta.

—Es tan caprichoso, como las cantidades industriales de patitos. —Karsten


subió en la cama y se tumbó de espaldas para así poder mirar hacia arriba al techo.
Un espectro de azul muy claro a muy oscuro estaba puntuado por amarillo. La ropa
de cama era toda en tonos de amarillo de pálido a brillante, que contrastaba
maravillosamente con los brillantes ojos azules de Karsten. Parecía como si toda la
habitación fuera deliberadamente hecha para resaltar su belleza.

Una mirada de su convincente mirada atrajo a Devon hacia la cama. Casi


tenía miedo de unirse a él por si de alguna manera le hacía daño de nuevo, pero
también quería estar cerca de él.

—Está bien. —Karsten palmeó la tapa de la cama.

Devon se unió a él y trató de dejar de temblar, pero no pudo porque estaba


tan emocionado. —Si te pidiera un favor, ¿considerarías mi petición?

—Por supuesto. —Devon señaló la luna creciente en forma de remolino en el


techo—. ¿Quieres la luna?

~ 79 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Qué?

—No importa. Soy tonto.

—Lo eres —Karsten se dio la vuelta para que él estuviera presionado contra
el lado de Devon. —Pero tú también eres muy amable.

Devon se sintió absolutamente atado. Su situación sin palabras se hizo aún


peor cuando Karsten subió a sus rodillas y se montó a horcajadas en las caderas de
Devon. Con mucha lentitud, se bajó hasta acurrucar la polla de Devon entre sus
nalgas. Francamente, era el truco perfecto para conseguir lo que él quería. Devon
estaba tan hipnotizado que probablemente habría renunciado voluntariamente a su
riñón si Karsten lo hubiera pedido.

—Quiero estar a cargo.

—Hemos intentado eso en la bañera. —Devon quiso darse una bofetada.


Habían hecho eso y las cosas habían ido perfectamente hasta que bajó la cabeza en
un intento de morder el cuello de Karsten.

—Lo sé, pero esta vez... te voy a atar.

Una emoción de hacer algo tan extrañamente ilícito hizo que los escalofríos
aumentaran y luego de repente pararan. —¿Puedo vestirme?.

Una de las cejas de Karsten se elevó tan lentamente que fue casi cómica. —
Espera, déjame adivinar. ¿Como un personaje de una de tus historias?

Devon asintió.

—Bueno. Mientras el traje no te cubra completamente. —Karsten dejó a


Devon levantarse para que pudiera recuperar una de sus prendas ocultas—. Dime qué
es.

—Soy un pirata. —Devon se puso un chaleco de cuero y pantalones que se


aferraban a su cuerpo. Hay una camisa blanca y esponjosa ...

—No.

—Bueno. Oh, también hay un sombrero, pero no funcionará si estoy acostado


en la cama. —Devon lo sacó del armario y lo clavó en la cabeza de Karsten—. Pero
puedes usarlo tu.

—¿Cómo se ve?

~ 80 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Sexy. —El sombrero de tres pliegues en fieltro negro realmente se veía


muy bien en Karsten—. Oh, hay botas. —Devon las sacó. Estaban cortadas por
completo, así que quedaban sueltas contra su pantorrilla. Se volvió para la inspección
de Karsten—. ¿Qué piensas?

—No sé qué es un pirata, pero sé que me gusta la forma en que se viste. —


La atención de Karsten parecía clavada en la protuberancia en la parte delantera de
los pantalones de Devon—. Pero has bloqueado la mejor parte. —Su mohín era sexy
y tonto al mismo tiempo.

Lentamente, Devon desabrochó la bragueta para que se abriera, pero el


cuero flexible se mantuvo en pie, agarrándose a las nalgas.

Karsten palmeó la cama.

—Una última cosa. —De la mesilla de noche él consiguió una pequeña botella
de engrasadores—. La verdad es que estuve mirando la semana pasada pensando que
nunca tendría la oportunidad de usarlos. —Devon le tendió la botella a Karsten—.
Nunca he estado tan contento de estar tan equivocado.

~ 81 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 12

Karsten aceptó la botella de diminutas y doradas cápsulas de gel. —¿Sabes


cómo usarlas?

—Tuvimos que probarlas en clase. —Eligió uno, lo deslizó dentro de su culo,


y luego dejó el resto a un lado. Estaba excitado, nervioso y encendido—. Sube a la
cama.

—No creo que tenga nada para que me ates. —Devon consideró lo que tenía
en su armario—. Bueno, están estos, pero después de lo que pasó, tal vez no es la
mejor idea.

—¿Qué son?

—Esposas, van con un disfraz diferente.

—No. Esas no. —Sólo al verlas le recordó a Karsten lo que los gentrymen le
habían hecho—. Puedo confiar en ti.

—No sé si puedes después de lo que pasó en la bañera. —Devon continuó


mirando a través del armario, haciendo que Karsten estuviese cada vez más
impaciente—. ¡Ah! —Levantó triunfalmente una gruesa cuerda—. Y es acorde con mi
disfraz. Serás mi primer compañero que se amotinará. Sin embargo, una vez que
tengas el control de la nave, descubres que lo que realmente querías era acostarte
conmigo —Devon movió las cejas sugestivamente.

—Eso es muy cierto.

En poco tiempo, Karsten tenía los brazos de Devon atados a la cama. No era
la restricción más estricta, pero era más para recordarle a Devon que no se moviera
que para incapacitarlo.

~ 82 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Ahora eres todo mío.

—No te temo.

Karsten inclinó su cabeza.

—Lenguaje pirata. —Devon sonrió—. O eso creo. Estoy tan emocionado ahora
mismo, probablemente estoy mezclando mis libros.

—Esta bien. Mientras ambos sepamos quién está a cargo. —Karsten acarició
el centro del pecho de Devon, amando la forma en que se arqueó para encontrarse
con su suave caricia. El pelo suave de su cuerpo hacia su camino hacia abajo hasta
donde los pantalones se separaban, revelando su polla. Envolviendo su puño alrededor
del eje hizo a Devon pronunciar un gruñido bajo. En clase, a Karsten le habían dicho
que la vista y el sonido de su compañero lo despertarían más allá de lo que creía, pero
no había entendido lo poderosas que eran esas dos cosas hasta ahora. Ver y oír a
Devon realzó lo que Karsten sentía con sus manos y su olor... Karsten se lamió los
labios. El aroma del jabón que habían usado estaba allí, pero ahora que Devon había
calentado la ropa, Karsten podía oler el cuero mezclándose con la firma única de
Devon. Combinado, la esencia era embriagadora.

—No parece que se esté resistiendo tú pirata, o tú. Uno pensaría que quieres
ser...

—Briboneado1 —contestó Devon.

—¿Es así como los piratas lo llaman?

—No estoy seguro, pero suena bien. Y puedes llamarme Capitán. Capitán
Morgan. Y tienes que decir aye.

-¿Yo?

Devon lo deletreó.

—Aye. Te zarandearé bien, Capitán Morgan.

—Eres perfecto. —Devon se veía más allá de feliz, y Karsten se dio cuenta
de que siempre había querido a alguien con quien pudiera jugar. De alguna manera,
sabiendo que Devon disfrutaba transformando las historias que había leído en
realidad le hacía amarlo. Era dulce y casi insoportablemente romántico.

1
Del original scallywag, término cariñoso usado antiguamente por los piratas.

~ 83 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Karsten empujó los bordes del chaleco a un lado y puso sus manos sobre los
pezones de Devon. Tal como le habían dicho, eran increíblemente sensibles, dado que
Devon cerró los ojos y luchó ligeramente con sus ataduras. Una oleada de poder llenó
a Karsten de confianza, igual que en la bañera, pero esta vez sabía que Devon no se
resbalaría y trataría de morderlo. Cuando estuviera listo, ofrecería el lugar que
quería que usara cuando se alimentaba. Lo que a Karsten le gustaba de esa idea era
que sería especial entre los dos. Se imaginaba que no había muchos compañeros que
usaban un lugar improbable para alimentarse.

Un tipo diferente de gruñido frenético de Devon salió cuando Karsten jugó


con su polla con sus nalgas. El balanceo de ida y vuelta dio paso a presionar más
fuerte y rodar sus caderas. Se inclinó para besar a Devon, y el sombrero cayó.
Karsten iba a echarlo a un lado, pero era especial para Devon, así que lo colocó
suavemente sobre la mesita de noche. A su alrededor la habitación resplandecía con
lo que había en la pintura, haciéndola parecer que estaban viviendo dentro de una
obra de arte.

—No voy a durar. —Los ojos de Devon fueron realzados por el resplandor
amarillento, haciendo el aguamarina más rico y muy intensos. Karsten se levantó lo
suficiente como para deslizar la polla de Devon arriba y abajo en la grieta de su culo.
Cada movimiento que hizo, Karsten presionó la cabeza de su polla un poco más
profundo en su agujero. De la forma en que Devon estaba apretando su cuerpo,
estaba claro que estaba haciendo todo lo que podía para no moverse.

Su lucha era algo hermosa. La tortura erótica aumentó la necesidad de


Devon y despertó a Karsten hasta un punto en el que olvidó todo lo que lo había
llevado a este momento con este hombre. Estaba aquí completamente y no tenía
intención de detenerse hasta que lo reclamara.

Levantándose de rodillas, Karsten se inclinó y besó a Devon.

Estaba hambriento y casi frenético, explicando su necesidad más


claramente que su polla palpitante. Cuando Karsten colocó la punta de su polla contra
su agujero, Devon abrió los ojos.

Cara a cara y corazón a corazón, Karsten retrocedió lentamente, tomando a


su compañero dentro del calor apasionante de su cuerpo. El esfínter externo estaba
apretado, luchando contra la polla invasora de Devon, pero Karsten mantuvo la
presión. Después de un tiempo terriblemente largo, su protuberancia estaba dentro.
Karsten gimió y Devon gruñó. Por un momento, Karsten se mantuvo firme,
disfrutando del primer nivel de penetración. Rodando las caderas hizo que su recto

~ 84 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

se apretara alrededor de la punta de la polla de Devon. Alrededor de él se fue hasta


que Devon se esforzó contra las cuerdas.

Cada músculo en sus brazos, pecho, e incluso su cuello estaba tensado. De


alguna manera, al ver ese poder restringido excitaba a Karsten más de lo que creía
posible.

—Más.

—Creo que a mi capitán le gusta que le briboneen.

—¡Zooks, sí! Puedes tener el bote y todo en él si sigues dejando que mi pene
se hunda en tu apretado pequeño agujero.

—¿Todo? —Karsten jugueteó con él levantándose hasta que la polla de Devon


casi se salió del todo, pero entonces él se hundía de nuevo en el mismo lugar. Nada
en el mundo se había sentido tan bueno como la polla de Devon. Nada de lo que había
oído en clase o de sus compañeros thralls podía describir adecuadamente la
sensación de lleno, de plenitud al estar tomando la polla de su compañero dentro de
su cuerpo. Era indescriptible. —¿Estás dispuesto a dejarme tener todo?

—Todo.

—¿Cuerpo, alma y sangre?.

Devon se encontró con la mirada de Karsten y todo el drama se desvaneció.


De repente eran de hombre a hombre sin nada entre ellos sino la honestidad.

—Cuerpo, alma y sangre. —Devon alzó la cabeza para poder besar a Karsten.
A diferencia de su anterior beso frenético, éste fue suave, dulce y sellaba su trato.

Karsten se bajó un poco más, observando la reacción de Devon. Cada pequeño


avance más profundo le hacía tomar aire y retenerlo por un momento antes de
soltarlo. Cuando Karsten lo había llevado a mitad de camino, Devon levantó la cabeza
y gruñó, mostrando que sus caninos estaban completamente extendidos. Una
explosión de miedo hizo que Karsten se apretara alrededor de la polla de Devon, pero
se relajó en el siguiente aliento. Estaba a salvo. Él estaba a cargo. Y de repente, la
idea de ser mordido no era tan aterradora. De alguna manera, era diferente. No sólo
porque estaba con un hombre en vez de que con una pandilla de ellos, sino porque
estaba con un hombre al que le importaba. Un hombre con caprichos, bondad y
compasión. Cuando Karsten se hundió un poco más abajo, se dio cuenta de que se
estaba enamorando de Devon. Jadeó ante el reconocimiento. El amor era algo que
todos los thralls esperaban y tan pocos encontraron.

~ 85 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Cuando Devon alzó la vista, su mirada buscando la cara de Karsten, vio un


destello de eso allí. Sólo un toque de amor que florecería plenamente con el tiempo.
Si Karsten hacía el esfuerzo de nutrir lo que acababa de ser plantado, sería
recompensado con un compañero que estaría a su lado, sin importar lo que le pasara
al mundo.

—¿Capitán?

—¿Sí?

—Creo que me estoy enamorando de ti.

Antes de que Devon pudiera responder, Karsten tomó el resto de su polla en


sí mismo hasta que él estaba presionando completamente contra las caderas de
Devon. Tenerlo plenamente dentro sólo intensificó el sentimiento de estar unido a
él.

—Creo que también estoy cayendo. —Devon lanzó una especie de gruñido.
Todos sus músculos se apretaron, pero no se resistió, y Karsten supo que quería
hacerlo.

Ya que su compañero estaba atado y decidido a dejar que Karsten lo llevara,


se levantó y se bajó, deslizando la polla de Devon dentro y fuera. Devon lo observó
con los ojos muy abiertos.

—Es como si estuvieras bailando conmigo. Un baile muy sensual.

Karsten alzó las manos. Usando todo su cuerpo, se retorcía sobre su pareja,
amando la forma en que su polla se crispaba cada vez que lo llevaba hasta dentro.
Cuando Devon se acercó demasiado a la liberación, Karsten seguía bailando, pero él
relajó el agarre que tenía en su polla.

Cuando quiso aumentar su tormento, apretó todo su cuerpo.

—Eres un hombre perverso y malvado. Devon sonrió.

—Y pensar que ya me has dado tu nave y a ti mismo.

—¿Quieres más? —Devon jadeó cuando Karsten se hundió de repente y se


endureció con fuerza.

—Si, quiero mas, —Karsten se levantó hasta que la polla de Devon estaba
completamente fuera de su cuerpo. Sostenía la punta presionada contra su agujero,
amando la mirada de tormento erótico en la cara de Devon.
~ 86 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¡Cualquier cosa! ¡No pares!

—La próxima vez que juaguemos este juego, tendrás que bribonearme a mi.

—Lo haré. ¡Te juro que te bribonearé hasta que tus ojos se crucen!

Karsten eligió ese momento para hundirse del todo, metiendo toda la polla
de Devon dentro de él de una vez. Emitían gritos de felicidad. Determinado a hacerle
culminar y llevar su deseo de sangre hasta el frenesí, Karsten montó su polla más y
más rápidamente hasta Devon estaba casi luchando contra sus ataduras y lamiendo
las puntas de sus doloridos dientes. Alzando su mano, ofreció su muñeca para que
Devon mordiera, pero no lo hizo.

—Puedes morderme. Quiero que lo hagas. —Karsten sintió que no sería capaz
de llegar al clímax hasta que estuviera totalmente unido a su compañero.

—No quiero hacerte daño. —Devon volvió la cabeza. Frustrado, Karsten se


dio cuenta de que todavía tenía el control. Bajándose, obligó a Devon a besarlo. Una
vez que sus besos se intensificaron y la excitación y sed de Devon alcanzaron su
punto máximo, Karsten se mordió el interior de su labio, obligando a Devon a
alimentarse.

El primer sabor de la sangre le hizo gruñir, y él se habría alejado, pero


Karsten sostenía su cabeza. Apretando su recto tan fuerte como pudo, Karsten
también profundizó el beso, alimentando con más de su sangre a su compañero.

Incapaz de resistir, Devon chupó el labio inferior de Karsten, gruñendo bajo


y hambriento desde la parte posterior de su garganta. Apretando y soltando, Karsten
empujó a Devon al orgasmo, amando los gruñidos jadeos que hizo cuando llegó y se
alimentó.

—Pero tu. ¿Qué pasa contigo? —preguntó Devon entre besos y golpes
superficiales. Incluso en la cima de su placer, no embistió con fuerza con su polla a
Karsten. Se mantuvo firme y lo dejó marcar el paso. Sintiendo el impulso de su polla
Karsten se acompasó igualando el ritmo apretando y relajando.

Inseguro si su compañero sería receptivo a lo que él quería hacer, Karsten


le susurró al oído. La reacción de Devon fue tan positiva que Karsten casi llegó a su
orgasmo justo allí, pero se mantuvo a la espera de que la liberación de Devon fuera
completa. Una vez que lo fue, Karsten se levantó para que su polla estuviera cerca
de la boca de Devon.

~ 87 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Claramente hambriento por él, Devon atrajo la polla de Karsten en su boca


hasta la raíz y chupó lo suficiente como para casi hacerle daño. Casi. Su potente
succión estaba justo al borde del placer y el dolor. Era exquisito.

Karsten se corrió tan intensamente que prácticamente vio estrellas.

—Desátame para poder sostenernos.

Apenas capaz de hacer que sus manos funcionaran, Karsten buscó las
ataduras, liberando a Devon, quien instantáneamente tomó a Karsten en sus brazos
y rodó para que estuvieran de lado, presionándose cerca.

—Siempre eres bienvenido a encargarte de mí —Devon asintió con


entusiasmo.

Karsten soltó una risita. —Fue bastante espectacular.

—De hecho lo fue. —Devon suspiró mientras acariciaba el labio inferior de


Karsten—. ¿Duele?

—No.

Devon apretó el dedo para que pudiera tocar la cicatriz. Tan pronto como lo
hizo, Karsten gimió.

—¿Estas decepcionado?

—¿De que tenemos un lugar de alimentación inusual? De ningún modo. Dado


que somos hombres inusuales, eso es muy apropiado.

—Y siempre que me beses, jugaras con ella.

—Sí. —La sonrisa de Devon se volvió positivamente perversa—. Mucho mejor


que en tu muñeca.

—Tiene mucho flujo de sangre.

—No creo que sea cuestión de volumen. No para los slammers. O al menos no
para mí. Era sobre tu sabor, la intimidad de beber tu sangre. —Devon levantó la mano
de Karsten y besó el centro de su palma—. Aunque, tener una cicatriz en tu muñeca
para jugar en público podría ser divertido.

—¡Divertido para ti!

~ 88 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Yo también lo haría divertido para ti.

—¿Cómo?

Devon bajó los labios al oído de Karsten y le contó una historia.

A través de las palabras de su compañero, Karsten se imaginó a él y a Devon


sentados en un salón con sus hermanos y sus thralls. Devon acariciaba la cicatriz de
su muñeca, haciendo que Karsten estuviera tan loco que tendría que excusarse. Antes
de que pudiera llegar demasiado lejos por el pasillo, Devon se uniría a él, tirándolo a
uno de los grandes baños del piso principal.

—¿Lo harías en la casa de tu amo?

—Sí. Yo sería tan audaz.

—¡Eres desvergonzado!

—Y ni siquiera te he dicho lo que te haría una vez que te tuviera a solas.

Karsten escuchó mientras Devon describía una escena de éxtasis y lujuria


que logró ponerlo duro de nuevo. En cuanto lo hizo, Devon lo dejó caer sobre su
espalda, separó sus piernas y se deslizó entre ellas. No hizo ningún esfuerzo para
llenarlo. Por supuesto, esto hizo que Karsten se sintiera frenético por sentirlo
entrar.

Claramente consciente del anhelo que estaba creando en su compañero,


Devon se tomó su tiempo burlándose con sus labios y lengua por todo el cuerpo de
Karsten. —Te estoy haciendo bailar por mí.

—Pero esta vez no estoy a cargo.

—No. —Devon sonrió y luego se puso serio—. ¿Confías en mí?

—Completamente. —Karsten levantó sus manos sobre su cabeza.

—No te temo.

—Lo sé. —Devon bajó la boca hacia el pezón de Karsten y succionó


ligeramente, haciéndolo corcovear por debajo de su cuerpo—. No tienes idea de cómo
tu lucha me excita.

—Pensé que tendría miedo de tenerte encima de mí, pero no lo hago.

~ 89 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿No?

—Oh no. Estoy emocionado. Me siento a salvo. Protegido.

No importaba cómo Karsten se retorcía y suplicaba con palabras y cuerpo,


Devon no se apresuraría. Besó, mordió, y lamió todo el cuerpo de Karsten hasta que
estaba gimiendo de necesidad. En el momento en que lo llenó, la cabeza de Karsten
daba vueltas y su necesidad de culminar era tan grande que hizo todo lo que pudo
para que Devon se moviera más rápido,

Pero él se negó. —Lentamente esta vez.

—Lo suficientemente lento para enloquecer.

Devon le besó la oreja y luego susurró —voy a volverte loco por mí.

—Ya estoy ahí.

Mirándolo directamente a los ojos, Devon mantuvo sus maliciosos, lentos y


profundas empujones. Acompasó su ritmo y su respiración. Devon podría haber sido
capaz de estar así durante horas, pero Karsten encontró la manera de hacerle llegar
su lujurioso deseo. Acompañando su ritmo, Karsten apretó y soltó su recto mientras
lanzaba un suave y triste grito.

Sin parecer ser consciente de ello, Devon aumentó su ritmo. Karsten siguió
con su astuto aliento, aumentando el ritmo en tan pequeños incrementos que Devon
no se dio cuenta hasta que iba casi dos veces más rápido. Una vez que se dio cuenta,
trató de frenar, pero el impulso de encontrar la liberación era demasiado grande.
Karsten pudo ver su lucha claramente mientras las emociones se movían a través de
la cara expresiva de Devon.

—Lléname. Quiero sentirte completamente dentro de mí.

Devon lo besó entonces, provocando su lengua contra la cicatriz fresca.


Karsten se inclinó por debajo de él. En su frenética necesidad, abrió las piernas y
abrazó las caderas de Devon. Él hundió sus talones en las nalgas de Devon, usando su
cuerpo como palanca para balancear el suyo. Fueron más rápido hasta que Devon llegó
al límite. Mordió suavemente el labio de Karsten, derramando su sangre al mismo
tiempo que derramaba su semilla. Karsten se unió a él, derramándose entre sus
cuerpos, amando la forma en que Devon lo utilizó a su favor y se sumergió un poco
más.

~ 90 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Se mantuvieron juntos, inmóviles, durante mucho tiempo. En la habitación la


luminiscencia se desvaneció, concediendo la entrada a la oscuridad de la noche. En la
intensa oscuridad, el único sonido que Karsten podía oír era la dulce música de sus
respiraciones igualadas.

~ 91 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 13

McBride se había alimentado de Caleb y había encontrado su liberación


contra su poderoso cuerpo, pero no era suficiente.

Alzando la cabeza, besó a Caleb, gruñendo cuando Caleb devolvió su pasión


en igual medida. Ansioso por atarle completamente, McBride pasó la punta de su
lengua contra el borde cortante del canino de Caleb.

La reacción de Caleb no era lo que él quería en absoluto. En lugar de beber


profundamente de su sangre, Caleb retrocedió, escupiendo lo que se había
derramado en él.

Mirando a McBride, se palmeó un poco de agua, se enjuagó la boca y salió de


la ducha antes de que McBride pudiera hacer algo para detenerlo.

El instinto de McBride fue perseguirlo, pero anuló ese impulso. Lo que había
hecho estaba mal, y ambos lo sabían. No necesitaba ver el rostro de desaprobación
de Caleb para recordarle que había intentado forzar un enlace de sangre con él.

Sacudiendo la cabeza, McBride no tenía ni idea de qué demonios le pasaba.


Él sabía que era lo mejor y sin embargo había algo sobre Caleb que le hacía arrojar
su moral a un lado.

Sólo porque quería algo no significaba que pudiera tenerlo, sobre todo
porque no era una cosa sino un hombre vivo y que respiraba. Terminó de ducharse,
deseando poder limpiar la suciedad de su alma tan fácilmente como la suciedad de
su cuerpo.

Cuando salió del baño con una toalla colgada de sus caderas, se sorprendió
al encontrar a Caleb sentado en el borde de su cama.

~ 92 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Eso fue un truco sucio.

—Lo sé. Lo siento. No volverá a suceder.

Caleb asintió con la cabeza.

McBride tenía la sensación de que nunca estaría lo suficientemente cerca


de Caleb para intentar algo tan estúpido de nuevo.

—No estoy haciendo esto sólo para atormentarte.

Sabiendo que cualquier cosa que él dijera sería una pérdida de tiempo
cuando Caleb ya había tomado una decisión, McBride simplemente asintió. Quería
vestirse, pero no quería que Caleb pensara que estaba tratando de seducirlo de
nuevo, así que decidió esperar hasta después de que se fuera.

Que tuviera que ponerse de pie y tener una conversación con una toalla no
era tan extraño como debería haber sido.

—No puedo olvidar quién soy y lo qué me importa solo para poder tener al
hombre que... —Caleb se cortó y se puso de pie— Simplemente no lo hagas de nuevo.

—No lo hare. —McBride juró que encerraría su cara antes de intentar


alimentar a Caleb con su sangre contra su voluntad. Por otra parte, se lo había jurado
a Caleb media docena de veces, y no había cumplido su promesa por más de medio
día. Que Caleb se cortara en ese preciso momento fue muy revelador. McBride sabía
entonces de la profundidad de sus sentimientos… el anhelo, la lujuria, e incluso el
amor… era totalmente recíproco. Pero Caleb no podía dejar pasar el mal que pensaba
que había cometido al proteger a Ollie. —Castigarte a ti mismo no cambiará lo que
pasó entre Ollie y Jonas.

—No lo hago, y no vamos a debatir eso otra vez. —Caleb se había puesto los
pantalones cortos y ahora estaba atándose las botas.

—Necesito que me hagas un favor.

—¿Qué es?

—Quédate lejos de mí.

Una mirada de profundo dolor transformó la postura orgullosa de Caleb. Se


desplomó y sus brillantes ojos parecían súbitamente apagados. —Creo que eso podría
ser lo mejor. —Después de un momento, Caleb encontró su mirada— Pero tienes que
alimentarte.
~ 93 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Lo haré.

—Dime de qué hermano.

—No es asunto tuyo.

—Lo es si vas a ir detrás de uno de ellos.

McBride se erizó. —No te debo una explicación, una justificación, o


cualquier otra cosa. Si quiero a alguien más que tú, lo buscaré.

—No si es uno de mis hermanos. —Caleb terminó con sus botas y se levantó.

—Mis opciones son un poco limitadas.

Se quedaron mirándose el uno al otro en silencio.

—Por favor, vete. —McBride señaló la puerta.

—¿Y qué vas a hacer?.

—Voy a vestirme y trabajar.

—Tienes que volver a la cama.

—Estoy bien. —Teniendo en cuenta lo completamente enfermo que había


estado esta mañana, se sentía prácticamente en la cima del mundo ahora— Al
parecer, todo lo que necesitaba era una buena comida, una siesta y algo de sangre.

Haciendo una mueca, Caleb parecía estar evaluándolo, así que McBride se
levantó para la inspección. —Todavía creo que deberías quedarte aquí. Todo está
cuidado, así que puedes relajarte.

—No tiene sentido si estoy bien —McBride miró hacia la puerta, pero Caleb
no se iba. Se paró casi en el centro de la habitación con su indecisión clara— Dame
algo y te esperaré.

Levanto la cabeza de Caleb.

—Algo. Lo que sea necesario. Pero si estás hablando en serio, entonces no


tengo otra opción que seguir adelante e irme. —McBride sabía bien que si le dabas a
cualquier hombre un ultimátum, nueve de cada diez veces, el hombre haría lo
contrario de lo que esa persona quería sólo por estar acorralado. Esperaba que Caleb
fuera diferente, pero no lo era.

~ 94 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Te he dicho cómo me siento. No voy a cambiar de opinión.

—Entonces pondré mi vista en otro lugar.

Caleb asintió con la cabeza. —Voy a asegurarme de que todo esté


funcionando sin problemas y luego me iré.

El corazón de McBride se paró, pero no dijo nada. Todo estaba dicho. Ya


había terminado. A pesar de que había insultado a Caleb con la idea de que pudiera
recurrir a uno de sus hermanos, McBride no lo haría. No es que no fueran guapos,
porque lo eran, pero no podía seguir por ese camino otra vez. Iba a encontrar a un
hombre de su propia clase. A pesar de que el mundo había cambiado, eso no
significaba que él tuviera que hacerlo.

Mantener las tradiciones vivas era lo que haría que el mundo regresara a la
ley y el orden. Si mantenía la paz y se aferraba a las reglas de su tierra, entonces
podría reconstruir lentamente la sociedad.

Se apartó, McBride sacó ropa limpia de sus cajones y su armario. Trató de


no escuchar el sonido de Caleb saliendo de su habitación, pero sus oídos recogieron
el suave clic de la puerta al cerrarse.

Cuando miró por encima del hombro, Caleb se había ido. McBride respiró
profundamente y lo sostuvo todo el tiempo que pudo. Al final tuvo que dejarlo ir, y
todo salió como un gran charco. Si pudiera dejar tan fácilmente a Caleb.

Mientras se vestía, McBride repaso todas las cosas que necesitaba hacer.
Incluso con todo el mundo huyendo, no había escasez de tareas. Perder a Caleb iba
a doler, especialmente cuando se trataba de reparar las distintas máquinas. Caleb
tenía un don para saber lo que había roto y cómo arreglarlo con lo que tenía
alrededor. Esa habilidad valdría una fortuna ahora que todos los talleres de
reparación estaban cerrados y las piezas de repuesto agotadas. Pero McBride no
pudo conseguir que se quedara así que tenía que encontrar alguien más.

Y entonces lo golpeó una solución potencial a todos sus problemas. Quintus,


su criminólogo, era rápido con sus pies y parecía poder anticipar fallos,
corrigiéndolos mucho antes de que empeoraran. No sólo tenía esas cualidades
estelares, sino que era de la misma clase de McBride. Quintus era un gentryman. No
tenia tierras, pero estaba bien. McBride tenía tierras más que suficientes para los
dos.

~ 95 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

McBride nunca había mirado a Quintus en términos de perseguirlo como


compañero, pero eso no significaba que no pudiera hacerlo ahora. Quintus tenía el
pelo rubio oscuro y los ojos grises muy inusuales. Era fuerte, educado y bastante
guapo. No era tan alto ni tan grande como McBride, pero seguía siendo poderoso. En
la escena del crimen de Larsden, McBride lo había visto en la ducha de riesgo
biológico por la parte de atrás. Su pecho estaba sin pelo, pero eso podría deberse a
que se afeitaba. Con un poco de estímulo, podría dejar crecer el pelo de su cuerpo.
Se vería mejor con el pelo. Caleb ciertamente…

McBride sacudió la cabeza. Tenía que parar con las comparaciones o incluso
la idea de tratar de hacer que Quintus encajara en lo que él quería. Aceptarlo por lo
que era sería el único camino a seguir. ¿Hubo una chispa en la escena del crimen?
McBride había estado tan concentrado en el horror que no le había prestado
realmente a su compañero de trabajo mucha atención. Sin embargo, eso no
significaba que no pudiera hacerlo ahora.

Pero, ¿dónde estaba Quintus? McBride le había invitado a venir hace tiempo
y luego no había tenido noticias suyas desde entonces. Su preocupación estaba algo
mitigada por el hecho de que el sistema de comunicación se redujo. Si Quintus
pudiera contactarlo, lo haría. Quintus sólo tenía que estar desbordado de cosas. Eso
era todo.

Tan pronto como McBride se vistió, dejó su habitación y siguió al


mayordomo. Estaba en la cocina limpiando, al igual que Ollie. Según al ojo inexperto
de McBride le parecía, que Ollie estaba adaptando la cocina para que le resultara
más fácil usarla y no como estaba organizada a conveniencia del cookbot.

—¿Cómo va todo?.

—Bien, señor. ¿Necesitas algo?.

Ollie estaba cubierto de manchas aleatorias y el sudor le caía de la frente,


pero nunca lo había visto más feliz. Era increíble lo rápido que se había convertido
en un hombre fuerte y confiado una vez que tenía un trabajo que disfrutaba y un
compañero que le amaba.

—Estaba a punto de preguntarte eso.

—Creo que estamos bien. —Ollie se levantó y miró por la ventana. —Parece
que Jonas tiene cosas que hacer en el jardín.

~ 96 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Estaba en la punta de la lengua de McBride preguntar dónde estaba Caleb,


pero se contuvo en el último segundo. —Creo que deberíamos decirle a tus hermanos
la verdad sobre ti y Jonas.

—¿Ahora?.

—No necesariamente en este momento, pero más pronto que tarde. —


McBride miró por la ventana y en su mejor esfuerzo, buscó a Caleb. Sintió una
punzada de decepción cuando no lo vio.

—No estoy seguro si estoy preparado. Dado lo que Caleb siente sobre
Jonas...

—Caleb ya lo sabe. —Los ojos de Ollie se abrieron y su atención volvió al


jardín—Me juró que no haría daño a Jonas.

—¿Y tú confías en él?.

McBride dejó fuera el resto. No había ninguna razón para cargar más cosas
sobre los hombros de Ollie. —La razón por la que quiero despejar las dudas es porque
me gustaría perseguir a un compañero para mí.

Ollie frunció el ceño mientras seguía mirando a los hombres que trabajaban
la tierra.

—Mi criminólogo va a venir.

—Oh. —Ollie negó con la cabeza— Pensé... no importa.

McBride sabía lo que había pensado. Si las cosas fueran diferentes, McBride
se habría alegrado de anunciar que iba a reclamar a Caleb como su compañero sin
importar la ley o cualquier otra cosa. Dado que ese sueño estaba ahora
completamente destruido, tenía que seguir adelante.

Volviéndose hacia el mayordomo, McBride preguntó, —¿Ha visto el valet


cualquier movimiento en la carretera?.

—No señor. No desde que Devon recuperó a Karsten.

—¿Karsten?.

—¿El hombre que subía por el camino ayer? —preguntó el mayordomo.

~ 97 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Oh. McBride se había olvidado de él. —¿Todavía están en cuarentena en la


casa de Devon?

—Sí señor.

—¿Nadie los ha examinado?.

—No lo sé. Me esforzaré por averiguarlo. —El mayordomo se adelantó, pero


se detuvo en la puerta de la cocina— ¿Debo reactivar el enlace de comunicación con
usted?

—¿Cuándo fue desactivado? —McBride sintió que se había perdido todo lo


importante que había ocurrido en los últimos días.

—Caleb me instruyó para que le alejara de la cadena de aviso cuando estaba


enfermo. Ha confirmado esto en su dormitorio antes.

—Por supuesto. —McBride trató de sonar confiado, pero se sintió


confundido. ¿Cuánto tiempo había estado fuera de circuito? Fue una tontería para
Caleb cortar el enlace de McBride cuando Caleb no tenía uno. El mayordomo o el valet
tendría que encontrarlo y eso no siempre era fácil en una granja tan grande. —Por
favor, restablece el enlace.

—Muy bien señor.

—¿Y el valet todavía vigila?.

—Sí. ¿Debería decirle que le contacte si ve algo?.

—Debería hacerlo inmediatamente. Estoy esperando a mi criminólogo,


Quintus. Por favor, ten preparada la casa de Ollie para él. —Aunque McBride quería
cortejarlo, lo mantendría en cuarentena por seguridad. O tal vez se expondría
accidentalmente a Quintus para que fueran encerrados juntos.

Eso les daría tiempo para conocerse y dejar que el amor floreciera.

Sin embargo, antes de que hacer eso, podría comprobar a Devon y Karsten
primero. Si se estuvieran el uno en la garganta del otro abandonaría la idea. —Voy a
ir a ver a Devon y su thrall.

—Voy a trabajar para preparar la casa para nuestro huésped.

Mientras McBride se dirigía hacia el patio, el mayordomo subió la escalera


principal.

~ 98 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

McBride estaba a medio camino del otro lado del patio cuando vio a Caleb.
Estaba dentro de su casa con la puerta abierta, dándole a McBride vistas de él cada
vez que cruzaba la habitación principal. Por la forma en que se estaba moviendo,
estaba haciendo las maletas.

Decidido a no preocuparse, McBride siguió su camino hacia la casa de Devon.


Por desgracia, estaba cerca de la casa de Caleb. La casa de Renner estaba entre
ellos, pero no había ninguna distracción allí ya que las cortinas estaban cerradas.
McBride no recordaba un momento en que las cortinas de Renner estuvieran
abiertas.

Por el rabillo del ojo, McBride vio a Caleb detenerse en su puerta. Parecía
estar siguiendo el progreso de McBride al otro lado de la calle. Cuando McBride llegó
hasta los cepos, se detuvo y extendió la mano, pasándola sobre la parte superior del
dispositivo. La madera estaba perfectamente lisa por décadas de vientos de arena.
Lanzar a un hombre contra eso no sería demasiado cruel. Al menos su cuello y sus
muñecas no se llenarían de astillas.

Justo cuando pasó más allá de los cepos, levantó la vista, atrapó la mirada
de Caleb por un segundo y luego apartó la mirada. Sin mirar hacia atrás, McBride
continuó hacia la casa de Devon. Una vez que llegó al porche, miró por la ventana de
la sala. El sofá y la silla estaban vacíos. Desde su punto de vista, todo parecía estar
ordenado. Imaginaba que si morían lentamente de alguna enfermedad temible, la casa
lo reflejaría. Pero tal vez no.

Sin mirar a su alrededor, McBride sabía que Caleb lo estaba observando. El


impulso de ir y tratar de convencerlo de que estuvieran juntos era fuerte, pero se
resistió.

Caleb había hecho su elección y McBride iba a respetarla aunque pensara


que era la peor decisión que había tomado. Fue en ese preciso momento que McBride
recordó algo que había oído pero que nunca había entendido hasta ahora. Era un dicho
acerca de dejar ir lo que amaba libremente y si te amaba de verdad, volvería a ti.
Había pensado que era ridículo cuando lo oyó, pero no ahora.

Para su absoluta conmoción, McBride se dio cuenta de que amaba a Caleb lo


suficiente como para dejarlo ir.

~ 99 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 14

Devon se despertó con Karsten en sus brazos. Había una parte de Devon que
lo despertaba durante la noche para asegurarse de que Karsten estaba allí y que no
sólo era un sueño. Pero cada vez que descubría que Karsten era real y todavía estaban
entrelazados, besaba su cabeza y volvía a dormir sonriendo.

—Buenos días.

—Buenos días. —Karsten se estiró y luego parpadeó con sus brillantes ojos
azules— ¿Cuidando de su bribón, capitán?.

—¿Qué tal si hago temblar tus maderas?.

—No sé qué es eso, pero soy todo tuyo.

El sol naciente iluminó las cortinas azules, realzando los ya impresionantes


ojos de Karsten. No quería ser nadie más, era la primera vez que recordaba estar
encantado de ser él mismo. Recuperó la botella de lubricante y deslizó uno dentro
de Karsten. Preocupado de que pudiera estar dolorido por lo que habían hecho la
noche anterior, observó el rostro de Karsten mientras le metía la capsula dentro.
Karsten suspiró y sus párpados revolotearon, indicando que no sufría ningún dolor.

Beso el camino desde el oído de Karsten a su nariz y luego a su boca, Devon


luego bajó por el cuerpo de Karsten. Cuando llegó a su polla, Karsten estaba duro.
Colocó besos suaves y abiertos a lo largo de su eje haciendo que Karsten gimiera y
suspirara.

Pasar la lengua por debajo de su eje hasta su cabeza le hizo arquearse,


esforzándose para meter más de su polla en la boca de Devon. Por mucho que quisiera
probarlo, tenía otras ideas esta mañana.

~ 100 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Devon se apartó de las piernas y se centró en su compañero, equilibrando su


peso sobre sus brazos. Besó todo el camino hacia el oído de Karsten. —¿Tienes idea
de lo hermoso que te ves con esta luz?.

—Lo hago ahora. —Karsten sonrió y agarró los hombros de Devon—


Realmente eres increíble.

—Yo siento lo mismo por ti.

Manteniendo su contacto visual, Devon deslizó su polla dentro del culo de


Karsten.

Quería asegurarse de que no sufría ningún dolor, pero también, le encantaba


la manera en que los labios de Karsten se separaban y suspiraba feliz cuando Devon
lo llenaba. Hubo un momento de resistencia, donde el cuerpo de Karsten se apretó y
casi peleó con él, pero luego se relajó y dio la bienvenida a Devon dentro. Fue un
momento impresionante cuando ocurrió ese cambio. La primera vez, cuando Karsten
había estado en la cima, Devon había presenciado todo y se maravilló del repentino
cambio. Ahora, cada vez que tenían relaciones sexuales, él quería ver sus rasgos y
disfrutar ese momento en particular. Devon tenía la sensación de que no importaba
cuántas veces lo viera, siempre lo encontraría encantador.

—¿Cambia mi rostro cuando entro en ti? —Devon se dio cuenta de que


Karsten estaba al tanto de sus pensamientos íntimos y la pregunta probablemente
no tendría sentido para él.

—Oh, sí. —Karsten dejó el hombro de Devon y tomó su cara— Hay una mirada
de determinación en tus ojos, como si tuvieras que estar dentro de mí tan pronto
como fuera posible, y cuando lo haces, te quedas aturdido. Sólo por un momento,
pero la mirada es muy clara.

—¿Aturdido?.

—Como si no pensaras que lo lograrías o que tal vez te detendría. —Karsten


levantó la cabeza para besar a Devon suavemente— No te detendría, ¿sabes? Yo
estaba nervioso al principio, pero ahora... es tan bueno que quiero más y más.

—Eso es música para mis oídos. —Devon apoyó su frente sobre la de


Karsten— Me alegro de haberte encontrado.

—Yo también.

~ 101 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Devon mantuvo su ritmo pausado hasta que el impulso al clímax se hizo


insoportable.

Moviendo juntos sus cuerpos, trataron de alcanzar la liberación a la vez,


pero Karsten llegó primero, impulsando a Devon a seguirlo por el borde. Después de
tan larga acumulación, el final fue poderoso.

—Quiero despertar así todos los días.

Karsten asintió y bostezó. —Lo siento.

—No lo hagas.

Después de hacer perezosamente el amor a Karsten, Devon rodó por lo que


ambos quedaron uno al lado del otro y dormitaron. La única razón por la que se
levantaron fue que estaban pegajosos y hambrientos. En lugar de tomar otro baño,
porque se manosearían rápidamente, se ducharon juntos, con los patos y luego fueron
a la cocina. Después de un poco de debate, se prepararon algo de comer, comieron y
luego volvieron a la habitación secreta.

—¿Estás seguro de que no te duele? Devon había amado el cálido calor de su


compañero, pero no quería hacerle daño.

—Un poco.

—Entonces tendremos que encontrar otra cosa que hacer.

—Podrías leerme una historia.

El corazón de Devon se hinchó prácticamente. Se levantó de la cama y


recuperó un libro de su armario tan rápido que prácticamente secó su pelo húmedo.
—Este es uno de mis favoritos.

Desde la mañana hasta la tarde, Devon leyó mientras Karsten escuchaba. Él


se movía mientras lo hacía, poniendo caras que transmitían sus reacciones. Abucheó
al villano y aplaudió al héroe. En general, era incluso mejor de lo que Devon imaginó
que sería. Cuando llegó al final, Karsten soltó un largo y contento suspiro.

—¿Te ha gustado?.

—¡Absolutamente! —Karsten se acurrucó contra el pecho de Devon— El


héroe consiguió al tipo y el villano consiguió su merecido.

—Eso siempre es lo mejor.

~ 102 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿No todos los libros terminan así?.

—No siempre. A veces el héroe falla, pero aun así aprende algo. Y a veces el
villano se escapa. —Devon cerró el libro y lo dejó a un lado— Lo que me recuerda. —
Se levantó después de algo de alboroto de Karsten, que quería que se quedara dónde
estaba, y recuperó el libro de piratas— Está bien, scallywag2 no está aquí.

—¿No está?.

Devon frunció el ceño mientras intentaba recordar en qué libro se


encontraba esa palabra y qué significaba. Siempre quiso conseguir un diccionario,
pero eran difíciles de encontrar. Los dos que había conseguido estaban
irremediablemente anticuados pero fascinantes, no obstante. Había literalmente
millones de palabras que ya no eran usadas por nadie. —¿Me pregunto qué significa
'scallywag'?

—Bueno, podemos hacer que signifique lo que queramos. O podemos hacer


nuestra propia palabra.

—Ahora estás pensando.

—Podemos llamarlo “meneo” o “Quiero sacudir tu escrúpulo.” ¿”Sacudir mi


escrúpulo”? No, la otra forma funciona mejor. —Karsten sonrió— Vuelve a la cama,
capitán y “sacúdeme escrupulosamente."

—Sí. —Devon dejó el libro.

—¿Por qué los ocultas allí?.

—Mis hermanos se burlan de mí.

—¿Y qué?.

Devon lo consideró. —Tienes razón. Si me gustan los libros, debería estar


orgulloso.

—Yo digo que los pongamos en el salón donde pertenecen. Karsten se levantó
de la cama y se unió a Devon cerca del armario. —¡Guau!. ¡Quizás deberíamos ir a ver
si hay espacio!

—Sí, tengo mucho.

2
Término de cariño utilizado por piratas.

~ 103 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Podemos construir una estantería.

—O dos.

—¿Y qué es todo esto? —Karsten acarició su mano sobre la fila ordenada de
trajes y telas.

—La ropa para jugar a disfrazarse. Y tela para hacer nuevos trajes.

Un golpe en la puerta de entrada sorprendió a Devon.

Estaba empezando a sentir que él y Karsten estaban solos en el mundo y que


quería mantenerlo así un poco más. —Quédate aquí.

—¿Por qué?.

—Yo sólo... voy a tratar con esto.

Devon agarró sus pantalones de trabajo y los tiró, sacudiéndolos mientras


se movía hacia el frente de la casa.

McBride estaba de pie junto a la gran ventana. Se veía mucho mejor de lo


que había estado ayer.

Cuando McBride lo vio, le hizo una seña.

—¿Cómo te sientes? —Su voz atravesó el cristal. Estaba apagado, pero sus
palabras eran claras.

Devon vaciló porque pensó en decir que no se sentía tan bien para poder
tener más tiempo con Karsten, pero eso no era una buena idea cuando estaban en
cuarentena. Al final, él dijo la verdad. —Los dos estamos bien.

McBride desapareció de la vista y volvió a aparecer en la puerta. Tiró y luego


la abrió. —Creo que vosotros dos podéis salir. De todo lo que he oído, sólo los
gentrymen están cogiendo la locura de la sangre.

—Eso es lo que Karsten dijo. —Devon se fijó en el brillo de los ojos de


McBride y sus rasgos mas fuerte— ¿Te sientes mejor?

—Lo estoy. Gracias por preguntar. —McBride sonrió, pero no llegó a sus ojos.
La tristeza parecía cambiar sus facciones, haciéndolo parecer mucho más viejo de lo
que era. O tal vez él no se había curado del todo de lo que le había afectado ayer. —
¿Puedo conocer a tu thrall?.

~ 104 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—¿Karsten? —Devon llamó, y por una fracción de segundo temió que


McBride se lo llevara. Era una locura, especialmente porque McBride nunca estaría
interesado en un thrall cuando tenía a Jonas como su compañero. Los gentrymen
seleccionaban a otros de su clase. Sin embargo, Devon estaba nervioso de que de
alguna manera lograra quitarle lo que más quería. Fue en ese preciso momento que
Devon se dio cuenta de que ya no se estaba enamorando. Le había golpeado y estaba
calado. La idea misma de que Karsten fuera quitado de su custodia le tenía listo para
luchar hasta la muerte.

~ 105 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 15

Karsten había estado mirando desde la esquina, viendo a Devon y su amo.

McBride era un gigante. Karsten había pensado que el hermano de Devon,


Caleb, era el hombre más grande que había visto, pero no había visto a McBride
entonces. Lo que le interesaba a Karsten era que McBride no parecía mezquino. Tenía
la cara expresiva y los ojos amables, pero había una tristeza cansada en sus
facciones. Karsten no pudo identificar qué le daba esa apariencia, sólo que estaba
allí.

Cuando Devon lo llamó, Karsten entró con la cabeza baja pero su mirada
hacia arriba. Era una postura sumisa para demostrar que no era una amenaza para
nadie. No quería que McBride pensara que está enfermo o era malo y lo llevara lejos
de Devon. A Karsten le encantaba su caprichoso y apasionado compañero y no quería
que lo entregaran a otro.

—Está bien. —Devon le ofreció su mano.

Una vez que se acercó lo suficiente, Karsten aceptó y se aferró a él. Estaba
aterrorizado de que McBride le echara una mirada al cuello y lo enviara de vuelta.
Para retrasar ese momento, Karsten bajó la cabeza.

—Bienvenido a mi granja, Karsten. Soy Dillion McBride, pero todo el mundo


me llama McBride. —Se inclinó un poco para poder mirar a Karsten más directamente
a los ojos— Bueno, está bastante claro lo que está pasando aquí.

Karsten al instante alcanzó su cuello, tratando de ocultar su vergüenza.

Devon dio un medio paso adelante.

—Por favor no lo apartes de mí. Lo amo.

~ 106 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Una explosión simultánea de alegría y tristeza hizo que Karsten apretara la


mano de Devon. Oír a Devon admitir que lo amaba prácticamente hizo que su corazón
se diera la vuelta, pero la idea de que el amo se lo llevara lo llenaba de pavor.

—¿Llevármelo? No, no. —McBride se rió ligeramente— Quise decir que era
bastante obvio que ustedes dos pasaron su tiempo de cuarentena enamorándose.

Karsten y Devon se miraron unos a otros y luego asintieron.

—Creo que eso es maravilloso. —McBride suspiró y ese dolor estaba de


vuelta en sus ojos— ¿Quieres hacer la ceremonia?.

—No. Quiero decir que no hace falta ya que ya hicimos algo anoche. ¿Tu si?

—No lo necesito si tú no lo haces. —Karsten se encontró con su mirada.—


Soy tuyo para siempre.

El placer de Devon era visible. —Ah, a menos que quieras dármelo. Supongo
que nos dejamos esa parte.

Por ley, sólo un gentryman podría comprar un thrall y dárselo a su slammer.

Técnicamente, ya que Karsten no había sido comprado por McBride,


realmente no podía dárselo a Devon.

—Por este medio te doy oficialmente a Karsten. —McBride asintió— Y me


encantaría darte el resto del día para disfrutar de tu emparejamiento, pero hay
mucho que hacer.

—Por supuesto. —Devon sonrió a Karsten.

—Nos vestiremos y luego nos uniremos a los demás en el campo.

McBride los dejó entonces y Karsten prácticamente se lanzó en los brazos


de Devon.

—¿Feliz? —Preguntó Devon.

—¡Más que eso! —Karsten lo besó rápidamente y luego más lentamente


cuando Devon lo llevó al dormitorio— ¿Y qué nos pondremos?

—Depende. —Devon puso los pies de Karsten en el suelo y abrió el armario—


¿Qué queremos ser hoy?

~ 107 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Oh, pero todos estos son demasiado finos para usar mientras trabajamos.
—Karsten no quería estropear la hermosa ropa de Devon— Debemos guardarlos para
cuando lleguemos a casa y juguemos.

Devon sacó algo de ropa y la tiró sobre la cama. —Voy a tener que
conseguirte un par de zapatos, pero estos pantalones deben servir y esta camisa.

Karsten se probó los pantalones marrones y la camisa azul claro. Ambos eran
un poco grandes, pero no quedaba ridículo. Tenía una tremenda capacidad de
movimientos con esta ropa suelta, lo que parecía un beneficio si iba a hacer trabajo
de campo.

—¿No te importa trabajar?.

—No, en absoluto. —Karsten consideró los sombreros y eligió uno,


preguntándole si podía usarlo levantando las cejas. Cuando Devon estuvo de acuerdo
con un asentimiento, Karsten continuó. —Quiero ayudar. Después de todo, también
es mi hogar.

—Hay una última cosa. —Devon sacó una caja de la parte trasera del armario.

—Después de lo que pasó, supongo que tal vez no quieras uno, pero es
tradición y siento que debo ofrecértelo al menos.

Curioso, Karsten se acercó y miró dentro. Igual que cuando descubrió a


Devon en la bañera con un batallón de patos, esto era dulce y casi conmovedor.

—Nunca pensé que alguien llegaría usar uno, pero seguí comprándolos. Creo
que era una manera de hacer realidad mi sueño.

Decenas de diferentes collares llenaban la caja. Karsten nunca había visto


tantas en un solo lugar. —En la casa de thralls, nos dieron nuestro primer collar a los
siete.

—¿Siete?

—Es el momento en que pasamos de vernos como bebés a vernos como niños.
—Karsten se encontró tocando los collares, especialmente los de colores brillantes.

—¿Y entonces?.

—¿Qué? —Karsten levantó la vista— Lo siento, estoy distraído. Todos son


tan diferentes pero tan hermosos.

~ 108 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Elige uno.

—Deberías elegirlo tú.

—Tú eres el que tienes que usarlo. Si quieres llevarlo. —Devon frunció el
ceño— Sé que es tradición, pero no quiero que te sientas forzado.

—Eso ya está sucediendo por la ropa. —Karsten rió— He pasado toda mi vida
sin ella. Pero volviendo a los collares. Cada año nos graduábamos al siguiente nivel y
conseguíamos un nuevo collar. Siempre eran blancos, indicando que éramos demasiado
jóvenes para aparearnos, pero se desgastaban o eran demasiado pequeños.
Finalmente, cuando cumplimos los dieciocho años, se nos da el color que indica
nuestro valor.

—¿Y eso no te molestaba?.

Karsten se encogió de hombros. —El mío era el del precio más alto, el rosa…
así que realmente no puedo quejarme. No sé cómo es tener un color más bajo.

—El de Alden era de color amarillo.

—¿Amarillo? ¿Qué le pasaba?.

—Es sordo. Tienes que tocarle el hombro para llamar su atención y hablar
con él.

—¿Está él... le gusta su slammer?

Karsten se preguntó si los otros lo consideraban menos importante debido


a su bajo rango de color.

—Gannon lo ama más que a nada. Lo mima.

—Eso es dulce. —Karsten encontró un collar que le gustaba y se lo entregó


a Devon— ¿Este está bien?

—Es un poco llamativo.

—¿Si? —preguntó Karsten mirando al cuero rosado con las piedras


brillantes— Supongo que por eso me gusta. Tal vez debería usar algo más discreto
para trabajar, sin embargo.

Dejó a un lado ese y encontró un collar marrón básico. —¿Este?.

~ 109 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Creo que ese es mejor para trabajar. —Devon se lo puso y lo besó


ligeramente, justo debajo de su oreja.

Karsten se volvió y, cuando vio su reflejo en el espejo, se estremeció.

—No las veo cuando te miro.

Karsten asintió, pero las horribles cicatrices eran todo lo que él podía ver.

Devon le quitó el collar y le ofreció una suave bufanda de color beige, hecha
de fibras de tallos finamente tejidas.

—Esto es demasiado fino para usar mientras trabajo. —Pero le costaba


quitárselo porque le cubría el cuello y aumentaba su confianza.

—Esta es una granja tallos, ¿recuerdas? Tengo docenas de ellas.

—¿Estás seguro? —Karsten no podía dejar de tocar la tela. Era tan suave y
se sentía calmante contra su piel.

—Lo estoy. —Devon lo abrazó por detrás.

Pasaron algún tiempo mirando su reflejo en el espejo. Karsten pensó que se


veían impresionantes juntos. Con sus ojos pálidos, su cabello negro y su piel
bronceada, Devon parecía duro, orgulloso, pero había esa chispa de fantasía en su
mirada.

Por su parte, Karsten era pálido y diminuto, pero de alguna manera no


parecía frágil junto a su compañero. Tal vez era la forma en que lo sostenía o la
confianza que había logrado devolverle, pero cuando Karsten se miró a sí mismo,
sinceramente le gustó lo que vio.

—Gracias.

—¿Por qué? —Devon besó el borde del oído de Karsten.

—Por salvarme. Por reclamarme. —Karsten le dio la espalda al reflejo y se


acercó a su compañero.

—Gracias por hacer lo mismo por mí.

Devon lo besó muy suavemente y luego lo levantó en sus brazos.

—¿Por qué me llevas?.

~ 110 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

—Para conseguirte botas.

Empuñado en sus brazos, salieron a completar su atuendo y luego trabajaron,


pero Karsten sabía que el tiempo pasaría y luego él y Devon volverían a casa,
arrojándose a la cama y perdiéndose en otra feliz aventura.

~ 111 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Capítulo 16

McBride se alejó de la casa de Devon justo a tiempo para ver a Caleb pasar
por delante de su puerta principal. Ya no llevaba sus pantalones cortos, sino
pantalones largos, camisa, chaleco y sus botas de trabajo más pesadas. Sólo un
hombre decidido a irse con todo lo que pudiera llevar estaría tan vestido para un día
caluroso. Sobre su cabeza había colocado un sombrero de ala ancha que le protegería
los ojos del sol deslumbrante. En vez de dejar que su cabello se desprendiera
libremente alrededor de sus hombros, lo había vuelto a meter en una larga cola que
le caía por la mitad de la espalda.

Él había enrollado la cola alrededor de su cuello para poder deslizar un


paquete abultado sobre sus enormes hombros.

Aunque estaba completamente cubierto, McBride vio debajo de la ropa.


Nada podía esconder su poderoso cuerpo. De alguna manera, el corte y su aburrido
tono beige aumentaba su tamaño y su belleza. Caleb nunca sería un hombre feo.
Podría estar plagado de cicatrices, perder el cabello y sufrir los estragos del tiempo,
pero para McBride siempre sería asombrosamente guapo.

Siempre lo miraba con anhelo.

El hambre de sangre hizo que sus dientes se extendieran. McBride se frotó


las puntas con la lengua, odiando la necesidad que Caleb le provocaba. Hasta ahora,
sólo Caleb había sido capaz de despertar el anhelo de sangre. Mientras McBride
tomaba otro largo trago visual, se dio cuenta de que tenía una necesidad física
también. Pero esta no era violenta, como lo que había sentido unas cuantas veces
antes. Esto era algo más suave y mucho más peligroso porque todas sus emociones
estaban comprometidas.

~ 112 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

McBride ya no quería follarse a Caleb. Quería hacerle un amor lento y dulce.


McBride sacudió la cabeza y sonrió ante su propia locura. Si era completamente
honesto, quería hacer ambas cosas. Primero, reclamaría a Caleb con ternura y luego
se lo fallaría con salvaje abandono. Era fácil imaginar a la hora de acostarse como
estarían vacilantes entre los dos extremos hasta que fueran muy viejos.

Pero eso le quitó la sonrisa de la cara.

No sería feliz para siempre. Eso era imposible cuando no estaban juntos. Tal
vez algún día Caleb regresaría, pero en la parte más honesta de su corazón, McBride
sabía que eso no iba a suceder. Una vez Caleb se alejara, nunca volvería. Si no tenía
nada más, Caleb tenía su orgullo.

Según lo veía McBride, Caleb tenía demasiado orgullo porque estaba dejando
que se interpusiera en el camino del amor.

Desesperado por una distracción, McBride se unió al mayordomo preparando


la vieja casa de Ollie para la visita de Quintus.

Después de ver cómo habían funcionado las cosas para Devon y Karsten,
McBride consideró de nuevo "accidentalmente" ponerse en cuarentena con Quintus
con la esperanza de apartar permanentemente su atención de Caleb.

Al considerar la idea, se dio cuenta de que era una tontería por múltiples
razones, principalmente porque con Caleb y McBride fuera de servicio, Jonas estaría
a cargo. Todo estaría bien en el jardín, pero si había un problema, McBride no estaba
tan seguro de que confiara en la habilidad de Jonas para dirigir a los hombres.
Recordó de nuevo que necesitaban un plan y que necesitaba que todos se supieran
sobre el almacén y las armas.

No es que Jonas fuera tonto, sino todo lo contrario, pero Jonas no tenía
habilidad cuando se trataba de hombres problemáticos.

En este momento, todo el condado de Woven Spire no era más que anarquía.
Por lo que Karsten había dicho a Caleb, quien dijo que no le creía, pero su rostro
decía lo contrario, los slammers se volvían contra sus amos. Sin hombres de los que
alimentarse, los gentrymen estaban atacando casas de thralls buscando sangre fácil.
Entonces los slammers cazaban a gentrymen para defender a sus thralls y después
mataban a sus amos anteriores. Era un desastre que ningún hombre de ley podía
detener. Por mucho que McBride quisiera ir a la ciudad y poner fin al caos, sólo
acabaría muerto si lo hiciera.

~ 113 ~
ANITRA LYNN MCLEOD DEVON MORGAN

Era mejor quedarse aquí y mantener todo el lío lo más lejos de su tierra que
pudiera. Si pudiera encontrar una manera de convencer a Caleb de que se quedara.
McBride volvió a pensar en lo que podía ofrecerle, pero lo mejor que tenía era él
mismo y Caleb dejó en claro que ya no lo quería.

Como convocado, Caleb pasó junto a la ventana. No miró a la izquierda o a la


derecha, sino que siguió adelante. Si McBride lo iba a detener, tendría que hacerlo
ahora o nunca. Sus pies se movieron de su propia voluntad hacia la puerta, pero justo
cuando extendió la mano, McBride se detuvo. Había dicho todo lo que podía decir.
Nada iba a cambiar la mente de Caleb. Una vez más, McBride se dijo a sí mismo que
si realmente amaba a Caleb y él creía que lo hacía, tenía que dejarlo ir.

Pero ver cómo Caleb se alejaba era lo peor que McBride había visto en su
vida.

~ 114 ~

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