APUNTES TEMA 3
APUNTES TEMA 3
LOS RÍOS
TEMA 6. LAS AGUAS Y LA RED HIDROGRÁFICA.
VOCABULARIO
PRÁCTICAS
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El régimen fluvial es la evolución del caudal de una corriente a lo largo del año. Para poder
analizar esta evolución, es decir, para analizar las características de un régimen fluvial,
utilizamos unos parámetros o «elementos», que son todos aquellos aspectos cuantificables
con los que podemos valorar la cantidad de agua que fluye por un río.
EL CAUDAL
El caudal lo usamos como el elemento de medida más destacado. Es el volumen de agua que
lleva un río por segundo en un lugar determinado (la estación de medición, que se denomina
estación de aforo) y se expresa en m3/s. Este valor es absoluto y varía continuamente, por lo
que suelen emplearse valores promedio, como son el caudal medio diario, mensual y anual. El
módulo o abundancia media es el caudal medio anual calculado sobre un período estimado de
treinta años. La aportación es la cantidad total de agua que drena anualmente una cuenca.
El caudal específico o relativo relaciona el caudal con la superficie de la cuenca, lo que permite
comparar cuencas de tamaños muy diferentes. Se mide en l/s/km2.
En España, los caudales máximos generalmente están ligados a las grandes cuencas fluviales,
aunque indudablemente el factor climático afecta directamente al caudal de los ríos en una
tendencia clara norte-sur. El río más caudaloso de la península Ibérica es el Duero, seguido del
Ebro y el Tajo. En contraste, los caudales relativos más altos se asocian a los ríos pirenaicos y
cantábricos, de cuencas más reducidas.
La irregularidad define las variaciones de caudal de un río a lo largo del año o entre distintos
años y está directamente relacionada con el régimen de precipitaciones.
Con los siguientes términos se definen los momentos puntuales de caudales máximos y
mínimos absolutos.
Ambos fenómenos son característicos de los ríos españoles, y sobre todo de las cuencas
fluviales del área mediterránea. Es en esta región donde la torrencialidad de las
precipitaciones, características de la gota fría, se manifiesta en las crecidas más espectaculares
(el río Júcar, el Turia y el Mijares han llegado a aumentar hasta más de cuatrocientas veces su
media). Igualmente, los estiajes más pronunciados corresponden a esta región mediterránea.
Las ramblas (cauces de río normalmente secos que ocasionalmente pueden llevar agua), muy
presentes en la zona mediterránea, ilustran a la perfección este fenómeno de las crecidas y los
estiajes.
En los ríos de la vertiente cantábrica, ni las crecidas ni los estiajes llegan a ser muy
pronunciados, ya que el régimen de precipitaciones es regular. En los grandes ríos atlánticos, sí
se producen crecidas importantes, pero no llegan a ser tan llamativas ni a causar los efectos
que acompañan las de algunos ríos mediterráneos.
El régimen pluvial es el más extendido en España. Está condicionado directamente por las
precipitaciones en forma de lluvia.
El régimen pluvial oceánico es característico de los ríos del norte peninsular de clima
atlántico, área de precipitaciones elevadas y regulares, y una evaporación
relativamente baja. Presenta un máximo invernal y un mínimo poco pronunciado
durante el verano. Ríos como el Tambre y el Ulla responden a este régimen.
Los ríos de régimen nival son propios de zonas de montaña con cabeceras por encima de los
2.500 m de altitud. Se alimentan con el agua de las nieves retenidas durante el invierno, época
que corresponde a la estación de aguas bajas. A finales de la primavera e incluso comienzos
del verano, la fusión de las nieves aumenta el caudal del río; es la época de aguas altas.
En España, el régimen nival se limita a los ríos pirenaicos de alta montaña, como el Caldarés,
subafluente del Gállego.
Los regímenes mixtos combinan ambos tipos de alimentación, nival y pluvial, nombrándose en
primer lugar el tipo de precipitación que aporta más recursos.
Estos regímenes sencillos son propios de ríos de cuencas reducidas con unas condiciones
uniformes. Por el contrario, los grandes ríos españoles se definen por tener unos regímenes
fluviales complejos, en los que se combinan distintos tipos de alimentación, ya que en sus
extensas cuencas van cambiando las condiciones físicas y, además, reciben el aporte de sus
afluentes, lo que conduce a un cambio y gran diversidad en el tipo y el modelo de regímenes
fluviales a lo largo de su recorrido.
La vertiente atlántica, la más extensa, ocupa el 69% del espacio peninsular. Dentro de ella
podemos diferenciar dos sectores o conjuntos. El primero corresponde a los ríos del norte
peninsular (ríos vascos, cántabros, astures y gallegos), reunidos en la cuenca norte. El segundo
conjunto agrupa los grandes colectores de la Meseta y la depresión Bética.
La cuenca norte
Incluye los ríos del dominio de clima oceánico, tanto los que desembocan en el mar Cantábrico
(en ocasiones se habla de vertiente cantábrica para referirnos a ellos) como los gallegos, que
tienen unos rasgos comunes con los cantábricos.
Esta cuenca se define por unos cursos fluviales cortos. La mayoría de sus ríos nacen en la
Cordillera Cantábrica, muy próximos a su desembocadura. En su recorrido excavan profundos
valles para salvar los desniveles (de hasta 2.000 m) entre las montañas donde nacen y el mar,
por lo que tienen una gran fuerza erosiva y un carácter torrencial que se aprovecha a lo largo
de toda la cornisa cantábrica para producir electricidad.
Las elevadas y regulares precipitaciones otorgan a estos ríos un caudal abundante y regular,
con un régimen de alimentación pluvial y pluvio-nival.
Los ríos vascos (Bidasoa, Nervión) son los más regulares. Los cántabros y astures (Pas, Deva,
Sella, Nalón, Narcea, Navia) tienen una gran potencia erosiva. Y los ríos gallegos (Eo, Tambre,
Los grandes ríos atlánticos se caracterizan por su gran longitud, ya que nacen en montañas
alejadas de su desembocadura.
Discurren por extensas llanuras, en un ambiente climático mediterráneo con una marcada
aridez estival, que se traduce en un régimen irregular, dulcificado por el aporte de sus
afluentes. Su caudal absoluto es elevado, pero su caudal relativo desciende significativamente,
puesto que estos ríos han labrado amplias cuencas fluviales entre los relieves que las limitan.
De norte a sur se localizan las grandes cuencas de la Meseta (Duero, Tajo y Guadiana) y el río
Guadalquivir.
Sus afluentes de la margen derecha (Pisuerga y Esla) son más caudalosos que los de la
margen izquierda (Duratón, Adaja, Tormes) y su régimen de alimentación es pluvio-
nival, con máximos en marzo-abril.
El Tajo, en la Submeseta Sur, discurre entre el Sistema Central, las estribaciones del
suroeste del Sistema Ibérico y los Montes de Toledo. Es el río más largo de la
Península: nace en la Sierra de Albarracín y desemboca en Lisboa. Está regulado por
muchos embalses.
El clima mediterráneo explica la pobreza del caudal de estos cursos fluviales y su gran
irregularidad, con frecuentes crecidas y acusados estiajes, a los que se suma una elevada
evapotranspiración, que contribuye aún más a reducir el caudal de estos ríos. De hecho,
muchos de ellos son cursos intermitentes, torrentes o ramblas, que solo en ocasiones llevan el
agua de unas intensas precipitaciones (generalmente otoñales) con consecuencias, muchas
veces, catastróficas.
Los ríos catalanes (Fluviá, Ter y Llobregat), con un régimen de alimentación mixto, son
cortos y algo más caudalosos.
Los levantinos (Mijares, Palancia, Turia, Júcar y Segura) tienen unas cuencas de
pequeña o medianas dimensiones, un régimen de alimentación pluvial o pluvio-nival,
caudal pobre y gran irregularidad interanual e intranual, con peligrosas crecidas
otoñales debidas a la gota fría.
En consecuencia, es un río largo, de extensa cuenca y caudal destacado, tanto por su cabecera
húmeda como por el aporte de sus afluentes pirenaicos (Aragón, Gállego, Cinca y Segre). Sus
afluentes ibéricos (Jalón, Guadalope) tienen un caudal más pobre. El régimen de alimentación
es pluvio-nival, con estiajes cortos y menor irregularidad que el resto de los ríos
mediterráneos. Sus aguas se aprovechan tanto para la producción de energía hidroeléctrica
Baleares y Canarias carecen de auténticos ríos. El clima y la litología son factores decisivos a la
hora de entender las características hídricas de los archipiélagos.
En Canarias, la aridez de gran parte de las islas, junto al carácter permeable de la litología
volcánica, justifica la ausencia de cursos permanentes de agua. La mayor parte de los recursos
hídricos procede de las aguas subterráneas, los acuíferos. La infrecuente escorrentía superficial
se limita a la red de barrancos que encauzan las aguas de las escasas precipitaciones.
Ceuta y Melilla reducen sus recursos hidrográficos a una red formada por arroyos de escasa
longitud y de acusado carácter estacional y torrencial. En Melilla, el llamado río de Oro es
actualmente un cauce seco, salvo en momentos esporádicos de crecidas, como las acontecidas
en el otoño de 2008. El abastecimiento en ambas ciudades se logra a través de la extracción
mediante pozos de las aguas freáticas del subsuelo, más abundantes en la ciudad de Melilla.
Los musulmanes, en sus casi ocho de presencia en la Península Ibérica, dejaron buenas
muestras de su interés por el agua, sobre todo en la agricultura.
Después de que tanto los ilustrados del XVIII como los regeneracionistas de finales del XIX,
consideraran el buen uso del agua un instrumento de desarrollo económico y social, la primera
actuación pública importante, por lo menos en el plano legislativo, fue el Plan Nacional de
Consumo urbano: Se incluye en este apartado tanto el consumo de los hogares como
el de los servicios de las ciudades. El desarrollo urbano general y, más concretamente,
el ligado a las zonas turísticas, han obligado a ampliar las infraestructuras necesarias
para abastecer a numerosas poblaciones como, por ejemplo, los enclaves costeros o
Madrid. Al igual que en el caso del regadío, las pérdidas hídricas por roturas, fugas,
averías o fraudes, siguen siendo muy cuantiosas hoy en día (algunos estudios la sitúan
en un 17% del volumen total).
Consumo industrial: Una gran parte de este consumo está, lógicamente, vinculado a
las cuencas del norte, del Ebro y de Cataluña, los lugares con más desarrollo industrial
de España.
Regadío: Es el sector que consume más agua ya que la desigual distribución de las
precipitaciones hace necesario el regadío en muchos cultivos. Pero hay estudios que
indican que gran parte de esta agua se desaprovecha por sistemas de riego
despilfarradores o por fallos en las conducciones.
Refrigeración instalaciones energéticas: Casi toda esta agua procede de las cuencas del
Tajo y el Ebro, y se consume en el funcionamiento y seguridad de las centrales
nucleares de Ascó y Almaraz.
En cuanto a recursos hidrológicos, existen grandes diferencias entre unas zonas y otras de
España. Tradicionalmente, se ha hablado de la «España húmeda» y de la «España seca». En
general, podemos decir que la zona cantábrica y las cuencas del Duero, el Tajo y el Ebro
poseen recursos suficientes para satisfacer las demandas. Por el contrario, las cuencas del
Guadalquivir, Sur, Segura y Baleares tienen déficit habitual, mayor en los años secos.
Para equilibrar estas diferencias, existe una política del estado de infraestructuras y
equipamientos:
Las presas. Hay unas 1200 presas en España. En los últimos años, se han construido embalses
en el curso de los afluentes por donde desaguan las montañas con el objetivo de:
Aprovechar las condiciones que ofrecen los valles estrechos del curso alto de los
ríos para la construcción del embalse.
Amortiguar las crecidas al regular los afluentes de cabecera.
Construir a la mayor cota para aumentar la altura de los saltos de producción de
energía eléctrica.
Los canales son construcciones muy parecidas a las tuberías pero abiertas a la atmósfera y
destinadas al transporte del agua. Están dedicados al riego, el transporte o la navegación. En
España, tenemos el Canal Imperial Aragón, considerado uno de los más importantes de
Europa, y el Canal del Duero, entre otros.
Las depuradoras tratan las aguas residuales para que no contaminen. Pueden ser urbanas, que
tratan las aguas provenientes de uso doméstico; o industriales, para las aguas provenientes de
industrias.
Las potabilizadoras son plantas para tratar el agua que se va a beber; se localizan al pie de una
sierra y cerca de los ríos. Se eliminan los residuos sólidos, se descontamina al aportarle
oxígeno y se le da una tercera fase de afino. La UE obliga a que todas las localidades tengan
estas plantas potabilizadoras.
La contaminación de las aguas más importante es, sin duda, la provocada por el hombre. El
desarrollo y la industrialización suponen un mayor uso de agua y una gran generación de
residuos muchos de los cuales van a parar al agua. Se diferencian los siguientes tipos de
contaminación acuática.
Terminemos este apartado refiriéndonos a los riesgos que se derivan de las propias
circunstancias naturales del agua. Son, sobre todo, las inundaciones y sequías, que pueden
provocar efectos catastróficos tanto para las personas como para la economía. Las
inundaciones se producen por diversas causas: desbordamientos de ríos, situaciones
meteorológicas de gota fría, construcción en ramblas, etc. Estos riesgos pueden ser paliados en
parte con la construcción de embalses y la puesta en marcha de sistemas automáticos de
información hidrológica. Nunca se podrán evitar del todo, pero sí redecir sus consecuencias.
Caudal de un río. Se denomina caudal al volumen de agua que circula por el cauce de
un río en un lugar y tiempo determinados. Podemos distinguir entre:
Caudal absoluto: volumen total de agua que evacúa un río durante un año, medido en
hm3.
Caudal medio o módulo: valor medio del caudal de una serie de, al menos, 30 años; se
expresa en m3/seg.
Caudal relativo: relación entre el caudal medio anual (módulo) y la superficie de la
cuenca fluvial. Se expresa en l/seg/km2 y sirve para comparar ríos. Para calcular el
caudal relativo de un río, hay que pasar los m3/seg a l/seg multiplicándolos por mil y
dividir esta cifra entre la superficie de la cuenca. En general, un módulo se considera
escaso si es inferior a 5; medio, si está entre 5 y 15, y elevado, si es superior a 15.
Ciclo hidrológico. Es el proceso de circulación del agua entre las distintas partes de
la hidrósfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico en el que el agua circula de unos
lugares a otros o cambia de estado físico.
Crecida: momento de máximo caudal de una corriente de agua. El término tiende a usarse
para designar aumentos anormales del caudal que producen efectos catastróficos.
Cuenca hidrográfica. Es un territorio que drena sus aguas al mar a través de un único río, o
que vierte sus aguas a un único lago endorreico. Una cuenca hidrográfica es delimitada por la
línea de las cumbres, también llamada divisoria de aguas. El uso de los recursos naturales se
regula administrativamente separando el territorio por cuencas hidrográficas.
Se puede transformar a muy diferentes escalas. Existen, desde hace siglos, pequeñas
explotaciones en las que la corriente de un río, con una pequeña presa, mueve una rueda de
palas y genera un movimiento aplicado, por ejemplo, en molinos rurales. Sin embargo, la
utilización más significativa la constituyen las centrales hidroeléctricas de presas.
Estiaje. Es el momento de caudal más bajo de una corriente de agua El término se deriva de
estío o verano, debido a que en la región del Mediterráneo, el estío es la época de menor
caudal de los ríos debido a la relativa escasez de precipitaciones en esta estación.
Trasvase fluvial. Los trasvases son obras hidráulicas cuya finalidad es la de aumentar la
disponibilidad de agua en una población aportando agua desde una cuenca vecina. En España,
el más importante trasvase es el Tajo-Segura.
El mapa muestra tanto los principales ríos como las costas peninsulares. Obsérvelo y
conteste:
a) Diga el nombre, junto con el número correspondiente, de los ríos que aparecen con
8, 6, 5, 3, 1. ¿Por qué es más extensa la vertiente fluvial occidental que la del sector
oriental?
b) Diga el nombre de los ríos 7, 4, 2. ¿Qué diferencias esenciales existen con los de la
vertiente occidental?
a) Exprese del 1 al 11 los nombres de los principales ríos que alimentan cada una de
esas cuencas
c) Explique los contrastes y variación de los valores del balance hídrico en las cuencas
de la vertiente atlántica peninsular.
e) Explique las causas de la variación de los balances hídricos entre las distintas cuencas.
c) Explique las causas de la disimetría de las vertientes y las consecuencias que genera en las
cuencas hidrográficas.
VOCABULARIO
PRÁCTICAS
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4. Las penínsulas del sur de Europa, así como algunos de sus archipiélagos, son las rutas
más utilizadas por las aves para desplazarse entre Europa y África. Esto hace que
España represente un papel esencial en las rutas de las aves migratorias, bien como
área de nidificación, punto de invernada, o simplemente como zona de descanso.
Estos desplazamientos también favorecen la dispersión de semillas y, con ello, el
incremento de la diversidad vegetal.
7. La distribución de los recursos hídricos, muy desigual en España, tanto espacial como
estacionalmente, lo que también influye en la localización de la flora y la fauna:
La Agencia Europea del Medio Ambiente ha definido once regiones biogeográficas en Europa.
En España, están presentes cuatro de estas grandes regiones biogeográficas, lo que pone de
manifiesto su alta diversidad natural:
Se localiza en los grandes macizos montañosos europeos con características de alta montaña.
En España, solo los Pirineos aparecen incluidos dentro de esta región. Esta cordillera presenta
una gran diferencia entre su vertiente norte, más húmeda, y la sur, donde la pluviometría es
menor, así como la extensión de las masas arbóreas. De igual forma, los contrastes son
Los fondos de valle son los lugares más habitados, por lo que es en ellos donde la
transformación de los ecosistemas ha sido más notable. Así, en los fondos de los valles y las
vertientes de solana se instalaron los asentamientos de población y los cultivos; en las
vertientes de umbría, los bosques; y en el piso alpino, los pastos de verano.
En España, esta región se extiende por toda la cornisa cantábrica, desde Galicia hasta los
Pirineos. En conjunto, la fachada atlántica presenta unas condiciones muy favorables para el
desarrollo del bosque caducifolio de hayas y robles.
No obstante, existen diferencias significativas entre los sectores litorales, donde la influencia
del mar incide en la organización de la vegetación y la fauna, y las zonas de montaña,
progresivamente alejadas de esa influencia y organizadas en pisos bioclimáticos en función de
la altitud y la exposición.
Los hayedos son más frecuentes en la cornisa cantábrica, mientras que los robledales lo son en
Galicia. Los hayedos son más exigentes en humedad, por lo que en muchas ocasiones
colonizan zonas en pendiente donde es frecuente la formación de nieblas. Pero también
muchos de estos bosques son mixtos, combinándose robles, hayas y coníferas.
La mayor parte de ellos han sufrido intensas transformaciones humanas, tanto por
roturaciones para implantar cultivos o pastos, como, a partir de la segunda mitad del siglo XX,
por la introducción de coníferas, roble americano y eucalipto para su explotación comercial.
Se extiende al sur del continente europeo, desde la Península Ibérica hasta las costas de la
península de Anatolia.
Desde el punto de vista climático, se caracteriza por una prolongada estación seca y calurosa
en verano, que contrasta con el carácter templado del resto de las estaciones. Las
precipitaciones son muy irregulares, y a veces tienen un carácter torrencial. La disponibilidad
de agua es muy variable, por lo que las especies han desarrollado mecanismos para adaptarse
a los períodos de sequía.
Es la región biogeográfica que ocupa una mayor extensión en España, aunque dentro de ella se
pueden diferenciar algunos ámbitos con características ecológicas diferenciadas:
La Meseta y las depresiones. Estas áreas, alejadas de la influencia del mar, presentan
marcados rasgos de continentalidad, es decir, un notable contraste entre inviernos
fríos y veranos muy calurosos, con unas precipitaciones anuales moderadas. Desde la
Antigüedad, fueron transformadas para implantar cultivos y pastos o explotar sus
recursos forestales, pero aún conservan ejemplos significativos de sus bosques
originales: encinas, chaparros, sabinas, etc. Por su parte, la aridez puede ser extrema
en algunas zonas, como sucede en la depresión del Ebro.
Los ríos, y en especial los humedales tienen una gran importancia ecológica en esta
región, pues constituyen verdaderos oasis para las aves migratorias en sus
desplazamientos entre Europa y África. Así sucede, por ejemplo, con las Tablas de
Daimiel.
Las áreas de montaña. Estos sistemas montañosos, al estar localizados en una latitud
más baja que los situados en el norte de la Península Ibérica, poseen unos períodos de
luz mayores y un régimen térmico más suave. Sin embargo, a veces presentan
características próximas a las de la alta montaña o a las de la zona húmeda. Así
sucede, por ejemplo, en las sierras altas del Sistema Central o en algunas del Sistema
Ibérico. Sierra Nevada, donde sí se superan los 3000 m de altitud, también presenta
algunos rasgos característicos de los ecosistemas de alta montaña, a pesar de estar
situada mucho más al sur.
El archipiélago canario está bajo influencias climáticas contrapuestas (las masas de aire frescas
y húmedas aportadas por los alisios; y el aire seco y cálido que llega del Sáhara). Por tanto
presenta una gran diversidad de ambientes. En las islas occidentales y centrales, se alcanzan
altitudes próximas o superiores a los 2000 metros, registrándose una mayor humedad y
Corresponde a la región floral eurosiberiana, desde Galicia a los Pirineos. Sus formaciones
vegetales características son el bosque caducifolio, la landa y el prado.
a. El bosque caducifolio
Está constituido por árboles altos, con tronco recto y liso, y hoja grande que cae en otoño. Este
tipo de bosque consta de relativamente pocas especies que se reúnen formando grandes
masas. Las más características son las siguientes.
• El haya tolera mal el calor y muy bien el frío, y requiere mucha humedad, por lo que es un
árbol de montaña, que se adapta a suelos calizos y silíceos, aunque prefiere los calcáreos. Su
crecimiento es bastante lento. Su madera, dura y de buena calidad, se emplea para elaborar
muebles y utensilios.
El haya forma bosques específicos o mixtos con el roble. Su área principal está en la cordillera
Cantábrica y el Pirineo navarro.
• El roble no soporta veranos calurosos, tiene menor tolerancia al frío y exige menos humedad
que el haya, por lo que se sitúa a cotas más bajas. Su crecimiento es lento. Su madera, dura, se
emplea para la construcción y para fabricar muebles y barcos. Las áreas más extensas de roble
se encuentran en Galicia y en la cordillera Cantábrica.
•El castaño es una formación vegetal secundaria que ha ganado terreno a costa del roble,
pues permite el aprovechamiento de su fruto y de su madera.
A lo largo del tiempo han desaparecido extensas áreas de bosque caducifolio. Las causas han
sido la pérdida de los usos tradicionales de su madera en la construcción y la fabricación de
aperos; la sustitución de la leña por el gas, el gasóleo o el carbón en la calefacción rural; las
quemas incontroladas para la obtención de pastos, y los incendios forestales.
La landa es una vegetación densa de matorral, que puede ser baja o alcanzar los cuatro
metros. Sus especies más abundantes son el brezo, el tojo y la retama. La landa aparece como
degradación del bosque caducifolio o como vegetación supraforestal. Suele usarse para cama
de animales y, luego, como abono.
Los prados son una vegetación herbácea que ocupa grandes extensiones de terreno en los
paisajes oceánicos.
Abarca casi toda la Península (excepto el norte y las zonas de montaña), Baleares, Ceuta y
Melilla. Sus formaciones vegetales características son el bosque perennifolio y el matorral (la
maquia, la garriga y la estepa).
Estas formaciones xerófilas se han adaptado a la sequía estival mediante diversos sistemas:
desarrollo de raíces muy extendidas para captar el agua, y hojas perennes y esclerófilas (duras
y coriáceas), con diversos sistemas para disminuir la transpiración (pilosidades; revestimientos
protectores de resina, cera o goma; formación de espinas, etc.).
a. El bosque perennifolio
Consta de árboles de mediana altura, con tronco no rectilíneo, grueso y rugoso, y hoja
perenne. Sus ramas forman copas globulares y amplias, que proyectan sombra sobre el suelo
para mitigar la insolación y la evaporación. Las especies más características son la encina y el
alcornoque. Tiene un rico sotobosque, con especies como el piorno y la retama, ya que los
árboles se sitúan algo apartados unos de otros, y la luz penetra con facilidad.
•La encina es el árbol más característico y extendido del clima mediterráneo. Es resistente a la
sequía y se adapta a todo tipo de suelos. Su madera, muy dura y resistente, se empleaba
tradicionalmente para la elaboración de ruedas, carpintería exterior, utensilios y carbón, y su
fruto, la bellota, para alimentar al ganado. Los bosques de encinas mejor conservados se
encuentran en Sierra Morena, Extremadura y la sierra de Guadarrama.
El bosque perennifolio también ha reducido su extensión a lo largo del tiempo. Las causas han
sido la pérdida de muchos de sus usos tradicionales, su sustitución por otras especies de
crecimiento rápido y buen aprovechamiento económico, el obstáculo que representan los
árboles para la mecanización agraria y el regadío móvil, y los incendios forestales.
b. El matorral
• La maquia es una formación arbustiva de más de dos metros de altura, muy densa y casi
impenetrable. Sus especies principales son la jara, el brezo, el lentisco y la retama.
• La garriga está formada por arbustos y matorrales de poca altura, que dejan algunas zonas
sin cubrir, donde aparece la roca. Entre sus especies destacan el tomillo, el romero y el
espliego.
• La estepa está formada por hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, bajos y
discontinuos, que dejan al descubierto suelos pobres. Sus especies principales son el palmito,
el tomillo, el espartal y el espárrago. La estepa es propia de las zonas semiáridas del sureste
peninsular y del valle del Ebro, donde la sequía impide el crecimiento de los árboles, y de las
zonas donde la garriga ha sido degradada por la acción humana.
En las riberas de los ríos, el suelo se impregna de humedad, por lo que su vegetación tiene
rasgos diferentes de la de su entorno, especialmente en las zonas de clima seco.
Los bosques de ribera están formados por especies como el aliso y el sauce (cuyas raíces
necesitan estar en el agua); el chopo, el álamo y el fresno (cuyas raíces solo requieren
humedad en el extremo inferior); y el olmo, menos exigente en humedad. Algunos de esos
árboles, de crecimiento rápido y madera blanda, como el chopo o el sauce, se usan para
armazones y embalajes. Junto a los bosques crecen juncos y matorrales; es el caso del cornejo,
el aligustre, la madreselva, las zarzamoras y los rosales silvestres.
El bosque de ribera también ha reducido su extensión a causa de la acción humana sobre los
márgenes y cauces fluviales, como la extensión del cultivo, la urbanización o las canalizaciones.
a. La montaña alpina o pirenaica, representada por los Pirineos, tiene cuatro pisos
vegetales:
El piso subalpino, entre los 1 200 y los 2 400 metros, reúne coníferas
naturales, como el abeto, el pino negro y el pino silvestre. El abeto puede
formar bosques mixtos con el haya. El sotobosque está constituido por ar-
bustos como el rododendro y el arándano.
El piso alpino, entre los 2 400 y los 3 000 metros, es el dominio del prado.
Este tiene un período vegetativo corto, ya que pasa siete u ocho meses
cubierto por la nieve, lo que impide el desarrollo de plantas de mayor tamaño.
En estas alturas abundan los sectores de roca desnuda, y los canchales, donde
crecen pequeñas plantas rupícolas.
El piso nival se sitúa por encima de los 3 000 metros. En los espacios de
topografía algo plana o de pendiente reducida, la nieve se mantiene todo el
año, y la vegetación es inexistente. En los espacios de fuerte inclinación,
donde la nieve desaparece cierto tiempo, crecen pequeñas plantas rupícolas
sobre la roca (líquenes y musgos) o en el interior de las grietas y fisuras.
En las islas con relieve montañoso se suceden los siguientes pisos vegetales:
• El piso basal está marcado por la aridez. Predominan los matorrales ralos y ásperos, como el
cardón y la tabaiba.
• El piso montañoso. La vegetación se adapta a una mayor humedad provocada por los mares
de nubes. Está constituida por dos originales formaciones boscosas: el bosque de laurisilva,
compuesto por más de 20 especies, y el fayal-brezal, resultante de la degradación de la
laurisilva por la acción humana.
• La cima. Está dominado por el bosque de coníferas, cuya especie principal es el pino canario
que, al quedar fuera del mar de nubes, debe adaptarse a la aridez y al frío. En las zonas más
altas de este piso pueden hallarse otras especies, como el cedro canario.
Por encima de los 2 200 metros (solo en Tenerife y La Palma). Se caracteriza por una acusada
desnudez, con matillas dispersas, pero de gran riqueza florística (violetas del Teide).
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Dehesa. El término dehesa viene del latín defesa (defensa), pues los primeros pobladores en
la reconquista hacían vallados para proteger los rebaños. Consiste en un bosque de encinas y
alcornoques en el que, además del aprovechamiento de su fruto y de su madera, se practica la
agricultura y la ganadería. En España, es abundante en Extremadura y Andalucía.
Las coníferas, como el pino y el abeto, son árboles o arbustos resinosos, de hojas aciculares
(como agujas) y frutos agrupados en conos (piñas).
Xerófila. Vegetación adaptada a la aridez. En España es propia del clima mediterráneo, sobre
todo del subdesértico o estepario, y de las zonas bajas de las islas Canarias.
c) Explique la relación existente entre las condiciones físicas del territorio y las diferentes
regiones biogeográficas.
b) Qué relación existe entre la distribución de cada una de estas cuatro especies y
los caracteres naturales de la Península.
a) Diga el nombre de las provincias afectadas por la mancha más grande del mapa.
b) Qué relación existe entre esta distribución y la litología (EL MEDIO NATURAL) peninsular.
c) Explique qué actividades económicas están relacionadas con esta especie vegetal.
a) Diga las Comunidades Autónomas sobre las que se localizan los robledales en general, y el
hayedo.
c) Explique la relación que existe entre la distribución de las formaciones vegetales citadas y
otros elementos del medio natural.