Guion Venecia
Guion Venecia
Jorge Accame
Cuadro 1
Patio de vivienda precaria. Dos salidas: una a la calle; otra hacia el interior de la
casa. La Gringa sale con su bastón y escapa a la calle. Marta sale a buscarla, la
alcanza y la conduce adentro. La Gringa se resiste un poco, pero finalmente se
deja arrastrar por Marta.
Apagón
CUADRO 2
Entra Marta con una cacerola y una radio. Se sienta. Entra Chato.
CHATO.- Qué hacés, Marta. ¿Vas a cocinar?
MARTA.- Voy a hacer sopa.
CHATO.- Qué rico. Y ¿cómo andan los preservativos, digo, los preparativos?
MARTA.- Como para machos. Ya sabemos todo de Venecia.
CHATO.- A la mierda. ¿Todo?
MARTA.- Sí. Todo. Sabemos que está en Italia.
CHATO.- ¡Qué pícara! Eso te lo he dicho yo.
MARTA.- Oh, bueno. Pero sabemos que allá la gente habla el italiano.
CHATO.- Gran cosa lo que has averiguado.
MARTA.- Sí. Porque si vas allá y no sabés hablar el italiano, no te entienden
nada. ¿Y vos sabés hablar italiano?
CHATO.- Por supuesto que hablo italiano. Es bien fácil. Tenés que ponerle una
i o una e a todo lo que decís. Y ya estás hablando italiano. Si vos querés decir
por ejemplo: “¿Querés pinchar?”, tenés que decir: “¿Quére pinchare?”. También
tenés que cambiar la c por ch. Si querés decir “Cuesta quince pesos cada” (Hace
gesto con la mano), se dice “cuesti quinche pesi cadi” (Hace el mismo gesto con
la mano). Y ya hablás italiano.
MARTA.- Mirá vos. Anotáme para cuando vaya.
CHATO.- ¿Vos querés que te haga un vocabulario para que vos te podás
expresar? (Entran Graciela y Rita)
MARTA.- ¿Cómo les fue?
GRACIELA.- ¿Sabes cuanto cuesta el boleto a Venecia?
MARTA.- ¿Cuánto?
GRACIELA.- Decíle.
RITA.- ¡Qué sé yo! Una carrada de guita. Como 700 clientes (Se quedan las tres
en silencio, contrariadas).
MARTA.- ¿Entonces no vamos a Venecia?
RITA.- Y, no.
MARTA.- Pero, chicas, ya le dijimos a la Gringa. Le prometimos llevarla. Se
ilusionó con todo lo que vos le dijiste, Graciela.
GRACIELA.- Oh, qué te hacés ahora, vos, Marta, que eras la primera en decir
que la Gringa estaba loca y que no había que darle pelota (Silencio)
MARTA.- Ya está. Paren, chicas, paren, paren. Ya sé cómo vamos a hacer.
Vamos a ir las cuatro y no nos va a costar nada.
GRACIELA.- ¿Ah, sí? ¿Qué? ¿Vas a meterte en política?
MARTA.- No, mí no me agarran más.
RITA.- ¿Entonces?
MARTA.- Ustedes cállense y háganme caso.
GRACIELA.- ¡Ah, tomá! ¡Seguro que querés vender nuestros órganos!
MARTA.- ¿Estás revirada? ¿Quién va a querer un órgano tan gastado?
GRACIELA.- (Enfrentándola) Oh, qué pícara que sos.
RITA.- (La contiene) Dale, Marta, decí lo que estás pensando.
MARTA.- Está bien. Escuchen. ¿A Venecia hay que ir en avión? Bueno. Vamos
a hacer nosotras el avión. ¿En Venecia hay calles de agua? Vamos a hacer
nosotras las calles de agua.
GRACIELA.- ¿Qué? ¿Te rechiflaste?
MARTA.- La vieja está ciega ¿o no?
GRACIELA Y RITA.- ¿Y?
MARTA.- La llevamos al Lago de Popeye. Pero la Gringa se va a creer que está
en Venecia.
GRACIELA.- ¿Al Lago de Popeye? (Marta asiente, Rita la mira) Pará, ¿cuál es
el Lago de Popeye?
MARTA.- Ese que está antes de la subida de Ciudad de Nieva. Ese, pues, donde
alquilan botes.
CHATO.- Enfrente a Cuyaya, cerca de las paradas de colectivo.
GRACIELA.- ¿Pero qué vamos a hacer nosotras ahí? Lleno de familias, chicos.
RITA.- No. Podemos ir a la noche que no hay nadie por los mosquitos.
CHATO.- Los lunes o los martes ni los mosquitos van por ahí.
RITA.- ¡Cómo para macho! Marta, sos un genio.
MARTA.- Tenemos que conseguir algunas cosas: dos o tres cóndores…
GRACIELA.- ¿Para qué?
MARTA.- Para cuando la Gringa crea que estamos volando, soltamos los
cóndores.
GRACIELA.- Si la Gringa no ve ni mierda.
MARTA.- Para que escuche el ruido de las alas.
CHATO.- Para los efectos especiales.
RITA.- Claro, pues. Vos anotá, Chato. (A Marta) ¿Cuántos dijiste?
MARTA.- Lo que haya.
RITA.- Y el avión ¿dónde lo vamos a armar?
GRACIELA.- Cierto. ¿Dónde?
MARTA.- Y allá, en la playa del río. Bien cerquita del Lago de Popeye. Así apenas
bajamos del avión, la tiramos a la Gringa en “las calles de agua”.
RITA.- Está bien eso, ¿no?
GRACIELA.- Bueno, vamos, vamos. (Salen Graciela y Rita)
MARTA.-Vamos a ir todos a Venecia, qué joder (Sale)
CHATO.- Qué ganas de macanear tienen estas chinitas (Se queda pensando)
¿Y de dónde saco yo ahora tres cóndores?
Apagón
CUADRO 3
Entra el Chato con unos tablones y unos cajones de fruta. Entra Graciela.
GRACIELA.- Mirá lo que conseguí, Chato, una guía turística de Italia. Mirá está
Venecia…, Roma…, Sicilia…, todo…
CHATO.- A ver. (Se acerca) Qué bueno. Mirá. ¿Sabés qué es eso? La Torre de
Pisa.
GRACIELA.- ¿Cómo, de pizza?
CHATO.- No, pero no de pizza para comer. Es de bloque, nomá.
GRACIELA.- Ah, ¿entonces por qué se llama de pizza?
CHATO.- No sé. Será por que está torcida.
GRACIELA.- Uy, cierto, mirá, parece que se va a caer, ¿no? (Lee) Pisa fue una
rica y poderosa ciudad de Toscana… (Piensa) ¿Y eso que tiene que ver con la
pizza?
CHATO.- La Torre de Pisa. Pisa mal y se va a la mierda.
GRACIELA.- ¡Ah, sí!
CHATO.- ¿Y? (Le muestra las sillas) ¿Qué te parece?
GRACIELA.- ¡El avión! ¡Está diez puntos, Chatito!
CHATO.- Mirá, con escalerita, como en la televisión, (Entran Rita y Marta con un
ventilador).
GRACIELA.- ¡Miren, chicas!
RITA.- ¿Y esto? (Señala el avión) ¿Qué es?
CHATO.- ¡Cómo qué es! ¡Qué va a ser! ¡El avión!
MARTA.- Está bueno ¿no?
RITA.- Total, la Gringa no ve un pomo.
MARTA.- Tomá, poné el ventilador por ahí.
CHATO.- ¿Me trajiste el prolongador para chorear la corriente?
MARTA.- Sí, traje todo. Y vos ¿conseguiste los cóndores?
CHATO.- No he podido, Marta. Fui ahí a la universidad para que me los presten,
pero dicen que no tienen, y que si tuvieran no los prestan. Dicen que los animales
no son para joder.
RITA.- ¡Qué chistoso! ¿Y entonces ellos, que tienen a los pumas en una jaulita
así?
CHATO.- Pero (Busca en el bolsillo en su bolsito) cuando venía para aquí,
hondeé un loro y un tordo.
MARTA.- ¿Estás loco, Chato? Qué ruido vamos a hacer con dos pájaros
muertos.
CHATO.- Pero el loro está medio vivito…
MARTA.- No, salí de acá con eso (Chato mira con pena la bolsa donde tiene los
pájaros).
GRACIELA.- Bueno, Marta, olvidáte de los cóndores, que hay mucho que hacer.
MARTA.- Es que yo quería que fuera todo perfecto.
RITA.- Va a ser todo perfecto. Con ese ventilador que me hiciste traer basta y
sobra.
GRACIELA.- Yo ya he hecho la comida.
MARTA.- ¿Para qué?
GRACIELA.- La comida. ¿No viste en la televisión que en los aviones te dan
comida en unas bandejitas?
RITA.- Meta. ¿Y qué cocinaste?
GRACIELA.- Humitas.
RITA.- ¡Qué rico!
GRACIELA.- Sí, no te pongás tan contenta, vos, que son para hacerle el verso
a la Gringa.
MARTA.- ¿Qué? ¿No hiciste para todas?
GRACIELA.- Hice pocas. No me alcanzaba para el queso.
MARTA.- Uh, vos, también.
GRACIELA.- ¿Qué, yo también? A mí nadie me dio un mango para los gastos.
RITA.- Basta, che, no peleen. ¿Ya está todo?
CHATO.- Ya está.
RITA.- Bueno, entonces vamos a buscar a la Gringa (salen Rita y Marta, pero
Graciela las detiene).
GRACIELA.- ¡Chicas! ¡Si ya sabía yo que nos estábamos olvidando algo
importante!
MARTA.- ¿Qué, qué?
GRACIELA.- ¡El tano, chicas!
RITA.- ¿Qué tano?
GRACIELA.- ¡El tano Giacomo!
RITA.- ¡Y qué hay con el tano Giacomo!
GRACIELA.- ¡Cómo qué hay! ¡Que la Gringa va a Venecia a encontrarse con él!
MARTA.- ¡Uy, cierto!
RITA.- ¿Y de dónde sacamos ahora un tano Giacomo? (Se quedan pensando y
terminan mirando a Chato quien al darse cuenta hace gestos de negación)
CHATO.- ¡La gringa me va a querer manotear!
RITA.- Si la Gringa ya no está para esos trotes.
CHATO.- Yo la conozco a la Gringa. Yo ha debutado con ella.
MARTA.- Pero no. Eso fue hace años, cuando ella te echaba de acá a patadas
a todos los borrachos. Ahora necesita otra clase de amor. Le das el brazo, le
decís cosas lindas en italiano, como un caballero, le decís que la perdonás.
¿Meta, negro? Si no, se nos va todo el plan al diablo.
CHATO.- (Aflojando) Bueno. Le doy el brazo y hasta ahí nomás. Pero si la
veterana quiere avanzar, yo me tomo el raje.
RITA.- Bueno, listo. Vamos a buscar a la Gringa.
GRACIELA.- ¿Cómo la traemos? Hay que hacerle creer que la llevamos en remis
hasta el aeropuerto.
MARTA.- Yo ya hablé con uno de los choferes de la agencia. Es amigo mío.
GRACIELA.- Sí, ya sé. Ese chofer es un cliente que me choreaste el otro día.
MARTA.- Mirá quién habla. ¿Y vos, ayer, mosquita muerta? ¿No me hiciste lo
mismo?
GRACIELA.- Ah, no sé, che, ojo por ojo.
CHATO.- Y culo por culo.
MARTA.- Calláte vos. No te metás.
CHATO.- No, yo decía, nomás.
RITA.- Bueno, dale, vamos a buscar a la Gringa.
MARTA.- Vamos.
GRACIELA.- Pará, tenemos que hacerla dar una vuelta larga antes de venir aquí.
RITA.- ¿Y?
GRACIELA.- Que no tenemos un mango.
MARTA.- Ah, dejá. Yo después arreglo con el chofer. Personalmente.
RITA.- Si es muy caro, yo también arreglo.
GRACIELA.- Bueno, yo también puedo arreglar.
CHATO.- Ah, no. Yo con el chofer no arreglo ni mierda.
MARTA.- No te preocupés. No va a ser tan caro. (Salen).
Apagón
CUADRO 4
Chato acomodando las cosas. Entran Gringa, Rita, Marta, Graciela con bolsos,
valijas, carteras y termo.
Apagón final