El texto y sus propiedades ampliación
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UNIDAD 2 :
EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES. LA ADECUACIÓN. LA COHERENCIA.
LA COHESIÓN
1. EL TEXTO. DEFINICIÓN
6. LA MODALIDAD
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 1º BACHILLERATO 2
1. EL TEXTO. DEFINICIÓN
Se entiende por texto una unidad de carácter lingüístico intencionadamente emitida por un hablante
en una situación comunicativa concreta y con una finalidad determinada.
Se trata de la unidad comunicativa máxima. Teniendo en cuenta que el enunciado es la unidad
comunicativa mínima, podemos definir el texto como una secuencia estructurada de enunciados de muy
variable extensión (desde un solo enunciado: “No lo sé”, hasta, por ejemplo, una novela).
La gramática textual es la disciplina que estudia cómo se forman los textos mediante la articulación
de distintos enunciados. El texto no es una mera cadena de oraciones, frases o palabras. Está construido a
partir de varios niveles de organización:
a) Posee una estructura semántica, pues consta de una serie organizada de ideas que el emisor
pretende transmitir al receptor.
b) Posee una estructura sintáctica: los enunciados que lo constituyen mantienen entre sí relaciones
formales y funcionales de distinto tipo que será necesario estudiar.
c) Tiene también una estructura comunicativa o pragmática, en el sentido de que en él están
implícitas las relaciones entre los elementos que intervienen en el acto de la comunicación. Los
elementos de la comunicación determinan diferentes maneras la forma y el significado de los
textos, por lo que habrá que tenerlos en cuenta tanto a la hora de producirlos como a la
interpretarlos.
Para que una secuencia de elementos lingüísticos constituya un texto es necesario tener en cuenta
tres principios de construcción o propiedades de los textos: adecuación, coherencia y cohesión.
Cada una de estas propiedades está relacionada con uno de los diferentes niveles de estructuración
del texto:
a) La adecuación es la característica de los textos que están bien construidos desde el punto de vista
comunicativo.
b) La coherencia es la propiedad inherente a todo texto (entendido como entidad con significado) que
hace que pueda ser percibido como una unidad con sentido.
c) La cohesión es la manifestación sintáctica de la coherencia: un texto está bien cohesionado si hay
mecanismos lingüísticos que revelan al receptor la relación coherente de sus partes.
Estas propiedades están presentes tanto en la producción como en la interpretación del mensaje.
La adecuación es la característica de los textos que están bien construidos desde el punto de vista
comunicativo. Es el resultado de una serie de elecciones que el hablante o autor ha de llevar a cabo
teniendo en cuenta las características concretas de los diferentes factores o elementos que intervienen en
la comunicación:
a) Función del lenguaje: el emisor ha de elegir la función del lenguaje que va a predominar en su
texto dependiendo fundamentalmente de cuál sea la intención comunicativa del emisor. Por
ejemplo, si el texto que se va a producir es un examen, la intención comunicativa es mostrar los
conocimientos de una asignatura, por lo que lo adecuado sería producir un texto donde
predomine la función referencial. El emisor debe seleccionar los recursos lingüísticos mediante los
cuales se realiza cada función. En el ejemplo del examen: oraciones de modalidad enunciativa,
con verbo en indicativo, léxico denotativo claro y preciso, ausencia de elementos que impliquen
subjetividad, etcétera.
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b) Elección del canal comunicativo adecuado: el emisor ha de elegir la elección del canal
comunicativo adecuado. Dependiendo de la situación comunicativa se elegirá una comunicación
oral o escrita; se elegirá el código verbal o no verbal, etc. En el ejemplo del examen, se elegirá la
comunicación escrita y el código castellano y quedará excluida la utilización de códigos no
verbales: gestos, etc.
c) Variedad idiomática: el emisor ha de elegir la variedad idiomática (lengua culta, registro formal o
coloquial, etc.) según la situación comunicativa. En el ejemplo del examen debe elegir la lengua
culta en su registro formal.
d) Variedad del discurso: el emisor ha de elegir la variedad del discurso que va a emplear: narración,
descripción, exposición, etc. Lo adecuado en un examen es el texto expositivo o, en su caso,
argumentativo.
e) Género: relacionada con la forma del lenguaje está la elección del género concreto que el emisor
vaya a utilizar. El emisor debe ceñirse al género que impone la situación comunicativa y
seleccionar los mecanismos y recursos textuales adecuados a ello. Será inadecuado, en un
examen, responder a un test con un desarrollo extenso o hacer un esquema cuando se pide una
respuesta breve.
Llamamos coherencia a la propiedad que tienen aquellos textos que pueden ser percibidos por su
receptor como un todo estructurado, es decir, como una unidad de contenido cuyas partes intervienen de
manera relevante en el significado global. Viene determinada, pues, por la estructura semántica —es decir,
del contenido— y se manifiesta en diferentes niveles: la totalidad del texto (coherencia global), sus partes
constitutivas (coherencia lineal) y los diversos enunciados (coherencia local).
En otras palabras, un texto es coherente
a. Cuando presenta una unidad significativa o de sentido, apreciable en la existencia de un tema
claro y preciso (coherencia global o temática).
b. Cuando las partes que lo integran no aparecen aisladas, sino que se conectan unas con otras
formando una estructura (coherencia lineal o estructural).
c. Cuando los sucesivos enunciados transmiten ideas o juicios que no vulneran los principios
elementales de la lógica, el sentido común o las normas universales del saber humano
(coherencia local).
Para que pueda decirse que una sucesión de enunciados constituye un texto, tiene que poseer un
núcleo informativo fundamental, que denominamos asunto.
Llamaremos tema, por otra parte, a la idea que resume el sentido de cuanto se dice en el texto. El
tema incluye tanto aquello de lo que trata el texto (es decir, el asunto) como la intención que el autor tiene
al producir el discurso y su actitud ante los hechos de los que habla.
Cuando se rompe la coherencia global del discurso, es decir, cuando el conjunto de enunciados
carece de un tema general capaz de relacionar sus significados parciales, el texto deja de ser comprensible.
La comunicación entonces no se produce y, en último término, la secuencia de enunciados acaba
convirtiéndose en un no-texto.
Hay un tercer nivel de coherencia: la coherencia local. Entre los distintos enunciados, y también
dentro de cada uno de ellos y de sus constituyentes sintácticos, los elementos lingüísticos establecen entre
sí relaciones de significado. Estos elementos han de ser coherentes unos con otros si se quiere que el texto
pueda ser entendido en todas sus partes por el oyente o lector, es decir, si se quiere que la comunicación
tenga éxito.
Los sucesivos enunciados que forman un texto deben respetar tres principios básicos:
a. Conformidad con las normas universales del saber humano. Un texto es coherente si la
información que transmite no contradice el conocimiento que los hablantes tienen del mundo y de
las cosas. Desde esta perspectiva, un enunciado como “El gato volaba cantado una canción” resulta
incoherente.
b. Observación de las leyes elementales de la lógica. Un texto es coherente cuando su contenido no
quebranta la red de implicaciones y presuposiciones que subyacen en muchos enunciados, y que
no son sino obviedades que compartimos todos los hablantes. Si alguien dice que Carlos V nació en
Alemania cuando su madre se encontraba en Toledo, se produce la ruptura de una relación de
implicación y, por tanto, es incoherente.
c. Adecuación al marco del discurso. El marco del discurso engloba el tipo de texto, la finalidad y la
situación comunicativa en que se emite dicho texto. Hay textos cuyo contenido choca con nuestro
conocimiento del mundo y, sin embargo, resultan coherentes si tenemos en cuenta la situación en
que se producen. Así, por ejemplo, la incoherencia de la oración “El gato volaba cantando una
canción” puede neutralizarse en un discurso como el literario.
Se denomina estructura sintáctica del texto a la red de relaciones entre los distintos elementos y
mecanismos formales que manifiestan lingüísticamente la coherencia global y lineal de las ideas del
discurso, y cohesión textual a la propiedad característica de los textos que hacen suficientemente explícita
esa coherencia interna. El análisis de los temas nos permitirá percibir el tema, las relaciones entre las ideas
y la estructura interna de los textos.
Existen numerosos procedimientos de cohesión textual. Estudiaremos sólo los más frecuentes:
5.1.1. Recurrencia
Al escribir, conviene dar cierta coherencia a las frases que forman un párrafo o periodo. Dicha
coherencia se altera, y la expresión pierde claridad, cuando se producen cambios poco correctos en
el sujeto, o en la persona, voz o tiempo del verbo”
- Recurrencia semántica: aparición reiterada de términos que están relacionados por su significado.
Esta relación puede ser de distintos tipos:
a. Sinonimia: ambos términos tienen el mismo significado.
Ejemplo: Había algunas estatuas en el jardín. Eran esculturas modernas.
Tras la muerte de mi padre me exigieron varios certificados de defunción, así como
informes médicos donde constaran las causas del fallecimiento.
b. Antonimia: relación entre palabras del texto que tienen significados opuestos.
Ejemplo: Su padre tenía una casa grande. Él la prefería pequeña.
A mi hermana le gusta el té frío. Yo prefiero tomarlo caliente.
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c. Hiperonimia: se establece una relación de inclusión entre dos vocablos, de modo que el
significado del primero está incluido en el significado del segundo.
Ejemplo: Llevaba rosas en la mano. Dejó las flores en un jarrón y se acercó.
Salvo el frigorífico, que me lo regalaron, cuando me casé tuve que comprar los demás
electrodomésticos.
d. Hiponimia: se establece una relación de inclusión entre dos elementos, de modod que el
significado del segundo está incluido en el significado del primero.
Ejemplo: Este calzado me aprieta. Voy a tener que cambiar de zapatos.
Las flores han sido objeto de especial atención por parte de los poetas. Así, en la poesía del
siglo XVII la rosa simboliza la fugacidad de la vida.
e. Paráfrasis: se rehúye la expresión directa de una idea para hacerlo de forma más extensa,
dando un rodeo.
Ejemplo: Obama asistió a la entrega de los Premios Nobel. El presidente de los EEUU
acudió a la ceremonia acompañado de su esposa.
f. Asociaciones pragmáticas: las palabras pueden considerarse relacionadas unas con otras
por el hecho de que exista conexión entre los referentes a los que designan. La aparición de
una secuencia de palabras como “coche… conductor… aparcamiento… tráfico…”
contribuirá a darle cohesión y permitirá percibir cuál es el asunto del que trata.
Ejemplo: A las 8.30 horas comenzó la clase. El profesor explicó en la pizarra las oraciones
subordinadas sustantivas; a la mitad del periodo lectivo se quedó sin tiza y le dijo al
delegado de curso que hiciera el favor de bajar a conserjería a coger un par de ellas.
5.1.2. Sustitución
Un recurso lingüístico para evitar la reiteración excesiva de una determinada unidad léxica es el
empleo de proformas: palabras de significado ocasional o de significado léxico muy general, especializadas
en sustituir a otros términos en el discurso. Precisamente por tener significado ocasional y establecer su
referencia gracias al contexto, son elementos que conectan unos elementos con otros y, por tanto,
contribuyen a la cohesión textual.
Las proformas establecen relaciones anafóricas y catafóricas con otros elementos del discurso:
c) Proformas léxicas (palabras comodín): palabras de significado muy amplio que se usan como
“comodines”, es decir, como sustitutos de términos de significado más preciso; así los verbos
hacer, pasar, suceder… o los sustantivos cosa, persona… En realidad se trata de superhiperónimos
(sustitutos universales).
Ejemplo: Tengo muchas cosas que hacer: he de salir con mi hermano a comprar, luego he quedado
con mis amigos, y, a última hora, me esperan en casa.
5.1.3. Elipsis
En determinados contextos, se puede omitir algún elemento léxico de una oración por haber
aparecido previamente en el discurso. El contexto permite al oyente o lector comprender a qué o a quién
se refiere el elemento ausente. Al tener que recurrir al contexto próximo, la elisión es también un
mecanismo lingüístico que permite relacionar unos enunciados con otros. Ejemplo: Juan y María se casaron
enseguida. Un mes antes aún (-) no se conocían.
Hay tres clases de elipsis: nominal, verbal y oracional:
Elipsis nominal: el elemento elidido es un nombre o un grupo nominal. Ejemplo: Yo aviso a
la madre de Luis y tú avisas a la (-) de Pedro.
Elipsis verbal: el término elidido es un verbo (en forma personal o no personal) o un grupo
verbal. Ejemplo: Mi padre saber coser, pero mi hermano no sabe. ¿Estás enfermo? No.
Elipsis oracional: el elemento elidido es una proposición subordinada. Ejemplo: Luis le pidió
al profesor que le retrasara el examen, pero este no quiso.
5.1.4. Deixis
Es un procedimiento que nos permite localizar en un texto tanto las personas, objetos y
acontecimientos como las circunstancias espacio-temporales. Hay tres tipos de deixis: personal, espacial y
temporal.
a. Deixis personal: designa las distintas voces o personas que intervienen en el discurso:
- Emisor: individual (yo) o colectivo (nosotros/nosotras).
- Destinatario: individual (tú/usted) o colectivo (vosotros/ustedes).
- 3º persona: individual (él/ella) o colectiva (ellos/ellas).
Esta designación puede ser explícita (a través de los pronombres personales) o implícita (a través
de las desinencias de persona de los verbos).
b. Deixis espacial: señala los lugares o espacios que ocupan las personas y objetos en el texto. Esta
función identificadora la realizan:
- Los demostrativos (este, ese, aquel…) y los adverbios de lugar (aquí, ahí, allí), que muestran
el grado de proximidad o lejanía de las personas y los objetos con respecto al yo de la
enunciación.
- Los localizadores espaciales (dentro/fuera, encima/debajo, arriba/abajo, delante/detrás,
cerca/lejos, a la derecha/a la izquierda), que sitúan de forma más precisa los objetos y a las
personas en relación con el yo.
- Los verbos de movimiento (ir/ venir; llevar/ traer) indican el desplazamiento de personas y
objetos desde un punto cualquiera del espacio en dirección al yo (venir/ traer) o a la inversa
(ir/llevar).
c. Deixis temporal: sitúa a las personas y los acontecimientos en el tiempo. Esta representación se
realiza mediante los correspondientes marcadores temporales y tiempos verbales:
- Marcadores temporales: actúan con una doble función:
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El orden de las palabras contribuye también a la cohesión del texto. Según vimos al hablar de la
progresión temática, es habitual que en los enunciados la información conocida (tema o soporte
informativo) preceda en la oración a la información nueva (rema o aporte informativa),
independientemente de la función sintáctica que realicen las unidades sintácticas que transmitan esa
información.
Con la concatenación de tema y rema el discurso fluye de forma espontánea y natural, sin fracturas
en la cadena informativa del texto. Básicamente, pueden distinguirse varios patrones de progresión
temática:
a. Progresión líneal: se produce un riguroso encadenamiento de la información conocida con la
nueva: así, el rema de una unidad informativa pasa a ser el tema de la siguiente. Este es el modelo que
predomina en los textos narrativos:
Patronio le dijo (T1) que en un pueblo había un T1: Patronio habló (se supone que el personaje es
hombre horado (R1), que (T2) tenía un hijo conocido por el lector)
(R2), que (T3) era muy bueno (R3)… R1: Un hombre honrado vivía en un pueblo.
T2: Es hombre honrado (que)
R2: Tenía un hijo
T3: El hijo de ese hombre honrado (que)
R3: era muy bueno.
b. Progresión de tema constante: el elemento conocido o tema está presente de forma continuada
en las nuevas informaciones que se van añadiendo. Es el modelo más frecuente en textos descriptivos y
expositivo-argumentativos.
Por último, son fundamentales para la cohesión los llamados marcadores discursivos: elementos
lingüísticos que permiten establecer relaciones de las ideas con el contexto y con la situación comunicativa.
Dentro de la estructura oracional, hemos analizado algunos de ellos como complementos oracionales,
puesto que matizan, precisan o comentan la unidad formada por el sujeto y el predicado. Este significado
que expresan es el que nos interesa en este tema, pues supone una relación con otras oraciones y
enunciados, y contribuye, por tanto, a la cohesión textual. Según su función dentro del texto, se pueden
distinguir dos tipos:
La modalidad o modalización es una propiedad textual a través de la cual se muestra la presencia del
emisor en el texto o, lo que es lo mismo, la subjetividad. En cambio, cuando se oculta el rastro del emisor el
discurso apunta a la impersonalización, es decir, a la objetividad.
La presencia de quien emite el mensaje se percibe mediante unas marcas explícitas y reconocibles
(modalizadores), que son las siguientes:
a) La modalidad oracional, que expresa la actitud del hablante o su intención comunicativa (duda,
posibilidad, deseo, sorpresa o admiración, apelación al receptor mediante preguntas, ruegos,
mandatos o prohibiciones).
b) La voluntad de estilo, manifiesta en el uso de recursos literarios, como los tropos (símil, metáfora,
metonimia), las figuras de dicción (asíndeton, polisíndeton) o de pensamiento (ironía, hipérbole,
lítote, personificación)…
c) El léxico valorativo, que muestra el punto de vista personal del emisor. Es el caso de los sustantivos
ponderativos (transmiten una valoración positiva o negativa), los adjetivos explicativos, los
adverbios modalizadores (afortunadamente, desgraciadamente) o los diversos procedimientos
lingüísticos para expresar cantidad o intensidad (prefijos intensificadores, como super-, hiper-,
extra-, ultra-, o sufijos aumentativos y diminutivos).
d) La tipografía (tamaño, disposición o tipo de letra, como la cursiva o negrita), con el propósito de
llamar la atención sobre determinados contenidos del texto, y los signos de puntuación (los puntos
suspensivos, por ejemplo, para expresar vacilación o una deliberada ambigüedad).
e) Otras marcas modalizadoras son: el uso de la 1º persona gramatical, el modo verbal
(especialmente el subjuntivo o el imperativo), las perífrasis de obligación o probabilidad
Cuando el emisor oculta deliberadamente su presencia el texto tiende a la objetividad, propiedad del
discurso perceptible en los siguientes rasgos:
a) Ausencia de los mecanismos modalizadores vistos en el apartado anterior.
b) Empleo de oraciones con indeterminación de agente. Es el caso de las impersonales reflejas, las
pasivas sin complemento agente específico (segundas de pasiva) y las pasivas reflejas.
c) Aparición de frecuentes construcciones nominales, como resultado de la transformación de verbos
en sustantivos. Ejemplo: Próximamente, publicaré un artículo sobre el acoso escolar/ Próxima
publicación de un artículo sobre el acoso escolar. Con este procedimiento se omite cualquier
referencia personal (los verbos son portadores de morfemas flexivos de persona, pero los
sustantivos, no).