Este documento describe las principales virtudes desde una perspectiva cristiana. Explica que existen las virtudes humanas y teologales. Entre las virtudes humanas destaca cuatro virtudes cardinales: la prudencia, que guía el juicio moral; la justicia, que consiste en dar a cada uno lo que se le debe; la fortaleza, que da firmeza para perseverar en el bien; y la templanza, que modera los placeres y procura el equilibrio.
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Este documento describe las principales virtudes desde una perspectiva cristiana. Explica que existen las virtudes humanas y teologales. Entre las virtudes humanas destaca cuatro virtudes cardinales: la prudencia, que guía el juicio moral; la justicia, que consiste en dar a cada uno lo que se le debe; la fortaleza, que da firmeza para perseverar en el bien; y la templanza, que modera los placeres y procura el equilibrio.
Este documento describe las principales virtudes desde una perspectiva cristiana. Explica que existen las virtudes humanas y teologales. Entre las virtudes humanas destaca cuatro virtudes cardinales: la prudencia, que guía el juicio moral; la justicia, que consiste en dar a cada uno lo que se le debe; la fortaleza, que da firmeza para perseverar en el bien; y la templanza, que modera los placeres y procura el equilibrio.
Este documento describe las principales virtudes desde una perspectiva cristiana. Explica que existen las virtudes humanas y teologales. Entre las virtudes humanas destaca cuatro virtudes cardinales: la prudencia, que guía el juicio moral; la justicia, que consiste en dar a cada uno lo que se le debe; la fortaleza, que da firmeza para perseverar en el bien; y la templanza, que modera los placeres y procura el equilibrio.
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Las virtudes
• La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien.
• Permite a la persona no solo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de si misma, con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas. • Existen dos tipos de virtudes: Las virtudes humanas Las virtudes teologales Las virtudes humanas • Las virtudes son aquellas actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y fe. • Proporcionan felicidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. • El hombre virtuoso es aquel que practica libremente el bien. Distinción de las virtudes cardinales • Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se les llama “cardinales”; todas las demas se agrupan en torno a ellas. • Estas son: La prudencia La justicia La fortaleza La templanza La Prudencia • La virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. «El hombre cauto medita sus pasos» (Proverbios, 14,15). • La prudencia es la “regla recta de la acción”. • Es llamada “aurigia virtum”: conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida. • Es la prudencia quien guía directamente el juicio de conciencia. La justicia • La justicia es la virtud que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que es debido. • La justicia para con Dios es llamada “la virtud de la religión”. • La justicia es uno de los pilares de la moral cristiana. Dice el Evangelio: «Buscad el Reino de Dios y su justicia…». • La justicia regula las relaciones entre los hombres, que se deben de tratar como hijos de Dios. La Fortaleza • La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. • Hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. • La fortaleza es sobrenatural, necesitamos la ayuda divina para superar los obstáculos. Para eso se cuenta con la gracia de Dios. La gracia de la fortaleza es ayuda de Dios que nos permite alcanzar la meta deseada. Toda fortaleza es prestada. La Templanza • La templanza es la virtud que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en los usos de los bienes creados. • Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los limites de la honestidad. • La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: “No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena” (Si 18,30). • La templanza nos da el dominio de uno mismo para poder amar.