María en El Concilio Vaticano II

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MARÍA EN EL CONCILIO

VATICANO II
EL CONCILIO VATICANO II COMO PILAR PARA EL QUEHACER DE LA
MARIOLOGÍA.
LA SITUACIÓN MARIOLÓGICA ANTES DEL
CONCILIO VATICANO II

• Antes del Concilio Vaticano II podemos descubrir que la mariología es de


corte eclesiológico, es decir, no se entiende a la mariología fuera de la
cristología. Esta forma de concebir a la mariología la podemos descubrir en
el Congreso Mariano-Mariológico Internacional de Lourdes.
• Köster es el que acuñe la terminología.
• Estas dos posturas perduraron en el tiempo y fueron un factor determinante
en la redacción del capítulo VIII de la Constitución dogmática Lumen
Gentium.
VICISITUDES DEL TEXTO MARIANO EN EL C.
V. II
• En el momento en que el Papa Juan XXIII anunció el deseo del concilio ecuménico estaban muy fuertes
estas dos posturas, por ello estuvieron muy presentes a la hora de la redacción del esquema De Beata
Virgine Maria.
• En marzo de 1962, la Comisión decidió separar la Virgen del esquema de la Iglesia para que constituyera
uno aparte. Este esquema aparte se tituló De Beata Maria Virgine Matre Dei et Matre hominum.
• El 30 de septiembre de 1963 se notificó a los Padres conciliares la posibilidad de la unificación de ambos
esquemas (De Ecclesia, De Beata Maria).
• Dentro de las posturas encontramos al cardenal Frings que defendió la fusión y con él unos sesenta y seis
Padres más del área centroeuropea. En cambio el cardenal Arriba y Castro en nombre de setenta obispos
apoyo un esquema independiente, pues María al ser madre de la Iglesia, no es reducible a un miembro de
ella por muy excelente que se la considere.
• El clima fue muy tenso por ambas partes, ya que no solo era un problema de
procedimiento, sino más bien suponía la aceptación de una u otra postura
mariológica. Así pues, que los que optaban por la fusión optaban por el
eclesiotipismo, en tanto los que defendían la separación de los esquemas se
situaban en una perspectiva cristotípica.
• Tanto la defensa del cardenal Santos para una separación de esquemas como la
del cardenal König fueron expuestas, de tal modo que el 29 de octubre de 1963
tuvo lugar la votación.
• Los votantes fueron 2193, de los cuales 1114 fueron favorables a la integración
mientras que 1074 en contra y 5 votos nulos. Aceptado el esquema unitario, era
patente que la redacción del nuevo esquema iba a ser muy complicada para los
peritos, pues debía satisfacer a las dos tendencias.
EL TEXTO APROBADO
• Los peritos elegidos fueron G. Philips y C. Bálic, después de varias elaboraciones
fue presentado a la Subcomisión doctrinal como texto concordado (marzo 1964). En
el mes de julio, Pablo VI autorizo la impresión y distribución de la Lumen Gentium
entre los Padres conciliares, para su estudio y disción en la tercera sesión.
• El 14 de noviembre en la 125° Congreso General se volvió a votar el capítulo VIII y
en ese momento 2096 Padres refendaron el documento contra 23 que lo rechazaron.
• En la solemne sesión de clausura del tercer período del Concilio donde se voto
globalmente la Constitución Lumen Gentium con el siguiente resultado: 2151 votos
airmativos y y votos negativos.
LA DOCTRINA MARIANA CONCILIAR
• El capítulo VIII es el corpus de la Constitución. Antes de introducirnos en el texto es necesario tener en
cuenta que:
a) Este capítulo mariano no pretende agotar cuanto puede decirse de la Virgen.
b) El Concilio no intenta resolver las diversas controversias de las tendencias mariológicas.
c) El texto conciliar legitima el valor de la Tradición y del Magisterio eclesiástico que sirven de base para
un progreso acertado de la Mariología.
d) Se intenta eliminar el peligro latente de una Mariología cerrada, autónoma y aislada.
e) Este texto magistral contempla a María desde una perspectiva histórico-salvífica y deja de lado la
orientación teológico-especulativa predominante en los años previos al Concilio.
f) En el documento está latente un evidente afán ecuménico.
• El corpus de este capítulo se articula en cuatro secciones que se verán por separado:
1. MISIÓN DE MARÍA EN LA ECONOMÍA DE
LA SALVACIÓN (N. 55-59)

• Comenzando por el A. T. presenta los textos marianos escriturísticos en


donde se aprecia la íntima implicación de la “mujer” en el misterio de Cristo.
• En los parágrafos (56-59) el Concilio contempla a María en las diversas
manifestaciones neotestamentarias, empezando por la Anunciación.
• Es digno de mención que el texto resalte como María cooperó en la
redención de los hombres, convirtiéndose en causa de la salvación propia y
de la del género humano.
2. RELACIONES ENTRE LA SANTÍSIMA
VIRGEN Y LA IGLESIA (N. 60-65)
• La misión maternal se justifica:
1. Por la predestinación eterna como madre de Dios
2. Por su consentimiento y aceptación de la voluntad divina con el fiat de la anunciación
3. Por ser la compañera singularmente generosa del Señor, desde el momento de su generación
hasta acompañar a su Hijo en la Cruz.
4. Porque asunta a los cielos no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple
intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.
• Como se desprende de la enumeración de estos motivos, la mediación mariana tiene un doble
fundamento: María es mediadora de forma mediata, porque ella recibió al Redentor y lo es de
forma inmediata, porque con sus actos se une voluntaria y conscientemente a las acciones
redentoras de su Hijo.
• Además se da pie para afirmar que la mediación de la Virgen se extiende
tanto a la adquisición de las gracias –redención objetiva-, como a la
distribución de ellas –redención subjetiva-.
• María es:
a) Tipo de la Iglesia, en orden a la fe, caridad y unión perfecta con Cristo
b) Modelo de madre como de Virgen
3. DEVOCIÓN Y CULTO A LA SANTÍSIMA
VIRGEN (N. 66 Y 67)
• Podemos descubrir una afirmación teológica que enuncia el fundamento del culto mariano:
María, por su maternidad y por su asociación a la obra de la salvación, es honrada por la
Iglesia con un culto especial.
• Se hace una valoración doctrinal del culto, diferenciándolo esencialmente del tributado a
Dios, e indicando que la veneración a María favorece el otorgado a la Santísima Trinidad.
• El no. 67 contiene normas pastorales, en primer lugar se exhorta a todos los fieles a que
fomenten el culto litúrgico. En segundo lugar, a que no se debe de exagerar ni minimizar la
singularidad de la Virgen.
MARÍA SEÑAL DE FIRME ESPERANZA (N. 68
Y 69)

• Comienza con una visión escatológica de María que es imagen y modelo de


la Iglesia peregrina en la tierra. Se invoca finamente a la Virgen como
intercesora ante su Hijo, para que, a través de la devoción mariana y de su
mediación materna, se logre que todos los cristianos y todos los hombres
constituyan un solo pueblo de Dios.
• María, Madre de la Iglesia
• El título Mater Ecclesiae aparece pocas veces en la literatura de los siglos
pasados. Fue Benedicto XIV el primer pontífice que afirmó la maternidad de
María sobre la Iglesia.
• Es el 21 de noviembre de 1964 cuando el Papa Pablo VI declaró:
• “Para gloria de María Santísima y para consuelo nuestro, proclamamos a
María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo
cristiano, tanto de los fieles como de los pastores, que la llaman Madre
amorosísima.
• Las razones en la que el Papa fundamenta el título son, en primer lugar, la Teología del
Cuerpo Místico. El romano pontífice sostiene en segundo lugar que esta prerrogativa no es
nueva para la piedad de los cristianos. Habla en tercer lugar de la insistente petición desde
diferentes partes del orbe cristiano y por muchos padres conciliares.
• El Papa no se limita en este solemne discurso a proclamar el título, sino que afirma que
sus bases teológicas son la maternidad y la misión materna de María sobre el pueblo de
Dios.
• Por otra parte el título “Madre de la Iglesia”, no es menos necesario para la comprensión
del misterio de la misma Iglesia.
• Esta solemne declaración abre un amplio camino para ahondar en la maternidad espiritual
de María. De tal manera que si nos preguntamos sobre la relación existente entre la
maternidad de María sobre la Iglesia y sobre los fieles, podemos decir que la maternidad
sobre cada uno de los hombres presupone la maternidad sobre la Iglesia. O dicho de otra
manera, María, por ser la madre de Cristo, es la madre de la Iglesia y por ello es madre de
cada uno de los fieles.

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