UNA BELLA DURMIENTE

ESTER
Como un montón de mujeres hoy, la cultura
anestesió a Ester, adormeciéndola con el
mensaje de que el valor de una mujer depende
de cómo ella se ve y de su habilidad para
agradar a otros. La historia de Ester nos
despierta al audaz mensaje bíblico que Dios
valúa con sus hijas cómo edificadoras del reino.
 
 LA HISTORIA DE ESTER
LEER 1:1-17,20, 3:8-10, 4:1-17, 5:1-3, 8:1-8
 
INTRODUCCIÓN
El rey Jerjes desplegó poco conocimiento del peso de responsabilidad
que descansaba sobre sus hombros. En lugar de gobernar con sabiduría y
cuidar del bienestar de sus súbditos, Jerjes empleaba su tiempo
divirtiéndose. Al hacer decisiones de mucha importancia, que a menudo
incluía el destino de vidas humanas, repetidamente él cedía ante el
consejo tonto y algunas veces siniestro de sus más íntimos consejeros.
Solo actuó con amabilidad cuando tomó en cuenta el consejo de Ester.
 
Los eruditos nos dicen que, bajo el reinado de Jerjes, el Imperio Persa
era “una sociedad cargada de peligro donde gobernaba el orgullo y la
pomposidad de los bufones”. El peligro que esto suponía para el pueblo
del Imperio Persa demostró ser muy real y amenazador para una bella
joven judía huérfana llamada Jadasá, que vivía bajo la protección de su
primo Mardoqueo, quien la adoptó como hija. Conocemos mejor a esta
judía exiliada por su nombre persa.

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Ester vivía en Persia, en la ciudad de Susa, localizada en algún al
suroeste de Irán. Sus padres o abuelos fueron exiliados cuando el
rey de Babilonia, Nabucondonosor, destruyó a Jerusalén en el 586
a.C. Ciro el grande de Persia revocó este exilio cuando permitió a
los judíos regresar a su tierra natal en 539 a.C. los sucesos en la
historia de Ester ocurrieron unos cincuenta años después de su
regreso. Ella estaba entre los del pueblo judío que escogieron
permanecer en Persia en lugar de regresar al suelo nativo.
 
El libro de Ester nos da la historia detrás de la fiesta judía del
Purim que todavía hoy observan los judíos y también cuenta la
historia de la incansable fidelidad de Dios hacia su pueblo que
permanecía fuera de la tierra de Palestina. Dentro de estos
objetivos más grandes, el libro se centra más estrechamente en
una muchacha judía y el llamamiento de Dios sobre su vida. Su
historia personal trae los extremos del valor y propósito de una
mujer. En su punto más bajo, a ella la agruparon con otras
jóvenes, como al ganado, sin considerarla como una persona. En
su punto más alto ella se sienta en la cima del poder mundial y
ejerce un asombroso nivel de influencia en los asuntos
internacionales. Su historia es en verdad lo suficientemente
grande para contener la historia de cada mujer.

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 QUEDA LA SEÑORITA PERSIA
En el punto culminante del banquete, un rey embriagado llama a la reina Vasti
para que desfile como una aspirante en un concurso de belleza ante un salón lleno
de dignatarios borrachos. Como un apropiado último plato, un festín delicioso
para los ojos masculinos porque ella “realmente era muy hermosa” (Ester 1:11).
 
Como un erudito indica “Después de mostrar su opulencia y su poder (Jerjes)
ahora quiere exhibir a su esposa, como si ella fuera de la misma categoría”. La
orden de Jerjes violaba el decoro social para cualquier mujer persa que se
respetara y de ningún modo era propio para una reina.
Vasti rehusó hacer lo que se le dijo. Jerjes, siguiendo el consejo de sus consejeros
dictaminó que ella nunca volviera a aparecer ante su presencia.
La aventura de Vasti puso un tono sombrío para su sucesora. La próxima reina de
Jerjes tendría que pensar dos veces antes de atreverse a ir en contra del rey.
 
Cuatro años después Ester entra a la historia, cuando los pensamientos del rey
regresaron a Vasti con pesar. Los ayudantes le aconsejaron que reuniera a las
vírgenes jóvenes más hermosas del imperio para escoger a una sucesora de la
reina depuesta. Esta porción de la historia es espantosa. Estas eran adolescentes.
Uno puede imaginarse a los padres tratando con toda desesperación de esconder a
sus hijas jóvenes de los explotadores del harén.
 “
Ester y las demás muchachas que atrapaban en la red de
Jerjes no tenían nada que decir en el asunto, sino que
estaban como esclavos sin ayuda alguna. Una vez llevadas
al palacio, su única misión en la vida era complacer al rey,
agradar a sus ojos, satisfacerlo en el lecho y expandir su
colección impresionante de las posesiones para que otros
lo admiraran.
 
Me extraña que Mardoqueo no tirará una burka sobre
Ester para sacarla del país. Pero quizá la redada tuvo
lugar sin aviso. Una vez que se llevaron a Ester, el idioma
corporal de Mardoqueo reflejó su tomento acerca de su
situación. Día tras día, como un padre frenético cuya hija
joven está afuera bien pasada la hora de llegada, él se
paseaba en el exterior del patio del harén, afligido y
desesperado por saber algo de Ester. Mientras tanto, ella
comenzó todo un año de tratamiento de belleza,
adobándose en aceites y perfumes durante doce meses
antes de ofrecerla en su cita con el rey, el cual calificaba la
actuación de cada muchacha y decidía su destino.

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Esto marco un punto decisivo para Ester. Ella escogió jugar el
juego. Advertida por Mardoqueo escondió su identidad judía,
se las ingenió para evitar que la identificaran y ganó altas
calificaciones de todos los que estaban dentro del palacio por
ser ella tan agradable. Jegay, el eunuco del rey que supervisaba
el cuidado de las mujeres, la escogió de entre todas las otras
muchachas como la favorita y tomó medidas extras para
promover su candidatura. Ella cumplió con todo lo que él le
dijo. Cuando llegó su turno para estar con Jerjes una noche,
ella deleito al rey más que todas las otras vírgenes, ganó su
corazón y salió con la corona de Vasti. Ester era hermosa y
agradable, pero estaba perdiendo su camino. A pesar de todo
su esplendor, la hermosa reina se estaba durmiendo.
Durante los cinco años siguientes, la reina Ester fue la mujer
perfecta, la más hermosa de la tierra, cumpliendo con los
deseos de su esposo y rey y nunca estorbándolo. Hasta se las
arregló notablemente para seguir las instrucciones que le
llegaban de Mardoqueo, su padre adoptivo, que desde la
barrera mantenía el ojo en las cosas.

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 ¿QUÉ PASÓ CON JADASA?
Sus fallos y pecados se registran con un propósito, no para que nosotros
los encubramos a los excusemos o (lo peor de todo) los despreciemos
porque nosotros no hemos cometido los mismos errores. Nunca nos
encontraremos en la historia de Ester si nos convencemos que ella es
perfecta. Solamente al ver sus faltas encontramos valor para enfrentar
las nuestras. Por medio de los errores de Ester descubrimos el corazón
de Dios hacia la gente imperfecta y encontramos esperanzas para
nosotras mismas. Cuán descorazonador sería leer una Biblia llena de
historias de gente perfecta.
 
Dios quiere que veamos los errores de Ester y estos son grandes. Él hizo
a Ester bella. Pero este don, como cualquier otro, vino con la
responsabilidad de usarlo como una fiel mayordoma de modo que lo
honrara y promoviera su reino. Inevitablemente ella atraía a la gente.
Perdió su camino cuando aceptó el punto de vista de la cultura en que la
belleza era todo lo que tenía que ofrecer. Olvidó que ella Jedosá, una hija
del pacto, una descendiente de Abraham y Sara, y portadora de la
imagen de Dios. Perdió su verdadera identidad cuando hizo de la belleza
su negocio. Su propósito se deslizó de agradar a un Dios a hacer feliz a
Jerjes, cada vez que él la mandara a llamar.
De acuerdo con el modelo de Dios para las mujeres. Ester estaba
seriamente fuera de su misión.
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Comparando con otros israelitas jóvenes, José en Egipto o
Daniel en Babilonia, Ester (junto con Mardoqueo) fue
transigente. Ella no desplegó la misma lealtad apasionada hacia
Dios o hacia su pueblo que motivó las acciones e inundó las
oraciones de aquellos jóvenes resueltos. En ligar de eso, se
desprendió de su nombre judío, ocultó su verdadera identidad
se conformó a la cultura circundante.
 
Moralmente, también presenta un cuadro perturbador. Ella no
simplemente sobrevivió su secuestro dentro del harén de Jerjes,
sino que se aprovechó de él. Se presentó como candidata a la
corona de reina al tener relaciones sexuales con un hombre que
no era su esposo. Luego, después de obtener la tiara, se unió en
matrimonio a un pagano.
 
Esto ocurría alrededor del tiempo cuando allá es su patria,
Esdras, el sacerdote, estaba tomando medidas drásticas en
Jerusalén para restaurar la pureza de los compatriotas
israelitas de Ester. Él rompió matrimonios (familias con hijos) y
literalmente insistió en los divorcios entre los hombres israelitas
y las mujeres extranjeras para evitar la ira de Dios por su
flagrante desconsideración a su palabra.
Mientras tanto, allá en Persia, Ester mantenía su secreto
encerrado. Ser de una segunda o tercera generación de
exiliados le permitió cubrirse con más facilidad. Aprendió el
persa siendo niña, así que su habla no delataba su acento
hebreo que típicamente exponía a unas personas de
ascendencia extranjera. Creció en Persia, así que ella, como
los hijos americanizados de inmigrantes de los EE. UU., era
totalmente como la gente del lugar en su vestido, conversación
y modales. Durante cinco largos años, aceptó las costumbres
sexuales del mundo pagano y disfrutó de los lujos de su
privilegiado estilo de vida. “Ester es una joven pasiva que
trata de vivir en dos mundos. Una vez que la escogieron para
ser parte del harén real, tiene una crisis de identidad. Esto se
ve claro cuando ella entra en la historia.
Viene de un origen religioso, pero el énfasis total en el harén
del rey está en la belleza física. Ester encaja bien en el sentir
pagano”.
La historia de Ester restaura nuestra esperanza de que Dios
tiene propósitos importantes para todos nosotros, no importa
quienes seamos o cuántas malas elecciones hagamos.

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Mientras tanto, allá en Persia, Ester mantenía su secreto
encerrado. Ser de una segunda o tercera generación de
exiliados le permitió cubrirse con más facilidad. Aprendió el
persa siendo niña, así que su habla no delataba su acento
hebreo que típicamente exponía a unas personas de
ascendencia extranjera. Creció en Persia, así que ella, como
los hijos americanizados de inmigrantes de los EE. UU., era
totalmente como la gente del lugar en su vestido,
conversación y modales. Durante cinco largos años, aceptó
las costumbres sexuales del mundo pagano y disfrutó de los
lujos de su privilegiado estilo de vida. “Ester es una joven
pasiva que trata de vivir en dos mundos. Una vez que la
escogieron para ser parte del harén real, tiene una crisis de
identidad. Esto se ve claro cuando ella entra en la historia.
Viene de un origen religioso, pero el énfasis total en el harén
del rey está en la belleza física. Ester encaja bien en el sentir
pagano”.
La historia de Ester restaura nuestra esperanza de que Dios
tiene propósitos importantes para todos nosotros, no importa
quienes seamos o cuántas malas elecciones hagamos.

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 SIN EXCUSAS
La casa completa se vino abajo sobre la cabeza de Ester cuando eruptó un
conflicto serio entre “Mardoqueo, el judío” y otro noble,” Amaán, el agatita”
que era el segundo al mando. La animosidad entre ellos subió
vertiginosamente fuera de control.
 Los dos hombres personificaban la antigua batalla entre el pueblo de Dios y
sus enemigos. Amán llegó a obsesionarse tanto por causa de su odio hacia su
enemigo, que ni siquiera la muerte de Mardoqueo podía satisfacer su sed de
venganza. Aumentó lo que estaba en juego al maquinar un genocidio contra el
pueblo judío en todo el imperio persa. En el primer mes del año, Amán echó el
pur (o suerte) para determinar cuándo lanzar su asalto. La suerte cayó En el
mes doce. Fiel a su forma, Jerjes, sin preocuparse mucho, tomó poco cuidado
en darle a Amán carta blanca para exterminar a “cierto pueblo” a quienes pintó
como una amenaza para el estado.
El mundo de Ester se viró al revés el día que salió el decreto de Amán. Una
vez más, Mardoqueo habló por medio del lenguaje corporal, “se rasgó las
vestiduras, se vistió de luto, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad, dando
gritos de amargura” (Ester 4:1). Enseguida Ester mandó a un mensajero para
averiguar que andaba mal. El mensajero regresó con las noticias compuestas
de la odiosa conspiración de Amán y con la orden de Mardoqueo para que ella
fuera al rey a “implorar clemencia e interceder en favor de su pueblo” (Ester
4:8)

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De repente, el sistema de Ester de hacer feliz a todo el mundo
dejó de funcionar. Ella no podía seguir contando con su
belleza o su habilidad para agradas. Jerjes y Mardoqueo, los
dos hombres más importantes en su vida, estaban en contra
uno del otro. Ella no podía obedecer a ambos. Además, en
lugar de tener a alguien que pensara por ella y que la
cuidara, Ester debía pensar y cuidarse a sí misma. No solo
eso, cientos de su pueblo morirían si ella fallaba al actuar. De
repente la silenciosa Ester debía encontrar su voz y hablar en
contra de las atrocidades planeadas para exterminar a su
pueblo y todo dentro de un sistema que le ordenaba silencio.
Esta joven que nunca había tenido que pensar por sí misma,
que nunca se había parado firme y que nunca había tenido
que pelear, ahora tiene que enfrentar al hombre más
poderoso de la tierra, un hombre cuyos enemigos políticos
más fuertes temblaban en su presencia y Ester sabía muy
bien lo que él era capaz de hacer. Ella no había olvidado lo
que le había sucedido a la última mujer que se le opuso. Ella
tenía el imperecedero apoyo de Mardoqueo, junto con todo
su pueblo. Pero el hecho permanecía. Ester debía actuar sola.
Nadie estaba allí para sostenerla de la mano o para
ampararla.
Inicialmente trató de esquivar esta responsabilidad que no era
bienvenida, recordándole a Mardoqueo que el rey no la había
llamado en un mes, y (como Mardoqueo sabía muy bien) el rey tenía
una ley que cualquiera que se atreviera a acercársele sin ser
invitado, sería muerto. Era posible una excepción solo si el rey
estaba en el humor de extender su cetro de oro. Nadie podía contar
con que Jerjes hiciera lo correcto, especialmente si sus consejeros
estaban susurrándole al oído.
Mardoqueo no se conmovió por la situación de Ester. A la luz del
holocausto inminente sus excusas no significaban nada para él. El
mensaje que le envío de vuelta debe haberle hacho sentir un
escalofrió en todo su cuerpo.
NO te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que
escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas
absolutamente callada, de otra parte, vendrá el alivio y la liberación
para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán. ¡Quién
sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como
este! (Ester 4:13-14)
Todo lo que la situación demandaba iba a contrapelo de su crianza,
su condición como mujer y sus inclinaciones naturales. Mardoqueo
estaba pidiéndole a Ester que quebrantara la ley y arriesgara su
vida. Su primera batalla, aún más dura que enfrentar a Jerjes, era
enfrentar y vencerse a sí misma.
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Una vez que Ester entendió la urgencia de su llamado, le ordenó
a Mardoqueo: “Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa,
para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban,
ni de día ni de noche. Yo por mi parte, ayunaré con mis
doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto me
presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley ¡Y si
perezco, que perezca!” (Ester 4:16). Su primera acción estaba
cargada de significado, pero de modo extraño nos pasa de lado.
La transformación que tiene lugar en Ester no es cosmética, sino
que brota de lo más profundo de su ser. Como ha observado un
erudito del Antiguo Testamento: “Su respuesta demuestra que
esta vez la autoridad de Mardoqueo no la acobardó haciéndola
someter, porque esta no es una respuesta de aceptación
resignada, sino de una convicción firme. Este es un punto
decisivo en el desarrollo de Ester.”
Ester no se desmayó. Ella hizo lo que tenía que hacer. Tomó un
paso al frente. Se arriesgó. El rey (que debía haber aprendido
algo después de todo los errores desastrosos con la reina Vasti)
extendió su cetro y le concedió su petición y hasta la mitad de su
reino. Este momento paralizante volvió las cosas en contra de
los enemigos de los judíos y abrió un nuevo capítulo para Ester.
Ahora al fin, supo quién era ella y para lo que había nacido. No
había vuelta atrás para la reina de Persia.

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Los eruditos del Antiguo Testamento se asombran
de la notable metamorfosis de una mujer joven,
pasiva y sumisa que dependía de otros para que
pensaran por ella y la guiaran, en una líder
poderosa de los judíos que despliega valor,
sabiduría e inteligencia política. “Comienza como
una persona sin identidad, valuada en ese mundo
cortesano solo por su buena presencia y su
cuerpo, pero ella acepta con resolución el reto de
Mardoqueo para que use su posición como reina
y actué para salvar a su pueblo (con una sola
objeción breve). En un momento decisivo se
convierte en una fuerza para que se le tenga en
cuenta… Ester, con su valor, astucia, ingenuidad
y diplomacia, una mujer en un mundo que no solo
estaba gobernado por hombres, sino que
devaluaba a las mujeres, se convierte en el
principal agente para efectuar la liberación (de
los judíos)”.
 

15
 “
ESTER Y DIOS
Uno de los aspectos más perturbadores acerca del libro
de Ester es el hecho de que el nombre de Dios no se
mencione nunca, pero los eruditos en hebreos dicen que
esto es lo “genial” del libro. Ni Ester ni Mardoqueo
mencionan su nombre. No hay truenos desde arriba, ni
milagros ni visiones, ni voces celestiales. Sin embargo,
Dios es el héroe verdadero de la historia. Aunque oculto
a la vista, él está dondequiera trabajando tras
bastidores. Él cumple sus promesas y defiende a su
pueblo, incluso aquellos que escogieron no regresar al
hogar, a la Tierra Prometida. Él escoge obras a través
de Ester y de Mardoqueo, a pesar de sus errores, malas
elecciones y completa desobediencia. Cuando la crisis
golpea, él los tiene exactamente donde los necesita.
Ellos eran las personas correctas, en el lugar correcto,
en el tiempo correcto y con la condición de sus mentes
correctas. Dios los llamó a la acción. Dios expuso la
necesidad que tenían de él, los puso de rodilla y estuvo
con esos en la batalla.
Nos asombra ver a Dios alineado con su providencia a
las gentes y a los sucesos para traer una victoria
extraordinaria a su pueblo.

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 UNA EZER DE TODAS FORMAS
La relación de Ester con Jerjes era solo un matrimonio de
nombre. Aunque ella era su esposa, no era la única mujer
en su vida.
Cuando Ester dijo “si perezco que perezca” ella estaba
hablando acerca de tener una conversación con su esposo.
Esto muestra cuán descompuesta estaba esa relación.
Pero Jerjes no podía cambiar el hecho de que Ester era
una ezer, una ayudante fuerte. Aunque él la excluyó, este
era su llamamiento, y realmente ella llegó a ser uno de los
mejores ejemplos que tenemos de una ezer.
Ester es un recuerdo poderoso de que Dios da valor a las
mujeres y sus contribuciones y que trae gozo a su corazón
y bendiciones a otros cuando sus hijas descansan en él y
abrazan los retos que él le pone en su camino. Ester es la
última mujer del Antiguo testamente en nuestro estudio.
Cuando entramos en la era del Nuevo Testamento,
sentimos un cambio sísmico para las mujeres. Jesús ha
venido trayendo cambios mayores para las mujeres.
PARA LOS COMENTARIOS
Lee: Ester 1:-1-17, 20; 3:8-10; 4:1-17; 5:1-3; 8:1-8
1. ¿Cómo el punto de vista de las mujeres que se reflejan en la historia de Ester se
compara con la forma en que se ven las mujeres en el mundo de hoy? ¿Cómo se
valoran las mujeres hoy, tanto en la cultura secular cono en la Iglesia?
2. De acuerdo con la cultura persa, ¿qué tenía Ester que ofrecer?
3. ¿Cómo abrazó Ester el punto de vista de su cultura? ¿Cómo esto la hirió?
4. Contraste a la Ester de antes y después que ella supo del edicto de Amán para
exterminar el pueblo judío.
5. ¿Qué hizo esta audaz transformación de Ester tan poco probable? ¿Qué cambió en
Ester para hacerlo posible?
6. ¿Cómo llegó Ester a ser una verdadera ezar? ¿Cómo sus decisivas acciones riesgosas
afectaron su relación con Jerjes y con Mardoqueo?
7. De acuerdo con la historia completa de la vida de Ester, ¿cuál fue su verdadero valor a
los ojos de Dios?
8. ¿Cómo la historia de Ester nos muestra que Dios valora y obra a través de nosotros
para adelantar hoy su reino? ¿Cómo es ella un modelo para nosotras?
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