Teologia de La Creación: Ladaria, Antropología Teológica, Cap. II
Teologia de La Creación: Ladaria, Antropología Teológica, Cap. II
CREACIÓN
Ladaria, Antropología teológica, Cap. II
LA MEDIACIÓN DE CRISTO
Afirmaciones fundamentales:
- El ser humano es creación de Dios
- El mundo que habitamos es también Desde el punto de vista cristiano, la creación no
creación de Dios puede verse ajena a la historia de la salvación,
- El ser humano es una creatura entre las donde Cristo constituye el centro de la misma.
creaturas aunque tiene una centralidad
que no significa dominio. Del Dios liberador del éxodo se llega al pleno
- Por lo tanto la dimensión de reconocimiento del Dios creador. En el fundamento de
creaturalidad en relación con el cosmos ambas afirmaciones está el infinito amor de Dios que se
es inherente al ser humano manifiesta en estos dos modos y se concreta en el
cuidado cotidiano por todos y cada uno de los vivientes
(Sal 136,25: “Da alimento a todo viviente, porque es
eterno su amor”)
En el Nuevo Testamento ya se da por
asumida la creación por Dios pero se añade
que el Dios creador es el Padre de A la mediación creadora de Cristo corresponde, en clave
Jesucristo que todo lo ha hecho mediante escatológica, su función recapituladora del universo: el
su Hijo (1 Cor 8, 6; Col 1, 15-20; Heb 1, 2-3; designio del Padre es la recapitulación de todo en aquel
Jn 1, 3.10). en quien antes de la creación del mundo nos ha elegido
y predestinado (Ef 1, 3-10)
Las funciones creadora y recapituladora de Cristo adquieren su sentido a la luz de su
misterio pascual. Si el mundo ha sido salvado por Cristo y en Cristo, significa que
también ha sido creado por él y en él.
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en
la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1, 16).
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación” (2 Cor 5,
19)
“Ninguna verdad que la mente humana haya podido descubrir mediante una
investigación sincera puede estar en contradicción con la verdad ya conocida porque
Dios, Suma Verdad, ha creado y tolerado la inteligencia humana no para que oponga
cada día nuevas verdades a las verdades firmemente adquiridas, sino para que una
vez eliminados los errores surgidos, esa inteligencia añada verdades en el mismo
orden y con la misma organicidad que constatamos en la naturaleza misma de las
cosas de donde nace la verdad”
La creación tiene una bondad y una consistencia propia que el ser humano
ha de respetar, unas leyes que ha de descubrir con su esfuerzo (GS 36; LG
36). El ser humano no solo está llamado a trabajar en los seis días de la
creación sino también a “degustar” el descanso del séptimo día.
La Trinidad y la creación
Sentido de la perfección:
La perfección no es un retornar al estado ideal que se perdió por el mal
humano, sino en un deseo de alcanzar una perfección que se espera
encontrar en un futuro posible
2.3 KÉNOSIS COMO AUTOLIMITACIÓN
DE DIOS
Ian Barbour:
Plantea un Dios que se autolimita, interviniendo en la
creación no desde fuera como pensaba antes del
desarrollo científico, sino a partir de las estructuras y
energías existentes en la misma creación.
La omnipotencia divina es compatible con la integridad
de la naturaleza (Karl Barth, Austin Farrer)
¿Cómo hablar de un Dios omnipotente si parece que no
puede evitar el mal?
Al igual que con la muerte de Jesús, Dios en la creación
corre el riesgo del sufrimiento y del mal que puede
conllevar la evolución.
Dios ónticamente no puede evitar el mal porque su poder
divino no es un control dominador sino una potencia
habilitadora
2.4 KÉNOSIS COMO ASUNCIÓN DEFINITIVA DEL
SUFRIMIENTO IMPLICADO EN LA EVOLUCIÓN
Sin una actitud kenótica como la del mismo Dios no podremos colaborar en esta
creación que también es nuestra, porque el ansia de poder, el rechazo a todo
dolor y sufrimiento y la incapacidad de establecer relaciones de equidad con los
seres animados e inanimados, serán impedimentos con los que tropezaremos
irremediablemente. Sin embargo, precisamente en el cultivo de esa misma actitud
y la petición confiada de la gracia divina para conseguirla, vislumbramos la
esperanza de un futuro donde no solo Dios esté creando continuamente, sino que
los seres humanos nos dejemos crear y, al mismo tiempo, seamos colaboradores
incondicionales de esa misma obra de amor.