Faraón
Máxima autoridad política del Antiguo Egipto. El primero fue Menes, quien gobernó en fecha imprecisa hacia el año 3100 a.C., y la última fue Cleopatra VII, quien gobernó entre los años 49 y 31 a.C.
El nombre "faraón" deriva de la palabra egipcia "par-o", que significa "casa grande". Así, pues, faraón era inicialmente la residencia que ocupaba el rey, pasando después a designar a la autoridad misma.
Los primeros faraones eran considerados divinos, e hijos del dios Ra, encarnación del Sol, y llevaban la doble corona del Alto y del Bajo Egipto. Su voluntad era sagrada, porque ellos eran los depositarios en la tierra del maat, la justicia universal que impera en todas partes (según la mentalidad egipcia). Tan divino era el faraón, que solamente sus hermanas carnales podían ser sus esposas legítimas, ya que eran de su misma sangre sagrada (aunque esto no les impedía tener numerosas concubinas).
Después de la caída del Reino Antiguo Egipcio, durante el gobierno de Pepi II, y a consecuencias de la anarquía subsiguiente, el papel del faraón fue severamente cuestionado. Cuando la unidad egipcia fue reinstaurada en el Reino Medio Egipcio, la calidad divina del faraón se resintió, ya que los egipcios habían abandonado la creencia en el ma'at, y por lo tanto cobró importancia la ley como fuente suprema de autoridad. De esta manera el faraón perdió prestigio ante los suyos.
El historiador Beroso contabilizó 30 dinastías en Egipto, aunque en la práctica parecen haber sido algunas más. Además, Beroso cuenta como dinastías independientes algunas que reinaron simultáneamente durante los períodos de anarquía.