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Abadía territorial de San Mauricio

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La abadía territorial de San Mauricio es una abadía territorial situada en el pueblo suizo de San Mauricio, en el cantón del Valais.

Fue fundada en 515 por Segismundo, futuro rey burgundio, sobre el emplazamiento de un santuario más antiguo levantado por Teodoro de Sion, primer obispo conocido del Valais. Aquel santuario albergaba los restos mortales de San Mauricio, mártir del siglo IV del que la localidad, llamada entonces Agauno (en latín: Agaunum), adoptó posteriormente el nombre para llamarse San Mauricio.

La abadía tuvo un papel destacado en la historia de la región y es la más antigua de las abadías de Europa occidental que han mantenido una actividad ininterrumpida hasta el siglo XXI. En ella fue coronado el primer rey de la Borgoña transjurana, Rodolfo I.

Desde su origen y hasta el siglo IX se practicaba la laus perennis, o salmodia perpetua. Los monges fueron entonces sustituidos por canónigos regulares que adoptaron la regla de san Agustín en 1128.

Joseph Roduit es su abad desde el 31 de julio de 1999.

Historia

El nombre original de la localidad es Tauredunum, nombre de un castillo cercano que Mario de Avenches denominaba Castrum Tauredunense en el siglo VI. Este edificio habría desaparecido en el corrimiento de tierra del monte Tauredunum ocurrido en 562 o 563. En 385 Ambrosio de Milán, de paso por la localidad camino de Tréveris, decidió que se llamase Agaunum, siguiendo el ejemplo de San Jerónimo que se refiere al combate de los mártires como "agones martyrum",[1]​ del término agón que se empleaba para la víctima que los emperadores imolaban antes de emprender una expedición.

El templo romano de Higía

El emplazamiento fue un lugar consagrado al menos desde la época romana, y se encontró allí un altar dedicado a las ninfas al lado de una fuente con la misma dedicación. La tradición oral cuenta que la antigua capilla de San Juan Evangelista, convertida posteriormente en la iglesia de San Mauricio, fue levantada sobre un antiguo templo dedicado a la diosa Higía. De hecho en este lugar sagrado se prohibieron edificaciones civiles hasta el siglo XI (Ut de loco quem morte Theboei martyres et effusione sanguinis...ornaverant, promiscui vulgi habitatio commista tolleretur...Igitur visum est ut remotis familiis secularibus...); en aquella época, el pueblo de San Mauricio (burgum sancti Mauritii) y el hospital Santiago (Dedit Sancto Mauritio ad hospital) se extendían dentro de un recinto cerrado por murallas y estaban separados del monasterio por unas tierras cultivadas, tal y como se describe en unas cartas otorgadas en 1003 y 1046 (Casale unum in burgo Sancti Mauritii para el pueblo, mansum unum in Agauno loco in plano para el hospital). La unificación del pueblo y del monasterio empezó a materializarse a partir de 1018, con las restituciones hechas por Rodolfo III de Borgoña, y se completó en 1163 cuando la abadía adquirió todos los derechos eclesiásticos de los obispos de Sion.[2]

Leyenda de la masacre de la legión tebana

La leyenda sitúa entre 285 y 306 la masacre de la legión tebana y de sus oficiales, convertidos al cristianismo, que fue ordenada por el emperador romano Diocleciano cuando se negaron a exterminar los cristianos de la región.[3]​ La leyenda fue relatada por primera vez en la biografía de Víctor de Marsella escrita a finales del siglo IV, y fue retomada por San Euquerio, obispo de Lyon hacia 435, quien la contó a Salvio, obispo de Sion. Aparece en una obra sobre la vida de Román de Condat, y en la homilía que Avito de Viena pronunció en 515 para la inauguración de la abadía.[1]

Según Amédée Thierry,[4]​ esta legión podría haber sido formada a partir de diversos cuerpos desempleados de los ejércitos de Oriente, entre otros la [[Legio XXII Deiotariana|legión XXII]. Señala que esta legión, denominada «Felíz», estaba acantonada en Tebas (Egipto) antes de ser trasladada a Aelia Capitolina, la actual Jerusalén, donde tres de sus principales oficiales, Mauricius, Experius y Candidus, habían sido convertidos al cristianismo por el obispo Himeneo. Una vez en Roma, se comprometieron ante el papa Cayo a que no perseguirían los cristianos. Para Charles Robert se trata de la «Iª Maximiana Thebaeorum» y de la «IIIª Diocletiana Thebaeorum»,[3]​ dos legiones que Maximiano y Diocleciano habían creado en sus campañas en el Norte de África cuando, tras haber sometido las ciudades de Coptos y de Busiris, en el Bajo Egipto, incorporaron a sus jóvenes en tres legiones: la «Iª Jovia Foelix Thebaeorum», la «Iª Maximiana Thebaeorum» y la «IIIª Diocletiana Thebaeorum».[1]

Fue Teodoro de Sion, primer obispo del Valais a finales del siglo IV cuyo obispado tenía su sede en Martigny —antiguamente Octoduro—, quien fundó el primer santuario cristiano en 381 al trasladar allí los restos mortales de los mártires, en una capilla dedicada a San Mauricio y a sus compagneros masacrados, que fue ampliada más tarde.[3]​ Así que hacia finales del siglo V existía una iglesia en el lugar, y San Severino de Agauno (430-507) habla en sus escritos de un monasterio del que fue uno de los primeros abades.[5]

La edificación de San Segismundo

Al principio del siglo IV Segismundo, hijo de Gundebaldo —rey burgundio que le inicia en el poder y hace que le reconozcan como su heredero ante una asamblea convocada cerca de Ginebra—, abjura del arrianismo para convertirse al catolicismo entre 502 y 506 bajo los consejos de Avito, obispo de Viena, y emprende la construcción de un templo en Agauno —la actual San Mauricio en el Valais—, que dependía de la diócesis de Sion.[6]​ Mientras su padre, Gundebaldo, permanecía fiel al arrianismo, Segismundo abrazó la ortodoxia católica, y desde su ascenso al trono en 516 hizo de la abadía un lugar de peregrinaje para su pueblo. La primera basílica, orientada en un sentido este-oeste al pie de la roca, data de esa época así como el baptisterio, en el que se realizaba el rito de la inmersión parcial, y que todavía puede visitarse.

Antes de acceder al trono burgundio, Segismundo consultó con los obispos y los condes de su reino a los que convocó en Agauno. Estaban presentes los obispos Vivenciolo de Lyon, Máximo de Ginebra y Víctor de Grenoble, y los condes Videmaro, Fredebundo, Gondeulfo, Benedicto, Agano, Bonefacio, Teudemundo y Fredeboldo. El príncipe abrió la sesión pidiendo consejo por la salvación de su alma y por la realización de sus proyectos. Los participantes propusieron entonces construir una basílica en la que dar sepultura a los mártires de los que se conocía el nombre, que eran Mauricio, Exuperio, Cándido y Víctor (aunque ciertas fuentes afirman que este último habría escapado a la masacre). Propusieron también construir una cripta para los cuerpos de los otros mártires, constituir un cuerpo de guardia, establecer una salmodia perpetua (unos coros de monjes se turnaban día y noche para mantener una oración continua) y nombrar como abad a Himnemundo que había acudido ex profeso del monasterio de Grigny.[7]​ A los monjes ya existentes añadió unos religiosos prodedentes de Granensis (Grigny), de Insolana (Isla Barbe) y de Jurensis (Condat).[8]​ El 22 de septiembre de 515, la abadía fue inaugurada en presencia de numerosos obispos, condes y grandes señores –Vivenciolo de Lyon, Máximo de Ginebra, Teodoro de Sion y Víctor de Grenoble, entre otros—. La asamblea duró 16 días para que se terminara de elaborar el reglamento del monasterio.[6]

Segismundo dotó la abadía de bienes considerables para que los monjes pudieran dedicarse por completo a la salmodia. Donó bienes de sus territorios de Lyon, de Vienne, de Grenoble, de Ginebra, de Vaud, de Besançon et de Aosta; en el Valais, la abadía recibió Sierre, Leuk, Conthey, Bramois, Ollon, Vouvry, Autan, Salvan, Autanelle y las tierras que se extendían hasta el lago de Martigny. Los bienes se donaban con todo lo que dependía de su jurisdicción: tierras, edificios, esclavos, libertos, habitantes, viñedos, bosques, campos y prados, pastos, derecho de pesca.[9]

Segismundo enviudó y volvió a casarse con Constancia –que habría sido sirvienta de su difunta esposa—, con la que tuvo dos hijos, Gistaldo y Gundebaldo. Tras una violenta disputa entre el hijo mayor de Segismundo, Sigerico, y su madrastra, ésta llegó a temer por la vida de sus hijos por lo que Segismundo mató a su propio hijo. Presa del remordimiento, el monarca se encerró en el monasterio de Agauno para expiar su crimen. Durante la guerra de Burgundia, fue apresado y entregado junto con su esposa y sus dos hijos a Clodomiro, Rey de los Francos, y fueron decapitados y tirados a un pozo en San Segismundo del Loiret.[9]

A partir del siglo VI, la abadía albergaba a 500 religiosos divididos en 5 «bandas» que se relevaban para la salmodia perpetua. Las «bandas» se llamaban Lerina, Granensis, Insolana, Jurensis y Domni Probi, siendo esta última compuesta por los antiguos monjes de Agauno.[1]​ Durante los tres siglos siguientes el monasterio vivió un período de esplendor y 32 abades se sucedieron en su dirección. Sufrió también tres catástrofes de importancia. En 569 los Lombardospueblo germánico del Báltico— invadieron el Valais e incendiaron la abadía; Gontrán, rey de Burgundia, se encargó de reconstruirla. Bajo el Imperio Carolingio, los sarracenos se extendieron por la región y la saquearon.[9]​ Como consecuencia de varios desprendimientos de roca, la basílica tuvo que ser reconstruida en los siglos VIII y XI, pero mantuvo su orientación este-oeste.

El número de monjes disminuyó poco a poco en los siglos VII y VIII.

Residencia real

Acta de donación del rey de Borgoña Rodolfo III a la abadía de San Mauricio de Agauno (15 de febrero de 1018).

En el siglo IX, el emperador de Occidente Ludovico Pío recibió la abadía de su padre, Carlomagno, y la entregó luego a su hijo Arnulfo, lo que marcó el inicio de su declive a partir de 825.[8]​ Ante las exacciones cometidas Ludóvico intentó, sin éxito, instalar unos canónigos regulares —unos clérigos que, conformando un cabildo catedralicio bajo la autoridad de un preboste, son propietarios de sus bienes–.[3]​ A mediados del siglo IX, Hucberto, cuñado del emperador Lotario II, tomó la abadía. Cayó muerto en 864 en una batalla en Orbe y su vencedor, Conrado, conde de Auxerre, le sustituyó al mando de la abadía. Los descendientes de éste último, a saber los reyes de Borgoña de Rodolfo I a Rodolfo III, dirigieron la institución hasta el año mil aproximadamente. La transformaron en una residencia real y confundieron sus bienes con los de la corona.[2]​ La situación de la abadía llegó a peligrar pero mejoró con Rodolfo III, último rey de Borgoña, que le restituyó la totalidad de sus bienes.[3]​ A petición de sus familiares, del obispo de Sion y de varios dignatarios del reino, el 15 de febrero de 1018 devolvió a San Mauricio de Agauno los dominios de Sciez, de Lully, de Commugny, la mitad de Pully, Oron-le-Châtel, Vuadens, Bouloz, las jurisdicciones de Vevey, Lutry, Vouvry, Ollon y su aldea Villy, Naters, algunos derechos en San Mauricio y el conjunto de las praderas de su región, el Chablais. Pero la abadía volverá del todo a manos de los eclesisticos y conocerá un verdadero renacer gracias al papa León IX, que en 1049 la sustrajo al obispo de Sion y devolvió a los religiosos el uso de sus bienes y de sus ingresos permitiéndoles elegir a uno de ellos como abad, cuando hasta entonces se elegía entre las personas que gozaban del favor del rey.[8]

Después de haber estado en poder de los monarcas del reino de Borgoña, la abadía pasó a depender de la Casa de Saboya en 1033, tras la victoria de Humberto I de Saboya sobre Eudes II de Blois, sobrino de Rodolfo III de Borgoña.[9]​ En 1128 Amedeo III de Saboya, que fue su abad laico de 1103 a 1147, ayudó a la recuperación de San Mauricio de Agauno con la instalación de unos canónigos regulares que seguían la regla de san Agustín.[3]​ Se cuenta que financió su participación a la segunda cruzada en 1147 gracias a un préstamo de la abadía que avaló con los valles de Bagnes y de Vollèges (según la leyenda, se trataría de una mesa de oro que había sido regalada al monasterio por Carlomagno).[9]

El monasterio habría albergado un importante taller de orfebrería románica en los siglos XII y XIII.

El seguimiento estricto de la Regla de san Agustín en San Mauricio se relajó en el siglo XIV, pero ésta fue restablecida en el siglo XVII y la vida en común fue retomada a partir del 10 de septiembre de 1642.

La basílica tuvo que ser reconstruida de nuevo en el siglo XVIII debido a desprendimientos de rocas, pero esta vez la reconstrucción adoptó una orientación norte-sur. En 1693, un incendio destruyó casi por completo los edificios abaciales que fueron reconstruidos a principios del siglo XVIII.

En 1942, un nuevo derrumbamiento causó daños considerables a parte de la iglesia y a su campanario. Los edificios fueron restaurados después de la guerra y la iglesia obtuvo el título de basílica menor en 1948.

Se están realizando excavaciones arqueológicas en el lugar de los santuarios primitivos. Las excavaciones y el tesoro de la abadía pueden visitarse.

Bibliografía

  • Dictionnaire de la Bible, tomo XIII, Augustin Calmet, 1847, pág. 27. Google libros
  • Histoire des ordres monastiques, religieux et militaires, et des congrégations séculières, Pierre Hélyot, Maximilien Bullot, editor N. Gosselin, 1714, pág. 78. Google libros
  • Histoire du Vallais avant et sous l'ère chrétienne jusqu'à nos jours, J. Boccard, editor Berthier-Guers, 1844, págs. 21-68. Google libros
  • La Suisse historique, Eusèbe-Henri-Alban Gaullieur, editor C. Gruaz, 1855, pág. 78. Google libros
  • Lettres sur la vérité du martyre de Saint-Maurice et de sa légion, Mossion, editor Launay-Gagnot, 1839. Google libros
  • Mémoires de l'institut national Genevois, 1856, págs. 28-32. Google libros
  • Revue archéologique de documents et de mémoires relatifs à l'étude des monuments, à la numismatique et à la philologie de l'antiquité et du Moyen Âge, Bureaux de la revue archéologique, 1868, págs. 106-122. Google libros
  • Saint-Maurice d'Agaune (colectivo), in Les chanoines réguliers de Saint-Augustin en Valais, Basilea, 1997 (Helvetia sacra, IV/1)
  • Trésor de l'abbaye de Saint-Maurice d'Agaune, Édouard Aubert, 1870. Google libros
  • Vevey et ses environs dans le Moyen-Age, David Martignier, editor Martignier et Chavannes, 1862, págs. 2-4. Google libros

Notas y referencias

  1. a b c d Cartas sobre la verdad del martirio de San Mauricio y su legión.
  2. a b Memorias del Institut National Genevois (Instituto Nacional Ginebrino).
  3. a b c d e f Revista arqueológica de documentos y memorias relativos al estudio de los monumentos, a la numismática y a la filosofía de la Antiguedad y de la Edad Media.
  4. Amédée Thierry, M. (1866). «Tomo II, Libro IV, Capítulo I». Histoire de la Gaule sous la domination romaine (en francés). París. p. 7-8. 
  5. Historia de las órdenes monásticas, religiosas y militares.
  6. a b Diccionario de la Biblia.
  7. Tesoro de la abadía de San Mauricio de Agauno.
  8. a b c Vevey y sus alrededores en la Edad Media.
  9. a b c d e Historia del Valais antes y durante la era cristiana hasta nuestros días.

Enlaces externos