José Antonio Suárez Londoño
José Antonio Suárez Londoño (n. Medellín (Antioquia), 1955), artista colombiano, grabador y dibujante.
Biografía
[editar]Estudió biología durante tres años en la Universidad de Antioquia. Entre 1978 y 1984 hizo estudios en la Escuela Superior de Artes Visuales, en Ginebra (Suiza). Desde 1984 vive y trabaja en Medellín.
La obra de Suárez llama la atención dentro de las propuestas contemporáneas del arte colombiano ya que el artista se ha valido desde sus comienzos de los medios tradicionales de dibujar y hacer grabado para crear una imaginería del mundo que lo rodea. Su trabajo ha trascendido las modas para construir una propuesta figurativa sólida invaluable y sin parangones. Sus dibujos y grabados destacan por lo refinado de sus acabados, por la constancia en unas dimensiones que no superan el tamaño de una hoja de papel ordinario, pero sobre todo por su inventiva y por la habilidad del artista para presentar sobre la misma superficie las cosas más dispares.
Cualquier aproximación a su trabajo implica también acercarse a sus fuentes: su entorno cotidiano, la literatura, la historia del arte y del arte marginal. En la obra de Suárez se encuentran y se cruzan referencias a escritores, artistas, creadores populares, canciones, noticias, frases populares, etc. Buena parte de su obra ha sido realizada en pequeñas libretas de dibujo que poco a poco han ido tomando el carácter de diario íntimo. Precisamente ese carácter de diario y de obra casi de carácter privado, sumado a la voluntad de Suárez de permanecer hermético, ha hecho difícil el conocimiento de su trabajo, si bien sus dibujos han circulado y han sido reconocidos ampliamente en eventos nacionales e internacionales.
Además del carácter de diario que se puede identificar en su trabajo, vale la pena señalar la constancia en el oficio, en los formatos, en las técnicas de grabado y de dibujo y sobre todo la virtud de no haberlas gastado después del uso el desuso y el abuso, porque si algo se puede decir del trabajo de Suárez es que ha hecho y deshecho a su antojo con unos medios que en sus manos parecen verdaderamente infinitos. El preciosismo en el hacer, que no se queda en el mero manejo de las técnicas y en cambio sorprende porque se reafirma con cada nueva serie de trabajos, con la riqueza de sus soluciones y la variedad de sus temas, pero sobre todo con el carácter de ensayo de su propuesta, esa suerte de lenguaje que fluctúa entre la imagen y el texto, cotidiano y tranquilo, es un susurro en vez de un grito, un estudio insistente y constante más que una obra terminada o definitiva.