DI BIAGI Clasicos Del Urbanismo Moderno

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Clásicos del urbanismo moderno

Clásicos del
urbanismo moderno

Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Quil­mes

Rec­tor
Mario E. Lozano Paola Di Biagi
Vi­ce­rrec­tor (directora)
Alejandro Villar

Traducción de Gustavo Zappa

Bernal, 2014
Colección Las ciudades y las ideas
Serie Nuevas aproximaciones
Índice
Dirigida por Adrián Gorelik

Clásicos del urbanismo moderno / Paola Di Biagi ... [et al.];


dirigido por Paola Di Biagi. - 1a ed. - Bernal: Universidad
Nacional de Quilmes, 2014.
320 p.; 23x15 cm. - (Las ciudades y las ideas / Adrián Gorelik)

Traducido por Gustavo Zappa

ISBN 978-987-558-306-1

1. Urbanismo. I. Di Biagi, Paola II. Di Biagi, Paola, dir. Nota a la edición en castellano 9
III. Zappa, Gustavo, trad.
CDD 711
Introducción 11
Paola Di Biagi

I. Un estatuto antropológico del espacio urbano 19


Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen
künstlerischen Grundsätzen, 1889
Françoise Choay

II. Una lectura técnica 33


Ebenezer Howard, Garden Cities of Tomorrow, 1902
Ilustración de tapa: Luigi Mazza
Dibujo del Townscape, de Gordon Cullen (1961)
III. Un manual de educación de la mirada 47
Traducción: Gustavo Zappa Patrick Geddes, Citties in Evolution, 1915
Giovanni Ferraro
Este libro fue publicado originalmente
en Italia por Donzelli Editore bajo el título IV. La lección del pasado para la ciudad del presente 59
I classici dell'urbanistica moderna
Marcel Poëte, Introduction à l’urbanisme. L’evolution des villes, 1929
Donatella Calabi
Copyright © 2002 Donzelli Editore
Copyright © 2014 Universidad Nacional de Quilmes
V. Un manual fallido 71
Universidad Nacional de Quilmes Gustavo Giovannoni, Vecchie città ed edilizia nuova, 1931
Roque Sáenz Peña 352 Guido Zucconi
(B1876BXD) Bernal, Provincia de Buenos Aires
República Argentina VI. La Khôrapolis y sus constructores 85
Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, 1946
editorial.unq.edu.ar Pier Giorgio Gerosa
[email protected]
VII. Entre historia y pasión política 101
ISBN 978-897-558-306-1
Hans Bernoulli, Die Stadt und ihr Boden, 1946
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Ugo Ischia
Impreso en Argentina
VIII. Un programa de investigación 117 Nota a la edición
Giuseppe Samonà, L’urbanistica e l’avvenire della città negli
stati europei, 1959 en castellano
Francesco Infussi

IX. La ciudad vista a través de los ojos de los “otros” 163


Kevin Lynch, The Image of the City, 1960
Vincenzo Andriello

X. Los múltiples paisajes de la percepción 181


Gordon Cullen, Townscape, 1961
Elena Marchigiani

XI. Historiografía y urbanismo como cuidado 213


y cultivo del hombre
Lewis Mumford, The City in History, 1961 Como dice Paola Di Biagi en su introducción, este es un libro sobre libros,
Luca Pes
sobre qué dicen y cómo se realizaron estos “clásicos del urbanismo moder-
XII. La inevitabilidad de lo “político” 239 no”, lo que también significa pensar en cómo se editaron, cómo circularon
Leonardo Benevolo, Le origini dell’urbanistica moderna, 1963 y se tradujeron. Porque es además un libro realizado por autores que, des-
Bernardo Secchi de específicas culturas urbanísticas nacionales (en casi la totalidad de los
casos, la italiana), leen libros escritos originariamente en diversas lenguas
XIII. Una crítica de los dogmas del movimiento y reflexionan, por ende, sobre el tema clave de la traducción a la suya. Por
moderno 259
Giancarlo De Carlo, Questioni di architettura e urbanística, 1964
todo esto, nos pareció que al editar en castellano un libro como este resul-
Patrizia Gabellini taba ineludible aportar toda la información posible respecto de las tra-
ducciones de esos clásicos a nuestro idioma (en una breve nota del editor
XIV. Las hipótesis metodológicas del último 275 como acápite al comienzo de cada capítulo). La información seguramen-
racionalismo funcional te es muy incompleta, y eso se debe tanto a nuestras limitaciones como a
Christopher Alexander, Notes on the Synthesis of Form, 1964
la enorme fragmentación del mundo editorial hispanoamericano, a la fal-
Pier Giorgio Gerosa
ta de información sobre editores y traductores en el espacio del pensa-
XV. Una voz enciclopédica entre ciencia y utopía 293 miento urbano y arquitectónico (aunque hay que agradecer todo lo que
Giovanni Astengo, “Urbanistica”, 1966 internet ha ayudado para aligerar muchas de esas falencias). De todos
Paola Di Biagi modos, a pesar de que la información no puede sino ser incompleta, creí-
mos que igual debíamos darla, ya que la historia de las traducciones (de
las editoriales y de los traductores) es una pieza fundamental (muy poco
abordada todavía) dentro de un campo que viene siendo más y más inves-
tigado en los últimos años: la circulación de las ideas urbanas en los paí-
ses hispanoamericanos. Editoriales como Infinito, de Buenos Aires, con su
colección Biblioteca de Planeamiento y Vivienda (dirigida por Jorge Enri-
que Hardoy, Carlos Méndez Mosquera y José A. Rey Pastor) o Gustavo
Gili, de Barcelona, especialmente su colección Ciencia Urbanística (diri-
gida por Manuel de Solá-Morales), en las décadas de 1960 y 1970 mos-
traron en sus catálogos un dinamismo enorme, y una capacidad de
iniciativa realmente envidiable, en la búsqueda de producir una actuali-

9
Nota a la edición en castellano

zación a marcha forzada del pensamiento urbano en castellano. La histo- Introducción


ria de las ideas urbanas en nuestros países estará incompleta hasta que no
contemple esos esfuerzos editoriales (los círculos intelectuales que los ali- Paola Di Biagi
mentaban, sus selecciones de títulos y sus omisiones, sus contactos y pre-
ferencias, la realización de los volúmenes y su circulación), hasta que no
trate también sobre sus traductores, como Enrique Revol (intelectual cor-
dobés, crítico literario además de traductor, que se encontró en esos años
con el mundo de la arquitectura y el urbanismo) o el colectivo intelectual
del Laboratorio de Urbanismo de la Escuela Técnica Superior de Arqui-
tectura de Barcelona (creado en 1968 por Solá-Morales), responsable de
la traducción y el cuidado de los libros que forman la colección Ciencia
Urbanística, de Gili. En cierta forma, leído aquí y en castellano, este libro
también permite encarar lecturas oblicuas que se interroguen sobre los
paralelismos y las diferencias entre la cultura urbanística italiana (que 1. Por qué releer
especialmente entre los años cincuenta y setenta tuvo una densidad y gozó
de una centralidad política como pocas veces se ha visto en otros países) Si observando la superficie del territorio contemporáneo como un
y la argentina. Acéptense entonces estas breves e incompletas notas agre- palimpsesto podemos describir los trazos de las modificaciones aportadas
gadas a esta edición apenas como aporte a esa historia en construcción. por la sucesión de las generaciones,1 leyendo los libros que componen la
biblioteca de los urbanistas es posible reconstruir las capas de los distin-
Adrián Gorelik tos saberes que en su encuentro han conformado la disciplina. Una biblio-
teca compuesta en un tiempo bastante más limitado que el milenario
estratificarse del territorio y en el ámbito de una disciplina relativamente
reciente, cuya historia se desanuda, en un modo no lineal, en lo sustancial
a lo largo de los últimos dos siglos.
Leer, o releer, los libros de los urbanistas, aquellos escritos por urbanis-
tas y que pertenecen a los urbanistas y a su biblioteca metafórica ayuda
a reconocer y renovar las tradiciones que han dado forma al urbanismo y,
aunque indirectamente, a la ciudad moderna y contemporánea. Este es el
sentido que el volumen aquí presentado quiere sugerir. Pero no solo esto.
“Romper con una tradición o con un estilo es tanto más significativo
y eficaz cuanto más se conocen tal estilo y tal tradición con precisión y
profundidad. En este sentido, la concepción de nuevos métodos y prác-
ticas urbanísticas, la elaboración de sus problemáticas, pasan a través
del conocimiento de los métodos, de las prácticas y de los problemas
instalados por las teorías que nos han precedido sobre sistematizacio-
nes urbanas.”2 La afirmación de Françoise Choay ayuda a esclarecer
mejor las motivaciones que han conducido a las relecturas propuestas.

Corboz, “Il territorio come palinsesto”, Casabella, Nº 516, 1985, pp. 22-27.
1 A.

Choay, “Premessa”, en C. Sitte, L’arte di costruire le città. L’urbanistica secondo i suoi fon-
2 F.

damenti artistici, Milán, Jaca Book, 1981 [1889], p. 11.

10 11
Paola Di Biagi Introducción

Su ambición es la de contribuir a la redacción de balances de más largo 2. Un recorrido por los libros de los urbanistas
aliento sobre el urbanismo moderno y sobre la ciudad contemporánea, a
través de la revisión de las ideas de ciudad y sociedad elaboradas a lo Este libro no intenta ambiciosamente decir cuáles serían los clásicos del
largo del recorrido de formaciones y codificaciones –pero también de cri- urbanismo, sino solamente proponer un primer recorrido provisorio de
sis– de la disciplina. lectura entre los libros “de siempre”. Alguno, considerándolos por el con-
En vista de aquel proceso crítico que en períodos más recientes ha trario libros “del momento”, de su tiempo, y por este motivo ya no en
implicado, a veces de un modo similar, urbanismo y ciudad, se pueden condiciones de hablar a nuestra contemporaneidad, podría criticar la
revelar excesivamente útiles y pacientes balances que, aun observando crí- decisión de haberlos vuelto a proponer. De la misma manera, otro podría,
ticamente las conclusiones visibles en el terreno, sean capaces de conside- con razón, objetar la ausencia de otros textos fundamentales. Sin recurrir
rar las intenciones que han movido ideas y proyectos. Balances que no a la empeñosa definición de “clásico”, corresponde afirmar que estas
pretendan, por lo tanto, superponer motivaciones y resultados, hasta su relecturas simplemente han sido desarrolladas a partir de algunos de los
total confusión e identificación. Tener distintos resultados físicos e inves- libros que un urbanista no puede no haberse encontrado en su camino o
tigaciones disciplinares evita atribuir las responsabilidades del presunto no tener en su biblioteca.
fracaso del proyecto de la ciudad moderna directamente a algunos textos3 La historia del libro ayuda a comprender mejor la selección propuesta.
o autores, removiendo una concatenación que tiene el riesgo de llevar a Se recogen aquí los textos revisados en el curso de otras tantas conferen-
una vaga deslegitimación de la ciudad de nuestro tiempo. Y es justamen- cias desarrolladas a lo largo de tres años académicos (desde 1996 a 1998)
te para contribuir a comprenderla mejor, y eventualmente provocar futu- en el marco de los cursos de Teoría del Urbanismo que entonces tenían
ras reflexiones, que se proponen aquí diferentes ejercicios de relectura de lugar en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, realizadas
algunos de los textos que han contribuido a formar la cultura y la tradi- gracias a la contribución del Departamento de Urbanismo. Un proyecto,
ción urbanísticas del siglo xx. entonces, nacido del trabajo didáctico y que ahora, convertido en libro,
“La actualidad puede ser banal y mortificante –afirma Italo Calvino a continúa la búsqueda de sus destinatarios sobre todo entre los jóvenes
propósito de la lectura de los clásicos–, pero es con todo siempre un pun- estudiantes.
to en el cual situarnos para mirar hacia adelante o hacia atrás”, y para La selección propuesta parte no solo de una elección a priori, sino tam-
leer “a los clásicos se debe sin embargo establecer ‘desde dónde’ se los lee, bién del encuentro entre los autores de la relectura y aquel del texto releí-
de otro modo ya el libro ya el lector se pierden en una nebulosa sin do; a veces ha sido el campo de estudio y reflexión de los colegas aquello
tiempo”.4 Releer hoy los libros del urbanismo moderno, verlos “desde que llevó a la determinación del “clásico” del cual se ocuparon. Distintos
lejos”, a la luz del tiempo transcurrido desde su escritura y de la recep- estudiosos, urbanistas, críticos e historiadores del urbanismo y de la ciu-
ción original por parte de la comunidad científica, puede revelarse útil no dad, pertenecientes a diferentes generaciones, han propuesto su “clásico”
solo para una nueva valoración de su lugar en la evolución de la discipli- del momento, dando forma así, a posteriori, a la selección.
na del siglo xx, sino también para una comprensión más profunda de la Ahora bien, el volumen ofrece las relecturas de 15 libros “indispensa-
cultura y de la ciudad contemporáneas, evitando al mismo tiempo la “tira- bles”. Estos se presentan según el orden cronológico de publicación, la
nía del momento”.5 simple y célebre secuencia lineal dada por el tiempo de la escritura.
Abren así la serie los textos de Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen
künstlerischen Grundsätzen de 1889 –con su atención puesta en la lectu-
3 Emblemáticas en este sentido son las críticas a la Carta de Atenas, texto siempre citado, único
manifiesto urbanístico del movimiento moderno y devenido casi el símbolo de un presunto fra-
caso de la ciudad moderna. La Carta en realidad ha sido un texto poco leído y raramente estu- ahora, con el modus, es decir con lo moderno, con la moda. Por esto nadie puede privarse de los
diado en profundidad, casi nunca puesto en el contexto temporal y de sentido al que pertenece. clásicos. Si no tienes a tus clásicos, si no los re/cuer/das, vale decir, si no los conservas en tu
Véase P. Di Biagi (ed.), La Carta d’Atene. Manifesto e frammento dell’urbanistica moderna, corazón, eres un moderno que vive bajo la impresión del momento, desarmado, fagocitado por
Roma, Officina, 1998. el presente, sin la distancia crítica suministrada por los clásicos, que te permitiría no ser su escla-
4 I. Calvino, Perché leggere i classici, Milán, Mondadori, 1991, p. 17 [en castellano: Por qué leer vo. Leer a los clásicos [...] es contradecir la tiranía del momento. Los verdaderos clásicos no se
los clásicos, trad. Aurora Bernárdez, Barcelona, Tusquets, 1992]. fugan: desafían. Siempre son peligrosos.” M. Cacciari, citado en M. Smargiassi, “I classici? Odiar-
5 “Clásico no es algo que reenvíe al pasado, es algo que resiste al presente: que contrasta con el li è facile”, La Reppublica, 10 de octubre de 2002, p. 44.

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Paola Di Biagi Introducción

ra morfológica de las ciudades antiguas y de sus espacios abiertos– y de desde la posguerra parece haber completado ya un trecho suficiente, y con
Ebenezer Howard, The Garden Cities of Tomorrow de 1902 –con la pues- su propósito de abrir nuevos recorridos. Poniendo el acento en la natura-
ta a punto del que será uno de los modelos urbanos de mayor éxito en el leza y la raíz utópica del urbanismo, Astengo interpreta a su modo un cli-
nuevo siglo–. La secuencia sigue con la alternancia de algunos libros que ma que poco después llevará al 68.
contribuyen a definir y afirmar el urbanismo de la modernidad (por ejem- Una mirada sobre el siglo xx –sobre una parte importante de este
plo, el de Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, o el de Hans Ber- (1889-1966)– desde distintos puntos de vista me parece que puede ser
noulli, Die Stadt und ihr Boden), y de otros que ponen en discusión los una de las posibilidades que ofrece esta publicación. De las relecturas
principios, proponiendo estilos alternativos respecto al International Style emerge una historia parcial de las ideas de urbanismo, de ciudad, de espa-
(sobre todo aquellos de los autores norteamericanos –el Lewis Mumford cio, además de una secuencia de temas que caracterizan diversos períodos
de The City in History o Kevin Lynch con The Image of the City– e ingle- del siglo; afloran distintos modos de entender la modernidad o sus ade-
ses –como Gordon Cullen con Townscape). lantos; parcialmente se reconocen los entrecruzamientos entre culturas
Si observamos el índice del libro, no podemos dejar de notar una acu- distintas, por ejemplo, entre la europea y la norteamericana. Habrían podi-
mulación de publicaciones o traducciones italianas en torno a los años do ser muchos otros los modos de construir un recorrido de lectura de este
sesenta, en particular durante la primera mitad de esa década, tal vez mos- libro sobre libros. Por ejemplo, las relecturas podían organizarse distin-
trando una centralidad del urbanismo en la sociedad italiana de la época, guiendo los volúmenes que han adelantado nuevas ideas de espacio y de
una atención puesta en la ciudad y en el proyecto de la ciudad que da ciudad de aquellos que han reconstruido críticamente los inicios y la his-
cuenta evidentemente de las expectativas de los urbanistas frente a una toria de la disciplina. Esencialmente, siguiendo la clasificación propuesta
temporada de reformas. Inaugura el período Giuseppe Samonà con su tex- por Françoise Choay, distinguiendo los textos “instauradores”6 (como
to L’urbanistica e l’avvenire della città, de 1959. Este es un año al que aquellos de Sitte, Howard o Le Corbusier) de los textos “comentaristas”
gran parte de la historiografía ha atribuido un rol de giro en la cultura de o interpretativos como los de los autores de las relecturas (el ensayo críti-
la disciplina, incluso gracias a este volumen que, apoyándose en otros co e historiográfico de Benevolo, la recopilación de ensayos de De Carlo o
“eventos” –como la convención del inu (Instituto Nacional de Urbanismo) la voz enciclopédica de Astengo). Se trata de una clasificación precisa, que
de Lecce sobre el rostro de la ciudad y el concurso para el barrio cep en prescinde de libros en los cuales el autor recurre a una narración de los
las marismas de San Giuliano en Mestre–, habría orientado la atención del hechos del urbanismo o de la historia urbana como marco para exponer
urbanismo italiano hacia nuevos temas y escalas proyectuales. Este la propia idea de ciudad o de intervención sobre esta (por ejemplo, el
subgrupo prosigue con la traducción y publicación también en Italia de “manual” de Giovannoni o el de Geddes).
libros que han puesto en el centro de su interés, si bien desde diversos pun- O incluso, podría delinearse otro orden a partir de las distintas propues-
tos de vista, la forma de la ciudad y del paisaje urbano, o de libros que tas de codificación del saber urbanístico contenidas en los textos. Entre
han abierto el período de la crítica a los dogmas del movimiento moder- los libros releídos, podríamos observar, por ejemplo, la presencia de dife-
no (por ejemplo las Questioni di architettura de Giancarlo Di Carlo). Tal rentes formas de manual: “manuales de la mirada” que fundan nuevos
acumulación en torno a la década de 1960 es dada además por textos que modos de observar y describir el espacio urbano (Lynch) y aquellos que
han cuestionado los “orígenes” del urbanismo moderno (el libro de Leo- sistematizan métodos y prácticas de la proyección urbanística, pero tam-
nardo Benevolo), o que han reconstruido su evolución. Incluso escritos bién manuales que amalgaman las dos aproximaciones a la ciudad (Sitte
anteriores al período, como por ejemplo aquel de Marcel Pöete, Introduc- o Geddes).
tion à l’urbanisme. L’evolution des villes –publicado en 1929 y traducido
al italiano en 1958–, o el de Hans Bernoulli –editado en 1948 y traduci-
do cinco años después– encuentran un redescubrimiento y una nueva difu-
6 Textos fundadores son aquellos que “asumen como objetivo explícito el de construir un engra-
sión en Italia a través de los estudios morfológicos emprendidos en los años
naje conceptual autónomo que permita concebir y realizar espacios nuevos y no existentes [...]
sesenta por Carlo Aymonino y Aldo Rossi. que se proponen sostener y respaldar como teorías los espacios construidos y a construir, como
Cierra aquel “breve decenio” –y el libro– la voz enciclopédica “Urba- fundamento o base”. F. Choay, La regola e il modello. Sulla teoria dell’architettura e
nistica” de Astengo de 1966, con su tentativa de sistematizar un saber que dell’urbanistica, Roma, Officina, 1986 [1980], p. 20.

14 15
Paola Di Biagi Introducción

3. Relecturas “una mirada oblicua”;11 para otros, finalmente, el libro se ha convertido


en una suerte de pretexto del cual tomar impulso, para después apartarse
“Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: ‘Estoy rele- siguiendo los hilos que han tenido origen allí e incluir sucesivamente a
yendo...’ y nunca ‘Estoy leyendo...’.”7 otros lectores-intérpretes y autores. Nadie ha entendido la relectura como
Una vez más, las palabras de Italo Calvino sugieren que las relecturas juicio sobre el texto y nadie ha corrido el riesgo de “sobreinterpretarlo”,12
recogidas en este volumen en su mayor parte giran en torno a libros que haciéndole decir aquello que no le pertenece.
ya cada uno de nosotros ha llegado a “releer”. Esto “no vale para la juven- Es una convicción compartida que estos libros aún no han terminado de
tud, edad en la que el encuentro con el mundo, y con los clásicos como decir aquello que tienen para decir, que en esencia no han perdido la capa-
parte del mundo, vale exactamente como primer encuentro”.8 Las relec- cidad de responder, pero sobre todo de suscitar, nuevas preguntas y dudas.
turas propuestas no deben interpretarse de ningún modo como sustituti-
vas de primeras y directas lecturas, y en este sentido no intentan en (En los diversos capítulos del libro, las páginas de las cuales se han extraí-
absoluto impedir el encuentro con el libro, ilusionando sobre todo al joven do las citas de los textos que se releen se refieren entre corchetes, a conti-
lector con poderlo conocer sin haberlo leído. Finalmente, ningún libro que nuación de los fragmentos citados.)
habla de un libro dice más que el libro en cuestión.
Estas “reseñas pasadas de fecha” aspiran más bien a hacer que se bus-
que o se reencuentre el texto en las estanterías de la biblioteca o de la libre-
ría, en el caso afortunado de que el editor, de un modo previsor, haya
seguido dándole vida. Querrían no solo favorecer ese encuentro, sino tam-
bién enriquecerlo, contribuyendo a agregar nuevos signos en estos libros,
esos que depositarán las lecturas de nuestra contemporaneidad. “Los clá-
sicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lec-
turas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado
en la cultura o en las culturas que han atravesado.”9 Así ha pasado con el
texto de Sitte, Der Städtebau, ejemplo tal vez extremo de cómo en nues-
tro campo disciplinar distintas lecturas, relecturas, reinterpretaciones de
parte de las culturas coetáneas o de las que les sucedieron pueden trans-
formar un libro en una especie de texto apócrifo, al cual no se puede a esa
altura dejar de atender.10 En este proceso de apropiación y transforma-
ción no son extrañas tampoco las traducciones de las lenguas originales,
cuya injerencia a veces modifica el sentido de algunas partes del texto.
A lo largo del libro parecen evidentes distintos modos de interpretar
una “relectura”. Algunos autores se han aferrado a la superficie del texto
y, sin apartarse demasiado, han completado un verdadero análisis textual
o han hecho hablar lo más posible al autor; otros han contextualizado la
obra en su tiempo temático o la han releído entre su génesis y su posteri-
dad; otros incluso han leído el texto “de costado”, orientando sobre aquel
11 “Un cierto arte de la lectura –y no solamente la lectura de un texto sino lo que se llama la lec-

tura de un cuadro, o la lectura de una ciudad– podría consistir en leer de costado, en dirigir al
7 I. Calvino, op. cit., p. 11. texto una mirada oblicua”. G. Perec, Pensare/Classificare, Milán, Rizzoli, 1989 [1985], p. 102
8 Ibid. [en castellano: Pensar / clasificar, trad. Carlos Gardini, Barcelona, Gedisa, 1986].
9 Ibid., pp. 13-14. 12 U. Eco, Interpretazione e sovrainterpretazione, Milán, Bompiani, 1995 [en castellano: Inter-
10 Véase G. Zucconi (ed.), Camillo Sitte e i suoi interpreti, Milán, Franco Angeli, 1992. pretación y sobreinterpretación, Cambridge, Cambridge University Press, 2003].

16 17
I. Un estatuto Camillo Sitte, Der
Stiidtebau nach seinen
antropologico kiinstlerischen
del espacio urhano Grundsiitzen, 1889
Franvoi e Choay Ellihro d e CamiUo Sittt> fue publicad o t' O castt-Ua-
oo *"" 1926 por la Editorial Caoo a , cit> Barcc>lonu.
con el titulo Construccwn de cw.dades segUn. prin-
cipws artistwos. en una truducc·i6n de Emilio
Cano. a qut> fue repuhlicada eo fonna fa csimilar
en 1980 porIa editorial Gustavo Gill, d e Barcelc>-
na, antect>dida por e1 te xto qut- Gc.-nrge R . Collins
y Christian«" C. CoUins hablan r eaJizado en 1965
para introducir su propia version de) li.hro de Sit-
te aJ inglP$ (Camillo Sitte and the Birth ofModem
City Phmning). (N. del E.]

1. Releer: w1a continua recreacion de sentido

La lingiilstica semantica ha confirmado la intuicion de lo poeta ~ eglln


la cual el sentido es una creaci6n y una recreacion permanente. I inglln
texto oral, escrito o ic6nico e ta asociado a no olo sentido autentico y cer-
tificado, un aspecto que ya Valery constataba a prop6sito de la propia
poesi'a antes de que Bajtin y Lotman, Benveniste y Jakobson, hasta Bar-
thes y Eco, forn1alizaran e tas observacione en las distintas disciplinas
de las ciencias humanas. Michel de Certeau ha en1pleado la iluminadora
metafora de "operacion hi tori "a· para de.. ignar el trahajo de lo hi toria-
STADTE-BAU dores sobre los acontecimiento y docun1entos de la hi ~toria: en cada
-- GIU,.DSATittl oportuniclad Ia interpretacion e nece ariameute la proyeccion de las cer-
tezas y la dud as de una epoca.
•a .. •• "'"=- En el campo del urbanismo, la distinta lectura de Conslrucci6n de
. ...._,...sllh ~ ~•rue:· ...,. ...,..."'"' 8
,. , • ¢tO 37 a .,.-,. YiP JI
ciudades durante el iglo que no separa de su publicacion ilu tran. de
-
CA.IL&.O el1'1'&
manera ejemplar.. c te prore ode apropiaci6n del texto y de r interpreta-
~·~-·•mr~,. ~.fi-•"; .. .....-.. cion del ~entido.
Para tal prop6sito no se deben olvidar tres factore . En prun r lugar
cada texto, oral o e crito., cotnporta enunciado referenciale w1a objeti-
vidad con·espondiente a eso que Jakob on llruna la funci6n denotativa del
lenguaje. Asi.. ninguna lectura puede negar que Construcci6n de ciudades
se conceutra en la ciudad europea que e ta e con idera de de cl pwuo
1111• Ul?
..._..... ~ ..... a ....... de vi ta de u belleza en un anaJisis morfologico que, gracia a ejemplo
• a ezrm1a,..•~ •
preciso , opone punto por ptulto las conformacione respectivas del pasa-
do, apreciado, y del presente, despreciado. En egundo Iugar Ia apropia-

19
-
FcaJl(;oi e Cllony

e nas o meno · con iderable en


oduce d escart 1
. 1 . po y de r e onuce r Ia reYoJucio n tecnin t y ~ocial que tienc Iugar dcl nnt('
. , emS.ntica del texto pr . ferencial. Ftnahnentr, a amphtucl
cton s b denotanva o re . ·• 1 dr !, U 'i ojo~.
lacion con esta ase . . funci6u de Ia riqueza nu ma ue tcxto.
re anac10nes es . · · · Pero a partir de fin es de lo aii o-, ::,f'"rnta. con Ia d esntitifica c ic) n d,~ J
de estos descartes o v de sus contradicc1one tmpreCl tones y
., eveotualn1ente. movirniento de l CL\\l) con el rnundo a gobiado por Pl crecintiento dP un a
pero tam t~n.b . . urbanizarion descontrolada. para ('on sf l'llCCi Ofl de ciudades \01l1i<' JIZH IIlla
ambivalenCJas. ao de Constracci6n de ctudades es diferente de
nueva carrera . En prilner lugar. gracias a G<•orge Collin:-; el huro conoce
La lecntra que propond h trcinta aiios e incluso de aquella de hace
finalmente una traduccion ficJ e integral y una critica filo1 6gicu:l Lucgo
aquella que he desarro~la d ~ce or otros interrogantes y distintas coyun-
0

. e an"' o· , amhas onenta asp para 1nuchos profesionalcs el lihro de iPne Pl abauderado del .. retorno a
qwnc
la ciudad" y al mismo tjetnpo, sobre todo para lo:: , posn1oden1os con1o lo.
turas historic~s. , . uisiera esquenHiricamente retomar las :inter- hermanos Krier. el garante de un nuPvo ecJccticisn1o arquitectonic.o y del
0
Pero. en pruner tennmalh, q .do ob]' eto ellibro de Sitte entre la fecha de
taciones de las cu es a Sl d 1 . I E . pastiche urbana.
pre . ., ( ) 105 aiios setenta y ochenta e s1g o . stas mter- Mi lectw·a, a u vez, no puede e tar eli ociada de do proce os que ·c
su publicac10n 1889 Y · ' · 1 al h ·d f
retaciones son inseparables del contexto histonco ~n e cud an SI o ?r- han afinnado en el cur ode lo ultimo trcin1a aiios: por una parte. Ia cri-
P
muladas v de las tf'ndencias ideo16gicas del urbarusmo e su respectlvo sis de identidad de las ciudade occidf'ntale ~ confrontadas con aquello

que h e denominado el surgimiento de una "~civilizaci6n de lo urbaao·\ por
periodo. ., d
·d d 1 ·
En un primer momento, CorutroccLOTl e cuJ a es provoc~ e entus1as- otra, el culto cada vez ma devoto~ fanatico y fetichi ta del que ha sido
mo de todos aquellos que, como el autor, deploran Ia xn?notorua y l.a ausen- objeto el patrimonio hi torico. Mi per pe tiva abierta pore ta coyuntura
cia de preocupaciones esteticas del nu..evo urb~uusmo. El libro. fue ha sido guiada ~ so tenida, al mi mo ti rnpo") ya bea por una confronta-
reimpreso despues de solo dos meses y esta en el on~en ~e dos apro~~a­ cion cerrada con el texto de itte, ya sea por los aportes iluminadores de
ciones distintas~ pero que pertenecen igualmente al runb1to de la estetlca. otros dos textos, escritos uno veinte a:iios ante vel otro cuarenta aiio de -

La primera, de Ia cual Sitte mismo es un ejemplo. tiende a la cr~aci6n. ?e pues de aquel de Sitte: Entretiens sur ['architecture de Eugene Viollet-le-
tejidos urbanos nuevos, pero que por trazado, volwnen y artJcttlaCloD Duc y flecchie citta ed edilizia nuova de Gustavo Giovannoni.
de vacios y Uenos se inspiran en 1a morfologia de Ia ciudad antigua. Asi
son-concebidas nuevas periferias o enensiones de ciudad o '"colonias obre-
ras" como aquellas construidas por la familia Knapp en el Ruhr, o incluso 2. Sitte y Viollet-le-Duc
las primeras garden cities inglesas.
La otra tendencia, encarnada por Charles Bws, 1 alcalde militante y res- Lo Entretiens sur l architecture4 on como se abe, la ver ion e crita d
taurador de Ia Grande Place de Bruselas, propone Ia conservaci6n y restau- t3Il cur o de historia de la arquitectura de tinado a los estudian1e de Ia

raci6n de centros o conjuntos urbanos historicos. Ecole de BealL~ Arts de Parfs un ·ur o que iollet-le-Du no pudo seuuir
En un segundo tiempo, Ia obra de Sitte encuentra una critica sin cuar- dictando debido ala violenta opo ici6n de su colegas. Releyendo e.. te tex-
tel. ~ara los urb~istas progresistas y el movimiento del Congreso lnter- to, hace unos aiios n1e impactaron cu parti ular lo ent retiens 2, 3 .. 7 8.
naclonal deArqwtecturaModema (ClAM) en ruptura radical con la ciudad
Yco~ ~a ~anizaci6n del pasado, Const'rucci6n de ciudades se convierte ~i Raymond Unwin ha leido Construcci6n dC' ciudade.'r r n lo mediucr<' tracluccion frouc<'~a,
~ smon mo de oscur.antismo. Le Corbusier, que por aiios habia hecho de
1
rcducida y cortada. de C. Martin . La primer a trnduccion <'n lcngu.a inglesa • dr 19i1; aquc:llu
80 a lu que me n~fiero~ de C. Collins y C. R. Collins, City Planning According to Artistic Principles.
;. vademecu.m, como lo demostr6 Paul Turner, 2 considera el tc.x.to de
~~~~lo de un con~onalismo retr6grado y anticuario. Para LondrE's, Phnidun Press ( u.eva York, RctmJom llou r ), 1965. rontiE'nr una l'ica seric dr aport(';;;
critic.os. Los mismos autores han elnhorado lucgo tuta ver ion todavia mas cuidnda.. acn•alba.n do
1111
• oomo para Sisfrled Giedion, Construcci6n de ciudades los comeutarios y Ia uibliografu.t (Nueya York. Rizzoli, 1Q88).
r~llrl&D.m.bre incapaz de comprender su propio tietll' .. E. Viollet-lc-Duc, Entretiem .sur l'architerture. Pm·i~;. A. Morel. 186 7-1872. Lo~ do~' ol\unen ·~
han ~ido reedit ados en un unico tomo por rd idone Mardagn. Licja. 1Q77 [~n ··a...,tt.·llano:
Com·c>rsariones sobre arquitectura, 2 vols.• tract \fnurid Pin, \lurda. Colegio de Apar•'ja.U<•fl'
Urbain LieJa~ Mardaga, 1995. y Ar(tuitecros. 2008]. •
Mt--enla, 1987.

21
Frtm~.oi o Choay
C. Sift('. Df•r Stmltelmu

. . . !mente declicado a Ia arquitecttu·a estas


pnnclpa con)· unto de observaciones v de ron1en- Lo a~tt iguos sabian con~truir LH·IIo~ nwm•nwnto:-,. pcro no por <..:--to
9~ 10 y· 13. En nn libro· mbaruo nn ·
aQ"Jna fonnuJan. Slll e !' ' y aquella. de la segunda Dlltad del siglo de '('tudahan aqu('llo que lo!-1 drrundaJm: c·lln~ .,a]Jian ronducir a Ia
Pe 1 1 · clades aunguas .J~ , n~uchedumhrt-b a traves dr espacio~ de filt ro hubilmentc proye<·' ado..,
tario o )rc a CJU d C t tcci6n de ciudades ~ que s~ pow1.an con-
XIX tan sinlilares a los e ons. n .\o otro hento5 olvidado que cada obra de ru1.r requiere una pue!'!ln
. el nusmo Strte. en escena [... ]. Con truin1o monumrn to . prro lo5 di~twueino~ maL
iderar e en to por . tr temas ntes que nada. la oposicion dra-
~... 1. 't ·e a enunctar cua o · no sabcmos ponerlos en un marco ndrcuaclo. En It alia indu o los pco-
l''JC 1011 ar . d ·anea v ciudad antigua desde el punto de
, . ltre cmda contetnp I . .· 0 b d re edificios del Medioevo. r de Ia Edad \l oderna. estan siempre dih-
~auca ei a As! or ejetnplo, despues de ha er evo~a o la idea
11 puesto de tal modo que producen un rfc'cto: Jo piotoresco siempre
t'tsta de la be ez · , P 'd d 18 [debian satisfacer las ctudades grie-
de arte [.. .] prin1era neces1 a ~ " · , • • juega ttn papel irnpOitante. Tlcmos susrituido todo c to ron Ia . ime-
lstata cuan poco en nucstros dias cons1deracto- trfa, que nos ah urre •v nos cansa.R
gas]"' ' Vio11et-1e-D1ucaco1 ·nfluven en las decisiones de nuestros constructores
nes de esta natura ez 1 1 .

] e mide tristen1ente el iruuenso ab1smo qu no epara de La denuncia de las carencias modenta e hecha exactamente en los mis-
modemos [... · · d d f
esos siglos amantes de las artes [... ]. ruestras c1u a e se trans o,-rm"""'au en mos terminos que se vuelven a encontrar en Construcci6n de ciudades:
,. "Hemos ustituido [el arte de la clisposici6n] con la simetria [... ] . E Ja
desiertos .:> • •
En segundo Iugar. el privilegio acordado al espac1o de las c1udades de Ultima causa de impotencia [... ]. Hoy ai lamos nuestros monumentos, lo
la Antigiiedad grecorromana y, para aquell~ que contem~la. Ia Europa rodeamos de desiertos que, con su vacio~ lo vuelven mas pequeiios lo
medieval Ia superioridad reconocida a los te)ldos urbanos Italiano . Para eparan del to do". 9
Viollet-le-Duc.las ciudades griegas, aunque "devastadas, con ervan toda- El "sistema modemo de bloques habitacionales , to mortalmente sime-
via hoy un perfume de arte en medio de sus nrinas, dado que entre los tricos, obsesi6n de Sitte, corresponde a las ~'grandes cajas regulares" de
griegos el arte no era una simple decoraci6n, un elemento superfluo; este las cuales Viollet deplora que "solo en el papel, examinando las plantas,
dominaba el edificio desde los cimientos y presidia Ia planificacion de la nos pueda divertir pensar que el ala derecha sea exactamente del mismo
ciudad". 6 El autor constata que tanto en Grecia como en Roma, "Ia Anti- largo que el ala izquierda" .11 Se reconoce a qui el leit-rnotiv sitteano del
giiedad jamas ha abandonado [el] principio [del arte escenogr8Jico de los tablero de dise:iio, cuyos efectos se desvalorizan por la regularidad, la
monumentos], el Medioevo ha intentado incluso retomarlo, pero con lllla "simetria y la monotonia.., [51 58-59, 74-75) .12
inferioridad evidente, sobre todo en Francia, mientras que en ltalia se Finalmente Viollet da cuenta de la carencias esteticas de la ciudad
reconoce atin Ia influencia de estas tradiciones paganas" .7 contemporanea del mismo modo que itte: con el nacimiento de w1a nue-
En tercer Iugar, Viollet propone el mismo analisis de las real as esteticas va civilizaci6n tecnicista que se diriae ala rna a lase cala de proyec-
cons~tes en Ia historia de las ciudades preindustriales: solid~ dad y arti- ci6n han cambia do [4, 16, 113]; la ida publica se ha retirado
culaCion de las partes, clausura visual de las plazas, disposici6n de los progresivamente de Ia calles y Ja plaza y embi te ahora el interior de
monumentos, arte escenogr8fico. las construcciones.

5Jbid.• segundo entretien PP 65 66 Vt I8


solamente en nuestro~ · ~ . · ease introduccion de Sitte o su texto, para quien "'es
han devenido cueetioo mate tico cuaodo Ia OOnstrucci6n y el crecimiento de las ciudades 8 ~bid. , pp. 254-255; vcanse tnmbieu pp. 256-257.
6lbid. --~ ':' purameme tec.ucaa~ [3]. 9 /bid.
•, se&v.a&UO tntre~Wa, pp 66-6? En
Atcmae, afirma que ~ se tl~ 8 10
lo de su introducci6n, Sitte, considerando Ia Acropolis de IO Tamhieu Camillo itte habla de bloques habitucionulcs.
perfecta". 1IDa parte de Ia ciudad, sino de una pura obra de arte 11 E. Viollet-Je-Dnc, eptimo entretien, op. cit., pp. 254-257; ,·can e 1ambien pp. 256-257. \'iollt't

7 Ibid. • pret'i o qur ''cl monumento rrazado en el papel no tiene en cucota generalmcnte ni ellugnr~ ni
Media'y el ~· 2S4. vea.e Sitte: "'ma vez mas los principios aplicados en Ia Edad Ia orientaci6n, ni Jo efectos de somhra y luz, ni aqucllo que lo rodeo, ni los desniveles". En lo
ee Ia eonrta"ci6a eepnla.cual hlia 00011118 e&eacia menor que en Ia Antigiiedad"' [22]; suya que r~ pecta a Ia simetria, Ia trata utaizando argwnrntos todavia mas en&gico .
[...~ lae plazu delwifJ.._ ta;
COD&erv~"le antigua disposici6n de ciudades
12 La critica a Ia imetr1a de Viollet-le-Duc es aun mas violeuta; vease, por ejemplo, el dc:Cimo

al tipo del bo ~Ddaao• [12]. • hanm•otemdo, tamhien elias, fieles en mas aspectos 1tretiefl, ibid., pp. 451 , -475.

23
Fran\oise Choay

. . rnoderna es la grandeza [... ].


d La arq,u tectt n a . . . Considcrados dcsdc C:>t e punto dt> \·ista, l o~ r-..tud ioh nnlu.cologi('OS
l aracter general e . . la nnestra, cuhnr SUp rf1c1es tan
E c . , ha cncndo, conlO , 1 d deben sernos d0 gran ayuda. porquc hatf>ll drsfil a r df' 1 ant ~ de n uc:-,-
'-l'nguna civilizacJOn ' o d t'cnde entia v z 1nas a a en1o ra- tro ojo · distin tas fonnas. eada uua cor rf'. p ondi r n 1c· a una ci \·il izaciou
1"1 . • ' UlO en1a t
•artas [... ). La civilizac•on . 1 n1hlico esta dcstinado a desapa-
, hecbo pm a e 1 difr r ente y a s u cli·ver os ingfrun1en to~: c·s 1os r.;t udi o~ h accn Il1i.l"'
'cia. Todo lo que no esta onde la conntnidad e re{tn 1 ara lo asuntos fl cxjbfe nu e ·tro anali is y deben inlpulsarno no a n·plicar las fonna~
recer. por eso los lugare d . en ~on uficientemente astos. 13
qu e ven10s, sin o lo principia qu(' la han produ cido.n
'd d s placcres nun ,
propios, necest a e Y
. 'd ncias entre dos autores por otra parte tan Resutniendo, est e recorrido hist6rico no aspira a '"" d ar Inodelo ·· ~ ino a
, l'car estas coulcl e .. l .d
l Como exp 1 , d d 1 denominador comun me 1a sugen o una "·explicar un m etodo". l8
diferentes? La busque ~; ed SI'tt·e E te denoxninador comun se encuen- i se mira atentamente. la posicion d itte e la rni 1na v la iuten cio-
1 · 1terpretac1on e · .,
c1ave para au ibil'd d hist6rica de Viollet y su con cepc1on de la nalidad que in pira su libro e identi a. Para el truubi en 1·cambio d la
tra estudiando la sens
. t a .
"'La superfjcie cub1erta no es nunca su f'lClen-· sociedad e un dato irrecusable [114-11 5] e irre er ·ible~ como lo den1uc -
historia de la arquitectura. · ·
a1·1das no son nw1ca sufic1entemente amp as. sto li E tra la repetici6n de la frase ''- lque podemos hacer ? .., a1 principia del capi-
temente grande, 1ass , ,
e ·amas se hab1a In anif . d
esta o antes ~ y que no tulo x, cuando describe Ia muerte de los espacios publicos -un aspccto
es un e1ement o nueVo ' qu 1 ., 1 1' £ . . puesto en evidencia tambien por Viollet- y el cambio dee rala de Ia for-
. did existir antes de la construccion de as 1nea erroVIanas
hub1era po o . . d d I
ordinario de Ia acttVIda e a re ac1ones. 1 · , 14 maciones urbanas. 19 o han sido las realizaciones tecuicas la que d et r-
antes deI desarrollo extra . . .
En realidad., los Entretiens estan enteramente condtcionados . onenta- Ininan este proce o; elias son " conquista grandiosa i , -verdaderos
dos por la conciencia de una transformaci6n de la sociedad occidental y del milagros" [117] , particularmente en lo que respecta a lo tran porte y la
rol de 1a tecnica y, al mismo tiempo, de Ia busqueda correlacionada y obs- construcci6n. Tambien Sirte se encuentra en la busqu da desesperada de
15
tinada de una arquitectura que sepa ser "de su tiempo", es decir, tma una forma urbana conte1nporanea: ·el urbani ta, corno e] a.rquitecto, debe
arquitectura que sepa hacerse cargo del eclecticismo de la epoca. elaborar una escalade intervenci6n propia de la ciudad moderna de varios
En esta busqueda se asigna a Ia historia de la arquitectura un papel millones de habitante ' [ 113] . La en eiianza que, puntualmente, itte
busca en la historia de la ciudad" en su e cuela ., , ' n ns antiruo maes-
didactico o propedeutico, nada asimilable a un saber especulativo, pero
tros", es primero que nada y esencialmente una ensenanza ;nictica. El
que tiene por el contrario una verdadera vocacion operati.va. " o £ormo
pide ala historia de la ciudad la mi Ina '~lecci6n " que Viollet pedia a Ia
parte de aquellos -sostiene Viollet-le-Duc- que desesperan del presente Y
historia de la arquitectura. La originalidad de Sitte con iste en no haber
miran con nostalgia el pasado. Pero es necesario analizarlo con cuidado
hecho mas de los edificio individuate ~Wla obra de arte"., sinO de }a ciu-
[.. ·] ~? ap?carse. ~ ,revivirlo sino a conocerlo y servirse de el. o puedo dad en su totalidad [120] yen hab r sido el prixn ro n poner e te obje-
admitir Ia IDlpoSicton de Ia pura reproducci6n de las fom1as." 16 to en una perspectiva hist6rica. in etnbargo lcjo dP reivindicar tal
Viollet. demuestra que a cada civilizaci6n en Ia historia le corresponde originalidad., Sitte deja que se revele tan olo por n gaci6n a tTave de
~a fultec~a. que COD8tituye un sistema, una totalidad org8nica espe- observaciones de caracter incidental cuya in1portancia no ha sido com-
c ~d· d .surd8JWJento YIa genesis de una arquitectura recn1erida
1
1
por la prendida por la critics: ·Directruuent nue tra hi. toria del artc, qu trata
soCie a m ustrial ser&n fro-.-:l!tad - . .. d
organi ·dad, d . _ ""U1 os porIa comprensi6n de esta noe1on e Jos detalles lllElS insignificante ., nunca ha dedi cado \a rna
tmnima aten-
cipios Cll e ~ ~,al miam.o tiempo, de descubrimiento de los pr~-
818
cion ala constiucci6n de la · ciudad . i e ta car ncia no f u e en i 1ni -
y 88
~'
dad de 1os SJStemaa r8C10ualrttatte analizables que subyacen en la diverst- llla incomprensib}e" bastar}a n o ob tante para e.. plicar COffiO e ha
'
gOtico, etc.) y m.ttarou que se sucedieron (griego, romano, perdido en urbanismo el senti do de la tradici6n artfstica YJ [90].
tras otro.
,.. Ibid. , decimo entretien. p. -+i8.
"Ibid.,dWiD& 18
Ibid.~ noveno entretien. p. 41 3.
1t Ibid., p. 110. 19 ""Son antes que nada Ins rlimensiones gigantesrns nsurnidas por ruwstras grandrs <·iudades Las
"N& ,.llt. que hacen desaparecer por toda partes el man·o de las antigua.-, forma arti-;ticas ... (11-4 ].
16J6iiL
t

25
Fran(obe Choar

h a compreudido que, bu cando en )a hi ,_


. o modo nose I . . .
Pero. de1nusm ,. clades las misn1as reg as y prtnc1p1os constan- una solu 'ion esta a1 aJcancc de Ia rnano. prro rn una ,·cr~i6n reducida.
~ · de 1as ctu · .
f 1
toria mor o ogtca b historia de 1a arquitectura, ttte hac] a del n1inirr1alis1a.1anto en la fX1f'n. ion con1o en la rxprrsi6n.
18
tes que Yiollet bus;a a ~n ~ . 1no de obsoleto. Y por este motivo con ide- En rcalidad, esta vaci ladone on !a ron ecu~ncia logica dr uu cu·gn-
. . "hi5t,0 rico tnl su10I11 "
m ento que itte no llcga a fom1nlar y que e pn~ ani de rnanera adc·<'ua< Ia
adJetlvo d' ta es tan {also como hacer de el el padre de
Sitt ('omo un pasa IS . .
e1 m jor lector df' Constntcci6n de ciudades: Gustavo Gio,·annoni. :.w
rar 8 e ., ~ n· a 0 el defensor del pasttche: Ia ctudad del pa a-
1 onservacton Inusets c d' . , d frir
ac . n el presente sino a con ICton e su una trans-
do no puede 1ntegrarse e
formaci6n. · d a1 il · 3. Sitte y Giovannoni
· 1 t to de Viollet puede serVlr e guna mauera para unu-
Pero st e ex ~ . 1 ·
nar e1de S1 e..tt tambien es porque este tiltnno es n1enos c aro s1 no aJnbi-
~1 • Giovannoni ha reconocido plenamen1e Ja importancia y el genio de Sitte:
guo. Es c1e · rto que muchas fonnulas de Sitte sonfr nostw.gtcas. e puede
, "Una vez mas, despues de tanta literatura aparecida en ese ambito, con
ten der la contrariedad del ciAM, por eje1np 1o ente a 1a evocacion de
en , . " d , su pequeiio volumen Sitte sigue siendo el mas genial proput or de idea .
Ia herencia urbana del siglo xv nordico como tesoro e una epoca ya el rna sahio fundador de leye e teticas; .2 1 Giovannoni nunca ha oculta-
concluida que conocia todavia Ia alegria de vivir" [115]. Pero la ideolo- do su deuda con el maestro vienes: "Es un gran merito de Sitte el haher
gia del progreso y Ia actitud monista del ClAM impedlan ver como Sitte puesto en evidencia las caracteristicas [de la edificaci6n medieval] en las
concihi6 Ia urbanizacion y el ambiente en el cual vivimos segUn I a com- paginas adrnirables de un libro que todavia igue siendo uno de lo pila-
plementariedad de dos dimensiones iguahnente capitales, una practica y res de los estudios urbanistico · .22 Ciertrunente, Giovannoni debe a Sitte
otra estetica. Asi se ha perdido de vista que Ia relaci6n con la historici- el analisis del tejido urbano antiguo, del cual derivan las nociones de
dad volvia a Sitte sensible a una perdida. considerada, como perdida de arquitectura mayor y menor la dialectica del tejido menor y del monu-
una parte integrante de nuestra condici6n humana. El no se cansa de mento, ha ta e1 concepto de ambiente: todo e to estaba implicito en itte .
repetir a prop6sito del desarrollo de Ia tecnica: "no se resuelve asi mas pero no indicado por terminos especifico .
que un aspecto del problema [... ]. El otro, el aspecto artistico, tiene una Mas importante me parece sin embargo la oposici6n entre pasado y pre-
importancia al menos igual" [3]. sente, oposici6n que estructura Construcci6n de ciudades y que, transfonna-
Co~ ~hservaciones ann mas pertinentes, los progresistas podian juzgar day superada, genera Ia din3.mica propia de Vecchie citta ed edilizia nuova.
anacromco el apego de Sitte a Ia estetica clasica su aparente ignorancia En realidad, los progresos de la tecnica de fines del siglo XIX permiten a Gio-
del arte contemponineo, el hecho de que no pu;iera nunca en discusi6n vannoni percib.ir alli tendencias y potencialidades que a Sitte se le escapa-
los valores del eoclas' · La ~ ban. Giovannoni puede asi marcar con mas fuerza y mas agudeza el
• • D ICJSmo. lectura rapida del posmodern.ismo esta
a~onzada .a mterpretar esta actitud como la reutilizaci6n de una imagen contraste entre edificaci6n vieja y edificaci6n nueva, entre dos tipos de espa-
cios y modos de vida. Pero radicalizando e ta oposici6n y focalizandose en
y e ~ ~~:Dto m8s cuando, en el capitulo XI, recomienda el empleo
de mottvos cos 0 barrocos d . , · [89] su dimension morlol6gica, sin dejarse obnubilar por la cronologfa puede
En realidad Si 'arcos e triunfo, columnatas, porticos · postular la complementariedad de dos escalas de intervenci6n -la escala local
, ' para tte son meros instrnmentos formales que no tienen
valor en s1, son solo medi · u1 y Ja escala tenitorial- como caracteristica especffica de la nueva sociedad.
espacioa vaclos. os, enue tantos posihles, para cerrar y artie ar Giovannoni se n:iega a considerar las dos escalas como reciprocamente exclu-
Pero una vez mat Sitte 80I0 , sivas; ademas, confiere a ambas nna doble vocaci6n, practica y estetica.
niamo contempoJ del es un•voco en Ia condena estetica del urba-
raneo cual .......J! " . r
tan en su oontrario, flt ] Jl&.p..~ce que todas las nor1nas se con~e-
Propone CODiprurnisos· 4 • otro modo, a diferencia de Viollet, S1~e 20G. Giovannoni, T'ecchiPcitta ed edilizia nti.Ot'a (Turin~ Utet, 193 1), practicamente inhallable,
mismo y Peaimia 1
A' es e tema del capitulo XI, un equilibrio entre op~- fue reeditado en facsfmil acompafiado de notas criticas y bibliograffa aJ cuidado de Francesco
:I!.J_Ji
bWWIQ mo. vece& 1\D~a , } QSI- Ventura~ por Citta Studi Edizioni de Milru1, en 1995. Una traciuccion £ranc~sa fue publicada por
de naa estetica de la~7~ no creer mas, ni siquiera, en a P Seuil en 1998.
Cindad, Y tambien en esto coincide con la 21 Ibid., p. 118.
~ fll .
:ve esta posibilidad en un futuro 2'J Ibid., p. 24. Veo.nse trunbien pp. 9, 26, 116, 119, 12-t, 167, 178.

a prop6sito de Viena, parece que

27
Frnn~oisc Choay
C. Sillf'. Dl'r S tiidtebau

1 ciudad de mas roillones de habitantcs no


Desde el romnento en quS.ett a se~m Ia forma unitaria y organica de la 4. Con.~trucciofl de ciudades y Ia "conciencia de sf '
'b
e couc1 c roa , , s como . en I e e
contraTio co1no . 1 . "' d
arncu ac1on e dos e ca-
.. ~smopore1 , . Pero a lin no hemos llegado al fin de nue::;1ra exploracion. Giovannoni no
ciudad tra d1clon ' . ' te dedicadas a dos tipo de relac1ones y corn _
.aJ especuvrunen h ha a~otado las lectu ras posible de Sine. En rea lidad. pareciera q ne lo.
la espe<'I es r .0"'11 urbana deja de c ocarse con varias
la proyccc1 . . . .. suceSlVOS 1ec1ores de Sitte se han apropiado mas de la. afirnlacione. de
portam•en
·
. t
°,
ibilidades. contra 1
d'ccl·ones 0 medidas Inefictente . El tejldo antim 10
. . o~ , Construcci6n de ciudades que de sus dudru, e interrogacione .
unpos. d -~l local ,Tde aquello que G1ovannon1 hablando de As! ha pasado, casi inadvertido cl hecho de que SitH' haya sido el pri-
aradirnla e 1a es(;ala ;
P. dofin f . rn nte como "'una esteoca tran " . quil ~, 23 . d 1 d'
a p1er e a tmen- mero, una vez mas acompaiiado en ordina por Vio1let-1e-Duc.2-l en haber
Sitte e e e1IZ e . . 1 dir ., . . d 1 .
., b d 1 'z 1:Storia para adqumr a nens1on VlVlente e a hLS- plan tea do la cuestion de la conciencia de sf de los arquitecto y de lo urba-
IOn o so1eta e a " • '1 · . . ; .
· 'd d L reglas y principios de Sttte encuentran, como e rru mo ntstas: una c ~ esoon que nuestra epoca igue ignorando y a pe ar de e to
toner, a . arte as intuido· tma doble vocacion. ·" Gwan ' 1a mtervenc1on
· · ' sobre
'nfr . , . me parece mas que nunca fundamental.
hab1a en p ,
tr hist6ricos ya insertos en redes de r aestructui as tecrucas a esca- Intentare definir lo que se entiende por ~ con ci encia de sf' refiriendo-
cen os . d diri' . l ., d me al capitulo u de Construcci6n de ciudades. titulado ·· ,omo liberar el
la territorial y., a1 mismo tiempo, pue en grr a concepcion e nuevas
aglomeraciones. Estas Ultimas dejan e~tonces ~~ ser ap~ndices, periferias centro de las plazas,.., decisivo para Ia enunciaci6n de las problematicas
0
remedios: devienen creaciones espactales ongu1ales nnpulsada por el sitteaoas, ~ .l~s que resp_onde !uego el capitulo XI. AI principia clel capi-
desarrollo de Ia tecmca. tulo u, refrrtendose a Mtguel Angel y a Ia disposicion de su David en Ia
A grandes rasgos, la transposicion y Ia Aufhebung que Giovannoni ha Piazza della Signoria, Sitte comenta: " o encontramos aqui enfrenta-
hecho sufrir a Construccwn de ciudades todavia tienen validez. En este dos a un enigma: el enigma del sentido arti rico no consciente y natural
marco, Ia descripci6n del espacio de proximidad y la agudeza de lo ana- que sabia dar nacimiento a maravillas" (22]. Con Daniel Wieczorek tra-
lisis de Sitte conservan su valor. Particulannente actual parece la apo- duzco a qui unbewusst como "'no consciente" para e\itar las connotacio-
logia de Ia solidaridad entre elementos construidos en la continuidad: cl nes psicoanaliticas del termino "'incon ciente · . Esto que itte qui ere
lector de hoy reconocera allf la metafora de una sociedad de la urbani- denotar es un proceso consciente pero no reflexivo, en el ingles de
Christopher Alexander, unselfconscious. Esto no qui ere decir que lo
dad y la critica de nuestra sociedad tecnicista avanzada en la cualla
nifios que juegan en inviemo en la plaza del pueblo, o lo hombre libre
arquitectura se convierte en producci6n de objetos aut6nomos y meta-
de la Antigiiedad, o los burgue es del Medioevo y del Renacintiento no
fo~a, ala vez, .~el in~vidualismo y de la peruusividad dominante. Con-
hayan tenido Ia voluntad detenninada de construir sus n1uiieco de nie-
frontese tamb1en la unportancia acordada a una estetica de la recepci6n,
ve, o sus monumento en un punto preciso: Sitte insiste, por I contra-
. . de Ia. estetica
en .Iugar ' · de 1a creatiVIdad,· · hoy en primer plano conforme rio, en el hecho de que estas clispo icioue. no on para nada ca uales.
al 1~diVldualismo contempor8.neo. Observese finalmente que si Giovan- Son decisiones deliberada , pero no racionaJizada , ni explicitamente
nont..ha. re~noct'd0 de manera magistral Ia duplicidad de nuestra ' nue- justificadas. Proceden de un "senti1niento natural , de no '~ in s tinto artfs-
va ClVl1tzaeton,.a pesar deeste "des doblamiento" no ha logrado conceb'1r
tico innato'' de un Kunsttrieb que no parece den1a iado lejano del
una escala de mtervenci, . 1 , .
cion local doh on ~ona homologa a la escala de m terven- Kunsttvollen df' RicgL25
estetica d' ~ su le vocaclon practica y estetica. La cuesti6n de la
infraestruecturasgr:: ~cala, hoy convertida en Ia escala de las gran des
~entcas -una , · ab' h :!..Trunbicn VioUcr-le- Due, [undador del radonalismo arqu1tcct6nico, cuyo ('( ruiva.lcn te I trbanis-
cado sin encontt . estetica contra Ia cual ya Sitte h 1a c .o- t ico e. t>l raciouaJismo itLt>auo, scotia nostalgin por uu acrrcamieuto intuitivo y no refl('xh·o.
1
vannoni. El se ha~.: ~ea-, no ha sido resuelta tam poco por Gw como demuesrra el bellisimo pasajr ·obre cl olv1do qur cierra E'l ~egundo Nllretien . Pero igual-
condiciones eapecifica~ a afirmar su posibilidad~ sin deterroinar sus
0 meutc se cncucutrnn en cl imerior de los Entreticn.'i, a pnrtir del primero. nnmerosa~ rcfercndo..:,
aJ " im;tinr o del artt-" y a lu " uf'Ce idad"' de arte. El pasaje sobre cl nifio escultor recuf'rda aqud
de Siue ~ohrc )o:-, nirios qur juegan.
25 Vcase en pnrtkular A. Rit·gl.Le Cllltc> modem e des momtmerll .4i. trad. fr. dr D. ~·ieczorrk. Paris,

Seuil, 1988 [en rastellano: El ('lf[lo modemo a los molluflwntos, trod. Ana Perrz Lt'>pr7. \1adrid.
Visor-Ln balsa cie lu medu:.u. 1CJ87) .
• Ibid.,p 124.

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Fran~oi t> Choay

erdido este instinto e ignornmos Ja


, 'tt ya heroos P , d 1 " 1 o pretendo que todo e.. ten de acu r rdo con 1ni rorrr 1aci6n ent rr Ia p er-
Pero. continua . • e., [?3] Para obtener a traves e a composicion,
dida de) ins tin to a rtisti ~o y Ia coinpetencia d e cdifica r qtu' ntH.. l-It ra . ocir-
'" creaci6n no con Cl ente ~ ,, · anizaciones " de1espacio · urb ano, solo nos
1 ti auas org . . all dad tecnici ta buhca h oy en la con ten1plarion n arri~is t a de ..;u p a tritn onio
aJao analogo de as an o d . con e1 anilisis rac1on os proce o y Ja
o I 1. , 0 . repro uclf .b bist6rico. Y e evidente qu e ittc no preorupa ha p or una a ntropologia
queda una so uc ~ · de endian de un Kunsttr;e que n?s ha abando-
0 grneraJ . P ero n o . e puede n rgar que e te p equ r iio Jibro es una int roduc-
reglas qne en un oen:pd dp una teoria racional (23] , o m cluso '(su ti-
'li "el ann oto e . , . d I ci6n a Ia problcnu\tica h oy Ina urgent e. en una ociedad que ~<~ d esplaza
nado: un zar , . dida por la conciencta teon ca c as causas
· Ia tradicion arnsuca y se urbaniza percoendo la ciuda d .
ttnr b II deperlas creaciones antlguas · " [134] . El ractonalis-
·
l CuaJ. es el estatuto antropo16gico d el e pacio con ·truido? l Se pu ed(~
que fun~aban ~ ~e lezquaivalente exacto de aquel de Viollet. Y como para
1
e e va no se puede encontrar alli tma certeza para el
mo de S1tte.,aqw. e:; s·ne imag~ar Ia institucionalizaci6n , Ia fundaci6n y refundar i6n de e-sto quC'
este t arnh,en para I . al . . 1 . d constltuy nuestra condici6n de eres vivo d otado de Ia palahra ' in Ia
· n.!'isis racional es IDlSmo t:J.empo e stgno e una mediaci6n de un ambiente arti culado cgt1n reglas de r ontiaiiidad v ons-
futuro, porque e1 a w . ,
~
0
. , ·08 arma que nos queda contra esa ausenc1a en una prac- truido a escala humana?
ausenCia y 18 um . .
· . una interrogaci6n intima de nuestro patrrmon1o urbano.
nca ~ en . hi , . I
Sitte confiere, por lo tanto, la justa importanc1a stonca a a concien-
cia de sl, es decir, ala dimension reflexiva que acompaiia la creaci6n arqui-
tectonics a partir del Renacimiento y la construcci6n de las ciudades con
el n8cinriento del urbanismo. Cuando lamenta Ia desaparici6n paralela del
Kun.sttrieb, pone en evidencia un proceso que los desarrollos y el progreso
de 18 tecnica aceleran y generalizan cada dia mas: la desaparici6n de nues-
tro emhestir corp6reo en el espacio concreto. Con su arte del enunciado
~ual e in~cto, Sitte pone en evidencia, desde el origen, esta desapari-
caon progre:nva del cuerpo en movimiento y Ia correspondiente separacion
en:e espa~o ~oe&!-_Y escalade! ~erpo humano: divorcio hoy con agrado
po Ia multtplicaaon de las proteslS que -desde los transportes super velo-
ces 8 las telecomuni,.oMones
• ,~a
I · '
, a as unagenes
· mediatizan
d e smtests-
' · ya
nuestra ~lacJOn oon el espacio natural y el espacio construido.
Pero
"" Sttte
'd nose, detiene 8 , r..l d ' . . .
qw. ~ nunca 1ta Isoctado el mstu1to arnsti- , .
CO, eI senti o arbstico innato" d las I .
considera como las dos ' e r~ ac1ones sociales, dos factores que
Sitte "inconsciente caras de una nnsma realidad. Alguna vez, afinna
,epoca, mente, todos obed~am
' y esta tradicion 1 d' · ' ' · d
. ~.a os a a tra Jet on artistica e a l
sa resullaba siemp del . tan bien estahlecida que toda buena empre-
un? ~ara si, pero t~ n:;:?r de los mod?s" [133); ode nuevo: "cadn
~umcamaneradeCOIJ8truir J~ en el nusmo espuitu, porque esta ero
vmcula eJ eapacio urbano confonue a Ia naturaleza" (77). En otto Iugar
miento de perteneocia con el placer estetico generado por el ··senti-
p~ esto a una COJnuni.dad" (Heimatgefoltl) [143].
~ lllllmirae como )P7«EJe de 81
el concepto de este?ca de ~itte no
a lit , 1111a . antropologic.a n1as gene-
t:tuao?es naturales, hilo conductor
esta mterpretacion, reenviando al
de los mundos natural y hurnano.

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