DI BIAGI Clasicos Del Urbanismo Moderno
DI BIAGI Clasicos Del Urbanismo Moderno
DI BIAGI Clasicos Del Urbanismo Moderno
Clásicos del
urbanismo moderno
Rector
Mario E. Lozano Paola Di Biagi
Vicerrector (directora)
Alejandro Villar
Bernal, 2014
Colección Las ciudades y las ideas
Serie Nuevas aproximaciones
Índice
Dirigida por Adrián Gorelik
ISBN 978-987-558-306-1
1. Urbanismo. I. Di Biagi, Paola II. Di Biagi, Paola, dir. Nota a la edición en castellano 9
III. Zappa, Gustavo, trad.
CDD 711
Introducción 11
Paola Di Biagi
9
Nota a la edición en castellano
Corboz, “Il territorio come palinsesto”, Casabella, Nº 516, 1985, pp. 22-27.
1 A.
Choay, “Premessa”, en C. Sitte, L’arte di costruire le città. L’urbanistica secondo i suoi fon-
2 F.
10 11
Paola Di Biagi Introducción
Su ambición es la de contribuir a la redacción de balances de más largo 2. Un recorrido por los libros de los urbanistas
aliento sobre el urbanismo moderno y sobre la ciudad contemporánea, a
través de la revisión de las ideas de ciudad y sociedad elaboradas a lo Este libro no intenta ambiciosamente decir cuáles serían los clásicos del
largo del recorrido de formaciones y codificaciones –pero también de cri- urbanismo, sino solamente proponer un primer recorrido provisorio de
sis– de la disciplina. lectura entre los libros “de siempre”. Alguno, considerándolos por el con-
En vista de aquel proceso crítico que en períodos más recientes ha trario libros “del momento”, de su tiempo, y por este motivo ya no en
implicado, a veces de un modo similar, urbanismo y ciudad, se pueden condiciones de hablar a nuestra contemporaneidad, podría criticar la
revelar excesivamente útiles y pacientes balances que, aun observando crí- decisión de haberlos vuelto a proponer. De la misma manera, otro podría,
ticamente las conclusiones visibles en el terreno, sean capaces de conside- con razón, objetar la ausencia de otros textos fundamentales. Sin recurrir
rar las intenciones que han movido ideas y proyectos. Balances que no a la empeñosa definición de “clásico”, corresponde afirmar que estas
pretendan, por lo tanto, superponer motivaciones y resultados, hasta su relecturas simplemente han sido desarrolladas a partir de algunos de los
total confusión e identificación. Tener distintos resultados físicos e inves- libros que un urbanista no puede no haberse encontrado en su camino o
tigaciones disciplinares evita atribuir las responsabilidades del presunto no tener en su biblioteca.
fracaso del proyecto de la ciudad moderna directamente a algunos textos3 La historia del libro ayuda a comprender mejor la selección propuesta.
o autores, removiendo una concatenación que tiene el riesgo de llevar a Se recogen aquí los textos revisados en el curso de otras tantas conferen-
una vaga deslegitimación de la ciudad de nuestro tiempo. Y es justamen- cias desarrolladas a lo largo de tres años académicos (desde 1996 a 1998)
te para contribuir a comprenderla mejor, y eventualmente provocar futu- en el marco de los cursos de Teoría del Urbanismo que entonces tenían
ras reflexiones, que se proponen aquí diferentes ejercicios de relectura de lugar en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, realizadas
algunos de los textos que han contribuido a formar la cultura y la tradi- gracias a la contribución del Departamento de Urbanismo. Un proyecto,
ción urbanísticas del siglo xx. entonces, nacido del trabajo didáctico y que ahora, convertido en libro,
“La actualidad puede ser banal y mortificante –afirma Italo Calvino a continúa la búsqueda de sus destinatarios sobre todo entre los jóvenes
propósito de la lectura de los clásicos–, pero es con todo siempre un pun- estudiantes.
to en el cual situarnos para mirar hacia adelante o hacia atrás”, y para La selección propuesta parte no solo de una elección a priori, sino tam-
leer “a los clásicos se debe sin embargo establecer ‘desde dónde’ se los lee, bién del encuentro entre los autores de la relectura y aquel del texto releí-
de otro modo ya el libro ya el lector se pierden en una nebulosa sin do; a veces ha sido el campo de estudio y reflexión de los colegas aquello
tiempo”.4 Releer hoy los libros del urbanismo moderno, verlos “desde que llevó a la determinación del “clásico” del cual se ocuparon. Distintos
lejos”, a la luz del tiempo transcurrido desde su escritura y de la recep- estudiosos, urbanistas, críticos e historiadores del urbanismo y de la ciu-
ción original por parte de la comunidad científica, puede revelarse útil no dad, pertenecientes a diferentes generaciones, han propuesto su “clásico”
solo para una nueva valoración de su lugar en la evolución de la discipli- del momento, dando forma así, a posteriori, a la selección.
na del siglo xx, sino también para una comprensión más profunda de la Ahora bien, el volumen ofrece las relecturas de 15 libros “indispensa-
cultura y de la ciudad contemporáneas, evitando al mismo tiempo la “tira- bles”. Estos se presentan según el orden cronológico de publicación, la
nía del momento”.5 simple y célebre secuencia lineal dada por el tiempo de la escritura.
Abren así la serie los textos de Camillo Sitte, Der Städtebau nach seinen
künstlerischen Grundsätzen de 1889 –con su atención puesta en la lectu-
3 Emblemáticas en este sentido son las críticas a la Carta de Atenas, texto siempre citado, único
manifiesto urbanístico del movimiento moderno y devenido casi el símbolo de un presunto fra-
caso de la ciudad moderna. La Carta en realidad ha sido un texto poco leído y raramente estu- ahora, con el modus, es decir con lo moderno, con la moda. Por esto nadie puede privarse de los
diado en profundidad, casi nunca puesto en el contexto temporal y de sentido al que pertenece. clásicos. Si no tienes a tus clásicos, si no los re/cuer/das, vale decir, si no los conservas en tu
Véase P. Di Biagi (ed.), La Carta d’Atene. Manifesto e frammento dell’urbanistica moderna, corazón, eres un moderno que vive bajo la impresión del momento, desarmado, fagocitado por
Roma, Officina, 1998. el presente, sin la distancia crítica suministrada por los clásicos, que te permitiría no ser su escla-
4 I. Calvino, Perché leggere i classici, Milán, Mondadori, 1991, p. 17 [en castellano: Por qué leer vo. Leer a los clásicos [...] es contradecir la tiranía del momento. Los verdaderos clásicos no se
los clásicos, trad. Aurora Bernárdez, Barcelona, Tusquets, 1992]. fugan: desafían. Siempre son peligrosos.” M. Cacciari, citado en M. Smargiassi, “I classici? Odiar-
5 “Clásico no es algo que reenvíe al pasado, es algo que resiste al presente: que contrasta con el li è facile”, La Reppublica, 10 de octubre de 2002, p. 44.
12 13
Paola Di Biagi Introducción
ra morfológica de las ciudades antiguas y de sus espacios abiertos– y de desde la posguerra parece haber completado ya un trecho suficiente, y con
Ebenezer Howard, The Garden Cities of Tomorrow de 1902 –con la pues- su propósito de abrir nuevos recorridos. Poniendo el acento en la natura-
ta a punto del que será uno de los modelos urbanos de mayor éxito en el leza y la raíz utópica del urbanismo, Astengo interpreta a su modo un cli-
nuevo siglo–. La secuencia sigue con la alternancia de algunos libros que ma que poco después llevará al 68.
contribuyen a definir y afirmar el urbanismo de la modernidad (por ejem- Una mirada sobre el siglo xx –sobre una parte importante de este
plo, el de Le Corbusier, Manière de penser l’urbanisme, o el de Hans Ber- (1889-1966)– desde distintos puntos de vista me parece que puede ser
noulli, Die Stadt und ihr Boden), y de otros que ponen en discusión los una de las posibilidades que ofrece esta publicación. De las relecturas
principios, proponiendo estilos alternativos respecto al International Style emerge una historia parcial de las ideas de urbanismo, de ciudad, de espa-
(sobre todo aquellos de los autores norteamericanos –el Lewis Mumford cio, además de una secuencia de temas que caracterizan diversos períodos
de The City in History o Kevin Lynch con The Image of the City– e ingle- del siglo; afloran distintos modos de entender la modernidad o sus ade-
ses –como Gordon Cullen con Townscape). lantos; parcialmente se reconocen los entrecruzamientos entre culturas
Si observamos el índice del libro, no podemos dejar de notar una acu- distintas, por ejemplo, entre la europea y la norteamericana. Habrían podi-
mulación de publicaciones o traducciones italianas en torno a los años do ser muchos otros los modos de construir un recorrido de lectura de este
sesenta, en particular durante la primera mitad de esa década, tal vez mos- libro sobre libros. Por ejemplo, las relecturas podían organizarse distin-
trando una centralidad del urbanismo en la sociedad italiana de la época, guiendo los volúmenes que han adelantado nuevas ideas de espacio y de
una atención puesta en la ciudad y en el proyecto de la ciudad que da ciudad de aquellos que han reconstruido críticamente los inicios y la his-
cuenta evidentemente de las expectativas de los urbanistas frente a una toria de la disciplina. Esencialmente, siguiendo la clasificación propuesta
temporada de reformas. Inaugura el período Giuseppe Samonà con su tex- por Françoise Choay, distinguiendo los textos “instauradores”6 (como
to L’urbanistica e l’avvenire della città, de 1959. Este es un año al que aquellos de Sitte, Howard o Le Corbusier) de los textos “comentaristas”
gran parte de la historiografía ha atribuido un rol de giro en la cultura de o interpretativos como los de los autores de las relecturas (el ensayo críti-
la disciplina, incluso gracias a este volumen que, apoyándose en otros co e historiográfico de Benevolo, la recopilación de ensayos de De Carlo o
“eventos” –como la convención del inu (Instituto Nacional de Urbanismo) la voz enciclopédica de Astengo). Se trata de una clasificación precisa, que
de Lecce sobre el rostro de la ciudad y el concurso para el barrio cep en prescinde de libros en los cuales el autor recurre a una narración de los
las marismas de San Giuliano en Mestre–, habría orientado la atención del hechos del urbanismo o de la historia urbana como marco para exponer
urbanismo italiano hacia nuevos temas y escalas proyectuales. Este la propia idea de ciudad o de intervención sobre esta (por ejemplo, el
subgrupo prosigue con la traducción y publicación también en Italia de “manual” de Giovannoni o el de Geddes).
libros que han puesto en el centro de su interés, si bien desde diversos pun- O incluso, podría delinearse otro orden a partir de las distintas propues-
tos de vista, la forma de la ciudad y del paisaje urbano, o de libros que tas de codificación del saber urbanístico contenidas en los textos. Entre
han abierto el período de la crítica a los dogmas del movimiento moder- los libros releídos, podríamos observar, por ejemplo, la presencia de dife-
no (por ejemplo las Questioni di architettura de Giancarlo Di Carlo). Tal rentes formas de manual: “manuales de la mirada” que fundan nuevos
acumulación en torno a la década de 1960 es dada además por textos que modos de observar y describir el espacio urbano (Lynch) y aquellos que
han cuestionado los “orígenes” del urbanismo moderno (el libro de Leo- sistematizan métodos y prácticas de la proyección urbanística, pero tam-
nardo Benevolo), o que han reconstruido su evolución. Incluso escritos bién manuales que amalgaman las dos aproximaciones a la ciudad (Sitte
anteriores al período, como por ejemplo aquel de Marcel Pöete, Introduc- o Geddes).
tion à l’urbanisme. L’evolution des villes –publicado en 1929 y traducido
al italiano en 1958–, o el de Hans Bernoulli –editado en 1948 y traduci-
do cinco años después– encuentran un redescubrimiento y una nueva difu-
6 Textos fundadores son aquellos que “asumen como objetivo explícito el de construir un engra-
sión en Italia a través de los estudios morfológicos emprendidos en los años
naje conceptual autónomo que permita concebir y realizar espacios nuevos y no existentes [...]
sesenta por Carlo Aymonino y Aldo Rossi. que se proponen sostener y respaldar como teorías los espacios construidos y a construir, como
Cierra aquel “breve decenio” –y el libro– la voz enciclopédica “Urba- fundamento o base”. F. Choay, La regola e il modello. Sulla teoria dell’architettura e
nistica” de Astengo de 1966, con su tentativa de sistematizar un saber que dell’urbanistica, Roma, Officina, 1986 [1980], p. 20.
14 15
Paola Di Biagi Introducción
tura de un cuadro, o la lectura de una ciudad– podría consistir en leer de costado, en dirigir al
7 I. Calvino, op. cit., p. 11. texto una mirada oblicua”. G. Perec, Pensare/Classificare, Milán, Rizzoli, 1989 [1985], p. 102
8 Ibid. [en castellano: Pensar / clasificar, trad. Carlos Gardini, Barcelona, Gedisa, 1986].
9 Ibid., pp. 13-14. 12 U. Eco, Interpretazione e sovrainterpretazione, Milán, Bompiani, 1995 [en castellano: Inter-
10 Véase G. Zucconi (ed.), Camillo Sitte e i suoi interpreti, Milán, Franco Angeli, 1992. pretación y sobreinterpretación, Cambridge, Cambridge University Press, 2003].
16 17
I. Un estatuto Camillo Sitte, Der
Stiidtebau nach seinen
antropologico kiinstlerischen
del espacio urhano Grundsiitzen, 1889
Franvoi e Choay Ellihro d e CamiUo Sittt> fue publicad o t' O castt-Ua-
oo *"" 1926 por la Editorial Caoo a , cit> Barcc>lonu.
con el titulo Construccwn de cw.dades segUn. prin-
cipws artistwos. en una truducc·i6n de Emilio
Cano. a qut> fue repuhlicada eo fonna fa csimilar
en 1980 porIa editorial Gustavo Gill, d e Barcelc>-
na, antect>dida por e1 te xto qut- Gc.-nrge R . Collins
y Christian«" C. CoUins hablan r eaJizado en 1965
para introducir su propia version de) li.hro de Sit-
te aJ inglP$ (Camillo Sitte and the Birth ofModem
City Phmning). (N. del E.]
19
-
FcaJl(;oi e Cllony
. e an"' o· , amhas onenta asp para 1nuchos profesionalcs el lihro de iPne Pl abauderado del .. retorno a
qwnc
la ciudad" y al mismo tjetnpo, sobre todo para lo:: , posn1oden1os con1o lo.
turas historic~s. , . uisiera esquenHiricamente retomar las :inter- hermanos Krier. el garante de un nuPvo ecJccticisn1o arquitectonic.o y del
0
Pero. en pruner tennmalh, q .do ob]' eto ellibro de Sitte entre la fecha de
taciones de las cu es a Sl d 1 . I E . pastiche urbana.
pre . ., ( ) 105 aiios setenta y ochenta e s1g o . stas mter- Mi lectw·a, a u vez, no puede e tar eli ociada de do proce os que ·c
su publicac10n 1889 Y · ' · 1 al h ·d f
retaciones son inseparables del contexto histonco ~n e cud an SI o ?r- han afinnado en el cur ode lo ultimo trcin1a aiios: por una parte. Ia cri-
P
muladas v de las tf'ndencias ideo16gicas del urbarusmo e su respectlvo sis de identidad de las ciudade occidf'ntale ~ confrontadas con aquello
•
que h e denominado el surgimiento de una "~civilizaci6n de lo urbaao·\ por
periodo. ., d
·d d 1 ·
En un primer momento, CorutroccLOTl e cuJ a es provoc~ e entus1as- otra, el culto cada vez ma devoto~ fanatico y fetichi ta del que ha sido
mo de todos aquellos que, como el autor, deploran Ia xn?notorua y l.a ausen- objeto el patrimonio hi torico. Mi per pe tiva abierta pore ta coyuntura
cia de preocupaciones esteticas del nu..evo urb~uusmo. El libro. fue ha sido guiada ~ so tenida, al mi mo ti rnpo") ya bea por una confronta-
reimpreso despues de solo dos meses y esta en el on~en ~e dos apro~~a cion cerrada con el texto de itte, ya sea por los aportes iluminadores de
ciones distintas~ pero que pertenecen igualmente al runb1to de la estetlca. otros dos textos, escritos uno veinte a:iios ante vel otro cuarenta aiio de -
•
La primera, de Ia cual Sitte mismo es un ejemplo. tiende a la cr~aci6n. ?e pues de aquel de Sitte: Entretiens sur ['architecture de Eugene Viollet-le-
tejidos urbanos nuevos, pero que por trazado, volwnen y artJcttlaCloD Duc y flecchie citta ed edilizia nuova de Gustavo Giovannoni.
de vacios y Uenos se inspiran en 1a morfologia de Ia ciudad antigua. Asi
son-concebidas nuevas periferias o enensiones de ciudad o '"colonias obre-
ras" como aquellas construidas por la familia Knapp en el Ruhr, o incluso 2. Sitte y Viollet-le-Duc
las primeras garden cities inglesas.
La otra tendencia, encarnada por Charles Bws, 1 alcalde militante y res- Lo Entretiens sur l architecture4 on como se abe, la ver ion e crita d
taurador de Ia Grande Place de Bruselas, propone Ia conservaci6n y restau- t3Il cur o de historia de la arquitectura de tinado a los estudian1e de Ia
raci6n de centros o conjuntos urbanos historicos. Ecole de BealL~ Arts de Parfs un ·ur o que iollet-le-Du no pudo seuuir
En un segundo tiempo, Ia obra de Sitte encuentra una critica sin cuar- dictando debido ala violenta opo ici6n de su colegas. Releyendo e.. te tex-
tel. ~ara los urb~istas progresistas y el movimiento del Congreso lnter- to, hace unos aiios n1e impactaron cu parti ular lo ent retiens 2, 3 .. 7 8.
naclonal deArqwtecturaModema (ClAM) en ruptura radical con la ciudad
Yco~ ~a ~anizaci6n del pasado, Const'rucci6n de ciudades se convierte ~i Raymond Unwin ha leido Construcci6n dC' ciudade.'r r n lo mediucr<' tracluccion frouc<'~a,
~ smon mo de oscur.antismo. Le Corbusier, que por aiios habia hecho de
1
rcducida y cortada. de C. Martin . La primer a trnduccion <'n lcngu.a inglesa • dr 19i1; aquc:llu
80 a lu que me n~fiero~ de C. Collins y C. R. Collins, City Planning According to Artistic Principles.
;. vademecu.m, como lo demostr6 Paul Turner, 2 considera el tc.x.to de
~~~~lo de un con~onalismo retr6grado y anticuario. Para LondrE's, Phnidun Press ( u.eva York, RctmJom llou r ), 1965. rontiE'nr una l'ica seric dr aport(';;;
critic.os. Los mismos autores han elnhorado lucgo tuta ver ion todavia mas cuidnda.. acn•alba.n do
1111
• oomo para Sisfrled Giedion, Construcci6n de ciudades los comeutarios y Ia uibliografu.t (Nueya York. Rizzoli, 1Q88).
r~llrl&D.m.bre incapaz de comprender su propio tietll' .. E. Viollet-lc-Duc, Entretiem .sur l'architerture. Pm·i~;. A. Morel. 186 7-1872. Lo~ do~' ol\unen ·~
han ~ido reedit ados en un unico tomo por rd idone Mardagn. Licja. 1Q77 [~n ··a...,tt.·llano:
Com·c>rsariones sobre arquitectura, 2 vols.• tract \fnurid Pin, \lurda. Colegio de Apar•'ja.U<•fl'
Urbain LieJa~ Mardaga, 1995. y Ar(tuitecros. 2008]. •
Mt--enla, 1987.
21
Frtm~.oi o Choay
C. Sift('. Df•r Stmltelmu
] e mide tristen1ente el iruuenso ab1smo qu no epara de La denuncia de las carencias modenta e hecha exactamente en los mis-
modemos [... · · d d f
esos siglos amantes de las artes [... ]. ruestras c1u a e se trans o,-rm"""'au en mos terminos que se vuelven a encontrar en Construcci6n de ciudades:
,. "Hemos ustituido [el arte de la clisposici6n] con la simetria [... ] . E Ja
desiertos .:> • •
En segundo Iugar. el privilegio acordado al espac1o de las c1udades de Ultima causa de impotencia [... ]. Hoy ai lamos nuestros monumentos, lo
la Antigiiedad grecorromana y, para aquell~ que contem~la. Ia Europa rodeamos de desiertos que, con su vacio~ lo vuelven mas pequeiios lo
medieval Ia superioridad reconocida a los te)ldos urbanos Italiano . Para eparan del to do". 9
Viollet-le-Duc.las ciudades griegas, aunque "devastadas, con ervan toda- El "sistema modemo de bloques habitacionales , to mortalmente sime-
via hoy un perfume de arte en medio de sus nrinas, dado que entre los tricos, obsesi6n de Sitte, corresponde a las ~'grandes cajas regulares" de
griegos el arte no era una simple decoraci6n, un elemento superfluo; este las cuales Viollet deplora que "solo en el papel, examinando las plantas,
dominaba el edificio desde los cimientos y presidia Ia planificacion de la nos pueda divertir pensar que el ala derecha sea exactamente del mismo
ciudad". 6 El autor constata que tanto en Grecia como en Roma, "Ia Anti- largo que el ala izquierda" .11 Se reconoce a qui el leit-rnotiv sitteano del
giiedad jamas ha abandonado [el] principio [del arte escenogr8Jico de los tablero de dise:iio, cuyos efectos se desvalorizan por la regularidad, la
monumentos], el Medioevo ha intentado incluso retomarlo, pero con lllla "simetria y la monotonia.., [51 58-59, 74-75) .12
inferioridad evidente, sobre todo en Francia, mientras que en ltalia se Finalmente Viollet da cuenta de la carencias esteticas de la ciudad
reconoce atin Ia influencia de estas tradiciones paganas" .7 contemporanea del mismo modo que itte: con el nacimiento de w1a nue-
En tercer Iugar, Viollet propone el mismo analisis de las real as esteticas va civilizaci6n tecnicista que se diriae ala rna a lase cala de proyec-
cons~tes en Ia historia de las ciudades preindustriales: solid~ dad y arti- ci6n han cambia do [4, 16, 113]; la ida publica se ha retirado
culaCion de las partes, clausura visual de las plazas, disposici6n de los progresivamente de Ia calles y Ja plaza y embi te ahora el interior de
monumentos, arte escenogr8fico. las construcciones.
7 Ibid. • pret'i o qur ''cl monumento rrazado en el papel no tiene en cucota generalmcnte ni ellugnr~ ni
Media'y el ~· 2S4. vea.e Sitte: "'ma vez mas los principios aplicados en Ia Edad Ia orientaci6n, ni Jo efectos de somhra y luz, ni aqucllo que lo rodeo, ni los desniveles". En lo
ee Ia eonrta"ci6a eepnla.cual hlia 00011118 e&eacia menor que en Ia Antigiiedad"' [22]; suya que r~ pecta a Ia simetria, Ia trata utaizando argwnrntos todavia mas en&gico .
[...~ lae plazu delwifJ.._ ta;
COD&erv~"le antigua disposici6n de ciudades
12 La critica a Ia imetr1a de Viollet-le-Duc es aun mas violeuta; vease, por ejemplo, el dc:Cimo
al tipo del bo ~Ddaao• [12]. • hanm•otemdo, tamhien elias, fieles en mas aspectos 1tretiefl, ibid., pp. 451 , -475.
23
Fran\oise Choay
25
Fran(obe Choar
27
Frnn~oisc Choay
C. Sillf'. Dl'r S tiidtebau
Seuil, 1988 [en rastellano: El ('lf[lo modemo a los molluflwntos, trod. Ana Perrz Lt'>pr7. \1adrid.
Visor-Ln balsa cie lu medu:.u. 1CJ87) .
• Ibid.,p 124.
29
Fran~oi t> Choay
31