Trailer original (ESPAÑOL)
Ver 5 más- Sinopsis
- Chihiro es una niña de diez años que viaja en coche con sus padres. Después de atravesar un túnel, llegan a un mundo fantástico, en el que no hay lugar para los seres humanos, sólo para los dioses de primera y segunda clase. Cuando descubre que sus padres han sido convertidos en cerdos, Chihiro se siente muy sola y asustada. (FILMAFFINITY)
- Género
- Animación Fantástico Aventuras Dragones Isekai Película de culto
- Dirección
- Reparto
-
Animación
- Año / País:
- 2001 /
Japón
- Título original:
- Sen to Chihiro no kamikakushi
- Duración
- 124 min.
- Guion
- Música
- Fotografía
- Animación
- Compañías
- Grupos
- Studio Ghibli (y obras relacionadas)
- Links
Premios
31 de marzo de 2008
112 Críticas antes de la mía,así que nada de resumir la trama ... pero cuidado con leer el spoiler antes de ver la película ... de las obras de arte hay que hacerse una imagen propia (buena o mala) antes de escuchar a los demás...
Lo que sí me atrevo a decir en abierto es algo que intuí al ver por segunda vez esta cinta (La primera no entendí nada...) y que luego ví confirmado por declaraciones de Miyazaki en una entrevista aneja a la edición de coleccionista: Ésta es una película para adolescentes, en concreto para niñas adolescentes. Miyazaki se decidió a dirigirla viendo los dibujos animados que gustaban a su nieta ... horrorizado, claro está.
Deseaba transmitir un mensaje, una visión del mundo, sobre lo duro y hermoso que es, y sobre como el trabajo -entendido como asumir la responsabilidad de la propia supervivencia- dignifica al ser humano y es parte esencial de la maduración personal ... sobre todo porque Miyazaki parte de una visión "realista" del mundo, en la que quién no trabaja no sobrevive salvo por la piedad de un tercero y, por tanto, esforzarse, trabajar, es y debe ser considerado, hermoso.
Chihiro aprende, que nuestro mundo suele tener dos caras, alegría y sufrimiento, coste y beneficio, razón y sentimiento, pero son dos caras de la Vida, mientras que el único enemigo real, ausente en ésta película, es la Muerte.
Ésta, por cierto, es la única película de Miyazaki en la que hay "malos", como él mismo reconoce, aunque sean personajes secundarios: Son los padres de la niña, que tienen la responsabilidad de enseñar a Chihiro a Vivir y que, por ignorancia, no cumplen, y deben ser ... "castigados" (Básicamente, ser apartados de su hija para que no la estropeen más).
¡CUIDADO! No es muy evidente, pero está ahí, y los niños aprenden más fácilmente que los adultos, así que, antes de mostrarsela a un pequeño, pensad si os parecéis a ellos...
Lo que sí me atrevo a decir en abierto es algo que intuí al ver por segunda vez esta cinta (La primera no entendí nada...) y que luego ví confirmado por declaraciones de Miyazaki en una entrevista aneja a la edición de coleccionista: Ésta es una película para adolescentes, en concreto para niñas adolescentes. Miyazaki se decidió a dirigirla viendo los dibujos animados que gustaban a su nieta ... horrorizado, claro está.
Deseaba transmitir un mensaje, una visión del mundo, sobre lo duro y hermoso que es, y sobre como el trabajo -entendido como asumir la responsabilidad de la propia supervivencia- dignifica al ser humano y es parte esencial de la maduración personal ... sobre todo porque Miyazaki parte de una visión "realista" del mundo, en la que quién no trabaja no sobrevive salvo por la piedad de un tercero y, por tanto, esforzarse, trabajar, es y debe ser considerado, hermoso.
Chihiro aprende, que nuestro mundo suele tener dos caras, alegría y sufrimiento, coste y beneficio, razón y sentimiento, pero son dos caras de la Vida, mientras que el único enemigo real, ausente en ésta película, es la Muerte.
Ésta, por cierto, es la única película de Miyazaki en la que hay "malos", como él mismo reconoce, aunque sean personajes secundarios: Son los padres de la niña, que tienen la responsabilidad de enseñar a Chihiro a Vivir y que, por ignorancia, no cumplen, y deben ser ... "castigados" (Básicamente, ser apartados de su hija para que no la estropeen más).
¡CUIDADO! No es muy evidente, pero está ahí, y los niños aprenden más fácilmente que los adultos, así que, antes de mostrarsela a un pequeño, pensad si os parecéis a ellos...
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345 de 383 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cima del arte de los dibujos animados, esta película de Miyazaki provoca un encantamiento que parecía reservado a la época dorada de los estudios Disney.
Supera de largo a las escuelas japonesas corrientes, que en su estilo serial y amanerado cuelan de matute mensajes violentos y un extraño tratamiento de las figuras infantiles. Si dicho estilo no gusta, se puede no obstante emprender confiadamente el viaje junto a Chihiro, porque no tiene nada que ver. Va por un rumbo propio, artísticamente original y auténtico.
Es una obra de arte libre de cursilería. Conjuga elevados niveles de calidad en el dibujo, en la virtuosa técnica de animación y en la narración del cuento, dotando al conjunto de una magia visual que se establece en los primeros minutos y dura más allá del último, porque activa resortes en el espectador y permanece en su imaginación, fecundada por la del creador, rica y potente como la de El Bosco a la hora de inventar mundos y seres.
El maravilloso talento del dibujante, que en algún punto recuerda al Moebius de los Humanoides Asociados, brilla en la expresión y movimiento de los rostros, en los edificios y jardines, en los paisajes irreales y sin embargo descritos con precisión detallista: llanuras tan pronto verdes de hierba como cubiertas por un mar sobre el que se desliza el tren, en cuyos asientos, soleados por rayos que dibujan en el suelo los cuadros de las ventanillas, viajan sombras semidifuminadas.
A lo largo de la película se nota que las figuras están diseñadas a mano, con una riqueza artesanal a la que no llegan las generadas por ordenador, más uniformes y estandarizadas. Los interiores palaciegos están construidos con riqueza cromática pero sin sobrecarga ni barroquismo. Hay en todo momento un equilibrio y una elegancia admirables, fruto de una técnica depurada que tampoco busca exhibirse y se muestra a través de la naturalidad de los movimientos, la armonía de los colores, la sutil expresividad de miradas y gestos, la maravillosa fantasía en el repertorio de toda clase de seres no humanos…
Cuando a través de un túnel la niña Chihiro y sus padres se meten en lo que creen un parque temático abandonado, empieza lo imprevisible. Al caer la noche, el lugar empieza a animarse con la aparición de exóticos dioses que acuden a un balneario gobernado por la poderosa bruja Yubaba. Es ese mundo, repleto de espejismos en transformación, donde los humanos no son apreciados, Chihiro encuentra la ayuda de un amigo, Haku. Todo ocurre como en los cuentos folklóricos clásicos, no exentos de tensión y dramatismo, poblados por hechiceras que se convierten en aves, hombres en cerdos, jóvenes en dragones; donde conservar en secreto el verdadero nombre es esencial para sobrevivir en medio de lo asombroso, que aquí no cesa, y es fuente continua de goce estético.
Supera de largo a las escuelas japonesas corrientes, que en su estilo serial y amanerado cuelan de matute mensajes violentos y un extraño tratamiento de las figuras infantiles. Si dicho estilo no gusta, se puede no obstante emprender confiadamente el viaje junto a Chihiro, porque no tiene nada que ver. Va por un rumbo propio, artísticamente original y auténtico.
Es una obra de arte libre de cursilería. Conjuga elevados niveles de calidad en el dibujo, en la virtuosa técnica de animación y en la narración del cuento, dotando al conjunto de una magia visual que se establece en los primeros minutos y dura más allá del último, porque activa resortes en el espectador y permanece en su imaginación, fecundada por la del creador, rica y potente como la de El Bosco a la hora de inventar mundos y seres.
El maravilloso talento del dibujante, que en algún punto recuerda al Moebius de los Humanoides Asociados, brilla en la expresión y movimiento de los rostros, en los edificios y jardines, en los paisajes irreales y sin embargo descritos con precisión detallista: llanuras tan pronto verdes de hierba como cubiertas por un mar sobre el que se desliza el tren, en cuyos asientos, soleados por rayos que dibujan en el suelo los cuadros de las ventanillas, viajan sombras semidifuminadas.
A lo largo de la película se nota que las figuras están diseñadas a mano, con una riqueza artesanal a la que no llegan las generadas por ordenador, más uniformes y estandarizadas. Los interiores palaciegos están construidos con riqueza cromática pero sin sobrecarga ni barroquismo. Hay en todo momento un equilibrio y una elegancia admirables, fruto de una técnica depurada que tampoco busca exhibirse y se muestra a través de la naturalidad de los movimientos, la armonía de los colores, la sutil expresividad de miradas y gestos, la maravillosa fantasía en el repertorio de toda clase de seres no humanos…
Cuando a través de un túnel la niña Chihiro y sus padres se meten en lo que creen un parque temático abandonado, empieza lo imprevisible. Al caer la noche, el lugar empieza a animarse con la aparición de exóticos dioses que acuden a un balneario gobernado por la poderosa bruja Yubaba. Es ese mundo, repleto de espejismos en transformación, donde los humanos no son apreciados, Chihiro encuentra la ayuda de un amigo, Haku. Todo ocurre como en los cuentos folklóricos clásicos, no exentos de tensión y dramatismo, poblados por hechiceras que se convierten en aves, hombres en cerdos, jóvenes en dragones; donde conservar en secreto el verdadero nombre es esencial para sobrevivir en medio de lo asombroso, que aquí no cesa, y es fuente continua de goce estético.
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