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Desmontando un elefante (2024)

Desmontando un elefante
82 min.
6.1
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Trailer oficial HD (ESPAÑOL)
Sinopsis
Marga (Emma Suárez), una arquitecta de éxito, regresa a casa tras haber pasado dos meses internada en un centro de rehabilitación por un problema de adicción con el que su familia convivió en silencio durante años. Tras su llegada, Marga intentará rehacer su vida anterior mientras su hija menor Blanca (Natalia de Molina), verá cómo la atención que vuelca sobre su madre afecta tanto a sus relaciones como a su sueño de ser bailarina profesional. Un año después, «el elefante» sigue tan enorme como siempre. Aunque por lo menos, ahora, todos pueden verlo.
Género
Drama Drama psicológico Alcoholismo Familia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Desmontando un elefante
Duración
82 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Premios
2024: Festival de Sevilla: Nominada a Giraldillo de Oro- Mejor película.
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Desmontando un elefante
Morir cada día.
Tener un elefante en la habitación es una expresión metafórica referida a una verdad evidente que es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir.

En esta película se cuenta la historia de una familia a lo largo de un año, mostrando la realidad de la adicción alcohólica y cómo afecta a todos los miembros de la familia que, durante años, han vivido como si no pasara nada, cuando de todos era conocido que la madre bebía, pero nadie quería abordar el tema directamente.

Aitor Echevarría extiende en esta película la continuación de la historia que presentó en 2010 en su cortometraje “Morir cada día”, donde en 13 minutos plasmaba la dificultad de una familia, exactamente los mismos miembros que en esta película, Félix el padre, Blanca y María las hijas, cómo la madre arquitecta llega tarde a casa, después de una jornada de trabajo, retrasando la cena, comiendo chicle que enmascare su aliento alcohólico y donde nadie de la familia se atreve a afrontar el problema, a pesar de ese sentimiento profundamente duro que tiene Blanca, de no saber cuál es su madre, si la de las mañanas o la de las tardes, de soportar y acabar acostumbrándose a ese olor empalagoso y dulzón a la vez que áspero que lo embadurna todo. Mamá está muy mal, pero nadie quiere hablar de ello.

La película “Desmontando un elefante” continúa la historia en ese punto en que la madre vuelve a casa después de estar ingresada en un centro de desintoxicación y la lucha para conseguir el hábito de no beber y las repercusiones que tiene en la familia la tensión producida por la enfermedad de la dependencia.

Se dice que para crear o romper un hábito, se tiene que realizar durante 21 días. Pasado ese tiempo, la acción repetida quedará interiorizada, funcionando de manera autómata. En esta película, su Director Aitor Echevarría decidió montarla con 21 secuencias que muestran, a lo largo de todo un año, el proceso de rehabilitación del alcoholismo de la madre, de la dependencia de ésta con el alcohol y de la hija menor con su dependencia hacia la madre, en su vigilancia, la hija está colgada de la madre y no deja que aprenda a cuidarse sola, parece que la adicta sea la propia hija para con la madre.

Natalia de Molina sorprende bailando y lo hace muy bien, se preparó durante un año para interpretar su personaje, Blanca, bailarina de danza contemporánea. Las dos muestras de danza que muestra la película tiene unos buenos y acompasados movimientos, una plasticidad corporal sorprendente. La música de Vivaldi

La conclusión que ofrece Desmontando un elefante es que, a nivel familar, es mejor enfrentarse, hablar, plantear en común los problemas y no dejar que la tensión crezca. Enfrentar los problemas es mejor que evitarlos, es la única manera de construir y reconstruir nexos fuertes entre todos.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Idea motora. Mostrar como las adicciones, en este caso el alcoholismo, distorsiona el entorno familiar y como se adoptan diferentes posturas, de protección o de cuidado.

Como es llevada al cine. Narra la historia de una familia acomodada en que la madre, arquitecta, es alcohólica. El marido y las dos hijas, adoptan posturas diferentes para enfrentarse a ese problema que altera de manera brutal los apegos familiares. El amor no es suficiente.

Guion, dirección, rito, tono, banda sonora, interpretaciones. Tanto la estructura del guion como los diálogos son acordes a lo que se cuenta y permite que el espectador se involucre en lo que está pasando, preguntándose como actuaría en esa situación. Las interpretaciones son estupendas. Emma Suarez es capaz de mostrar todas las contradicciones de las personas con adicciones, la culpa, la agresividad, la esperanza, el desencanto, la vergüenza y la inmensa percepción de que la vida sin el alcohol pierde gran parte de su encanto y se convierte en una sucesión de hechos rutinarios. Natalia de la Mora logra reflejar el temor del cuidador, el temor a equivocarse, a convertirse en la guardiana de su madre, responsable de que todo vaya bien, atenta a cualquier detalle, con una responsabilidad que le pesa y le ahoga hasta el punto de que su vida afectiva y profesional se ven comprometida. El marido (Dario Grandinetti) y la otra hermana (Alba Guilera) muestran alternativas de supervivencia en ese entorno tan disfuncional, unas actitudes que hacen que el personaje interpretado por Natalia de Molina se sienta más sola, más responsable, más abrumada, más dañada.

Lo que más me ha gustado. La sinceridad en la exposición de como cada parte de la familia adopta una postura diferente frente a la adicción, no porque no quieran a la persona enferma, a la madre alcohólica, sino porque quieren proteger su vida, aunque ello implique engañarse minimizando el problema para así justificar su baja implicación. Las reuniones de familiares, enfermos y terapeutas, la figura del veterano al que se puede recurrir, los detalles de la supervisión de los enseres en la entrada del centro terapéutico reflejan el enorme trabajo de documentación y el gran conocimiento que se tiene de esta oculta realidad. El que el alcoholismo se personalice en una mujer, profesional, de clase alta, con una hermosa casa, con acceso a la cultura, cosmopolita y que nada de eso la protege del abismo

Lo que menos me ha gustado. No se logra transmitir el refugio que para una de las hijas supone vivir fuera de España, mostrando una imagen de la familia francesa borrosa y desenfocada

Imágenes que quedarán en mi retina. Muchas, el intento de arreglo del fregadero, los enunciados en voz alta de sus actos cotidianos, la caída del bebé, el baile en donde Natalia se ve devuelta al núcleo del que quiere escapar, Natalia asistiendo al estreno, el último diálogo de Natalia y Emma.

Conclusión. Una película notable, que aborda un tema del que por no mencionarlo no deja de existir. Refleja con autenticidad y comprensión la adicción, el cuidado, la vida familiar disfuncional, la respuesta de cada uno de los miembros de la familia, las comunidades de apoyo, la dificultad de abandonar la adicción, el daño y el dolor que esa adicción genera. Todo ello con unas interpretaciones memorables, una hermosa banda sonora y una inclusión de una danza sobre el invierno de Vivaldi que simboliza de una manera hermosa ese asombroso inicio de Ana Karenina en donde se señala que cada familia desgraciada lo es por motivos diferentes. Una película que te deja una profunda marca y te hace interrogarte sobre cómo has reaccionado o reaccionarías si te vieras en esa situación o en otras en donde eres un potencial cuidador.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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