El castillo de arena (2024)

La película encajaría mejor en el catálogo de Filmin que en Netflix, porque es demasiado profunda, no es fácil de seguir ya que carece de un argumento lógico. Que nadie busque encontrar en ella el thriller psicológico con el que la etiquetan.

Todo lo que ocurre parece ser producto de la imaginación de un niño que vive en tiempos de guerra, según indican, pero ni siquiera esa interpretación queda clara después de verla.

A su favor tiene una buena factura técnica, pero queda finalmente lastrada por el esfuerzo constante que se exige al espectador para entender lo que pasa.

La película "El castillo de arena", dirigida por Matty Brown y disponible en Netflix, es una impresionante ópera prima en árabe, presentada por primera vez en el Festival de Cine del Mar Rojo en Arabia Saudita. La historia sigue a una familia atrapada en una isla con un faro, que tiene que hacer frente a una realidad inquietante que se revela completamente solo al final de la película.

El director mezcla temas oscuros con la inocencia infantil, mientras los padres (interpretados por Nadine Labaki y Ziad Bakri) intentan mantener una apariencia de normalidad para sus hijos, Jana y Adam. Sin embargo, la lucha diaria por sobrevivir deja entrever que han sido abandonados en la isla, posiblemente debido a un intento fallido de inmigrar de forma ilegal a otro lugar.

La película es visualmente impactante y emocionalmente absorbente, con un equipo técnico de renombre, incluyendo al diseñador de sonido Martín Hernández (El renacido), el editor Nacho Ruiz Capillas (Los otros) y el compositor West Dylan Thordson (Múltiple). La dirección de Brown sumerge al espectador en una atmósfera caótica e inquietante, que se intensifica hasta el desenlace.

Aunque la falta de respuestas claras pueda generar críticas negativas en muchos, la conclusión de la película ofrece una revelación que invita a revisitar la historia con una nueva perspectiva.