El papel de la Iglesia en la sociedad española: pasado y presente
La Iglesia Católica ha desempeñado un papel fundamental en la historia de España, influyendo en la sociedad a lo largo de los siglos.
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La Iglesia católica ha desempeñado un papel protagonista en la historia de España, sobre todo a partir de la Reconquista. Esta trayectoria comenzó en la Edad media con las vicisitudes que sufrió el cristianismo con la segregación del catolicísimo de los hispanorromanos y el arrianismo o “fe gótica” hasta la conversión del rey visigodo Recaredo en 586, para luego enfrentarse con el islam en la Reconquista.
A partir de entonces, pese a que tuvo un breve paréntesis, el de la Segunda República, el papel de la iglesia católica en la sociedad española conduciría al nacionalcatolicismo del régimen franquista. En los últimos años, se han producido transformaciones culturales profundas entre la Iglesia Católica y la sociedad española debido a la crisis de espiritualidad propias de estos tiempos.
Las diferentes etapas en la historia
La iglesia en la época romana-visigoda
En la época visigoda, el papel de la iglesia comienza con la conversión, en tiempos del rey Recaredo, del arrianismo al catolicismo. Tras ello, las instituciones y los grandes pensadores religiosos de la época ejercieron una gran influencia en la vida de la comunidad, a la que inyectaron contenido moral.
Un buen ejemplo de ello es el caso de los Concilios de Toledo, asambleas religiosas y políticas formadas por obispos y otros personajes, que surgen como suprema instancia legitimadora de quienes por la fuerza habían ocupado el trono.
La iglesia en la España Medieval
A partir del siglo VIII, con la derrota visigoda y la invasión musulmana, se produjo un cambio trascendental a la que muchos cronistas llamaron pérdida de España. La situación de los cristianos entre los musulmanes y lo que fue la Iglesia mozárabe, implicó la entrada en la Península de la tercera gran religión monoteísta, con lo que España fue durante siglos “la España de judíos, moros y cristianos”.
En el contexto de esta problemática convivencia, desempeñan un papel especial los conversos, o más precisamente quienes fueron considerados falsos conversos. De hecho, se trató de un periodo en el que la sociedad española presenció tanto la tolerancia, como los intentos de erradicación entre religiones alternativamente dominantes.
Durante la Edad Media, la Iglesia católica también actuó como un referente cultural y educativo en España, al guardar con la copia de libros todo el saber de la época en los monasterios. También tuvo un papel crucial con la fundación de escuelas y la creación de las futuras grandes universidades.
La monarquía católica en la Edad moderna
Durante los reinados de los Reyes Católicos y los Austrias, se realizaron reformas en el clero secular y regular a fines del siglo XV, las cuales se aplicaron primero a los monasterios femeninos y luego a los masculinos. Al radicalizarse el problema judío, en esta etapa se producen drásticas medidas como la persecución de los conversos y falsos conversos, con la instauración de la Inquisición en 1478 y la expulsión de los judíos en 1492.
La Iglesia española de la Edad Moderna estuvo al servicio de la monarquía católica, por lo que fue poco accesible a las innovaciones de la Reforma luterana. Gracias al férreo control social, España se convirtió un firme bastión del catolicismo romano que los Austrias reclamaban defender en sus guerras en Europa y en la colonización de América, justificada como evangelización.
La etapa ilustrada
Durante la España de la Ilustración en el siglo XVIII, con el triunfo de la nueva dinastía, el borbónico, se instauró una especie de nacionalismo eclesiástico. Sobre todo, desde Carlos III, la monarquía católica ya no se presenta como una intromisión real en asuntos eclesiásticos, sino como un derecho inherente a la corona.
A partir de Carlos III, tuvo lugar en la Iglesia española una serie de conflictos, el mayor de ellos condujo a la expulsión de los jesuitas en 1767, a otros provocados por cuestiones menores que concluyeron con el triunfo del poder civil y la claudicación del Santo Oficio. Con la caída del absolutismo y la abolición de la Inquisición en el siglo XIX, se produce la aparición de las primeras comunidades protestantes en España, que en un principio son toleradas con severas restricciones para la práctica de su culto.
El papel de la iglesia en la Edad Contemporánea
En la Edad Contemporánea la crisis del Antiguo Régimen puso fin a las bases económicas y el monopolio ideológico e intelectual del clero. Esto dividió al país en dos España, una a favor de anticlericalismo por parte de los sectores intelectuales y populares, y otra del catolicismo integrista, que condujeron a la nación a una Guerra Civil, justificada como cruzada por el clero.
En este periodo se vinculó a la iglesia con los vencedores y fue vista como cómplice de los excesos de estos durante los primeros tiempos de la dictadura franquista. Tras el Concilio Vaticano II, un acontecimiento reformista y trascendental dentro de la iglesia, la jerarquía católica aparece dividida entre una orientación progresista y otra conservadora.
La transición y la actualidad
La Transición española supuso la plena libertad religiosa según la Constitución de 1978, pero pese a ello aún se reconocía la peculiar condición de la Iglesia católica dentro de la sociedad, pues era protegida en cuestiones relativas a la financiación y la educación.
La Iglesia se encuentra en un momento de reflexión y transformación, buscando redefinir su papel en un mundo cada vez más diverso y plural.
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