Este peñasco que posa frente a la Bahía protegió la ciudad de ataques piratas y sirvió como cárcel en la época de independencia.
El Morro, guardián y testigo de la historia de Santa Marta, ha jugado un papel fundamental para la ciudad, sirviendo como base militar, mirador y símbolo del patrimonio.
Esta montaña, en frente de la Bahía de Santa Marta, es un sitio que está a tan solo 2.5 kilómetros, un islote que se puede observar con facilidad desde la distancia.
Este lugar fue reformado en el siglo XVII, cuando los colonizadores españoles construyeron la fortificación como parte de sus esfuerzos para proteger la ciudad de los ataques piratas.
El Morro fue un lugar estratégico que sirvió como punto de observación para detectar barcos de guerra, que se aproximaban a la ciudad buscando apoderarse de sus riquezas.
Actualmente, su faro, permite la localización de tierra a los navegantes y, a su vez, cuenta con un radar que permite mantener segura las aguas cercanas a la costa del mar Caribe.
El Morro está dividido en dos baterías de costas que son complejos militares.
A lo largo de los años, el Morro fue ampliado y reforzado para adaptarse a los nuevos tiempos. En particular, desempeñó un papel vital en la lucha por la independencia de España a principios del siglo XIX, sirviendo como base militar para las fuerzas revolucionarias.
Hoy, este peñasco es solo un islote que se puede apreciar desde la Bahía de Santa Marta y al que pocos pueden tienen el privilegio de subir, para observar la ciudad desde allí.
Para poder visitarlo, se debe contar con un permiso especial brindado por instituciones de seguridad militar.
Curiosidades
El Morro también es considerado como un sitio sagrado para la práctica de rituales y adoración de las comunidades indígenas que habitan en la Sierra Nevada.
Este se originó debido a la erosión de las montañas inmersas en el mar.
Los indígenas que acudían a ver la puesta de sol lo consideraban el icono de la Bahía, creían que los dos astros, sol y luna, se amaban y que cuando llegaba la noche surgían los frutos del amor: las estrellas y los luceros.
El Morro fue el escenario en el que se rodó el largometraje realizado por el director Pacho Bottía “El Faro” y patrocinado por la Universidad del Magdalena.
Esta montaña ha sido testigo de todo el desarrollo cultural y de infraestructura que ha tenido Santa Marta a lo largo de los años. Este hace parte de la Bahía más linda de América y goza del privilegio de estar dentro de ella, jugando un papel protagónico en los maravillosos atardeceres samarios.
Por: Elianiris Bernal