Úrsula Corberó: “Muchos de cara a la galería rozan lo antisistema, pero después enloquecen si no los ponen en una suite”
“Tengo facilidad para sentirme ‘outsider”, asegura esta actriz catalana de proyección universal. Su Tokio de La casa de papel conquistó el mundo, pero ella se ha deslizado de lo comercial a proyectos de autor porque sabe que le queda muchísimo camino por recorrer. Ahora estrena ‘Chacal’ con Eddie Redmayne
MARIANG
22 NOV 2024 - 23:30
Los ángeles bíblicos no tienen escala humana. De hecho, según la descripción que ofrece el Antiguo Testamento, los ángeles se parecen bastante a la Sagrada Familia: brutales, ciclópeos e inentendibles. En eso pienso mientras que, con la mirada clavada en la monumental mole de piedra, me adentro en un estudio-garaje en mitad del Eixample de Barcelona, justo delante de la basílica. Dentro hay una chica de 35 años nacida en San Pedro de Vilamajor que se llama Úrsula Corberó. Ella, todo menos angelical, dice en su perfil de Instagram que “tiene nombre de bruja, pulpo y fea (la bruja)”, en alusión al personaje de La Sirenita. Yo creo que tiene nombre de famosa; no puedes llamarte Úrsula Corberó y no ser célebre. Acaba de presentar su primera película argentina de autor (El Jockey) en Donosti y está a las puertas de estrenar en España un proyecto internacional junto con Eddie Redmayne(Chacal, en SkyShowtime el 6 de diciembre). Durante una hora y con los ángeles de la Sagrada Familia custodiándola, habla de ser impostora entre los impostores, de aquel planeta llamado Estados Unidos y de la importancia de la amabilidad. Esta hija de un carpintero y una comerciante que empezó a dar sus primeros pasos en el mundo de la interpretación con solo 12 años, al hablar español con acento porteño y con acento catalán, catalán sin más e inglés con un impactantemente logrado acento americano y, a pesar de que ella misma dice que no es bilingüe, está claro que es enorme.
La actriz Ana Arias nos lleva a Islandia, donde le maravilló el lago glaciar de Jökulsárlón
MERCEDES CEBRIÁN
17 JUN 2016 - 00:00 CEST
La actriz madrileña, que interpreta a Paquita en Cuéntame, decidió airearse al terminar de grabar la serie esta primavera y sin pensárselo mucho aterrizó en Islandia.
¿Iba en busca de paisajes impactantes?
Pues no fui pensando en la naturaleza, sino en la experiencia que viviría como acompañante del equipo de rodaje de la película Baskavígin, dirigida por Aitor Aspe, que trata sobre balleneros vascos. En ese momento no tenía en mente los paisajes.
Pero ese es el fuerte de Islandia…
Y tanto. Lo que sentí una vez allí no tengo palabras para describirlo. Es increíble el poder de la naturaleza en estado puro. Era como estar en otro planeta.
Descríbame entonces algún paraje del planeta Islandia.
Me impactó Jökulsárlón, un lago glaciar en el que hace un frío terrible. La visión de esa inmensidad, de ese hielo azul tan puro es maravillosa. Nunca había visto tantos tonos de hielo, que además contrastan con el color negro de la arena. Si te quedas callada, el hielo suena al chocar.
¿Iba bien abrigada para gozar del hielo?
¡Nooo! Me ocurrió lo peor: mi maleta no llegó a tiempo, así que empecé el viaje solamente con lo puesto. Tuve que comprar ropa térmica. Un día me encontraba en medio de la nada y allí, en la tienda de una gasolinera, le tuve que comprar a mi hijo también algo que abrigase. Pero no había nada de su talla, así que le compré mi talla, la S, y le remangué el traje…, aun así estaba gracioso, el pobre.
Además de ropa térmica, ¿qué encontró en medio de la nada?
Vi muchos paisajes lunares, como extraterrestres. También las cataratas, como la de Skógafoss. Y en el interior, montañas. Me recordaron a las localizaciones de El señor de los anillos. Por allí dormimos dos noches en unas cabañas preciosas llamadas Hellisholar Cottages. Otra aventura muy distinta fue encontrar verduras frescas, porque allí no crece nada.
Como contraste, imagino que visitaría Reikiavik.
Sí, y me pareció una ciudad maravillosa. Había lugares que me recordaban a Williamsburg, el barrio neoyorquino. Y encontramos un pescado asombrosamente rico. No me canso de recomendar el restaurante Gallery Fiskur, donde comimos con todo el equipo.
Así era una joven Ángela Molina hace casi 50 años en su debut como actriz
Tras una extraordinaria trayectoria dedicada a cine, teatro y televisión, a la veterana intérprete todavía le quedan papeles soñados por encarnar
Jorge C. Parcero
11 de enero de 2023
Hija, hermana y madre de artistas, la actriz Ángela Molina se encamina a cumplir cinco décadas al pie del cañón en el mundo de la interpretación, sin planes de jubilarse por el momento. Su último proyecto es la película 'La piedad', cuyo estreno se celebraba con una fiesta a la altura de la excentricidad de su director, el siempre controvertido Eduardo Casanova, rindiendo homenaje a este drama con toques de comedia negra.
Nadiuska, María José Cantudo, Bibiana Fernández, José Luis Manzano y Ágata Lys. Son algunos de los grandes nombres del despertar erótico de la España de la Transición y sus destinos fueron variados: algunos siguen triunfando, otros encontraron la locura, otros la muerte
Entre la tragedia, el olvido o el retiro: el caprichoso destino de los ídolos eróticos del destape
Generó millones en ganancias y creó decenas de estrellas, pero pocas de ellas lograron sobrevivir al estigma de haber excitado a aquella España mojigata que salía de una dictadura. ¿Qué ha sido de sus quince figuras más representativas?
Guillermo Alonso 3 de noviembre de 2019
El destape, un término que se cree que acuñó el periodista Ángel Casas, engloba ese cine despreocupado, taquillero y casi siempre de calidad cuestionable que se empezó a producir frenéticamente en España tras la muerte (1975) del dictador Francisco Franco y la desaparición de la censura. Produjo millones de pesetas en beneficios y su propio star system, casi siempre compuesto de mujeres españoles y alguna ilustre extranjera. Eso sí, aunque la dictadura hubiese pasado, ciertas costumbres apolilladas tardaron en desaparecer: casi siempre se desnudaban ellas –bellas, exóticas y curvilíneas– para disfrute de ellos –actores bajitos, insustanciales y todo lo contrario a excitantes–. Con honrosas excepciones, eso sí, que repasamos en este reportaje.
El documental ‘Susana y el sexo’ celebra el coraje de la ‘vedette’, actriz de cine, cantante y productora teatral que una vez fue despreciada por su trabajo. “Mis hijos están orgullosísimos de su madre”, celebra
Paloma Rando
Madrid, 11 de octubre de 2021
En la Transición fue despreciada por la prensa, ridiculizada en televisión, recibió amenazas de muerte y hasta tuvo que contratar a un guardaespaldas; todo ello por hacer en público algo que todo el mundo hace en privado: desnudarse. Pero Susana Estrada (Gijón, 72 años), que desde los setenta ha sido actriz de cine, cantante, vedette y productora de teatro, nunca se ha arrepentido. El documental Susana y el sexo, primera producción propia de RTVE Playz, dirigido por César Vallejo y cuya idea original es de Valeria Vegas, celebra su coraje.
La actriz protagoniza ‘Ana Tramel. El juego’, la producción de TVE basada en la novela de Roberto Santiago, un papel al que accedió cuando la pandemia cambió su forma de ver la vida
Juan Sanguino
Madrid, 23 de junio de 2021
“Cumplir 50 años ha sido para mí un antes y un después, ahora tengo una nueva vida”. Maribel Verdú asegura que ha perdido el miedo. Cuando le ofrecieron el papel protagonista de Ana Tramel. El juego, la serie de TVE que esta semana compite en el festival de Montecarlo, la actriz dijo que no una y otra vez. A pesar de que los productores Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky sean amigos suyos de toda la vida (“Hasta estuvieron en mi boda”, señala) le daba pánico enfrentarse, por un lado, a unos largos textos legales complicados de memorizar y de expresar con naturalidad y, por otro lado, a un personaje como Ana Tramel, “una mujer autodestructiva, llena de odio y adicta a todo menos al juego”, según describe la actriz. ¿Por qué acabó aceptando entonces?
Germán Alcarazu, el joven bilbaino con el que Maribel Verdú ha vuelto a las escenas de sexo
Para uno de Bilbao, no puede haber nada mejor que protagonizar una película, ‘El doble más quince’, que básicamente consiste en pasear por su ciudad junto a la actriz madrileña
Asegura que “una de las etapas más bonitas” de su vida fue antes de que todo el mundo tuviera teléfono móvil, antes de que Internet nos acercase a los que están en la otra punta del mundo y nos alejase de los que están sentados enfrente. Pero Germán Alcarazu nació en 1997, así que es posible que esa etapa tan bonita sea un recuerdo, distorsionado e idealizado, de su infancia en Zorroza, un barrio del extrarradio de Bilbao. El pasado y el futuro no se perciben igual con 22 años que con cualquier otra edad (en un momento dado, recuerda una crisis personal cuando pasó “muchos años sin trabajar”, después aclara que fueron dos años) y sobre eso trata, entre otras cosas, El doble más quince.
Maribel Verdú: «Si trabajara para el espectador, estaría todo el día haciendo películas de Disney»
Regresa este viernes a la gran pantalla con 'El doble más quince', un largometraje que narra la peculiar relación entre un adolescente y una mujer que se acerca a los cincuenta
Iker Cortés
25 de febrero de 2020
Esa certeza de que las mujeres de más de cuarenta años son invisibles para la industria cinematográfica no se cumple en el caso de Maribel Verdú (Madrid, 1970). «Soy una privilegiada, porque somos cuatro las que seguimos teniendo papeles protagonistas. No hay visibilidad para este tipo de personajes», reconoce una actriz que atesora ya dos Goyas. Verdú regresa este viernes a la gran pantalla con 'El doble más quince' (Mikel Rueda), una película que narra la peculiar relación entre Eric (Germán Alcarazu), un adolescente, y Ana, una mujer a punto de cumplir los cincuenta, que está pasando por un bache en su matrimonio. Cercana y divertida, la actriz se disculpa por dar un bocado durante la entrevista: «Perdona, es que no podía más».
El fetiche de Maribel Verdú, la actriz que no ve la tele
Mariló García Martín
13 de enero de 2020
Maribel Verdú no puede pasar sin su tableta, que usa para leer guiones y ver series en ‘streaming’
No tengo ordenador”, confiesa Maribel Verdú (Madrid, 1970), “pero si pierdo el móvil me da algo: es mi contacto con el mundo”. La actriz, que estrena El doble más quince, de Mikel Rueda —en la que los protagonistas se conocen por un chat de sexo—, reconoce no tener tiempo ni para los grupos de WhatsApp (“los borro, me ponen nerviosa”) ni para el feedback de Facebook: “Me salí porque me vi superada, incapaz de responder a todos los mensajes”. Solo se la encontrará en Instagram porque “me divierte, los fans pueden ver lo que haces y las fotos son bonitas”.
“Empieza por las preguntas absurdas, por favor, las que me diviertan, que me da pereza ponerme a hacer un repaso de mi carrera después de 33 años”, pide la actriz al inicio de la entrevista. Luego, posó en exclusiva para ICON con capa y pantalón Loewe, collar Chanel, brazaletes Giorgio Armani y sombrero Nina Ricci. En vídeo, Verdú y Gracia Querejeta hablan sobre 'Ola de crímenes'.PAWEL PYSZ
Maribel Verdú: desnudos, malos rollos en los rodajes y la clave de la felicidad
La actriz, que triunfa en taquilla con 'Ola de crímenes', ofrece una entrevista tan llena de anécdotas, verdades y palabrotas que no querríamos que terminase nunca
Juan Sanguino
Madrid, 11 de octubre de 2018
Maribel Verdú (Madrid, 49 años) ha venido caminando hasta el madrileño hotel Palace por el Retiro después de meditar, escuchando la banda sonora de La La Land. Al haber empezado en la interpretación con 13 años, asegura, ha hecho todo en el cine antes que en la vida. Desde hacer el amor hasta fumar o probar las drogas. “Y eso que en la vida real he hecho prácticamente todo”, certifica.
Maribel no cocina: está demasiado ocupada siendo una disfrutona a tiempo completo. Eso incluye esta entrevista, que tendrá lugar durante la sesión de maquillaje en la que pasa de María Isabel, la mujer, a Maribel Verdú, la estrella. Ambas son la misma, en realidad. Es la protagonista de Ola de crímenes, comedia de Gracia Querejeta que ha arrasado en la taquilla española el pasado fin de semana: tuvo más recaudación que Ha nacido una estrella (Bradley Cooper + Lady Gaga) y solo ha sido superada por Venom,con Tom Hardy.
"No quiero ni imaginarme el uso que les han dado [a los posters de ella en ropa interior]. Han debido de hacer feliz a mucha gente y quitarle el estrés a muchos otros"
“Empieza por las preguntas absurdas, por favor, las que me diviertan, que me da pereza ponerme a hacer un repaso de mi carrera después de 33 años”. Nos dice nada más empezar. Y le hacemos caso.
¿Es cierto que te llevas mayonesa a los rodajes? Sí, sí, sí. Calvé.
¿Pero está patrocinado? No, te lo juro por Dios. Bueno te tengo que contar una cosa que me hace ilusión. Yo me llevo a los rodajes dos cosas: la mayonesa y los sobrecitos de mermelada Hero de melocotón, que mi abuelo nos ponía para desayunar. Hace dos años puse una foto en Instagram de todas las mermeladas, así como si fuera Andy Warhol. Y me mandaron una mermelada de regalo. Y yo pensé: “Joder, pues ya me podían contratar”. Bueno, pues Hero me ha contratado y tengo que sacar Instagram stories con las nuevas confituras. A Calvé les estoy esperando todavía.
¿Recuerdas cuando la gente robaba tus pósters en ropa interior de las marquesinas? Me enteré un día por un artículo que escribió Manuel Vicent en EL PAÍS. Esos pósters o los ponías en el techo o no cabían en ninguna aparte, entonces no quiero ni imaginarme el uso que les han dado. Han debido de hacer feliz a mucha gente y quitarle el estrés a muchos otros.
Leire, tu personaje en Ola de crímenes, es el centro de la comedia, pero no es graciosa de por sí. Es una mujer superada por las circunstancias. Todo a su alrededor es caótico, pero ella sufre un huevo. Es muy graciosa sin saberlo, porque es tan friki como su hijo. La adoro, sale bien de todo siendo un poquito atolondrada. En esta película he rodado la escena con la que más me he reído en toda mi carrera, con Raúl Arévalo y Antonio Resines.
¿Cómo ha sido el rodaje de las peleas, quizá las escenas más físicas de tu carrera? Pues mira, un horror. Llevo con un problema en el cuello (no lo puedo girar a la izquierda) desde que acabé la película. En mi siguiente rodaje tenían que cambiarlo todo para que yo solo tuviese que girarme a la derecha. Ahora tengo otra peli en la que hago de policía y he pedido una doble, nada de “si yo puedo lo hago”. Y una mierda. Doble, doble.
¿Cómo recuerdas los primeros años de tu carrera? Muy feliz, con mi madre de aquí para allá. Y además antes no tenía miedo al empezar una película y ahora llevo tres días sin dormir porque la semana que viene arranco un rodaje.
¿El miedo es una motivación? Una mierda. No quiero miedo, no me interesa, no quiero tener ni angustia ni ansiedad antes de empezar una película, pero cada vez es peor.
En 1994 hiciste la serie Canguros. En esa época resultó extraño que una actriz de cine hiciese televisión. ¿Por qué decidiste hacerla? La pasta, la pasta. ¿Tú sabes lo que era eso? Entonces la tele se pagaba que no te puedes imaginar. Yo dije: “Buah, hago Canguros y me retiro”. Adoraba al director, Pepe Ganga, y además me dejaban meter a mi gente: mi Anita Ruiseño, mi Luis Merlo, que veníamos de hacer Verano de estrellas, de José Luis Moreno.
En 1998 dijiste: “Es lamentable y vomitivo que no se pague igual a actores y actrices. No soy feminista recalcitrante, me encanta que me abran la puerta y que me den fuego, pero una sola vez, toda la noche no”. ¿En 98 dije yo eso? Mira que he sido siempre... Hoy lo cambio completamente: soy feminista, recalcitrante. Yo abro la puerta a una tía y a un tío: es cuestión de educación. Que una mujer no sea feminista es como que un rey no crea en la monarquía.
"Y el actor, ¿qué? Ellos siempre el culete. Pues no, si yo enseño tetas y chichi que enseñe él polla"
Has reconocido que durante los dos años que estuviste sin trabajar asumiste que se habían olvidado de ti. Total, tío. Mi día era levantarme, coger a mi perro, cruzar el Retiro e ir a visitar a un amigo. Y todo el rato compraba flores, que siempre me han animado mucho. Intentaba comprarlas de las que no duran toda la semana, de las que se mueren pronto, para volver a comprar. Me saqué mi abono transportes, no tenía trabajo, nadie me llamaba y quería acostumbrarme a otra vida diferente.
Pero se te haría extraño, ¿no? Ya. Y luego además me pasaron muchas cosas. Ya sabes que todo lo malo se junta y para mí el 2002 lo tengo en mi cabeza como el año aciago de mi vida. Le debo todo a mi chico [el productor teatral Pedro Larrañaga, con quien lleva casada desde 1999], pero también yo misma me demostré todo lo fuerte que puedo llegar a ser. No quedaba con amigos para ponerme a llorar ni hostias. Yo seguía siendo la alegría de la huerta. Pero con él me desahogaba. Aquello pasó, hice El laberinto del fauno y creo que mis ojos eran otros, sabía mirar de otra manera.
Quizá el primer papel que te dio prestigio dramático fue La buena estrella, donde tenías solo 26 años. ¿Cuántos?
26 ¡26 años tenía!
Pero yo creo que ya eras buena actriz desde Salsa rosa. Mira, te voy a contar una cosa de Salsa rosa maravillosa. Tú sabes que mi chico es de este mundo, lo que pasa es que es el único de su familia que no ha sido actor. Y es cero mitómano. Pues él dice que se enamoró de mí en Salsa rosa, que la podía ver mil veces.
¿Tienes que ir a maquillarte ya? Sí pero, fíjate: me lo estoy pasando bien, me quedo un poquito que estoy a gusto.
¿Esperabas no estarlo? Sí, pero qué gusto. Porque te llega cada gente que te pregunta: “¿Y cuántas películas has hecho?”. Y dices: “Hijo de puta, míratelo, yo qué sé”.
Pues ahora vamos con la sección de preguntas que te hacen en todas las entrevistas. La de por qué no has tenido hijos, que siempre respondes con “¿por qué no se lo preguntáis a Luis Tosar?”. ¿Te ha dicho algo Tosar? ¡Ay, ya lo hemos hablado! Calla, que hace dos escenas interpretando a mi marido en Ola de crímenes. Pues le he dicho: “Tío, me has fallado, ahora que has sido padre ¿qué ejemplo pongo?”. Él se meaba y decía: “Bueno, qué quieres que haga”.
La siguiente pregunta es la de Almodóvar. Qué.
Que por qué no has trabajado con él. Uf, pues bueno...
Es un poco raro, ¿no? ¿Por qué?
Porque coincidisteis en la época. Pregúntaselo a él. ¿Por qué no le preguntáis a Almódovar: “Oye, cómo es que nunca has trabajado con Maribel Verdú". Nunca me ha llamado, en la vida.
¿Y eso por qué crees que es? Ah, no tengo ni idea, pero es que no me lo he planteado ni un minuto de mi vida.
¿Hablamos de tus desnudos en el cine? ¿Te los pedían más antes? Los hacían todas. Madre mía. Victoria [Abril], Ana [Belén], Emma [Suárez], Aitana [Sánchez Gijón], todas nos hemos desnudado. Lo que pasa es que si no me hubiese desnudado me habría perdido Amantes, Y tu mamá también, La buena estrella... Eso sí, luego han venido las otras películas importantes de mi carrera y ahí ya no he tenido que desnudarme, ni besar con lengua, ni nada. Qué gusto. El laberinto del fauno, Siete mesas de billar francés...
¿Y tienes la impresión de que ahora hay menos sexo y desnudos en el cine español? Sí, sí, sí, hay menos. Ahora no creo que estemos dispuestas. Y el actor, ¿qué? Ellos siempre el culete. Pues no, si yo enseño tetas y chichi que enseñe él polla. Yo ahora no pasaría por ahí, los dos iguales o nada. Han cambiado muchas cosas y yo ni te cuento lo que he cambiado.
¿Por qué tenías complejo con tus dientes, si son tu rasgo más emblemático? ¿Tú crees? Yo creo que son los ojos.
Durante dos años nadie le dio trabajo. "Todo el rato compraba flores, que siempre me han animado mucho. Me saqué mi abono transportes, no tenía trabajo, nadie me llamaba y quería acostumbrarme a otra vida diferente", dice
Pero tu boca es más reconocible para el público. Pues el complejo me lo quitó mi exrepresentante. Yo me reía siempre tapándome la boca, hasta hace diez años. Un día me preguntó por qué y le dije que por las encías, por los dientes tan grandes. Y ya un día decidí reírme y reírme. Ahora me pinto los labios de rojo. Antes no me atrevía.
¿Qué te dice la gente por la calle? A lo mejor voy por El Corte Inglés y de repente una señora me da en el culo en plan: “Ay, Maribel, guapetona”. O te cogen los mofletes y te hacen un daño que te cagas, porque sienten que formas parte de su vida. Pero es tierno.
¿Y lo de no saber correr lo estás trabajando? Me he rendido. Me dicen que corro raro y mal, porque cuando lo corrijo es peor y se mean de la risa. Así que en Ola de crímenes tengo una doble divina que corre por mí y yo ahí fumándome un cigarrito sentadita con una Coca-Cola.
¿Cómo recuerdas la etapa de Belle époque ganando el Oscar? Yo creo que no ha habido una etapa más feliz en la vida de unos actores, tan pequeños, tan libres...
Se nota en la película muchísimo. Es que eso que está en la película estaba. Yo [me liaba] con un meritorio, la otra con un actor... ¡eso estaba ahí, cariño! En los Oscar éramos niños felices, Jorge Sanz llevaba en la maleta salchichón, fuet, chorizo... Íbamos a una fiesta en un palacete y todas: “Ay, mira, Anthony Hopkins; ay, Sharon Stone, Nicolas Cage”. En el baño había unas toallitas de lino y decíamos: “¿Nos quedamos una de recuerdo cada una?”. Éramos niñas, teníamos 22 añitos.
¿Te llevas mejor, por lo general, con los hombres o con las mujeres? Yo para irme de viaje prefiero irme con mujeres, pero es que mis amigas molan mucho. Hay tías que son lo peor, igual que hay tíos que molan y tíos que son lo peor. Lo de generalizar me da bastante por culo. Bueno, pon por culito, que queda más fino.
¿Cómo se vive rodar con mal rollo entre compañeros? Eso es un horror, es la pesadilla de tu vida. Lo paso mal, pero estoy encantadora porque voy al rodaje llorada, duchada y desayunada. Y palante. ¿Y a qué me agarro? A mis técnicos. El mérito en la vida está en hacer las cosas fáciles a los demás. Yo cada vez me separo más en la vida de la gente tortuosa y difícil que dice: “Yo... en la dificultad...”. En la dificultad, ¿qué? No hay mérito. Anda ya, estoy ya harta de esa gente, ya no les tengo a mi alrededor. Y me ha costado años.
Pareces la antítesis del tópico del actor intenso. Y luego, tío, está la química. Cómprate el lexatín, que va muy bien.
En las fotografías. Fotógrafo: Pawel Pysz. Realización: Thomas Liam Davis. Asistente de fotografía: Dani Carretero. Maquillaje y peluquería: María García. Agradecimientos: hotel The Westin Palace.