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martes, 28 de marzo de 2023

Manuel Rodríguez Rivero / Sobre amores y -perdón- excrementos


Ilustración de Max

Sobre amores y —perdón— excrementos

Las cartas de amor de los escritores despliegan los detalles más íntimos de la seducción

James Joyce y Nora Barnacle (su apellido significa “percebe”, lo que quizás explique por qué nunca le abandonó) tuvieron su primera cita el 16 de junio de 1904, fecha que eligió el escritor para situar la acción de Ulises. El 4 de agosto del mismo año, menos de dos meses después del célebre encuentro, Nora recibió una carta de su enamorado en la que le decía: “Por los poderes apostólicos que me ha otorgado su santidad el Papa Pío X por la presente le doy permiso para acudir sin faldas a recibir la Bendición Papal que tendré el placer de otorgarle”. Como ven, la relación avanzó deprisa. Y a lo bestia. Adoro las cartas de amor de los escritores, sobre todo aquellas en las que se despliegan, ante los ojos de quien nunca debería leerlos, los detalles íntimos de la seducción, el recuerdo (o el conjuro) de las satisfacciones más carnales. Me siento como una especie de voyeur al que hubieran concedido el privilegio de observar sentimientos no impostados, privadísimos, incluyendo las tácticas y estrategias imaginadas para propiciar el encuentro amoroso.

martes, 30 de noviembre de 2021

Almudena Grandes / Viva Galdós






Almudena Grandes

BIOGRAFÍA

¡Viva Galdós!

De las Novelas a los Episodios Nacionales, y vuelta a empezar. No poder parar de leer a Galdós es el único rasgo que conservo de mi adolescencia.

12 DE MAYO DE 2018


ERANO DE 1975. Acababa de cumplir 15 años y leer era ya mi ocupación favorita. Por eso el verano representaba una larga tortura.

miércoles, 22 de abril de 2020

Vargas Llosa / En favor de Pérez Galdós


Benito Pérez Galdós


Mario Vargas Llosa

BIOGRAFÍA

En favor de Pérez Galdós

El autor de ‘Fortunata y Jacinta’ fue el mejor escritor español del siglo XIX. Era un hombre civil y liberal que al narrar un período neurálgico de la historia de España se esforzó por hacerlo con imparcialidad


18 ABR 2020 - 17:34 CO







En favor de Pérez Galdós
FERNANDO VICENTE

Tengo a Javier Cercas por uno de los mejores escritores de nuestra lengua y creo que, cuando el olvido nos haya enterrado a sus contemporáneos, por lo menos tres de sus obras maestras, Soldados de SalaminaAnatomía de un instante y El impostor, tendrán todavía lectores que se volcarán hacia esos libros para saber cómo era nuestro presente, tan confuso. Es también un valiente. Quiere su tierra catalana, vive en ella y, cuando escribe artículos políticos criticando la demagogia independentista, es convincente e inobjetable.
En la muy civilizada polémica que tuvo sobre Benito Pérez Galdós hace algún tiempo con Antonio Muñoz Molina, Cercas dijo que la prosa del autor de Fortunata y Jacinta no le gustaba. “Entre gustos y colores, no han escrito los autores”, decía mi abuelo Pedro. Todo el mundo tiene derecho a sus opiniones, desde luego, y también los escritores; que dijera aquello en el centenario de la muerte de Pérez Galdós, cuando toda España lo recuerda y lo celebra, tenía algo de provocación. A mí no me gusta Marcel Proust, por ejemplo, y por muchos años lo oculté. Ahora ya no. Confieso que lo he leído a remolones; me costó trabajo terminar En busca del tiempo perdido, obra interminable, y lo hice a duras penas, disgustado con sus larguísimas frases, la frivolidad de su autor, su mundo pequeñito y egoísta, y, sobre todo, sus paredes de corcho, construidas para no distraerse oyendo los ruidos del mundo (que a mí me gustan tanto). Me temo que si yo hubiera sido lector de Gallimard cuando Proust presentó su manuscrito, tal vez hubiera desaconsejado su publicación, como hizo André Gide (se arrepintió el resto de su vida de este error). Todo esto para decir que, en aquella polémica, estuve al lado de Muñoz Molina y en oposición a mi amigo Javier Cercas.

Benito Pérez Galdós / Una vieja polémica nacional














Galdós visto por Sciammarella.
Galdós visto por Sciammarella.


Galdós, una vieja polémica nacional

El autor de ‘Fortunata y Jacinta’ vuelve a encender en su centenario un debate en torno a su talla literaria. Escritores de varias generaciones como Javier Marías, Cristina Morales o Marta Sanz se pronuncian sobre la vigencia de su obra


ANDREA AGUILAR / JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
18 de febrero de 2020

El pasado 4 de enero se cumplieron 100 años de la muerte de Benito Pérez Galdós y la polémica en torno a su valía ha tardado poco más de un mes en sumarse al centenario. De hecho, la división de opiniones en torno a su obra —con todos los matices— es casi un subgénero de la literatura española. A favor: Clarín, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Max Aub o Rafael Chirbes. En contra: Baroja, Unamuno, Azorín o Juan Benet. El nuevo asalto está teniendo lugar en este diario. El mismo 4 de enero Almudena Grandes publicaba un artículo destacando el compromiso del novelista canario. El 9 de febrero Javier Cercas expresaba sus dudas sobre su vigencia y altura literaria. El pasado sábado Antonio Muñoz Molina replicaba, y un día después Cercas le devolvía la réplica.

Galdós Pérez Galdós / “Escritor de genio espléndido”


Benito Pérez Galdós


Galdós, “escritor de genio espléndido”

Un documento de los archivos de la Academia Sueca revela que el presidente del comité defendió en 1915 el Nobel para el autor



Miquel Alberola
Madrid, 17 de febrero de 2020

Benito Pérez Galdós (1843-1920) fue candidato en tres ocasiones al Premio Nobel de Literatura. Excedía los requisitos, pero nunca obtuvo el galardón. Se interpusieron los méritos de otros candidatos en 1913 (Rabindranath Tagore) y 1915 (Romain Rolland). Y en medio, el estallido de la Primera Guerra Mundial, que interrumpió los premios. Pero sus principales adversarios estaban en España. El conservadurismo ultracatólico español se empleó a fondo, sobre todo en 1913, para impedir que el galardón recayera sobre el autor de Fortunata y Jacinta. Dos años después, el comité del Nobel volvió a considerar su candidatura a iniciativa propia. Fue su última oportunidad.

Javier Cercas / Galdós y Muñoz Molina




Benito Pérez Galdós

Galdós y Muñoz Molina

Javier Cercas responde al artículo firmado este sábado por Muñoz Molina en ‘Babelia’


Javier Cercas
15 de febrero de 2020






Benito Pérez Galdós, en la finca familiar de Los Lirios en Gran Canaria en 1894.
Benito Pérez Galdós, en la finca familiar de Los Lirios en Gran Canaria en 1894. CASA-MUSEO PÉREZ GALDÓS

Afirma Antonio Muñoz Molina que tengo “todo el derecho del mundo” a que Galdós no me guste tanto como a él; puede ser, pero a juzgar por su artículo En defensa de Galdós (Babelia), no parece muy contento con que haya ejercido ese derecho en Galdós (El País Semanal, 9-2-2020). Asimismo, afirma Muñoz Molina que caricaturizo a Galdós; también puede ser: al fin y al cabo, a pesar de haberme pasado media vida tratando de explicar en la universidad su enorme importancia histórica y sus méritos literarios (que los tiene), no he sido capaz de vislumbrar en su obra los casi infinitos placeres, sutilezas y complejidades que detecta en ella Muñoz Molina, hazaña por la que le felicito.
En definitiva: es posible que yo subestime a Galdós, pero también es posible que él lo sobrevalore y que sostener, como él parece sostener, que el novelista canario es superior a Dickens o Flaubert sea una verdadera temeridad (si no un disparate). En cualquier caso, lo que Muñoz Molina no debería de ningún modo permitirse es decir que quienes no compartimos su imbatible entusiasmo galdosiano y tenemos el atrevimiento de tratar de razonarlo en público, desde Valle-Inclán o Baroja hasta Juan Benet —por mencionar solo escritores españoles—, lo hacemos para dárnoslas de modernos. ¿No podría imaginar Muñoz Molina una motivación un poquito menos espuria que esa, o simplemente menos insultante? ¿No cabría la posibilidad de que algunos de nosotros lo hayamos hecho, por ejemplo, porque no consideramos inútil discutir los méritos reales de los clásicos, aunque nuestra valoración de ellos no coincida exactamente con la de Muñoz Molina? Yo creo que debería pensarlo.

Almudena Grandes / Segunda parte


Segunda parte


Espero que este texto nos anime a pensar en qué decimos exactamente al pronunciar la palabra democracia

15 de febrero de 2020

EL MENSAJE me llegó justo después de Navidad, entre cena y cena. Mi hermano Manuel me lo contó por encima, una amiga de mi mujer, no sé qué de Almería, míratelo, a ver qué se te ocurre… Acabó un año, empezó otro, los Reyes vinieron, se marcharon y, a mediados de enero, un autobús se empotró contra un coche en la calle de Carlos VII de Estella.
Terminé mi último artículo con la desasosegante sensación de haber escrito de menos, pero los días pasaron a la frenética velocidad a la que se suceden cuando publico un libro nuevo y la fecha de entregar un nuevo artículo, el que ustedes están leyendo ahora mismo, me pilló por sorpresa. ¿Tan pronto?, me pregunté, ¿y qué escribo yo ahora? Entonces me acordé de mi hermano, de mi cuñada, de su amiga de Almería, y le eché un vistazo al tema. No les diré que se me heló la sangre porque sucedió más bien lo contrario. Lo que leí me calentó el corazón. El azar no suele aliarse con el amor, pero eso fue exactamente lo que me ocurrió al releer una historia conocida.

lunes, 20 de abril de 2020

Antonio Muñoz Molina / En defensa de Galdós

Benito Pérez Galdós


En defensa de Galdós

Una tradición española es mostrar la modernidad de uno mismo perdonándole la vida al autor de los 'Episodios Nacionales'


ANTONIO MUÑOZ MOLINA
14 FEB 2020 - 05:03 COT



Benito Pérez Galdós.
Benito Pérez Galdós. ALBUM / DOCUMENTA.

Decía Borges en su vejez que no darle a él el Premio Nobel de Literatura se había convertido ya en una antigua tradición escandinava. Una tradición española casi escandinava también ya de tan antigua es la de mostrar la modernidad de uno mismo como novelista perdonándole la vida a Pérez Galdós. Uno de sus primeros cultivadores fue Valle-Inclán, quien tanto le debía, personalmente y en su educación literaria y política. Valle-Inclán hizo aquella bromita sórdida de llamar a Galdós “don Benito el Garbancero” y la carcajada despectiva española no ha parado de resonar desde entonces. Galdós era garbancero, decimonónico, vulgarote, costumbrista, agropecuario.

Javier Cercas / Galdós


Benito Pérez Galdós



Galdós

La novela española vive el retorno de un realismo didáctico, moralista y edificante, que yo no creo que lleve muy lejos

8 de febrero de 2020


Buscaba yo la forma de razonar en esta columna por qué me gusta menos Benito Pérez Galdós que a muchos de mis colegas españoles —a pesar de haberme pasado media vida tratando de explicar en la universidad su enorme importancia histórica y sus méritos literarios— cuando vino en mi ayuda un artículo providencial de Almudena Grandes.

Almudena Grandes / Galdós para entender la España de hoy




Galdós para entender la España de hoy

Cien años después de su muerte, la obra del autor de los ‘Episodios Nacionales’ no solo explica lo que nos ha pasado a los españoles sino las claves de lo que está pasando


Almudena Grandes
5 de enero de 2020






Benito Pérez Galdós, en la finca familiar de Los Lirios en Gran Canarias en 1894.
Benito Pérez Galdós, en la finca familiar de Los Lirios en Gran Canarias en 1894. CASA-MUSEO PÉREZ GALDÓS

En febrero de 1897, Benito Pérez Galdós leyó su discurso de ingreso en la Real Academia Española. En aquel texto, titulado La sociedad española como materia novelable, expuso lo que ahora llamaríamos su poética, su manera de entender la novela como género, las ambiciones y propósitos que guiaron su escritura. Una de las frases de aquel discurso se convertiría en un lema galdosiano. Imagen de la vida es la novela, dijo entonces, y al contar la de los españoles, sus libros fueron trazando la imagen de un país que se llamaba igual que el nuestro, aunque ya no son el mismo. Pero más allá de la emoción, de la admiración, del placer, el mejor motivo para leer hoy al otro gran narrador español de todos los tiempos es su asombrosa capacidad para explicarnos lo que nos ha pasado, lo que nos está pasando todavía.

Galdós renueva su valor







Galdós renueva su valor

En 2020 se cumplen cien años de la muerte del mayor novelista español después de Cervantes. Una exposición y una biografía se adelantan a las conmemoraciones del narrador y dramaturgo


Javier Rodríguez Marcos
3 de noviembre de 2019



Galdós renueva su valorAmpliar foto

Pronto hará 100 años. En la madrugada del 4 de enero de 1920 Benito Pérez Galdós moría en su casa de la calle de Hilarión Eslava de Madrid. Tenía 76 años y estaba casi ciego, obligado a dictar sus últimas obras. A su lado tenía a María, su única hija, para la que siempre fue un padre soltero. Pese a la ausencia de la España oficial —“fría, seca, protocolaria”, escribió Ortega y Gasset—, a su entierro acudieron 30.000 personas. En julio de ese mismo año Valle-Inclán comenzó a publicar por entregas Luces de bohemia, que inauguraba un nuevo género teatral: el esperpento. En una de sus escenas el personaje Dorio de Gádex, “epígono del parnaso modernista”, dice que ha quedado vacante en la RAE la silla de “don Benito el garbancero”. Pocas etiquetas han tenido tanta fortuna en la historia de la literatura española.

jueves, 27 de febrero de 2020

Amores y naufragios / Benito Pérez Galdos y Emilia Pardo Bazán / Un amor nervioso



AMORES Y NAUFRAGIOS

Un amor nervioso y moderno

Pérez Galdós y Pardo Bazán tenían dos formas de ser (y de emocionarse) diferentes. Ensayaron, inciertos, un amor en el que la pasión amorosa e intelectual se atraían. Se tornaban más completas y menos predecibles









Un amor nervioso y moderno
EULOGIA MERLE

Si nadie hubiera aprendido a leer, muy pocos se habrían enamorado.
La Rochefoucauld
Hace unos días, dos señores de mediana edad entraban en la exposición que la Biblioteca Nacional ha dedicado a Benito Pérez Galdós. Uno le decía al otro: “¿Te sabes aquel en que [don Benito] le decía a la gallega esa?”. Seguía uno de los habituales chistes verdes sobre la relación entre Galdós y Pardo Bazán. Es francamente curioso que en este país esa relación amorosa entre estos dos grandes escritores del siglo XIX sea objeto manido de chascarrillos más o menos rijosos. Los amores de Madame de Stäel y Benjamin Constant, los de Elizabeth Barrett Browning y Robert Browning, o los de George Sand con Frédéric Chopin y Alfred de Musset, han recibido desde luego otro tipo de atención y forman parte de la historia literaria o, incluso, de la historia tout court de sus respectivos países.

El Madrid de Galdós / De café en café







Café Universal de Madrid, el 10 de febrero de 1938
Café Universal de Madrid, el 10 de febrero de 1938 MARTÍN SANTOS YUBERO

El Madrid de Galdós, de café en café

La mayoría de estos lugares que fascinaron al escritor son ahora locales ocupados por franquicias


Marina Casado
31 de diciembre de 2019

“Madrid sin cafés es como cuerpo sin alma”, sentenciaba José Ido del Sagrario, con esa solemnidad quijotesca tan suya, tan cercana al delirio. Pero es Benito Pérez Galdós (1843-1920) quien habla desde la voz del personaje presente en varias de sus obras, porque Galdós —de cuya muerte se cumplirán cien años el 4 de enero— no fue un simple novelista, sino el fundador de un auténtico universo literario poblado de personajes recurrentes, a la manera de Balzac con La comedia humana.

Benito Pérez Galdós / Correspondencia



Benito Pérez Galdós lee en el salón del doctor Tolosa Latour, en Madrid, en 1897.
Benito Pérez Galdós lee en el salón del doctor Tolosa Latour, en Madrid, en 1897.

Suyo afectísimo, Benito Pérez Galdós

Un millar de cartas del autor de 'Misericordia' permite completar el retrato de un escritor muy celoso de su vida personal


ANDRÉS TRAPIELLO
18 de julio de 2016

Lo dicen los autores de esta magna obra, Alan E. Smith, María Ángeles Rodríguez Sánchez y Laurie Lomask: no es fácil reu­nir todas las cartas de un escritor, tampoco las de Galdós. Se hace en este tomo por primera vez: más de 1.000. Comparadas con las que escribió Unamuno, 50.000, no son muchas, pero sí llenas de interés en persona tan gris y desdibujada como Galdós.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Antonio Muñoz Molina / Regresando a Galdós




Antonio Muñoz Molina

Regresando a Galdós

No es que estos ‘Episodios’ sean tan buenos como yo recordaba. Es que son mucho mejores que en el recuerdo


22 de marzo de 2019

He salido de viaje llevando en la mochila uno de los volúmenes encuadernado en rojo de las obras completas de Galdós. Lo tengo hace tantos años que al volver a leerlo ha empezado a descuadernarse. Es uno de aquellos tomos en papel biblia y a dos columnas por página en los que la antigua editorial Aguilar almacenaba jubilosamente para lectores insaciables las grandes amplitudes de la literatura universal. Volver justo ahora a Galdós ha sido un quiebro más bien inesperado en la secuencia de mis lecturas, que de todos modos siempre tiende al zigzag. Pero los golpes de azar o las ocurrencias súbitas pueden ser tan fértiles para quien lee como para quien escribe. Yo andaba por otras latitudes lectoras, pero un compromiso de trabajo me hizo buscar algo en la segunda serie de los Episodios,y lo que en principio habría debido ser una consulta rápida se convirtió en una inmersión que ha sido y es también un regreso entusiasta. Puede que hayan pasado más de 30 años desde que leí los Episodios nacionales completos por última vez. El recuerdo era muy poderoso, y yo me hacía de vez en cuando el propósito de volver a ellos, quizás en una de esas rachas de indolencia lectora que uno considera lícito permitirse después de terminar un libro, dándose a la vez un premio y unas vacaciones, aunque las incertidumbres y las rarezas de este trabajo rara vez lo dejen a uno abandonarse a la holganza sin nada de remordimiento. Dicen que Pío Baroja se iba a Londres o a París cada vez que terminaba una novela, para descansar de ella y olvidarse de ella. Como el que se va a un crucero o a un resort del Caribe, aunque a un precio mucho más ventajoso, yo me he ido a veces a Don Quijote o a La montaña mágica o a En busca del tiempo perdido para recuperarme de la fatiga de un libro.