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Antes de triunfar con filmes como Los juegos del hambre o El lado bueno de las cosas, Jennifer Lawrence tuvo que experimentar una experiencia de casting que califica como “humillante”. “Los productores de una película me pidieron que perdiese siete kilos en dos semanas. La productora me hizo desnudarme y ponerme en fila con otras cinco mujeres, más delgadas y también desnudas, y me dijo que tenía que utilizar las fotos de aquella sesión como inspiración para mi dieta. Cuando me quejé al productor, me contestó que no sabía por qué todos pensaban que estaba gorda si para él estaba ‘perfectamente follable”. Lawrence desveló que desde ese momento pasó a ser considerada una actriz “difícil”, pero que jamás permitirá que sus seguidoras más jóvenes se salten la cena por querer ser como Katniss.