03 Junio de 2015 08:25
Ricardo Barreda hizo m�ritos para ser la contracara siniestra y simb�lica del�#Ni una menos. En 1992 mat� a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra, pero a la Polic�a le dijo que tres ladrones hab�an entrado en su casa de La Plata y hab�an dejado “cuatro bultos”. En 2008 sali� en libertad y consigui� novia: Berta, una docente jubilada que lo llev� a vivir a su departamento de Belgrano. Hace seis meses, el m�ltiple homicida volvi� a la c�rcel por maltratarla. Volvi� a ponerse de novio con una mujer 30 a�os m�s joven. Hasta que la ech� porque apareci� en los medios. El caso Barreda refleja una atracci�n siniestra que ni la psiquiatr�a pudo explicar: las mujeres que se enamoran de los femicidas.
Ricardo Barreda mat� con frialdad�a cuatro mujeres a escopetazos.�
No lideran una banda de rock, no son futbolistas ni galanes de novela. Pero algunos tienen club de fans y reciben cartas de amor. Se hicieron famosos por�matar mujeres. Aunque generan rechazo y odio en gran parte de la sociedad, hay asesinos que generaran una inexplicable atracci�n en las mujeres.�
La enclitofilia no figura en el diccionario de la Real Academia Espa�ola pero es el t�rmino que el franc�s Edmond Loccard, pionero de la criminal�stica, us� a principios del siglo XX para definir la atracci�n sentimental y sexual que algunas mujeres sienten por los asesinos.
En los Estados Unidas se las llama las Serial Killer Groupies. Los casos m�s famosos del mundo son los de Charles Manson, Ted Bundy y Jeffrey Dahmer. Los tres asesinos seriales tienen club de fans y son la cara de un merchandising que incluye fotos autografiadas, remeras, tazas y afiches. En la Argentina, puede mencionarse el caso del mayor asesino serial de la historia criminal: en 1980, cuando lo juzgaban por haber matado a balazos a once personas, Carlos Eduardo Robledo Puch, un joven apuesto de clase acomodada, respond�a las cartas que le enviaban sus admiradoras.
“La enclitofilia es una parafilia extra�a. Esas mujeres reemplazan a otras que fueron asesinadas pero no tienen el temor de que la historia se repita. Los criminales las manejan a su antojo”, dijo el m�dico legista Daniel Silva. Para el psiquiatra Miguel Maldonado, “ser�a una desviaci�n del instinto maternal y es probable que estas mujeres se sientan atra�das por el peligro o quieran reivindicar a estos hombres o salvarlos de su destino”.
“Estoy pagando mi pena y no me pueden privar de enamorarme. Mi mujer me ama y sue�o con estar con ella toda la vida”, confes� Fabi�n Tablado. En 1996 asesin� de 113 pu�aladas a su novia Carolina Al� y ahora disfruta de su esposa y sus dos hijos.
Para el psiquiatra forense Mariano Castex, titular de c�tedra en la Facultad de Derecho de la UBA, hay mujeres que se identifican con la parte humana y sensible del asesino. “Es como si se pusieran en el rol de v�ctimas. En algunos casos hay fascinaci�n sexual y quieren salvar al asesino y transformar al 'monstruo'.Ocurr�a en el Far West: el criminal se salvaba de la horca si aparec�a una mujer que estaba dispuesta a casarse con �l”.�
�Un mujer puede enamorarse de un hombre que mat� a su esposa y la enterr� debajo de la cama? �Es posible que una madre sin consuelo termine embarazada del asesino de su hijo? �Un temible violador puede causar ternura y amor en una mujer? �C�mo una joven puede llegar a admirar a alguien que descuartiz� a su novia? A continuaci�n, se encontrar�n todas las respuestas a estos interrogantes.
El atroz encanto de los asesinos
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El chacal de N��ez. El 3 de diciembre de 2005, Claudio �lvarez viol� y asesino a Elsa Escobar en una casa del barrio de N��ez, en el norte de la Ciudad de Buenos Aires. Esa noche tambi�n viol� a la hija de la v�ctima, de 13 a�os. Estaba casado con Celeste Hazan, hija de desaparecidos durante la dictadura militar (1976-1983) que lo hab�a conocido cuando �l estaba preso en Devoto, donde concibieron un hijo durante una visita �ntima. �lvarez, de 30 a�os, fue condenado el 3 de noviembre de 2006 por ese hecho y por otras cuatro violaciones. En la c�rcel, conoci� a una joven por chat telef�nico y se puso de novio. Se llama Natalia y, m�s all� de que las pruebas contra el temible violador serial son contundentes, dice que cree en su inocencia. “Es tierno y me protege”, suele decir.
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Claudio �lvarez, el chacal de N��ez, con una de sus mujeres.
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El apu�alador rom�ntico. El 27 de mayo de 1996, enceguecido por los celos, Fabi�n Tablado asesin� de 113 pu�aladas a su novia, Carolina Al� en una casa de Tigre, una ciudad bonaerense situada a 40 kil�metros de Capital Federal. La Justicia lo conden� a 24 a�os de prisi�n. En prisi�n, Tablado tuvo dos novias. El 27 de mayo de 1996 se cas� en la c�rcel de Florencio Varela con la segunda, Roxana, una maestra a la que conoci� cuando ella era su vecina y ten�a 12 a�os. El asesino se ocup� de cocinar la torta. Tablado tiene 34 a�os y goza de salidas transitorias. Fueron padres de mellizos. Suele escribirle cartas de amor y dibujarle ositos cari�osos a su mujer. A Carolina tambi�n le escrib�a cartas.
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Un asesino admirado. El 15 de noviembre de 1992, el odont�logo Ricardo Barreda mat� a su esposa, a su suegra y a sus dos hijas en La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires. Dijo que lo hizo porque lo humillaban y lo obligaban a limpiar la casa. Lo condenaron a cadena perpetua. En la c�rcel, Barreda se recibi� de abogado y conoci� en una de las visitas a Berta “Pochi” Andr�, de quien se enamor�. Ella fue su “garante” para que le dieran arresto domiciliario en su departamento de Belgrano, un barrio del norte de Capital Federal. Ahora goza de libertad condicional: cenan en parrillas de San Telmo, barrio del sur porte�o, van al teatro a ver obras de Shakespeare y el asesino firma aut�grafos a muchos hombres que le gritan “�dolo” o “aguante Ricardo”.
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La mat� porque era m�a. Durante ocho a�os, Mario C�sar Frieiro ocult� un secreto atroz: debajo de su cama estaba enterrado el cad�ver de su esposa Mar�a Ang�lica Deluca, a quien hab�a asesinado despu�s de discutir en su casa de Gonz�lez Cat�n, La Matanza, localidad de Buenos Aires. Sus dos peque�os hijos fueron testigos del crimen, pero �l los amenaz� para que no hablaran. Freirio se puso en pareja con Mar�a Campos y la llev� a vivir a su casa. A�os despu�s, uno de sus hijos lo delat�. La Justicia lo conden� a 2007 a cadena perpetua. Su segunda mujer, lejos de dejarlo, lo perdon� y no le molest� haber dormido tanto tiempo sobre un cad�ver. En el juicio, Campos llev� una remera que dec�a: “Mario, te apoyamos”. Cuando le preguntaron por qu� hab�a enterrado a su esposa debajo de la cama, dijo que “quer�a tenerla cerca”.
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Amar a un descuartizador. “Son una pareja perfecta”. As� defin�an sus amigos el apasionado romance que viv�an Mohamed D'Ali Carvalho dos Santos, un brasile�o de 20 a�os, y Cara Mar�a Burke, una estudiante inglesa de 17. Se hab�an conocido en Londres y luego se fueron a vivir a Goiania, Brasil. Planeaban casarse y tener hijos, pero una noche, en julio de 2008, Cara descubri� el oscuro secreto de su novio: era drogadicto y vend�a droga. Cuando ella amenaz� con denunciarlo, Mohamed la golpe� con todas sus fuerzas. La apu�al� y descuartiz� el cad�ver. Llevaba cuatro d�as consumiendo crack, coca�na y alcohol. Le sac� fotos al cuerpo desmembrado (“para guardar un recuerdo de mi novia”, declarar�a tiempo despu�s ante los jueces) y fue a ver un recital con sus amigos. Cuando volvi�, escondi� los restos en una valija. El 14 de mayo de 2009, el descuartizador de Goiania fue condenado a 21 a�os de prisi�n. No est� solo: se enamor� de Helen de Matos Victoy, una admiradora. La chica pos� en los medios con las fotos de la v�ctima y dice que est� enamorada del asesino.�
Yo can�bal. Jos� Luis Calva Zapata fue un actor y poeta mexicano, pero no trascendi� por su talento art�stico. Se hizo famoso por ser un tenebroso asesino de mujeres. Su carrera criminal comenz� en 2004 en M�xico, cuando mat� a su novia Ver�nica Consuelo, a quien descuartiz�. Luego conoci� a Alejandra Galeana Garabito, quien corri� la misma suerte que su anterior novia: la descuartiz�. Pero esta vez, cocin� partes de su cuerpo en una sart�n y los comi�. Al final, lo detuvieron el 8 de octubre de 2007. En la c�rcel era visitado por Dolores Mendoza, una joven que se enamor� de �l. Se pusieron de novios. “Nunca conoc� a ese can�bal del que hablan, s�lo conoc� a un hombre nuevo”, dijo a los medios. La Polic�a sospechaba que el llamado “Can�bal poeta” hab�a descuartizado a otras dos mujeres. Se suicid� en la c�rcel dos meses despu�s, aunque no se descarta que haya sido asesinado. Zapata escribi� diez novelas, ocho obras de teatro y m�s de cien poemas. En uno de sus libros, escribi�: “Dedico a estas palabras a la creaci�n m�s grande del universo (que soy yo)”. En una de las paredes de su departamento, ten�a una foto de Anthony Hopkins en el papel de Hannibal Lecter, el famoso asesino can�bal.
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Del odio al amor. La historia de Mar�a Escobar a�n conmueve a Colombia. En 2003, su peque�o hijo fue asesinado de tres balazos por un hombre llamado Ricardo, quien hab�a discutido con Escobar porque ella lo hab�a rechazado cuando �l le propuso, cuando se la cruz� en la calle, ir a tomar algo a un bar. Dos a�os despu�s del asesinato, la mujer fue a seis clases de un taller de “Reconciliaci�n y Perd�n”, que estaba a cargo del sacerdote Pedro Narv�ez. Las lecciones la impulsaron a visitar al asesino de su hijo en una c�rcel de Botogat�. El hombre fue condenado a 14 a�os de prisi�n. “Por ti perd� a lo que m�s amaba, pero te perdono”, le dijo la mujer en la primera visita. El asesino llor� sin consuelo y le dijo que su dura infancia (confes� que fue un ni�o no deseado y que mendigaba en las calles) lo hab�a llevado al delito. Con el tiempo, la relaci�n creci� y se enamoraron. Tuvieron un hijo.
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La boda del estrangulador. El mayor asesino serial de Uruguay, Pablo Goncalvez, est� detenido por haber estrangulado en 1992 a tres mujeres: Ana Luisa Miller, Andrea Castro y Mar�a Victoria Williams. Por entonces, Goncalez ten�a 22 a�os, era hijo de un diplom�tico y estudiaba econom�a en la universidad de Montevideo. El asesino fue detenido y confes� los cr�menes, aunque luego denunci� que lo hizo bajo tortura. Lo condenaron a 30 a�os de c�rcel. Lo ins�lito de esta historia es que el 7 de julio de 2005, el asesino serial se cas� en la C�rcel Central de Montevideo con Alejandra Prego, una profesora de ingl�s con quien tuvo un hijo. No es la su �nica admiradora: Goncalvez tiene un club de fans.