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La oferta gastronómica se consolida como un pilar fundamental del turismo en Colombia, permitiendo la creación de experiencias únicas que no solo atraen a viajeros nacionales e internacionales, sino que también prolongan sus estancias en los destinos.
“Una de las mejores maneras de conocer un lugar es a través de su cultura y sus técnicas culinarias, que incluyen ingredientes autóctonos y permiten a los viajeros conectarse con la historia y las tradiciones locales”, señala Paula Cortés Calle, presidente ejecutiva de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato).
Estas son las recomendaciones de la asociación.
Bogotá: sabores desde las plazas de mercado
La capital colombiana es por excelencia uno de los lugares de mayor oferta gastronómica de Colombia donde, desde hace unos años el Gobierno vio la oportunidad de transformar algunas plazas de mercado de la ciudad para convertirlas en epicentros turísticos y culturales para dar muestra de su amplia oferta.
Según comparte Anato, la Plaza de Paloquemao, por ejemplo, es un espacio ideal para catas de frutas, donde los visitantes extranjeros pueden explorar la diversidad de texturas y sabores que caracterizan al país. La Plaza La Perseverancia destaca con un establecimiento galardonado por ofrecer el mejor ajiaco de Bogotá, mientras que la Plaza de la Concordia, tras su renovación, se ha convertido en un destino donde el café y el chocolate en todas sus preparaciones son protagonistas.
Cartagena: el realismo mágico en el paladar
En la costa caribeña, Cartagena invita a los turistas a descubrir su historia y tradición culinaria a través de un menú inspirado en las obras de Gabriel García Márquez. Platos que evocan el realismo mágico permiten a los visitantes adentrarse en los mundos de novelas como Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera, explorando los sabores y las tradiciones que marcaron la obra del Nobel colombiano.
Cali: delicias en cada esquina
La capital del Valle del Cauca también exhibe su riqueza culinaria con recorridos por lugares emblemáticos. Desde las empanadas con lulada en El Obelisco hasta los aborrajados y marranitas en San Antonio, la ciudad ofrece experiencias gastronómicas que conectan con sus raíces. Cerca del Estadio Pascual Guerrero, el tradicional cholado se suma como una parada obligatoria para quienes buscan refrescarse con sabores locales.
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“Nuestra amplia gastronomía es otra gran riqueza con la que contamos y por eso las agencias de viajes han trabajado en incursionar más en la elaboración de portafolios orientados a los amantes de la buena culinaria. Así como Bogotá, Cartagena y Cali, existen más destinos que le están apostando a este segmento, pues es sin duda también un atractivo que impulsa la decisión de visitar un destino específico que apoya el desarrollo de productos locales y crear nuevas oportunidades de empleo”, concluyó Cortés Calle.
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