Muchos estadounidenses vinieron como profesionales a participar en el torneo colombiano, entre ellos, Cecil Filder, uno de los peloteros mejor pagados de Estados Unidos en la actualidad y que actuó con Torises Cartagena; Willy McGee, que jugó en Willard de Barranquilla y en esa misma temporada fue novato del año en la Liga Nacional y Campeón Mundial con los Cardenales de San Luis y Tony Fernández, que jugó con los Indios de Cartagena, entre muchas otras figuras en la Gran Carpa.
Pero esa época dorada pasó, la aparición de ramilletes completos de buenos peloteros criollos se disminuyó y poco a poco este deporte fue quedando atrás. El Atlántico fue uno de los departamentos que más sintió esa recesión, el esplendor del Tomás Arrieta se apagó y los pocos peloteros que pintaban con algún promisorio futuro veían sus ilusiones truncadas por falta de una dirigencia capaz y un apoyo económico importante.
Fueron muchos los que llegaron a la presidencia de la Liga de Béisbol del Atlántico con el único y firme propósito de hacer algo bueno, entre ellos están Luis Pérez Vives, Porfirio Castillo, Ana de Peláez, Pedro Salcedo, Farid Char, hasta llegar a José Morelos Godoy, que estuvo frente a la rectora durante dos periodos, siete años, en los cuales, y al igual que sus antecesores, tuvo que trabajar con las uñas, pues la Liga nunca tuvo dinero.
Una vez se acabó la fiebre del béisbol profesional, en 1984, última etapa, las empresas patrocinadoras fueron retirando poco a poco sus auxilios económicos, lo que complicó aún más la situación.
En 1994 la empresa Deportes y Mercadeo comenzó a organizar otra vez la pelota profesional, de la cual ya van dos series 94-95 y 95-96, bajo el patrocinio de Cervecería Aguila, actualmente está en juego la tercera versión con la participación de cinco equipos, Indios y Tigres, de Cartagena; Los Caimanes, de Barranquilla, Rancheros, de Sincelejo y Vaqueros, de Montería.
Morelos, que ahora es segundo vicepresidente de la Federación Colombiana de Béisbol, pasó siete años tratando de sacar del estancamiento esta disciplina y tuvo que tocar muchas puertas y también ver cómo se le cerraban. En múltiples ocasiones puso dinero de su propio bolsillo para muchas cosas de la Liga.
Era hora de descansar; dejar la dirección de la Liga pero no el béisbol , afirmaba Morelos, en los días que con nostalgia dejaba su puesto, hace cinco meses.
Morelos fue sustituido por Gabriel Sagbini, un hombre polémico por su forma de ser pero con el propósito de ayudar a la familia del béisbol.
Sagbini tuvo que enfrentar muchos problemas, pues desde un principio tuvo resistencia entre los diferentes miembros de la Liga y Clubes Menores. Pero a diferencia de las demás presidencias, en esta ocasión sí hubo dinero: la empresa Cervecería Polar llegó a la ciudad y con ella el apoyar al deporte.
Los ojos del gran oso fueron puestos directamente en el béisbol, disciplina a la cual le aportó la suma total de 106 millones de pesos, los cuales serían repartidos mensualmente ajustado a un presupuesto que debe pasar la rectora.
Muy en claro quedó que estos dineros serían utilizados únicamente para la realización del deporte, apoyo a cada una de las categorías, patrocinio para las selecciones, viajes, etc., y no para pagar deudas antiguas.
Esto convirtió la Liga de Béisbol del Atlántico en una de las más ricas de la Costa. Por los problemas que existían dentro del seno directivo de la rectora, el manejo de estos dineros recayó por completo sobre Sagbini, el presidente, que le dio a estos dineros un manejo poco ordenado, lo que provocó el reclamo de mucha gente, unos para buscar el bien del deporte y otros aprovechando la oportunidad para sacar a Sagbini del cargo.
Al final, Sagbini dejó la presidencia de la Liga, no sin antes mostrar un balance de sus cuentas, que fue estudiado por el fiscal de la rectora Gabriel Marriaga, quien encontró que a los dineros se les dio un manejo informal, desordenado e irresponsable, pero todo fue invertido en el deporte .
Como la Liga no podía quedar acéfala y los problemas eran muchos se optó por nombrar un triunvirato. Estas tres personas serían las encargadas de regir los destinos de la rectora hasta el mes de febrero cuando se convoque a la Asamblea General y sea nombrado el nuevo presidente y la Junta Directiva.
Sobre los hombros de Luis Gutiérrez, Carlos Gutiérrez y Hugo Rivero se puso la responsabilidad de volver a sacar adelante la pelota caliente del Atlántico, pero para lograr esto se debe hacer antes una organización y depuración interna de la rectora, teniendo en cuenta que lo primordial es el deporte.