Los derbis entre el Deportivo Alavés y el Athletic Club, que volverán a verse las caras este sábado (21.00 horas) en San Mamés, no son una cita más. El gran ambiente que se vive en las calles y las gradas, donde la rivalidad y el hermanamiento pugnan entre sí, forma una atmósfera única que nadie quiere perderse y en la que, además, también se ven inmersos los futbolistas, dispuestos a hacer lo posible por dar una gran alegría a su afición.
Así lo corrobora Kike Burgos, exguardameta nacido en Barakaldo que, tras formarse en Lezama y defender la portería rojiblanca -y también la del Mallorca-, jugó en el Glorioso durante cuatro temporadas, entre 1998 y 2002: “Todos los derbis tienen una esencia única, y lo notas desde que empieza la semana. La gente te saluda diferente, animándote más que nunca, y te transmite en todo momento la ilusión y ganas que tiene de que llegue la hora”.
"Los derbis tienen una esencia única, y la notas desde que empieza la semana; son días de más tensión, pero solo piensas en dar una alegría a la afición"
Esto último, como resultado, genera también un clima de “mayor exigencia”, si bien no se ve como algo negativo dentro de las plantillas. “Son días de mayor tensión, claro. Uno piensa en la afición, que se va a desplazar, y quiere darle esa satisfacción que supone ganar al vecino. Es, sin embargo, una tensión especial, la cual se intenta asumir con naturalidad para terminar convirtiéndola en motivación”, explica el antiguo integrante del Alavés y el Athletic.
Aunque han pasado más de dos decenios desde que abandonó Mendizorroza, Burgos continúa al tanto de las andanzas del Glorioso y está “muy satisfecho” con la imagen que ha ofrecido a lo largo del presente curso. “Luis (García) está haciendo un trabajo espectacular. Ha formado un equipo serio y rocoso en defensa que, al mismo tiempo, ha aprendido a hacer mucho daño al contragolpe. Samu (Omorodion) es una locura, la verdad”, apunta.
La ventaja de diez puntos sobre el descenso, eso sí, no le parece suficiente para dar ya por hecha la permanencia: “Está casi asegurada, pero nunca me ha gustado vender la piel del oso antes de cazarla. Creo que una o dos victorias más le vendrían muy bien al Alavés de cara a una posible reacción de los de abajo. Aun así, es innegable que su temporada está siendo excelente, bastante mejor que la de otros clubes que llevan más años en Primera División”.
Burgos, asimismo, considera que el trabajo de estos meses le va a ayudar mucho al club gasteiztarra en el futuro, pues ve “una base sólida” para ir creciendo. “Sivera, Blanco, Guevara, Guridi… Hay mimbres para un buen proyecto, aunque va a ser clave acertar con los reemplazos de los cedidos. Contar con un buen delantero, que te genere juego y dé goles como hace Samu, me parece vital. Espero que estén trabajando ya en ello”, analiza.
"Luis (García) está haciendo un trabajo espectacular; ha formado un equipo serio y rocoso atrás, pero también peligroso en ataque"
EL ATHLETIC, UN "HUESO DURO"
En relación con el derbi, el exfutbolista vizcaíno ve al Athletic, frente a quien el Alavés no ha sido capaz de cosechar buenos resultados este curso, como un “duro hueso”, sobre todo en este punto de la temporada. “Los hermanos Williams, Guruzeta, Sancet… Lo cierto es que pasan por un muy buen momento de forma. Es un equipo, además, en el que no importa quién juegue, porque todos rinden. Se nota la mano de Ernesto (Valverde)”, argumenta.
Ahora bien, Burgos no descarta, ni mucho menos, que los babazorros puedan dar la sorpresa en San Mamés, lo cual solo se ha conseguido una vez en Liga (2005-06): “No sabría decir qué es lo que necesita el Glorioso para ganar, pero sí tengo claro que, en los derbis, los detalles marcan diferencias. Si los albiazules logran adelantarse en el marcador, creo que pueden defenderse bien, matar el partido al contraataque y llevarse los tres puntos”.
FUNDACIÓN MAAVI
En la actualidad, Kike Burgos trabaja para la Fundación Maavi, que se dedica a impulsar el talento joven a través del deporte, educación, hábitos de vida saludables y desarrollo profesional. Llegó a la misma hace unos meses, con la idea de ayudar a profesionalizar el proceso, y ya se ha convertido en su zona de confort. Anteriormente, el vizcaíno pasó por las filas de varios clubes, cumpliendo tareas de todo tipo, como el Poli Ejido, la Mojonera o el Real Betis, además de ser segundo de Julio Velázquez en el Villarreal.
UNA ETAPA MUY FELIZ EN EL ALAVÉS
Al preguntarle sobre su etapa en Mendizorroza, a Kike Burgos se le dibuja una sonrisa en la cara. Pese a que no jugó todo lo que le hubiera gustado, guarda un “grandísimo recuerdo” de su paso por el Alavés. “Tras un primer año duro, en el que sufrimos mucho para obtener la ansiada permanencia, lo que llegó después fueron todo éxitos. El gran ambiente que se vivió en ese vestuario es algo que me llevó para toda la vida”, recuerda.
Buena muestra de la unión de aquella plantilla albiazul, la cual estuvo cinco campañas consecutivas en Primera y llegó a la final de la UEFA Cup, es que sus integrantes mantienen el contacto a través de un grupo de Whatsapp, y eso que han pasado más de dos decenios desde que se separaron: “Nos lo pasábamos muy bien, la verdad. Salíamos todos los jueves a cenar, jugábamos horas y horas a las cartas… Éramos como una familia”, concluye.
Durante sus cuatro temporadas en el Paseo de Cervantes, Burgos defendió la portería del Alavés en 57 ocasiones, siendo titular en todas menos en una. No llegó a debutar en competición europea, pues ahí Martín Herrera fue capital, pero sí disputó varios partidos importantes como, por ejemplo, el derbi frente a la Real Sociedad que supuso la salvación en el ejercicio 1998-99. Sin aquel triunfo, nada de lo que llegó después hubiera sido posible.
Su mejor campaña personal en Vitoria-Gasteiz, según él mismo ha contado en más de una ocasión, fue la 2001-02. Mané confió en él y su respuesta fue más que notable, siendo decisivo para el equipo en varios de los 20 encuentros consecutivos que disputó. La pena, si bien el Glorioso terminó clasificándose de nuevo para UEFA, fue que, a mitad de curso, una lesión en el pubis -y posterior rotura de nariz- le pararon en seco.