Cine

Woody y Buzz: Historia de una amistad muy humana

Los dos grandes iconos de la factoría Pixar llevan casi 25 años haciéndonos tararear aquello de "Hay un amigo en mí", de modo que ya es hora de analizar la historia que ambos han compartido. Cuatro películas y dos juguetes que se han ganado un lugar muy especial en tu corazón.
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Woody y Buzz, amigos hasta el infinito.Disney/Pixar

Tom Hanks y Tim Allen llevan haciendo el mismo trabajo durante un cuarto de siglo. El trabajo es prestar sus voces a, respectivamente, Woody y Buzz Lightyear. Y lo aman. Lo aman tanto que, de hecho, ambos firmaron para 'Toy Story 4' antes de leer una sola página de su guión, debido fundamentalmente a que este aún no había sido escrito. Sólo necesitaron que Pixar les contase una breve sinopsis del proyecto para saber que sus personajes estaban de nuevo en buenas manos, pues nadie en el estudio quería estropear el final de la tercera entrega con una secuela superflua. Sin embargo, ninguno de los dos actores pudo pronosticar lo difícil que se les haría la tarea en esta ocasión.

Allen declaró que las sesiones de grabación de 'Toy Story 4' se volvieron "tan emotivas" que "a duras penas" pudo pronunciar la última frase, mientras que Hanks definió su final como "un momento para la Historia". En una entrevista conjunta, ambos estuvieron de acuerdo en definir la historia de amistad entre Buzz y Woody como una suerte de reflejo de la suya propia, luego entendemos a qué se referían con lo de luchar contra las lágrimas mientras grababan la que, probablemente, sea la última conversación que mantendrán estos dos muñecos. Si esto es el final (y todo apunta a que lo es), nadie podría haber imaginado un cierre mejor para la relación entre un cowboy y un hombre del espacio que empezaron siendo enemigos... y acabaron siendo almas gemelas.

El guión de la primera entrega fue aprobado en enero 1993, por lo que aquel mes fue el pistoletazo de salida de un proceso de cásting algo complejo. John Lasseter, director de la película y co-autor de la historia original, siempre quiso a Hanks para el papel de Woody, aunque en Pixar había quien pensaba que el personaje, que empezó siendo un muñeco de ventrílocuo de intenciones malignas, estaría mejor en las manos de alguien como Paul Newman (quien finalmente acabaría trabajando con el estudio en 'Cars'). Lasseter se mantuvo firme: el Woody que finalmente veríamos en pantalla debía ser un buen tío, y no hay mejor tío en Hollywood que Tom Hanks. Para convencer al actor, le enviaron unas pruebas de animación sincronizadas con diálogos de su personaje en 'Socios y sabuesos'. Aquello bastó para convencerlo, pero aún quedaba el tema de Buzz. La primera opción del estudio, Billy Crystal, decidió no participar en el proyecto, algo de lo que más tarde se arrepintió. Para cuando puso su voz al servicio del Mike de 'Monstruos S.A.', Crystal parecía convencido de haber tomado la decisión correcta, después de todo. "Tim Allen está fantástico en ese papel", reconoció.

La serie 'Un chapuzas en casa' convenció a Lasseter de que Allen podía alcanzar las cotas de arrogancia y estupidez necesarias para sacar adelante al Buzz pre-toma de conciencia existencial, de modo que la pareja protagonista estaba lista para despegar. Dado que ninguno de los dos había trabajado antes en una película de animación, el estudio accedió a su petición de grabar sus líneas juntos. Se trata de una práctica muy poco habitual (cada talento vocal graba sus voces por separado, en ocasiones con varios meses de diferencia), pero Pixar pensó que ayudaría a que Hanks y Allen desarrollasen su química de manera natural. Lo cierto es que el viaje de sus personajes era complejo: Woody comenzaba sintiendo un ataque de celos al ver que su posición como líder del cuarto de Andy se veía afectada por la llegada de un juguete futurista, pero acababa dispuesto a sacrificarlo todo con tal de devolver a Buzz a los brazos del niño. Funcionaba porque sus voces no podían resultar más perfectas, pero también gracias a la astucia y (por qué no decirlo) la humanidad de un guión que hoy se estudia como ejemplo en las escuelas. Todos hemos sido Buzz Lightyear o Woody alguna vez. Todos nos hemos engañado a nosotros mismos pensando que éramos algo diferente a lo que en realidad somos, o no hemos sido capaces de aceptar un necesario cambio de aires cuando implicaba una cierta pérdida de privilegios.

Ambos juguetes sellaron sus diferencias al final de 'Toy Story', por lo que todas las secuelas que vendrían después servirían para poner a estos dos buenos amigos en aprietos de origen externo. Una vez Buzz aceptó que su destino era ser un juguete en el cuarto de Andy (o de los niños y niñas que vendrían después) y Woody aceptó que ese ególatra con alas tenía tanto derecho como él a jugar con su Andy, la saga no se atrevió a cuestionar ni una sola vez el vínculo que se había creado entre ambos, por la sencilla de razón de que eso habría sido hacer trampas. De hecho, es interesante ver cómo 'Toy Story 2' incluye una secuencia donde las tornas se invierten y es Woody quien parece haber perdido la perspectiva, u olvidado su naturaleza, y Buzz quien tiene que recordarle las palabras que alguien más sabio le dijo una vez. La peli no va de eso, o no va sólo de eso, por lo que el vaquero entra rápidamente en razón cuando su amigo se pone serio. De hecho, Lightyear lidera un comando de elite juguetil sólo para salvar a Woody de sí mismo, o de un supuesto pasado mítico que, en realidad, sólo era una farsa para alejarlo de Andy y sus amigos. Así, 'Toy Story 2' es una astuta inversión del esquema de la película original, o una oportunidad para que Buzz le devuelva el favor a su mejor amigo.

Los primeros compases de la tercera entrega nos muestran a unos protagonistas tan compenetrados en su labor de líderes veteranos que sólo necesitan un par de frases o una mirada para saber exactamente qué necesita el uno del otro. Y ese estado de cosas se mantiene también en 'Toy Story 4', especialmente en la escena nocturna que ambos comparten en la autocaravana. Buzz se da cuenta de que su amigo no está pasando por un buen momento, y eso lo empuja a acercarse para hablar con él. En su conversación, los fans de la saga tienen la oportunidad de recordar todas las locas aventuras que ambos han atravesado juntos... y también, en un golpe brillante, de darse cuenta de que algunas cosas nunca cambian: cuando Woody habla de escuchar su voz interior, Buzz lo interpreta de manera literal, algo que finalmente acabará desencadenando la catástrofe.

El final de la película es, en efecto, tan emocionante como Tom Hanks y Tim Allen nos avisaron que sería. Es Buzz quien anima a su amigo a dar el paso y quedarse con Bo Peep, pues lo cierto es que Bonnie no lo necesita tanto como él necesita a la muñeca de porcelana. Su despedida final cierra de forma brillante el círculo que se abrió en 1995 con 'Toy Story': el vaquero que sólo quería ver cómo aquel flamante Buzz Lightyear desaparecía de su vida acaba, tanto tiempo después, dejándolos a él y a Jessie al cargo de su rancho. Aquello por lo que una vez peleó con uñas y dientes es ahora abandonado por una decisión personal, ya que, al fin y al cabo, eso es lo que significa madurar. ¿Hay acaso algún gesto de confianza entre dos amigos más noble que este? Cuando ambos se reparten la última frase de la película ("Hasta el infinito... y más allá"), sabemos que 'Toy Story 4' le ha puesto el broche de oro a una de las historias de amistad más humanas del cine. Un proceso de descubrimiento, aprendizaje, risas, llantos, familiaridad, fe, seguridad y calor entre muñecos que ocupan un lugar muy especial en nuestro corazón. Ya lo decía la canción: "Cuando sufras, aquí me tendrás / No dejaré de estar contigo, ya verás".

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