El cumplimiento parcial al sellamiento que se le impuso a la cárcel Modelo de Bucaramanga en 2014 ha trasladado los problemas de hacinamiento a los centros de detención de la ciudad.
La cárcel Modelo de Bucaramanga fue pensada para albergar 700 presos, pero en la actualidad son 2.951 personas las que tienen que acomodarse detrás de los barrotes. Ante esta grave situación, en febrero de 2014 la Secretaría de Salud de Bucaramanga impuso un sellamiento que congeló el cupo de la prisión, es decir, que solo podían entrar nuevos detenidos si salían el mismo número.
En aquella fecha habían 2.806 reos, 145 menos de los que se albergan hoy. Si bien no es un incumplimiento grave en comparación a la aguda crisis carcelaria que golpea actualmente al país, las autoridades de la capital santandereana denunciaron que el problema de hacinamiento se traslado a sitios como la estación de Policía del Norte de Bucaramanga, que ha tenido que recibir a quienes esperan por un cupo en la Modelo.
“Denunciamos una situación gravísima. Hay 320 personas esperando cupo en la cárcel y hoy están hacinados en la estación, en condiciones paupérrimas”, confirmó Kadir Pilonieta, defensor del Pueblo en Santander, que agregó que “presenté un informe a la Corte Constitucional para resolver el tema”.
A esto, Jorge Figueroa, secretario de Desarrollo Social de Bucaramanga, agregó que “ya se generó otro problema, porque los retenidos quedan en el aire. No se está solucionando el problema, sino agravándolo. Las comisarías quedan llenas y es un círculo vicioso”.
Desde la Alcaldía de Bucaramanga se denunció que la situación ha llegado a tal punto, que los reclusos tienen que turnarse los espacios para dormir. Una suerte de 'pico y placa' para las colchonetas.
El alivio que esperan desde la Defensoría es que “hacia mitad de año se cumple el termino de la ley 1770, que dice que no puede haber detención preventiva. Con eso esperamos que un poco más de 400 presos salgan”, aseguró Pilonieta, quien a pesar de todo, fue enfático en que “no hay solución a la vista”.
Crisis en la prestación de salud
Lo que más preocupa a la Alcaldía de Bucaramanga es que el tapete humano que cubre los patios de la Modelo es un caldo de cultivo propicio para epidemias como el dengue y el zika. Aparte, si un escenario así ocurriera, con los escasos recursos médicos, sería como tratar de matar a un dragón con una aguja.
“En la cárcel no hay gasa, ni jeringas y los médicos no están pagos”, sostuvo Raúl Salazar, secretario de Salud de Bucaramanga. “El Inpec ha creado un rubro especial para la tención de los internos en salud, que han tenido muchos atropellos para acceder a ella”, agregó.
Figueroa añadió que “los recursos que tiene la alcaldía para el tema carcelario, para la Modelo y el Buen Pastor, van a hacer usados para dotación… para extractores de aire por ejemplo. Es un paliativo a la situación”.
Desde la cartera que maneja Figueroa se están elaborando proyectos para mejorar el tema de la ventilación, pues el calor y la falta de aire es crítica, según lo constató el funcionario.
Además, el Defensor denunció que el contrato que se tiene con la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) para la prestación de servicios de salud no se está cumpliendo y ya la dirección nacional tiene las manos en el asunto.
Emergencia
El defensor nacional del Pueblo, Alfonso Cajiao, solicitó al presidente, Juan Manuel Santos, que declare la emergencia carcelaria.
El 10 de marzo pasado, la Defensoría informó de una serie de visitas a varias cárceles del país en donde se corroboró que el hacinamiento carcelario asciende al 56% y hay un retraso en obras planeadas para cumplir con las obligaciones establecidas por el Comité Internacional de la Cruz Roja, como la adecuación de baños.
Acorde al informe de esta entidad, solo el 25 % de los cupos carcelarios planeados para el año pasado se han entregado.