El canadiense, desorientado, se aventuró a preguntar una explicación de lo que su amigo acababa de decir.

—Nosotros no somos así, Ike.— Había dicho el gótico levantando un poco la voz— No salimos los fines de semana a ver una tonta película cursi, tomados de la mano de otra cursi persona y haciendo todas esas cosas embarazosas que las parejas hacen. Nosotros no somos eso, y tampoco se supone que nos gusten las demás personas. Es decir ¿Por qué Pete querría besar, a cualquiera?

—Porque ¿Le gusta tal vez?

—Qué tontería. ¿Gustar? A nosotros no nos gusta nadie, ya te lo dije.

—Quizás es porque nunca antes se habían topado con alguien que gustase de ustedes.

—¿Eso qué tiene que ver?

—Bueno, tal vez de esa forma, si alguien intenta coquetearles y no les desagrada, se darían cuenta de que ustedes no están exentos del amor. Como la mayoría de personas en el mundo.

—¡Claro que lo estamos!

—¿Alguna vez te ha gustado alguien?

—¡No!

—¿Y alguna vez alguien te ha dicho que le gustas?

—NO

—¿Has besado a alguien?

—Esto me está empezando a cansar, Ike. No. No a nada que tú digas. Y no entiendo por qué querría besar a alguien.

—Yo... — Contestó Ike luego de esperar unos segundos cuando Firkle dejó de hablar— Yo podría besarte a ti.

—¿Qué?

—No entendías eso, ¿No? Bueno, yo sí. Y por eso lo digo.— explicó Ike, mirando el piso.

—¿¡Po-por qué querrías besarme!?—casi gritó el gótico.

—Porque, Firkle... —Por primera vez desde que habían empezado a relacionarse, Firkle notó algo parecido a inseguridad, no, nervios en la voz del canadiense— Tu me... ¿Gustas?

Tras un repentino e inevitable enrojecimiento en sus mejillas, Firkle parecía molesto. O quizás es que se obligaba a parecerlo.

—Oh, claro ¿Y qué te gusta de mí como para hacer eso?

—Me gustas tú, por completo.— Ike alzó los hombros— Tu ira, tu seguridad e inseguridad. Tu fortaleza, la manera tan apasionada con la que vives. Eres una refrescante ducha fría en mi cada vez más letárgica vida. Y por eso podría besarte aquí y ahora mismo.

Si antes había adoptado un poco de rojo en sus mejillas, el gótico ahora parecía estarse quemando en vida.

—No... No estamos hablando de eso.— atinó a decir, evadiendo el contacto visual y alejando la tonta idea que había tenido en una fracción de segundo.

Ike se relajó también.

—Lo sé. Solo estaba tratando de explicarme. Estoy seguro de que lo que yo siento por ti, es lo mismo que Mike siente por Pete. Y ya que no le veía rechazarlo, supongo que para Pete es igual.

Firkle resopló.

—Si es así entonces ¿Por qué no nos ha dicho nada al respecto?

—Bueno, Firkle, no quiero sonar rudo pero quizás él tenía miedo de precisamente este tipo de reacción. Yo sé que tú y tus amigos se apoyan mucho pero a veces también he visto que son un poco... Duros entre ustedes mismos.

—¿Te parece que somos duros?

—Sí, bueno, igual que en la mayoría de amistades que conozco. Y en serio, creo que ustedes no son malos amigos. Pero, sí... Creo que entiendo el porqué Pete les ocultaría esto.

Una ruta diferente (IkexFirkle, south Park)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora