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Monte Saint-Michel

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Localización:
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Tipo: Monumentos

Categoría:

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Continente: Europa

País: Francia

Localización:

Año: 708

Estado: Terminado

Descripción:EL MONT SAINT - MICHEL

EL MONTE SAN MIGUEL

Elegido Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979, el Mont Saint Michel, Monte Saint Michel o Monte San Miguel es el tercer monumento religioso más visitado de Francia, tan solo por detrás de Notre Dame de París y del Sagrado Corazón, y es también, sin duda, uno de los parajes más bellos y visitados de toda Francia, y es que la cosa no es para menos, ya que el Monte Saint Michel es una pequeña isla unida al continente por una carretera (en el pasado el camino existente era cubierto por las aguas cuando subía la marea) donde se levanta una pequeña ciudadela medieval que conserva el mismo aspecto que hace siglos sobre la cual se levanta una impresionante abadía donde conviven el románico y el gótico en perfecta armonía.

Yendo por carretera, desde varios kilómetros antes de llegar ya se puede distinguir la imponente silueta del Monte San Miguel a lo lejos, destacando entre las llanuras de la Baja Normandía, y anticipando ya lo que nos encontraremos más adelante. Una vez nos vamos acercando a través de la carretera que une el continente con la isla, el Monte Saint Michel cobra aún más poder si cabe, y la abadía adquiere un aspecto sumamente impresionante, siendo increíblemente bello si el día está soleado, y algo tétrico si el día está muy frío y gris, pero en cualquier caso la estampa del Monte Saint Michel no dejará de impresionar y quedar grabada en la memoria de todos los que la visitan. Por si la visión de la isla con la abadía en lo alto no fuese de por sí impresionante, si la marea está baja los laterales del Monte Saint Michel se convierten en enormes lagos de fango y arenas movedizas, una trampa mortal que en el pasado sorprendía a muchos incautos, y que hoy en día colabora a hacer del Monte Saint Michel un lugar mágico y único en el mundo.

Una vez traspasamos los muros de la ciudadela, nos adentramos en otra época, un mundo que sabemos que ya no existe tan solo por los muchos turistas y peregrinos que nos acompañarán en nuestro camino, ya que el aspecto de las laberínticas calles del Monte Saint Michel es el mismo que tenían hace siglos, y no cuesta nada imaginar que detrás de cada esquina puede aparecer un caballero ataviado con su armadura a lomos de un caballo o a un grupo de campesinos subiendo provisiones a la abadía en un carro tirado por bueyes.

Historia del Monte Saint Michel:

Vista desde la abadía del pueblo medieval y las arenas movedizas que rodean el Monte Saint Michel

La historia del Monte Saint Michel tiene unos orígenes casi sobrenaturales, como la de muchos otros lugares de peregrinaje, y se remonta al año 708, cuando Aubert, obispo de Avranches, mandó elevar un santuario en honor al Arcángel San Miguel, después de que este hasta en tres ocasiones se le presentara en sueños para ordenarle levantar un templo en su honor. A partir de aquí el Monte Saint Michel comenzó a convertirse en un importante lugar de peregrinación, lo que llevó a que en la abadía se instalasen monjes benedictinos, y a que en la parte baja del monte se desarrollara un pueblo que vivía del comercio de velas (hoy en día las velas se han convertido en postales, tazas y demás artículos de recuerdos, restaurantes y hoteles que florecen por doquier y que desgraciadamente ponen un puntito mercantilista al Monte San Miguel). Con el paso de los años, el monte Saint Michel se convirtió en un importante punto estratégico militar, cobrando especial importancia durante la guerra de los 100 años, y jamás fue tomado por las tropas inglesas pese a sus incesantes esfuerzos por conseguirlo, lo cual convertía al Monte Saint Michel en un símbolo de esperanza y fe para los franceses en esos años de continua guerra. Desde la Revolución francesa hasta 1874 el Monte San Michel se convirtió en prisión, por lo que se le llamó también como la pequeña Bastilla,y en 1979 el Mont Saint Michel fue incluído en la lista de Patrimonio Mundial por la Unesco.

Excursiones organizadas al Monte Saint Michel:

Para visitar el Monte Saint Michel, se hace imprescindible el ir en coche (si se dispone de uno o se decide alquilar), con la ventaja de hacer uno el viaje a su aire y los inconvenientes del cansancio (para el que conduce fundamentalmente) y de la gran cantidad de tramos de peajes que hay que pasar para llegar hasta el Monte, o bien decantarnos por una excursión organizada, con la gran ventaja de llevar un guía que nos explique lo que vamos visitando y de poder bajarnos del autobús justo a la entrada del Monte Saint Michel (los coches deben aparcar bastante antes de la entrada al complejo).

http://www.visitarparis.com/montesaintmichel.htm

El Monte Saint Michel: "Refugio del Arcángel"

"Desde siempre, una fuerza divina pareció atraer al hombre. Son seducidos por cantos del cielo, quienes logran franquear los obstáculos y la fatiga y llegan al santuario. Esos cantos son el eco de las plegarias y la música de los órganos."

Regine Pernoud. En "Un Viaje al País del Arcángel".

Hoy les propongo transportarnos a un sitio mágico, alguna vez bautizado como "La Maravilla Occidental". Una de las obras arquitectónicas más prestigiosas de la Edad Media y uno de los centros más importantes de la espiritualidad y peregrinación cristiana. Me refiero al Monte Saint Michel.

Medio millón de personas visita anualmente este santuario. Una majestuosa abadía construida sobre la cima de un monte, hace más de 1000 años, en honor al Arcángel San Miguel.

¿Quién era o quién es este Arcángel? Las sagradas escrituras cristianas lo describen con una enorme espada en su mano. Él es el Guardián del Paraíso, el Angel vencedor que derrota a las fuerzas del mal y vela por las almas de los hombres cuando les llega su hora.

Vamos a ubicarnos primero geográficamente dentro del Mapamundi. Estamos en el norte de Francia. Más concretamente en Normandía. Es otoño. Una región llena de verde, que en esta época del año adquiere esos tintes rojizos y anaranjados y tiene costas en el Canal de la Mancha.

Nuestra última parada antes de llegar fue en una especie de hotel que parecía un Palacio, circundado por grandes rejas, a orillas del mar. Estacionamos el auto en la entrada y caminamos por un sendero hasta llegar a un mirador: un balcón sobre el mar desde donde tuvimos la primer aparición... a la distancia, solitario y majestuoso, cubierto de nubes, se vislumbraba la figura del Monte. Una isla rocosa coronada por la Abadía. Uno de los cuadros más misteriosos y encantados que tuve frente a mí en toda mi vida.

Volvimos a subirnos al auto y tomamos la Gran Vía, que es la ruta que une el continente con la isla del Monte Saint Michel.

El descubrimiento…

Lo que a lo lejos divisábamos como una gran montaña entre tinieblas, ahora se presenta frente a nosotros con toda nitidez. Una isla de 900 metros de circunferencia y 80 de alto. n monte verde y rocoso, coronado por la Iglesia de la Abadía. Una construcción sobrehumana. Bloque a bloque, traídos de distintas regiones, uno encima del otro, acomodándose a las dificultades que presentaba un terreno tan rocoso.

A los pies del monte, una pintoresca ciudad medieval, llena de vida y de color, alberga a una insólita y muy reducida población, que como antaño, vive de la venta y comercialización de velas y souvenirs. De allí parten los senderos para ascender hacia la Abadía, son laberintos, sumamente empinados, que parecen serpentear hacia el infinito. Senderos por los que van y vienen multitudes, hablando en todos los idiomas posibles, la mayoría sujetando bolsitas con los souvenirs que compraron por el camino. Y entre las multitudes, caminan juntos turistas, peregrinos y periodistas, como nosotros.

El ascenso es verdaderamente agotador. Por más expectativas que uno lleve consigo, el cuerpo se cansa. Es la altura, el mar de gente, el poco oxígeno que nos va quedando... Por el camino van quedando algunos peregrinos, extenuados, sentados sobre una roca, juntando aire... Uno los ve y piensa: "debería ayudar a esta señora a subir pero si apenas puedo con mi propio cuerpo..." Y cuando uno siente que casi llegó, se descubre una enorme escalinata que también hay que sortear pero que esta vez sí, conduce directamente a la Iglesia de la Abadía.

Entramos. Una nave románica, simple, austera. Y un coro gótico, tan luminoso... ¡Qué escalofrío recorrió nuestros cuerpos! ¡Qué presencia tan fuerte la del pasado y de qué manera absolutamente involuntaria se nos coló por los poros y nos erizó la piel! Nos rodeaban muros de granito de más de 1.000 años de historia. Perdimos la noción del tiempo.

El Claustro…

Fue construido por los monjes benedictinos a principios del Siglo XIII. Qué paz tan misteriosa… tan fría y húmeda… pero cuánta paz se respiraba. Daba miedo romper el silencio con el sonido de nuestros pasos. Nadie pronunciaba una palabra. Si afinábamos el oído, podíamos escuchar plegarias... Los monjes que habitan la Abadía, continúan viviendo como lo hacían los de antaño, dedicados a la oración y a la meditación.

Recluidos entre esos muros, a 80 metros de altura, entre el cielo y la tierra, rezando por la humanidad entera. Un favor que nos hacen de corazón, creamos o no en ellos.

El Monte Saint Michel y su historia:

Hace miles de años, un bosque enorme llamado Scissy, fue situado como límite entre Normandía y Bretaña. En su centro, había un monte rocoso, similar a un monte de tierra para un entierro por eso lo llamaron el "Monte Tombe", el Monte Tumba. Hacia el Siglo IV, la región fue cristianizada y desde entonces, el bosque de Scissy y sus montes atrae a los hombres que buscan la purificación espiritual. Muy pronto se convirtió en un lugar de ermitaños. Seres que convivían exclusivamente con su soledad y su espíritu.

Cada tanto, visitaba a estos ermitaños y se unía en sus plegarias y en el descanso, San Auberto, entonces, el obispo de Avranches, ciudad que había sido denominada sede episcopal, muy cerca del Monte. Un buen día, cuenta la leyenda, San Auberto recibió un mensaje del cielo. Era el año 708. En un sueño, se le apareció el Arcángel San Miguel y le pidió que erigiera en su honor un santuario sobre el Monte Tumba. Para dejar una señal tangible a la humanidad entera, el Arcángel toco la frente del obispo con la punta de su dedo, dejando una marca que los siglos no han podido borrar. Aun hoy, "dicen", porque yo no lo vi, que se puede ver el orificio del cráneo del obispo que se conserva en la iglesia Saint-Gervais en Avranches.

Por el año 709, un cataclismo de mar invadió el bosque Scissy, separando los montes del continente. El Monte Saint Michel fue circundado por una bahía de arena movediza al suscitarse la repentina crecida de las aguas. Este fenómeno persiste hoy en día, casi como por capricho de la naturaleza o de Dios por mantener su santuario al resguardo de los hombres. Si ustedes lo visitaron alguna vez, sabrán que hay horarios puntuales en los que se puede cruzar y volver para que no los pesque la marea creciente. Pero por aquellos años, muchas fueron las vidas de peregrinos que se cobró la marea y las arenas movedizas.

Es que esa imagen, sería tan irresistible para los peregrinos de entonces como para nosotros ese día.

Hoy, las mareas no llegan hasta los muros de la Abadía. El hombre logró que un millón de metros cúbicos de arena sedimenten cada año la bahía.

¿Misterios o milagros?

La escritora francesa Regine Pernoud, rescata en su libro titulado "Un viaje hacia el país del Arcángel", varios registros que se encuentran en poder de los monjes de Monte Saint Michel, y que datan de principios del Siglo XIV. Estos registros revelan que tan solo en el año 1318, eran más de 16.000 los peregrinos que visitaban el Monte.

Claro que por aquellos años, al Monte Saint Michel lo envolvían misterios de todo tipo... Hacía tiempo ya que los pobladores hablaban de los milagros que hacía el Arcángel, ayudando a los peregrinos a sortear las dificultades y los peligros que implicaba acceder al Monte.

Esos mismos registros del año 1318 revelan que una docena de peregrinos murió en las arenas movedizas de la bahía, otros 18 se ahogaron con la marea creciente y trece más, una vez que llegaron al santuario, murieron sofocados por las multitudes.

Hay un milagro que se ha contado de generación en generación... Una mujer se acercaba casi agonizando por los dolores de parto. Buscaba desesperadamente un refugio de paz en el Monte para dar a luz. En el camino, las aguas de la bahía crecieron y quienes observaban la escena desde la abadía la dieron por muerta. Cuando bajaron las aguas, vieron venir caminando por la arena, a la misma mujer, con su niño recién nacido en brazos.

Otras leyendas ya son más tenebrosas. Muchas personas dijeron tener visiones extrañas durante la noche. Seres de fuego volando sobre el Monte... o la propia Abadía, ardiendo en llamas. Habían llegado a la conclusión de que era el propio Arcángel, que con sus ángeles, libraba batallas en el cielo contra el Mal.

Pero ninguno de estos misterios detuvo jamás el mar de peregrinos. De hecho en el año 1329, el número se duplicó. Había más que buenas razones para pedirle al Arcángel protección: el entonces rey, Carlos VI, había perdido la razón. Dicen que el propio rey acudía al monte para recuperar su salud mental.

Hay crónicas que revelan que en el Siglo XIV, un alto porcentaje de peregrinos, correspondía a niños de tan solo ocho, 10 y 12 años. Niños que abandonaban a sus padres y sus hogares, se agrupaban y marchaban en procesión hacia el Monte Saint Michel.

"Hubo un combate en el cielo", dice el Apocalipsis. "El arcángel Miguel y sus ángeles lucharon contra el Monstruo y lo expulsaron del cielo..."

Cuenta la historia que el Arcángel San Miguel intercedió en varias ocasiones entre la voluntad de Dios y los hombres y casi siempre pareció indicar su predilección por los lugares altos. Unos 200 años antes de la supuesta aparición frente al obispo Auberto en Francia, habría intervenido de la misma forma en Italia, sobre la costa del Adriático, en el Monte Gargan, ordenándole al obispo de Siponto que le consagrara una Iglesia. Esa iglesia existe todavía.

Por el mundo son varios los santuarios construidos en su nombre y las fechas que lo conmemoran.

Se dice que se le apareció al Emperador Constantino quien ordenó la construcción de un templo, el Michaelion. El 9 de junio era una de las tantas fechas en que celebraban al Arcángel en Constantinopla. Parece que los enfermos pasaban esa noche en la iglesia, esperando milagros.

Los cristianos de Egipto han depositado la mayor fuente de vida que para ellos es el Río Nilo, bajo la protección de San Miguel. El 12 de junio de cada año, cuando el Nilo comienza a subir, se toman el día libre para festejar y honrar al Arcángel para que "bendiga el crecimiento del Nilo".

Los Caballeros del Monte Saint Michel

Los Siglos XIV y XV, estuvieron signados por interminables guerras entre Francia e Inglaterra y se disputaban sin cesar el estratégico Monte Saint Michel.

Hasta que en el año 1425, el Rey de Francia decidió nombrar a un Capitán que debería reunir un grupo de caballeros con el fin de defender al Monte. Este capitán se llamó Louis D'Estouteville y sus 119 hombres pasaron a la historia como los legendarios caballeros de Saint Michel.

Las páginas de la historia del Monte, dedicadas a combates son finalmente, páginas de gloria. Una gloria inexplicable, a menos que aceptemos que la escribieron los hombres con la inspiración del Arcángel.

No deje de ver, no se pierda...

Si me permiten, quisiera sugerirles que si tienen planeado conocer el Monte no dejen de visitar otros rincones de la vasta Normandía. Como las playas del Desembarco, escenario del famoso Día D. Honfleur, un puerto pesquero en la costa normanda que gracias a nombres como Monet, Baudelaire y Satie, pasó a la historia como el Paraíso de artistas.

O la ciudad de Deauville, que cada año celebra el Festival de Cine Americano. Si tienen suerte, tal vez puedan ver y porqué no conversar con alguna estrella de Hollywood. Yo la tuve. Crucé dos palabras con Antonio Banderas! Sólo dos...

Y finalmente, una vez en el Monte Saint Michel, no dejen de comprar, en cualquiera de las tantas tiendas de souvenirs, el típico broche de plata que lleva la imagen del arcángel.

Averigüen los horarios de la misa que se celebra diariamente en la iglesia de la Abadía, en todos los idiomas. Yo me la perdí y no me lo perdono.

Y cuando estén por emprender el camino de regreso, vuelvan la vista atrás y observen... una última vez... grávense a fuego la imagen de la Abadía confundiéndose entre las nubes, a contra luz cuando se pone el sol, para que no les pase como a mí, que cada tanto dudo si fue real o si fue un sueño.

http://www.espectador.com/principal/mapamundi/saint_michel.htm

http://www.hernandezrabal.com/europa/francia/bassenorma/montmichel.htm

http://www.turismoenpie.com/monte-saint-michel/

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=326243

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=834066

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=468544

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=164632

http://locuraviajes.com/blog/mont-saint-michel-una-leyenda-hecha-realidad/

El Monte Saint-Michel es una comuna francesa del departamento de la Mancha en la región de Baja Normandía. Situado sobre un promontorio rocoso en una isla mareal del estuario del río Couesnon, debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel Saint Michel (San Miguel) y cuyo nombre en latín durante la Edad Media era «Mons Sancti Michaeli in periculo mari».

Esta isla es igualmente el centro natural, a falta de ser el centro geográfico, del pueblo de Monte Saint-Michel, perteneciente al cantón de Pontorson, en el departamento francés de la Mancha.

La arquitectura prodigiosa del monte Saint-Michel y su bahía lo hacen el sitio turístico más concurrido de Normandía y uno de los primeros de Francia, con unos 3.200.000 visitantes cada año. Una estatua de San Miguel Arcángel colocada en la cumbre de la iglesia abacial se erige a 170 metros por encima de la orilla.

Los numerosos edificios del lugar son clasificados, individualmente, en calidad de monumentos históricos (la iglesia parroquial desde el 1909, por ejemplo) o inscritos en el inventario suplementario de los monumentos históricos. El conjunto está catalogado como un Grand site national de Francia.

Declarado monumento histórico en 1862, el Monte Saint-Michel figura desde 1979 en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. En la declaración de la Unesco están incluidos también la bahía y el antiguo molino de Moidrey, situado a unos cuatro kilómetros tierra adentro (48°35′07″N 1°30′22″O).

Geografía

El monte Saint-Michel está situado a 48°38'10" de latitud norte y a 1°30'40" de longitud oeste, bañando su bahía el océano Atlántico. El islote tiene cerca de 960 metros de circunferencia y es de una superficie de aproximadamente 280 hectáreas, mientras que el peñasco se eleva a 92 metros de altitud.

El bosque de Scissy y la invasión del mar

En tiempo de los galos, el monte Saint-Michel, igual que el peñasco de Tombelaine vecino, se elevaban "en medio del bosque de Scissy, porque en aquella época, la orilla rodeaba Chausey, a más de 48 kilómetros de distancia".

Este bosque de Scissy probablemente es un mito y no hay ninguna prueba de su existencia.

El nivel del suelo cercano quizás se hundió, engullendo el bosque de Scissy a partir del siglo III; según un manuscrito del siglo XV, la marea de equinoccio de 709 fue particularmente violenta y dio el golpe de gracia al bosque.

Las crecidas de los ríos

El monte sufrió luego por las crecidas de los ríos que inundaban la bahía del monte Saint-Michel, sean el Sélune, el Sée y, sobre todo, el Couesnon que, marcando la frontera entre Normandía y Bretaña, se puso repentinamente en el siglo XV a fluir al oeste del monte, haciendo así pasar a este último a Normandía.

Todavía esto es una leyenda que divierte a los habitantes fronterizos; actualmente Couesnon no define la frontera entre Normandía y Bretaña, frontera que se sitúa a algunos kilómetros al oeste de Couesnon.

Un viejo dicho local recuerda este acontecimiento:

«Le Couesnon dans sa folie mît le mont en Normandie» (El Couesnon en su locura ponía el monte en Normandía).

Las mareas

Las mareas espectaculares de la bahía contribuyeron mucho a hacer del monte una fortaleza inexpugnable. Durante siglos únicamente era accesible por vía terrestre en los momentos de marea baja, y por vía marítima cuando la marea era alta. Actualmente se puede acceder a la abadía en todo momento gracias a la carretera que lleva a los pies de la roca.

El dique

Al filo de los años, la bahía del monte Saint-Michel estuvo sujeta a la polderización por parte de sus propietarios ribereños.

La acción más notable en este sentido fue la construcción en 1880 de un dique insumergible por los "Caminos, Canales y Puertos", a pesar de la oposición de autoridades diversas. Este dique precipitó el enarenamiento de la bahía, y convenía demolerlo, con el fin de parar este enarenamiento que amenazaba la insularidad del monte. Un nuevo proyecto para desarenar la bahía está en curso, y entre otras cosas la carretera será reemplazada por un puente a partir de 2.012.1

Algunas tribus célticas ocuparon el bosque de Scissy en los alrededores del monte Saint-Michel y se acercaban a él para entregarse a sus cultos druídicos. Según el abad Gil Deric, historiador bretón del siglo XVIII, el peñasco fue dedicado bajo el nombre de "Mi vel Tumba Beneni", "Monte o Tumba de Belenus", el dios galo del sol. En estos tiempos ya existía un gran megalito, y los galos emplazaron un cementerio a su alrededor.

Los romanos

Los romanos lo denominaron Puerto Hércules. y con su llegada provocaron la construcción de vías romanas que surcaban la Armórica, y una de ellas, que unía Dolo con Fanarfmers, pasaba al oeste de Mons Belonus; sin embargo, debió de resultar desplazada hacia el este con la invasión del mar, que acabó por hacerla desaparecer, uniéndose con la vía que pasa por Avranches.

Comienzos de la era cristiana

El cristianismo hizo su aparición en Armórica hacia el siglo IV.

El primer oratorio, dedicado a San Esteban, fue elevado a media altura en el Monte Tumba. Luego el segundo en honor de San Sinforiano (el primer mártir de las Varas) se erigió al pie del peñasco, de estilo merovingio. Unos ermitaños velaban sobre los lugares y eran abastecidos por el cura de Astériac (Beauvoir).

Los orígenes de la abadía actual deben situarse en torno a los siglos VIII o IX. Según la leyenda, en 708, un obispo de Avranches llamado Aubert habría construido un oratorio dedicado al arcángel San Miguel, tras habérselo pedido personalmente el arcángel en tres apariciones sucesivas.

Fundación de la abadía benedictina en el año 966

El Monte Sn. Miguel, mapa con descripción histórica bilingüe, en latín y en francés, que recoge este punto de la historia (año 960) en que interviene Ricardo I (Richardus primus dux Normaniæ), grabado a fines del s. XVIII o a principios del s. XIX. La tipografía sugiere que es del s. XVIII.

El reinado de Carlomagno aportó a Neustria una era de estabilidad, que terminó con la muerte del Emperador, dando lugar a un período de anarquía y de grandes desórdenes, particularmente con las invasiones de los normandos, especialmente Rollon que devastó la región en 875.

El tratado de Saint-Clair-sur-Epte (912) le dio a Rollon la legitimidad, elevándolo en calidad de conde de Ruan, con la condición de convertirse al cristianismo. Tras este hecho, reparó el mal que había causado en el momento de sus pillajes y compensó ricamente a los monjes que había ahuyentado.

Su hijo, Guillermo Longue-Épée, le sucedió en 917 y fue igual de generoso con los monasterios, hasta su asesinato en 942.

Su nieto, Ricardo I "Sin Miedo", se indignó en el momento de sus peregrinaciones frecuentes al Monte por la pasividad de los canónigos que delegaban su culto a pasantes asalariados. Obtuvo entonces del papa Juan XIII un permiso a través del cual se consagró en la autoridad para poner orden.

En los subterráneos de la abadía se han encontrado restos megalíticos de los celtas.

En el siglo XI sólo había una cincuentena de monjes, que son los encargados de construir albergues para los peregrinos.

Siglo XIII

En 1204, guerreros bretones dirigidos por Guido de Thouars incendiaron el Monte Saint-Michel. El rey Felipe Augusto II dio una buena cantidad de dinero para la reconstrucción del monasterio. El nuevo monasterio de la Maravilla fue terminado en 1228 en estilo normando.

En este siglo, las luchas entre bretones, normandos e ingleses provocaron la destrucción de los albergues, lo que da lugar a que se fortifique el enclave para que no vuelva a ocurrir.

Guerra de los Cien Años

Se mantuvo inexpugnable, ya que los ingleses no pudieron conquistarla a pesar de sus continuos ataques. El estilo gótico flamígero prolifera en las construcciones de esta época. Hay una crisis económica y la abadía entra en ruina.

Siglos XVII y XVIII

En 1622 miembros de la heterodoxa congregación de San Mauro hacen renacer el enclave gracias a sus reconstrucciones, que dan como consecuencia que vuelva a haber peregrinaciones. Los miembros de grupos esotéricos dedicados a la alquimia y a los avances científicos se reúnen aquí. La casa real francesa vuelve a abandonar el lugar a causa de la recomendación de los más conservadores de la Iglesia. Sólo se encontraban una docena de monjes y muchos edificios amenazaban ruina.

Las prisiones de la abadía

En 1791, los últimos benedictinos dejan la abadía a consecuencia de la Revolución francesa. Se hace entonces una prisión donde son encarcelados, desde 1793, más de 300 sacerdotes que niegan la nueva constitución civil del clero.

Un dispositivo de telégrafo óptico (sistema de Chappe) estuvo instalado sobre la cumbre del campanario en 1794, haciendo así del Monte Saint-Michel un eslabón de la línea telegráfica París-Brest.

En 1817, en respuesta a las numerosas modificaciones efectuadas por la administración penitenciaria, se procede a la demolición de la hostería edificada por Robert de Torigni.

Después de la detención de los socialistas (Martín Bernard, Barbès y Auguste Blanqui) en el Monte, varios artistas, entre ellos Víctor Hugo, denuncian la abadía-prisión pidiendo su cierre inmediato.

Por fin, la prisión fue cerrada en 1863 en respuesta a un decreto imperial de Napoleón III.

Tiempo de turismo

Ya desde el siglo XIX, los escritores y pintores románticos llegaron a la montaña por su encanto único y pintorescas cualidades, como Guy de Maupassant. Al final del siglo, varios hoteles se establecieron en el Monte. En la segunda mitad del siglo XX, se transformó en un lugar de visita a nivel mundial, lo que ha hecho de la pequeña ciudad normanda uno de los destinos turísticos más importantes de Francia. En la actualidad hay tres millones de visitantes anuales, sólo un tercio va a la abadía. El tiempo medio de visita es de dos a tres horas y hay hasta 20.000 visitantes por día durante el verano.

http://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Saint-Michel

http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=7839

Vídeo:

Web recomendada: http://www.ot-montsaintmichel.com/index.htm

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