Poemas I
Por Claudiano
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Claudio Claudiano es el último gran poeta latino de la tradición clásica. Nacido en Alejandría a finales del siglo IV d.C., se trasladó a Italia y pasó a componer en latín. Pronto cosecharía gran éxito como poeta de corte: un poeta profesional y oficial laureado, que hacía panegíricos sobre acontecimientos públicos. Labró su posición con piezas en honor del emperador Honorio y de sus ministros, así como un célebre panegírico del general y regente Estilicón. Cabe mencionar también, en su producción, ataques contra los enemigos de Honorio. Aunque la corte del emperador era cristiana, la poesía de Claudiano está adherida a la antigua religión pagana. No era un pensador político original, ni sus mecenas esperaban que lo fuera, pero sabía elegir bien en el bagaje de la tradición literaria latina aquello que más convenía para realzar cada pasaje.
Claudiano hace gala de una sentida admiración por el Imperio Romano, expresada con maestría retórica, gran manejo de la oratoria y un empleo excelente del lenguaje tradicional de la épica latina. En sus panegíricos e invectivas abundan las alegorías y las referencias mitológicas. Aportó nuevo vigor a la poesía latina con su propia brillantez y los nuevos planteamientos que llevó del mundo griego.
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Poemas I - Claudiano
BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 180
Asesores para la sección latina: JAVIER ISO Y JOSÉ LUIS MORALEJO .
Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido revisada por LUIS RIVERO GARCÍA .
© EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1993.
www.editorialgredos.com
REF. GEBO283
ISBN 9788424932121.
INTRODUCCIÓN
1. BREVES APUNTES HISTÓRICOS
Tras el desastre de Adrianópolis (378) ¹ , Graciano, sintiendo la necesidad de unirse a un hombre capaz de defender el imperio, proclamó augusto a Teodosio (19 de enero del 379) y le confió la parte oriental del imperio como sucesor de Valente, que acababa de morir en la terrible batalla. Teodosio (nacido en Cauca, Hispania, en el 347 y muerto en Milán el 17 de enero del 395) era hijo del conde Teodosio, uno de los grandes generales del emperador Valentiniano I y al que Graciano mandó decapitar por falsas sospechas. Se ha supuesto que la decisión de Graciano de elegir como colega a Teodosio, a pesar de haber mandado matar poco antes a su padre, pudo obedecer a una determinada influencia procedente del sector religioso, concretamente la del papa español Dámaso, quien a través quizá de Antonio, prefecto del pretorio y padre de Flacila, esposa de Teodosio, habría tratado de introducir en los órganos del poder a un español que era ferviente cristiano. De todos modos, no debemos olvidar que Teodosio era un militar muy experto y el imperio vivía en una situación angustiosa desde el punto de vista militar.
Teodosio se dedicó sobre todo a resolver el problema godo. La acción más importante de su política con los bárbaros fue el foedus del 382. Teodosio autorizó la instalación de los visigodos al sur del Danubio, en las mismas tierras que habían saqueado pocos años antes. Conservaron allí sus estructuras de Estado independiente, puesto que seguían sometidos a sus propias leyes y no tenían que pagar los impuestos que pagaban los súbditos del emperador. El único vínculo establecido con el imperio era una alianza mediante la que se comprometían a servir como federados , es decir, no sólo con sus propios modos de combatir, sino también bajo sus propios jefes. Esta política, muy innovadora, que admitía la existencia de islotes bárbaros en el seno de las provincias romanas, tuvo sus partidarios (como Temistio, rétor oficial, que alababa al emperador por haber restablecido la paz) y sus detractores (como Amiano Marcelino, Sinesio de Cirene y Eunapio de Sardes, quienes denunciaban el peligro implantado en el seno del imperio). Lo cierto y verdad es que para defender el imperio no quedaba otra solución que llevar a cabo una política de entendimiento con los bárbaros. El ejército romano había sufrido un golpe terrible en Adrianópolis y había que reorganizarlo e infundirle un nuevo espíritu.
Al negociar con los bárbaros, el emperador logró cierta tranquilidad y pudo así firmar la paz con Persia y hacer frente a dos usurpadores occidentales, los rebeldes Máximo y Eugenio.
En Oriente, Teodosio aprovechó las disputas sucesorias de la corte sasánida para restablecer la influencia romana en una parte de Armenia (384-387) y para firmar (389 ó 390) un tratado de paz con el que la frontera oriental quedó asegurada hasta el 502.
Al final, las luchas internas ocasionaron más problemas a Teodosio que las presiones en las fronteras. En el 383, un general hispano del ejército de Britania, Máximo, se rebeló contra Graciano, que fue vencido y muerto en la Galia. Máximo quería, al parecer, defender la romanidad contra los bárbaros. Se apoderó de toda la prefectura de las Galias (Galia, Hispania y Britania). Teodosio comprendió que todo consistía en aceptar la usurpación de Máximo y reconocerlo como emperador, cosa que hizo en el 384. El imperio tuvo entonces tres emperadores: Máximo en Tréveris, Valentiniano II ² en Milán y Teodosio en Constantinopla ³ . Pero en el 387 Máximo marchó a Italia para derrocar a Valentiniano II. El joven emperador y su madre pidieron ayuda a Teodosio. Éste vaciló en intervenir, pero finalmente lo hizo ⁴ y venció y mató a Máximo en Aquileya. Teodosio permaneció en Occidente del 388 al 391, casi constantemente en Milán, salvo una corta permanencia en Roma (389).
Valentiniano II fue enviado a la Galia y confiado a Arbogastes, magister militum . Las relaciones entre el poderoso general y su joven protegido se envenenaron: en mayo del 392 Valentiniano II aparecía estrangulado. Unos meses más tarde Arbogastes proclamaba emperador a Eugenio, un profesor de retórica favorable a los paganos. Teodosio nunca aceptó la alianza que le ofrecía Eugenio. La lucha entre uno y otro adoptó el carácter de una «guerra de religión», en la que las leyes de tolerancia de Eugenio, señor de Italia, recibían la respuesta de las antipaganas y antiheréticas de Teodosio. En el 394 Teodosio decidió acompañar la actividad legislativa de medidas militares y de nuevo se puso en marcha hacia Occidente, donde venció a las tropas de Eugenio y Arbogastes en el río Frígido (septiembre del 394). Esta batalla fue el último conflicto que se dio entre las fuerzas armadas de la Roma pagana y las de la Roma cristiana. La campaña afectó gravemente a la salud del emperador, que moría en Milán pocos meses después.
Fueron los deseos de Teodosio que su hijo Honorio, un muchacho de diez años todavía, reinara en Occidente, donde estaba ya instalado, y que su hijo mayor, Arcadio, a quien había dejado como regente en Constantinopla cuando se dirigió a Occidente, continuara gobernando la parte oriental ⁵ . Este acto no tenía nada de innovador, ya que la división de atribuciones, de responsabilidades y de zonas de acción era cosa usual desde hacía mucho tiempo. Los contemporáneos no percibieron ninguna ruptura. Pero la verdad es que entre Oriente y Occidente había profundas diferencias, esbozadas mucho antes del 395. En el plano defensivo, la parte de Honorio parecía mucho más debilitada. Desde mediados de siglo los usurpadores se habían servido en varias ocasiones de las tropas occidentales para apoyar sus pretensiones. Numerosos sectores fronterizos fueron descuidados, creándose brechas por las que no dejaron de entrar los bárbaros o zonas abiertas en las que podían instalarse. Así mismo, entre ambas partes había contrastes económicos y sociales. Es verdad que la exigencia fiscal del Estado produjo iguales fenómenos en uno y otro lado del imperio: agravamiento de la situación de los colonos y extensión del patronato. Pero estos fenómenos de conjunto no esconden el desequilibrio económico existente entre las dos mitades del mundo romano. La parte oriental era más poderosa económicamente ⁶ . Los grandes centros artesanales y comerciales están en Oriente, donde a su vez los campos parecen mejor explotados. Así pues, en materia económica y social era visible una diferenciación entre ambas partes. En el plano político las diferencias se detectan muy rápidamente en los años siguientes y se da, sobre todo, por el comportamiento recíproco de las cortes imperiales. Entre el 395 y el 410 se produce el cambio de la unidad a la diversidad del imperio, fruto del aislamiento de la corte occidental y de la grave falta de entendimiento entre los consejeros de ambos soberanos.
Teodosio no quiso dejar a sus jóvenes hijos sin un protector. El más apropiado para ello era Estilicón, un oficial de origen vándalo, pues estaba ligado a la casa imperial con lazos familiares por su casamiento con Serena, la sobrina preferida de Teodosio y también hija adoptiva suya. Así pues, en su lecho de muerte parece que los confió al cuidado de Estilicón ⁷ . Su autoridad, aceptada en Occidente, fue discutida en la corte de Arcadio, dominada por sus sucesivos ministros ⁸ , continuamente opuestos a Estilicón.
Estilicón consolidó su posición en la casa imperial casando a su propia hija María con Honorio (398). Su otra hija, Termancia, también se casó con el emperador (probablemente en el 407) después de la muerte de María ⁹ .
A pesar de su posición preeminente en el imperio, Estilicón no pudo llevar a cabo sus proyectos. El nuevo caudillo de los visigodos, Alarico, resultó ser un formidable oponente y la situación política de Constantinopla era más complicada de lo que Estilicón creyó en un primer momento.
Ya en el mismo año 395 se enfrentó a Alarico en Tesalia sin lograr derrotarlo, hecho que se repitió con el mismo resultado en el 397 en el noroeste del Peloponeso. Tuvo que enviar también rápidamente una expedición a reconquistar África, donde un jefe mauro, Gildón, nombrado conde de África por Teodosio, se había rebelado con el apoyo de la corte oriental, hasta el punto de que en Roma se sintió el hambre. Afortunadamente Gildón fue derrotado (398). En noviembre del 401, Alarico llevó a los visigodos a Italia y llegó a las murallas de Milán. Estilicón logró vencerlo parcialmente en Polentia (abril del 402). Pocos meses después (julio-agosto del 402) se enfrentó de nuevo con él en Verona, donde tampoco consiguió someterlo totalmente ¹⁰ .
Alarico regresó a Iliria y, mientras tanto, Italia fue reparando los estragos de los visigodos. En 405-406 Radagaiso, otro caudillo godo, cruzó el Danubio y penetró en Italia, donde fue derrotado por Estilicón. El mismo Radagaiso fue capturado y llevado a Roma para su ejecución.
El 31 de diciembre del 406, partidas de vándalos, cuados, alanos, suevos y burgundios cruzaron el Rin y se esparcieron por la Galia. Estilicón opinaba que debía tratarse con los bárbaros, pero tropezó con la oposición de la corte y el partido cristiano, que le reprochaban su oportunismo. Amenazado por todos lados, el caudillo occidental hizo frente a los problemas por algún tiempo, aunque sin poder contar con las fuerzas militares de Oriente ¹¹ . El partido antibárbaro le atribuía todas las calamidades del momento. Caído en desgracia, fue decapitado el 23 de agosto del 408.
Sus adversarios procedieron a depurar de bárbaros el ejército y la administración en Italia. Ello significaba privarse de defensores fieles en un momento en que Alarico se volvía de nuevo amenazador. Del 408 al 410 el gobierno occidental, dividido y debilitado, fue incapaz de resolver el problema bárbaro. Mientras las provincias galas eran asoladas, Alarico amenazó Roma en varias ocasiones. Irritado por las demoras, las provocaciones y la duplicidad de la corte de Rávena ¹² , proclamó emperador al senador Átalo y en agosto del 410 se apoderó de Roma, a la que saqueó espantosamente durante tres días.
2. VIDA DE CLAUDIANO
No es mucho lo que conocemos sobre la vida de Claudio Claudiano, el último de los grandes poetas de Roma. Los únicos contemporáneos que lo mencionan son S. Agustín y Orosio ¹³ , que nos dicen simplemente que fue poeta y pagano. Escasa es también la información que nos da sobre él la Suda: Kλαυδιανòς ’Aλεξανδρεύς, ἐποποιòς νεώτερος γἐγονε ἐπì τῶν χρόνων ’Aρκαδίου καì ʽOνωρίου τῶν βασιλέων.
Poseemos, no obstante, una inscripción ¹⁴ que figuraba en la basa de la estatua de bronce que fue erigida en su honor en el Foro de Trajano:
[Cl.] Claudiani v. c. | [Cla]udio Claudiano v. c., tri|[bu]no et notario, inter ceteras | [de]centes artes prae[g]loriosissimo | [po]etarum, licet ad memoriam sem|piternam carmina ab eodem | scripta sufficiant, adtamen | testimonii gratia ob iudicii sui | [flidem, dd. nn. Arcadius et Honorius | [fe]licissimi et doctissimi | imperatores senatu petente | statuam in foro divi Traiani | erigi collocarique iusserunt.
Eἰν ἑνὶ Bιργιλίοιο νóον | καὶ Mοῦσαν ʽOμήρον |
Kλανδιανòν ʽPώμη καὶ | βασιλῆς ἔθεσαν ¹⁵ .
Así pues, ocupó el puesto de tribunus et notarius al servicio del emperador, alcanzando así el rango senatorial. Es llamado también praegloriosissimus poetarum , y las generaciones posteriores lo consideraron uno de los mejores poetas latinos tardíos.
Hay que tener en cuenta que la fuente más importante para conocer el período de finales del siglo IV y los inicios mismos del siglo V es Claudiano. Su obra es inapreciable para el historiador que quiere reconstruir los agitados años que siguieron a la muerte de Teodosio el Grande. Pero desgraciadamente el poeta, siguiendo la tradición épica, nos habla muy poco de sí mismo.
Su fecha de nacimiento nos es desconocida, pero parece que era todavía joven cuando llegó a Roma en el 394. En Carmina minora (c. m.) 22, escrito a comienzos del 397, habla de su lubrica aetas (v. 6), es decir, «la tornadiza juventud». A su vez, en c. m . 40 19 se llama a sí mismo sodalis de Olibrio, que tenía apenas veinte años en la época de su consulado (395). Por tanto, nuestro poeta debió de nacer hacia el 370.
A pesar de su nombre latino, Claudiano era egipcio, como él mismo nos dice en dos de sus epigramas. En uno de ellos, dirigido a un tal Genadio, leemos:
Graiorum populis et nostro cognite Nilo ¹⁶ .
En el otro se dirige a un alto oficial llamado Adriano en estos términos:
audiat haec commune solum longeque carinis
nota Pharos, flentemque attollens gurgite vultum
nostra gemat Nilus numerosis funera ripis ¹⁷ .
Anteriormente, en el mismo poema llama a Alejandro Magno conditor hic patriae (V . 20). Ello debe de significar que nuestro poeta era natural de Alejandría. Y que Claudiano era un alejandrino está explícitamente atestiguado, según hemos señalado ya, por la Suda ¹⁸ .
En el siglo IV , Egipto había llegado a ser la fuente más prolífica de poetas de todo el imperio. Hasta tal punto es así, que resulta muy difícil encontrar en los siglos IV y V un poeta destacado en lengua griega que no sea egipcio o que no se haya educado en Egipto. De toda esta multitud de cultivadores de la poesía sólo dos son de Alejandría, Claudiano y Páladas. La ciudad que produjo más poetas en este período fue Panópolis. De aquí son Trifiodoro, Nono, Ciro y Pamprepio. Pero otros muchos poetas de estos dos siglos y de inicios del VI eran originarios de otras ciudades egipcias: Olimpiodoro de Tebas, Coluto de Licópolis, Cristodoro de Copto, Cristodoro de Tebas, etc.
Como alejandrino, la lengua de Claudiano fue el griego, y sabemos por una carta que escribió, probablemente en el 395, a Anicio Probino, uno de los cónsules de ese año, que hasta entonces había escrito su obra en lengua griega:
Romanos bibimus primum te consule fontes
et Latiae cessit Graia Thalia togae ¹⁹ .
Su primer poema publicado en latín fue el Panegyricus dictus Probino et Olybrio consulibus (enero del 395). Pero esto no quiere decir que no hubiese escrito antes nada en latín. Ello es inconcebible, ya que sus primeros poemas en la lengua del Lacio revelan un gran conocimiento de la literatura latina, un extraordinario dominio de la lengua y un perfecto manejo de las técnicas de la épica latina. Evidentemente escribía en latín al mismo tiempo que lo hacía en griego.
Sin duda, Claudiano pasaría algunos años estudiando en Alejandría. La astronomía, las matemáticas y la medicina fueron especialidades de esta ciudad, además de gozar de gran reputación en los temas más tradicionales como retórica y filosofía. Pero es también muy posible que estudiara en Atenas, Antioquía o Constantinopla.
Su carrera poética no puede comprenderse sin tener en cuenta que fue un poeta profesional. Él es el único miembro de una floreciente escuela egipcia de poetas profesionales del que nos han sobrevivido las obras. Esos poetas estudiaron con gran detenimiento todas las técnicas de los variados géneros poéticos: panegíricos, invectivas, epitalamios, epitafios, etc. Los poetas del imperio tardío no escriben normalmente por inspiración. Eran iniciados en la poesía no por las Musas, sino por el gramático en la escuela.
Los más destacados de estos poetas abandonarían pronto Egipto e irían de ciudad en ciudad en busca de ricos protectores. No sabemos con exactitud cuándo dejó Claudiano Alejandría, pero posiblemente en algún momento del 394 decidió dirigirse a Roma y poner a prueba a su Musa latina.
A fines del siglo IV Roma no era una ciudad que acogiese bien a los forasteros. Amiano Marcelino, un exsoldado griego de Antioquía, nos ha dejado un vívido recuerdo de la recepción que tuvo al llegar a Roma ²⁰ . La parásita plebe urbana veía con malos ojos a los extranjeros con los que compartía el alimento y exigía continuamente su expulsión, especialmente en tiempos de escasez. La alta aristocracia sólo condescendía en tratar con ellos cuando le convenía. Si invitaban a un extranjero a cenar, éste no era con seguridad un hombre de letras, sino alguien con el que podrían charlar sobre las carreras de carros o con el que se divertirían jugando a los dados.
Sin embargo, Claudiano logró a los pocos meses de su llegada a Roma el favor de los Anicios, la familia senatorial más ilustre. El primer poema recitado en Italia —el primero de los suyos que conservamos escrito en latín— fue el ya mencionado panegírico a los cónsules del 395, que eran precisamente dos miembros de la familia de los Anicios, concretamente los hermanos Olibrio y Probino. Podemos pensar que Claudiano llevó a Roma una carta de recomendación de algún protector de Alejandría o de algún otro lugar. Parece que nuestro poeta no tuvo que soportar las mismas humillaciones y frustraciones que sufrió Amiano Marcelino a su llegada a Roma. No debemos olvidar que se remonta a tiempos republicanos la tradición de los poetas griegos de buscar la protección de los aristócratas romanos. Claudiano es el último de una larga serie.
En su primer recital en Roma, Claudiano se reveló como un maestro del popular y ventajoso arte del panegírico. Aparte de las recompensas materiales que recibiría, logró también la amistad personal de ambos cónsules. Poseemos cartas (c. m . 40 y 41) dirigidas por él a ambos. En ellas se describe como sodalis de Olibrio (c. m . 40 19) y usa las palabras amor (c. m . 40 12 y 41 8) e ignis (c. m . 40 17) para referirse a su amistad con los dos hermanos. Les reprocha a ambos su retraso en escribirle ²¹ . Compara su amistad con Olibrio a la que existía entre Virgilio y Augusto (c. m . 40 23). Fue importantísimo para un joven poeta egipcio el poder contar entre sus amigos a dos cónsules romanos.
Después de tal éxito y con tales protectores, no nos puede sorprender que fuese Claudiano el que compusiera el panegírico para el cónsul del año siguiente, el mismísimo emperador Honorio. Según hemos visto, Teodosio había muerto a comienzos del 395 y Honorio llegó a ser el emperador de Occidente. Tal vez Claudiano pudo haber recibido una invitación inesperada de la corte, pero lo más probable es que uno de sus protectores romanos lo recomendara a la corte de Milán. Así, en la ya mencionada carta a Probino leemos:
incipiensque tuis a fascibus omina cepi
fataque debebo posteriora tibi ²² .
Ello nos lleva a pensar que fue su amigo Probino el que intercedió por él.
Así pues, al poco tiempo de su llegada a Italia, Claudiano se traslada desde Roma a Milán, residencia de la corte imperial. El poeta se alegra de que lo escuchen el palacio real y el emperador mismo:
Me quoque Pieriis temptatum saepius antris
audet magna suo mittere Roma deo .
Iam dominas aures, iam regia tecta meremur
et chelys Augusto iudice nostra sonat ²³ .
Cuando Claudiano llegó a la corte de Milán en algún momento del 395, Estilicón, el verdadero gobernante de la parte occidental del imperio, estaba ocupado en intentar convencer al mundo de que Teodosio realmente lo había designado protector de sus dos hijos. A partir de este momento, Estilicón pasa a ser el tema central de toda la poesía de Claudiano. Nuestro poeta se convierte en el propagandista oficial de la corte de Honorio y más concretamente de su regente Estilicón. A través de su obra se van viendo claramente los objetivos del general de origen vándalo durante el período en que el poeta lo sirvió, es decir, desde el 395 hasta el 404, fecha de la muerte de Claudiano.
El poeta permaneció en Milán desde el 395 hasta el 400 ²⁴ . En febrero de este año lo encontramos en Roma recitando el De consulatu Stilichonis III:
Noster Scipiades Stilicho, quo concidit alter
Hannibal antiquo saevior Hannibale ,
te mihi post quinos annorum, Roma, recursus
reddidit et votis iussit adesse suis ²⁵ .
Entre febrero del 400 (fecha en que recitó en Roma su De consulatu Stilichonis III) y mayo/junio del 402 (fecha en que recitó en la misma ciudad su De bello Getico) le fue colocada en el Foro de Trajano la estatua a la que ya hemos aludido. Ello debió de ser así porque no nos habla de ella en la primera obra, pero sí en la segunda:
Sed prior effigiem tribuit successus aenam ,
oraque patricius nostra dicavit honos .
Adnuit hunc princeps titulum poscente senatu ²⁶ .
Sabemos además que el poeta se casó en África y que su esposa posiblemente era hija de un terrateniente del norte de ese continente. Estos datos nos los da el mismo Claudiano en su Epistula ad Serenam (c. m . 31). Este poema es, como su nombre indica, una carta a la esposa de Estilicón donde el poeta le anuncia su casamiento y lamenta que ella no pueda asistir dado que el novio se encuentra en África, lugar donde se celebrará la ceremonia.
Ahora bien, ¿cuándo escribió Claudiano esta carta? Realmente no la pudo escribir antes de febrero del 398, fecha del enlace de Honorio y María, pues en ella el emperador es ya el yerno de Serena (v. 50). Pero desde comienzos del 398 hasta comienzos del 400, Claudiano estuvo sumamente ocupado (escribió De bello Gildonico, Panegyricus dictus Manlio Theodoro consuli, In Eutropium I y II y De consulatu Stilichonis I, II y III). Sería muy difícil poder encajar en este período su viaje a África, su boda y una prolongada luna de miel.
Así pues, la Epistula ad Serenam , y junto con ella el casamiento de Claudiano, no pueden situarse antes de la primavera del 400. Y sucede precisamente que tras la primavera del 400 pasaron más de dos años hasta que Claudiano recitó su siguiente poema, De bello Getico, a comienzos del verano del 402 ²⁷ . Podemos pensar por tanto que los hechos sucedieron más o menos así: en algún momento del 400-401 viajó a África, donde tuvieron lugar su boda y su luna de miel; no retornó a Italia hasta el 402, fecha en que celebró la victoria de Estilicón sobre Alarico en Polentia.
Acerca de la novia, él mismo nos dice que la consiguió gracias a una carta de Serena:
Non ego, cum peterem, sollemni more procorum
promisi gregibus pascua plena meis ,
nec quod mille mihi lateant sub palmite colles
fluctuet et glauca pinguis oliva coma ,
nec quod nostra Ceres numerosa falce laboret
aurataeque ferant culmina celsa trabes .
Suffecit mandasse deam: tua littera nobis
et pecus et segetes et domus ampla fuit ²⁸ .
Como hemos dicho, en el verano del 402 Claudiano estaba de vuelta en Roma, donde recitó el De bello Getico en el templo de Apolo en el Palatino. Dieciocho meses más tarde recitó el Panegyricus de sexto consulatu Honorii Augusti , también en Roma, aunque no es probable que el poeta pasara todo este tiempo en la ciudad del Tíber. Posiblemente pasaría algunos meses en la corte, en Rávena ²⁹ , pues sus descripciones del insólito puerto de Classis y del viaje de Honorio desde Rávena a Roma (Panegyricus de sexto consulatu Honorii Augusti 494-522) demuestran con claridad que Claudiano observó todos estos lugares personalmente.
A partir del Panegyricus de sexto consulatu Honorii Augusti (recitado en enero del 404), lo único que tenemos es el silencio del poeta. Se han dado numerosas explicaciones de este silencio ³⁰ , pero lo más probable es que Claudiano muriese en el transcurso del 404, a los 35 años de edad aproximadamente, cuando se encontraba en la cumbre de su fama.
Si Claudiano hubiese vivido después del 404, difícilmente habría dejado de celebrar el segundo consulado de Estilicón (405) y menos aún la victoria del caudillo occidental sobre Radagaiso en Fésulas (406).
3. LA OBRA DE CLAUDIANO .
En primer lugar enumeraremos las obras del poeta en cada uno de sus grupos para después analizarlas detalladamente. Podemos distinguir cuatro grupos:
Poemas históricos . Aquí se incluyen los panegíricos, las invectivas y los poemas de épica histórica, es decir, la mayor parte de su obra. Comprendería los siguientes poemas:
1)
Panegyricus dictus Probino et Olybrio consulibus (Prob.) ³¹
2)
In Rufinum I, II (Ruf . I, II).
3)
Panegyricus de tertio consulatu Honorii Augusti (III Cons.) .
4)
Panegyricus de quarto consulatu Honorii Augusti (IV Cons.) .
5)
Epithalamium de nuptiis Honorii Augusti (Nupt.) y Fescennina de nuptiis Honorii Augusti (Fesc . I-IV).
6)
De bello Gildonico (Gild.) .
7)
Panegyricus dictus Manlio Theodoro consuli (Theod.) .
8)
In Eutropium I, II (Eutr . I, II).
9)
De consulatu Stilichonis I, II, III, también llamado Laus Stilichonis y Laudes Stilichonis, (Stil . I, II, III).
10)
De bello Getico , también llamado De bello Gothico y De bello Pollentino, (Get.) .
11)
Panegyricus de sexto consulatu Honorii Augusti (VI Cons.) .
Poemas mitológicos . En este apartado tenemos el poema más conocido de Claudiano, su De raptu Proserpinae I, II, III (Rapt . I, II, III).
Otro poema mitológico importante es su Gigantomachia latina, pero hablaremos de ella dentro de los poemas menores de Claudiano, por ser allí donde se publicó originalmente y figurar así en la edición que utilizamos ³² .
Al conjunto de poemas que hemos encuadrado en estos dos grupos (poemas históricos y poemas mitológicos), se le da el nombre de Carmina maiora .
Poemas menores . Integran este grupo dos bloques de poemas:
1)
Los denominados Carmina minora , un conjunto de cincuenta y tres composiciones integrado por cartas en verso, epigramas, ecphraseis , etc. (c. m . 1-53).
2)
Un conjunto de poemas espurios o dudosos, el llamado Carminum vel spuriorum vel suspectorum appendix (app . 1-24).
Poemas griegos . De los Carmina graeca sólo conservamos dos fragmentos de una Gigantomachia y algunos epigramas.
El conjunto de sus obras no fue reunido por el mismo Claudiano. Él leía primero sus poemas en público, para lo que estaban destinados, y posteriormente los publicaba por separado. No obstante, los poemas