Dee Shulman - La Fiebre PDF
Dee Shulman - La Fiebre PDF
Dee Shulman - La Fiebre PDF
1 de la serie Parallon
Dee Shulman
ARGUMENTO
152 d. C. Sethos Leontis, un joven y hbil luchador, resulta gravemente herido de una forma muy inesperada. 2012 d. C. Eva es una chica brillante pero tiene muchos problemas. Su vida cambia al recibir una nueva oportunidad en un colegio para jvenes talentos. Un accidente en el laboratorio traer consigo terribles consecuencias. Sethos y Eva estn unidos por una conexin extraordinaria que, sin embargo, amenaza con separarlos porque la fiebre que los une es incurable. Enamorarse puede llegar a ser mortal. Podr desafiar su amor al choque de ambos mundos y desafiar al tiempo?
PRLOGO
Seth abri los ojos. Los insoportables temblores haban cesado. Se incorpor despacio.
No senta ya el atroz dolor en los miembros, ni el mareo, ni la terrible jaqueca. Se le haba quitado la fiebre por completo. Pas las piernas con cuidado a un lado del fino jergn sobre el que yaca y pase la mirada por la celda, sumida en la penumbra. Todo estaba exactamente como tena que estar: la mesa baja de madera cubierta de hierbas medicinales y ampollas de cristal, as como una copa con agua fresca. Entorn los prpados al enfocar la luz parpadeante de la lmpara de aceite. Su aura titilaba con un sorprendente prisma de colores que lo pona un poco nervioso. Matt? llam. Pensaba que su voz sonara ronca y apagada, pero se alz pura y plena. Se levant, senta las piernas fuertes. Se dirigi a la puerta. Estaba abierta. Qu extrao. Sali al estrecho pasillo. Estaba desierto. El cuartel de los gladiadores debera haber retumbado de ruido. Dnde estaba todo el mundo? Corri a la celda de Matthias. Tambin estaba vaca. Sobre su jergn haba una tnica, y en la mesa junto al ventanuco vio un mortero con algn medicamento a medio elaborar. Seth se dirigi a la ventana y mir al exterior. De nuevo le llam la atencin ese extrao espectro de luces de colores que titilaban en los contornos de la arena de entrenamiento, sorprendentemente vaca. Su mirada la recorri y lleg hasta las puertas. Dnde estaban los guardias? Nunca abandonaban su puesto. Sin pensarlo un segundo ms, sali corriendo del edificio, cruz la arena desierta y lleg hasta las enormes puertas de madera. Mirando atrs, se apoy en ellas con todas sus fuerzas. Se abrieron con estrpito. Se escabull entre ellas deprisa, antes de que el ruido pudiera traicionarlo, y sigui corriendo, seguro de que sus perseguidores no andaban muy lejos. Saba adnde iba: a su lugar de encuentro secreto. Se la imagin oculta entre las sombras de los rboles. Esperndolo. Livia. Su Livia. Pero entonces se qued paralizado, porque de pronto record. No estara all. No
PRIMERA PARTE
El tiempo pasa despacio para los que esperan, y deprisa para los que tienen miedo, parece no pasar nunca para los afligidos, siempre se hace corto para los alegres, pero, para los que aman, el tiempo es eterno. Henry van Dyke (18521933)
Me haban vuelto a expulsar. Y era lo bastante lista como para saber que con dos expulsiones estaba acabada. Y aunque no haba asomado por el colegio desde haca semanas, no poda evitar sentir el inmenso vaco que se abra delante de m: mi futuro. Sent una punzada de angustia. Daba bastante miedo tener diecisis aos y estar ya acabada. Lo ltimo que me apeteca era reflexionar sobre mi vida y sobre cmo haba llegado hasta ese punto. Solo quera seguir corriendo y no pensar en nada, pero mi cerebro no era capaz de parar, estaba fuera de control por completo. Mi cerebro. Mi cerebro era desde luego el corazn del problema. Cuntas veces haba deseado yo ser normal Pero acaso lo haba sido alguna vez? Alguna vez haba sido feliz, como los dems nios? Solo recuerdo bien el momento en que las cosas empezaron a cob rar sentido Fue cuando me di cuenta de que tener un don poda volverse contra m. Qu edad tendra? Unos seis aos, me parece. Haca cosa de un ao, creo, que mi padre haba muerto. Y aunque por fin haba pasado ese perodo en que mi madre lloraba y lloraba sin parar esa poca haba durado meses, su inters por m segua siendo intermitente. As que tena mucho tiempo para entretenerme yo solita. Ese da en concreto la tele estaba encendida, como de costumbre; mam me haba puesto el mando en la mano y me haba dicho que me estuviera quietecita. Pero yo ya estaba harta de ver la tele. Haba ledo todo lo que haba que leer en la casa (s, vale, es verdad, mi madre no tena muchos libros) y estaba aburrida. Me asom a la ventana. Mam estaba en el jardn, tendida en una hamaca, con los ojos cerrados. Recuerdo haber acercado la cara al cristal, con la esperanza de que ella levantara la mirada y me viera. Pero por supuesto no lo hizo. Cuando ya me alejaba, a regaadientes, de la ventana, vi su porttil abierto sobre la mesa. Me acerqu y puls una tecla. La pantalla se ilumin. Apareci una pgina web: mi madre haba estado comprando vino por internet. El vino no era algo muy interesante para una nia de seis aos, pero haba visto a mi madre teclear, as que ms o menos saba lo que tena que hacer. Luego result que, como posea una gran memoria fotogrfica, tambin recordaba muchas de las cosas que mi madre haba tecleado, como sus datos bancarios, su PIN y su contrasea. De modo que, un par de horas despus, yo tambin haba hecho algunas compras por internet. Me alegr mucho cuando, unos das ms tarde, llegaron a casa veinticinco bolsas de gominolas, cien botellas de gaseosa, un cachorro de labrador y tres gatitos siameses. La que no se alegr tanto fue mi madre. Aunque le confes muy contenta lo que haba hecho, no me crey y pens que haba sido vctima de una usurpacin de identidad por internet.
No me dej quedarme con nada de lo que haba comprado, as que no volv a hacerlo ms, pero gracias a esa travesura descubr un mundo nuevo y asombroso, un mundo del que tena el control por completo. Eso era algo pasmoso para una nia pequea que se senta muy sola e indefensa. Antes de cumplir ocho aos ya era capaz de reventar casi todos los cdigos de seguridad y cortafuegos, y aunque nadie sospechaba ni lo ms mnimo lo que haca, por si acaso era lo bastante prudente como para no dejar rastro de mis andanzas en la red. Saba que esa actividad ma no era del todo legal, pero mis motivos eran inocentes: simplemente me gustaba descifrar cdigos, era algo que me fascinaba. No me interesaban los secretos de la gente, sus datos ni el estado de sus finanzas; a m lo nico que me interesaba era abrir puertas cerradas con llave. Huelga decir que no me senta muy cmoda con los nios de mi edad. Las Barbies no eran lo mo. Me gustaba la idea de tener amigos; de hecho, me mora por tener amigos, pero no se me daba bien fingir que era una persona normal y corriente. No entenda que los dems nios no quisieran que predijera matemticamente el resultado de algn juego antes de que empezaran a jugar. Ni que lo divertido de los juegos de memoria fuera precisamente fallar alguna vez, porque yo no fallaba nunca. No tardaron en dejar de pedirme que jugara con ellos. El colegio era un autntico tormento. Me sentaba all durante horas interminables escuchando informacin que me saba de memoria e ideas que ya estaban obsoletas. Y las cosas no iban mucho mejor en casa Colin apenas me soportaba, mientras que Ted pareca odiarme ms cada da que pasaba. Haba soado con fugarme miles de veces, pero no saba muy bien cmo hacerlo, as que durante aos me conform con escaparme virtualmente. Era capaz de configurar cualquier ordenador con juegos pirateados imposibles de detectar, y me consolaba mucho convertirme en otra persona, alguien con poder, capaz de conquistar legiones de enemigos mticos. Los juegos se convirtieron en mi vida real. Me mantenan cuerda hasta que descubr un mundo an ms estimulante. Tena unos once aos y por fin haba empezado a faltar a clase. Al principio no lo haba hecho a propsito. Un lunes por la maana no me decid a bajarme del autobs en la parada del colegio, y el jueves de esa semana descubr la biblioteca municipal: montones de ordenadores, estantes llenos de libros y nadie que te molestara. Cmo haba podido ese paraso ser un secreto para m, un secreto tan bien guardado y durante tanto tiempo? Se convirti en mi refugio. Da tras da me sentaba en un rincn donde no llamaba la atencin y me pona a devorar informacin: la desintegracin del estalinismo; la organizacin social en la Britania romana; ruso; latn; griego; teora cuntica; gentica Todo me interesaba. Cuando llegaba a casa, segua leyendo en internet, hasta que volva el resto de la familia. Entonces borraba rpidamente mi historial de navegacin, cerraba sesin, apagaba el ordenador y encenda la tele. De verdad pensaba que podra seguir as sin que nadie se enterara. Pensaba que me
haba cubierto bien. Me haba informado sobre largas enfermedades con sntomas que poda fingir fcilmente, y haba falsificado una nota para el colegio en la que mi madre deca que tena fatiga crnica, por lo que no poda asistir a clase en un perodo indefinido. Cont la misma historia cuando la bibliotecaria se extra de verme all todos los das. Pens que se la haba tragado. Incluso haba empezado a confiar en ella lo bastante como para charlar un par de veces sobre el sistema legal canadiense (su pas), pero al final result ser una traidora total y absoluta. Tres meses despus de entrar en el paraso, me expulsaron. Estaba enfrascada en un artculo de la revista The Lancet sobre investigacin con clulas madre cuando sent unos golpecitos en el hombro: era un maldito trabajador social. Me negu a hablar durante dos horas. Saba que, en cuanto les dijera mi nombre, llamaran a mis padres y me mandaran de vuelta al colegio. Por desgracia, cuando tienes once aos y no has recibido entrenamiento en tcnicas para resistir la tortura, no aguantas mucho tiempo en un interrogatorio. Y claro, me vine abajo. Me llevaron a casa, donde me recibieron mam y Colin (la bronca fue monumental) y me mandaron de vuelta al colegio. Entonces recib mi primera advertencia oficial. Eso significaba que si me volva a portar mal me expulsaran definitivamente del colegio. Sent un inmenso alivio! Lo nico que tena que hacer era pensar en algo lo suficientemente gordo como para que me echaran. As que me puse a pensar y a trazar planes. Y resulta que existe una lista de faltas que se castigan con la expulsin. El absentismo escolar (la nmero seis de la lista) ya la haba completado con xito. No tena ms que elegir mi segunda falta de esa lista. Descart la violencia, el acoso escolar y la venta de drogas. Pero la falta nmero siete pareca hecha para m: pirateo informtico! El reto consista en conseguir que fuera del todo obvio que yo era la nica sospechosa. El caso es que fue bastante divertido. Me met en la cuenta de correo del director del colegio y redact una perfecta carta de renuncia, que a continuacin envi a los componentes del consejo escolar as como a todos los empleados del centro. Luego configur un aviso, que todos los alumnos recibiran por correo electrnico, en el que anunciaba que se haban cancelado las clases el resto de la semana. Dej un rastro claro y fcil de seguir que llevaba hasta mi propia cuenta de usuario, y cuatro das despus me convocaron al despacho del director. Despus de aguantar un sermn durante una hora, sal del colegio sin mirar atrs, para no volver jams. Pero aunque no mir atrs, tengo que reconocer que mirar hacia delante no estuvo tan bien como me imaginaba. Porque el enfado del director fue una broma comparado con el de mis padres. Me castigaron durante una semana y luego me enviaron al instituto Downley Sorprendentemente, al principio ese instituto estuvo bien. Era grande, annimo, y tena suficientes alumnos conflictivos como para pasar inadvertida. Consegu ser totalmente invisible
durante casi tres aos. Pero, por desgracia, cuando cumpl los catorce, mi inters disperso por las cosas empez a ser un obstculo. Como si mi vida no fuera ya lo suficientemente difcil, acababa de empezar a desarrollar mi Problema Nmero Dos.
CAPTULO 2 Escapar
Por alguna razn, de pronto dej de ser invisible. Llevaba tanto tiempo esforzndome
por pasar inadvertida que casi llegu a creer que era invisible. No llamaba la atencin, no entablaba conversacin con nadie, me sentaba al fondo de la clase y no miraba a nadie a los ojos, pero poco a poco me fui dando cuenta de que la gente s me miraba a m. Los chicos empezaron a pedirme cosas y a invitarme a fiestas los fines de semana. Una pequea y olvidada parte de m quera compaa, quera ir con ellos, pero mi instinto me deca que no era seguro. Me descubriran. As que trat de no hacerles caso. Pero insistieron. Prob a mostrarme antiptica. Se rieron, como si estuviera coqueteando. Me cort el pelo muy corto y empec a vestir ropa ancha, pero eso tampoco funcion. El que me mostrara distante los volva an ms vidos. Entonces, cuando Jason Drummond cort con Sophie Scott, diciendo que yo le gustaba ms, tambin las chicas dejaron de ignorarme. En lugar de eso, pasaron a odiarme activamente. En masa. Y cuando del acoso escolar se ocupan las chicas, os aseguro que no es nada divertido. As que, definitivamente, era hora de marcharme de all. Esperaba que no fuera necesario que tuvieran que volver a expulsarme. Despus de todo, era legal dejar el colegio a los diecisis aos. Pero haba cometido el error de sacar un puado de sobresalientes en los exmenes finales. Haba mejorado radicalmente las estadsticas de xito escolar del instituto, y contaban con que repitiera la hazaa el ltimo curso. De modo que cuando le dije al director que dejaba los estudios, llam a mis padres, y ellos me obligaron a ir al colegio cada maana. Tena que pasar a la accin, as que volv a recurrir a mi viejo truco del pirateo informtico. En cuestin de dos semanas, consegu que me e xpulsaran y, de paso, unos bonitos antecedentes penales.
Ni siquiera haba conseguido que mi propia madre me quisiera: eso s que era una proeza. Nadie me poda ni ver. Estaba tiritando. Haca cada vez ms fro. Saba que tena que moverme, as que ech a andar sin rumbo, hasta que me di cuenta de que mis pasos me haban llevado a mi viejo refugio: la biblioteca municipal. Abr la puerta y me dirig al asiento del rincn. Me sent ante el ordenador. Alguien haba dejado un peridico junto a la pantalla. Estaba abierto por la pgina de los anuncios de trabajo. Entonces fue cuando se me ocurri. Fue algo repentino. Poda trabajar! Ya tena diecisis aos. Y si consegua un trabajo, probablemente pudiera permitirme irme de casa Dejar a mis padres y al adorable Ted! Empec a sentirme un poquito ms optimista. Y si encontrara un puesto en un laboratorio cientfico? Uno que tuviera un microscopio electrnico? Eso estara bien. Mejor que bien, estara genial. Me puse a teclear; me temblaban las manos. Escrib en el navegador: puestos de investigacin microscopio electrnico. Aparecieron en la pantalla un montn de puestos tcnicos. Me lata deprisa el corazn mientras buscaba. La mayora de ellos eran en Estados Unidos, algunos en el Reino Unido Para ser tan inteligente tambin poda ser muy estpida. En qu universo pensaba yo que alguien iba a querer contratar a una delincuente de diecisis aos sin estudios para trabajar en su valioso laboratorio? Uno tras otro, todos los anuncios estaban llenos de fastidiosos requisitos Cosas como tres aos de experiencia, blablabl doctorado habilidades relevantes. Y yo ni siquiera tena el ttulo de bachillerato. Con suerte, como mucho poda aspirar a un trabajo de limpiadora en un hotel. De mal humor, empec a borrar mi bsqueda y, sin querer, hice doble clic en las palabras microscopio electrnico. Apareci una nueva entrada que deca lo siguiente: El Saint Magdalene adquiere un microscopio electrnico cach. Sin mucho inters, hice clic en la pgina y empec a leer. Me sonaba vagamente el nombre de Saint Magdalene. Lo haba visto en alguna de mis investigaciones en la biblioteca; era un emplazamiento de ruinas romanas o algo as Segu leyendo:
El colegio Saint Magdalene, situado en el centro de Londres, acaba de adquirir un microscopio electrnico al precio de 1,8 millones de libras. No se trata de un establecimiento educativo cualquiera, es el nico del mundo cuyos alumnos deben tener un cociente intelectual superior a 170. Es decir, por encima del nivel de lo que se considera ya un genio. Para poder ingresar en l, deben tambin someterse a cuatro das de exmenes y entrevistas. Es, por consiguiente, un centro pequeo, con muy pocas plazas. Solo pueden postular los alumnos ms brillantes. Debera existir un centro as? Muchos educadores ponen en cuestin el carcter elitista de un colegio de estas caractersticas, insistiendo en que es mejor para los nios y para el sistema en general que los centros educativos abarquen un amplio espectro de capacidades. Pero el director del Saint Magdalene, el doctor Terence Crispin, sostiene categricamente que los alumnos necesitan ese entorno enrarecido para prosperar Fue la lnea siguiente la que ms me llam la atencin: Los nios superdotados pueden sufrir dificultades en el sistema educativo general, pero aqu, en nuestro centro, encuentran comprensin y la motivacin que necesitan Me asom a la pgina web del colegio Saint Magdalene. Pareca un castillo medieval, con un patio adoquinado en el centro. No poda ser ms diferente del instituto Downley, un edificio funcional de cuatro plantas. Cliqu en Instalaciones y, en cuestin de segundos, ya estaba viendo el microscopio electrnico que acababan de adquirir. Me qued sin respiracin. Tena que ir a ese colegio a toda costa. Qu haba que hacer para postular a una plaza? Muy excitada, le en diagonal la informacin de contacto y los formularios de admisin. Entonces, de pronto, le algo que me dio nuseas: Coste de la matrcula: diez mil libras por trimestre. Vale, fantstico. Di un puetazo en la mesa. Alguien carraspe, y entonces record que estaba en una biblioteca. Haca aos que no lloraba, por lo que no reconoc esa sensacin, ese nudo en la garganta, hasta que las lgrimas empezaron a caer sobre el teclado. Apagu el ordenador y sal
corriendo de all.
Era ya bastante tarde cuando gir la llave en la cerradura. Tena la esperanza de que
todos se hubieran ido ya a la cama. Pero mam me estaba esperando levantada. Hola. Intent que mi voz sonara despreocupada. Pero estaba claro que la despreocupacin no era la actitud adecuada. Eva dnde te habas metido? Estaba preocupadsima. Casi llamo a la polica Me senta fatal. Cmo me las haba apaado para convertirme en una delincuente? Solt un suspiro, me dej caer sobre el sof y escond la cabeza entre las manos. Debera haber llamado a casa. Debera haberme llevado el mvil. Mir a mi madre. Estaba muy plida, tena el rostro surcado de arrugas y una expresin enfadada y preocupada. No tena ni idea de cmo lidiar conmigo. Quera estar enfadada con ella yo tambin pero, en lugar de eso, sent una oleada de compasin. Le haba tocado un desastre de hija que no era capaz de hacer nada bien, ni siquiera lo ms fcil. Tena que irme de casa. Darles un respiro a todos. Mira, mam lo siento murmur, y sub despacio las escaleras hasta mi habitacin. No poda dormir, as que me incorpor en la cama y abr mi porttil. Inici sesin y volv a meterme en la pgina web del colegio Saint Magdalene. Cmo iba a reunir todo ese dinero? Atracando un banco? Pues seguramente podra hacerlo. Poda meterme en cualquier pgina web descifrando las contraseas, as que, por qu no en la de un banco? Primero tendra que abrirme una cuenta corriente, y luego transferir a dicha cuenta dinero suficiente para cubrir dos aos de matrcula, o sea, sesenta mil libras. Casi nada! Mis dedos empezaron a teclear como locos para cumplir el reto. Pero entonces me detuve de golpe. Qu estaba haciendo? Vale que tuviera antecedentes penales, pero no era una delincuente, o s? Me recost sobre la almohada. No, no poda hacerlo. Volv a la pgina web del Saint Magdalene, y di otra vuelta virtual por los laboratorios de ciencias, el departamento de historia del arte y las aulas de teatro. En un gesto masoquista volv a la seccin de inscripcin y matrcula. Y entonces lo vi. Un vnculo diminuto llamado Becas y ayudas. Cmo no lo haba visto
antes? Hay disponibles algunas becas y ayudas. Se conceden en funcin de las aptitudes acadmicas y las necesidades econmicas de los alumnos. Las becas completas cubren todos los costes de matrcula, material y alojamiento. Costes de alojamiento? El centro era un internado? Eso s que sera escapar del todo Empec a rellenar de inmediato el formulario de inscripcin. Era bastante sencillo. Yo saba que las preguntas difciles vendran despus, en el momento de la entrevista personal. A las tres de la maana puls el botn de ENVIAR. A las cuatro segua despierta en la oscuridad, tratando de no hacerme demasiadas ilusiones.
CAPTULO 3 Control
Londinium 152 d. C.
libres, pero eran adorados y festejados. El tenue crujido de una sandalia a su espalda despert sus reflejos y, veloz como el rayo, se volvi, blandiendo su daga, en posicin de defensa. Ah, eres t, Matt! Enfund su arma y levant el brazo en un gesto de saludo. Matthias era su amigo, un esclavo corintio como l; ambos haban sido capturados a la vez. Demasiado delgado y menudo para ser un luchador, Matthias se haba vuelto indispensable para la familia* por su conocimiento de la medicina. Llevaba unas toallas limpias, agua y un frasco de aceite. No has ido al banquete entonces? Matthias le dio una palmada a su amigo en los hombros y le indic con un gesto que se sentara. Te sorprende? Qu tontera por su parte atiborrarse as poco antes de una pelea. La digestin del banquete har ms lentos sus cuerpos y sus mentes. Mientras hablaba, Matthias iba dirigiendo a su amigo hacia un banco cercano y, cuando se hubo sentado, le dio un masaje con aceite en los hombros. Conoca cada msculo de Seth y, lenta y metdicamente, se aseguraba de calentar y preparar bien cada uno de ellos antes de pasar al siguiente. Mientras sus dedos trabajaban, repasaba mentalmente los dibujos y los esquemas que le haba hecho su padre: los huesos; los grupos de msculos; las arterias y las venas. Pero no dej que su mente siguiera su vagabundeo, pues no quera pensar en su padre. Se esforz por volver a concentrarse en el momento presente. La piel de Seth era ahora mucho ms clara de lo que lo haba sido antes, en Corinto; en Londinium apenas brillaba el sol. Aunque ese da, en esa esplndida tarde de agosto, Matthias casi poda imaginar que estaba en casa, preparndose para los honorables juegos, no para ese salvaje circo de gladiadores. Cuando an estaban en Corinto no conoca mucho a Seth, pero desde que los haban capturado juntos, lo quera como a un hermano. Matthias se haba levantado al amanecer para preparar el fresco aceite de oliva de Sabina con hojas de enebro. Hara lo mismo al da siguiente. Era su manera de ayudar a su amigo a mantenerse con vida. Estaba frotando las pantorrillas de Seth cuando la ruidosa multitud empez a entrar por la imponente puerta de piedra. Saltaba a la vista que haban estado bebiendo buen vino en cantidad: los hombres cantaban y rean a voz en cuello. Vmonos de aqu murmur Sethos intentando levantarse, pero Matthias no haba terminado y era demasiado supersticioso como para dejar su trabajo a la mitad, de modo que oblig a su amigo a volver a sentarse. Paciencia, Seth. Un momento nada ms. Pero no les dejaron ese momento ms. Ah est! Sethos Leontis! La multitud se dirigi hacia l. Toma, Sethos! Bebe por tu victoria maana!
Le pusieron delante de la boca una copa de vino. Apart la cara, pero varias manos lo agarraron, tocando su piel untuosa. Eh! Dejadle respirar! Por Zeus! Es que queris ahogarlo antes de que pueda luchar siquiera? grit Matthias, tratando de apartarlos de su amigo. Justo en ese momento, Tercio y el resto de la familia entraron en la arena. La multitud se dispers. Algunos hombres se alejaron para saludar a otros hroes, pero Sethos saba por experiencia que la mayora de las mujeres no se movera de su lado. Como gladiador reciario que era, apenas llevaba armadura, tan solo una banda de cuero en el hombro. Por lo que, aunque era fuerte, comparado con sus oponentes, que llevaban pesada armadura y a veces eran imponentes, l solo poda recurrir a su rapidez y su agilidad. Sethos supona que a las mujeres ese tipo de lucha les pareca atractiva. No reconoca que la belleza fsica era otro factor importante. A regaadientes, Sethos flexion los msculos de los hombros, preparndose para levantarse y hacer frente a sus admiradores; as las cosas, era ya imposible que Matthias pudiera terminarle el masaje. Pero al ponerse de pie repar en una muchacha que llevaba la cabeza tapada por un pauelo y estaba detrs de dos mujeres mayores que ella. Lo observaba con unos ojos oscuros y almendrados protegidos por largas pestaas. Su mirada lo recorra de arriba abajo. Pareca divertirle la obvia turbacin del gladiador. Las comisuras de sus labios temblaron Nunca haba visto un a boca tan bonita: tena unos labios carnosos que dejaban entrever unos dientecitos muy blancos. La tenue brisa le apart el pauelo de la cabeza, y apareci a la vista un mechn de cabello moreno. Cuando se lo apart de la cara, las alhajas de oro que rodeaban su mueca reflejaron la luz del sol. Sin darse cuenta siquiera, Sethos avanz hacia ella. La muchacha se sonroj pero no apart la mirada de l. Las dos mujeres que la acompaaban dejaron escapar un suspiro de placer, sin saber que no eran ellas el motivo de su inters, sino la joven que estaba detrs. Sethos Leontis! Qu honor para nosotras conocerte! Somos grandes admiradoras tuyas! No me puedo creer que alguien tan joven como t tenga ya ocho coronas! Cmo es posible? Los dioses han sido buenos conmigo. Y bien, asistirn a la pelea maana? Hablaba con ellas, pero lanzaba rpidas miradas de reojo a la muchacha. Esta asinti imperceptiblemente. Desde luego que s! Puedo saber quines son mis leales admiradoras? Oh, claro! Yo soy Rufina Agripa, y esta es Flavia Natalias Sethos bes por turnos la mano de cada dama. Y? pregunt, dirigiendo la mirada hacia los ojos almendrados de la joven.
Oh! Te refieres a la nia? Es la hija adoptiva de Flavia y Domicio Natalis, Livia. Los ojos de Livia echaron chispas. Tengo casi diecisiete aos, Rufina! Ya no soy ninguna nia! Ahora le tocaba sonrer a Sethos. Livia Natalias, es un placer murmur, tomando su mano para besarla. La piel de la muchacha ola divinamente, a agua de rosas y a jazmn. Inspir hondo, con discrecin, pero Rufina se percat de su inters, y ello la irrit. Livia, te acompaar maana a los juegos tu prometido? La muchacha se sonroj hasta la raz del cabello. Casio no es mi prometido. Todava no lo he aceptado como tal. La joven se mordi los labios, pues haba hablado demasiado. Vamos, Livia, hay mucha ms gente esperando para hablar con Sethos Leontis. Sethos, en el caso de que resultaras vencedor, quiz nos veamos de nuevo en el banquete de maana. Flavia Natalias le tendi la mano, y l se la llev a los labios en un gesto obediente. Sera un honor para m. Sethos las observ alejarse, con la esperanza de que la muchacha se volviera para mirarlo. Ya casi haba perdido la esperanza, cuando esta se gir de pronto y le lanz una mirada a escondidas. l se llev la mano a la frente para saludarla, en un gesto cmico, y ella sonri. Sethos not una oleada de calor por todo el cuerpo, un sentimiento al que no estaba acostumbrado. Mientras las seoras desaparecan por la puerta arqueada de piedra y se mezclaban con la multitud, Sethos se puso a pensar, maravillado, en la libertad de las mujeres romanas. En Corinto, de donde l proceda, una muchacha nunca gozara de la libertad de la ciudad, y en cuanto a desafiar tan abiertamente los planes de matrimonio de su familia Se estremeci solo de pensar en las repercusiones de algo as y sinti algo parecido al miedo por esa muchacha tan hermosa. Seth, en qu ests pensando? le susurr Matthias al odo. Sethos se sobresalt, recordando de pronto dnde se encontraba. Es una ciudadana romana soltera! Qu listo era Matthias, no se le escapaba una. Seth apret la mandbula. Saba lo que le estaba dando a entender su amigo: Recuerda quin eres: un esclavo. No tena derechos en esa ciudad. La muchacha, Livia, estaba tan fuera de su alcance como el sol que brillaba en el cielo. Limtate a las mujeres casadas! murmur Matthias, mientras otro grupo de admiradoras se acercaba a saludarlo.
Sethos se qued en la arena media hora ms, contestando preguntas y permitiendo que las romanas coquetearan con l. El lanista lo estaba observando. Sethos saba que era su deber mostrarse encantador: cuanto ms popular fuera, ms pblico atraera. Pero algo despus, cuando vio al lanista sentado en la grada con una jarra de vino y una mujer en el regazo, aprovech para marcharse sin ser visto. Matthias lo sigui. Le encantaban las mujeres que rodeaban siempre a Sethos, y su cercana con el gladiador estrella le confera muchas ventajas sociales, pero la vspera de una pelea era ms importante la lealtad a su amigo. Se dirigieron al cuartel. Sethos sirvi dos copas de agua, le tendi una a Matthias y se llev la otra hasta su estrecho jergn, donde se tendi. Matthias se acuclill en un extremo del lecho, se verti un poco de aceite en las manos y prosigui con el masaje interrumpido. Sethos empez a relajarse. El masaje le sentaba bien. Se permiti divagar un poco y se puso a pensar en la muchacha de los ojos almendrados. Haba conocido a muchas mujeres desde que lo haban arrancado a la fuerza de su hogar. Algunas hermosas, otras, exticas, y otras, poderosas, pero todas casadas. Ellas lo haban elegido a l y haban hecho gestiones discretas para poder verse. Pero nunca haba querido conocer de verdad a ninguna de ellas, ni tampoco tomar la iniciativa por s mismo. Por eso lo sorprenda tanto su inters por Livia; era una emocin a la que no estaba acostumbrado. Y Matt tena razn: desde luego no era buena para l. Era francamente nociva. Pensar siquiera en mantener una relacin con esa muchacha era un suicidio. La ley romana no mostrara piedad con l. Pero qu importaba aadir otro peligro a su vida? Despus de todo, era un gladiador. Abri los ojos. S. Era un gladiador, y tena una pelea en cuestin de horas. No se poda permitir ninguna distraccin. Tena que concentrar su mente en el combate. Matt haba empezado a masajearle la otra pierna. Sethos volvi a cerrar los ojos y se oblig a recordar el orden en que se desarrollaran los enfrentamientos. Aunque las listas de las peleas an no se haban hecho pblicas, saba que se enfrentara a Prtix Canitis, un enorme galo que odiaba tanto a los romanos como a los griegos. Prtix era un luchador salvaje, y su odio apasionado poda ser un arma tan poderosa como la rapidez y la intuicin de Seth. Esperaba fervientemente que Prtix no se hubiera privado de beber vino en el banquete de hoy. Necesitaba tenerlo todo de su parte. De repente sus ganas de vencer se haban acrecentado, iban ms all de su habitual deseo de sobrevivir. Se incorpor en el lecho, con los ojos muy abiertos. Qu pasa? quiso saber Matthias. Tengo que vencer. Vencers. Siempre lo haces. Quiero decir que necesito vencer S, claro
porque despus voy a ver a esa muchacha: Livia. Matthias sacudi la cabeza de lado a lado. Tienes que elegir precisamente a la nica mujer de todo Londinium a la que no puedes tener Seth, es que quieres morir? O es que has recibido tantos golpes en la cabeza que tu cerebro ha dejado de funcionar? Olvdala. Ninguna mujer vale una sentencia de muerte. Por las llamas de Apolo, Matt! Pero si toda mi vida es una sentencia de muerte! No crees que morir por una mujer sera una causa mejor? Frustrado, Matthias dej escapar un silbido. Odiaba cuando su amigo se mostraba temerario. As no haba forma de razonar con l. Y a veces no era fcil mantener a Seth con vida. Era demasiado apasionado, demasiado pronto a la ira y demasiado encantador. Todas esas cualidades lo hacan vulnerable. Pero Matthias tambin era consciente de que Seth era demasiado inteligente como para dejarse manipular. Analizaba tan bien a las personas que casi era capaz de leer sus pensamientos. Era mejor guardarse sus consejos por ahora. T primero gana la pelea de maana. Y luego ya decidirs por qu merece la pena morir. Seth sonri y le dio una palmada en los hombros a su amigo. Eso parece un buen plan.
Londres 2012
Bueno, Eva, y qu me dice de sus padres? No estn hoy con usted. Les alegra que
quiera estudiar en nuestro centro? Pues La entrevista no estaba yendo bien. El montn de pruebas de ingreso no haba sido un problema, eran todas bastante fciles, pero ahora estaba sentada ante el director del centro Saint Magdalene, el doctor Crispin, y ya casi haba tirado la toalla. Empec a fastidiarla cuando me pregunt qu asignaturas me interesara estudiar. No debera haber sido una pregunta difcil. Siempre y cuando no fueras una inadaptada ms rara que un perro verde, como lo era yo. En lugar de contestar a la pregunta y ya est, empec a sudar: ese era un tema que no era fcil para m. Y l estaba ah tan tranquilo, esperando. Esperando a que cavara mi propia tumba. Y eso fue lo que hice, desde luego. Me parece absurdo que te obliguen a elegir entre artes, ciencias o humanidades. Por qu solo debera interesarte una parcela minscula del universo? Hay tanto por descubrir Si yo pudiera decidir por m misma, lo estudiara todo, cualquier cosa Mi voz se apag, carraspe y volv a empezar, con la esperanza de que olvidara mi pequeo arrebato. Perdn Bueno, a ver, en el instituto las asignaturas que estudiaba eran matemticas, matemticas aplicadas, biologa, fsica, qumica Se me qued mirando un momento, frunci los labios, y luego escribi un montn de apuntes en una libreta. Eso no era buena seal. Entonces, para acabar de sellar mi destino, pas al tema personal: mis padres. Y para eso s que no estaba preparada. No pude evitarlo, me cerr en banda y me puse a mirar por la ventana. Saba que eso irritaba muchsimo a los profesores. Lo llamaban desconectar. Para m era simplemente sobrevivir. l esper. Yo me mantuve firme, sin apartar la mirada de la ventana. Y por fin l tir la toalla. Ya veo. Bien, djeme entonces que le haga otra pregunta. Sera quiz tan amable de decirme por qu se hart de sus anteriores colegios, el instituto North York y Esto Downley? Cmo saba que me haba hartado de ellos? Que te expulsen normalmente sugiere que
es ms bien al contrario, que ellos se han hartado de ti Es que me estaba dando la oportunidad de explicarme? Intent volver a la habitacin. Con el director del colegio Saint Magdalene, un lugar en el que de verdad quera estudiar. l segua hablando: Perder un colegio puede considerarse una desgracia, pero perder dos puede tomarse como una falta de inters, no cree? Carraspe. Falta de inters, s, pero tambin coherencia y constancia repliqu. Me miraba a travs de sus gafillas, entrecerrando los prpados. De pronto, una sonrisa ilumin su rostro huesudo. S, es verdad Y aqu, en Saint Magdalene, ms de una vez hemos comprobado que la constancia es una virtud admirable Y, en otro orden de cosas, tambin estamos algo intrigados con sus prodigiosas cmo llamarlas? habilidades extracurriculares Lo mir perpleja. Con ejem los ordenadores Ah contest. Maldita sea. Pensaba que podra evitar hablar del tema del pirateo informtico. Me interesara saber cunto tiempo tardara en entrar en mi cuenta, seorita Koretsky. Naturalmente, hemos erigido un considerable nmero de obstculos. Sera fascinante saber hasta qu punto lo hemos hecho bien Y result que esta era su manera de decirme que haba conseguido una plaza en su centro.
semanas despus volv al Saint Magdalene con una gran maleta, mi guitarra acstica y un buen retortijn en el estmago. Mi madre y Colin haban reaccionado a la noticia con sentimientos encontrados. Ms que nada estaban aliviados de perderme de vista. Pero como me conocan bien, saban que la calma y la tranquilidad no duraran mucho. No les guardaba rencor por ello. Yo misma tambin me senta as. Casi todos los alumnos llevaban en el centro desde los once aos, y en su mayora estaban internos, pues venan de todos los rincones del pas. Haba ledo Torres de Malory y Harry Potter, as que tena una idea algo fantasiosa de lo que era un internado, pero no llegu con muchas esperanzas de hacerme amigos y vivir aventuras. Era demasiado realista para eso.
Dos
Por eso mismo Ruby me desconcert por completo. Ruby era la chica que haban elegido para que me enseara el colegio. Tena diecisis aos como yo, era alta, rubia y esbelta y estaba a gusto consigo misma y con el mundo. Todo lo contrario que yo, que era morena, de tez oscura y una perfecta inadaptada. Ella en cambio sonrea con facilidad, se rea mucho y hablaba por los codos. Pues bien, Eva, este es el edificio donde vivimos los alumnos internos. Levant la mirada al nombre grabado en la piedra de la entrada principal: Isaac Newton le en voz alta. Todos los edificios llevan el nombre de pensadores importantes vinculados al Saint Magdalene. Qu une a Isaac Newton con este centro? Pues dicen que ense aqu dijo Ruby, encogindose de hombros. Pero pero l no vivi en el siglo XVII? Y tenemos gente an ms antigua! Omar, por ejemplo, un chico de nuestro curso, vive en el edificio Geoffrey Chaucer. Y Chaucer es del ao de la tana! El Saint Magdalene lleva en pie buf, yo qu s, desde siempre! Mientras hablaba, Ruby me invit a franquear la puerta y avanzamos por un estrecho pasillo. A continuacin subimos por una escalera de caracol. Ruby caminaba deprisa, tanto que no me daba tiempo a mirar bien los cientos de retratos que adornaban las paredes. Hacia el final del pasillo abri de pronto una puerta y dijo: Esta es tu habitacin. Entr despacio. Qu? No dormimos todos juntos en una misma habitacin grande? Qu risa! Has estado leyendo a Enid Blyton, verdad? Yo tambin crea eso cuando vine aqu! Pero no, tenemos nuestras propias habitaciones, con escritorio, ordenador y ducha propia Es genial. Y tanto que era genial, sin ser lujoso; nada de las camas con dosel de Hogwarts ni nada de eso. Aunque habamos recorrido pasillos que parecan de hace siglos, las habitaciones eran sorprendentemente modernas, todas de cristal y madera clara. Hasta tenamos nuestro propio cuarto de bao dentro de la habitacin! Ruby me ense rpidamente dnde guardar mis cosas, cmo cerrar mi puerta con llave para que nadie pudiera entrar y cmo salir del edificio despus de la hora permitida. Lo esencial. Y luego me llev a su habitacin. Guau! exclam al entrar. La haba transformado de arriba abajo. La cama tena una colcha de estilo mexicano y un montn de cojines. Las paredes estaban enteramente cubiertas de psteres, postales y fotos. Haba aadido tambin un par de altas lmparas cromadas, as como un equipo de msica como mandan los cnones.
Ven, sintate dijo, indicndome la cama. Yo vacil un poco antes de sentarme junto a ella. Bien, Eva! Ahora cuntame qu te trae a Saint Magdalene! Quiero saberlo todo! Pues Me qued callada, sin saber qu decir. No me esperaba esa pregunta. Ruby me miraba expectante. Pues Tragu saliva. Me senta como si estuviera otra vez en el despacho del director. Descubr este colegio en internet y rellen el formulario de solicitud Me encog de hombros, esperando que fuera suficiente con esa respuesta. Pero no lo era, pues Ruby segua mirndome, esperando que le contara algo ms. Qu? le pregunt, impaciente por marcharme a mi habitacin. Anda, vamos, Eva! Me mord el labio, nerviosa. Qu quieres saber? le pregunt con voz ronca. En qu colegio estabas antes? En el instituto Downley. Y? pregunt con un gesto de impaciencia. Y qu? Por qu te fuiste de all? Porque me expulsaron Te expulsaron? Su expresin denotaba tal sorpresa que me call, cerrndome en banda. Habra que ver qu cara pondra si se enterara de que me haban expulsado dos veces Sacudi la cabeza de lado a lado y se recost sobre los cojines en una actitud expectante, esperando a que yo dijera algo. Pero no dije nada. Eva! Por qu te expulsaron? Yo hice un gesto de hasto. Es una larga historia Tengo tiempo de sobra. Pero yo negu con la cabeza. Ruby suspir, salt de la cama y empez a rebuscar debajo. Unos segundos despus sac una lata, la puso sobre la cama y la abri.
Las ha hecho mi hermana. Solo se las ofrezco a las chicas nuevas que casi no abren el pico Vamos, srvete! me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Dentro de la lata haba un montn de galletas de chocolate de formas irregulares. Gracias farfull. Bueno, pues si no te vas a explayar sobre tus maldades pasadas, al menos cuntame algo de tu familia. Yo ya te he dicho algo de la ma Tengo una hermana. Bueno, en realidad dos. Ahora te toca a ti Tus padres Por qu no han venido a acompaarte? Me qued callada unos segundos. Oficialmente, masticando la galleta que me haba ofrecido. Extraoficialmente, preguntndome cmo narices me las iba a apaar para escapar de esa habitacin. Eva! No pienso dejarte salir de aqu hasta que me cuentes algo As que, a no ser que quieras vivir de las galletas de mi hermana, sin decir una palabra, el resto de tu vida (te aseguro que no estn tan buenas), ms te vale empezar a rajar. Dios mo, es que era una agente encubierta de la Gestapo? Bueno, qu quieres saber? pregunt con recelo. Pues quiero que me cuentes algo de tus padres Bueno Yo no tengo lo que se dice padres mascull, incorporndome para salir de la habitacin. Ruby levant el brazo para detenerme. Eh! No te vayas! No quera agobiarte! Lo siento, no me haba dado cuenta de que habas perdido a tus padres Perdname, no tengo tacto, soy una idiota. Pareca tan arrepentida que no pude evitar calmarme. No, RubyNo es eso o sea S que tengo padres Bueno, ms o menos Y ella se qued all mirndome, esperando que siguiera contndole. As que suspir y volv a sentarme a su lado en la cama. Madre s que tengo. Mi padre muri cuando yo era pequea. Ay, pobre! Qu horror. Y te acuerdas de l? Me qued mirndola y ca en la cuenta de que era la primera persona que me haba preguntado por l. Me haba pasado aos tratando de no pensar en mi padre. Mi madre se haba quedado tan destrozada por su muerte que nunca me dejaba ni pronunciar su nombre, as que mi padre haba sido uno de esos secretos que no te atreves a compartir con nadie. Tena una vieja foto suya, muy estropeada, que guardaba escondida debajo del forro de papel del cajn de mi ropa interior. En momentos de desesperacin, la sacaba y le contaba mis penas, y la verdad es que, cuando era ms pequea, eso me reconfortaba. Pero me hice mayor y dej de creer en la capacidad de consuelo de una vieja fotografa. Y cuanto ms rara y ms
complicada se fue haciendo mi vida, menos capaz me senta de hacer frente a mi padre. Saba que se sentira demasiado decepcionado. Haca aos que no haba vuelto a mirar esa foto. Sacud la cabeza con tristeza. Ruby me miraba fijamente. No lo recuerdas nada de nada? Yo suspir. S, s que lo recuerdo Recuerdo momentos Cuando me llevaba a hombros y me agarraba muy fuerte de los tobillos Cuando iba sentada en mi silla en el coche y miraba su nuca Cmo muri? En un accidente de coche. As que vives sola con tu madre? No. Perdona, si de verdad no quieres hablar de esto Respir hondo. Mi madre se volvi a casar cuando yo tena siete aos. Y me da la sensacin de que no te gusta mucho tu padrastro Trat de pensar en Colin. Me haba gustado alguna vez? Creo que cuando apareci en nuestras vidas, quera que me gustara Haca ya tiempo que haba muerto mi padre, y no tena a nadie que pudiera suplirlo, por as decirlo Pero l ya tena un hijo, de una relacin anterior Tienes un hermano? Un hermanastro me apresur a corregir. Por qu le estaba contando mi vida a Ruby? Ay, Eva, esto es mejor que un culebrn! Y cmo es? Apret los labios. Haba hablado demasiado. Empezaban a sudarme las palmas de las manos. Anda, venga, Eva, cuntame! me urgi Ruby. Yo segu callada. Vale, t lo has querido dijo con una sonrisita cmplice. Se me aceler el corazn. Oh, Dios, es que ya la iba a emprender conmigo? Yo he querido qu? pregunt con un hilo de voz, mirando hacia la puerta por si
tena que salir corriendo. Puesto que me ests dando una cantidad tan abismalmente mnima de informacin, ahora vas a tener que someterte Me mir, moviendo las cejas a un monlogo de veinte minutos (por lo menos) sobre mi familia y yo. Parpade. Vas a cambiar de opinin? Negu con la cabeza y sonre. Ruby se recost sobre la cama y cruz las piernas. Muy bien, pero recuerda, la culpa ha sido tuya Mmmm, por dnde empiezo? Bien. Como ya te he dicho, tengo dos hermanas, un padre, una madre, un perro, tres gatos y un caballo. Vivimos en Suffolk Bueno, nuestra casa familiar est all, aunque mi padre tambin tiene un piso en Londres al que va de vez en cuando Yo enarqu las cejas en un gesto de incomprensin. Ruby sonri. Es juez del Tribunal Supremo, as que cuando tienen sesiones, duerme en Londres. A veces me lleva a cenar Eso est permitido? S, est genial, las reglas del internado no son muy estrictas. Solo hace falta que tus padres manden un correo electrnico para confirmar, y entonces te dejan salir. Te podras venir conmigo alguna noche, quieres? Tragu saliva. Se me haba puesto un nudo en la garganta. Ruby y yo, como si furamos amigas normales y corrientes Eso tambin significa que, cuando no est en Londres, tenemos una casa vaca a la que ir por las noches! dijo con una sonrisita maliciosa. Hala! exclam. La cosa se estaba poniendo interesante . Y tu madre? Lo acompaa alguna vez a Londres? No. A mi madre no le gusta mucho Londres. Dice que aqu no puede pensar con claridad. Se pasa la mayor parte del tiempo en su estudio, en casa. Es una artista conceptual. A lo mejor has odo hablar de ella, Martha Gaine. Que si haba odo hablar de ella! Tendra que haber vivido en otro planeta para no haber odo hablar de ella. Claro que he odo hablar de ella. Me encanta esa instalacin que hizo, esa que se titulaba Lluvia Ruby me mir, sorprendida. Para serte sincera, Eva, yo no entiendo mucho su arte! A m todo me parece un poco sin sentido. Pero a Miranda le encanta.
Quin es Miranda? Mi hermana mayor. Est estudiando historia del arte en Estados Unidos. Y Miranda tambin estudi en el Saint Magdalene? No. No super el examen de ingreso. Mi padre no se lo poda creer. l estudi aqu cuando era joven, pero le asegur a mi hermana que, entonces, no era un colegio para frikis. Entonces, qu suerte para l que t s pudieras ingresar, no? Ruby inclin la cabeza hacia un lado. Quiz no haya sido una simple cuestin de suerte, Eva murmur. No estoy segura de que me hubieran admitido si mi padre no llega a financiar el nuevo departamento de filosofa. Me qued callada, digiriendo lo que me acababa de decir Ruby. Ella me miraba con los prpados entrecerrados. Trat de que no se me notara que estaba un poco escandalizada, pero se ve que no fui capaz. Qu es lo que ms te disgusta, Eva? Que mi padre pueda comprarme una plaza aqu, o que el centro le deje hacerlo? Me encog de hombros. Las dos cosas. Ninguna. Creo que estoy tratando de imaginarme a un padre a quien su hija le importe tanto como para hacer algo as! Y ests contenta de estar aqu? S, no se est mal. Ms o menos me las apao para estar a la altura. Son una campana. Bien, es hora de cenar! Ven, te ensear el comedor
CAPTULO 5 Otros
Londres 2012 el patio interior en direccin al comedor. Era una sala con las paredes revestidas de madera y adornadas con grandes retratos antiguos. Del techo colgaban lmparas de araa. Las largas mesas y bancos se iban llenando poco a poco de alumnos con sus bandejas. Ruby y yo nos pusimos a la cola. La comida no ola demasiado mal, muchsimo mejor que la de mi anterior colegio, pero saba que no sera capaz de tragar un solo bocado. Estaba demasiado nerviosa. Eleg un vaso de zumo y un pltano. Eso es todo lo que vas a cenar? Madre ma No sers anorxica, verdad? me pregunt Ruby, frunciendo el ceo. Anorxica? No, es solo que me siento un poco Ah, claro! Perdona, se me haba olvidado. Acabas de llegar Seguro que los nervios no te dejan comer. Pero luego te vas a morir de hambre, ya lo vers. Toma, llvate un par de estas. A m me han salvado la vida ms de una vez Y lanz sobre mi bandeja un par de gruesas galletas de avena. Gracias mascull. Nos sentamos con nuestras bandejas en un banco medio lleno. Los chavales que ya estaban acomodados nos miraron mientras nos disponamos a comer. Hola, Rubes Un chico alto con el pelo moreno y un poco largo nos sonri. Omar, esta es Eva Ella le pas suavemente la mano por la espalda. l le sonri y luego me dedic otra sonrisa a m. Mientras Ruby atacaba su cena, Omar me present al resto de la mesa. Todo el mundo pareca tan amable que empec a relajarme. Despus de cenar, Ruby me ense la biblioteca del colegio. Era increble. Cada seccin estaba en una sala distinta, cada una con su propia identidad. Empezamos con la de biologa. En el pasillo central haba toda una hilera de esqueletos de tamao natural Un hombre, una mujer, un nio, un ratn, un perro, un elefante, una iguana, un guacamayo Haba al menos treinta. Los rincones de pared que no estaban cubiertos de estantes con libros estaban adornados con diagramas de los msculos y los nervios, con flores y plantas secas, vitrinas con mariposas Yo quera quedarme un rato all para verlo todo con tranquilid ad,
Cruzamos
pero Ruby me arrastr para obligarme a subir una escalera de caracol que llevaba a una sala circular. La seccin de fsica anunci. Guau! exclam, con un hilo de voz, al alzar la vista hasta un techo abovedado donde brillaban las estrellas y planetas de nuestro sistema solar. A que mola? Y mira esto Es un buscador espacial: sirve para trazar el mapa de las posiciones y distancias (que cambian muy deprisa) entre la Tierra y el resto de los planetas Mira. Ruby escribi Mercurio en el teclado que haba en la base del instrumento, y entonces una flecha gir y apunt a mis pies. Vaya dije. Genial. En qu ests pensando? quiso saber Ruby. Estoy pensando Esa debe de ser la trayectoria de Mercurio en este momento, no? Ay, Eva, t s que sabes, verdad? La primera vez que vine aqu y vi que la flecha sealaba un planeta debajo de m, pens que la mquina estaba estropeada. Por qu? Porque yo crea que el espacio estaba ah arriba, en el cielo no a nuestro alrededor. T cundo te enteraste? Me encog de hombros, pero estaba observando los clculos en la pantalla del instrumento. Durante unos segundos se qued en 222.040.561 kilmetros. A esa distancia estaba Mercurio. Pero entonces la flecha se movi un poco, y el nmero se transform en 222.040.967 kilmetros. Eso me dej anonadada. Hasta entonces no haba entendido verdaderamente que los planetas se movan tan deprisa. Mercurio se haba movido 400 kilmetros en menos de dos segundos. Ruby, esto es increble! Quera comprobar otro planeta, pero ella ya estaba tirando de m de nuevo, esta vez hacia una estrecha escalera de caracol, y subimos montones y montones de escalones hasta que por fin llegamos a una pequea puerta en forma de arco. Agachamos la cabeza para entrar. Ahogu un grito de sorpresa. Estbamos en un observatorio. Las paredes y el techo eran de cristal. En el centro de la sala haba un enorme telescopio que apuntaba hacia arriba a travs del techo. Y dispuestos a su alrededor, dirigidos hacia el cielo nocturno, cont otros doce telescopios ms pequeos. Yo no estudio astrofsica, Eva, as que no recuerdo qu hace cada uno de estos telescopios. Me parece que todos tienen lentes diferentes, o algo as. Ah, y Harry me dijo que tambin se puede acceder a los datos de los gigante scos telescopios de la NASA Aturdida, me dirig al telescopio del centro y, en un gesto de curiosidad, tend la mano para tocarlo. Pero Ruby estaba consultando su reloj. Eva, tengo que ensearte el resto de la biblioteca y llevarte a la sala de estar dentro
de diez minutos Te prometo que estos telescopios no se van a ir a ninguna parte! Con un suspiro, me resign a dejar que me sacara de all. Los siguientes diez minutos se los pas arrastrndome por las secciones de arte de la biblioteca eran de verdad cuadros de Tiziano los que adornaban las paredes?, de filosofa y de tica (esa sala tena el techo en forma de carpa) matemticas (el suelo tena forma de damero) qumica (las paredes estaban cubiertas de frmulas), narrativa y teatro (haba pufs y sofs colocados aqu y all), idiomas (auriculares y ordenadores a mansalva), historia (los libros estaban dispuestos alrededor de una enorme imprenta), geografa (del techo colgaban mapamundis como globos), latn y griego (la sala estaba llena de increbles copias de estatuas de dioses), economa (en una pantalla que ocupaba toda una pared se vean proyectados los tipos de cambio de las distintas divisas en tiempo real) y, por ltimo, la seccin de msica, que tena vitrinas con instrumentos musicales antiguos, algunos de los cuales se remontaban al siglo primero. Puedes pedir autorizacin para tocarlos dijo Ruby, tratando de arrastrarme deprisa. No te parece que la ctara se parece un poco a una guitarra? Ja ja No creo que hicieran muchos conciertos de rock en la Roma antigua. Eso es lo que a ti te va? He visto que te has trado una guitarra Me encog de hombros. El rock? S, supongo que s, bueno, me gustan muchos otros estilos tambin A lo mejor deberas hacerte amiga de Astrid, seguramente estar en la sala de estar Es simptica si le caes bien, claro! Habamos salido de la biblioteca y ya estbamos cruzando el patio. Y qu es eso de la sala de estar? Pues nada, una habitacin donde los alumnos mayores podemos reunirnos despus de las nueve de la noche. Hasta entonces, se supone que tienes que estar estudiando, o ensayando, o lo que sea Bien, aqu estamos Ruby abri la puerta de una habitacin donde haba una veintena de alumnos repartidos en butacas y sofs. Ruby se dirigi a la cafetera. Sirvi caf de una jarra humeante en dos tazas. Eva, lo quieres con leche y azcar? me pregunt. Se hizo el silencio en la sala. Yo tragu saliva, nerviosa. Con leche, gracias. Mi voz son apenas audible. Por qu haba tenido que llevarme all? Yo me senta mucho ms feliz en la biblioteca. Me qued ah parada durante lo que me pareci una eternidad, mientras ella aada leche a mi caf y lo remova, y luego not que tiraba de m hacia una gran butaca. Sintate aqu me orden, y yo obedec. Ella se acomod en el reposabrazos.
Me reclin en el respaldo y, agradecida, me agarr a la taza de caf que me tenda. Al menos as tena algo que hacer con las manos y, ms importante todava, algo en lo que concentrarme que no fuera los veinte pares de ojos que miraban hacia donde estaba sentada. Estaba tan ocupada escrutando el fondo de mi taza que no vi acercarse a Omar hasta que se sent en el otro reposabrazos. Hola, chicas dijo, sonriendo. Qu tal va el tour? Ruby se puso a hablar, y yo empec a relajarme un poco. Se haban reanudado las conversaciones en la estancia, y muy pronto me pareci que ya era seguro apartar la mirada de mi taza y pasearla a mi alrededor. Era una bonita habitacin, con luces tenues y paredes tapizadas de burdeos. Haba incluso una chimenea. Una pesada cortina cubra por completo una de las paredes, lo que le daba un aire acogedor a la sala. Ruby, que se haba estado interesando por el entrenamiento de ftbol de Omar, me dio de pronto un codazo y me dijo: Quieres ver lo que hay al otro lado de la cortina? Pero ya se haba levantado y se haba acercado a la cortina. La descorri. Has visto? pregunt rindose. La habitacin es en realidad mucho ms grande! Normalmente utilizamos solo esta parte, pero en acontecimientos especiales (actuaciones, fiestas y cosas as) abrimos todo el espacio. Mira, hay hasta un pequeo escenario en el otro extremo. Para la semana que viene estamos planeando trasnochar un poco. Un par de chicos de aqu y enarc una ceja en direccin a Omar piensan que son buenos cmicos Oye, quieres que te apunte para que hagas t tambin un monlogo? Ser una broma, espero dije con un hilo de voz, aterrada de verdad. Ella solt una risita. S, Eva, claro Perdona! Para ser una broma, no me haba parecido muy divertida. Trat de calmarme para que el corazn dejara de latirme a mil por hora. Omar me dio un codazo. Eh, Eva Reljate! Relajarme! Buf. Pero a pesar de todo lo intent. Y para cuando volv a mi habitacin aquella noche, de verdad me senta como si por fin perteneciera a la raza humana. Haba conocido a miles de personas, y aunque me haba pasado la mayor parte del tiempo escuchando sus conversaciones, sin decir ni mu, aun as me haba sentido cmoda. No haba tenido que fingir, ni que escon derme. Por primera vez en mi vida no me haba sentido como una impostora. Era como si por fin hubiera dado con mi
hogar. Deshice mi equipaje, y me sorprend a m misma deseando que llegara el da siguiente, otra cosa inslita en m. Senta como un extrao deseo de rerme muy fuerte. Por suerte, consegu contenerme. Me puse el pijama, me lav los dientes, apagu la luz, me met en la cama y cerr los ojos. Luego los volv a abrir, encend la luz y le mand un sms a mi madre. Hola, mam. Todo bien. Un abrazo, Eva. Puse el mvil a cargar, apagu la luz y me qued dormida.
CAPTULO 6 Gladiador
Londinium 152
SETHOS LEONTIS, SETHOS LEONTIS, SETHOS LEONTIS! coreaban todos. Pero l no escuchaba. Se haba retirado al rincn de su mente desde donde funcionaba con ms eficacia. Se puso como a bailar delante de su contrincante. El galo gir torpemente, pero Sethos saba que ese hombre no era torpe, simplemente finga. Prtix se haca el torpe para luego parecer ms hbil cuando blandiera su espada con precisin. Pues el galo tena una puntera letal. Engaaba a sus oponentes, hacindoles creer que eran ms fuertes que l, por lo que asuman estpidos riesgos cuando lo atacaban. Pero Sethos no era tan tonto. Haba observado a Prtix luchar. Entenda su tcnica, y la admiraba incluso. De modo que segua bailando y observando. Saba que Prtix quera aguardar hasta que su oponente se cansara, pero Sethos estaba muy en forma. Prtix iba a tener que esperar mucho rato. Y Sethos era un hombre muy paciente. Por fin Prtix se dio cuenta de que iba a tener que ser un poco ms activo. La multitud se impacientaba. Pero saba que, en el momento en que embistiera para atacar, se volvera vulnerable a la red. En cuanto la red lo envolviera, ya no tendra nada que hacer, por lo que deba evitar esa circunstancia a toda costa. Su estrategia consista en desarmar primero a Sethos, y luego entrar a matar. Sethos lo saba, de modo que agarr con fuerza su tridente e hizo girar la red en el aire, para que el galo no pudiera agarrarla. Con su pesada armadura, Prtix era mucho ms lento que Sethos, por lo que la rapidez era algo con lo que no poda competir. Sethos revoloteaba alrededor de su adversario, aguardando el momento oportuno para atacar. Prtix tena dos puntos dbiles: el cuello el espacio entre el casco y la coraza y la axila. Una herida en cualquiera de esos dos puntos pondra fin a la lucha. Al contrario que Prtix, Sethos no tena pensada ninguna estrategia. Era infinitamente flexible cuando se trataba de luchar. Pero s tena un objetivo, y era ganar: tumbar a su adversario y ponerle la daga en el cuello. Tratara de conseguirlo hirindose o hirindolo lo menos posible. Nunca era su intencin matar o infligir heridas mortales. El lanista prefera a sus luchadores vivos. Pero nadie poda controlar de verdad a la multitud, y era el pblico quien decida el resultado final de un enfrentamiento. Tanto Seth como Prtix saban que deban empezar ya a luchar, o la multitud se enfurecera. Prtix segua aguardando a que Sethos se cansara, por lo que este se dio cuenta de que le tocaba a l entretener al pblico. Empez a atacar al gigante con su tridente. Prtix rugi y contratac con su espada. Pero sus movimientos eran predecibles, y Sethos pareca anticipar cada uno de ellos antes incluso de que su oponente hubiera decidido dnde apuntar. La habilidad de Sethos para predecir los ataques tena hechizada a la multitud, que aplauda encantada. Frustrado y acalorado, Prtix baj la espada. El pblico se burl de l. Ello lo irrit, por lo que se puso a atacar al tuntn, sin pensar; cuanto ms atacaba, ms bailaba Sethos, esquivando los golpes. SETHOS, SETHOS! coreaba la multitud, lo cual aviv la ira del gigante. Estaba
perdiendo el control, se tambaleaba por la arena como un borracho. El pblico lo abuche sin piedad, y eso lo enfureci an ms. De pronto se volvi hacia las gradas y rugi furioso, momento que eligi Sethos para lanzar su tridente, que golpe a Prtix en el cuello. La herida no era demasiado profunda, pero s muy dolorosa. Prtix profiri un grito tremendo, agarr el tridente con ambas manos y se dispuso a partirlo en dos. El pblico reaccion con alegra, armando jaleo. Sethos contaba con esa reaccin por parte del gigante, por lo que, cuando Prtix flexion los msculos de los brazos para partir el tridente, le lanz la red. El gigante se debati desesperado, pero ya estaba atrapado. Ya te tengo! murmur Sethos. Pero cuando se inclinaba para blandir su daga, sorprendi un destello dorado en las gradas que lo distrajo momentneamente. Dirigi la mirada hacia el pblico, y se encontr con un par de ojos almendrados que lo observaban. Los ojos se abrieron como platos, horrorizados, pues en ese instante de distraccin, Prtix liber su espada de la red y se la clav a Seth en el hombro, atravesando la pieza de cuero que lo protega. La sangre man de la herida, el impacto del golpe lo propuls hacia atrs, y Sethos sinti un terrible dolor que se propagaba por todo su cuerpo. Pero tena muy buenos reflejos y consigui recobrar el equilibrio justo cuando estaba a punto de caer. Antes de que Prtix tuviera tiempo de darse cuenta de que no haba inmovilizado a su adversario, Seth rode la espada del gigante con su red, inutilizndola. A la vez, con la mano derecha, desenvain su daga y, al instante, la llev al cuello de Prtix, lo que puso fin a la pelea. Victorioso, Seth se irgui en el centro de la arena. Su brazo izquierdo colgaba sin fuerzas a un lado de su cuerpo, goteando sangre, y el derecho sujetaba la daga en el cuello de Prtix. Muy tranquilo, aguard el veredicto de la multitud. Volvi la mirada hacia el gobernador. El pblico gritaba enfervorecido: MUERE, MUERE, MUERE! Gneo Papirio Aeliano no era un hombre sentimental y entenda a sus conciudadanos. Les lanz una rpida mirada y asinti. Lentamente, dirigi el pulgar hacia abajo. No habra piedad para Prtix. En ese momento Sethos los odiaba a todos. Odiaba su insaciable ansia de sangre. Le daba arcadas. Baj la vista hacia el hombre que yaca a sus pies y mir al galo a los ojos a travs del casco. Que tu viaje sea breve murmur, y con un movimiento rpido y preciso, clav la daga en el cuello de Prtix, provocndole la muerte. El galo se desplom sobre las piernas del vencedor, provocndole un agudo dolor en el hombro herido. Seth se inclin despacio para limpiar su daga en la arena, la enfund en su vaina y se dirigi a las puertas de madera. Pero, al cabo de unos pocos pasos, se le nubl la mirada, se le doblaron las rodillas bajo el peso del cuerpo y se tambale. El lanista y Matthias corrieron a ayudarlo, pero no llegaron a tiempo. Lo ltimo que Sethos vio aquel da fue la arena sobre la que su cuerpo cay.
CAPTULO 7 Amigos
La maana es larga, Eva. Necesitas energa. Frunc el ceo. Hasta ahora, a nadie le haba preocupado si coma o no. Mientras desayunaba, Omar entr en el comedor. Ruby le hizo un gesto. l se sent, y ella le dio la mano. Se miraron y se sonrieron. Hola, Rubes! Hola, Eva! Yo estaba pugnando por tragar, as que me content con saludarle con un gesto de cabeza. Bueno, qu, ya sabes tu horario? me pregunt. Tragu el bocado. Tengo que ir a secretara a recogerlo a las ocho y media. Sabes dnde est secretara? insisti Omar. Pues es el despacho que est junto al arco? Pero si por lo menos habr cien arcos, Eva me dijo sonriendo. Quieres que te acompae? Ejem! Quin te ha encargado la tarea de familiarizar a Eva con el centro? intervino Ruby. No te preocupes, Eva, yo me ocupo! Le dio a Omar un puetazo de broma en las costillas, y ah fue cuando supe seguro que eran pareja. Me termin los huevos, apilamos nuestros platos y Ruby me llev a la secretara. Cuando vi mi horario, no me lo poda creer. Mis asignaturas eran matemticas, matemticas avanzadas, matemticas aplicadas, fsica, qumica y biologa. Eso era ya ms de lo que poda esperar. Pero tambin tena clases de historia del arte, latn, griego, filosofa, tica y ciencias polticas. No se me borraba la sonrisa de la cara. Qu te pasa, Eva? me pregunt Ruby, echando una ojeada al papel. Oh, Dios mo! Es el horario ms cargado que he visto en mi vida Tienes clase casi todas las horas del da, seis das a la semana! Debe de ser un error. Anda, ven, vamos a aclararlo No, Ruby. No creo que sea un error Es que yo misma ped que fuera as, de alguna manera, es lo que quera No me puedo creer que me haya hecho caso Estaba anonadada. Puf, Eva, no me digas que va a resultar que eres una autntica empollona protest Ruby. Yo la mir alarmada, con un nudo en el estmago. Pero me lo deca con una sonrisa. Pues, hala, vamos. Estamos en la misma clase en biologa. Y a la doctora Franklin no le gusta que le hagan esperar! Solo estbamos juntas en biologa, pero Ruby se asegur de que saba ir al resto de
aulas. Y, al cabo de unos das, ya me haba acostumbrado a mi horario: saba qu profesores daban miedo, y cules eran simpticos. Nunca ramos ms de doce alumnos por clase, y no tard en comprobar que no te podas pasar la clase mirando por la ventana. Y bien, Eva, qu puedes decirme de Almuerzo en la hierba? De verdad sorprendi a Manet la mala acogida que recibi el cuadro o ya se esperaba esa hostilidad? Acaso se espera alguien que lo vayan a tratar con hostilidad? pregunt entre dientes. Era algo que de verdad me interesaba. Luego reflexion seriamente sobre la pregunta. Bueno, es cierto que es una provocacin pintar a una mujer desnuda sentada entre tres hombres vestidos, pero Manet bas esta composicin en un cuadro de Tiziano, no? Quiz el cuadro sea un simple homenaje a un antiguo maestro? A lo mejor no se dio cuenta de que al sustituir la ropa de pastores por la moda parisina del siglo XIX estaba transformando un idilio buclico en una visin tremendamente polmica. Vamos, Eva, por favor protest Omar. No querrs hacerme creer que piensas que el padre del impresionismo pint todos esos cuadros sin saber lo que de verdad representaban, verdad? Est bien, Omar, Eva. Buenas preguntas. Tenemos que terminar por hoy, pero me gustara que todos siguierais esta discusin en el siguiente ensayo: El precursor en el arte: un visionario o un innovador accidental?. Al salir, Omar me apret cariosamente el hombro, para darme a entender que la discusin de clase no iba en serio. Ruby nos esperaba a la salida. Hola, Rubes le dije sonriendo, agarrndola del brazo. Omar la agarr del otro, y as fuimos los tres en direccin al comedor. Ruby y Omar eran pareja, pero estaba a gusto con ellos porque se rean mucho y no pareca importarles que se les uniera una tercera persona de sujetavelas. Nos pusimos a la cola del autoservicio para almorzar. Qu tal tu clase de alemn, Ruby? le pregunt. Buf Me han puesto muchsimos deberes para esta noche, tengo que traducir un montn de textos de Goethe. No creo ni que pueda irme a la cama. Le has hablado al director de lo de cambiarte? quiso saber Omar. Vente a historia del arte, est genial! aad yo. Eva! Cmo puedes decir eso? No has odo el ttulo del ensayo que nos han mandado? resopl Omar. Lo mir. Pensaba que le gustaba la historia del arte tanto como a m, y a m me apeteca mucho escribir ese ensayo. Ya Tienes razn farfull, mordindome el labio. Haba estado a punto de bajar la guardia otra vez. En el Saint Magdalene me estaba relajando demasiado.
Unas horas despus, esa misma tarde, estaba sentada a mi mesa, a punto de estudiar
los xidos de bromina y de clorina para mi trabajo de qumica sobre el agujero en la capa de ozono, cuando Ruby irrumpi en mi habitacin. Eva, pero si an no ests lista! Me volv para mirarla, confusa. Lista para qu? Pues para la noche de monlogos cmicos! Empiezan dentro de quince minutos. Pero no decas que tenas que traducir alemn toda la noche? Tienes que estar de broma. Esta velada solo ocurre una vez en la vida. Los deberes de alemn pueden esperar! Ya se los copiar a Mia maana. Agarr mis zapatillas de deporte y me las lanz. Y ahora, venga, date prisa No quiero perderme el principio por nada del mundo. Me puse las zapatillas obedientemente y corr tras ella por el patio. La sala de estar estaba abarrotada cuando llegamos, pero Omar nos haba reservado un par de sitios cerca del escenario. Ests nervioso? le pregunt. Claro que no me dijo. S, ya, seguro! se rio Ruby. A las nueve y cuarto el pblico se call de repente, y todos miramos hacia el escenario. Unos cuantos alumnos subieron arrastrando los pies, formando un corrillo, y desde all se pusieron a lanzarnos miraditas de reojo algo incmodas. Qu pasa, Omar? le pregunt en voz baja. l se encogi de hombros. A qu hora actas t? le susurr Ruby. l volvi a encogerse de hombros. De quin ha sido esta idea? pregunt, pensando con aoranza en mi escritorio y mi ensayo sobre la capa de ozono. No lo s! Yo solo apunt mi nombre en una lista! Nos quedamos ah sentados, esperando a que pasara algo. Por suerte, al final ocurri algo. Una chica alta con el pelo de punta y toda una
coleccin de piercings avanz hacia el escenario. Astrid, Astrid, Astrid! empez a corear el pblico. Esta mir a los reunidos y frunci el ceo. Luego se acerc al grupo de gente apiada en el escenario. Bueno, qu, chicos, qu pasa aqu? Todos sacudieron la cabeza, indicando que no tenan ni idea. Vale, quin manda aqu? Se miraron unos a otros y se encogieron de hombros, muy desanimados. Astrid hizo un gesto de exasperacin, luego se dirigi al fondo del escenario y tom un taburete y un micrfono. Enchuf el micro a un amplificador y lo arrastr todo hasta el centro de la escena. Alguien tiene una hoja de papel? pregunt a voz en grito al pblico. Le hicieron llegar una hoja arrugada. Astrid se sac un lpiz del bolsillo y fue anotando los nombres de todos los que se haban apuntado para hacer un monlogo. Bueno, y ahora vamos a poner en marcha este espectculo! Se hizo el silencio en la sala. Ejem Damas y caballeros. Reciban con un aplauso a los mejores cmicos del momento. Hay diez nombres en mi lista. Qu tal cinco minutos cada uno? El primero en actuar va a ser Karl! Adelante! El pblico prorrumpi en aplausos. Karl se lanz a contar un largo y complicado chiste de erizos, asfalto y tortitas con pinchos La velada estaba salvada. Cuando nos dirigamos a nuestras habitaciones ms tarde aquella noche, me dolan las mejillas de tanto rer. Creo que a todo el mundo le pasaba lo mismo. Haba sido una noche fantstica. No porque nadie hubiera hecho un monlogo muy bueno de hecho, haban sido todos horribles, sino porque estbamos all reunidos con nimo de divertirnos juntos. Qu habra pasado si no llega a aparecer Astrid? pregunt Ruby rindose. Habra sido horrible. Enseguida tom las riendas de la velada, menos mal, no? Yo asent. Es muy simptica, verdad? S, pero impresiona un poco. Omar no lo ha hecho mal, verdad? Me re. Haba estado espantoso, por supuesto, pero para entonces habramos llorado
de risa por cualquier cosa. Me fui a la cama, muy impresionada de que diez chicos hubieran estado dispuestos a hacer el ridculo por completo solo para divertirnos a todos los dems. Decididamente, haba valido la pena alejarme de mi escritorio y de mi ensayo de qumica.
CAPTULO 8 Rutina
Saint Magdalene 2012 los das se fueron convirtiendo en semanas, pareca que por fin estaba empezando a sentirme a gusto, a encajar en algn sitio, y me levantaba cada da sintindome optimista. Por alguna razn, Ruby segua queriendo ser mi amiga. Cada maana vena a buscarme a mi habitacin, y nos bamos juntas a desayunar. Y aunque yo no charlaba con nadie con la facilidad con la que ella lo haca, su alegra y su don de gentes me relajaban. Lo nico que tena que hacer era sonrer y asentir de vez en cuando, y casi me senta parte del grupo. Por supuesto, a veces hubiera preferido que Ruby no estuviera metida en todo lo que pasaba en el centro, y a veces echaba de menos mi escritorio y mi ordenador porttil. Pero me gustaba la novedad de sentirme parte de un grupo, y no me costaba nada ponerme a trabajar cuando volva a mi habitacin hasta que oa los pasos de las supervisoras del colegio, que hacan su ronda cada noche, y apagaba la luz y me quedaba dormida. Se acercaba la mitad del trimestre, y yo contaba con temor los das que faltaban para las vacaciones. Pasar una semana en casa iba a ser de lo ms deprimente. Tienes algn plan especial para las vacaciones? me pregunt Ruby cuando cruzbamos el patio camino del aula de biologa. No, la verdad es que no mascull. No tena ni ganas de pensar en ello. Pues yo voy a ensear a Omar a montar a caballo dijo ella rindose. Se va Omar contigo a tu casa? S! Vive demasiado lejos para irse a la suya. Espero que mi madre sea amable con l Amable? Puede ser una pesadilla si resultas no estar a la altura de sus expectativas. A Omar se le da muy bien la historia del arte, eso debera gustarle a tu madre. Eso probablemente sea su perdicin, mi madre odia a los tericos del arte. Piensa que estn siempre tan obsesionados con analizar las cosas que no saben cmo reaccionar a lo que ven. Puede llegar a pasarse un montn con la gente si le da por ah.
Conforme
Pero tu hermana no estudiaba historia del arte en la universidad? S. La pobre Miranda pens que a mam eso le encantara. Se ha pasado la vida tratando de impresionarla. Yo hace tiempo que renunci! Y sabe Omar a lo que se expone? Ruby hizo un gesto de desesperacin. Supongo que debera avisarle No dejes para maana lo que puedas Ho la, Omar! Omar se acababa de reunir con nosotras en la cola del comedor. Avisarme de qu? pregunt, ponindose salsa boloesa en la pasta. Eh, a m no me mires! protest riendo. Nos sentamos y empezamos a comer. Omar no apartaba la mirada de Ruby. Hay algo que quieras decirme? Ruby sonri. Eva piensa que debera darte algn que otro consejo sobre cmo tratar a mi madre Omar pareci alarmarse. Qu necesito saber? pregunt despacio. Ruby se qued pensativa un momento. Mmm bueno, pues el caso es que es tiene bastante personalidad Todo ir bien si no abres mucho la boca dijo por fin. As no le dars motivos para atacarte. Eso suena bastante amenazador dijo Omar con un hilo de voz. Bueno, de todas maneras voy a ensearte a montar a caballo. Eso nos mantendr ocupados y lejos de ella. Omar asinti. Y t, Eva? Qu vas a hacer estas vacaciones? Me voy a mi casa mascull. Y eso dnde es? En York. Me costaba hasta decir el nombre de mi ciudad. Ruby me apret la mano. Pobre Eva Seguramente nuestras vacaciones sern un paraso comparadas con las tuyas.
Entonces por qu no invitas tambin a Eva a tu casa? Qu? dije, atragantndome. Omar, qu buena idea has tenido! Cmo no se me haba ocurrido? Hay sitio de sobra en mi casa, y Eva nos puede hacer de pararrayos con mi madre. Adems, seguro que le encanta Eva, siempre ha preferido a la gente superinteligente Vaya, muchas gracias suspir Omar. Es realmente bueno para mi autoestima! Bueno, Eva, qu me dices? Ruby y Omar me miraban sonriendo. Vale. Estaba claro que era la respuesta adecuada, pero haba algo que no me terminaba de cuadrar. Quise ganar tiempo. Gragracias, Ruby, suena genial, pero me parece que sera mejor que Sera mejor qu? Piensa en todas las torturas que puede estar maquinando contra ti tu hermanastro mientras te decides. Venga, Eva! Sabes que te lo pasars mucho mejor con nosotros. Ruby, yo Shhh, Eva, estoy ocupada En efecto, estaba ocupada mandando un mensaje de texto. Bien, ya est, Eva. Nada de negociar. Ya est arreglado. As, sin ms. Ya estaban zanjadas mis vacaciones. Llam a mi madre esa misma noche, y no pude evitar notar cierto alivio en su voz. Pero su alivio no era nada comparado con el mo.
Al final result que no deba haber recelado, porque nos lo pasamos en grande.
Me cay genial Martha Gaine. Era mordaz pero divertida, bueno, a m al menos me haca gracia. No conoc al padre de Ruby porque estaba de viaje por trabajo, pero s a su hermana pequea, Jess, que era un encanto. Hasta tuve ocasin de montar a caballo. Ruby nos llev a los dos un par de veces. Me encant la sensacin de altura y de velocidad. Caray, Eva, hay algo que no sepas hacer? Qu quieres decir? Pues que le has pillado el tranquillo enseguida, y galopar no es algo que se aprenda a hacer en la primera leccin. Me encog de hombros. No tena la sensacin de que fuera una habilidad que hubiera
aprendido, senta que era algo que me sala de forma natural. Ms tarde llevamos a Jess a dar un largo paseo por el bosque, en el lmite de su finca S, FINCA: la casa de Ruby era enorme. Y preciosa Tena un tejado a dos aguas, las paredes cubiertas de hiedra, y estaba rodeada de jardines. El ltimo da, Martha nos invit a visitar su estudio, un edificio increble con el techo de cristal situado en la otra punta de la finca, junto a las caballerizas. No s qu era lo que yo me imaginaba, pero desde luego no tena nada que ver con lo que vi. Las instalaciones de Martha Gaine eran grandes atracciones abstractas con proyecciones, agua, llamas e incluso hielo. As que supongo que imaginaba que su estudio estara lleno de esas cosas, pero las paredes estaban cubiertas de delicados dibujos de hojas, plumas, huesos y rocas. Tena estantes con cositas diminutas metidas en tarros, tales como insectos, caramelos, muebles de casas de muecas Cosas varias de todo tipo bien ordenadas. Cuando se dio cuenta de que las observaba, hizo un gesto con la mano y dijo: A veces encuentro inspiracin en los sitios ms sorprendentes. Asent, mirando a Omar. Estaba observando un tarro que contena pequeas bayas. Por desgracia, se haba tomado tan al pie de la letra la advertencia de Ruby que apenas le haba dirigido la palabra a Martha en toda la semana. Esta debi de pensar que era mudo. Y, extraamente, aunque ese sola ser mi papel cuando estaba con gente, y a m Ruby me haba dado el mismo consejo que a Omar para que su madre no se fijara mucho en m, result que era incapaz de estarme callada. Martha tena como una energa agresiva que era de lo ms contagiosa. Esa misma tarde, cuando ya volvamos al Saint Magdalene en el tren, no pude evitar preguntarle a Ruby si toda esa historia sobre lo borde que poda ser su madre no haba sido simplemente una broma para asustarnos. Qu va, te lo juro, Eva, nunca la haba visto tan amable y simptica. Bueno, yo no dira exactamente que haya sido amable y simptica! protest Omar. Te lo aseguro, Omar, viniendo de ella, eso era ser amable y simptica. Mir desfilar el paisaje por la ventana; los rboles eran meras siluetas borrosas. Me preguntaba si Martha Gaine habra hecho alguna vez una instalacin sobre el tema de la velocidad; o del tiempo; o del movimiento. Se me empez a llenar la cabeza de imgenes al estilo de las obras de arte de Martha, y me sobresalt cuando Omar me toc el hombro y empez a bajar nuestras maletas del portaequipajes. Era bastante tarde, y estbamos muy cansados cuando por fin llegamos al colegio. Ruby y yo nos despedimos en la puerta de mi habitacin y, para mi sorpresa, tuve el
impulso de darle un abrazo. Gracias, Rubes, ha sido una semana fantstica. Ella no poda saber, por supuesto, que para m un abrazo era como dar un inmenso salto hasta el terreno del contacto humano. No recordaba la ltima vez que haba tocado a alguien espontneamente. Me preguntaba incluso si no era esta la primera vez en mi vida que lo haca. Gracias a ti por venir, Eva! Sin ti habra sido una tortura. Ya has visto lo relajado que estaba Omar! Yo sonre de oreja a oreja. Pobre Omar! Ella sacudi la cabeza y se rio. Buenas noches, Eva. Me fui a la cama. Haca aos que no me senta tan feliz. Estaba en un colegio perfecto, tena una amiga perfecta y acababa de evitar pasar una semana horrorosa con mi querido hermanastro Ted. Me poda ir mejor en la vida?
Al da siguiente me senta como en una nube. Asist a mis clases de fsica, qumica,
tica y filosofa, y no me reun con Ruby y Omar hasta la hora del almuerzo. Eva, mira las fotos! Ruby estaba viendo las fotos que haba sacado durante la semana. Se estaban riendo con una en la que se vea a Omar tratando de montar el caballo de Ruby. Dej en la mesa mi bandeja con mi pollo al curry y me inclin sobre las fotos. Omar las estaba viendo una por una. Mira, Eva, esta es muy bonita me dijo, ensendome una foto en la que sala riendo con Jessie. Qu guapa est Jessie con ese pijama! murmur, ponindome a comer. Y esta tambin es buena. Omar pas algunas fotos y se detuvo en una en la que salamos los dos apoyados contra la pared de la cuadra. Me la puedes mandar por correo, Rubes? aadi. Claro contest ella. Te las puedo mandar todas. De pronto apart su silla de la mesa. Eh, mirad la hora que es! Ya tendra que estar en la piscina. Vosotros qu tenis
ahora? Atletismo contestamos los dos a coro. Yo le mir y le dije: Pensaba que t tenas ftbol. Acabo de cambiarme dijo, encogindose de hombros. En mi cabeza entonces se encendi una lucecita de alarma, pero no le hice caso. Ah, vale, bueno, pues nos vemos luego, que me he dejado la ropa y las zapatillas en la habitacin. Tom mi bandeja y me levant. Os veo ms tarde! dije sonriendo, y me march. Se supona que no podamos estar en nuestras habitaciones durante el da, as que volv corriendo, agarr mi bolsa de deporte y ya iba a salir cuando vi que Omar estaba en el umbral, bloquendome el paso. Omar! exclam. Qu susto me has da! Pero, antes de que pudiera terminar la frase, Omar me abraz. Oh, Eva dijo bajito, como en un jadeo, empujndome al interior de la habitacin. Y, antes de que pudiera darme cuenta, ya me estaba besando . OMAR! Qu ests haciendo? Trat de apartarlo. l estaba sinceramente sorprendido. Venga, Eva, si seguro que t sientes lo mismo NO! De qu ests hablando? Eva! Estoy loco por ti. QU? Ya no puedo seguir as. Pero Ruby y t S, Ruby es genial, y claro que me gusta mucho, pero t eres la Yo soy la QU? Estaba de verdad horrorizada. Me agarr la cara entre las manos e intent volver a besarme. OMAR! Para! exclam. Yo nunca te he dado ningn motivo para Eva De pronto se le quebr la voz, y me mir suplicante . Eva, por favor Estoy loco por ti desde que entraste en el comedor la primera noche Desde entonces estoy as. Omar, por favor! Ruby Mira, Eva, me trae sin cuidado Ruby Y adivinad quin entr en mi habitacin en ese momento S, ella, claro! Entr y, al
or eso, volvi a salir inmediatamente. Yo corr tras ella, por supuesto, tratando de explicarle lo que haba pasado. Pero no quiso detenerse. No quiso hablar conmigo. Se limit a volverse y mirarme como si fuera una traidora de la peor especie. Que era exactamente como yo me senta. Me pas la tarde entera con nuseas. Evit la mirada de Omar durante la clase de atletismo, y luego aguant como alma en pena el resto de las clases. Al final del da fui a llamar a la puerta de la habitacin de Ruby. La oa llorar, pero no quiso dejarme entrar. Volv a mi cuarto y me qued mirando la pared sin hacer nada. Cmo haba podido dejar que esto ocurriera? Por qu no lo haba visto venir? Se supona que era inteligente, y sin embargo ah estaba de nuevo, metida en un buen lo. Solo que esta vez era muchsimo peor. Le tena mucho cario a Ruby. Y a Omar. Haba empezado a creer de verdad que eran mis amigos. Cundo se me metera en la cabeza de una vez que no poda tener amigos? Esa noche Ruby cort con Omar pblicamente en el comedor, delante de todo el mundo. Para cuando termin la cena, no creo que hubiera una sola persona en todo el colegio que no supiera lo que haba pasado, ni quin era la bruja asquerosa culpable de la catstrofe. S que no debera haber sido una sorpresa para m. Al fin y al cabo, ya estaba acostumbrada, era un fenmeno recurrente en mi vida, un fenmeno que haca que la teora del caos pareciera algo bueno en comparacin. Y era algo que yo no poda controlar en absoluto.
CAPTULO 9 Cada
Londinium 152
La enorme multitud agolpada en las gradas ahog un grito cuando el gladiador cay al
suelo. Acababan de contemplar su hbil victoria: en el suelo yaca muerto el imponente galo, sangrando. Sethos Leontis no poda caer Era invencible, el dios de los gladiadores, mil veces laureado. No poda romperse el ciclo Pero entonces, por qu yaca inmvil en la arena? Sethos no qued tendido en el suelo mucho tiempo. Matthias y Tercio corran ya hacia l, seguidos de otros cuatro gladiadores de su familia. Juntos se lo llevaron de all. La herida de Sethos afectara a toda la familia. Lo necesitaban. Era tan popular que atraa a multitudes y, por consiguiente, generaba mucha riqueza. Sus victorias eran tambin victorias para la familia. Acababa de ganar para ellos la gloria de una novena corona, aunque l no estara all para recibirla. No poda morir. Matthias no le haba visto nunca antes perder la concentracin en una pelea, pero haba captado el momento, haba visto cul haba sido la causa de la distraccin de su amigo, y maldijo a los dioses por enviar a esa muchacha de pelo oscuro a la vida de su amigo, por enviarla a la arena aquel da. Si Seth mora Llevaron el cuerpo inerte del joven hasta su camastro. Matthias cort la banda de cuero que le cubra el hombro. Esperaba que esa delgada proteccin hubiera servido de algo, que el corte fuera superficial pese a la gran cantidad de sangre que haba brotado. Se lav las manos y presion con fuerza sobre la herida, suscitando un grito de dolor por parte de Seth, que haba recuperado momentneamente la consciencia. Este mir a su alrededor como un loco, y luego la mirada volvi a ponrsele vidriosa. Se desplom sobre el catre. Matthias grit a sus ayudantes que le trajeran sus ungentos y sus polvos medicinales, que hirvieran agua y le proporcionaran paos limpios. Mientras esperaba, apretando con todas sus fuerzas la herida en el hombro de su amigo, contemplaba angustiado la sangre que iba empapando las sbanas. Matthias trat de serenarse recitando ensalmos. No confiaba mucho en los conjuros a los que tanta importancia daba el resto de los mdicos, pero estaba dispuesto a intentar lo que fuera para curar a Seth. Agachado junto a l, trat de imaginarse la vida sin su amigo. No poda vivir sin l. No lo hara. En ese momento llegaron sus ayudantes con el agua y los paos, y se puso a limpiar
metdicamente los bordes de la herida. Por los dioses, el galo haba clavado su espada bien hondo. Matthias se oblig a dejar de actuar como amigo y a hacerlo como mdico. Empez su reconocimiento: los latidos del enfermo eran tenues, pero si lograba contener la hemorragia, el corazn podra recuperar su vigor y Seth se salvara. Los daos en la piel, el msculo y el hueso provocados por el golpe eran severos. La hoja de la espada haba seccionado los msculos y hecho aicos el hueso. Tendra que aplicar un ungento en la herida, extraer hasta el ms mnimo fragmento de hueso y entablillar la zona para que el hueso pudiera sanar. Pero antes de nada tena que contener la hemorragia. Si Seth segua perdiendo sangre, no sobrevivira. Matthias hizo que instalaran una mesa junto al catre y eligi los frascos de siemprevivas de telaraas. Aplic tres compresas sobre la herida, presionando bien, y luego las extendi a lo largo de todo el corte, sin dejar de apretar en los bordes. Contuvo el aliento y poco a poco, la sangre dej de manar. Matthias recuper la respiracin. Aunque solo haba superado el primer obstculo, sinti una chispita de esperanza en el corazn. Quiz pudiera salvar a Sethos. De pronto, su amigo empez a temblar. Estaba entrando en estado de shock. Matthias le tom las manos: estaban heladas. Traed mantas! grit. Sus ayudantes se precipitaron a obedecer su orden, y volvieron segundos despus. Amontonaron todas las mantas sobre el cuerpo tendido del gladiador. Cuidado, estpidos! Sobre el hombro no! grit Matthias. Volvi a escuchar el corazn de su amigo. Los latidos sonaban muy tenues e irregulares. Era muy mala seal. No poda operarlo hasta que el corazn estuviera estable. De lo contrario, morira. Matthias estaba aterrado. Saba que si pasaba mucho tiempo con una herida abierta, el riesgo de que se infectara se multiplicara. Y si la herida se infectaba, Seth tendra fiebre. No podra superar una fiebre estando tan dbil como estaba. Pero si Matthias lo operaba de todos modos, y Sethos entraba en estado de shock, morira en cuestin de minutos. Padre murmur, t qu haras? Nunca haba necesitado tanto Matthias el consejo de su padre como entonces. Aunque en los ltimos dos aos haba tratado a varios gladiadores gravemente heridos, ninguno haba significado tanto para l como Seth, y le haba resultado ms fcil ser objetivo. De igual modo, si alguno haba muerto, Matthias no se haba sentido culpable. Pero saba que si Sethos no sobreviva, jams se lo perdonara a s mismo. Sethos y l haban sido capturados juntos, en la misma incursin. Juntos, encadenados, haban tenido que asistir a la matanza de sus familias. Estaban irrevocablemente unidos. Padre, por favor Pero su padre no contest. Estaba lejos de ese mundo, paseando por los Campos Elseos, por fin libre. Matthias lo envidiaba. Se agach junto al camastro de Seth y le toc la mejilla. Estaba menos sudorosa. Le
escuch el corazn: el latido sonaba ms estable. Bien! exclam muy decidido. Aurelio, necesito ms luz, treme todas las lmparas que puedas. Telmaco, necesito que ayudes a Aurelio a mantener la luz encendida. Cuando los ayudantes encendieron las cuatro lmparas de aceite, Matthias las dispuso en hilera en el borde de la mesa, lo ms cerca que pudo del hombro herido, y luego orden a sus ayudantes que se colocaran de manera que pudieran observarlo todo con atencin. Purific sus instrumentos quirrgicos sostenindolos sobre la llama de una vela y empez la minuciosa tarea de extraer todos los fragmentos de hueso de la herida. La respiracin de Seth se torn laboriosa. Sudaba a chorros, por lo que Matthias le quit las mantas y sigui trabajando. Los gladiadores entraban y salan durante la operacin, miraban al herido y esbozaban gestos de resignacin. Era un luchador valiente. Uno de los mejores. An sigue vivo! exclam Matthias. Y ahora fuera de aqu, que me quitis la luz. Matthias haba extrado el ltimo diminuto fragmento de hueso y estaba limpiando la herida con agua cuando entr el lanista con la corona de laurel que Seth haba ganado. La apoy contra la mesa. Saldr de esta? pregunt. Matthias se encogi de hombros y sigui limpiando la herida. Su vida est en manos de los dioses. Si Sethos muere, te considerar responsable personalmente, Matthias. No me puedo permitir perderlo. Matthias se trag la amarga respuesta que se le vena a los labios y se esforz por dominar el temblor de sus manos. El lanista sali del cuartel, y Matthias volvi a aplicar siemprevivas de telaraa sobre la herida, antes de elaborar una cataplasma a base de miel, semillas tostadas de eneldo y romero que aplic sobre la zona herida. A continuacin le hizo una venda con una gasa limpia y se la puso. Bien, Telmaco, ahora tenemos que entablillarle el hombro. Puedes sostener estos listones mientras yo los fijo? Por fin el hombro qued bien sujeto, pero Matthias no se senta aliviado. La respiracin de su amigo era superficial e irregular, le arda la frente y tiritaba sin parar. Sethos tiene fro, Matthias, deberamos taparlo con las mantas! susurr Telmaco.
Ya est aqu la fiebre suspir el mdico. Trae cuencos de agua y paos limpios. Si Sethos hubiera estado consciente, Matthias le habra administrado una pcima a base de verdolaga y camomila, pero no haba forma de conseguir que tragara. Matthias recurri entonces a un tratamiento que su padre recomendaba, y fue dejando caer gotas de agua tibia por todo el cuerpo de su amigo. Sethos empez a sudar a chorros, y Telmaco trat de cubrirlo. Matthias lo apart de un empujn, enfadado. Tcale las mejillas. Acaso estn fras? Telmaco llev la mano al rostro de Seth y not que estaba ardiendo. Es la fiebre lo que le hace tiritar. Su cuerpo est demasiado caliente. Sethos empez a gemir, y despus a gritar: Aydame, Matthias, aydame! Estoy aqu, hermano Sethos se retorca de dolor. Matt jade, estoy herido Lo s, Seth. Matthias y sus dos ayudantes tuvieron que emplear toda su fuerza para obligarlo a recostarse de nuevo . Por favor, tmbate. Tu hombro an no est bien Pero Sethos no atenda a razones. Matt, ests ah? Necesito Shhh, Seth. Bebe, hermano. Matthias acerc una copa de opio a sus labios. El gladiador trat de beber, pero su cuerpo sufra convulsiones, y no le llegaba el aire a los pulmones. Matthias! dijo con un hilo de voz. Yo Yo Y entonces puso los ojos en blanco y se desplom sobre el catre, inconsciente. Matthias lo vel toda la noche, tratando de calmar a su amigo cuando se agitaba, pues tema que se le reabriera la herida del hombro. A las cuatro de la madrugada volvi a sangrar, y Matthias tuvo que enjugar la herida y aplicar nuevas compresas de plantas. La vend de nuevo y examin al paciente. Sethos no tena buen aspecto. Estaba muy plido, su frente estaba baada en sudor y gema palabras sin sentido. Matthias tema que no aguantara hasta el amanecer. Mientras lo observaba, se preguntaba si sus tratamientos eran los adecuados. Habra mejores plantas medicinales que aplicar? Debera haber cosido la herida? Era un corte tan profundo que pensaba que era mejor no cerrarlo demasiado pronto. Haba visto heridas con los puntos infectados De ocurrir eso, no caba duda de que su amigo morira.
Cuando amaneci, Matthias estaba desesperado. No se senta capaz de salvar a Sethos. Solo tena diecinueve aos. No saba lo suficiente. De modo que cuando el lanista entr en el cuartel con un desconocido, Matthias rez para que fuera un mdico. Matthias, este es Domicio Natalis. La pausa deliberada y el imperceptible gesto que Tercio le hizo a Matthias indicaban que estaba en presencia de alguien importante. Matthias inclin la cabeza en seal de saludo. Domicio Natalis estaba en la arena ayer cuando Sethos Leontis cay. Esta maana ha tenido la generosidad de ofrecerle una habitacin en su villa, as como la deferencia de brindarle la atencin de sus propios mdicos. Matthias se qued sin habla. En realidad puntualiz Domicio me convenci mi esposa; la generosa es ella. Una mujer muy sentimental! Aunque Matthias era un esclavo y, por lo tanto, no tena derecho a decidir, se sinti profundamente dividido. Pero pero no s si es seguro moverlo ahora. Su corazn est muy dbil, ha perdido mucha sangre y tiene fiebre muy alta. Cada gesto, cada movimiento podra reabrirle la herida del hombro Domicio lanz una rpida mirada al herido y declar: Morir si permanece en esta celda hedionda. En menos de una hora mandar traer unas parihuelas para trasladarlo. El lanista golpe a Matthias en la espalda. Esto te libera, eh? Adems, vamos a Aquitania pasado maana. Acaso crees que Sethos podra soportar el viaje? Matthias trag con dificultad. Sethos no estaba en absoluto en condiciones para viajar. Tena que considerar el ofrecimiento de Domicio Natalis como una milagrosa intervencin de los dioses. Quiere que me quede con l? pregunt, sin mucha esperanza. No seas estpido. Tienes que atender a la familia. All cuidarn bien de Sethos. Tengo entendido que el mdico de Domicio trata al propio procurador! Matthias suspir y se prepar para despedirse de su querido amigo.
CAPTULO 10 Distraccin
Ruby tena una nueva amiga del alma: Mia. No poda fingir que no me dola. Como
tampoco poda negar que una parte de m esperaba que eso ocurriera. Y, en cierta manera, esa idea me consolaba, aunque pueda parecer extrao. Haba sobrevivido sola diecisis aos, as que saba que poda volver a hacerlo. No necesitaba a Ruby. A nadie se le daba mejor que a m vivir sin amigos, era una experta. Y aunque era duro ver a Ruby con Mia, al menos me haca ms llevadero el sentimiento de culpa. Estaba claro que Ruby se encontraba bien. No le haba costado mucho remplazarme. Pero todava me pona mala lo de Omar, y no poda hacer nada al respecto. Salvo no hacerle ni caso, lo cual no era fcil, pues trat de hablar conmigo por lo menos mil veces. Pero l no saba lo hbil que yo poda ser en ese terreno. Despus de todo, mantener a la gente alejada de m era mi especialidad. Poda rehuir la mirada mejor que nadie. Adems, tena una voluntad de hierro. Omar solo tard un par de semanas en tirar por fin la toalla. Por desgracia, Omar no fue el ltimo. Despus de l vino Dominic. Y, despus, Karl Mi nuevo estado de soledad pareca haber provocado una reaccin en cadena inmediata. Tuve que empezar a eludir todas las situaciones sociales: la sala de estar, las noches de cine y las fiestas en las habitaciones. Pero era ms difcil eludir las situaciones acadmicas. Y la peor result ser la tutora por parejas, una categora especial del Saint Magdalene. Las clases normales no representaban un problema, pues los grupos se componan de entre ocho y doce alumnos, y por lo general haba tantos chicos como chicas. Pero las tutoras en pareja, por el contrario, eran una lotera. Tenamos una tutora semanal para cada asignatura con un profesor, y eran muy peligrosas si el otro alumno resultaba ser un chico, porque al final poda ocurrir que te quedaras a solas en una habitacin con ese chico, o peor, que tuvieras que volver a tu habitacin cruzando con l todo el colegio, sin la proteccin del resto del grupo. Al cabo de un par de meses decid que la lotera no estaba hecha para m: era demasiado impredecible y me provocaba mucho agobio. Si quera evitar alguna otra horrible declaracin sentimental, necesitaba algo ms efectivo. No me llev mucho tiempo descubrir lo que tena que hacer (meterme en el programa de horarios del colegio y llevar a cabo las correcciones necesarias), pero s me llev algo ms de tiempo ponerlo en prctica. Piratear la cuenta del director result insultantemente fcil; su contrasea y su PIN eran
obvios: su segundo nombre y su fecha de nacimiento. Sin embargo, haba aadido unos irritantes cortafuegos para proteger el programa. Me llev un par de tardes descifrarlos, lo cual me impresion lo suficiente como para que estuviera ms alerta una vez que los hube neutralizado. Los adversarios astutos podan ser taimados. Y tena razn en mostrarme cautelosa. Haba puesto un par de ingeniosas trampas. Me caa bien ese tipo. Pero significaba que tena que ser rpida y tomar un camino tortuoso e indetectable. Y adems tena que acordarme de iniciar sesin muy tarde los jueves por la noche, para poder hacer mis correcciones sin ser descubierta, justo antes de que colgaran en la pgina web el nuevo horario. Una vez que hube resuelto ese problema, mi vida mejor un poco. Poda volver a respirar tranquila durante las clases y las tutoras, lo cual era algo positivo. Otro aspecto positivo era el nuevo juguete del colegio: un microscopio de partculas cunticas. Era absolutamente fantstico. El microscopio electrnico haba podido detectar una increble variedad de microorganismos, pero este poda ver neutrones! Poda observar variaciones en la gravedad. Poda incluso registrar movimientos vricos y bacterianos. Ahora los quarks tenan sustancia. Lo que antes con el microscopio electrnico eran meras motas indescifrables, podan observarse ahora como formas elaboradas y en movimiento. Todos los profesores de ciencias se lo disputaban, pero al final gan la doctora Franklin porque su laboratorio era el nico lo bastante grande para albergarlo. Y no s cmo, pero el caso es que me las apa para conseguir que me permitiera quedarme a observar cmo lo instalaban. Lo que significaba que se acostumbraron a verme por ah mientras experimentaban con su funcionamiento. De modo que el nuevo microscopio me mantuvo feliz y ocupada durante un tiempo. Pero, por desgracia, no todo el tiempo. Por muchas horas que pasara en el laboratorio, por mucho que me aplicara en las clases y que estudiara en mi habitacin, me quedaba una irritante cantidad de horas en las que no tena nada que hacer. Y todo porque Ruby haba desaparecido de mi vida. Hasta que di con un par de distracciones inesperadas. La primera la descubr de pura casualidad. Un da estaba tratando de eludir a Karl despus de la clase de latn, y me escabull de clase amparada por una pandilla de chicas. Result que se dirigan al teatro para una prueba. Me un al grupo, y no s cmo pero el caso es que me convencieron para que yo tambin me sometiera a la prueba. De modo que ahora formaba parte de la compaa de teatro del colegio estaban ensayando Hamlet, nada ms y nada menos! De repente tena un papel que aprenderme y unos ensayos a los que asistir, por lo general acompaada por los dems miembros del grupo, por lo que no haba mucha ocasin para charlas solitarias. Y muy pronto los ensayos dejaron de ser una mera distraccin para m. De verdad empec a disfrutarlos. Entrabas en el teatro, te quitabas los zapatos, te ponas el chndal y dejabas todo tu equipaje fuera. Nadie te juzgaba, no haba alusiones molestas Bueno, ms que nada supongo que era porque el seor Kidd, el profesor, se habra salido de sus casillas. Pero sobre todo me gustaba ser otra persona, para
variar. Entonces un da, a la hora del almuerzo, al salir de un ensayo, Astrid se acerc a m como si nada y me dijo: Cantas muy bien. Tocas algo? Te refieres a si toco algn instrumento? Eso es. Pues toco un poco la guitarra Ella sonri muy contenta. Genial! Nos reunimos luego para tocar? S, vale. Luego era una de mis palabras preferidas. Indicaba intencin sin compromiso. Poda significar lo mismo dentro de una hora que dentro de doce aos. Era un concepto bonito y abierto. Yo empleaba la palabra con frecuencia para eludir situaciones. De modo que cuando Astrid me dijo Nos reunimos luego para tocar no me preocup por ello hasta que esa noche, durante la cena, sent una palmada en el hombro. Vienes o qu? Astrid estaba de pie delante de m, con su instrumento colgado a la espalda, acompaada de Sadie, una chica rubia y bajita de mi clase de filosofa. Adis a la teora de que luego poda significar dentro de doce aos Es que aqu solo tengo mi guitarra acstica tartamude, pero no sonaba muy convincente. No importa, hay una Strat en el estudio. No se me da muy bien Pues no vas a mejorar si te quedas ah sentada sin ms. Haz el favor de levantarte de la silla, quieres? No tenemos toda la noche. As que me levant de la silla, devolv mi bandeja a su sitio y las segu a regaadientes hasta uno de los estudios de msica. Hala! Era una habitacin grande, toda insonorizada, y no le faltaba un detalle: tena batera, amplificadores, micrfonos, etctera. Sadie se fue directa a la batera y empez a aporrearla, mientras Astrid me pasaba una guitarra Stratocaster. Entonces abri la funda del instrumento que llevaba a la espalda y sac un bajo Gibson negro. Segn descubr entonces, Astrid tocaba el bajo como los ngeles. Mova la mano sin
esfuerzo arriba y abajo por los trastes, mientras yo me hunda en un rincn, intentando sin mucha conviccin seguirla sin desafinar con la Strat. Un infierno. Esto Astrid Me parece que esto no consegu articular a duras penas. Toma, Eva dijo, lanzndome una hoja con una letra garabateada. Me mord el labio y mir la cancin. Encima de las palabras alguien haba anotado tambin los acordes. Mmmm, tampoco era tan complicado A lo mejor s que poda aparmelas ms o menos Me ense rpidamente cmo iba la meloda, y Sadie marc el ritmo. Al cabo de unos minutos ya estbamos tocando las tres juntas. Al final de la velada habamos tocado dos canciones, y hasta me haba atrevido a cantar. Me gusta cmo cantas, Eva me dijo Astrid cuando ya volvamos a nuestras habitaciones. Canto mejor de lo que toco farfull. Podras mejorar Claro, practicando se consigue todo, al menos eso es lo que dicen. No. Quiero decir que no tienes tcnica. Necesitas un par de clases. Tena razn. Me haba limitado a aprender a tocar yo sola con un libro de acordes, y dada la falta de entusiasmo que haba encontrado en casa ante cualquier actividad que fuera mnimamente ruidosa, no haba llegado muy lejos en mi aprendizaje. Y dnde se supone que puedo recibir esas clases? Pues te las doy yo, claro! T? Por qu no? Y, a cambio, t me puedes ayudar con las malditas traducciones de latn! Trato hecho! le dije con una gran sonrisa.
CAPTULO 11 Destino
Londinium 152
Seth no abri siquiera los ojos mientras lo transportaban en parihuelas por las calles de
Londinium. Tampoco se despert cuando lo instalaron en la fresca estancia de suelos de mrmol situada en la parte trasera de la villa de la familia Natalis. Permaneci ajeno a las cuidadosas manos que lo baaron y lo tendieron en un lecho con suaves sbanas de algodn para que descansara. A ltima hora de la maana, Domicio mand llamar a su mdico, Ticn, el griego. Ticn lleg acompaado de un pequeo squito. Se inclin en una gran reverencia para saludar a Domicio Natalis, que lo esperaba a la cabecera del enfermo. Antes de tocar a Sethos, Ticn pidi agua para lavarse las manos. Eso ya era en s un hecho sorprendente, pero, no contento con eso, despus de lavrselas procedi a rociarlas con vinagre. Domicio contuvo una risita de suficiencia. Dio por hecho que el griego estaba observando algn extrao ritual en honor a dioses extranjeros. No tena ni idea de que, a decir verdad, estaba en presencia de uno de los mdicos ms innovadores de la poca. Ticn haba descubierto, gracias a una serie de pruebas que haba ido realizando, que el vinagre acetum posea un agente limpiador muy poderoso, y ahora insista en no operar sin utilizarlo previamente. Cuando se hubo lavado las manos exhaustivamente, pas el frasco a sus ayudantes, que procedieron a hacer lo mismo. Ticn quit la gasa y el vendaje que cubra el hombro de Sethos. Sacudi la cabeza en un gesto pesimista cuando advirti la fiebre y la inflamacin de la herida. Todos los habitantes de la villa de Natalis se congregaron para escuchar su diagnstico. En este momento puedo decir que la herida es muy profunda, y que probablemente los msculos y el hueso estn muy afectados. No puedo asegurarlo con certeza hasta que abra y observe el interior, pero sospecho que el hueso est parcialmente roto en mltiples trozos. La herida est tumefacta y caliente, lo que significa que tendr que volver a limpiarla en profundidad, para sacar el veneno, pero imagino que ya ha perdido mucha sangre, por lo que estar muy dbil. Su ritmo cardaco no es bueno, y adems es irregular, y tiene fiebre alta. Har lo posible por que se recupere, pero tengo que decir que no tiene muchas probabilidades de sobrevivir. Domicio Natalis asenta gravemente a las palabras del mdico. Haba invertido mucho
dinero en Sethos Leontis, aunque no se lo haba dicho a su esposa, Flavia, sobre todo porque la mayor parte de ese dinero era de ella. Flavia era hija de un hombre rico, y Domicio haba hecho una buena boda. Si se enteraba de su precaria inversin, su padre podra pedir el divorcio, lo que dejara a Domicio prcticamente en la indigencia. Pero los dioses estaban de su lado, pues era ella quien le haba sugerido que cuidaran del gladiador en su villa. Qu podemos hacer para que sus probabilidades aumenten? le pregunt al mdico. Bueno, una vez que haya limpiado la herida, la haya cosido y le haya puesto un ungento especial, su vida estar en manos de los dioses, por supuesto, pero velarlo da y noche sera til. Sufre una fiebre muy alta, y necesita atencin constante. Tiene esclavos que sepan algo de medicina? Yo podra supervisar los cuidados se apresur a ofrecer Flavia. Y, si quieres, yo podra ayudarte, madre aadi Livia. Domicio sonri agradecido a su esposa y a su hija. A veces s que saban mostrarse tiles. Eso est bien asinti Ticn. Bueno, ser mejor que me ponga manos a la obra. Cuanto ms tiempo me quede aqu sin hacer nada, ms se extender el veneno. Voy a necesitar mucha agua hervida, y tantos paos limpios y lmparas como tengan. Esa mesa de mrmol de la esquina ser la superficie ideal para colocar mis instrumentos Sus ayudantes se precipitaron a acercar la mesa a la cama. Flavia se march a organizar la entrega de los paos y a ordenar que pusieran el agua a hervir. Domicio se retir a su vez para dedicarse a sus propios quehaceres. Sethos segua inconsciente, ajeno al mdico, que dispona sus instrumentos y sus medicinas en la mesita. Tampoco saba que la muchacha que lo haba distrado en la arena estaba ahora en el umbral. Observaba atentamente al mdico, que sumerga todo su instrumental en el agua hirviendo y luego lo sacaba con unas largas pinzas metlicas. Ticn quit con cuidado el vendaje del hombro de Sethos y, con unas pinzas ms pequeas, fue extrayendo tambin los fragmentos de compresa que Matthias haba metido en el corte para que empaparan la sangre. Despus hizo una seal a sus ayudantes, y estos sujetaron con fuerza a Sethos de las muecas y las piernas mientras su mentor destapaba la botella con la que se haba lavado las manos un momento antes. El cido aroma del vinagre se extendi por toda la estancia. A continuacin, el mdico verti una generosa cantidad del contenido de la botella sobre la herida. Sethos profiri un grito y se debati como un loco, pero los ayudantes lo sujetaban con fuerza. Livia se tap los odos y se alej de all sin llamar la atencin. Cuando regres al cabo de un rato, Sethos yaca inmvil y plido, y ahora llevaba un nuevo vendaje en el hombro. El doctor estaba guardando su instrumental, mientras sus ayudantes limpiaban la sangre del suelo.
Est vivo? pregunt ella con un hilo de voz. Apenas contest el mdico. Le he administrado un fuerte sedante. Tardar en despertarse. Volver esta noche para ver cmo est. Mientras tanto, mantnganlo a una temperatura fresca, abanicndole y ofrecindole agua a menudo. Tendr sed, as que traten de verterle el agua entre los labios, as, como lo estoy haciendo yo ahora. Esta noche les dejar unas hierbas para que se las administren en infusin si se despierta. Cuando Ticn y sus ayudantes se marcharon, Livia se sent en un taburete junto a la cama de Sethos. Roz suavemente su frente. Arda de fiebre. Sac el pao que estaba dentro de la tina con agua que el mdico haba dejado colocada junto al lecho, escurri la que sobraba y luego le aplic el pao fresco sobre la frente. El lquido resbal por su cara, humedecindole el cabello, y baj por sus mejillas hasta sus labios. Sethos se estremeci, pero no abri los prpados. Ah, Livia, ests aqu. Flavia entr en la habitacin. Yo me ocupar del primer turno para velarlo. T vete a practicar con tu ctara. Tienes que tocar muy bien esta noche en el banquete. Sin decir una palabra, Livia se levant y fue hacia la puerta. Pero no sali inmediatamente; permaneci all un momento, escondida detrs de la cortina que colgaba en el umbral de la puerta. Flavia se sent y se puso a mojar cuidadosamente en un gesto casi sensual el rostro y el pecho de Seth. Livia oy a su madre suspirar bajito y la vio tomar la mano de Seth entre las suyas. Con los ojos abiertos como platos, la vio llevrsela despacio a los labios y, uno por uno, besar sus dedos. Por segunda vez aquel da, Livia abandon el umbral de la habitacin donde se recuperaba Seth. Esa vez sali corriendo, dejando atrs a toda una serie de esclavos sorprendidos, y cruz la villa hasta llegar al otro extremo del jardn. Cuando estuvo al abrigo del denso follaje de los cerezos, se tir al suelo, sollozando. Y all se hubiera quedado de no ser por Oquira, su doncella, que haba ido a recoger hojas de laurel obedeciendo las rdenes de la cocinera. Livia se encogi entre las sombras para pasar inadvertida, y luego volvi a casa dando un rodeo, rehuyendo las miradas, y se refugi en su alcoba. Apoyada en la pared estaba su ctara. Se acomod en la butaca, con el instrumento en el regazo. Pase los dedos por las cuerdas distradamente, tratando de no pensar en nada. Empez a tocar melodas que la reconfortaban, le ofrecan consuelo y determinacin. Poco a poco dej de sentir un nudo en la garganta y, casi sin darse cuenta, se puso a cantar mientras sus manos describan complicados dibujos sobre las cuerdas, extrayendo armoniosos sonidos. Domicio, que estaba en su despacho comprobando el ltimo inventario del cargamento de un barco, oy las dulces notas que flotaban en el atrio de mrmol y se sinti orgulloso de las habilidades musicales de su hija. Esta tena una voz extraamente cautivadora y tocaba como los ngeles: era su orgullo. Aunque l mismo no tena odo musical, era consciente de que Livia
cautivaba a quien la escuchaba. Casio Malco, el propio procurador, se haba quedado hechizado al orla. Tan hechizado, de hecho, que la primera vez que la haba odo tocar en el banquete en Matralia le haba pedido su mano. Domicio solt una risita. No poda haberlo planeado mejor. Y esa noche, Casio era el invitado de honor del banquete. Livia deba hechizarlo de nuevo, porque esa noche sellaran el compromiso y discutiran el acuerdo. Domicio estaba seguro de que cuanto ms cautivadora resultara Livia con su ctara, ms beneficiosos seran para l los trminos del acuerdo matrimonial. La cuantiosa dote que Casio sin duda esperaba no era nada comparada con la riqueza futura que esa unin prometa. Casio conoca a gente en todos los mbitos, y tena la capacidad de arreglar cualquier situacin enojosa. Por caro que resultara ese matrimonio, a la larga habra merecido la pena. El hecho de que Livia no sospechara siquiera sus intenciones no le preocupaba lo ms mnimo.
CAPTULO 12 Derrota
Cuntas veces quieres que te lo diga? Eso no era lo acordado. Una cosa era cantar y disfrutar de tocar la guitarra; y otra muy distinta actuar de verdad ante un pblico. Un pblico compuesto por personas a las que llevaba meses haciendo lo imposible por evitar. Ni hablar, Astrid. Me apoy en la pared de la habitacin, con los brazos cruzados sobre el pecho. Astrid no me haca ni caso, estaba muy ocupada llamando por su mvil. Sadie, ven a mi cuarto ahora mismo! Dos minutos despus me estaban arrastrando entre las dos hasta el estudio de msica. Resistirse era intil. Me consol con la idea de que tena por delante una noche entera para planear mi huida. Pero a la maana siguiente an no tena preparada ninguna estrategia de escape. El da no empez bien. Nada ms entrar en el comedor para desayunar, se lanzaron sobre m. Se toca para actuar, de eso se trata! Qu problema tienes, Eva? Nuestra msica es buena! Va a ser divertido! Anda, vengaaaaa! Es una gran oportunidad! Al final del da, Astrid, que por fin se haba dado cuenta de que esa oportunidad no me haca muy feliz que digamos, se las haba apaado para convencer a toda la gente de nuestro curso de que vigilara todas las salidas del colegio, y ella no se despegaba de m ni un milmetro. A las nueve de la noche me llev a rastras hasta la sala de estar. Al llegar, se me cay el alma a los pies: estaba abarrotada de gente. Sadie nos haba precedido en el escenario, y la vi muy ocupada apretando bien los platos sobre su eje. Todo estaba ya en su sitio, los micrfonos y las guitarras. Cundo habis colocado todo? pregunt entre dientes. Sadie y yo hemos hecho las pruebas de sonido durante el almuerzo. Habra sido mucho ms fcil contigo, claro, pero parecas muy concentrada en tu plato de macarrones con queso Cuando me arrastr hasta el escenario, la angustia le haba cedido el sitio por completo a la ira. Estaba como una furia. Lo cual por desgracia les vena de perlas, pues la primera cancin era la ms rabiosa de todas, una que trataba de un asesino psicpata. Cuando termin la cancin, se me haba pasado el enfado por completo. Ayudaba el hecho de que nadie nos haba tirado tomates podridos. Al contrario, la gente aplauda entusiasmada. Estaba a punto de empezar a cantar la segunda cancin cuando vi a Ruby entre el
pblico. Estaba saliendo de la habitacin, arrastrando a Mia con ella. Saltaba a la vista que lo haca aposta para que yo lo viera. Mensaje recibido. Me mord el labio, respir hondo y trat de no pensar en ella. Descubr que si cerraba los ojos poda hacer como que no haba pblico y concentrarme solo en la msica. Funcion tan bien que me pill de sorpresa por completo cuando todos empezaron a aplaudir. Hacia la quinta cancin ya haba conseguido ms o menos cantar con los ojos abiertos, y para cuando terminamos, aunque odie reconocerlo, tengo que decir que me lo estaba pasando bastante bien. Por supuesto, Astrid se mostraba asquerosamente petulante, pero casi se lo perdon cuando vi que se encargaba de hablar con la gente y agradecerle su asistencia. Yo me limit a enrollar los cables, guardar mi guitarra en su funda y marcharme discretamente. Pensaba que la cosa terminara ah. Ja. Estaba muy equivocada. A la maana siguiente estaba desayunando mis cereales, evitando mirar a nadie a los ojos, cuando una cara que me resultaba familiar se me plant delante. Astrid dije con un suspiro. Puso su plato de huevos revueltos con beicon en la mesa y se sent enfrente de m. Excelentes noticias! dijo con la boca llena. Hemos conseguido una actuacin semanal! Los jueves por la noche. Les hemos encantado!
Londinium 152 multitud en las gradas aplauda y vitoreaba, coreando su nombre. Seth estaba cubierto de sangre y miraba al suelo, donde yacan gimiendo a sus pies los ocho gladiadores a los que haba derrotado. Estaba cansado tan cansado pero levant el brazo para saludar a la multitud y, dando media vuelta, se alej. Por qu estaba la arena tan caliente? Demasiado caliente Le quemaba los pies. Mir al suelo y vio que la arena se haba disuelto Estaba de pie en una hoguera. Las llamas eran altas. El calor se le antojaba insoportable, le recorra todo el cuerpo tiraba de l hacia abajo Cuando cay, las llamas le lamieron la piel, mordindole la carne Por favor! grit a la multitud. Por favor Ayuda Pero vio que no tena voz. Nadie poda orlo No le escuchaban. Gritaban su nombre Sethos Leontis Sethos Leontis. Los mir a travs de las llamaradas, buscando entre sus rostros uno en especial uno que necesitaba ver. Pero mientras miraba como loco a su alrededor se dio cuenta de que los rostros haban cambiado, se haban convertido en calaveras con las cuencas de los ojos vacas. Unas grandes bocas negras gritaban ahora que queran verle derramar sangre Muere, Sethos Leontis! bram una voz a su espalda. Se volvi, y all estaba el gigante Prtix, inmenso, blandiendo una espada envuelta en llamas. Era un alivio verlo. El gran galo estaba all para matarlo, para sacarlo de ese infierno de fuego. Observ impaciente al galo blandir su espada y clavrsela en el hombro. Una y otra vez Pero no mora. Por qu no acababa nunca todo aquello? Ya basta solloz dbilmente. Sinti unas manos frescas sobre su frente, unas manos que apagaban el fuego, pero las llamas seguan mordindole el hombro, y el calor le daba una sed terrible. Agua consigui articular. Y, como si hubiera ocurrido un milagro, dej de sentir los labios secos; notaba agua en la lengua. Abri los ojos. Vea borroso. Dnde estaba el fuego? Dnde estaba la cabeza cadavrica de Prtix el galo? Parpade. No vea nada rojo a su alrededor; el ambiente era fresco, umbro, ms bien azul. Se esforz por entender lo que vea. Hubiera jurado que estaba viendo los ojos almendrados de sus sueos.
La
Intent decir su nombre. Livia? Unas manos amables le levantaron la cabeza y lo ayudaron a beber un sorbo de una copa. Cuando se le escap una gota, not que la recogan suavemente con un pao y se la llevaban a los labios cortados por el calor. Cerr los ojos y descans la cabeza sobre su brazo fresco. Not entonces un aroma que le era familiar, un delicioso aroma a jazmn y agua de rosas. Pero se senta tan confundido por la fiebre, el dolor y el opio que no entenda el sueo, y volvi a tenderse sobre el lecho, exhausto. Sus sueos siguieron sucedindose, alternando el escenario del calor aterrador y la arena abrasadora con el aire cortante de la noche, donde el fro lo atenazaba, sacudiendo su cuerpo con violentos temblores; tiritaba, buscando en vano dnde cobijarse. Los demonios acechaban entre las sombras, esperndolo, y sus ojos echaban chispas. Pero cuando ya pensaba que estaba irremediablemente perdido, de la oscuridad se elevaba una dulce meloda que ahuyentaba a los demonios, expulsaba las tinieblas e inundaba el mundo de luz. Luz. Necesitaba ver la luz. Abri los prpados. Se encontr con unos ojos claros que lo miraban. Esta vez no se desvanecieron, no desaparecieron. Alz una mano temblorosa y le toc el rostro. Eres real? murmur. La muchacha sonri. Mir su rostro, petrificado: era tan hermoso Has regresado entre nosotros, Sethos Leontis? pregunt ella en un susurro. Dnde he estado? pregunt l con voz ronca. Ella volvi a sonrer. En un lugar al que yo no he podido seguirte. El gladiador sacudi la cabeza. Livia dijo con un hilo de voz. Estabas ah en mis sueos. Me salvaste. No, Sethos, casi te mato. Le alz la cabeza y le ayud a beber de la copa. Seth tom unos sorbos de agua, y sinti que su frescura aliviaba su garganta abrasada. Dnde estoy? Pase la mirada por una habitacin que le era desconocida. Por un ventanuco vio que estaba amaneciendo. Sigui recorriendo el espacio con la vista. Se sobresalt al descubrir a una anciana sentada encorvada en un taburete junto a la puerta.
No es ms que Vibia, la cocinera, mi carabina. Vibia se movi. Seth observ a Livia acercarse a ella y susurrarle algo. La anciana estir los miembros, se levant con dificultad y sali cojeando de la habitacin. Qu le has dicho? quiso saber l. Le he sugerido que te trajera algo de comer Seth se qued mirando la aparicin que estaba a su lado, preguntndose si segua atrapado en algn hermoso delirio inducido por la fiebre. Cmo era posible que estuviera ah, con la muchacha que le haba hecho perder y recuperar la conciencia desde que la haba conocido? Es esta tu casa? Es la villa de Domicio y Flavia Natalis, mi familia adoptiva. Hablaba latn, pero tena un extrao acento. No has nacido en Roma? No se limit a contestar. Y t tampoco, verdad? Claro que no respondi l, sin disimular su amargura. Me arrancaron de mi hogar en Corinto y me trajeron aqu como esclavo. Bueno, pues me alegro de que llegaras hasta aqu dijo ella sonriendo. l la mir maravillado. De pronto, los aos que haba pasado sumido en el odio y la ira parecan desvanecerse. Haba un motivo para todo: un motivo para que lo hubieran arrancado de su hogar; un motivo para que disputara y venciera todas esas batallas en la arena; un motivo para que estuviera en esa tierra salvaje y fra Livia. Abri la boca para hablar de nuevo, pero Livia le llev un dedo a los labios suavemente. La cocinera estaba de vuelta con un caldo de verduras. Gracias, Vibia. Ahora puedes volver a tus otras tareas. Yo ayudar a nuestro invitado a tomarse la sopa. Vibia vacil unos instantes, pero al final se march. Sethos sonri. Con una sola mirada, Livia haba convencido a la vieja cocinera para que dejara a un lado su misin de carabina. Estaba impresionado. La muchacha tom el cuenco. Seth trat de incorporarse. No, no te muevas! exclam ella. Demasiado tarde. Haba olvidado su herida en el hombro. Un dolor desgarrador lo tumb de nuevo sobre el lecho. Cerr los prpados con fuerza para soportarlo. Ella le acarici la frente con su fresca mano, apartndole el cabello de la cara. Era
agradable, ms que agradable. No quera que parara. De pronto, la muchacha apart la mano. Livia! Una voz imperiosa llen la habitacin . Dnde est Vibia? La he dejado ir contest la muchacha tranquilamente. Seth imaginaba que a eso seguira una respuesta peligrosa. Las muchachas romanas solteras no deban estar nunca a solas con un hombre, pero por alguna razn la respuesta tranquila de Livia pareca adecuada. Me parece que le ha bajado la fiebre aadi Livia, y la mujer que Sethos reconoci como la madre de la muchacha avanz hacia ellos. Me ocupar yo ahora de l dijo en tono mordaz. T vete a descansar. Y no olvides que a medioda debemos encontrarnos con Casio. Tenemos mucho de que hablar y muy poco tiempo para organizar el banquete de bodas. Ponte todas tus joyas, y dile a Oquira que te peine. Ella es hbil con el peine. Seth abri unos ojos como platos al or la palabra bodas. Vio la expresin que adopt entonces el rostro de Livia, pero no supo cmo interpretarla. Lo nico que saba era que haba sentido una fuerte punzada de dolor que nada tena que ver con la herida de su hombro. Cmo poda haberlo olvidado? La muchacha estaba prometida a otro hombre. Livia dej con cuidado el cuenco de sopa sobre la mesa, se levant y se alej de la cama. Seth la sigui con los ojos mientras se diriga a la puerta, pero ella no se volvi para mirarlo. Sethos Leontis, me alegro de verte por fin despierto. Flavia lo miraba, acaricindole la mandbula. Sethos cerr los ojos, recordando la fresca caricia de Livia en su cabello. Oy un tenue suspiro y entonces not unos clidos labios sobre los suyos. Flavia Natalis lo estaba besando Se qued anonadado. Era incapaz de moverse. Apenas tena fuerzas para apartar la cabeza. No poda incorporarse siquiera, y menos an marcharse de la habitacin. Estaba impotente: prisionero en la casa de Flavia. Sethos no estaba acostumbrado a sentirse dbil. Era cierto que esa no era la primera mujer poderosa que lo haba deseado. Haba habido muchas otras, pero ninguna lo haba besado nunca sin su consentimiento porque, pese a no ser un ciudadano, nunca haba perdido su estatus. Ah y ahora, se senta deshonrado por su impotencia. Y de pronto entendi la expresin de Livia: era una advertencia para l. Cuando roz sus labios con los de Seth, a Flavia se le aceler el pulso. Se haba expuesto mucho al sugerirle a su esposo que trajeran al gladiador a su casa para curarlo. Su atraccin por l era algo enfermizo, lo saba. Pero muchas esposas romanas sucumban a tentaciones fuera del matrimonio y se las apaaban para encontrar justificacin para esas
aventuras. Estaba segura de que ella tambin podra hacerlo. Despus de todo, su esposo tena relaciones con otras mujeres, aunque saba que los maridos se regan por unas normas, y las esposas, por otras muy distintas. En los dieciocho aos que llevaba casada con Domicio, nunca la tentacin haba sido tan grande como para engaar a su marido. No porque lo quisiera, que no lo quera. Era treinta aos mayor que ella, y lo haba elegido para ella su padre, pero Flavia siempre haba considerado que tena demasiado que perder: una preciosa villa llena de esclavos y la libertad de entrar y salir cuando y como quisiera. Su marido no la maltrataba y no la haba abandonado cuando haba resultado obvio que era incapaz de darle hijos, as que tena muchos motivos para estarle agradecida. Adems, se ausentaba a menudo de casa Y ahora Sethos Leontis yaca en su villa tan increblemente apuesto y consciente por fin Seora, el mdico est en la puerta. Vibia se encontraba en el umbral. Flavia le lanz una mirada asesina y se incorpor rpidamente. Cunto tiempo llevaba ah la cocinera? Cunto haba visto? Cunto le costara comprar su silencio? Todos esos pensamientos se agolpaban en su cabeza cuando el mdico entr en la habitacin. Ah, Ticn, bienvenido! Flavia le dedic una encantadora sonrisa. Nuestro paciente est mucho mejor esta maana. Ticn esboz un saludo respetuoso y llev a sus ayudantes hasta la cama. Flavia no tena ms opcin que salir, pero lo hizo con la cabeza bien alta. Seth suspir aliviado, aunque no tard en descubrir que una forma de tortura ceda paso a otra distinta. Ticn empez a quitar los vendajes de su herida. Seth an tena el hombro inflamado y dolorido por su intento previo de incorporarse, por lo que, cuando el mdico se puso a tirar de las vendas empapadas de sangre, apenas logr contener un grito de dolor. Cuando por fin sinti el aire fresco acariciarle el hombro, jade de alivio. El tormento haba terminado. Pero se equivocaba. Abri unos ojos como platos al notar, sorprendido, que de repente los ayudantes del mdico lo sujetaban con fuerza de los brazos y las piernas. Qu estaba pasando? Esta vez, cuando el agua de fuego entr en contacto con su herida abierta, no pudo contener los gritos. Su cuerpo se retorci bajo la presin de aquellos dos hombres fuertes que lo sujetaban, aprisionndolo, impidindole moverse, mientras el mdico prosegua con su tarea, ajeno a su sufrimiento. Sethos Leontis, los dioses se han mostrado compasivos contigo! murmur para calmarlo, antes de volverse hacia sus ayudantes. Le ha bajado mucho la fiebre, y la herida est mucho mejor. Mirad, la zona roja e inflamada que rodea el corte ha disminuido levemente.
Los venenos estn emergiendo a la superficie Mientras explicaba, el mdico presion con firmeza y decisin la piel inflamada que rodeaba los puntos, extrayendo as pus y sangre de la herida. Sethos volvi a gritar. Ha perdido ya mucha, pero tenemos que impedir que se le estanque la sangre alrededor de la zona herida, por lo que hemos de realizar una sangra, para que la sangre mane bien. Seth haba presenciado muchas sangras en el cuartel de los gladiadores. Matthias aseguraba que eran muy eficaces. Pero no le apeteca demasiado sufrir una l mismo, y apret los dientes preparndose para el mal rato. Ticn sac un pequeo cuchillo de su caja de instrumentos. Lo examin a la luz y luego coloc la hoja sobre la llama de una lmpara de aceite encendida. Seth trag saliva. Los ayudantes del mdico seguan sujetndolo con fuerza, por lo que saba que no tena escapatoria. El doctor tom entonces una bonita copa en forma de cuerno y la coloc junto a la herida. Seth cerr los ojos y trat de pensar en otra cosa. Se estremeci cuando sinti la hoja del cuchillo sajarle la piel, y luego not la presin que ejerca Ticn para extraer la sangre de esa nueva herida, que fue cayendo dentro del cuerno. Tuvo que soportar el procedimiento otras siete veces. Tres cortes ms cerca de la herida, dos en el brazo izquierdo, en la vena que pasaba por el codo y la mueca, y otros dos en el torso. Cuando termin, Ticn limpi las heridas con su agua de fuego, volvi a poner el vendaje del hombro, le dio a beber a Sethos una medicina muy amarga y se march, prometiendo que volvera al da siguiente. Fantstico gru Seth. Estoy impaciente por verlo de nuevo. Mientras yaca ah, tratando de no pensar en el terrible dolor, Seth cay en la cuenta de que en realidad le estaba profundamente agradecido a ese hombre, as como a Matthias, por haberle salvado la vida. Porque ahora ya s tena algo o ms bien alguien por lo que vivir. O acaso la muchacha no era ms que un sueo? Senta la mente confusa mientras pugnaba por pensar claramente, y empez a sentir como que su cuerpo flotaba. Era una sensacin que no poda controlar, y trat de agarrarse al borde de la cama, pero las manos se le resbalaron y se desvaneci.
CAPTULO 14 El prometido
Londinium 152
de seguridad. Casio se encogi de hombros. Pues nada, maana mismo recibir la visita de la guardia especial. La guardia especial de Casio tena habilidades no menos especiales. Sus tres mejores hombres Oto, Poncio y Rufo esperaban en silencio al otro lado de la puerta. Nadie poda entrar si ellos no se lo permitan. Esos tres hombres lo haban servido desde sus das en las legiones. Casio, que entonces era su capitn, los haba sorprendido propinando una brutal paliza a un par de soldados por una deuda de juego. Enseguida haba visto en ellos el sadismo y la falta de piedad que los haca idneos para estar a su servicio. De nuevo, en lugar de castigarlos conforme a las leyes romanas, los contrat para su uso personal. Reforz su compromiso y su obediencia proporcionndoles esposas con cuantiosas dotes. Eran luchadores brutales y crueles, lo que los converta no solo en poderosos guardias, sino tambin en perfectos recaudadores de impuestos. Aunque Casio no los necesitaba para la recaudacin oficial, eran responsables de la puesta en prctica de su tributo adicional, el llamado impuesto de seguridad: el que los tenderos y comerciantes pagaban para proteger sus propiedades del fuego y el vandalismo algo que, inexplicablemente, les ocurra a todos aquellos que no pagaban. Por lo general, un almacn pasto de las llamas, con todo su contenido echado a perder, era suficiente para convencer a un comerciante de rascarse el bolsillo, pero si segua rechazando pagar ese impuesto de seguridad, no pasaba mucho tiempo antes de que se encontrara a algn miembro de su familia flotando en el Tmesis, el ancho y profundo ro que pasaba por Londinium. Casi nunca era necesaria una tercera visita de la guardia especial del procurador. Aunque Casio tena una enorme y complicada red de agentes a su servicio, esos tres eran los que ms tiempo llevaban trabajando para l, y los ms diligentes y eficientes tambin. Adoraban su trabajo, y el procurador los tena en alta estima. Casio acababa de poner su sello en la ltima auditora cuando Oto llam a la puerta con deferencia y entr. Qu pasa, Oto? le pregunt Casio con el ceo fruncido. Seor, Domicio Natalis y las damas Flavia y Livia desean verlo. Ah, gracias, Oto. Condcelos al atrio y ofrceles vino de especias. Yo ir enseguida. Casio guard las cuentas en su caja fuerte y gir la pesada llave en la cerradura. Blando, puedes autorizar unos fondos adicionales? Mi banquete de bodas debe ser una ceremonia de Estado, digna de un emperador.
Cuando son el timbre que anunciaba el final de la clase, todo el mundo se levant y se puso en fila para salir del aula. Pero yo me qued rezagada. Quera aclarar algunas dudas sobre la formacin de sincitios, tema sobre el que apenas se haba extendido el profesor. Profesor Ambrose? Ah, t eres Eva, verdad? Asent. Me preguntaba si tendra usted un momento para aclararme un par de cosas Desde luego que s. Se volvi hacia la doctora Franklin y le dijo : Si es posible, claro. Ahora tenemos un descanso para almorzar, de modo que si no est usted muy hambriento, el tiempo es suyo. Muy bien, no me importa esperar un poco, pero no querra retenerla a usted. Oh, no se preocupe, tengo que preparar unas transparencias para esta tarde. Estar en mi despacho. Muchas gracias, profesor! exclam. El profesor Ambrose explicaba las cosas de una manera tan clara y fcil que cada exposicin llevaba a una nueva pregunta, hasta que de repente se puso a rebuscar en su cartera y sac un pequeo estuche. Lo abri con cuidado. Dentro haba varias ampollas cerradas, unos cuentagotas y varios portaobjetos para el microscopio. Vacil ligeramente y luego me mir como si quisiera comprobar que de verdad estaba interesada en el tema antes de continuar. No me ha dado tiempo a ensearos esto antes, pero dado tu entusiasmo y tus aptitudes, quiz te interese echarle un vistazo Yo estaba feliz. Coloc la primera muestra y me indic con un gesto que mirara a la pantalla del microscopio. Qu ves? Mir con atencin. Nada extrao tan solo unas clulas T normales, no? Bien. Ahora sigue observando Entonces extrajo parte del contenido de las pequeas ampollas con una jeringuilla y lo deposit sobre el portaobjetos. Observ cmo a las clulas T se les unan unas diminutas estructuras puntiagudas en forma de filamento. Era una forma nueva, que no habamos visto antes. Qu son? quise saber.
Obsrvalas con atencin Parpade, y entonces la pantalla se oscureci. Vaya, est fallando la transmisin. No, la transmisin no tiene ningn fallo. Pero Vuelve a observar, esta vez a una velocidad discernible. Haba grabado lo ocurrido en el disco duro del microscopio, y ahora lo volvi a poner, a una velocidad un trescientos por ciento ms lenta. Volv a mirar la pantalla. Vi cmo los filamentos puntiagudos se reunan con las clulas T. Estos enseguida se adhirieron a las paredes de la clula, y no tardaron en abrirse paso a travs de los estrechos receptores hasta el ncleo. Los filamentos ahora se agitaban dentro de la clula. De pronto empezaron a dividirse. Dos filamentos se convirtieron en cuatro, y as sucesivamente, hasta que cada clula T se convirti en una vibrante masa de filamentos. Y las clulas empezaron a crecer, mientras los filamentos seguan multiplicndose. Las clulas crecan y crecan, hasta que de pronto parecieron explotar todas a la vez. No poda apartar los ojos de la pantalla. Estaba totalmente vaca. Qu acaba de ocurrir? pregunt en un susurro. Nunca haba visto nada igual. T qu crees que ha ocurrido? me pregunt a su vez el profesor. Pues es imposible pero es como si las clulas hubieran desaparecido sin ms. Lo que acabas de ver Profesor Ambrose. La doctora Franklin avanzaba hacia nosotros. Me parece que Eva ya ha puesto a prueba su paciencia lo suficiente! Vamos ya, antes de que el personal del comedor se canse de esperarnos. Seguro que ya nos hemos quedado sin brownies! El profesor Ambrose contuvo una mueca de impaciencia y se las apa para sonrer. Muchas gracias por su atenta hospitalidad. Luego se volvi hacia m. Eva, quiz podamos proseguir nuestra conversacin despus del almuerzo? Asent, pensando en alguna forma de escaquearme de mi clase de mates. La doctora Franklin frunci el ceo y me pregunt: Es que no tienes clase a las dos, Eva? Bueno, no, o sea, s, pero Entonces a lo mejor puedo convencer al profesor Ambrose para que vuelva a visitarnos en otro momento, no? dijo la doctora Franklin. Sera un placer para m contest el profesor sonriendo, mientras la doctora Franklin se lo llevaba de all con firmeza.
Pero justo cuando estaban a punto de salir del aula, l se volvi de pronto: Puedo dejar mis cosas aqu hasta despus del almuerzo? pregunt, sealando sus ampollas y sus muestras. Por supuesto que s, profesor! Eva, puedes cerrar con pestillo cuando salgas? Claro. Pero debes darte prisa, tienes menos de veinte minutos para comer antes de tu prxima clase. La doctora Franklin abri la puerta del laboratorio y guio al profesor hacia el comedor, dejndome sola en el laboratorio. Mir mi montn de libros, y luego el microscopio. Por supuesto, en ese momento debera haber recogido mis cosas y haberme ido a comer Pero no lo hice.
CAPTULO 16 Alucinacin
Londinium 152
Ese aroma. Lo conoca. Inspir hondo, dirigiendo la cabeza hacia l, y abri los ojos.
La muchacha estaba all, sentada en el taburete junto a su cama. Pero no le ofreca el rostro, lo tena vuelto hacia la ventana y contemplaba la luna, con una expresin preocupada. Livia? murmur Seth. La joven dirigi los ojos hacia l de nuevo, y en su rostro se dibuj una preciosa sonrisa. Hola, Sethos dijo muy bajito. Mir nerviosa hacia la puerta, y luego inclin la cabeza hasta casi rozar su odo con sus labios. Vibia nos ha dado unos minutos Tienes grandes poderes de persuasin dijo l sonriendo, y le tom la mano. Bueno, en realidad me parece que no lo hace tanto por m como por desafiar a Flavia. No le gusta el mmm inters de Flavia. Sethos cerr los ojos y pugn por tragarse la bilis que le suba por la garganta al recordar el comportamiento de Flavia aquella maana. Tienes sed? pregunt Livia, malinterpretando ese gesto. Tom la copa de la mesa, le alz la cabeza suavemente y lo ayud a beber. l no apartaba los ojos del rostro de la muchacha. Flavia es peligrosa, Seth. Si quiere algo, no retroceder ante nada para conseguirlo. Livia dijo l, con la voz entrecortada por la emocin , yo solo te quiero a ti, nunca querr a nadie ms que a ti Seth dijo ella bajito, volviendo a llevar la copa a sus labios. Ests muy dbil por el dolor y la fiebre. No sabes si sueas o si ests despierto. Y no me conoces Seth trag el agua y, con una mirada ferviente, dijo: Livia Dime que no te sientes as t tambin La mir a los ojos, y en ellos encontr la respuesta que esperaba. Pero tambin vio que la muchacha luchaba contra ese sentimiento. Livia, no podemos dejar que el miedo nos venza la exhort.
Con cuidado, la muchacha apoy la cabeza del joven sobre la almohada y se volvi para dejar la copa en la mesa. Cuando apart sus manos de l, Sethos sinti una punzada de desamparo. Instintivamente, tendi la mano hacia ella y, como por milagro, la sinti cobijada entre las suyas. Suspir feliz, y llev las manos de la muchacha hasta su mejilla. El perfume de la joven lo embriagaba. Roz sus dedos con sus labios, luego alz la mirada hacia su rostro y vio que estaba llorando. Seth dijo entre sollozos, esto es imposible Shhhh, no! No digas eso Le bes los dedos. Estamos hechos para estar juntos. Seth frunci el ceo al pronunciar esas palabras. De dnde sacaba esa certeza? Despreciaba el sentimentalismo, pero era capaz de reconocer que no se trataba de eso. Esa muchacha haba puesto en orden su universo. Durante aos, su vida se haba centrado nica y exclusivamente en la supervivencia fsica. Haba hecho cuanto estaba en su poder para cerrarse a todo pensamiento o emocin que pusiera en peligro ese equilibrio. La esperanza, la confianza, el amor, todo ello haba quedado desterrado de su vida. Saba que su supervivencia dependa de cerrarse a todo ello. Pero ahora, de repente, se estaba abandonando, estaba uniendo su vida a otra persona. Y, en lugar de temer por su supervivencia, senta que, al contrario, dicha supervivencia ahora dependa de eso precisamente. No poda vivir sin Livia. Pero ella apart la mirada de l, negando con la cabeza. Esto no debera estar pasando dijo con un hilo de voz. Lo supe en cuanto te vi murmur l, volviendo a ver su rostro en la arena. Pero, Sethos, todo est en nuestra contra no sabes hasta qu punto. Ya encontraremos la manera de estar juntos. Solo necesitamos tiempo. No tenemos tiempo. Tengo que marcharme. Si me quedo, me obligarn a casarme Seth se estremeci. Cundo? Livia contest con una voz sin expresin: La fecha ya est fijada. La boda se celebrar dentro de menos de dos semanas. Dos semanas? repiti l como si no entendiera las palabras. Casio Malco no quiere esperar. Casio Malco. Ese nombre le resultaba familiar. Nadie se opone a sus deseos. Es un hombre poderoso. Cun poderoso? Es procurador. No me da miedo el procurador declar Seth con aspereza. Lo nico que me da
miedo es perderte Eso ya est hecho, Seth murmur ella. Sus palabras le arrancaron un profundo suspiro, lo que le provoc una oleada de dolor en el hombro. Tena la boca seca. Sinti que la fiebre pugnaba por hacerle perder la conciencia otra vez, y se resisti. Livia hizo una mueca cuando se percat del dolor de Seth. Empap un pao en agua y, con sumo cuidado, le limpi el sudor de la frente. Shhh tranquilo le dijo para apaciguarlo. Estoy aqu Seth trat de luchar contra la fiebre, pero esta se impuso. No saba cuntas veces intent recuperar la conciencia, pero cada vez que abra los ojos, le pareca beber amargas pcimas, y luego la fiebre volva a arrastrarlo, arrojndolo de nuevo a oscuros sueos. En algn lugar lejano, en la luz, senta que Livia lo estaba esperando, pero no consegua llegar hasta ella, senta los miembros tan pesados De vez en cuando llegaban hasta l otras voces, y en ocasiones le pareca or su propia voz, mascullando, gritando, aullando Y, alguna que otra vez, cambiaba el color de sus sueos El rojo y el negro de sus pesadillas se tea de tenues tonos de azul y amarillo. Las palabras se transformaban en canciones, y la msica ahuyentaba las sombras. Flotaba feliz en aguas apacibles y llegaba a clidas arenas. Ahora estaba tendido junto a las olas que rompan en las playas de Corinto. El sol estaba en lo alto del cielo azul. Se protegi los ojos de la luz cegadora. Perdn, no quera sobresaltarte! Abri los ojos. Livia? No estaba en Corinto. Estaba all, en esa habitacin. Livia estaba de pie delante de l, con una lmpara de aceite en la mano, rodeada de luz. Tendi la mano hacia ella. Livia se acerc a l y le tom la mano. Gracias murmur Sethos. Gracias por qu? quiso saber ella. Por estar aqu Por ser Ella le toc el rostro, pero no sonrea. Seth, tengo que marcharme. Livia, por favor No puedo quedarme. Tengo que marcharme lejos, muy lejos. Y t tienes que
dejarme ir porque si no l te matar. Sethos solt una risita salvaje. Crees que le tengo miedo? Durante aos me he enfrentado a la muerte todos los das. No me da ningn miedo. Nos marcharemos juntos Entonces nos matar a los dos o har que no s maten. Tiene muchos amigos, y estos harn lo que l les pida dijo Livia con amargura. No podemos ganar. Livia, he ganado ocho coronas Nueve lo corrigi ella. l neg con la cabeza. No me vencern espet, respirando hondo. Armndose de valor y maldiciendo las pcimas que lo dejaban aturdido, empez a incorporarse en la cama. El dolor en el hombro fue tan intenso que se mare, algo que no haba previsto, como tampoco la reaccin de la muchacha. Seth, qu ests haciendo? pregunt ella con un hilo de voz, obligndolo con las dos manos a tumbarse de nuevo . Vas a conseguir que se te abra la herida, y as nunca te curars Livia jade l, tendindose de nuevo sobre el lecho, dbil y desanimado . Necesito recuperar mi fuerza tengo que entrenar. Ella neg con la cabeza, con tristeza. Ahora no. Ahora necesitas descansar. Recuperars tu fuerza, Seth dijo, acaricindole suavemente el rostro. Pase los dedos por su pecho. Sus tensos msculos ratificaban sus palabras. l le tom la mano y atrajo el rostro de la muchacha hacia s. Cerr los ojos y, con sus labios, busc los de ella. Cuando sus bocas se tocaron, suspir, cada uno inspiraba el hlito del otro, y sus corazones se aceleraron. Al fin, mareada y sin respiracin, Livia se apart. Al instante ambos se sintieron perdidos el uno sin el otro, y ella volvi junto a l, y esta vez lo bes lenta y tiernamente. Sus labios besaron tambin los ojos de Seth, sus mejillas, su barbilla y su cuello, mientras l se embriagaba con su aroma. De nuevo sus bocas se unieron; esta vez la intensidad de su pasin volvi jadeante su respiracin. Seth gimi, y ella se apart, sobresaltada. Te he hecho dao? Oh, Livia! exclam Seth, atrayndola de nuevo hacia l con un gesto brusco . Has hecho lo que ningn gladiador podra hacer nunca, me has roto el corazn Lo siento tanto dijo ella sollozando. Las lgrimas resbalaban de sus ojos mientras se besaban una vez ms. Sus sentidos se agudizaron, y ambos oyeron a la vez un ruido al otro lado de la puerta.
Los esclavos encargados de la cocina se preparaban para iniciar el da. Livia le llev un dedo a los labios y desapareci. Sinti su ausencia como si un agujero se abriera dentro de l. Dese con todas sus fuerzas que regresara, pero la muchacha no lo hizo. As que cerr los ojos y empez a trazar un plan. Si lo que deca sobre Casio era cierto, tendran que huir de Britania y cruzar el mar. Por un momento se permiti soar con llevarla consigo a Corinto. Pero no quera atraer la ira de Roma a su tierra natal. Probablemente estaran ms seguros viajando a las tierras brbaras donde los romanos an no haban puesto los pies, aunque saba que haba buenos motivos para que estos no se hubieran instalado all todava O bien esas tierras no eran hospitalarias, o bien, y era lo ms probable, no lo eran sus habitantes. No le apeteca demasiado imponerle a Livia ni uno ni otro riesgo. Pero no tena eleccin. No se permita siquiera considerar las dificultades de un viaje por tierras inhspitas para un gladiador herido y marcado como esclavo y una preciosa muchacha romana. Todo estaba en su contra, tena pocas probabilidades de sobrevivir, pero esa era una situacin a la que l estaba ms que acostumbrado. Haba ahorrado algo de dinero y posea unas cuantas joyas valiosas, generosos regalos de algunas admiradoras. Ambas cosas las tena escondidas en un lugar seguro en el cuartel de los gladiadores. Tendra que regresar all para recuperarlas. As que deba arreglrselas para levantarse de la cama. Apretando los dientes para soportar el dolor, trat de nuevo de incorporarse. Hizo caso omiso del calor desgarrador que senta en el hombro y de las clidas gotas de sangre que manaron de la herida, empapando su vendaje. Pero lo que no pudo ignorar fue la neblina oscura que lo envolvi, hacindole perder el conocimiento. Algo ms tarde, cuando Flavia acudi a su cabecera, arda de fiebre y deliraba, cubierto de sangre. Preocupada, llam a Ticn, el mdico, que no entenda por qu se haban abierto los puntos. Volvi a coser la herida, y esta vez le at el hombro a la cama. Luego le administr otra pcima a base de opio, que Seth, a pesar de la fiebre, intent no tragar. Tena que mantener las ideas claras. Pero pese a ser un poderoso gladiador, el anciano mdico griego se impuso sin dificultad, y Seth no pudo evitar volver a perder la conciencia.
prpados, pero alcanz a distinguir a dos hombres de pie junto a su cama. No los conoca. Creo que Matthias era el nombre de ese incompetente esclavo del cuartel que hizo todo lo posible por matar al gladiador dijo el otro hombre con una risita malvada. Seth frunci el ceo al or ese insulto y sinti que su mano se cerraba en un puo. Ah, Sethos Leontis Esa voz s la reconoci. Sus ojos se dirigieron a la imperiosa figura de Flavia Natalis. Estaba junto a la ventana, y en sus ojos ley una advertencia. Pero su presencia no haca sino intensificar la ausencia de la nica persona a la que quera ver. Recorri la habitacin con la mirada, buscndola. Livia no estaba all. Ahora que ests consciente prosigui Flavia, creo que sera conveniente que conocieras y expresaras tu agradecimiento al hombre que te ha salvado la vida: Domicio Natalis, tu anfitrin; mi marido. Sonri y avanz hasta el hombre alto y delgado que acababa de insultar al mejor amigo de Sethos. Domicio le dio unas palmaditas en la mano y esper. Los ojos de Flavia se agrandaron cuando se dirigieron a Sethos. Este se trag su amargura y mascull un agradecimiento. Esta noche ests doblemente honrado, pues tambin contamos con la presencia de nuestro exultante invitado Casio Malco que pronto ser mucho ms que un invitado! Nuestro futuro hijo. Seth se sobresalt al or ese nombre. Futuro hijo? Pero si pareca muchos aos mayor que Flavia Mir a los ojos a su odiado rival: era un hombre ancho de hombros su porte indicaba claramente que haba sido soldado , con los labios carnosos y la boca ligeramente torcida, la nariz larga y la cabeza grande, coronada por una abundante cabellera cana. Seth casi sinti arcadas ante la sola idea de que ese hombre tocara a Livia. Casio se impacientaba. Bueno, y dnde est mi prometida? No he venido aqu a contemplar a un esclavo enfermo Supongo que Livia cantar esta noche, verdad? pregunt mientras arrastraba a Domicio fuera de la habitacin. Seth cerr los puos con tanta fuerza que se le pusieron los nudillos blancos y trat de dominar su respiracin, mientras los dos hombres se dirigan al umbral. Flavia permaneci junto a la ventana, observndolo. Dej escapar un profundo suspiro. Haba visto suficiente. Haca ya das que las palabras que Seth mascullaba en sus delirios la haban alertado de la naturaleza de sus preocupaciones, aunque tena la esperanza de que sus palabras fueran solo fruto de la fiebre que lo consuma. Pero ahora se haba percatado de su esfuerzo consciente por controlar su animosidad hacia Casio. Y no era difcil adivinar la razn,
no era ninguna estpida. Saba que Livia era excepcionalmente hermosa, y que la muchacha tena algo que atraa a la gente. Acaso no se haban sentido cautivados por ella Domicio y ella misma? No haba duda: Sethos Leontis estaba enamorado de su hija. Flavia se mordi los labios en un intento por contener la rabia, pues ese sentimiento la habra traicionado. Al besarlo el da anterior haba sabido que l no la deseaba. Pero ella haba estado segura de que, con el tiempo, conseguira imponerse. Ahora saba que no sera as. Los celos son un fro compaero. Clavaron sus garras en el alma de Flavia y le llenaron el corazn de amargura. Siguiendo a los hombres con la mirada mientras salan de la habitacin, decidi que deba actuar deprisa.
A travs de sus sueos desesperados, Seth distingua claramente una cancin extraa y
sensual que acompaaba una complicada meloda. En alguna parte de su conciencia saba que se trataba de Livia. Su voz lo llamaba, recordndole que tena una tarea pendiente. Se despert sobresaltado. La habitacin estaba sumida en la oscuridad, y flotaba en el aire el aroma de la muchacha. Livia? murmur. Sinti sus labios en su odo. Seth, no tengo tiempo. Saben lo nuestro Me obligan a casarme maana por la maana. Los guardias vienen hacia aqu Tengo que huir. Livia jade. Me voy contigo No, Sethos. No puedes. Volver a buscarte Te quiero Y desapareci. Seth trat de incorporarse para seguirla, pero ahora estaba atado a la cama. Volvi a tenderse, impotente y abatido, pero una intensa rabia creca en su interior.
CAPTULO 17 Trampa
Londinium 152
Sethos.
Seth no quera abrir los ojos. Se haba estado agitando en un terrible caos de ira y desesperacin. Y en el mismo epicentro de la tempestad de su pesadilla estaba Livia: pequea, apareca y desapareca. Mientras daba vueltas inquieto en su lecho, la oscuridad se iluminaba de repente con blancos fogonazos de miedo. Livia gritaba. Gritaba su nombre El corazn le lata con fuerza en el pecho, mientras luchaba por zafarse de la correa que lo sujetaba a la cama. Se sinti entonces prisionero, mucho ms de lo que se haba sentido cuando era gladiador. Su impotencia lo ahogaba, despojndolo de su identidad. No tena nada No era nada. Sethos, despierta! No era la voz que ansiaba escuchar, as que apart la cara. Deprisa, Sethos, tengo un mensaje de Livia. Abri los ojos de inmediato. Vibia, la vieja cocinera, estaba agachada junto a su lecho, muy nerviosa. La atraparon cuando intentaba escapar y la casaron a la fuerza. Cundo? pregunt l con un hilo de voz. Ayer. Te han sedado mucho. Dnde est? La han llevado a la villa de Casio. Oh, por los dioses gimi. El dolor era insostenible. Seth se tap los ojos con el brazo. No era capaz de hacerle frente a Vibia, ni a s mismo siquiera. Haba fallado a Livia cuando esta ms lo necesitaba. Y ahora no vea ms que oscuridad, toda esperanza haba muerto. Sethos Leontis, no est todo perdido susurr Vibia, lanzando rpidas ojeadas hacia la puerta. Seth se agit en el lecho.
Tengo una sobrina, es esclava en casa de Casio. Podemos confiar en ella Pero, Vibia La anciana se incorpor de pronto y alz la voz para decir: Ahora mismo te traigo un poco de pan. Me alegro de verte despierto. Le lanz una mirada preada de advertencia y se puso en pie para marcharse. Ah, Vibia, la comida tendr que esperar dijo Flavia acercndose a la cama. El mdico est aqu. Claro, seora dijo Vibia, saliendo de la habitacin. Seth cerr los ojos al recordar su ltima visita. Trat de hacer caso omiso de la manera tan fra en que Flavia le tocaba, como si fuera de su propiedad, pero cuando percibi que el griego estaba junto a ella, examinando el vendaje, todo su cuerpo se puso rgido. Ticn carraspe con deferencia. Seora, necesito algo de tiempo para examinar al gladiador. Pedir a la esclava que la avise cuando haya terminado. Muy bien. Flavia solt un bufido y sali de la habitacin, cerrando la puerta con fuerza. Cuando qued claro que ya no poda orlos, Ticn se dirigi a Sethos en griego: Qu te aflige, gladiador? Te empeas en luchar contra mi medicina. Tienes la fuerza de diez sementales, pero sigues ardiendo de fiebre. Te resistes a tragar las pcimas que te administro para que te ayuden a dormir, te has reabierto la herida dos veces ya La piel que rodea el corte es delgada, y no se puede volver a coser indefinidamente. Debes dejar que sane. Le tienes apego a tu vida? O tus aos como gladiador te han quitado las ganas de vivir? Seth neg con la cabeza. Quiero vivir, Ticn. Necesito recuperar la fuerza. Tengo que salir de aqu No me puedes atar como a un animal Si quito la correa, la herida no sanar. Necesito estar atado a la cama? No podras inmovilizarme el hombro de manera que pudiera incorporarme y moverme un poco? Las piernas me responden todava y las manos Pensativo, Ticn se rasc la cabeza. Bueno, djame ver cmo estn los puntos, y si ha bajado la inflamacin Seth se prepar para aguantar el cambio de vendaje, pero ese da el dolor desgarrador del agua de fuego y los meticulosos gestos del mdico para limpiarle la herida le ayudaron a pensar con claridad. Estaba decidido a recuperar la fuerza necesaria para rescatar a Livia de su
prisin. Ticn no haba ido en compaa de sus ayudantes, por lo que opt por no hacer sangras. Seth dio las gracias a Zeus en voz baja por esa suerte. Cuando hubo cambiado el vendaje, en lugar de volver a atarlo a la cama, Ticn llam a Vibia. Puedes traer unos paos limpios y cortarlos en tiras de este ancho y este largo? indic, acompaando los gestos a las palabras. Vibia asinti y se march. Cuando volvi con un montn de tiras de pao limpio de color crema, Ticn las coloc con cuidado sobre la mesa de mrmol junto a la cama. Gracias, Vibia. Puedes quedarte un momento para ayudarme? Con la ayuda de Vibia, Ticn incorpor con cuidado a Sethos para que se sentara. Seth ahog un grito cuando el dolor del hombro se recrudeci. Te recuerdo que ha sido idea tuya advirti Ticn. Estoy bien mascull Seth. Ticn procedi a colocar con cuidado el brazo izquierdo de Seth contra su pecho, y empez a vendar el hombro y el brazo con las tiras de pao hasta que ambos quedaron firmemente sujetos. Cuando hubo terminado, se plant delante del joven, con los brazos cruzados, en actitud severa. No debes intentar utilizar esta mano. Muvete con cuidado. Haz cuanto est en tu poder para evitar sacudir el hombro. No quiero tener que volver a coserte la herida. Si notas un calor intenso en el hombro, debes avisarme inmediatamente. Te tomars sin rechistar los sedantes que te administro cada noche, as como las pcimas de hierbas para limpiarte la sangre que estoy preparando, tres veces al da. No me falles, Sethos. Gracias murmur el joven. Lo acompaar, doctor dijo Vibia. Seth se sent en el borde de la cama, respirando de manera irregular. El dolor se estaba apaciguando, y senta la mente ms clara que en los ltimos das o semanas? No recordaba cunto tiempo llevaba ya all. Vibia regres con pan, frutas desecadas y un poco de vino caliente con miel. Seth comi y bebi, agradecido. Se le haca raro poder ver por fin la habitacin desde un ngulo distinto. Ahora se dio cuenta de que era bonita: espaciosa y ventilada, con las paredes pintadas de azul celeste y adornadas con unas sencillas volutitas blancas. El suelo era de baldosas, con un dibujo geomtrico en gris y blanco, y el mrmol gris de la mesa estaba delicadamente jaspeado de azul. La cama, similar a un divn, en la que haba yacido todo ese tiempo tambin estaba pintada de gris. Cuando termin de desayunar, dej el plato y la copa en la mesa junto a la cama y, apoyndose en ella, se levant. La operacin no estuvo exenta de dolor, y se mare, pero una
vez que se vio de pie, se sinti satisfecho de su esfuerzo. Dio unos pasos. Una sensacin de nusea lo devolvi, tambalendose, a la cama, pero no permaneci all mucho tiempo. Respir hondo unas cuantas veces y volvi a levantarse. Tena que mostrarse muy exigente consigo mismo si quera recuperar su fuerza, as que se oblig a caminar por la habitacin. Cuando senta que las piernas no lo sujetaban, se apoyaba en la fresca pared pintada de azul; cada vez que senta que se mareaba, se acuclillaba en el suelo hasta que se le pasaba. Ya haba dado tres vueltas enteras a la estancia y estaba descansando, apoyado en la pared, cuando Flavia entr de repente. Ahog un grito cuando lo vio levantado, pero luego sonri. Sethos, qu esplndido verte de pie! Si as lo quieren los dioses, pronto os podris librar de m! Senta que la romana no apartaba los ojos de l, y trat de sonrer despreocupadamente, pero los labios no le respondieron. Sethos murmur Flavia, acercndose mucho a l y tocndole suavemente la barbilla. Me alegro de ver que en tu pecho vuelve a arder la llama del gladiador. Baj la mano para acariciar su pecho, y Sethos se esforz por superar su repugnancia y someterse sin rechistar a su caricia. Luego la mujer fue hasta la cama y llam a Vibia. Treme un cuenco con agua caliente y aromatizada, unas toallas y un poco de aceite de enebro. La idea de baarse alegr mucho a Sethos, pero tema que Flavia no tuviera intencin de dejarle a solas para lavarse, pues no le soltaba el brazo. Seth consider sus opciones. Haba recuperado las fuerzas suficientes para marcharse ya? Por supuesto, el mdico dira que no, pero Seth saba que l era muy fuerte. Pero entonces record que Ticn haba mencionado que los gladiadores estaran fuera al menos dos semanas ms. Saba que sera incapaz de aparselas solo todava. Tambin saba que si rechazaba los avances de Flavia, su vida all sera insoportable. Las esposas romanas desdeadas se vengaban Tena que afrontar la verdad: estaba atrapado. Vibia llam a la puerta y entr, sosteniendo en la mano una palangana que ba la habitacin en un aroma exquisito. Pero no la dej en la mesa ni se march. Con la barbilla seal la puerta. He trado a Oquira para que me ayude a baar al gladiador, seora dijo con una sonrisa preada de sobrentendidos. Oquira, una muchacha corpulenta de cara muy redonda, entr de puntillas detrs de ella, llevando toallas, aceites y una tnica limpia. Flavia estaba furiosa. La anciana esclava se la haba jugado, y saba que sera indecoroso por su parte hacer cualquier otra cosa que no fuera salir de la habitacin.
Gracias, Vibia dijo entre dientes, y se march muy enfadada. Seth dirigi mentalmente una oracin de agradecimiento a los dioses, y sonri a la mujer que lo haba salvado. De pronto, lo embarg un intenso entusiasmo. Con la ayuda de Vibia, acaso no conseguiran l y Livia salir de Londinium? Flexion el hombro sano y cerr los ojos. Si se entrenaba duramente, recuperara la fuerza, y entonces estara listo para enfrentarse a Casio. Sinti el bao caliente como una caricia sobre la piel, y mientras los sinsabores del da se iban con el agua, respir hondo, atrevindose a soar con el da en que Livia y l estuvieran juntos por fin.
CAPTULO 18 Calor
Cerr la puerta del laboratorio y volv a la pantalla del microscopio. Estaba intrigada.
Las clulas invadidas no desaparecan as sin ms. Haba visto clulas que explotaban, pero siempre quedaba un resto visible, adems de los virus o bacterias multiplicados que se dirigan de inmediato a invadir otras clulas. Pero nunca esa evaporacin total y absoluta. Necesitaba volver a verlo otra vez. Lo puse de nuevo enseguida, y esta vez ralentic la imagen al mximo que permita el programa. Pero la reduccin de la velocidad no me proporcion ms informacin. La desaparicin total volvi a suceder ante mis ojos, solo que un poco ms despacio esta vez. Frustrada, me alej de la pantalla y estuve a punto de tropezar con el maletn del profesor Ambrose, que estaba abierto en el suelo. Le ech una ojeada y vi que no haba guardado la ampolla y el cuentagotas. Seguan en la mesa, junto al microscopio. Mirndolos notaba cmo me lata la sangre en las sienes: ya haba tomado una decisin. Si quera repetir el experimento, iba a necesitar algunas clulas T normales Eso era fcil, mi cuerpo estaba lleno de ellas. Rpidamente, saqu un comps de mi mochila, me clav ligeramente la punta en la yema de un dedo y puse la sangre en un nuevo portaobjetos. Luego aad una gota del contenido de la diminuta ampolla, lo coloqu bajo el microscopio y volv a enfocar las lentes. No me lo puedo creer! exclam bajito al contemplar de nuevo la reaccin. Incluso a velocidad reducida, todo sucedi muy deprisa: la invasin, la duplicacin, la multiplicacin, la explosin la evaporacin y luego una pantalla totalmente vaca e inmvil. Permanec mirndola unos minutos. Era ciencia, de modo que tena que haber una explicacin lgica. Deba de haberme saltado algo. As que me levant para repetir el experimento una vez ms. Encontr otro portaobjetos, me pinch en la yema del dedo con el comps, tom la ampolla. Eva Koretsky! Qu ests haciendo aqu? La doctora Franklin y el profesor Ambrose haban vuelto. Estaba tan absorta en mis pensamientos que di un respingo de sorpresa. El contenido de la valiosa ampolla se me verti en las manos y de ah cay al suelo.
Oh, Dios mo! Lo siento! dije casi sin voz. El profesor Ambrose se qued mirando la ampolla medio vaca, petrificado. Eva, sabes que est prohibida la entrada al laboratorio cuando no est presente algn miembro del personal. Espero que esa muestra no fuera nada demasiado valioso, profesor Ambrose. Contuve el aliento. El profesor Ambrose se qued un momento mirando el charquito en el suelo. Luego, sin levantar la mirada, dijo tranquilamente: No, no, tengo cantidades infinitas. Menos mal. Bueno, Eva, ser mejor que te vayas corriendo a comer. Lo siento mucho, de verdad. Me ir en cuanto haya limpiado todo esto. No, ser mejor que te vayas ya, Eva dijo el profesor Ambrose, empujndome amablemente hacia la puerta. Esto ya lo puedo hacer yo. Doctora Franklin, tiene papel absorbente? La doctora se fue para trarselo. Bueno, pues gracias, profesor Ambrose. Y lo siento farfull mientras abra la puerta para irme. Bueno, pues adis. Adis, Eva. Estoy seguro de que no tardaremos en volver a vernos. Tena seis minutos. Corr hacia el comedor vaco, pero para cuando llegu ya era demasiado tarde para almorzar. As que me fui directamente a clase de mates, con la cabeza llena de preguntas. Al final de la clase me senta un poco mareada. Tengo que comer algo antes del ensayo con el grupo, decid mientras recoga mis cosas y me levantaba. Pero lo hice demasiado rpido, y sent como una especie de vrtigo. Me tambale torpemente, y Rob Wilmer tuvo que sujetarme. Ests bien? me pregunt. Es que no he comido Y, ahora que lo pienso, tampoco he desayunado. Pero no pasa nada, estoy bien. Toma. Me tendi media barrita de chocolate. Gracias le dije muy agradecida, quitndole el papel a la chocolatina. A la mitad de la clase de historia empec a sentirme muy acalorada. Me quit la sudadera, pero segua sudando. Me enjugu la frente. Estaba ardiendo. Ahora no poda permitirme una gripe, no tena tiempo. Antes de que pudiera siquiera
terminar de formular esa idea en mi cabeza, sent una oleada de nusea. Dios, iba a vomitar. Maldita chocolatina! Desde cundo la tendra Rob en el bolsillo? Me puse de pie muy deprisa. Fue un error. La habitacin entera empez a dar vueltas a toda velocidad. Intent que se detuviera, al menos el tiempo suficiente para localizar la puerta. Pero, mientras la buscaba, empec a ver borroso, y todo se oscureci. Cuando o el impacto, supe que lo haba provocado yo al desplomarme en el suelo.
CAPTULO 19 Furia
Londinium 152
pesas improvisadas (candelabros de mrmol y taburetes) y movimientos de ataque y defensa en la lucha. No habra sabido distinguir si los rpidos latidos de su corazn se deban al ejercicio o a lo nervioso que se senta. A medioda lleg Vibia con un barreo de agua caliente y aceites, y se puso a ayudarlo a asearse y afeitarse. Seth nunca haba sentido reparos o pudor en exhibir su cuerpo desnudo hasta que Flavia haba empezado con sus cotidianas agresiones. Ahora estaba siempre alerta a cualquier seal de intromisin en su intimidad. Pero Vibia haba calculado bien el momento de su visita. Justo acababa de ayudarlo a ponerse la tnica cuando Flavia se col en la habitacin. Vibia! buf, furiosa. Qu ests haciendo aqu? Disclpeme, seora, me necesita para algo? Recogi el barreo, la toalla y la tnica sucia y sali de la habitacin, sin atreverse a mirar a su seora. Flavia mostraba una expresin dura y amenazadora. Lo siento mucho, seora dijo Seth. La culpa ha sido ma. An me cuesta moverme, por lo que le he pedido ayuda a Vibia. Flavia resopl de rabia. La cocinera debe estar en la cocina, a menos que se le ordene lo contrario. Pero esta vez no almorzar en casa, por lo que, por ti, har caso omiso de su desobediencia. Flavia mir a Seth a los ojos, y este capt una advertencia en su expresin: a partir de ese momento, la suerte de Vibia estaba peligrosamente ligada a la suya propia. El joven sinti un sabor amargo en la boca; cada clula de su cuerpo se resista a aceptar la impotencia con la que deba resignarse a su situacin y despreciaba la ominosa autoridad que la mujer ejerca. Gracias, seora dijo entre dientes. Flavia sonri, se inclin hacia l y lo bes en los labios con frenes. Seth cerr los ojos, se esforz por pensar en Livia y le devolvi el beso. Jadeando de placer, Flavia le ac arici el cabello y el cuello, acercndolo ms a s. Entonces se apart un momento para tomar aire y le toc los labios, soltando una risita. Sethos, querido, no puedo quedarme o llegar tarde a casa de Tavinia! Pero no temas, despus seguiremos Lo bes una vez ms y sali majestuosamente de la habitacin. Oquira! llam. Mi manto! Cinco minutos despus, Flavia y Oquira haban salido de la villa. Con los puos cerrados, Seth trat de contener la rabia que le herva en el pecho. Con un crujido, la puerta se abri. El joven se sobresalt, pero solo era Vibia, que traa una toga y un manto. Al ver las prendas, Seth se qued con la boca abierta por la sorpresa.
Una toga? pregunt en voz baja con tono inseguro. No puedes salir de esta casa con tu tnica de esclavo; adems, tanto la toga como el manto ocultarn tus tatuajes y la herida de tu hombro. La toga romana era un smbolo de ciudadana y honor, y llevarla sin tener derecho a ella se consideraba casi blasfemo. Adems, Seth no saba cmo vestirla. Pero Vibia, pese a que sus dedos ya no eran tan hbiles por la edad, tena mucha prctica y no tard nada en ponrsela, arreglndole los pliegues alrededor del cuerpo. El joven gladiador tuvo que inspirar hondo cuando le coloc el pesado manto oscuro sobre el hombro herido. Lo siento se disculp la esclava, abrochndoselo. Vers que la capucha te resulta muy til. Cuando termin, retrocedi un paso para comprobar el resultado. Bien asinti, satisfecha. Tienes todo el aspecto de un ciudadano romano. Seth contest a esas palabras con una sonrisa irnica. Ambos saban cun ambivalente era ese cumplido para l, pues odiaba a la mayora de los ciudadanos romanos. Entonces, Vibia le toc el brazo y le dijo: Sethos, veas lo que veas, no reveles quin eres. Nuestras vidas dependen de que no lo hagas. Seth entorn los ojos y se qued un momento pensativo. Saba reconocer una advertencia, y empez a sentir que el miedo se adueaba de l. Vibia sali deprisa de la habitacin, se asegur de que no haba nadie en los alrededores y le indic con un gesto que la siguiera. Lo condujo por el jardn hasta la puerta lateral de la finca, sealndole que aguardara mientras se asomaba a la calle. Cuando se hubo asegurado de que no pasaba nadie, se volvi hacia l y le indic con un gesto silencioso que la va estaba libre. De pronto, Seth se vio en la calle, solo. Era la primera vez que el joven saboreaba la libertad desde su captura en Corinto. Un esclavo gladiador nunca recorra las calles de Londinium como no estuviera encadenado y custodiado por guardias. Pero no se demor en paladear esa libertad porque era consciente de que, por muy agradable que fuera sentir su cuerpo libre de grilletes, esa sensacin quedaba empaada por la amarga certeza de que si lo descubran hacindose pasar por ciudadano romano, no mostraran piedad alguna con l. Y se diriga precisamente a la boca del lobo: el foro. El plan era de una temeridad absoluta: el foro era el centro de la vida poltica y comercial de Londinium. Estara abarrotado de gente. Todos los ciudadanos importantes se daban cita all. Y ah estaba l, Sethos Leontis, el famoso gladiador, caminando hacia el foro l tambin. Pero Seth saba muy bien cmo pensaban los romanos. Para ellos, los esclavos eran invisibles, los consideraban menos que humanos. Por lo que, aunque haba sido un esclavo
muy celebrado, una autoridad en la arena de los gladiadores, dudaba de que mucha gente se hubiera tomado la molestia siquiera de mirarlo a la cara. Y, en cualquier caso, la mayora de los espectadores de los combates estaban sentados demasiado lejos en las gradas como para ver claramente el rostro de los gladiadores, por lo que se senta bastante seguro bajo su disfraz. Los nicos que representaban verdaderamente una amenaza eran quienes lo conocan en persona. Por suerte, los gladiadores de su familia an no haban regresado de Aquitania, aunque tena que admitir que haba unas cuantas damas romanas que lo conocan de manera bastante ntima. Apart esa idea de sus pensamientos. La villa de los Natalis estaba cerca del foro, y mientras se esforzaba por caminar rpido pero sin prisa (como le haba indicado Vibia) iba pensando en el mensaje que haba recibido de Sabina, la sobrina de la anciana esclava. Sabina acompaara a Livia a medioda desde la casa de Casio hasta el foro, para visitar las tiendas. Esta sera la primera salida de Livia desde la boda. Al parecer, Casio haba decidido que se le poda conceder esta pequea libertad aunque, por supuesto, ira acompaada de Sabina y vigilada por un guardia. Seth trat de imaginar cmo habra logrado Livia convencer a Casio de que poda confiar en ella. De la misma manera que l mismo haba sabido convencer a Flavia? Era consciente de que lo mximo a lo que poda aspirar era a verla un instante, pero esa sola esperanza haba alimentado su espritu durante toda la maana. Ni se le haba pasado por la cabeza pensar que el plan era una temeridad rayana en la locura. Necesitaba verla como las plantas necesitan agua para vivir. El paseo hasta el foro transcurri sin incidentes, y cuando ya estaba muy cerca se puso la capucha del manto. Era un da fresco pero seco de septiembre, por lo que el tiempo no lo justificaba, lo cual lo inquietaba un poco. Sin embargo, la capucha le ocultaba bien el rostro y, tras pensarlo unos segundos, decidi que era una eleccin prudente. El peso combinado de la toga y el manto sobre su hombro herido le arrancaba latigazos de dolor, agravados por cada paso que daba, pero Seth estaba atento a otra cosa. Paseaba la mirada por la multitud agolpada en el foro, alerta a cualquier seal de peligro, y alerta tambin por si reconoca a Livia entre la gente. Y entonces la vio. Estaba de pie ante un puesto de pasteles, mordisqueando uno de almendras. No tena el rostro dirigido hacia l, pero Seth la reconoci enseguida. Llevaba la cabeza envuelta en un precioso pauelo de seda lila con bordados dorados; vesta una pesada tnica blanca con un elegante ribete prpura. Tres pulseras con joyas engastadas brillaban en su mueca, y con una punzada de dolor Sethos repar en el gran y resplandeciente anillo de boda que luca en el dedo. Todo ese atuendo indicaba que Livia era la esposa de un hombre muy rico. Pero su expresin era tan desdichada que a Sethos se le parti el corazn al verla. Coma sin saborear. No le interesaba el pastel; miraba nerviosa a su alrededor. Seth no necesit atraer su atencin porque casi en el mismo instante en que l la vio a ella, como por una atraccin magntica, los ojos de la muchacha se cruzaron con los suyos.
Ella se qued petrificada, y l tambin. La sonrisa de alegra que haba brotado de sus labios fue eclipsada por una nueva emocin: una rabia furiosa. El rostro de Livia mostraba un sinfn de heridas: un corte en la mejilla, en vas de cicatrizacin pero inflamado an, un moretn en la barbilla y, adems, tena los labios agrietados e hinchados. Seth se qued sin respiracin y recorri su cuerpo con los ojos en busca de otras heridas, pero su tnica estaba diseada para no revelar nada. Sin pensar, movido por la furia, Seth avanz hacia ella, pero los ojos de la muchacha se abrieron como platos en una expresin de terror, y, con un gesto silencioso, le seal algo a su izquierda. Se trataba de su guardia, un pelirrojo corpulento con expresin beligerante y porte de soldado. No ocultaba la daga que llevaba a la cintura, ni la espada que colgaba en bandolera sobre su espalda. Seth no tena armas, pero s un hombro herido y el deber de no revelar su identidad para no poner en peligro las vidas de otras personas. Luch consigo mismo, dominando el arrollador impulso de matar al guardia y rescatar a la muchacha. Haca aos que haba aprendido que un luchador tiene que controlar su furia. Deba conservar la calma. Haba demasiadas vidas en juego. Cuando Seth se diriga a ella, Livia de pronto tendi la mano hacia el guardia y le dijo: Oto, mi esposo me ha pedido que le compre un nuevo juego de dados. Pero me siento un poco mareada seras tan amable de ocuparte t de comprarlos? He visto una preciosa tienda de juegos junto a esas escaleras de ah. Yo me quedar aqu con Sabina. Livia se sac una bolsa de monedas de la cintura y le tendi tres al guardia. El soldado no pareca la clase de hombre al que le importa ni mucho ni poco si su prisionero se encuentra mal o no, pero Seth observ asombrado cmo se daba la vuelta y se diriga hacia la tienda de juegos. Inmediatamente, Seth corri en direccin a Livia y la atrajo hacia l. Cuando la muchacha se apoy en su pecho, la sinti estremecerse y sollozar. Baj los ojos hasta su rostro y le pregunt entre dientes: Quin te ha hecho eso? Casio es ahora mi esposo se limit a contestar ella en un susurro. Lo matar! exclam Seth con voz ronca. Livia neg con la cabeza. Seth, no tienes ni idea de la clase de hombre que es. El joven mir el rostro malherido de la muchacha y pens que s, que probablemente s lo saba. Tengo que sacarte de aqu, amor mo mascull. Ahora no. An no! le advirti ella, secndose furiosa una lgrima que rodaba por su mejilla.
Seora! Sabina tena una expresin de pavor en la mirada. Estamos muy expuestas, y Oto volver en cualquier momento. Seth cerr los puos, tratando de aplacar su respiracin. Le lata la adrenalina en las venas; se senta en disposicin de luchar, y no llevaba bien su forzosa inactividad. La muchacha le puso la mano en el brazo, advirtindole con ese gesto que deba contenerse. Livia, cundo puedo volver a verte? Ama! Ah vuelve Oto! Ya! Mrchate, Sethos. Te har llegar un mensaje. El joven era incapaz de resignarse a separarse de ella. Por favor, mi dulce Seth le suplic ella con la voz entrecortada por los sollozos, antes de darle la espalda para marcharse. El joven se ocult entre las sombras e, impotente, vio alejarse a su amada. Era insoportable. Necesitaba correr, gastar la energa destructiva que creca en su pecho. Pero los ciudadanos romanos vestidos con togas y mantos no corran, caminaban deprisa y con determinacin. Cada clula de su cuerpo se rebelaba contra la imposicin de alejarse, pero su autocontrol era inmenso. Tena que sobrevivir. Tena que cumplir una misin, y pensar en cmo llevarla a cabo ocupaba su mente por completo, tanto que se hall de vuelta en la villa de los Natalis sin darse cuenta siquiera de haber recorrido todo el trayecto hasta all. Pero, en cuanto lleg al jardn, Vibia le arranc la toga y el manto y le susurr que regresara a su habitacin, pues Flavia ya estaba de vuelta. Cuando lleg, ella ya estaba all esperndolo, furiosa. Emanaba ira por cada poro de su piel. Sethos Leontis, dnde has estado? Seth entorn los prpados un momento mientras pugnaba por dominar el asco que senta por esa mujer y por el poder que ejerca sobre todos ellos, pero logr conservar el control y recordar lo que tena que decir. He salido un momento al jardn, seora, para traeros esto. Al entregarle a Flavia la lustrosa manzana roja que Vibia acababa de darle un momento antes, Seth observ el cambio de actitud ms radical del que haba sido testigo en su vida. El placer transform a Flavia por completo: la imperiosa tirana dej paso a una coqueta insinuante. Oh, Seth suspir, qu atento por tu parte. Luego fue hasta la puerta de la habitacin, la cerr con llave y lo abraz. Mientras lo
CAPTULO 20 Secretos
Londinium 152
Haban transcurrido ocho difciles das desde que Seth viera a Livia. En ese tiempo,
haba tenido que soportar cinco visitas ntimas de Flavia, treinta y dos horas de extenuante entrenamiento y siete sangras. Ahora estaba sentado en el borde del lecho, sometindose a un nuevo cambio de vendaje, esforzndose por contener el imperioso nerviosismo que se haba adueado de l. Cuando ya Ticn se dispona a reanudar la lenta tarea de ponerle el cabestrillo, Seth se volvi de pronto hacia el mdico y le suplic que reconsiderara la decisin. Ticn, me es imposible entrenar adecuadamente con un solo brazo. Y dependo de las mujeres de la casa hasta para las tareas ms nimias. Necesito que me liberes! No mencion que un brazo en cabestrillo era un gran estorbo para su disfraz de ciudadano romano, un disfraz que planeaba utilizar de nuevo media hora despus. Como tambin omiti aadir que su capacidad para escapar de Londinium y erigirse en protector de Livia se vea peligrosamente mermada por ello. Ticn neg con la cabeza, en un gesto grave. Paciencia, Sethos! Los desgarros en la piel y el msculo estn sanando ya, pero los huesos tardan ms en hacerlo. Si no te inmovilizo el hombro, nunca podrs volver a utilizar ese brazo. Eres consciente de lo que eso significara? Ya no tendras capacidad ninguna de hacer nada. Ticn nunca haba sido tan claro con l. Sethos se trag su amargura y no dijo nada ms. En lugar de eso, se permiti a s mismo pensar en cosas ms bonitas, como las cartas de Livia. Haba recibido ya dos, ambas escritas en griego. Sonri. Las damas romanas no tenan costumbre de aprender griego, pero entonces record que Livia no era romana de nacimiento. Era un detalle que le haba agradecido profundamente, pues no saba leer ni escribir en latn. Haba quemado las cartas nada ms leerlas, una tarea que no le haba resultado nada fcil: quemar el nico vnculo que lo una a ella se le haba antojado casi sacrlego, pero conservarlas hubiera sido demasiado peligroso, no solo para l, sino para todos los que estaban implicados. Pero bueno, no importaba demasiado, pues haba memorizado cada palabra. La carta que haba recibido el da anterior era la que ahora relea en su cabeza.
Querido amor mo: El prado detrs del templo de Apolo. Maana al anochecer. Estoy deseando verte. Tuya por siempre, L. No ira sola, por supuesto, la acompaara la sobrina de Vibia, Sabina, y dos guardias, que permaneceran apostados en la puerta del templo mientras Livia rezaba. Con la ayuda de Sabina, Livia planeaba salir del templo sin ser vista y encontrarse con l. Sinti un retortijn de angustia. No confiaba en ese plan, tema que fuera demasiado arriesgado para ella, pero la muchacha estaba segura de poder lograrlo pues conoca bien el templo. Estaba tan absorto en sus pensamientos que apenas repar en que el mdico se haba marchado. Luego lleg Vibia con agua y una tnica limpia de suave lana gris. Lo ayud a afeitarse y a cambiarse deprisa, y justo estaba recogiendo el barreo de agua para devolverlo a la cocina cuando Flavia entr en la habitacin. Ama empez a decir la esclava. Gracias, Vibia, ya puedes irte. Enseguida. A Seth se le cay el alma a los pies. Se supona que Flavia iba a ir a visitar a su hermana. Por qu no se haba marchado todava? Seth, mi dulce Seth murmur esta, besndolo en los labios. Estuvo a punto de atragantarse de asco. Flavia haba empleado exactamente las mismas palabras que Livia en el foro. Es que no haba tenido bastante? Seth se haba lavado y cambiado de ropa, haba hecho cuanto estaba en sus manos para limpiarse de Flavia antes de encontrarse con la muchacha a la que amaba, y ahora todo haba sido en vano. Sinti nuseas de vergenza y de asco. Rechaz a Flavia y se apoy en la pared, jadeante. Qu ocurre, Sethos? le pregunt ella. No te encuentras bien? Asinti en silencio, cubrindose los ojos con el brazo. Luego se desliz por la pared hasta sentarse en el suelo y apoy la cabeza entre las manos. Vibia llam Flavia, que venga el mdico. Vibia entr y vio a Sethos en el suelo.
Enseguida, ama contest. Esto el amo acaba de volver y pregunta si ya estis lista. Lista para qu? Para ir a visitar a vuestra hermana. Flavia ahog un gritito. Su obsesin por su nuevo amante la haba vuelto olvidadiza. Sali deprisa de la habitacin. Vibia se acerc a Sethos. Todava necesitas que venga el mdico? l neg despacio con la cabeza. En cuanto Flavia y Domicio se marcharon, Vibia ayud a Seth a ponerse el manto. Hoy no es necesario que vistas tambin la toga, ya es casi de noche. Y ahora vete, corre! Seth cruz el jardn sin ser visto y sali de la villa. Conoca el camino hasta el templo de Apolo. Mantuvo la cabeza gacha, evitando cruzarse con la mirada de nadie. En cuanto pudo tom por callejas menos transitadas. Un cuarto de hora despus estaba bordeando el templo. Se escabull entre los rboles hasta llegar a un claro. Vibia haba afinado un poco el plan, sugiriendo que se encontraran mejor ante un gran roble situado en la frontera entre el bosque y el claro, pues les proporcionara buen cobijo. Seth acababa de apoyarse contra el tronco, rezando a los dioses en los que ya no crea para que Livia pudiera llegar tambin a la cita. Y, de pronto, all estaba, corriendo hacia l entre los rboles. Seth tambin corri a su encuentro, y cayeron uno en brazos del otro, sin aliento. Livia jade, hundiendo la cabeza en su cabello, que despeda un agradable aroma. Mi Livia. La muchacha le abraz la cintura por debajo del manto, cerr los ojos e inspir hondo, saboreando ella tambin el aroma de su cuerpo. Oh, Sethos, te he echado tanto de menos y solo tenemos unos minutos antes de l la interrumpi con un beso. Los das que haba pasado aorndola y deseando verla, los das de miedo y frustracin se transformaron en un solo momento de felicidad absoluta. Mientras la besaba, acarici con los dedos su hermoso y largo cuello, y baj por su espalda. Quera conocer cada detalle de su cuerpo, besarla en cada rincn. Le recorri el cuello con los labios hasta llegar al ribete bordado de su tnica de seda. Odiaba esa tnica porque se interpona entre ellos. La tendi con suavidad en el suelo, no sin antes despojarse de su manto para extenderlo debajo. Luego la estrech entre sus brazos y la bes, contemplando sus hermosos ojos, conservndolos en su memoria para que alimentaran su espritu hasta la
prxima vez que pudiera verla. Sethos murmur ella, cuando se detuvieron un momento para respirar . Tengo noticias. Casio planea marcharse por trabajo a Camulodunum dentro de dos das. Se llevar con l a la mayora de sus guardias. Debemos aprovechar entonces para escapar. Encontrar la manera de volver al cuartel para reunir algo de dinero. Tambin tengo algunas joyas, las necesitaremos si queremos sobornar a alguien Sethos, no creo que pueda pedirte que hagas esto por m. Ser demasiado peligroso para ti. Es ms seguro que escape sola. Yo tengo ms posibilidades de conseguirlo que t. Si nos atrapan, te azotarn y te ejecutarn. No puedo dejar que arriesgues tu vida por m. Livia Mi vida eres t. Sin ti, mi vida no vale nada. Sin ti, no la quiero. Pero, Sethos, prate a pensar las cosas. Dentro de un ao o dos puede que te liberen. Tienes algo de dinero ahorrado. Podras regresar a Corinto, comprar algunas tierras y tener una buena vida. Cmo voy a arrebatarte tu futuro? No puedo hacerlo. T eres mi presente y mi futuro, Livia. Y ahora, por favor, no perdamos este valioso tiempo discutiendo. En cuanto sepas exactamente cundo se marcha Casio, manda a Sabina a decrmelo. Nos encontraremos de noche junto al puerto. Nuestra mejor opcin de escapar es conseguir subir a bordo de un barco mercante que vaya rumbo al norte. Yo averiguar cuanto pueda sernos til. Sabina tambin conoce a mucha gente en el puerto Sethos Qu pasa? Qu ves? La seal de Sabina Tengo que irme corriendo. Livia agarr su rostro entre las manos y lo bes por ltima vez. Te quiero. Cudate. Y cuida de que no te pase nada. Adis. Sethos la vio escabullirse de nuevo en el interior del templo y aguard hasta que todos se hubieron marchado antes de irse a su vez. Aunque saba que sin duda tendra que soportar de nuevo a Flavia esa noche, se senta tan feliz que nada poda empaar su alegra. Se haba enterado de que su familia regresara al da siguiente o al otro, por lo que deba tratar de recuperar su cofre de tesoros del escondite donde lo haba enterrado. El cuartel estara desierto en ese momento, y poda pasarse por all de camino antes de regresar a la villa. No le llevara mucho tiempo. Entonces todo estara preparado para su huida. En tan solo dos das, Livia y l estaran juntos de nuevo.
CAPTULO 21 A la deriva
Me di cuenta vagamente de que me sacaban del aula de historia, pero no poda abrir
los ojos. Ya no sudaba, ahora estaba helada, tiritaba de fro. Me castaeteaban los dientes de manera incontrolable. Oa que me llamaban, las voces sonaban muy lejanas, pero era como si mi boca estuviera demasiado lejos para responder y me pesara mucho la lengua. Senta que flotaba, que me alejaba a la deriva. El sonido de unas sirenas me despert brevemente. Estaba en una cama estrecha. Algo me cubra la nariz y la boca. Tena muchas nuseas. No saba si lo que senta era que todo daba vueltas, o que simplemente estaba mareada. Me llevaban rodando por pasillos muy brillantes. Se oa el retumbar de unos pasos, el eco de un sonido metlico. La luz era demasiado intensa. Ola a dolor. Senta un martilleo en las sienes. Alguien cerca de m gema. O era yo misma?
CAPTULO 22 Fracaso
Londinium 152
Matthias estaba cansado y deprimido tras la larga travesa, pero contento de estar de
vuelta en Londinium. All al menos poda lavarse, y la comida no era tan mala. Y, sobre todo, no tema en todo momento por su vida. Lo haba pasado francamente mal en el viaje. Haban tenido que soportar tres ataques de los brbaros, y aunque estos haban descubierto que era un error letal asaltar a un grupo de gladiadores ni un solo brbaro haba sobrevivido , Matthias haba pasado un miedo terrible. No posea habilidad alguna para luchar. Sus habilidades como mdico, en cambio, haba tenido que ponerlas a prueba duramente, pues, adems de las heridas provocadas por los ataques de los brbaros, los luchadores haban sufrido otras muchas en la arena, ms de las habituales. Los gladiadores haban abandonado Londinium pesarosos; les pareca de mal agero tener que marcharse sin su mejor luchador. Seth les haba hecho sentirse afortunados a todos y, sin l, sentan que sobre el viaje se abatan malos presagios. Las salvajes exhortaciones de Tercio para que combatieran como hombres no servan de nada contra ese temor. Y el miedo los volva distrados. En menos de una semana dos gladiadores recibieron heridas mortales, y Matthias nada pudo hacer para salvarlos. Tercio se puso furioso: los gladiadores eran una propiedad costosa, tanto para adquirirlos como para entrenarlos y alojarlos, por lo que, si los perda en la lucha, perda tambin mucho dinero. Por suerte, ech la culpa de sus muertes a su propia incompetencia y debilidad, y no a la ineptitud de Matthias. Pero su muerte haba hecho que el joven aorara a Seth. Cuando todo el mundo echaba de menos a Sethos el gladiador, y rezaba por que recuperara la salud, Matthias echaba de menos a Sethos el amigo. Sin l se senta perdido y desarraigado. Llevaba ocho semanas sin tener noticias suyas. Ahora que estaban de regreso, lo primero que le pregunt al lanista era si saba algo de su luchador preferido. Ten paciencia, Matthias. Hemos enviado un mensajero a la villa de Natalis. Pronto tendremos noticias! El joven se pas la tarde moliendo semillas de eneldo y de amapola, machacando races de junco, as como ordenando y comprobando las existencias de su botica. Era casi de noche
cuando se sent a escribir la lista de cuanto necesitaba para reabastecerla. Encendi su lmpara y empez la minuciosa tarea de hacer inventario. Dos horas despus, la luz empez a temblar, volvindose ms tenue. Profiri una blasfemia de rabia. Tendra que engatusar a Brude, el hosco picto que custodiaba el almacn de sebo y aceite, para que le diera un poco. Dejando escapar un suspiro, agarr su lmpara y se march, decidido a pelear por lo que necesitaba. Cualquiera dira que el almacn es suyo mascull Matthias cuando por fin cruz la arena de vuelta hacia su celda. Su lmpara despeda ahora una luz intensa y clida que, por contraste, haca ms sombros y siniestros todava los lmites oscuros de la arena. Ya casi haba llegado al umbral cuando oy un extrao ruido spero. Se qued inmvil, escrutando la oscuridad. Solo alcanzaba a distinguir el perfil de una silueta que reptaba despacio hacia l. Ahog un grito de temor. Tena un miedo respetuoso al mundo de los espritus, por lo que el instinto le dictaba que corriera a esconderse. Pero se qued quieto un momento ms. La silueta haba dejado de moverse y se haba desplomado en el suelo, inerte. Por fin le pudo la curiosidad, y se aproxim con cautela a la silueta oscura, blandiendo su lmpara. Cuando estuvo ms cerca, vio que ante s haba un hombre. Un hombre muy maltrecho que sangraba. Un hombre que claramente agonizaba. Volvi el cuerpo para verle el rostro, y entonces sinti que se ahogaba por la impresin. SSSethos! Oh, Seth, hermano Qu te ha ocurrido? El rostro de Seth estaba cubierto de sangre y de moretones. Parpade. Pugnaba por hablar. Matt se inclin hacia l para escuchar. Ca Casio dijo Seth con voz ronca. Casio? Quin es Casio, Seth? Seth haba cerrado los ojos. Estaba tratando de recuperar el aliento. Esto te lo ha hecho Casio? Seth intent tragar saliva. Ella est muerta. Matthias LiLivia est muerta. Y entonces su cuerpo sufri una oleada de convulsiones, y el joven gladiador ya no pudo decir nada ms.
CAPTULO 23 Fiebre
Por qu estaba tendida sobre la nieve? Qu fro senta Unos enormes osos polares
avanzaban hacia m. Me estremec, pero no poda moverme. Oa el aullido del viento. Quera que dejara de soplar as, me daba dolor de cabeza. Tena que escapar de ah, pero no vea hacia dnde iba El viento soplaba tan fuerte que no poda abrir los ojos. Lo intent de todos modos, tena que abrirlos. Con un inmenso esfuerzo intent levantar los prpados. No entend lo que vi entonces, pase la mirada frenticamente a mi alrededor. Estaba en una cama de hospital, enganchada a un montn de tubos y monitores que abarrotaban la habitacin. Los osos polares se inclinaban sobre m. No!, grit, y mientras los miraba fijamente, los enormes osos empequeecieron y se convirtieron en mdicos. Y luego volvieron a cambiar de forma esta vez eran lobos blancos y luego desaparecieron. Qued sumida en la oscuridad Ahora estaba corriendo. Hua de la nieve corra hacia la boca de un tnel negro que se trag toda la luz. Corra de la luz hacia la oscuridad Todo estaba oscuro. No haba aire Solo calor y oscuridad Me volv, pero no haba salida Que alguien me ayude! grit, pero no oa mi voz, solo oa un rtmico pitido Era un monitor Ahora el pitido se haba vuelto entrecortado O gente correr, llamndose unos a otros, gritando. Se nos va! Alguien me estaba golpeando, me dola el pecho, no poda respirar Atrs! Dame 200. No hay pulso. Atrs! 250 Fibrilacin ventricular. Ms carga, 300 No hay latido
SEGUNDA PARTE
Parallon
Podra haber un nmero infinito de universos, cada uno con diferentes leyes fsicas. Es probable que haya big bangs todo el rato. Nuestro universo coexiste con otras membranas, otros universos que tambin estn en proceso de expansin. Nuestro universo podra ser una simple burbuja en un ocano de burbujas. Michio Kaku, Universidad de la Ciudad de Nueva York
CAPTULO 24 Otro
Seth sali corriendo del cuartel. Por qu no haba guardias apostados en las puertas?
Por qu estaban las calles desiertas? Seguramente era solo cuestin de tiempo antes de que alguien se diera cuenta de su desaparicin y fuera tras l, no? Senta los msculos fuertes y la cabeza despejada. Flexion el hombro herido. No not dolor ni rigidez. Lo mir Apenas quedaba una cicatriz. Cmo era posible? Lanz una mirada a su alrededor; todo estaba vaco, desierto. Se sinti incmodo, inquieto incluso. Los nicos sonidos que oa eran el susurro de sus sandalias sobre los adoquines mientras corra y el latido regular de su corazn. Nada era como tena que ser. En absoluto. Es que alguna catstrofe se haba abatido sobre Londinium? Su pulso, por lo general tan lento y calmado, empez a acelerarse. Sobrevivir haba sido su objetivo durante tanto tiempo que se haba convertido en ms que un instinto: era lo que lo defina. Y sobrevivir significaba escapar. Tena que seguir corriendo, y eso hizo, mova las piernas mecnicamente, mirando a derecha e izquierda. Saba adnde se diriga. Aunque no era un lugar seguro, era el nico en el que quera estar. Vea ante s el templo de Apolo, lo que quera decir que ya casi haba llegado. Levant la mirada un breve instante, y sus columnas de mrmol, que resplandecan bajo la luz del sol, lo deslumbraron. Los muros del templo parecan titilar levemente segn mova la cabeza. Es que an tena fiebre, despus de todo? Se llev la mano a la frente. Estaba clida, pero no arda. Tampoco le dola el cuerpo, ni tiritaba. Sigui corriendo, concentrndose en el templo. A lo lejos, por encima del camino, flotaba un extrao resplandor centelleante. Deba de ser un espejismo o algo parecido. Afloj el paso, y el efecto disminuy. Volvi a apretar el paso hasta que dej atrs el templo, y pudo atisbar un momento el prado moteado de verde que se extenda por detrs del edificio. Sinti una punzada de dolor en el estmago. Sigui corriendo, ms rpido todava. Ah estaban la tierna hierba, moteada de florecillas silvestres, los altos y umbrosos rboles las largas y oscuras sombras que el sol del crepsculo an iluminaba aqu y all. Corri hacia el lugar en cuestin: su roble.
Pero ella no estaba all. El prado estaba desierto. No se oa un solo ruido. Ni siquiera el canto de un pjaro. Solo estaba la hierba, moteada de luz y de sombras. Se agach junto al tronco del rbol y toc la corteza, la hierba, el suelo, cualquier cosa que pudiera conectarlo con ella. Pero no quedaba nada de ella. Camin sin rumbo, tratando de revivir los pocos momentos que haban podido robar para estar juntos. Pero lo nico que acertaba a recordar era la ltima imagen que tena de ella. La que no quera aceptar. Por fin se sent en el suelo bajo el rbol y llor, sintiendo que su soledad se abata sobre l como un manto de hielo. Debi de quedarse dormido, pues cuando volvi a abrir los ojos estaba anocheciendo. Tena el cuerpo anquilosado. El suelo estaba duro. Se levant y mir a su alrededor. Era como si el prado volviera a materializarse en torno a l. Dej de moverse y mir al frente. Todo se estabiliz. Entonces se volvi de repente para ver si se produca otra vez el mismo fenmeno, y as fue: al pasear la mirada por el prado, fue como si los contornos de los rboles brillaran y se volvieran ms precisos. Retrocedi despacio hacia el templo, detenindose junto a una brillante columna de mrmol. La toc con las yemas de los dedos. Era slida y suave. Dirigi la mirada al prtico entre sombras: estaba desierto. Se alej de all y fue hacia el camino. Cuando lleg a la gran puerta del cuartel de los gladiadores ya haba oscurecido del todo. No saba por qu haba vuelto a su prisin. Era una decisin suicida Pero quiz se tratara de eso precisamente. Despus de todo, haba perdido la ilusin de vivir. Abri las puertas de madera y cruz la arena de entrenamiento, sin ocultarse ya entre las sombras. Ya no le importaba que lo encontraran. Pero nadie fue tras l. Ech una ojeada a su celda Estaba tal y como la haba dejado. Era dolorosamente consciente del sonido de su propia respiracin y de los latidos de su corazn. Unos sonidos que normalmente quedaban ahogados por las voces enfadadas de los hombres, el ruido metlico de las cadenas y los golpes que les propinaban los guardias. Se dirigi a las dems celdas de los gladiadores: todas estaban vacas. Fue entonces a los aposentos del lanista: tambin estaban desiertos. Por lo general acostumbraba a haber all esclavos en constante actividad, ya fuera cocinando, limpiando, martilleando o andando de aqu para all. Pero, por primera vez desde que haba sido capturado, poda explorar el edificio libremente. Era mucho ms grande que las celdas que ocupaban los gladiadores: haba amplias estancias, suelos de baldosas, una cocina llena de fruta, pan y presas de caza colgando del techo. Haba incluso una olla con un asado en el fuego. Seth se dio cuenta entonces de que estaba hambriento, as que sac una escudilla de la alacena y se sirvi un poco de guiso. Ola deliciosamente. Mir a su alrededor en busca de algo que beber y, sobre la mesa, vio una jarra con vino de miel. Se sirvi un poco en una copa que haba al lado y bebi un buen sorbo. Luego se llev la escudilla, la copa y la jarra a su celda. Cuando termin de comer se tendi sobre su jergn y trat de dormir. Pero el silencio era opresivo. No quera escuchar el nico
sonido que alcanzaba a percibir el latido de su corazn, pues le recordaba dolorosamente que l segua vivo mientras ella estaba muerta. Era esa soledad vaca su castigo por amarla? O por dejar que muriera? Bueno, pues que as fuera. Se mereca esa suerte.
CAPTULO 25 Reflexin
SSeth?
Seth abri los ojos. La luz de la maana pugnaba por abrirse paso a travs del ventanuco de su celda. Se incorpor en el lecho y parpade. Matthias estaba en el umbral, con las facciones petrificadas de asombro y los ojos abiertos como platos. Matthias! exclam Seth con un hilo de voz, saltando de su camastro y corriendo hacia l. Por Zeus, cunto me alegro de verte! Intent abrazar a su amigo, pero este retrocedi, dando un respingo, como si le hubiera cado un rayo. Qu te pasa? Qu ocurre? Seth? dijo Matthias con una voz apenas audible. C cmo es posible? Seth trag saliva. Matthias segua mirndolo con ojos de espanto. Matt? Qu qu eres? murmur Matt con la voz ronca. Seth frunci el ceo. Cmo que qu soy? No te entiendo. Seth mrate. Seth se mir. Todo estaba exactamente como se imaginaba: la tnica en su sitio, sus brazos, sus piernas, sus pies Dirigi entonces la mirada hacia su amigo, como animndolo a explicarse mejor. Tu tu hombro Seth lo flexion. Estaba perfecto Pero la inquietud que haba aparcado de sus pensamientos el da anterior volvi a aferrarse a l. Tu tu pierna? Su pierna? Ah, s. La nueva herida de cuchillo Se acarici el tobillo con el dedo: estaba totalmente curado. Vacilante, Matt tendi la mano para tocar el pecho de su amigo y not el latido pausado de su corazn. Esto no es posible, Seth. No deberas estar aqu. Es que no recuerdas nada? No
recuerdas que regresaste arrastrndote al cuartel? No pude hacer nada por ayudarte. De dejaste de respirar tu corazn dej de latir Tete moriste! Seth neg despacio con la cabeza. S que recordaba. Desde que se haba despertado el da anterior saba que el mundo haba sufrido un extrao e inquietante cambio. Era el mismo de siempre, pero no del todo. El cuartel desierto los caminos que le resultaban conocidos la luz ese resplandor titilante Ahora se oblig a enfrentarse a la pregunta de la que haba estado huyendo. No senta que estuviera muerto, pero no saba qu se senta al estar muerto. Y si estaba muerto, qu estaba haciendo en Londinium? No deba entonces estar en el Hades? Y, sobre todo, qu haca entonces Matthias all? Con el ceo fruncido, Matthias recorra la celda de un extremo a otro. Seth lo observ. Ninguno de los dos encontraba las palabras adecuadas para ordenar el caos de sus pensamientos. Por fin Matt agarr la jarra de vino con miel que Seth se haba trado de los aposentos del lanista y se la llev a los labios, apurndola. Se limpi la boca con el dorso de la mano, carraspe y dijo: Seth, creo que yo tambin estoy muerto.
Londres 2012
En un hospital? Esa que haba hablado era yo? Mi voz son muy spera. Exactamente! Bien. Ests en el Guys Hospital. Bueno, cmo te encuentras esta maana? Me qued un momento pensando en cmo interpretar la pregunta. Que cmo me encontraba? Se me haba quitado el terrible dolor de cabeza. Y tambin las nuseas. Mov las piernas con cuidado. El horroroso dolor en los miembros haba remitido. Senta la garganta como si me la hubieran frotado contra un rallador, y el pecho, como si un autobs se hubiera empotrado contra l, pero aparte de eso Genial! dije sonriendo, incorporndome en la cama. Bueno, mareada, pero tampoco tanto como antes. El mdico sacudi la cabeza de lado a lado. Hace quince aos que soy hematlogo y nunca he visto a alguien deteriorarse como t, ni recuperarse como t tampoco. Recuperarse. Me gustaba esa palabra. Entonces ya estoy bien? Bueno desde luego ests mucho mejor Y qu ha sido lo que he tenido? Una gripe rara o algo as? Mmmm algo as Lanz una rpida mirada hacia la puerta. Pareca incmodo, como si estuviera planeando huir sin demora. Una gripe entonces? Evitaba cruzar su mirada con la ma. Sent un nudo en el estmago de angustia. Me est ocultando algo? Carraspe. Yo me prepar para or algo malo. Bueno, para ser del todo sincero contigo, Eva, esto no tenemos ni idea S, hombre, venga ya! Apret los dientes, a la defensiva. Tus sntomas indicaban una infeccin viral o bacteriana muy fuerte, pero los resultados de los anlisis de sangre eran tan anmalos que no hemos podido utilizar los datos. Resultados anmalos? Es ese el trmino mdico para decir que en el laboratorio han metido la pata? pregunt con una sonrisita de suficiencia.
l apart la mirada, incmodo. Vaya, tena yo razn! Ya hemos iniciado una investigacin para esclarecer lo ocurrido. En su defensa, tengo que decir que este laboratorio nunca haba producido una secuencia de datos tan discrepante. Y, en tu caso, nos habra venido muy bien un anlisis coherente y minucioso. Qu est tratando de decirme? Que su laboratorio se ha armado un lo, y no saben lo que tengo? Bueno Una noticia positiva que puedo darte es que tu ltimo anlisis de sangre indica una ausencia completa de infeccin. Y eso es bueno, no? S! Es fantstico aunque anoche Qu pas anoche? Se mordi el labio inferior y baj la mirada al suelo. Bueno, anoche ninguno de tus rganos funcionaba De hecho Por Dios, es que no era capaz de terminar una sola frase? De hecho De hecho qu?? Pues por un momento pensamos pensamos que te habamos perdido Me cost digerir sus palabras. Se acerc a m y me levant los prpados suavemente, escrutando mis ojos con una linterna. Tus padres Qu pasa con ellos? Estn esperando fuera. Oh, no Tu madre nos asegura que ests al da de todas las vacunas, y que no has estado expuesta a ninguna extraa enfermedad tropical Mientras el mdico hablaba, senta que los ojos se me abran como platos Una extraa enfermedad tropical? Ahora que lo deca, haba estado expuesta a algo muy extrao en el laboratorio de biologa del colegio. De pronto lo record todo con mucha claridad: los raros filamentos que se multiplicaban, la ampolla que cay al suelo, vertiendo su contenido U n profesor de virologa Entonces, la causa de mi enfermedad podra ser un virus? pregunt con voz
atragantada. Sea lo que sea lo que tienes, bueno, lo que has tenido, no veo que el causante haya podido ser un virus. En tu sangre no hay rastro de anticuerpos en gran cantidad. Un virus tan potente habra dejado unas secuelas tremendas. Y aunque el episodio te ha debilitado mucho, todos tus rganos parecen funcionar normalmente. Es inexplicable. Mientras el doctor Falana lea sus notas con mucha atencin, yo pensaba a toda velocidad. Era inexplicable, pero seguramente era una coincidencia demasiado importante como para no prestarle atencin, no? Entonces, a qu haba estado expuesta? Y si no era un virus, qu demonios era? Saba el profesor Ambrose lo peligroso que era? Y si lo saba, por qu no me lo haba advertido? Una voz familiar interrumpi mi aluvin de ideas. Eva! Cmo ests? Mam? Mi madre apareci de pronto junto a mi cama. Pareca haber envejecido cincuenta aos por lo menos. Hemos estado tan preocupados! Dirigi la mirada a la puerta. Colin estaba en el umbral, visiblemente incmodo. Vaya, la cosa deba de haber sido muy seria si haba venido hasta Colin! Ha venido tambin Ted? pregunt con cautela. No no Esto bueno, l se h a quedado en casa, para defender el fuerte, ya sabes. Cunto tiempo llevis aqu? De pronto me di cuenta de que no tena ni idea de cunto tiempo llevaba yo en ese hospital. Bueno, ayer por la tarde nos llamaron del colegio para avisarnos de que estabas en el hospital, pero para cuando llegamos, pensamos que ya era demasiado tarde. Todo fue tan repentino Y parece que no saben lo que has tenido. Pero gracias a Dios ya ests mejor me dijo, dndome torpes palmaditas en el brazo. Asent, pensativa. As que solo llevo enferma desde ayer? S, supongo que habr sido un virus de esos que duran doce horas. Mi madre me miraba con inesperado cario. Te vuelves con nosotros a casa hasta que te recuperes del todo. A casa? Con Colin y Ted? Ni hablar. No me apeteca en absoluto. Estoy bien, mam, de verdad. Y tengo muchsimo que estudiar, se acercan los exmenes Mi madre neg con la cabeza, sonriendo.
De verdad que no te entiendo, Eva. La mayora de los chavales de tu edad dara lo que fuera por poder faltar unos das al colegio Pero ya me conoces, mam, siempre he sido un poco rara mascull. Lleg una enfermera para tomarme la tensin, y eso me salv de ms incmodas conversaciones sobre mi futuro inmediato.
CAPTULO 27 Revelacin
Quiz fuera por la impresin, no lo s. Pero casi al instante dejaste de agitarte como un loco De pronto te quedaste totalmente inmvil. Y entonces me di cuenta del motivo Habas dejado de respirar. Me qued sentado ah, pugnando por aceptar que te habas ido. Recuerdo haber pensado que deba ir a decirle a alguien que habas muerto Pero entonces sent un extrao calor que me bajaba por la espalda, y de pronto la luz se me antoj ms brillante y ms intensa. Pens que quiz alguien haba trado una antorcha. Mir a mi alrededor, pero la celda estaba vaca De modo que pens que quiz fuera tu espritu, que haba abandonado tu cuerpo. Pero el calor lo senta yo en mi propio cuerpo. Me levant, y entonces sent un mareo terrible. Avanc tambalendome hasta mi propia celda y me tend en mi lecho, exhausto. No recuerdo mucho ms solo dolor, nuseas y calor Y entonces despert, aqu. Seth asinti despacio. Pensaba que probablemente Matt estuviera en lo cierto. Ambos estaban muertos.
Matt y Seth estaban sentados en la cocina del lanista, bebiendo vino y comiendo pan
con aceitunas. Crees que esto podran ser los Campos Elseos? reflexion Matt. Seth neg con la cabeza. Pero y si estbamos tan confundidos por la fiebre que cruzamos el ro Leteo sin darnos cuenta? Acaso este lugar se parece a los Campos Elseos? Dnde estn entonces los campos, las ninfas y la msica perpetua? No, Matt, esto es Londinium. Bueno, o un lugar que se le parece mucho Pero y si es que an no hemos encontrado los campos y las ninfas? Todava no hemos explorado mucho De pronto Seth ahog un grito, salt de su jergn y casi choc contra el umbral en su prisa por salir de la celda. Adnde vas? le grit Matt. A buscar a Livia contest. No s dnde estamos, pero si estamos muertos, entonces ella tambin tiene que estar aqu en alguna parte. Cruz a la carrera la puerta del cuartel de los gladiadores y sali al ancho camino que llevaba al centro de la ciudad. Estaba amaneciendo, la tenue luz del sol naciente iluminaba las grandes villas silenciosas y las pequeas tiendas cerradas. Dej atrs dos posadas y los baos pblicos y entonces se detuvo de pronto. Los baos pblicos no tenan el mismo aspecto de siempre. En absoluto. La altura no era la de siempre, ni el color. Dnde estaban las columnas que sujetaban la entrada? Qu eran esos extraos paneles reflectantes de la fachada? Y por qu era tan alto el edificio? Seth sinti que se le aceleraba el corazn en el pecho. Camin hasta el edificio y lo roz con los dedos. Brillaba un poco, como todo cuanto all haba, pero pareca bastante slido. Lo dej atrs y sigui avanzando con cautela. Pas por delante de tres edificios ms que no reconoci, en direccin al foro. Entonces ahog un grito. En lugar del foro, con su plaza abierta y su baslica, se materializ ante l una enorme estructura en forma de calabaza. No solo brillaba de una manera extraa, sino que adems el cielo se reflejaba en ella. La mir, incrdulo. No obedeca a ninguna de las leyes arquitectnicas de ningn
edificio que hubiera visto en su vida. No pareca ni estable ni equilibrada. Cmo se sostena en pie? Cuntos esclavos habran sido necesarios para construirla? Y qu estaba haciendo ah? Sinti una punzada de angustia. Si no era capaz de hallar el foro, podra encontrar a Livia? Se alej de la calabaza gigante y corri hacia la villa de la familia Natalis.
saber que segua all y que no ocupaba su lugar ningn edificio extrao. Era posible que Livia estuviese en su interior? Pese a que no haba visto a nadie en absoluto, se adentr por la casa sumida en tinieblas, subiendo por la gran escalinata hacia el imponente prtico de entrada. Abri con cautela una de las puertas, que cruji ligeramente. Una vez dentro, emiti un tenue silbido al mirar a su alrededor. Aunque Livia ya se la haba descrito, a pesar de todo le impresion lo que vio. La villa estaba construida alrededor de un inmenso atrio central que lo iluminaba todo. El efecto se vea intensificado porque las paredes y las columnas eran de un brillante mrmol blanco, y las baldosas color turquesa del suelo estaban ornadas con pjaros dorados que resplandecan bajo la luz del sol. En el atrio haba una gran fuente de piedra labrada, rodeada de bancos de piedra cuyas patas imitaban las de los leones. En las esquinas crecan frutales mediterrneos cuidadosamente podados, y todo ello, ms la intensa luz del sol, le record su hogar. Y ello le hizo maldecir an ms a Casio. Como si no fuera ya culpable de bastantes crmenes! De pronto se oy un ruido de pasos en el exterior del edificio. Seth senta la adrenalina correr por sus venas. Casio? No se le pas por la cabeza huir ni esconderse. Exceptuando a Livia, no haba nadie a quien Seth tuviera ms ganas de ver que Casio. Desenvain su daga, latindole el corazn de emocin. Haba sido gladiador durante aos, pero nunca hasta ese momento haba sentido tan ardiente deseo de luchar. La ira se extendi por todo su cuerpo mientras permaneca all muy tieso frente a la puerta, listo para atacar. En cuanto esta se abri, se lanz hacia ella blandiendo su daga. Seth! Qu ests haciendo? pregunt Matt con un hilo de voz de puro susto. Por suerte, Seth tena excelentes reflejos. Aterriz en el suelo como un gato, a escasos milmetros de su amigo; la daga, que haba desenvainado para rebanarle el cuello a su enemigo, se detuvo justo sobre el cuello de Matthias. Perdona! jade Seth, relajando la postura y apartando el arma. Haba dejado un pequeo rasguo en la piel de su amigo, y una fina lnea de sangre resbalaba ahora por su cuello. Por Zeus, ya he tenido bastante con morir una vez! gru Matthias, incorporndose. Pero Seth miraba fijamente el cuello de su amigo. El corte que acababa de hacerle se estaba cerrando por segundos. Pronto no qued ni rastro de l. Qu demonios era ese lugar? Seth blandi su daga y prob a hacerse un largo corte en el brazo.
Es que te has vuelto loco? grit Matthias, intentando detenerlo. Espera, Matt, mira. Seth esperaba que el corte fuera indoloro, pero se equivocaba. Y cuando la sangre le empap el brazo y empez a gotear sobre el suelo de baldosas, dud por un segundo de su nueva teora. Pero entonces, ante la atenta mirada de los dos amigos, los bordes de la herida se unieron en cuestin de segundos, hasta que qued curada del todo: no haba ni rastro de corte en el brazo de Seth. Por Hrcules! dijo Matt con un hilo de voz, helado de estupor, sin apartar la mirada de su amigo. Y entonces se ech a rer y se puso a dar saltos de al egra por toda la habitacin. Seth, te das cuenta de lo que esto significa? Somos inmortales! Somos dioses!
una bendicin. Bueno esto s, claro De hecho, el director est tan preocupado por su salud que ha sugerido que pase las dos primeras semanas a partir de que le den el alta conmigo, en la enfermera del colegio. As, de esta manera, a la menor seal de recada, podremos actuar de inmediato; despus de todo, solo estamos a diez minutos del hospital que, como probablemente sabe, tiene la mejor unidad de hematologa de todo el pas. Acaso no es una suerte que el colegio est tan bien situado? Mir sorprendida a Rose Marley. Se estaba pasando ligeramente. La enfermera? Qu necesidad tena yo de pasar all quince das? O era parte de su estrategia para librarme de mi madre? Seguramente. Qu inteligente. Despus de esa parrafada, mi madre no poda insistir en llevarme hasta York con ella. Cmo poda poner mi vida en peligro de esa manera? Supongo que si hubiera credo un segundo siquiera que mi madre de verdad quera llevarme con ella a casa para cuidar de m, tal vez me habra sentido un poquito culpable, pero observaba atentamente su reaccin, y en su rostro solo vi una expresin de alivio. Le estaba agradecidsima a Rose Marley por responsabilizarse de m. Y yo tambi n No tendra que ver a Colin ni a Ted. Iba a volver al colegio. Despus de esa pequea victoria, mi respeto por Rose Marley era inmenso. Y ahora, sentada en mi cama de hospital pensando en mi huida, o el sonido que estaba esperando. Rose Marley estaba al final del pasillo, en el mostrador del control de enfermeras, charlando con ellas. Recog la pequea bolsa con las pertenencias que haba ido acumulando desde mi llegada al hospital y fui a su encuentro. Tan solo haba recorrido unos metros cuando tuve que apoyarme en la pared. Cmo poda sentirme tan mareada despus de dar apenas unos pocos pasos? Me deslic hasta el suelo y apoy la cabeza entre las rodillas. No era buena seal. Esperaba que las enfermeras estuvieran tan enfrascadas en la conversacin que no se hubieran dado cuenta de lo que me pasaba. Pero no tuve esa suerte. Antes de que pudiera levantarme, sent unos fuertes brazos que me llevaban a una silla de ruedas. Desgraciadamente, tena demasiadas nuseas como para resistirme. Luego me llevaron en la silla hasta una ambulancia y, algo ms horroroso todava, desde all me hicieron cruzar el patio del colegio, a la vista de todos, hasta la enfermera. Fue algo totalmente humillante. Y lo peor de todo es que no tena fuerzas para oponer resistencia.
Saba Rose Marley desde el principio que no estaba tan recuperada como yo pensaba?
Porque actuaba como si fuera lo ms normal del mundo que yo estuviera hecha un guiapo. Y as estuve durante dos semanas enteras. Me ayudaba a entrar y salir de la ducha, hasta me
ayudaba a comer cuando estaba demasiado cansada para sujetar el tenedor. Estar con Rose en la enfermera result ser sorprendentemente agradable. Quiz fuera por su discreta presencia O por el lugar en s El color de las paredes pintadas de un precioso azul celeste, que se me antojaba extraamente familiar y reconfortante. O quiz fuera el simple alivio de que mi habitacin no se pareciera en mucho a la de un hospital. Bueno, vale, haba un botn de emergencia en la pared y una mesa con instrumentos mdicos, tales como un tensimetro, una palangana por si me entraban ganas de vomitar, una bombona de oxgeno y un gotero para el suero. Pero tambin haba un par de preciosas lminas de Dufy encima de mi cama y un gran ventanal que daba al patio del colegio, as como un buen escritorio, una lmpara, un ordenador porttil con conexin wi fi. Qu ms poda necesitar? Y poco a poco me fui recuperando. Al cabo de las primeras dos semanas ya poda ir a clase por la maana, y antes de que terminara la tercera, tambin un par de tardes a la semana. Lo frustrante era que el agotamiento me impeda concentrarme bien, por lo que mis notas se resintieron significativamente, pero Rose me dijo que deba aadir la paciencia a mi lista de virtudes. Bah! le contest. Pero me alegraba de estar con alguien que me trataba como si todo fuera completamente normal, porque cuando iba a clase, todos los dems actuaban como si yo fuera un elemento qumico inestable a punto de entrar en combustin espontnea. Los profesores no paraban de preguntarme: Ests bien?, y me decan cosas como Este ejercicio te lo puedes saltar, Eva, No os agolpis a su alrededor, dejadla respirar!, o Muy bien, fantstico!. Y mis compaeros no dejaban de ofrecerse a llevarme la mochila o la bandeja de la comida. Aunque era un detalle por su parte, odiaba que se mostraran tan atentos conmigo. As que me sent tremendamente aliviada cuando por fin pude aguantar un da entero de clases, y la gente empez a olvidar que haba estado al borde de la muerte. Al final de la tercera semana dej la enfermera y volv a mi habitacin. Estaba ms o menos preparada para reanudar mi rutina en el colegio: clases, tutoras, los ensayos con el grupo e incluso los de teatro para Hamlet. El profesor Kidd se haba buscado a una suplente, pero cuando me recuper pareca contento de que volviera a los escenarios, aunque me costara creerlo. As que pareca que todo haba vuelto a la normalidad. Pero no era as. Esos das en el hospital me haban afectado ms de lo que le haba reconocido a nadie. Algo dentro de m haba cambiado Y ahora, incluso cinco semanas despus, me senta bastante dbil y cansada. Estaba segura de que Rose tena razn: deba tener paciencia. Pero me promet a m misma que, en cuanto me sintiera con ms fuerzas, empezara a investigar ese maldito virus del que me haba infectado.
CAPTULO 30 Hogar
Haba empezado a definir algunos lugares como suyos: su templo, su cuartel, su arena. No se senta muy cmodo corriendo en reas que no le eran conocidas. Las estructuras que all haba se le antojaban extraas y amenazadoras. Sus superficies eran inexplicables, como tambin lo eran su altura y sus funciones. As que las evitaba Hasta el da en que decidi enfrentarse al ro. Desde su llegada all, Seth haba estado eludiendo el ro Tmesis; era el ltimo lugar en el que haba visto a Livia con vida, y no haba tenido fuerzas para hacerle frente. Pero el tiempo haba pasado, y ya no le quedaban muchos sitios donde buscarla, por lo que Seth saba que no podra seguir evitndolo mucho ms. Dobl la ltima esquina, y all estaba, resplandeciente bajo la luz del sol. Frunci el ceo. El ro pareca distinto, como si fuera ms pequeo. Quiz porque ahora estaba bordeado por estructuras ms altas y desconocidas? El instinto le hizo ocultarse entre las sombras que proyectaba el brillante edificio junto al que se haba detenido. Le haba parecido or algo. S, tena que haber odo algo, porque unos momentos despus tres hombres salieron de un edificio que se ergua junto al agua. Hombres. Haba otras personas. Se le aceler el corazn. Tal vez hubieran visto a Livia? Pero poda hablar con ellos? Lo reconoceran como a un esclavo? Seth maldijo sus tatuajes, que lo traicionaran de inmediato. Si al menos tuviera un manto Casi antes de que hubiera formulado ese pensamiento del todo, sinti la caricia de la lana sobre sus hombros: baj la mirada y descubri que llevaba una rplica exacta del manto que Vibia le haba prestado aquel da. Sonri. Haba olvidado que poda hacer eso. Pero no sali de su escondite. Si haba aprendido algo en sus aos de esclavitud era la cautela. Desde donde estaba poda observar y escuchar sin ser visto. Los tres hombres se acercaron a la orilla y miraron hacia el agua. Uno se rio y seal algo. Llevaban extraas prendas de ropa que Seth no haba visto nunca, que les cubran los brazos y las piernas por completo, pese al calor que haca. Uno de ellos tena barba. A lo mejor es griego, pens Seth, esperanzado. La mayora de los romanos que haba conocido iban muy bien afeitados. Se acerc a ellos sin hacer ruido para tratar de sorprender algn retazo de conversacin. Hablaban una lengua que jams haba odo. No eran griegos, pues. De dnde podan ser? Mientras los observaba desde su escondite oscuro, el ms alto de los tres levant de pronto la mirada y pareci mirarlo directamente a los ojos. Instintivamente, Seth ech a correr y se alej.
Cuando lleg a su celda estaba baado en sudor y muerto de sed. Se sirvi un poco de agua en una copa y se dispona a beberla con ganas cuando Matthias entr como un vendaval. Seth, tenemos que irnos. Me han seguido? pregunt Seth con un hilo de voz, mirando hacia la ventana. Seguirte? Quin podra seguirte? Seth mir la arena con atencin, atento a cualquier movimiento. Los tres hombres Qu tres hombres? Junto al ro. He visto gente Hay otras personas aparte de nosotros? Matt estaba feliz. No me parecieron muy amables. Matthias se asom tambin a la ventana. Pues con ms razn entonces Ms razn para qu? Para marcharnos de aqu! He encontrado otro lugar. Estamos viviendo aqu como esclavos, pero ahora somos libres. Tenemos que irnos a otro sitio. A m me basta con este lugar dijo Seth, dirigindose a la mesa y vertindose lo que quedaba del agua sobre la cabeza. Seth, hermano, t quiz sientas que esta es tu casa, pero yo no. Yo no he nacido para vivir como un animal, y t tampoco. He vivido como un animal tanto tiempo que ya no conozco otra cosa. Seth, todo eso ha terminado ya. Nada ha terminado, Matt. Todo sigue igual. Cada da, cada noche, nada ha cambiado. El dolor no se va nunca. Mira a tu alrededor: todo est vaco. No puedo creer que no lo veas. No lo veo, Seth, de verdad. Cuando miro a mi alrededor veo un lugar lleno de oportunidades. Especialmente si, como dices, hay otras personas aparte de nosotros Cunto tiempo vas a seguir en la oscuridad? Cunto tiempo todava vas a sufrir por esa muchacha? Mi dolor durar mientras viva. Por la sangre de Apolo, Seth! Ella ya no est! Pero t s, t ests aqu! Quin est aqu? Quin soy, Matthias? Ya no soy Sethos, el corintio. Tampoco soy ya Sethos Leontis, ganador de nueve coronas. Esa persona muri en un cuartel de gladiadores.
No s quin o qu soy ahora, pero ya no soy esa persona Matthias neg con la cabeza y oblig a su amigo a levantarse. Ven. Tir de Seth, y juntos franquearon las grandes puertas de madera del cuartel hacia la zona oeste de la ciudad. Los edificios romanos que conocan fueron desapareciendo gradualmente. Seth mir a su alrededor. En esa zona del paisaje no haba estructuras extraas En realidad, no haba nada. Estaba vaco: no haba nada, ni en el cielo ni en el suelo. Matthias sonri. Ya casi hemos llegado dijo con una gran sonrisa. Ya casi hemos llegado adnde? mascull Seth, mirando a su alrededor irritado. Siguieron avanzando un poco ms, y al cabo de un rato surgi en el horizonte un pequeo bosque de olivos cuyas hojas se mecan suavemente, acunadas por la brisa. Y justo detrs de los rboles apareci un enorme edificio blanco y brillante. Ya est, amigo, ya hemos llegado! Adnde exactamente? Qu es esto? Nuestro nuevo hogar! Estaban ante, bueno, un palacio un palacio suntuosamente decorado. Qu quieres decir, Matthias? Este no contest pero arrastr a su amigo hacia la entrada, flanqueada por columnas, y de all pasaron a un atrio de mrmol. En el centro haba una fuente con un surtidor de agua, y dos brillantes estatuas de mrmol situadas una enfrente de la otra. Seth las rode en silencio y luego se ech a rer, algo que no haba hecho en mucho tiempo, tanto que ya ni recordaba cundo haba sido la ltima vez. Qu estatura te has puesto? Bueno, solo me he aadido un par de pulgadas! Qu me dices? Es bueno el parecido? Te refieres a si ambos parecemos dioses? Por qu no? dijo Matt sonriendo. Aqu somos dioses. Ahora ven a ver tu arena de entrenamiento! No me he olvidado de nada! Arrastr a Seth hasta un gran espacio a un lado del palacio. Haba hecho una copia exacta de la arena del cuartel, salvo que el suelo no era tan duro, el poste era nuevo, y las armas estaban limpias y brillantes. Seth sonri. Al notarlo algo ms animado, Matthias lo agarr del brazo y lo llev por toda la villa.
Espera a ver tu habitacin! Recorrieron preciosos suelos cubiertos de mosaicos, pasaron por un exuberante jardn interior en el que crecan cada rbol y cada arbusto que recordaban de su tierra natal, cruzaron unos baos con aguas termales calientes y fras, un cmodo saln y un comedor, y por fin llegaron ante dos puertas de madera trabajada. La de la izquierda es la tuya. Era una habitacin inmensa con una gran cama en un extremo. De las ventanas y de la puerta colgaban pesadas cortinas, lo cual le record a Seth la estancia en la que se haba alojado en la villa de la familia Natalis. Hermosa dolorosa vaca. Neg con la cabeza, le dio una palmada a Matthias en el hombro y retrocedi unos pasos antes de dar media vuelta y salir corriendo. Seth, qu pasa? Podemos cambiar lo que no te guste Eh, espera! Pero nadie poda alcanzar a Seth cuando echaba a correr.
CAPTULO 31 Investigacin
Londres 2012
habitacin. Bueno, al menos no en el sentido convencional de la palabra. En realidad estaba investigando Sobre virus. Estaba decidida a averiguar qu era lo que haba estado observando al microscopio con el seor Ambrose. Porque estaba casi segura de que, fuera lo que fuera, haba estado a punto de matarme. Dado que era virlogo, resultaba razonable pensar que habamos estado observando un virus, aunque no recordaba si me haba dicho categricamente que lo fuera. Bueno, por si acaso yo llevaba das buscando virus inusuales. Haba miles de virus, muchos de ellos francamente asquerosos, y no era fcil averiguar por dnde empezar para identificar el mo. As que empec con los sntomas: fiebre, jaqueca, desmayos, nuseas y vmitos. Esto elimin bastantes. El segundo factor que me pareca relevante era la morfologa. Saba que la morfologa de los virus era variable. La mayora parecan ser esfricos, algunos adems tenan una especie de pas, pero casi ninguno presentaba filamentos, y menos an filamentos con pas. Por ello, cuando encontr el virus del bola, supe que me enfrentaba a un enemigo muy serio. Produca sntomas casi idnticos a los mos, y aunque no vea pas, su aspecto desde luego era filamentoso. Cuando Astrid llam a mi puerta, justo estaba ampliando algunas imgenes del virus del bola. Enfrascada en semejante tarea, era normal que hubiera perdido la nocin del tiempo. Lo que significaba que, aunque me lo haba pasado muy bien ensayando, estaba deseando volver a la pantalla de mi ordenador. Esper hasta la hora en que, oficialmente, se apagaban las luces en todo el colegio, y luego me met en la cama con el porttil y reanud la investigacin all donde la haba dejado. Mientras lea la informacin sobre el virus del bola, de pronto sent un escalofro La tasa de mortalidad de este virus estaba entre un cincuenta y un ochenta y nueve por ciento. Era un virus muy maligno. Lo cual se aada a sus credenciales. Vale, la forma era un poco distinta, pero eso quiz se debiera a que no haba ampliado la imagen lo suficiente, no? Pero por qu se ocupara el profesor Ambrose del virus del bola? Y por qu quera que lo viera? Por qu no me dijo lo que era? Estaba leyendo la pgina sin mucha atencin cuando de pronto me detuve, sobresaltada. Se me aceler el corazn al leer lo siguiente:
este potente y devastador virus puede tener un perodo de incubacin extremadamente breve Me salt algunas lneas y segu leyendo: los sntomas pueden manifestarse cuarenta y ocho horas despus de la infeccin, aunque la incubacin puede durar hasta veintin das. De cuarenta y ocho horas a veintin das? Eso era demasiado tiempo. Yo apenas haba tardado dos horas en mostrar sntomas desde que me haba infectado. As que no se trataba del virus del bola. Ni de ningn otro virus que haba investigado. La proliferacin viral que yo haba observado al microscopio, incluso ralentizada quinientas veces, era mucho ms rpida que nada que hubiera podido estudiar en internet. Segu investigando otros treinta virus, pero ninguno encajaba ni remotamente en el perfil del mo. Hasta que no me di cuenta de que las amorfas formas que flotaban ante mis ojos ya no eran virus en la pantalla del ordenador, sino manchas en mis ojos, no me decid a apagar la luz de mi mesilla y dormirme.
CAPTULO 32 Final
sigui corriendo sin pensar en nada para alejarse de Matthias y de su resplandeciente palacio de mentira, hasta que las piernas lo llevaron al templo de Apolo y a su prado, suyo y de Livia. Pero fue un error. All se sinti ms solo que nunca. Se apoy en una de las columnas del templo, con la mirada perdida en la hierba, y se dej embargar por tal sentimiento de desolacin y de prdida que se puso a golpearse la cabeza contra el mrmol de pura desesperacin. El dolor le sent bien, la sangre que resbalaba por su mejilla era real pero l segua all. Dej de golpearse y se qued mirando la piedra manchada de sangre. La mir hasta que la sangre empez a desaparecer. Luego recorri la columna con la mirada hacia el capitel jnico. Encima de la columna haba un friso, y encima del friso, una cornisa. Empez a trepar. El mrmol era liso, pero el dibujo en relieve le ofreca asideros que facilitaron su ascensin. En pocos minutos subi a la cima del edificio, desde donde pudo contemplar la ciudad que se extenda por debajo. A lo lejos alcanzaba a ver el cuartel y la arena, rodeados por las altas y extraas construcciones. Ms all del cuartel atisbaba el fuerte, pero detrs de este no haba nada de nada, solo suelo y cielo. Volvi a posar la vista en la ciudad. Se vea desde all la nueva casa de Matt, con su jardn lleno de frutales, que se ergua en su esplendor solitario? De pronto brill un destello dorado bajo la luz del sol. Por un momento se le aceler el corazn, pues record el brillo de la pulsera de Livia, pero entonces lo identific Era una de las guilas que decoraban la villa de Casio. Al verlas, gru de odio. De nuevo se sinti desolado, y salt desde lo alto del edificio. La sensacin de caer al vaco le result muy estimulante, pero no la de estrellarse contra el suelo: sinti un dolor espantoso. Perdi brevemente el conocimiento, y cuando despert, tendido en el suelo al pie del templo, se sinti confuso. Se pregunt si por fin haba llegado a los Campos Elseos. Pero una suave risa burlona le hizo abandonar esa idea. Seth se incorpor y se encontr frente a los ojos grises y duros del desconocido alto del que haba huido haca un rato. Un instante despus, Seth estaba de pie, en aquella rgida postura defensiva caracterstica de su estilo de gladiador. El desconocido se estremeci y retrocedi un paso. Quin eres? pregunt Seth con voz ronca, sin relajar la postura. El desconocido frunci el ceo.
Seth
Que quin soy yo? Seth repar en que hablaba latn con un fuerte acento que le resultaba vagamente familiar. Hubo un momento de silencio mientras se observaban mutuamente. Entonces el desconocido se apoy en una de las columnas y dijo: Soy Zackary. Pero, lo que es ms importante, quin eres t? Soy Sethos Leontis, de Corinto. Has venido hasta aqu desde Corinto, desde tan lejos? farfull el hombre. No, desde Londinium. Zackary asinti despacio. Y cmo has llegado hasta aqu? Seth se encogi de hombros. No lo s en absoluto. Zackary lo observaba, acaricindose la barbilla. Cmo se llama este lugar? pregunt el muchacho tranquilamente. Zackary segua mirndolo, con los prpados entornados. Parallon dijo por fin. Parallon? Antes de que Seth pudiera preguntar nada ms, Zackary aadi: Y no deberas estar aqu. Yo no he elegido estar aqu le espet Seth amargamente. Dara cualquier cosa por no estar aqu. De verdad preferiras la muerte antes que esto? pregunt Zackary sorprendido. S. Pues nunca lo conseguirs saltando desde lo alto de un edificio! Est claro que no sabes nada. En lo ms hondo de su corazn, Seth s saba. Pero haba dejado que la esperanza se impusiera sobre el conocimiento. Y no quera estar ah y dejar que ese hombre se burlara de l, as que se volvi y empez a alejarse. Pero Zackary lo retuvo, agarrndolo del hombro. Puedo ayudarte le dijo. No, no puedes dijo Seth entre dientes, zafndose de l. De verdad quieres poner fin a esto?
Seth se volvi hacia l, exasperado. Pues venga. No dejes para maana lo que puedas hacer hoy. Seth sigui a regaadientes a Zackary por la polvorienta va romana, recorrieron calles desconocidas para l, llenas de edificios que no haba visto nunca, hasta que llegaron a la orilla del ro. Esta vez el lugar estaba desierto. Sigui al hombre, que baj unos pocos peldaos que llevaban hasta el agua. Zackary avanz unos pasos ms y le hizo una sea a Seth para que se reuniera con l. Ahora lo nico que tienes que hacer es saltar le dijo con total naturalidad, desafindolo con la mirada. Seth lo mir a su vez, escptico. Te lo prometo! dijo Zackary. Y si ests tan enamorado de tu mortalidad como pareces estar, no quedars defraudado. Seth mir el agua. Una ligera bruma empaaba la superficie e impeda ver la orilla de enfrente. Mientras se decida, no notaba la suave brisa que soplaba. Solo sinti una pequea bocanada de esperanza mientras se quitaba las sandalias y saltaba al agua. No intent nadar. Su cuerpo estaba tan entrenado para sobrevivir que necesit toda su energa para controlar todo movimiento, pero al poco de entrar en el agua sinti una enorme fuerza que tiraba de l hacia abajo. Parte de su cerebro se sorprendi. No se lo esperaba, pensaba que sera ms difcil evitar flotar, pero ahora vio que no tena energa para resistirse a esa fuerza. Era mucho ms poderosa que el peso de su ropa o que cualquier corriente, y mientras daba vueltas y vueltas en el agua, se dio cuenta de que estaba atrapado en un vrtice que lo arrastraba hacia abajo. Mientras bajaba, iba notando una sensacin fsica de djvu; eso que estaba viviendo ya lo haba vivido antes: la muerte. Estaba reviviendo su propia muerte, las mismas convulsiones y el mismo sudor fro, un terrible dolor en todos los huesos, todos los msculos y todos los nervios de su cuerpo. No poda gritar, no poda respirar y no poda escapar; no le quedaba ms remedio que aceptarla, mientras se adueaba ferozmente de su cuerpo retorcindolo, sacudindolo, aniquilndolo Y entonces el dolor ces y sinti que flotaba, a la deriva De verdad haba muerto por fin? Haba encontrado al fin el camino hacia el inframundo? No. Haba encontrado el camino hacia la superficie, y las aguas lo haban arrojado a la orilla. Sali del agua, tiritando, y maldijo al desconocido, Zackary. Y entonces, perplejo, alz la vista al cielo. Pareca que era ms tarde de lo que deba haber sido. Las sombras se alargaban. Era casi de noche. Mir a su alrededor. Todo le resultaba familiar, pero nada estaba como deba estar: el puente, los barcos, todo era ms pequeo que como era antes. Y a su alrededor
oa un clamor y notaba un hedor a carne quemada y peces muertos. La gente se afanaba por todas partes, gritando y comerciando. Los perros ladraban. Unos albailes daban golpes con sus martillos. Dnde estaban el silencio y la calma de ese lugar desierto cmo lo haba llamado Zackary: Parallon?. All todo era abrasador, y el ruido, ensordecedor. Londinium. Haba vuelto a Londinium. Extraamente desconcertante y presumiblemente hostil. Casi haba olvidado el temor que atenazaba siempre a un gladiador que se hubiera escapado, pero ah estaba ahora, rodeado de pronto por soldados y ciudadanos; todos dispuestos a prender a un esclavo huido. Tendra que andarse con cuidado.
CAPTULO 33 Regreso
Seth se desliz entre las sombras, a la espera, observndolo todo. Cuando la noche
cay sobre Londinium, se prepar para salir de su escondite. Pero no saba qu hacer ni adnde ir. Se senta extraamente indeciso. Casi dbil. Se mir la tnica mojada y los pies descalzos, preguntndose por qu no senta fro; curiosamente solo notaba los miembros entumecidos. Estuvo tentado de quedarse donde estaba, pero al final hizo lo que siempre haca: volvi al cuartel de los gladiadores. Los guardias custodiaban las grandes puertas de madera como siempre lo haban hecho, confirmando la certeza de que estaba de regreso en Londinium. Y, dando por hecho que todo estaba como haba estado siempre, habra otro guardia apostado al otro lado de las puertas. Oculto entre las sombras, Seth reflexion un momento sobre qu hacer a continuacin. Era incapaz de pensar con claridad. Lo nico que le apeteca era tumbarse en el suelo y dormir. Se dej caer sin ruido, pero no not la piedra dura y fra bajo su cuerpo. Se senta como drogado, pero saba que deba mantenerse alerta. Su plan era volver a su celda. No saba por qu deba hacer eso, sobre todo cuando cada tomo de su cuerpo lo urga a regresar hacia el ro. Pero estaba acostumbrado a no ceder a sus impulsos, y supo resistir a la tentacin. Se rio sin ruido y sin alegra: nunca hubiera pensado que algn da tratara de regresar sin ser visto a su propia prisin. Ahora ya saba seguro que estaba loco. Por fin vio el momento adecuado. Era la hora del cambio de guardia. Oy a los tres nuevos guardias cruzar la arena de entrenamiento y dirigirse a las puertas. Eso significaba que se abriran de un momento a otro. Estaba oscuro, y l era gil; se las apaara para pasar corriendo entre ellos, veloz como un gato, sin que se dieran cuenta. La puerta se abri, y Seth se lanz hacia los hombres. No se equivocaba: ninguno de ellos not su presencia. Con cautela, cruz la arena en direccin a su celda. El cuartel bulla de actividad: gente que iba y vena, gente que discuta a voces, alguien silbaba, un par de hombres luchaban Seth reconoci a Telmaco, que avanzaba llevando unas toallas y unos barreos con agua, y lo sigui a una distancia prudente. Este fue derecho a la celda de Seth y desapareci en el interior. Alcanzndolo, Seth se asom por la puerta y tuvo que ahogar un grito. A travs de la oscuridad se estaba viendo a s mismo, tendido en el camastro, gimiendo y tiritando de fiebre. Aurelio estaba arrodillado a su lado, agitando un gran abanico, mientras Telmaco se agachaba junto al jergn, sin dejar de enjugarle el sudor de la frente, aunque el
cuerpo tendido en el suelo estaba inconsciente y no notaba esas atenciones. Esta vez no va a salir de esta, verdad? le pregunt Aurelio a Telmaco en un susurro. Pero antes de que su compaero pudiera contestar, apareci Matthias, plido y demacrado. Ha habido algn cambio? Empeora por momentos. Aunque ha dejado de vomitar, le cuesta respirar y tiene el pulso muy acelerado. No creo que No crees que qu, Aurelio? Que no eres capaz de mantenerlo con vida? Pues entonces largo de aqu! Dame ese abanico y vete Matthias lo calm Telmaco. Ests agotado, necesitas descansar. No necesito descansar. Voy a hacerle otra sangra. Quiz esta vez logre sacar el veneno. Telmaco, almbrame Seth no quera ver eso; ya se senta un poco dbil y mareado, y saba muy bien lo que su otro yo estaba a punto de sufrir, de modo que se desliz por la pared hasta sentarse en el suelo. El esfuerzo lo haba dejado exhausto. Se estaba debilitando. Todo su cuerpo y tambin su instinto tiraban de l hacia el ro, pero su voluntad era ms fuerte, y tena que quedarse. Mir hacia el lecho. Desde donde estaba vea perfectamente a Matthias, inclinado sobre el enfermo, enfrascado en su tarea. Sinti una repentina oleada de cario y de remordimientos al ver a su amigo tan concentrado y tan aplicado, esforzndose por salvarle la vida. No se esperaba la violenta y repentina reaccin de su otro yo cuando Matthias le clav el cuchillo cerca de la vieja herida del hombro. Vio cmo su poderoso cuerpo inconsciente agitaba con fuerza los brazos, lanzando despedido contra el suelo el cuenco que contena la sangre que le haba sacado su amigo. El cuchillo se clav en la mano izquierda de Matt. Por Zeus! exclam el joven entre dientes, llevndose a la boca la mano herida. Rasg una tira de lino del montn de paos que haba sobre la mesa y se vend la mano con ella. Estaba a punto de reanudar su tarea cuando el cuerpo tendido jade, se estremeci y se qued totalmente inmvil. Seth? susurr Matthias, angustiado. La respiracin trabajosa del enfermo haba dejado de orse. SETH! grit, atrayendo el cuerpo hacia la luz y llevando el odo al corazn mudo. SETH! No me dejes! exclam con voz ronca, volviendo a depositar con cuidado el cuerpo sobre el lecho. Telmaco se acerc a Matthias y le apoy la mano en el hombro. Se ha ido a un lugar mejor, Matthias. Pero el joven no contest. Se limit a agacharse junto al cuerpo de su amigo, mirndolo
fijamente. Al cabo de un rato, Telmaco sali de la celda. Matthias ni se percat siquiera. Seth sigui contemplando la tristeza de su amigo hasta que ya no pudo resistirlo ms. Se puso en pie y se acerc despacio a Matt. De pronto la distancia le pareci enorme, y el esfuerzo de caminar, inmenso. Matt dijo, pero su voz era al parecer inaudible. Seth extendi la mano para tocar a Matthias, pero no sinti el tacto de su tnica. Baj los ojos a su propia mano y se la qued mirando. Apenas vea un contorno borroso, el translcido recuerdo de una forma Como si lo hubieran borrado. Pero algo debi de sentir Matthias porque se estremeci, y de pronto volvi el rostro hacia Seth, con los ojos muy abiertos, como si intentara distinguir algo en la oscuridad. Seth? pregunt en voz muy baja, tendiendo la mano como para tocarlo. Seth contempl aterrado cmo la mano de Matt atravesaba su cuerpo de parte a parte. Entonces su amigo avanz tambalendose hacia la puerta, como si sus piernas no soportaran su peso. Matt, djame ayudarte exclam Seth, pero de nuevo fue como si sus palabras quedaran en suspenso en el aire, sin sonido. Sigui a su amigo hasta su celda y lo vio tenderse en su camastro. Tena fiebre. Seth se agach en el suelo y contempl aterrado a Matt, que, atenazado por el dolor, tiritaba y se agitaba. Auxilio! Telmaco Aurelio! grit Seth, pero, por supuesto, nadie acudi corriendo. Nadie lo oy. Se sent junto al lecho de Matt, viendo morir a su amigo. Estaba entumecido por la pena, ya no tena ningn impulso de regresar al ro, a Parallon. Entonces, en su delirio, Matthias pronunci su nombre. Estoy aqu! exclam Seth en vano. Matthias no lo oa, ya nunca volvera a orlo salvo en Parallon. Parallon. La idea se grab vagamente en el cerebro entumecido de Seth. Trat de concentrarse. Deba tratar de regresar all. Matt lo estara esperando. Y, de pronto, por primera vez cay en la cuenta de que su amigo lo necesitaba. Haba estado tan consumido por la tristeza que haba abandonado a su amigo. Si no regresaba, Matthias estara completamente solo. Pero estaba tan cansado Tan dbil Y t te consideras un luchador?, lo desafi una parte de su conciencia. Ponte en pie y muvete. Reuni toda su fuerza y se levant. El esfuerzo fue tan grande que se sinti mareado,
con nuseas, pero sigui avanzando y sali del cuartel. Senta que se le acababa el tiempo. Ya casi haba recorrido la mitad de la arena cuando oy pasos que corran tras l. Se volvi justo a tiempo para ver que Aurelio segua la misma trayectoria que l. Antes de que tuviera tiempo de eludirlo, Aurelio haba cado sobre l. Se qued un momento sin respiracin, aturdido. El joven lo haba atravesado, sin encontrar resistencia alguna. Se haba vuelto tan insustancial como el aire. Se levant y sigui avanzando a trompicones. Lleg a las puertas justo a tiempo de or a Aurelio hablar con los guardias. Sethos ha muerto! Era un valiente luchador. La familia lo echar de menos. Y las mujeres tambin. Aurelio asinti tristemente y luego fue corriendo a los aposentos del lanista para darle la noticia, por lo que no oy lo que los guardias se dijeron en voz baja: Ests pensando lo mismo que yo? Yo estoy pensando que es interesante que Casio Malco haya retirado su inversin sobre Sethos Leontis esta misma maana. Seth rugi de rabia. Casio Malco. El hombre al que ms odiaba en el mundo. No saba que Casio hubiera invertido dinero en sus xitos en la arena. La sola idea de que sus victorias como gladiador hubieran contribuido a hacer ms rico y poderoso a Casio lo llen de tal rabia que el calor lo impuls a seguir avanzando. De ninguna manera pensaba desaparecer ah, dbil y sin haber tenido oportunidad de vengarse. Su determinacin le dio fuerzas para tirarse contra los guardias. Pas limpiamente entre ellos y cruz las puertas sin desplazar ni una pizca de aire. Se oblig a seguir avanzando, reuniendo las ltimas fuerzas que le quedaban. Casi haba perdido el conocimiento cuando por fin lleg al ro. Rezando por que no fuera demasiado tarde, se arroj al agua.
CAPTULO 34 Luz
Seth abri los ojos al notar que su cuerpo chocaba contra una superficie spera y dura.
Mir a su alrededor, confundido, y sin querer trag agua del ro. Tosiendo y tiritando, consigui salir y auparse a la orilla. Estaba helado, empapado y exhausto. Adnde haba ido a parar esta vez? Tena tanto fro que no poda ni moverse, por lo que se qued all un momento, tratando de aclararse las ideas. Por fin tuvo un pensamiento coherente: tengo que secarme. Nada ms formular esta idea en su cabeza, not en su piel la agradable sensacin de una tnica limpia y seca, as como el calor de un manto de lana sobre sus hombros. Ya no albergaba ninguna duda de que estaba de vuelta en Parallon. Las sandalias que se haba quitado antes haban desaparecido, pero cre unas nuevas y se las calz. Cuando se abrochaba las hebillas, not aliviado que sus manos volvan a ser fuertes. No le haba gustado nada ser como una sombra, y de pronto se sinti extremadamente agradecido de volver a ser l mismo. Ya estaba preparado para enfrentarse a Matthias. Subi en silencio los escalones que lo alejaban de la orilla. Ocultndose entre las sombras de un inmenso edificio, las vio. Seth cont once personas sentadas alrededor de unas mesas redondas y blancas dispuestas sobre un suelo de madera. Cada mesa tena una luz parpadeante en el centro. Beban de unos vasos transparentes, sonriendo y conversando en la extraa lengua que haba escuchado antes. Y Zackary estaba entre ellos, asenta, escuchando y riendo. Seth se acerc sin ser visto. Se senta como un mendigo espiando por una rendija a una familia mientras celebraba una fiesta. Y entonces supo que, de alguna manera, para toda esa gente ese lugar era su hogar y no el suyo. No le haba dado a entender algo parecido Zackary haca un rato? Quin era Zackary? Y cmo saba tanto de ese mundo? Seth se jur a s mismo que lo averiguara. Por fin Zackary bostez, se despidi del grupo con el que haba estado charlando y se alej hacia una alta y brillante torre. Sin pensrselo dos veces, Seth lo sigui sin ser visto. Escondido entre las sombras vio a Zackary subir los tres escalones que llevaban al gran porche de entrada, y detenerse ante una imponente puerta negra. Pero en lugar de empujar para abrirla, pareci trazar un dibujo con los dedos sobre un panel con botones que haba al lado. La puerta se abri sin hacer ruido, y Zackary desapareci en el interior. Poda seguirlo Seth? Era prudente hacerlo? No tena nada que perder. Zackary no representaba ninguna amenaza fsica. Era delgado, y saltaba a la vista que
no era muy musculoso. Pero la fuerza fsica era casi irrelevante en Parallon. En realidad, lo que Seth trataba de eludir era su certeza creciente de que el hombre ejerca cierto poder all, un poder mucho ms imperioso que la mera fuerza de un gladiador. Se qued un momento parado, sin saber qu hacer. Poda pasar delante de las mesas de gente sin que nadie se diera cuenta? Sinti que tena posibilidades, as que eligi un momento en que todos rean a carcajadas y se lanz corriendo, subi los escalones y se detuvo ante la puerta. Trat de abrirla, pero estaba cerrada. Encontr el panel de botones que Zackary haba pulsado, y lo toc a su vez. No ocurri nada. Vio que los botones tenan smbolos pintados encima. Habra algn tipo de cdigo para entrar? Toc los botones al azar, pero la puerta segua sin abrirse. Cerr los ojos, tratando de recordar exactamente lo que haba visto hacer a Zackary Haba trazado una suerte de dibujo. Seth se esforz por imitarlo. Al tercer intento, la puerta de pronto emiti un largo sonido grave y se abri. Seth avanz hacia delante, y la puerta se cerr tras l. Se hallaba en un vestbulo blanco. Unos tapices rectangulares de colores decoraban las paredes. A su derecha haba una puerta de madera y, delante de l, una escalera. Se qued perfectamente inmvil, escuchando. Dnde estaba ahora Zackary? Oy un sonido muy tenue de pasos por encima de l. Bien. Eso significaba que el peligro de ser descubierto no era inminente. No saba si Zackary y l estaban solos, pero tena que explorar el interior del edificio. Sin hacer ruido, abri la puerta de madera y ahog un grito de sorpresa. Nada de lo que haba visto antes en su vida poda haberlo preparado para la cacofona de color y de invencin que se extenda ante l. Una enorme superficie rectangular en la que se movan unos dibujos, como si tuvieran vida, dominaba la habitacin. A cada lado haba otras superficies ms pequeas, pero estaban quietas, y no se vea nada sobre ellas. En la pared opuesta haba largas mesas blancas, sobre las cuales haba dispuestos varios instrumentos grandes y cilndricos alrededor de otras dos superficies. La tercera pared estaba llena de botones de colores que parpadeaban sobre cajas plateadas. De pie en el umbral, Seth lo observaba todo. Entonces sus piernas empezaron a moverse siguiendo una trayectoria inexorable, atradas por el imperioso magnetismo del color y el movimiento sobre la gran superficie que tena ante l. El corazn le lata muy fuerte en el pecho, y, maravillado, aunque no sin cierto desapego, se vio a s mismo tender la mano para tocarla. En cuanto sus dedos entraron en contacto con ella, sinti una repentina y clida oleada que suba por su mano y su brazo, extendindose por todo su cuerpo. No, no era clida era caliente. Ardiente Insoportablemente abrasadora. La habitacin empez a dar vueltas a su alrededor. Cerr los ojos y trat de apartar la mano, pero tena los dedos agarrotados. Millones de imgenes y sonidos recorrieron su cerebro, cada vez ms rpido, tanto que no poda seguirlas, no poda respirar, y ya no poda aguantar ms Alguien aullaba, llenando el espacio de terror, y entonces un dolor blanco y cegador explot dentro de su cabeza y perdi el conocimiento.
Londres 2012
Creo que cualquier infeccin inducira alguna clase de respuesta inmune, Eva. Como bien sabes, los linfocitos sienten que se va a producir una invasin y all que van para contrarrestarla. Si la infeccin se expande demasiado rpido, es obvio que los atacantes podran no dar abasto, pero siempre habra rastro de un aumento de clulas blancas durante o despus de una infeccin. Pero el ataque que yo haba observado no haba obedecido ninguna de esas leyes habituales. Haba sido tan centrado tan deliberado tan especficamente dirigido Doctora Franklin pregunt casi sin voz, pero qu pasara si la infeccin bombardeara directamente a la propia clula T? Podra eso desactivar su respuesta defensiva? Un ataque furtivo? Interesante. Un ataque preventivo dirigido a las clulas defensivas Mmmm. Solo conozco un virus que ataque directamente a las clulas T Contuve el aliento. El virus del VIH. Dej escapar un suspiro de decepcin. Saba seguro que mi virus no tena nada que ver con el VIH. Son el timbre que anunciaba el final de la clase y el de la jornada. Recog mis libros, pensando si deba cambiar el enfoque de mi investigacin para salir del callejn sin salida en el que me haba metido. Me levant y, al hacerlo, me choqu con Harry, que estaba justo detrs de m. Huy, perdona, Harry dije, tratando de no perder el equilibrio. l extendi las manos para sostenerme. Vaya, Eva, se ve que estabas pensando en otra cosa Ests bien? S, s, estoy bien dije, zafndome de l con suavidad. Bueno, ser mejor que nos demos prisa o llegaremos tarde. Lo mir, frunciendo el ceo. Llegar tarde adnde? Es que no hemos terminado por hoy? Ejem, Eva Tenemos el ensayo de Hamlet. Me miraba sonriendo y sacudiendo la cabeza, como si yo fuera tonta. Y algo de razn tena. Qu demonios me pasaba? Segn bamos camino del teatro, al cruzar el patio del colegio nos encontramos con Astrid, George y Louis, que volvan de su clase de literatura. Sorprend una mirada entre Astrid y Harry, y comprend de pronto que Astrid le haba encomendado la tarea de llevarme hasta all. Y de repente ca en la cuenta tambin de otras cosas. Harry no era el nico al que Astrid haba encargado esa misin. Haca dos das haba sido Omar. Como si no fuera ya
bastante incmodo que ahora viniera a todos los ensayos porque haban expulsado a Felix por saltrselos. Ahora pareca que Astrid lo haba elegido a l para representar al contingente de historia del arte en su nueva campaa para convencer a Eva de ir a los ensayos. Pero estaba casi segura de que si Omar haba accedido a hacerme de despertador era ms por miedo a Astrid que porque buscara volver a acercarse a m. Haba empezado a salir con Verity Sutton y pareca de verdad feliz con ella. Y tengo que reconocer que era agradable poder volver a hablar con l. Lo haba echado de menos. A Ruby tambin, claro, pero ella segua negndose a mirarme siquiera. Por suerte no formaba parte del reparto de Hamlet. Despus del ensayo tena que hacer un trabajo de filosofa y un experimento de fsica, as que esa noche no poda dedicarme a investigar sobre virus. Lo cual era un poco un alivio, la verdad. Siempre acababa en un callejn sin salida. Estaba pasando algo por alto, pero el qu? Estaba tan absorta en mi frustracin que, a la maana siguiente, sal del aula de griego sin acordarme de llevarme el libro. Ya haba llegado a la puerta cuando la voz del seor Mylne interrumpi mis pensamientos. Es que piensas escribir el ensayo sobre Platn sin el texto fuente, Eva? pregunt mirando el libro, que estaba sobre mi pupitre. Frunc el ceo. Eva, ests bien? Me esforc por volver al momento presente. S, s, estoy bien, seor Mylne farfull, mientras meta el libro en mi mochila. Pero, cuando sal del aula, me senta de pronto ms decidida. El profesor de griego me haba hecho darme cuenta de que mi tctica no era la adecuada. En mi bsqueda obsesiva del virus no haba pensado en la fuente: la ampolla. Tena que encontrar al profesor Ambrose.
CAPTULO 36 Sobrecarga
Seth oy su propia respiracin. De modo que estaba vivo Y prueba de ello era la
jaqueca que sufra. Movi una mano y trat de averiguar dnde estaba. En su cabeza volva a ver ciertas imgenes, imgenes de cosas que reconoca pero que no conoca. Dnde estaba? En la arena? Tendi la mano para palpar a su alrededor. No, no era all donde se encontraba, pues no haba arena en el suelo. Estaba en posicin horizontal, tendido boca arriba con los ojos cerrados sobre una superficie dura, completamente exhausto. Se qued traspuesto un rato, y luego se despert sobresaltado. Se estaba moviendo. Alguien lo haba agarrado de las piernas y lo arrastraba por el suelo. Gimi y trat de pensar con claridad, pero estaba tan confundido que no acertaba a saber dnde estaba. Acababa de resultar herido en la arena? Estaba muerto Prtix? No, eso haba ocurrido haca mucho tiempo Poco a poco fue pensando con mayor claridad. Ahora estaba seguro de que no estaba en la arena porque lo arrastraban escaleras abajo. Ay! murmur, alzando los brazos para protegerse la cabeza. Abri los ojos y alz la mirada. Zackary? pregunt con voz ronca. El hombre se volvi para mirarlo, y en ese instante Seth supo que Zackary iba a matarlo. Se esforz por reflexionar. En Parallon no se poda morir, o s? Pese a lo dbil que se senta, su instinto de supervivencia se impuso. De pronto supo adnde se dirigan: al ro. Zackary grua por el esfuerzo, jadeando, pero ya casi haban llegado. Seth mir a su alrededor como loco, buscando algo a lo que agarrarse. Necesitaba una pared, un poste, lo que fuera para impedir que Zackary siguiera avanzando. Y porque estaban en Parallon, y Seth haba expresado ese deseo, un poste de madera se materializ ante l, y el joven se agarr a l con las dos manos. Zackary tropez y estuvo a punto de soltar los pies de Seth, lo cual le dio al joven luchador la oportunidad que necesitaba para propinarle una patada y hacerle perder el equilibrio. Zackary cay hacia atrs, y Seth se levant de un salto y formul el deseo de que apareciera una daga en su mano.
Zackary se puso en pie despacio y le plant cara con absoluta frialdad. Ya sabrs que una daga no te ser de ninguna ayuda ahora, no? Seth abri unos ojos como platos por la sorpresa. Zackary no hablaba en latn sino en la extraa lengua que lo haba odo emplear antes con aquella otra gente. Y, sin embargo, inexplicablemente, ahora una parte de su cerebro entenda esas palabras. Ya no la necesito murmur Seth en esa lengua, soltando la daga. Zackary entorn los prpados. Calibr la fuerza y la corpulencia del hombre al que se enfrentaba y supo que Seth tena razn. Mir a su alrededor en busca de un aliado. Seth lo consider, incmodo. Por qu me odias? le pregunt con serenidad. Zackary le devolvi la mirada. Esa no es la pregunta adecuada, Sethos. Seth apret la mandbula, enojado, pero sigui esperando una respuesta. Zackary le contest por fin: No te odio resopl. Cmo podra? Ahora eres lo ms cercano a m que nunca ha existido Seth estaba perplejo. Qu deca Zackary? No entenda nada. Entonces por qu quieres matarme? Esa pregunta ya es un poco mejor. Y la respuesta es muy sencilla: no hay sitio para ambos en Parallon. Por eso me mandaste de vuelta a Londinium? Yo no te he mandado de vuelta a Londinium, pero di por hecho que iras all. Zackary sacudi la cabeza de lado a lado . Por eso no entiendo que hayas sobrevivido. Has estado all demasiado tiempo Solo una noche Una noche entera en tu propio tiempo? No debera ser posible. He calculado que dos horas es lo mximo que se puede sobrevivir all. No sentiste que desaparecas? No sentiste que tu vida se iba consumiendo? Seth se encogi de hombros, intentando no recordar la sobrecogedora lucha consigo mismo para conseguir llegar hasta el ro. Zackary lo miraba fijamente. O bien tienes una fuerza tremenda, o has tenido una suerte increble. El instinto primario es el de volver a tu propia muerte, por eso llegaste all. Pero permaneciste tanto tiempo que deberas haberte quedado atrapado en tu propio tiempo.
Atrapado? Una vez que ests atrapado, ya no puedes salir nunca ms. Eres un fantasma para siempre. Seth asinti. Y diste por hecho que me ocurrira eso. Por supuesto. Zackary segua mirndolo. Pero por qu has vuelto? Pens que ya estabas harto de Parallon. Seth estaba a punto de hablarle de Matthias, cuando pens que era mejor callarse. Zackary no saba nada de su amigo, y Seth estaba casi seguro de que para Matt era mejor as. Entonces dijo Zackary tranquilamente, no solo sobrevives a la visita, sino que sobrevives tambin al vrtice. Luego vuelves, irrumpes en mi oficina, te conectas a mi terminal y de alguna manera adquiero ciertos conocimientos que un esclavo gladiador no suele necesitar concluy Seth. Zackary neg con la cabeza. Por decirlo de alguna manera, s, aunque te has quedado un poco corto. Zackary Sethos lo interrumpi este, levantando las manos. Necesito pensar. Djame a solas. Seguiremos hablando maana por la maana. Nos vemos aqu a las once. A las once? Y yo cmo puedo medir la hora? Oh, vamos, hombre, Sethos, esto es Parallon. Hazte con un reloj.
CAPTULO 37 Recuperado
Sethos regres a su palacio, encontr a Matthias en su habitacin, profundamente dormido. Pero su amigo haba dispuesto un enorme banquete en el comedor. A Seth se le encogi el corazn al imaginarse a su amigo sentado solo, esperando a que volviera. Suspir, tom un plato y escogi un poco de ensalada de rbanos y un filete de pato con salsa de ostras. Mientras coma, reflexionaba, tratando de entender lo que le haba ocurrido. Poda hablar una lengua totalmente desconocida para l sin haberla aprendido antes? Y qu ms cosas saba ahora? Al tomar una aceituna repar de pronto en el nuevo accesorio que brillaba en su mueca. Haba aparecido all al obedecer la orden de Zackary y pensar en un reloj. Ahora le mostraba en silencio la hora, y l poda leerla fcilmente, como si siempre hubiera llevado uno. Neg con la cabeza. Estaba demasiado cansado para seguir pensando, as que bebi un buen vaso de agua y se dirigi a su habitacin. Unos segundos despus estaba durmiendo, cubierto por una colcha de ricos bordados, en su mullida cama nueva. Cuando Matthias se despert aquella maana, Sethos ya estaba entrenando en la arena. Seth interrumpi unos movimientos de ataque para sonrer a su amigo. Gracias por esto dijo, sealando la arena. Y por el banquete de anoche. Siento mucho haber vuelto demasiado tarde y no haber podido compartirlo contigo. Matthias enarc las cejas en un gesto de sorpresa. Estaba ya tan acostumbrado a que su amigo, sumido siempre en una gran tristeza, apenas hablara con l que le costaba reconocer al muchacho amable y educado que lo miraba sonriendo. Seth, qu pas ayer? Has estado fuera toda la noche. Adnde has ido? pregunt tmidamente. Seth mir a su amigo, preguntndose qu poda decirle. El tremendo conocimiento que haba adquirido de pronto, que ni l mismo haba asimilado todava, abra ahora una brecha tan grande entre su amigo y l que no tena ni idea de cmo colmarla. As que se qued un momento vacilante, preguntndose si poda compartir con Matt al menos una pequea parte de lo que le haba ocurrido. Me he enterado de cmo se llama este lugar. Gracias a los dioses dijo Matt, riendo. Y ahora ven a desayunar.
Cuando
Seth no lleg tarde a su cita. Vio a Zackary sentado en los escalones que llevaban a su
casa, contemplando el ro pensativo. Se sent a su lado, y el hombre le tendi una taza con una sola asa llena hasta arriba de un lquido humeante. Mmm caf! Gracias dijo Seth automticamente. Luego se qued mirando su tazn. Cmo saba lo que era? Nunca haba visto antes esa clase de recipiente y nunca haba probado el caf, pero cuando lo hizo, el sabor era exactamente el que imaginaba. Delicioso. Mir la expresin resignada de Zackary y empez a caer en la cuenta de que haba adquirido muchos ms conocimientos que la simple habilidad de hablar una nueva lengua. Y no tena ni idea de cules eran los parmetros de ese nuevo conocimiento. No haba sido consciente de que saba hablar ingls hasta que Zackary emple esa lengua para dirigirse a l. No haba sido consciente tampoco de que saba lo que era el caf hasta el momento de probarlo. Seth mir a su alrededor para poner a prueba ese nuevo conocimiento. Zackary vesta un pantaln vaquero y una camiseta. Ambas prendas, que hasta el da anterior haban sido desconocidas para l, cuyos nombres no haba odo nunca antes y que se le habran antojado peculiares, ahora en cambio le parecan normales y apropiadas. Se mir la tnica. No es que le pareciera una incongruencia, pero era consciente de que no era tan apropiada. Frunci el ceo. Zackary se burl sin malicia de su confusin y le tendi un montn de ropa. Ser mejor que te vayas acostumbrando a esto. No puedes seguir llevando un vestido toda la vida. Seth no se rio. Mir framente a Zackary, preguntndose de dnde era. Antes de concluir ese pensamiento, ya tena la respuesta en la cabeza: Londres. Y sin tener que reflexionar sobre ello, descubri que saba que Londres era aquello en lo que se convertira Londinium con el paso del tiempo. Aquello en lo que ya se haba convertido. A Seth se le aceler la respiracin cuando comprendi que la idea que haba tenido siempre de que el tiempo era algo estable, medible y secuencial estaba cambiando total y radicalmente. Zackary se percat de su malestar y se volvi hacia l. Qu ha irritado al gladiador ahora? Imagino que no ha sido la ropa ni el caf. En qu ao estamos ahora? pregunt Seth con voz ronca. Zackary se lo qued mirando. Venga ya, gladiador! T eres mucho ms listo que eso! Seth hizo una mueca. Haba ido a parar a Parallon y haba dado con otro lanista. Zackary no era apasionado y malvado como Tercio, pero Seth reconoci en l la misma
despiadada indiferencia. Y, como Tercio, Zackary disfrutaba provocndolo. Pero Seth no quiso hacerse mala sangre. En lugar de eso, se par a pensar en lo que haba dicho Zackary, y al instante se dio cuenta de que haba sido una pregunta estpida. Aqu vivimos fuera del tiempo, verdad? pregunt con un hilo de voz. Cmo saba eso? Zackary asinti. Has regresado de visita a tu tiempo? Claro. Y has ido a visitar otros tiempos? Muchos otros. Zackary volvi la cara rpidamente para mirar a Seth . Y t tambin lo hars. Oh, no murmur Seth, negando con la cabeza. Yo no. Zackary enarc una ceja y se levant. Bien, es hora de entrar dijo con bro. Hay algunas cosas que quiero que veas. Seth se levant pero no se movi. Qu estaba tramando Zackary? La noche anterior haba intentado matarlo, y si de algo estaba seguro Seth era que ya no tena la ms mnima intencin de morir. Zackary se qued en el umbral, esperando. Qu pasa, el gladiador tiene miedo de entrar? se burl. Qu estoy haciendo aqu, Zackary? pregunt Seth entre dientes. Pronto lo vers contest el hombre suavemente. Y ahora, ven. No tengo mucho tiempo. Seth solt una sonora carcajada. Claro que no. El tiempo es un bien muy preciado aqu! Zackary lo mir framente. No tienes ni idea. Furioso, Seth le devolvi la mirada y se volvi para marcharse. Muy bien! Huye poderoso y valiente gladiador! se mof Zackary. Y cuando tengas valor para volver y hacer las preguntas adecuadas, te estar esperando. Seth resopl de rabia y se alej de la casa. No haba ido muy lejos cuando sinti que lo agarraban del hombro. Se volvi con una mirada feroz. Antes de marcharte tienes que jurar no contarle a nadie lo del vrtice.
Seth apret los dientes. Y a quin se lo contara? A nadie, Sethos, no se lo cuentes a nadie repiti Zackary. La vida en Parallon depende por completo de tu silencio. Seth frunci el ceo. Reservaba su lealtad para causas ms nobles que esa. Sin embargo, la intensidad de las palabras de Zackary le llam la atencin; quiz lo que le peda fuera importante despus de todo. Vacil un momento y luego asinti. Est bien murmur. Lo juro.
CAPTULO 38 Contacto
Londres 2012
El ensayo de Hamlet termin algo antes de lo previsto, por lo que en lugar de irme
directa a cenar, volv corriendo a mi habitacin para concentrarme en mi ltima lnea de investigacin: el profesor Ambrose, virlogo. Me acord de que cuando la doctora Franklin nos lo present en clase de biologa nos dijo que trabajaba en el departamento de investigacin en microbiologa de la Universidad de Nueva York, as que empec por buscarlo en Google. Me dej bastante impresionada. Cliqu en Equipos de Investigacin, maldicindome por no haber empezado antes por investigar al profesor Ambrose y por no haber incluido los departamentos de investigacin de las universidades en mi gran bsqueda de virus. De pronto tena la corazonada de que era mucho ms probable que se experimentara con virus en las universidades que en los laboratorios financiados con fondos privados. Pero lo mejor de estas era que, por lo general, incluan una lista con los nombres de todas las personas que componan los equipos de investigacin o de docencia, lo que significaba que poda buscar a Ambrose de manera totalmente legal. No necesitaba piratear nada en absoluto. Era fcil en teora. Si el profesor Ambrose hubiera aparecido en alguna lista. Como era lgico, empec con el departamento de virologa. Ni rastro de l. As que ampli mis horizontes y busqu en toda la unidad de microbiologa. Cuando tampoco esa bsqueda obtuvo resultados, ampli an ms el campo y ech un vistazo a los departamentos de biologa celular, bioqumica e incluso parasitologa mdica. Pero no estaba en ninguna parte. Como yo no era alguien que se dejara desanimar fcilmente, decid teclear su nombre en Google a ver qu sala: Profesor Ambrose virologa. Solo di con una entrada vagamente relevante. Un tal Ambrose que haba participado en un artculo sobre Factores de desarrollo de la malaria. Se tratara de mi profesor Ambrose? No sala ninguna foto. No era el rea de
investigacin de la que nos haba hablado. No era mucho para empezar, pero era una pista Hasta que descubr que se trataba de una mujer: la doctora Caroline Ambrose. Estuve un rato ms explorando a otros Ambrose que tampoco tenan nada que ver con el mo: Belinda Ambrose, una historiadora que haba escrito un artculo sobre la guerra de Secesin americana, un par de abogados, un poeta y un funcionario del Ministerio de la Vivienda. Al fin tuve que reconocer que de nuevo me haba quedado atrapada en un callejn sin salida. Eva! Qu ests haciendo aqu? Me sobresalt. Astrid? Oh, Dios! Qu se me ha olvidado ahora? Estaba en la puerta de mi habitacin, hacindome un gesto de reproche con la cabeza. Lolo siento, Astrid dije, levantndome deprisa. Dnde se supone que tena que estar ahora? Eva, vas a enfermar otra vez si sigues olvidndote de comer Se puede saber qu te pasa? Tiraba de m hacia el comedor. Llegamos justo cuando estaban recogindolo todo, pero me las apa para arrebatarles un cuenco de ensalada de pasta y una manzana. Y t no vas a cenar nada? le pregunt mientras me llevaba hasta una mesa. Rob, Harry y George estaban sentados all, con los platos vacos, y Sadie custodiaba una bandeja llena de comida que result ser la de Astrid. Lo que significaba que haba interrumpido su cena para ir a buscarme. Eso me dio un poco de corte, y a la vez me pareci un detallazo. Estaban charlando acerca del ensayo de Hamlet, pero yo estaba demasiado preocupada para unirme a su conversacin. Y bien, Eva? Di un respingo y volv al presente. Astrid me tiraba del codo de regreso a mi habitacin. Perdona, Astrid, qu has dicho? Eva! bram. En qu mundo ests? Parpade. No tena ms remedio, su cara estaba a un centmetro de la ma. Suspir. Pues mira, Astrid, lo que me pasa es que hay una cosa que no logro entender y me est volviendo loca Eva, has considerado la posibilidad de que si t no lo entiendes es que quiz no tenga explicacin? pregunt con sarcasmo.
Yo hice un gesto de exasperacin. De qu va la cosa? me pregunt. La mir. Deba sincerarme con ella? Poda hacerlo? Era tan peligroso confiar en alguien No haba ms que ver adnde me haba llevado a m. Pero Astrid haba sido tan maja. Venga, Eva, habla, por Dios! Qu gran secreto es ese? Y pens que no haba ningn gran secreto. Qu me pasaba, cul era mi problema? As que se lo cont todo, lo de mi virus, la ampolla del profesor Ambrose y mis infructuosas investigaciones. Ella me escuch con una expresin totalmente escptica. Eva, tienes que reconocer que todo esto de virus que desaparecen seguidos de profesores que desaparecen a la vez suena un peln retorcido. Ya estaba lamentando haberme sincerado con ella. Y aparte, qu papel juega la buena de Frankie en todo esto? Quin? La que ahora pareca exasperada era ella. La doctora Franklin O sea, quiero decir, cmo dio ella con el profesor Ambrose? Silencio. Se lo has preguntado, Eva? Claro que no! Por qu habra de preguntrselo? Mira que eres tonta! Cunto tiempo te podra haber ahorrado eso? La mir sin expresin. Supongo que tena razn. Podra haberle preguntado a la doctora Franklin. Pero yo nunca le peda ayuda a nadie. El ltimo adulto en el que haba confiado haba sido la bibliotecaria que me haba vendido a los servicios sociales. La sola idea de sincerarme con la doctora Franklin me daba ganas de vomitar, la verdad sea dicha. Astrid me mir con el ceo fruncido, y luego dijo tranquilamente: Eva, no toda la gente est pensando en ir a por ti, sabes? La mir entornando los prpados. Excepto Will, Harry y George! exclam riendo. Esos parecen bastante decididos. En cualquier parte, en cualquier momento, me parece a m. Pero no tengo duda de que sabrs defenderte de ellos. Ya estbamos de vuelta en mi edificio.
Ahora vete a la cama, Eva, y maana por la maana hazme el favor de hablar con tu profesora de biologa. Y eso fue exactamente lo que hice.
Fui a hablar con ella al final de la clase. Era la hora del almuerzo, y casi todo el mundo
se iba hacia el comedor. Sal del laboratorio justo detrs de ella. Haba decidido abandonarme a la providencia. Si se diriga a la sala de profesores, entonces lo olvidara todo. Pero si iba en mi misma direccin, entonces se lo preguntara. No fue hacia la sala de profesores, as que mi suerte estaba echada. Esto doctora Franklin. Hola, Eva, qu tal, todo bien? S, s, claro esto quera preguntarle una cosa acerca del profesor Ambrose. Se qued pensativa un momento. Imagin que iban muchos profesores a dar charlas al colegio. El virlogo precis. Ah, s, claro! Te entendiste bien con l, verdad? Decid no contestar. Bueno, el caso es que hay una pregunta de virologa que quera hacerle, y esto me preguntaba si tendra usted sus datos de contacto. Mmm Deja que piense Voy a ver si tengo su direccin electrnica. Estoy tratando de recordar cmo se puso en contacto conmigo Ah, entonces fue l quien se puso en contacto con usted? Pues s. Dijo que estaba en Inglaterra dando una gira de conferencias y me pregunt si nos interesaba que viniera al Saint Magdalene. Me envi un par de artculos suyos para que los leyera, as que debo de tener su correo por alguna parte. Esta noche te lo miro. Muchas gracias, doctora Franklin. Lo malo fue que Astrid oy el final de nuestra pequea conversacin, por lo que se pas toda la hora de la comida con una sonrisita de suficiencia, y yo me la tuve que tragar. Por suerte ya se le haba olvidado para cuando lleg la hora de ensayar con nuestro grupo. Por cierto, la que luci una sonrisita de suficiencia todo el rato fui yo porque logr llegar all antes que Astrid y Sadie. Pero se me borr en cuanto me enter de que si haban llegado tarde era porque haban dado un rodeo para ir a recogerme a mi habitacin. Pero bueno, da igual, el caso es que tocamos muy bien esa noche, fue el mejor ensayo
desde mi enfermedad, as que estaba bastante exaltada cuando volv a mi habitacin. Exaltada pero cansada. Necesitaba acostarme temprano. Lo nico urgente que an tena pendiente eran unos deberes de fsica y una lista de vocabulario de latn que le haba prometido a Astrid que le mandara por correo para un examen que tena al da siguiente. Los deberes de fsica los hice en un periquete, as que encend mi ordenador para conectarme a internet. Haba recibido un correo electrnico. Era de la doctora Franklin. Bien! Hola, Eva. Siento decirte que no tengo la direccin electrnica del profesor Ambrose. Ahora recuerdo que la primera vez que se puso en contacto conmigo fue por telfono. Me mand por mensajero un par de artculos la semana anterior a su visita, pero no incluyen datos personales. Te los he fotocopiado por si pueden responder a alguna de tus preguntas. Te los dar maana en clase. A. F. Vaya, qu mala suerte, pens.
CAPTULO 39 Compaa
de su enfrentamiento con Zackary, Sethos se esforz por seguir con sus actividades habituales entrenar, correr y buscar a Livia, eludiendo por completo el ro y sus alrededores. Mientras corra, su mente bulla con nuevas preguntas y respuestas. Preguntas sobre Parallon, Londres, el final de Londinium, el abandono del latn y el origen del ingls. Se preguntaba cmo poda estar muerto y vivo a la vez, y si su Londinium exista al mismo tiempo que el Londres de Zackary. Si Zackary y l podan ir simultneamente hacia sus muertes, entonces a la fuerza ambos tiempos tenan que existir tambin simultneamente, no? O es que el tiempo solo exista si uno estaba all para presenciarlo? Exista el mundo real, su antiguo mundo? Y Parallon, exista Parallon? Y, entre esos mundos y el tiempo, dnde estaba Livia? Por supuesto, no poda compartir casi nada de todo eso con Matthias. Este no saba nada de Zackary, del vrtice ni de sus nuevos conocimientos, y as tena que seguir. Si llegaba a enterarse de todo eso, se volvera muy vulnerable. Pero aunque Matthias sospechaba que Seth le ocultaba algo, no se atreva a sacar el tema. Estaba tan feliz de haber recuperado a su amigo que no necesitaba preguntarse por qu. Una tarde, Seth volvi sudado y cansado despus de correr largo rato y se encontr a Matthias delante de la casa, tremendamente animado. Seth, acabo de ver gente! Muchas personas! Estabas cerca del ro? le pregunt Seth con cautela. No! Te ensear dnde Lo que pasa es que Qu? inquiri Seth. Pues que llevaban una ropa muy rara y hablaban Seth dej escapar un suspiro. Deja que me bae, y luego ir a ver eso que cuentas le dijo Seth, dirigindose a los baos. Se quit la tnica empapada, preguntndose qu dira Matthias si instalaba una ducha. Cuando sali de los baos, Matthias ahog un grito. Seth! Vas vestido como ellos Y creo que t tambin deberas hacer lo mismo le sugiri Seth amablemente.
Despus
Matthias frunci el ceo pero hizo lo que le deca su amigo. Seth le ense el funcionamiento de la cremallera, a abrocharse un cinturn y ponerse unos pantalones vaqueros. Matthias lo miraba con los ojos como platos, perplejo. Cundo cmo has aprendido todo esto? le pregunt con un hilo de voz. Sethos se dio cuenta de que iba a tener que darle alguna explicacin, pero necesitaba tiempo para prepararse. Luego te lo contar le prometi. Matthias hizo un gesto de exasperacin, pero no replic. Estaba demasiado emocionado. Bueno, venga, ven dijo arrastrando a su amigo al exterior. Su villa estaba al oeste del centro de Parallon, pasado el templo y el prado. Sethos prefera correr por esa zona. Pero Matthias lo estaba llevando hacia el este, en direccin a la casa de Casio, el rea que menos le gustaba. Justo antes de llegar a la calle de Casio, Matthias gir a la derecha, cruz dos calles ms y se detuvo. Estaban ante una plaza cubierta de hierba. Seth saba que los altos edificios brillantes que la rodeaban eran de estilo eduardiano. Cada vez que alguna informacin nueva le surga en la mente, Seth se estremeca ligeramente. Era difcil acostumbrarse a esos conocimientos. Matthias le sealaba la esquina opuesta. Por ah susurr. Un caf contest Seth, tambin en voz baja. Pronunci esa palabra por primera vez, sabiendo lo que significaba. Mesas dispuestas sobre la hierba Y gente sentada a esas mesas. No distingui a ninguna de las personas que haba visto junto al ro. Haba tantas mujeres como hombres, y la mayor parte pareca tener su misma edad, algunos quiz un par de aos ms. Y Matt tena razn: ninguno vesta a la usanza romana. Seth se alegr de que ellos se hubieran cambiado de ropa. Se senta sorprendentemente cmodo con sus vaqueros y sus deportivas. Matthias sonrea feliz, y a Seth le cost mucho trabajo impedir que fuera corriendo a sentarse con los dems. Mantente oculto, Matt. No sabemos quines son. Pero Matt haba perdido por completo el miedo a ser capturado, y el saberse inmortal le haba dado una confianza en s mismo rayana en la temeridad. Se neg a esconderse. Seth se arrepenta ahora de no haberle advertido sobre Zackary. Matt empez a decir, pero ya era demasiado tarde. Una de las chicas lo haba visto y lo salud con un gesto. Matt le devolvi el saludo y ech a andar hacia ella. Cuando vio que su amigo no lo segua, volvi y lo sac a la fuerza de entre las sombras.
Algo ms tarde aquella noche, Matt y Seth caminaban de regreso a su villa en silencio.
En cuanto llegaron, Matt se march enfadado a su habitacin, y, con un profundo suspiro, Seth se fue a la suya. No tena ganas de aguantar el mal humor de su amigo, as que se tendi en su cama, mirando al techo, y se puso a pensar en las personas que vivan en Parallon. La mayor parte de la gente que haban conocido esa noche haba llegado haca poco tiempo. Algunos ya se conocan de antes, como Matt y l, y otros no. Seth se preguntaba qu los haba llevado all. Qu tenan todos en com? No lleg a terminar esa idea porque Matthias irrumpi de pronto en su habitacin, gritando. Qu significa todo esto? Cmo has podido hacerme algo as? Seth se arranc a sus cavilaciones para afrontar ese nuevo ataque. Pero su perplejidad era sincera. Y yo qu te he hecho, hermano? Matt lo mir, escptico. Cmo puedes fingir que no sabes nada? Toda esa gente! Todas esas muchachas! Sonriendo, saludndonos. Era como si hubiramos llegado a los Campos Elseos. Y entonces nos sentamos a la mesa y yo no entenda nada de lo que decan. Matt intent Pero t s! insisti Matt. T, que pretendas no querer ir all, est claro que has estado yendo a verlos sin decirme nada, y les has pedido en secreto que te enseen su lengua! No, Matt No es as. Estabas ah sentado como a regaadientes, con todas las mujeres pendientes de ti. Matt, solo estaban Y yo no poda decir siquiera Me gusta tu cabello sin tener que pedirte a ti que me lo tradujeras. Matt, yo Me has hecho quedar como un idiota. Matt se sent en el borde de la cama y se qued mirando al suelo, furioso. Seth se incorpor y respir hondo. Era hora de hablar con su amigo.
Recuerdas la noche que no volv a casa? empez diciendo. Matt frunci el ceo, enojado de que Seth cambiara de tema, pero asinti con renuencia. Pues bien Seth vacil. Cmo poda explicrselo? En griego no tena las palabras adecuadas. l saba, porque su intelecto haba recibido todo ese conocimiento, que, de alguna manera, su cerebro haba almacenado una gran cantidad de informacin directamente de un ordenador. Tambin saba que ese hecho haba sorprendido y a la vez horrorizado a Zackary. Aunque no era consciente exactamente de cunto saba, estaba casi seguro de que era bastante. Saba lo suficiente como para que Zackary quisiera verlo muerto. Que era una de las razones principales por las que no le haba dicho nada a Matt. La otra razn era que no tena ni la ms remota idea de cmo haba ocurrido. Por lo que saba ahora de ordenadores, esa transferencia fsica de informacin no debera haber sido posible. Matthias se estaba impacientando. Esa noche yo accidentalmente abr una una caja Despus perd el conocimiento y cuando despert, saba ingls Sonaba absurdo, pero era lo ms parecido a la verdad que poda decirle a su amigo. Por suerte, Matt llevaba el tiempo suficiente en Parallon como para ser capaz de aceptar lo absurdo como normal. Como la caja de Pandora? pregunt en voz baja. Supongo que s contest Seth, evasivamente. Y por qu no me llevaste all a m tambin? Si yo hubiera encontrado esa caja, la habra compartido contigo! Seth se qued mirando a su amigo. Porque el hombre que custodiaba la caja trat de matarme le dijo por fin. Pero en Parallon no te pueden mat Las palabras se le murieron en la boca cuando vio la expresin de Seth. Bueno, y quin era ese hombre? Seth apret los labios y neg con la cabeza. No lo s. Al menos eso s era verdad. El papel de Zackary en Parallon segua siendo un misterio para l. Matthias se qued callado un par de minutos. Saba por experiencia que si Seth quera ocultarle algo, nunca podra convencerle de que hablara. Por fin, Matthias emiti un profundo suspiro y se levant. Est bien gru. Pero vas a ensearme ingls! Maana mismo empiezas.
CAPTULO 40 Reflexiones
Seth estaba preparando una sopa a la manera convencional: reuni los ingredientes,
machac especias, cort las cebollas, lo puso todo a hervir y lo fue removiendo en el fuego. De nio disfrutaba ayudando a Acanta, la esclava que se ocupaba de la cocina, cuando preparaba las comidas para la familia. Matt no entenda que se pasara tanto tiempo machacando y juntando los ingredientes cuando les bastaba con chasquear los dedos para crear alimentos ya preparados. Pero a Seth le gustaba cocinar, lo encontraba relajante. Tena tantas ideas y tantos pensamientos en la cabeza al mismo tiempo que necesitaba actividades tranquilas que lo serenaran. Haba adoptado la costumbre de correr durante dos horas nada ms levantarse, luego volva a la villa a baarse, despertaba a Matt y desayunaba con l. Despus pasaba un par de horas ensendole ingls; llevaba hacindolo desde aquella noche en el caf. Las clases iban bastante bien. Seth era un profesor paciente, y Matthias tena un buen aliciente para ser un alumno aplicado. Ya hablaba ingls lo bastante bien como para disfrutar de ir al caf todos los das. Sola salir poco despus de que Seth empezara su entrenamiento, algo que les convena a los dos. Seth odiaba tener pblico, y Matt ya casi no soportaba verle practicar sus ejercicios. No entenda por qu segua hacindolo. Antes, Seth odiaba ser gladiador; nunca le haba gustado luchar. Entonces por qu segua hacindolo? La habilidad para luchar era algo intil en Parallon, no? Por supuesto, haba otra razn por la que Matt no soportaba ver a Seth entrenar sin tregua. En lo ms hondo de s mismo tema que Seth an albergara la necesidad de vengarse de la muerte de Livia. Y, hasta ese da, su amigo nunca hallara la paz. Y como Matt estaba casi seguro de que Seth nunca iba a volver a ver a Casio, era tristemente consciente de que su amigo luchara consigo mismo para siempre. Ya nunca hablaban de Livia. Era un tema prohibido. Como tambin lo eran Casio y la noche en que Seth haba desaparecido. Pero su amistad poda soportar esos tabes. Haba evolucionado. Se respetaban mutuamente y se concedan mucha intimidad el uno al otro.
La sopa se calentaba a fuego lento, emanando aromas que a Seth le recordaban otra
cocina y otra vida. Pero no se permita a s mismo pensar en el pasado. Mientras espolvoreaba hojas de hinojo sobre la olla, se pregunt si Matt ira a cenar. Y, justo en ese momento, oy cerrarse la puerta principal.
Hola, Seth lo salud Matt alegremente. Aqu hay algo que huele muy rico! Estoy en la co Seth abri unos ojos como platos. Te presento a Georgia y a Clare. Las he invitado a cenar con nosotros. Era la primera vez que alguien iba a su villa. Haba sido su cobijo, su refugio privado, y, de pronto, Matthias haba abierto la puerta y haba dejado entrar a Parallon. Seth se debata entre una intensa sensacin de desagrado por lo que representaba esa invasin y su innato sentido de la cortesa. Matthias finga despreocupacin, mientras las muchachas miraban a Seth con cautela, conscientes de que se senta incmodo. Pero Seth reaccionaba a las cosas con rapidez, y le haban enseado a honrar las leyes de la hospitalidad. Bienvenidas, Clare Georgia. Espero que tengis hambr e. Ambas asintieron, hipnotizadas por su sonrisa. Matthias observaba celoso el habitual efecto devastador que tena Seth en las mujeres. Ya se arrepenta de haberlas trado. Georgia haba mostrado un inters claro por l hasta que haba entrado en esa cocina y haba visto a su amigo. Seth volvi a concentrarse en su sopa. Tena que aumentar las cantidades. Era obvio que no poda empezar a cocinar desde el principio otra vez, pero lo maravilloso de Parallon era que permita incrementar las cantidades a voluntad. Decidi aadir un simple plato de pescado; salmonete al cilantro y la menta verde con zumo de limn. Los nicos postres que haba visto en su vida haba sido en la villa de Natalis. De modo que, pese a la punzada de dolor que todava le provocaban esos recuerdos, se concentr y, al cabo de unos segundos, record el delicioso plato que Livia le haba llevado una vez, lleno de pasteles de almendras rellenos de dtiles. El plato apareci al instante, y el aroma era tan evocador que se qued sin respiracin. Clare se asom a la cocina justo en ese momento y se sorprendi por la expresin torturada de Seth a causa del recuerdo. Esto me preguntaba si poda ayudarte en algo l neg con la cabeza, incapaz de hablar. La muchacha se march enseguida. Seth respir hondo un par de veces y, una vez ms, releg sus recuerdos a ese oscuro rincn de su conciencia donde estaban a salvo. Sirvi la sopa en unos cuencos y los llev al comedor, donde los dems lo esperaban ya sentados a la mesa. El ambiente era tenso. Seth estuvo callado, pero Matthias habl por los dos. En cuanto terminaron la sopa, Seth volvi a la cocina para traer el pescado. Pero cuando puso los platos de barro delante de las muchachas, estas se los quedaron mirando, confundidas. Vaya! Me parece que no tengo tenedor dijo Georgia con una risita nerviosa. Matthias estaba consternado. Qu narices era un tenedor? Pero Seth, pese a fruncir el ceo a causa de la sorpresa, supo enseguida lo que necesitaban y cre de la nada cuatro
tenedores. Matthias le lanz una mirada interrogativa. Seth se encogi de hombros y empez a usar el suyo. Por suerte, los aos de experiencia de Matt como mdico lo haban vuelto muy hbil con las manos, as que le bast observar a los otros tres un momento para saber cmo utilizar l tambin el tenedor. Cuando Seth trajo el postre, Georgia abri los ojos de placer. El pastel pareca delicioso. Cort un trozo para cada uno y se sent l mismo a comerlo. Nada ms probarlo, se sinti transportado de vuelta a aquella habitacin en la villa de la familia Natalis, mirando a Livia, que le sostena el aromtico plato. Jugando, le haba dado un trocito a ella. Le encantaban las almendras, y l disfrutaba vindola comer. Cuando terminaron el pastel, ella le lami las migas de los dedos Matthias carraspe. Seth, por qu no le enseas a Clare el resto de la villa? Seth se oblig a regresar al presente. Oh, me encantara verla! exclam la muchacha, ponindose en pie de un salto. Claro contest Seth, lanzndole una mirada furiosa a Matt. Se levant y llev a Clare fuera para ensearle su huerto de hierbas aromticas. La muchacha sigui la sugerencia del joven y aplast algunas hojas entre los dedos, disfrutando del rico olor. Qu maravilla! Siempre he vivido en una ciudad y nunca he cultivado nada. En Londres? S. Y en qu ao te marchaste? En 1969. Por Zeus! exclam sin darse cuenta. Zeus? Seth, t de qu tiempo vienes? De uno muy anterior al tuyo. Pero aqu el tiempo es diferente. La gente no parece llegar en un orden consecutivo Es muy desconcertante. Seth Yo necesito saber y Georgia no para de cambiar de tema Por favor, dmelo T sabes por qu estamos aqu? Lo mir fijamente a los ojos. Seth se mordi el labio. Era una pregunta a la que no poda responder. Seth, necesito que me digas la verdad Estamos muertos? El joven se mir las manos y luego se prepar para hablar. De este mundo s poco ms que t. Pero s, Clare En tu tiempo creo que ests muerta. La muchacha se sent en un murete y se qued mirando una mata de romero. Las
lgrimas rodaban por sus mejillas. Neg con la cabeza. Pero por qu? Soy demasiado joven Todava voy al colegio. An no he hecho nada en mi vida Seth se sent junto a ella y le rode los hombros con el brazo. La muchacha sollozaba. Clare le dijo con voz serena. Ests muerta en tu tiempo, pero aqu ests viva. Pero an tengo tanto por hacer La muchacha se atragant. Seth dese que all sentado junto a ella estuviera Matthias y no l. Su amigo estaba tan fascinado por su nueva vida que habra sabido consolar mejor a Clare. Trat de recordar algunos de sus argumentos. Clare, en Parallon puedes hacer todo lo que quieras. Y tienes todo el tiempo que necesitas. Aqu no envejecers, estars siempre sana y fuerte La muchacha resopl y asinti, tratando de enjugarse las lgrimas con el dorso de la mano. Y, como dira Matt, aqu estamos ms vivos de lo que lo estbamos all. Ella volvi a asentir y se esforz por sonrer entre las lgrimas. Es verdad Es verdad que me siento bien. Mejor. La fiebre me debilit mucho. Al or la palabra fiebre, Seth se volvi de pronto hacia la muchacha. Estuviste enferma? le pregunt. Clare parpade, sorprendida por el repentino cambio en su tono de voz, y luego asinti. Podras describrmela? Me refiero a la fiebre. Pues fue horrible! No me poda mover. Y senta una jaqueca espantosa, tena vmitos, unas pesadillas horribles y No recuerdo mucho ms tan solo que me despert aqu. Seth asinti, recorriendo el huerto de un extremo a otro. Seth? El joven se volvi hacia la muchacha. Tengo otra pregunta Seth se detuvo, esperando. Si estamos muertos dnde estn todos los dems? pregunt con un susurro la joven. Aqu hay mucha gente ya contest l, eludiendo la cuestin. S, ya lo s pero dnde estn los dems? Dnde estn mis abuelos? Dnde est
Shakespeare? Dnde est qu s yo la reina Victoria, por ejemplo? Clare acababa de formular la pregunta que atormentaba a Seth desde su llegada a Parallon. Despus de todo, l llevaba buscando a Livia desde ese da. Dnde estaba la muchacha? Y dnde estaban todos los dems? Dnde estaba Sfocles? Dnde estaban sus padres? Y su hermano y su hermana, asesinados por los romanos, dnde estaban? No lo s contest con voz ronca. Pero estoy empezando a pensar que quiz haya un patrn de acontecimientos. Ven. Clare lo sigui. Cruzaron el atrio y volvieron al comedor. Abri la puerta de repente, y Matthias y Georgia se separaron rpidamente. Seth! Nos dejas un poco de intimidad, por favor? Lo siento, Matthias, pero necesito preguntarle algo a Georgia. La muchacha se alis el pelo y enarc las cejas. Qu quieres saber? Seth se dio cuenta de que no era una pregunta fcil. Se qued un momento pensativo. Cul era la mejor manera de formularla? Seth? Georgia cmo falleciste t?
CAPTULO 41 Mosaico
Londres 2012
excepcionalmente bien. Nos lanz una mirada significativa. Un par de personas yo entre ellas le devolvimos una mirada entusiasta. Otros se limitaron a bostezar. Bueno, siempre nos decan que nos portramos bien antes de cualquier excursin escolar, y en ese colegio se hacan muchas a teatros, conciertos, galeras de arte, museos, as que la mayora de los alumnos estaba ya de vuelta de todo. Pero yo no. Yo segua fascinada por todo. Por esa razn marchaba en cabeza detrs del seor Mylne cuando se dirigi con paso decidido a la puerta de salida del colegio. Astrid hizo un gesto de exasperacin, pero se vino conmigo. El seor Mylne recorri deprisa City Road, luego cruz London Wall y sigui por Moorgate. Nosotras no nos separbamos de l, mientras que los dems se iban quedando rezagados. Cuando se detuvo en Bank Station para contarnos a todos otra vez, Astrid se cruz de brazos y dijo entre dientes: Conque quince minutos, eh? Un clculo un poco optimista me parece a m. Si estamos tardando tanto es porque nos tenemos que parar cada dos por tres para esperar a los dems. Tengo que reconocer que a m esas paraditas me venan muy bien, en parte porque caminar an me resultaba agotador y necesitaba descansar, y tambin porque me encantaba esa parte de Londres; era como un catlogo de arquitectura que mostraba cientos de edificios de formas y estilos diferentes, unos al lado de otros, sin ningn orden ni coherencia. Cuando llegaron los rezagados nos volvimos a poner en camino. Por fin dijo Astrid, jadeando. Habamos llegado ante bueno, lo que pareca en realidad un polvoriento descampado con un montn de lonas que cubran distintas reas. El seor Mylne se adelant para advertir al responsable del yacimiento de nuestra llegada, y volvi unos minutos despus con su amigo Allan Hardcastle. Ambos llevaban unas grandes cajas con cascos dentro. Astrid se anim un poco al ponerse el suyo, pues le gustaba disfrazarse, sobre todo si el disfraz era naranja fosforito. Luego nos condujeron con mucho cuidado por unas secciones rectangulares. Pensamos que estas salas quiz fueran los almacenes del palacio coment Allan Hardcastle. Cmo pueden saberlo? pregunt uno de los alumnos ms jvenes. Dios, cmo odio venir a estas excursiones con los nios pequeos me dijo Astrid al odo. La de tiempo que se pierde con sus preguntas Pues bien, primero por las dimensiones dijo nuestro gua. Y, segundo, porque hemos encontrado muchos restos de recipientes de barro que probablemente contenan agua y
vino. Los est reuniendo todos el coordinador de hallazgos. Echamos un vistazo a las dos reas, bastante pequeas, pero era difcil imaginrselas llenas de alimentos y de vino. De hecho, era casi imposible pensar siquiera que fueran habitaciones. Si andis con cuidado sobre esa plataforma de ah deca Allan Hardcastle, estaris entre los restos de uno de los muros exteriores del palacio. Lo seguimos hasta una plataforma ms alta y, desde all, contemplamos lo que supuestamente era el interior del palacio. Alcanzaba a ver polvorientos suelos adoquinados a un metro y pico por debajo de donde estbamos nosotros. Pase la mirada por todo el emplazamiento. Pareca una parrilla de lneas en relieve y plataformas; la mayora se elevaban cerca de un metro sobre el suelo, como aquella en la que estbamos nosotros: eran lo que quedaba de las paredes interiores. Me esforc mucho por tratar de imaginar qu clase de edificio habra sido en su tiempo. Caramba! o exclamar al seor Mylne. La estructura de la fuente est prcticamente intacta! Allan Hardcastle asenta orgulloso. Hasta se pueden ver los pjaros en relieve que la rodean. Quienquiera que fuera el dueo de este palacio, es obvio que le gustaban los pjaros; hemos desenterrado los restos de dos enormes estatuas en forma de guilas. Pensamos que probablemente flanquearan lo que era la entrada principal original. Podemos verlas? pregunt Rob Wilmer. Estaba claro que Rob era del grupo de los que s disfrutbamos de la excursin. Ese detalle le hizo subir un par de puntos en mi estima. Espero que s, si todava no las han embalado para llevarlas al Museo Britnico. Tengo que preguntrselo al coordinador de hallazgos. Y, ahora, si bajis en fila india, podris ver ms de cerca esos dibujos de pjaros en relieve. Son exquisitos Segu al seor Mylne. Aunque faltaban muchos fragmentos, de pronto me imagin perfectamente cmo habra sido la fuente. De hecho, la imaginaba de manera tan clara y tan intensa que casi la vea tal cual era. De mrmol pulido y resplandeciente; la luz del sol se reflejaba en su superficie. Hemos visto diapositivas de esta fuente antes? le pregunt al seor Mylne. Claro que no, Eva, pues la acaban de desenterrar. Y de alguna parecida? Es que me resulta increblemente familiar insist. l neg con la cabeza. Desde luego, en mi clase, no. Yo nunca he visto una fuente con decoraciones de pjaros tan elaboradas. Es extraordinaria.
Estaba empezando a sentirme francamente incmoda. Estaba segura de haber visto esa fuente antes, y si no haba sido en la clase del seor Mylne, entonces dnde? En la biblioteca del colegio? En internet? Pero, como haba dicho mi profesor, llevaba dos mil aos bajo tierra, tapada hasta haca muy poco tiempo por un bloque de oficinas. As que era imposible que hubiera visto fotos de esa fuente en concreto. Deba de haber otra idntica a esta. Rebusqu en mi memoria por si encontraba referencias visuales. Normalmente recuerdo muy bien estas cosas. Vamos, Eva me dijo Astrid entre dientes. Parpade y ca en la cuenta de que era la nica que segua junto a la fuente; todos los dems se haban alejado ya. Astrid me ayud a encaramarme al murete a su lado y acortamos por all para alcanzar al resto del grupo. Allan Hardcastle iba en cabeza. Esta es la zona que ms me interesa dijo sonriendo mientras rodeaba lo que quedaba del atrio central y de otro fragmento de pared. Todos lo seguimos . Poneos todos aqu dijo indicando una parte de la pared, mientras se agachaba con cuidado en el suelo. Toda la zona estaba cubierta por una gran lona blanca. Desde donde nos encontrbamos, un poco ms arriba que el nivel del suelo, le observamos enrollar cuidadosamente la lona. Poco a poco fue revelando un precioso mosaico de color turquesa que cubra el suelo. Ahora entenderis por qu os he dicho antes que al dueo de este palacio le gustaban mucho los pjaros. Mirad estos Dirig los ojos al dibujo de resplandecientes pjaros dorados entre un follaje exuberante, dispuesto sobre la valiosa piedra turquesa, y de pronto se me aceler el corazn, sent un retortijn y supe que estaba a punto de vomitar. Oh, no, qu mal momento para ponerme mala Tena que conseguir llegar a un cuarto de bao pero me pesaban mucho las piernas, tanto como el plomo. Cuando trat de darme la vuelta, en lugar de hacer un movimiento coherente not que me tambaleaba. Tena que concentrarme, mi cerebro trat de aferrarse a lo que estaba diciendo Allan Hardcastle, pero su voz se haba vuelto muy lejana. Intent concentrarme en su rostr o pero desapareca se ensombreca y antes de que pudiera hacer nada ms sent que me suma en la oscuridad.
CAPTULO 42 Estadsticas
Haba empezado por hacer preguntas como quien no quiere la cosa a la gente que iba de vez en cuando a su casa. Una vez agotada esa muestra de gente, haba pasado al caf, y de ah a las tiendas. Y luego ya se haba puesto a abordar a los viandantes por la calle. Sobre su natural renuencia para entablar conversacin se impona la curiosidad de saber ms de esa misteriosa fiebre. Ya tena recopilados los testimonios de cientos de personas. En cuanto oy que Georgia y Matt cerraban por fin las puertas de sus habitaciones, se puso manos a la obra para estudiar toda la informacin que haba reunido.
Se qued mirando la tabla, cotejando los datos con los de sus apuntes. Le pareci or rer a Clare y luego tambin la voz de Emerson. Est Clare con Emerson? se pregunt. Seth apenas lo conoca. Tampoco a Blake ni a Tamara, la verdad. Eran algo ms solitarios y callados que los dems. Pens que probablemente no tardaran mucho en marcharse. El palacio poda ser agotador. Pero no tanto como el enigma irresoluble al que se enfrentaba l. Ya entenda parte de lo que significaban los datos que tena ante s. Era bastante obvio, por ejemplo, que la fiebre era la clave, o, para decirlo de otra manera, la llave que abra la puerta. Pero qu puerta? Y por qu esa puerta llevaba hasta Parallon? Un poco antes ese mismo da, cuando haba encontrado a Matthias a solas, algo inesperado, Seth le haba enseado los datos. Matt, como mdico, dime cul podra ser una causa razonable de fiebre. Matt se sent y lo pens un momento. Bueno A m me ensearon que por lo general la fiebre es la consecuencia de un problema en la sangre: o bien la sangre es demasiado densa, o bien se estanca, o se calienta demasiado. Pero me imagino que tu pregunta se refiere a esa fiebre en concreto que precedi a nuestra llegada aqu, verdad? Seth sonri. Era muy raro que Matthias no se hubiera enterado de su pequeo proyecto de investigacin. Claro que he pensado en ello, Sethos. La impresin que tengo es que como los dos sufrimos un calor tan grande, toda nuestra enfermedad fue consecuencia de un calentamiento excesivo de la sangre. Pero por lo que yo entiendo rebati Seth, la fiebre no es una enfermedad en s, sino un sntoma. Y me preguntaba si no poda ser el sntoma de una infeccin muy profunda. Qu te parece? Una infeccin? Matthias pareca perplejo. Seth se estremeci. Cay en la cuenta, demasiado tarde, de que el concepto de infeccin le era desconocido a su amigo. O sea quiero decir un veneno como un envenenamiento muy grave. Pero el veneno tendra que penetrar en el cuerpo de alguna manera. Como por una herida, por ejemplo? Una herida? Yo estaba pensando en carne en malas condiciones o en una bebida envenenada, pero s, supongo que una herida
T y yo estbamos heridos T eras el herido, Seth, no yo Pero no me dijiste que te di un golpe mientras me estabas practicando una sangra y que entonces t tambin te cortaste? Seth no poda decirle que l mismo lo haba presenciado, como fantasma de s mismo. Matt se qued callado un momento. Tienes razn, Seth. No, no la tengo. Pensaba que tena una pista, pero solo unas pocas personas de todas aquellas a las que he preguntado recuerdan haber sufrido un corte o una herida. As que esa no puede ser la respuesta dijo Seth con el ceo fruncido de pura frustracin. Matthias suspir. Pero, Seth, hermano, qu importancia tiene? Ahora estamos aqu: a salvo y a gusto en este maravilloso nuevo mundo, rodeados de gente interesante y divertida. Podemos hacer lo que queramos y cuando queramos. No somos esclavos. No sufrimos dolor. Somos jvenes para siempre. Qu ms da cmo llegamos aqu? Seth mir a Matthias y trat de pensar qu contestarle. No poda decirle a su amigo que Livia era el motivo principal de que estuviera investigando todo eso. La haba perdido, y seguira buscando hasta que entendiera la razn de ese hecho.
CAPTULO 43 Cada
Londres 2012
Estaba all tendida, tratando de concentrarme en su cara, pero me molestaba algo en el ojo. Pestae para ver si as se me quitaba. Quera que pareciera que lo escuchaba atentamente, pero me distraa todo el rato. Levant la mano rpidamente para limpiarme la cara. Not en los dedos algo hmedo y pegajoso. Era sangre. Astrid me mir enarcando las cejas, con esa tpica expresin suya de a ver cmo te las apaas ahora. Tena razn. No poda aparmelas, as que acab en un ambulatorio donde me pusieron siete puntos en la cabeza, y otros cinco en un corte en el brazo que ni siquiera haba notado que tena. Cuando por fin apagu la luz aquella noche y me acost, trat de recordar qu estaba mirando cuando perd el conocimiento. Por algn motivo se me aceler el corazn, y el estmago se me retorci de miedo. Busqu a tientas el interruptor, y respir aliviada al ver que me encontraba en mi habitacin de siempre. Antes nunca me haba dado miedo la oscuridad, pero esa noche no tena intencin de volver a apagar la luz.
CAPTULO 44 Vrtice
Seth corri a casa de Zackary y llam a la puerta. Haba hecho exactamente lo mismo
el da anterior, y el otro. Y llevaba hacindolo todos los das desde haca cinco meses. Como siempre, no obtuvo respuesta. Y, como siempre, maldijo. Maldijo a Zackary por no estar donde le haba dicho que estara, y se maldijo a s mismo por haberse marchado y haberlo dejado plantado haca cinco meses. Porque al fin tuvo que reconocer que necesitaba a Zackary. Sin l no poda avanzar en su investigacin. Pero Zackary haba desaparecido. Seth dej escapar un profundo suspiro y se volvi para marcharse, tratando de aplacar su desesperacin, que aumentaba cada da. De pronto oy abrirse la puerta principal a su espalda. Se dio la vuelta y ahog un grito. Zackary estaba en el umbral, envuelto en una toalla, con el cabello mojado goteando agua. Pero Seth miraba su rostro. Zackary! Qu te ha pasado? Aparte de cansado y muerto de fro, Zackary tambin pareca ms viejo. Diez aos por lo menos. Tena mala cara, y la frente surcada de arrugas. Y sus ojos parecan ms hundidos en las rbitas. He estado un tiempo fuera contest. Pero no creo que hayas estado fuera tanto tiempo como para haber envejecido tanto? Seth lo mir, incmodo. El tiempo se dobla, Sethos. El tiempo se dobla? Ese concepto le resultaba familiar, le pareca haberlo odo ya antes. Cunto tiempo he estado fuera de Parallon? Bueno, yo llevo cinco meses llamando a tu puerta. Zackary asinti con la cabeza. Vaya, qu descuido. Pensaba ausentarme tan solo unas horas. Supongo que habrs
estado un poco impaciente. Seth hizo un gesto de exasperacin. Me alegra ver que por fin te has librado de la falda se burl Zackary, echando una ojeada a los vaqueros de Seth. Supongo que ser mejor que entres. El hombre dej la puerta abierta y se dirigi al piso de arriba. Seth vacil un momento y luego lo sigui, cerrando la puerta tras de s. Te apetece un caf? S, claro dijo Seth. Zackary empez a moverse metdicamente por la cocina. Era una habitacin espaciosa, llena de instrumentos brillantes de acero. Seth se sent a la gran mesa y observ al hombre sacar de una caja de filtros de papel un filtro y colocarlo con cuidado dentro de la cafetera. Luego puso dentro tres cucharaditas de caf molido que guardaba en un tarro. Tom la jarra de cristal y, meticulosamente, midi la cantidad de agua necesaria y luego la verti con cuidado dentro del depsito de la cafetera. Por ltimo, le dio al botn de encendido para que empezara a hacerse el caf. Seth entenda ahora lo frustrado que se senta Matthias cuando l insista en cocinar la comida en lugar de crearla al instante de la nada. Estaba desesperado por hablar con Zackary, y le daba la impresin de que el hombre demoraba el momento a propsito. Mientras el caf caa gota a gota por el filtro, su anfitrin sac una sartn, verti en ella un poco de aceite y la puso al fuego. Cuando se hubo calentado, sac una caja de huevos y se puso a romperlos sobre la sartn. Quieres desayunar? No, gracias contest Seth entre dientes. Se esforzaba por mantener la calma. Haba esperado tanto para hablar con Zackary que saba que poda esperar un poco ms. Cuando este se sent por fin ante su plato de huevos y sus tostadas con mantequilla, Seth abri la boca para hablar. Zackary Sethos, sirve el caf, quieres? Hay leche en la nevera. Seth se mordi el labio, se levant, sirvi el caf, llev a la mesa la leche y se volvi a sentar. Zackary Zackary masticaba pensativo, mirando por la ventana. No pareca escucharlo. Tengo un par de preguntas. Pero son las preguntas adecuadas, Sethos?
Seth no pudo contenerse y le espet: Y yo cmo s cules son las preguntas adecuadas? Cmo puede haber preguntas adecuadas? Qu es una pregunta no adecuada? Me desafas a hacerte las preguntas adecuadas, y luego desapareces durante meses. Cuando por fin vuelves, te muestras ms paternalista que nunca. Por Zeus, te vas a dignar siquiera escucharme para que pueda hacerte la pregunta no adecuada, o estoy perdiendo el tiempo? Zackary dej el tenedor en el plato, volvi la cara hacia Seth y enarc las cejas. Con una voz fra y cortante como el hielo, dijo: Agradecera un poco de paciencia y de respeto por tu parte. He vuelto esta maana, despus de pasar doce aos fuera, hambriento, cansado y con un poco de fro. Desde luego no entraba en mis planes que mi regalo de bienvenida fuera la visita de un gladiador nervioso y exigente. Y, ahora, clmate, dame unos minutos para ubicarme y luego escuchar tus preguntas. Sethos estaba muy nervioso. Ya haba corrido sus dos horas habituales esa maana, pero se senta como si necesitara correr otras dos. Tena un exceso de adrenalina que le bulla por todo el cuerpo. Poda esperar cinco minutos ms? No estaba seguro. As que se puso a recorrer la habitacin de un extremo a otro. Zackary se tom su caf despacio, saborendolo, mientras segua mirando por la ventana. Por fin se volvi hacia Seth y, con un gesto, le indic que estaba preparado. Seth respir hondo. Zackary, por qu estamos aqu? El hombre lo mir pensativo. Yo s por qu estoy aqu, pero no puedo decir que sepa por qu lo ests t. Dnde debera estar? Zackary se encogi de hombros como si no le importara nada. Pues en Londinium, claro. Seth pugnaba por resistir las ganas de salir de la cocina y de la casa dando un portazo. Pero, al contrario de lo que haba dado a entender Zackary, s que tena un gran dominio de s mismo. Respir despacio, cont hasta diez, y luego prosigui. Segn he investigado, toda la gente que est aqu parece haber muerto por la misma causa: una fiebre virulenta. Es el nico factor que tenemos todos en comn. Zackary se qued mirando fijamente a Seth. Vaya, veo que has estado muy ocupado todo este tiempo. Necesito entender esta fiebre, esta infeccin
Por qu? Bueno, est claro que para acabar en Parallon no basta cualquier clase de muerte. Tiene que tener que ver con esta infeccin en concreto. Y cmo piensas averiguarlo? Bueno, esperaba que t Qu es lo que esperabas? Que yo tendra todas las respuestas? Lo siento, Sethos. Seth mir a Zackary con odio. S que sabes por qu estamos aqu. Zackary segua con la mirada perdida. S y no. Como t, hay muchas preguntas para las que no tengo respuesta. Son tus preguntas muy diferentes de las mas? Nuestros viajes son muy diferentes pero quin sabe? Quiz nuestros caminos se crucen. Seth trat de contener la irritacin que le provocaban las respuestas indirectas y evasivas de Zackary. Cul es mi viaje entonces? le pregunt Seth en tono cortante. Cmo puedo responder a eso? dijo Zackary sonriendo. Cul crees t que es? Quiero saber por qu estamos aqu. Cmo puede una fiebre llevarnos a otro mundo? Qu clase de infeccin es esta? Cmo se transmite? Y dnde est el resto de la gente? El resto de la gente? Los que no murieron de fiebre. Todas esas son excelentes preguntas. Muchas de las respuestas las encontrars t mismo si sigues investigando con el mismo rigor con que lo has hecho hasta ahora. Pero sospecho que ests buscando una solucin, y eso no lo encontrars nunca. Quiz al fin y al cabo nuestros caminos no sean tan distintos. No es una solucin lo que busco, Zackary, sino respuestas. Zackary mir pensativo a Seth. De acuerdo Qu quieres saber? Cmo puedo identificar la infeccin? Eso ya lo sabes. Para identificar una infeccin, primero tienes que entenderla. Qu clase de patgeno es? Un macroparsito? Una bacteria? Un virus? Un hongo? Un prion? Qu aspecto tiene? Cmo se extiende? Qu perodo de incubacin tiene? Una vez que la
hayas identificado y le hayas puesto nombre, quiz puedas emprender la tarea de localizar su causa. Y, por ltimo, deberas poder descubrir su fuente. Pero antes de emprender esa ardua tarea que te va a llevar mucho tiempo, tienes que preguntarte por qu lo haces. Porque quiero entender. Y para qu crees que puede servirte ese conocimiento? No puedes salvarte. Eso ya lo s, no busco salvarme. Zackary emiti un profundo suspiro. Est bien. Supongo que habr que ensearte a viajar. A viajar? Sethos! De qu sirve si tienes que repetir todo lo que digo? Cundo vas a empezar a activar tu cerebro para que procese la abundante informacin que has recibido por casualidad? Seth se puso en pie ante Zackary, hirviendo de rabia. S, Zackary tena razn, era un estpido era un estpido por volver all esperando obtener ayuda por su parte. En qu estaba pensando? Odiaba a ese hombre. Y, por si eso fuera poco, a Zackary le traa sin cuidado si se enfadaba con l o no. Sethos, pensaba que habas entendido que para llevar a cabo esta bsqueda ibas a tener que viajar hasta la fuente. Te refieres a que tengo que volver a pasar por el vrtice? pregunt Seth con un hilo de voz. Para qu si no has venido a verme? Pensaba como un estpido que podras ayudarme! Zackary se rio. Vuelve cuando ests dispuesto a aceptar lo que puedo ofrecerte dijo, recogiendo las tazas de caf vacas y llevndolas hasta el fregadero. Seth estuvo a punto de marcharse. Lleg hasta la puerta, y luego se detuvo, respir hondo unas cuantas veces y se volvi. Cuando habl, lo hizo con una voz muy tranquila: Necesito tener acceso a muestras de sangre: de sangre infectada y de sangre no infectada. As como a equipamientos e instrumentos que me ayuden a identificar el patgeno. Zackary estaba junto al fregadero, de espaldas a Seth. Est bien dijo. Luego enjuag las tazas y las dej con cuidado en el escurridor. Cuando termin, se sec las manos con un trapo, lo dobl bien y se volvi despacio hacia Seth.
Deja que te pregunte qu sabes del vrtice. Seth se qued pensando un momento. Bueno, supongo que es una especie de agujero, no? Un atajo a travs del espacio y el tiempo? Zackary asinti imperceptiblemente. Pero una vez que viajas por l hasta el mundo corpreo, vuelves a tu estado humano: tus clulas se vuelven vulnerables. Envejecen y mueren con la misma rapidez con que lo habran hecho cuando vivas en Londinium. Si resultas herido y no consigues volver al vrtice, ya no podrs regresar aqu. Sin embargo, y esto es interesante, cuanto ms lejos vayas desde tu tiempo original, mayor ser tu fuerza en ese mundo. Eso podra ser una ventaja concreta para ti. Pero, ten cuidado, porque las debilidades, como las cualidades, aumentan. Y tengo que recordarte a ti particularmente que el reverso del valor es la temeridad. Tienes una naturaleza impulsiva que necesitas dominar. Seth cerr los puos y luego los relaj. No pensaba dejar que Zackary le hiciera perder la sangre fra. Sethos, eres muy joven, as que no s si puedo transferirte el inmenso y terrible poder que el vrtice representa. El mero hecho de que sepas de su existencia ha puesto en peligro a ambos mundos. Por eso queras matarme? Esa es una de las razones, s. El conocimiento puede ser un don peligroso. Y un conocimiento de esa magnitud Zackary neg con la cabeza y frunci el ceo . El vrtice es una puerta absolutamente nica. Si se utilizara de mala manera, los resultados se ran catastrficos. Te di mi palabra. No se lo he contado a nadie. Zackary asinti despacio y suspir. Est bien Has decidido adnde quieres viajar? Con todo el control de s mismo y la humildad que pudo reunir, Seth pregunt: Dnde me sugieres t que vaya? Por fin me haces la pregunta adecuada! exclam Zackary con un amago de sonrisa. Mmm Necesitas estar en algn sitio donde tengas acceso a un grupo de estudio aleatorio. No demasiado aleatorio. Mi grupo tiene que tener edades comprendidas entre los diecisis y los veintitrs aos. Interesante. Y necesitars un entorno en el que tu aspecto juvenil no llame
demasiado la atencin. Est bien, ser mejor que empecemos. Pero antes de que te suelte entre un pblico desprevenido, necesitas ciertos conocimientos acerca de viajar en el tiempo.
TERCERA PARTE
Cruz los llameantes lmites del espacio y el tiempo : el trono viviente, el fuego de zafiro, que hace temblar a los ngeles que lo miran, l vio; pero la luz era tanta, que estall, y cerr los ojos, sumido en la noche eterna. Thomas Gray
CAPTULO 45 Sustitucin
Las vacaciones de Navidad haban terminado por fin, e iba en un tren camino del Saint
Magdalene. Mir por la ventana al sol poniente, tratando de pensar en el futuro y no en el pasado. Haba permanecido las dos semanas anteriores encerrada en mi habitacin, metida en la cama bajo mi edredn, con un montn de libros y mi ordenador porttil. Por supuesto, los libros trataban todos sobre el mismo tema virologa, y haba conseguido piratear la red wifi de los vecinos, as que me haba asegurado el acceso a inagotables fuentes de informacin. Haba vuelto a mi casa y pensaba que mis mayores preocupaciones consistiran en eludir a Ted y seguir con mi investigacin, pero pronto descubr que tena un objetivo ms urgente: tratar de mantenerme en calor. Una de dos: o bien los meses que haba pasado en el colegio me haban debilitado, o la enfermedad me haba trastocado el termostato. Es cierto que en York la temperatura era unos grados ms baja que en Londres, y haba nevado un poco, pero la casa tena calefaccin central, y aunque siempre haba corrientes, antes el fro nunca haba sido un problema para m. Pero en esas vacaciones descubr que el nico sitio donde poda estar sin tiritar era en mi cama. Por supuesto, habra tratado de pasar el mayor tiempo posible en mi habitacin aunque hubiera habido una extraa ola de calor en pleno diciembre, pues era el lugar ms fortificado y a prueba de Ted de toda la casa. Pero de verdad no poda estar ms de diez minutos en la planta de abajo sin que empezaran a castaetearme los dientes. Los dos primeros das mi madre me dej bajarme el edredn, pero Colin no soportaba el desorden, y tenerme a m y a mi edredn a la vez en el saln era demasiado para l, as que no tard en retirarme al refugio de mi habitacin y ya prcticamente no sal de all. Los tres se haban acostumbrado tanto y tan bien a mi ausencia mientras yo estaba en el colegio que no les costaba nada olvidarse de m durante varias horas seguidas. Lo cual, por supuesto, a m no me desagradaba en absoluto. Mientras la puerta de mi habitacin estuviera cerrada a cal y canto, poda relajarme. Y cuando vean alguna pelcula, el volumen de la televisin me permita ensayar con la guitarra. Le daba vueltas y vueltas en mi cabeza a una meloda Llevaba semanas en mi
cerebro, pero yo haba estado tan ocupada pensando en otras cosas que ni me haba dado cuenta. Ahora que no tena tanto con que distraerme, haba empezado a prestarle algo ms de atencin. Saba que tena que ser una meloda que haba odo en alguna parte, aunque no lograba dar con ella. Era bonita; de estas pegadizas que no se te van de la cabeza, as que decid ponerla sobre el papel, escribir la letra y preguntarle a Astrid si la reconoca cuando volviera al Saint Magdalene. Unos cuantos das despus de Navidad la termin del todo, y estaba tarareando el estribillo final cuando o a mi madre llamar a la puerta de mi habitacin. Eva, puedo entrar? Apoy la guitarra contra la pared y abr la puerta con cautela. Hola le dije. Va todo bien? Se qued indecisa unos segundos y luego entr y se sent a los pies de mi cama. Yo me sent a la cabecera, abrazndome las rodillas, y esper a que me dijera lo que haba venido a decirme. Mi madre se puso a mirar por la ventana; del cielo, azul como la tinta, caan revoloteando grandes copos de nieve. Tena el ceo fruncido y los labios apretados. Yo estaba impaciente por saber qu querra mi madre, porque no acostumbraba a asomarse a mi habitacin, ni a charlar conmigo, como hacen otras madres con sus hijas. Estaba claro que algo le preocupaba, as que me limit a esperar a que se decidiera a contrmelo. Eva Se puso muy colorada. Oh, Dios mo, qu haba hecho yo ahora? Qu, mam? Esto Colin y yo vamos esto o sea Colin y t? Eva oh no s cmo decir esto Sultalo ya, mam. Vale, est bien. Respir hondo. Eva, estoy embarazada. Vaya, eso s que no me lo esperaba. Eenhorabuena tartamude. Qu otra cosa poda decir?. Esto lo sabe ya Ted? Mi madre lanz una mirada nerviosa hacia la puerta. Era obvio que no. No me sorprenda. No haca falta ser psiclogo para adivinar que no le iba a sentar bien. Solo deseaba que esperasen a que yo estuviera a muchos kilmetros de all para soltar la bomba. Me preguntaba por qu habra decidido contrmelo a m cuando de repente lo vi todo claro. As que Colin ha pensado que o sea como ya solo vienes en vacaciones,
seguramente no te importara cambiar de habitacin. Casi nunca ests aqu, y los bebs necesitan tanto espacio concluy con una sonrisita cobarde. No se me ocurra absolutamente nada que decir. Y aunque hubiera sabido qu decir, mi boca no habra colaborado. As que me limit a quedarme mirando a mi madre, preguntndome si alguna vez me haba puesto por delante a m en algo, si yo haba sido alguna vez una prioridad en su vida. Pero ya saba la respuesta. No es que no fuera capaz de poner a otros por delante. Haba puesto por delante a mi padre primero, luego a Colin y a Ted, y ahora a un embrin. Entonces por qu despus de todos estos aos esperaba yo otra cosa? Mi habitacin no era grande, pero era mi nico espacio. Y la habitacin de los trastos (la que me iba a tocar ahora) era ms una celda que una habitacin: apenas caba una cama. Desde luego no haba sitio para una guitarra. Me mord el labio y me puse a hacer dibujitos con el dedo sobre el edredn. Claro farfull, y abr el primer libro de virologa que tena a mano y me lo qued mirando hasta que mi madre se fue. Me temblaban las manos, y cuanto ms me esforzaba por leer lo que tena delante, ms borroso lo vea todo. Cerr los prpados con fuerza, pero las lgrimas se abrieron paso igual y cayeron sobre las suaves pginas del libro que tena abierto en mi regazo. Me las enjugu furiosa, odindome a m misma por no ser autosuficiente. Ya tena casi diecisiete aos, maldita sea. Cundo iba a crecer de una vez? Qu cobarde parte de m todava se aferraba a la necesidad de que mi madre cuidara de m? Era pattica. Me levant, fui al bao, me lav la cara y me promet a m misma que esas seran las ltimas vacaciones que pasara all. Era una locura volver para estar encerrada en un rincn. Seguramente podra encontrar un trabajito temporal y alquilarme una habitacin en Londres, no? Esa idea me anim un montn. De hecho, me ayud a soportar los ltimos das all. Y ahora estaba en ese vagn, mirando pasar los kilmetros a toda velocidad por la ventanilla. El tren acababa de parar en Stevenage, lo que significaba que me quedaba menos de media hora para llegar al colegio. Eva? Di un respingo cuando sent que me rozaban el hombro. Rob! exclam sonriendo. Rob Wilmer. Uno de los chicos buenos del Saint Magdalene. Alto, rubio y con pecas. Nunca me haba tirado los tejos. Eso estaba bien. Est reservado este asiento? pregunt, sealando la butaca enfrente de la ma. La seora que iba ah se acaba de bajar, as que supongo que te puedes sentar tranquilamente le dije sonriendo.
Dej su maleta y volvi a sentarse. Vives en Stevenage? le pregunt. Es la estacin ms cercana a mi casa me contest. Pues entonces vives bastante cerca del colegio, no? Mis padres viajan mucho, por eso estoy interno. Asent. Charlar de la mar y los peces no era uno de mis puntos fuertes, y ya no saba qu ms preguntar. Abr mi libro para evitar otro silencio incmodo. Pero result que Rob tena ms dotes conversacionales que yo. Bueno, y qu tal tus vacaciones? Podran haber sido peores. Apenas. Ya veo! exclam riendo. As que te alegras de volver al colegio? No te haces idea de cunto dije en voz baja. Y ya has esto vuelto a la normalidad? Cmo? O sea, quiero decir que si ya te has recuperado de tu enfermedad. Asent. No tena la menor gana de hablar sobre mi salud. Y qu, tienes ganas de empezar un nuevo trimestre superajetreado? S dije sonriendo, y t? Claro! Bueno y qu te parece el Saint Magdalene? A la altura de tus expectativas? Supongo que s contest algo evasivamente. Te gusta? S, es mucho mejor que el sitio donde estaba antes. Vaya, haba hablado ms de la cuenta. Dnde estabas antes? En ningn sitio En el instituto de mi barrio Rob enarc las cejas. Puedes ser ms precisa? No hay mucho que decir contest, mordindome el labio. l entorn los prpados, algo receloso.
Claro dijo sonriendo. Bueno, tengo otras preguntas mucho ms importantes que hacerte, como por ejemplo: este tren tiene bar? Me muero de hambre! Le indiqu dnde estaba el bar y volv a sacar mi libro. Estaba casi segura de que llegaramos a Londres antes de que volviera. Pero me equivocaba. Espero que te gusten las magdalenas. No les quedaba mucho ms. Se inclin sobre m con dos vasos de plstico y una bolsa de papel. El tren dio una sacudida, y Rob fue lo bastante hbil para evitar caer sobre m, pero no lo suficiente para evitar derramarse el t hirviendo en las manos. Ay, cmo quema! exclam. Rebusqu en mis bolsillos y me las apa para encontrar un pauelo de papel razonablemente limpio aunque algo roto, y enjugu con l la mayor parte del t. Se sent y me tendi un vaso, un montn de sobrecitos de azcar y una magdalena. Gracias! Cunto te debo? le pregunt. Eh, que acaba de empezar el trimestre, estoy forrado! dijo, encogindose de hombros. La prxima vez invitas t, y ya est. Le mir la expresin de la cara para tratar de ver si lo que deca tena doble sentido o no. Me haba impuesto a m misma la estricta norma de no aceptar regalos ni atenciones de ningn chico. Pero me pareci que esa vez no haba peligro en saltarme un poco la prohibicin. Rob estaba comindose tranquilamente su magdalena mientras miraba por la ventanilla. Me relaj. Quiz esta vez no pasara nada malo.
CAPTULO 46 Ao Nuevo
Saint Magdalene Enero de 2013 tanto que fue un trimestre superajetreado Apenas acababa de poner la maleta sobre la cama cuando Astrid entr en mi habitacin. Feliz ao nuevo, querida! exclam sonriendo, y me tendi una hoja de papel. Te he impreso esto. El horario de ensayos de Hamlet? Le ech un vistazo. Bastante apretado, pero no me sorprenda, pues no quedaba mucho para el estreno . Gracias le dije, sorprendida por su eficiencia. Pero entonces record que se haba embarcado en la tarea de convertirme a m tambin en una persona ms eficiente. As que continu, sealndome todas las tardes ocupadas por los ensayos esto significa que tenemos que cambiar nuestros ensayos con el grupo. Ya sabes que tenemos una actuacin todos los jueves S contest, preguntndome adnde querra llegar. Pues bien, he tenido la suerte de poder reservar la sala de msica todos los das, a las siete menos cuarto, hasta la actuacin. Pero Astrid, si acabas de ensearme lo de Hamlet, y tenemos ensayo casi cada tarde Exactamente! Hubo un silencio. Astrid, no querrs decir no te referirs a las siete menos cuarto de la maana, verdad? Baj la cabeza y se precipit hacia la puerta. Astrid gem, pero ya se haba ido.
Eran las nueve menos diez, y haca ocho das que soportbamos el rigor de los ensayos
matutinos que nos haba impuesto Astrid. Ocho largusimos das. Ya no aguantaba otra
maana ms sin caf, as que cruc a todo correr el patio en direccin al comedor, con la esperanza de que an siguiera abierto. Al pasar por delante del despacho del director, me detuve de pronto. Correr por los pasillos est estrictamente prohibido en este colegio, pero no fue esta norma escolar lo que me hizo pararme tan de golpe. Oa al seor Crispin hablar con alguien. Eso no tena nada de raro, por lo general reciba muchas visitas, pero por alguna razn inexplicable, de repente estaba desesperada por saber quin estaba en su despacho. Me qued ah esperando, pensando si mi necesidad de cafena se impondra al final sobre esa extraa curiosidad. Entonces me pareci or la voz del visitante, pero en ese momento not que me mareaba, y me di cuenta de que mi necesidad de cafena era verdaderamente urgente. Estaba a punto de marcharme cuando Ruby pas de pronto por mi lado, me lanz una mirada asesina y llam a la puerta del director. Me la qued mirando con la boca abierta hasta que desapareci dentro del despacho.
Sethos Leontis estaba sentado en una butaca de cuero rojo frente a Terence Crispin, el
director del colegio Saint Magdalene. Aunque haba podido contestar a todas las preguntas que el seor Crispin le haba hecho, Seth saba que no necesitaba desplegar toda su inteligencia. En ese mundo del siglo XXI, su magnetismo natural haba aumentado exponencialmente. No sola explotarlo de manera consciente, pero de vez en cuando s que le resultaba til recurrir a l. Como un poco antes esa maana, cuando haba salido del ro, empapado y helado. Saba que morira de hipotermia si no entraba en calor rpidamente, as que se limit a entrar en el caf ms cercano y le pidi a la chica de la barra que le prestara algo de ropa. Elena (llevaba el nombre escrito en una chapa de identificacin prendida de su camisa) lo mir sorprendida, sonri y desapareci inmediatamente en la cocina, para volver a aparecer unos segundos despus con unos vaqueros, un jersey, un par de zapatos y un anorak. Mi ex tena prisa cuando se march le dijo con una gran sonrisa. Al alargar Seth la mano por encima de la barra para alcanzar la ropa, la chica se dio cuenta de que estaba empapado. Se apresur a abrirle la puerta y lo condujo por una estrecha escalera trasera hasta su apartamento. Una vez all, insisti en que se diera una ducha caliente. l se lo agradeci y le prometi que le devolvera la ropa en cuanto pudiera. Cumpliendo su palabra, la trajo de vuelta un par de horas despus, pues ya le haba dado tiempo a recoger el bal lleno de ropa que Zackary y l haban dejado preparado en una consigna en su ltima visita. Pero a Elena no le habra importado mucho que no lo hiciera. Habra hecho casi cualquier cosa por l. La combinacin de su atractivo y su magnetismo, mucho mayor ahora, haca que fuera casi imposible resistirse a su encanto. Y eso, aadido a su nueva intuicin extrasensorial, haca que ahora pudiera adivinar las intenciones de la gente e incluso alterarlas cuando le conviniera. Por eso, ahora que estaba sentado all en el despacho del director, la verdad es que no tena la paciencia necesaria para todo el papeleo requerido. Necesitaba introducirse en el colegio y tener acceso al microscopio cuntico. Ese sitio era perfecto. Seth no se lo poda creer cuando Zackary lo encontr: un colegio con todos los recursos de un laboratorio de investigacin de primera categora, un montn de alumnos de la edad requerida para su estudio y dos aos de plazo para investigar.
Ya haba conocido a los profesores de ciencias y se haba ganado su confianza, pero saba que esa reunin con el director era crucial. Terence Crispin consider al joven, extraamente cautivador, que tena delante, y estaba a punto de preguntarle de dnde era exactamente cuando de pronto se encontr con que su pluma anotaba respuestas que no haba escuchado, su cabeza asenta muy convencida y sus labios sonrean encantados. Qu baza para el colegio un joven de esas cualidades En pocos minutos, el papeleo estaba terminado. El seor Crispin descolg el telfono y llam a su secretaria. Marcia, podra decirle a alguien del ltimo curso que venga a ocuparse de nuestro nuevo alumno? Preferentemente alguien que ya haya hecho esto antes. Por supuesto, seor director. Cinco minutos despus, Ruby Garca, que tena cosas mucho mejores que hacer que ensearle el colegio a otro nuevo alumno ms, entr en el despacho del seor Crispin. Ah, Ruby, me alegro de verte! Deja que te presente a Seth Leontis. El chico que estaba sentado en la butaca de cuero rojo se levant y se volvi hacia ella. Alz sus preciosos ojos azules y le dedic una sonrisa que pareci borrar al instante todo lo que Ruby haba estado pensando haca un momento. Not que sus piernas avanzaban rpidamente hacia l, casi de manera mecnica. Tuvo un impulso tan fuerte de tocarlo que, por primera vez en su vida, tendi la mano para estrechar la suya. Y cuando sus dedos se cerraron sobre los del chico, sinti un torrente de intenso placer recorrerle el cuerpo; tanto fue as que supo entonces con total certeza que Seth Leontis y ella estaban hechos el uno para el otro. Toda su existencia haba estado dirigida hacia ese momento, ese chico y el futuro que iban a compartir juntos. Sonri feliz. Dominic Patel era ya historia.
CAPTULO 48 Electricidad
El seor Isaacs prolong algo ms de la cuenta la clase de filosofa, as que tuve que
cruzar el patio corriendo para llegar a tiempo a la de biologa. Haca un fro espantoso ese da; para cuando llegu al aula tena las manos amoratadas. Abr deprisa la pesada puerta de cristal del laboratorio y mir nerviosa hacia la tarima del profesor. Bien, la doctora Franklin no haba llegado todava. Rob Wilmer estaba sentado delante. Se volvi y me salud, sealndome el asiento vaco a su lado. Le sonre, y l me devolvi la sonrisa, solo que me pareci que se alegraba demasiado de verme. Maldita sea. Me caa bien Rob. Desde que habamos coincidido en el tren, nos habamos sentado juntos en un par de clases y un par de veces tambin en el comedor. Era divertido y me haca rer. No ira a estropearlo todo ahora? Suspir y me sent. Haba estado esperando esa clase con muchas ganas, pero ahora senta retortijones de angustia. La puerta se abri de nuevo. Me volv, esperando ver a la profesora. Pero no era ella. Haba un chico en el umbral, y no se decida a entrar. Ah, s, el nuevo, cmo se llamaba? murmur Rob. Un alumno nuevo, en enero? No lo vea con claridad porque estaba a contraluz, pero me pareci que era demasiado alto y corpulento para ser alumno de nuestro colegio. No haca tanto que yo haba estado en su misma situacin, la de llegar nuevo a un sitio y sentirte incmodo. Me estremec. Parte de m quera levantarse y ayudarlo a dar ese terrible paso que le quedaba para entrar en clase. Pero no poda arriesgarme a atraer toda la atencin que suscitara hacer algo as. Tena que mantener la cabeza gacha. Pero no deba haberme preocupado: Ruby vena justo detrs de l. Bueno, atentos todos, este es Seth Leontis! Seth, esta es la clase de biologa! Hizo un gran gesto que abarc todo el laboratorio . Pasa y sintate! dijo, tirando de l hasta una mesa como si fuera de su propiedad y sealndole el asiento justo al lado del suyo. Pero antes de que pudiera sentarse lleg la profesora. Perdonad, chicos, llego un poco tarde. Ah, bien, veo que te ests ocupando de vuestro nuevo compaero, Ruby. Seth acaba de unirse a nosotros, as que haced el favor de
contribuir todos a que se sienta a gusto aqu. Seth le devolvi la sonrisa a la profesora y luego nos ech una rpida ojeada a todos. Al verme, sus ojos se abrieron como platos. Yo me qued sin respiracin. Baj la mirada rpidamente. Por alguna razn, se me haba acelerado el corazn. Por qu? Evit cruzarme con su mirada todo el resto de la hora. Pero me result anormalmente difcil concentrarme en los microbios patognicos que estbamos estudiando. El chico nuevo me recordaba a alguien, pero no saba a quin. De haberlo conocido, lo habra recordado seguro Desde luego no era alguien que se olvidara fcilmente: tena unos ojos extraordinarios Eran de un azul profundo y luminoso. Y sus gestos eran extraamente delicados pese a ser tan alto. No pareca en absoluto torpe ni desgarbado, como muchos de nosotros. Los rasgos de su rostro decan que tena nuestra edad, pero su aspecto en general no era el de un chico de nuestro curso. Me mora de ganas de volver a mirarlo solo para confirmar mi teora, en inters de la ciencia, claro, pero no me atrev. En lugar de eso, pugn por concentrarme en los microbios patognicos. Por fin son el timbre que anunciaba la hora de almorzar. Recog mis cosas y ech una rpida ojeada al fondo de la clase, justo a tiempo de ver a Ruby empujar al chico nuevo para que saliera de clase. Sent una punzada de qu? No. Absolutamente no. De ninguna manera! Vamos, Eva, que si no seremos los ltimos en la cola del comedor. Rob estaba ah, esperndome pacientemente. Met mi bata de laboratorio en mi mochila y me levant para dirigirnos juntos al comedor. Me estaba metiendo el ltimo bocado de lasaa en la boca cuando Louis y George se acercaron corriendo y dando saltos hasta mi mesa. Eva, es casi la una y media! Bravo, chicos, sabis leer la hora. Ja, ja, muy graciosa! Te dice algo la palabra ensayo? Dios, el ensayo de Hamlet. Apur el vaso de agua, dej la bandeja en la barra y los segu hasta el teatro. Cuando llegamos al escenario, el seor Kidd estaba subido a una escalera, arreglando un foco. Empezad a calentar, enseguida bajo nos dijo desde arriba. A ninguno nos daba corte ponernos a correr en el escenario agitando los brazos, algo que, fuera de un ensayo de teatro, habra sido espantosamente ridculo.
No me lo puedo creer! exclam el seor Kidd. Estis todos aqu, hoy no falta nadie. Debe de ser un rcord! Supongo que no tendr que ver con que vamos a representar esta obra delante de todo el colegio la semana que viene, no? Sent un nudo en el estmago. Agghgh! Sera yo capaz de hacer eso? Tuve oportunidad de calmarme un poco porque en las dos primeras escenas que el profesor quera ensayar yo no sala, as que me sent en una butaca de la platea a mirar mientras pensaba en otras cosas. Quin era el misterioso Seth? Por qu haba aparecido de repente en mitad del curso? Y, lo ms importante, qu le estaba haciendo a mi energa interior? Nada, Eva, t a tu ritmo, eh? Volv al mundo real, estaba en el teatro El seor Kidd A mi profesor se le estaba agotando la paciencia. Huy, lo siento, seor Kidd Gracias por volver con nosotros Bueno, qu, te decides a ensayar la escena de la locura? Mi papel era el de la medio novia de Hamlet, Ofelia: precisamente una de las personas que se vuelve loca de atar en la obra. No saba muy bien cmo afrontar ese reto, pero me estaba esforzando al mximo para estar a la altura. Volverse loco en pblico no es fcil. Especialmente cuando tienes que contentar al seor Kidd, que quiere una clase de abandono muy especial. Pero haba algo en la locura de Ofelia en lo que yo me reconoca: tal vez su impotencia? Estaba atrapada en un mundo que no poda controlar, y con esa situacin yo poda identificarme, desde luego. Trat de no pensar en que todo el mundo me estaba mirando. Iba a ser espantoso. Pero entonces entend algo de pronto. A lo mejor eso era positivo? Quiz eso fuera lo que necesitaba para mejorar mi forma de relacionarme con la gente. Porque volverte loca en el escenario no era nada atractivo ni guay. Si lo haca de una manera lo bastante convincente, los chicos me dejaran en paz de una vez y quiz incluso hasta las chicas volvieran a dirigirme la palabra. Decid interpretar una locura espectacular. Y lo bueno fue que el seor Kidd qued bastante contento con el resultado. Bravo, Eva, ests empezando a hacerte con el papel. Bien, chicos, esta tarde a las cuatro y media, ensayo tcnico. No lleguis tarde! Salimos del teatro todos en tropel, y la luz del exterior nos deslumbr. Will (Hamlet) me alcanz cuando iba camino de mi clase de historia. Oye, Eva, esto quieres que revisemos un poco nuestra escena antes de que la ensayemos maana?
Se me cay el alma a los pies. Qu escena? pregunt, aunque saba perfectamente a cul se refera. Pues la primera del tercer acto dijo rpidamente, mordindose una ua. Esa en que Hamlet le dice a Ofelia que se vaya a un convento. Esa en la que Will se las apaaba para tocarme y abrazarme ms y ms fuerte cada vez que la ensaybamos. De modo que mis esfuerzos por interpretar una locura espectacular todava no haban surtido efecto en l. Tena que aplicarme ms o abandonar el teatro por completo. Suspir. l se qued ah, esperando una respuesta. Lo siento, Will, pero no tengo tiempo. Tengo ensayo con mi grupo y tambin tengo que ponerme con esto, con el trabajo de biologa. Pero bueno, nos saldr bien, no te preocupes. Y me alej rpidamente para irme a mi clase de historia del arte. Llegu un poco tarde. El aula estaba a oscuras, y la seora Lofts haba empezado su presentacin sobre Czanne. Me apresur a buscar un sitio vaco. Esperaba no haberme perdido mucho. Los cuadros de Czanne me parecan extraamente reconfortantes. Por fugaces y pasajeros que fueran sus temas mujeres, frutas, rboles, se las apaaba para darles un toque de permanencia atemporal. Se quedaban fijos para siempre, anclados, inalterables. Ojal la vida fuera as tambin. Ojal mi vida fuera as. Nada ni nadie en ella permaneca demasiado tiempo. Dej escapar un profundo suspiro, deseando que el mundo de Czanne permeara el mo propio. Amit, por favor, enciende la luz. La voz de la seora Lofts interrumpi mi meditacin. Parpade, perpleja, hasta que de pronto record dnde estaba. Y cuando me volv para mirar a mi alrededor, me fij en quin estaba sentado a mi lado. Se volvi hacia m en ese preciso momento, y nuestras miradas volvieron a cruzarse. l trag saliva, y su rostro se contrajo en una expresin de qu? Dolor? Sorpresa? Apart la mirada deprisa, aturdida. Tan mala era mi reputacin en el colegio que lo saba ya todo sobre m? Entonces me acord de Ruby. Claro. Ya se haban conocido e iban juntos a todas partes. Qu le habra contado ella de m? Y yo que crea que ya haba superado lo de Omar Me inclin hacia delante, apoyando los codos sobre la mesa, y me coloqu todo el pelo sobre la cara para evitar mirarlo durante todo el resto de la clase. Pero era como si su presencia ardiera. Qu me pasaba? No era racional. Quiz me estuviera contagiando de mi personaje de Ofelia Tal vez deba dejar de identificarme tanto con ese papel? Quiz de verdad me estaba volviendo loca? Nunca una hora de clase se me haba hecho tan larga. Cuando por fin son el timbre, no mir ni a derecha ni a izquierda, me limit a irme directa a la puerta. Una vez fuera, en el patio, me apoy en una pared para recuperar el equilibrio, y para cuando sali Rob del aula ya me senta bien otra vez.
La clase de matemticas fue bien. Seth no estaba all. Pude disfrutar de mis ecuaciones diferenciales. Y luego, durante el corto recreo antes del ensayo, me fui corriendo a mi habitacin a cambiarme. Cuando sal me cruc con Ruby, que estaba cerrando la puerta de la suya. Hola, Eva! Hola Vas a ensayar? S. Pues nos vemos luego, entonces. Ruby me diriga la palabra? Genial. Llevaba meses sin hablarme. Pero me alegr de que eso hubiera cambiado. Que te anden evitando todo el tiempo no es bueno para el karma. Me dirig al teatro. En los ensayos tcnicos se trabajaban cosas como las entradas y salidas del escenario, las luces, el sonido y el vestuario. Lo que significaba que mientras el seor Kidd estaba ocupado con los focos, yo tena mucho tiempo para pensar en las cosas que me preocupaban. Y aprovech el tiempo de manera constructiva. Primero me asegur de que recordaba bien el papel. Esa era desde luego la prioridad nmero uno. Luego rele el trabajo de biologa que tena que entregar al da siguiente (el que le haba dicho a Will que an no haba terminado). Estaba bien, listo para entregar. Mir al escenario. Seguan preparando la escena del fantasma. Todava no me necesitaran en un rato. Rebusqu en mi mochila. Poda ponerme con unas ecuaciones diferenciales estocsticas, pero esas eran para la semana siguiente, por lo que me quedaba mucho tiempo para concentrarme en cosas ms urgentes. Cosas como por qu haba vuelto a pensar en el chico nuevo Las distracciones no me gustaban en absoluto. Tena que sacrmelo de la cabeza, pero no iba a ser fcil pues coincida al menos en dos clases conmigo. Y si tambin daba fsica y qumica?
CAPTULO 49 Macroshock
quedara, e hiciramos un poco de coloquio. Por suerte, me haban cancelado la tutora de latn, as que estaba libre. Desgraciadamente, Seth tambin. Pero se mantuvo distante, y yo me asegur de evitar cruzarme con su mirada. La hora siguiente se me pas volando, y despus tena clase de qumica, con el seor Burleigh, que no toleraba que nadie llegara tarde. Recog mis libros y cruc deprisa el patio. Oa pasos detrs de m. No haca falta que me diera la vuelta para saber de quin eran. Senta que cada vez estaba ms cerca de m. Livia, espera! Extendi el brazo y me toc el hombro. Volv a sentir la misma descarga elctrica de antes. Me estremec y me volv hacia l. Me llamo Ev empec a decir. Me encontr de frente con sus increbles ojos azules y me qued sin habla. Estaba ah de pie, sin poder moverme. Quin eres? murmur. Seth, Seth, espera! grit Ruby, corriendo hacia nosotros mientras guardaba un clasificador en su mochila. No vienes a clase de historia? Seth quit la mano de mi hombro. Ruby me lanz una mirada peligrosa. Yo baj los ojos al suelo. No, tengo qumica le dijo l. Pero si estoy segura de que empez a decir ella, y luego neg con la cabeza. No, me habr equivocado Pues ser mejor que te des prisa, entonces. Burleigh no perdona que nadie llegue tarde. Ruby nos adelant, y l ech a andar a la vez que yo. Yo avanzaba sin apartar los ojos del suelo y abrazaba los libros contra el pecho. Seth me haba mirado de una forma que me haba suscitado algo. Un recuerdo? El recuerdo de un sueo? No saba qu. Puedo decir con franqueza que no recuerdo lo que ocurri en clase de qumica. Mi cerebro haba sufrido como una especie de cortocircuito, y no poda concentrarme. Seth estaba sentado detrs de m, y una vez ms era como si irradiara algo, alguna poderosa fuerza magntica, y, para resistirme a ella, tuve que emplear toda mi capacidad de concentracin. No puedes pasarte una clase entera resistiendo a una fuerza magntica y a la vez enterarte del proceso adiabtico. Es sencillamente imposible. Y, despus, aunque no vi a Seth el resto de la tarde, no poda dejar de pensar en l, as que al final del da decid que tena que ir a ver a mi tutor y pedirle un cambio de horario. No poda estar en la misma clase que ese chico, era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera l. Ya casi haba llegado a la sala de profesores cuando o un grito a mi espalda. Eva! Vas en la direccin equivocada! Me volv. Astrid estaba cruzando el patio hacia el ala de msica. Consult mi reloj: eran casi las cuatro y media. Tenamos un ltimo ensayo antes de la actuacin de esa noche. La primera desde haca mucho tiempo. De hecho, la primera desde mi debacle hospitalaria. As
que fui hacia ella y la alcanc. Tendra que aparmelas para arreglar lo del horario al da siguiente antes de ir a clase. Esa noche tenamos previsto cantar mi nueva cancin. Por fin haba reunido el valor suficiente para tocrsela a Astrid el martes anterior. Dios, Eva! haba exclamado ella, moviendo la cabeza de lado a lado. Lo saba. Se iba a burlar de m. Haba sido una estpida por tocrsela. Yo no era capaz de componer canciones. Es una birria, no? Suspir, dejando la guitarra. No, Eva. Para nada. No saba que tuvieras esa clase de sentimientos. Es alguien que yo conozca? Me re. No lo conozco ni yo dije. Por desgracia. Y no s cmo, pero el caso es que acept cantarla esa noche.
CAPTULO 50 Perdido
Aguantar toda una clase de qumica, con ella a escasos centmetros de l, tan cerca que
casi la poda tocar, fue algo casi insoportable para Seth. Era como una broma de un dios malvolo. Encontrarse all a la chica a la que haba amado de manera tan absoluta y a la que haba perdido de manera tan atroz, despus de pasar tanto tiempo buscndola, y todo para darse cuenta de que se haba vuelto inaccesible, para ver que ya no era suya. Tena otro nombre ahora. No saba quin era l, para ella Seth era un perfecto desconocido. Se le haca insostenible. Cuando son el timbre que anunciaba el final de la clase, y ella se march corriendo del aula sin mirarlo siquiera, todo lo que Seth pudo hacer fue mirarla desaparecer, mientras una sensacin creciente de desamparo ahogaba su frustracin. Al final del da estaba francamente deprimido. Recogi despacio sus cosas, preguntndose si tena algn sentido tratar de encontrarla. Y, entonces, de pronto lleg esa chica alta y rubia que no paraba de chillar. Seth! exclam, como si le faltara el aliento. Qu tal has pasado la tarde? Bien mascull, dirigindose a la puerta. Haba decidido que s, que iba a tratar de encontrar a Livia. Seth, espera! Tienes que venir a tomar el t. La rubia haba vuelto a atraparlo. El t? repiti como un eco. Vamos! dijo esta, tirando de l por el patio hacia el comedor. Busc a Livia con la mirada, pero no haba ni rastro de ella. A lo mejor estaba en el comedor Se dej arrastrar hasta all. Haba mucha gente haciendo cola para beber algo. Pase la mirada por la habitacin, buscndola. Ruby lo empujaba hacia el mostrador. De pronto cay en la cuenta de que esa chica lo irritaba muchsimo. Mira, no tengo sed le dijo, y se march. Impotente, Ruby lo sigui con la mirada. Deba ir tras l? Senta un deseo irrefrenable
de hacerlo pues ansiaba estar con l, aunque se estuviera alejando en la direccin opuesta. Sus pies se movieron por s solos, pero entonces oy que alguien gritaba su nombre. Eh, Rubes, hola. Harry le indicaba con un gesto que se sentara a su mesa. Trete tu merienda y ven a sentarte aqu con nosotros! Vacil un momento, y luego decidi que esa era la mejor opcin; no quera que nadie pensara que estaba loca por Seth. Se sirvi una taza de t y un bollo y se sent con Harry y los dems. Pero estaban todos hablando de Hamlet, esa maldita obra en la que, por alguna razn estpida, no haba conseguido obtener ningn papel. No es que me muriera por participar, pero habra sido una Ofelia perfecta. A Mia tambin se lo pareca. Y a su padre. Y l deba de saberlo, no por nada era juez del Tribunal Supremo, maldita sea! Era obvio que el seor Kidd no saba que Ofelia deba ser rubia y esbelta. Es que no haba visto la foto de la portada del libro? Era su vivo retrato Y quin se haba llevado el dichoso papel? Pues la de siempre, Eva, claro. Siempre la estpida Eva. Y t? Harry la estaba mirando. Era evidente que esperaba una respuesta. Yo qu, Harry? Que si vienes esta noche a la actuacin. En la sala de estar. Ah Pues no lo s Tienes que venir, vamos todos despus del ensayo de Hamlet. Me voy a llevar a Seth, ya sabes, el chico nuevo. Su habitacin est al lado de la ma. Es un to muy simptico. Joder, y est en forma! Esta maana he entrado en su cuarto para decirle dnde estaba el comedor para ir a desayunar, y justo acababa de salir de la ducha. Estaba un poco oscuro, pero aun as he visto que tiene unos msculos tremendos! Alucinantes! Y bueno, le promet al director que me ocupara un poco de l, ya sabes. Pero si eso me lo pidi el director a m! protest Ruby. Pues entonces parece que puede cuidarse muy bien l solito! se burl Jack. S, desde luego ms vale no buscarle las cosquillas Bueno, qu, Rubes, vienes esta noche o no? S, bueno, a lo mejor s que me apunto. Es a las nueve, no? Ruby se termin el t y se dirigi a su habitacin. Ira a la actuacin, s, y pensaba pasarse las cuatro horas que quedaban hasta entonces asegurndose de que Seth Leontis no tuviera inters en mirar a nada ni a nadie que no fuera ella. Mientras Ruby se aplicaba una mascarilla facial, se lavaba el pelo con acondicionador y se haca la cera, Seth se dedic a correr, su actividad de siempre. Harry le haba enseado el campo de deportes del colegio durante el recreo, y al instante supo que sera su refugio en ese
extrao mundo al que haba ido a parar. Mientras corra, trataba de aclararse las ideas. Haba ido all para investigar. No deba distraerse de su cometido por una chica que decididamente no era el amor de su vida. Livia haba muerto. Pero entonces, cmo poda esa chica, esa tal Eva, asemejrsele tanto? Era idntica a ella. Y por qu todas las chicas del colegio parecan interesadas en l excepto precisamente ella? Incluso cuando era un esclavo gladiador, Seth nunca se haba encontrado ante una mujer que fuera indiferente a sus encantos. No identificaba el sentimiento de rechazo con el que deba enfrentarse ahora. Tal vez fuera mejor regresar a Parallon. Haba resultado una psima idea ir all. Cmo poda llevar a cabo su investigacin si se distraa de esa manera? S. Deba marcharse antes de obsesionarse an ms. Deba encontrar otro laboratorio. Y otra poca. Pero la realidad era que no quera hacerlo. Quera estar cerca de ella. Lo necesitaba. Se senta tan solo, tan triste, que de pronto ech de menos a Matthias, aunque no pudiera hablar de nada de eso con l, pues su amigo no tena ni idea de que estaba all. Zackary le haba hecho jurar que no se lo contara. Por mucho tiempo que le llevara su investigacin, haba planeado no estar ms de unos minutos fuera de Parallon. Matt nunca llegara a saber que se haba marchado, si Seth no se derrumbaba ahora. Y, de todas maneras, Matt y l haban hecho un pacto: Seth haba jurado no volver a mencionar el nombre de Livia. Por unos segundos, Seth pens en sincerarse con Zackary. Unos segundos nada ms. Saba que Zackary no se mostrara nada compasivo, sino todo lo contrario: furioso. Primero, porque Seth no llevaba ni dos das en Londres sin haberse revelado que era emocionalmente inestable: acaso no le repeta Zackary una y otra vez que deba mostrar desapego ante las cosas? Y, segundo, porque habra malgastado el tiempo y el esfuerzo de Zackary, tan preciados para l, en un proyecto de investigacin que habra resultado ser un fracaso total y absoluto. Seth corri y corri, hasta que el ritmo fsico de su corazn, su respiracin y sus pasos aliviaron el intrincado caos de sus pensamientos. Cuatro horas despus volvi a su habitacin, empapado en sudor pero ms tranquilo.
CAPTULO 51 Sombra
Pero Seth no habra estado tan tranquilo de haber sabido que Matthias no estaba en
Parallon. En realidad, su amigo estaba tambin en Londres, apenas a dos kilmetros de donde se encontraba l. Acurrucado en un sof mullido pero algo incmodo con Elena, la chica del caf que le haba dejado a Seth la ropa. Matthias no era tonto, y ltimamente haba empezado a sospechar un poco de las actividades de su amigo. O de la falta de actividades, ms bien. No era propio de Seth pasarse las horas en casa sin hacer nada, y encima con aspecto cansado. Segua un riguroso entrenamiento diario por la maana corra y por la tarde haca ejercicio , por ms que Matthias tratara de tentarlo con otras diversiones. De hecho, Seth llevaba haciendo eso durante tanto tiempo que su cambio de comportamiento no le pas inadvertido a su amigo, y este se preocup. No quera que volviera a sumirse en la tristeza de la que tanto tiempo le haba llevado librarse. Pese a que en la vida actual de Matthias haba ahora mucha gente y muchas distracciones, Seth segua siendo lo ms importante. A Matt le gustaba Georgia, y estaba bastante interesado en Clare, sobre todo desde que haba quedado claro que Seth no lo estaba. En realidad, en lo que respectaba a las chicas, Matthias por lo general mostraba bastante inters. Un inters ardiente, incluso. Si alguna pareca fijarse mnimamente en l, reaccionaba enseguida. No entenda bien por qu se enfadaba Georgia cuando pasaba una tarde con Clare, o con Hannah, o con Becca. Para l no era ninguna traicin. Tenan todo el tiempo del mundo, sin obligacin alguna. Por qu no aprovechar y disfrutarlo? A Matthias siempre le haban gustado las chicas, pero solo fsicamente, nunca haba querido enamorarse de ninguna. Y desde luego no pensaba mucho en casarse. Incluso cuando estaba en Londinium, sus sueos de libertad no incluan poseer tierras y tomar esposa, sino ser libre de hacer lo que se le antojara. Ahora, en Parallon, poda hacer estrictamente lo que le diera la gana. Y estaba decidido a disfrutarlo. Por qu no haba sido capaz Seth de ver las cosas as l tambin? Por qu siempre tena que estar embarcado en una bsqueda? Pero Seth era la nica persona que a Matthias le importaba realmente. El nico a quien de verdad quera. De modo que, qu le pasaba ltimamente? Matt saba que su amigo le ocultaba algo. Y decidi averiguar de qu se trataba. As es que una maana al amanecer sigui a Seth fuera de la villa. Su amigo vesta su ropa de correr. Nunca hubiera podido seguirle a pie, pues Seth corra como el viento. Durante
un segundo, Matthias se sinti impotente, pero entonces record el Ford Anglia de Georgia, aparcado delante de la casa. Por suerte, le haba enseado a conducirlo, aunque hasta entonces nunca le haba parecido muy til ese conocimiento. Matthias se llev las llaves, que estaban en la consola de la entrada, y subi al coche. An se vea a Seth corriendo a lo lejos, por lo que Matthias arranc el motor y se puso a seguirlo a una distancia prudente. Seth fue directo al ro. All Matthias vio a un hombre alto y delgado que lo estaba esperando. Cambiaron unas palabras, y luego bajaron a la orilla. Matthias aparc al otro lado del puente y sali del coche sin hacer ruido. Con mucho cuidado de no ser descubierto, baj l tambin a la orilla y se acerc a ellos lo ms que pudo. Los vio de pie junto al agua, y, un segundo despus, haban desaparecido. Corri hacia el lugar en el que estaban antes y mir hacia el agua. No haba ni rastro de ellos. Sinti una punzada de angustia. Otra vez haba sentido Seth deseos de suicidarse? Estaba a punto de saltar al agua l tambin cuando de pronto vio a los dos hombres flotando en la superficie. Se escondi detrs de un montn de toneles y los vio auparse hasta la orilla, empapados. Entonces Matthias frunci el ceo, perplejo. Llevaban una ropa totalmente distinta. Ambos se metieron en un edificio muy alto, y unos diez minutos despus, Seth volvi a salir, vestido de nuevo con su ropa de correr, pero seca. Esta vez Matthias no se molest en seguirlo pues saba muy bien adnde iba: a casa. l lleg unos minutos antes que Seth. Caf? le pregunt como si nada cuando su amigo entr en la cocina. Seth se esforz por ocultar su sorpresa al ver a Matthias levantado tan temprano. S, gracias contest, desplomndose sobre una silla. Adnde has ido? pregunt Matthias, intentando que no se le notara el inters por conocer la respuesta. Donde siempre se limit a contestar Seth. Matthias asinti. Estaba claro que su amigo no pensaba contarle nada. A la maana siguiente ya estaba al volante del coche cuando Seth sali de casa vestido con su ropa de correr. Matt repiti la misma secuencia de acciones, solo que esa vez, cuando Seth y el desconocido saltaron al agua, l los sigui un momento despus. Se arrepinti de sus actos en cuanto sinti la fuerza terrible del vrtice que lo arrastraba violentamente hacia abajo. Durante esa odisea, aterrorizado, se aferr a una idea como a un clavo ardiendo: no perder a Seth.
CAPTULO 52 Advertencia
Nuestro ltimo ensayo sali bien. Luego tuve el tiempo justo de correr a mi habitacin
para darme una ducha rpida y cambiarme de ropa antes de ir al saln de actos para las pruebas de sonido previas a la actuacin. Estuve dudando si pasar por el comedor para cenar algo, pero decid que la ducha era ms importante. Estaba a punto de meterme bajo el chorro de agua cuando llamaron a la puerta. Maldita sea. Pens en hacer como si no lo hubiera odo, pero seguramente sera Rose Marley, que tena la costumbre de controlar de vez en cuando si estaba en mi habitacin. No poda no contestar, porque entonces llamara a algn guardia de seguridad para que abriera mi habitacin con una llave maestra. De modo que cerr el grifo, me envolv en una toalla y abr la puerta. Fue un error. No era Rose, sino Ruby. S, Ruby, la misma que no haba vuelto a mi habitacin desde el da en que haba pillado a Omar intentando besarme. Eva, necesito hablar contigo. Claro, Ruby contest con el ceo fruncido. Se dej caer sobre mi cama. Yo me qued donde estaba, junto a la puerta abierta de mi cuarto, envuelta en la toalla. Algo en la expresin de su rostro me deca que tal vez fuera ms prudente salir corriendo. Seth Leontis dijo por fin. Y se qued esperando, como si con eso ya lo hubiera dicho todo, y yo tuviera a la fuerza que entenderla. S? Qu pasa con l, Eva? Cmo que qu pasa con l? No pongas esa cara como si nunca hubieras roto un plato! Qu hay entre t y Seth? Nnada, Ruby Ya, y yo voy y me lo creo! He visto cmo te mira.
Ruby, lleva cinco minutos en el colegio. Me mira como mira a todos los dems. Como mucho habremos intercambiado dos palabras Y so lo porque me confundi con otra persona. De pronto pareci aliviada, pero segua sin sonrer. Vale bueno, pues que siga as. Entonces, estis saliendo? Pronto lo estaremos si t no te interpones, claro. Yo no me interpongo, Ruby protest. No lo he hecho nunca aad bajito. Debera haberme callado. S, ya, claro! me espet. Y salt de la cama, pasando delante de m como un vendaval, antes de salir cerrando la puerta con un sonoro portazo.
CAPTULO 53 Cicatrices
Seth la hubiera empujado, verdad? Lo mir, escandalizada. l la miraba tambin, perplejo, y, alentada por su expresin en absoluto hostil, ech a andar hacia l de nuevo. Pero entonces el grupo empez su primera cancin, y, al instante, Seth dirigi la mirada hacia el escenario. Haba pasado cuatro horas esforzndose por recobrar su equilibrio emocional y, en cuestin de un segundo, volva a sentirse atormentado. Ah estaba su ngel, su demonio cantando una meloda que l conoca. La misma que haba aliviado sus pesadillas durante las semanas que, delirando tendido en una cama, haba pasado en la villa de la familia Natalis. Casi sin darse cuenta se abri camino entre la multitud para acercarse ms al pequeo escenario, sin apartar la mirada del rostro de la muchacha. Esta cantaba con los ojos cerrados. No necesitaba mirar las cuerdas de la guitarra mientras tocaba, pues era como si el instrumento fuera parte de ella. De pronto, la meloda y el ritmo se desvanecieron. Todos los instrumentos callaron, y solo se oy su voz, susurrando las notas con una dulzura tan pura que parta el corazn. Se agarraba al micrfono como a una tabla de salvacin, como si fuera su nico amigo en el mundo. El pblico estaba totalmente paralizado. Entonces, cuando la voz ces, y volvieron a orse las guitarras y la batera, la muchacha abri los ojos y se encontr con los de Seth.
CAPTULO 54 Fractura
Por
pensando?
Astrid dijo que estara menos nerviosa si me la quitaba de encima cuanto antes, y como sola tener razn en estas cosas, acced. Y el caso es que todo estaba saliendo b ien Estaba ah de verdad, dentro de la msica; en el lugar del que haba surgido la cancin cuando, de pronto, abr los ojos, y l estaba justo delante de m. Y en ese instante supe que la cancin iba sobre l. Que era para l. Pero la haba escrito antes de haber visto siquiera a Seth. Mierda. Mierda. Mierda. Qu me pasaba, es que me estaba volviendo loca? Y ah estaba yo, en el escenario, en plena cancin, completamente obsesionada por ese chico que me miraba fijamente. Un chico con el que jurara haba estado soando. Oh, Dios mo. De repente ya no recordaba la letra de la cancin, por suerte mis manos siguieron tocando los acordes del estribillo, mientras yo intentaba concentrarme. La pobre Astrid repeta una y otra vez la parte del bajo con la esperanza de que por fin recordara la cancin y la terminara de una vez, mientras la valiente Sadie segua marcando el ritmo con la batera. Cmo poda fallarles as? Me esforc por respirar bien hondo y le volv la espalda al chico porque si le segua mirando terminara por hipnotizarme del todo. Astrid me dirigi una mirada de exasperacin y esboz una sonrisa paciente, y eso de alguna manera rompi el hechizo. Volv a cantar y consegu terminar la cancin gracias a que no mir al pblico. Entonces, por algn motivo incomprensible, cuando conclu se oy un inmenso aplauso. No podan no haberse dado cuenta de que la haba fastidiado a lo grande No s, pero el caso es que el aplauso me dio fuerzas para aguantar el resto de la actuacin. Eso y el hecho de que permanec todo el rato con los ojos cerrados, y si me aventur a abrirlos alguna vez, no apart la mirada de los pedales de mi guitarra. No poda permitirme volver a cruzarme con la mirada de ese chico. Cuando termin la actuacin, me las apa para no tener que levantar la cabeza porque me concentr en recogerlo todo. Estaba enrollando el ltimo cable cuando sent una especie de corriente elctrica que me recorra todo el cuerpo. Ahogu un grito y pens que me iba a desmayar. Me apoy en la pared, jadeando, preguntndome qu explicacin cientfica poda haber para el extrao fenmeno que acababa de ocurrir recibir corriente de un rollo de cable
desconectado cuando me di cuenta de que l estaba a mi lado, con una expresin de horror. Seth? alcanc a articular con la voz ronca. Me senta tan mareada que tuve que deslizarme hasta el suelo y apoy la cabeza entre las piernas. l se sent a mi lado. Qu ha ocurrido, Livia? me susurr. Te encuentras bien? Su voz Qu tena su voz? Me lo qued mirando un momento, seguro que con cara de tonta, e intent recordar lo que acababa de decir. Negu con la cabeza. No lo s Me ha dado un desmayo o algo as. Enseguida se me pasar. Mira, Livia Seth Cada vez que pronunciaba su nombre era como si me perteneciera un poco ms. Y eso me gustaba. Me gustaba mucho. El problema era que Ruby ya me haba advertido de que no me acercara a l, y l solo estaba interesado en m porque crea que yo era otra persona. Supongo que tena que sacarlo de su error. Seth, me llamo Eva, no Livia. Asinti, pero por su expresin vi que no me crea. No apartaba los ojos de m. Eres t S que eres t murmur. Esa cancin Por qu has elegido esa cancin? Lo mir a los ojos y sent algo extrao, como si estuviramos unidos de alguna manera. No no la he elegido. La he la he compuesto yo. Era eso cierto? La meloda llevaba semanas rondndome el subconsciente. Me la haba inventado o la haba odo en alguna parte? Esa es la cancin que me trajo de vuelta cuando estaba perdido Se le quebr la voz. Alc los ojos, y al ver su expresin de confusin total me entraron ganas de tender la mano hacia l para consolarlo. Antes de que mi cerebro asimilara ese instinto, mis dedos ya estaban tocando su rostro. El calor, la pura fuerza fsica del contacto me dej un momento sin respiracin, pero entonces l puso su mano sobre la ma, y de nuevo volv a experimentar la misma sensacin de desmayo de antes. Me apoy en la pared, jadeando. Tuve que cerrar los ojos para que la habitacin dejara de dar vueltas. Era una situacin muy embarazosa. Cuando volv a abrir los ojos, vi que me miraba con tal angustia que sonre. Perdona, Seth, es que he estado enferma. Pero no pasa nada, enseguida se me pasar. Estaba cerca de m. Muy cerca. Tanto que casi poda notar su aliento. Inspir hondo como si quisiera inhalarlo, como si quisiera que me llegara a los pulmones. Quera quera fundirme en l, perderme dentro de l.
Seth? murmur, tocando su rostro una vez ms. Y, de nuevo la misma sensacin de calor, el mismo mareo. Dej caer la mano y apoy la cabeza en la pared otra vez, cerrando los ojos. Qu me ocurra? Era el peor momento para sufrir una recada, mierda. Me esforc por abrir los ojos y vi que me miraba con mucha intensidad y mucha frustraci n tambin. Lo siento, Seth murmur. Esto no me suele pasar Livia, por favor por favor, recuerda me inst con la voz atragantada de emocin. Volv a cerrar los ojos, algo rozaba mi subconsciente. Su voz me recordaba algo, un lugar Seth! Dnde te habas metido? Te he estado buscando por todas partes. De pronto apareci Ruby, vena directa hacia nosotros. Cuando estuvo lo bastante cerca me descubri sentada en el suelo al lado de Seth, y se puso lvida. Eva me espet, no tienes que estar en otro sitio? Firmando autgrafos o recogiendo algn premio? Guau, qu mordaz. La mir, perpleja, preguntndome en qu universo estaba cuando alguna vez cre que era mi mejor amiga. Estaba acostumbrada a cierto nivel de hostilidad, pero cuando toda esa agresividad vena de ella todava me dola mucho. Me miraba con odio, sin molestarse siquiera en ocultarlo. Era tal el odio que me tena que ese sentimiento le alteraba los rasgos. Tena que largarme de all pitando. Respir hondo para reunir fuerzas. Aunque todava me senta bastante mareada y me hubiera venido bien seguir sentada unos minutos con la espalda apoyada en la pared, trat de incorporarme. Vamos, Seth dijo Ruby. Mia ha organizado una fiestecita en su habitacin. Jack ha trado vino Solo quedan veinte minutos antes de que apaguen las luces. Lo agarr del brazo y tir de l para que la siguiera. Suspir. Pero al menos poda volver a sentarme en el suelo, que era lo que necesitaba en ese momento. Apoy la cabeza entre las rodillas y cerr los ojos. Pero, un instante despus, los abr de golpe. Ve t a la fiesta, Ruby, yo todava me voy a quedar aqu un rato. Seth segua ah. Con ella? pregunt Ruby, atragantndose de rabia. S. Pero no ves que est fingiendo? En el escenario estaba perfectamente, cuando todo el mundo la miraba. Es que no te has dado cuenta? Y ahora, de pronto, llegas t, y se siente demasiado dbil para levantarse del suelo. Venga, hombre! Ruby empec a decir, pero era intil.
A qu juegas, Eva? Qu pasa, es que te gusta robarles el novio a las dems? Qu pasa, es que te gusta sentirte poderosa? No te interesan esos chicos. Lo que quieres es quitrselos a las dems. Como si no lo tuvieras ya todo! Inteligencia, belleza, talento. No puedes dejar algo para los dems? Qu ganas arrebatndole la felicidad a la gente? Como si esta escena no fuera ya bastante horrible de por s, Ruby gritaba tanto que atrajo a la gente que quedaba an en el saln de actos. Entre ella, Astrid, que se acerc a nosotros. Hola, Eva. Qu pasa? Nada, Astrid suspir. Nada, Astrid! repiti Ruby en tono de burla. Solo que la pobrecita Eva est montando otro de sus numeritos de damita en apuros para encandilar a Seth. Qu numeritos de damita en apuros? pregunt Astrid en tono amenazador. Ya sabes, en plan: Oh, estoy muy malita para ir a clase, pero bien para actuar en Hamlet, o para formar parte de un grupo. Ruby, ests muy equivocada! No s qu Oh, eso cuntaselo a alguien que te crea! Pero ya Rob se haba unido a la discusin. Qu pasa, Ruby? Pretendes decir que Eva estaba fingiendo cuando tuvieron que ingresarla en el hospital? Porque yo estaba ah, en clase de historia del arte, el da que se desmay. Los mdicos tardaron una hora en estabilizarla lo suficiente para que pudiera aguantar diez minutos de trayecto en ambulancia hasta el hospital. Qu pasa, es que ellos tambin fingan? Dios, a ti tambin te ha hechizado, eh, Rob? Es como una sirena, maldita sea. Te encandila. Pero luego te dejar tirado y pasar de ti. Me parece recordar que fuiste t quien la dej tirada y pas de ella, no, Ruby? pregunt Astrid con voz tranquila. Cuando me rob el novio! Es su especialidad. Es que no te has dado cuenta? estall Ruby, y sali como una furia del saln de actos. Hubo un largo silencio mientras todos hacan como que yo no era ninguna malvada sirena dispuesta a hechizar a la gente para luego pasar de ella. Volv a apoyar la cabeza entre las rodillas, rezando por que todos se fueran y me dejaran sola. Eh, Eva, te encuentras bien? Rob se abri paso hasta m y se agach en el suelo a mi lado. S suspir.
Has estado genial esta noche, de verdad me dijo. Gracias contest sonriendo. Vamos, Eva intervino Astrid. Es hora de que la malvada sirena se vaya a la cama! Rob, me ayudas a llevarla hasta su habitacin? Parece que otra vez se encuentra regular. Mientras tiraban de m para ponerme en pie, mantuve la cabeza gacha para no encontrarme con los ojos de nadie. No tena fuerzas para mirar a nadie, y mucho menos a Seth. Muchas gracias, chicos alcanc a decir con un hilo de voz mientras me llevaban a mi cuarto. Una vez all, me acurruqu en la cama. Buenas noches, Eva dijo Astrid rindose, y apag la luz.
CAPTULO 55 Verdad
Buf, a Astrid poda parecerle muy divertido, pero yo me senta como si me estuviera
muriendo Cerr los ojos, deseando olvidarlo todo. No quera pensar en la catastrfica noche de la que acababa de ser protagonista. Pero, claro, cuando no quieres pensar en algo, ese algo no deja de atormentarte, se asoma a tu mente una y otra vez. Y como tengo un cerebro que recuerda las cosas perfectamente, lo reviva todo hasta en el ms mnimo detalle. Cada palabra horrible que me haba dicho Ruby. De verdad pensaba que yo era tan malvada y manipuladora? De verdad pensaba que yo lo tena todo? Me arrastr fuera de la cama, encend la luz y me mir en el espejo, tratando de ver algn parecido con la chica que Ruby describa. Pero solo vi los mismos ojos negros de siempre, que me miraban. No, de verdad que no lo entenda. Volv a desplomarme sobre la cama, recordando su ataque. Haba sido tan violento Y delante de todo el mundo, adems. Intent no pensar en toda esa gente que haba sido testigo de cmo me trataba Ruby. Gente a la que haba empezado a tener cario, con cautela. Por supuesto, haba una persona en particular que hubiera preferido que no presenciara esa horrible escena Seth Leontis. Tena que reconocerlo. Francamente, no quera que l pensara que yo era una sirena malvada. Y supongo que Ruby tena razn. Esta vez s que estaba interesada en su novio. Ms que interesada, obsesionada. Y, por supuesto, no poda robrselo a Ruby. Ella se haba fijado en l primero, de eso no haba duda, y me haba advertido de que le interesaba a ella. Tambin me haba dejado claro que no pensaba renunciar a l. En esa situacin yo no tena nada que hacer. A quin quera engaar? Ahora ya no haba situacin ninguna. Ruby se haba asegurado de ello. Aunque Seth antes hubiera estado remotamente interesado en m y eso solo porque crea que yo era otra persona ahora ya desde luego dejara de estarlo. Intent sobreponerme. Por un lado haba tenido suerte de que Ruby interviniera tan pronto, antes de que tuviera ocasin de obsesionarme ms con Seth; qu estupidez. Despus de todo, como si no hubiera sabido desde el principio que a Ruby le faltara tiempo para informar a Seth de todos mis defectos Dej escapar un gemido. Al da siguiente tendra que enfrentarme a toda esa gente.
Probablemente Ruby ya habra advertido a todo el colegio: Cuidado, anda suelta la malvada robanovios!. Me qued paralizada y me agarr al quicio de la puerta. Podra escabullirme de all sin que Astrid se diera cuenta? Justo acababa de dar media vuelta para marcharme cuando alguien grit: Una pasada la actuacin de anoche, chicas! Entonces un chico empez a cantar una de nuestras canciones, llevando el ritmo con una cuchara sobre la mesa. Pronto se le unieron otras voces y algunos coros bastante malos. Astrid y yo nos quedamos donde estbamos, sonrientes. Cuando la cancin termin, todo el comedor prorrumpi en aplausos. Durante todo el desayuno no apart los ojos de mi plato, a no ser que alguien me hiciera una pregunta directa, y en esos casos me centraba en no mirar a nada ni a nadie de reojo. Me las apa para no ver a Seth en todo el rato, por lo que no supe si me sali bien el truco o era que no estaba all. Hacia el final de la maana ya haba empezado a relajarme un poco. Haba tenido dos horas de matemticas, matemticas aplicadas y filosofa, asignaturas que, por suerte, Seth no cursaba. El seor Isaacs haba organizado un debate entre Will y Sadie, que representaban respectivamente las posturas de Marx y Nietzsche sobre la religin. Ambos discutan tan bien que la clase se alarg un poco, por lo que tuve que correr para no llegar tarde a la de biologa. Entr discretamente en el aula y me sent al fondo, tratando de prepararme mentalmente para una leccin de ciencias. Debera haberme resultado fcil de no haber sido porque descubr a Seth sentado en la segunda fila, con Ruby al lado, muy cerca de l. Desde donde estaba poda observarlo sin ser vista. Estaba tan inmvil que resultaba casi extrao. Pase la mirada por las espaldas del resto de mis compaeros y en todos advert ligeros movimientos: Ruby se enrollaba mechones de pelo en los dedos, Amit apoyaba la cabeza en una mano y otra, por turnos, Rob se revolva inquieto en la silla y haca garabatos mientras escuchaba la leccin Pero Seth estaba sentado muy erguido, totalmente inmvil. Casi como si fuera un corredor de sprint, esperando el pistoletazo de salida. Inmvil pero en tensin. Observ al resto de alumnos sentados en su misma fila. Sus hombros eran casi el doble de anchos que los de Rob. El cabello moreno se le rizaba a la altura de la nuca, y me daban ganas de tender la mano para acariciarlo. Me esforc por apartar la mirada de Seth y concentrarme en la clase de biologa. La doctora Franklin haba empezado a hablar de virus bicatenarios de ARN, y, al orla, me centr al instante. Estaba comparando sus tasas de replicacin con las de los virus de ADN, y enseguida eso me suscit una de mis irresolubles preguntas para el profesor Ambrose. No me lo pens dos veces y levant la mano.
Doctora Franklin, alguna vez se ha topado con algn virus con una altsima tasa de replicacin, por ejemplo, trescientas veces? La doctora frunci el ceo, pero yo ya estaba imparable: Un virus que provoque que una clula T se evapore en menos de una milsima de segundo? La doctora se me qued mirando como si me hubiera vuelto loca y luego se ech a rer. Eva, me sorprende que confundas la ciencia ficcin con una hiptesis creble. Por muy alta que sea la velocidad de replicacin, ningn patgeno puede hacer que una clula desaparezca. Las clulas pueden explotar o consumirse, pero, como bien sabes, la materia en s no puede dejar de existir. Entorn los prpados. La doctora llevaba razn. No tena sentido. Mord el lpiz y negu con la cabeza. Qu era lo que haba visto yo aquel da? Me esforc por volver al presente. La profesora estaba escribiendo un teorema en la pizarra para que lo copiramos. Mir en esa direccin y me qued petrificada. Seth no estaba copiando de la pizarra, sino mirndome fijamente. Pero tuve que apartar los ojos de l porque la profesora estaba hablando otra vez. Si alguien tiene un inters especial en invasin vrica y me mir a m, hoy a la hora del almuerzo voy a preparar unas transparencias de adenovirus para una conferencia sobre infeccin y replicacin. Por suerte, la tasa de replicacin de este virus en concreto es claramente discernible! Estaba acostumbrada a los sarcasmos, as que en lugar de sentirme humillada me concentr en hacer un hueco en mi agenda. El ensayo de Hamlet era a la una y media, por lo que me quedaban al menos cuarenta minutos libres. Cuando son el timbre que anunciaba el final de la clase, corr al comedor, me llev una porcin de pizza y volv al laboratorio de biologa, con la esperanza de que la doctora Franklin estuviera trabajando en sus transparencias antes de irse a comer. Pero no estaba all. Me sent ante el microscopio cuntico y me qued mirndolo. Por supuesto, estuve tentada de echar una ojeada a lo que haba estado haciendo mi profesora, pero no pensaba tocar el dichoso instrumento hasta que ella volviera. Ya haba aprendido la leccin. En lugar de eso, me puse a comerme la pizza mientras esperaba tranquilamente. De pronto sent que haba alguien ms en la sala. Al instante supe quin era. Senta el calor de su presencia en todo mi cuerpo. As que saba que no deba darme la vuelta. Pero cuando sent que me tocaba suavemente el hombro, esa sensacin de calidez me recorri de arriba abajo como una corriente elctrica. No fue lo bastante fuerte como para lanzarme despedida, pero s para acelerarme los latidos del corazn.
Me di la vuelta. Liv Eva Me miraba fijamente con esos increbles ojos suyos, y por un momento me sent transportada fuera del laboratorio de biologa, a un paisaje soleado y con rboles. Poda incluso sentir el olor de la hierba Cerr los ojos. Algo muy extrao le estaba ocurriendo a mi mente, y estaba empezando a asustarme de verdad. Eva, Seth! La doctora Franklin entr en el laboratorio y, al hacerlo, por suerte rompi el hechizo. Vaya, pues s que os habis dado prisa en venir! Oh, veo que te has trado el almuerzo, Eva. Eso no est permitido, como bien sabes, pero bueno Se encogi de hombros y se puso a observar lo que se vea ampliado al microscopio. Me coloqu a su lado para poder concentrarme al mximo. Mientras observbamos el progreso del virus, no pude evitar darme cuenta de que las preocupaciones biolgicas de Seth eran similares a las mas. Estaba tan fascinado como yo por el recorrido y el comportamiento del virus. Pero se me cay el alma a los pies cuando le pregunt a la doctora Franklin si tena otras muestras para poder comparar entre s distintas velocidades de replicacin. Saba que se haba pasado de la raya. A la doctora Franklin no le gustaba que la sacaran de sus mbitos de inters. Y las comparativas de velocidad de replicacin desde luego no eran uno de ellos. Pero, para mi total sorpresa, asinti y sac no menos de siete muestras. Todava estaba asimilando mi desconcierto cuando Seth se puso a hacerle preguntas sobre la muestra del virus de hepatitis B que acababa de poner en el microscopio. Podra el pregenoma ARN servir de plantilla para la retrotranscriptasa vrica y para la produccin del genoma de ADN? Parpade, pues de pronto me di cuenta de que a Seth Leontis le interesaba pero que muy mucho la biologa. Hasta la profesora pareca impresionada, y se fue a buscarle un libro para que lo leyera. Cuando se lo tenda, me fij en su reloj. Oh, Dios, eran las dos menos cuarto, llegaba tardsimo al ensayo! Me disculp y sal corriendo del laboratorio. El seor Kidd estaba furioso, claro, y al final del ensayo me retuvo durante diez minutos para que viera lo enfadado que estaba, por lo que llegu tarde tambin a clase de historia del arte. Por suerte, cuando entr en el aula, la profesora Lofts segua ocupada organizando sus Powerpoints, por lo que me sent deprisa al lado de Rob y me las apa para no apartar los ojos de la pantalla durante las tres horas que dur la clase. Ni una sola vez busqu con la mirada a Seth Leontis. Eso s que era tener autocontrol. Cuando la profesora dio por terminada la clase, me las apa para no pasear la mirada
por el aula concentrndome al cien por cien en recoger mis cosas. Pero mi tarea no logr absorberme lo suficiente como para no darme cuenta de que Rob estaba sentado a mi lado sin moverse, con la cabeza entre las manos. Qu te pasa? le pregunt. Suspir abatido. No puedo escribir el ensayo. No consigo captar la diferencia entre naturalismo y realismo. Me miraba suplicante. Si de verdad no entenda la diferencia, entonces tena razn: le costara Dios y ayuda redactar el ensayo que nos haban mandado, as que volv a sentarme y saqu los libros de mi mochila. Gracias, Eva! exclam con una sonrisa de oreja a oreja. Pero mientras me esforzaba por explicarle los dos movimientos, dirig sin querer la mirada hacia la puerta. Haba notado su presencia, y en efecto ah estaba Seth, esperndome. Sent que me desgarraba por dentro. No haba nada que deseara ms en el mundo que levantarme e ir a su encuentro, pero saba que no poda hacerlo. Por muchsimas razones. Volv a concentrarme en el realismo y el naturalismo, y para cuando ya estaba segura de que Rob entenda la diferencia entre ambos, Seth ya no estaba all. Por supuesto, esa era mi intencin, pero su ausencia me hizo sentirme extraamente vaca. Rob estaba encantado, ajeno a mi malestar. Te lo agradezco un montn, Eva me dijo animadamente, guardando su cuaderno. Te vienes a merendar algo? Consult mi reloj. Oh, no, ahora llegaba tarde al ensayo general! Cruc el patio corriendo y llegu al teatro empapada en sudor y sin aliento. Astrid, que ya estaba vestida y maquillada, me hizo un gesto de exasperacin y me lanz mi traje. Me lo puse corriendo y sal al escenario justo cuando el seor Kidd empezaba con el calentamiento vocal. Me coloqu detrs de Astrid, con la esperanza de que con su estatura me ocultara a la vista. Por suerte el seor Kidd estaba muy ocupado con la mquina de humo, que funcionaba cuando le daba la gana, y no se fij en mi tardanza, por lo que no tuve que sufrir sus sarcasmos ni sus regainas. Cuando terminamos el calentamiento, la mquina funcionaba por fin, de modo que todo estaba listo para empezar. Bueno, debera haber dicho que la mquina estaba lista, porque result que los dems no lo estbamos. Solo hay una palabra para describir el ensayo general: horrible. Todos recitamos mal nuestro papel; a Laertes se le olvid por completo salir al escenario en la escena del funeral; Hamlet perdi su daga y se las apa para saltarse treinta pginas; Polonio baj el teln sin querer mientras se mantena oculto detrs; y Claudio le pis la cola del vestido a Gertrudis y la hizo rodar por el escenario. El seor Kidd pugnaba por no perder los nervios, pero al final del ensayo pareca que tena ganas de suicidarse.
Nos castig con un largusimo sermn sobre la responsabilidad: el xito de la funcin dependa de nosotros. Nos fallaramos unos a otros si no trabajbamos en equipo, y si era necesario nos pasaramos toda la noche repasando el papel y aprendiendo cundo tenamos que salir a escena. A m no haca falta que me lo dijera. No pensaba pasar por la humillacin de presentarme ante el pblico sin tener tatuado en la mente mi papel. Pensaba que me lo saba de memoria como todo el mundo, pero los nervios me jugaron una mala pasada. As que para cuando apagu la luz esa noche para irme a dormir, creo que me saba perfectamente no solo mi papel, sino tambin el de todos los dems actores. Me prepar para una noche de sueos al estilo Hamlet. Y as ocurri. Pero los sueos que tuve esa noche no tenan relacin con el hecho de estar en un escenario y no recordar mi papel. Eso era lo que me haba esperado. Eso podra haberlo soportado. Pero no Me las apa para tener un buen puado de pesadillas muy distintas Era como si mi subconsciente estuviera totalmente obsesionado con las escenas de muerte. Hamlet es una obra llena de muertes, as que supongo que no debera haberme sorprendido tanto. Pero lo curioso fue que quiz lo ms normal hubiera sido que mi cerebro se preocupara con la escena de la muerte de Ofelia, pues tena que confiar en que Will y Harry se las apaaran para llevarme al escenario a oscuras sin tropezar ni tirarme al suelo. Pero, por alguna razn, mis pesadillas no tenan nada que ver con nuestra versin de la obra. En lugar de eso, mi retorcido subconsciente imagin un bao de sangre total y absoluto, lleno de dagas, espadas y un miedo aterrador. Yo estaba atrapada, rodeada por todas partes, sangrando. Y Hamlet estaba ah, inclinado sobre m, y me llamaba por mi nombre. Pero no me llamaba Ofelia, sino Livia. Y el papel no lo interpretaba Will, sino Seth.
CAPTULO 57 Impacto
Londres 2013
La primera vez que Matthias sigui a Seth fuera de Parallon, al Londres del siglo XXI,
la experiencia por poco le cuesta la vida. Cuando emergi del agua y aterriz en la orilla del ro, estaba tan obsesionado con la idea de no perder a Seth que se lanz ciegamente a cruzar una calle con mucho trfico, desesperado por no perder a su amigo de vista. Mientras corra, vio de reojo, como en cmara lenta, una moto que se acercaba rugiendo a toda velocidad hacia el lugar de la calzada que su cuerpo ocupaba en ese preciso instante. Oy el chirriar de los frenos, pero no estaba acostumbrado a ver objetos moverse tan deprisa y no pudo apartarse a tiempo. Horrorizado, vio al motorista saltar por encima del manillar cuando la moto volc hacia un lado, chocando contra Matthias. El impacto lo derrib al suelo, y mientras caa sigui con la mirada al vehculo sin conductor que avanzaba inexorablemente hasta que choc con el motorista, que pugnaba ahora por apartarse tambalendose. Aturdido, Matthias se incorpor en el suelo. Sangraba mucho. El impacto contra el suelo le haba levantado la piel de la cara, un brazo, una mano y una pierna. Se mir la herida del brazo, esperando que se cerrara y desapareciera. Al ver que segua sangrando, comprendi la realidad: estaba muy lejos de casa. Y de la inmortalidad. Qu haba hecho? Se qued mirando la herida, dejando que parte de su cerebro observara que la hemorragia estaba remitiendo. Por fin el mdico que haba en l tom las riendas de la situacin. Se examin la mano y la pierna. Eran cortes y abrasiones superficiales. Nada grave. Senta la sangre en su rostro, pero estaba seguro de que no era una herida importante. Se levant con cuidado y avanz tambalendose hacia la moto y el conductor, que yacan ambos en el suelo. Levant la moto para que dejara de aplastar el cuerpo del hombre y examin muy abatido las consecuencias del accidente. Se inclin sobre la camisa manchada de sangre del motorista y acerc el odo, esperando escuchar el latido de su corazn. Se oa muy dbil, pero la extraa postura del cuerpo indicaba serios daos en la espina dorsal. La sangre manaba de una herida en su cabeza, encharcando el casco, pero ms grave era la fuente de sangre que brotaba a chorros de una arteria en una de sus piernas. Matthias haba visto heridas similares en los gladiadores y saba que el hombre pronto morira desangrado si l no lo impeda. Ajeno
a los curiosos que empezaban ya a congregarse a su alrededor, rasg la tela vaquera de la pernera del pantaln y presion con fuerza con su mano herida sobre el lugar del que manaba la sangre. Ayudndose con los dientes y con la otra mano, se rasg parte de su propia camiseta, empapada, y se esforz por fabricar un torniquete. Lo at con fuerza sobre la herida, y suspir aliviado al ver que la hemorragia disminua. Pero ese pequeo xito era irrelevante, pues estaba casi seguro de que el hombre se estaba muriendo: el color de su piel, la postura de su cuerpo, el pulso tan dbil Todo as lo indicaba. Y la culpa era de Matthias. Nunca antes haba sido directamente responsable de la muerte de nadie, y se sinti desfallecer. Ha llamado alguien a una ambulancia? oy preguntar. No entendi la pregunta, as que sigui arrodillado junto al herido, protegindolo de las miradas curiosas. De pronto el hombre empez a temblar y a jadear. Su cuerpo se retorci, y man sudor de todos sus poros. Matthias lo contempl con una vaga sensacin de djvu. Qu le ocurre? pregunt alguien. Matthias lo saba. Lo haba visto antes: en Londinium, en el cuartel de los gladiadores. De pronto revivi la impotencia y el tormento de ver morir a Seth consumido por la fiebre. Cuando el motorista dej de respirar y se qued muy quieto, a Matthias se le hizo insoportable el sentimiento de culpa. Mir al hombre, deseando que reviviera, que el tiempo volviera atrs, deseando estar de regreso en Parallon, donde estaba a salvo y no poda hacerle dao a nadie. Un sonido agudo lo sac de su atormentada ensoacin y gir la cabeza para ver de dnde provena. Un gran vehculo blanco con una luz azul parpadeante trataba de abrirse paso entre el trfico hacia ellos. Impacientes, los curiosos mascullaron: Ya era hora! Cunto han tardado, es una vergenza! Matthias se volvi hacia el herido. Lo observ con atencin. Haba cambiado. Tena como menos sustancia. Parpade. No lo estaba imaginando. El motorista estaba desapareciendo. Y, de pronto, Matthias comprendi. Dio media vuelta y ech a correr sin mirar atrs. Para cuando lleg la ambulancia, ya no haba ni rastro del cadver. Ni de Matthias. Todo lo que encontraron los mdicos fue un montn de cuero, un corrillo de curiosos atnitos y una moto destrozada.
CAPTULO 58 Llegada
Matthias corri todo lo rpido que pudo de vuelta hacia el ro, sin mirar a derecha ni a
izquierda. Ya no buscaba a Seth, solo quera regresar a Parallon lo ms deprisa posible. Cuando lleg al punto desde el que haba emergido un rato antes, salt al agua y casi se ech a rer de puro alivio cuando sinti la terrible fuerza del vrtice que tiraba de l hacia abajo. Se rindi a la arrolladora corriente en espiral que lo dej sin respiracin, porque su atroz fuerza significaba que se poda abandonar, que poda olvidar su sentimiento de culpa y el horrible remordimiento que le atenazaba el corazn. El espantoso torbellino aniquilaba todo sentimiento que no fuera la certeza fsica de que haba una energa mayor, ms fuerte y ms poderosa que nada que pudiera albergar l en su alma. Y, al abandonarse as, se sinti liberado. Cuando not que el envoltorio de agua se abra, y su cuerpo emerga a la superficie, sus remordimientos haban desaparecido. Ya no senta ms que alegra porque saba que estaba en casa: el color, la luz y la resplandeciente belleza de Parallon lo recibieron en su seno. Sali del agua de un salto y, sin tomarse la molestia de secarse, corri directamente al lugar donde, en 2013, haba visto morir al motorista. Una rplica exacta de la carretera surgi ante sus ojos, as como los extraos edificios transparentes en los que haba reparado, a ambos lados de las aceras. Pero el tramo de calzada en el que yaca el motorista estaba ahora vaco. Matthias se qued mirando como un tonto el alquitrn gris. Deba de haberse equivocado. Estaba seguro de que el motorista se materializara ah. Entonces oy un sonido que solo haba odo una vez en su vida, ese mismo da, un rato antes: el rugido de una motocicleta. Entorn los prpados por la luz del sol, y vio al vehculo avanzar directo hacia l. Estaba a punto de apartarse de un salto cuando la moto se par en seco. El conductor se qued mirando a Matthias. Entonces se quit el casco y baj de la moto. Bueno, to, ms vale que me digas dnde narices estoy. Matthias se limit a sonrer, le rode los hombros con el brazo y le dijo: Bienvenido a Parallon, amigo.
CAPTULO 59 Plan
Seth estaba de pie en medio del comedor, con su bandeja de desayuno, buscando su
rostro entre las mesas. No estaba all. Ya se haba marchado? Seth, estamos aqu! lo llam Harry, hacindole seas desde una mesa medio llena situada junto a la ventana. Seth fue hacia all distradamente, mirando hacia la puerta para controlar quin llegaba en ese momento. Al pasear la mirada por la habitacin, sus ojos se cruzaron sin querer con los de la chica rubia y alta, Ruby. Estaba sentada con un grupo de chicas en una mesa cerca de la barra. Seth apart la mirada rpidamente. Pero nada ms sentarse entre Harry y Will, comprob abatido que Ruby llevaba su taza y su plato y vena hacia su mesa. Se instal justo enfrente de l. Buenos das, Seth dijo con voz cantarina. l se limit a saludarla con un tenso gesto de cabeza, y volvi a dirigir la mirada hacia la puerta. No repar en la irritacin que su indiferencia provoc en Ruby. Seth masticaba desconsolado. Lo estaba evitando Liv Eva? No lograba conciliar la tremenda emocin que senta cuando estaba cerca de l con la certeza creciente de que la muchacha no quera tener nada que ver con l. Mir fijamente su bandeja. No tena ganas de desayunar, y estaba a punto de levantarse para marcharse cuando, de pronto, su cerebro prest atencin a la conversacin. Haba un motivo, por supuesto. Acababa de or a alguien mencionar su nombre. No, eso fue cuando por poco tiro al suelo a Eva! Madre ma, fue un desastre Cmo vamos a ofrecer una funcin en condiciones? Has conseguido aprenderte el papel, Harry? Me qued levantado hasta las dos de la madrugada, porque no haba manera Cundo es el estreno? quiso saber Ruby. Esta noche. Pero, por favor, no vengas. Va a ser horrible. Espera hasta el final de la semana.
Ruby se rio, con los ojos brillantes. No seas tonto, Harry. Seguro que os sale genial. S que quiero ir esta noche y estoy segura de que no te quieres perder la actuacin de Harry, verdad, Seth? Buf, qu va, no creo que Seth quiera verme sobre un escenario dijo Harry rpidamente. Pues claro que quiere, verdad, Seth? insisti Ruby. Seth se encogi de hombros. S, claro. Bien! exclam Ruby, exultante. Sacar las entradas. Es a las siete y media, no, Harry? Este asinti, abatido. Pues entonces quedamos en la puerta a y cuarto, Seth. Ruby recogi sus cosas y se levant deprisa, antes de que Seth tuviera tiempo de cambiar de opinin. Volvi a su habitacin, triunfante. Acababa de conseguir una velada entera con Seth Leontis. Una velada entera de teatro espantoso, con Eva Koretsky entre el reparto. Para cuando terminara la funcin, Seth Leontis sera definitivamente suyo.
CAPTULO 60 Drama
Por supuesto, no poda abrir los ojos, por lo que no tena ni idea de lo que ocurra. Solo o un murmullo general que provena del pblico, un portazo y luego silencio. Unos momentos despus, Harry recit el resto de su papel a trancas y barrancas, sin chispa de emocin, lo cual, tengo que reconocer, le quit bastante dramatismo a mi propia muerte. Bueno, vale, supuse que tena que darme con un canto en los dientes por que al menos recordara su papel, dado que el da anterior apenas se acordaba de nada. Cuando por fin me sacaron del escenario, Astrid me acorral. Qu ha pasado, Eva? me pregunt en voz baja. Supongo que se ha distrado. Maana le saldr mejor le contest. Dudo mucho que venga maana! Vamos, no exageres! Tampoco le ha salido tan mal, solo se ha saltado un par de versos y ha tartamudeado un poco Eva, no estoy hablando de Harry! Me refiero a Seth Leontis! Ha sido superraro, casi daba miedo, cmo ha salido corriendo justo en ese momento Seth? la interrump. S! Pero qu ha pasado, Astrid? Me ests diciendo que de verdad has tenido los ojos cerrados durante toda la escena? Pues claro! Se supone que estoy muerta! Ya, claro, es verdad Bueno, vale, pues te lo cuento entonces En cuanto se encendieron las luces, y empezamos a entonar el canto fnebre, Seth se se levant y se acerc al escenario, como si fuera a subir de un salto para sacarte de tu tumba! Ruby trat de obligarlo a sentarse, pero se zaf de ella de un manotazo Y entonces un par de tos lo sacaron a rastras del teatro. Oh, Dios mo gem. Ruby sali corriendo detrs de l, y ninguno de los dos ha vuelto an, as que supongo que se han marchado. T qu crees que ha pasado? Es todo rarsimo! No tena ni idea, estaba muy perpleja. Y, extraamente, tambin senta miedo. Quedaba cerca de media hora para el final de la obra, y tena que quedarme entre bastidores hasta que saliramos todos a saludar al pblico. Para cuando lleg ese momento, en lugar de haberme tranquilizado, estaba an ms nerviosa que antes. No me ayud nada que todo el mundo que sala del escenario me mirara y me preguntara qu me pasaba con Seth. Yo me limitaba a encogerme de hombros. Entonces, cuando volvimos entre bastidores despus de saludar al pblico, Will
(Hamlet) me dijo: Bueno, qu, al final hay algo entre vosotros? De qu ests hablando, Will? De Seth y de ti, hay algo entre vosotros? Oh, djalo ya, Will! le contest, harta, y me fui al vestuario de chicas. En cuanto me hube quitado el traje y el maquillaje, me dirig a la puerta con idea de marcharme, pero el seor Kidd tena otros planes. Os quiero ver a todos en el auditorio. Vaya, hombre, qu rabia. Un gran estreno, chicos! Al pblico le ha encantado. Bueno, a casi todo el pblico coment el profesor con una sonrisa burlona, mirando en mi direccin. Yo apret la mandbula, enfadada. Y te has repuesto muy bien, Harry. Estoy seguro de que maana ya solo tendrs que enfrentarte al propio Hamlet en la escena de la tumba. El seor Kidd me dedic otra sonrisa burlona. Bueno, ahora en serio, todos necesitis dormir bien esta noche para descansar. Maana os entregar mis impresiones por escrito. Nos vemos a las cuatro y media. Quiero ensayar un par de escenas antes de la funcin. Me levant para marcharme corriendo. Eva, puedes esperar un momento? Se me cay el alma a los pies. Todos los dems se marcharon, Will ms despacio que los otros. Estaba claro que quera quedarse para escuchar la conversacin, o para meterse conmigo un poco ms. Hasta maana, Will le dijo el seor Kidd para obligarlo a salir. Will se march como si la cosa no fuera con l. Bien, Eva, solo quera darte la enhorabuena. Has hecho una gran actuacin, te has mostrado de lo ms convincente en la escena de la locura! Gracias mascull, volvindome para marcharme. Pero el seor Kidd an no haba terminado. Me mord el labio de nervios. Y, bueno Hay algo de lo que necesites hablar? Hay algo que no vaya bien? Eh? A qu se refera? Me sent muy irritada de pronto. Por supuesto que no! exclam furiosa. Todo va sobre ruedas. No s qu es lo que ha ocurrido antes, durante la obra, pero no tena nada que ver conmigo. As que, si no le importa, estoy muy cansada. Capt la indirecta y se apart para dejarme pasar.
Maana a las cuatro y media! me record, rascndose la cabeza. No faltar! le contest, y ech a correr. No quera hablar con nadie ms esa noche. S, bueno, como si yo tuviera control alguno sobre mi vida A que no sabis quin me estaba esperando en la puerta de mi habitacin, con los brazos cruzados sobre el pecho, hecha una furia? Ruby. Qu le has hecho? me espet en tono amenazador. A quin? Perdona, es que no fui lo bastante clara? me pregunt entre dientes. Sobre qu? Como si no lo supiera Seth Leontis. Ruby, qu he hecho? Si ni siquiera le he mirado desde nuestra pequea charla. S de lo que eres capaz, Eva Bruja, ms que bruja! Mantente alejada de l. No quiero que te mire, ni que se tropiece contigo ni que se acerque siquiera a ti. Entendido? Seth Leontis es mo. Y qu pasa si da la casualidad de que Seth no aprueba tus planes con respecto a l? Qu me empuj a decir eso? Si no te mantienes alejada de l grit, me asegurar de amargarte la existencia como no te puedes ni imaginar. Vaya. Estaba avisada. Me desplom sobre la cama, intentando no pensar en lo inevitable: haba llegado el momento de marcharme a otro sitio. An no saba lo que haba ocurrido esa noche pero, fuera lo que fuera, tena bastante claro que mi vida haba vuelto a descarrilar. Solo que esa vez tena mucho que perder. Me encantaba el Saint Magdalene. El colegio, y las asignaturas que estudiaba. Y tambin el pequeo puado de aliados que tena all. Por no hablar de todas las cosas que me interesaban, las oportunidades que no tendra en ningn otro sitio Y ahora estaba tambin Seth. Y esa vocecita en mi cabeza que me deca que lo necesitaba a l tanto como a todo lo dems. Si me marchaba ahora, lo perdera todo: a Seth y al Saint Magdalene. Y si me quedaba? Una cosa era segura: de todas maneras no podra tener a Seth. No podra tener nada que ver con l. Respir hondo y me mord con fuerza el labio. Me lav la cara, me cepill los dientes y trat de apartar de mi mente el terrible sentimiento de prdida que me atenazaba.
CAPTULO 61 Repercusiones
Pues Seth Leontis, quin va a ser! Seth? murmur. Ay, Eva gimi Astrid, nunca te enteras de nada. Ha desaparecido! Pensaba, bueno, todos pensbamos que t sabras lo que ha pasado. Sent una oleada de angustia mientras asimilaba la noticia. A lo mejor se ha marchado a su casa suger. Al parecer, nadie sabe dnde ha ido Su supervisor est de los nervios, verdad, Harry? S, anoche perdi los papeles por completo al ver que Seth no volvi a su habitacin. Llam a la polica y todo. Han intentado contactar a su familia, en Grecia, creo. De pronto sent el sabor de la sangre, y era porque me haba mordido el labio sin darme cuenta. Mir desesperada hacia la puerta, deseando verle aparecer. Pero no lo hizo. A lo mejor Ruby sabe algo. Porque estaba con l, no? Ruby est fuera de s. Dice que ayer corri tras l pero no logr alcanzarlo. No para de decir que Bueno, no, nada. No para de decir el qu? pregunt con brusquedad. Saba muy bien de qu iba la cosa. Bueno, dijo: Preguntadle a Eva. Es todo culpa suya. Toda mi preocupacin y mi miedo se transformaron de pronto en ira: Qu dices que dijo? Harry evitaba mirarme a los ojos. Me levant, arroj mi plato enfadada sobre la bandeja y la dej en su sitio. Luego sal furiosa del comedor. Una vez en el patio, ech a correr a mi vez, como Seth el da anterior. O me marchaba enseguida de all o rompera algo. Y marcharme de all me pareca la mejor opcin. Poda haber salido tranquilamente del colegio, los de mi curso tenamos libertad para salir a la hora del almuerzo, pero no saba si volvera, y todava no estaba preparada para tomar la decisin definitiva de dejar el Saint Magdalene. En lugar de eso, corr ciegamente por el patio y pas delante del laboratorio de biologa. Necesitaba esconderme en algn sitio donde no pudiera encontrarme por casualidad con Ruby. Mir a mi alrededor, haba alumnos por todas partes. Adnde poda ir? De pronto vi al seor Drury que sala del ala de msica. Me ocult hasta que se march y luego entr corriendo en el edificio. No haba reservado ninguna sala, por lo que, estrictamente hablando, no tena ningn derecho a estar all. Si me pillaban, me llevara un castigo. Pero me traa sin cuidado. Alguien practicaba el clarinete en el piso de arriba. Me dirig
sin hacer ruido hacia el aula donde ensayaba la banda del colegio. No se oa nada. Gir el picaporte. Sent una oleada de alivio al ver que no haba nadie dentro. Me dirig a la guitarra como si fuera un salvavidas. Encontr un taburete, me refugi en un rincn y empec a tocar. Mi cabeza era un caos, necesitaba aclararme las ideas. Tocar me ayudaba a aplacar la cacofona de pensamientos que pugnaban todos por imponerse. Y el ritmo que tocaba termin por hacer mella en el torbellino de ideas, pero no me produjo mucho alivio. Era como si las cuerdas repitieran una y otra vez las mismas palabras: Intil, intil, intil, intil. En cuanto permit que esa palabra se me clavara dentro, la sigui todo un aluvin de palabras similares, igual de devastadoras, muchas de las cuales me las haba dedicado Ruby. La ltima frase que se repeta una y otra vez era Seth Leontis es mo. Cuando Ruby la haba pronunciado, me haba parecido que no era as en absoluto. Por qu? Saba por qu. En lo ms hondo de m, siempre lo haba sabido. Por supuesto que Seth no perteneca a Ruby. Por qu haba dejado que mi miedo por las estpidas normas del colegio y la preocupacin por mi reputacin fueran un obstculo para algo tan obvio? Si Seth y Ruby estaban destinados a estar juntos, l ahora estara con ella. Era eso lo que l haba intentado decirme todo el rato? Pero ya haba tirado la toalla. Lo que significaba que tampoco era mo, puesto que se haba marchado Adnde? Se encontraba bien? Intent convencerme de que volvera. Nadie sala del colegio para no regresar ms. Pero yo haba hecho eso mismo. Dos veces. Se me hizo un nudo de miedo en el estmago. No poda afrontar el pnico creciente que me produca imaginarme un futuro sin l.
CAPTULO 62 Abismo
Seth salt al agua antes de ser plenamente consciente de sus actos. Qu alivio sentir la
tremenda fuerza del vrtice que lo arrastraba hacia abajo Qu haba hecho l para merecer tal tormento? Por qu era su destino ver morir a Livia otra vez? Y su cuerpo se abandon al enorme poder que se abati sobre l. Seth solo deseaba olvidar. Le haba costado tanto tiempo y tanto esfuerzo lograr una especie de sosiego vaco Y ahora de nuevo se le haba partido el alma. El agua lo escupi a la superficie antes de que estuviera preparado. No quera volver a ser responsable de s mismo. Se qued flotando en el agua, deseando que volviera a tragrselo, que lo perdiera en las profundidades y lo lavara de todos sus sufrimientos. Pero sus brazos y sus piernas se movieron sin su consentimiento, y de pronto se encontr sobre la fresca orilla del Tmesis de Parallon. Se sent junto al agua, mirando a lo lejos sin ver, reviviendo en su cabeza escenas que prefera olvidar. Ya no le importaba que Zackary se burlara de l por haber regresado antes de tiempo. Ya no le importaba la investigacin que antes tanto lo haba obsesionado. Ya no le importaba nada. Solo contemplaba en su mente su eterna inmortalidad, y lo nico que quera era poder ponerle fin. No not el fro ni que haba cado la noche. Tampoco repar en que Matthias emergi a su vez del agua no muy lejos de all, ni vio la expresin de sorpresa en su rostro. Y apenas sinti el brazo de Matthias que tiraba de l hacia arriba para levantarlo del suelo y lo arrastraba hacia casa. Matthias observ a su amigo con un miedo creciente, un miedo que le era ya familiar. Pareca que Seth haba vuelto a sumirse en el pozo de congoja del que tanto le haba costado salir. Qu haba ocurrido, por qu se haba vuelto a entristecer as? Si solo haba viajado un poco, no haba ido a ningn sitio que ya conociera, entonces no haba posibilidad de que los viejos fantasmas suscitaran recuerdos ya sepultados, no? Sethos no habl con Matthias. Ni con Matthias ni con nadie. Durmi durante dos das, luego comi un puado de aceitunas y se puso a correr. A correr y a correr. Corri da tras da, desde el cielo rosa de la aurora hasta el horizonte negro de la noche. Para cuando llegaba a su casa, la bveda celeste ya se haba cuajado de estrellas. Pero correr no le serva para huir de su dolor. Senta que lo desgarraba, que lo machacaba. Lo ahogaba. Cada noche, cuando volva a casa sin saber muy bien cmo haba
llegado hasta all, senta que se le atragantaba el aire en la garganta. Cmo se las haba apaado para dejar que la vieja herida volviera a abrirse de nuevo? Le haba costado tanto que cicatrizara Y pensaba que estaba curado del todo. Pero quiz as funcionaba su segunda vida. Un inexorable ciclo de desesperacin, seguido de un perodo en el que no senta nada, y luego de nuevo desesperacin. Nunca se librara de ello. Ni de ella. El nombre que durante tanto tiempo haba tratado de olvidar volva a ocupar todo el espacio de su mente. Atormentndolo, quemndolo por dentro. Livia. Seth, hermano Matt le toc el hombro, vacilante. Hblame. Qu ha ocurrido? Seth lo mir sin verlo, en su mente se repetan una y otra vez las imgenes que haban precipitado su huida. Esto encontraste tu microscopio cuntico? insisti Matt. Seth se volvi despacio. El microscopio cuntico. Una de sus razones originarias para visitar Londres. Le pareca que eso haba sido haca tanto tiempo Pero cmo saba eso Matthias? Era un secreto entre Zackary y l. La curiosidad se impuso sobre la tristeza. Se volvi hacia Matt y lo mir, preguntndose cunto saba. Matt le devolvi la mirada, y al cabo de un momento empez a hablar. Tu habitacin estaba llena de apuntes, de tablas y de preguntas. Yo lo le todo . Seth asinti. Alentado por este gesto, Matt prosigui: Bueno, qu, entonces lo has encontrado? Ha sido el colegio una buena eleccin para tu investigacin? Me interesa mucho que me cuentes, porque yo tambin he empezado mi propia investigacin. Seth enarc las cejas. Qu clase de investigacin? Bueno, cuando te segu Me seguiste? murmur Seth. Hasta el ro. Y despus salt al agua yo tambin. Y te segu hasta Londres Seth sacudi la cabeza de lado a lado y esboz una media sonrisa.
Me seguiste hasta Londres? A ti y al tipo alto. Pero luego te perd, y casi me atropella una enorme motocicleta, y Debera haberme imaginado que te enteraras. Pero, Matt, podas haber muerto. Perdemos nuestra inmortalidad cuando regresamos. Y el mundo al que me has seguido es tan diferente Yo recib mucha formacin antes de visitarlo yo solo. No pasaste mucho miedo? Ni te imaginas cunto sonri Matthias. Pero lo encontraste? El microscopio, quiero decir. Tengo tantas preguntas S, lo encontr. Y? Y qu? Has hallado respuesta a alguna pregunta? Seth neg con la cabeza. El microscopio era la ltima de sus preocupaciones. No, no tengo respuestas. Solo ms preguntas. Preguntas? Ahora me han surgido otras preguntas. Seth, qu preguntas? Seth mir a su amigo. Matt haba sido su apoyo desde el principio, pero poda compartir eso con l? Despus de todo, haban hecho un trato. Si Seth hablaba de ella ahora, lo rompera. Y para ambos haba sido muy doloroso. No no puedo regresar all murmur por fin. Qu ocurri, amigo mo? insisti Matthias. Seth tena que poner en peligro la tregua con su amigo y hablar. La vi dijo por fin, con un hilo de voz. Estaba all. Quin? pregunt Matthias muy triste, porque ya saba la respuesta. Quin va a ser? Livia. Pero Seth, eso no puede ser No puede ser, pero es. Seth sacudi la cabeza, como intentando encontrarle sentido a todo aquello. No lo entiendo, pero el caso es que Livia estaba all. Con otro nombre, otra ropa, en otra poca, pero era Livia Y ella te conoca?
Seth baj la mirada hacia sus manos. Bueno No Matthias dej escapar un tenue silbido. Seth, eso est todo en tu cabeza. Livia solo vive en tu cabeza. Y tienes que sacarla de ah. Esa muchacha, quienquiera que fuera Eva Oh, Seth, en qu estabas pensando? Matthias neg con la cabeza, sin terminar de crerselo. Tiene otro nombre. Es otra persona. Una desconocida. Una desconocida que se parece a Livia. Una suerte para ella, pero muy mala suerte para ti. Eso no es todo. An hay ms? suspir Matt. Seth asinti, afligido. Estaba a punto de no s estaba intentando encontrar la manera de decrselo, cuando ootra vez estaba mmuerta Seth, la la mataste? Horrorizado, Seth abri unos ojos como platos. Matthias, de qu me crees capaz? Ni la toqu siquiera Entonces qu la mat? No, Matt No era la muerte, no como en Londinium. Era puro artificio. Era teatro Pero cuando la vi yacer all, tan quieta Seth no alcanzaba a encontrar las palabras para describir su angustia. Matthias lo mir. Nada de lo que deca tena sentido. Livia haba muerto haca mucho tiempo. Si hubiera sobrevivido, estara all, en Parallon. Y l, Seth, lo saba, claro que lo saba. Pero Livia no estaba all. La haban buscado una y otra vez, por todas partes, sin descanso. Anda, Seth, entra en casa. Tmate una copa de vino. Come algo. Maana seguiremos hablando. Seth comi un bocado y bebi un poco de vino. Tras un sueo atormentado y oscuro, se levant temprano, se visti y sali de nuevo a correr hasta reventar. Necesitaba ocuparse la mente para no pensar. Cuando por fin volvi a la villa se duch y sigui ejercitndose en la arena de entrenamiento, donde luch contra sus enemigos invisibles con la misma ferocidad que le haba hecho ganar todas sus coronas. Matthias no se atrevi a interrumpirlo. Tras siete das ms as, entregado a su esforzada rutina solitaria, Seth entr en la cocina y se puso a cocinar. Quiz esa tarea le ayudara a recuperar la paz. No le importaba mucho
quin se comiera lo que preparaba. Comer no era el objetivo. Lo que le aliviaba era la terapia de mezclar ingredientes y removerlos. Matthias entr en la cocina como si tal cosa y le tendi un vaso de vino. Seth sonri, le dio las gracias a su amigo y bebi un sorbo. Matthias carraspe para aclararse la voz. Seth, es buen momento, o ests a punto de batir un nabo de repente? Seth neg con la cabeza y solt una pequea carcajada. Matthias, nunca apreciars ese arte. Bueno, dime, qu te aflige? A m nada, nada de nada! Pero hay un par de cosas de las que tengo que hablarte Aqu han ocurrido fenmenos interesantes desde que te marchaste. Cunto tiempo he estado fuera? Pues bastante Bastante para qu? Puedes dejar esa salsa un momento? Seth entorn los prpados, irritado, y baj la intensidad del fuego. Luego sali de la cocina, siguiendo a su amigo. Matt lo llev al saln. Estaba lleno de gente. Seth mir a su alrededor, sorprendido. No haba odo llegar a nadie. Estaban sentados cmodamente en los sofs, algunos leyendo, otros enfrascados en juegos de mesa, otros tumbados en el suelo viendo la tele, y otros ms reunidos en torno a la pantalla de un ordenador: una escena muy propia del siglo XXI, muy distinta del aspecto que sola tener esa misma habitacin la primera vez que Matthias haba llevado all a Seth. Ya no quedaba nada de la estancia romana, fresca, silenciosa y vaca, con su suelo de mrmol y sus paredes de yeso de colores plidos. La escena que tena ante s le record vagamente a una noche cualquiera en la sala de estar del Saint Magdalene. Al instante trat de ahogar ese recuerdo pues sinti una punzada de dolor en el corazn, pero ya haba hecho esa asociacin de ideas, y ya nada poda borrarla. Qu tena esa escena que no le cuadraba del todo? Por qu le recordaba al colegio? Una extraa fiesta murmur mirando a su alrededor, confundido. Matthias carraspe. Matthias, no es exactamente una fiesta. Toda esta gente esto vive aqu, por decirlo de alguna manera. Eso era. Por eso parecan tan cmodos. Como si estuvieran en su casa. Y es que estaban en su casa. Seth mir a Matthias con el ceo fruncido. Haban llegado a un acuerdo: en su casa ya viva mucha gente, no haca falta ms. Matthias pareca incmodo, y Seth empez a ponerse nervioso. Matt, qu pasa aqu?
Pues mira, Seth, lo que pasa es que tuve que traerlos aqu conmigo porque esto yo los conduje hasta aqu. Seth sacudi la cabeza, sin comprender. Yo los conduje hasta Parallon. Seth sinti fro de repente. Qu me ests contando? Les he concedido la inmortalidad! Y cmo has hecho eso, Matt? pregunt Seth, muy tranquilo. Bueno t lo averiguaste. Lo le en tus apuntes. La clave era la fiebre. La sangre Qu has hecho exactamente, Matthias? Bueno, el primero fue un accidente Intent ayudarle, pero deb de juntar mi sangre con la suya, en sus heridas, y le contagi as la fiebre. Matthias call un momento y se humedeci los labios. No le estaba saliendo la explicacin tan bien como haba ensayado. Como haba imaginado, Seth no tena la misma opinin que l con respecto a su don. Sigue orden Seth, con voz glida. Bueno, cuando Winston, el chico de la moto, lleg aqu, de pronto dej de sentirme culpable por haberlo matado porque, despus de todo, no estaba muerto! Entonces, cuando le todo lo que habas escrito, decid que no importaba cmo se llamara ni cmo funcionara todo eso. Quera ponerlo a prueba. As que regres y eso fue lo que hice. Lo pusiste a prueba? Bueno, descubr que la manera ms rpida de traer a alguien aqu es mediante la sangre. Cuanto ms dbil es la persona, ms deprisa acta nuestra sangre. Puede tardar entre veinte minutos y seis horas. Qu quieres decir con dbil? Bueno, cuando una persona est herida, supongo A ver si me entero, Matthias. Fuiste a Londres para herir a gente y luego matarla? Seth! No me ests escuchando. No mueren! Vienen aqu. No estamos muertos. Somos inmortales. Cuntas veces te lo tengo que decir? Estamos peor que muertos, Matt. Seth miraba a su amigo como si no lo conociera. Qu has hecho? Crea que conoca a Matt, pero estaban a mundos de distancia. Sacudi la cabeza de
lado a lado y se dirigi hacia la puerta. Se senta mareado. Lo que le haba contado Matt le repugnaba profundamente. Seth no se trata solo de la sangre. Seth se dio la vuelta al instante. Qu? Matthias ya no saba muy bien cmo contarle a Seth las otras cosas que haba averiguado. Haba pensado que a Seth esa informacin le parecera menos reprobable, pero ya no estaba tan seguro Matthias se mir los pies y respir hondo. En mi sexto viaje, llegu helado, y haba un pequeo caf muy cerca del ro Seth asinti. l tambin haba estado all. Bueno, entr, y haba una muchacha Elena? adivin Seth. S! Cmo lo sabes? pregunt Matthias en voz baja, mirando a su alrededor muy nervioso. Se senta incmodo, Seth frunci el ceo. Bueno, el caso es que era tan hermosa, y tan amable Sigue. Y bueno, al final terminamos en su habitacin Seth suspir. Bueno, es que habamos bebido un poco de vino. Yo pareca gustarle y empezamos a besarnos, ya sabes cmo es esto. Bueno, el caso es que al final me qued all, los dos nos quedamos dormidos Todo era muy agradable, estbamos muy a gusto, hasta que, de pronto, no s, unas cuatro o cinco horas despus, despert, y ella tiritaba y sufra convulsiones. Matthias desenfoc la mirada, reviviendo el momento. Enseguida reconoc lo que era, claro. Tena esa fiebre. En poco menos de dos horas se haba ido. No deberas decir que muri, Matthias? le espet Seth. Pues no, Seth, no. Porque no muri! Simplemente cambi, desapareci, se fue a otro lugar Lleg aqu, hall la inmortalidad. Le haba concedido el don. Sin herirla Seth ya haba odo bastante. Cuando comprendi lo que le acababa de revelar Matthias, sinti el sabor de la bilis en la garganta. Matt se haba infectado de esa terrible y contagiosa enfermedad, y la estaba extendiendo, a sabiendas, a propsito y de manera descontrolada. Se sinti absolutamente asqueado y traicionado. Zackary tena razn. Matthias nunca debera haber sabido lo del vrtice. Su estpida filosofa lo haba cegado, y el vrtice le haba dado la
oportunidad de ejercer un terrible poder, un poder monstruoso. Seth sali corriendo de la villa y vomit. Luego se apoy contra los frescos muros, llorando, derramando lgrimas de afliccin: afliccin por esa habitacin llena de personas muertas, personas a las que haba matado Matthias y lgrimas de tristeza por una amistad perdida. Haba querido a Matthias como a un hermano. Pero ahora no soportaba ni mirarlo a la cara de lo disgustado que estaba por lo que haba hecho. Seth se dej caer hasta el suelo, con la espalda apoyada en la pared, y alz la vista a las estrellas, hasta que la aurora fue tiendo de rosa plido la oscuridad. Se levant y estir los msculos. Era hora de irse. Se alej despacio de la villa, de su querido amigo y de su hogar. Pase por Parallon el resto del da, ajeno a la suave brisa veraniega, a la gente feliz y contenta con la que se cruzaba, a las mujeres que le sonrean y se volvan para mirarlo pasar. Otra vez se haba perdido, y no vea ningn camino de regreso.
CAPTULO 63 Sueos
Haca ya tres semanas que Seth haba desaparecido, y cada maana me despertaba con
un vaco, un vaco que me dola en lo ms profundo del alma. No se pareca a nada que hubiera sentido antes, y eso que, en lo que llevaba de adolescencia, me las haba apaado para acumular un amplio abanico de emociones negativas. Este nuevo dolor me dejaba perpleja. Trat de hacerme entrar en razn a m misma. Apenas lo conoca, decididamente no era para m, y tal vez era mejor para el karma del colegio que se hubiera marchado. Lo haba puesto todo patas arriba. Pero no poda evitar echarlo de menos. Muchsimo. Como si el centro de mi mundo hubiera desaparecido. Era extrao y humillante. Cmo poda haberme convertido en una de esas chicas bobas que se definan a s mismas en funcin del chico del que se haban enamorado? Y, por si fuera poco, estaba durmiendo fatal. Me daba miedo irme a la cama porque tena unas aterradoras pesadillas llenas de sangre y muerte. Prob a leer hasta las tres de la madrugada lo que fuera para evitar esos sueos, pero al final siempre llegaba un momento en que ya no consegua mantener los ojos abiertos, y entonces empezaban las pesadillas. Una maana estaba sentada en la cama. Me senta mareada y tena nuseas por el cansancio, y alguien llamaba insistentemente a mi puerta, tanto que ese sonido por fin logr abrirse paso entre mis turbios pensamientos hasta llegar a mi cerebro. Me acerqu a abrir tambalendome. En el umbral encontr a Rose Marley. Eva, qu te pasa? me pregunt, entrando a la fuerza en mi habitacin. Nada farfull. Pero no se fue, se qued ah, esperando. Estoy bien Es solo que no estoy durmiendo muy bien ltimamente Frunci el ceo. Eva, no ser una recada? La mir. Ahora que lo deca, ese cansancio y esas nuseas S, la cosa tena toda la pinta de una recada. Me haba costado aguantar toda la jornada de clases, y tena literalmente
que arrastrarme para ir a los ensayos del grupo. No. Claro que no. En absoluto. Cualquiera se sentira como yo si no pudiera dormir ms de tres horas cada noche, y encima con unas terribles pesadillas. Es solo que no estoy durmiendo lo suficiente. Rose se sent a mi lado en la cama. Qu ocurre, Eva? Hay algo que te preocupa? Quera gritar que s! Que me haba enamorado de un chico al que apenas conoca y que haba desaparecido de la faz de la tierra. Y que cada noche me suma en un torbellino oscuro de terror, lleno de siluetas amenazadoras, que tena el sabor de la muerte. En esas pesadillas corra, pero no saba dnde estaba, ni de quin hua. Era como si en mi cabeza viera sin tregua un vdeo de YouTube de baja resolucin. Se poda considerar preocupante? Pero, por supuesto, no dije nada de eso. No entraba en mis planes pasarme el resto de mi vida en un manicomio. No pasa nada, es solo que tengo pesadillas. A lo mejor debera dejar de comer queso Quieres tomar algo que te ayude a dormir? Tengo unas hierbas muy buenas para eso. Me lo pens. Qu me estaba ofreciendo Rose, un poco de inconsciencia? Gracias murmur. Eso estara genial. Esa noche me tom dos pastillas que me dio Rose y me acurruqu dentro del edredn. Una hora despus me despert gritando. Lo nico que haban conseguido las medicinas era empeorar mis pesadillas: ahora estaba paralizada y no poda correr. Me levant y me beb un vaso de agua, y luego me qued un rato de pie, apoyada en el lavabo. Tena un problema. Agotada, abr un libro y me dispuse a pasar otra noche intentando darle esquinazo al sueo.
CAPTULO 64 Fantasma
Parallon no saba cmo encontrar paz, pero tampoco es que la buscara. Lo que ms deseaba era no ser consciente de nada. Su cerebro peda a gritos un poquito de inconsciencia. Antes le haba funcionado, haba sido su sustento durante una eternidad. Pero le haba llevado mucho tiempo encontrarla. Y, entonces, haba tenido a Matthias a su lado para ayudarlo. Se neg a dejar que su mente volviera a pensar en Matt. La traicin que senta era tan profunda que era como si un gran abismo se hubiera abierto entre ellos. Y no haba forma de cruzarlo. As es que trat de distraerse caminando sin fin por las calles siempre cambiantes de Parallon. Sus pasos lo llevaron primero hasta la casa de Zackary, pero una vez en la puerta, supo que no tena nimos para enfrentarse a l. Se alej a regaadientes. La siguiente vez que se detuvo, se vio en el exterior de la villa de la familia Natalis. Y, de nuevo, no tuvo fuerzas para entrar. Ms que nunca, senta que era un espejismo: una pattica manifestacin de su incapacidad para olvidar. De modo que se dio la vuelta y sigui su camino. Le asombraba lo mucho que se pareca Parallon al Londres que acababa de abandonar. Una parte de l aoraba las serenas calles vacas que haba visto al llegar la primera vez, cuando haba tan poca gente aparte de l. Sigui caminando sin rumbo hasta que, al ponerse el sol, se encontr en una calle conocida, mirando una puerta conocida. Solo que la puerta esta vez resplandeca, despidiendo brillantes colores espectrales hacia el cielo nocturno. La franque y se vio en el refulgente patio del Saint Magdalene. Le pareci extraamente vaco. Se dirigi en silencio al laboratorio de biologa. Encendi la luz. Todo estaba como tena que estar, incluso el microscopio cuntico. Pero las sillas estaban vacas; y los pupitres tambin. Apag la luz y cerr la puerta con cuidado. Fue hasta el comedor: haba platos de comida en la barra, pero nadie para comrsela. Luego se encamin hacia las habitaciones del edificio Charles Darwin. Tena la apariencia exacta que deba tener. Cuando abri la puerta pintada de azul marino, aguz el odo para escuchar el crujido caracterstico, y rio sin alegra cuando lo oy. Cerrando la puerta sin hacer ruido, recorri el pasillo hacia su habitacin. Naturalmente, era una rplica exacta de la que haba dejado en Londres. Era, despus de todo, su creacin. Se sent en la cama y apoy la cabeza entre las manos. Qu estaba haciendo all? Por qu se torturaba de ese modo? No poda estar en esa habitacin y no pensar en ella. En cuanto se sent, su mente se llen de imgenes de Eva. Exactamente como habra ocurrido si hubiera estado en la cama original, en la habitacin
Seth
original del colegio original en Londres. Se la imagin a ella en su propia habitacin, leyendo, durmiendo, duchndose. La vio en el laboratorio de biologa, curiosa, aplicada. Sonri cuando la vio sobre el escenario con su guitarra, cantando. Y entonces su traicionero cerebro record la imagen de la muchacha en la tumba, totalmente inmvil. Tan inmvil como haba estado ella, su Livia, aquella oscura noche en Londinium Se estremeci cuando el dolor de ese recuerdo se extendi por todo su cuerpo. Pero entonces, mientras lloraba en la habitacin vaca, otra imagen se asom a su mente: Eva sentada a su lado en el suelo de la sala de estar, mirndolo con sus preciosos ojos almendrados No solo mirndolo, observando su rostro. Revivi el recuerdo una y otra vez, sin creerlo, sin atreverse a creerlo. Era obvio que Eva no lo conoca, y sin embargo Seth haba visto algo en su rostro que no se haba atrevido a interpretar. Sera que lo reconoca? Se levant. Camin hacia la puerta, y luego volvi a la cama. Se puso a recorrer la habitacin de un extremo a otro. La indecisin no iba con l pero ahora se senta paralizado, sin saber qu hacer. Haba huido de Londres, por qu? Porque haba visto el fantasma de Livia, yaciendo en una tumba, muerto otra vez. Pero no estaba muerta. Ya no. Todava no. Su mente daba mil vueltas, perpleja. No entenda el tiempo. No entenda la muerte. No entenda por qu Livia se llamaba Eva, ni quin era Livia. Solo saba que haba amado a Livia, que siempre la amara, y que haba huido de ella. Sethos Leontis, el valiente gladiador que no conoca el miedo, haba huido de un fantasma. Se maldijo a s mismo, y ech a correr Cruz el patio, en mitad de la noche, en direccin al ro.
CAPTULO 65 Declive
Saint Magdalene 2013 el patio arrastrndome en direccin al laboratorio de biologa. Me senta tan agotada, tan triste y tan sola Entonces not que Rob me tocaba el hombro. Qu encanto, Rob, siempre trataba de animarme. Hola lo salud, esforzndome por sonrer. Eva Tienes muy mala cara. Qu te pasa? Cmo poda decrselo? No lo s. Estoy cansada, supongo suspir. l abri la puerta del laboratorio y me empuj al interior. Dentro haca calor, y eso me reconfort un poco. Me instal atrs, contenta de poder sentarme. Rehua las primeras filas porque no saba si podra mantenerme despierta a lo largo de toda la clase. La profesora lleg un par de minutos despus y se dirigi a la pizarra. Cuando nos anunci nuestro nuevo campo de estudio, me alegr mucho de pronto: metilacin de ADN. Antes nos habamos centrado en los procesos epigenticos del ADN, por lo que este nuevo tema pareca un puente interesante hacia el siguiente. Bueno, sera interesante si no me quedara dormida en clase Pero, al cabo de unos segundos, ya estaba dando cabezadas, maldiciendo mis estpidos sueos y preguntndome vagamente si no necesitara algn tipo de ayuda psiquitrica. No me pareca del todo normal llevar varias semanas con pesadillas. La voz de la profesora volva a sonar muy lejana en mis odos cuando not que me sacudan suavemente. Despierta, Eva me susurr Rob. Me despert sobresaltada, justo cuando la profesora se diriga hacia nosotros. Oh, Dios, qu me haba perdido? Pero, un momento despus, suspir aliviada. Solo se diriga hacia la puerta. Era obvio que me haba quedado tan profundamente dormida que no haba odo sonar el timbre ni el final de la clase. Sal despacio, con paso inseguro, tratando de recordar qu asignatura me tocaba despus.
Cruc
Vienes, Eva? Astrid cruz el patio y me agarr del brazo para llevarme al ala de msica. Buf, mrate, qu mala cara tienes! suspir. Ser mejor que no ensayemos mucho esta noche. Asent agradecida. Me habra saltado el ensayo, pero ya haba faltado a los tres ltimos. Ya no se poda contar mucho conmigo Y ni siquiera tena fuerzas para sentir remordimientos. Cuando llegamos a la sala de ensayo, Sadie ya estaba all, apoyada en su batera. Era obvio que estaba disgustada. Me desplom sobre un taburete y trat de recobrar el aliento. Me senta pattica. Astrid se cruz de brazos y se me qued mirando con aire severo. Eva, Sadie y yo hemos estado hablando sobre el grupo. La mir, adivinando lo que estaba a punto de decirme. Me iban a echar. Y tenan razn, me lo haba ganado ltimamente haba sido un lastre para ellas. Tragu saliva para que desapareciera la bola de angustia que tena en la garganta y esboc una sonrisita torcida y pattica. Ya, Astrid. Lo lo entiendo. No pasa nada. Cansinamente, me levant y me dirig hacia la puerta. Estaba deseando volver al silencio de mi habitacin y a mi cmoda cama. Eva adnde vas? me pregunt. Me di la vuelta y me apoy en el marco de la puerta. Ja, ja, Eva se rio. No habrs pensado? Ja, ja, claro que lo has pensado! Vino hacia m de un salto, me volvi a meter a rastras en la habitacin y me oblig a sentarme de nuevo en mi taburete. Mira que eres tonta! mascull. Boba, lo que hemos decidido Sadie y yo es aadir un teclado al grupo Un nuevo miembro? Asinti. Me encog de hombros. Y en quin estis pensando? En Rob Wilmer. Me mord el labio. Vaya, qu rabia. Por qu tena que ser precisamente l? Bueno, era obvio, porque tocaba de cine. Era una buena eleccin. Solo que solo que ya lo vea mucho durante el da, y saba lo que senta por m. No era una buena idea. Pero yo no era la ms indicada para opinar al respecto. Y l est interesado? Como si yo no supiera ya la respuesta a esa pregunta
Totalmente Se o sea se lo propusimos la semana pasada Sacud la cabeza de lado a lado. Estaba tan fuera de onda De pronto entend por qu parecan tan incmodas las dos. Viene esta noche al ensayo? S Llegar dentro de un momento. Asent. Te parece bien, Eva? Claro, Astrid dije sin ningn entusiasmo. Es tu grupo. Llamaron a la puerta. Ya estaba ah Rob. Astrid le abri y le choc los cinco. Sonre cuando me mir, indeciso. Luego ensayamos todo el repertorio. Cerca de una hora despus, Astrid me mir y desenchuf su bajo. Bien, chicos, esto es todo por hoy. Ests bien, Eva? Me apoy en la pared y asent. Pero no estaba bien. Me senta fatal. Me daba vueltas la cabeza y vea borroso. Estoy bien, solo necesito acostarme temprano y dormir mucho. Me levant, dej la guitarra en su sitio y sal de la sala. Recorr el pasillo y atraves el vestbulo. Y, al salir, me top de bruces con Seth Leontis.
CAPTULO 66 Rencuentro
Seth no tena ni idea de cunto tiempo haba pasado desde la ltima vez que haba
estado en Londres. Haba sido tal su prisa por volver que sus clculos con respecto al vrtice no eran coherentes. Y el vrtice requera precisin absoluta. Zackary se lo haba enseado. Y siempre haba funcionado. As era como se las haba arreglado para regresar a Parallon, tras pasar semanas fuera, y que en su vida all solo hubieran sido minutos. Pero esta vez no haca otra cosa ms que pensar en ella. Y segua pensando solo en ella cuando sali del agua y cruz corriendo, empapado, la puerta del colegio. Era de noche cuando lleg al patio, as que se escabull dentro de su edificio y se dirigi a su habitacin. Todas sus cosas estaban tal y como las haba dejado. Se cambi deprisa de ropa y volvi al patio. Haba mucha gente all. Se qued parado un momento, preguntndose dnde empezar a buscarla. Seth, has vuelto! Qu alegra se va a llevar Ruby! exclam Mia, que iba camino del comedor para cenar. Venga, ven, vamos a decrselo! exclam con una gran sonrisa, tirando de l hacia el comedor. Seth mir a su alrededor. El patio estaba ahora abarrotado de alumnos. Espera le dijo, tratando de recordar su nombre, sabes dnde puedo encontrar a Eva? A Seth no le gustaba exhibir toda su fuerza y sus capacidades a menos que fuera absolutamente necesario, pero decidi que en ese momento lo era. Mir a Mia. Esta no poda apartar la mirada de l. Sus ojos se agrandaron, y sus labios se abrieron, mientras trataba de darle la respuesta que ansiaba escuchar. Estaba desesperada por ayudarle a encontrar lo que buscaba, pero no tena ni idea de dnde estaba Eva. Ruby la hubiera matado si hubiera mostrado el ms mnimo inters por ella. Pero Harry estaba a unos metros. Harry! lo llam. El muchacho se dirigi hacia ellos, y la boca se le abri de par en par cuando vio con quin estaba Mia. Seth! Pero dnde has estado, to? Pensbamos que habas desaparecido de la faz de la tierra!
Seth esboz una sonrisita irnica. Pues no andabais tan desencaminados, Harry, pens. Seth est buscando a Eva. Tienes idea de dnde puede estar? En el ala de msica contest Harry inmediatamente. Las vi ir hacia all para ensayar al terminar las clases. Eh, Seth, vente a cenar, to, tenemos muchas cosas que contarnos! Ms tarde, Harry dijo Seth sonriendo, y se alej. No necesit llegar hasta el ala de msica para orla. Su preciosa voz lleg flotando hasta l. Se apoy en la pared del edificio, escuchando, absorto en la dulzura de la meloda. Cuando la cancin termin, se puso tenso. Tena tantas ganas de verla que se le aceler el corazn. No saba cunto tiempo podra esperar, pero unos segundos despus oy un ruido de pasos que avanzaban despacio por el pasillo, y la puerta del vestbulo se abri. Seth se volvi. Estaba frente a la chica a la que amaba. Seth? murmur esta. Has vuelto! Lo miraba con los ojos de Livia, con la calidez de Livia Con el amor de Livia. Sin pararse a pensarlo, la abraz. Durante un segundo maravilloso, los brazos de la muchacha rodearon su cuello, sus labios rozaron los suyos, y la pasin que haba contenido durante tanto tiempo estall entre ellos. Y entonces sinti que los brazos de la muchacha perdan fuerza. Livia? murmur desesperado. Angustiado, mir su cuerpo, plido y dbil, y entonces tuvo la certeza de que no debera haber regresado. La escena de Ofelia no era sino una premonicin, una advertencia para l. Estaba condenado a verla morir otra vez Por favor, Livia gimi. Pero la muchacha estaba absolutamente inmvil. Seth oy voces a su espalda. Oh, Dios mo, Eva! Rob cruz corriendo la puerta acristalada del vestbulo, seguido de Astrid y Sadie. Qu le has hecho? rugi, mirando furioso a Seth. Seth se limit a sacudir la cabeza, desesperado. Astrid tom el control de la situacin. Chicos, chicos, no perdis los papeles! Eva est enferma. Rob, por favor, no me digas que no te habas dado cuenta. Rob se mordi el labio. Por supuesto que se haba dado cuenta. A ver, Seth continu Astrid. Crees que podrs llevarla hasta la enfermera? Y t, Rob, por qu no te adelantas corriendo y avisas a la supervisora? Rob ech a correr, pero Seth se qued donde estaba, indeciso. Segua abrazando a Eva, pero estaba convencido de que era culpa suya que apenas respirara.
Creo que es culpa ma murmur con voz ronca. No debera acercarme a ella. Qu chorrada le contest Astrid. Hace semanas que Eva est enferma. Hace un par de meses, antes incluso de que t llegaras al colegio, estuvo ingresada en el hospital, al borde de la muerte. Esto no tiene nada que ver contigo en absoluto. Y ahora, venga, muvete! Seth neg con la cabeza, no estaba convencido, pero hizo lo que le peda Astrid. Cuando llegaron, Rose Marley ech un vistazo a Eva y llam a una ambulancia. Le tom el pulso lo tena errtico y dbil y la tensin era extremadamente baja, y not que la piel de la muchacha estaba muy fra y empapada en sudor. La envolvi en varias mantas y se inclin sobre ella. Eva? le dijo con voz firme. Eva, me oyes? Pero Eva no se movi siquiera. La ambulancia lleg, y tendieron a la joven en una camilla, la subieron dentro y le pusieron una mascarilla de oxgeno. Rose subi a su vez al vehculo y dispers a los curiosos, que ya se agolpaban a su alrededor. Se haba corrido la voz muy deprisa. Entre treinta y cuarenta alumnos se alejaron a regaadientes. Pero Seth se neg a marcharse. Se mantuvo firme, mir a Rose Marley fijamente y, en cuestin de segundos, subi l tambin a la ambulancia. Rose no tena ni idea de por qu haba dejado subir a ese extraordinario joven. Contravena todas las normas, pero su presencia le resultaba extraamente reconfortante. En las ltimas semanas le haba tomado mucho cario a Eva, y reconoci enseguida que el muchacho la quera tanto como ella. Pero no poda imaginar cun profunda era la emocin que Seth trataba de contener. Mientras los mdicos anotaban sus datos, y Rose les daba todos los detalles de su ltima enfermedad, Seth miraba a Eva, tratando de entender lo que pasaba. Segua convencido de que su estado era culpa suya. Dijera lo que dijera Rose Marley de una recada, tena que ser un perfecto imbcil para no asociar su estado con su proximidad. Despus de todo, acaso no estuvo ella a punto de desmayarse cuando l la toc aquella vez en la sala de estar? Ahora la muchacha luchaba por mantenerse con vida. Rose observ al chico mirar a Eva. Lo haca con mucha intensidad, como si creyera que poda mantenerla con vida con solo mirarla. Rose apret los labios, pugnando por dominar la profunda aprensin que senta.
CAPTULO 67 Djvu
Londres 2013 momento antes sala arrastrndome del ala de msica, y un momento despus estaba contemplando esos maravillosos ojos. Se me aceler el corazn. Sent alivio, felicidad, no lo s Todos esos sentimientos se aduearon de m por completo, y pareca tan natural acercar mi rostro al suyo Y entonces sent que caa caa tan lejos a travs del espacio que no vea el final. Y por fin aterric suavemente, como una pluma. Estaba tendida de espaldas con los ojos cerrados. Cmodamente. Estir los brazos, y las yemas de mis dedos rozaron frescas briznas de hierba. Conoca ese lugar: el zumbido de insectos en verano, un aroma a lavanda, los pjaros cantando en las ramas de los rboles; su canto era como un plido reflejo de la meloda que yo misma oa en mi corazn. Inspir hondo, saboreando toda aquella hermosura. Senta una oleada de felicidad dentro de m, pues saba que cuando volviera la cabeza y abriera los ojos Eva? Eva? Me oyes, Eva? El aroma a hierba y a verano se desvaneci, de pronto sent la cabeza cargada, me dola respirar, y tena un nudo de nuseas en el estmago. Mir al frente. Esos no eran los ojos que esperaba ver. Dnde estaba? Oh, Dios mo, no. Otra vez all no. El doctor Falana se inclinaba sobre m. Cerr los ojos de nuevo, deseando volver al verano Pero no, ese lugar haba desaparecido. Eva? Ests con nosotros? Me dola la cabeza. Gem, y entonces me di cuenta de que una mascarilla me tapaba la cara. Trat de arrancrmela, pero el mdico me lo impidi. Eva, tu respiracin ha sido un poco dbil, as que prefiero que sigas llevando la mascarilla un poco ms, de acuerdo? Dej de pugnar por quitrmela y frunc el ceo. Oa un pitido de vez en cuando, y volv la cabeza, que notaba muy cargada, para comprobar que estaba de nuevo en la misma habitacin que la otra vez, con un montn de pantallas y mquinas.
Un
Qu me pasa? pregunt con voz ronca. Me costaba hablar. No estoy del todo seguro, Eva. Una recada, supongo. Tu caso es tan Volv a cerrar los ojos, demasiado cansada para escuchar. Y entonces empec a flotar por unas calles desconocidas, atraves una cortina y entr en una habitacin oscura. Haba un hombre durmiendo. Not extraos aromas: a vinagre, a jazmn, a miel Me inclin sobre l y le acarici la frente. Arda. Estaba muerta de miedo por l, y a la vez muy excitada por su cercana. Moj un suave pao en agua, lo escurr y le refresqu el rostro con l El agua rod por su cabello y luego resbal por sus mejillas y sus labios. Quera ser esa agua que lo tocaba, que trazaba el contorno de sus rasgos. Una mano clida tom la ma. Sent alegra, me sent bien me invada una suave calidez Luego not otras manos que tiraban de m, alejndome a la fuerza de l No! Pero no poda resistirme, esas manos tenan demasiada fuerza Me debat jadeando Livia, por favor, vuelve. El corazn me lata muy fuerte. La habitacin daba vueltas, alejndose de m. Todo estaba oscuro a mi alrededor y haca tanto fro Dnde estaba Seth? Dnde estaba yo? Giraba muy deprisa en todas las direcciones. Nunca sabra cmo llegar hasta l. Me estaba perdiendo, me estaba disolviendo Y entonces qued encajada. Senta calor en los dedos, en el brazo, en todo el cuerpo. Ese calor me conduca de nuevo hacia la luz. Abr los ojos. Estaba ah. Lo vea a contraluz. Parpade. Esa no era la habitacin. Era otra distinta. El hospital. Pantallas, pitidos. Pero era l. Seth. Sonrea. Me haba tomado la mano entre las suyas. Ests aqu murmur. Tena aspecto de haber emprendido un viaje an ms duro que el mo. Estaba exhausto. Plido. Haba estado conmigo? Sacud la cabeza. Me dola. Pero tena que hacer un esfuerzo por pensar con claridad. Todo se agolpaba dentro de m, todo se confunda. Ya no saba distinguir qu era real. Trat de incorporarme, pero me mare y tuve que tumbarme de nuevo. Eh susurr, apartndome con cuidado el pelo de la cara, se supone que tienes que descansar Seth Shhh murmur l. La puerta se abri, y entr el doctor Falana, seguido por un montn de personas. Entorn los prpados, confundida. Quines eran? Y qu estaban haciendo ah? El doctor sonri. Eva, espero que no te importe, he trado a unos estudiantes para que te vean. Pues s que me importaba, y mucho. No me senta con fuerzas de jugar a ser un
espcimen interesante para toda una clase llena de mdicos curiosos. Pero entonces sent que Seth me apretaba la mano, y la calidez que se adue de todo mi cuerpo me produjo tal sensacin de alivio que acert a esbozar una media sonrisa. Se congregaron todos alrededor de mi cama. Yo los mir, cauta. El doctor Falana agarr el historial que colgaba de mi cama y se aclar la voz. Esta es Eva Koretsky. Hace nueve semanas se present de repente con pirexia y prdida de consciencia, pero, al ser ingresada, su estado degener casi de inmediato en fibrilacin ventricular y fallo multiorgnico Seorita Groves, de haber sido usted el mdico encargado del ingreso, cmo habra procedido? Pues habra empezado por por desfibrilar para tratar de estabilizarle el corazn, luego la habra entubado, le habra puesto un gotero con una solucin salina y y, por supuesto, habra hecho todos los anlisis de sangre para tratar de determinar la causa Bien. Tengan en cuenta que no hubo tiempo para analizar los resultados del laboratorio, as que podramos haber hecho algo ms para aliviar los sntomas? Los estudiantes se quedaron callados. Bien Les dir lo que hicimos despus. Le administramos un antibitico de amplio espectro. Y por qu lo hicimos? Supongo que porque esperaban que fuera una infeccin bacteriana tratable. Exactamente. Supusimos que la paciente sufra una sepsis aguda, pero, naturalmente, no podamos identificar las bacterias hasta que hubiramos hecho un cultivo, y, por desgracia, como no me canso de reiterarles, no tuvimos tiempo. La deterioracin era increblemente rpida. Y surti efecto el antibitico? Pues no murmur el doctor. Nada de lo que le administramos tuvo efecto alguno para detener su declive. Me mord el labio. Podra haberme ahorrado los detalles. Sent que Seth me miraba, y me apret la mano con ms fuerza. Como caba esperar, al cabo de unas horas sufri un paro cardaco, y pese a todos nuestros esfuerzos por reanimarla, que incluyeron inyecciones de epinefrina y atropina y compresiones torcicas externas, la paciente no reaccion. Sin embargo, cuando estbamos a punto de abandonar toda esperanza, su corazn volvi a ponerse en marcha espontneamente, presentando un latido normal, sin signo alguno de arritmia. A ello sigui una recuperacin total de todas sus funciones orgnicas El doctor enarc las cejas, extendi los brazos y le gui un ojo a Eva.
Como Lzaro! Una de las estudiantes carraspe. Y, entonces, cul es su teora, doctor Falana? Este se encogi de hombros. No tengo ninguna teora. Mi instinto me deca que se trataba de alguna infeccin muy virulenta, pero la hematologa postrauma rechaz esa hiptesis. No se observ ningn aumento linfocitario. Y todos los dems diagnsticos que consideramos (y recuerden que trabajbamos contra reloj) tuvimos que descartarlos tambin porque los resultados de los anlisis realizados durante la fase ms aguda arrojaron resultados extremadamente anmalos. Todos los estudiantes parecan perplejos. Carraspe. Esto doctor Falana Le importara mostrarme esos anmalos resultados? Durante unos segundos se me qued mirando como si no me viera. Su rostro era el vivo retrato de la incredulidad. No s si simplemente estaba sorprendido al ver que la paciente hablaba, o si no poda creer que una joven ignorante pudiera mostrar inters alguno en echar un vistazo a una indescifrable columna de nmeros. Pero entonces se limit a fruncir el ceo. Lo siento, Eva, no puedo mostrrtelos. Tuvimos que tirarlos a la papelera. Que tiraron a la papelera los resultados de los anlisis? Y eso por qu? Estaban equivocados. No tenan ni pies ni cabeza. Pero Te aseguro que hemos llevado a cabo una minuciosa investigacin en el laboratorio, hemos mejorado el sistema Esto no volver a ocurrir. Se volvi hacia sus estudiantes. Bueno, el caso es que hace dos das, Eva volvi a ingresar e n Urgencias Haca dos das? Tanto tiempo llevaba all? Esta vez no tena fiebre, solo presentaba arritmia e hipotensin. Por suerte, en esta ocasin la arritmia ha respondido al tratamiento. Seal el monitor al que estaba unida por un molesto cable. Emita un pitido estable. Y su tensin ha mejorado. Todava estamos esperando los resultados de los cultivos, pero la ausencia de pirexia sugiere que la causa no es vrica. Alguien tiene alguna hiptesis? Un par de estudiantes se revolvieron, incmodos. Entonces una chica pelirroja y alta, con los dientes muy grandes, tosi nerviosa. Y la funcin orgnica era normal? S, excepto la respiracin, pero eso ya est bajo control. Le hemos hecho un electro, y no ha revelado ninguna patologa o defecto coronario.
El grupo se qued ah parado sin decir nada. El doctor Falana se volvi hacia m. Y bien, Eva, qu tal te encuentras hoy? Bien contest, deseando que se fueran todos y me dejaran sola. El doctor me mir, enarcando las cejas. Bien? dijo rindose. Creo que bien es un poco una exageracin, pero puedo aceptar que me digas que ests mucho mejor. Pasar a verte dentro de un rato. Hasta entonces descansa! dijo, mirando a Seth significativamente.
CAPTULO 68 Preguntas
Londres 2013
Eva, s cmo te llamas. Pero tambin s que eres ella. Suspir. Yo tampoco lo entiendo pero hay tantas cosas que no entiendo Cmo qu? Pues lo de la fiebre Qu pasa con la fiebre? le pregunt abruptamente. Pero l miraba por la ventana con el ceo fruncido, mascullando algo. Tiene que haber una relacin, pero no entiendo cul ni cmo Sabes algo sobre mi enfermedad? le pregunt. Se me aceler el corazn. No, solo sobre la ma. T tambin has tenido fiebre? l asinti. Como la que he tenido yo? No lo s No creo Por Dios, Seth, dime lo que sepas, por favor! Y yo te dir lo que yo s. Y de esta manera quiz entre los dos podamos entender de qu va esto. Y as yo podr curarme, como t. Me mir con tanta tristeza que sent un nudo en la garganta. Tragu para que se me pasara. Qu? Qu pasa? Eva Yo La puerta se abri bruscamente, y entr una enfermera con un carrito lleno de instrumentos. Por favor, no cierres esta puerta le dijo enfadada a Seth. Tiene que permanecer abierta. Y ahora, si no te importa dijo, indicndole con un gesto que se marchara. Tengo que examinar a la paciente. Seth me solt la mano y se levant. Yo me asust mucho. Necesito que se quede dije muy apurada. La enfermera neg con la cabeza. Puede esperar fuera hasta que hayamos terminado. Seth la recompens con una preciosa sonrisa y se dirigi a la puerta. Su ausencia me dej helada. Seth? lo llam con voz ronca.
Asom la cabeza por la puerta. No me voy a mover de aqu. La enfermera tard muchsimo en hacer lo que tena que hacer, y para cuando se march por fin, empujando su carrito, y Seth volvi a entrar, estaba demasiado cansada para seguir con mis preguntas. Apenas acert a dedicarle una sonrisita temblorosa. l me sonri a su vez, y su belleza me hizo olvidarme de m misma, y casi sin darme cuenta extend la mano para tocarle la cara. Cuando mis dedos acariciaron su piel, ahogu un grito, pues de repente una imagen cruz mi mente Vi otro Seth, tendido sobre una cama, por sus prpados cerrados resbalaban gotas de agua Pestae para ahuyentar la imagen, pero se iba haciendo ms slida por momentos, llenndome la retina, imponindose sobre la habitacin de hospital, sobre la expresin angustiada de Seth y sobre la luz. No, no poda dejar que eso ocurriera. Quera quedarme all. Necesitaba que ese chico siguiera sentado a mi lado. Tena tantas preguntas que hacerle Pero no tena fuerzas para resistirme. Sent que el pnico se adueaba de m; me o jadear. Me costaba llenarme los pulmones de aire. Aydame! grit, medio ahogada. Pero no oa mi voz. No oa nada. No vea nada.
CAPTULO 69 Culpa
Londres 2013
Y en ese momento supo que no quera morir. Ni tampoco quera volver a Parallon. Quera quedarse all con Eva, en ese mundo fro, ruidoso, duro e inflexible en el que ahora se hallaba. Entonces se puso a pensar en Matthias y su reino de muertos, cada vez ms grande. Pens en el motociclista, la primera vctima accidental de Matt. Y luego en la chica del bar, Elena. Ella haba ido a parar a Parallon por otro camino, la haban matado sin sangre: la haban matado con amor. Seth sinti un nudo en la garganta en cuanto comprendi la asombrosa e irrefutable implicacin de ese hecho: no tena futuro posible con Eva. Aunque se recuperara de la enfermedad contra la que luchaba ahora, cmo poda permanecer a su lado? El mensaje de Matthias haba sido claro: su amor estaba condenado. Si llegaba a besarla, a amarla como tanto ansiaba, la matara. Como Matthias haba matado a Elena.
CAPTULO 70 Oscuridad
por calles oscuras y desconocidas. Veo un templo que brilla a lo lejos. Siento la calidez de un amigo a mi lado, y un peligroso sonido de pasos tras de m. Necesito conservar la calma, pero mi corazn late muy deprisa No debera estar haciendo esto. No debera estar aqu. Hay otras muchas opciones ms seguras. Por qu nos pongo en peligro as a los dos? Y, sin embargo, s por qu. l es mi razn. Y me est esperando. Estar ah, bajo nuestro roble Avanzo entre las frescas sombras del templo deprisa, hacia una pequea entrada lateral, y de ah hasta una antecmara estrecha y oscura. Pero delante de m, por la angosta abertura, veo la luz verde y moteada del prado y corro corro. Lo veo apoyado en el tronco del rbol, envuelto en un manto. Ha notado mi presencia, alza los ojos, esos hermosos ojos. Intento llamarlo, pero alguien me tapa la boca. No puedo moverme. No puedo gritar.
Corro corro
Abr los ojos. Una luz blanca se impona sobre las tinieblas.
Eva? Me llev una mano temblorosa a la cara y me quit una mascarilla de oxgeno. Solo eso, una mascarilla. Estaba de nuevo en el hospital; una enfermera se inclin sobre m y volvi a ponerme la mascarilla suavemente. Ya ha pasado todo, cario me dijo con voz tranquila. Todo est bien. Me quit la mascarilla para hablar, pero la nica palabra que me senta con fuerzas de decir era Seth. La enfermera me sonri. Ese novio tuyo tan guapo est fuera. Si me prometes que te estars tranquilita, le dejar pasar un momento. Cerr los ojos, aliviada. Unos segundos despus, ahogu un grito cuando sent una clida corriente que me atravesaba la mano. Sonre y abr los ojos, sabiendo que el rostro que ansiaba ver estara all. Tena un aspecto terrible. Seth? Mi voz son extraa. Vaya, se me haba olvidado que llevaba puesta la mascarilla. Me la arranqu. Seth, qu ocurre?
Su aspecto me hizo revivir el miedo de mi pesadilla. Haba estado all en el prado, esperndome? Qu medicinas, qu sedantes me estaban administrando? Seth se inclin sobre m y volvi a ponerme la mascarilla. Tienes que llevarla un poco ms. Y esto Eva, ha venido tu madre. Ahora est tomando algo en la cafetera del hospital, pero volver dentro de un rato. Tienes fuerzas para una visita? Cerr los ojos. No, no tena. Pero saba que estara preocupada. As que asent. Seth me acarici la mejilla, dejndome una sensacin de calidez. Y luego se fue. Me esforc tanto y tan bien por convencer a mi madre de que todo estaba bajo control, que acept encantada tomar un tren de vuelta a York esa misma tarde. Cuando se march, me senta tan cansada que deb de quedarme dormida, porque cuando volv a abrir los ojos, la luz de la maana inundaba la habitacin, y alguien colocaba unos platos en un carrito. Buenos das, cario dijo con voz cantarina una enfermera de rostro muy ancho acercando a mi cama el carrito. Es hora de desayunar! Parpade, intentando pensar con claridad. La enfermera apret un botn, y de pronto not que mi almohada se elevaba. Poco despus ya estaba incorporada en la cama. Genial! Con cautela me llev la mano a la boca. Qu guay, ya no tena mascarilla! Sonre. Me senta mucho mejor. Hasta tena hambre. La enfermera levant una tapa, dejando al descubierto algo que recordaba vagamente a una tortilla, acompaada de una hoja de lechuga mustia y una raja de tomate algo pasado. Ms apetecible era la taza de caf humeante que haba al lado. Tend la mano para alcanzarla, y entonces me di cuenta de que todava tena un tubo enganchado. Amablemente, la enfermera me acerc la taza a la otra mano, pues la tena libre. Crees que podrs con el huevo? me pregunt mirando la tortilla con aire dudoso. Asent sin mucho entusiasmo, y justo antes de que se fuera, le dije: Significa esto que estoy lo bastante recuperada como para que me den el alta? Ella se rio desde la puerta. El doctor Falana pasar a verte despus. Me parece que la decisin es suya, no ma! Tena una acusada sensacin de djvu. Y no era muy agradable. Estaba desesperada por salir de all, y justo me estaba preguntando si sera fcil arrancarse una cnula clavada en la piel cuando la puerta se abri. Seth! exclam encantada con una sonrisa de oreja a oreja. No tendras que estar en el colegio? Nadie me va a echar de menos me asegur. Has venido a sacarme? le pregunt esperanzada.
A sacarte? A sacarme de aqu! Por supuesto que no! Te traigo unos regalitos Abri una bolsa que tena escondida y me tendi un cruasn de almendras, calentito, y una reluciente manzana roja. Seth! Cmo has adivinado que me encantan las almendras? Me re, disfrutando del maravilloso aroma que emanaba de la bolsa. Y entonces repar en su expresin. No lo has adivinado, verdad? Ya lo sabas l asinti, mirando la bolsa. Dime qu ms sabes de m. Suspir, se dej caer sobre una silla y me mir. S que te encanta el sonido de la lluvia en plena noche. Y que, cuando cantas, tienes el poder de curar a un hombre S que tienes cinco lunares en el hombro, y que te muerdes el labio cuando ests pensativa. S que tienes la valenta de un guerrero, pero que no te atreves a pedir un favor S que tienes una cicatriz muy pequeita en la parte de atrs de la rodilla, y unos ojos extremadamente peligrosos Unos ojos peligrosos? Estuvieron a punto de matarme una vez S, ya, claro! Me re. Pero Seth no estaba de broma. S que hablas latn casi tan bien como los romanos, y desde luego mucho mejor que los griegos y que no tienes ni idea de lo hermosa que eres. Y ahora cmete el cruasn antes de que se te enfre. Me qued parada un momento, esforzndome por asimilar esa declaracin. Cuando repar en que me estaba mordiendo el labio sin darme cuenta, lo mir y sonre. Entonces part el cruasn en dos y le di una mitad. Lo observ mientras comamos. l no quera cruzarse con mi mirada, se obstinaba en mantener los ojos fijos en la ventana. Reun todas las migas que se haban cado, las met en la bolsa de papel y la arrugu. Luego apunt con ella a la papelera pero no acert. l sonri, la recogi y la encest a la perfeccin. Seth le dije tranquilamente, dnde nos conocimos? Lade la cabeza, me mir fijamente a los ojos y dijo: En Londinium. En el ao 152 despus de Cristo. En la arena de los gladiadores.
Solt una carcajada, pero algo en su mirada hizo que se me atragantara la risa. Me lo qued mirando. Por qu haca eso? Ya no tena gracia. Sent lgrimas de rabia y me mord el labio furiosamente para contenerlas. Haba empezado a creer de verdad que yo le importaba un poco. Pero se estaba burlando de m, convirtiendo mi perplejidad en un juego. En una estpida broma, la clsica broma que gastan los chicos a las chicas. Sin darme cuenta, haba apretado los puos, algo muy estpido cuando tienes una cnula y un gotero enganchado. Gem de dolor cuando la sangre brot por debajo del esparadrapo. Seth solt un profundo suspiro, cubriendo mi mano herida con la suya. Cuando lo hizo, una imagen de lo ms extraa cruz mi mente Seth, medio desnudo, sangrando, agachado sobre la arena, con un hombre gigantesco de pie ante l Prtix dije con un hilo de voz. El nombre acudi a mi mente desde no s dnde. Luego la visin se desvaneci, y estaba de vuelta en la habitacin de hospital, solo que ahora Seth me miraba con los ojos como platos. Lo recuerdas! exclam en voz muy baja. Me reclin sobre la almohada y cerr los ojos. Qu estaba ocurriendo? Seth me toc la cara y se puso a hablarme en voz baja. Viniste a verme luchar
Y all estoy, sentada sobre un cojn de seda prpura, en lo alto de unas gradas, frente a
un gran crculo de arena. Rodeada por una enorme muchedumbre que grita. Quieres un dtil, Livia? La mujer sentada a mi lado me ofrece una cesta llena de fruta. Gracias, Tavinia me oigo a m misma decir. Tomo un dtil. La pulsera dorada que adorna mi mueca brilla a la luz del sol. Es preciosa. Levanto los ojos y miro hacia la arena. Estoy mareada. No quiero ver esa pelea, y sin embargo necesito estar ah. Bajo la vista a mi regazo, preguntndome si no he cometido un terrible error. Impotente, dejo caer los brazos a ambos lados de mi vestido, blanco y largo. Acaricio la tela con los dedos. Es suave, bonita, y tiene un ribete de hilo dorado. Se oye msica, y la muchedumbre empieza a aplaudir y vitorear. Siento un nudo en el estmago. Entonces las puertas de madera se abren de pronto, y todos entran en tropel Los gladiadores. Y el quinto en entrar es Seth. Dios, qu guapo es. Oigo a Tavinia inspirar hondo junto a m, y la miro. S, ella tambin mira a Seth. Oigo a las mujeres que me rodean murmurar su nombre excitadas. Me siento perdida e insignificante en ese mar de mujeres que suspiran
todas por el mismo hombre. l est gloriosamente ajeno a todo. Est casi desnudo, solo lleva una media tnica de cuero y una correa al hombro, pero camina por la arena como un prncipe, con los msculos tensos, la cabeza alta y el pecho ancho. Y no puedo apartar los ojos de l. Los gladiadores se detienen para saludar al gobernador Gneo Papirio Aeliano y, uno a uno, saludan tambin al pblico. Algunos agitan el brazo, otros rugen. Seth simplemente se lleva la mano a la frente, sin apenas mirarnos. Las mujeres que me rodean gritan de excitacin. Es el gladiador al que han venido todas a ver. Me muerdo el labio, nerviosa. Entonces cesa la msica; se oye un fuerte golpe, y empieza la pelea. Los gladiadores se dividen en cuatro parejas, y ahora contemplo aterrada a Seth. Se enfrenta a un gigantesco monstruo cubierto por una armadura. No me atrevo a mirar. Prtix es un demonio oigo murmurar a Tavinia. Nunca ha perdido una sola pelea. Pero nunca se ha enfrentado a Leontis Quieres otro dtil, querida? Cmo puede comer? Me muerdo el labio tan fuerte que noto el sabor de la sangre en la boca. Es la primera vez que asisto a una pelea de gladiadores, y me asquea ver cmo disfruta la gente de este horrible entretenimiento. Seth da saltitos alrededor de Prtix, y entonces echo un vistazo a las otras peleas, que se me antojan ms parejas Gladiadores de tamao similar se enfrentan con armas y armaduras similares, lo que hace que Seth me parezca an ms vulnerable cuando vuelvo a dirigir la mirada hacia l. Pero no aparenta cansancio alguno. Salta y esquiva golpes sin esfuerzo visible, aunque el sudor que brilla sobre sus hombros y su cuerpo lo desmiente. Prtix se est poniendo furioso, lanza golpes en todas las direcciones. Seth sigue como antes, alerta. Parece tener una extraa habilidad para predecir cada movimiento del gigante, esquivando el golpe de espada un segundo antes de que se produzca. Y entonces Seth lanza su red y atrapa con ella al gigante. Siento tal alivio que me llevo las manos a la boca, y en ese momento Seth aparta un segundo la mirada del gladiador, que se debate, y dirige los ojos hacia m. Durante un instante solo estamos l y yo, y entonces veo que Prtix ha aprovechado su oportunidad; logra liberar de la red el brazo con el que empua la espada, la blande y se la clava a Seth en el hombro. Yo grito
entonces fue tan intensa que solo tuve un impulso: alzar la cabeza para besarle. Pero en lugar de sentir sus labios sobre los mos, not que se pona rgido, y apart la cara. Seth? Dej de rodearme con sus brazos y se dirigi a la puerta. Eva No puedo no podemos gimi, y se march. Qu haba hecho yo? Y cmo poda dejarme ahora, en no se sabe qu extrao lugar entre dos vidas? Un lugar extrao y absurdo al que l me haba trado. Seth? lo llam, con la esperanza de que siguiera en el pasillo. Nadie contest. Me sent totalmente abandonada. Y tambin rechazada. Y s, vale, no era la primera vez que me rechazaban, pero haba empezado a sentir algo muy especial por Seth. Estpida! Estpida! Estpida! Por qu no aprenda nunca? Por qu le haba dejado llegar hasta m? Y cmo haba podido permitir que me tomara de la mano, me condujera hasta todo eso tan extrao en lo que estaba sumida y luego me dejara tirada? Sent que me temblaban los labios, y gruesos lagrimones rodaron por mis mejillas. Me los limpi furiosa con la mano sana y me qued mirando la herida en la otra. Tena que salir de ah. Era como un prisionero encadenado, atada a unos tubos e incapaz de moverme. Mir a mi alrededor, preguntndome dnde estara mi ropa. No poda escapar de all vestida con un camisn de hospital. Volv a llorar a mares. Estaba empezando a sentirme desbordada por la enormidad que Seth haba abierto en m y porque me vea incapaz de hacerle frente yo sola. Quin era yo? Y cmo haba vivido esa otra vida, esa vida en que era Livia? No crea en absoluto en la rencarnacin. Todas esas tonteras de vidas pasadas eran cosa de charlatanes que buscaban engaar a los incautos, una estpida fantasa para convencer a la gente de que no necesitaba hacer frente a su miedo ms terrible: la muerte. Tena yo miedo a la muerte? Saba que s. La muerte me atormentaba. Desde que haba estado a punto de morir no haba pensado en otra cosa. Tend la mano hacia la mesilla de noche y alcanc un pauelo de papel. Enjugndome los ojos, respir hondo y decid que tena que dejar de compadecerme de m misma, era pattico. No pensaba comportarme como una vctima. Era una persona fuerte. Me haba enfrentado a suficientes dificultades en mi vida, as que tambin podra superar esta. Y estaba resuelta a averiguar de qu iba toda esa extraa historia. Lo primero que tena que hacer era conseguir un ordenador. Me mir la cnula de la mano. Me dola y sangraba. Sera una mala idea arrancrmela?
Era lo nico a lo que segua enganchada. Ya me haban desconectado de los monitores que vigilaban el estado de mi corazn, lo que significaba que, en cuanto me librara de la cnula, podra levantarme y marcharme. Justo me estaba quitando el esparadrapo empapado cuando, cmo no, entr el doctor Falana. Eva! Qu ests haciendo? Pues es que me parece que esto se me ha soltado. Me duele dije cobardemente. Me mir con escepticismo y se acerc a echar un vistazo. S. Hay que cambiarla dijo arrancando el esparadrapo. Por Dios santo, Eva, qu has hecho? Me mir la mano. La piel estaba inflamada, y se me haba abierto una herida. No tena buena pinta. Mmm No podemos dar ni un paso atrs dijo decidido, y quit la cnula con cuidado, me limpi la herida y la cubri con una gran tirita blanca. Doctor Falana No es ningn paso atrs Esto creo que estoy mejor. Ya me puedo marchar. Se sent en el borde de mi cama y me mir. Ca en la cuenta de que no deba de tener muy buen aspecto. Me limpi la cara deprisa, por si an me quedaba alguna lgrima. Luego lo mir con la expresin ms alegre y rebosante de salud que pude poner. Bueno dijo l despacio, tendiendo la mano hacia mi historial, tu tensin est bien, y tu ritmo cardaco se ha estabilizado, pero Por favor! le supliqu. Me volver loca si tengo que pasar otro da aqu. No pude contener un pattico hipido. l me mir pensativo . Y y tengo un montn de cosas que hacer aad, tratando de que mi voz sonara ms contundente. Eso es exactamente lo que me preocupa, Eva. Si te doy el alta, debes prometerme que te cuidars. Solo tienes un cuerpo. Y una sola vida. No juegues con ninguna de las dos cosas. Ya era demasiado tarde para eso, doctor Falana. Entonces estoy libre de irme? pregunt con una gran sonrisa. l suspir, se puso de pie y dijo: Llamar a Rose Marley. Pero solo te doy el alta si ella me asegura que cuidar de ti. Ya no soy una nia, sabe? le dije, pero la verdad es que lo pareca. l se rio y sali de la habitacin.
CAPTULO 71 Separacin
Londres 2013
Le o apartar la silla y salir despacio de la habitacin. Cuando estuve segura de que se haba ido, avanc tambalendome hasta la puerta y la cerr. Me llev un montn de tiempo vestirme porque una y otra vez se me nublaba la vista, pero acababa de atarme los cordones de las deportivas cuando apareci Rose Marley. Feliz Da de la Marmota le dese con una dbil sonrisa.
hijos, Sisi (nacida el 2 de marzo de 1999) y Kurt (nacido el 17 de mayo de 2003). La gente no se estrujaba mucho el cerebro con los pines ni las contraseas. Sola decantarse por algo fcil, como un segundo nombre o una fecha de nacimiento. Bueno, el doctor Falana le haba echado un poco ms de imaginacin. Su contrasea era Aneurisma, que supongo que era bastante ingenioso pues era a la vez el ttulo de una cancin de Nirvana y una enfermedad. En cuanto consegu su contrasea, no me cost averiguar tambin su PIN: 5494 (la fecha de la muerte de Kurt Cobain). Una vez que logr entrar en la Intranet, pude tener acceso a los historiales de los pacientes; bueno, al mo, que era el que me interesaba Bsicamente repeta todo lo que yo ya saba Que haba ingresado con fiebre, que mi estado haba degenerado rpidamente durante cuatro horas, que haba sufrido un paro cardaco y que luego me haba recuperado. Pero no encontr rastro alguno de ningn resultado de anlisis durante esas cuatro horas cruciales, solo los doce anlisis que me haban hecho despus y que no tenan ningn inters pues todos los niveles analizados arrojaban resultados considerados normales. As que necesitaba acceder directamente a la unidad de hematologa y encontrar a los tcnicos que haban hecho el trabajo de laboratorio. Me llev dos das ms introducirme en la unidad porque Rose Marley se dedicaba a visitarme en mi habitacin de vez en cuando, sin avisar, por lo que tena que cerrar sesin continuamente. Hasta que una tarde tuvo que ir a atender un supuesto caso de apendicitis, lo cual me dej a m ms tiempo. Cuando consegu acceder a la base de datos de la unidad de hematologa, descubr que todos los resultados de anlisis estaban catalogados con dos iniciales, seguidas del nombre del paciente, el nmero de habitacin y el nombre del mdico que lo trataba. No estaba segura, pero tena la esperanza de que las iniciales fueran las del tcnico responsable de los datos. Comprob mi teora cotejando las iniciales con la base de datos del personal del hospital, que haba conseguido del departamento de recursos humanos. Por suerte, todos los empleados estaban agrupados por unidad y en orden alfabtico. Mi teora se sostena. Los nombres de los tcnicos de laboratorio se correspondan con todas las iniciales. Excepto unas en concreto. Cuando ingres la primera vez, haba miles de resultados registrados bajo las iniciales A. N. Y esas iniciales aparecan en los registros desde haca doce aos. Pero, dos das despus de mi ingreso, A. N. haba desaparecido. Mmm Una simple coincidencia? Se habra tomado un ao sabtico para dedicarse a otras cosas? O era A. N. el tcnico responsable de mis anmalos resultados? Era su desaparicin consecuencia de la investigacin sobre el funcionamiento del laboratorio a la que haba aludido el doctor Falana?
Estaba mirando la pantalla, tratando de ordenar mis preguntas, cuando de pronto o un sonido a mi espalda. Eva, qu ests haciendo? Di un respingo y cerr la pgina al mismo tiempo. Rose Marley haba entrado en mi habitacin sin hacer ruido. Se supone que tienes que estar descansando, Eva, no trabajando. Pero No hay pero que valga, se lo promet al doctor Falana. As que haz el favor de obedecer, o tendr que confiscarte el ordenador. Rechin los dientes, en parte porque me senta muy frustrada y en parte porque estaba aterrorizada. No poda vivir sin mi ordenador. As que lo apagu y, a regaadientes, me dej arrastrar hasta la cama. Rose corri las cortinas y cerr la puerta. Tendida en la cama, pensando y pensando, decid que no tena eleccin. Tendra que poner el despertador y seguir con mi investigacin durante la noche. Era mucho ms seguro Rose estara durmiendo y no merodeando por los pasillos. Y aunque los hospitales estaban abiertos todos los das y a todas horas, esperaba que no hubiera mucho personal autorizado accediendo a las bases de datos por la noche. Siempre era un poco arriesgado piratear el sistema cuando lo estaba utilizando mucha gente: los ms observadores podan darse cuenta de que alguien se haba colado. As que esa noche, a las tres de la madrugada, encend mi ordenador y volv a burlar los sistemas de seguridad para introducirme en la base de datos del hospital. Pas revista a la de recursos humanos, buscando empleados que respondieran a las iniciales A. N. Encontr cuatro: Anushka Nepali, enfermera de pediatra; Ashanti Nokombu, neurlogo; Arleen Nateman, farmacutica, y Arthur Newland, tcnico de laboratorio en la unidad de dermatologa. Naturalmente, opt por este ltimo. Haca el trabajo adecuado en el lugar equivocado. Necesitaba saber cunto tiempo llevaba trabajando en esa unidad. Era otra base de datos, por desgracia. Con otras contraseas y otros cdigos de acceso. Pero por fin consegu introducirme, a las cinco de la madrugada. Y, media hora despus, tena todo lo que necesitaba: Arthur Newland haba dejado de trabajar en hematologa dos das despus de mi ingreso. Al da siguiente, encontr trabajo en los laboratorios de dermatologa. Ya lo tena. Pens en mandarle un correo, pero no poda permitirme dejar ningn rastro que llevara hasta m: las pginas de los hospitales tenan muchos sistemas de rastreo. As que decid que tena que hablar con l por telfono. Consult mi reloj: eran las seis menos veinticinco de la madrugada No era muy
probable que estuviera trabajando a esa hora en el laboratorio. Bostec; ojal yo pudiera decir lo mismo de m. Haba hecho casi todo lo que poda hacer por el momento, as que di por terminada mi bsqueda, apagu la luz y, rendida, cerr los ojos.
CAPTULO 73 Sangre
Saint Magdalene 2013 la maana estaba demasiado cansada para pensar. Asist a mis clases matinales medio sonmbula y, a la hora del almuerzo, me arrastr hasta la enfermera. No hizo falta que Rose me mandara a dormir esa tarde: me fui yo solita sin rechistar. Despert varias horas despus, gritando. Sin aliento y desorientada, abr los ojos y vi a Rose Marley de pie a mi lado, en bata. Trat de recuperar la respiracin. Ella se sent en mi cama y me ofreci un vaso de agua. Me lo beb agradecida. Eva me susurr. Qu ha pasado entre t y Seth? La mir sin comprender, hasta que ca en la cuenta de por qu me lo preguntaba. Haba estado gritando su nombre. Intent recordar lo que haba soado. Todo estaba tan oscuro Haba pasado mucho miedo. Y Seth estaba all. Me encog de hombros. Qu poda decirle? Si ni yo misma saba qu haba pasado. Sent que unas patticas lgrimas se abran paso a travs de mis pestaas y rodaban por mis mejillas. Me las sequ furiosa. Pensaba que me las estaba apaando bien en mantener a Seth fuera de mi vida, pero ahora la puerta estaba abierta de par en par, y se las haba arreglado para volver a irrumpir en ella. Rose me rode con el brazo y dijo: Si te sirve de algo saberlo, Eva, creo que de verdad le importas. Negu con la cabeza, furiosa. No puedes estar ms equivocada, Rose le dije con voz ronca. No dije nada ms, pero volv a sentir en el pecho esa punzada de dolor al saberme rechazada, reviv el momento en que haba querido besarlo y l se haba apartado. Rose solt un profundo suspiro y se levant. Eva, antes te he trado algo de cenar, pero estabas dormida. Debes de estar
Por
hambrienta. No lo estaba. Pero ella trajo la bandeja de todos modos y se sent en el borde de mi cama. Quieres un poco de chocolate caliente? Negu con la cabeza y me aventur a sonrer. Estoy bien, Rose, gracias. Y ahora, por favor, vulvete a la cama. Siento mucho haberte despertado. Hizo un gesto de resignacin, me dio una palmadita en el hombro y se march. Mordisque una empanadilla de verduras, me termin el vaso de agua y dej la bandeja con la cena en el suelo. Ya no tena sueo, as que me instal ante mi ordenador. No tena ni la fuerza ni la concentracin necesarias para hacer deberes, y haba llegado a un callejn sin salida en mi investigacin sobre los resultados de los anlisis de sangre hasta que lograra hablar por telfono con Newland, as que, casi sin darme cuenta, tecle Seth Leontis en la ventana del buscador. No apareci ningn resultado directo. Entonces tecle Sethos Leontis gladiador. Oh, Dios mo Un resultado La pgina de la Enciclopedia Britnica: una pequea fotografa de un grabado romano y una breve entrada: Se trata de un relieve en pizarra del ao 152 d. C. hallado en Newgate Street. Muestra al celebrado gladiador Sethos Leontis, uno de los reciarios ms admirados de la poca. Se dice que gan nueve coronas antes de cumplir los dieciocho aos, una proeza nica. El reciario era un gladiador que luchaba armado solo con un tridente y una red, lo cual hace an ms asombrosa su hazaa, pues dichos gladiadores no llevaban armadura. Le y rele esas palabras mil veces, reviviendo la pelea de la que haba sido testigo. Haba sido tan brutal, y, sin embargo, tan imperiosa. Me haba prometido a m misma que mantendra a Seth fuera de mi vida, y ah estaba yo, desesperada por estar con l. Qu estpida era. Cerr la pgina, baj la tapa del porttil y apagu la luz. No fue una buena idea. En cuanto cerr los ojos, vi su rostro tras mis prpados. No se trataba de otra de esas visiones aterradoras en las que me vea a m misma como protagonista de la escena. No, esta vez no era ms que la tpica adolescente obsesionada por un chico que piensa en l y lo ve en sus pensamientos. Por qu tena que estar relacionada con el nico chico que no estaba
interesado en m de la manera en que a m me hubiera gustado? Me tap con el edredn y me esforc por ahuyentar su imagen. Para hacerlo, me puse a pensar en Arthur Newland. De verdad era l el responsable de los resultados de laboratorio de aquella noche? Qu aspecto tendra? Estaba desesperada por hablar con l, y pensaba intentarlo esa misma tarde, pero me haba quedado dormida y no haba podido hacerlo. Entonces me di cuenta de que, si no dorma un poco, me pasara lo mismo al da siguiente. Por fin logr tranquilizarme recitando la tabla peridica, y deb de quedarme dormida porque, cuando volv a abrir los ojos, estaba sonando mi despertador, y eran las siete y media de la maana. Me incorpor con cuidado. No me encontraba mal. Estaba bastante bien, de hecho. Salt de la cama, me di una ducha rpida, desayun y me dirig a mi primera clase: historia del arte. Rob lleg corriendo detrs de m y me agarr del brazo. Vaya, Eva, qu tal ests? me pregunt, dndome un pequeo abrazo. Estoy bien, Rob le dije sonriendo. Qu alivio! No sabes lo preocupado que me has tenido. Estaba de pie delante de m, mirndome a los ojos. Me apart un mechn de la cara. Buf. Se haba acercado demasiado. Esto no me gustaba. Retroced un paso, incmoda, y mir hacia el aula de historia del arte. Y, de pronto, me cruc con la mirada de Seth Leontis. Apart enseguida los ojos, pero me dio tiempo a ver su expresin de dolor. Inspir hondo. Cualquiera podra pensar que era yo quien lo haba dejado a l! Tena un nudo de rabia en el pecho, me costaba respirar. Literalmente. De pronto no me llegaba el aire a los pulmones, me estaba ahogando. Eva, qu te pasa? Rob me agarr por los hombros, mirando como loco a su alrededor en busca de ayuda. Me dej caer al suelo y apoy la cabeza entre las rodillas, hasta que recuper el control de mis pulmones. Maldita sea, pens. Con lo bien que haba empezado la maana Mientras yo estaba ah en el suelo, pugnando por recuperarme, el nerviosismo de Rob empez a agobiarme un poco, as que, clavando los nudillos en el suelo con fuerza, me incorpor para volver a una posicin vertical. O eso crea yo, pero Rob no estaba tan convencido. Eva, te voy a llevar de vuelta a la enfermera anunci, empujndome con firmeza por el patio. Intent resistirme, pero haba empleado casi todas mis reservas de energa en levantarme del suelo, y no tena fuerzas para afrontar a Seth, as que, pocos minutos despus, volv a encontrarme en la tranquila quietud de mi habitacin azul.
Lo siento, Rose suspir mientras la enfermera me tomaba la tensin. No es muy grave me dijo sonriendo. Quiero que descanses el resto de la maana, y si despus de comer te sientes con fuerzas, podrs asistir a tus clases de por la tarde, de acuerdo? Asent. Ahora tengo que irme a recoger unas recetas. Puedo confiar en que te quedars descansando hasta que vuelva? Volv a asentir. El mdico est en la enfermera esta maana, as que, si necesitas algo, no tienes ms que pulsar el botn. Vale dije, cayendo de pronto en la cuenta de que se me presentaba la ocasin que tanto haba esperado. En cuanto Rose sali del edificio, marqu el nmero del hospital desde mi mvil. La recepcionista me pregunt con qu servicio quera hablar. Cuando contest que dermatologa, me pas con la extensin requerida para pedir cita. Me llev siglos sortear los obstculos del sistema, y al final tuve que hacerme pasar por la hermana de Arthur y decir que llamaba para darle un recado urgente sobre un problema familiar. Al final se puso al telfono, muy receloso. Quin es? pregunt en voz baja. Arthur? O que se alejaba de una habitacin muy ruidosa. Ss dijo despacio. Arthur Newland? S, soy Arthur Newland. Quin es usted? Desde luego no mi hermana, porque cuando sal esta maana de casa no tena ninguna hermana. Bueno, no En realidad soy alguien a quien bueno, a quien usted no conoce de nada. Me llamo Eva Koretsky. Lo o respirar hondo. Vaya Est usted bien? Me mord el labio. Arthur saba quin era yo. Bueno, ms o menos. Mire usted entreg unos resultados de anlisis de sangre Al principio se mostr muy reservado, pero cuando le dije que haba visto unas clulas T muy extraas el da en que me puse enferma, se anim un montn. Me gust ese tipo,
conectamos enseguida. Hablbamos el mismo idioma. Y, s, haba copiado los datos en su propio disco duro externo. Y estaba dispuesto a mandrmelos por correo. Bueno, dime, qu viste entonces? le pregunt. Pues nada, hicimos los anlisis automatizados de rutina, pero cuando salieron tus resultados, eran tan extraos que volv a comprobar las muestras de sangre al microscopio. Le o tragar saliva. Luego me describi un proceso microbiolgico curiosamente similar al que yo haba visto con el profesor Ambrose. Y, segn me cont, haba llegado ms lejos en su exploracin que yo. Intent congelar una clula T, para identificar el patgeno que la estaba invadiendo. Pero aunque el proceso de congelacin es instantneo, result demasiado lento para identificarlo. Un patgeno que se multiplicaba a esa velocidad deba haber sido absolutamente letal. As que di por hecho que el organismo infectado o sea, perdn, quiero decir t tenas que estar muerta. Alucin cuando, unas horas despus, me dieron muestra tras muestra de clulas T sanas. Empec a creer lo que todo el mundo deca que un agente qumico haba contaminado las muestras. Me qued ah con el mvil en la oreja y el corazn latindome como loco en el pecho. Era exactamente lo que esperaba or, pero aun as me sorprendi. Mira, Eva, ahora me tengo que ir. Ya te mandar los datos dijo Arthur de pronto, y colg. Estaba tan absorta pensando en todo lo que implicaba esa conversacin que no o abrirse la puerta ni el ruido de unos pasos que se acercaban a m. Hasta que no sent la corriente de calor en los hombros no me di cuenta de lo que estaba pasando. Me volv para mirarlo y, al verlo, toda mi determinacin se desvaneci. Pareca tan desgraciado Eva acert a decir Seth, con la voz atragantada. Me abraz, y ambos nos echamos a llorar. Entonces empez a hablar. En latn. Recuerdas que, despus de la pelea con Prtix, me llevaron a tu villa, para que me atendiera Ticn, el mdico? Negu con la cabeza, despacio. Pero, conforme hablaba, surgi en mi mente la imagen de un hombre de edad El griego? murmur. l asinti. Mientras estuve enfermo, t me velaste, y oa tus canciones en sueos Me recordaban que tena un lugar adonde ir, alguien por quien volver. Y, entonces, me enamor de ti. Lo vea tendido en una cama, el agua resbalaba por su piel.
S que lo recordaba. Y yo tambin me enamor de ti dije en un susurro. l me apret las manos. Pero yo no era ms que un esclavo, y t una noble y, adems estabas prometida. Qu? pregunt, atragantndome. Con Casio Malco. El procurador. Cuando pronunci esas palabras, sent que el corazn me lata muy fuerte en el pecho. Sent mucho fro tambin y, de pronto, no poda respirar Respira, Livia me urgi. Por favor Seth consegu articular. Se enter! Entonces perd a Seth, y ca, envuelta en tinieblas otra vez sola.
No llega a terminar la frase porque estn ah. Nos estaban esperando. En la oscuridad. Me estaban observando. Lo estaban esperando a l. Es una emboscada. Lo s en cuanto noto que me agarran con fuerza. No he odo ruido de pasos, nadie nos persegua. Miro a Seth y veo que a l tambin lo han atrapado los guardias. Gime de dolor cuando le golpean el hombro herido contra un muro. Y, mientras nos debatimos para liberarnos, Casio Malco avanza despacio hacia m, con una sonrisa amenazadora. No pensaras en serio que ibas a poder escapar, verdad, querida? murmura, agarrndome la barbilla con sus manos asquerosas para obligarme a levantar la cabeza y mirarlo. Tu ingenuidad me deja estupefacto. Acaso no sabas que soy el dueo de todo Londinium? Nadie me desafa, he comprado a todo el mundo. Ni amigos ni aliados se pondran de tu parte para desafiarme. Mira que eres estpida. Hasta a tu padre No es mi padre. Casio entorna peligrosamente los prpados. No le gusta que lo interrumpan. Hasta a tu padre lo he comprado prosigue con voz melosa. Me acaricia la mejilla, casi con aoranza. Qu desperdicio. Eres tan hermosa Me estremezco y aparto la cabeza. Entonces me cruzo con la mirada de Seth. Sus ojos muestran todo su odio por Casio. Y mira que aliarte con l! Con esa escoria, ese esclavo! Un gladiador tullido! Qu temeridad ms estpida. Te crea ms lista. Entonces me pellizca con despecho, y se vuelve hacia Seth. Has ganado tu ltima pelea, gladiador le espeta. Esta vez has sido demasiado ambicioso. Nadie engaa a Casio y vive para contarlo, sobre todo la escoria que quiere poner sus sucias manos sobre mis posesiones. Contemplo horrorizada cmo Casio se acerca despacio a Seth y le golpea violentamente en el estmago. Seth se dobla en dos, gimiendo. Entonces Casio desenvaina una larga daga y la emplea para rasgar su manto y su tnica. Al ver su hombro vendado, se echa a rer. Este hombre tiene lo que se merece, querida grue, clavando el cuchillo una y otra vez en el pecho de Seth. A cada pualada, Seth gime y, de repente, cae hacia delante . Y t eres un gladiador? se burla Casio, propinndole salvajes patadas al hombre que yace en el suelo, cubierto de sangre. Detente! grito. Ahora s que Casio no tiene intencin de infligirnos una muerte rpida. Casio se vuelve. Ah, gracias, mi dulce Livia, por recordarme que no me entusiasme demasiado. No
quiero que el esclavo se pierda lo que viene a continuacin. Se agacha, levanta a Seth del suelo y lo arroja contra el muro. Oigo el crujido que produce el crneo de Seth al partirse contra los ladrillos. La cabeza le cuelga del cuello, como si fuera incapaz de sujetarla, mientras pugna por no perder el conocimiento. Casio lo agarra del pelo y le levanta la cabeza a la fuerza. Luego le golpea con violencia en la cara. Presta atencin, gladiador. Ahora viene la parte en que le rebano el cuello a tu amorcito Veo brillar la hoja del cuchillo mientras avanza despacio hacia m. Lucho por zafarme de los hombres que me mantienen cautiva. Casio se inclina sobre m, su despiadada intencin le altera las facciones. De pronto siento su dura boca contra la ma, en el remedo burln de un beso. Oigo el rugido de rabia de Seth, y entonces, cuando Casio se aparta, siento el calor de la hoja que se clava en mi cuello. Cierro los ojos, oigo un borboteo que no es sino mi respiracin y mi sangre que brota a chorros de la herida, mientras caigo al suelo. NOOOOO! A lo lejos oigo gritar a Seth Le oigo debatirse, los hombres gimen Luego oigo gritos, pasos que se alejan corriendo y justo cuando ya me alejo flotando, escucho la voz de Seth Livia, por favor, respira Livia
CAPTULO 74 Juntos
Londres 2013
Jade, intentando respirar Me ardan los pulmones. Abr los ojos y mir desesperada
a Seth. Sujetaba una mascarilla de oxgeno sobre mi rostro, oa los latidos de mi corazn, y el aire volvi a mis pulmones. Logramos escapar? le pregunt entre jadeos. No, amor mo. Neg con la cabeza con tristeza. No logramos escapar. Me abraz fuerte, hasta que dej de temblar. Luego me llev hasta la cama y me tendi sobre ella, antes de sentarse a mi lado. Casio s escap. Casi indemne Casi? Consegu asestarle una sola pualada Cmo? Eran muchos. Cuando vi el cuchillo en tu cuello, me zaf de los dos guardias que me agarraban y me lanc sobre Casio, pero era demasiado tarde para salvarte. Le arrebat el cuchillo y apunt directo a su corazn, pero se retorci y solo pude alcanzarle en el brazo, apenas un araazo. Entonces todos se lanzaron sobre m. Ya no me quedaban fuerzas ni voluntad de defenderme. T te estabas muriendo Oa los gritos de unos soldados romanos que acababan de atracar en el puerto, probablemente soldados que Casio an no haba logrado comprar, as que orden a sus hombres que se fueran. Me propinaron una ltima patada, me dieron por muerto y se marcharon corriendo. Pero Casio se volvi de repente, blandi el cuchillo y me lo clav en la pierna, riendo burlonamente: Por si se te ocurre huir. Escoria. Estaba ms muerto que vivo Apenas poda mantener los ojos abiertos, pero quera morir junto a ti, as que me arrastr hacia ti. Entonces descubr que ya no estabas ah Te haban llevado con ellos Estaba solo. Y, de pronto, las palabras de Casio me quemaban como el fuego No poda dejarle ganar, as que pugn por incorporarme y, de rodillas, me arrastr hasta el cuartel. No consegu llegar Matthias me encontr, pero para entonces de todas maneras ya haba aparecido la fiebre Qu fiebre? La fiebre que me mat La fiebre que me trajo aqu La fiebre con la que no pienso infectarte. Eva, yo no soy como t Yo estoy muerto. Yo tambin mor.
No, t llegaste aqu de otra manera. T naciste aqu, pero yo no. Yo no soy de aqu. Viaj hasta aqu para averiguar en qu consiste esa fiebre, pero entonces te encontr. Y no soporto perderte. Otra vez no. No me perders. Soy tuya dije, incorporndome para besarle. l apart la cabeza. Te quiero, Eva, pero soy letal No te creo dije acariciando su rostro perfecto. No poda librarme de la imagen de ese mismo rostro sangrando y herido. Le bes los ojos, las mejillas, el cuello, la mandbula y avanc hacia su boca. Eva, para gimi. Un beso mo podra matarte Sera una buena manera de morir susurr, tomando su rostro entre mis manos. Y, cuando nuestros labios se encontraron, supe que dondequiera que ese amor me llevara, all querra ir yo.
NOTAS
Para los romanos en la antigedad, la familia tena un sentido mucho ms amplio que actualmente, pues comprenda a todas las personas que vivan bajo un mismo techo y estaban sometidas a la autoridad de un jefe, el pater familias, tales como la esposa, los hijos biolgicos y adoptivos, y los esclavos. (N. de la T.)