Makandal PP 1-50
Makandal PP 1-50
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HILL
PQ7 4Ae R8M473 1999
MANUELRUEDA
Rueda, Manuel Las metamorfosis de Makandal / Manuel Rueda Santo Domingo : Banco Central de la Repblica Dominicana, 1999.
224p.
tsBN 84-89953-19-8
Premio Nacional de la Feria del Libro "Don Eduardo Len Jimenes", 1999.
CDD
RD86I.64
Edicin al cuidado del autor. Diseo yu diagramacin: Puro Fajardo Tejada y Andrs Blanco Daz Ilustraciones de ADA BALCCER, de la serie "Bacs", perteneciente a la Coleccin de Arstides Inchustegui. Fotografias: Miguel ngel Bonifacio. Impreso en la Subdireccin de Impresos y Publicaciones del Banco Central de la Repblica Dominicana. Av. Dr. Pedro Henrquez Urea esq. Leopoldo Navarro Santo Domingo, Repblica Dominicana
rsBN 84-89953-19-8
MACANDAL. MAKAN DAL. MAC KAN DAL. Proteico como tus sonidos. Secreto y rehecho y revelado como las letras que te forman, nombre de lo escondido y lo innombrable. Aqu estds, por fin, atrapado en mis cuadernos. Espritu de las dos tierras y los cuatro mares, de los mil vientos que te llevan y te traen de la existencia al no-se7 del fuego a los deslumbramientos de tu nada.
Entra a mecerte en esta cuna donde una vez naciste, oh nacedor dndole nuevas rutas a tus tierras. Tierra ninguna o tierra una, parto de isla de donde el sol nace en unos cielos que no han de dividirse.
He aqu tu histor'ia, tu nombre hecho de nombres en los que siempre encontraremos todas las res-
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bs fronteras es ste, anverso v reverso de una geografa enloquecida- Deberemos matar todos los dioses y convertirnos en el dios que ha-
falta?
He aqu tu historia, tu nombre hecho de noimbres en los que siempre encontraremos todas las respuestas.
Libro de las fronteras es ste, anverso y reverso de una geografa enloquecida. Deberemos matar todos los dioses y convertirnos en el dios que hace
falta?
DE LO PEQUENO Y DE LO GRANDE
I
Oh pequefez cada sobre un costado del planeta! Tierra tan preciada que su misma pequeez desconoce.
Cntico o huella.
Qu puedes t decir sobre estas formas que son medidas puras de lo que no ha podido ser o fue antes de que se impusieran a lahtz?
Isla. Isla.
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Sflaba de la que fui todo Palabra en una turbamulta de Poderes. Dnde tu cuerpo en este meridiano en el que te vemos
espejear?
Slo gorjeo de pjaros en la sal de un abismo que reverbera en la sombreadura de una idea.
Oh pequeez salvada en el azat de unos ojos que han sabido mirarte a travs de la noche! En el azar de un sueo queabra de soar el ser y el penacho de la palmera la canoa y el relmpago donde pasa el escualo
a la deriva de los mres. All caben los dioses
y la dulzura del tocar: piel insegura que se sumerge en un deleite que no tiene prisa o en un horror de muerte que es la vida.
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Aqu en este crepsculo ardiendo y consumindonos para que el nuevo tiempo resplandezca: una hoja plateada ya y en el envs el alba
hacindonos seales. Siendo y no siendo afinados en el primer respiro que denota el esguince de los torsos la gota que resbala donde no pasa nadie. Y sin embargo somos: la pequeez nos salva.
Afincarse es vivir cuerpo que ulula y crea las formas del acantilado en el que nos perseguimos a nosotros mismos la playa donde el viento se repliega y nos recoffe de niez a vejez en los lentos crepsculos del ayer o del nunca.
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MANUEL RUEDA
Inmensacin de lo pequeo hasta ser t piedra rugiente en el borde del tiempo ala en la ruta de las migraciones la pata del cuadrpedo la escama sonrosada en el azul de las mareas el velo polcromo y el iris sobre el ptalo recin coronado y desprendido.
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II
Un vuelo de gaviotas en la Creacin. Chillidos en las cavernas del principio que no son de cclopes sino de la estrella diminuta
de una teora de grmenes hambrientos
Como un grano en la certeza de sus pudriciones he levantado Ia tienda de los florecimientos ter y ahogo y claridad y sombras
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MANUEL RUEDA
Isla entera quietud engendrada por la noche para que el alba la corone de resplandores.
Hecha a la imagen de tus criaturas ven a mis pies dcil como una huella tierra obediente que esculpen tus alientos.
Corozos o lunas primaverales: hagamos la pequeez que ser anuncio de lo grande hagamos montaa y precipicio la flor y su deshojamiento maanero el aire que renace en la gloria del pecho y el ahogo en que nos hermanaremos para siempre.
Venimos del mar y la montaa nos acoge: repicar de tambores danzas al claror de las lunas.
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He aqu tu seno como una copa de fragancias. Eres la pequeez que contiene lo grande diosa de los dobleces y las fecundaciones.
Yo soy la pequeez. Yo soy lo grande que tus manos conocen. Selva que saciar mis apetitos y estmulo de mis labios cansados.
: I
Como el hlito que circula en la cancin yeme renacer en el ritmo que mi sangre retiene en el vrtice de los paladares. Alabemos tus costas que estn a punto de naufragar por la embestida unnime y ensean todava su aluvin de piedras tornasoladas en el agua de perennidad que las consume horadndolas hasta caer en una pequeez de escalofros.
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con su millar de alas y todas sus estrellas a la vista' Hombre de las navegaciones con los mapas Y la aguja de marear ocanos lacerados en esta pequeez liberados en esta pequeez de tierra compartida y de mares ignotos.
Pero ah estn los llantos
y las planicies desoladas con su caPa de Polvo y sus miserias. Veris la muerte oculta en tantas carnazones que revientan costas aguas de las galeras volcadas en las que esperan su dolor la cosecha del dolor en surcos que se ahondan
todos sangre Y dolor dolor Y sol en mediodas que no acaban'
I
CANTOS RITUALES
Vuelo. Vuelo de Makandal con el ala truncada de su nico brazo en alto. Aleteo de trboles y nubes salinas que lo llevan blanco errante a los desposorios del sol. Bon soir la societ. Cielo de las parbolas negras de los grandes guaraguaos cuyas oes de muerte encantan la tierra. Huracanes de norte y sur que robustecen el ala empolladora de distancias. Oh reyes del abismo cuyos remos baten el crepsculo dioses aradas de los magglares celestiales que tejen el tiempo en el sacrificio de los recin nacidos. Todas las cumbres con las canas de la espuma a cuestas. La conquista del cielo ha costado la sangre de los elegidos y la tierra es un grano de polvo
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asido por nuestras grras. Rasgar de las auroras que asisten al encuentro de la luz. La casa ha quedado ciega y rodeada de tinieblas. He aqu la lmpara en la que aletean las oraciones. Ensalmos y metamorfosis de Makandal en ansia de muchacha blanca a la que un papagayo rojiazul picotea en sus blanduras ms profundas. Estar en las dos orillas del camino como los jimaguas que entienden la vida aproximando sus mitades al gran sexo andrgino de Dios que ha dicho: Adn t sers nada jaula de huesos para que el ave de Eva vuele sembradora de rebeldas
y deleites.
En las redes que tira el pescador quin ha venido sino yo? Hombre en mitades de tierra y mar de tierra y tierras que avecinan sangres oraciones para los dioses que han perdido el rumbo y vagan junto a m en la lnea apagada de los miedos donde los ros se equivocan de direccin y de habla
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Tumba blanca sobre tumba negra donde oigo moverse los flancos de la isla sol y guazbaraslas estaciones -slo quemadas en la piel del brujo que ha exportado sus poderes en las alforjas del contrabandista. De pie sobre el mar como sobre la ltima de mis lgrimas yo Makandal sembrador de vida en el vientre de las mujeres apaador de inocencias pie de toro y cabeza de serpiente trotador de caballos en los espaldarazos del viento brujo mandinga escrutador del celaje de los muertos en zumo de hojas y mixturade animales sacrificados.
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A lo lejos el tatuaje del mar sobre la carne palpitante de la playa. Aqu yazgo
con el recuerdo de Ti Noel huyendo en las larvas de la memoria. Vuelo y cada de Makandal que no pudo encontrar el agujero de su infancia paru dormir tranquilo y sonrer. Ni el laberinto que deba llevarlo del corazn del miste-
CANTO DE AMOR
Anaisa diosa y patrona de las cuarteras tu pelo enredado en serpientes para ti este pomo de pachul y azucena en la siesta donde la carne repta entre Dajabn y Juana Mndez.
Amame
brazos largos y en los carrillos lunados esa paciencia del molusco que 1o devora todo
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Cuatro veces en tt celosa guardiana del tlamo penetrada de duelos tambores msculos por donde te derramas
y recoges
grietas Y Parches rotos en el paroxismo de la entrega'
Morir no es esto:
mover la gruPa en el vaco acariciarte el hueso Prolongado en luces de otros das' T la creadora de animales ruega por m Makandal perdido en el Polvo de su fatiga perdido en fango Y Piedra en el abismo que los contiene con su huella policromada de bisontes forma de la tortuga que acaricio nacida de mi esPalda'
Perdido en el fuego de Sedif alrededor de cuYo crculo danzanlas hijas de Pechos breves'
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Perdido en el agua del Diluvio donde las garzas blanquearon y el len se amist con la pantera y la perra dijo: soy tuya y la hiena: soy tuya y la lengua mentirosa de todas las Anaisas que se tendieron a nuestro lado en regalo de corrientes. Anaisas ahogadas y despiertas con el sexo abierto como los remolinos que absorben el carrusel de los paisajes y se ofrecen en la hondura pecaminosa de otros mundos.
Tumba de agua para el guijarro negro de tu sexo onda plateada de rojas reverberaciones que pasa de cascada de lago a mar. Tumba para el tumbo del agua que retumba y oigo en cruce de valle o paso de cordillera silabeando tu nombre sea de atabal en topadas de aire huracanado cuando el cortejo asciende hacia la Citadelle con sus discotecas donde el Condecito
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de la Limonade deja libres las piernas y los orangutanes del ritmo jadean diciendo yes sorbiendo polvo blanco de lunas de locura. Yes mister Makandal hemos cambiado el minuetto por el rock
Quiero decir que te apretujas contra los reflectores en espera del relincho que te deja ansiosa y cubierta yegua de plata para el asno de oro burra de nquel para el burro de hojalata que soy para ti burro de carga para la profundidad del arroyo en que ambos nos ahogamos en dos tragos gemelos.
Anaisa Ezll
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tropel de yeguas jvenes y cabritos ansiosos serpientes enroscadas en la circunferencia del jadeo
Aves.
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.':,
Qu aves vuelan en ti que yo no sienta la forma de sus giros. en el espacio libre de tu abrazo que no sienta el ronquido que hinche tu garganta de pavos reales y torcazas ruiseora de los blancos sipones aureolados en tropelas de corrales.
Grano blanco y grano rojo. Danzarina de ala breve y gorjeos largos en lentas escapadas lacustres bandada al occidente en la fogata del atardecer flamenca ma.
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de ti.
Medioda redondo de tus pechos proveedores de sombra' Azucena pisoteada Por las Pezuas
de mi sueo.
:-!.
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I
Ave-luz ave-trueno
ave-sombra que anda sobre el mar con patas de brillo y fuego.
quesubeanadayatodo
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a surtidor de gracia Y Podredumbre roca de cielo donde agonizo centella atada al pico de las profundidades'
Ave que vuelas o que soY quieto clavado en los apresuramientos de mi sangre donde mil muertes discurren en un tomo de inmovilidad.
Fuerza sojuzgada Por ml no-ser plumaje ms all de toda muerte y toda vida incandescencia de mi Yo en la escritura de tus malandanzas'
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II
T eres la isla que discurre por el cielo reflejando sus verdores sus aguas que el vendaval devuelve en la sabidura de tus prpados.
T eres la isla que levanto ms all del canto y del barranco y del espanto ms all de la sea y el santo en el azul Y el amaranto' Llur,o. Llanto.
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Isla que discurre en la verticalidad de los ros hasta su guarida de tinieblas que yo he empollado en las marismas del sueo.
Hueso de mar que asciende a lmpara de montaa. Costas te afligen costas te navegan en que el espritu del dios trueca su osamenta de fuego en arco iris.
Charcos de los colores de tus diosas embriagadas con clern. Por cada color una diosa fulge suavizada en caricias. Delirio de los cuerpos en el embrujamiento del sol.
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Qu idea te contiene? Qu simetra te orienta en el ocaso? Qu proporcin te gua hasta el extremo
de tu vuelo hasta el crculo de un horizonte que te evade?
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IV
Agua que no desemboca' F.G.L. Llvame a conocer la forma en que el cetceo se identifica con el alcatraz en que la tierra es nube a la deriva gritera de loros y chatarras insomnes
y el tambor alma
calma que se desliga de toda Piel del pulso que Puede qravizarla
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Aguas que son delirios para rostros que no nacen todava. Aguas que son la libertad de la espuma en la sinrazn del viento.
Suena la tierra bajo tus guras de tempestad pjaro torrencial que hace mi muerte
plumas donde se trenzan liquen y sonido y slo quedo yo huella de Makandal guaraguao ala intemperie del ocano braceando en una trunca eternidad que no est hecha a la medida de mi abrazo.
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Criaturas mas. Dios de alas grandes que les corta el resuello.
Ven pjaro a la transparencia que se escribe con aire de montaa trazos de oscuridad ornados con las vides del sueo en esta ladera de los hacinamientos y el consuelo.
Mira el plumaje
el esguince de una escritura
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Cmo ascendemos y caemos pechos desnudos horadados por las esquirlas de otra carne que ya empieza a buscarnos.
Oh t gran solitario en las tropelas del verano. Vuelos veloces en la lentitud de los abrazos. Pubis como el rastro de un aletazo cuando la muchacha accede a las visiones del ms all.
Deidad que atraviesa las vsceras con interrogaciones. Csenos la tierra al lagrimal. pjaro errante entre la altura
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Animales que aprenden el tamborileo del trote en las llanuras una sola pluma negra en los belfos resoplantes' Apareamiento de bestias y de garzas inmaculadas.
Oh t veloz oh t ambiguo
a ras de costas donde sestea el huracn donde las canoas acoplan sus vientres a las embestidas de las rfagas
o de la onda andariega.
Oh t hecho de vuelos y mortajas ardientes: llvanos transfigurados a la maravilla final del barro coloracin de flamencos en bandadas hacia un horizonte grvido de espantos'
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LAS METAMORFOSIS DE MAKANDAL
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negra
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METAMORFOSIS
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astros parpadeantes Ah ese mugir de toros bajo los las entregas' sofocado en el pasto de todas Ah esos caballos que fulguran vivo delata estatuas a las que el diente la redondez Peluda o la turgencia que parecen rozarme
vivamente aludirme invitarme al festn donde los dioses van a reencarnarse hechos de todas las formas
de la carne e todas las bienaventuranzas no encuentra una boca del aliento sagrado que an llamada a contenerlo'
Yo el juerte Makandal
soY Anaisa!
el batracio que hocica en el humus de la primavera encuentro de la flor con el lgamo del delicado fruto con las pestilencias del vientre.
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carne de claridad en las aguas donde los botes cabecean antes de descargar en la orilla su cosecha
de rfagas
alcin tundido por la aspereza de los remos manat bebedor de leche en el seno de las doncellas.
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de agujeros negros y astros a la deriva estrella hecha de cieno y destilaciones malignas nima de huracn en el reflejo de tus piernas mujer que te exPlaYas en el lecho
de tus menstruaciones para extraer muerte o gota cristalina
que en los pozos
de aldeas y ciudades
polvo del ultramundo y la ultramuerte polvo de calaveras enterradas que se disuelven en el roco de las mandrgoras del miedo para que el hombre aprenda su destino en el sorbo que lo va quemando desde antes de nacer preludio de sus estertores.
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Bocanada de noche entre la sangre: as morimos tocados por el ro de las piedras que acezan. Ni las palabras te acompaan predicador.
Ni carencia de pigmentos
ni casulla ni ltigo ni el fuego en el que yo tambin habr de consumirme te salvarn del agua de la tierra cuando la signan mis encantamientos
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capataz cuyo ltigo devorador de espaldas se enroscar por siempre a tu squeleto a ese aullido sin sustancia que ahora empieza
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Oh t Pcima ma venero de mis redenciones los boscajes lograda a la sombra de las fuentes en de ros Y cascadas en el origen de mis lgrimas agonas polvo A" tos sudores que exudan de mis e todas mis secreciones ocenicas hasta m que van y vienen de 1o desconocido hur,u tocarte el corazn y la palabra mas hasta volverte justicia y salvacin en el centro de un cielo ms benigno'
en tus entraas Recibe agua mi bolo de muerte establezca hasta que el da que no acaba se sobre esta cerviz acongojada'