Borges, Jorge Luis - Atlas
Borges, Jorge Luis - Atlas
Borges, Jorge Luis - Atlas
Atlas
Atlas
(1984)
Editorial Sudamericana
PROLOGO
Creo que Stuart Mill fue el primero que habl de la pluralidad de las causas; en lo que se refiere a
este libro, que ciertamente no es un Atlas, puedo sealar dos, inequvocas. La primera se llama
Alberto irri. !n el "rato decurso de nuestra residencia en la tierra, Mara #odama $ $o hemos
recorrido $ saboreado muchas re"iones, que su"irieron muchas foto"rafas $ muchos te%tos.
!nrique &e''oni, la se"unda causa, las vio; irri observ que podran entrete(erse en un libro,
sabiamente catico. )e aqu ese libro. *o consta de una serie de te%tos ilustrados por foto"rafas
o de una serie de foto"rafas e%plicadas por un ep"rafe. Cada ttulo abarca una unidad, hecha de
im+"enes $ de palabras. ,escubrir lo desconocido no es una especialidad de Simbad, de !rico el
-o(o o de Cop.rnico. *o ha$ un solo hombre que no sea un descubridor. !mpie'a descubriendo
lo amar"o, lo salado, lo cncavo, lo liso, lo +spero, los siete colores del arco $ las veintitantas
letras del alfabeto; pasa por los rostros, los mapas, los animales $ los astros; conclu$e por la duda
o por la fe $ por la certidumbre casi total de su propia i"norancia.
Mara #odama $ $o hemos compartido con ale"ra $ con asombro el halla'"o de sonidos, de
idiomas, de crep/sculos, de ciudades, de (ardines $ de personas, siempre distintas $ /nicas. !stas
p+"inas querran ser mobumentos de esa lar"a aventura que prosi"ue.
0. L. 1.
LA ,23SA AL2CA
Cuando -oma lle" a estas tierras /ltimas $ a su mar de a"uas dulces indefinido $ qui'+
interminable, cuando C.sar $ -oma, esos dos claros $ altos nombres, lle"aron, la diosa de madera
quemada $a estaba aqu. La llamaran ,iana o Minerva, a la manera indiferente de los imperios
que no son misioneros $ que prefieren reconocer $ ane%ar las divinidades vencidas. Antes
ocupara su lu"ar en una (erarqua precisa $ sera la hi(a de un dios $ la madre de otro $ la
vincularan a los don.s de la primavera o al horror de la "uerra. Ahora la cobi(a $ la e%hibe esa
curiosa cosa, un mueso. *os lle"a sin mitolo"a, sin la palabra que fue su$a, pero con el apa"ado
clamor de "eneraciones ho$ sepultadas. !s una cosa rota $ sa"rada que nuestra ociosa
ima"inacin puede enriquecer irresponsablemente. *o oiremos nunca las ple"arias de sus
adoradores, no sabremos nunca los ritos.
!L 434!M
&lotino de Ale(andra, cuenta &orfirio, se ne" a hacerse retratar, ale"ando que .l era solamente
la sombra de su prototipo platnico $ que el retrato sera sombra de una sombra. Si"los despu.s
&ascal redescubrira ese ar"umento contra el arte de la pintura. La ima"en que vemos aqu es la
foto"rafa del facsmil de un dolo del Canad+; es decir, es sombra de la sombra de una sombra. Su
ori"inal, llam.moslo as, se eri"e, alto $ sin culto, detr+s de la /ltima de las tres estaciones del
-etiro. Se trata de un re"alo oficial del "obierno del Canad+. A ese pas no le importa ser
representado por esa ima"en b+rbara. 5n "obierno sudamericano no se atrevera al albur de
re"alar una ima"en de una divinidad annima $ tosca.
Sabemos estas cosas $ sin embar"o nuestra ima"inacin se complace con la idea de un totem en
el destierro, de un totem que oscuramente e%i"e mitolo"as, tribus, incantaciones $ acaso
sacrificios. *ada sabemos de su culto; ra'n de m+s para soarlo en el crep/sculo dudoso.
C!SA-
Aqu, lo que de(aron los puales.
Aqu esa pobre cosa, un hombre muerto
que se llamaba C.sar. Le han abierto
cr+teres en la carne los metales.
Aqu la atro', aqu la detenida
m+quina usada a$er para la "loria,
para escribir $ e(ecutar la historia
$ para el "oce pleno de la vida.
Aqu tambi.n el otro, aquel prudente
emperador que declin laureles,
que comand batallas $ ba(eles
$ fue honor $ fue envidia de la "ente.
Aqu tambi.n el otro, el venidero
cu$a "ran sombra ser+ el orbe entero.
2-LA*,A
Anti"uas sombras "enerosas no quieren que $o perciba a 2rlanda o que a"radablemente la perciba
de un modo histrico. !sas sombras se llaman el !r"ena, para quien toda nuestra historia es un
lar"o sueo de ,ios, que al fin volver+ a ,ios, doctrina que asimismo declaran el drama 1ac6 to
Methuselah $ el famoso poema 7Ce que dit la 1ouche d83mbre7 de )u"o; se llaman tambi.n
eor"e 1er6ele$, que (u'" que ,ios est+ minuciosamente so+ndonos $ que si despertara de su
sueo desapareceran el cielo $ la tierra,
como si despertara el -e$ -o(o; se llaman 3scar 9ilde, que de un destino no sin infortunio $
deshonra ha de(ado una obra, que es feli' e inocente como la maana o el a"ua. &ienso en
9ellin"ton, que, despu.s de la (ornada de 9aterloo, sinti que una victoria no es menos terrible
que una derrota. &ienso en dos m+%imos poetas barrocos, :eats $ 0o$ce, que usaron la prosa o el
verso para un mismo fin, la belle'a. &ienso en eor"e Moore, que en 7Ave atque ;ale7 cre un
nuevo ".nero literario, lo cual no importa, pero lo hi'o deliciosamente, lo cual es mucho. !sas
vastas sombras se interponen entre lo mucho que recuerdo $ lo poco que pude percibir en dos o
tres das poblados, como todos, de circunstancias.
,e todas ellas la m+s vvida es la 4orre -edonda que no vi pero que mis manos tantearon, donde
mon(es bienhechores salvaron para nosotros en duros tiempos el "rie"o $ el latn, es decir, la
cultura. &ara m 2rlanda es un pas de "ente esencialmente buena, naturalmente cristiana,
arrebatados por la curiosa pasin de ser incesantemente irlandeses.
Camin. por las calles que reorrieron, $ si"uen recorriendo, todos los habitantes de 5l$sses.
5* L313
<urtivo $ "ris en la penumbra /ltima
va de(ando sus rastros en la mar"en
de este ro sin nombre que ha saciado
la sed de su "ar"anta $ cu$as a"uas
no repiten estrellas. !sta noche,
el lobo es una sombra que est+ sola
$ que busca a la hembra $ siente fro.
!s el /ltimo lobo de 2n"laterra.
3dn $ 4hor lo saben. !n su alta
casa de piedra un re$ ha decidido
acabar con los lobos. :a for(ado
ha sido el fuerte hierro de tu muerte.
Lobo sa(n, has en"endrado en vano.
*o basta ser cruel. !res el /ltimo.
Mil aos pasar+n $ un hombre vie(o
te soar+ en Am.rica. ,e nada
puede servirte ese futuro sueo.
)o$ te cercan los hombres que si"uieron
por la selva los rastros que de(aste,
furtivo $ "ris en la penumbra /ltima.
!S4AM15L
Carta"o es el e(emplo m+s evidente de una cultura calumniada, nada podemos saber de ella, nada
pudo saber <laubert, sino lo que refieren sus enemi"os, que fueron implacables. *o es imposible
que al"o parecido ocurra con 4urqua. &ensamos en un pas de crueldad; esa nocin data de las
Cru'adas, que fueron la empresa m+s cruel que re"istra la historia $ la menos denunciada de
todas. &ensamos en el odio cristiano acaso no inferior al odio, i"ualmente fan+tico, del 2slam. !n
el 3ccidente le ha faltado un "ran nombre turco a los otomanos. !l /nico que nos ha lle"ado es el
de Suleim+n el Ma"nfico =e solo in parte vide il Saladino>.
?@u. puedo $o saber de 4urqua al cabo de tres dasA )e visto una ciudad espl.ndida, el
1sforo, el Cuerno de 3ro $ la entrada al Mar *e"ro, en cu$as m+r"enes se descubrieron piedras
r/nicas. )e odo un idioma a"radable, que me suena a un alem+n m+s suave. &or aqu andar+n los
fantasmas de muchas $ diversas naciones; prefiero pensar que los escandinavos formaban la
"uardia del emperador de 1i'ancio, a los que se unieron los sa(ones que hu$eron de 2n"laterra
despu.s de la (ornada de )astin"s. !s indudable que debemos volver a 4urqua para empe'ar a
descubrirla.
L3S ,3*!S
Le fue dada la m/sica invisible
que es don del tiempo $ que en el tiempo cesa;
le fue dada la tr+"ica belle'a,
le fue dado el amor, cosa terrible.
Le fue dado saber que entre las bellas
mu(eres de la tierra slo ha$ una;
pudo una tarde descubrir la luna
$ con la luna el +l"ebra de estrellas.
Le fue dada la infamia. ,cilmente
estudi los delitos de la espada,
la ruina de Carta"o,
la apretada batalla del 3riente $ del &oniente.
Le fue dado el len"ua(e, esa mentira,
Le fue dada la carne, que es arcilla,
le fue dada la obscena pesadilla
$ en el cristal el otro, el que nos mira.
,e los libros que el tiempo ha acumulado
le fueron concedidas unas ho(as;
de !lea, unas contadas parado(as,
que el des"aste del tiempo no ha "astado.
La er"uida san"re del amor humano
=la ima"en es de un "rie"o> le fue dada
por Aquel cu$o nombre es una espada
$ que dicta las letras a la mano.
3tras cosas le dieron $ sus nombresB
el cubo, la pir+mide, la esfera,
la innumerable arena, la madera
$ un cuerpo para andar entre los hombres.
<ue di"no del sabor de cada da;
tal es tu historia, que es tambi.n la ma.
;!*!C2A
Los peascos, los ros que tienen su cuna en las cumbres, la fusin de las a"uas de esos ros con
las del Mar Adri+tico, los a'ares o las fatalidades de la historia $ de la "eolo"a, la resaca, la
arena, la formacin "radual de las islas, la cercana de recia, los peces, las mi"raciones de las
"entes, las "uerras de la Armrica $ del 1+ltico, las cabaas de (unco, las ramas entrete(idas con
barro, la ine%tricable red de canales, los primitivos lobos, las incursiones de los piratas d+lmatas,
la delicada terracota, las a'oteas, el m+rmol, las caballadas $ las lan'as de Atila, los pescadores
defendidos por su pobre'a, los lombardos, el hecho de ser uno de los puntos en que se encuentran
el 3ccidente $ el 3riente, los das $ las noches de "eneraciones ho$ olvidadas fueron los artfices.
-ecordemos tambi.n los anuales anillos de oro que el ,u% de(aba caer desde la proa del
1ucentauro $ que, en la penumbra o tiniebla del a"ua, son los indefinidos eslabones de una cadena
ideal en el tiempo. Sera aqu una in(usticia olvidar al solcito buscador de los papeles de Aspern, a
,andolo, a Carpaccio, al &etrarca, a Sh$loc6, a 1$ron, a 1eppo, a -us6in $ a Marcel &roust.
Altos en la memoria est+n los capitanes de bronce que invisiblemente se miran desde hace si"los,
en los dos t.rminos de una lar"a llanura.
ibbon observa que la independencia de la anti"ua rep/blica de ;enecia ha sido declarada por la
espada $ puede ser (ustificada por la pluma. &ascal escribe que los ros son caminos que andan; los
canales de ;enecia son los caminos por los que andan las enlutadas "ndolas que tienen al"o de
enlutados violines $ que tambi.n recuerdan la m/sica porque son melodiosas.
Al"una ve' escrib en un prlo"o ;enecia de cristal $ crep/sculo. Crep/sculo $ ;enecia para m
son dos palabras casi sinnimas, pero nuestro crep/sculo ha perdido la lu' $ teme la noche $ el de
;enecia es un crepusculo delicado $ eterno, sin antes ni despu.s.
LA C3-4A,A ,! 13LL2*2
Contempor+neos del revlver, del rifle $ de las misteriosas armas atmicas, contempor+neos de
las vastas "uerras mundiales, de la "uerra del ;ietnam $ de la del Lbano, sentimos la nostal"ia de
las modestas $ secretas peleas que se dieron aqu hacia mil ochocientos noventaitantos a unos
pasos del )ospital -ivadavia. La 'ona entre los fondos del cementerio $ el amarillo paredn de la
c+rcel se llam al"una ve' la 4ierra del <ue"o; la "ente de aquel arrabal ele"a =nos cuentan> esta
cortada para los duelos a cuchillo. !sto habr+ ocurrido una sola ve' $ lue"o se dira que fueron
muchas. *o haba testi"os, salvo, qui'+, al"/n vi"ilante curioso que observara $ apreciara las
idas $ venidas de los aceros. 5n poncho hara de escudo en el bra'o i'quierdo; el pual buscara el
vientre o el pecho del otro; si los duelistas eran diestros la contienda podra durar mucho tiempo.
Sea lo que fuere, es "rato estar en esta casa, de noche, ba(o los altos cielos rasos, $ saber que
afuera est+n las casas ba(as que aun quedan, los ho$ ausentes conventillos $ corralones $ las tal
ve' apcrifas sombras de esa pobre mitolo"a.
!L 4!M&L3 ,! &3S!2,3*
Sospecho ue no hubo un ,ios del Mar, como tampoco un ,ios del Sol; ambos conceptos son
a(enos a mentes primitivas. )ubo el mar $ hubo &oseidn, que era tambi.n el mar. Mucho
despues vendran las teo"onas $ )omero, que se"/n Samuel 1utler urdi con f+bulas ulteriores
los interludios cmicos de la 2lada. !l tiempo $ sus "uerras se han llevado la apariencia del ,ios,
pero queda el mar, su otra efi"ie.
Mi hermana suele decir que los nios son anteriores al cristianismo. A pesar de las c/pulas $ de
los iconos tambi.n lo son los "rie"os. Su reli"in, por lo dem+s, fue menos una disciplina que un
con(unto de sueos, cu$as divinidades pueden menos que el #er. !l templo data del si"lo quinto
antes de nuestra era, es decir, de aquella fecha en que los filsofos ponan todo en duda.
*o ha$ una sola cosa en el mundo que no sea misteriosa, pero ese misterio es m+s evidente en
determinadas cosas que en otras. !n el mar, en el color amarillo, en los o(os de los ancianos $ en
la m/sica.
!L &-2*C2&23
,os "rie"os estan conversandoB Scrates acaso $ &arm.nides. Conviene que no sepamos nunca
sus nombres; la historia, as, ser+ m+s misteriosa $ m+s tranquila.
!l tema del di+lo"o es abstracto. Aluden a veces a mitos, de los que ambos descreen.
Las ra'ones que ale"an pueden abundar en falacias $ no dan con un fin. *o polemi'an. : no
quieren persuadir ni ser persuadidos, no piensan en "anar o en perder.
!st+n de acuerdo en una sola cosa; saben que la discusion es el no imposible camino para lle"ar a
una verdad.
Libres del mito $ de la met+fora, piensan o tratan de pensar. *o sabremos nunca sus nombres.
!sta conversacin de dos desconocidos en un lu"ar de recia es el hecho capital de la )istoria.
)an olvidado la ple"aria $ la ma"ia.
!L ;2A0! !* L313
Como lo demuestran los sueos, como lo demuestran los +n"eles, volar es una de las ansiedades
elementales del hombre. La levitacin no me ha sido a/n deparada $ no ha$ ra'n al"una para
suponer que la conocer. antes de morir. Ciertamente el avin no nos ofrece nada que se pare'ca
al vuelo. !l hecho de sentirse encerrado en un ordenado recinto de cristal $ de hierro no se
aseme(a al vuelo de los p+(aros ni al vuelo de los +n"eles. Los vaticinios terrorficos del personal
de a bordo, con su ominosa enumeracin de m+scaras de o%"eno, de cinturones de se"uridad, de
puertas laterales de salida $ de imposibles acrobacias a.reas no son, ni pueden ser, auspiciosas.
Las nubes tapan $ escamotean los continentes $ los mares. Los tra$ectos lindan con el tedio. !l
"lobo, en cambio, nos depara la conviccin del vuelo, la a"itacin del viento amistoso, la cercana
de los p+(aros. 4oda palabra presupone una e%periencia compartida. Si al"uien no ha visto nunca
el ro(o, es in/til que $o lo compare con la san"rienta luna de San 0uan el 4elo"o o con la ira; si
al"uien i"nora la peculiar felicidad de un paseo en "lobo es difcil que $o pueda e%plic+rsela. )e
pronunciado la palabra felicidad; creo que es la m+s adecuada. !n California, har+ unos treinta
das, Mara #odama $ $o fuimos a una modesta oficina perdida en el valle de *apa. Seran las
cuatro o las cinco e la maana; sbamos que estaban por ocurrir las primeras claridades del alba.
5n camin nos llev a un lu"ar a/n m+s distante, remolcando la barquilla. Arribamos a un sitio de
la llanura que poda ser cualquier otro. Sacaron la barquilla, que era un canasto rectan"ular de
madera $ de mimbre $ empeosamente e%tra(eron el "ran "lobo de una vali(a, lo desple"aron en la
tierra, separaron el ".nero de n$lon con ventiladores, $ el "lobo cu$a forma era la de una pera
invertida como en los "rabados de las enciclopedias de nuestra infancia, creci sin prisa hasta
alcan'ar la altura $ el ancho de una casa de varios pisos. *o haba ni puerta lateral ni escalera;
tuvieron que i'arme sobre la borda. !ramos cinco pasa(eros $ el piloto que peridicamente
hencha de "as el "ran "lobo cncavo. ,e pie, apo$amos las manos en la borda de la barquilla.
Clareaba el da; a nuestros pies a una altura an"elical o de alto pa(aro se abran los viedos $ los
campos.
!l espacio era abierto, el ocioso viento que nos llevaba como si fuera un lento ro, nos acariciaba
la frente, la nuca o las me(illas. 4odos sentimos, creo, una felicidad casi fsica. !scribo casi porqu,
e no ha$ felicidad o dolor que sean slo fsicos, siempre intervienen el pasado, las circunstancias,
el asombro $ otros hechos de la conciencia. !l paseo, que durara una hora $ media, era tambi.n
un via(e por aquel paraso perdido que constitu$e el si"lo diecinueve. ;ia(ar en el "lobo
ima"inado por Mont"olfier era tambi.n volver a las p+"inas de &oe, de 0ulio ;erne $ de 9ells. Se
recordar+ que sus selenitas, que habitan el interior de la luna, via(aban de una a otra "alera en
"lobos seme(antes al nuestro $ desconocan el v.rti"o.
5* S5!C3 !* AL!MA*2A
!sta maana so. un sueo que me de( abrumado $ que fui ordenando despu.s.
4us ma$ores te en"endran. !n la otra frontera de los desiertos ha$ aulas polvorientas o, si se
quiere, depsitos polvorientos, con filas paralelas de pi'arrones mu$ "astados, cu$a lon"itud se
mide por le"uas o por le"uas de le"uas. Se i"nora el n/mero preciso de los depsitos, que sin
duda son muchos. !n cada uno ha$ diecinueve filas de pi'arrones $ al"uien los ha car"ado con
palabras $ con cifras ar+bi"as, escritas con ti'a. La puerta de cada una de las aulas es corredi'a, a
la manera del 0apn, $ est+ hecha de un metal o%idado. La escritura se inicia en el borde i'quierdo
del pi'arrn $ empie'a por una palabra. ,eba(o ha$ otra $ todas si"uen el ri"or alfab.tico de los
diccionarios enciclop.dicos. La primera palabra, di"amos, es Aachen, nombre de una ciudad. La
se"unda, que est+ inmediatamente aba(o es Aar, que es el ro de 1erna, en tercer lu"ar est+ Aarn,
de la tribu de Levi. ,espu.s vendr+n abracadabra $ Abra%as. ,espu.s de cada una de esas
palabras se fi(a el n/mero preciso de veces que las ver+s, oir+s, recordar+s o pronunciar+s en el
decurso de tu vida. )a$ una cifra indefinida, pero indudablemente no infinita para el n/mero de
veces en que pronunciar+s entre la cuna $ la sepultura, el nombre de Sha6espeare o de #epler. !n
el /ltimo pi'arrn de un aula remota est+ la palabra DEitter, que vale en alem+n por hermafrodita,
$ aba(o a"otar+s el n/mero de im+"enes de la ciudad de Montevideo que te ha sido fi(ado por el
destino $ se"uir+s viviendo. A"otar+s el n/mero de veces que te ha sido fi(ado para pronunciar tal
o cual he%+metro $ se"uir+s viviendo. A"otar+s el n/mero de veces que le ha sido dado a tu
cora'n para su latido $ entonces habr+s muerto.
Cuando esto ocurra las letras $ los n/meros de ti'a no se borrar+n ense"uida. =!n cada instante
de tu vida al"uien modifica o borra una cifra.> 4odo esto sirve para un fin que nunca
entenderemos.
A4!*AS
!n la primera maana de mi primer da en Atenas me fue dado este sueo. <rente a m, en un
lar"o anaquel, haba una fila de vol/menes. !ran los de la !nciclopedia 1rit+nica, uno de mis
parasos perdidos. Saqu. un tomo al a'ar. 1usqu. el nombre de Colerid"e; el artculo tena fin
pero no principio. 1usqu. despu.s el artculo Creta; tambi.n conclua pero no empe'aba. 1usqu.
entonces el artculo chess. !n aquel momento el sueo cambi. !n el alto escenario de un
anfiteatro, abarrotado de personas atentas, $o (u"aba al a(edre' con mi padre, que era tambi.n el
<also Arta(er(es, a quien le haban cortado las ore(as $ que fue descubierto, mientras dorma, por
una de sus muchas mu(eres, que le pas la mano por el cr+neo, mu$ suavemente para no
despertarlo, $ que fue matado despu.s. :o mova una pie'a; mi anta"onista no mova nin"una,
pero e(ecutaba un acto de ma"ia, que borraba una de las mas. !sto se repiti varias veces.
Me despert. $ me di(eB esto$ en recia, donde todo ha empe'ado si es que las cosas, a diferencia
de los artculos de la enciclopedia soada, tienen principio
2*!1-A
,e todas las ciudades del planeta, de las diversas e ntimas patrias que un hombre va buscando $
mereciendo en el decurso de los via(es, inebra me parece la m+s propicia a la felicidad. Le debo,
a partir de FGFH, la revelacin del franc.s, del latn, del alem+n, del e%presionismo, de
Schopenhauer, de la doctrina del 1uddha, del 4aosmo, de Conrad, de Lafcadio )earn $ de la
nostal"ia de 1uenos Aires. 4ambi.n la del amor, la de la amistad, la de la humillacin, $ la de la
tentacin del suicidio. !n la memoria todo es "rato, hasta la desventura. !sas ra'ones son
personales; dir. una de orden "eneral. A diferencia de otras ciudades, inebra no es enf+tica.
&ars no i"nora que es &ars, la decorosa Londres sabe que es Londres, inebra casi no sabe que
es inebra. Las "randes sombras de Calvino, de -ousseau, de Amiel $ de <erdinand )odler est+n
aqu, pero nadie las recuerda al via(ero. inebra, un poco a seme(an'a del 0apn, se ha renovado
sin perder sus a$eres. &erduran las calle(as montaosas de la ;ieille ;ille, perduran las campanas
$ las fuentes, pero tambi.n ha$ otra "ran ciudad de liberas $ comercios occidentales $ orientales.
S. que volver. siempre a inebra, qui'+ despu.s de la muerte del cuerpo.
&2!,-AS : C)2L!S
&or aqu habr. pasado tantas veces.
*o puedo recordarlas. M+s le(ana
que el an"es me parece la maana
o la tarde en que fueron. Los reveses
de la suerte no cuentan. :a son parte
de esa dcil arcilla, mi pasado,
que borra el tiempo o que mane(a el arte
$ que nin"/n au"ur ha descifrado.
4al ve' en la tiniebla hubo una espada,
acaso hubo una rosa. !ntrete(idas
sombras las "uardan ho$ en sus "uaridas.
Slo me queda la ceni'a. *ada.
Absuelto de las m+scaras que he sido,
ser. en la muerte mi total olvido.
LA 1-23C)!
&iensan los chinos, al"unos chinos han pensado $ si"uen pensando que cada cosa nueva que ha$
en la tierra pro$ecta su arquetipo en el cielo. Al"uien o Al"o tiene ahora el arquetipo de la espada,
el arquetipo de la mesa, el arquetipo de la oda pind+rica, el arquetipo del silo"ismo, el arquetipo
del relo( de arena, el arquetipo del relo(, el arquetipo del mapa, el arquetipo del telescopio, el
arquetipo de la balan'a. Spino'a observ que cada cosa quiere perdurar en su ser; el ti"re quiere
ser un ti"re, $ la piedra, una piedra. :o, personalmente, he observado que no ha$ cosa que no
propenda a ser su arquetipo $ a veces lo es. 1asta estar enamorado para pensar que el otro, o la
otra, es $a su arquetipo. Mara #odama adquiri en la panadera Au% 1rioches de la Lune esta
"ran brioche $ me di(o, al tra.rmela al hotel, que era el Arquetipo. 2nmediatamente comprend que
tena ra'n. Mire el lector la ima"en $ (u'"ue.
5* M3*5M!*43
Cabe pensar que un escultor sale en busca de un tema, pero esa cacera mental es menos propia
de un artista que de un perse"uidor de sorpresas. M+s verosmil es con(eturar que el eventual
artista es un hombre que bruscamente ve. &ara no ver no es imprescindible estar cie"o o cerrar los
o(os; vemos las cosas de memoria, como pensamos de memoria repitiendo id.nticas formas o
id.nticas ideas. !sto$ se"uro de que el seor <ulano de 4al, de cu$o nombre no puedo
acordarme, vio de "olpe al"o que nin"/n hombre, desde el principio de la historia, haba visto.
;io un botn. ;io ese instrumento cotidiano que da tanto traba(o a los dedos, $ comprendi que
para transmitir esa revelacin de una cosa sencilla tena que aumentar su tamao $ e(ecutar el
vasto $ sereno crculo que vemos en esta p+"ina $ en el centro de una pla'a de <iladelfia.
!&2,A5-3
Como quien ve de le(os una batalla, como quien aspira el aire salobre $ o$e la tarea de las olas $
$a presiente el mar, como quien entra en un pas o en un libro, as antenoche me fue dado asistir a
una representacin del &rometeo !ncadenado en el alto teatro de !pidauro. Mi i"norancia del
"rie"o es tan perfecta como la de Sha6espeare, salvo en el caso de las muchas palabras hel.nicas
que desi"nan instrumentos o disciplinas que i"noraron los "rie"os. Al principio trat. de recordar
versiones castellanas de la tra"edia, ledas hace $a m+s de medio si"lo. Lue"o pens. en )u"o $ en
Shelle$ $ en al"/n "rabado del tit+n atado a la montaa. Lue"o me esforc. en identificar una que
otra palabra. &ens. en el mito que $a es parte de la memoria universal de los hombres. Sin
propon.rmelo $ sin preverlo, fui arrebatado por las dos m/sicas, la de los instrumentos $ la de las
palabras, cu$o sentido me era vedado, pero no su anti"ua pasin.
M+s all+ de los versos, que los actores, creo, no escandan, $ de la ilustre f+bula, ese profundo
ro, en la profunda noche, fue mo.
L5A*3
0unto a las palabras que dict habr+, creo, la ima"en de un "ran la"o mediterr+neo con lar"as $
lentas montaas $ el inverso refle(o de esas montaas en el "ran la"o. !se, por cierto, es mi
recuerdo de Lu"ano, pero tambi.n ha$ otros.
5no, el de una maana no demasiado fra de noviembre de FGFI, en que mi padre $ $o lemos, en
una pi'arra, en una pla'a casi vaca, letras de ti'a que anunciaban la capitulacin de los 2mperios
Centrales, es decir, la deseada pa'. Los dos volvimos al hotel $ anunciamos la buena noticia =no
haba radiotelefona entonces> $ no brindamos con champa"ne sino con ro(o vino italiano.
3tros recuerdos "uardo, menos importantes para la historia del mundo que para mi historia
personal.!l primero, el descubrimiento de la balada m+s famosa de Colerid"e. &enetr. en ese
silencioso mar de m.trica $ de im+"enes que Colerid"e so en los /ltimos aos del si"lo
dieciocho antes de ver el mar, que lo defraudara mucho despu.s, cuando fue a Alemania, porque
el mar de la mera realidad es menos vasto que el mar platnico de Colerid"e. !l se"undo =salvo
que no ha$ se"undo porque fueron m+s o menos simult+neos los dos> fue la revelacin de otra no
menos m+"ica m/sica, la poesa de ;erlaine.
M2 5L42M3 42-!
!n mi vida siempre hubo ti"res. 4an entrete(ida est+ la lectura con los otros h+bitos de mis das
que verdaderamente no s. si mi primer ti"re fue el ti"re de un "rabado o aquel, $a muerto, cu$o
terco ir $ venir por la (aula $o se"ua como hechi'ado del otro lado de los barrotes de hierro. A mi
padre le "ustaban las enciclopedias; $o las (u'"aba, esto$ se"uro, por las im+"enes de ti"res que
me ofrecan. -ecuerdo ahora los de Montaner $ Simn =un blanco ti"re siberiano $ un ti"re de
1en"ala> $ otro, cuidadosamente dibu(ado a pluma $ saltando, en el que haba al"o de ro. A esos
ti"res visuales se a"re"aron los ti"res hechos de palabrasB la famosa ho"uera de 1la6e =4$"er,
t$"er, burnin" bri"ht> $ la definicin de ChestertonB !s un emblema de terrible ele"ancia. Cuando
le, de nio, los 0un"le 1oo6s, no de( de apenarme que Shere #han fuera el villano de la f+bula,
no el ami"o del h.roe. @uerra recordar, $ no puedo, un sinuoso ti"re tra'ado por el pincel de un
chino, que no haba visto nunca un ti"re, pero que sin duda haba visto el arquetipo del ti"re. !se
ti"re platnico puede buscarse en el libro de Anita 1err$, Art for Children. Se pre"untar+ mu$
ra'onablemente ?por qu. ti"res $ no leopardos o (a"uaresA Slo puedo contestar que las manchas
me desa"radan $ no las ra$as. Si $o escribiera leopardo en lu"ar de ti"re el lector intuira
inmediatamente que esto$ mintiendo. A esos ti"res de la vista $ del verbo he a"re"ado otro que
me fue revelado por nuestro ami"o Cuttini, en el curioso (ardn 'ool"ico cu$o nombre es Mundo
Animal $ que se abstiene de prisiones.
!se /ltimo ti"re es de carne $ hueso. Con evidente $ aterrada felicidad lle"u. a ese ti"re, cu$a
len"ua lami mi cara, cu$a "arra indiferente o cariosa se demor en mi cabe'a, $ que, a
diferencia de sus precursores, ola $ pesaba. *o dir. que ese ti"re que me asombr es m+s real
que los otros, $a que una encina no es m+s real que las formas de un sueo, pero quiero a"radecer
aqu a nuestro ami"o, ese ti"re de carne $ hueso que percibieron mis sentidos esa maana $ cu$a
ima"en vuelve como vuelven los ti"res de los libros.
M2,A-4)3-M-
Sin fin el mar. Sin fin el pe', la verde
serpiente cosmo"nica que encierra,
verde serpiente $ verde mar, la tierra,
como ella circular. La boca muerde
la cola que le lle"a desde le(os,
desde el otro confn. !l fuerte anillo
que nos abarca es tempestades, brillo,
sombra $ rumor, refle(os de refie(os.
!s tambi.n la anfisbena. !ternamente
se miran sin horror los muchos o(os.
Cada cabe'a husmea crasamente
los hierros de la "uerra $ los despo(os.
Soado fue en 2slandia. Los abiertos
mares lo han divisado $ lo han temido;
volver+ con el barco maldecido
que se arma con las uas de los muertos.
Alta ser+ su inconcebible sombra
sobre la tierra p+lida en el da
de altos lobos $ espl.ndida a"ona
del crep/sculo aquel que no se nombra.
Su ima"inaria ima"en nos mancilla.
)acia el alba lo vi en la pesadilla.
5*A &!SA,2LLA
Cerr. la puerta de mi departamento $ me diri" al ascensor. 2ba a llamarlo cuando un persona(e
rarsimo ocup toda mi atencin. !ra tan alto que $o deb haber comprendido que lo soaba.
Aumentaba su estatura un bonete cnico. Su rostro =que no vi nunca de perfil> tena al"o de
t+rtaro o de lo que $o ima"ino que es t+rtaro $ terminaba en una barba ne"ra, que tambi.n era
cnica. Los o(os me miraban burlonamente. 5saba un lar"o sobretodo ne"ro $ lustroso, lleno de
"randes discos blancos. Casi tocaba el suelo. Acaso sospechando que soaba, me atrev a
pre"untarle no s. en qu. idioma por qu. vesta de esa manera. Me sonri con sorna $ se
desabroch el sobretodo. ;i que deba(o haba un lar"o tra(e enteri'o del mismo material $ con los
mismos discos blancos, $ supe =como se saben las cosas en los sueos> que deba(o haba otro.
!n aquel preciso momento sent el inconfundible sabor de la pesadilla $ me despert..
-A;!S !* ,!:A
Mientras dicto estas lneas, acaso mientras lees estas lneas, -obert raves, $a fuera del tiempo $
de los "uarismos del tiempo, est+ muri.ndose en Mallorca. Muri.ndose $ no a"oni'ando, porque
a"ona es lucha. *ada m+s le(os de una lucha $ m+s cerca de un .%tasis que aquel anciano inmvil,
sentado, a quien acompaaban su mu(er, sus hi(os, sus nietos, el m+s pequeo en sus rodillas, $
varios pere"rinos de diversas partes del Mundo. =!ntre ellos, creo, un persa.> !l alto cuerpo
se"ua cumpliendo con sus deberes, aunque ni vea, ni oa, ni articulaba una palabra; el alma
estaba sola. Cre que no nos distin"ua, pero al decirle adis me estrech la mano $ bes la mano
de Mara #odama. ,esde la puerta del (ardn, su mu(er nos di(oB :ou must come bac6J 4his is
)eavenJ !sto ocurri en FGIF. ;olvimos en FGIK. La mu(er le daba de comer con una cuchara $
todos estaban mu$ tristes $ esperaban el fin. S. que las fechas que he indicado son para .l un solo
instante eterno.
!l lector no habr+ olvidado La ,iosa 1lanca; recordar. aqu el ar"umento de uno de sus poemas.
Ale(andro no muere en 1abilonia a la edad de treinta $ dos aos. ,espu.s de una batalla se pierde
$ busca su camino por una selva durante muchas noches. Al fin ve las ho"ueras de un
campamento. )ombres de o(os oblicuos $ de te' amarilla lo reco"en, lo salvan $ finalmente lo
alistan en su e(.rcito. <iel a su suerte de soldado, sirve en lar"as campaas por los desiertos de
una "eo"rafa que i"nora. 5n da pa"an a la tropa. -econoce un perfil en una moneda de plata $
se diceB !sta es la medalla que hice acuar para celebrar la victoria de Arbela cuando $o era
Ale(andro de Macedonia.
!sta f+bula merecera ser mu$ anti"ua.
L3S S5!C3S
Mi cuerpo fisico puede estar en Lucerna, en Colorado o en !l Cairo, pero al despertarme cada
maana, al retomar el h+bito de ser 1or"es, emer(o invariablemente de un sueo que ocurre en
1uenos Aires. Las im+"enes pueden ser cordilleras, ci.na"as con andamios, escaleras de caracol
que se hunden en stanos, m.danos cu$a arena debo contar, pero cualquiera de esas cosas es una
bocacalle precisa del barrio de &alermo o del Sur. !n la vi"ilia esto$ siempre en el centro de una
va"a neblina luminosa de tinte "ris o a'ul; veo en los sueos o converso con muertos, sin que
nin"una de esas dos cosas me asombre. *unca sueo con el presente sino con un 1uenos Aires
pret.rito $ con las "aleras $ clarabo$as de la 1iblioteca *acional en la calle M.%ico. ?@uiere todo
esto decir que, m+s all+ de mi voluntad $ de mi conciencia, so$ irreparablemente,
incomprensiblemente porteoA
LA 1A-CA
!s una cosa de madera, est+ rota. *o sabe, nunca lo sabr+, que la premeditaron $ traba(aron
hombres de la estirpe de 1reno, que arro( su espada de hierro =as lo quiere la le$enda> $ di(o las
palabras ;ae ;ictis, que tambi.n son de hierro. )abr+ tenido centenares de hermanas, que ahora
son polvo. *o sabe, nunca lo sabr+, que surc las a"uas del -dano $ del Arve $ de aquel "ran
mar de a"ua dulce que se dilata en el centro de !uropa. *o sabe, nunca lo sabr+, que ha surcado
otro ro m+s anti"uo $ m+s incesante que cualquier otro ro $ que se llama el 4iempo. Los "alos la
labraron para ese lar"o via(e un si"lo antes de C.sar $ fue e%humada al promediar el si"lo
diecinueve en el cruce de dos calles de la ciudad, $ ahora, sin saberlo, se muestra a nuestros o(os $
a nuestro asombro en un museo que est+ no le(o de la Catedral en la que predic la predestinacin
0uan Calvino.
!S@52*AS
Aqu habr+ la fi"ura de una esquina cualquiera de 1uenos Aires. *o me dir+n cu+l es. &uede ser
la de Charcas $ Maip/, la de mi propia casa; la ima"ino abarrotada por mis fantasmas,
ine%tricablemente entrando $ saliendo $ atraves+ndose. &uede ser la de enfrente, donde ha$ ahora
un alto edificio con rampas, $ antes, un lar"o conventillo con macetas de flores en el balcn, $
antes una casa que i"noro $, en el tiempo de -osas, un rancho, con la vereda de ladrillo $ la calle
de tierra. &uede ser la de ese (ardn que fue tu paraso. &uede ser la de una confitera del 3nce,
donde Macedonio <ern+nde', tan temeroso de la muerte, nos e%plicaba que morir es lo m+s trivial
que puede sucedernos. &uede ser la de aquella biblioteca de Alma"ro Sur, donde me fue revelado
Leon 1lo$. &uede ser una esquina sin ochava, de las pocas que quedan. &uede ser la de aquella
casa a la que Mara #odama $ $o tra(imos una cesta de mimbre con una leve "ata abisinia que se
llamaba 3dn $ que haba cru'ado el 3c.ano. &uede ser la de un +rbol que nunca sabr+ que es un
+rbol $ que nos prodi"a su sombra. &uede ser una de las tantas que vio por /ltima ve' Leandro
Alem, antes del carrua(e cerrado $ del bala'o que bast. &uede ser la de aquella librera en la que
descubr, a lo lar"o del tiempo, dos historias de la filosofa china. &uede ser la de !smeralda $
Lavalle, donde muri !stanislao del Campo. &uede ser cada una de las que forman el
desparramado tablero. &uede ser casi todas $ es as el no visto arquetipo.
)34!L !S0A, -!2#2A;2#
!n el decurso de la vida ha$ hechos modestos que pueden ser un don.
:o acababa de lle"ar al hotel. Siempre en el centro de esa clara neblina que ven los o(os de los
cie"os, e%plor. el cuarto indefinido que me haban destinado. 4anteando las paredes, que eran
li"eramente ru"osas, $ rodeando los muebles, descubr una "ran columna redonda. !ra tan ancha
que casi no pudieron abarcarla mis bra'os estirados $ me cost (untar las dos manos. Supe
ense"uida que era blanca. Maci'a $ firme se elevaba hacia el cielo raso.
,urante unos se"undos conoc esa curiosa felicidad que deparan al hombre las cosas que casi son
un arquetipo. !n aquel momento, lo s., recobr. el "oce elemental que sent cuando me fueron
reveladas las formas puras de la "eometra euclidianaB el cilindro, el cubo, la esfera, la pir+mide.
!L LA1!-2*43
!ste es el laberinto de Creta. !ste es el laberinto de Creta cu$o centro fue el Minotauro. !ste es
el laberinto de Creta cu$o centro fue el Minotauro que ,ante ima"in como un toro con cabe'a
de hombre $ en cu$a red de piedra se perdieron tantas "eneraciones. !ste es el laberinto de Creta
cu$o centro fue el Minotauro que ,ante ima"in como un toro con cabe'a de hombre $ en cu$a
red de piedra se perdieron tantas "eneraciones como Mara #odama $ $o nos perdimos. !ste es el
laberinto de Creta cu$o centro fue el Minotauro que ,ante ima"in como un toro con cabe'a de
hombre $ en cu$a red de piedra se perdieron tantas "eneraciones como Mara #odama $ $o nos
perdimos en aquella maana $ se"uimos perdidos en el tiempo, ese otro laberinto.
LAS 2SLAS ,!L 42-!
*in"una otra ciudad, que $o sepa, linda con un secreto archipi.la"o de verdes islas que se ale(an
$ pierden en las dudosas a"uas de un ro tan lento que la literatura ha podido llamarlo inmvil. !n
una de ellas, que no he visto, se mat Leopoldo Lu"ones, que habr+ sentido, acaso por primera
ve' en su vida, que estaba libre, al fin, del misterioso deber de buscar met+foras, ad(etivos $
verbos para todas las cosas del mundo.
)ace muchos aos, el 4i"re me dio im+"enes, qui'+ errneas, para las escenas mala$as o
africanas de los libros de Conrad. !sas im+"enes me servir+n para eri"ir un monumento, sin duda
menos perdurable que el bronce de ciertos infinitos domin"os. )e recordado a )oracio, que si"ue
siendo para m el m+s misterioso de los poetas, $a que sus estrofas cesan $ no terminan $
asimismo son incone%as. *o es imposible que su mente cl+sica se abstuviera deliberadamente del
.nfasis. -eleo lo anterior $ compruebo con una suerte de a"ridulce melancola que todas las cosas
del mundo me llevan a una cita o a un libro.
LAS <5!*4!S
!ntre tantas cosas, Leopoldo Lu"ones nos ha de(ado estos firmes versosB
:o, que so$ monta.s, s. lo que vale
la amistad de la piedra para el alma.
*o s. hasta qu. punto Lu"ones poda llamarse monta.s, pero esa duda, de car+cter "eo"r+fico,
es menos importante que la eficacia est.tica del epteto.
!l poeta declara la amistad del hombre $ de la piedra; $o quiero referirme a otra amistad m+s
esencial $ m+s misteriosa, a la amistad del hombre $ del a"ua. M+s esencial, porque estamos
hechos, no de carne $ hueso, sino de tiempo, de fu"acidad, cu$a met+fora inmediata es el a"ua.
:a )er+clito lo di(o.
!n todas las ciudades ha$ fuentes, pero esas fuentes corresponden a ra'ones distintas. !n las
naciones a"arenas proceden de una anti"ua nostal"ia de los desiertos, cu$os poetas cantaban,
se"/n se sabe, a una cisterna o a un oasis. !n 2talia parecen satisfacer esa necesidad de belle'a que
es tpica del alma italiana. !n Sui'a se dira que las ciudades quieren estar siempre en los Alpes $
que las muchas fuentes p/blicas tratan de repetir las cascadas de la montaa. !n 1uenos Aires son
m+s ornamentales $ m+s visibles que en inebra o en 1asilea.
M2L3*A ,!L &5CAL
!n &ehua( me lo dieron
unas manos "enerosas;
m+s vale que no presa"ie
que vuelve el tiempo de -osas.
La empuadura sin cru'
es de madera $ de cuero;
aba(o suea su oscuro,
sueo de ti"re el acero.
Soar+ con una mano
que lo salve del olvido;
despu.s vendr+ lo que el hombre
de esa mano ha decidido.
!l pual de &ehua(
no debe una sola muerte;
el for(ador lo for(
para una tremenda suerte.
Lo esto$ mirando, preveo
un porvenir de puales
o de espadas =da lo mismo>
$ de otras formas fatales.
Son tantas que el mundo entero
est+ a punto de morir.
Son tantas que $a la muerte
no sabe dnde ele"ir.
,uerme tu sueo tranquilo
entre las tranquilas cosas,
no te impacientes, pual.
:a vuelve el tiempo de -osas.
FGIL
!n un restaurante del centro, )a$d.e Lan"e $ $o convers+bamos. La mesa estaba puesta $
quedaban tro'os de pan $ qui'+ dos copas; es verosmil suponer que habamos comido (untos.
,iscutamos, creo, un film de #in" ;idor. !n las copas quedara un poco de vino. Sent, con un
principio de tedio, que $o repeta cosas $a dichas $ que ella lo saba $ me contestaba de manera
mec+nica. ,e pronto record. que )a$d.e Lan"e haba muerto hace mucho tiempo. !ra un
fantasma $ no lo saba. *o sent miedo; sent que era imposible $ qui'+ descort.s revelarle que era
un fantasma, un hermoso fantasma.
!l sueo se ramific en otro sueo antes que $o me despertara.
*34A ,2C4A,A !* 5* )34!L ,!L @5A-42!- LA42*
9ilde escribe que el hombre, en cada instante de su vida, es todo lo que ha sido $ todo lo que
ser+. !n tal caso, el 9ilde de los aos prsperos $ de la literatura feli' $a era el 9ilde de la c+rcel,
que era tambi.n el de 3%ford $ el de Atenas $ el que morira en FGMM, de un modo casi annimo,
en el )otel d8Alsace, del 1arrio Latino. !se hotel es ahora el hotel L8)otel, donde nadie puede
encontrar dos habitaciones i"uales. ,irase que lo labr un ebanista, no que lo disearon
arquitectos o que fue levantado por albailes. 9ilde odiaba el realismo; los pere"rinos que visitan
este santuario aprueban que ha$a sido recreado como si fuera una obra pstuma de la ima"inacin
de 3scar 9ilde.
:o quera conocer el otro lado del (ardn, le di(o 9ilde a ide en los aos /ltimos. *adie i"nora
que conoci la infamia $ la c+rcel, pero al"o (oven $ divino haba en .l que recha'aba esas
desdichas, $ cierta famosa balada, que intenta lo pat.tico, no es la m+s admirable de sus obras.
,i"o lo mismo del -etrato de ,orian ra$, vana $ lu(osa reedicin de la novela m+s renombrada
de Stevenson.
?@u. sabor final nos de(an los libros que 3scar 9ilde escribiA
!l sabor misterioso de la dicha. &ensamos en esa otra fiesta, el champa"ne. -ecordemos con
ale"ra $ con "ratitud 74he )arlot8s )ouse7, 74he Sphin%7, los di+lo"os est.ticos, los ensa$os, los
cuentos de hadas, los epi"ramas, las lapidarias notas biblio"r+ficas $ las ina"otables comedias, que
nos muestran personas mu$ est/pidas que son mu$ in"eniosas.
!l estilo de 9ilde fue el estilo decorativo de cierta secta literaria de su .poca, los :elloE
*ineties, que busc lo visual $ lo musical. *o sin una sonrisa e(erci ese estilo, como hubiera
e(ercido cualquier otro.
5na crtica t.cnica de 9ilde me resulta imposible. &ensar en .l es pensar en un ami"o ntimo, que
no hemos visto nunca pero cu$a vo' conocemos, $ que e%traamos cada da.
A-S MA*A
!sto$ en una esquina de la calle -a$mundo Lulio, en Mallorca.
!merson di(o que el len"ua(e es poesa fsil; para comprender su dictamen, b+stenos recordar
que todas las palabras abstractas son, de hecho, met+foras, incluso la palabra met+fora, que en
"rie"o es traslacin. !l si"lo trece, que profesaba el culto de la !scritura, es decir, de un con(unto
de palabras aprobadas $ ele"idas por el !spritu, no poda pensar de ese modo. 5n hombre de
"enio, -a$mundo Lulio, que haba dotado a ,ios de ciertos predicados =la bondad, la "rande'a, la
eternidad, el poder, la sabidura, la voluntad, la virtud $ la "loria>, ide una suerte de m+quina de
pensar hecha de crculos conc.ntricos de madera, llenos de smbolos de los predicados divinos $
que, rotados por el investi"ador, daran una suma indefinida $ casi infinita de conceptos de orden
teol"ico. )i'o lo propio con las facultades del alma $ con las cualidades de todas las cosas del
mundo. &revisiblemente, todo ese mecanismo combinatorio no sirvi para nada. Si"los despu.s
0onathan SEift se burl de .l en el ;ia(e 4ercero de ulliver; Leibni' lo ponder pero se abstuvo,
por supuesto, de reconstruirlo.
La ciencia e%perimental que <rancis 1acon profeti' nos ha dado ahora la cibern.tica, que ha
permitido que los hombres pisen la luna $ cu$as computadoras son, si la frase es lcita, tardas
hermanas de los ambiciosos redondeles de Lulio.
Mauthner observa que un diccionario de la rima es tambi.n una m+quina de pensar.
LA 03*C423*
,os ros Nuno, de clara fama, el -dano; otro, casi secreto, el ArteN (untan aqu sus a"uas. La
mitolo"a no es una vanidad de los diccionarios; es un eterno h+bito de las almas. ,os ros que se
(untan son, de al"/n modo, dos n/menes anti"uos que se confunden. As lo habr+ sentido
Lavard.n cuando escribi su oda, pero la retrica se interpuso entre lo que senta $ lo que vea, $
convirti a los "randes ros barrosos en n+cares $ en perlas. &or lo dem+s, todo lo que atae al
a"ua es po.tico $ nunca de(a de inquietarnos. !l mar que entra en la tierra es el f(ord o el firth,
nombres de resonancia infinita; los ros que se pierden en el mar evocan la "ran met+fora de
Manrique.
!n esta mar"en fueron sepultados los restos de Leonor Su+re' de Acevedo, mi abuela materna.
)aba nacido en Mercedes durante la pequea "uerra que se llama todava en el 5ru"ua$ la
uerra rande, muri en inebra, hacia FGFO. ;ivi de memoria de una proe'a ecuestre de su
padre, en la alta pampa de 0unn, $ del odio, $a fati"ado $ puramente verbal, de 7los tres "randes
tiranos del &lataB -osas, Arti"as $ Solano Lpe'7. Muri postrada; todos rode+bamos su lecho $
ella di(o con un hilo de vo'B ,.(enme morir tranquila $ despu.s la mala palabra que, por primera $
/ltima ve', o de su boca.
MA,-2,, 05L23 ,! FGIK
!l espacio puede ser parcelado en varas, en $ardas o en 6ilmetros; el tiempo de la vida no se
a(usta a medidas an+lo"as. Acabo de sufrir una quemadura de primer "rado; el m.dico me dice
que debo permanecer die' o doce das en esta impersonal habitacin de un hotel de Madrid. S.
que esa suma es imposible; s. que cada da consta de instantes que son lo /nico real $ que cada
uno tendr+ su peculiar sabor de melancola, de ale"ra, de e%altacin, de tedio o de pasin. !n
al"/n verso de sus Libros &rof.ticos, 9illiam 1la6e asever que cada minuto consta de sesenta $
tantos palacios de oro con sesenta $ tantas puertas de hierro; esta cita sin duda es tan aventurada
$ errnea como el ori"inal. &are(amente el 5l$sses de 0o$ce cifra las lar"as sin"laduras de la
3disea en un solo da de ,ubln, deliberadamente trivial.
Mi pie me queda un poco le(os $ me manda noticias, que se parecen al dolor $ no son el dolor.
Siento $a la nostal"ia de aquel momento en que sentir. nostal"ia de este momento. !n la memoria
el dudoso tiempo de la estada ser+ una sola ima"en. S. que vo$ a e%traar ese recuerdo cuando
est. en 1uenos Aires. @ui'+ esta noche sea terrible.
LA&-2,A FKFH
&or esa escalera he subido un n/mero ho$ secreto de veces; arriba me esperaba PulNSolar. !n ese
hombre sonriente, de pmulos marcados $ alto se con(u"aban san"re prusiana, san"re eslava $
san"re escandinava =su padre, Shul', era del 1+ltico> $ tambi.n san"re lombarda $ san"re latina;
su madre era del norte de 2talia. M+s importante es otra con(uncinB la de muchos idiomas $
reli"iones $, al parecer, de todas las estrellas, $a que era astrlo"o. La "ente, m+%ime en 1uenos
Aires, vive aceptando lo que se llama la realidad; Pul viva reformando $ recreando todas las
cosas. )aba urdido dos idiomas; uno, el creol, era el castellano ali"erado de torpe'as $
enriquecido de inesperados neolo"ismos. La palabra (u"uete le su"era un (u"o malsano; prefera
decir, por e(emplo, se to$besan, se to$quieran; asimismo decaB sansi.ntese o, a una estupefacta
seora ar"entinaB le recomiendo el 4ao, a"re"andoB ?cmoA ?no coe'ca el 4ao 4e Chin"A !l
otro idioma era la panlen"ua, basada en la astrolo"a. )aba inventado tambi.n el pan(ue"o, una
suerte de comple(o a(edre' duodecimal que se desenvolva en un tablero de ciento cuarenta $
cuatro casillas. Cada ve' que me lo e%plicaba, senta que era demasiado elemental $ lo enriqueca
de nuevas ramificaciones, de suerte que nunca lo aprend. Solamos leer (untos a 9illiam 1la6e,
en especial los Libros &rof.ticos, cu$a mitolo"a .l me e%plicaba $ con la que no estaba siempre
de acuerdo. Admiraba a 4urner $ a &aul #lee $ tena, en mil novecientos veintitantos, la osada de
no admirar a &icasso. Sospecho que senta menos la poesa que el len"ua(e, $ que para .l lo
esencial era la pintura $ la m/sica. <abric un piano semicircular. *i el dinero ni el .%ito le
importaban; viva, como 1la6e o como SEedenbor", en el mundo de los espritus. &rofesaba el
politesmo; un solo ,ios le pareca mu$ poco. !n el ;aticano admiraba una slida institucin
romana con sucursales en casi todas las ciudades del atlas. *o he conocido una biblioteca m+s
vers+til $ m+s deleitable que la su$a. Me dio a conocer la )istoria de la <ilosofa de ,eussen, que
no empie'a, como las otras, por recia sino por la 2ndia $ la China $ que consa"ra un captulo a
il"amesh. Muri en una de las islas del 4i"re.
Le di(o a su mu(er que mientras ella le tuviera la mano, .l no se morira. Al cabo de una noche,
ella tuvo que de(arlo un instante, $, cuando volvi, Pul se haba muerto.
4odo hombre memorable corre el albur de ser amonedado en an.cdotas; $o a$udo ahora a que
ese inevitable destino se cumpla.
!L ,!S2!-43
A unos trescientos o cuatrocientos metros de la &ir+mide me inclin., tom. un puado de arena, lo
de(. caer silenciosamente un poco m+s le(os $ di(e en vo' ba(aB !sto$ modificando el Sahara. !l
hecho era mnimo, pero las no in"eniosas palabras eran e%actas $ pens. que haba sido necesaria
toda mi vida para que $o pudiera decirlas. La memoria de aquel momento es una de las m+s
si"nificativas de mi estada en !"ipto.
!L KK ,! A3S43 ,! FGIL
1radle$ crea que el momento presente es aquel en que el porvenir, que flu$e hacia nosotros, se
desinte"ra en el pasado, es decir que el ser es un de(ar de ser o, como no sin melancola, di(o
1oileauB
Le moment oQ (e parle est
d.(R loin de moi.
Sea lo que fuere, las vsperas $ la car"ada memoria son m+s reales que el presente intan"ible. Las
vsperas de un via(e son una preciosa parte del via(e. !l nuestro a !uropa comen', de hecho,
antea$er, el KK de a"osto, pero lo prefi"ur aquella cena del dieciocho. !n un restaurante (apon.s
nos reunimos Mara #odama, Alberto irri, !nrique &e''oni $ $o. La comida era una antolo"a
de sabores fu"aces que nos lle"aban del 3riente. !l via(e que nos pareca inmediato, pree%ista en
el di+lo"o $ en el imprevisto champa"ne que nos ofreci la duea del local. A lo sin"ular, para m,
de un sitio (apon.s en la calle &iedad se unieron las voces $ la m/sica de un coro de personas que
procedan de *ara o de #ama6ura $ que celebraban un cumpleaos. !st+bamos as en 1uenos
Aires, en las pr%imas etapas del via(e $ en el recordado $ presentido 0apn. *o olvidar. esa
noche.
S4A511AC)
)arto menos famoso que el *i+"ara pero harto m+s tremendo $ memorable es el Staubbach de
Lauterbrunnen, el Arro$o de &olvo de la <uente &ura. Me fue revelado hacia FGFS; o desde le(os
el "ran rumor del a"ua vertical $ pesada que se desmorona desde mu$ alto, en un po'o de piedra
que si"ue labrando $ ahondando, casi desde el principio del tiempo. &asamos una noche ah; para
nosotros, como para la "ente de la aldea, el ruido constante acab por ser el silencio.
)a$ tantas cosas en la m/ltiple Sui'a que tambi.n ha$ lu"ar para lo terrible.
C3L3*2A ,!L SAC-AM!*43
&or aqu tambi.n anduvo la "uerra. !scribo tambi.n porque la sentencia puede aplicarse a casi
todos los lu"ares del orbe. @ue el hombre mate al hombre es uno de los h+bitos m+s anti"uos de
nuestra sin"ular especie como la "eneracion o los sueos. Aqu, desde el otro lado del mar, se
pro$ect la vasta sombra de Al(ubarrota $ de esos re$es que ahora son polvo. Aqu se batieron los
castellanos $ los portu"ueses, que asumiran despu.s otros nombres. S. que, durante la "uerra del
1rasil, uno de mis ma$ores siti esta pla'a.
Aqu sentimos de manera inequvoca la presencia del tiempo, tan rara en estas latitudes. !n las
murallas $ en las casas est+ el pasado, sabor que se a"radece en Am.rica. *o se requieren fechas
ni nombres propios; basta lo que inmediatamente sentimos, como si se tratara de una m/sica.
LA -!C3L!4A
Aqu no est+ 2sidoro Su+re', que comand una car"a de h/sares en la batalla de 0unn, que
apenas fue una escaramu'a $ que cambi la historia de Am.rica.
Aqu no est+ <.li% 3lavarra, que comparti con .l las campaas, la conspiracin, las le"uas, la
alta nieve, los ries"os, la amistad $ el destierro. Aqu est+ el polvo de su polvo.
Aqu no est+ mi abuelo, que se hi'o matar despu.s de la capitulacin de Mitre en La ;erde.
Aqu no est+ mi padre, que me ense a descreer de la intolerable inmortalidad.
Aqu no est+ mi madre, que me perdon demasiadas cosas.
Aqu ba(o los epitafios $ las cruces no ha$ casi nada.
Aqu no estar. $o. !star+n mi pelo $ mis uas, que no sabr+n que lo dem+s ha muerto, $ se"uir+n
creciendo $ ser+n polvo.
Aqu no estar. $o, que ser. parte del olvido que es la tenue sustancia de que est+ hecho el
universo.
,! LA SAL;AC23* &3- LAS 31-AS
!n un otoo, en uno de los otoos del tiempo, las divinidades del Shinto se con"re"aron, no por
primera ve', en 2'umo. Se dice que eran ocho millones pero so$ un hombre mu$ tmido $ me
sentira un poco perdido entre tanta "ente. &or lo dem+s, no conviene mane(ar cifras
inconcebibles. ,i"amos que eran ocho, $a que el ocho es, en estas islas, de buen a"Tero.
!staban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son 6an(is que no se
de(an descifrar. !n la verde cumbre de un cerro se sentaron en rueda. ,esde su firmamento o
desde una piedra o un copo de nieve haban vi"ilado a los hombres. 5na de las divinidades di(oB
)ace muchos das, o muchos si"los nos reunimos aqu para crear el 0apn $ el mundo. Las a"uas,
los peces, los siete colores del arco, las "eneraciones de las plantas $ de los animales, nos han
salido bien. &ara que tantas cosas no los abrumaran, les dimos a los hombres la sucesin, el da
plural $ la noche una. Les otor"amos asimismo el don de ensa$ar al"unas variaciones. La abe(a
si"ue repitiendo colmenas; el hombre ha ima"inado instrumentosB el arado, la llave, el
calidoscopio. 4ambi.n ha ima"inado la espada $ el arte de la "uerra. Acaba de ima"inar un arma
invisible que puede ser el fin de la historia. Antes que ocurra ese hecho insensato, borremos a los
hombres.
Se quedaron pensando. 3tra divinidad di(o sin apuroB
!s verdad. )an ima"inado esa cosa atro', pero tambi.n ha$ .sta, que cabe en el espacio que
abarcan sus diecisiete slabas.
Las enton. !staban en un idioma desconocido $ no pude entenderlas.
La divinidad ma$or sentenciB
@ue los hombres perduren.
As, por obra de un hai6u, la especie humana se salv.
2'umo, KO de abril de FGIH.
Libros Tauro
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