Voces 3
Voces 3
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
www.vocescubanas.com/voces
[email protected]
www.vocescubanas.com/voces
[email protected]
o
c
t
u
b
r
e
2
0
1
0
o
c
t
u
b
r
e
2
0
1
0
o
c
t
u
b
r
e
2
0
1
0
o c t
u b r
e 2 0
1 0
o c t u b r e 2 0 1 0
v o c e s v o c e s v o c e s @ g m a i l . c o m
w w w . v o c e s c u b a n a s . c o m / v o c e s
w w w . v o c e s c u b a n a s . c o m / v o c e s
3
3 3
3
n d i c 3 :
Dagoberto Valds ( 1 ) Arte y oficio de hacer revistas independientes
Ena Luca Portela ( 9 ) El escalofro y la carcajada
I
M
A
G
E
N
:
R
o
l
a
n
d
o
P
u
l
i
d
o
www.vocescubanas.com/voces
[email protected]
v o c e s
v o c e s
v o c e s
v o c e s
3
3
3
Mirta Suquet ( 3 ) Del poder y lo grotesco
octubre 2010
L. Santiago Mndez Alpzar ( 59 ) Entrevista a Oswaldo Pay Sardias
Reinaldo Escobar ( 15 ) La hiptesis ms incierta
Francis Snchez ( 16 ) Diario de sueos (I)
Orlando Luis Pardo Lazo ( 18 ) Hay Literatura Cubana despus de la Revolucin?
Nstor Daz de Villegas ( 23 ) Kcho Degas
Gelsys M. Garca Lorenzo ( 27 ) Underground: un artculo trash
Salman Rushdie ( 33 ) Notas sobre la escritura y la nacin
Amir Valle ( 36 ) Las races del odio (fragmento indito)
Alcibades Zaldvar ( 41 ) La vida es sueo y todo se va
Pedro F. Bez ( 44 ) Cubaneando
Mara Elena Blanco ( 45 ) Colinas de los sueos
Dimas Castellanos ( 46 ) La propiedad: un problema medular
Om Ulloa ( 50 ) A la C
Rosa Mara Rodrguez Torrado ( 51 ) Dilogo en porfa
Ernesto Morales ( 55 ) Operacin Blogger: algoritmo para un fracaso
Miguel Iturria ( 53 ) La obra creativa de Reinaldo Bragado
Miriam Celaya ( 11 ) Cuba: posibles escenarios de salida
octubre 2010
ESTE ARTCULO no tendra ninguna
importancia en una sociedad
regularmente libre. O tal vez
s, agregando a la independen-
cia de lo ideolgico, la econ-
mica. Pero an no es nuestro
caso plenamente.
En Cuba, hacer hoy publicacio-
nes peridicas es un desafo
mltiple y tratar de mantener-
las independientes es el pice
del equilibrio y la vigilia. Y que
dure ms de un ao o dos no
pertenece a la naturaleza de
las cosas en lo cubano.
Se trata de la dialctica entre
la libertad de expresin y el
muro del totalitarismo. Es el
pugilato entre la eticidad y el
prosaico decursar de la vida.
Es la pugna entre la evasin de
la caverna y la disipacin de la
bruma en el clarear de la tec-
nologa. Es la cuerda locura de
la polisemia, que intenta decir
entre lneas lo que se explaya
en la existencia prohibida. Ha-
cer revistas no es fcil, al
mejor decir de los cubanos.
Es un arte, sin duda, pero
no solo de la redaccin y
la edicin, del emplane y
el diseo, eso lo encarga-
mos a un especialista. El
arte de hacer revistas es
convertir en signos e im-
genes, en verbo y poesa,
los ripios de la vida coti-
diana. Es evadir el panfle-
to sin bordear la denun-
cia. Es adelantar el anun-
cio sin manas profticas.
Hacer revistas es, sobre
todo, creacin. El arte de
la poiesis que transforma
en belleza, sin relumbrn,
la dureza de la verdad y
las esencias de la bondad
sin moralinas.
No se trata solo de dar es-
pacio a los escritores y ar-
tistas, sino de convertir
cada revista en una obra
del arte de crear, del vir-
tuosismo del comunicar,
del desvelo de la gnesis
del espritu.
Hacer publicaciones
peridicas es tambin un
oficio. Y como todos sig-
nifica un aprendizaje.
Nadie hace revistas de
nacimiento. Todos hemos
sido y somos ante todo
aprendices. Y es el
ejercicio del oficio
quien ensea haciendo.
Toda revista es, a ojos
vista, la huella de ese aprendizaje.
Basta tomar el primer nmero y
comparar con los sucesivos. A no ser
que degenere el intento, entonces el
oficio ir mostrando la destreza de
los redactores y el equilibrio de los
d
a
g
o
b
e
r
t
o
v
a
l
d
s
{ V/1 }
editores para lograr que cada nmero
sea coherente y plural. Hay maestros
y aprendices, pero si son ticos, cui-
darn el gremio, transmitirn los se-
cretos del oficio y colaborarn con
otros orfebres. Y se sabe bien quin
ha llegado a la maestra y quien se
qued de aprendiz de editor. Las cla-
ves estn en la apertura a la crtica,
la colaboracin sin mezquindades y el
reconocimiento de los mritos y el
perfil de cada revista.
Si el arte es la esencia, el oficio es
la factura. Cada entrega debera lo-
grar ese par dialctico y esa comu-
nin dialgica entre el arte de co-
municar y el oficio de hacerlo con
claridad, simplicidad y sintona con
los cdigos de los destinatarios.
Cada factura peridica habla no tan-
to de los emisores, sino de aquellos
en quienes los editores estn pen-
sando. Y de si estos han logrado el
oficio de no pensar tanto ni sobre
todo en lo que ellos quieren decir, o
en la forma en que quieren decirlo o
disearlo, sino tener razn y corazn
puestos en la capacidad de aquellos
a los que se desea llegar e insinuar,
despertar y convocar, debatir y dia-
logar. Cmo se puede dialogar si el
cdigo y la clave son slo de los re-
mitentes?
El mayor desafo de la aventura de
hacer publicaciones peridicas es
preguntarse ante cada nmero: Qu
es lo que est pasando alrededor de
los destinatarios? Cmo describirlo
descubriendo aristas y qu propues-
tas, sea en el enfoque, sea en la sn-
tesis, sea en las soluciones, tenemos
para ofrecer a los lectores?
Una publicacin puede articular arte
y oficio pero se quedara encriptada
si no logra llegar a los receptores de-
seados. Revista hermtica es semilla
infrtil. Ajustar el lenguaje es garan-
ta de la fecundidad y la expansin
de una revista que aspira a salir del
crculo de iniciados.
Por fin, publicacin y trabajo en
equipo son los dos ejes de la conti-
nuidad, la periodicidad y la profesio-
nalidad del arte de hacer revistas.
Una revista unipersonal es como una
palma sola: esbelta, vital, frondosa,
pero sin ramas ni bosque.
Detrs de cada revista aparece tras-
lcido e inconfundible, el equipo que
la crea. Una revista proclama y recla-
ma el estilo de trabajo de su consejo
de redaccin y este es el mapa gen-
tico de la publicacin.
Cuba se debate entre la bruma de la
censura y el ADN de la autocensura.
Cada revista que sale y se mantiene
es un parto de creatividad y audacia.
El tiempo, un nmero sobre otro, es
la nica forma de ganar una referen-
cia en la conciencia adormecida de la
desinformacin. Que identifiquen el
nombre, y lo relacionen con la liber-
tad de la luz que cada cual lleva den-
tro, es ya corona y floracin. Que
marque un perfil y abra otros surcos
editoriales es meta y frutos.
Con toda transparencia y conviccin
puedo decir que hacer una revista en
Cuba es parto doloroso y demorado.
Hacer dos es alumbrar jimaguas en
casa pobre. Pero el alumbramiento
vale la pena cuando la creatura ex-
tiende sus brazos y nos devuelve en
haces de libertad de expresin las
ascuas del despertar de las concien-
cias de los lectores convertidos en
periodistas ciudadanos. { V }
a r t e y o f i c i o d e
h a c e r r e v i s t a s
i n d e p e n d i e n t e s
{ V/2 }
d
a
g
o
b
e
r
t
o
v
a
l
d
s
MERDRE!, exclama el Rey Ub a la entra-
da del espectculo. Y slo los que estn
sentados en platea, los que contemplan la
puesta en escena desde sus cmodos bu-
tacones de espectadores pueden rer la
farsa.
Ahora el Ub cubano ha vuelto y
aquellas reflexiones fantasmticas que
aparecieran en los editoriales de la prensa
vuelven a tener un cuerpo, descarnado y
macilento que las represente. La sintaxis
ubesca aade un plus de impudor a esa
imagen que regresa con las huellas del
submundo. Y todo es disparate en la resu-
rreccin. Pero a pesar del absurdo o pre-
cisamente porque se trata del absurdo
el rey Ub ha vuelto para bromear sobre
su pacto con el diablo y su fuerza de super-
hroe de cmics. El grotesco se reproduce
en la frtil tierra de la desesperanza.
En un breve fragmento de Los anor-
males, Michel Foucault esboza lo que para
l es un procedimiento fundamental en la
constitucin redoblada y arbitraria del Po-
der, desde los imperios romanos hasta las
formas de gobierno fascistas: cuando, ms
all de todo lmite de anlisis o convenien-
cia, el Poder sustenta su potencia, su insos-
layable fuerza, en lo grotesco. El poder
grotesco: la imagen ubesca de quien se sa-
be personaje desmesurado, loco sin bridas,
payaso de un orquestado circo, bufn sui-
cida, y an as, en el delirio de la farsa, so-
mete a todo un pueblo a sus alucinaciones.
Es el mecanismo que funciona como le-
gitimacin de una autoridad incuestiona-
ble; desde Nern, extasiado ante su arpis-
ta favorito, hacindolo taer hasta el des-
fallecimiento, o Franco, el hombrecillo se-
micastrado y con voz insegura; pasando por
la mano temblorosa del Fhrer encerrado
en su bnker como en una temporada en
el infierno, o por la senilidad de quien, con
voz de sabio, habla de la URSS despus de
ms de una dcada de su desaparicin y
revuelve miedos ancestrales como si tu-
viese en sus manos los hilos del destino
del mundo, mientras las superpotencias
traman la Tercera Guerra Mundial
El poder que se pretende absoluto,
va imponiendo su majestas a travs de es-
ta especie de ridiculizacin propia, que en
realidad se trata de una imposicin de ese
plus de poder que hace que lo ridculo de-
ba ser aplaudido y obedecido. El poder se
afianza en la autoridad risible.
Es una ley bsica que extraemos de
los refranes de las abuelas: El jefe es je-
fe aunque se mee en la cama. El acto ri-
dculo no lo demerita; por el contrario, lo
reafirma. Paradojas de la dominacin. Y el
Comandante en Jefe pretende seguir sien-
do Jefe a pesar de que decline con tai-
mada modestia su actual autoridad,
aunque sea un coma andante. Lo que con-
vierte en tristemente poderoso a este Po-
der es que todos los sbditos reconoz-
can el despropsito y an as se vean obli-
gados a obedecer, y poco puedan hacer
para destronarlo.
m
i
r
t
a
s
u
q
u
e
t
t
e
u
q
u
s
a
t
r
i
m
d
e
l
p
o
d
e
r
y
l
o
g
r
o
t
e
s
c
o
{ V/3 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
Que sea bautizado por la burla po-
pular como una especie de zombi no sig-
nifica que ya no tenga poder; significa que
an cuenta como poder, como si con esta
apelacin su imagen diese un ltimo cole-
teo en lo grotesco: es un muerto-vivo po-
ltico que, sin embargo, habla ante la Asam-
blea Nacional de diputados; proyecta su
sombra de aparecido en leyes y vatici-
nios, y lo que es peor, amenaza con reto-
mar las bridas del absurdo En este caso,
lo grotesco y lo abyecto se dan la mano.
Nada hay ms abyecto que un ser en tran-
sicin, que un hormigueo inestable entre
lo que se es y no se es, ms an cuando
las dos posibilidades son extremos exclu-
yentes abyecto, precisar Kristeva, en
tanto pone en equilibrio la identidad de
quien lo confronta.
Nada ms abyecto, entonces, que un
Presidente que ha perdido toda su aura de
poder, que ha cado del podio, cadver
(cadere, caer) en transicin. Justamente
porque su senilidad y su salud son ina-
propiadas para dirigirse a un pas aun-
que sea en la plana editorial del Granma
y hablar de controvertidos temas que ne-
cesitan de anlisis de ms pulso y rigor;
justamente por hacer esto y recibir a
cambio el aplauso, la risa y la aprobacin,
es que su poder deshilachado se reteje,
como si un espritu burln lo animara, pa-
ra mostrarnos que en 50 aos nos adies-
tramos como pueblo para cumplir un per-
fecto rol: corear el disparate, rer la farsa.
Para Foucault, las formas de rebaja-
miento del Poder los chistes populares,
las caricaturas u otras formas de degra-
dacin no son rituales que limitan los
efectos de poder y que contrarrestan las
secuelas de la dominacin. Estas formas
de rebajamiento, por el contrario, son
mecanismos que en definitiva muestran,
por un lado, la precariedad de quien se
expresa de manera marginal, y por otro,
la inevitabilidad del poder, que puede
funcionar precisamente en todo su rigor y
en el lmite extremo de su racionalidad
violenta, aun cuando est en manos de al-
guien que resulta efectivamente descali-
ficado (Foucault).
La burla que como corriente subrep-
ticia ha hecho germinar sagaces crticas
en el submundo privado, miniaturas con-
denadas a morir en la sombra ha fun-
cionado como un mecanismo ms de redo-
blamiento del poder, sustentado en esa
especie de doblez revolucionaria que des-
de hace mucho tiempo pas a constituir la
moralidad cubana: se juega con la cade-
na pero no con el mono, vuelve a adver-
tir la abuela; aunque hemos aprendido
tambin a jugar con el mono, a rernos de l
siempre en el lmite del espacio privado
Sin embargo, esa burla se retuerce co-
mo pez fuera de agua: admitir que quien
funge como centro de burlas y descalifi-
caciones sea quien nos dirija, y que ese sin-
sentido no se detiene, sino que crece con
los aos, es coronar en la sucesin de nues-
tros fracasos a Ub rey. Nos burlamos al
mismo tiempo que aplaudimos: seguimos
el ritmo de la conga. Aunque toda burla
tiene un lmite y no es lo mismo rerse
con que rerse de.
II.
En la esfera pblica, la crtica mordaz fue
amordazada desde el ao 0. El 22 de julio
de 1959, en la clausura del X Congreso
Textil, Fidel Castro se muestra indignado
con el artculo Cambio de cucharas del
prestigioso periodista y humorista cubano
Carlos Robreo, fundador de la revista
Zig-Zag en 1938. Tacha al artculo de ino-
portuno o de oportunista; no es, para
la Revolucin naciente, el momento ade-
cuado para el descrdito burlesco, como
si el humor poltico no necesitara de la
contundencia de la inmediatez. Nunca
ms llegara el momento adecuado y los
humoristas debieron enfocar sus stiras
hacia el lugar comn, el enemigo de las
90 millas y otros males de rango inter-
nacional.
Zig-Zag, el popular semanario de hu-
mor grfico que aglutinaba a una genera-
cin formada por los ms importantes ca-
ricaturistas de la isla, haba podido des-
lizar durante la dictadura batistiana algu-
nas de sus stiras hacia terrenos pro-fi-
delistas a travs del personaje del Lo-
quito, lo cual fue agradecido por los her-
manos Castro y por el Che en enero del
59: Un saludo al pueblo que tendr de
nuevo el placer de leer a Zig-Zag sin cen-
sura, dice Castro en la revista, y conti-
na: Rico ha de ser el anecdotario de sus
redactores, directores y empleados en el
esfuerzo por mantener en pie un diario
que no se puede concebir con mordaza.
Haber mantenido la circulacin de Zig-Zag
{ V/4 }
bajo la censura fue una proeza que habla
muy alto de la inteligencia y agudeza de
nuestro pueblo.
Como se sabe, muy poco tiempo des-
pus Zig-Zag se ver forzada a empacar
sus maletas en busca de la libertad de ex-
presin (en una verdadera dictadura ni la
agudeza del pueblo escamotea la cen-
sura). Palante sustituir este espacio, y
desde el ttulo de la publicacin se ratifi-
car la linealidad de su humor con oreje-
ras: hacia adelante, que en jerga revolu-
cionaria significaba por el recto camino
de las ordenanzas, en contraposicin a la
sinuosa irreverencia del zigzag.
De esta forma, en el mbito pblico
pronto quedar muy claro que no es lo
mismo rerse de que rerse con, y que una
de las mejores formas de demostrar la fi-
delidad es subrayar, con sonrisa notoria,
la astucia del predicador. Ese espacio pa-
ra la risa colectiva, en donde el orador
oficia pblicamente como clown para que
se ran sin tapujos, ha sido trazado de ma-
nera suspicaz, como si de una estratage-
ma se tratara, para controlar el rescoldo
sumergido de las burlas (De nios, cuan-
do los conflictos de poder se ejercan mu-
chas veces en el terreno de las bromas,
aprendimos que recogiendo las palabras
hirientes y asumindolas con orgullo, des-
vibamos las flechas burlescas. De igual
forma pueden leerse las sdicas bromas
del Comandante).
Si revisamos las infinitas alocuciones
dirigidas al pueblo en cincuenta aos, en
casi todas encontramos aclaraciones pues-
tas por los taqugrafos para sealar la risa
colectiva ante las bromas del Lder. Y las
bromas, muchas veces, son despiadadas:
un sarcasmo dirigido a un ministro o a un
colaborador de turno que debe soportar
estoicamente el peso de la vergenza
frente a toda una nacin; las burlas a los
periodistas, a los intelectuales; el descr-
dito o el menosprecio ante una sugeren-
cia, o incluso, esa falsa bondad con la que
sola comenzar los discursos advirtiendo,
para consuelo de tontos, que sera breve.
Castro ha sido siempre un ventrlocuo
aficionado al espectculo: ha hecho ha-
blar a sus ministros con las cuerdas adies-
tradas de su estmago, desacreditando las
capacidades y conocimientos de los cola-
boradores. Aunque la metfora funciona-
ra mejor si la invertimos. Todo el saber
enciclopdico, la poderosa memoria, los
discursos pseudocientficos y politolgicos
(polito-ilgicos?) del Lder, han sido el
resultado de saberes usurpados que, una
vez mezclados, simplificados y tergiver-
sados, se han convertido en simulacros
que adquieren el valor de verdad. Y el
mueco, en pleno espectculo, se gira so-
bre s mismo para mofarse de sus con-
ductores, asumiendo la responsabilidad
de la parodia. En definitiva, haberse apro-
piado permanentemente de lugares de
{ V/5 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
enunciacin y de los enunciados que
debera haber respetado (vg., el rol del
equipo ministerial y sus tomas de decisio-
nes), y haberlo hecho, sobre todo, desde
la jactancia diletante, es uno de los tan-
tos ejemplos de cmo la verdad nace anu-
dada al disparate, y la risa a la posibilidad
de muerte
Como advierte Foucault, hay ciertos
tipos de discursos peligrosos que no solo
provocan risa sabemos que detrs de la
figura ubesca no hay, ni mucho menos, un
payaso; hasta hace poco haba un Presi-
dente. En este caso, se trata de dis-
cursos que pueden matar, discursos de
verdad y [] discursos que dan risa (Fou-
cault). Cuando esta trada se unifica, se
constituye una tecnologa de poder alta-
mente eficaz: se maximiza el dominio y
sus efectos a partir de un poder incontro-
lado que se parodia a s mismo, parodia el
discurso cientfico asumiendo la capaci-
dad de oficializar efectos de verdad, y
usufructa los fundamentos del biopoder
moderno para decidir por la vida y la
muerte de sus conciudadanos, siempre
suponiendo estos actos de permanente si-
mulacro como un beneficio a la nacin.
Rer la bobada, babear con el chiste
de turno y que todos espen la ortodoncia
perfecta del vecino de al lado, es el oficio
de muchos de los invitados a esos convites
televisados en los que el Lder reafirmaba
su carisma, ya fuese en clausura de Con-
greso partidista, en Asamblea de Diputa-
dos o en Mesa Redonda. Un rostro dema-
siado adusto podra delatar algo ms que
poco sentido del humor, aunque tambin
uno demasiado risueo podra ser indicio
del disparate. En el montaje y la puesta
en escena del poder, el dislate y el auto-
ritarismo se dan la mano.
En su discurso del 26 de julio de 2006,
Castro jugaba con la posibilidad, tan temi-
da por aquella fecha, de que vivira ms de
100 aos: Pero no se asuste nuestro veci-
nito del Norte, que yo no estoy pensando
en estar ejerciendo funciones a esa edad.
No, nadie se asusta, faltaba ms! Es en
ese lmite absurdo donde, como he comen-
tado, se coloca la dimensin grotesca de
un poder que se re realmente con y de
nosotros, y no a la inversa.
La frase citada contina para con-
cluir en una ovacin cerrada: porque,
adems, [la funcin] que ejerzo no se de-
be a mi voluntad, ni mucho menos, nunca
luch para eso. S luchar toda mi vida,
hasta el ltimo segundo, mientras tenga
uso de razn, por hacer algo bueno, hacer
algo til, porque todos hemos aprendido a
ser mejores con cada ao que nos pasa
por encima, todos los revolucionarios.
La risa se cuaja en una mscara
cuando nos preguntamos cundo ser ese
ltimo segundo de razn, y quin ser
el encargado de diagnosticar su prdida; o
la pertinencia de esa razn ya extraviada
hace tanto, su bondad, su utilidad, para
quin?, para qu? Estas frases fueron
redas y aplaudidas, an cuando el pavor
ante la posibilidad de un implante de c-
lulas madres, de la creacin del cyborg,
de un Castro conectado a una mquina
eterna, circulaba en el terreno impreciso
del chiste y la credulidad; y circular en
ambos terrenos, que son en definitiva uno
mismo, el de la posibilidad temida y con-
jurada con la risa, abre la brecha hacia la
tristeza ms denigrante: la del poder
anclado a lo grotesco.
III.
La cruzada hacia la imagen de un poder
absoluto arraigado en el grotesco comen-
z desde los primeros das del triunfo re-
volucionario. Slo hay que repasar aque-
llas arengas iniciales, insufladas de anc-
dotas mticas, en donde la locura se cruza
con la arrogancia; el podero con la burla,
y la ilusin, con el delirio y la quimera.
En los mtines posteriores al 1ro. de
enero del 59 que se sucedieron a todo lo
largo de la isla, Fidel Castro se encarga de
reafirmar la locura de su hazaa: haber
logrado vencer, con escasos recursos, a
todo un ejrcito armado: Cuando vine
con 82 hombres a las playas de Cuba y la
gente deca que nosotros estbamos locos
y nos preguntaban que por qu pensba-
mos ganar la guerra, yo dije: porque te-
nemos al pueblo.
La estampa del nuevo poder mos-
traba una nueva fisonoma que se acer-
caba ms al loco del pabelln que al ma-
gistrado; a la estampa del asaltador de
caminos que al Presidente de una Repbli-
ca, y esa imagen de guerra hubo de man-
tenerse como fidelidad al icono de la bar-
ba que tantos adeptos haba ganado fren-
te al traje hecho a la medida de los
diputados republicanos.
{ V/6 }
Las barbas ajadas, los cuerpos ham-
brientos y endurecidos y una verborrea
imparable fruto de la eufrica victoria, fi-
jaban la imagen histrica histrinica
del revolucionario: la locura del quijote
libresco, anrquico y libertario, se encar-
naba en un personaje de carne y hueso,
amado y temido como a los locos de la co-
marca. Un personaje que, apelando a las
estrategias ms elementales del populis-
mo la exacerbacin de la autoestima de
un pueblo arruinado, democrtica y eco-
nmicamente, haba logrado desquiciar
a Sancho, que sin saber bien hacia dnde
se encaminaba, ensill su asno para seguir
las huellas del caballo y el caballero an-
dante. (Pero solo el que detenta el Poder
absoluto pudo mantener la imagen robin-
hoodesca, aun cuando la pattica barba
se llenase de canas convirtiendo al asal-
tador de caminos en una especie de mago
de poderes ocultos Solo el Uno poda
permitirse tal ridculo). Evidentemente esta
semejanza, como recuerda Duanel Daz,
fue ratificada con la publicacin del Qui-
jote en una mega-tirada vendida al sim-
blico precio de 25 centavos, con la que se
inaugurara la Imprenta Nacional de Cuba.
Recuerdo un chiste que circulaba por
la Habana y que, en definitiva, como toda
chanza, ancla su hilaridad en el rango de
lo verosmil, y por eso mismo, de lo
vergonzoso. En una visita de Fidel al
Hospital Psiquitrico de La Habana le
explican que haba un loco hacindose
pasar por l y que, adems, se le
asemejaba mucho fsicamente: en el
delirio haba logrado imitarlo con
maestra. Fidel pide conocerlo y cuando
estn frente a frente, el loco se le
abalanza y comienza a golpearlo. Caen al
piso formando un do indistinguible, hasta
que el guardaespaldas se decide a
disparar a uno de los dos sin saber a
ciencia cierta quin es quin. Lo que
sucede y en esto radica la fuerza del
chiste es que no se supo nunca a quin
mataron.
Cervantes haba diseado magistral-
mente, a travs de la fuerza de las dua-
lidades, la compaa perfecta que con-
vierte al Poder en un impulso insosla-
yable. ste necesita, indefectiblemente,
de una panza pueblerina que guiar; y
cuando la cabeza rectora est adornada
por los acechos de la excentricidad y la
locura, cuando esta cabeza rectora es
perversamente dominante, el poder al-
canza sus mayores cuotas de autoimposi-
cin. El tndem cervantino no es grotesco
porque Sancho se regodee en la insanidad
de su estulticia y de sus bajos instintos, o
porque el hroe sea un chiflado teme-
rario, un idealista deshuesado, sino por-
que el chiflado es capaz de arrastrar al
sensato hacia el imperio de una idea ter-
giversada, descomunal, obligndolo a aban-
donar sus certezas tangibles: su pan dia-
rio, su Aldonza Lorenzo.
El pueblo cubano se fue delineando,
cada vez ms, como el escudero que debe
ser aleccionado a cada paso si sus inso-
lentes majaderas entorpecan la marcha:
un sujeto no pensante, no apto racional-
mente para decidir sus propios destinos,
pero necesario para el Poder.
Ya ha sido varias veces advertida esta
construccin ideolgica: el pueblo, como
los nios o los tontos, puede ser fcil-
mente desviado, manipulado por los ene-
migos, desposedo de su capacidad de ar-
bitraje y anlisis. Y como las mujeres, pe-
netrado. El discurso revolucionario siem-
pre se ha fundado sobre la aparente con-
tradiccin de tener el pueblo ms culto
del mundo, y a la vez, el pueblo ms f-
cilmente penetrable, ideolgicamente ha-
blando. La metfora de la tan temida
penetracin yanqui tantas veces repe-
tida, ha reforzado el imaginario de un
pueblo feminizado que deber ser prote-
gido por el padre autoritario y por los bra-
zos masculinos de la nacin.
Ese mismo pueblo-escudero, o Dulci-
nea fantasmtica, que ha visto, a pesar
del extravo del poder que lo gua, que los
d
e
l
p
o
d
e
r
y
l
o
g
r
o
t
e
s
c
o
d e l p o d e r y l o g r o t e s c o
d e l p o d e r y l o g r o t e s c o
d e l p o d e r y l o g r o t e s c o
m i r t a s u q u e t
{ V/7 }
molinos no son gigantes y que no podrn
ser abatidos con lanzas obsoletas; que los
molinos son espirales que mueven la eco-
noma mundial. A pesar de ello, a pesar
de no ver y creer, como su loco rector, en
alucinaciones y fantasmas, ese pueblo
sanchificado a fuerza del descrdito que
ha sufrido en 50 aos, se ha dado de bru-
ces contra las aspas de enemigos construi-
dos por el propio poder para sustentar sus
paranoias
Y la nsula de Barataria jams ha sido
gobernada por el pueblo, aunque hubiese
podido ser Sancho su mejor gobernador, a
pesar de que en los discursos oficiales
esos que dan risa y pnico a la vez se
diga lo contrario: El que tiene que hablar
de ahora en adelante, el que tiene que man-
dar de ahora en adelante, el que tiene
que legislar de ahora en adelante, es el
pueblo; dice Alonso Quijano al inicio de
la novela, el 6 de enero del 59 en un in-
flamado empeo de convencer al escude-
ro. Ese falso populismo, ese proyecto im-
posible de un agente grupal y descabeza-
do autodirigindose en una sociedad alta-
mente disciplinaria, es la burla ms aca-
bada de un poder que se sabe absoluto,
arraigado y rizomtico. Un poder panp-
tico, como el cubano, en donde todos mi-
ran a todos con el rabillo del ojo, porque
as se ha aprendido a mirar. Habra que
preguntarse quin ha desbaratado y aba-
ratado la nsula convirtindola en esa nef
des fous surreal al puro estilo del Bosco.
Por ms que repaso la historia nacio-
nal de estos 50 aos para hallar momentos
de cordura, de planificacin y progreso, y
no de errores que debern ser enmenda-
dos una y otra vez, slo detecto las aluci-
naciones, los delirios, los proyectos mega-
lmanos, de ejecucin inmediata pero de
finalidad desconocida, y no puedo dejar
de pensar en que la mayor de las burlas
que hemos soportado como pueblo y que
toda dictadura estampa en la cara de sus
sbditos es que la esperanza de cambio
se sostiene sobre la doble pesadilla oscura
de un tiranicidio o de una muerte natural
precipitada. Cada vez que soamos un
pas nuevo, soamos un 13 de agosto sin
celebraciones. (Tengo amigos que viven
con la culpa de desear, intensamente, es-
ta muerte ajena).
El poder, envejecido y grotesco, an
se re de nosotros cada vez que usufruc-
ta la palabra para soar holocaustos y
exclamar merdre! como el Rey Ub. Mien-
tras, siente que mueve los hilos del mun-
do como mueve los de un pueblo que
aprendi a saludar cuando se tensaba el
cordel y aprovechar ese mismo gesto para
taparse el sol de la cara. Otro zombi, la
sombra, como el actual Presidente se au-
toproclamara en el comienzo de aquel dis-
curso del 26 de julio de 2009, dirige nues-
tros destinos Y todos ren la frase de bo-
lero, el acto fallido: Esa sombra soy yo.
El grotesco se reproduce en la frtil
tierra de la desesperanza. { V }
{ V/8 }
ena#L uc a#por t el a
ena#L uc a#por t el a
ena#L uc a#por t el a
ena#L uc a#por t el a
ena#L uc a#por t el a
SI DE NARRADORES se
trata, siento especial
predileccin por los que
cuentan historias duras,
crueles, srdidas e incluso
truculentas, pero en tono
de guasa, de tragicomedia
punzante o humorada
negra, sin perder nunca
de vista el lado ridculo de
las cosas.
Autores as los
encontramos en todas las
lenguas y literaturas, de
Petronio a Bulgkov, de
Quevedo a Gadda, de
Heinrich Mann a Bret
Easton Ellis. Burlescos y
macabros, tienden a
suscitar lo mismo el
escalofro que la
carcajada o la mueca de
asco en los lectores de
estmago delicado,
jams la indiferencia. Y a
esa cuadrilla sin duda
pertenece Reinaldo
Arenas, un ejemplo
excepcional de vitalidad,
imaginacin y rebelda en
el panorama literario
cubano posterior a 1959.
A fines de los
ochenta, ya enfermo de
SIDA, comenz a escribir
en un hospital de Nueva
York la que ms tarde
sera mi favorita
indiscutible entre sus
novelas: El color del
verano. All relata cmo
nuestro pueblo, atribulado
por la miseria y los
desmanes de un viejo
dictador enloquecido a
quien llaman Fifo, en
medio de un estrepitoso
carnaval, logra desprender
la Isla de su plataforma
insular con el propsito de
huir navegando en ella
cual si fuera una balsa
gigantesca. Pero los
millones de balseros no
consiguen ponerse de
acuerdo acerca del lugar
de destino de su
embarcacin y el tipo de
gobierno a adoptar, y
acaban hundiendo la Isla
en el mar.
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
el escalofro y la carcajada el escalofro y la carcajada
{ V/9 }
e L e s c a l o f r o
L
a
c
a
r
c
a
j
a
d
a
e L e s c a l o f r o
e L e s c a l o f r o
L
a
c
a
r
c
a
j
a
d
a
L
a
c
a
r
c
a
j
a
d
a
enaL uc apor t el a
enaL uc apor t el a
Tambin aparecen
en la novela,
transfigurados en forma
grotesca, diversos
episodios de la juventud
de Arenas. Su alter ego, la
Ttrica Mofeta, es un
escritor de lo ms
empecinado en escribir y
escribir y escribir, pese a
la indigencia en que vive,
la censura que lo cerca y
las persecuciones de que
es objeto por parte de
Fifo y los testaferros
fifales. Abiertamente
homosexual (pjaro,
dice l), muy ingenioso,
un poquito malvado,
fugitivo perenne y
perdedor de manuscritos,
la Ttrica Mofeta resulta
un personaje hilarante y a
la vez pattico. El relato
de sus descalabros me
depara una experiencia
muy singular.
Leo y juas juas!,
me ro de lo lindo. Paso la
pgina y, de sbito, un
sobresalto. Vuelvo atrs,
releo despacio, y entonces
me pregunto: a ver, Ena
Luca, de qu coo te
ests riendo?
Como buen escritor
satrico, Arenas cosech
un sinnmero de
enemistades entre sus
conocidos, tanto en la Isla
como en el exilio. En El
color caricaturiza con
saa lo mismo a
Carpentier que a Cabrera
Infante, y a otros muchos
escritores, escritorzuelos,
funcionarios de la cultura,
faranduleros, chivatos y
dems especmenes que
pululan por nuestra ciudad
letrada. No deja ttere
con cabeza! Aunque su
peor enemigo, el ms
canalla, soberbio y
estpido, siempre ser,
por supuesto, Fifo.
No es de extraar,
pues, que la mayora de
los burlados, con sus
respectivos parientes y
amigos, los adoradores
internacionales de Fifo y
la gente mojigata en
general, no sientan un
gran amor por la Ttrica
Mofeta.
Al salir del hospital,
con El color an
inconclusa, muy
debilitado, aunque no por
ello menos enrgico,
Arenas termin la
redaccin de Antes que
anochezca, su
desgarradora
autobiografa que sera
llevada al cine por Julian
Schnabel en 2000, con
Javier Bardem en el papel
protagnico. Ambos
libros, finiquitados en una
ardua, casi heroica batalla
contra el tiempo,
comparten muchas
ancdotas. La diferencia
radica, sobre todo, en el
tono.
En la autobiografa,
menos carnavalesca y ms
directa que la novela,
persiste el jolgorio, slo
que ahora se ha vuelto
amargo. Ya no hay juegos
con el lenguaje, ni
experimentos formales, ni
aventuras fantsticas. No
hay distorsin de los
nombres propios. El
maligno y cretino Fifo, por
si alguien no lo saba, se
llama Fidel Castro.
Cuando Arenas
consigui por fin escapar
de Cuba en el xodo de
1980, yo apenas tena
siete aitos y jams haba
escuchado su nombre.
Cuando aterric por
primera vez en Nueva
York, mucho tiempo
despus, ya l se haba
suicidado. Nunca llegu a
conocerlo en persona.
Quiz por eso me importa
un chcharo la montaa de
insultos y otros
argumentos ad hominem
con que pretenden
silenciarlo, aun despus
de muerto, sus
detractores.
Est claro que no fue
un santo. Slo un escritor
con una enorme vocacin
de franqueza que
defendi contra viento y
marea, en circunstancias
particularmente difciles,
su derecho a expresarse
con entera libertad. Uno
que no se dobleg, en el
mismo mbito donde
muchos otros, todava
hoy, se arrastran. { V }
{ V/10 }
LA TENTACIN de sugerir posibles escenarios de sa-
lida a la actual situacin sociopoltica y econmica
de Cuba puede resultar no solo pretencioso, sino
tambin arriesgado. Ms aventurado an sera imagi-
nar soluciones ms o menos simples o prcticas para
emerger de la crisis general que ha provocado la pro-
longada imposicin de un sistema tan ineficiente co-
mo obsoleto que con su lastre de corrupcin, dete-
rioro moral, desarraigo y desesperanza ha arrastra-
do al pas a un punto crtico que pone en juego inclu-
so nuestra propia ndole como entidad nacional.
No se trata de una declaracin alarmista; me
limito a formular la realidad. Basta echar una mira-
da a los ltimos 50 aos de historia nacional para
constatar la aguda prdida de valores que ha venido
incrementndose ante la persistencia de vivir en un
estado de precaria supervivencia material por un
lado, y bajo un rgimen dictatorial que castra toda
manifestacin de libertad o civilidad por el otro. A
esto, smese la naturaleza evasiva e irresponsable
que tipifica a este conjunto humano generador de lo
que se ha dado en llamar cubanidad (que no es ms
que la esencia del carcter equvoco de nuestra
idiosincrasia), la apata generalizada y el xodo per-
manente, para colocarnos ante el cuadro desolador
de una nacin que ha sido abortada sin haber com-
pletado la madurez necesaria y suficiente para su
nacimiento.
No obstante, un panorama tan sombro no es
pretexto para enterrar la cabeza en la arena o dar-
nos a la fuga precipitada como es habitual entre
nosotros sino que debe concitarnos a la disposicin
de conocer en qu punto nos encontramos, asumir
los riesgos de cometer errores en nuestros criterios y
valoraciones, y poner empeo en tratar de enmen-
dar el rumbo. Hoy la disyuntiva podra ser recoger
nuestros fragmentos maltratados y dispersos para
reconstruirnos, o sencillamente resignarnos a dejar
de ser.
Los discursos de socilogos, historiadores, eco-
nomistas y polticos de distintas tendencias y secto-
res de la sociedad, suelen referirse a la actual crisis
como la coyuntura por la que atraviesa Cuba. Sin
embargo, ese propio concepto coyuntura encie-
rra en s dos implicaciones inmediatas: 1) Su carc-
ter temporal, habida cuenta que toda coyuntura
se manifiesta en un perodo de tiempo limitado; y
2) constituye un punto de inflexin para el ineludi-
ble movimiento o giro que conduzca a una va de sa-
lida. Es preciso, entonces, definir qu elementos ge-
nerales matizan la coyuntura de la realidad cuba-
na actual, que para el presente anlisis, podran ser
los siguientes:
{ V/11 }
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
En lo econmico, un
pas arruinado que exhibe
una colosal deuda externa
y que depende casi absolu-
tamente de las inversiones
extranjeras, de las remesas
familiares de los cubanos
residentes en el exterior y
de los subsidios de aliados
(tambin coyunturales).
Existe un explosivo incre-
mento del ndice de desem-
pleo que, segn se ha
anunciado oficialmente,
se completar hacia 2012,
cuando el nmero de des-
pidos habr alcanzado a
ms del 20% de la fuerza
laboral, y no se cuenta
con la contrapartida de
una economa nacional
sustentada en pequeas y
medianas empresas priva-
das, que tributen ingresos
cuyos beneficios se redis-
tribuyan al interior del
pas. La agricultura, la
ganadera y toda la indus-
tria interna son prctica-
mente inexistentes y se
precisa importar el 80% de
los alimentos que consu-
me la poblacin.
En lo social, se regis-
tra una prdida de calidad
en los servicios y presta-
ciones que constituan
otrora indicadores favori-
tos de los privilegios del
sistema como la educa-
cin y la salud; hay un
deterioro general de los
valores y predominan sen-
timientos de impotencia,
indefensin, desesperan-
za, incertidumbre y apata
que alcanzan a toda la so-
ciedad; prdida de fe en
el sistema y en sus dirigen-
tes; el escapismo como va
de solucin; el constante y
sostenido xodo al extran-
jero y la ausencia casi ab-
soluta de sociedad civil
independiente.
En lo poltico, el monopolio del poder en un
partido nico que es, a la vez, Estado y Gobierno,
erigindose como dictadura en manos de una lite
militar devenida empresariado capitalista (capitalis-
mo de Estado); poltica exterior que ha estado signa-
da por la confrontacin con los grandes centros de
poder (Estados Unidos y la Unin Europea) y por la
alianza con regmenes no democrticos. Al interior
del pas no se reconocen los grupos y partidos de
oposicin y se mantiene la represin o el hostiga-
miento contra todo foco de resistencia cvica y de
pensamiento alternativo. Por otra parte, debido a
las caractersticas represivas del sistema y tambin
por factores histricos y esenciales de los cubanos,
no existe al menos una propuesta de los sectores
opositores al rgimen capaz de aglutinar o interesar
a amplios sectores sociales y sealar un programa
alternativo de cambios.
Otros elementos matizan la crisis cubana, como
su carcter permanente con ciclos de agudizacin,
y el hecho de que tambin abarca a la propia cpula
gobernante y a una buena parte de sus antiguos se-
guidores. A esto se aade la falta de ejercicio de de-
rechos en un pas donde priman la incultura cvica y
la ausencia de libertades de los individuos, lo que ha
conducido a la perniciosa tendencia de esperar las
soluciones desde arriba o desde afuera, o a la
postura acomodaticia y enfermiza que prefiere re-
trasar las acciones hasta que el ciclo biolgico haga
lo suyo y se lleve de una buena vez a la gerontocra-
cia gobernante, cuyo promedio de edad ronda o so-
brepasa los 80 aos, como si la desaparicin de un
grupo de dictadores significara, por s sola, la ins-
tauracin de la democracia.
En medio de este cuadro, el gobierno se ha to-
mado demasiado tiempo para aplicar medidas capa-
ces de enfrentar la crisis general y no se muestra in-
teresado en buscar soluciones polticas al interior de
la nacin. Las disposiciones oficiales recientemente
anunciadas que restablecen la pequea propiedad
privada mediante empresas familiares, etc. son su-
perficiales, extemporneas, anacrnicas e insuficien-
tes, y no satisfacen las expectativas ni contribuyen
al bienestar de la poblacin. La reaccin popular,
por su parte, ha sido tan tmida como las propuestas
oficiales. Incluso el anuncio de la ola de despidos
que en poco ms de un ao arrastrar consigo alre-
dedor de 1 milln 300 mil empleos estatales, si bien
ha provocado malestar, inconformidad e incertidum-
bre, no ha producido siquiera una manifestacin p-
blica de protesta, pese a que el inicio del proceso de
despidos coincide con el incremento de los impues-
tos a los cuentapropistas, la supresin de varios pro-
ductos subsidiados de la cartilla de racionamien-
to, el aumento de la tarifa elctrica, y los rumores
{ V/12 }
del prximo cese de otros subsidios y de la subida de
los costos de los servicios de acueducto, alcantarilla-
do y telefona fija.
El panorama social, sin embargo, muestra una
calma engaosa que parece sometida a la mxima
presin y que ya est liberando fuerzas a travs de
las peores vlvulas: el incremento del delito y el au-
ge del contrabando.
Todo esto nos coloca ante la posibilidad de va-
rios escenarios de salida no necesariamente desea-
bles ni forzosamente excluyentes, es decir, varios
escenarios diferentes podran confluir hacia una mis-
ma salida. Tomando en cuenta las premisas expues-
tas se pueden enunciar, entre otros posibles, los
siguientes:
1) Agudizacin de las carencias con el correspon-
diente aumento de los delitos e indisciplinas socia-
les, lo que puede conducir a la aplicacin de medi-
das extremas desde el gobierno, tales como la utili-
zacin del ejrcito para reprimir la violencia (res-
puesta violenta ante la violencia, como parte de la
historia y la cultura nacional) y el recrudecimiento
de la persecucin contra grupos de la sociedad civil
independiente, lo que conducira al surgimiento de
una crisis humanitaria que podra dar lugar a la in-
tervencin de organismos internacionales a fin de
ayudar a superar la inestabilidad social.
2) Estampida migratoria que eventualmente provo-
cara un nuevo conflicto con los Estados Unidos y la
posible intervencin o presin militar sobre Cuba.
Este escenario tambin podra ocasionar la interven-
cin de organismos internacionales.
3) La profundizacin de las medidas anunciadas por
el General Ral Castro y la aceleracin de su imple-
mentacin, podran conducir ya sea por factores
potenciales o por la urgencia de remontar la crisis
a un escenario propicio al surgimiento de un sector
de la poblacin que, al independizarse del Estado,
favorecera la emergencia de asociaciones con inte-
reses propios y acelerara el resurgimiento de la so-
ciedad civil.
4) Las supuestas fracturas dentro de la cpula y el
ejrcito podran dar lugar, en medio de la desapari-
cin o debilitamiento de la llamada generacin his-
trica, a la toma forzosa del poder por parte de
sectores de la casta militar ms proclives a los cam-
bios, de cuyas acciones dependera el establecimien-
to de una junta de gobierno que, a mediano plazo,
diera lugar a un proceso de democratizacin.
5) La desaparicin natural, a corto plazo, de los l-
deres histricos, sumada a todos los elementos que
agravan la actual crisis,
traera consigo un vaco
de autoridad y un descon-
trol que podra desembo-
car en un caos de conse-
cuencias impredecibles.
6) La creacin de futuras
alianzas, mediante progra-
mas no ideologizados en-
tre grupos opositores y de
la incipiente sociedad civil
independiente, podra co-
adyuvar al fortalecimiento
de un sector de interlocu-
tores sociales al interior
de Cuba y sentar las bases
de un escenario propicio
para el fomento de una
accin crtica efectiva que
gane espacios a nivel so-
cial y comience a impulsar
cambios desde adentro,
a la vez que concite y vali-
de el apoyo internacional.
Estos escenarios tie-
nen un carcter puramen-
te especulativo pero se
basan en elementos obje-
tivos de la realidad ac-
tual. Ciertos eventos po-
dran acelerar o retardar
los acontecimientos, como
por ejemplo, el fin de los
subsidios venezolanos a la
Isla a raz de una posible
salida de Hugo Chvez del
gobierno de esa nacin
suramericana en las elec-
ciones de 2012, lo que
precipitara el colapso al
interior de Cuba; la desa-
paricin fsica de los lde-
res histricos, que podra
colocarnos en un desenla-
ce brusco o precipitado; o
la sbita aparicin de una
nueva fuente de financia-
miento a la dictadura, que
le dara un respiro y un
nuevo plazo de gracia pa-
ra continuar en el poder.
Un elemento de suma
importancia sera un cam-
bio en el contexto poltico
{ V/13 }
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
de Estados Unidos de cara a las elecciones del propio ao
2012. La posibilidad de que tomen el poder los republicanos,
partidarios de una lnea ms dura con el gobierno cubano, mo-
dificara sensiblemente cualquier escenario en Cuba, influyen-
do en el desenlace. Si coincidieran en el tiempo la salida de
Chvez, en Venezuela, y la entrada de los republicanos, en Es-
tados Unidos, se agravara an ms el actual panorama de la
Isla y podra complicarse exponencialmente la solucin de una
salida gradual a la crisis.
Tambin ocurre que el toque de urgencia e inmediatez
que los cubanos gobierno, pueblo y oposicin suelen impri-
mir a cada accin, podra asfixiar las ocasiones de mejorar los
escenarios o aprovechar oportunidades favorables que pudie-
ran presentarse para evitar un contexto violento.
Abordando el asunto desde otro ngulo, hasta hoy ningn
movimiento opositor interno ha sido lo suficientemente fuerte
y sostenido como para obligar al gobierno a implementar ver-
daderos cambios. Las liberaciones de presos polticos que se
han venido produciendo, previos acuerdos entre el gobierno y
la alta jerarqua catlica, responden a la fuerte presin ejer-
cida por grupos de la sociedad civil independiente, lo que de-
muestra el poder de estos grupos cuando se coordinan las
energas en aras de un objetivo comn. Queda implcito que
los tiempos actuales no imponen retos solo al gobierno. La di-
sidencia tradicional, pese a sus esfuerzos y a sus muchos
aos de existencia, todava no ha alcanzado la visibilidad y
madurez que requiere la coyuntura para contar como una
fuerza que el gobierno o la opinin pblica nacional tengan
que tomar en cuenta, de manera que urge para sus miembros
la implementacin de nuevas estrategias, alianzas y programas
que ofrezcan alternativas atractivas y viables capaces de rom-
per el ciclo de apata social y muevan al menos a un grupo re-
presentativo de cubanos a forzar por los cambios imprescindi-
bles. La tarea es difcil: nunca antes el momento fue ms pro-
picio para recabar el apoyo de los cubanos comunes; pero
tampoco fuimos jams tan apticos y desarraigados.
El presente anlisis naturalmente, incompleto no pre-
tende ser un pronstico o una prediccin sobre el futuro me-
diato cubano; tampoco es inamovible o excluyente: muchos
acontecimientos pueden sucederse que modifiquen o eliminen
los escenarios que aqu se incluyen, as como tambin podran
apoyar el surgimiento de otros. Tampoco pretendo invalidar
otras opiniones o anlisis, sino tomarlos en cuenta para mejo-
rar esta propuesta. La intencin que me mueve es adelantar
una aproximacin al tema, establecer un debate sobre el mo-
mento que vivimos en la Cuba de hoy, examinar las circuns-
tancias y la naturaleza de los eventos que rodean la actuali-
dad de la Isla y, con suerte, llegar a prever las posibles sali-
das. Hemos alcanzado un punto crtico y es esta una hora de
urgencia, pero habr que velar por que esta vez las soluciones
no se limiten a simples ajustes coyunturales o cambios de figu-
ras. Tal vez no contamos con las fuerzas cvicas necesarias pa-
ra conjurar todos los males que sufrimos y los que se nos ave-
cinan, pero me atrevo a asegurar que algunos cubanos cree-
mos que vale la pena intentarlo. { V }
{ V/14 }
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
m
i
r
i
a
m
c
e
l
a
y
a
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
C
u
b
a
:
p
o
s
i
b
l
e
s
e
s
c
e
n
a
r
i
o
s
d
e
s
a
l
i
d
a
EN UNO DE ESOS interminables
debates donde tratamos de perfilar
cul ser la salida de la actual
situacin, algunos colegas discutamos
sobre los posibles escenarios, las
innumerables variables de cada uno y
los destinos finales de las hiptesis
planteadas.
Al principio se especul
levemente sobre la presumible
decencia de nuestros gobernantes
quienes, en un acto de buena
voluntad, reconoceran su fracaso y
convocaran a un dilogo entre todos
los cubanos para refundar la Nacin.
Esta apuesta fue reformulada, hasta
que la decencia qued convertida en
pragmatismo y la buena voluntad se
redujo a los deseos de mantenerse en
el poder, con la consabida
introduccin de cambios cosmticos
carentes de autocrtica y de
compromiso poltico.
Barajamos todas las cartas.
Apareci la variante de la explosin
social, con su indeseable cuota de
ensangrentada venganza. Bordeando lo
inslito consideramos la posibilidad de
un golpe de estado, incluyendo la
sorpresiva declaracin televisada:
Nosotros, la Junta de Salvacin
Nacional. Y para no dejar nada
afuera, se contempl la ms fea de
todas: la intervencin extranjera con
sus traumticas secuelas.
Alguien, que estuvo en silencio
durante toda la discusin, dijo que
habamos olvidado una hiptesis, la
ms incierta aclar, y casi
pidiendo disculpas la enunci, a la
manera de una larga pregunta
retrica: Y si nuestros actuales
gobernantes, aprovechando las
leyes de la economa marxista,
logran estabilizar la produccin de
alimentos hasta satisfacer las
necesidades de la poblacin. Y si,
aplicando las frmulas de la
planificacin y el centralismo,
resuelven el problema de la vivienda,
el del transporte, el de la generacin
de energa y el de la distribucin justa
y equitativa de electrodomsticos. Y
si, empleando con rigor la exigencia
y los controles, llegan a extirpar el
cncer de la corrupcin, para acto
seguido eliminar sus causas. Y si,
cindose estrictamente a los cnones
ideolgicos, alcanzan a desterrar los
falsos valores que hoy prevalecen en la
juventud, insuflndoles el amor al
trabajo, el estoicismo y el espritu
solidario, tpicos del hombre nuevo.
Y si, teniendo en consideracin las
singularidades cubanas, consiguen
realmente construir el socialismo,
el que ninguna sociedad ha conocido
hasta ahora, donde el trabajo sea un
placer, donde florezca la cultura en el
abonado terreno de la libertad, el
deporte se practique ms para la salud
del cuerpo que por la ambicin de
medallas, y la recreacin deje de
parecerse al vicio y la vulgaridad.
Y si finalmente realizan la utopa para
traer la prosperidad y la plenitud
humana a todos los cubanos
Nos quedamos sin poder precisar
si se trataba de un chiste o una
provocacin, hasta que el autor de la
inflamada conjetura, con un tono
entre irnico y cientfico, puso fin a su
intervencin con esta sentencia: No
podemos olvidarnos de esta hiptesis,
porque slo con mencionarla nos
damos cuenta de su inviabilidad, por lo
que estamos obligados a encontrar
otras variantes. { V }
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
h
r e i n a l d o e s c o b a r
h
i p
t
e
s
i
s
h
e
s
e
t
i
p
i
e
p
s
la
h
l a h i p t e s i s m s i n c i e r t a
{ V/15 }
f
f
f
f
r
a
n
c
i
s
s
n
c
h
e
z
di ari o de sueos (I )
f
f
SOBRE LAS ramas de los
rboles habamos
construido galeras que
se prolongaban a travs
de kilmetros.
Locaciones donde
familias de gente culta
vivan libre y
despreocupadamente en
comunin con los
pjaros. Puentes
colgantes tejidos con
ramas vivas.
En un saln, Antonio
Jos Ponte daba una
charla sobre la literatura
de la Cuba profunda,
segn anunciaba un
cartelito sobre la
esquina de una mesa,
a su regreso de una
incursin en la geografa
ignorada de la isla,
despus de saltar por las
ramas de un museo y
cotejar abultados
cdices en labor de
ingeniera potica, que
haba terminado
dejndolo satisfecho,
dotado de sagaces
paciencias, pero
anmico y al borde de la
transparencia como un
papel de cebolla.
Sorpresivamente cambi
el asunto de su
conversacin. A su rostro
tornaba la coloracin de
la sangre. Anunci haber
descubierto textos
inditos de Andrs
Bretn. Concretamente
se trataba de nuevos
Manifiestos del
surrealismo cuarto,
quinto, etc. que el
escritor francs, en
algn momento de
delirante inspiracin,
haba planificado que se
publicaran despus de su
muerte. Los haba
dejado listos con la idea
de que su teora nunca
se estancara,
fechndolos en das
lejanos y que por lgica
natural no le estaban
reservados para vivir.
Quizs luego el autor de
El arte de los locos, la
llave de los campos,
sintiera arrepentimiento
por semejante fantasa,
o quizs, como le pasara
a Kafka, algn amigo
incumpliera su ltimo
deseo cul deseo,
tirarlos al fuego para
borrar evidencias de un
delirium tremens, o
sacarlos oportunamente
a la publicidad?; eso
nunca se sabra, lo
cierto es que por
casualidad tales
prolegmenos, escritos
desde la perspectiva de
una muerte imposible de
la imaginacin,
acababan de ser
encontrados.
Ponte, irnico, apunt
con un dedo flaco a los
doctores trajeados que
fatigaban los sofs: Yo
quiero untarle una
pregunta a la Academia
Francesa.
Pareca que poda
desatarse un movimiento
insoportable en las
ramas de los rboles.
Caan y brotaban hojas a
una velocidad tpica de
dibujos animados hechos
con bajo presupuesto. Se
extenda la sed de
revisin, como una
fiebre generalizada,
producto de la aficin a
recomponer las leyes del
desarrollo de la cultura.
Temblaban los rboles
desde la raz. Me par.
Sal de entre el pblico a
caminar.
{ V/16}
Seccin completa de
puentes colgantes era la
ma. Propiedad privada,
campo vedado, negado
eternamente incluso a los
ladrones, porque nadie
encontrara jams mi
secreto en la trama de
las copas de los rboles.
Mi galera estaba llena de
capullos que colgaban en
largas filas como perniles
de cerdo en las perchas
de una nevera. Sus
significados ocultos
tambin pendan como
notas musicales en las
lneas de un pentagrama
infinito.
Cada capullo constitua
una pregunta, encerraba
alguna forma nueva de
mi vida resuelta en masa
de carnes latientes,
sangrantes, donde no
hallaban cabida en
absoluto las veleidades
literarias. Exista el
peligro de que a la
menor intromisin de
presunciones
intelectuales en un
capullo, al menor
artificio, este cayera
devorado por polillas,
piojos y millones de
extraos insectos sin
nombre, que vivan
entre las hojas de los
rboles a la espera de
una debilidad para
atacar.
Solentiname se llamaba
uno de los capullos ms
vibrantes y multicolores.
Lo abr, me encog
dentro, y sent un calor
y una presin semejante
a la tumba de un
guerrillero preparada
entre los arbustos, a
donde me llevaban
arrastrndome por los
pies.
Creca el ruido
acompasado de una
multitud de un solo
hombre que intentaba
quitarse las vendas de
los ojos para ver a Dios,
para saber la Verdad,
despus de haber sido
derribado de un golpe y
mientras lo conducan
como alguien sin vida
ante un pelotn de
fusilamiento.
No poda
afincar-
me en
las
plan-
tas
de
mis
pies,
por
supues-
to, por-
que me
halaban
por los tobi-
llos. Y ni siquie-
ra apoyarme en
firme sobre la es-
palda, debido a la
velocidad con que
me arrastraban so-
bre la tierra.
Pero era la lucha por
desatar mis manos y
quitarme la venda de
los ojos, lo que
imprima luz, color y
ritmo a las capas
exteriores del capullo.
Visto desde afuera, el
mo quizs era el ms
hermoso. { V }
{ V/17}
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
SNTOMAS CLNICOS
HAY LITERATURA CUBANA despus de la Revolucin? La respuesta es super-
flua. Tan trivial que no es necesario poner por escrito el monoslabo que la
contesta. Tan equvoca que ya da igual.
Hay Literatura despus de la Revolucin Cubana? A estas alturas del siglo XX
(un siglo que nunca termin del todo en la Isla), hay preguntas que un cubano
no perdera su tiempo en preguntar. Se trata de un cuestionamiento aca-
dmico relacionado no tanto con Literatura o Revolucin, sino con cierta Ar-
queologa Cultural hecha desde el Primer Mundo.
Para el pueblo cubano, el futuro es foul. El pasado se fosiliz hace mucho. Por
eso nos parapetamos en la paz pstuma de un presente precario, pero peren-
ne. Por eso cualquier destino nacional se asume a priori como un desatino.
Por eso la Historia es Hoy. Se llama intuicin. O instinto. O imbecilidad.
Hay Literatura? Cubana? Despus de? La Revolucin? Preguntas que son co-
mo huecos negros de los que no podra manar entendimiento ninguno. El con-
senso se corrompi. Nadie en Cuba le dara crdito a semejante interroga-
torio, a menos que sea la polica poltica quien lo imponga (de hecho, el dilo-
go de los escritores cubanos ya slo le interesa a los rganos de seguridad).
Igual son preguntas que flotan a la deriva, como astillas de una isla imaginaria
que zozobra en un archipilago autista: silencio sobreentendido, sobreexten-
dido, sobrecogedor. Palabras de corcho, sin peso: seales de humo, helio sin
el menor halo pico de heroicidad. Lgrimas no en la lluvia, sino tcnica-
mente en las ruinas.
Hay Literatura? Despus de? La Revolucin? Cubana? Preguntas que son el
eco sordo de otras preguntas ms peligrosas, de otras dudas legtimas que
nuestro Campo Literario ilegaliz, de otras cobardas a la espera, de una sumi-
sin ante el poder que ha durado demasiadas dcadas en su decadencia.
h a y ?
l i t e r a t u r a ?
c u b a n a ?
d e s p u s ?
d e ?
l a ?
r e v o l u c i n ?
o
r
l
a
n
d
o
l
u
i
s
p
a
r
d
o
l
a
z
o
{ V/18}
Preguntas que son como garfios de interrogacin, alambres de pa para per-
forar nuestra memoria entre la culpa y la complicidad. Por eso a la hora de la
creacin los cubanos apuestan por la Amnesia antes que por la Omnisciencia.
Ser dioses an se castiga como el peor delito local (y locuaz).
Literatura versus Revolucin: cortocircuito que a las nuevas generaciones
no les interesa explorar (mucho menos explotar). Piensan que es pasto
para oportunistas. Piensan que son obsesiones obsoletas, ideologa de
idiotas, pugilato patriotero de sus progenitores que a ellos ya no les causa
dolor (ni siquiera indolencia). Prefieren experimentar a ciegas con la Cuba
concreta, antes que interpretar una sola tesis de Cubanologa Cientfica.
Desconfan de todo mago o maestro (hasta Fidel Castro funciona como
ficcin). Leen menos, pero deliran ms. El Hedonismo ocupa el antiguo
pedestal del Hroe.
Y, como el conocimiento cansa y condena en este pas, la apata es hoy el dis-
curso ms democrtico, sea inverosmil o sea verdad, relativizando cualquier
retrica. El vocabulario del Campo Literario cubano se vici de demagogia y
se vaci de sentido: limbo lingstico de unos literatos esterilizados por su
propio estilo.
Revolucin versus Literatura: las nuevas subjetividades son ms dciles, pero
tambin ms independientes que nunca de la Institucin. La atomizacin, e
incluso la insolidaridad, borraron letra a letra el monolito disciplinario de los
realismos (esa plaga endmica, pegajosa al punto de lo epidmico). Si la tra-
queotoma gratuita del Estado Absoluto les impide an hablar, los creadores
cubanos entonces simplemente habitan. La hipocresa es literaria y literal-
mente un gnero de moda por el momento. Entre otras ventajas, mentir por
escrito nos permite, por ejemplo, evadir el maniquesmo criminal de cual-
quier monoslabo.
h a y ?
l i t e r a t u r a ?
c u b a n a ?
d e s p u s ?
d e ?
l a ?
r e v o l u c i n ?
{ V/19}
SNTOMAS CNICOS
La crisis general del socialismo fue una bocanada de aire fresco para la
sociedad cubana. A partir de 1990, junto con la miseria atroz y una justicia
populista tan desptica como en los primeros aos de la Revolucin, se
instaur paradjicamente en Cuba un clima de libertad. O tal vez fuera slo
un anticlmax.
Quedamos desnudos a la intemperie, momias museables para el turismo de se-
xo o intelectual (o ambos), cadveres exquisitos en el basurero de las uto-
pas: de sbito todas tupidas, entre un mundo decrpitamente democrtico y
el dictador filantrpico ms antiguo de la Historia Universal (antes que Lder
Mximo, Fidel Castro acta como una suerte de Omnmodo Autor).
Pero la Literatura Cubana no se atrevi a aprovechar con saa aquella oca-
sin. Le falt la profesionalidad de un asesino en serie. Estadsticamente, ca-
reci de juego y cinismo, le sobraba su sentido de la solemnidad. No fue lo su-
ficientemente artera para traicionar a la tradicin, mucho menos para fini-
quitar la imagen pixelada de una Revolucin finisecular, a medio camino entre
lo fnebre y lo fundamentalista.
Como a sus autores les dio pena pecar de oportunistas, la Literatura Cubana
pag entonces el precio de convertirse en pacata, mientras ms contestataria
ms panfletaria. Los tpicos tpicos cauterizaron nuestro imaginario. En tr-
minos estticos, la escritura se esteriliz: quiso servirle de espejo a la rala
realidad y olvid que el arte no es tanto experiencia lmite sino experimen-
tacin, no tanto catarsis sino catstrofe conceptual (a exceso de contexto,
los literatos cubanos olvidamos que sin terrorismo del texto no hay vanguardia
que sobreviva).
Y as, mientras cada libro de xito se atragantaba con el descubrimiento de un
mercado editorial global, ninguno de sus autores se preocup nunca por crear
a un pblico menos provinciano para el da despus de El campo literario cu-
bano se suicid al triunfar fuera de Cuba y ni siquiera hoy se entera: nuestro
camping literrido padece de analfabetismo para leer el futuro. Fue justo por
esos aos noventa que perdimos la ltima oportunidad de fundar un siglo XXI
posmodernamente posnacional.
h
a
y
l
i
t
e
r
a
t
u
r
a
c
u
b
a
n
a
d
e
s
p
u
s
d
e
l
a
r
e
v
o
l
u
c
i
n
?
{ V/20}
SNTOMAS CCLICOS
Existen, por supuesto, restos de cierta resistencia underground. Hay electrones
libres que insisten en escapar al enrejado cristalino del metal ministerial. En
cada generacin retoa la pulsin deconstructiva en un nmero nfimo de
creadores: masa crtica de la nada cubana que dinamiza o dinamita la insulsa
escritura insular.
Se trata de esa tradicin reaccionaria del autor eglatra que primero se aparta
de su colectivo, despus rehsa premios y aplausos y militancias y cargos en el
gremio, hasta que un da sin saber cmo le dice a la Revolucin Cubana desde
adentro: No
Quijotescos sin qurum, esos delirantes (ms que disidentes) seran hoy el
nuevo Ejrcito Rebelde, tropita de forajidos que ejercitan la crtica como
complot: desconocidos hasta para ellos mismos, navegan contra la corriente
del consenso cubano hasta que, ms temprano que tarde, sus proyectos
naufragan en una especie de soledad socialipsista. Y ese fracaso los hace
nicos en medio del cementerio semntico que es la Literatura considerada
sinnimo de Revolucin.
La internet, aunque padezca de un penoso apartheid para los ciudadanos
nacionales, ha sido una de las vas para burlar el abuso absolutista de las insti-
tuciones inquisitoriales cubanas. La bloguiteratura, por ejemplo, es una fuga a
nuestro paternalismo patrio de vigilancia y castigo (las teoras de Foucault
aplicadas a rajatabla por la tirana de Fidel).
Este fenmeno virtual, acaso inspirado en la revistera ilegal impresa en Cuba
a pesar de constituir un delito Dispora(s) fue su exponente de mayor im-
pacto, con ocho nmeros de circulacin clandestina entre 1997 y 2002, en
los aos dos mil se fue perfilando en los poetas y narradores de la alguna vez
llamada Generacin Ao Cero.
Esta guerrilla sintctica se apropi primero del correo electrnico para la di-
seminacin de sus documentos, gracias a esa red digital con grilletes que son
las cuentas con acceso restringido slo a las pginas .cu: intranet, es el eu-
femismo usado por el establishment estatal. Despus, comenzaron a aparecer
h
a
y
l
i
t
e
r
a
t
u
r
a
c
u
b
a
n
a
d
e
s
p
u
s
d
e
l
a
r
e
v
o
l
u
c
i
n
?
{ V/21}
las pginas de los e-zines concebidos para piratear textos y autores ignorados
dentro de la Isla: Cacharro(s), 33 y un tercio, Desliz, The Revolution Evening
Post, entre otros disparos (o disparates) al corazn decrpito de la censura. Y,
finalmente, burlando las fronteras feudales de la Guerra Fra, sobrevino la
apoteosis apocalptica de postear en blogs personales, que van desde la po-
ltica hasta la pornografa: arco iris de 1959 colores tras el aguacero unifor-
memente verde olivo de la Revolucin Cubana.
Cada espacio alternativo brilla y se apaga como una estrella fugaz, a veces fa-
laz. Cada iniciativa escritural deja una cicatriz en la piel paranoica del relato
oficial (una psicatriz en la mscara de carnaval que se nos hizo carne de tanto
usarla para no dar la cara). Cada conspiracin contra el canon cubano tantea
perspectivas antes impensables en nuestra Literatura. Pero cada represin por
resolucin refuerza al maleficio materialista de que la Esperanza es aqu el
sinnimo ms sincero de Enfermedad.
DIAGNSTICO AGNSTICO
Cuando todo haya pasado y el miedo sea una mediocridad intrascendente para
la intelectualidad cubana. Cuando la oratoria mesinica tenga slo un efecto
caricaturesco para el pueblo reconcentrado en la plaza pblica. Cuando los
dinosaurios de la dignidad no hagan grgaras de demagogia paleoltica para
exportar su evangelio al planeta. Cuando Cuba deje de ser una excepcin
exquisita para subsumirse en el mismo miasma sub-capitalista del resto del
continente (restos volcnicos de aquella revolucin latinoamericana soada
por nuestro Guionista en Jefe). Cuando Fidel Castro sea sin traumas el per-
sonaje de un best-seller biogrfico de corte pop o el prodigio triple-X de una
serie televisiva de clase Z filmada en La Habana.html. Cuando su haiku anti-
humanista de Dentro de la Revolucin, todo; contra la Revolucin, nada se
estudie como una curiosidad apenas antropolgica. Cuando narrar en Cuba
equivalga a narrar en Crcega o en Madagascar o en Islas Galpagos, sin com-
plejos tercermundistas ni narcisismos anti-imperialistas ni Sndrome socialista
de Estocolmo. Cuando la Literatura Cubana pierda sus maysculas mayuticas
en el jueguito lcido y loco de la libertad. Cuando la Doctrina no predomine
sobre el Deleite. Cuando la Fidelidad se valore menos que la Forma. Cuando el
Estado no subvencione a la Imaginacin como tcnica ttrica de inmovilizarla.
Cuando los autores cubanos dejen de ser autistas pronunciando hasta el hasto
ese AOM mgico del siglo XX: Revolucin Entonces, y slo entonces, tal vez
valdr la pena perder el tiempo en ciertas preguntas punzantes cuyas res-
puestas hoy en Cuba seran superfluas. Tan triviales que ya no es necesario poner
por escrito los monoslabos que las contestan. Tan equvocas que ahora mismo a
todos sus protagonistas agnicos nos da igual. Cubansummatum est! { V }
o
r
l
a
n
d
o
l
u
i
s
p
a
r
d
o
l
a
z
o
{ V/22}
HABLANDO del poeta
Manzano, el profesor An-
tonio Vera Len se refiere
al estilo brbaro de la na-
cin cubana; y Enrico Ma-
rio Sant, comentando al
crtico, dice: Para los es-
critores blancos que a un
tiempo lo amparaban y
explotaban, [Manzano se
haba convertido] en una
metfora rentable dentro
de la naciente narrativa.
El estilo brbaro (o de-
saliado, como tambin lo
llama Vera Len), se hace po-
pular. Los blancos lo acogen,
lo amparan, y al mismo
tiempo, lo explotan.
El estilo brbaro de
Kcho, como antes el de
Manzano, se ha vuelto
igualmente rentable den-
tro de la narrativa nacio-
nal contempornea. Pare-
ciera que el tema del amo
y el esclavo, y su contra-
punteo, regresaran con l
a nuestra escena: teatro
bufo en el que el blanco
se pinta la cara de negro.
En este intercambio inte-
resado, Kcho le presta su
mscara a la dictadura.
Habra que comenzar
por advertir que, a dife-
rencia de los tiranos crio-
llos, los dspotas peninsu-
lares posean enormes re-
servas morales y que, en
cualquier caso, jams se
hubieran atrevido a co-
merciar con el dolor aje-
no. La incuria extrema
del fidelismo, por el con-
trario, lo ha obligado a
expropiar a sus vctimas
hasta del sufrimiento (Es
lo que ocurri con el mar-
tirio de Elizabeth Broton:
fue confiscado y naciona-
lizado). El sufrimiento se
convierte entonces en fe-
tiche, en mercanca
seudo-artstica o seudo-
religiosa.
Caso curioso: al forzar el regreso de los que hu-
yen, se da la situacin absurda de que los cimarrones
devueltos sean obligados a tratar en trminos fami-
liares al carcelero. Despus de mandarme aos pre-
so, despus de botarme de la Isla, despus de robar-
me a mi sobrino-nieto, ahora va a resultar que somos
hermanos, se ha quejado a un periodista el mayor
de los Gonzlez, al enterarse de que el nio Elin lla-
ma a Fidel Castro abuelo.
En esta comedia de errores hace su entrada Ale-
xis Leyva Machado, en el papel de Kcho. Quin es
este pedazo, o desprendimiento de un ente mayor,
del cual es slo trozo o parte? Si lo escuchamos ex-
plicar una obra suya (Obras Escogidas, 1994) que re-
presenta una balsa hecha de libros, en el Walker Art
Center de Minnesota, quizs lo entenderemos: Mu-
cha gente mira esta pieza y ve nicamente libros de
marxismo, y cree que se trata de una obra poltica.
Pero tambin hay all libros de ciencia, de matem-
ticas y de geografa. Esta obra trata de literatura
universal; es sobre el intercambio de ideas.
K c h o D e g a s
n
s
t
o
r
d
a
z
d
e
v
i
l
l
e
g
a
s
{ V/23 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
Podemos ahora, per-
fectamente, imaginarlo
sentado en las piernas de
un ventrlocuo. A fin de
cuentas, qu cubano no
sabe lo que significa una
balsa? Kcho se limita a ex-
plicarla con las palabras
del amo. Aprovecho esta
declaracin de Kcho para
ilustrar una nueva, y ra-
rsima, especie de sincre-
tismo: la falsa conciencia
del mayoral se introduce
en el discurso del esclavo
y no como lenguaje
artstico, sino como len-
guaje de conveniencia.
Como lengua diplomtica:
el esclavo aprende a
mentir como los
blancos.
Los despojos del Mon-
te han servido a Kcho para
expresar la mitologa, y la
ideologa, del cimarrn es
decir, del que escapa en
la balsa, del que cruza el
mar. En realidad, es un
objeto sacralizado (un ob-
jeto de altar, en tanto
que objeto encontrado) lo
que se coloca en la capilla
de la galera. Son los feti-
ches quienes cuentan aho-
ra la narrativa nacional:
todos los que alguna vez
han escapado hablan por
ellos; los dioses de las tra-
vesas bajan all. Sin em-
bargo, en los catlogos
elegantes y en las revistas
de moda habla, por la bo-
ca del artista, el espritu
del amo.
Cierta explicacin de
cmo lleg a ocurrir la
simbiosis de panteones ca-
tlicos y yorubas durante
los siglos de transcultura-
cin, refiere que los escla-
vos ocultaban sus ceremo-
nias y sus deidades de los
ojos de los seores, y que
aprendan a fingir venera-
cin por los dioses ajenos
mientras invocaban en secreto a los propios. Si hay
algo de cierto en esta teora, mucho de la doblez y
del doble lenguaje de aquel proceso sincrtico per-
dura en el doble sentido que representan la vida ofi-
cial y la obra pblica de Alexis Leyva Machado.
Hay un momento en la dialctica del amo y del
esclavo, condicionado, en nuestro caso, por las rela-
ciones comerciales capitalistas por el relativo xito
literario o artstico del ltimo en que el amo exige
de su vctima un por ciento de las ganancias que ha
obtenido con la venta de su arte del sufrimiento.
En unas relaciones clsicas de produccin escla-
vistas, ese dividendo, esa plusvala artstica, resulta-
ra inconcebible: la espiritualidad del esclavo era
una zona que permaneca, por principio, improduc-
tiva. El supuesto de la improductividad espiritual del
esclavo es, precisamente, el principio errneo en el
que est basada toda esclavitud.
Pero, con Manzano, el esclavo canta. La can-
cin del negro (ese producto espiritual por excelen-
cia: en Estados Unidos llegar a llamarse simplemen-
te spiritual, como si el amo se asombrara de en-
contrar spiritu en quienes supona privados de esa
cualidad) es el primer producto exclusivo, autntico,
del esclavo; una mercanca que nicamente l puede
producir.
Andando el tiempo la cancin llegar a ser mu-
chsimo ms rentable que el algodn o la caa de
azcar (en Cuba ha llegado a suplantar la economa
del tabaco y del azcar). En la cancin de Manzano,
en su spiritual, asistimos a los orgenes de la co-
mercializacin del sufrimiento, al nacimiento de la
tragicomedia del espritu de la msica.
Hay que tener en cuenta que el electroproleta-
riado norteamericano ya estaba listo para consumir
lo spiritual cubano. Desi Arnaz haba convertido a
Babal en un nombre de pila de la baja cultura. Tro-
picana, lo mismo que Babal, es tropo de la disco-
grafa yanqui: nuestra msica de cabaret tiene nicho
propio en la industria de las estrellas (por cierto, que
haya sido precisamente Babal Ay, deidad de las
desgracias y de las plagas, quien entrara primero al
templo de la cultura de masas, cae dentro de una es-
peculacin puramente cabalstica).
El hecho es que Babal, como doble encarnacin
del sufrimiento y de lo spiritual, ha servido, desde su
aparicin en los aos cincuenta, para divertir a un
billn de televidentes de todo el mundo. Su capaci-
dad de entretenimiento, en lugar de disminuir, au-
menta con cada retransmisin de I Love Lucy.
Es a un escenario del Babal pero globalizado,
y como anunciado por Ricky Ricardo al que sube
Buena Vista Social Club y, en cierta medida, Kcho.
Su arte del balsero busca entretener a un pblico en-
trenado en el valor teraputico del sufrimiento, y
viene como anillo al dedo a unos productores
{ V/24 }
Acostumbrados a sacarle
provecho a las cubaneras.
Entre los sincretismos
permitidos por el mul-
ticulturalismo en boga, lo
tano y lo karabal se con-
fundieron. Podra ras-
trearse una pizca de ca-
nibalismo temprano en la
msica de los Lecuona Cu-
ban Boys: desde entonces
se le ha estado sacando
lasca al tano chic.
Curiosamente, el arte
desaliado y brbaro
que hoy podra llamarse
karabal, traa asociada la
permutacin de la letra C
por la K. As tenemos un
self-serve en La Habana
con el nombre de Wakam-
ba, un club Karabal, una
finca Kuquine y un balnea-
rio Kawama. Esta moda,
este Modern Karibe, res-
ponde igualmente a un
sincretismo mezcla de
negrismo con indige-
nismo que hizo furor
entre la burguesa
batistiana.
El coco, el yute y las
semillas se pusieron de
moda. Se cre entonces
un folclor de Tencent y
una campaa publicitaria
alrededor del tema de
Tropicana, que dio aco-
gida tambin a las chu-
cheras artesanales de lo
karabal. El cabaret Baba-
l y el self-serve Wakam-
ba deben encontrar su an-
cestro comn en la escue-
la de diseo interior at-
mico de los cincuenta,
que gustaba aadir algn
toque brbaro a la efi-
ciencia calvinista de sus
entornos.
Como todo arte del
buen salvaje recordemos
los fetiches de aquel otro
gran navegante entre Pu-
ritanos, el bueno de Quee-
queg los idolillos de Kcho
fueron malentendidos y prontamente incorporados a
una cosmogona cuquera, congregacionalista y mor-
mona (la galera de arte moderno es el templo frvo-
lo de los espritus subsidiados). Despus de todo, la
edad moderna comenz descubriendo un nuevo mun-
do salvaje, y el arte moderno blanqueando las
mscaras de otro arte negro. Pero, desde los tiempos
de Ishmael y de Ahab, nada asombra tanto a los
coleccionistas como nuestra educacin artstica.
A propsito de educacin artstica, se hace im-
prescindible la siguiente pregunta: Necesitamos tan-
tos pintores? Graduaciones multitudinarias de pinto-
res? No representa el arte de Kcho ms bien un ex-
cedente de lo artstico en la economa nacional, y
en nuestra economa espiritual? Por lo visto, lo que
haba que decir en ese terreno ya haba sido dicho,
en un lenguaje plstico establecido durante la Rep-
blica, por un puado de pintores ingenuos, incluso
francamente malos. No estuvieron emparentados los
planes de crear artistas y los planes de crear caf
Katurra?
{ V/25 }
{ V/25 }
{
{
V
V
/
/
2
2
5
5
}
}
{ V/25 }
{ V/25 }
{
{{ V
VV/
//2
225
55 }
}}
El arte de Kcho, o de
Los Karpinteros, ha usur-
pado el lugar de la artesa-
na karabal de otros tiem-
pos artesana con los
precios inflados para la
galera y el museo y res-
ponde al mismo inters
del espectador batistiano
o calvinista por lo salva-
je y por lo tribal. De
todas maneras, nada po-
dra salvar a un anillo de
$4.400, que representa
una balsa hecha de plata,
de su calidad de exceden-
te en la economa artsti-
ca cubana (el anillo est
disponible en una de las
boutiques que vende joye-
ra de Kcho en Internet).
Hay quienes creen,
incluso, que una balsa pa-
ra llevar en el dedo no es
ms que un crimen come-
tido en nombre del arte.
Ya se sabe: el arte ha de-
marcado sus fronteras por
sucesivas transgresiones.
Penetrar en las zonas pro-
hibidas de la muerte,
del sexo, o de la patria
es la manera en que el
arte moderno ha expan-
dido sus territorios por
violacin, por conquista.
Sin embargo, los jueces en
Norteamrica insisten en
prohibir a los espectado-
res morbosos la contem-
placin de los lienzos de
Charlie Manson, o los de
Hitler, que pintaba rosas.
La gente insiste en
contemplar el horror: le
da lo mismo las mujeres
apaleadas de Nan Goldin
que las lomas de esquele-
tos que retrat Lee Miller
en Dachau. El arte de
Kcho, sin embargo, no re-
presenta a los muertos
directamente, sino al ins-
trumento del crimen.
En la cmara de gas
que es la balsa, la muerte
es tan mortfera e insultante como en la otra, pero
mucho ms limpia. No deja lomas de huesos: los hue-
sos son barridos, como si dijramos, debajo de la al-
fombra. Slo que debajo de esa alfombra nadie po-
dr mirar nunca.
En la cmara de gas tradicional la muerte es r-
pida y segura. En la balsa la agona dura muchos
das; a veces semanas. El reo sufre alucinaciones:
cree ver islas, y ciudades con rascacielos, antes de
morir de insolacin. Algo peor: en su delirio el cima-
rrn se ve libre.
Alrededor de la balsa merodean tiburones, y por
debajo de la balsa hay un abismo. Una cmara de gas
slo puede ser una cmara de gas, una cmara de gas,
una cmara de gas; pero a nuestra cmara de gas se
la puede llamar recmara, neumtico, llanta, balsa,
o cualquier otro nombre engaoso y simptico.
Si alguna vez tuvo otro inters, es evidente que
hoy, en el arte de Kcho, se representa a la balsa con
la intencin exclusiva de satisfacer el morbo del p-
blico. Habra que comprender el sentido real del
arte-facto para poder entender tambin su carga se-
mitica: la balsa es, literalmente, nuestra cmara de
gas. La seora que compra el anillo de plata llevar
en el dedo una cmara de gas. Es decir, slo aire. Al-
go que no existe: la han timado. Y mucho me temo
que el timo es, precisamente, parte de la gracia de
nuestras revoluciones artsticas. { V }
K c h o D e g a s
n
s
t
o
r
d
a
z
d
e
v
i
l
l
e
g
a
s
K
c
h
o
D
e
g
a
s
K
c
h
o
D
e
g
a
s
{ V/26 }
Escribir para la pantalla
no es lo mismo que escribir para la pgina [].
El aspecto multidimensional de la computadora
es fascinante despliega un posible rango
desde el haiku hasta la pera de saln.
Estn preparados, todo tipo de hbridos
estn por salir al mundo.
RONALD SUKENICK
REVISTAS literarias independientes, no institucionales
o undergrounds (como prefiera llamrseles), han
comenzado a circular en la web, por correo
electrnico, en CD, memorias flash y otros
dispositivos. Lo underground se ha tornado un trmino
en boga en nuestro pas desde hace casi una dcada y
ha pasado a significar algo ms que lo no oficial un
plus que pudiera evocar a Emir Kusturika. Lo
underground ms que remembrar el subway, las
velocidades astronmicas, la sucesin de estaciones,
es la oscura y hmeda habitacin donde se rene o se
ve forzada a reunirse la familia. El cuarto en el que la
Historia termina perviviendo, aunque sea la historia
del vencido (croatas, serbios, yugoslavos todos); la
historia de los muertos y no la de los vivos (tal vez
amenabarescamente); la historia tan callada que
solo puede correr en lo profundo, en la oscuridad,
siempre por el mismo sitio, tan en el silencio que
quizs puede cautivar una vez escuchada.
Expediente Cacharro(s)
2003-2005. Centro Habana. Jorge Alberto Aguiar Daz
(Jaad). Profesin: buzo de la literatura, reparador de
ollas y cachivaches domsticos Made in Cuba.
Revisar cuartillas emborronadas. Loar a
narradores suicidas de la dispora (i.e., ni ngel
Escobar ni Ral Hernndez Novs clasifican). Revivir el
espritu vanguardista. La etr(eo) sexualidad de Casal.
Guillermo Rosales, el olvidado. Un Orgenes sin altar.
Los siervos excluidos. En fin, tratar de reparar esos
objetos que llaman literatura y nacin.
Subrayados, comentarios de formato al margen, letras
de variados colores y puntaje, pginas en blanco,
efectos como fondo intermitente, hipervnculos al
final y principio de artculo, la exigidad de la imagen:
maneras todas de resaltar la palabra.
Un documento en Word de ms de 100 pginas
con una portada del gusto nonsense insular y una
flecha instando a cacharrear otra vez. Trminos que
hasta al pigliano Arocena, quizs uno de los ms
infames censores, habran ruborizado: totalitarismo,
ideologas, campos de trabajo chinos, libertad,
fascismo. (Rubor no tan infundado por las 8 letras de
f-a-s-c-i-s-m-o. 8: la duplicidad del 4, el caos: los 4
elementos dos veces; los 4 puntos cardinales
repetidos: dos Sur versus dos Norte, o el Sur vs. el Sur
y el Norte vs. el Norte; las 4 + 4 estaciones...).
Rogelio Saunders, Carlos Alberto Aguilera, Pedro
Marqus de Armas, Rolando Snchez Mejas y Carlos
M. Luis son algunos nombres que se repiten en las
pginas de Cacharro(s) y que le imprimen cierta
peculiaridad que recuerda a Dispora(s). Documentos.
Del espritu de esta perviven las recurrentes
interpretaciones sobre los origenistas y su teleologa
insular, la lectura de la nacin con substrato
poscolonial y aliento de Homi Bhabha, China como
parangn del pas propio y, por qu no, esa (s) que es
como un bombillo intermitente que de tanto reclamar
la atencin se nos torna insoportable. De Dispora(s).
Documentos ese proyecto precursor en cuanto a
publicacin no institucional, que prefiri los medios
ms convencionales: papel y tinta, tambin
subsisten el juego per se, el espritu vanguardista con
sus manifiestos, cartas de presentacin y su inters
de desafiar. Cacharro(s) a diferencia del proyecto
de Snchez Mejas, Carlos A. Aguilera, et al optaba
por el formato digital no solo por su distribucin web,
que permita llegar a un pblico mayor, sino tambin
por la caresta de recursos que imposibilitaba
distribuir al menos algunos ejemplares impresos.
En su centenar de pginas, Cacharro(s) daba
primaca a la palabra: solo una imagen efectista
funga como antesala del texto. Cada entrega era un
expediente abierto sobre la realidad cubana, por
ejemplo, el nmero 1 descubra la foto de una Mata
de marihuana cultivada en Cuba propiedad de la
Polica Secreta Nacional; el 2 traa la portada del
Curso de Comunismo Cientfico. Ofrecido en el
Hospital Psiquitrico de La Habana por el Licenciado
Euclides Cat. 24 de enero 1980; el nmero 8/9
transcriba una lista de los cines desaparecidos en La
Habana. Ms all de abrir un archivo sobre aristas
polmicas, Jorge Alberto Aguiar pretenda recoger la
literatura cubana de la dispora menos atendida en
aquellos aos por las instituciones: Jos Kozer,
Reinaldo Arenas, Guillermo Rosales, Lorenzo Garca
Vega. Tambin jvenes escritores cubanos aparecan
en estas pginas: Duanel Daz, Orlando Luis Pardo
Lazo, Lizabel Mnica, Ral Flores Iriarte y Adriana
Normand. No solo primaba la literatura nacional, sino
tambin los textos que si bien de autores forneos
podan ser ledos a la luz de la realidad del pas.
underground
u n a r t c u l o t r a s h
u n a r t c u l o t r a s h
u n a r t c u l o t r a s h
u n a r t c u l o t r a s h
u n a r t c u l o t r a s h
gel s ys m. gar c a l or enz o
{ V/27 }
Ahora bien, Cacharro(s) no haca ms que asumir
una pose: Reinaldo Arenas y Guillermo Rosales lo
corroboran. Del primero, objeto de veneracin en y
fuera de la nsula (fervor a ratos lastimero, como la
autocompasin que l mismo se encarg de cultivar en
su obra), pudiera salvarse una novela (y no me refiero
a Celestino ni a sus tres mosqueteros) y otros libros
pudieran leerse ms como humorismo que como
ficcin. De Rosales, sabemos el afecto morboso que
nos producen los suicidas, pero su escritura entre
otras cosas es demasiado breve: su tan llevada y
trada Boarding home apenas llega a las cien pginas
(gracias a los mrgenes y al puntaje de la letra). De la
joven literatura cubana prefiero dejar, por ahora, tres
puntos suspensivos. Salvo algunos y contados autores
nacionales, ms una nmina de figuras de prestigio, no
hay nada ms que atraiga de esta empresa. Pero, a fin
de cuentas, ya habamos sido alertados desde el
principio: se trataba de cachivaches, de lo
prescindible, de lo que nadie quiere recoger.
Las matemticas, tan del gusto de Dispora(s),
quizs nos daran una posible definicin: C(s)= lc [D(s)
+ C(s) + j + d] + lf + p, donde C(s) es Cacharro(s), lc es
literatura cubana en todas sus variantes (j de joven,
D(s) del grupo Dispora(s), C(s) de los autores de C(s),
d de la dispora), lf literatura fornea, y p, como a
modo de lo que da el gusto final, poltica. De eso es lo
que se trata Cacharro(s): interpretar al inconforme, al
desafiador del poder, al vanguardista (valga el
pleonasmo). The performances pleasure.
Ms que interesarnos la literatura que divulga, su
posicin (estemos de acuerdo con ella o no), sus
concepciones, el bando en que elige jugar, lo cierto es
que Cacharro(s) abre una larga lista de revistas
digitales independientes. He aqu el padre, luego
vendrn los hijos prdigos y los parricidas.
La literatura cubana incumple
el plan anual en un 33 y un tercio
La literatura como un LP. La ficcin como un track.
La lectura a 33 y un tercio de revoluciones. El autor
like a Rolling Stone.
14 entregas de apenas 1 MB. Ms de 100 pginas.
Tahoma 12 punto.
En sus cinco aos de vida o de play los que la
hacen la publicacin ms aeja que an pervive y
tambin la ms prolfica, 33 y un tercio ha sido una
revista que ha sufrido cambios en su visualidad, no as
en su perfil literario. Elena V. Molina, remembranza
de una Helena clsica, se ha mantenido durante estos
aos cual el rostro de 33. Pues, si bien al principio
pudo pensarse que la imagen de la publicacin era
Ral Flores, el tiempo ha demostrado lo contrario: 33
tiene un rostro y un cuerpo que es el de Elena,
curiosa imagen que no envejece. Un diseo reservado
a los Flores Iriarte en las cuatro primeras entregas dio
paso a una mano ajena al clan familiar. Lo que
pudiera ser un simple acto de cese de nepotismo, en
materia de visualidad se tradujo en un cambio:
imgenes ms sencillas, menos del horror vacui y del
estilo friqui, cercanas a un concepto ms que a la
agresividad y al abarrotamiento sensorial. Tales son
las caractersticas del diseo de los ltimos nmeros,
productos de la mano de Camilo Valds Fortes.
No puede negarse la influencia de Cacharro(s),
no solo en el hecho mismo de elegir el Word como
formato y abogar por la consiguiente primaca de la
palabra, sino tambin en detalles de diseo que 33
reutiliza (subrayados aleatorios, diversos colores de
fuente, sombreados, efectos como fondo
intermitente, hipervnculos al final y principio de
artculo). Sin embargo, el proyecto de Ral Flores
Iriarte y Elena V. Molina resulta ms atrayente por la
limpieza del diseo y las fotografas intercaladas,
aunque en materia de escritura revele una psima
edicin (innumerables errores tanto en la
concordancia y la ortografa, como en los giros
lingsticos de las traducciones).
Si de influencias se trata, hay una nota comn
entre 33 y Dispora(s): el alter ego de la nacin. Ya
no es China con quien se comparten la C inicial y los -
ismos, sino Japn: la condicin insular, la distancia,
lo dispar, lo tan lejano que solo puede ser imaginario.
En la nota editorial del primer nmero ya se seala la
confluencia: japn [sic] era una mancha alegre y
superpoblada de luz elctrica, cuba [sic] no se
divisaba. En la portada de la entrega 5, un supuesto
titular del Granma salta a la vista: Agotados los
pasajes para Japn. Autores como Ryonosuke
Akutagawa, Haruki Murakami y Noboru Endo, ttulos
como tokionoma de Orlando Luis Pardo insisten en
rememorar el sudeste asitico, mientras que en el no.
12 es un relato de Rodrigo Fresn: un cuadro que se
rastrea en el Louvre y del que solo queda escrito en
un papel gone to Japan. Lo que se busca
Las matemticas, tan
del gusto de Dispo-
ra(s), quizs nos daran
una posible definicin:
C(s)= lc [D(s) + C(s) + j
+ d] + lf + p, donde C(s)
es Cacharro(s), lc es
literatura cubana en
todas sus variantes (j
de joven, D(s) del grupo
Dispora(s), C(s) de los
autores de C(s), d de la
dispora), lf literatura
fornea, y p, como a
modo de lo que da el
gusto final, poltica. De
eso es lo que se trata
Cacharro(s): interpretar
al inconforme, al desa-
fiador del poder, al
vanguardista (valga el
pleonasmo). The per-
formances pleasure.
Las matemticas, tan
del gusto de Dispo-
ra(s), quizs nos daran
una posible definicin:
C(s)= lc [D(s) + C(s) + j
+ d] + lf + p, donde C(s)
es Cacharro(s), lc es
literatura cubana en
todas sus variantes (j
de joven, D(s) del grupo
Dispora(s), C(s) de los
autores de C(s), d de la
dispora), lf literatura
fornea, y p, como a
modo de lo que da el
gusto final, poltica. De
eso es lo que se trata
Cacharro(s): interpretar
al inconforme, al desa-
fiador del poder, al
vanguardista (valga el
pleonasmo). The per-
formances pleasure.
Las matemticas, tan
del gusto de Dispo-
ra(s), quizs nos daran
una posible definicin:
C(s)= lc [D(s) + C(s) + j
+ d] + lf + p, donde C(s)
es Cacharro(s), lc es
literatura cubana en
todas sus variantes (j
de joven, D(s) del grupo
Dispora(s), C(s) de los
autores de C(s), d de la
dispora), lf literatura
fornea, y p, como a
modo de lo que da el
gusto final, poltica. De
eso es lo que se trata
Cacharro(s): interpretar
al inconforme, al desa-
fiador del poder, al
vanguardista (valga el
pleonasmo). The per-
formances pleasure.
{ V/28 }
fervorosamente y nunca ha de encontrarse, porque ya
no est all, sino en Tokio o en Yokohama, aunque
quizs nunca estuvo.
Sin embargo, lo que subyace, sobre todo, tras el
alter ego es la novela de Ray Loriga: en el no. 2, en la
entrevista que hace Jorge E. Lage a Michel Encinosa
F, se menciona dicho libro; el no. 7 concluye con un
fragmento de la propia obra; en el no. 11 aparece un
artculo de Eva Navarro Martnez sobre las novelas de
la Generacin X en Espaa, donde se analiza la de
Loriga. Tokio ya no nos quiere (1999) es la historia de
un joven que vende pldoras para perder la memoria y
que, producto de haberlas consumido en exceso, ha
perdido la suya irreparablemente. El protagonista es
sometido a diversos tratamientos, pero lo nico que
siempre recuerda es a una joven rubia en una
fotografa. La desmemoria, una rubia desconocida, el
desgaje de todo nexo con el mundo, Tokio El eterno
retorno a una conocida paradoja: la nsula (in)distinta.
En cuanto a gneros, junto a los habituales
(entrevista, cuento, novela, ensayo) se hallan
fragmentos de un guin cinematogrfico (de Terry
Gilliam y Toy Grisoni) o de un informe judicial (sobre
el proceso al que fue sometida Naked Lunch de
William S. Burroughs por cuestiones de obscenidad),
polmicas (como la que gir en torno a la entrega del
premio de la National Book Foundation a Stephen
King), e-mails. Sin ser anunciados en los ndices, y a
modo de bonus track, se deslizan desde un artculo
enciclopdico sobre la banda norteamericana R.E.M.
(en Arial 3, casi imperceptible), letras de canciones
(Revolution de Lennon y McCartey, y Jack de
Pearl Jam), fragmentos de un top 100 musical, hasta
una receta de cocina (solomillo de cerdo). El objetivo:
seguir la antiqusima tcnica escrituraria de Tristn
Tzara. Tampoco se salva de gestos como la
desacralizacin de los smbolos: la bandera mojada al
caer la tarde, tatuada en el hombro de una mujer
semidesnuda o precipitndose en un foso con espinas.
Gestos todos que son una copia farsesca, basta leer
El trapo heroico de Poveda.
Milay Lavia, Yunier Riquenes, Anisley Negrn,
Adriana Zamora, Leymen Prez, Lien Carrazana Lau,
Luis Eligio Prez, Lizabel Mnica, Demis Menndez,
Adriana Normand, Legna Rodrguez Iglesias, Sandra
Vigil, Elena V. Molina, Lia Villares, Yansy Snchez,
entre otros (incluida quien firma estas lneas),
conforman una copiosa muestra de lo que escriben
algunos jvenes cubanos muchos de ellos productos
del fenmeno Riso, en su mayora nombres
prcticamente desconocidos. De ms est decir que a
casi nadie interesan estos noveles creadores (salvo a
ellos mismos, por supuesto). 33 se vanagloria de dar
un espacio de publicacin a esos jvenes: el placer de
mirarse en el magic mirror (y creerle).
El verdadero mrito de 33 que le ha granjeado
lectores es divulgar, traducir y plagiar (picar, copiar)
textos que por otras vas no se dan a conocer. Chuck
Palahniuk, Bret Easton Ellis, Philip K. Dick, David
Foster Wallace, Jack Kerouac, William Burroughs, Don
DeLillo, Kurt Vonnegut, Stephen King, Ronald
Sukenick, James P. Blaylock, Michael Swanwick, y un
largusimo etctera. Beat Generation. X. Post-X.
Stephen King vs Harold Bloom. Una nota pstuma para
David Foster Wallace. Todo un panptico de la
literatura norteamericana (de la que lo ms reciente
que se ha publicado en nuestro pas son algunas
novelas de Hemingway y Faulkner, y los sui generis
campeones de Vonnegut).
Un repaso a los ndices advierte que el autor ms
publicado es el propio RFI (en los nmeros 1, 4, 5, 6,
10 y 14), seguido por Rodrigo Fresn (1, 2, 4, 10 y 12)
y Roberto Bolao (1, 4, 6, 8 y 10). A la trada (o
trinidad) anterior se suman: Daniel Daz Mantilla (5,
6, 8, 12 y 13), Jorge Enrique Lage (1, 3, 4 y 5),
Orlando Luis Pardo Lazo (2, 10 y 12), Ahmel
Echevarra (3, 4 y 10), Jorge Alberto Aguiar (3, 4 y 6)
y Elena V. Molina (3, 6 y 8). Primero lo primero:
Fresn y Bolao, esas dos suertes de profetas cuyas
enseanzas han de seguirse, cuyas palabras son
Sagrada Escritura. Luego, los nombres que son un
factor comn, el culto del yo: textos, diseos de
portadas, fotografas tomadas por o a ellos Es el
triunfo de la singularidad, el do it yourself al
extremo. Daily-me, blogs, e-zines, son las
materializaciones del discurso del yo que ha
potenciado la red un discurso que se multiplica sin
cesar, que se reproduce hasta alterar la equivalencia
un sujeto=un nick.
En el campo de la literatura, lo digital ha dado
espacio a la alteridad (cuasi fin de la hegemona de
Gutenberg). Las editoriales (impelidas por la demanda
y otras cuestiones de marketing) han comenzado la
venta de libros digitales y hasta han surgido sellos que
nunca ven la luz en formato papel. Al respecto, en
Cuba el primer intento que puede rastrearse es el de
Cacharro(s), que anunci la salida de obras bajo la
rbrica cer0 editores, las que nunca llegamos a leer.
La segunda tentativa ha sido la que, una entrega tras
otra, promociona 33 y un tercio: el sello 45 r.p.m.,
del cual todava no hemos visto nada y, lo veremos?,
lo querremos ver?
45 r.p.m.
RIP
{ V/29 }
{ V/29 }
{ V/29 }
TREP: Episodio 2666
Apenas 40 autores en sus 8 entregas. Otra vez Fresn.
Otra vez Bolao. Jvenes escritores de Per, Mxico,
Espaa, Chile (nunca de Cuba, salvo que se trate de
los chicos del staff y otros dos o tres). Ms que
Generacin X, diseo X ( XXX). Ms que e-zine, fan-
zine.
Imgenes de portada, la nomenclatura (staff,
stuff, e-zine) y hasta el propio nombre acusan cierta
preferencia por la cultura norteamericana, mientras
que en lo que concierne a literatura ser lo chileno lo
preponderante. Chile permutable por Cuba o Per o
Mxico Chile permutable por nada, ni siquiera por
chile.
La nacin y la literatura. Demasiado tiempo
empleado en hablar sobre una utpica literatura
cubana, pero muy poco si se trata de escribir ese texto
que sea un knock out para la crtica. La nacin
trasunta de esos itinerarios tericos que van de
Bombay a Oxford, del hindi al ingls, de Deleuze a
Guattari (o viceversa).
Posts, reseas, ensayos, reflexiones, algunos
cuentos, una que otra entrevista. La frescura de lo
escrito para la web, de lo que est siempre a un paso
de ser trash, signado por la instantaneidad. Y,
tambin, textos escritos con la misma pesantez que
los de un peridico oficial, pero de temas que jams
este publicara. La historia de unos y otros. Los menos
y los ms desconectados. Altavoz de un aeropuerto
que hace que todos fijen la mirada en el que sale de la
multitud con su equipaje a cuestas. El grito del que
quiere ser escuchado, aunque sea en el ocaso, del que
patalea sin pensar ahorcarse. Nombres que son
carnadas para el lector. Cuidado, tambin pueden ser
una trampa.
Jugar con el cdigo: [] cifras, enigmas,
puzzles, distracciones, engaos, juegos de mano,
anagramas, acrsticos, mala ortografa (rraro
dehletrear), USo LocO de maYsCulAS, poco ortodoxa
pun(tua)cin?!, pistas veladas, parodia, alusiones
crpticas, cosas obvias (l eyacul), intromisiones del
autor (se dan cuenta?), estribillos repetibles (Paul di
Filippo, 33 y un tercio, no. 5). A ratos, escritura de
infante montado en un tiovivo.
Lectura de una tarde de verano. Lo que escriben
los nacidos despus del 70 (Orlando Luis Pardo, Jorge
Enrique Lage, Ahmel Echevarra, Ral Flores, lvaro
Bisama, Gonzalo Garcs, Santiago Rocangliolo,
Alejandro Zambra, Rafael Lemus, Heriberto Ypez,
Daniel Alarcn, Gary Shteyngart, Rafael Gumuncio,
Anisley Negrn) y algn que otro muerto venerable
(Roberto Bolao, Guillermo Rosales, William Saroyan,
Carlos Montenegro, Giovanni Papini y Miguel de
Marcos). Nombres que no han de pronunciarse en la
ficcin, pero que se dicen con todas sus letras. Otros,
que de tanto repetirlos dan vrtigo. Algunos que te
obligan a conectarte (elcomelibros.blogspot.com,
riofugitivo.blogspot.com, www.rafaellemus.net,
hyepez.blogspot.com, www.danielalarcon.com).
Pinacoteca abierta a todo pblico. La misma
foto, un solo rostro que se repite incesantemente,
como en aquella curiosa maquinaria de La muerte de
un burcrata. Imgenes poco ortodoxas. Graceland y
Tijuana, Fujimori y David Lynch, Charly Garca y Jack
Kerouac, Alabama y Bolivia, Herman Melville y Tokio.
Un cuadro de Munch que alguien pretende dibujar,
cuando lo importante es que se desdibuje.
Scream/Skrik.
199 pginas en 8 episodios. Apenas 4.20 MB
extraviados.
TREP y su solapada copia, su repeticin, su
trinidad dplex: Orlando Luis, Jorge E. Lage y Ahmel
Echevarra; Roberto Bolao, Rodrigo Fresn y lvaro
Bisama. El doble alter ego: Narrar en China. []
Narrar China como shortcut []. Narrar ficciones
cantn-paranoicas y mandarn-histricas para aterrar
al literastazgo local (OLPL en TREP-4). En China, el
blanco es el color de la muerte (la rosa blanca de
Jos Mart sera aqu una flor pstuma, funrea (OLPL
en TREP-6). Japn, La Habana. Hay que inmolarse
con un sable y una sbana, a falta de una bandera
mejor. Ah est el relato de Yukio Mishima,
Patriotismo []. La Habana, Japn. Hay que fornicar
en primersimo plano hasta venirse o morir. Y ah est
el filme de Nagisa Oshima, El imperio de los sentidos
(OLPL en TREP-3). China/Japn. Se sabe la
importancia de jugar en dos bandos.
TREP: tan solo TREs Propuestas para el nuevo
milenio: una saga de Yeyn para adultos, anlisis
linguoestilstico de los carteles de la Ciudad
Deportiva, COCl
2
{ V/30 }
Un pequeo Desliz
Desliz es un proyecto cultural que coordina Lizabel
Mnica y que engloba entre otras expresiones una
revista digital. Si bien la parte literaria es
preponderante, desde el 2007 ao de su creacin a
ac el proyecto slo ha hecho circular 3 nmeros de su
publicacin. La revista Desliz comprende teatro
(incluidos videos de puestas en escena), dibujo, poesa
visual, fotografa, net art. Nuevamente emerge el yo:
Desliz/Lizabel. Desde autores convencionales hasta los
ms net, de la dispora y de la isla, o de ninguna de
las dos. Promover, sobre todo, esos vnculos (o
hipervnculos) entre escritura y medios digitales.
Lo cierto es que Desliz resulta ms atractiva por
su visualidad que por la literatura ms convencional
que presenta. Es actual: novsimos dramaturgos
(Alejandro Arango), nuevos realizadores (Yolyanko
William), sucesos recientes (un dossier sobre el primer
evento internacional de arte pornogrfico en La
Habana, un video indito del Festival Poesa Sin Fin
2009), grupos en boga (El ciervo encantado, YZO,
Puerco Pudle [sic], Biopus). El inters por la
exclusividad: lo indito como delirio, como subttulo
de cada texto. Basten sus propias palabras de
presentacin: Un proyecto para burlar fronteras y
establecer nuevos puentes. Una mano que se extiende
ms all de cualquier horizonte visible. Artistas y
escritores de diferentes lugares del mundo, reunidos
para el lector o el navegante en una obra nica, pieza
interactiva que muestra las tendencias ms
contemporneas del arte y la literatura. Todos
trabajos inditos Desliz, acrquese al acontecer
cultural de hoy desde distintas perspectivas.
De la ciencia ficcin, la fantasa y el ciberpunk:
Disparo en Red y Qubit
Salvo uno o dos textos inditos en cada nmero, todo
lo dems puede hallarse en la web (wikipedia et al).
Sus mejores definiciones: las que ellas mismas
propugnaban: Disparo en Red. Boletn electrnico de
ciencia-ficcin y fantasa/Qubit. Boletn digital de
literatura y pensamiento ciberpunk. Espacios para
sujetos contraculturales. Infirase lo dems.
La Caja de la China: a fairy tale?
En la caja de la infancia guardamos aquello que
entonces era lo ms valioso del mundo. Lien Carrazana
Lau en agosto de 2006, tal vez aburrida por la lluvia o
porque luego de una limpieza encontr aquella cajita,
se decidi a exhibir esos tesoros, sin detenerse a
pensar que a la nica persona a la que podan
interesarle era a ella misma.
En la Caja se nos explica quin era Juana Borrero.
Por esos azares no tan fortuitos, junto a ella aparece
Kevin Beovides, quien tambin ha sabido conjugar
plasticidad y poesa. Otras similitudes escriturarias
que superan el tiempo son las que se advierten entre
Eugenio Florit y Ral Flores, cuyos apellidos pudieran
ser uno mismo. Tambin hay fotos de Lien, de sus
amigas, textos escritos por sus conocidos,
confesiones La apoteosis del yo.
Una caja que al abrirla tenga a Lien Carrazana
hasta el cansancio no es una caja china, es un atad,
aunque parafraseando a Faulkner no haya cuerpo
(ni literatura) que enterrar. Eso s, el diseo es
loable. Si hubiera hecho un lbum (como aquel del
cuento de Piera), una instalacin, un colach, el
resultado habra sido distinto. Claro, siempre queda
el placer del voyeur, hurgar por hurgar, volver a la
infancia y escuchar el Once upon a time
Isabelica.cu
Como se nos confiesa en la nota editorial del nmero
1: un ocioso grupo de amigos que se rene cada da
en un caf (La Isabelica, por supuesto) decide hacer
una revista. Elige un formato interactivo (mht) que
permitira una lectura dinmica, en caso de que los
textos mismos lo fueran. Se trata de lo que se escribe
en el otro confn de la Isla: desde secciones
tradicionales (reseas, narrativa, entrevistas) hasta
un sui generis espacio sobre psicologa. Si la edicin
de 33 y un tercio es descuidada, aqu pareciera que
nunca se le toma en cuenta.
La Natilla, Pez Pltano, La Tapadera,
Cuerpo de Guardia son los rtulos de algunas
secciones, transcritos tal vez de algn onrico diario
(o de una novela norteamericana). De ms est decir
que no faltan iconos (Douglas Coupland, Stephen
King, Tim Burton) ni suicidas (Alejandra Pizarnik) ni
cuasi declogos (NUEVE CONsEJILLOS por Darien
Columbi, director de la revista) ni humor (un manual
de instrucciones para tratar al jefe) ni cuentos
desechables.
El perro andaluz ahora se pavonea con un muy
poco discreto encanto: Isabelica punto cu (2) no es
un parsito, conspira en la red como un virus. Te
advierto que no existe vacuna que la detenga, (se
prob con KASPERSKY, NOD32 y MC Cafi [sic]) aunque
cierres la ventana volvers a ella tarde o temprano, o
ella volver a ti. Ya el virus est en la red. Luego de
leer su presentacin dan ganas de al estilo Cohen
burn after read.
La rosa blanca
Un fantasma recorre la web: el nmero 2 de una
revista cuya primera entrega y otras posteriores son
imposibles de encontrar online. Martiana por
antonomasia desde el nombre hasta el punto final.
Con un marcado discurso poltico como insina su
ttulo y corroboran los textos en su interior. Un
dossier sobre Alexandr Solzhenitsin, una entrevista a
Porno para Ricardo o a Frank Delgado, algunas
entradas del blog Generacin Y, ensayos sobre la
eticidad, narrativa y poesa. La rosa blanca se
subtitula Revista independiente de estudiantes e
intelectuales, aunque ms que revista sea un
{ V/31 }
boletincillo de estudiantes, quizs porque su
director Henry Constantn es un eterno escolar que ha
deambulado por los pasillos de ms de un campus.
Desde Camagey y en pdf html, en julio como enero,
llega este proyecto que invita a leer como si fuera ms
importante el ciudadano que el lector, como si la
escritura fuera tan solo un pretexto para vislumbrar la
realidad.
Apostillas
Si dependiera del copyright, cuntos artculos
leeramos en TREP o en 33 y un tercio? La web ha
posibilitado no solo el hecho de pensar editoriales en
formato digital o potenciar la creatividad del sujeto,
sino tambin en materia de derechos de autor ha
impulsado el copyleft que permite picar textos,
reproducirlos sin la autorizacin de los propietarios,
en fin, la apoteosis de la copia. Segn Rosanna Mestre
Prez: Posiblemente el principal logro de esta
modalidad del copyright [el copyleft] es su habilidad
para adaptarse a los tiempos que corren, distinguiendo
claramente entre el derecho de autor y el derecho de
copia. El primero queda ntidamente protegido, pues
el aviso de propiedad debe ser incluido
obligatoriamente en todas las versiones; mientras que
el segundo se flexibiliza enormemente.
Copyright y copyleft, editoriales y servidores,
pgina impresa y pgina web, libro y blog novela. La
posibilidad del y, el siempre necesario plus.
Publicaciones undergrounds, pero no por ello bajo
tierra. Aqu no hay una cultura en lo oscuro, sino a
plena luz del da (servidores, e-mails, bluetooth). Ni
siquiera pasa en lo oscuro para las instituciones,
aunque parezcan ajenas a todo (sabemos que saben).
No hay que creer que se padece melanosis
pigmentaria: es imposible si las cortinas estn
descubiertas.
Pervivirn estas revistas o sern objetos raros
como los escasos ejemplares de Dispora(s).
Documentos que conserva uno que otro en La Habana?
Quizs se les recuerde no por ellas en s mismas ni por
la literatura que recogan, ni siquiera por esa
emergencia de un espacio alternativo, sino por ser uno
de los primeros intentos de insertarse en la web, por
esas individualidades reclamando su sitio en el
macroespacio virtual. Sern ms historia que
literatura, ms hecho que ficcin. Las conservarn sus
autores, quizs algn que otro coleccionista (muchos
las habrn enviado a la papelera). Su lectura dentro
de algunos aos ser, en caso de que la haya, la del
fillogo, la del biblifilo siempre listo a engullir
cualquier cosa. El sino de estas revistas es lo
instantneo: nacer siendo casi trash. As, cualquier
cosa dicha de ellas termina por convertirse en
efmera: como el ukiyo-e, tan solo es la pintura de ese
mundo flotante que es la web. { V }
{ V/32 }
boletincillo de estudiantes,
quizs porque su director Henry
Constantn es un eterno escolar
que ha deambulado por los
pasillos de ms de un campus.
Desde Camagey y en pdf
html, en julio como enero, llega
este proyecto que invita a leer
como si fuera ms importante el
ciudadano que el lector, como si
la escritura fuera tan solo un
pretexto para vislumbrar la
realidad.
Apostillas
Si dependiera del copyright,
cuntos artculos leeramos en
TREP o en 33 y un tercio? La web
ha posibilitado no solo el hecho
de pensar editoriales en formato
digital o potenciar la creatividad
del sujeto, sino tambin en
materia de derechos de autor ha
impulsado el copyleft que
permite picar textos,
reproducirlos sin la autorizacin
de los propietarios, en fin, la
apoteosis de la copia. Segn
Rosanna Mestre Prez:
Posiblemente el principal logro
de esta modalidad del copyright
[el copyleft] es su habilidad para
adaptarse a los tiempos que
corren, distinguiendo
claramente entre el derecho de
autor y el derecho de copia. El
primero queda ntidamente
protegido, pues el aviso de
propiedad debe ser incluido
obligatoriamente en todas las
versiones; mientras que el
segundo se flexibiliza
enormemente.
Copyright y copyleft,
editoriales y servidores, pgina
impresa y pgina web, libro y
blog novela. La posibilidad del y,
el siempre necesario plus.
Publicaciones
undergrounds, pero no por ello
bajo tierra. Aqu no hay una
cultura en lo oscuro, sino a
plena luz del da (servidores, e-
mails, bluetooth). Ni siquiera
pasa en lo oscuro para las
instituciones, aunque parezcan
ajenas a todo (sabemos que
saben). No hay que creer que se
padece melanosis pigmentaria:
es imposible si las cortinas estn
descubiertas.
Pervivirn estas revistas
o sern objetos raros como los
escasos ejemplares de
Dispora(s). Documentos que
conserva uno que otro en La
Habana? Quizs se les recuerde
no por ellas en s mismas ni por
la literatura que recogan, ni
siquiera por esa emergencia de
un espacio alternativo, sino por
ser uno de los primeros intentos
de insertarse en la web, por esas
individualidades reclamando su
sitio en el macroespacio virtual.
Sern ms historia que
literatura, ms hecho que
ficcin. Las conservarn sus
autores, quizs algn que otro
coleccionista (muchos las habrn
enviado a la papelera). Su
lectura dentro de algunos aos
ser, en caso de que la haya, la
del fillogo, la del biblifilo
siempre listo a engullir cualquier
cosa. El sino de estas revistas es
lo instantneo: nacer siendo casi
trash. As, cualquier cosa dicha
de ellas termina por convertirse
en efmera: como el ukiyo-e, tan
solo es la pintura de ese mundo
flotante que es la web. { V }
boletincillo de estudiantes,
quizs porque su director Henry
Constantn es un eterno escolar
que ha deambulado por los
pasillos de ms de un campus.
Desde Camagey y en pdf
html, en julio como enero, llega
este proyecto que invita a leer
como si fuera ms importante el
ciudadano que el lector, como si
la escritura fuera tan solo un
pretexto para vislumbrar la
realidad.
Apostillas
Si dependiera del copyright,
cuntos artculos leeramos en
TREP o en 33 y un tercio? La web
ha posibilitado no solo el hecho
de pensar editoriales en formato
digital o potenciar la creatividad
del sujeto, sino tambin en
materia de derechos de autor ha
impulsado el copyleft que
permite picar textos,
reproducirlos sin la autorizacin
de los propietarios, en fin, la
apoteosis de la copia. Segn
Rosanna Mestre Prez:
Posiblemente el principal logro
de esta modalidad del copyright
[el copyleft] es su habilidad para
adaptarse a los tiempos que
corren, distinguiendo
claramente entre el derecho de
autor y el derecho de copia. El
primero queda ntidamente
protegido, pues el aviso de
propiedad debe ser incluido
obligatoriamente en todas las
versiones; mientras que el
segundo se flexibiliza
enormemente.
Copyright y copyleft,
editoriales y servidores, pgina
impresa y pgina web, libro y
blog novela. La posibilidad del y,
el siempre necesario plus.
Publicaciones
undergrounds, pero no por ello
bajo tierra. Aqu no hay una
cultura en lo oscuro, sino a
plena luz del da (servidores, e-
mails, bluetooth). Ni siquiera
pasa en lo oscuro para las
instituciones, aunque parezcan
ajenas a todo (sabemos que
saben). No hay que creer que se
padece melanosis pigmentaria:
es imposible si las cortinas estn
descubiertas.
Pervivirn estas revistas
o sern objetos raros como los
escasos ejemplares de
Dispora(s). Documentos que
conserva uno que otro en La
Habana? Quizs se les recuerde
no por ellas en s mismas ni por
la literatura que recogan, ni
siquiera por esa emergencia de
un espacio alternativo, sino por
ser uno de los primeros intentos
de insertarse en la web, por esas
individualidades reclamando su
sitio en el macroespacio virtual.
Sern ms historia que
literatura, ms hecho que
ficcin. Las conservarn sus
autores, quizs algn que otro
coleccionista (muchos las habrn
enviado a la papelera). Su
lectura dentro de algunos aos
ser, en caso de que la haya, la
del fillogo, la del biblifilo
siempre listo a engullir cualquier
cosa. El sino de estas revistas es
lo instantneo: nacer siendo casi
trash. As, cualquier cosa dicha
de ellas termina por convertirse
en efmera: como el ukiyo-e, tan
solo es la pintura de ese mundo
flotante que es la web. { V }
1
El mirlo canta en los bosques de Cilgwri
Como un ro sobre piedras mohosas,
No es viejo como el sapo de Cors Fochno
De piel fra sobre partes huesosas.
Hay pocos escritores tan profundamente comprometidos con su tierra natal
como R. S. Thomas, un nacionalista irlands cuyos poemas, observando, discu-
tiendo, extasindose y mitologizando, tratan de convertir a la nacin, escri-
biendo, en un ser lrico y fiero. Sin embargo, ese mismo R. S. Thomas escribe
tambin:
El odio necesita tiempo
Para crecer, y el mo
Ha aumentado desde que nac;
No hacia la tierra bruta
Descubro
Que es un odio hacia mi especie.
Es sorprendente encontrar una admisin de algo parecido al odio a s mismo
en los versos de un bardo nacional. Sin embargo, quiz sea ese el nico tipo
de nacionalista que puede ser un escritor. Cuando la imaginacin gana vista
por la pasin, ve tanto la oscuridad como la luz. Sentir tan ferozmente es sen-
tir desprecio adems de orgullo, odio adems de amor. Esos desprecios orgu-
llosos, ese amor que odia, hacen que el escritor se gane con frecuencia la ira
de la nacin. La nacin necesita himnos, banderas. El poeta ofrece discordia,
trapos.
2
Se han hecho conexiones entre el desarrollo histrico de las narrativas ge-
melas de la novela y del Estado-Nacin. Se compara el progreso de una histo-
ria, a travs de sus pginas hacia su objetivo, con la autoimagen de la nacin
movindose a travs de la Historia hacia su destino manifiesto. Por atractivo
que sea el paralelo, en estos das no me lo tomo al pie de la letra. Hace once
aos, en el famoso congreso del PEN en Nueva York, los escritores del mundo
debatieron sobre La imaginacin del escritor y la imaginacin del Estado, un
tema de grandeza maileresca, inventado, naturalmente, por Norman Mailer.
Sorprendente cuntas formas haba de leer ese pequeo y. Para muchos de
nosotros significaba frente a. Los escritores sudafricanos Gordimer, Coet-
zee, en aquellos das del apartheid, se oponan a la definicin oficial de na-
cin. Quiz rescatando a la verdadera nacin de los que la tenan cautiva.
Otros escritores estaban ms sintonizados con sus naciones. John Updike en-
ton un himno de alabanza a los pequeos buzones de correos de Estados
Unidos, emblema, para l, de la libre transmisin de ideas. Danilo Ki dio un
ejemplo de chiste estatal: una carta que recibi en Pars, enviada desde lo
que entonces era an Yugoslavia. Dentro del sobre cerrado, estampadas en la
primera pgina, las palabras ESTA CARTA NO HA SIDO CENSURADA.
notas sobre la escritura y la nacin
S
a
l
m
a
n
r
u
s
h
d
i
e
{ V/33 }
3
La nacin hace suyos a sus mayores escritores (Shakespeare, Goethe, Ca-
moens, Tagore), o trata de destruirlos (el exilio de Ovidio, el exilio de Soyin-
ka). Ambos destinos son problemticos. El silencio de la reverencia resulta
inapropiado para la literatura; la gran literatura hace un gran ruido en la
mente, en el corazn. Hay quienes creen que la persecucin es buena para los
escritores. Es falso.
4
Cuidado con el escritor o escritura que se presenta como la voz de una na-
cin. Esto incluye naciones de raza, gnero, orientacin sexual y afinidad
electiva. Incluye el Nuevo Ennombrismo. Cuidado con los ennombristas! El
Nuevo Ennombrismo exige elevacin, acenta lo positivo, ofrece una instruc-
cin moral conmovedora. Detesta el sentido trgico de la vida. Al considerar a
la literatura como ineludiblemente poltica, sustituye los valores literarios por
valores polticos. Es el asesino del pensamiento. Cuidado!
5
Que conste que mi pasaporte es verde.
Amrica, arrimo mi hombro a la rueda
Para forjar, en la forja de mi alma,
La conciencia no creada de mi raza.
La Albania de Kadar, la Bosnia de Ivo Andri, la Nigeria de Achebe, la Colom-
bia de Garca Mrquez, el Brasil de Jorge Amado: los escritores son incapaces
de rechazar el seuelo de la nacin, sus oleadas en nuestra sangre. La escri-
tura es como trazar mapas: la cartografa de la imaginacin. (O, como la mo-
derna teora crtica podra decir, Imagi/Nacin.) En la mejor literatura, sin
embargo, el mapa de una nacin se convertir en mapa del mundo.
6
La Historia se ha hecho debatible. Despus del Imperio, en la Edad de las S-
perpotencias, debajo de la huella de las simplificaciones parciales que nos
transmiten desde satlites, no podemos ponernos de acuerdo fcilmente sobre
qu es lo que pasa, y mucho menos sobre lo que podra significar. La litera-
tura entra en ese cuadriltero. A los historiadores, los magnates de los medios
de comunicacin, los polticos, no les interesa el intruso, pero el intruso es de
tipo obstinado. En esa atmsfera antigua, sobre la tierra pisoteada, en esas
aguas cenagosas, tiene que hacer su trabajo.
{ V/34 }
7
El nacionalismo corrompe tambin a los escritores. Vanse las venenosas in-
tervenciones de Limonov en la guerra de la ex-Yugoslavia. En una poca de
nacionalismo definido cada vez ms estrechamente, de tribalismos enmura-
llados, se ver a los escritores lanzando los gritos de guerra de sus tribus.
Los sistemas cerrados han atrado siempre a los escritores. Es por eso por lo
que hay tanta literatura sobre las prisiones, fuerzas de polica, hospitales, es-
cuelas. Es la nacin un sistema cerrado? En este momento internacionalizado,
puede algn sistema permanecer cerrado? El nacionalismo es esa revuelta
contra la Historia que trata de cerrar lo que no puede ya cerrarse. De poner
vallas a lo que no debera tener fronteras.
Escribir bien supone una nacin sin fronteras. Los escritores que sirven a las
fronteras se han convertido en guardianes.
8
Si la literatura se vuelve repetidas veces hacia la nacin, se aparta de ella de
forma igualmente repetida. El intelectual deliberadamente desarraigado (Nai-
pul) considera al mundo como solo puede hacerlo una inteligencia libre, yen-
do a donde pasan cosas y ofreciendo reportajes. El intelectual desarraigado
contra su voluntad (categora que incluye hoy a muchos de los mejores es-
critores en rabe) rechaza los estrechos recintos que lo han rechazado. Hay
una gran prdida y mucha aoranza. Pero hay tambin una ventaja. La nacin
sin fronteras no es una fantasa.
9
Una gran parte de la buena literatura no tiene necesidad de la dimensin
pblica. La esfera pblica no es nada para Elisabeth Bishop. Su prisin
su libertad, su tema est en otro lado.
Cancin de cuna,
Que las naciones rabien,
Las naciones se hundan.
La sombra de la cuna es una enorme jaula
Sobre el muro.
{ V/35 }
S
a
l
m
a
n
r
u
s
h
d
i
e
notas sobre la escritura y la nacin
CUANDO Martn me dijo que Hitler y
Fidel podan ser hermanos gemelos,
supe que estaba loco. Pero no dije na-
da a lida. Era medioda y La Habana
crepitaba bajo ese calor siempre pe-
gajoso de sus veranos. Y caminba-
mos: Martn, como todo turista, mi-
rando los edificios que alguna vez fue-
ron hermosos, la boca semiabierta por
ese asombro que forma parte de la
piel de los turistas, la cmara digital
recogiendo de vez en vez las imge-
nes del desastre; yo, harto ya de an-
dar por los mismos sitios de siempre,
sin ese espritu de magos reconstruc-
tores de las glorias antiguas que siem-
pre esgrimen los guas de turismo co-
mo su mejor arma.
No s cmo ustedes disfrutan
viendo esta mierda de pas le dije, y
lo vi sonrer, los cachetes coloradotes,
sus ojos achinados en la sonrisa: un
perfecto beb de esos que anuncian
los productos Nestl.
De las cenizas renaci el Fnix
dijo, y a decir verdad, me dolan
tanto los pies que no estaba para an-
dar averiguando quin carajo era ese
Flix, y mucho menos qu mierda se
quem para que el tipo saliera de las
cenizas.
Seguimos caminando.
La Habana, en los crudos das del
verano, me resulta un horno insopor-
table. Nada que ver con esas saunas
sabrosotas de las pelculas extranjeras
donde uno va a soltar la grasita mien-
tras se toma una Coca-Cola, una cer-
veza de calidad, o cualquier trago,
ah, enredado en una toalla, perdido
entre el humito que forman las nubes
del vapor, gritando sin gritar vaya,
caballeros, quin dice que la vida es
una mierda?.
La Habana es un horno que te
tuesta hasta los huesos. Y Martn,
aunque sudaba, se vea feliz. Y no
perda el paso. Y se colaba por la bo-
ca oscura de lo que siglos atrs fue un
imponente portaln, para caer al mis-
mo centro de un solar mil veces ms
cochino que el nuestro, lleno de cuar-
tuchos hechos de maderas viejas y pe-
dazos de zinc y cartn-tabla, con ne-
gros viejos y churrosos sentados en
cajas de madera y en los quicios de
las puertas, y nios descalzos corrien-
do por todas partes, escandalizando,
mientras jugaban a la gallinita ciega,
como si tanta miseria no les importara.
Heda a rayos. Y lo dije: qu
peste a rayos hay aqu, coo!, para
Las races del odio las races del odio Las races del odio
las races del odio Las races del odio las races del odio
Las races del odio las races del odio Las races del odio
Las races del odio las races del odio
Las races del odio las races del odio Las races del odio
las races del odio Las races del odio las races del odio
Las races del odio las races del odio Las races del odio
las races del odio Las races del odio
Las races del odio las races del odio Las races del odio
a m i r v a l l e
( f r a g m e n t o d e n o v e l a i n d i t a )
a m i r v a l l e
{ V/36 }
verlo detenerse, virar la cara y mirar-
me: Luego me explicas cmo es el
olor del rayo, dijo, realmente intri-
gado. Despus volvi a lo suyo.
Fotos, ms fotos. Una negra des-
greada que hurgaba en la cabeza de
un mulato joven, tambin despeina-
do, mientras mascullaba en voz baja,
pero audible: cada vez que tu her-
mano mete en la casa el perro de
mierda se, te llenas de garrapatas;
una putica blanca saliendo medio des-
nuda de uno de los cuartos del fondo,
con un cubo vaco en una mano, ni
baarse puede una en este cochino
solar, solt a los vecinos de los cuar-
tos cercanos, que la miraban y me-
nearon la cabeza, la gente gasta el
agua as, porque les da la gana, le-
vant una tapa de hierro sobre lo que
era, a todas luces, una cisterna, se ti-
r en el piso y meti el cubo por el
hueco, hasta sacarlo lleno de agua y
regresar contoneando las nalgas hacia
su cuarto.
Martn segua el bamboleo rtmi-
co de aquella carne, palpitante y sen-
sual bajo el short apretado, cuando
una bolsa de nylon llena de basura le
cay cerca, arrojada desde algn
cuarto de la segunda planta. La ma-
dre del que lo tir!, dijo una pecosa
de pelo rojo, casi enana, que cami-
naba junto a Martn, para indicarte
los lugares que todos vienen a foto-
grafiar, le haba dicho al vernos en-
trar al solar y notar la cmara colgada
a su cuello.
En una esquina, justo en un espa-
cio libre en la hilera derecha de los
cuartuchos, un gordo blanco sacaba
cubos de agua de un tanque y los va-
ciaba sobre un cerdo tan gordo y tan
blanco como l.
Parecen gemelos dije en voz
baja, y Martn, otra vez con su cara
de bebito de la Nestl, solt una risi-
ta, tambin por lo bajo.
Cmo mola este paisito para un
fotgrafo dijo.
Para ti es turismo, Martn pro-
test. Vivir entre la mierda no es
nada sabroso.
Habamos pasado toda una noche
discutiendo su teora. Una filosofa
interesante, dijo, sentencioso, con
aires de quien ha pensado profunda-
mente en el tema. No hay ningn
pas en el mundo, excepto ustedes,
los cubanos, claro, que marque su pa-
so por la vida con una palabrita tan
denigrante, y se extendi en una pe-
rorata sociolgica sobre los distintos
usos que los cubanos dbamos a la pa-
labra mierda, todos asociados a la
existencia comn, al da a da.
Este pas es una mierda, esta-
mos hundidos en la mierda, deja esa
mierda, no comas mierda, la vida ac
es una mierda, ese hijoeputa de mier-
da, es un negro de mierda, estamos
hasta el cuello en la mierda, un blan-
quito de mierda, una puta de mierda,
qu mierda esa comida, qu mierda
est el transporte, enumer, buscan-
do las palabras entre trago y trago de
cerveza, ya sentados frente al ventila-
dor, luego de la primera salida a la
ciudad, apenas a dos horas de su lle-
gada, son frases que ustedes usan
como si hicieran poesa, y que le co-
locbamos la palabrita mierda a cual-
quier valoracin sobre algo no agrada-
ble, es una filosofa de vida, no
crees?, termin, llevando tambin la
interrogacin de la frase hasta el ges-
to en su cara.
Una vez o decir que era una fi-
losofa violenta me atrev a decir,
todava abrumado por la certeza de
algo en lo que jams haba pensado:
s, los cubanos mirbamos la vida con
unos lentes hechos de la ms fina y
selecta mierda, de ah que todo lo
viramos de aquel modo.
Ustedes los cubanos no saben lo
que es la violencia le o decir.
Tena razn. Aunque en ese mo-
mento no pudiera comprenderlo, por
la simple razn de que uno se aferra a
lo cotidiano, como animal de costum-
bres que es, y lo cotidiano para los
cubanos iba siendo esa violencia que
la miseria del pas nos iba metiendo
en la sangre, como una bestiecilla ve-
nenosa que nos transformaba en seres
oportunistas, bien distintos a esos
hospitalarios, abiertos, solidarios, que
las crnicas sobre Cuba pintaban en
muchas partes.
Mam lo deca mucho: Hospita-
lidad, la de antes, cuando se reciba
{ V/37 }
Las races del odio
las races del odio
Las races del odio
las races del odio
Las races del odio
las races del odio
Las races del odio
las races del odio
Las races del odio
Las races del odio
las races del odio
Las races del odio
al visitante, orgullosos, ste es nues-
tro hermoso pas, el paraso mis-
mo, el alma limpia, el corazn abier-
to, sin pensar en nada ms que en la
satisfaccin del otro. Ahora es distin-
to, mijo, mascullaba, sentada en su
butaca, hastiada por los dolores de
huesos, por las arrugas y el calor.
Ahora el cubano finge ser hospitala-
rio para sacar algo, cualquier cosa,
del visitante. Y llevaba razn.
Lo comprendera despus. Cuba
no es un pas violento. Y hasta podra
ser el paraso si el hombre que yo era
por esos das lo comparaba con esa
violenta imagen que estoy seguro me
perseguir hasta la muerte: la cara
hirsuta pero noble de Daimiel, sin
ojos; los gusanos blanqusimos y re-
gordetes saliendo de aquellas rbitas
vacas, de su boca entreabierta, bro-
tando como una nata, tambin blan-
qusima, del hueco de la oreja; el he-
dor a carne podrida; el hueco del dis-
paro sobre la frente; la carne del cue-
llo hinchada, el pellejo a punto de re-
ventar. Y el hedor. Siempre el hedor.
Los retortijones en mi estmago. Las
arqueadas. Y el sabor cido de mi v-
mito. Amarillo. Grumoso.
UNO
am amaneci con la boca llena de
cucarachas. Es del carajo decirlo, pe-
ro as fue. Y la cucaracha que sali de
la boca abierta de Mam cuando entr
a su cuarto, luego de llamarla varias
veces para que tomara el desayuno,
sigui caminando tranquila, protegida
por mi estupor, hasta perderse por
una de las rajaduras de la pared del
fondo, seguro para esconderse en la
inmensa loma de escombros y basuras
podridas que creca cada da en el
descampado, en aquel lado del solar,
desde una tarde de lluvias intensas en
que el edificio aquel dijera voy aba-
jo, y se derrumbara, llevndose al
mundo de los muertos a los tres viejos
y la nia de dos aos, que no lograron
escapar a tiempo, como los dems.
Era gorda la cucaracha. Negra.
De alas muy brillantes.
Encend la luz del cuarto y enton-
ces la vi. Y todava bajo la rigidez del
estupor, bien lo recuerdo, pude ob-
servar la desbandada de otras cucara-
chitas, de esas que los fumigadores
llaman, alemanas: grises, de apenas
un centmetro, delgaduchas, que tam-
bin salieron de la boca de Mam.
lida lleg desde la cocina, se
par detrs de m y grit.
Recuerdo su grito.
Nada que ver con esos otros de
placer, desnudos, cuando hunda en
ella tu verga rozagante, como ella
misma la llamaba, luego de que la sa-
boreara por unos minutos muchas no-
ches, muchos aos atrs.
Nada que ver con ese grito de
aquella primera madrugada, dormidos
casi uno encima del otro, cuando sen-
t, entre las nieblas del sueo, que
una mano caliente y pequea se co-
laba bajo la pata de mi short y co-
menzaba a juguetear con lo que Mam
deca era para las nias. Me despert
y se lo dije: es para las nias, o al-
go as, medio dormido, confuso, y res-
pondi y qu carajo soy yo, David,
para abrir las piernas y recibirme en
un abrazo, como una de esas mujeres
que luego tuve en la vida, aunque ella
se viera obligada a guiarme en lo que
ninguna de las dems tuvo que hacer:
M
{ V/38 }
a
m
i
r
a
m
i
r
otra vez su mano caliente halndome
por el mismo centro del cuerpo y co-
locando aquella parte endurecida de
mi cuerpo en un agujero mojado y
tambin caliente del suyo, dira me-
jor, hirviente, donde me hund de un
empujn de cadera y supe, sin decr-
melo entonces, que muchas otras no-
ches regresara a mi hermana para
hundirme en esa caverna maternal
que me haca sentir igual que si flota-
ra en un espacio luminoso y dulzn.
Nada que ver con esos gritos que
la oa soltar, entrecortados, en ese
mismo cuarto donde Mam amaneci
con la boca llena de cucarachas.
Eran das de mierda. Mi padre li-
gaba una borrachera con otra y bota-
ba a Mam de la casa, me quedo con
los nios, puta, bramaba, y al que
se meta le arranco los cojones, oye-
ron?, gritaba a los vecinos, y no nos
atrevamos a escapar de nuestra casu-
cha en aquel solar, aunque podamos
verla desde la ventanita alta de nues-
tro cuarto, llorosa, removida por los
temblores del miedo, parada en la
puerta del cuarto de Hortensia, la ve-
cina que nos cuid desde chiquitos pa-
ra que ella trabajara, convencidos de
que ni siquiera imaginaba lo que pasa-
ba por las noches bajo esas paredes,
en aquellos das de mierda: mi padre
que entra desnudo al cuarto y se lleva
a rastras a la pobre lida, que tiembla
como Mam y como Mam llora y se
deja llevar y sigue llorando cuando l
le susurra, aunque yo pueda orlo,
abre las patas, putica, vamos a gozar
con Papi. Sus gritos entrecortados.
Me tapa la boca, me contaba lida,
casi me ahoga.
Por eso un da vino: hzmelo t,
mi herma, dijo, mis amigas dicen
que es lindo con alguien que lo quiera
a uno. Y ella saba que yo la adoraba.
lida tena diez aos; es para
las nias, dije, infantil, temeroso,
confundido, esa madrugada; y qu
carajo soy yo, David?, solt, bajito
pero fuerte, no te hagas el inocente,
que ya tienes doce aos. Ven, or-
den. Y fui. Y desde entonces las no-
ches eran una fiesta. Menos aquellas
en que mi padre repeta la escena: la
bronca con Mam, vete pa la mierda,
puta vieja!, su entrada abrupta en el
cuarto, los quejidos de lida.
Hasta esa noche.
Pap est borracho en el pasillo
del segundo piso me dijo, ya tem-
blando. Ahorita seguro viene.
Le haba dado una golpiza a Ma-
m y luego voy a coger aire, perra,
lo sentimos gritarle. Y el portazo. Y
los pasos callados de Mam hacia el
cuarto, que nos mir al pasar y sonri
con la boca partida, sangrando por un
costado, y un ojo ennegrecido. Omos
su cuerpo caer sobre el viejo camas-
tro. Entonces salimos.
Borracho estaba mi padre cuando
subimos la escalera. Heda a orine. A
ron malo. A sudor, ese mismo sudor
pegajoso que me deja cuando termina
de hacer lo suyo. Intento quitrmelo
bandome con bastante jabn y
agua, pero se pega, mi herma, me
hace vomitar, me contara luego mi
hermana.
Dormido estaba. La novela bra-
silea mantena a todos los vecinos
dentro de los cuartos del solar,
embobados en los amores frustrados
de la esclava Isaura, hoy s que in-
tentando escapar en aquellos nove-
lones de toda la mierda que siempre
nos ha cercado en esta isla, hartos ya
de soar con vivir en la Cuba prspera
y perfecta que slo sala en los
noticieros.
Se babeaba dormido el muy
cabrn de mi padre, bien lo recuerdo.
Y a hurtadillas lo empujamos. Abri
los ojos cuando sinti el empuje. Da-
vicito, balbuce, dnde est la pu-
ta de tu hermana, porque lida se
escondi detrs de m cuando lo vio
entreabrir los ojos.
No dije una palabra. Sin ponernos
de acuerdo, sabamos lida y yo que
debamos hacer rodar su cuerpo por
debajo del barandal, roto en algunos
sitios, o colarlo por los cuadrados de
metal. Que cayera en el medio del pa-
tio, all abajo, en la primera planta
del solar. Y slo esa vez bendecimos
al degenerado ladrn que, quin sabe
cuntos aos atrs, haba robado la
madera preciosa del barandal de lo
que haba sido, en los tiempos de La
Colonia, la mansin de algn ricacho,
{ V/39 }
de modo que, de lo que fuera una her-
mosa baranda interior de madera
preciosa torneada y sujeta por un es-
queleto de cuadrados grandes de me-
tal, tambin torneados, slo quedaba
eso: el esqueleto de metal, pero ya he-
rrumbroso, endeble, incluso partido en
muchas partes, que impeda a los veci-
nos de esa planta recostarse all para
observar lo que pasaba abajo.
Todava hoy no s de dnde sa-
qu la fuerza, aquella fuerza, que lo
hizo llegar hasta el barandal roto del
balcn, para quedar trabado en uno
de los pocos cuadrados de metal toda-
va fuertes. Tampoco s qu me hizo
avanzar hacia l, caminando sobre mis
nalgas por el pasillo, y empujarlo con
los pies, hasta ver que sus ojos se
abran oye, qu cojones te pasa!, le
o decir, sin poder manejar su cuerpo,
o resistir mi empuje, atontado todava
por el ron, hasta que lida perdi el
miedo y vino, tambin sobre sus nal-
gas, como una cangreja asustada, a
empujarlo con una fuerza que todava
recuerdo en verdad inusitada. Como no
se mova mucho, le dio
una patada en la ca-
ra, y recuerdo que al
verlo intentar tapr-
sela con una mano,
volvimos a patearlo y
entonces s cay. Se
desliz su cuerpo pe-
sado, como una ser-
piente de agua, res-
balosa, gil, y lo per-
dimos de vista.
Cuando nos aso-
mamos por el hueco
del barandal y mira-
mos hacia abajo, un
charco de sangre co-
menzaba a crecer al-
rededor de su cabeza
explotada.
Los vecinos se-
guan anestesiados an-
te la tele por el mun-
do cruel de los amores
imposibles de la es-
clava blanca Isaura,
cuando bajamos las
escaleras, y entramos
a la casa, donde Mam
dorma, duea ya de una tranquilidad
demasiado inocente quizs por ese
charco de sangre que se empozaba
bajo su cara, brotando de su boca.
Pero entonces, desde la salita de nues-
tra casa, slo pudimos ver su cuerpo
encogido sobre las sbanas, de espalda
a nosotros. Djala dormir, pobreci-
ta, me dijo mi hermana, regresamos a
nuestro cuarto y pasamos el pestillo.
Hoy me lo vas a hacer por dnde
a l le gustaba hacrmelo dijo en-
tonces lida, se quit las ropas y se pu-
so de espaldas, agarrada al borde de la
cama, con la grupa levantada hacia
m. Le gustaba darme por el culo.
Hazlo t. Contigo seguro voy a gozar
como l quera que yo gozara.
Luego de una intensa cabalgata so-
bre las nalgas hermosas, redondas y du-
ras de mi hermana, justo cuando ella
susurraba s, s, es rico, mi herma, y
yo me vaciaba en ella, posedo por esa
cosquilla que me erizaba hasta el ce-
rebro, afuera, en el patio del solar,
empezaron a escucharse los primeros
gritos. { V }
{ V/40 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
ES EL TTULO de una cancin
original de Arsenio Rodrguez,
la cant junto a Pedro
Vargas. Mxico le abri las
puertas y Bartolom
Maximiliano Mor no par
hasta el fondo, arrasando
corazones.
Hay que vivir el momento
feliz
hay que gozar lo que puedas
gozar
porque sacando la cuenta en
total
la vida es un sueo y todo se
va.
As fue su vida, de puros
momentos felices y otros bien
dramticos, pero gozndolo
todo al lado de sus msicos,
familiares y amigos; desde el
24 de agosto de 1919, un da
de tormenta y mucha lluvia
en Pueblo Nuevo, Santa
Isabel de las Lajas, en
Cienfuegos, hasta las 9:15 de
la noche del 19 de febrero de
1963, en el Hospital de
Emergencias de La Habana.
Cuarenta y tres aos de
infancia miserable, juventud
caera, msico ambulante,
vendedor de frutas, cantor en
bares, voz primersima de
grandes orquestas en Mxico,
director de su Banda Gigante
en Cuba. Bartolo. El Brbaro
del Ritmo. Sonero Mayor.
Benny Mor. El Benny. Vino a
Mxico con el conjunto
Matamoros y se qued cinco
aos, para suerte de la
msica latinoamericana.
Miguel Matamoros se encarg
de presentar en estas tierras al
Benny, pero dejemos que l
mismo lo cuente: Estando
nosotros en la emisora de radio
1010 se present una tarde
Mozo Borgell: Mira, aqu te
traigo a este muchacho que es
muy buen cantante y que
tiene muy mala situacin, yo
quisiera que t lo probaras y,
si te gusta como canta, lo
pongas en el conjunto. Yo
entonces le dije a Mozo:
Bueno, est bien, yo lo
pruebo. Lo hice, me gust, y lo
puse en el conjunto. Llegamos
a Mxico el 21 de junio de
1945. Comenzamos a trabajar
en teatros, cabarets y en la
radio. Nos dijo que se quera
quedar porque all haba
triunfado y en Cuba lo que
haba pasado era mucha
hambre, y entonces le dijimos:
Est bien, pero cmbiate el
nombre, fjate que en Mxico,
Bartolo le llaman a los burros.
Entonces l dijo: T bien, me
pondr Benny, Benny Mor.
Surgi en la miseria, en el
dolor, en la angustia, en la
picaresca, cultiv su genio en
un profundo apego por la
cotidianidad de su tiempo,
segn dijo el poeta Cintio
Vitier, cuando su compaera
Fina Garca Marruz, tambin
poeta, comentaba que el
mejor elogio a Mor lo dijo una
mujer que vivi toda su
juventud en el campo: Qu
voz! Si pareca un sinsonte
parado en una mata de
mango!
Debuta como cantante
profesional en la vida
nocturna de alcohol, baile,
sexo y adis. Muchos
mexicanos recuerdan al
negrito flaco que cantaba
bonito entre humo y navaja,
borracheras, improvisaciones,
micrfonos, estudios,
primeras grabaciones
Cuentan que, escuchndose
en el estudio, se ech a llorar
y corra de un lado para otro,
pero bailndose sin parar,
muerto de risa.
De aquella poca son
Penicilina, de Alberto Valds;
Malos vecinos y Ofrenda
criolla, de Miguel Matamoros,
y Mexicanita, de Nen Enrizo.
Actu en varios programas en
la radioemisora XEW,
Catedral de la Radio de
Mxico. En el Montparnasse
y el Ro Rosa alternaba con el
famoso conjunto Son de
Veracruz, dirigido por Ral
de la Rosa.
La radio en vivo se vea. Ir
a un programa era ir a un
espectculo inslito. Mientras
los dems oan tras sus cajas
de madera con bocinas, otros
privilegiados aplaudan a sus
msicos favoritos, vindoles
sudar interpretaciones
sublimes.
Aqu aparece Margarita
Bocanegra, segn ella, la
nica casada con papeles,
por la ley civil y religiosa,
de todas las mujeres que
l a v i d a e s s u e o
( y t o d o s e v a . . . )
( . . . y t o d o s e v a )
a l c i b a d e s z a l d v a r
a l c i b a d e s z a l d v a r
{ V/41 }
pasaron por su vida. Y fueron
muchas. Yo estudiaba cerca
de la emisora, cuenta la
recin casada Bocanegra a
Ovaciones, l me deca
Negrita, me invit a comer al
restaurante Impala y all me
declar su amor y el deseo de
casarse por la ley.
Puros momentos felices para
el Benny: xito artstico, el
amor de Margarita, solucin a
la trabazn del sindicato de
msicos para poder trabajar
siendo extranjero, veintisis
aos cumplidos, boda que,
segn cuenta el periodista
Juan Cervera, fue a las doce
del da en el registro civil y a
las dos de la tarde en la
Iglesia de San Jos. Los
testigos fueron Siro Rodrguez
y Rafael Cueto (dos de los
Matamoros), mientras el
propio Miguel Matamoros y
Mariano Rivera Conde,
empresario de RCA-Victor,
hicieron de padrinos. La
pachanga fue en el nmero
124 de la calle Balderas.
Noche memorable aquella.
Toc Matamoros y cant el
Benny. En las memorias de
Esther Lafayette, La Reina
Karula, que aparecen en el
libro de Flix Contreras, Yo
conoc a Benny Mor, habla
de algunas confesiones de la
esposa del msico, Margarita
Bocanegra: Lo respet
mucho, nunca me volv a
casar, me quiso mucho y me
dio mucho nombre y me
dedic Dolor y perdn, esa
cancin tan linda
Yo no supe comprender tu
cario
vida ma
cariito
no cometas el error que
comet, vida
comprende mi dolor
y dame tu perdn.
Comenzaba 1946 y los amigos
ayudaron al negro perdido en
la gran ciudad a penetrar
telaraas de leyes y poderes:
Pancho Aguirre, dueo del
cabaret La Rosa; el actor
Antonio Bad y el bongocero
Clemente Piquero, que
trabajaba en la orquesta de
Jos Sabre Marroqun. Benny
forma el Dueto Fantasma
junto a Lalo Montan, que en
el club Fnix y el cabaret La
Rosa tienen que doblar
sesiones con temas como
Mucho Corazn, de Enma
Elena Valdelamar:
Di si encontraste
en mi pasado
una razn
para olvidarte
o para quererme.
Pides cario
pides olvido
si te conviene
no llames corazn
lo que tu tienes.
Debido al xito disquero,
Mariano Rivera Conde,
director artstico de RCA-
Victor, le hace firmar un
contrato de exclusividad
junto a las orquestas de
Mariano Mercern, Rafael de
Paz, Lalo Montan, Arturo
Nez, Chucho Rodrguez y
Dmaso Prez Prado. Llega a
1947 en plena madurez
artstica. Fcilmente poda
cantar desde una pcara
guaracha hasta un dulce
bolero; pasar de un
cadencioso son montuno
al rtmico merengue y
luego rematar mambean-
do. Miguelito Cun deca
que el Benny era como
sonero excepcional!, como
rumbero magnfico!, como
improvisador genial!
Para asombro de todos, lo
haca diariamente en la
radio, cabarets, teatros y
salones de baile. Culmina ese
ao 1947 grabando con el
maestro Mercern La
Cocaleca, de Vctor Caball,
y Parece que va a llover, de
Antonio Mata. Junto a Rafael
de Paz, Yiriyiribn, de
{ V/42 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
Silvestre Mndez, Bobo de la
yuca, de Marcos Perdomo, y
Oh Brbara, de Miguel A.
Valladona.
El Benny jugaba con el
ritmo meldico sobre la base
rtmica y lo mova a placer
sin perturbar el fundamento
mtrico. Us los ms diversos
y sorpresivos figurados
rtmicos en su meloda con
exquisito gusto y lgica
musical. Con odo absoluto,
desarroll combinaciones
tmbricas e implant
armonas renovadoras sin
perder frescura y desenfado.
Esto lo tomo de
observaciones hechas por
Ral Martnez Rodrguez en
su libro Benny Mor. Y afirmo
que posea un control total
de su cuerpo, de su gestual a
la hora de cantar e involucrar
al pblico.
Barbarito Diez, el Seor del
Danzn, dijo una vez que el
Benny era un prodigio con su
odo musical. Se aprenda los
nmeros, los arreglos, todo lo
tena en su cabeza unido a
una gran voz. Un verdadero
artista. Testigos de sus
actuaciones todava cuentan
como el Margo temblaba al
escuchar sus improvisaciones
y en el Folliers era imposible
bailar sin caer en la tentacin
de observar al mismo tiempo
lo que haca en el escenario:
Pero qu bonito y sabroso
bailan el mambo los
mexicanos.
Mueven la cintura y los
hombros
igualito que los cubanos.
En Benny Mor estaban el
talento y la intuicin natural;
en Prez Prado, adems de
todo eso, el dominio de la
tcnica y facilidad para
convertir lo complejo en
espontneo, como Pachito e
ch, de Alegro Tovar, Rabo y
oreja, de Justi Barreto,
Babarabatibiri de Antar Daly,
y la inmortal Bonito y sabroso
del propio Benny. Se
presentaron en el teatro
Margo, ms tarde Blanquita,
en pleno 1949. Ya era famosa
la orquesta y, con el
espectculo Al son del
mambo, se acab el mundo.
La voz del Benny era
conocida en Colombia, Brasil,
Puerto Rico, Hait,
Venezuela, Cuba, su isla
querida, y hasta en Panam,
donde fueron a dar en medio
del carnaval. Yo tena como
seis aos cuando Benny Mor
vino a Panam. Nunca haba
visto tanta seccin de
metales y todos estaban
vestidos de blanco: negros,
blancos y mulatos. Mi padre
me levant y toqu su
mano, rememora Rubn
Blades.
Eran los aos de la llamada
poca de Oro del Cine
Mexicano. Su imagen y voz
fueron recogidas en varias
producciones
cinematogrficas, como
Novia a la medida, En cada
puerto un amor, Fuego en la
carne, Ventarrn y Carita de
cielo. Eran los aos donde
actuaba en el Margo, el
Folliers, en el Waikiki, al
lado de Yolanda Montes
Tongolele y Toa la Negra.
En definitiva, aquella poca
mexicana del cubano fue de
felicidad y auge econmico,
con todo el pas cantando a
coro con Benny Mor:
Si hasta parece que estoy en
La Habana
cuando bailando veo a una
mexicana.
No hay que olvidar que
Mxico y La Habana
son dos ciudades que son
como hermanas
para rer y cantar.
{ V/43 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o
CUBANEANDO
CUBANEANDO
CUBANEANDO
CUBANEANDO
Rizados
como africanos
tiene cabellos el mar:
lquida marejada de crespos
pasa azul que bailando
se agita.
Tiene mi Isla
los ojos
del color de la palma
la sonrisa amplia y soleada
como la urea curva de un pltano
y la entraa parida de pueblos pesqueros
y de pennsulas que fugitivas
buscan alivio en el mar que las penetra.
Tiene mi Cuba cuerpo de mulata:
cintura fina y trasero empinado de Sierra Maestra,
cara de puta blanca en una Habana
que sin dar ms, an se revela
impdica y hermosa como una cortesana
de excesivos trasnoches y despatarrada entrepierna.
Tiene mi tierra hombres
erectos y flexibles como la caa
y mujeres que llueven suspendidas en la fertilidad del subsuelo
pechos redondos como cocos o como perlas de cobre
penes como delfines
ensartando sortijas de agua.
Es mi Isla un animal
que pulsando
se desplaza
aguamala a la deriva por dentro y por debajo de los cuerpos
insidiosamente amante,
rabiosamente invisible,
como un veneno que codifica
en cogulos seculares
la espera
p
e
d
r
o
f
.
b
e
z
{ V/44 }
i
m
a
g
e
n
:
a
r
c
a
d
i
o
f
e
r
n
n
d
e
z
v
e
g
a
COLINAS DE LOS SUEOS
COLINAS DE LOS SUEOS
COLINAS DE LOS SUEOS
COLINAS DE LOS SUEOS
desde lo alto del aula de cristal
hasta la otra colina
la de la escalinata prometida
una va lctea
una zona peatonal del corazn
de donde arrancan
los primeros y todos los posibles caminos
este era sin saberlo uno de ellos
el extrao
el de la lejana
plurvoco y equvoco
tierra de nadie
diariamente bajo el sol de las doce el Alma Mater
gira su semblante hacia el sur
y su mirada forja un puente en llamas
que orquesta la fantasa del saber
yo no veo la testa coronada de laureles
y caca de palomas
slo yo en plena gloria sobre esa escalinata
otros la pisaron por m
yo en claustros ajenos
fui rebelde
aplicada o seductora
yo tuve la Escalera E
frente a la azotea rosa de mi abuela
encaramada en la loma de Chaple
el Morro y la baha componen el suave horizonte de la patria
un desahogo para la ciudad
yo abro la boca y riego el aire con mi aliento
buscando salobre intimidad
ensayo de una noche de bodas en el trpico
sin desenlace
una muesca en el tiempo
albur escarmentado por dioses iracundos
otra comparecencia muda
ante la nada
{ V/45 }
m
a
r
a
e
.
b
l
a
n
c
o
m
a
r
a
e
.
b
l
a
n
c
o
i
m
a
g
e
n
:
x
e
n
i
a
a
n
t
u
n
e
s
LA CRISIS cubana contina
profundizndose. Las ataduras
ideolgicas, los intereses
creados y la vocacin
totalitaria se alzan como
obstculo ante las
transformaciones que la
sociedad requiere, a ello
se aaden la
incomprensin del papel
del tiempo en los
procesos sociales, el
errado camino para
fomentar una economa
eficiente y una evidente
falta de voluntad
poltica. Por todo ello,
los cambios que en un
momento eran factibles
de realizar en una esfera
particular hoy resultan
imposibles, pues la
profundidad de la crisis y
su carcter estructural
demandan una reforma
integral. La economa
cubana, cuyo nudo
gordiano radica en las
relaciones de propiedad,
constituye una prueba de
esa necesidad.
A diferencia de la
vida animal, los seres
humanos dotados de la
capacidad cognitiva y de
comunicacin propia de
su especie, no comienzan
de cero sino que cada
generacin se apoya en
la cultura acumulada.
Durante de miles de aos
la economa, que surgi a
la par con el gnero
humano, fue atesorando
experiencias y
conformando las normas
que regulan su
funcionamiento. Gracias a la cultura, el
hombre de hoy tiene muy poco en
comn con sus antepasados, mientras el
chimpanc, el animal de mayor similitud
con los humanos, vive y hace lo mismo
que hace cientos de miles de aos.
Mucho antes de que la
psicologa deviniera
ciencia y describiera el
papel del inters en las
actividades humanas,
las relaciones
econmicas haban
demostrado que ste
constituye una
poderosa fuente de
motivacin, sin la cual
es imposible obtener
avances productivos de
forma sostenida.
Cuando un sistema
poltico altera
arbitrariamente esa
realidad, la terquedad
de las leyes
econmicas conduce a
resultados como el de
la crisis estructural en
que nos encontramos.
La ideologa es un
fenmeno ms
reciente. Surgi
precisamente gracias
al desarrollo alcanzado
por las relaciones
econmicas, en
especial por las de
propiedad. La misma
interacta con la
economa y puede
servir tanto de
acelerador como de
freno, en dependencia
de la comprensin que
los sujetos tengan de
sus leyes y funciones.
Es injustificable que en
pleno siglo XXI, en
medio de la
globalizacin y de la
sociedad de la
informacin, los
gobernantes cubanos, aferrados a una
ideologa, se comporten como las
especies animales, repitiendo lo que la
humanidad ha demostrado a lo largo de
{ V/46 }
L a p r o p i e d a d , u n p r o b l e m a m e d u l a r
d i m a s c a s t e l l a n o s
su existencia y ha acumulado y
organizado en bancos de datos
informativos puestos a
su disposicin.
La propiedad privada
emergi de las
primeras formas de
vida comunitaria, se
extendi con la
esclavitud, cambi de
forma con el
feudalismo, volvi a
mutar con el sistema
capitalista y, en los
pocos espacios que el
socialismo totalitario
le ha permitido
subsistir, ha
demostrado ser una
forma altamente
eficiente para el
desarrollo econmico.
Lo que ha cambiado
con el tiempo y seguir
cambiando es la
proporcin en que se
redistribuye lo
producido. Es decir, lo
referido a la justicia
social, que emana de
la redistribucin pero
que no depende slo
del producto global
creado, sino tambin
de otros factores como
las diferencias
naturales de las
personas, la
disposicin y aptitudes,
y del capital invertido
y la tecnologa. El
producto del trabajo,
por tanto, no le puede
corresponder
ntegramente al
productor, que sin
duda es un factor
esencial pero no el
nico que interviene y
hace posible la
redistribucin. Si la
propiedad privada ha
sido empleada para la explotacin de
unos hombres por otros, la solucin no
est en abolirla
sino en perfeccionar la forma de
redistribucin del producto del trabajo.
La violacin de
ese principio
desnaturaliza la
economa y la
convierte en prisionera
de la ideologa, que es
lo mismo que
condenarla a muerte,
como lo evidencian los
dismiles proyectos de
socialismo basados en
la imposicin artificial
de la propiedad del
Estado. En la Unin
Sovitica termin en
un rotundo fracaso. En
China condujo al
hambre generalizada
hasta que
emprendieron las
reformas que la han
convertido en uno de
los motores de la
economa mundial. En
Vietnam, el sistema de
economa planificada
sumi al pas en la
miseria hasta que
iniciaron la Renovacin
Vietnamita, con la
cual se logr un
aumento sostenido de
la produccin y la
productividad hasta
ocupar mundialmente
el segundo lugar en la
exportacin de arroz,
por lo que Estados
Unidos dej de
oponerse a la
concesin de crditos,
suspendi el embargo
y estableci
relaciones
diplomticas. Corea
del Norte no califica,
pues se trata de un
socialismo feudal-
esclavista en fase
final. Y Cuba ha
logrado sobrevivir gracias a la
subvencin solidaria proveniente de
alianzas ideolgicas.
{ V/47 }
A la propiedad sobre la tierra o
sobre los medios de produccin hay que
agregar el conocimiento. La revolucin
tecnolgica en la informacin y la
comunicacin est transformando la
sociedad industrial en sociedad de la
informacin, y la economa industrial en
economa informacional. Esos cambios
se interponen en el intento totalitario
de someter el derecho universal a la
educacin y la informacin a la
ideologa. La Universidad no puede ser
solo para los revolucionarios y la
informacin no puede estar supeditada a
los intereses ideolgicos del Estado.
El Presidente cubano ha
reconocido que en nueve aos el rea
cultivable del pas se redujo en una
tercera parte; que sin que las personas
sientan la necesidad de trabajar para
vivir jams estimularemos el amor por
el trabajo; que sin la conformacin de
un firme y sistemtico rechazo social a
las ilegalidades y diversas
manifestaciones de corrupcin,
seguirn, no pocos, enriquecidos a costa
del sudor de la mayora; que si
mantenemos plantillas infladas en casi
todos los mbitos del quehacer nacional
y pagamos salarios sin vnculo con los
resultados, no podemos esperar que los
precios detengan su acenso constante,
deteriorando la capacidad adquisitiva
del pueblo.
Sin embargo, la respuesta se ha
limitado a la promulgacin del Decreto
Ley 259 sobre la entrega en usufructo de
tierras que el Estado fue incapaz de
hacer producir a los campesinos
capaces de hacerlo; la reforma laboral
que dejar sin empleos a ms de un
milln de trabajadores; y un listado, de
naturaleza feudal, de actividades por
cuenta propia que prcticamente se
limita a cobrar impuestos sobre los
ingresos personales, sobre las ventas, los
servicios pblicos, y por la utilizacin de
la fuerza de trabajo, adems de
contribuir a la Seguridad Social, con
una carga de regulaciones y limitaciones
que impiden al cuentapropismo
desempear un papel importante en la
produccin y los servicios. En cambio,
nada se dice del derecho de asociacin
de estos trabajadores (que entran a un
escenario sin organizaciones
independientes del Estado que los
representen) y mucho menos del de
fomentar pequeas y medianas
empresas. Para estimular el crecimiento
de ese sector, en vez de tratar de evitar
la formacin de un empresariado
nacional, habra que aadir una poltica
caracterizada por bajos impuestos
fiscales, crditos bancarios, creacin de
un comercio mayorista, derechos de
asociacin y de acceso libre a la
informacin, lo que implica la
implementacin de los derechos
humanos, base de la dignidad de la
persona. Slo as se puede convertir al
cubano en sujeto interesado por los
cambios.
La concepcin integral de la
propiedad es el camino para el
desarrollo econmico sostenido y
sostenible y para la formacin de un
empresariado nacional. En Cuba,
pensadores y polticos de todas las
pocas se preocuparon por el fomento
generalizado de la pequea y mediana
propiedad. Basta citar al Obispo Juan
{ V/48 }
Jos Daz de Espada, a Jos Antonio Saco,
Francisco de Fras, Enrique Jos Varona,
Julio Sanguily y Manuel Horta Duque, y por
supuesto, entre ellos a Jos Mart, quien
consideraba que es rica una nacin que
cuenta con muchos pequeos
propietarios. Ellos y otros argumentaron
la importancia de fomentar una economa
diversificada de pequeos productores
agrcolas y la formacin de una clase
media nacional.
Si el fin de cualquier modelo social es
el ser humano, las relaciones econmicas
y dentro de ellas las de propiedad
constituyen un medio subordinado a ese
fin. Por tanto, en cualquiera de sus
formas, la propiedad tiene una funcin
social que consiste en incentivar el
desarrollo de la economa para la vida
humana. La disyuntiva no radica en la
eleccin de una u otra forma, sino en la
capacidad para considerar, en
determinada poca, lugar y condiciones,
cul o cules de las formas es ms
ventajosa para el desarrollo, lo que hace
de la institucin de la propiedad un
fundamento del orden social.
Todos coincidimos en que Cuba
necesita de una economa eficiente,
pero ese propsito resulta inviable si
los productores estn vedados de ser
propietarios, de recibir un salario para
satisfacer las necesidades ms
elementales, de tener acceso libre a
internet y gozar de derechos tan
elementales como la libertad de
asociacin para la defensa de sus
intereses. Se impone convertir la
propiedad y los salarios en palancas del
desarrollo econmico, y la nica
garanta de lograrlo est en la
implementacin de los derechos
humanos.
La ratificacin de los pactos de
derechos humanos firmados en el ao
2008 y la adecuacin de la legislacin
interna en consonancia con esos
documentos constituyen premisas
insoslayables para salir de la crisis
actual. En este sentido hay que volver
la vista a la Constitucin de 1901, que
reconoci las libertades de expresin,
de palabra o escrita, por medio de la
imprenta o por cualquier otro
procedimiento; los derechos de
reunin y de asociacin y la libertad
de movimiento para entrar y salir del
pas. Tambin a la Constitucin de
1940 que, con la anuencia de los
comunistas participantes de la
Constituyente, agreg a la de 1901 la
declaracin de punible a todo acto de
prohibicin o limitacin del ciudadano
a participar en la vida poltica de la
nacin, as como la existencia y
legitimidad de la propiedad privada en
su ms alto concepto de funcin
social.
Para ello basta que el Gobierno,
propietario de casi todos los medios de
produccin, asuma la voluntad poltica
necesaria, site al ciudadano en primer
lugar, y proceda a desatar el nudo
gordiano de las relaciones de
propiedad, conjuntamente con cambios
integrales, para que de la
profundizacin de las actuales reformas
renazcan las pequeas y medianas
empresas, la diversidad de formas de
propiedad y la conformacin de una
clase media nacional. { V }
{ V/49 }
A LA C que acomoda los cimientos cabales de
mi cabeza de cabaret cibernauta como
cimbreante ladrn que hurga en el alfabeto
intermedio de miedos cndidos reciclando
cenizas caobas de coloreadas letras sueltas
con la intencin de corregir los estragos
cobardes del catico cicln cincuentn que
reclama hoy mi conciliadora consonante C
antes callada y caballeresca sacada a coces
del coo comn ultrajado que empua un
cincel de canje embarrado del fango de
cinaga reconstruida en exilio y destierro le
dedico a esa C cautelosa el cuenco de un
cuerpo comunal en cautiverio cansado del
cuentagotas seco del cencerro sofocador en
el cuello civil con su cuerda colgante encima
de una calma recocida en la cochambre
constante del clamor crujiente de una tribu
sin clan ni tribuna ni pan ni casabe pero con
absoluto cacique cacofnico cantando su
descomunal C nica que incuba saa que
incrimina que denuncia que encierra que
censura que calla culpable y se esconde
cobarde por eso concateno el asco y le
dedico la C que adorna y embellece nuestra
cicatriz coagulada chirlada en tal ca(ma)stro
catre -cubierta de roa espolvoreada de
ceniza rodeada de cangrejos txicos de
succi onadores camajanes cutres
encaramados sobre la capa cutnea del
cocodrilo ahogado con su peso lerdo cuyo
cadver de caimana hermafrodita cado del
cuzco sobresale en el caribe con su
curvilnea C a cuestas movindose al ritmo
de un lento cuentarrevoluciones tenue entre
las olas sacudiendo su cola escamada y
letrgica cargada de ismos difuntos
esquivando el cambio que ruge desde cada
cornisa del arrecife donde la caimana ha
encallado entre agitados corales volcnicos
que escupen candentes rocas cibernticas { V }
{ V/50 }
o
m
u
l
l
o
a
d
i
l
o
g
o
e
n
p
o
r
f
a
d
i
l
o
g
o
e
n
p
o
r
f
a
EL DILOGO entre la alta
jerarqua eclesial criolla y
el gobierno cubano dio
lugar a opiniones
encontradas que aun hoy
se debaten en el plano
nacional y forneo. El
mismo contina vigente y
es probable que las
conversaciones y la
mediacin eclesistica
para favorecer a los
prisioneros polticos
cubanos no sea la nica
oportunidad en que se
renan representaciones
de ambas autoridades.
Mucho se ha debatido
y escrito acerca de la
intercesin canniga
cubana en ese delicado
proceso, fundamental-
mente en sentido crtico.
Por qu? Si tanto se ha
pedido por los reclusos
polticos cubanos y se ha
llevado el asunto a cunto
foro internacional en
materia de derechos
humanos se ha celebrado
durante muchos aos, y no
se ha bajado la guardia en
ese aspecto, por qu
censurar el dilogo Iglesia-
Estado cundo est
propiciando la
excarcelacin de personas
que, en principio, nunca
debieron haber ido a
prisin?
Es cierto que hasta el
momento, a los que han
soltado les han colocado
en las manos un
pasaporte, en lugar de la
documentacin ciudadana
que les permita caminar
libremente por su hogar
nacional. Tambin est
claro que excarcelacin
no es igual a liberacin;
hay una frontera apenas
perceptible que est dada
por el hecho de que al
excarcelar a alguien sin
que haya cumplido la
pena, la amenaza del
cumplimiento de la misma
puede condicionar sus
actitudes y accionar en
virtud de la sancin por
completar.
Pero si el resultado es
el que se persigue en
principio, o sea, que
puedan disfrutar de
libertad nuestros compa-
triotas injustamente
encarcelados, no veo por
qu propiciar semejante
exceso crtico ante el
dilogo producido entre la
Iglesia y el Estado
cubanos.
Igualmente, una
muestra de voluntad
poltica pro-dilogo de
parte de las autoridades
con sectores o con una
representacin de la
sociedad civil, no es lo
que hemos propuesto
durante dcadas? Por qu
atacar entonces este
primer acercamiento sin
precedentes?
Es comprensible que
52 aos de insalubridad
democrtica, sumados a la
imagen de figuras polticas
intransigentes o inflexi-
bles de este prolongado
gobierno, hayan
conspirado contra la
urdimbre social cubana y
condicionado un proceder
ms o menos anlogo,
pero me inquieta pensar
qu otras motivaciones
pueden existir, ya que hay
cubanos emigrados que s
han participado en
procesos electorales de
todo tipo (muchos de ellos
durante aos), y an en su
actuar se reconoce a
EL DILOGO entre la
alta jerarqua eclesial
criolla y el gobierno
cubano dio lugar a
opiniones encontradas
que aun hoy se
debaten en el plano
nacional y forneo. El
mismo contina
vigente y es probable
que las conversaciones
y la mediacin
eclesistica para
favorecer a los
prisioneros polticos
cubanos no sea la
nica oportunidad en
que se renan
representaciones de
ambas autoridades.
Mucho se ha debatido
y escrito acerca de la
intercesin canniga
cubana en ese
delicado proceso,
fundamental-mente
en sentido crtico.
Por qu? Si tanto se
ha pedido por los
reclusos polticos
cubanos y se ha
llevado el asunto a
cunto foro
internacional en
materia de derechos
humanos se ha
celebrado durante
muchos aos, y no se
ha bajado la guardia
en ese aspecto, por
qu censurar el
dilogo Iglesia-Estado
cundo est
propiciando la
excarcelacin de
personas que, en
principio, nunca
debieron haber ido a
prisin?
Es cierto que hasta el
momento, a los que
han soltado les han
colocado en las manos
un pasaporte, en lugar
de la documentacin
ciudadana que les
permita caminar
libremente por su
hogar nacional.
Tambin est claro
que excarcelacin no
es igual a liberacin;
hay una frontera
apenas perceptible
que est dada
por el hecho de que al
excarcelar a alguien
sin que haya cumplido
la pena, la amenaza
del cumplimiento de
la misma puede
condicionar sus
actitudes y accionar
en virtud de la sancin
por completar.
Pero si el
resultado es el que se
persigue en principio,
o sea, que puedan
disfrutar de libertad
nuestros compa-
triotas injustamente
encarcelados, no veo
por qu propiciar
semejante exceso
crtico ante el dilogo
producido entre la
Iglesia y el Estado
cubanos.
Igualmente,
una muestra de
voluntad poltica pro-
dilogo de parte de
las autoridades con
sectores o con una
representacin de la
sociedad civil, no es lo
que hemos propuesto
durante dcadas? Por
qu atacar entonces
este primer
acercamiento sin
precedentes?
Es comprensible que
52 aos de
insalubridad
democrtica, sumado
a la imagen de figuras
polticas
intransigentes o
inflexi-bles de este
prolongado gobierno,
hayan conspirado
contra la urdimbre
social cubana y
condicionado un
proceder ms o menos
anlogo, pero me
inquieta pensar qu
otras motivaciones
pueden existir, ya que
hay cubanos
emigrados que s han
participado en
procesos electorales
de todo tipo (muchos
de ellos durante
aos), y an en su
actuar se reconoce a
r o s a m a r a r o d r g u e z t o r r a d o
r o s a m a r a r o d r g u e z t o r r a d o
d
i
l
o
g
o
e
n
p
o
r
f
a
{ V/51 }
distancia la rbrica de la
irreverencia acompaando
al cuo de la intolerancia.
S y defiendo que a
todos nos asiste el
derecho de disidir o
disentir, pero es por la
falta de coherencia entre
el decir y hacer que a
veces se deslegitiman
personas y/o grupos ante
las entidades que los
deben de tomar en cuenta
para un proceso
negociador dado.
Afirman, por
ejemplo, estar a favor del
dilogo, pero parece que
solo si ellos lo
protagonizan, si no, lo
combaten a ultranza,
como ha resultado con Su
Eminencia Jaime Ortega.
Dicen (pblicamente)
estar en contra de las
sanciones econmicas
estadounidenses a Cuba,
pero han apoyado y
apoyan que un bloque de
pases como la Unin
Europea sancione
igualmente a la mayor de
las Antillas. Este es un
contrasentido que coloca
en el banquillo de la
desconfianza a los
poseedores de ese
contradictorio y dual
discurso. Dan la idea de
ser timoneles de un barco
que zigzaguea, o de un
autobs que pretende
recorrer todas las calles
para recoger al mayor
nmero de personas
posibles y tratar de
quedar bien con todo el
mundo, obviando que en
cuestiones patrias la
poltica digna no admite
todoterrenos.
En cuanto al asunto
de la generalizada,
marcada, entrecomillada
y reiterada versin ya
dura algunos aos de
que la oposicin tiene un
discurso nico, quizs est
dirigido a deslegitimar a
los que tienen visiones
ms constructivas del
tema cubano.
Mienten los
conservadores de
izquierda para mantener
el conveniente statu quo
de la confrontacin y
justificar ante sus adeptos
por qu no pueden
moverse en la direccin
de hacer cambios. Es una
muy cmoda y aburguesa-
da posicin el inmovilismo
que promueve la direccin
del pas, agudizada por el
soez ardid de que todos
pensamos igual, que
tenemos los mismos
compromisos y acuerdos
con los exiliados, a los que
las autoridades llaman
anexionistas y
extremistas.
Con fines diferentes,
pero iguales resultados,
los extremos de derecha e
izquierda difunden y
confunden con la unicidad
opositora estratgica al
interior de Cuba. Todos
sabemos que no existe la
monocroma en los grupos
humanos, que hay matices
y que no se pueden
disimular solo parte del
tiempo en beneficio de
mantener la supremaca
de un grupo (o grupos) de
inters determinado. Son
realmente los grupos de
poder de Cuba y los
Estados Unidos los que
manejan y mueven sus
comodines para mantener
todo como est.
El gobierno cubano
no quiere admitir que la
oposicin es variopinta
porque es un elemento
medular que los desarma
ante el falso argumento
del mismo saco que han
divulgado, y en el que han
colocado irracionalmente
a toda la disidencia. Por
su parte, las ms conser-
vadoras de las visiones e
intereses forneos con
respecto a Cuba, aguardan
relajadas como esperando
a que se pudra la fruta.
De veras que es
increble, pero tambin lo
es que los grupos de poder
generalicen con la falsa
idea de la univocidad o
unanimidad de la
oposicin, que la misma
est a favor de la Posicin
Comn europea quizs
porque los que comparten
esos criterios e intereses
venden ese concepto para
lograr sus propsitos, y
que tambin hay cohesin
en la sociedad civil
alternativa en contra de
algunas dignidades de la
Iglesia Catlica cubana y
del dilogo que
protagonizan con el
Estado.
A veces me
conmociona pensar que si
Cuba estuviera en guerra,
sabotearan los procesos
de paz si ellos no los
lideran?
Penosamente a veces
nos metemos en la rbita
de nuestros adversarios y
accionamos y reacciona-
mos del mismo modo que
ellos lo hacen, y al
hacerlo estamos
incorporando actitudes y
procederes que censura-
mos y pretendemos
extirpar.
No basta que yo
quiera que dialoguen
conmigo, tengo que
demostrarmostrar mis
sinceras actitudes
dialgicas con hechos y
palabras.
No les parece? { V }
{ V/52 }
QUIENES conocieron al narrador Reinaldo
Bragado Bretaa (La Habana, 1953-Miami,
2005), lo evocan como uno de esos raros
de nuestra cultura, un hippie sin prisa y
con sentido del humor, extravagante y
sencillo, risueo y triste, escptico y so-
ador, rebelde y contradictorio; capaz
de defender su individualidad creativa y
denunciar las arbitrariedades del gobierno
de Cuba, donde sufri encierros y exclu-
siones literarias y particip junto a Ricar-
do Bofill en el Comit Pro Derechos
Humanos.
Al marchar al exilio en 1988, Bragado
llev consigo algunos de los relatos y poe-
mas que escribi en la crcel o en la casa
de la callecita Curazao, en La Habana Vie-
ja, punto de partida de sus sueos, cami-
natas y fantasmas, eternizados en un poe-
mario de reencarnaciones y aoranzas, co-
mo casi todas sus obras, marcadas por el
arte de la sntesis y la irona, dados a tra-
vs de alegoras urbanas, metforas hist-
ricas y personajes que deambulan como
espritus sin asideros.
Haba escrito en la Fortaleza de la
Cabaa los cuentos que integran En torno
al cero. A su etapa insular se suman la co-
leccin de relatos Bajo el sombrero, las
novelas La estacin equivocada y La muer-
te sin remitente, el poemario El rbol de
la sombrilla y los retazos de proyectos
incorporados despus a La alcantarilla
mgica, cuaderno de indudable lucidez,
valor satrico y oficio escritural.
En los Estados Unidos de Amrica se
desempe como periodista, traductor, y
como redactor y guionista de radio y te-
levisin. En menos de dos dcadas escri-
bi cientos de artculos de opinin en El
Diario de las Amricas y El Nuevo Da, de
Puerto Rico. En ese perodo compil los
dos tomos de La fisura coleccin de pe-
riodismo sobre derechos humanos y
Castro frente a Castro testimonio de la
poetisa y luchadora cvica Tania Daz Cas-
tro. Fue editor de Cubanet entre el
2003 y junio del 2005.
La labor literaria de Bragado Breta-
a incluye las novelas La noche vigilada,
publicada en 1999 con comentarios de
Guillermo Cabrera Infante, Antonio Ben-
tez Rojo y Zo Valds; La ciudad hechiza-
da, finalista del Concurso Letras de Oro
1999, de la Universidad de Miami, edita-
da en esa ciudad en el 2001 con prlogo
del citado Bentez Rojo, y Night watch,
en el 2003. Al ao siguiente vio la luz su
poemario Curazao 24: cuidado con el pe-
rro, en el cual evoca la calle y la casa
donde vivi.
En sus piezas narrativas Bragado no
recrea las luchas cvicas en Cuba, ni ex-
presa la tensin de sus aos de encierro
en La Cabaa. Tal deslinde descontamina
las circunstancias vitales del autor, amigo
de frases cortas cargadas de fina irona,
que intuyen lo insular a travs de la at-
msfera y los elementos alegricos.
La estacin equivocada es una nove-
la breve y amena que se lee de un tirn,
pero su sencillez es engaosa y conmove-
dora. Heberto Padilla la califica de in-
quietante. Tan inquietante que nos
compromete con el destino y las peripe-
cias del forastero que se baja del tren en
un pueblo desolado, y tiene que quedarse
all, en medio del calor, la indiferencia y
el absurdo cotidiano de gentes que se
comportan como espectros activos en
una comarca donde nunca pasa nada, ni
siquiera el tren del cual se baj el pasa-
jero, pues las lneas y los caminos han si-
do abandonados desde la poca de la
fiebre parlante.
Desde la primera oracin el autor
nos engancha con la odisea del foras-
tero, sus encuentros con la bella Marina,
el dueo del hotel y el hombre del bar,
quienes lo atienden cautelosamente y le
indican cmo llegar al Gobernador civil
ocupado con su piano y su harn de j-
venes desnudas, quien lo recibe con
desdn y lo remite al Jefe militar un
general homosexual escoltado por mu-
chachos hermosos y desnudos, el cual
m i g u e l i t u r r i a
m i g u e l i t u r r i a
L a o b r a c r e a t i v a d e R e i n a l d o B r a g a d o
{ V/53 }
le ordena: Qudese aqu y olvide esa lo-
cura de que es un forastero: usted no
puede venir de ninguna parte porque
hasta aqu no llega nadie desde hace
tiempo.
El forastero decide, antes de rebe-
larse contra el orden establecido, visitar
al cura del pueblo, un anciano enloque-
cido que se asusta con su presencia. El
final es pattico.
Como advierte el prologuista, El li-
bro no es un simple viaje entre la fbula
y sus secuelas de pavor. Es, ciertamente,
una metfora desesperada de la realidad
y su mejor encanto es la naturalidad con
que se acerca a situaciones por todos co-
nocidas, pero que acaban transformn-
dose, distorsionndose como en un espe-
jo cncavo: es difcil situarlo dentro de la
literatura hispanoamericana actual.
La estacin equivocada desata en
nuestra mente las situaciones delirantes
de algunos pueblos de la Isla y los docu-
mentos absurdos como la Carta de Invita-
cin y el Permiso de Salida para viajar al
exterior. El forastero de Bragado, como
el agrimensor de El Castillo de Frank Kaf-
ka, o el mtico Pedro Pramo de Juan
Rulfo, pueden estar en cualquier poblado
de Cuba.
Como hacedor de universos imagina-
rios, Bragado ironiz las secuelas del ex-
ceso de poder. En La muerte sin remiten-
te la autenticidad y la fuerza del relato
ofrecen una visin de la realidad que hu-
maniza a los personajes de una historia
alarmante, cuyo escenario puede estar
en Cuba o en otra nacin de Amrica La-
tina. En esta obra retoma el Pas de las
Contradicciones, en el cual se desarrolla
una epidemia de fiebre parlante que aca-
ba con la lite que domina la sociedad y
desata la anarqua y la alarma, contada
por dos sobrevivientes de la nacin
fantasmal.
En La ciudad hechizada mezcla la
ficcin con la realidad histrica de Ingla-
terra y Cuba en los primeros aos del si-
glo XVIII a travs de las peripecias de
Thomas Joyce, un pirata imaginario que
sufre, en su intento de tomar La Habana,
un proceso psicolgico que lo conduce a
una nueva visin de la existencia.
La poesa de este creador colinda
con la ficcin, deviene ejercicio intelec-
tual de catarsis y desemboca en el colo-
quialismo que influy a muchos cultores
de su generacin. Sus versos restauran la
memoria del entorno citadino, los sue-
os, ruidos, insomnios, temores, bsque-
das y mscaras. El poemario Curazao 24
ofrece, desde la nostalgia, el tiempo y la
atmsfera de la ciudad, que tiene de
fiera y de ngel, de cascada y huracn.
Sin caer en las trampas del existen-
cialismo ni contaminar la poesa con la
poltica, Bragado jug con las palabras,
las metforas y otros recursos expresivos.
El poemario restaura la memoria de la
calle, la casa y el entorno citadino del
escritor, quien lo divide en tres partes y
antepone una Nota Introductoria para
hablar de sus libros y del origen de su
calle. La Habana es el centro de la Pri-
mera Parte, mientras la casa gravita en
la Segunda, y Afuera da ttulo a los lti-
mos poemas.
Existe una indudable conexin entre
el perfil psicolgico del artista y su obra
de ficcin; principalmente en La estacin
equivocada, cuyo forastero parece dise-
ado a imagen y semejanza del autor,
quien reencarna en otros personajes de
la fauna humana que transita en diversos
cuentos y novelas suyas, pero esto mere-
ce apuntes especficos, tal vez de futuro,
cuando su nombre y sus libros circulen en
la isla, escenario natural de sus obsesio-
nes y fantasas.
Como los libros de este literato con
vocacin de cronista aun no han sido edi-
tados en Cuba, un ao despus de su
muerte la obra literaria y periodstica de
Reinaldo Bragado Bretaa comenz a cir-
cular en Cuba, primero a travs de la bi-
blioteca independiente creada por Omai-
da Padrn en El Vedado (calle 18 entre
Lnea y Malecn) y luego mediante la Red
de Bibliotecas Cvicas que difunde servi-
cios de prstamos, tertulias y videos so-
bre este escritor y otros creadores
censurados. { V }
m i g u e l i t u r r i a
L a o b r a c r e a t i v a d e r e i n a l d o b r a g a d o
{ V/54 }
L a o b r a c r e a t i v a d e r e i n a l d o b r a g a d o
@
@
EL AUDITORIO permanece en un
silencio inquieto: son ms de las seis
de la tarde, la noche llegar dentro de
pocos minutos. Desde las cinco en
punto aguardan disciplinadamente por
los anfitriones del encuentro.
El auditorio tiene hambre, tiene
jaquecas, tiene preocupaciones
domsticas que no se resuelven por
ms que el local est climatizado
como es debido para su rango estatal,
y por ms que este espacioso saln
evoque confort y relajacin.
Cuando la puerta se abre y la dele-
gacin hace su entrada triunfal, todos se
ponen de pie: como debe ser frente a mi-
litares uniformados. Como debe ser, tam-
bin, frente a las mximas autoridades
polticas de la provincia.
Los anfitriones sonren, hacen venias.
Se toman su tiempo. El designado para la
tarea enciende el data show, extrae de
una maleta algunos CDs y documentos por
repartir. El auditorio periodistas de to-
dos los medios de prensa y de todas las
generaciones no se atreve siquiera a
e
r
n
e
s
t
o
.
m
o
r
a
l
e
s
e
r
n
e
s
t
o
.
m
o
r
a
l
e
s
<ahref="operacin_blogger=algoritmo_para_un_fracaso"Fl
ickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5d8
77cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"Fli
ckr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5d87
7cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"operacin_blogger=algoritmo_para_un_fracasossd.
5d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_operacin_blogger=algoritmo_para_un_fracaso"
/512.dssahrefalt="weekendindorrsout.del.xpress.blogspot".gmail
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickoperacin_blogger=algoritmo_para_un_fracaso!
7985250_5d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend
indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors"
/></a><ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/512737976
1/"<ahref="http://www.flickr.com/photos/37676145@N03/5127985250/"
Flickr"><imgsrc="http://farm5.static.flickr.com/4046/5127985250_5
d877cb6cd_o.jpg" width="590" height="428" alt="weekend indoors
{ V=55 }
@
@
exteriorizar la impaciencia, y simula un
inters de feria.
Esta vez, la reunin en la sede del
Partido Provincial tiene un objetivo sui
gneris. No se trata de chequeos de
programas estriles, o indicaciones so-
bre campaas por comenzar. El nico
punto del da se llama Operacin Cber-
Mamb, y su eje central se concreta en
un aspecto de notable novedad: cmo
fabricar un blogger. Un blogger
institucional.
Uno de los partcipes habra de
contarme despus: Haba que vernos
las caras, Ernesto. Haba que filmar
aquel circo. Nos citaron para despus de
la jornada laboral, y todos estbamos
desesperados porque la clasecita de
informtica terminara, y podernos ir de
una vez.
El encuentro haba sido programado
con precisin militar: la Operacin
Cber-Mamb deba comenzar simul-
tneamente en las provincias elegidas
de todo el pas.
En qu consista, en esencia, dicha
Operacin?
Es la estrategia que ha diseado el
Comit Central para combatir el
movimiento de blogs contrarrevolu-
cionarios, pagados por el enemigo para
destruir las bases de nuestro proceso,
respondi el Mayor encargado del
planeamiento tctico al primer
interesado que quiso conocer de qu iba
el asunto.
Lase: con esta grandilocuente y
kitsch definicin el Gobierno cubano
inauguraba su desesperado combate
contra los blogs de plataformas alter-
nativas. Con un programa elaborado e
implementado segn la concepcin mili-
tarista de qu otra forma si no? el
establishment de la Isla comenzaba el
burlesco gateo en pos de atajar un
fenmeno que, sin margen a dudas, le
quemaba entre los dedos.
Los entrenados oficiales preguntan,
inicialmente, si todos conocen lo que es
un blog. Cabezas que asienten, presuro-
sas. Los oficiales preguntan, entonces, si
todos conocen lo que es un blog
contrarrevolucionario. Y aqu surge el
primer escollo del programa: convencer
al auditorio de que puede, y ms an,
de que debe ser honesto y admitir que
los ha ledo alguna vez. Esto facilitara
el trabajo, dicen. Pero nadie parece
querer inmolarse.
Con hasto, el oficial procede a
brindarles la definicin de su manual: un
largo palabrero de jerga muy conocida,
que culmina con una ejemplificacin
que pudo ahorrar todo lo anterior: Un
blog contrarrevolucionario es Genera-
cin Y. Otro, Octavo Cerco. Por slo
citar dos Y peda, despus, retener
esos ttulos sobre los cuales habra de
volver.
Empezaron de cero, explicando
todo lo explicable, me dijo aquel
presente, periodista y amigo confiden-
cial. Trajeron multimedias y fichas de
blogs reconocidos. Repartieron
documentos con una especie de ABC del
blogger revolucionario, todo impreso a
color. Pero las caras eran las mismas. A
nadie pareca importarle aquello.
Los oficiales del Ministerio del Inte-
rior, los funcionarios del Comit Central,
los sonrosados dirigentes partidistas,
todos se esforzaban visiblemente por
inyectar la semilla de la batalla elec-
trnica sin saber que su ejrcito no
tena sangre en las venas. Sin notar las
miradas de angustia (quin habr
recogido a la nia de la escuela?,
cunto tiempo me tomar llegar a la
casa?, con qu dinero pagar la
deuda?), sin sospechar quizs la condi-
cin de espectculo ilusionista que
arrastraba aquella reunin ideolgica.
Todos los citados haban recibido
das antes la informacin extraoficial,
pero ahora les llegaba de bocas autori-
zadas: Cada periodista deber crearse
un blog. A partir de ese momento, la
actualizacin del mismo formar parte
de su contenido de trabajo.
Ahora nadie murmura siquiera, pero
antes, cuando la noticia se filtr entre
bures y laboratorios, y lleg a todos los
odos de los periodistas en sus institucio-
nes, una expresin de fastidio fue toda
la respuesta. Porque s, ese era en esen-
cia el sentir general: malestar y secreto
descontento ante una nueva tarea que
implicara otras horas de redaccin, sin
beneficios a cambio. Beneficios de nin-
guna ndole: ni salariales, ni mucho
menos espirituales.
{ V=56 }
Lo que en aquellas pginas
personales de internet deberan
publicar, era harina del mismo costal
que el resto de sus materiales: paneg-
rico a la Revolucin, enrgica demanda
de libertad para Los Cinco, y uno que
otro lacrimgeno reportaje sobre las
bondades de la salud y la educacin
gratuitas. De vuelta a la vida real, una
vez entregado el texto para publicar,
retomaban el mismo hasto, la misma
desesperanza que el resto de los
cubanos no mediticos.
Uno de los objetivos centrales de
la Operacin Cber-Mamb es contrarres-
tar el impacto que poseen en el
ciberespacio algunos blogs que se
escriben dentro de la Isla, y algunos de
fuera, comenta mi amigo, tras la sesin
de adiestramiento. Segn l, el funcio-
nario del Comit Central mostr tres
diapositivas con cifras referentes a tres
blogs en especfico: dos de dentro de
Cuba, uno de fuera de ella.
Los nacionales haban sido escu-
chados ya con anterioridad: Generacin
Y, escrito por la reaccionaria Yoani
Snchez, precis el funcionario, y
Octavo Cerco, espacio de otra joven
habanera llamada Claudia Cadelo,
protagonista de lo que hemos dado en
llamar el cber-chancleteo. En el
mbito extraterritorial, tenemos a
Penltimos Das, portal que adminis-
tra un oscuro personaje conocido como
Ernesto Hernndez Busto.
Se comentaron con pelos y seales
las caractersticas de estos blogs, se
habl de fusin con redes sociales y
posibilidades de contrarrestar, con
informaciones verdicas, lo que estas
webs enemigas propagaban a nivel
internacional.
El encuentro tom unas tres horas.
El auditorio, a punto del colapso por ina-
nicin, miraba hacia el data show como
se mira hacia lo infinito e imperturba-
ble. Por eso cuando el ltimo designado
para impulsar la Operacin Cber-
Mamb ante este colectivo provincial
dijo las gloriosas palabras de Alguien
quiere preguntar algo?, la sangre co-
menz a moverse nuevamente en las
venas. Unos cincuenta profesionales de
la prensa oficial acababan de regresar a
la vida tras horas de un cruel letargo.
La verdad se resume de manera
elemental: A nadie le importa este pro-
yecto. Todos lo cumplirn con la misma
voluntad bovina con que escriben titula-
res fantaseadores, con que edulcoran la
realidad cubana que ellos mismos padecen.
Y de paso, con esta actitud de mar-
cada apata, condenan al fracaso a una
operacin que truca el trmino glorioso
de mamb, en una palabra hueca,
desatendible.
Por qu condenados al fracaso?,
pues porque una vez ms el Gobierno
todopensador, los arquitectos de nues-
tras fronteras ideolgicas, han olvidado
que en la probeta se puede dar por
exitoso cualquier experimento. Lo
complicado es que la realidad as lo
confirme.
<
a
h
r
e
f
=
"
o
p
e
r
a
c
i
n
_
b
l
o
g
g
e
r
=
a
l
g
o
r
i
t
m
o
_
p
a
r
a
_
u
n
_
f
r
a
c
a
s
o
"
F
l
i
c
k
r
"
>
<
i
m
g
s
r
c
=
"
h
t
t
p
:
/
/
f
a
r
m
5
.
s
t
a
t
i
c
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
4
0
4
6
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
_
5
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
.
j
p
g
"
w
i
d
t
h
=
"
5
9
0
"
h
e
i
g
h
t
=
"
4
2
8
"
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
i
n
d
o
o
r
s
"
/
>
<
/
a
>
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
3
7
9
7
6
1
/
"
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
/
"
F
l
i
c
k
r
"
o
p
e
r
a
c
i
n
_
b
l
o
g
g
e
r
=
a
l
g
o
r
i
t
m
o
_
p
a
r
a
_
u
n
_
f
r
a
c
a
s
o
s
s
d
.
!
(
)
/
5
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
.
j
p
g
"
w
i
d
t
h
=
"
5
9
0
"
b
l
o
g
s
f
r
o
m
h
e
i
g
h
t
=
"
4
2
8
"
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
i
n
d
o
o
r
s
"
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
.
j
p
g
"
w
i
d
t
h
=
"
5
9
0
"
h
e
i
g
h
t
=
"
4
2
8
"
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
i
n
d
o
o
r
s
"
b
l
o
g
s
&
/
p
o
s
t
&
t
w
e
e
t
s
/
>
<
/
a
>
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
3
7
9
7
6
1
/
"
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
/
"
F
l
i
c
k
r
"
>
<
i
m
g
s
r
c
=
"
h
t
t
p
:
/
/
f
a
r
m
5
.
s
t
a
t
i
c
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
4
0
4
6
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
_
5
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
p
e
r
a
c
i
n
_
b
l
o
g
g
e
r
=
a
l
g
o
r
i
t
m
o
_
p
a
r
a
_
u
n
_
f
r
a
c
a
s
o
"
/
5
1
2
.
d
s
s
a
h
r
e
f
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
i
n
d
o
r
r
s
o
u
t
.
d
e
l
.
x
p
r
e
s
s
.
b
l
o
g
s
p
o
t
"
.
g
m
a
i
l
>
<
/
a
>
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
3
7
9
7
6
1
/
"
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
/
"
F
l
i
c
k
r
"
>
<
i
m
g
s
r
c
=
"
h
t
t
p
:
/
/
f
a
r
m
5
.
s
t
a
t
i
c
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
4
0
4
6
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
_
5
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
.
j
p
g
"
w
i
d
t
h
=
"
5
9
0
"
h
e
i
g
h
t
=
"
4
2
8
"
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
i
n
d
o
o
r
s
"
/
>
<
/
a
>
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
3
7
9
7
6
1
/
"
<
a
h
r
e
f
=
"
h
t
t
p
:
/
/
w
w
w
.
f
l
i
c
k
r
.
c
o
m
/
p
h
o
t
o
s
/
3
7
6
7
6
1
4
5
@
N
0
3
/
5
1
2
7
9
8
5
2
5
0
/
"
F
l
i
c
k
o
p
e
r
a
c
i
n
_
b
l
o
g
g
e
r
=
a
l
g
o
r
i
t
m
o
_
p
a
r
a
_
u
n
_
f
r
a
c
a
s
o
!
7
9
8
5
2
5
0
_
5
d
8
7
7
c
b
6
c
d
_
o
.
j
p
g
"
w
i
d
t
h
=
"
5
9
0
"
h
e
i
g
h
t
=
"
4
2
8
"
a
l
t
=
"
w
e
e
k
e
n
d
{ V=57 }
Han pretendido, esta vez, echar a
andar un enfrentamiento ideolgico en
internet, desconociendo cules han sido
los pilares bsicos del impacto, del xito
incuestionable que han experimentado
los blogs alternativos cubanos: la espon-
taneidad, la desgarradora necesidad de
expresin, que no necesita de rdenes
superiores ni verificaciones laborales
para echar a andar. Nadie orienta o
dirige a los bloggers alternativos. Por
ms que as lo vociferen los enemigos de
la libertad individual, bien saben que
nadie financia o impone metas, cumpli-
mientos ni evaluaciones peridicas entre
estos escritores web. Nadie dicta, salvo
la propia conciencia de cada cual: el
flujo indetenible de un pensamiento li-
bertario, oxigenante, que si no tiene
plazas o parques para su expansin elige
un terreno virtual con tal de que la gar-
ganta no se le atrofie de tanto callar.
As surgieron las Voces Cubanas. As
naci tmida, gateando primero, trope-
zando despus una plataforma que,
estoy seguro, a los analistas futuros
corresponder situar en su justo lugar
cuando de democratizacin y voluntad
de cambio nacional se hable.
Los bloggers cubanos, al igual que
un inmenso porciento de los tradiciona-
les periodistas independientes, han sido
en su mayora empricos de la palabra
escrita. Algunos, con formacin eco-
nmica, jurdica, agrcola o sin forma-
cin profesional ninguna. Pero el factor
comn que les describe y define, es el
de inconformes. El de insatisfechos con
su realidad, que no consiguieron perma-
necer mudos ante la mentira y la decep-
cin. Entonces, cun atendible y respe-
table puede ser otro supuesto movimien-
to que nace segn la tradicin nacional
del ltimo medio siglo de la imposicin
y la obligatoriedad? Cun necesario po-
dr ser para los lectores de medio mun-
do, consultar webs sin sentimientos ni
ilusiones, webs que como zombies digi-
tales vagarn por el espacio sin perso-
nalidad, sin palabra de autor?
Ya los he consultado, en mis esca-
padas como internauta prfugo en una
red prohibida, y he experimentado una
mezcla de divertimento con tristeza.
Divertimento, porque se trata en su
mayora de caricaturas de blogs, con las
mismas informaciones triunfalistas que
colocan en peridicos de papel o espa-
cios de radio, y que nadie, salvo sus me-
sinicos dirigentes, consigue atender;
tristeza, por comprobar hasta qu punto
tantos periodistas de mi pas, cubanos
como yo y como todos, siguen siendo
plumas esclavas sin oportunidad para lo
honesto y lo veraz.
A pesar de ello, no puedo dejar de
sentir una satisfaccin muy parecida a la
vanidad cuando pienso en esta intencin
oficial de contrarrestar el impulso
blogger. Y no puedo dejar de sentir,
tambin, orgullo a nombre de todos los
que pusieron algn da un dedo sobre
una tecla con la suicida intencin de
mostrar su verdad.
La Operacin Cber-Mamb, las
indicaciones de abrir blogs oficiales, el
desvelo de nuestros gobernantes en lo
referente al ciberespacio, son el ms
indudable triunfo del puado cada vez
ms extenso de cubanos que han opta-
do por Internet como va de expresin
personal.
Como eplogo de lo real-maravillo-
so, del sarcasmo permanente que gra-
vita en una sociedad sin libertad de
expresin, regresa a mi mente una vez
ms el inslito pedido de aquel amigo,
otro jornalista que de vez en vez deber
actualizar un blog por el cual no siente
ni padece: Necesito que me tires un
cabo, Ernesto, y me des ideas sobre las
que pueda escribir en mi blog. Y que me
revises algunas veces los textos que voy
a publicar. Aunque en ellos vaya impl-
cito un ataque contra tu mismo blog
pero no me puedes decir que no, herma-
no, que en eso me va el trabajo.
Y desde luego que, seducido por el
encanto de lo absurdo, solidario con sus
miedos, yo jams le dir que no. { V }
{ V=58 }
e r n e s t o
m o r a l e s
e r n e s t o
m o r a l e s
e r n e s t o
m o r a l e s
e r n e s t o
m o r a l e s
e r n e s t o
m o r a l e s
e r n e s t o
m o r a l e s
El Proyecto Varela fue un claro
emplazamiento al gobierno
cubano, un reclamo civilizado,
civil, conformado dentro de los
lmites de la Constitucin vigente
en Cuba. Y desde mi modesto
entender, usted logr algo
inslito, diferente; la firma de
ms de 10 000 cubanos residentes
en la isla. Aunque usted lo ha
explicado muchas veces, le ruego
nos diga los pilares en que se
fundamenta el Proyecto Varela,
sigue siendo actual?
Trajo, tambin, y para desgracia
de muchos, graves consecuencias.
Casi un centenar de personas
fueron encarceladas. Todava
cumplen prisin muchos; otros
salieron al exilio y todos guardan
para la existencia, la dura
enseanza de un calabozo. Usted
ha dicho que no le han condenado
a prisin, por suerte. Y ah va
implcita su modestia. Pero; no es
igual de duro ser el que genera un
proyecto, el impulsor de una idea,
el lder de un movimiento, y ver
como caen los amigos?
Cuando usted habla de cambios, pero insiste en dejar
claro la voluntad para que la medicina, la educacin,
entre otros derechos del cubano, sigan siendo gratuitos y
atendidos directamente por el Estado: no est dejando
fuera a un sector del exilio que suea con la reinsercin
de Cuba en la dinmica global de tipo ms liberal?
( e n t r e v i s t a d o p o r L . S a n t i a g o M n d e z A l p z a r )
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
S, AMIGO. Sigue siendo
actual, pero ms que eso
tiene la fuerza de la experiencia
del pueblo en estos aos: si no logra esos
derechos, los cambios no son verdaderos. Es
decir, mientras el gobierno siga negando esos
derechos a los cubanos, estos no sern libres ni dueos
de sus vidas. Hay totalitarismo porque no se respetan los
derechos que estamos demandando en el Proyecto
Varela. Pero hay ms, estamos determinados a lograr
esos derechos y por eso esta campaa toma ms vida
que nunca. Aunque algunos, haciendo lo que el gobierno
necesita, y a veces con aparente ingenuidad, no lo plantean como usted sino que quieren
sepultarlo como un evento pasado, cuando en realidad es el evento que tenemos que hacer
presente para conquistar el futuro, la libertad.
Dos cosas.
Todos sabemos
que la lucha por la libertad
de Cuba nos puede costar la crcel y
hasta la muerte. En ese sentido creo que estamos
en manos de Dios y con esa fe continuar la lucha por
la liberacin mientras viva. No recuerdo haber dicho
nunca que por suerte y si lo dije seguro que no dije
eso slo, es mejor no sacar las frases de contexto. Lo
que s s es que no saldr huyendo y aqu seguir
luchando.
Otra idea. Nuestros hermanos han sostenido con
gran coraje y espiritualidad la causa de la liberacin y del Proyecto Varela que es una
misma en la prisin. Esos son los Prisioneros de la Primavera Negra de Cuba. Lo que han
sufrido slo Dios y sus familias, ellos y mi familia y yo lo sabemos. Lo que hemos sufrido
nosotros, en intrigas, confusiones, ironas, persecuciones, mejor no decirlo pues no caben
comparaciones. Pero hemos seguido juntos los de dentro y fuera de la prisin en total
comunin en la lucha por la liberacin.
Yo creo que calificar al exilio en una
dimensin ideolgica es una
generalizacin que s sera
excluyente. Creo que el pueblo de
Cuba tiene todas las
capacidades para que,
siendo libre y en la democracia real, sostener la salud y educacin
gratuitas. En Canad y en otros pases democrticos es as. En ltima instancia el pueblo
decidir democrticamente, no yo, ni el Movimiento Cristiano de Liberacin (MCL): pero creo
que decidir que s, que nuestro pas puede ser prspero, democrtico, libre y con esa
dimensin social garantizada. Le aseguro que muy pocos en Cuba piensan que la salud pblica
gratuita debe dejar de existir. Pero ya que usted menciona el exilio, en ese sentido liberal, yo
prefiero mencionarlo, y en eso creo junto a usted de esta manera: el exilio, nuestra querida
Dispora es parte inseparable de nuestro pueblo y todos tienen derecho a vivir en su Patria y
hogar, Cuba, si lo desean, con todos los derechos y con toda libertad, ese reclamo es
inseparable de la verdadera liberacin de Cuba.
{ V/59 }
Soy de una generacin nacida en plena
ebullicin romntica, criada en la ms
autntica escasez, y que supona el
Hombre Nuevo. En realidad somos una
generacin, si la hay, rota y desperdigada.
Alejada de los referentes en su mayora,
segn lo veo ms extremos. Ms cerca de
la expresin, que de la gesta pica. En
muchos casos cercanos, huir, salir de Cuba
fue la solucin para que pudiramos
probar, probarnos, y dar a conocer la obra,
ausente de las publicaciones cubanas.
Fuimos, por decirlo rpido, el resultado de
un experimento muy singular, del que me
gustara saber si usted tambin particip.
Ms claramente: se sinti usted alguna
vez identificado con la Revolucin cubana?
Cules razones le llevaron a disentir, a oponerse al gobierno, primero de
Fidel Castro, ahora el de su hermano, Ral Castro Ruz?
Existe un discurso tajante, una manera radical de
hacer y decir las cosas en nuestra amplia desunin
cubana. Qu opinin le merece el supuesto
intercambio cultural Cuba-EUA? El que existan
otros tantos significativos artistas sin poder
acceder libremente a cualquiera de las dos orillas:
no deja un poco en evidencia la probidad del
propio intercambio?
o
s
w
a
l
d
o
p
a
y
s
a
r
d
i
a
s
No, nunca me he sentido ni he sido lo que llaman revolucionario, porque creo que le llaman
Revolucin a un rgimen que ha tratado de aduearse de las personas, sus vidas, que les ha
quitado su libertad. Vi y viv la instalacin de la
cultura del miedo cuando no saba ni definirla. No
tengo odio, al contrario, tambin reconozco a cada
cubano como mi hermano. Es el rgimen el que nos
divide clasificndonos en revolucionarios y gusanos.
Yo no pido a nadie que renuncie a su pasado, ni a
su historia. Lo respeto, lo acepto, pero digo: Todos
somos cubanos, todos somos hermanos, pero como
hombres y mujeres
libres.
No se sienta
desperdigado,
hermano, no permitamos que
el dao nos siga daando, arriba los
corazones! Yo, como usted, tambin soy
romntico y me alegro de este encuentro, si quiere
aqu tiene un amigo para mirar con esperanza al
futuro, con esta esperanza de que podemos vivir los cubanos libres y fraternalmente.
Son ellos
los que disienten
desde que tengo uso de razn de los anhelos y derechos de los cubanos, incluyendo, por
supuesto, de los que lucharon por la Revolucin, de los revolucionarios, que tampoco tienen
derechos, y tambin de personas como yo, que nunca apoyaron un poder que siempre se
impuso por el miedo y la mentira. Esa es mi experiencia. Yo no disiento de ellos, ellos no son
mi referencia, aunque ellos han querido apoderarse de la vida misma de los cubanos. Mi
referencia es lo que Dios me dio, el Evangelio, la vida, la libertad y su amor, mi Isla hermosa,
mi pueblo, el amor de mis padres, mi familia, la humanidad y la determinacin de luchar por
la paz y la libertad: eso es liberacin.
Usted ha dicho tajante y radical. Pues vamos a la raz del problema. Basta ya de que
sigan ofrecindose sucedneos. Es decir, desviaciones y cortinas de humo a la
solucin de los problemas reales y a la destruccin de la cortina de espinas que
sufren los cubanos, trasladando el problema y las soluciones a campos ficticios.
No acepto que se sigan relativizando los derechos de los cubanos. No me opongo
a que los cubanos y los norteamericanos tengan intercambio cultural, pero s
denuncio la comedia que silencia el hecho de que los cubanos no tienen ni
libertad de expresin, ni libertad en nuestro propio pas, ni libertad para salir
y entrar a su propio pas. Entonces el asunto grave, el que debe ser
inaceptable, se opaca y hasta se falsifica. Qu intercambio, ni qu
falsedades, aqu sale y entra quien quiere el gobierno cubano, que monta
el show y la publicidad cuando quiere. Yo le propongo que apoyemos la
Ley de Reencuentro Nacional o Proyecto Heredia
(www.oswaldopaya.org) que garantiza el derecho de
los cubanos a entrar a Cuba y salir
libremente, y condena todas las
discriminaciones en nuestro propio pas.
Rechazo las ofensas, las violencias, los
repudios, aunque no est de acuerdo con lo
que diga alguien. Pero no nos falsifiquen el
problema ni la solucin. Mi asunto y el de
mi pueblo no es que Silvio Rodrguez tenga
el privilegio de ir a New York y diga all lo que no dice aqu, o que otros vengan de Miami y se
monten un escenario ficticio por la paz donde no hay libertad. Mi asunto y mi determinacin
es lograr que los cubanos en Cuba tengan libertad cultural y una cultura de la libertad.
{ V/60 }
Para cundo cree posible si lo cree un encuentro, dilogo, entre la oposicin y el gobierno cubano?
Por favor, un pelo del mundo, que a m me interesa saber, por ejemplo: cul opinin
es la suya con relacin a los ltimos sucesos entre palestinos e israeles? Me refiero al
abordaje en aguas internacionales de los barcos que intentaban romper el bloqueo a
Gaza y entregar ayuda humanitaria, donde viajaban activistas de ms de 70
nacionalidades. Como bien sabr, mataron, que se sepa de momento, a 9 o 10
personas. Muchos fueron heridos, golpeados. Sospecho que fue tambin un ejercicio
de fuerza, una demostracin del ejrcito judo. Y, usted, qu piensa?
Hablemos del futuro. Cmo imagina Oswaldo Pay el futuro de Cuba a corto plazo: los prximos 10 aos?
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
o s w a l d o p a y s a r d i a s
( e n t r e v i s t a d o p o r L . S a n t i a g o M n d e z A l p z a r )
Cuando quiera ah estaremos, mientras no derrame sangre del pueblo. Pero no proponemos
una negociacin entre la oposicin y el gobierno para repartir nada, sino para implementar el
proceso donde se den a los ciudadanos todos los derechos y todas las oportunidades. Por
supuesto, despus de la liberacin de los prisioneros polticos o para dar ese primer paso
inmediatamente. En todo caso, con dilogo o sin dilogo, lucharemos hasta que los cubanos
tengan todos sus derechos.
Usted me
est dando la
opinin, no
hacindome la
pregunta.
Usted me quiere revisar. Usted es periodista imparcial o es parte? Tiene todo el derecho,
pero es mejor definirse cuando se pide definicin. No tengo toda la informacin de los
antecedentes y siempre es bueno antes de opinar preguntarse: quines eran los actores, qu
pensaban que hacan all y por qu? Qu decan las partes sobre esto? Pero usted me emplaza
a definirme en esto y yo digo: por qu lo hace? Digo esto porque no solo tiene derecho usted
a preguntar sino yo tambin. Ese es mi estilo: qu quiere demostrar? de qu ms quiere
hablar?
Mataron personas y usaron la violencia y eso es deplorable, yo lo deploro y no creo que
nadie deba justificarlo. Creo que a su vez muchos de los que se acercan a esa realidad lo
hacen tomando parte, aunque digan que lo hacen humanitariamente. Yo defiendo el derecho
de los israeles o judos y de los palestinos a existir como pueblos y como estados, pero sobre
todo a vivir como hermanos en paz, que creo que es lo que ellos quieren. Yo defiendo el
derecho de las personas judas en Israel y personas palestinas en Gaza a no ser
bombardeados, ni aislados, ni matados, ni vivir bajo el terror de la amenaza y el terrorismo
activo de cualquier tipo. Tomemos partido por la paz y por los dos pueblos. Yo le digo a usted
que eso s que es difcil, por experiencia le digo que uno se queda solo. Y no me importa.
Mire, eso no es un pelo del mundo. Son dos pueblos que estoy seguro que quieren vivir, si
los dejan, como vecinos, con su propia identidad, soberana, cultura y en paz. Estn ms
vinculados en su historia, sus costumbres y humanamente, que muchos pueblos vecinos en
Europa y Amrica. Esa gente son hermanos y yo tengo fe que ms bien pronto como tales
vivirn.
Bueno esto es ms largo. No se ofenda si lo remito a Unidos en la
Esperanza (www.oswaldopaya.org). Slo le digo que quiero que Cuba sea libre,
independiente, un archipilago limpio y una sociedad caminando hacia la fraternidad. Slo le
digo que eso depende de lo que hagamos y tambin de lo que digamos los cubanos ahora,
tambin usted, Chago y yo.
{ V/61 }
Se supona que
luego del dilogo
entre la Iglesia
Catlica cubana y
Ral Castro y su
gobierno, se
pondra fin al
cautiverio de, por
lo menos, 10 o 12
presos de
conciencia, segn el
huelguista Farias.
En breve, viene un
representante del
Vaticano a La
Habana, para mirar,
entre otras cosas,
una posible visita
del Papa a la Isla.
Dos en una:
Visitar Ratzinger
Cuba y le dar
audiencia a los
opositores? No ha
hecho siempre la
Iglesia Catlica la
vista gorda con
relacin al conflicto
entre cubanos?
Y la ltima, que es casi
obligatoria para m; no
todos los das se tiene
cerca a una
personalidad como
usted. Soy un defensor
del consumo
responsable, del
cultivo interior para el
autoconsumo del
cannabis, la
Marihuana. He visitado
pases de Europa y he
convivido con muchas
personas que hacen
uso de esta planta, en
mi opinin,
demonizada en exceso
y a conveniencia, pero
sabemos que lo que yo
opine no es lo que
importa ahora, por lo
que le pregunto
claramente: Estara
dispuesto a revisar,
analizar, y de ser
convincente, aprobar
una propuesta de Ley
para la despenalizacin
de la marihuana?
Ya vino el representante del Vaticano y ya sabe lo que declar nuestro Movimiento
(Transparencia para Cuba, www.oswaldopaya.org), pero respondo a su
pregunta. No s si nuestro pastor el Papa, que tambin es un ser
humano y se llama Ratzinger, visitar Cuba. No har campaa para
eso. Ni le enviar mensajes por va de los medios de publicidad.
Agradezco la gestin de la Iglesia y su preocupacin por la
liberacin de nuestros hermanos prisioneros.
Recuerden: quien los tiene presos es
el Gobierno. No es a la
Iglesia, sino al
gobierno
al que estamos exigiendo, y
al que todos debemos exigirle, la liberacin de los prisioneros polticos
cubanos, porque estn presos por defender pacficamente los derechos
de los cubanos. Decir que la Iglesia ha hecho la vista gorda con
relacin al conflicto entre cubanos es una injusticia porque no es
verdad. Ms que eso; el conflicto del rgimen contra el pueblo fue y
es, en gran y esencial parte, contra nuestra Iglesia. El intento de
descristianizacin forzosa de la sociedad y la cultura de Cuba ha sido,
y es, un recurso nuclear para imponer el totalitarismo y esclavizar al
pueblo. La Iglesia sufri y sufre, fue y es perseguida y oprimida. La
Iglesia siempre estuvo abierta, la Iglesia es y era para todos, para los
que nadie miraba, para los que nada tenan, para los marginados y
excluidos, mientras el rgimen nos vigilaba y nos vigila, nos enviaba a
campos de trabajo forzado, expulsaba a muchos de los trabajos y
universidades y nos ficha como enemigos. Cmo puede hacer la vista gorda la vctima y la
protagonista? Eso no es verdad. Muchos s hicieron la vista gorda mientras nos perseguan a los
cristianos, y negaron su fe hasta que les dieron permiso otra vez para no negarla. Todo eso es
duro, pero es verdad. Digo que la Iglesia es protagonista, porque nosotros, la Iglesia en Cuba,
nunca nos vendimos al rgimen, ni dejamos de evangelizar en medio de tanta persecucin y
mentira contra la Iglesia y contra el pueblo, y en medio de tanto abandono, miedo en la
sociedad y soledad en el mundo, y de tanta calumnia y tambin de crticas que nos
merecemos.
Todo
lo creado,
ha sido creado por
Dios, que vio que era
bueno. Por tanto yo no
demonizo nada porque el diablo no ha
creado nada, sino que trata de pervertirlo
todo. Y una de sus maneras es el uso de la droga
para quitar la libertad, la responsabilidad y la felicidad a
muchos de mis hermanos los seres humanos. Usted habla de
legalizar la droga o esa droga. Eso es una derrota, eso es la
prdida de la esperanza en la capacidad del ser humano para
superar cualquier vicio, obstculo, o cualquier prctica que lo
deshumanice y le disminuya su autoestima, que le desfigure el
cuerpo o el alma, que le quite la vida antes de nacer o despus, o
su dignidad y su libertad, sus capacidades creativas y su relacin
fraterna y sana con el prjimo. Hay una trampa con la que se
quiere minar el mundo, llamndole derechos a lo que en
realidad son sentencias contra el ser humano y la humanidad. Y yo
quiero hablar de liberacin de la droga, del odio y del miedo y de
la mentira, con amor al drogadicto y al que no lo es para que no lo
sean, y para todos con el mismo amor, sin despreciarlos, ni
excluirlos, mi mensaje es: ADELANTE, NIMO, T PUEDES
LIBERARTE. Y como deca el Padre Santana: Recuerda, Dios te
ama y yo tambin. { V }
{ V/62 }
o
b
r
a
d
e
:
c
l
a
u
d
i
a
c
a
d
e
l
o